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Cuzco




Enviado por onatoba



    Un llamado interno a recorrer, una tierra rica en
    historia.
    Tierra en
    donde comenzó otra época a partir de la
    invasión española. Una tierra en donde se
    gestó un gran imperio que llegó, en su vastedad
    hasta la provincia de Córdoba, influyendo de una u otra
    forma la vida de los habitantes de esos tiempos.

    Un lugar en donde el misterio, la aventura, la magia y
    la historia son
    motivos suficientes para que millones de viajeros de todo el
    mundo, lo visiten.

    El plan del viaje no
    fue hace mucho tiempo, era
    solamente una idea rondando en mi cabeza, era uno de esos planes
    que no se tienen muy en cuenta, por la lejanía, el
    costo o por
    tiempo. Poco a
    poco fue tomando forma y creciendo con fuerza, hasta
    que llego el momento de decidir. Luego de mucho tiempo sin
    vacaciones, el momento había llegado; todo se daba,
    tiempo, dinero, solo
    me faltaba lo que más me preocupaba, que era el cuidado de
    mis perras Ona y Toba dos ovejeras alemanas que son mi
    perdición y a las que amo profundamente, para colmo de
    males a Ona un día antes de salir tuve que operarla de
    algo delicado y dejarla convaleciente, si vale el termino para
    aquellos que entiendan el amor que
    nos brindan estos seres, tanto mas inteligentes y nobles que
    nosotros mismos.

    Tengo que admitir que tenía miedo de dejar las
    cosas. Trataba de meditar, pero era casi imposible, ya que mis
    nervios no lo permitían en la forma habitual y dormir
    también me era difícil.

    Por fin, el 23 de Marzo de 2000, partí hacia la
    ciudad de Cuzco y digo Cuzco porque aún no había
    aprendido todo lo que significaba, no solo la palabra sino mi
    viaje.

    Partí con grandes esperanzas, con mis cosas en la
    cabeza, con mi imaginación al punto máximo,
    creyendo que me pasarían cosas mágicas, cosas que a
    otro ser no le pasarían, cosas que cambiarían mi
    vida y/o aumentarían mis poderes mentales.

    Así, a las 12,30 hrs tomé mi avión
    y al despegar éste lancé un grito de alegría
    al alejarme de mi ciudad natal y dejar atrás problemas,
    miedos y sueños aun no cumplidos, con dudas en mi cabeza
    ya que estoy en vender mi negocio y casa para empezar otro tipo
    de vida, aunque la vida cotidiana no nos da respiro en nuestros
    miedos, de dejar lo seguro por mas
    que sepamos que es malo y monótono para nosotros, que no
    nos permite crecer internamente ni espiritualmente, aunque la
    búsqueda sea constante.

    Partí con ilusiones, mochila y bolsa de dormir
    viejas y un sombrero tipo Indiana Jones que me acompaña en
    mis caminatas y pescas en la montaña, dispuesto a realizar
    el Camino Inka que era toda una aventura para mí que me
    gusta la montaña y su soledad, su silencio y espacio. Con
    unas fotocopias en ingles y castellano que me
    dio mi hermana Irene sobre la cultura Inka y
    Machu Pichu, las cuales perdí justo cuando comenzaba a
    leer sobre Machu Pichu, tendría que averiguarlo por
    mí mismo.

    El vuelo fue normal, llegue a Santa Cruz –Bolivia– donde
    haciendo una escala de 5
    horas, conocí una parte de la ciudad, la cual me
    recibió con una humedad de 80% y un calor
    agobiante, luego me explicaron que es una zona tropical y por lo
    que vi en mi reloj, tiene le misma altitud al nivel del mar que
    Córdoba. Lo único que hice fue tomar una cerveza
    fría en la plaza que, aparentemente era la principal,
    realmente me sorprendió el terrible tránsito de sus
    calles; fue el ingreso a otra forma de vida, pero como solo
    estaba de paso no le presté mayor atención. Tomo mi segundo avión
    después de horas de espera, los aeropuertos son los
    lugares en donde el tiempo se pierde lastimosamente, sobre todo
    cuando uno esta ansioso de llegar a algún lugar. Mi
    llegada a La Paz –Bolivia-
    aconteció de la misma forma, sin expectativas, solo era
    una posta en donde descansar; no dudo que es una ciudad bonita de
    noche, con sus dos niveles, separados por 600 mtrs de altitud
    entre El Alto, en donde se encuentra el aeropuerto y la ciudad de
    La Paz. Toda ornamentada con sus luces, que en la oscuridad le
    daban un toque de romanticismo,
    idea que cambió al verla al otro día, gran ciudad,
    mismo caos.

    Temprano llego al aeropuerto de El Alto y allí
    veo a dos chicas que por su forma y vestimenta eran argentinas,
    parecía que tenían problemas con
    sus pasajes, pero no era mi problema, el mío era llegar a
    Cuzco. En dos oportunidades anteriores, viendo fotos de Machu
    Pichu había sentido mi voz interior que me decía
    que era mi casa, como si llegar allí era volver a mi
    hogar, no puedo definir esa sensación pero me llenaba de
    intriga y de adrenalina. Luego de otras 2 hs en un aeropuerto
    tomo mi vuelo hacia mi destino.

    La vista desde el avión era espectacular. Desde
    el aire se ven
    sembradíos pequeños, con poblados también
    pequeños, montañas, ríos y selva y por fin
    Cusco.

    Al bajar del avión, me contacto con estas dos
    chicas, eran de Buenos Aires ,
    una se llamaba Belén y otra Viviana; oh casualidad,
    Belén como después me entero, tenía sus
    cosas en la cabeza, parecidas a las mías pero con miedo a
    investigar, Viviana en cambio, era
    una morocha con aires árabes que solo pensaba en pasarla
    bien unos días. Taxi, bromas mediante, nos dirigimos a la
    Plaza de Armas.

       

    Plaza de Armas, primer
    impacto, fue fuerte para mí, era otro mundo. Otro espacio,
    otro tiempo, no sé explicar, pero me ganó desde el
    primer micro segundo en el que la vi, amplia, histórica,
    bella, colonial, mezcla. Estaba en el centro del Ombligo del
    Mundo, nunca tan bien puesto ese nombre; si por mí fuera,
    me hubiera quedado en ese centro horas enteras, contemplando,
    solo contemplando. Pero había que hacer averiguaciones,
    sobre el Camino Inka y sobre el hotel, tal vez por eso
    encontré a las chicas argentinas, ellas llevaban
    instrucciones de hacia donde dirigirse. Primera parada, frente a
    la Plaza de Armas, donde se encuentra casi todo lo que uno pueda
    necesitar, tanto información como diversión. Mi
    primer intento fue hacer un tour místico, pero era
    imposible sobre la base del costo y ante eso
    opté por el simple, en donde ya mis conocidas se
    había inscripto, aun sin conocer al guía y con
    cierto miedo a mi aclimatación a la altura, para la cual
    llevaba alguna pastilla que me permitiera mover mas
    tranquilamente. Realmente creo que estaba en el lugar en el que
    tenía que estar. Saldríamos el domingo a las 6hrs,
    lo cual luego no ocurrió porque no terminaba de formarse
    el grupo. Segunda
    parada hotel, que se encontraba a media cuadra de la plaza, en
    donde rápidamente dejamos nuestras mochilas, para salir
    raudamente a recorrer la histórica ciudad. Pidiendo
    información llegamos al templo mayor de
    todo el imperio, el mayor templo del sol, en donde se realizaban
    las mayores ceremonias, como la del 21 de junio, solsticio de
    invierno,

    Qorikancha. Primer golpe bajo, los
    españoles y la iglesia
    católica construyeron sobre Él la iglesia de
    Santo Domingo, como para demostrar que su poder y el de
    su Dios – acoto que también es el mío –
    era mayor que el de las creencias Inkas, como siempre en nombre
    de Dios se realizan los peores actos, que no son agradables a mis
    ojos, ni sentidos, ni a mi entendimiento, como tampoco a los de
    mucha gente que conozco en dos continentes. Se dice que estos
    jardines, estaban llenos de flores de oro y de animales del
    mismo metal, qué fue de ellos?. La recorrida fue buena,
    pero no me impresionó mucho, ya que si bien se ha guardado
    mucho y se lo cuida, se nota el toque español en
    todo, ya que la parte superior tiene pinturas y objetos no
    pertenecientes a estos lares, sino objetos, tapices y pinturas
    que los artistas indios – digo indios con orgullo, ya que
    parte de mi sangre lo es
    – que aprendieron de la colonización, entiendo que
    sea parte de su nueva cultura, pero
    me gusta mas lo autóctono, ya que su cultura era mayor que
    la de los conquistadores, que lograron conquistar gracias a la
    traición de alguien, al decir el secreto de este
    pueblo.

    Paso por Plaza de Armas, lugar en donde, como en cada
    sitio turístico del mundo, se reúne la gente al
    regreso de sus paseos diarios. Ingleses, alemanes, japoneses,
    etc., etc. Donde la policía cuida en todo momento, en
    donde los niños
    te rodean para pedir o vender alguna postal, por pocas monedas.
    En la fuente central nos sentamos a tomar mate, bebida
    desconocida por estas regiones y por la cual éramos
    mirados con total incredulidad y con la creencia de que era una
    droga, como si
    fuera marihuana o
    algo por el estilo, pero también un faro en la oscuridad
    para cualquier argentino que deambule por este vasto y a la vez
    pequeño mundo que nos cobija. Por supuesto que convidar es
    una obligación y hacer probar también; lo hizo una
    chica suiza que hablaba castellano y dio
    la casualidad que conocía Neyruz, un pueblito en donde
    vive un amigo suizo, al cual, hace mucho tiempo que no escribo ni
    tengo noticias; pero sirvió para recordarlo.

    Oscurece rápido y ni bien se esconde el sol la
    temperatura
    baja varios grados. Me dirijo al hotel, primer baño
    caliente en dos días, salimos a cenar con mis conocidas y
    luego a tomar algunas cervezas, era bueno conocerse un poco,
    intercambiar ideas. Ya con algunas jarras encima, conocemos a un
    uruguayo y a un argentino, que estaban viviendo hace 2 meses y
    hacían artesanías o trabajaban en bares para
    subsistir, con ellos, mas adelante, tuve charlas importantes.
    Tarde nos fuimos a dormir, ya sabiendo que el domingo no
    saldríamos al camino Inka.

    Domingo 25, desayuno, bajo del hotel hacia la Plaza de
    Armas y que veo, militares, ¿qué pasó?,
    menuda sorpresa, pero no pasa de eso. Todos los domingos se
    procede al izamiento de la bandera del Perú y de Cuzco,
    lindo, distinto, con himnos y mucho sol. Sentado en la plaza
    hablo con un hombre, un
    cuzqueño, nos ponemos a hablar y me cuenta que aún
    está trabajando luego de jubilarse, también
    hablamos de la plaza y me cuenta que a la catedral la hicieron
    los indios y en ella solo se casaban los indios, los
    españoles se casaban en otra iglesia construida por ellos,
    espantoso. Traté de escuchar lo más posible y entre
    los temas tocados fue el de cómo trabajaban la piedra sus
    ancestros. Parece que hay tres versiones, una que con un elemento
    mas duro la fueron desgastando – hierro
    (¿?), la segunda que los extraterrestres con un rayo las
    cortaban y las transportaban quitándole la gravedad y la
    tercera que me pareció la mas lógica,
    era que conocían la forma de que con una mezcla de
    hierbas, podían ablandarlas, dándoles la forma que
    ellos deseaban. Eso puede explicar sus construcciones, pero no
    así su transporte,
    que según se cree, era por rodillos. Agradeciendo la
    charla me retire de la plaza y me encontré con las
    argentinas, y luego nos encontramos con el uruguayo y el
    argentino que habíamos conocido la noche anterior.
    Recorrimos un poco mas la ciudad y sus callejas, todas muy
    angostas, en donde solo un auto podía pasar, allí
    descubrí a un artesano carpintero que trabajaba el cedro
    de una forma hermosa; ¡que lindo expresar en algo los
    sentimientos que llevamos dentro!, como el cantor o el
    poeta.

    Los nuevos conocidos nos llevan al mercado, un lugar
    distinto, en el cual se veían desde cabezas de vaca o de
    cerdo de varios días y que son hervidas para una sopa,
    hasta nonatos de, creo, llamas desecados para hacer las ofrendas que
    realizan los brujos en sus rituales. Allí comimos, muy
    barato, pero no estamos acostumbrados a su sabor ni su olor, pero
    tengo que admitir que tenia ganas de conocer todo. Tras un
    café y
    ya sin la compañía de los amigos, nos dirigimos
    hacia La Real Casa del Sol, Saqsaywaman, realmente
    impresionante, en un principio se creía que era una
    fortaleza, pero no era así, es donde ahora se realizan las
    festividades del solsticio, momento muy importante de esta
    cultura tan inteligente y desconocida, ya que no dejaron
    información escrita de ningún tipo, sobre su vida.
    Mas adelante volveré sobre este lugar. Luego Qenqo
    con sus túneles y piedras esculpidas, toda una maravilla.
    Pero aun no sentía esa energía de la que se me
    había hablado, esa mística que había ido a
    buscar, hasta que buscando el templo del sol y la luna, a donde
    llegamos casi por casualidad y en donde minutos antes
    había recogido una espiga de trigo, sin pensar, pero
    entendiendo que era para una ofrenda. Me interno en el templo del
    Sol, una hendidura en la piedra, trabajada en algunas partes por
    el hombre,
    siento algo adentro; cuando salgo comienza a delinearse en mi
    como los sacerdotes se disponían en la parte exterior del
    templo, que no era una construcción, sino una loma baja de piedra,
    con relieves en donde se sentaban, adivinaba sus vestiduras,
    imaginación?, todo esto fue corroborado por Belén,
    que como comenté, también tenia sus cosas mentales.
    Luego el de la Luna, en su interior había un circulo de
    piedra sobreelevado, como un altar, en donde al meditar unos
    segundos, note que de Belén se desprendía algo,
    como un fantasma que atacaba amenazadoramente, nunca sabré
    que es lo que ella lleva adentro, pero ella sabia que hay algo
    que la perturba; de Viviana solo sé que al salir le dije
    que "si tenia ganas de casarse pronto", mensajes? puede ser, pero
    allí dentro también vi la imagen de un
    sacerdote ataviado ceremonialmente, junto a otros individuos no
    reconocibles. Allí deje mi ofrenda, pidiendo por nuestro
    viaje. Fue emocionante, mi orgullo estaba bien ya que lo que
    había buscado, estaba apareciendo poco a poco, pero
    necesitaba mas, hay algo en el orgullo del hombre que
    provoca que dentro de su pequeñez y egoísmo, quiera
    conocer los secretos del universo en
    contados segundos, cuando a este le llevó eras y eras
    enteras en formar, organizar y armonizar sus energías.
    Bajamos a Cusco en un bus para 6 o 7, en donde
    viajábamos como 12, pero así como iba de lleno,
    así también sus pasajeros fueron muy amables, para
    con nosotros. Cenamos los tres en el lugar de siempre y nos
    fuimos a dormir temprano.

    Mapa del Camino Inka extraído de
    Internet,
    realizado por Vicente Goyzueta

    Llegó el día, partíamos con un
    grupo de
    ingleses, yanquis y daneses, hacia Machu Pichu. No dejo de
    reconocer que había un cierto recelo en mí, no
    solo por lo físico, se nos informo que el camino era
    duro, que las temperaturas bajaban, etc., sino también
    porque no sabia que encontraría, o si todo lo que
    pensaba ver o encontrar no ocurriría, de todos modos iba
    abierto a todas las experiencias que pudieran suceder. La
    relación con las argentinas ya era distinta, Yo estaba
    en lo mío. En el bus viaje junto
    a una yanqui que hablaba español, solo una charla formal, sin
    mayores implicancias. Bajamos en Ollaytaytambo, otro
    lugar con mucha historia del Tahuantinsuyo, este se
    traduce como las cuatro regiones del sol, o sea las cuatro
    regiones que formaban el imperio. Ollaytaytambo, es un
    pueblo pequeño, pobre, agricultor, tiene sus ruinas que
    son muy importantes; tiene también como casi todos los
    pueblos las montañas con terrazas, que eran utilizadas
    para cultivo y para que la tierra no
    se degrade con las lluvias, que son muy frecuentes y fuertes.
    Los demás no le dieron mucha importancia, pero lo
    recorrí en los pocos minutos que nos detuvimos, las
    construcciones de adobe son las más frecuentes y sus
    pobladores nos miran con la naturalidad de gente que recibe
    turistas constantemente, pero en algunos se veía su
    mirada desconfiada, como si fuéramos a sacarles algo,
    tal vez ya se les saco demasiado y no quieren perder mas.
    Nuevamente en el bus, viajamos hasta 82 km de Cuzco, donde este
    nos dejó para emprender los cuatro días de
    caminata

    .

    Momentos previos, todos preparándose,
    había movimientos por todos lados, tanto entre los que
    hacíamos la excursión como de los porteadores,
    hombres que se encargan de transportar el equipo necesario para
    acampar, carpas alimentos, etc.,
    a los cuales aun no había tenido en cuenta, pero luego
    aprendí a respetar. Todos nativos del pueblo del Inka,
    hombres capaces de recorrer el mismo camino que nosotros
    hacíamos con nuestras mochilas, la cual yo había
    cambiado por una nueva, impecable, cómoda y en la
    cual transportaba 10 Kg, mas o menos, contra los 50 o 60 Kg que
    Ellos llevaban en sus espaldas, agachados por el peso y
    pasándonos a velocidad
    increíble, teniendo en cuenta los cortos y cansados pasos
    nuestros. Nosotros llamamos Inkas a todos, los englobamos, pero
    por algunas explicaciones me enteré de que el Inka,
    era uno solo, era el rey su esposa era la Qoya o reina.
    Los Inkas fueron 15 y el primero fue Manko Qhapaq, que
    junto a su esposa Mama Oqllo, salieron del lago Titicaca,
    con las instrucciones del dios Viracocha – creador
    de todo el universo
    – de formar el imperio que llegó a abarcar con el
    correr del tiempo, mitad de Chile, norte
    de Argentina donde
    sus influencias llegaron hasta Córdoba, todo Bolivia y
    parte de Ecuador. La
    inteligencia
    de este pueblo y su armonía con la naturaleza
    llegaron en relativamente pocos siglos a formar un imperio
    poderoso, vasto y en donde la mayoría de sus
    súbditos residían confiados en su Inka, en
    Inti –dios Sol -, la Pachamama
    la tierra -,
    Mama Killa – la diosa luna-, la espiritualidad del
    Cóndor, la bravura y fuerza del
    Puma, la sabiduría de la Serpiente
    dominadora del mundo subterráneo. Ellos creían en
    tres niveles, los cuales eran representados en sus
    construcciones, tales como Saqsaywaman, donde se aprecia
    perfectamente. Estos niveles eran:

    • La parte espiritual, representada por el
      Cóndor, que a su vez era un mensajero entre el
      mundo actual o terrenal y el mundo espiritual.
    • El mundo actual, la tierra que cultivaban, el agua que
      bañaba sus sembrados, la madre tierra que les daba su
      sustento. En el se incluía a la
      Pachamama.
    • El mundo subterráneo, con la Serpiente,
      de la cual se dice que al morir te atrapa entre sus anillos y
      solo el Cóndor, puede rescatarte y llevarte al
      mundo espiritual.

    Volviendo a los momentos previos al inicio de la
    caminata, agitación, adrenalina, eso se vivía en
    los instantes previos, Yo solo observaba, creí estar listo
    que no tenia nada que cambiar; estaba seguro de
    mí mismo, pero luego el camino se encargó de
    demostrarme que estaba equivocado. Nuestro guía, Mauricio,
    estaba atento a todo y nos dio una somera explicación
    inicial, sinceramente creo que estaba disconforme con el grupo
    que le tocó, pero también creo que trató de
    hacer lo mejor, para que la travesía fuera buena. Como
    dije Yo estaba en lo mío, el mundo no me importaba, ya no
    hablaba con nadie, estaba solo como quería estar. Comienza
    la caminata, pasando por algunas ruinas que se veían a lo
    lejos y con un sendero fácil de realizar, comenzamos a
    subir y algo que en principio parecía duro, solo era una
    pequeña lomada, así paso ese primer medio
    día hasta llegar al lugar de almuerzo, previa
    explicación de Mauricio sobre un complejo
    arqueológico donde hicimos el primer descanso, luego del
    almuerzo se produjo una charla sobre la forma de vida de esos
    tiempos. Los ingleses, como comencé a llamarlos a todos,
    comienzan a hablar solamente en su idioma, lo que pone a Mauricio
    en la necesidad de darse a entender y explicar todo en dos
    lenguas. El paisaje es grandioso, con otra subida pronunciada
    entramos al parque nacional, hace calor, las
    nubes comienzan a cerrarse, la lluvia llega, me siento observado
    desde las alturas, pregunto a Mauricio y su respuesta es viven
    pueblos que nunca bajan, pero que observan nuestro paso, o sea
    son invisibles pero están. Lluvia, poncho,
    transpiración, solo se piensa en descansar un poco, en
    comer algo, en tomar agua. Miro
    hacia arriba y veo dos formas rocosas, que son?….. parecen dos
    sacerdotes observándonos, como controlando quien entra a
    su refugio, la energía que veo en las montañas es
    enorme, su halo es espectacular, quiero comentarlo con alguien,
    nadie lo ve, solo Yo lo disfruto, solo Yo lleno mis ojos y mi
    espíritu con esa vista. El camino continua, sube, baja,
    calor, sed, las piernas comienzan a doler, la mente reconoce el
    error. Todos comienzan a pasarme, mis piernas responden mal,
    dolor, contracción, descanso, sigo, descanso, noto con
    miedo que el campamento está lejos, arriba, siempre
    arriba, el sendero sube muy rápido. Mi supuesta calma del
    principio se transformó en dolor, cansancio, sudor,
    Mauricio me espera, se acopla un hombre mayor que venía
    rezagado, junto fuerza y sigo. Llego al campamento, solo quiero
    masajearme las piernas, veo a los otros y los noto bien. El
    placer de llegar, sacarse la mochila, aflojar los
    borceguíes que eran pesados para tanto caminar, relajarse,
    comer algo, …. calmar mi ser. Oscurece rápido, la
    temperatura
    baja también rápido. Ceno en silencio, escucho
    decir a las argentinas, que "tendrían que tratar de
    comunicarse con los ingleses", mi pensamiento es
    que, ellos hablan español y nosotros no inglés,
    ¿porque no tratan ellos de comunicarse con nosotros?.
    Ayudo a Mauricio a despejar la mesa de campaña, Mauricio
    comenta que se puede contratar a un porteador para la
    mañana del día siguiente. Me retiro de la mesa, la
    montaña esta en una paz absoluta. Quiero meditar en la
    penumbra, poco se me muestra, la
    pregunta a realizar es por la contratación del porteador,
    busco respuestas ya que está mi orgullo por delante y no
    sé como preguntar, …… hasta que sale sola, en lo alto
    de la montaña, en la cima veo tres penachos en la piedra,
    relajo la vista, ¿imaginación?, tal ves, pero yo
    veo un Inka sentado en su trono, grandísimo, observando mi
    debilidad y mi miedo, ¿es cierto lo que veo, o mi
    cansancio lo provoca?. El sendero que caminamos es un sendero de
    peregrinaje. Pregunto que debo hacer, ¿debo seguir el
    camino con todo mi peso?. Espero unos segundos y las nubes me dan
    la respuesta, bajo el Inka una nube toma la forma de un animal,
    de una llama, lo tomo como un mensaje, Ellos hacían cargar
    sus cosas por estos animales, pido
    perdón por utilizar uno de sus súbditos. Cierto o
    no, imaginación o no, la respuesta llegó y la
    decisión estaba tomada. Dando las gracias me dirigí
    a mi carpa, donde dormía con un ingles, que no hablaba
    español; nuestras únicas palabras eran buenas
    noches o buenos días. Me hundo en mi vieja bolsa de
    dormir, la cual me cobijo en mis caminatas de la Pampa de Achala.
    El sueño llega pronto, la mañana también,
    son las 6 hrs.; el dolor se fue, ya no existe, me siento
    totalmente dispuesto a enfrentar el nuevo día, tomamos un
    fuerte desayuno, huevo, leche,
    sémola; como todo lo que puedo, paso a ser un camello que
    se alimenta en exceso para luego disponer de esas
    energías. El camino ya se encargó de hablar; solo
    con orgullo no se puede, también vale la lentitud, el
    ritmo, el ahorro de
    energías. No le ganas a nadie, solo te definió como
    eras, me quise llevar el día al hombro, salió
    culo.

     La marcha se inicia, nuestro guía nos
    marca la
    dirección y luego se queda al final, por
    precaución. Comenzamos a trepar, por un sendero
    selvático; la respiración del grupo se siente fuerte, hay
    que cambiar el aire. Hay mucha
    humedad en el ambiente,
    pequeñas cascadas de agua que no
    puedes tomar, hay que potabilizarla a toda. Miro hacia
    atrás, lo que la noche anterior fue un Inka en su trono,
    ahora es solo unos bloques enormes de piedra, donde las nubes no
    llegan a la cima, están a nuestra misma altura pero
    el sol pega
    fuerte. Mauricio nos indico que a 1,30 hrs., había un
    lugar de descanso, para posteriormente llegar al Paso de la Mujer Muerta
    (¿?), tres hrs después. Mi paso es firme pero
    lento, no cometeré el error de ayer. Llegamos al primer
    descanso, el grueso del grupo se ha retrasado, pero eso no
    importa, cada uno tiene que seguir su ritmo.

     Nuevamente en el camino, el sendero sube, sube,
    sube, se piensa en todo y en nada, la respiración es difícil, el ritmo es
    muy calmo, llego a contar hasta tres y cuatro para dar el
    próximo paso, miro hacia atrás, el sendero es solo
    una línea blanca que se pierde en la montaña, paso
    a alguien, un porteador me pasa, rápido casi corriendo,
    como lo hacen?, pero no importa, tengo que seguir mi propio
    ritmo, los apuros no sirven y quedarse tampoco, no detenerse es
    la consigna, seguir arriba, arriba. Miro hacia lo alto, el
    sendero se pierde en la altitud de la montaña y entre las
    nubes.

    Recién me doy cuenta que la selva ha
    desaparecido, solo pasto y piedras, las nubes bañan las
    laderas y lo que es extraño es que por momentos suben y
    luego un pequeño cambio del
    viento y bajan, todo en 5 minutos. De repente 4200 mts de altura,
    llegamos al primer paso, Warmiwañusca, el mas alto.
    Del tramo más difícil, del día mas duro se
    había cumplido la cuarta parte; mi mente soltó una
    pregunta, ¿tan rápido?, La respuesta fue la cara de
    los otros que arribaban, Yo estaba feliz. Para mi sorpresa, soy
    uno de los primeros, tengo tiempo de descansar, abrigarme, comer
    una pastilla de glucosa y una tableta de alimento, tomo algo de
    agua; el porteador que cargaba mi mochila se acerca y la
    devuelve, le pago gustoso y le agradezco. Para sorpresa veo que
    muchos hicieron lo mismo. A otro porteador le obsequio parte de
    mi comida y agua. Llegan los últimos y entre ellos
    Mauricio, al cual también ofrezco agua, lo cual es
    agradecido y tomado de buena gana. Siento paz dentro de
    mí, soy el rey del mundo y al mismo tiempo el
    último gusano. Pregunto a todos si están bien. El
    primer día luché contra la montaña, todo
    mal, el segundo me uní a ella, sentí que estaba en
    armonía con ella, no la vencí, lo hice con ella. El
    Paso de la Mujer Muerta,
    nadie murió allí y si lo hizo no se sabe, su nombre
    se debe a su forma, que asemeja a una mujer muerta,
    Warmiwañusca. Por loco que parezca, después
    de tanto esfuerzo en subir, que venia? …..cuatro pasos y todo
    baja, baja, baja, sientes tus rodillas, que hago acá, en
    tren me lleva un día llegar a Machu Pichu y en un
    día vuelvo, pero como dijo alguien, lo importante no es
    lugar donde vas, sino el camino que transitas para llegar a
    él, luego me enteré de todo lo cierto de esas
    palabras. Debemos bajar hasta los 3600 más, para luego
    subir hasta los casi 3900 mts. Las nubes nos cubren, comienza a
    llover, por momentos me encuentro solo, por momentos
    acompañado, hablas con alguien que te cuenta algo, la
    gente se abre y descubres algún secreto, uno se abre y
    descubre su secreto. Llueve; sudor, y me doy cuenta de todo el
    hambre que tengo; algo caliente, algo sólido, al fondo de
    la cañada, tras una curva, aparece la carpa comedor,
    lista, olor a sopa, olor a comida; no importa como estoy; sucio
    mojado por el sudor y la lluvia; a quien le importa. A medida que
    llegamos nos introducimos a ella, me preguntan como estoy,
    prácticamente no hablo con nadie, de todos modos los
    ingleses siguen hablando solo su lengua. Luego
    del almuerzo hacemos un pequeño descanso, nos
    reímos un poco con Mauricio y las argentinas; todo se
    siente bien. Alcanzo a ver un ciervo, del tamaño de una
    corzuela, pero su color es gris
    azulado, veo también una cascada con por lo menos tres
    saltos, altísima, hermosa. Nos encontramos en el fondo de
    la cañada y desde ahora todo es subida, hasta nuestro
    próximo campamento. ¿Que tiene la montaña
    que me provoca una sensación de paz y calma infinitas?.El
    lugar se llama Pakaymayu o vallecito escondido.

    Una hora de subida, pasando por puentes de madera,
    cuidándonos de los precipicios y llegamos a un
    Tampu (tambo es español) o lugar de descanso,
    Runkuraqay, cada una de estas construcciones son
    distintas, ésta es redonda, pequeña y todas tienen
    una construcción aparte que es la del sacerdote
    del lugar, Mauricio nos explica sobre el lugar y también
    que en estos lugares se descansaba del camino; aquí
    había alimentos y
    cobijo para los peregrinos del camino, recordemos que este camino
    era religioso. Según creo era para ir limpiándose y
    llegar a Machu Pichu limpios espiritualmente.

    Seguimos el sendero, me uno con Viviana y me cuenta
    ciertas cosas y decisiones que a tomado. Luego de subidas duras
    el camino se vuelve más fácil, mas plano, hay nubes
    en la montaña del frente, la charla nos mantiene
    distraídos, un colibrí vuela a pocos cms
    míos, luego me entero que se creía que estos
    animalitos era portadores de mensajes. De repente, como por magia
    la nube se corre y delante de nosotros por unos segundos, casi
    fantasmalmente, aparece Sayaqmarka o lugar parado, 3900
    mts; nos detenemos impactados; es tan bonita, se la ve tan
    viviente, pero nuevamente las nubes se encargan de esconderla.
    Aceleramos el paso, llegamos a un mirador; los primeros han
    llegado a otros los tenemos que esperar. Pero no importa, ella
    esta allí, esperándome. Bajando unos 150 mts de
    altura veo nuestro campamento.

    Mauricio llama a los argentinos; ya su actuar es
    distinto, más distendido. Subimos por la escalera de
    piedra, donde solo se asciende de a uno, 50 o 100 escalones, pero
    vale la pena el esfuerzo. Como todas las ruinas los techos no
    existen, eran de palo y paja, solo quedan los muros, mudos
    testigos de todo lo que paso aquí, lugar religioso, donde
    también existían sirvientes, donde las comunicaciones
    eran por Chasqui, hombres que corrían 25 o 30 Km
    cada uno, donde los baños rituales eran comunes y donde se
    crearon sistemas
    hídricos soberbios para la época.
    ¿Cómo la construyeron?

    Mauricio nos marca las
    diferentes construcciones y tipos de trabajos en las piedras, las
    mas rusticas son para gente menos importante, los de piedra mas
    lisa, mas trabajada, eran para los más importantes y para
    templos. Un trabajo perfecto, sin mortero de barro, solo apoyada
    piedra sobre piedra. Era una ofensa para los dioses el que las
    construcciones de sus templos fueran de piedra rústica, no
    trabajada. Bajamos, suben los ingleses, me dirijo a la carpa,
    dejo mi mochila, aflojo mis zapatos y prendo mi segundo
    cigarrillo en dos días. De repente observo que en las
    nubes, se abre un punto de luz; llamo a los
    otros, nadie me escucha, estoy solo frente a eso, el punto se
    abre mas y más, era solo para mí. El sol aparece en
    el punto, que toma su tamaño, cierro los ojos, veo dos
    aviones y dos naves circulares, todo se vuelve negro y surgen
    puntos de luz azul que se
    mueven vertiginosamente de izquierda a derecha, de arriba abajo;
    paz, paz, calma total, algo me baña, algo me envuelve, los
    colores cambian,
    del rojo al verde, azul, todo rojo con centro verde,
    espectacular. Abro los ojos, pudieron haber pasado 10 hrs. como 1
    segundo, el punto que contenía al sol comienza a cerrarse,
    vuelven las nubes, todo está en calma, todos han bajado al
    campamento, todos se preparan para la cena en una
    construcción inka. El momento mágico a pasado, ese
    microsegundo en el tiempo a pasado, pero nunca será
    olvidado, días después, me diría una
    curandera que me estaban limpiando. Un momento en el cual no
    existió espacio ni tiempo. Donde mi armonía llego
    sin buscarla. Donde quisiera estar nuevamente. Donde la paz llega
    a mi espíritu. Un momento mágico solo mío.
    Luego en una meditación, ya en casa, me centré
    justo en ese momento y lugar, observé a un sacerdote con
    ropas ceremoniales y algo así como un cayado, que
    hacía una ceremonia a Inti Tayta (Padre Sol), al
    esconderse, momento preciso en el que sentí toda su magia.
    Mi intención fue volver a la noche solo, pero
    entendí que no valía la pena.

    Cenamos en la construcción inka, me sentía
    lleno de ganas, el ambiente era
    mas distendido, ya que el segundo día, el más
    pesado había pasado. Luego de la cena, Mauricio comenta
    que el grupo es muy rápido. Cabía la posibilidad de
    llegar a Machu Pichu al tercer día, pero perdíamos
    la posibilidad de llegar antes que saliera el sol a la Puerta del
    Sol y ver a la antigua ciudad con los colores
    cambiantes del amanecer. Los ingleses, mayoría en el
    grupo, quieren hacerlo en tres días, para mi no fue una
    buena decisión, pero así se hizo. El sueño
    gana mi mente, mi cuerpo más relajado lo acepto de buena
    gana.

    La mañana nos recibe con un sol hermoso, para
    encarar el último tramo que era selvático, con
    árboles
    enormes, enredaderas y cumbres escondidas por las nubes, que poco
    a poco nos fueron cubriendo. Viendo hacia atrás, di el
    último adiós a nuestro campamento y a
    Sayaqmarka.

    uevamente en el camino, nuevamente me encuentro solo en
    el sendero, con mis pensamientos y la expectativa de llegar a
    Machu Pichu, pero con deseos de no llegar rápidamente,
    solo quería seguir en la senda, quería seguir
    descubriendo cosas. La niebla comienza a cubrir todo, el piso se
    vuelve resbaloso, la nube es tan densa que la ropa de agua que me
    había colocado, goteaba.. Bajadas, subidas, selva,
    precipicios, todo en uno, caminar sin miedo pero con cuidado.
    Pasamos por el interior de túneles cavados en la piedra.
    El sendero nos lleva hasta Phuyupatamarca, lugar sobre las
    nubes o ciudad de las nubes, toda cubierta por las nubes, que le
    dan una halo de misterio. Mauricio comienza la explicación
    de la ciudad y amplía otras también importantes,
    creo entender la vida de este pueblo Quechua, creo estar
    compenetrándome de ello, pero aún falta mucho hay
    que seguir aprendiendo, me dan ganas de quedarme. Mauricio
    delinea dibujos en la
    tierra, explicando; para mi sorpresa, las imágenes
    se producen en mi mente antes que nuestro guía las
    realice, las explicaciones son cada ves más claras, pero
    llegan a mi segundos antes de ser escuchadas, ¿como?,
    ¿porque?, no lo sabré nunca, pero así
    ocurre, es como si mi mente comenzara a limpiarse de lo
    monótono, de lo mundano. He sacado fotos en cada
    lugar, he tratado de guardar algo de cada lugar en mi
    mente.

     

     

       

       Continuamos bajando, una brisa
    comienza a llevarse las nubes, el sol me baña, hasta
    llegar a nuestro lugar de almuerzo, Wiñawayna, que
    también tiene sus ruinas, pero pasamos lejos de ellas.
    Todo es más mundano, mezclándonos con otras
    personas, con edificios modernos que nos anuncian que la
    civilización existe, a la cual ya había olvidado.
    Es un golpe intranquilizador saber que existen cables,
    vías de tren, usinas hidroeléctricas, saber que
    el hombre
    irrumpe y destruye la armonía. Armonía que este
    antiguo pueblo trató de mantener a toda costa.

    Último tramo, Mauricio nos indica 2 hrs. , mi
    paso es lento, todos aceleran, pero poco a poco también mi
    paso comienza a acelerar, trato de contenerlo, no quiero ver el
    reloj para saber cuanto falta. Belén me lo pregunta y mi
    contestación es llegarás cuando tengas que llegar.
    Sin pausa sigo acelerando la selva nos rodea y se debe mirar al
    piso para no resbalar en las piedras húmedas; de nuevo
    solo en el camino, llego a una escalera alta, toda de piedra, por
    el peso de la mochila solo puedo ver de reojo la parte superior.
    Mis piernas sentían que cada escalón era como subir
    a una silla y a otro y a otra, la respiración es
    difícil, respiro por la boca, paso a las argentinas, la
    transpiración corre por mi cuerpo y mi frente, todo pesa,
    me enfurezco al saber que traje cosas que no servían, pero
    su peso era ínfimo en Qosqo y aquí sumaban muchos
    kgs. De repente Intipunko, la Puerta del Sol, Mauricio nos
    espera, nos alienta, vamos, vamos, tres escalones mas y levanto
    la vista, allí esta, bañada por el sol,
    bañada por Inti Tayta, todo lo viva que puede
    estar, la veo asombrado, es una mezcla de alegría y
    tristeza, las lágrimas comienzan a brotar, no las puedo
    parar, trato de esconderlas, ¿para que?, siento muy dentro
    de mí, tal como antes lo sentí al ver fotos de
    ella, llegaste a casa, llegaste a tu hogar. Allí esta
    frente a mí, con todo su misterio y belleza, Machu
    Pichu.

     Le pido a Mauricio que me saque una foto, creo que
    él entiende mi emoción y trata de calmarme.
    ¿Cómo sería llegar a la salida del
    sol?.

    Bajamos por el sendero, paso por unas construcciones y
    nuevamente en mi mente veo las imágenes
    de lo que fueron, veo soldados vigilando el acceso; luego lo
    pregunto, mi visión es real. Llego al lugar de
    reunión preestablecido, me siento en una ventana del
    refugio, las nubes comienzan a cubrirlo todo, llega la lluvia, la
    gente abandona la ciudad, toda vacía esta, mi mente no
    piensa, solo observo, sentado, inmóvil, 10, 20, 30
    minutos, no sé cuantos fueron. Allí
    estábamos ella y yo contemplándonos. Llegué
    a casa, lo demás no importa. Recuerdo que en fotos vistas
    anteriormente, un edificio me marca cual flecha un lugar elevado
    dentro de la ciudad, pregunto, era el observatorio,
    ¿casualidad?, me gusta ver a las estrellas, sobre todo en
    la montaña, donde se aprecian perfectamente. Bajamos a
    Aguas Calientes, pequeño pueblo que se mueve en base al
    turismo,
    inmediatamente compro una remera para cambiarme, mi ropa
    está toda húmeda, incluso la que llevo en la
    mochila y aprovecho para recorrer el mercado, que
    tiene como seis cuadras y en donde hay de todo, ropa,
    artesanías, insectos disecados, instrumentos
    musicales, piedras semipreciosas, etc. Mientras el tren esta
    en la estación, todo es movimiento,
    pero al salir este, comienzan a cerrarse los distintos negocios que
    forman el mercado, no son locales, son pequeños lugares
    con mesas y una lona que cubre de la lluvia. Después de la
    cena y de tratar de contener los enojos de Mauricio con los
    ingleses, que le pedían alguna sonsera, no tomamos algunas
    cervezas, brindando con Viviana, Belén y Mauricio, los
    ingleses ya lo habían hecho entre ellos!?. Se acercaba
    otro momento esperado por todos y nos dirigimos hacia el lugar
    rápidamente, las aguas termales. Agua caliente y
    relajante. Previa ducha, ellas eran lo mejor que puedo
    recomendar, sobre todo después de tres días de
    caminata. Relajar los músculos, relajar la mente, el
    objetivo
    primario estaba cumplido, solo quedaban las explicaciones que al
    otro día nos daría un guía especializado de
    Machu Pichu. Pero para mí ya estaba todo dicho.

     El sol se muestra a pleno,
    subimos a la ciudad en bus, comienzan a explicarnos; todo es
    lindo. Tras una visita guiada, el nuevo guía se despide.
    Comienzo a recorrer la ciudad sólo, mi intención es
    sentirla. Llego al Templo del Cóndor, se cree que
    aquí se realizaban sacrificios de animales, pienso que no
    solo de animales. La explicación más razonable para
    mí es que se depositaban ofrendas para
    ser llevadas por el Cóndor al mundo espiritual. Siento una
    gran energía en un pequeño túnel, en donde
    me detengo y mi mente me indica que hay túneles, tanto
    para gente como para agua, estos últimos desembocaban en
    pequeñas fuentes que
    servían para baños litúrgicos de los
    sacerdotes de cada culto. Mi mente esta en blanco cuando realizo
    mis movimientos de Tai Chi. Sigo recorriendo la ciudad, en mi
    mente veo tres ventanas una detrás de otra, las encuentro,
    existen en realidad. ¿Qué pasa en estos lugares,
    que produce que mi mente vea antes lo que mis ojos confirman
    después?

    Ya está hecho, deseo bajar a Aguas Calientes y
    preparar mi viaje en tren a Qosqo. Nótese que la llamo
    Qosqo y no Cuzco. Cuzco es una palabra española que deriva
    del nombre original, pero que no significa nada. En cambio
    Qosqo significa El Ombligo del Mundo, nunca tan bien
    puesto un nombre, es el centro; el lugar por donde nuestra
    energía fluye, por donde receptamos y entregamos cosas de
    nuestro ser, por donde nos armonizamos o desarmonizamos, nuestro
    centro, cuando logramos bajar todo nuestro ser a ese punto, todo
    es armonía con el universo.
    Qosqo, el Ombligo del Mundo.

    Momentos previos a la partida se me acerca uno de los
    porteadores, Isidro creo que es su nombre y me pide que le venda
    mi bolsa de dormir, a lo cual previo informe a
    Mauricio, para que no sea reprendido, le regalo gustosamente, lo
    cual es agradecido buenamente y comentado entre los otros
    porteadores, todos ellos muy amables para conmigo.

    Ya todo pasó, no hay necesidad de apuro, previa
    charla con Mauricio, subo al tren y nuevamente me toca viajar con
    la yanqui, a la que convido un choclo hervido, todos los
    demás compran tambien, incluidas las argentinas. Me
    sorprende la forma en que lo comen, al ser granos muy grandes,
    los toman uno a uno y se los meten en la boca, nos reímos
    con Belén y Viviana y devoramos los nuestros a nuestra
    forma, todos comienzan a copiarnos.

    En el viaje de regreso pienso en recorrer otros lugares;
    pregunto por Nazca, se me informa que tengo que ir primero en
    avión a Lima y luego bajar hasta Nazca, en donde existen
    unas líneas gigantescas con distintas formas, una de ellas
    con la forma de un colibrí. Pero algo me hace abandonar la
    idea.

    Ya en Qosqo, comienzo a delinear mi próximo
    día, quería conocer Pisqj, otro lugar
    importante dentro del Valle Sagrado de los Inkas y como no
    iba a ser sagrado si estaba bañado por el río
    Urubamba, que le da a la zona todo el riego necesario para
    que las cosechas sean buenas y abundantes. A la noche cenamos y
    en mi mente se seguían produciendo imágenes que
    veía posteriormente. Una de ellas era como una tela de
    araña o vitral. Partí en bus de línea, fui
    solo ya que las argentinas al otro día volvían a
    Bs. As. El recorrido lo hice a pie, por momentos es pesado pero
    valía la pena. Con distintas construcciones alejadas unas
    de otras, algunas de adobe otras de piedra rústica. En un
    punto alto, al realizar un descanso, vuelvo a ver la tela de
    araña, giro mi cuerpo y frente a mí, en el valle
    veo los sembrados, que por su pequeñez formaban una tela
    de araña. Por último la parte principal, alejada de
    las casas habitación, el Templo del Sol y a su lado el
    observatorio en donde se encontraba una roca negra que llenaba
    todo el recinto. Esta tenía una protuberancia en el medio
    en donde los sacerdotes, según se decía ataban al
    sol; la realidad era que la usaban para determinar en tiempo
    perfecto la llegada de las distintas estaciones del año,
    con su época de lluvias, sequías, siembras y
    cosechas. Bajé de la antigua ciudad hasta la moderna
    previo pasar por el cementerio. Este eran cuevas cavadas en la
    montaña y tapadas sus entradas con adobe, pero la
    mayoría fueron profanadas, para sacar las cosas con las
    que se enterraban a los muertos. El regreso a pie fue largo, al
    llegar a la pequeño pueblo me dirigí hasta la
    Plaza, en donde había un mercado artesanal. Frente a la
    Plaza había construcciones antiguas y lugares de hospedaje
    y bares. A uno de ellos fui a comprar agua y en él me
    atendió una mujer galesa que cambió su forma de
    vida hace dos años y se vino a vivir a este lugar. Tomo el
    bus hacia Qosqo, me di cuenta que no quería irme hacia
    otros lugares. Cenamos como despedida con Belén, Viviana y
    Mauricio. Ya había tomado una decisión,
    quería hacer algo místico, tal vez volver a Machu
    Pichu en tren y allí realizarlo.

    A la mañana siguiente volví a
    Saqsaywaman, en donde con un guía contemplé
    mas acabadamente lo que era el lugar.

     Me es explicado que la ciudad de Qosqo, en un
    principio tenía la forma de un Puma recostado, lo cual se
    ve perfectamente en la planimetría antigua de la ciudad,
    cuya cabeza es precisamente Saqsaywaman y su corazón
    era la Plaza de Armas. Lo inexplicable es como transportaron las
    piedras, que son toda distintas y por ejemplo hay una que tiene
    once ángulos. En el espacio principal entre las
    construcciones es donde se realiza el Inti Raymi todos los
    24 de junio, la festividad principal, en donde ataviados con los
    ropajes tradicionales, se realizan las ceremonias rituales, bajo
    la mirada de miles de personas tanto nativas como turistas,
    lógicamente sin usar todos los elementos originales como
    por ejemplo El Disco Solar, traído al pueblo Quechua por
    un sabio Amaru Muru desde Lumeria, según la leyenda y
    luego depositado en Qorikancha hasta la llegada de los
    españoles y escondido por un grupo de sacerdotes, se cree
    que en el lago Titicaca.

    Le pregunto a mi guía sobre Garcilaso de la Vega,
    mitad nativo por parte de madre y mitad español por parte
    de padre. Este hombre se inclinó por la corona y sus
    títulos, haciendo creer que defendía al pueblo
    Quechua. Traidor lo llamo, igual que otros a los que
    pregunté. También vi una sección circular
    con muchos apoyos o caminos o cimientos, se cree que había
    tres torres, una de esas era circular, otra rectangular y falta
    una que fue totalmente destruida. En la sección circular,
    parándome en el centro la voz se siente como en una
    campana y la energía es muy fuerte. Mi idea es que esa
    sección circular era una base de naves extraterrestre,
    sé que existen otras en otros lugares de
    Sudamérica. Saqsaywaman fue destruido en parte por la
    colonización, con picas y barrenos, se utilizaron sus
    piedras para construir casas y solares en Qosqo. Todo un crimen
    perpetrado contra esta maravilla.

    Me siento en una loma, pienso en todo lo escuchado y
    visto, prendo un cigarrillo, veo al Ombligo del Mundo desde las
    alturas. Estoy viendo el centro del mundo Quechua.

     Bajo a Qosqo, me encuentro con Mauricio y le
    comento si es posible volver a Machu Pichu y hacer un recorrido
    místico, me contesta que lo haríamos juntos, que
    él tambien estaba interesado en hacerlo.

    A la noche salgo a cenar y conozco a una chica
    canadiense con la cual compartimos la cena y luego un café,
    saldrá a Machu Pichu. ¿De qué forma ella lo
    verá?. ¿Qué sentirá al descubrirla?.
    Al llegar al hotel, el sereno me comenta que conoce a una mujer
    que lee las hojas de coca. Le propongo ir al otro día, a
    lo que accede. Así partimos al otro día a
    Huasao, pueblo a pocos Km de Qosqo, en donde habitan
    brujos, chamanes y curanderos. Entramos en una casa vieja, pero
    limpia y me atiende una mujer que tenía su ojo izquierdo
    medio cerrado. Mi guía me indica que solo habla Quechua.
    Para mi sorpresa y de mi guía dice que no hacia falta
    traductor, que hablaría conmigo en español, tras lo
    cual hace salir a mi guía. Habiendo llevado yo las hojas
    de coca, comienza a esparcirlas sobre la mesa. Yo me
    dirigía a ella como Mamá y ella a mí como
    Papá. Me sorprende diciéndome de mi dolor de
    espalda, que vivo solo, que mi hermano trabaja lejos de donde
    vive, también me dice que tengo que volver con valor a
    realizar mis sueños, que las ideas que tenía en la
    cabeza eran buenas y que así mi futuro seria bueno. Tras
    estas palabras le pedí que hiciéramos una ofrenda a
    la Pacha Mama, para que bendiga mis deseos, a lo que
    accedió y con algunos elementos nos dirigimos a unas
    ruinas cercanas. Ella iba colocando en un papel
    distintos elementos que conformarían la ofrenda, tales
    como granos de maíz,
    anís, cosas dulces y por supuesto hojas de coca, con las
    cuales hacia un trío entre su pulgar y su índice y
    rezaba mantras, los cuales eran rezados en voz muy baja y de
    tanto en tanto me hacia tomar cerveza, dejando
    caer algo en la tierra ofrendándosela a ella. Una vez
    armado el paquete de ofrenda, previo haber depositado mis deseos
    en él, procedió a quemarlo en un lugar apartado, ya
    que no se permite esto entre las piedras de las ruinas, para no
    ennegrecerlas con el humo. En ese momento le pregunté si
    yo había habitado en Machu Pichu, a lo que contestó
    que si, pero eso ya no importaba, que viera al futuro. La dejamos
    en su casa y saludándola
    afectuosamente nos dirigimos a Qosqo. En nuestro corto viaje, mi
    guía me hablo de los Apus, hombres sabios de la
    montaña, seres mitad pájaro y mitad hombre, que
    bajaban a aconsejar a los hombres. Quedamos en ir a la
    mañana siguiente.

    Al salir a cenar me encuentro con Mauricio y me comenta
    que podía ir a Machu Pichu, pero que Él
    partía con otro grupo hacia el camino Inka. Le comento mi
    experiencia y que yo tampoco iría. Como recuerdo le regalo
    mi vieja mochila y con un abrazo nos despedimos, prometiendo
    comunicarme con él si puedo volver en junio.

    Llega mi ultimo día en Qosqo. Raudamente partimos
    con mi nuevo guía, hacia el lugar donde hablaría
    con los Apus. Casualidad o no la noche anterior
    encontré en un escaparate un libro La
    Morada de los Apus, el cual compré
    rápidamente.

    Entramos. El ambiente era húmedo, era una
    habitación rectangular, en un edificio normal. En uno de
    los lados más angostos del rectángulo había
    dos mesas con imágenes de Cristo. En sus extremos
    había dos personas sentadas, una de ellas me es
    presentada, la otro no emite palabra alguna, otras personas
    entran con nosotros. Nos sentamos en sillas colocadas contra la
    pared. Soy el primero en ser atendido. Reconozco que no
    sabía que esperar, ya que las luces estaban apagadas. Solo
    veía puntos de luz azul, pero estaban inmóviles.
    Allí, con voces impostadas como por un ventrílocuo,
    se siente mi nombre y una pisadas en la primer mesa, que se
    encontraba frente a mí, como si fuera un pájaro
    gigante que se posa y camina sobre ella. Pregunto si mi plan es bueno, me
    pregunta mi fecha de nacimiento, siento como si escribieran sobre
    la mesa. La respuesta fue inmediata eres impar y tienes que ser
    par. Pon tres velas al Sr. de Sentencia a las 18 hrs. en punto,
    iglesia de la Merced. Tras eso me despidió haciendo pasar
    a las otras personas. Al salir pregunto como podía
    comunicarme con ellos viviendo tan lejos y me preguntaron si
    cerca había una montaña alta, conteste el Uritorco.
    Se me dijo que viajan a la velocidad del
    pensamiento y
    que invoque en la oscuridad, al Sr. del Uritorco, mi guía
    desde ese momento. Salimos, mi impresión era grande, aun
    no sé si todo fue una farsa o si fue real, todo se
    sintió muy real. A las 18 hrs. estaba enfrente del Sr. de
    Sentencia, un cuadro de Cristo encorvado y al cual un hombre
    castigaba duramente con un manojo de varillas, dejando su espalda
    sangrante, era lastimoso verlo. Ante Él pedí por mi
    viaje y por fuerza para llevar a cabo mis
    sueños.

    A la noche, previa cena, me encontré con el
    uruguayo y el argentino que conocí al principio,
    contándonos algunas experiencias. Fuimos donde trabajaba
    uno de ellos, tomamos algunas cervezas, bailamos con algunas
    chicas, nos divertimos bastante, era mi última noche en
    Qosqo.

    Recorrí mucho, pero no tanto, faltó mucha
    información para traer, pero bien sé que mi camino
    fue guiado, nada fue casual y creo que dentro de mi inocencia,
    traté de aprovecharlo al máximo.

    Me levanté temprano, mi vuelo era a la
    mañana, mi guía se encargo de llevarme al
    aeropuerto, nos despedimos con un abrazo y le dije que fuera a
    ver a los Apus, que tenían algo que decirle, fue algo que
    me salió de adentro.

    Camino por la pista rumbo al avión, siento
    tristeza al irme, no quiero dejar de ver esa ciudad que me
    albergo y me mostró cosas importantes. Que me
    permitió ver el porqué de su nombre El
    Ombligo del Mundo
    . Todos quieren ir, por alguna
    razón física o espiritual,
    todos viven en forma distinta su estancia en ella. Ciudad que es
    un imán, a la que llegan de todas partes del mundo, a la
    que llegué con grandes expectativas y no me
    defraudó, en la que se me cruzó por la mente 100
    veces quedarme a vivir, estudiar y trabajar. Mi recuerdo
    quedó en la Plaza de Armas, que me mostró todo,
    desde lugares hasta gente, desde distintos pensamientos, hasta
    reconocer mis errores y miedos.

    ¿Que hay de mágico en Ella?. ¿Que
    hace que nuestros sentidos se afinen y surjan de nosotros cosas
    que no podemos explicar?. ¿Porque nos muestra lo que
    queremos y no queremos ver?.

    Mágica, noble, …… Inka. Prometo volver
    algún día, no muy lejano.

    Mis quince días estaban terminando, subo al
    avión, no puedo esconder mi tristeza, no puedo dejar de
    ver por la ventanilla de mi asiento. No puedo dejar de pensar en
    el primer momento que vi la Plaza de Armas, cuando llegué
    a Machu Pichu. Última foto desde el avión, vuelo
    hacia La Paz, la cual me recibió con problemas
    políticos y cortes de ruta. No pude conocer más que
    la ciudad y su parte artesanal muy comercializada. Esto
    sirvió para tener ganas de volver a Córdoba, tras
    tres días de encierro en esa ciudad. Volver a casa y a mis
    perras, a mi familia.

    *Ahora sí. Tu mente puede reproducir con mayor
    acierto lo que el ojo no ve, porque guarda registrados los
    elementos que formaron parte en su momento, de tu vivencia. Por
    tus ojos, tus oídos, tu tacto, tu respiración y
    hasta tu gusto, ha entrado información a los almacenes de tu
    memoria. Ahora
    ya no puedes formarte una idea antojadiza. Ahora existe un
    diseño
    de lo que viste en lo real, guardado en los archivos de tu
    memoria. A eso
    en tu sociedad se le
    conoce como EXPERIENCIA, y esta es la que da la SABIDURÍA.
    *

    Del Libro La
    Morada de los Apus de Rubén Iwaki
    Ordóñez.

     

     

     

    Juan Carlos Kufner

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