- Desarrollo
- Tipos de mecanismos de
aislamiento que impiden el apareamiento entre las
especies - Mecanismos de aislamiento
después del apareamiento o
postcopulatorios. - Bibliografía
La existencia de dos sexos separados en dos individuos
distintos, conocidos como macho y hembra, se denomina
gonocorosis o sistema dioico. Aunque este sistema parezca
sencillo y natural, en realidad plantea muchos problemas,
tanto a los animales como a
nosotros mismos, los seres humanos.
Un primer problema es que los machos y las hembras deben
encontrarse. En animales de vida
libre, aislados unos de otros, con limitada capacidad de
traslado, con abundantes depredadores, el encuentro de
éstos se vuelve bastante dificultoso. Si se encuentran en
el espacio y en el tiempo correcto,
no deben equivocarse y cortejar a otras especies parecidas que
también están buscando su pareja. La especie reduce
además a la mitad su capacidad reproductiva, ya que los
hijos que genera un solo individuo adulto en las especies
asexuadas o hermafroditas, aquí se producen a partir de
dos individuos.
Los miembros de una misma especie se reconocen entre
sí y se excluyen reproductivamente de otras especies,
aunque sean muy parecidas.
La reproducción es el medio por el cual un
individuo produce descendientes y les transmite una
dotación genética
en la que se hallan codificadas las directrices para el desarrollo de
las características generales,
morfológicas y fisiológicas de su especie, y las
características particulares que permiten
distinguirlos como individuos. Permite la continuidad de la
especie, o de una cepa dentro de ella, y es fuente de
variabilidad.
A partir de las distintas variedades que se originan de
forma natural en la población, existe una selección
a favor de aquellos individuos que pueden adaptarse con mayor
facilidad a los cambios ambientales o tienen la máxima
eficacia
biológica en las condiciones existentes. Éstos
serán los padres o antecesores de futuras generaciones y,
posiblemente, de nuevas especies. La eficacia
reproductiva, más que la fecundidad en sí, es la
base fundamental para la perpetuación de la
especie.
En todos los tipos de invertebrados existen algunas
especies que se reproducen gaméticamente, cualquiera que
sean sus restantes mecanismos de propagación y, en algunos
filums y clases, éste parece ser el único mecanismo
de reproducción existente. La
reproducción gamética implica la producción de células
especiales o gametos, y su unión o al menos la de sus
núcleos para formar una célula
compuesta o cigoto. En las especies gonocorísticas, los
gametos que se unen para formar un cigoto son producidos por
individuos diferentes, a menudo reconocibles por sus diferencias
anatómicas o su coloración, denominados machos y
hembras. Sin embargo, en los invertebrados son producidos
frecuentemente por el mismo individuo, un hermafrodita, ya sea al
mismo tiempo o bien
sucesivamente. En general existen ciertos mecanismos que evitan
la autofecundación o que disminuyen la probabilidad de
que ésta tenga lugar, aunque en algunas especies
sésiles, en las que los individuos no viven agrupados, es
muy probable que se dé la autofecundación. La
fecundación cruzada, o unión de los
gametos procedentes de dos individuos diferentes, es mucho
más frecuente que la autofecundación. Puede
realizarse fuera del cuerpo de los individuos que produce los
gametos y entonces se verifica una fecundación externa, o dentro del cuerpo de
la hembra y entonces tiene lugar una fecundación interna,
que es un mecanismo más preciso para asegurar la
unión de los gametos.
La mayoría de los individuos que se producen
mediante la reproducción gamética tienen una
dotación doble de cromosomas, cada
una procedente del núcleo del gameto que se fusionó
para dar el cigoto. Para conservar la doble dotación
cromosómica (número diploide) a través de
las sucesivas generaciones, debe existir en algún momento
del ciclo biológico de cada individuo diploide que se
produce gaméticamente un mecanismo que permita reducir en
número de sus cromosomas a la
mitad, de manera que los gametos contengan una sola
dotación cromosómica, es decir, que sean haploides
(del griego haplos, "único").
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