La transparencia bilateral: una nueva teoría para el desarrollo democrático
La Democracia
tuvo su origen en la creencia de que, siendo los hombres
iguales en cierto aspecto, lo son en todo.
- La Problemática del Siglo
XXI
El mundo ha recorrido, desde principios del
siglo XX, largos caminos en busca de la libertad
económica, social, política y cultural,
así como de una forma de gobierno que
garantice la preservación de los derechos fundamentales del
ser humano. La humanidad parece haber encontrado una respuesta
cercana a esta solicitud en la democracia.
Pero no es la democracia una respuesta infalible ante las
necesidades descritas; hace falta lograr en la sociedad una
democracia duradera, consistente, firme, justa y equitativa, que
responda al llamado de justicia que
urgentemente piden los pueblos. La humanidad busca en un llamado
de auxilio desesperado la respuesta a interrogantes tan
enigmáticas que han llevado al hombre a
cometer tristes atrocidades y que, poco a poco, han ido
convirtiendo al ser humano en un ser cada vez más
impotente ante los embates de la miseria humana. En su
búsqueda por la verdad, el ser humano se ha equivocado
tantas veces, y tantas veces ha derramado sangre, que
algunas heridas han tardado en cerrar, y otras tantas no
cerrarán.
En estos caminos de búsquedas, logros y
tropiezos, se han ido presentando fuertes opositores del desarrollo y
la libertad que,
con la bandera del poder, de la
riqueza y de la injusticia, coartan y arrancan de raíz
cualquier proceso de
expansión verdadera de las libertades reales y
fundamentales que poseen los miembros de una sociedad y, peor
aun, atacan indiscriminadamente a los miembros que poseen pocas
oportunidades de desarrollo dentro de la comunidad debido
a sus necesidades materiales. La
injusticia se presenta ante nuestros ojos como parte de la vida
cotidiana que se hace latente entre la sociedad que demanda
acción en espera de una respuesta firme por parte del
Estado.
Actualmente nos encontramos ante una disyuntiva que
marca la pauta
entre países pobres y ricos debido, entre otras cosas, a
la supuesta globalización. Por un lado,
Norteamérica, Europa Occidental
y varios países asiáticos van evolucionando en
economía y
tecnología
de una manera desmedida que, aunque signifique un progreso para
su economía,
ha creado un impacto negativo en otros aspectos de su propia
sociedad, que se encuentra deambulando entre los vicios del
consumismo y el relativismo, terribles hábitos que se
pueden ver reflejados en su cultura, en
sus familias, en sus programas, en sus
empresas y en
sus gobiernos. Los avances
tecnológicos han sido para ellos un espejismo de
perfección, una riqueza virtual que no les deja ver, tras
los telones de la grandeza capitalista, la realidad de los muchos
que aún sufren bajo el yugo de la indiferencia. Estos
países están siendo víctimas de su propia
invención, ya que desde las grandes guerras hasta
el presente se han visto rodeados de un aumento significativo de
pobreza,
desempleo y
conflictos,
tanto a nivel interno como externo.
Por otra parte, la desigualdad y la miseria siguen
siendo los principales factores de deterioro social en los
demás países del mundo. Tanto, que más de
mil millones de personas en todo el globo se encuentran en
la pobreza
absoluta, y otros cientos de millones se hallan desempleadas o
"subempleadas" además de estar sometidas a injusticias,
como salarios bajos,
falta de seguridad y
olvido por parte del estado. Esta
pobreza que
azota cada rincón del mundo puede percibirse en la
mortalidad prematura de niños,
jóvenes y adultos -sobre todo en los países
subdesarrollados, en los que la asistencia social, sanitaria y de
salud es muy
difícil de conseguir- y en una desnutrición que alcanza niveles realmente
asombrosos; por ejemplo, los países africanos que por su
gobierno, mala
administración y su ubicación
geográfica no tienen la posibilidad de una buena alimentación,
afrontando así un grave problema de salud
pública por razón de las hambrunas constantes a
las que están sometidos y al analfabetismo,
que a la postre disminuye gravemente sus posibilidades de
desarrollo
social y económico, poniéndolos en una
situación francamente desventajosa con respecto de otras
naciones.
En México la
situación no es menos preocupante; el nivel de vida de
gran parte de la población es de inconcebible pobreza
extrema. Un sinnúmero de problemas
aquejan al país. El artículo 39 de la constitución mexicana parece, más
que la realidad de una República Democrática, un
sueño inalcanzable. La falta de educación, la
corrupción y la inseguridad
pública se han hecho presentes de tal forma en nuestro
país, que han demeritado el trabajo de
miles de mexicanos que dieron su vida por el crecimiento y
desarrollo de sus familias y de su nación.
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