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Egipto antiguo (página 2)




Enviado por Ana B�r



Partes: 1, 2

5. Principales temas de la
arquitectura

La arquitectura
egipcia se distinguió por sus macizas formas
geométricas, nítidas y la solidez como
símbolo de durabilidad, como garantía de seguridad
ilimitada e indestructibilidad. De aquí pues, se deduce la
grandeza monumental la perfección técnica de sus
obras.
La principal corriente de la construcción monumental fue la
megalítica. Juntaban enormes bloque de piedra formando
estructuras
básicas. De los acantilados se extrajo una variedad de
piedra de construcción como la piedra arenisca
corriente a los granitos más densos y otras rocas
metamórficas, así como la arcilla para hacer los
ladrillos. Su arquitectura se
basó en el sistema
trilítrico.
Cuando analizamos un templo egipcio encontramos que su
arquitectura se desarrolla siempre según una estructura
axial, organizada en un ángulo recto con respecto al
río. Esta orientación de este a oeste es utilizada
en casi todos los templos, de modo que el sol nunca nace
a la entrada del pilón y envía sus rayos dentro del
santuario, situado directamente en el eje, siguiendo su curso a
través del templo. Esos dos ejes marcados por el
río y el sol, forman la
base para la retícula ortogonal de los campos y ciudades
egipcias.
En general, los edificios egipcios representan una síntesis
de cuatro ideas fundamentales: el "oasis" cerrado, la masa
megalítica, el orden ortogonal y el "recorrido" o eje;
constituyendo una representación del cosmos egipcio.
Las construcciones más características del arte egipcio son
las tumbas y los templos.
El tipo más antiguo de tumba, que se repite en el Bajo
Egipto, es la
mastaba, que ofrece el aspecto de una pirámide truncada de
planta rectangular, dentro de la cual existe una pequeña
sala, serdab, para las ofrendas, una
reducida capilla y, bajo tierra, la
cámara mortuoria a la que se accede por un pozo, que se
ciega una vez colocado el cadáver.
La superposición de mastabas da lugar a la pirámide
escalonada, como la del faraón Zozer de la II
dinastía, en Saqqarah. En la IV dinastía se
construye la gran pirámide de Keops, a la que siguen en
importancia las de Kefrén y Mikerinos. La pirámide
encierra en su interior dos cámaras funerarias, una en el
centro y otra bajo tierra, a las
que se accede por estrechos corredores que se ciegan con grandes
bloques de piedra, para garantizar la inaccesibilidad una vez
colocado el cadáver y las esculturas y ajuar que en la
cámara alta se depositan. Junto a las pirámides se
sitúan templos funerarios, una calzada conduce al Nilo,
donde se construye otro templo y otras dependencias que crean un
ambiente en el
que la pirámide es el centro de atención. En relación. con la
pirámide de Kefrén, está la esfinge de
Gizeh, retrato del faraón.
A partir del imperio Medio, desplazado el centro político
hacia el sur de Egipto, se
construyen los hipogeos, tumbas excavadas en los acantilados del
río, como las de Beni-Hassan, o bien se excavan en el
suelo, como
las que subsisten en las cercanías de Tebas. Estas tumbas,
cuyos accesos se ocultan están constituidas por varias
salas, disimuladas las comunicaciones
entre ellas, para evitar las depredaciones.
Los templos más característicos corresponden al Imperio
Nuevo. Esquemáticamente están constituidos por una
avenida de esfinges, dos obeliscos, el acceso rectangular que se
abre entre dos pilonos o muros trapeciales, con frecuencia
decorados con relieves, y rematados por la característica
gola egipcia, formada por una moldura y una faja cuyo perfil es
análogo al de la garganta humana. El acceso da paso a un
patio peristilo, sin cubierta y con columnas en torno al que
sigue la sala hipóstila, es decir, con columnas, que da
paso al santuario en cuyo fondo se sitúa una
pequeña cámara muy reservada. se observa la
gradación en la luminosidad que, como otros aspectos, ha
de influir, en este caso por oposición, en los templos
cristianos en los que la máxima luminosidad se concentra
en la cabecera. El templo se completaba con edículos,
templetes y, fundamentalmente, con un convento y otras
dependencias. son características las de Karnak, Luxor,
Filae y Edfú.
Otro tipo de templo tiene carácter
funerario, speos, siguiendo el modelo de
hipogeo, según vemos en los de Deir-el-Bahari,
sobresaliendo el de la reina Hatsepsut, del Imperio Nuevo,
organizado en tres terrazas y en el que aparecen las columnas
protodóricas. Son muy característicos los de Abu
Simbel, que se abren como gran pilono tallado en la roca, con
estatuas en los frentes y que consta de sala con pilares,
santuario y cripta.
Las casas egipcias, estaban formados en dos partes, destacando en
ellas el gran salón con columnas, que recibía la
luz cenital o
aprovechaba el desnivel entre los muros y la cubierta pues
eran  más bajos que los soportes en que apoyaba el
techo, al fondo se situaba un jardín.

Carácteristicas del arte egipcio en
el imperio nuevo
La XIII Dinastía tuvo faraones débiles e
ineficaces, alcanzándose un número de unos 50 en
120 años. El segundo periodo intermedio (XIII a XVII
dinastías) fue de nuevo para Egipto una época de
gobierno
dividido. Los hicsos, pueblos venidos del Asia occidental,
entraron en Egipto proclamándose a sí mismos
faraones. Impusieron su poder gracias
a la utilización de caballos y carros de guerra. Esta
circunstancia tuvo una prolongada influencia, ya que los hicsos
llevaron a Egipto nuevas
tecnologías a la vez que también proporcionaron
una visión más amplia de su lugar en el mundo
mediterráneo. Una vez más, sin embargo, Tebas
instigó la reunificación del país, los
extranjeros fueron expulsados y se restableció el poder central
de la monarquía. El Imperio Nuevo (1570-1070
a.C.) comenzó con la XVIII Dinastía, y fue una
época de gran poder, riqueza e influencia, como lo
evidencia su importante comercio exterior
y sus conquistas en el extranjero.

Artes decorativas
Durante el Imperio Nuevo las artes decorativas, al igual que la
pintura y la
escultura, alcanzan las más elevadas cotas de
perfección y belleza. Los objetos de uso cotidiano
utilizados por la corte real y la nobleza fueron exquisitamente
diseñados y elaborados con gran destreza técnica.
No hay mejor ejemplo para ilustrar esta afirmación que el
ajuar funerario de la tumba (descubierta en 1922) de Tut Anj
Amón, donde con ricos materiales
—alabastro, ébano, oro, marfil y piedras
semipreciosas— se crearon múltiples objetos de
consumada habilidad artística. La cerámica del Imperio Nuevo ofrece
también este mismo gusto decorativo, con sus superficies
frecuentemente pintadas con motivos vegetales. En esta
época se produce el apogeo del vidrio,
técnica en la que los artesanos mostraron una gran
originalidad. En general, y a tenor de los restos conservados, se
puede decir que los egipcios de esta época encontraron un
particular deleite en la riqueza ornamental y en los vivos
colores de las
pinturas y artes decorativas.

Escultura
Durante el Imperio Nuevo la escultura alcanzó una nueva
dimensión. La rigurosa y severa estilización del
Imperio Antiguo y el áspero realismo del
Imperio Medio fueron reemplazados por un estilo cortesano en el
que se combinaban perfectamente la elegancia y la cuidadosa
atención hacia los detalles más
delicados. Iniciado durante los reinados de Hatshepsut y Tutmosis
III, este estilo alcanzará su madurez en tiempos de
Amenofis III. Los retratos de los faraones y de los cortesanos
fueron obras plenas de gracia y sensibilidad.
El arte en la época de Amenofis IV, hijo de Amenofis III,
refleja la revo lución religiosa promovida por el
faraón. Amenofis adoraba a Atón, dios solar, e
imaginó y proyectó una línea
artística encaminada hacia esta nueva dirección, es decir, a eliminar el
hieratismo tradicional del arte egipcio. Al comienzo de su
reinado se utilizó un realismo casi
caricaturesco, pero poco a poco fue derivando hacia un estilo de
sutil belleza y profunda ternura, cualidades perfectamente
ejemplificadas en la cabeza de piedra caliza pintada de su
esposa, la reina Nefertiti (c. 1360 a.C. Staatliche Museen,
Berlín).

Pintura
Mientras que el relieve se
utilizó en el Imperio Nuevo principalmente para la
decoración de edificios religiosos, la pintura
predominará en la decoración de las tumbas
privadas. La necrópolis de Tebas es una rica fuente de
información sobre la lenta evolución de la tradición
artística, así como también de excelentes
ilustraciones de la vida de aquella época.
El medio pictórico permitió mayores posibilidades
que el escultórico, al conceder al artista la posibilidad
de crear coloristas imágenes
de la vida alrededor del Nilo. Los funcionarios aparecen
representados inspeccionando los exóticos tributos
llevados a Egipto desde todos los rincones del mundo conocido.
Los oficios de los talleres regios están representados con
meticuloso detallismo ilustrando la elaboración de todo
tipo de objetos, desde grandes esculturas a delicadas joyas. Los
ritos funerarios, desde el cortejo fúnebre hasta las
últimas plegarias elevadas a los espíritus,
también se representan. Uno de los elementos comunes en la
pintura de las tumbas tebanas, conocido ya en el Imperio Antiguo,
es la representación del difunto cazando y pescando entre
los papiros de las marismas, entretenimientos y actividades de
las que desearía gozar durante toda la eternidad.
Los faraones de las dinastías XVIII a XX fueron grandes
constructores de aruitectura. Tras el restablecimiento de la
capital en
Tebas la realeza divina de los faraones se asoció al dios
local Amón, que llegó a ser la divinidad suprema
más importante de Egipto y reinaba sobre los dioses
secundarios. Casi todos los faraones del Imperio Nuevo se
preocuparon por ampliar y hacer nuevos añadidos en el
conjunto de templos de Karnak, centro del culto a Amón,
convirtiéndose así en uno de los más
impresionantes complejos religiosos de la historia. El mayor de todos
ellos es el de Karnak; sus gigantescos pilonos, la gran sala
hipóstila, los vestíbulos plagados de columnas, los
obeliscos y las estatuas dispuestas en numerosos lugares, llevan
directamente a pensar en el poder y majestuosidad del
faraón y el Estado de
aquella época. Próximo a este conjunto destaca
también el templo de Luxor.
Al referirnos ahora al templo como estructura
arquitectónica, mantendremos la visión que de
él se tiene generalmente, la que lo considera "casa del
dios".
Para emplear una comparación, podemos considerar el templo
como organizado según un modelo
parecido a nuestra casa-habitación. Y al igual que en
ésta existe una parte habitable, una de servicio y
otra de representación, así el templo del Imperio
Nuevo comprende más o menos tres partes con
análogos destinos. La parte donde habita dios, la parte
donde se efectúan las ceremonias preparatorias o servicios no
directamente anejos al culto, y la parte pública, lugar de
encuentro entre dios y el profano.
La parte donde habita dioses el santuario, la segunda es la sala
hipóstila, la tercera es el patio. Naturalmente, quien
visita el templo egipcio, entra en el patio, desde pasa luego ala
sala hipóstila y finalmente penetra en el santuario.
Por lo general todos los templos construidos en el Valle del
Nilo, y por lo tanto en los alrededores del río,
están orientados directamente hacia el mismo río.
Considerando que el río discurre en teoría
desde el Sur hacia el Norte, el templo tendrá la entrada
por el oeste si se encuentra en la margen derecha, y por el este
si se encuentra en la margen izquierda. La orientación
está, pues, siempre en función
del Nilo, ante todo por motivos prácticos: las comunicaciones
en el antiguo Egipto se hacían por vía
acuática y fundamentalmente por medio del río Nilo;
disponer la entrada del templo hacia el río tenía
como finalidad principal abreviar notablemente el camino a
recorrer.
La vía de acceso al templo estaba flanqueada a ambos lados
por estatuas generalmente de esfinges o animales
sagrados, teniendo entre las patas anteriores figuras del
soberano que patrocinaba la construcción.
Podemos decir que la esfinge en Egipto es siempre varón, y
que casi siempre representa al soberano. Además las
más de las veces se halla a la entrada de cualquier
edificio, custodiando el acceso.
La avenida de las esfinges termina en un espacio inmediatamente
anterior a la entrada del templo propiamente dicho. Se trata del
llamado pílono, más alto y más alto que el
templo que había detrás. Simétrico
bilateralmente, con un énfasis en el axis central que
corre por todo el templo, el pílono comprendía dos
inmensos muros inclinados flanqueando una sola puerta más
baja en el centro.
Delante de este pílono y a los lados de la puerta se
colocaban estatuas de varias dimensiones en cantidad variables (
representando generalmente al faraón), lo mismo que los
obelisco, dipustos como ya hemos visto, siempre a pares.
La fachada era de este modo algo más que impresionante,
aunque penetrable, barrera al interior.
Atravesando el umbral, se llega a un patio limitado por paredes
de piedra, a menudo con pórticos a uno o más lados,
según los casos y se definía por una o más
capas de columnatas en dos o más lados. Generalmente las
columnas enmarcaban una serie de estatuas monumentales del rey.
Esta es la parte que podemos denominar pública, en la cual
podían entrar sino todos, por lo menos también los
que estaban ceremonialmente puros, esto es, aquellos que no se
habían purificado por medio del agua.
A continuación del patio seguía la sala
hipóstila. Se trata de una sala más o menos grande,
con un techo sustentado por columnas. En los templos mas grandes
las columnas macizas agobiaban los estrechos espacios que las
separaban, la sala hipostila tiene un doble axis. Siempre formaba
un rectaangulo orientado transversalmente. Esta era la parte "de
servicio", la
que ncontenia las estructuras
reservadas para la purificacion ritual antes de entrar en la
untima y mas secreta del templo, el santuario propiamente
dicho.
A medida que se penetra en el templo los espacios se hacen mas
pequeños. El piso se eleva y el techo desciende y los
espacios por lo comun estaban iluminados cenitalmente.
Cada ves que un faraon añadia nuevas construcciones a
alguno de los templos, dichas construcciones nuevas tenian un
valor por si
mismas y funciones
propias, pero no servian jamas para engrandecer o aumentar la
escencla del templo, su nucleo central formada por en
santuario.
En este sentido el templo propiamente dicho es el santuario. Alli
es donde "habita" el dios, y alli es donde se desarrolla la parte
mas importante del culto. Por lo tanto tambien sera la parte
menos expuesta a cambios y es ahí donde estan las
estructuras mas antiguas.
En la ribera occidental del Nilo, cerca de la necrópolis
de Tebas, se construyeron templos para el culto y honras
fúnebres de los faraones. Durante el Imperio Nuevo, los
cuerpos de estos faraones se enterraron en tumbas excavadas en la
roca en el entorno denominado Valle de los Reyes, ya en pleno
desierto, con los templos funerarios o mortuorios a cierta
distancia fuera del valle. De estos templos, uno de los primeros
y más insólitos fue el de la reina Hatshepsut en
Dayr al-Bahari, levantado por el arquitecto Senemut (muerto hacia
el año 1428 a.C.). Situado frente a los acantilados del
río Nilo, junto al templo de Mentuhotep II, de la XI
Dinastía, y probablemente inspirado en él, el
templo es una extensa terraza con numerosas capillas para los
dioses y relieves representando los éxitos logrados por
Hatshepsut a lo largo de su reinado. Otros faraones no siguieron
este precedente, y construyeron sus templos al borde de las
tierras fértiles, lejos de los escarpados riscos del
desierto.
Las tumbas del Valle de los Reyes fueron excavadas en el interior
de la roca, en un esfuerzo —casi nunca conseguido—
por ocultar los sepulcros donde reposaban las momias de los
faraones. Largos pasajes y corredores, escaleras y cámaras
funerarias fueron decorados con relieves y pinturas de escenas de
textos religiosos destinados a proteger y amparar el
espíritu del difunto para su próxima vida.
Durante la XIX Dinastía, en época de Ramsés
II (imagen), uno de
los más importantes faraones del Imperio Nuevo, se
levantaron los gigantescos templos de Abu Simbel, en Nubia, al
sur de Egipto. Fueron excavados en el interior de la roca, sobre
la falda de una montaña y con las fachadas custodiadas por
cuatro figuras monumentales del faraón y su esposa
respectivamente. Entre 1964 y 1968 ambos templos tuvieron que ser
desmontados en bloques y trasladados a un lugar más
elevado con el fin de salvarlos de su inmersión bajo las
aguas de la nueva presa de Asuán.
Como en todas las épocas, la arquitectura doméstica
y palaciega se hizo fundamentalmente con materiales
más baratos que la piedra, como el adobe. No obstante, se
han conservado los suficientes restos como para dar una idea
aproximada de la planificación de los palacios y sus
múltiples estancias con pinturas y decoraciones diversas
en suelos,
paredes y techos. Las viviendas de las clases privilegiadas
formaban amplios conjuntos
urbanos integrados por edificios residenciales y para el
servicio. Ejemplos de casas modestas para los obreros pueden
aún encontrarse, agrupadas junto a los pueblos, muchas
veces como las del Egipto actual.

6. Luxor-ubicación
geográfica

Luxor es en la actualidad una pequeña ciudad de
60.000 habitantes, situada en la orilla derecha del Nilo, en el
lugar que corresponde a la antigua Tebas. El nombre de Luxor
deriva de la palabra árabe el-Uqsor, plural de el-Qasr que
significa campamento o fortificación, haciendo referencia
a dos campamentos militares que aquí se establecieron en
época romana.
Por razones políticas
y geográficas, Tebas fue cobrando poco a poco importancia
durante la X dinastía hasta transformarse en la capital de los
faraones del Nuevo Imperio. Allí se veneraba con suntuosas
ceremonias al dios Amón en tríada con Mut y Khonsu.
A cada victoria, a cada triunfo, se erigían nuevos y
grandiosos templos en honor del dios. El saqueo a que Asurbanipal
sometió la ciudad en 627 a. De J.C. marcó el inicio
de su declino. Por fin, los ptolomeos la destruyeron
completamente, tanto así que en el tiempom de los romanos
ya no quedaba de ella. La antigua capital egipcia fue dividida
por un canal, al sur del cual surgió Luxor, en tanto que
al norte fue extendiéndose el pueblo de Karnak.

7. El Templo De
Luxor

El monumento más destacable de la ciudad es "el
Gran Templo de Luxor". Se debe fundamentalmente a la obra de 2
faraones, grandes constructores, Amenhotep III y Ramses II.
Amenhotep III construyó la parte interior y Ramses II el
recinto exterior. No obstante, el templo tuvo tal importancia que
muchos otros faraones contribuyeron al engrandecimiento del
recinto, con la decoración, con construcciones
suplementarias, relieves o realizando algunos cambios. Entre
estos se encontraban Tutankamón – quien retomó el
proyecto tras
la muerte de
Ajenaton (Amenhotep IV) que había impuesto el culto
al disco solar Atón  y abandonado el culto a los
dioses tradicionales -, Horemheb y mucho más tarde
Alejandro
Magno.

1.- Avenida de las esfinges
2.- Capilla de Serapis
3.- Capilla de Hathor
4.- Obelisco de Ramses II y estatuas sedentes
5.- Pilono de Ramses II
6.- Capillas de Amón, Mut y Jonsu
7.- Primer patio (Ramses II)
8.- Columnata procesional (Amenhotep III)
9.- Atrio (Amenhotep III)
10.- Sala hipóstila
11.- Sala de Mut
12.- Sala de Jonsu
13.- Sala de Amón-Min
14.- Santuario romano
15.- Cámara del nacimiento (Amenhotep III)
16.- Sala de ofrendas
17.- Santuario de la barca (Alejandro
Magno)
18.- Vestíbulo
19.- Santuario (Amenhotep III)

La construcción inicial se debe  muy
posiblemente al arquitecto Amenhotep. El proyecto original
no se separa de las construcciones clásicas, con un gran
patio, la sala hipóstila, el vestíbulo, y el
santuario, aunque las posteriores construcciones de Ramses II (un
patio que pasó a ser el primero del templo, la fachada,
los colosos  y los obeliscos) modificasen el aspecto final
que hoy puede apreciarse. La longitud total del templo es de 260
metros y estaba dedicado a Amón, que en concreto en
Luxor tomaba la forma de Min. Se llamaba Ipet-resyt en
relación con el templo de Amón en Karnak con el que
estaba estrechamente vinculado y del que dependía. De
hecho la función
principal del templo era la procesión que una vez al
año, durante la celebración del Año
Nuevo,  se celebraba y en la que la imagen de
Amón salía de su templo de Karnak y, a
través de la avenida de las esfinges, visitaba el de
Luxor.
El pilono (5) construido por Ramses II relata la batalla de
Qadesh, librada por el faraón contra los hititas.
Representa la entrada al templo. En la decoración se
incluye el poema de Pentaur que glorifica el valor del
faraón en la batalla.
Frente a este pilono se encontraban 2 obeliscos  (4) de los
cuales uno fue trasladado a la plaza de la Concordia en
París en el año 1836, como regalo de Mohamed
Alí. El otro, de unos 25 metros de altura se encuentra
actualmente en su emplazamiento original. El obelisco está
decorado con una escena en la que aparece Ramses II adorando a
Amón, y 3 franjas de jeroglíficos en las que se
describe el protocolo real y
una fórmula de alabanza a las construcciones y las
victorias del faraón y  a la duración de su
reinado.
En la entrada están las  famosas estatuas sedentes de
Ramses II (4) decoradas con imágenes
de prisioneros que representan los 9 pueblos conquistados por
Egipto. La reina Nefertari apaece a cada lado del trono. Las
estatuas son de granito gris con una altura de 15.6 metros.
Originalmente existían 4 estatuas mas, realizadas en
granito rosa de las que actualmente sólo queda una que
representa a Meritamón, la hija de Ramses II.
El patio peristilo (7), de 55 metros de longitud, fue
añadido por Ramses II y actualmente representa el primer
patio. Está compuesto por 74 columnas papiriformes que
muestran al faraón con distintas divinidades. Las columnas
están colocadas en 2 hileras alrededor del patio, con
estatuas de osiris en los intercolumnios.. En el centro se
encuentra un santuario formado por 3 capillas dedicadas a
Amón (la central), Mut (la izquierda) y Jonsu (la
derecha). Construidas por Hatshepsut y Tutmosis III y decoradas
por Ramses II, servían como almacen de las barcas
sagradas. La situación de las capillas es lo que hizo que
el patio no siguiese el eje del templo original, sino que se
encuentra desviado hacia el este. La decoración interior
del patio escenifica una procesión que personifica los
distritos mineros que portan ofrendas al
dios, un sacrificio de Ramses II a la diosa Sesjet, la
inauguración de la entrada monumental en la que aparecen
los hijos del faraón  y ceremonias religiosas. Hay
además una inscripción que refleja las partes del
templo construidas por Ramses II.
La siguiente estancia está formada por la columnata
procesional de Amenhotep III (8), formada por 14 columnas, de 16
metros de altura, dispuestas en 2 filas. En las columnas
están grabados los cartuchos de Amenhotep III, Horemheb,
Seti I y Rames II., verdadero bosque petrificado de gran
sugestión. La estancia mide 52×20 metros y la entrada
está flanqueada por  2 colosos sedentes de Ramses II
con la reina Nefertari, vestida como la diosa Hathor, en su
pierna derecha. Las estatuas están realizadas en granito
negro y el zócalo está decorado con escenas de
prisioneros que representan a los pueblos vencidos por el
faraón. Situadas en el lado sur se encuentran 2 estatuas
dobles de Amón y  Mut. La decoración de los
muros es obra de Tutanjamón y Horemheb y sus relieves
relatan la fiesta de Opet, mostrando una procesión de
barcos desde Karnak y el viaje de regreso.
A continuación se encuentra el patio peristilo de
Amenhotep III (9). El interior del patio está rodeado en
tres de sus lados por 2 hileras de columnas con capiteles
papiriformes cerrados. El patio se comunicaba con la columnata
por una escalera, al estar más elevado que aquella. El
cuarto lado del patio está unido a la sala
hipóstila (10) que representa la primera estancia interior
del templo. Originalmente la sala se encontraba techada. Cuenta
con 32 columnas con capiteles papiriformes cerrados, dispuestas
en 4 filas de 8 columnas cada una. Las imagenes de los dioses,
que aparecen en la decoración, fueron restauradas durante
la XIX dinastía ya que los originales fueron destruidos
por Ajenaton.
De la sala hipostila se accede a 4 estancias o antecámaras
con habitaciones auxiliares. Estas estancias son: el
vestíbulo, la sala de ofrendas, la estancia del nacimiento
y el santuario.
El vestíbulo (14) está decorado con imagenes de
emperadores romanos superpuestas sobre los originales egipcios.
La sala tiene 3 habitaciones auxiliares consagradas a Mut (11) ,
Jonsu (12)  y Amón-Min (13).
La sala de ofrendas (16) está decorada con imagenes
religiosas en honor de Amón y Min. Consta de un santuario
realizado por Amenhotep III. En esta estancia Alejandro Magno,
que aparece representado ante Amón, construyó un
deposito de barcas (17). En el lado oeste de la sala se encuentra
la estancia del nacimiento (15) con 3 columnas fasciculadas y
decorada con relieves que describen el nacimiento divino de
Amenhotep III, como resultado de la unión del dios
Amón con su madre Mutemuia. En las imágenes se lee
la concepción, el embarazo y el
nacimiento. A continuación hay una sala que hacía
las veces de vestíbulo (18)  a la última
habitación, el santuario (19) construido por Amenhotep III
y decorado con escenas del faraón introducido por Horus y
Atum con la presencia de Amón y el rey ante Amón.
En el zócalo aparece una inscripción de Amenhotep
III sobre la construcción del templo.
También la parte exterior del templo tiene aspectos
ineresantes, con sus muros provistos de numerosas capillas
laterales cuyas paredes están adornadas de escenas de
ceremonias religiosas.

 

 

 

 

Autor:

Ana Bär

Estudiante de segundo año de Arquitectura

Partes: 1, 2
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