Un llamado interno a recorrer, una tierra rica en
historia.
Tierra en
donde comenzó otra época a partir de la
invasión española. Una tierra en donde se
gestó un gran imperio que llegó, en su vastedad
hasta la provincia de Córdoba, influyendo de una u otra
forma la vida de los habitantes de esos tiempos.
Un lugar en donde el misterio, la aventura, la magia y
la historia son
motivos suficientes para que millones de viajeros de todo el
mundo, lo visiten.
El plan del viaje no
fue hace mucho tiempo, era
solamente una idea rondando en mi cabeza, era uno de esos planes
que no se tienen muy en cuenta, por la lejanía, el
costo o por
tiempo. Poco a
poco fue tomando forma y creciendo con fuerza, hasta
que llego el momento de decidir. Luego de mucho tiempo sin
vacaciones, el momento había llegado; todo se daba,
tiempo, dinero, solo
me faltaba lo que más me preocupaba, que era el cuidado de
mis perras Ona y Toba dos ovejeras alemanas que son mi
perdición y a las que amo profundamente, para colmo de
males a Ona un día antes de salir tuve que operarla de
algo delicado y dejarla convaleciente, si vale el termino para
aquellos que entiendan el amor que
nos brindan estos seres, tanto mas inteligentes y nobles que
nosotros mismos.
Tengo que admitir que tenía miedo de dejar las
cosas. Trataba de meditar, pero era casi imposible, ya que mis
nervios no lo permitían en la forma habitual y dormir
también me era difícil.
Por fin, el 23 de Marzo de 2000, partí hacia la
ciudad de Cuzco y digo Cuzco porque aún no había
aprendido todo lo que significaba, no solo la palabra sino mi
viaje.
Partí con grandes esperanzas, con mis cosas en la
cabeza, con mi imaginación al punto máximo,
creyendo que me pasarían cosas mágicas, cosas que a
otro ser no le pasarían, cosas que cambiarían mi
vida y/o aumentarían mis poderes mentales.
Así, a las 12,30 hrs tomé mi avión
y al despegar éste lancé un grito de alegría
al alejarme de mi ciudad natal y dejar atrás problemas,
miedos y sueños aun no cumplidos, con dudas en mi cabeza
ya que estoy en vender mi negocio y casa para empezar otro tipo
de vida, aunque la vida cotidiana no nos da respiro en nuestros
miedos, de dejar lo seguro por mas
que sepamos que es malo y monótono para nosotros, que no
nos permite crecer internamente ni espiritualmente, aunque la
búsqueda sea constante.
Partí con ilusiones, mochila y bolsa de dormir
viejas y un sombrero tipo Indiana Jones que me acompaña en
mis caminatas y pescas en la montaña, dispuesto a realizar
el Camino Inka que era toda una aventura para mí que me
gusta la montaña y su soledad, su silencio y espacio. Con
unas fotocopias en ingles y castellano que me
dio mi hermana Irene sobre la cultura Inka y
Machu Pichu, las cuales perdí justo cuando comenzaba a
leer sobre Machu Pichu, tendría que averiguarlo por
mí mismo.
El vuelo fue normal, llegue a Santa Cruz –Bolivia– donde
haciendo una escala de 5
horas, conocí una parte de la ciudad, la cual me
recibió con una humedad de 80% y un calor
agobiante, luego me explicaron que es una zona tropical y por lo
que vi en mi reloj, tiene le misma altitud al nivel del mar que
Córdoba. Lo único que hice fue tomar una cerveza
fría en la plaza que, aparentemente era la principal,
realmente me sorprendió el terrible tránsito de sus
calles; fue el ingreso a otra forma de vida, pero como solo
estaba de paso no le presté mayor atención. Tomo mi segundo avión
después de horas de espera, los aeropuertos son los
lugares en donde el tiempo se pierde lastimosamente, sobre todo
cuando uno esta ansioso de llegar a algún lugar. Mi
llegada a La Paz –Bolivia-
aconteció de la misma forma, sin expectativas, solo era
una posta en donde descansar; no dudo que es una ciudad bonita de
noche, con sus dos niveles, separados por 600 mtrs de altitud
entre El Alto, en donde se encuentra el aeropuerto y la ciudad de
La Paz. Toda ornamentada con sus luces, que en la oscuridad le
daban un toque de romanticismo,
idea que cambió al verla al otro día, gran ciudad,
mismo caos.
Temprano llego al aeropuerto de El Alto y allí
veo a dos chicas que por su forma y vestimenta eran argentinas,
parecía que tenían problemas con
sus pasajes, pero no era mi problema, el mío era llegar a
Cuzco. En dos oportunidades anteriores, viendo fotos de Machu
Pichu había sentido mi voz interior que me decía
que era mi casa, como si llegar allí era volver a mi
hogar, no puedo definir esa sensación pero me llenaba de
intriga y de adrenalina. Luego de otras 2 hs en un aeropuerto
tomo mi vuelo hacia mi destino.
La vista desde el avión era espectacular. Desde
el aire se ven
sembradíos pequeños, con poblados también
pequeños, montañas, ríos y selva y por fin
Cusco.
Al bajar del avión, me contacto con estas dos
chicas, eran de Buenos Aires ,
una se llamaba Belén y otra Viviana; oh casualidad,
Belén como después me entero, tenía sus
cosas en la cabeza, parecidas a las mías pero con miedo a
investigar, Viviana en cambio, era
una morocha con aires árabes que solo pensaba en pasarla
bien unos días. Taxi, bromas mediante, nos dirigimos a la
Plaza de Armas.
Plaza de Armas, primer
impacto, fue fuerte para mí, era otro mundo. Otro espacio,
otro tiempo, no sé explicar, pero me ganó desde el
primer micro segundo en el que la vi, amplia, histórica,
bella, colonial, mezcla. Estaba en el centro del Ombligo del
Mundo, nunca tan bien puesto ese nombre; si por mí fuera,
me hubiera quedado en ese centro horas enteras, contemplando,
solo contemplando. Pero había que hacer averiguaciones,
sobre el Camino Inka y sobre el hotel, tal vez por eso
encontré a las chicas argentinas, ellas llevaban
instrucciones de hacia donde dirigirse. Primera parada, frente a
la Plaza de Armas, donde se encuentra casi todo lo que uno pueda
necesitar, tanto información como diversión. Mi
primer intento fue hacer un tour místico, pero era
imposible sobre la base del costo y ante eso
opté por el simple, en donde ya mis conocidas se
había inscripto, aun sin conocer al guía y con
cierto miedo a mi aclimatación a la altura, para la cual
llevaba alguna pastilla que me permitiera mover mas
tranquilamente. Realmente creo que estaba en el lugar en el que
tenía que estar. Saldríamos el domingo a las 6hrs,
lo cual luego no ocurrió porque no terminaba de formarse
el grupo. Segunda
parada hotel, que se encontraba a media cuadra de la plaza, en
donde rápidamente dejamos nuestras mochilas, para salir
raudamente a recorrer la histórica ciudad. Pidiendo
información llegamos al templo mayor de
todo el imperio, el mayor templo del sol, en donde se realizaban
las mayores ceremonias, como la del 21 de junio, solsticio de
invierno,
Qorikancha. Primer golpe bajo, los
españoles y la iglesia
católica construyeron sobre Él la iglesia de
Santo Domingo, como para demostrar que su poder y el de
su Dios – acoto que también es el mío –
era mayor que el de las creencias Inkas, como siempre en nombre
de Dios se realizan los peores actos, que no son agradables a mis
ojos, ni sentidos, ni a mi entendimiento, como tampoco a los de
mucha gente que conozco en dos continentes. Se dice que estos
jardines, estaban llenos de flores de oro y de animales del
mismo metal, qué fue de ellos?. La recorrida fue buena,
pero no me impresionó mucho, ya que si bien se ha guardado
mucho y se lo cuida, se nota el toque español en
todo, ya que la parte superior tiene pinturas y objetos no
pertenecientes a estos lares, sino objetos, tapices y pinturas
que los artistas indios – digo indios con orgullo, ya que
parte de mi sangre lo es
– que aprendieron de la colonización, entiendo que
sea parte de su nueva cultura, pero
me gusta mas lo autóctono, ya que su cultura era mayor que
la de los conquistadores, que lograron conquistar gracias a la
traición de alguien, al decir el secreto de este
pueblo.
Paso por Plaza de Armas, lugar en donde, como en cada
sitio turístico del mundo, se reúne la gente al
regreso de sus paseos diarios. Ingleses, alemanes, japoneses,
etc., etc. Donde la policía cuida en todo momento, en
donde los niños
te rodean para pedir o vender alguna postal, por pocas monedas.
En la fuente central nos sentamos a tomar mate, bebida
desconocida por estas regiones y por la cual éramos
mirados con total incredulidad y con la creencia de que era una
droga, como si
fuera marihuana o
algo por el estilo, pero también un faro en la oscuridad
para cualquier argentino que deambule por este vasto y a la vez
pequeño mundo que nos cobija. Por supuesto que convidar es
una obligación y hacer probar también; lo hizo una
chica suiza que hablaba castellano y dio
la casualidad que conocía Neyruz, un pueblito en donde
vive un amigo suizo, al cual, hace mucho tiempo que no escribo ni
tengo noticias; pero sirvió para recordarlo.
Oscurece rápido y ni bien se esconde el sol la
temperatura
baja varios grados. Me dirijo al hotel, primer baño
caliente en dos días, salimos a cenar con mis conocidas y
luego a tomar algunas cervezas, era bueno conocerse un poco,
intercambiar ideas. Ya con algunas jarras encima, conocemos a un
uruguayo y a un argentino, que estaban viviendo hace 2 meses y
hacían artesanías o trabajaban en bares para
subsistir, con ellos, mas adelante, tuve charlas importantes.
Tarde nos fuimos a dormir, ya sabiendo que el domingo no
saldríamos al camino Inka.
Domingo 25, desayuno, bajo del hotel hacia la Plaza de
Armas y que veo, militares, ¿qué pasó?,
menuda sorpresa, pero no pasa de eso. Todos los domingos se
procede al izamiento de la bandera del Perú y de Cuzco,
lindo, distinto, con himnos y mucho sol. Sentado en la plaza
hablo con un hombre, un
cuzqueño, nos ponemos a hablar y me cuenta que aún
está trabajando luego de jubilarse, también
hablamos de la plaza y me cuenta que a la catedral la hicieron
los indios y en ella solo se casaban los indios, los
españoles se casaban en otra iglesia construida por ellos,
espantoso. Traté de escuchar lo más posible y entre
los temas tocados fue el de cómo trabajaban la piedra sus
ancestros. Parece que hay tres versiones, una que con un elemento
mas duro la fueron desgastando – hierro –
(¿?), la segunda que los extraterrestres con un rayo las
cortaban y las transportaban quitándole la gravedad y la
tercera que me pareció la mas lógica,
era que conocían la forma de que con una mezcla de
hierbas, podían ablandarlas, dándoles la forma que
ellos deseaban. Eso puede explicar sus construcciones, pero no
así su transporte,
que según se cree, era por rodillos. Agradeciendo la
charla me retire de la plaza y me encontré con las
argentinas, y luego nos encontramos con el uruguayo y el
argentino que habíamos conocido la noche anterior.
Recorrimos un poco mas la ciudad y sus callejas, todas muy
angostas, en donde solo un auto podía pasar, allí
descubrí a un artesano carpintero que trabajaba el cedro
de una forma hermosa; ¡que lindo expresar en algo los
sentimientos que llevamos dentro!, como el cantor o el
poeta.
Los nuevos conocidos nos llevan al mercado, un lugar
distinto, en el cual se veían desde cabezas de vaca o de
cerdo de varios días y que son hervidas para una sopa,
hasta nonatos de, creo, llamas desecados para hacer las ofrendas que
realizan los brujos en sus rituales. Allí comimos, muy
barato, pero no estamos acostumbrados a su sabor ni su olor, pero
tengo que admitir que tenia ganas de conocer todo. Tras un
café y
ya sin la compañía de los amigos, nos dirigimos
hacia La Real Casa del Sol, Saqsaywaman, realmente
impresionante, en un principio se creía que era una
fortaleza, pero no era así, es donde ahora se realizan las
festividades del solsticio, momento muy importante de esta
cultura tan inteligente y desconocida, ya que no dejaron
información escrita de ningún tipo, sobre su vida.
Mas adelante volveré sobre este lugar. Luego Qenqo
con sus túneles y piedras esculpidas, toda una maravilla.
Pero aun no sentía esa energía de la que se me
había hablado, esa mística que había ido a
buscar, hasta que buscando el templo del sol y la luna, a donde
llegamos casi por casualidad y en donde minutos antes
había recogido una espiga de trigo, sin pensar, pero
entendiendo que era para una ofrenda. Me interno en el templo del
Sol, una hendidura en la piedra, trabajada en algunas partes por
el hombre,
siento algo adentro; cuando salgo comienza a delinearse en mi
como los sacerdotes se disponían en la parte exterior del
templo, que no era una construcción, sino una loma baja de piedra,
con relieves en donde se sentaban, adivinaba sus vestiduras,
imaginación?, todo esto fue corroborado por Belén,
que como comenté, también tenia sus cosas mentales.
Luego el de la Luna, en su interior había un circulo de
piedra sobreelevado, como un altar, en donde al meditar unos
segundos, note que de Belén se desprendía algo,
como un fantasma que atacaba amenazadoramente, nunca sabré
que es lo que ella lleva adentro, pero ella sabia que hay algo
que la perturba; de Viviana solo sé que al salir le dije
que "si tenia ganas de casarse pronto", mensajes? puede ser, pero
allí dentro también vi la imagen de un
sacerdote ataviado ceremonialmente, junto a otros individuos no
reconocibles. Allí deje mi ofrenda, pidiendo por nuestro
viaje. Fue emocionante, mi orgullo estaba bien ya que lo que
había buscado, estaba apareciendo poco a poco, pero
necesitaba mas, hay algo en el orgullo del hombre que
provoca que dentro de su pequeñez y egoísmo, quiera
conocer los secretos del universo en
contados segundos, cuando a este le llevó eras y eras
enteras en formar, organizar y armonizar sus energías.
Bajamos a Cusco en un bus para 6 o 7, en donde
viajábamos como 12, pero así como iba de lleno,
así también sus pasajeros fueron muy amables, para
con nosotros. Cenamos los tres en el lugar de siempre y nos
fuimos a dormir temprano.
Mapa del Camino Inka extraído de
Internet,
realizado por Vicente Goyzueta
Llegó el día, partíamos con un
grupo de
ingleses, yanquis y daneses, hacia Machu Pichu. No dejo de
reconocer que había un cierto recelo en mí, no
solo por lo físico, se nos informo que el camino era
duro, que las temperaturas bajaban, etc., sino también
porque no sabia que encontraría, o si todo lo que
pensaba ver o encontrar no ocurriría, de todos modos iba
abierto a todas las experiencias que pudieran suceder. La
relación con las argentinas ya era distinta, Yo estaba
en lo mío. En el bus viaje junto
a una yanqui que hablaba español, solo una charla formal, sin
mayores implicancias. Bajamos en Ollaytaytambo, otro
lugar con mucha historia del Tahuantinsuyo, este se
traduce como las cuatro regiones del sol, o sea las cuatro
regiones que formaban el imperio. Ollaytaytambo, es un
pueblo pequeño, pobre, agricultor, tiene sus ruinas que
son muy importantes; tiene también como casi todos los
pueblos las montañas con terrazas, que eran utilizadas
para cultivo y para que la tierra no
se degrade con las lluvias, que son muy frecuentes y fuertes.
Los demás no le dieron mucha importancia, pero lo
recorrí en los pocos minutos que nos detuvimos, las
construcciones de adobe son las más frecuentes y sus
pobladores nos miran con la naturalidad de gente que recibe
turistas constantemente, pero en algunos se veía su
mirada desconfiada, como si fuéramos a sacarles algo,
tal vez ya se les saco demasiado y no quieren perder mas.
Nuevamente en el bus, viajamos hasta 82 km de Cuzco, donde este
nos dejó para emprender los cuatro días de
caminata
.
Momentos previos, todos preparándose,
había movimientos por todos lados, tanto entre los que
hacíamos la excursión como de los porteadores,
hombres que se encargan de transportar el equipo necesario para
acampar, carpas alimentos, etc.,
a los cuales aun no había tenido en cuenta, pero luego
aprendí a respetar. Todos nativos del pueblo del Inka,
hombres capaces de recorrer el mismo camino que nosotros
hacíamos con nuestras mochilas, la cual yo había
cambiado por una nueva, impecable, cómoda y en la
cual transportaba 10 Kg, mas o menos, contra los 50 o 60 Kg que
Ellos llevaban en sus espaldas, agachados por el peso y
pasándonos a velocidad
increíble, teniendo en cuenta los cortos y cansados pasos
nuestros. Nosotros llamamos Inkas a todos, los englobamos, pero
por algunas explicaciones me enteré de que el Inka,
era uno solo, era el rey su esposa era la Qoya o reina.
Los Inkas fueron 15 y el primero fue Manko Qhapaq, que
junto a su esposa Mama Oqllo, salieron del lago Titicaca,
con las instrucciones del dios Viracocha – creador
de todo el universo
– de formar el imperio que llegó a abarcar con el
correr del tiempo, mitad de Chile, norte
de Argentina donde
sus influencias llegaron hasta Córdoba, todo Bolivia y
parte de Ecuador. La
inteligencia
de este pueblo y su armonía con la naturaleza
llegaron en relativamente pocos siglos a formar un imperio
poderoso, vasto y en donde la mayoría de sus
súbditos residían confiados en su Inka, en
Inti –dios Sol -, la Pachamama –
la tierra -,
Mama Killa – la diosa luna-, la espiritualidad del
Cóndor, la bravura y fuerza del
Puma, la sabiduría de la Serpiente –
dominadora del mundo subterráneo. Ellos creían en
tres niveles, los cuales eran representados en sus
construcciones, tales como Saqsaywaman, donde se aprecia
perfectamente. Estos niveles eran:
- La parte espiritual, representada por el
Cóndor, que a su vez era un mensajero entre el
mundo actual o terrenal y el mundo espiritual. - El mundo actual, la tierra que cultivaban, el agua que
bañaba sus sembrados, la madre tierra que les daba su
sustento. En el se incluía a la
Pachamama. - El mundo subterráneo, con la Serpiente,
de la cual se dice que al morir te atrapa entre sus anillos y
solo el Cóndor, puede rescatarte y llevarte al
mundo espiritual.
Volviendo a los momentos previos al inicio de la
caminata, agitación, adrenalina, eso se vivía en
los instantes previos, Yo solo observaba, creí estar listo
que no tenia nada que cambiar; estaba seguro de
mí mismo, pero luego el camino se encargó de
demostrarme que estaba equivocado. Nuestro guía, Mauricio,
estaba atento a todo y nos dio una somera explicación
inicial, sinceramente creo que estaba disconforme con el grupo
que le tocó, pero también creo que trató de
hacer lo mejor, para que la travesía fuera buena. Como
dije Yo estaba en lo mío, el mundo no me importaba, ya no
hablaba con nadie, estaba solo como quería estar. Comienza
la caminata, pasando por algunas ruinas que se veían a lo
lejos y con un sendero fácil de realizar, comenzamos a
subir y algo que en principio parecía duro, solo era una
pequeña lomada, así paso ese primer medio
día hasta llegar al lugar de almuerzo, previa
explicación de Mauricio sobre un complejo
arqueológico donde hicimos el primer descanso, luego del
almuerzo se produjo una charla sobre la forma de vida de esos
tiempos. Los ingleses, como comencé a llamarlos a todos,
comienzan a hablar solamente en su idioma, lo que pone a Mauricio
en la necesidad de darse a entender y explicar todo en dos
lenguas. El paisaje es grandioso, con otra subida pronunciada
entramos al parque nacional, hace calor, las
nubes comienzan a cerrarse, la lluvia llega, me siento observado
desde las alturas, pregunto a Mauricio y su respuesta es viven
pueblos que nunca bajan, pero que observan nuestro paso, o sea
son invisibles pero están. Lluvia, poncho,
transpiración, solo se piensa en descansar un poco, en
comer algo, en tomar agua. Miro
hacia arriba y veo dos formas rocosas, que son?….. parecen dos
sacerdotes observándonos, como controlando quien entra a
su refugio, la energía que veo en las montañas es
enorme, su halo es espectacular, quiero comentarlo con alguien,
nadie lo ve, solo Yo lo disfruto, solo Yo lleno mis ojos y mi
espíritu con esa vista. El camino continua, sube, baja,
calor, sed, las piernas comienzan a doler, la mente reconoce el
error. Todos comienzan a pasarme, mis piernas responden mal,
dolor, contracción, descanso, sigo, descanso, noto con
miedo que el campamento está lejos, arriba, siempre
arriba, el sendero sube muy rápido. Mi supuesta calma del
principio se transformó en dolor, cansancio, sudor,
Mauricio me espera, se acopla un hombre mayor que venía
rezagado, junto fuerza y sigo. Llego al campamento, solo quiero
masajearme las piernas, veo a los otros y los noto bien. El
placer de llegar, sacarse la mochila, aflojar los
borceguíes que eran pesados para tanto caminar, relajarse,
comer algo, …. calmar mi ser. Oscurece rápido, la
temperatura
baja también rápido. Ceno en silencio, escucho
decir a las argentinas, que "tendrían que tratar de
comunicarse con los ingleses", mi pensamiento es
que, ellos hablan español y nosotros no inglés,
¿porque no tratan ellos de comunicarse con nosotros?.
Ayudo a Mauricio a despejar la mesa de campaña, Mauricio
comenta que se puede contratar a un porteador para la
mañana del día siguiente. Me retiro de la mesa, la
montaña esta en una paz absoluta. Quiero meditar en la
penumbra, poco se me muestra, la
pregunta a realizar es por la contratación del porteador,
busco respuestas ya que está mi orgullo por delante y no
sé como preguntar, …… hasta que sale sola, en lo alto
de la montaña, en la cima veo tres penachos en la piedra,
relajo la vista, ¿imaginación?, tal ves, pero yo
veo un Inka sentado en su trono, grandísimo, observando mi
debilidad y mi miedo, ¿es cierto lo que veo, o mi
cansancio lo provoca?. El sendero que caminamos es un sendero de
peregrinaje. Pregunto que debo hacer, ¿debo seguir el
camino con todo mi peso?. Espero unos segundos y las nubes me dan
la respuesta, bajo el Inka una nube toma la forma de un animal,
de una llama, lo tomo como un mensaje, Ellos hacían cargar
sus cosas por estos animales, pido
perdón por utilizar uno de sus súbditos. Cierto o
no, imaginación o no, la respuesta llegó y la
decisión estaba tomada. Dando las gracias me dirigí
a mi carpa, donde dormía con un ingles, que no hablaba
español; nuestras únicas palabras eran buenas
noches o buenos días. Me hundo en mi vieja bolsa de
dormir, la cual me cobijo en mis caminatas de la Pampa de Achala.
El sueño llega pronto, la mañana también,
son las 6 hrs.; el dolor se fue, ya no existe, me siento
totalmente dispuesto a enfrentar el nuevo día, tomamos un
fuerte desayuno, huevo, leche,
sémola; como todo lo que puedo, paso a ser un camello que
se alimenta en exceso para luego disponer de esas
energías. El camino ya se encargó de hablar; solo
con orgullo no se puede, también vale la lentitud, el
ritmo, el ahorro de
energías. No le ganas a nadie, solo te definió como
eras, me quise llevar el día al hombro, salió
culo.
La marcha se inicia, nuestro guía nos
marca la
dirección y luego se queda al final, por
precaución. Comenzamos a trepar, por un sendero
selvático; la respiración del grupo se siente fuerte, hay
que cambiar el aire. Hay mucha
humedad en el ambiente,
pequeñas cascadas de agua que no
puedes tomar, hay que potabilizarla a toda. Miro hacia
atrás, lo que la noche anterior fue un Inka en su trono,
ahora es solo unos bloques enormes de piedra, donde las nubes no
llegan a la cima, están a nuestra misma altura pero
el sol pega
fuerte. Mauricio nos indico que a 1,30 hrs., había un
lugar de descanso, para posteriormente llegar al Paso de la Mujer Muerta
(¿?), tres hrs después. Mi paso es firme pero
lento, no cometeré el error de ayer. Llegamos al primer
descanso, el grueso del grupo se ha retrasado, pero eso no
importa, cada uno tiene que seguir su ritmo.
Nuevamente en el camino, el sendero sube, sube,
sube, se piensa en todo y en nada, la respiración es difícil, el ritmo es
muy calmo, llego a contar hasta tres y cuatro para dar el
próximo paso, miro hacia atrás, el sendero es solo
una línea blanca que se pierde en la montaña, paso
a alguien, un porteador me pasa, rápido casi corriendo,
como lo hacen?, pero no importa, tengo que seguir mi propio
ritmo, los apuros no sirven y quedarse tampoco, no detenerse es
la consigna, seguir arriba, arriba. Miro hacia lo alto, el
sendero se pierde en la altitud de la montaña y entre las
nubes.
Recién me doy cuenta que la selva ha
desaparecido, solo pasto y piedras, las nubes bañan las
laderas y lo que es extraño es que por momentos suben y
luego un pequeño cambio del
viento y bajan, todo en 5 minutos. De repente 4200 mts de altura,
llegamos al primer paso, Warmiwañusca, el mas alto.
Del tramo más difícil, del día mas duro se
había cumplido la cuarta parte; mi mente soltó una
pregunta, ¿tan rápido?, La respuesta fue la cara de
los otros que arribaban, Yo estaba feliz. Para mi sorpresa, soy
uno de los primeros, tengo tiempo de descansar, abrigarme, comer
una pastilla de glucosa y una tableta de alimento, tomo algo de
agua; el porteador que cargaba mi mochila se acerca y la
devuelve, le pago gustoso y le agradezco. Para sorpresa veo que
muchos hicieron lo mismo. A otro porteador le obsequio parte de
mi comida y agua. Llegan los últimos y entre ellos
Mauricio, al cual también ofrezco agua, lo cual es
agradecido y tomado de buena gana. Siento paz dentro de
mí, soy el rey del mundo y al mismo tiempo el
último gusano. Pregunto a todos si están bien. El
primer día luché contra la montaña, todo
mal, el segundo me uní a ella, sentí que estaba en
armonía con ella, no la vencí, lo hice con ella. El
Paso de la Mujer Muerta,
nadie murió allí y si lo hizo no se sabe, su nombre
se debe a su forma, que asemeja a una mujer muerta,
Warmiwañusca. Por loco que parezca, después
de tanto esfuerzo en subir, que venia? …..cuatro pasos y todo
baja, baja, baja, sientes tus rodillas, que hago acá, en
tren me lleva un día llegar a Machu Pichu y en un
día vuelvo, pero como dijo alguien, lo importante no es
lugar donde vas, sino el camino que transitas para llegar a
él, luego me enteré de todo lo cierto de esas
palabras. Debemos bajar hasta los 3600 más, para luego
subir hasta los casi 3900 mts. Las nubes nos cubren, comienza a
llover, por momentos me encuentro solo, por momentos
acompañado, hablas con alguien que te cuenta algo, la
gente se abre y descubres algún secreto, uno se abre y
descubre su secreto. Llueve; sudor, y me doy cuenta de todo el
hambre que tengo; algo caliente, algo sólido, al fondo de
la cañada, tras una curva, aparece la carpa comedor,
lista, olor a sopa, olor a comida; no importa como estoy; sucio
mojado por el sudor y la lluvia; a quien le importa. A medida que
llegamos nos introducimos a ella, me preguntan como estoy,
prácticamente no hablo con nadie, de todos modos los
ingleses siguen hablando solo su lengua. Luego
del almuerzo hacemos un pequeño descanso, nos
reímos un poco con Mauricio y las argentinas; todo se
siente bien. Alcanzo a ver un ciervo, del tamaño de una
corzuela, pero su color es gris
azulado, veo también una cascada con por lo menos tres
saltos, altísima, hermosa. Nos encontramos en el fondo de
la cañada y desde ahora todo es subida, hasta nuestro
próximo campamento. ¿Que tiene la montaña
que me provoca una sensación de paz y calma infinitas?.El
lugar se llama Pakaymayu o vallecito escondido.
Una hora de subida, pasando por puentes de madera,
cuidándonos de los precipicios y llegamos a un
Tampu (tambo es español) o lugar de descanso,
Runkuraqay, cada una de estas construcciones son
distintas, ésta es redonda, pequeña y todas tienen
una construcción aparte que es la del sacerdote
del lugar, Mauricio nos explica sobre el lugar y también
que en estos lugares se descansaba del camino; aquí
había alimentos y
cobijo para los peregrinos del camino, recordemos que este camino
era religioso. Según creo era para ir limpiándose y
llegar a Machu Pichu limpios espiritualmente.
Seguimos el sendero, me uno con Viviana y me cuenta
ciertas cosas y decisiones que a tomado. Luego de subidas duras
el camino se vuelve más fácil, mas plano, hay nubes
en la montaña del frente, la charla nos mantiene
distraídos, un colibrí vuela a pocos cms
míos, luego me entero que se creía que estos
animalitos era portadores de mensajes. De repente, como por magia
la nube se corre y delante de nosotros por unos segundos, casi
fantasmalmente, aparece Sayaqmarka o lugar parado, 3900
mts; nos detenemos impactados; es tan bonita, se la ve tan
viviente, pero nuevamente las nubes se encargan de esconderla.
Aceleramos el paso, llegamos a un mirador; los primeros han
llegado a otros los tenemos que esperar. Pero no importa, ella
esta allí, esperándome. Bajando unos 150 mts de
altura veo nuestro campamento.
Mauricio llama a los argentinos; ya su actuar es
distinto, más distendido. Subimos por la escalera de
piedra, donde solo se asciende de a uno, 50 o 100 escalones, pero
vale la pena el esfuerzo. Como todas las ruinas los techos no
existen, eran de palo y paja, solo quedan los muros, mudos
testigos de todo lo que paso aquí, lugar religioso, donde
también existían sirvientes, donde las comunicaciones
eran por Chasqui, hombres que corrían 25 o 30 Km
cada uno, donde los baños rituales eran comunes y donde se
crearon sistemas
hídricos soberbios para la época.
¿Cómo la construyeron?
Mauricio nos marca las
diferentes construcciones y tipos de trabajos en las piedras, las
mas rusticas son para gente menos importante, los de piedra mas
lisa, mas trabajada, eran para los más importantes y para
templos. Un trabajo perfecto, sin mortero de barro, solo apoyada
piedra sobre piedra. Era una ofensa para los dioses el que las
construcciones de sus templos fueran de piedra rústica, no
trabajada. Bajamos, suben los ingleses, me dirijo a la carpa,
dejo mi mochila, aflojo mis zapatos y prendo mi segundo
cigarrillo en dos días. De repente observo que en las
nubes, se abre un punto de luz; llamo a los
otros, nadie me escucha, estoy solo frente a eso, el punto se
abre mas y más, era solo para mí. El sol aparece en
el punto, que toma su tamaño, cierro los ojos, veo dos
aviones y dos naves circulares, todo se vuelve negro y surgen
puntos de luz azul que se
mueven vertiginosamente de izquierda a derecha, de arriba abajo;
paz, paz, calma total, algo me baña, algo me envuelve, los
colores cambian,
del rojo al verde, azul, todo rojo con centro verde,
espectacular. Abro los ojos, pudieron haber pasado 10 hrs. como 1
segundo, el punto que contenía al sol comienza a cerrarse,
vuelven las nubes, todo está en calma, todos han bajado al
campamento, todos se preparan para la cena en una
construcción inka. El momento mágico a pasado, ese
microsegundo en el tiempo a pasado, pero nunca será
olvidado, días después, me diría una
curandera que me estaban limpiando. Un momento en el cual no
existió espacio ni tiempo. Donde mi armonía llego
sin buscarla. Donde quisiera estar nuevamente. Donde la paz llega
a mi espíritu. Un momento mágico solo mío.
Luego en una meditación, ya en casa, me centré
justo en ese momento y lugar, observé a un sacerdote con
ropas ceremoniales y algo así como un cayado, que
hacía una ceremonia a Inti Tayta (Padre Sol), al
esconderse, momento preciso en el que sentí toda su magia.
Mi intención fue volver a la noche solo, pero
entendí que no valía la pena.
Cenamos en la construcción inka, me sentía
lleno de ganas, el ambiente era
mas distendido, ya que el segundo día, el más
pesado había pasado. Luego de la cena, Mauricio comenta
que el grupo es muy rápido. Cabía la posibilidad de
llegar a Machu Pichu al tercer día, pero perdíamos
la posibilidad de llegar antes que saliera el sol a la Puerta del
Sol y ver a la antigua ciudad con los colores
cambiantes del amanecer. Los ingleses, mayoría en el
grupo, quieren hacerlo en tres días, para mi no fue una
buena decisión, pero así se hizo. El sueño
gana mi mente, mi cuerpo más relajado lo acepto de buena
gana.
La mañana nos recibe con un sol hermoso, para
encarar el último tramo que era selvático, con
árboles
enormes, enredaderas y cumbres escondidas por las nubes, que poco
a poco nos fueron cubriendo. Viendo hacia atrás, di el
último adiós a nuestro campamento y a
Sayaqmarka.
uevamente en el camino, nuevamente me encuentro solo en
el sendero, con mis pensamientos y la expectativa de llegar a
Machu Pichu, pero con deseos de no llegar rápidamente,
solo quería seguir en la senda, quería seguir
descubriendo cosas. La niebla comienza a cubrir todo, el piso se
vuelve resbaloso, la nube es tan densa que la ropa de agua que me
había colocado, goteaba.. Bajadas, subidas, selva,
precipicios, todo en uno, caminar sin miedo pero con cuidado.
Pasamos por el interior de túneles cavados en la piedra.
El sendero nos lleva hasta Phuyupatamarca, lugar sobre las
nubes o ciudad de las nubes, toda cubierta por las nubes, que le
dan una halo de misterio. Mauricio comienza la explicación
de la ciudad y amplía otras también importantes,
creo entender la vida de este pueblo Quechua, creo estar
compenetrándome de ello, pero aún falta mucho hay
que seguir aprendiendo, me dan ganas de quedarme. Mauricio
delinea dibujos en la
tierra, explicando; para mi sorpresa, las imágenes
se producen en mi mente antes que nuestro guía las
realice, las explicaciones son cada ves más claras, pero
llegan a mi segundos antes de ser escuchadas, ¿como?,
¿porque?, no lo sabré nunca, pero así
ocurre, es como si mi mente comenzara a limpiarse de lo
monótono, de lo mundano. He sacado fotos en cada
lugar, he tratado de guardar algo de cada lugar en mi
mente.
Continuamos bajando, una brisa
comienza a llevarse las nubes, el sol me baña, hasta
llegar a nuestro lugar de almuerzo, Wiñawayna, que
también tiene sus ruinas, pero pasamos lejos de ellas.
Todo es más mundano, mezclándonos con otras
personas, con edificios modernos que nos anuncian que la
civilización existe, a la cual ya había olvidado.
Es un golpe intranquilizador saber que existen cables,
vías de tren, usinas hidroeléctricas, saber que
el hombre
irrumpe y destruye la armonía. Armonía que este
antiguo pueblo trató de mantener a toda costa.
Último tramo, Mauricio nos indica 2 hrs. , mi
paso es lento, todos aceleran, pero poco a poco también mi
paso comienza a acelerar, trato de contenerlo, no quiero ver el
reloj para saber cuanto falta. Belén me lo pregunta y mi
contestación es llegarás cuando tengas que llegar.
Sin pausa sigo acelerando la selva nos rodea y se debe mirar al
piso para no resbalar en las piedras húmedas; de nuevo
solo en el camino, llego a una escalera alta, toda de piedra, por
el peso de la mochila solo puedo ver de reojo la parte superior.
Mis piernas sentían que cada escalón era como subir
a una silla y a otro y a otra, la respiración es
difícil, respiro por la boca, paso a las argentinas, la
transpiración corre por mi cuerpo y mi frente, todo pesa,
me enfurezco al saber que traje cosas que no servían, pero
su peso era ínfimo en Qosqo y aquí sumaban muchos
kgs. De repente Intipunko, la Puerta del Sol, Mauricio nos
espera, nos alienta, vamos, vamos, tres escalones mas y levanto
la vista, allí esta, bañada por el sol,
bañada por Inti Tayta, todo lo viva que puede
estar, la veo asombrado, es una mezcla de alegría y
tristeza, las lágrimas comienzan a brotar, no las puedo
parar, trato de esconderlas, ¿para que?, siento muy dentro
de mí, tal como antes lo sentí al ver fotos de
ella, llegaste a casa, llegaste a tu hogar. Allí esta
frente a mí, con todo su misterio y belleza, Machu
Pichu.
Le pido a Mauricio que me saque una foto, creo que
él entiende mi emoción y trata de calmarme.
¿Cómo sería llegar a la salida del
sol?.
Bajamos por el sendero, paso por unas construcciones y
nuevamente en mi mente veo las imágenes
de lo que fueron, veo soldados vigilando el acceso; luego lo
pregunto, mi visión es real. Llego al lugar de
reunión preestablecido, me siento en una ventana del
refugio, las nubes comienzan a cubrirlo todo, llega la lluvia, la
gente abandona la ciudad, toda vacía esta, mi mente no
piensa, solo observo, sentado, inmóvil, 10, 20, 30
minutos, no sé cuantos fueron. Allí
estábamos ella y yo contemplándonos. Llegué
a casa, lo demás no importa. Recuerdo que en fotos vistas
anteriormente, un edificio me marca cual flecha un lugar elevado
dentro de la ciudad, pregunto, era el observatorio,
¿casualidad?, me gusta ver a las estrellas, sobre todo en
la montaña, donde se aprecian perfectamente. Bajamos a
Aguas Calientes, pequeño pueblo que se mueve en base al
turismo,
inmediatamente compro una remera para cambiarme, mi ropa
está toda húmeda, incluso la que llevo en la
mochila y aprovecho para recorrer el mercado, que
tiene como seis cuadras y en donde hay de todo, ropa,
artesanías, insectos disecados, instrumentos
musicales, piedras semipreciosas, etc. Mientras el tren esta
en la estación, todo es movimiento,
pero al salir este, comienzan a cerrarse los distintos negocios que
forman el mercado, no son locales, son pequeños lugares
con mesas y una lona que cubre de la lluvia. Después de la
cena y de tratar de contener los enojos de Mauricio con los
ingleses, que le pedían alguna sonsera, no tomamos algunas
cervezas, brindando con Viviana, Belén y Mauricio, los
ingleses ya lo habían hecho entre ellos!?. Se acercaba
otro momento esperado por todos y nos dirigimos hacia el lugar
rápidamente, las aguas termales. Agua caliente y
relajante. Previa ducha, ellas eran lo mejor que puedo
recomendar, sobre todo después de tres días de
caminata. Relajar los músculos, relajar la mente, el
objetivo
primario estaba cumplido, solo quedaban las explicaciones que al
otro día nos daría un guía especializado de
Machu Pichu. Pero para mí ya estaba todo dicho.
El sol se muestra a pleno,
subimos a la ciudad en bus, comienzan a explicarnos; todo es
lindo. Tras una visita guiada, el nuevo guía se despide.
Comienzo a recorrer la ciudad sólo, mi intención es
sentirla. Llego al Templo del Cóndor, se cree que
aquí se realizaban sacrificios de animales, pienso que no
solo de animales. La explicación más razonable para
mí es que se depositaban ofrendas para
ser llevadas por el Cóndor al mundo espiritual. Siento una
gran energía en un pequeño túnel, en donde
me detengo y mi mente me indica que hay túneles, tanto
para gente como para agua, estos últimos desembocaban en
pequeñas fuentes que
servían para baños litúrgicos de los
sacerdotes de cada culto. Mi mente esta en blanco cuando realizo
mis movimientos de Tai Chi. Sigo recorriendo la ciudad, en mi
mente veo tres ventanas una detrás de otra, las encuentro,
existen en realidad. ¿Qué pasa en estos lugares,
que produce que mi mente vea antes lo que mis ojos confirman
después?
Ya está hecho, deseo bajar a Aguas Calientes y
preparar mi viaje en tren a Qosqo. Nótese que la llamo
Qosqo y no Cuzco. Cuzco es una palabra española que deriva
del nombre original, pero que no significa nada. En cambio
Qosqo significa El Ombligo del Mundo, nunca tan bien
puesto un nombre, es el centro; el lugar por donde nuestra
energía fluye, por donde receptamos y entregamos cosas de
nuestro ser, por donde nos armonizamos o desarmonizamos, nuestro
centro, cuando logramos bajar todo nuestro ser a ese punto, todo
es armonía con el universo.
Qosqo, el Ombligo del Mundo.
Momentos previos a la partida se me acerca uno de los
porteadores, Isidro creo que es su nombre y me pide que le venda
mi bolsa de dormir, a lo cual previo informe a
Mauricio, para que no sea reprendido, le regalo gustosamente, lo
cual es agradecido buenamente y comentado entre los otros
porteadores, todos ellos muy amables para conmigo.
Ya todo pasó, no hay necesidad de apuro, previa
charla con Mauricio, subo al tren y nuevamente me toca viajar con
la yanqui, a la que convido un choclo hervido, todos los
demás compran tambien, incluidas las argentinas. Me
sorprende la forma en que lo comen, al ser granos muy grandes,
los toman uno a uno y se los meten en la boca, nos reímos
con Belén y Viviana y devoramos los nuestros a nuestra
forma, todos comienzan a copiarnos.
En el viaje de regreso pienso en recorrer otros lugares;
pregunto por Nazca, se me informa que tengo que ir primero en
avión a Lima y luego bajar hasta Nazca, en donde existen
unas líneas gigantescas con distintas formas, una de ellas
con la forma de un colibrí. Pero algo me hace abandonar la
idea.
Ya en Qosqo, comienzo a delinear mi próximo
día, quería conocer Pisqj, otro lugar
importante dentro del Valle Sagrado de los Inkas y como no
iba a ser sagrado si estaba bañado por el río
Urubamba, que le da a la zona todo el riego necesario para
que las cosechas sean buenas y abundantes. A la noche cenamos y
en mi mente se seguían produciendo imágenes que
veía posteriormente. Una de ellas era como una tela de
araña o vitral. Partí en bus de línea, fui
solo ya que las argentinas al otro día volvían a
Bs. As. El recorrido lo hice a pie, por momentos es pesado pero
valía la pena. Con distintas construcciones alejadas unas
de otras, algunas de adobe otras de piedra rústica. En un
punto alto, al realizar un descanso, vuelvo a ver la tela de
araña, giro mi cuerpo y frente a mí, en el valle
veo los sembrados, que por su pequeñez formaban una tela
de araña. Por último la parte principal, alejada de
las casas habitación, el Templo del Sol y a su lado el
observatorio en donde se encontraba una roca negra que llenaba
todo el recinto. Esta tenía una protuberancia en el medio
en donde los sacerdotes, según se decía ataban al
sol; la realidad era que la usaban para determinar en tiempo
perfecto la llegada de las distintas estaciones del año,
con su época de lluvias, sequías, siembras y
cosechas. Bajé de la antigua ciudad hasta la moderna
previo pasar por el cementerio. Este eran cuevas cavadas en la
montaña y tapadas sus entradas con adobe, pero la
mayoría fueron profanadas, para sacar las cosas con las
que se enterraban a los muertos. El regreso a pie fue largo, al
llegar a la pequeño pueblo me dirigí hasta la
Plaza, en donde había un mercado artesanal. Frente a la
Plaza había construcciones antiguas y lugares de hospedaje
y bares. A uno de ellos fui a comprar agua y en él me
atendió una mujer galesa que cambió su forma de
vida hace dos años y se vino a vivir a este lugar. Tomo el
bus hacia Qosqo, me di cuenta que no quería irme hacia
otros lugares. Cenamos como despedida con Belén, Viviana y
Mauricio. Ya había tomado una decisión,
quería hacer algo místico, tal vez volver a Machu
Pichu en tren y allí realizarlo.
A la mañana siguiente volví a
Saqsaywaman, en donde con un guía contemplé
mas acabadamente lo que era el lugar.
Me es explicado que la ciudad de Qosqo, en un
principio tenía la forma de un Puma recostado, lo cual se
ve perfectamente en la planimetría antigua de la ciudad,
cuya cabeza es precisamente Saqsaywaman y su corazón
era la Plaza de Armas. Lo inexplicable es como transportaron las
piedras, que son toda distintas y por ejemplo hay una que tiene
once ángulos. En el espacio principal entre las
construcciones es donde se realiza el Inti Raymi todos los
24 de junio, la festividad principal, en donde ataviados con los
ropajes tradicionales, se realizan las ceremonias rituales, bajo
la mirada de miles de personas tanto nativas como turistas,
lógicamente sin usar todos los elementos originales como
por ejemplo El Disco Solar, traído al pueblo Quechua por
un sabio Amaru Muru desde Lumeria, según la leyenda y
luego depositado en Qorikancha hasta la llegada de los
españoles y escondido por un grupo de sacerdotes, se cree
que en el lago Titicaca.
Le pregunto a mi guía sobre Garcilaso de la Vega,
mitad nativo por parte de madre y mitad español por parte
de padre. Este hombre se inclinó por la corona y sus
títulos, haciendo creer que defendía al pueblo
Quechua. Traidor lo llamo, igual que otros a los que
pregunté. También vi una sección circular
con muchos apoyos o caminos o cimientos, se cree que había
tres torres, una de esas era circular, otra rectangular y falta
una que fue totalmente destruida. En la sección circular,
parándome en el centro la voz se siente como en una
campana y la energía es muy fuerte. Mi idea es que esa
sección circular era una base de naves extraterrestre,
sé que existen otras en otros lugares de
Sudamérica. Saqsaywaman fue destruido en parte por la
colonización, con picas y barrenos, se utilizaron sus
piedras para construir casas y solares en Qosqo. Todo un crimen
perpetrado contra esta maravilla.
Me siento en una loma, pienso en todo lo escuchado y
visto, prendo un cigarrillo, veo al Ombligo del Mundo desde las
alturas. Estoy viendo el centro del mundo Quechua.
Bajo a Qosqo, me encuentro con Mauricio y le
comento si es posible volver a Machu Pichu y hacer un recorrido
místico, me contesta que lo haríamos juntos, que
él tambien estaba interesado en hacerlo.
A la noche salgo a cenar y conozco a una chica
canadiense con la cual compartimos la cena y luego un café,
saldrá a Machu Pichu. ¿De qué forma ella lo
verá?. ¿Qué sentirá al descubrirla?.
Al llegar al hotel, el sereno me comenta que conoce a una mujer
que lee las hojas de coca. Le propongo ir al otro día, a
lo que accede. Así partimos al otro día a
Huasao, pueblo a pocos Km de Qosqo, en donde habitan
brujos, chamanes y curanderos. Entramos en una casa vieja, pero
limpia y me atiende una mujer que tenía su ojo izquierdo
medio cerrado. Mi guía me indica que solo habla Quechua.
Para mi sorpresa y de mi guía dice que no hacia falta
traductor, que hablaría conmigo en español, tras lo
cual hace salir a mi guía. Habiendo llevado yo las hojas
de coca, comienza a esparcirlas sobre la mesa. Yo me
dirigía a ella como Mamá y ella a mí como
Papá. Me sorprende diciéndome de mi dolor de
espalda, que vivo solo, que mi hermano trabaja lejos de donde
vive, también me dice que tengo que volver con valor a
realizar mis sueños, que las ideas que tenía en la
cabeza eran buenas y que así mi futuro seria bueno. Tras
estas palabras le pedí que hiciéramos una ofrenda a
la Pacha Mama, para que bendiga mis deseos, a lo que
accedió y con algunos elementos nos dirigimos a unas
ruinas cercanas. Ella iba colocando en un papel
distintos elementos que conformarían la ofrenda, tales
como granos de maíz,
anís, cosas dulces y por supuesto hojas de coca, con las
cuales hacia un trío entre su pulgar y su índice y
rezaba mantras, los cuales eran rezados en voz muy baja y de
tanto en tanto me hacia tomar cerveza, dejando
caer algo en la tierra ofrendándosela a ella. Una vez
armado el paquete de ofrenda, previo haber depositado mis deseos
en él, procedió a quemarlo en un lugar apartado, ya
que no se permite esto entre las piedras de las ruinas, para no
ennegrecerlas con el humo. En ese momento le pregunté si
yo había habitado en Machu Pichu, a lo que contestó
que si, pero eso ya no importaba, que viera al futuro. La dejamos
en su casa y saludándola
afectuosamente nos dirigimos a Qosqo. En nuestro corto viaje, mi
guía me hablo de los Apus, hombres sabios de la
montaña, seres mitad pájaro y mitad hombre, que
bajaban a aconsejar a los hombres. Quedamos en ir a la
mañana siguiente.
Al salir a cenar me encuentro con Mauricio y me comenta
que podía ir a Machu Pichu, pero que Él
partía con otro grupo hacia el camino Inka. Le comento mi
experiencia y que yo tampoco iría. Como recuerdo le regalo
mi vieja mochila y con un abrazo nos despedimos, prometiendo
comunicarme con él si puedo volver en junio.
Llega mi ultimo día en Qosqo. Raudamente partimos
con mi nuevo guía, hacia el lugar donde hablaría
con los Apus. Casualidad o no la noche anterior
encontré en un escaparate un libro La
Morada de los Apus, el cual compré
rápidamente.
Entramos. El ambiente era húmedo, era una
habitación rectangular, en un edificio normal. En uno de
los lados más angostos del rectángulo había
dos mesas con imágenes de Cristo. En sus extremos
había dos personas sentadas, una de ellas me es
presentada, la otro no emite palabra alguna, otras personas
entran con nosotros. Nos sentamos en sillas colocadas contra la
pared. Soy el primero en ser atendido. Reconozco que no
sabía que esperar, ya que las luces estaban apagadas. Solo
veía puntos de luz azul, pero estaban inmóviles.
Allí, con voces impostadas como por un ventrílocuo,
se siente mi nombre y una pisadas en la primer mesa, que se
encontraba frente a mí, como si fuera un pájaro
gigante que se posa y camina sobre ella. Pregunto si mi plan es bueno, me
pregunta mi fecha de nacimiento, siento como si escribieran sobre
la mesa. La respuesta fue inmediata eres impar y tienes que ser
par. Pon tres velas al Sr. de Sentencia a las 18 hrs. en punto,
iglesia de la Merced. Tras eso me despidió haciendo pasar
a las otras personas. Al salir pregunto como podía
comunicarme con ellos viviendo tan lejos y me preguntaron si
cerca había una montaña alta, conteste el Uritorco.
Se me dijo que viajan a la velocidad del
pensamiento y
que invoque en la oscuridad, al Sr. del Uritorco, mi guía
desde ese momento. Salimos, mi impresión era grande, aun
no sé si todo fue una farsa o si fue real, todo se
sintió muy real. A las 18 hrs. estaba enfrente del Sr. de
Sentencia, un cuadro de Cristo encorvado y al cual un hombre
castigaba duramente con un manojo de varillas, dejando su espalda
sangrante, era lastimoso verlo. Ante Él pedí por mi
viaje y por fuerza para llevar a cabo mis
sueños.
A la noche, previa cena, me encontré con el
uruguayo y el argentino que conocí al principio,
contándonos algunas experiencias. Fuimos donde trabajaba
uno de ellos, tomamos algunas cervezas, bailamos con algunas
chicas, nos divertimos bastante, era mi última noche en
Qosqo.
Recorrí mucho, pero no tanto, faltó mucha
información para traer, pero bien sé que mi camino
fue guiado, nada fue casual y creo que dentro de mi inocencia,
traté de aprovecharlo al máximo.
Me levanté temprano, mi vuelo era a la
mañana, mi guía se encargo de llevarme al
aeropuerto, nos despedimos con un abrazo y le dije que fuera a
ver a los Apus, que tenían algo que decirle, fue algo que
me salió de adentro.
Camino por la pista rumbo al avión, siento
tristeza al irme, no quiero dejar de ver esa ciudad que me
albergo y me mostró cosas importantes. Que me
permitió ver el porqué de su nombre El
Ombligo del Mundo. Todos quieren ir, por alguna
razón física o espiritual,
todos viven en forma distinta su estancia en ella. Ciudad que es
un imán, a la que llegan de todas partes del mundo, a la
que llegué con grandes expectativas y no me
defraudó, en la que se me cruzó por la mente 100
veces quedarme a vivir, estudiar y trabajar. Mi recuerdo
quedó en la Plaza de Armas, que me mostró todo,
desde lugares hasta gente, desde distintos pensamientos, hasta
reconocer mis errores y miedos.
¿Que hay de mágico en Ella?. ¿Que
hace que nuestros sentidos se afinen y surjan de nosotros cosas
que no podemos explicar?. ¿Porque nos muestra lo que
queremos y no queremos ver?.
Mágica, noble, …… Inka. Prometo volver
algún día, no muy lejano.
Mis quince días estaban terminando, subo al
avión, no puedo esconder mi tristeza, no puedo dejar de
ver por la ventanilla de mi asiento. No puedo dejar de pensar en
el primer momento que vi la Plaza de Armas, cuando llegué
a Machu Pichu. Última foto desde el avión, vuelo
hacia La Paz, la cual me recibió con problemas
políticos y cortes de ruta. No pude conocer más que
la ciudad y su parte artesanal muy comercializada. Esto
sirvió para tener ganas de volver a Córdoba, tras
tres días de encierro en esa ciudad. Volver a casa y a mis
perras, a mi familia.
*Ahora sí. Tu mente puede reproducir con mayor
acierto lo que el ojo no ve, porque guarda registrados los
elementos que formaron parte en su momento, de tu vivencia. Por
tus ojos, tus oídos, tu tacto, tu respiración y
hasta tu gusto, ha entrado información a los almacenes de tu
memoria. Ahora
ya no puedes formarte una idea antojadiza. Ahora existe un
diseño
de lo que viste en lo real, guardado en los archivos de tu
memoria. A eso
en tu sociedad se le
conoce como EXPERIENCIA, y esta es la que da la SABIDURÍA.
*
Del Libro La
Morada de los Apus de Rubén Iwaki
Ordóñez.
Juan Carlos Kufner