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Finanzas públicas venezolanas; Función de las Finanzas públicas en el proceso de desarrollo




Enviado por lisnahmens74



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    Indice
    1.
    Introducción

    2. Finanzas públicas venezolanas;
    Función de las Finanzas públicas en el proceso de
    desarrollo

    3. Ingresos Fiscales y Tributación
    no Petrolera en Venezuela. Aporte Fiscal no
    Petrolero.

    4. La Naturaleza del Gasto
    Público en Venezuela

    5. Análisis
    comparativo de las variables macroeconómicas en
    Venezuela

    6. Inflación y
    crecimiento
    .
    7. Fortalecimiento de las finanzas
    públicas a través de la reforma de las empresas
    estadales.

    8.
    Conclusión

    9.
    Bibliografía

    1.
    Introducción

    Venezuela es un país con grandes recursos
    humanos y recursos
    naturales renovables y no renovables, recursos que de
    haber sido canalizados en su momento de manera eficaz y eficiente
    nuestro país sería hoy día una potencia
    económica, pero en las últimas dos décadas
    los resultados económicos han sido decepcionantes debido a
    la aplicación de políticas
    económicas
    erróneas.
    Como consecuencia del aumento del precio del
    petróleo
    en los años 1973 y 1974 se produjo una expansión
    transitoria del crecimiento
    económico impulsada por la demanda, pero
    a pesar de una segunda alza de dichos precios en
    petróleo
    en 1979 y 1980, el crecimiento anual per cápita fue
    negativo en el período comprendido entre 1979 y 1985.
    Desde 1983 en adelante el poder
    adquisitivo de la inmensa mayoría de las personas a
    disminuido debido a constantes devaluaciones y una
    inflación que hoy es una de las más altas. El
    empleo
    público, que abarca alrededor del 15% de la fuerza de
    trabajo, ha sido un pesado lastre que en nada ha contribuido a
    mejorar la situación económica y social del
    país, esta es una inmensa suma, que supera el producto bruto
    de muchos países de la región.
    Entre los años 1986 y 1988 se pusieron en marcha políticas
    de expansión que llevaron a un aumento transitorio del
    crecimiento. Dichas políticas, sin embargo, resultaron
    insostenibles, la inflación aumentó, las reservas
    externas disminuyeron y se produjo una escasez generalizada.
    Luego de un corto período de crecimiento
    económico en los primeros años de la
    década de los noventa, entre 1992 y 1994 pero que no se
    traduce en una mejor calidad de
    vida para los habitantes: las escuelas y los hospitales de la
    nación
    están en ruinas, las carreteras siguen sin terminarse, no
    hay nuevas obras de infraestructura desde hace décadas y
    ni siquiera se ha podido restablecer la vialidad y los servicios
    básicos, esto conlleva que las condiciones
    económicas políticas y sociales de Venezuela se
    deterioren considerablemente, debido a una serie de hechos que
    tuvieron un gran impacto negativo en el país: la
    disminución de los precios de
    exportación del petróleo, la
    inestabilidad política, una
    crisis
    bancaria de importancia, el nivel de desempleo sigue
    creciendo, como consecuencia, se produjo una caída del
    PIB de los
    sectores no relacionados con el
    petróleo, la inflación continua en aumento y
    las reservas internacionales disminuyeron.
    A principios de
    1.996, el gobierno puso en
    marcha un programa
    económico de Estabilización y Reformas
    Estructurales denominado "Agenda Venezuela",
    cuya fase inicial tuvo como objetivo el
    restablecimiento de los equilibrios macroeconómicos,
    incluía la unificación de los tipos de cambio, que en
    un primer momento se encontraban bajo un sistema cambiario
    flotante y que posteriormente fue reemplazado por bandas
    cambiarias; la liberalización de las tasas de
    interés; la eliminación de la mayor parte de
    los controles en los precios, y el ajuste del precio interno
    de los combustibles.
    Petróleos de Venezuela (PDVSA), dio inicio a la modalidad
    de "Apertura Petrolera", que consistía en otorgar contratos a
    empresas
    privadas, para la exploración y explotación de
    petróleo, algo parecido a la política implantada
    por el gobierno del
    general Gómez, pero con la diferencia que estas
    concesiones son cedidas, en este caso a la empresa que
    mayor porcentaje de ganancia deje al país.
    Hacia 1.997 la economía del
    país una economía
    monoproductora dependiendo en su mayor porcentaje del sector
    petrolero y con serios desequilibrios estructurales, que
    incluían un aumento del déficit fiscal, un
    déficit en la cuenta corriente externa, un elevado nivel
    de desempleo,
    elevados índices de inflación y elevados actos de
    corrupción.
    Uno de los problemas que
    ha debido enfrentar Venezuela en la última década
    ha sido su dependencia económica del petróleo y la
    baja generalizada de los precios reales de este producto
    así como de los ingresos por este
    concepto ,
    exceptuando 1.999 cuando su valor durante
    todo el año está en US$16 por barril.
    La contribución del petróleo al PIB total
    aumentó de aproximadamente el 21% a principios de los
    años noventa, al 26% a finales de esa década. Al
    mismo tiempo, la
    participación de la agricultura en
    el PIB disminuyó de alrededor del 6% en 1990, al 4% en
    1998, la participación de la industria
    manufacturera disminuyó de aproximadamente el 13% al 10%,
    y del sector de servicios se
    mantuvo en alrededor del 60% del PIB.
    La participación de los productos de
    exportación distintos del petróleo
    ha sido, en promedio, inferior al 25% de las cifras totales de
    exportación, lo que refleja la falta de
    diversificación fuera del sector petrolero y el impacto
    que ha tenido, a lo largo del tiempo, la
    sobrevaloración de la moneda en la competitividad
    externa.
    En estas circunstancias, los salarios reales
    disminuyeron significativamente y el desempleo aumentó. A
    pesar de la existencia de un salario
    mínimo obligatorio durante la mayor parte del
    período comprendido entre 1990 y 1999, el salario real
    medio disminuyó aproximadamente un 23%. La caída
    del salario real afectó a todos los sectores del mercado laboral.
    Durante el segundo trimestre del año 2000, el PIB
    creció entre 2% y 3% en relación con igual
    período del año anterior (tras una expansión
    de alrededor del 0,3% en el primer trimestre), dando una
    señal de recuperación económica
    después de una caída del 7,2% en 1999.
    En agosto de 2.000 la inflación se redujo al 15%, la tasa
    más baja de los últimos 14 años que,
    además, se ajusta a la meta de 16%
    fijada por el gobierno para el año 2000.

    La disminución de la inflación se ha logrado a
    costa de una recesión económica y de una
    caída tanto del consumo como
    de la inversión, y el gobierno estima que el
    desempleo alcanzó el 13,5% en el mes de julio.
    La combinación de un tipo de cambio
    sobrevalorado y bajas tasas de interés
    real ha creado las condiciones para que surjan presiones en el
    sector externo. Sin embargo, no se han producido restricciones
    inmediatas a la balanza de pagos,
    las salidas de capital han
    sido ampliamente compensadas por el efecto expansivo de los
    elevados precios del petróleo en los ingresos
    provenientes de las exportaciones y,
    al mismo tiempo, las importaciones se
    han visto restringidas como consecuencia de la recesión.
    Hasta mediados de septiembre, el precio medio de la cesta
    petrolera Venezolana era de aproximadamente US$28, en
    comparación con aproximadamente US$16 durante todo
    1999.
    Las reservas de divisas han aumentado a más de US$18.000
    millones, de los cuales se han destinado al fondo de
    estabilización macroeconómica US$2.300 millones,
    que equivalen a 16 meses de importaciones.
    A fines de agosto el tipo de cambio
    llegó a 690 bolívares por dólar y es
    probable que se mantenga estable durante el resto del año,
    ya que el Banco Central
    todavía mantiene pleno control de los
    movimientos cambiarios. Aun después de la reciente
    monetización del déficit fiscal
    correspondiente a los sectores no relacionados con el
    petróleo, las reservas internacionales cubren por lo
    menos 2,1 veces la base monetaria y más del 75% del
    M2.
    Gracias a los considerables ingresos generados por el
    petróleo, el sector
    público registró un superávit durante el
    primer semestre del 2000. Sin embargo, algunas medidas clave
    adoptadas por el gobierno a comienzos de año, tales como
    la reducción de 1% del IVA, la
    eliminación del impuesto de
    débito bancario, y el aumento de los gastos
    corrientes, sumado a una baja recaudación de impuestos y a la
    disminución de los ingresos por tal concepto debido
    al bajo crecimiento económico, han conducido al deterioro
    del déficit fiscal correspondiente a los sectores no
    relacionados con el petróleo.
    Aun así, el desempleo aumentó, afectando
    especialmente a los trabajadores no calificados, a las mujeres y
    los jóvenes, y a la población urbana.
    Aunque no hay consenso sobre el verdadero nivel de pobreza en
    Venezuela, todos están de acuerdo en que el crecimiento ha
    continuado. Tanto la pobreza como
    la desigualdad se han mantenido por debajo del promedio para el
    resto de América
    Latina.
    Actualmente el gobierno enfrenta los mismos problemas de
    otras administraciones anteriores: un creciente déficit,
    presiones sobre la moneda y una inflación que comienza
    otra vez a salirse de control.

    2. Finanzas
    públicas venezolanas; Función de
    las Finanzas
    públicas en el proceso de
    desarrollo

    Finanzas Públicas venezolanas
    Las Finanzas
    Públicas constituyen la actividad económica del
    sector
    público, con su particular y característica estructura que
    convive con la economía de mercado, de la
    cual obtiene los recursos y a la
    cual le presta un marco de acción. Comprende los bienes, rentas
    y deudas que forman el activo y el pasivo de la Nación
    y todos los demás bienes y
    rentas cuya administración corresponde al Poder Nacional
    a través de las distintas instituciones
    creadas por el estado para
    tal fin.
    El Estado para
    poder realizar sus funciones y
    afrontar sus necesidades públicas, debe contar con
    recursos, y los mismos se obtienen a través de los
    diferentes procedimientos
    legalmente estatuidos y preceptuados en principios legales
    constitucionales.
    Las finanzas
    públicas establece; estudia las necesidades; crea los
    recursos; Ingresos; Gastos
    El estado hace
    uso de los recursos necesarios provenientes de su gestión
    política para desarrollar actividades financieras a
    través de la explotación y distribución de las riquezas para
    satisfacer las necesidades públicas (individuales y
    colectivas).
    Crear la plataforma adecuada en cuanto a educación, salud, seguridad
    social, para el desarrollo de
    nuevas fuentes de
    trabajo, crear tecnología propia, en
    el marco de un sistema
    pluralista y flexible de toma de
    decisiones, que articule distintos mecanismos de
    conformación de la voluntad colectiva.
    Garantizar un mayor control social sobre su gestión, mejorar los medios e
    instrumentos que hoy existen de representación
    política y social y establecer otras vías de
    participación complementarias a las de
    representación política, que fortalezcan ,
    descentralicen su poder y transfieran responsabilidades y
    recursos a las comunidades estatales y locales y, finalmente,
    mejorar sus estructuras
    políticas.
    Desarrollar estrategias de
    acción concurrente y propulsar estas acciones
    tendentes a la protección, al desarrollo de
    la seguridad
    ciudadana, la salud, la educación, el
    deporte, la
    cultura,
    el trabajo, y
    en fin, el bienestar social, para que la economía del
    país pueda desarrollarse y conducirla hacia un futuro
    próspero.
    La política
    fiscal como instrumento de estabilización y ajuste;
    Políticas heterodoxas y ortodoxas (tradicionales y no
    tradicionales) de las finanzas públicas

    La Política
    Económica.
    Para hablar acerca de lo que es la Política
    Fiscal, debemos de entender primero lo que es la Política
    Económica. El ultimo objetivo de la
    economía es desarrollar políticas (tradicionales y
    no tradicionales) que puedan resolver nuestros problemas. Las
    políticas económicas sirven para mover la curva de
    demanda en la
    dirección que se necesite para alcanzar el
    pleno empleo y para
    que esto suceda, el Estado puede
    usar 2 instrumentos (medidas) principales para regular la
    demanda
    agregada. La política fiscal y la política
    monetaria.
    La política económica es una rama dirigida hacia el
    acondicionamiento de la actividad económica para evitar
    que ocurran fluctuaciones en los niveles del empleo y de los
    precios, así como para condiciones necesarias para el
    desarrollo.
    Para lograrlo, la política económica recurre a las
    ideas elaboradas en el campo de la teoría
    económica ya que a través de los principios, de las
    teorías, de las leyes y de los
    modelos
    ofrecidos por esta última, los resultados de las acciones
    prácticas desarrolladas adquieren mayor confiabilidad,
    seguridad y
    certeza. La formulación de la política
    económica comprende 2 procedimientos
    interdependientes:

    1. La determinación de los principales objetivos
      que se quieren alcanzar, necesariamente interrelacionados y
      cuantificados.
    2. La elección de los instrumentos de
      acción que se utilizarán para la
      consecución de los objetivos
      determinados.

    Principales objetivos de la política
    económica
    Desarrollo
    Económico
    Estabilidad Económica
    Eficiencia
    Distributiva

    1. Desarrollo Económico: Es la búsqueda
      obstinada del desarrollo
    2. Estabilidad Económica: Reúne tres
      objetivos que son de importancia vita
      a.-Mantenimiento del pleno empleo.
      b.- Estabilidad general de los precios.
      c.- Equilibrio
      de la balanza de
      pagos internacionales.
    1. Eficiencia distributiva: Lo que busca es disminuir
      las desigualdades en la distribución de la riqueza nacional entre
      las unidades familiares

    Instrumentos o Políticas de Acción en la
    Política Económica.
    Para la consecución de los diferentes objetivos que
    acabamos de mencionar, la política económica cuenta
    con un conjunto de instrumentos de acción. Estos
    instrumentos o políticas provienen de la teoría
    económica cuyo objetivo es la consecución de los
    fines relacionados con los principios teóricos del
    análisis macroeconómicos y son los
    siguientes:

    La política
    monetaria:
    Es el control de la banca y del
    sistema monetario por parte del gobierno con el fin de conseguir
    la estabilidad del valor del
    dinero y
    evitar una balanza de pagos adversa, alcanzar el pleno empleo y
    buscar el estado de liquidez de toda economía.

    La política fiscal:
    Es el conjunto de medidas e instrumentos que toma el estado para
    recaudar los ingresos necesarios para la realización de la
    función
    del sector publico. Se produce un cambio en la
    política fiscal, cuando el Estado cambia sus programas de
    gasto o cuando altera sus tipos impositivos. El propósito
    de la política fiscal es darle mayor estabilidad al
    sistema económico, al mismo tiempo que se trata de
    conseguir el objetivo de ocupación plena. Como hemos dicho
    anteriormente.

    La Política Fiscal tiene 2 componentes, el gasto
    publico y los ingresos públicos.
    El gobierno gasta a través de inversiones
    públicas, y obtiene ingresos a través de los
    impuestos
    sobre las actividades de producción y de circulación de
    mercancías, sobre los ingresos y ganancias de cualquier
    otra naturaleza.
    La política fiscal en el 2001 reviste importancia por
    tratarse del primer presupuesto que
    será diseñado y ejecutado íntegramente por
    la nueva administración. Además se trata de
    un presupuesto que
    se formula en el contexto de un importante boom de precios
    petroleros, después de una muy severa contracción
    en el ritmo de actividad económica.
    A pesar de estas características la discusión
    pública del Proyecto de
    Ley ha sido
    escasa por no decir ninguna. A continuación exponemos
    algunos comentarios sobre este importante tema que esperamos
    ayuden y animen el análisis de este importante y crucial
    tópico.

    Aporte Fiscal Petrolero
    Las finanzas públicas de Venezuela dependen en grado
    extremo de las fluctuaciones de los precios del petróleo
    (el petróleo representa cerca del 80% de todas las
    exportaciones)
    Los ingresos del país reflejan los ciclos de los precios
    del petróleo, pero los gastos son
    rígidos. De hecho, cuando el crudo sube, los ingresos y
    gastos aumentan, lo que significa que los ingresos
    extraordinarios generados por el petróleo son gastados
    rápidamente por el Gobierno. Sin embargo, cuando los
    precios bajan, los gastos no pueden ser disminuidos y se originan
    grandes déficit fiscales.
    La estimación de ingresos que se presenta en el proyecto de
    presupuesto del 2001 adolece de ciertos problemas ya presentes en
    el presupuesto del año 2000. Por una parte, hay una
    abierta subestimación de los ingresos fiscales petroleros
    que al contraponerse con la corriente inercial del gasto de los
    últimos años, obliga al fisco a cerrar la brecha
    bien sea sobrestimando algunos ingresos no petroleros, o
    abultando las partidas por ingresos extraordinarios
    (endeudamiento e ingresos no recurrentes).
    Los ingresos del sector petrolero (impuestos, regalías y
    dividendos) estimados para el año 2001 son de 6,04
    billones de bolívares (8.500 millones de US$), lo que
    representa apenas el 26,3 % del total de 22,9 billones de
    bolívares de ingresos fiscales ordinarios y
    extraordinarios. Lo que es claro es que el ejecutivo prevé
    una caída de los ingresos ordinarios con respecto al
    año en curso que se explica en gran medida por la
    subestimación del precio del petróleo. Para
    mantener un precio promedio del barril petrolero de 20
    dólares, como se estima en el proyecto de presupuesto, y
    con un precio registrando a fin de este año alrededor de
    29 dólares, la cesta tendría que cerrar en cerca de
    11 dólares si el ajuste siguiera una tendencia lineal.
    Este desempeño del precio coincide con las
    previsiones más pesimistas.
    Es de notar que más que una actitud
    conservadora en torno al
    desenvolvimiento del mercado petrolero, la subestimación
    de los ingresos petroleros responde a la manera peculiar como se
    está elaborando y "negociando" políticamente el
    presupuesto. La práctica ya es conocida para quienes
    siguen la cuestión fiscal venezolana: se subestima el
    ingreso petrolero, se sobrestima la tributación no
    petrolera, y se exageran las solicitudes de endeudamiento; al
    final, se termina autorizando un elevado nivel de gasto que se va
    resolviendo durante el año a través del mecanismo
    de los créditos adicionales financiados con la
    efectiva recaudación petrolera y, recientemente, con los
    retiros del FIEM (Fondo de Inversión de Estabilización
    Macroeconómica; diseñado en un principio como un
    mecanismo institucional para atender y amortiguar las
    caídas y alzas del ingreso petrolero) y las utilidades
    cambiarias. Esta práctica convierte, de hecho, a la
    aprobación del Presupuesto en un acto formal con poca
    incidencia real e indicativa de lo que verdaderamente será
    la política fiscal.
    En todo caso, es muy significativo el hecho de que el aporte
    fiscal petrolero como proporción de los ingresos por
    exportación petrolera llega a ser de sólo 37% para
    el año 2001 (muy similar al aporte efectivo para este
    año), cuando en las bonanzas inmediatamente anteriores de
    los años 1996-1997 y 1991-1990 llegó a estar por
    encima del 60% y del 70% respectivamente. Este deterioro esperado
    de la contribución fiscal de la industria
    petrolera puede ser explicado de distintas maneras, bien sea por
    incrementos significativos en los gastos operativos, en gastos
    financieros y/o en los proyectos de
    inversión de la industria o por el ascenso de la
    producción de las empresas ligadas
    a la apertura cuya estructura
    tributaria es bastante menor. La otra razón es que se
    piense extraer recursos petroleros posteriormente a la
    aprobación del Presupuesto por la vía del reparto
    de dividendos. Cualquiera que sea la explicación
    seguirá siendo especulativa mientras las cuentas de la
    industria petrolera se mantengan ocultas.

    3. Ingresos Fiscales y
    Tributación no Petrolera en Venezuela. Aporte Fiscal no
    Petrolero.

    El ingreso público es la acción que el
    estado desarrolla al efecto de procurarse los medios
    necesarios a los gastos públicos para la
    satisfacción de las necesidades publicas y en general para
    la satisfacción de sus propios fines. Posee ciertas
    características que se derivan de dos premisas
    fundamentales.

    1. Que los ingresos los percibe el estado por
      cualquier título.
    2. Que dichos ingresos tengan significación
      económica.

    La Gestión Tributaria (o ingresos
    públicos) mide el conjunto de acciones en el proceso de la
    gestión pública vinculado a los tributos, que
    aplican los gobiernos, en su política económica.
    Los tributos, son
    las prestaciones
    en dinero que el
    Estado, en su ejercicio de poder, exige con el objeto de tener
    recursos para el cumplimiento de sus fines.
    Al actuar como ente generador de recursos el estado obtiene estos
    recursos a través de la modalidad de ingresos ordinarios y
    extraordinarios.
    Ingresos ordinarios no tributarios de dominio
    público industrial (industria petrolera; minera). A
    través del dominio
    público comercial (entidades bancarias); dominio
    público territorial.
    Ingresos ordinarios tributarios, a través de impuestos;
    tasas y contribuciones (contribuciones de mejoras y
    parafiscales)
    Otra forma de clasificarlos:

    1. Recursos patrimoniales propiamente
      dichos;
    2. Recursos de las empresas estatales;
    3. Recursos gratuitos;
    4. Recursos tributarios ;
    5. Recursos derivados de sanciones
      patrimoniales;
    6. Recursos monetarios,
    7. Recursos del crédito público.

    En esta parte del trabajo pondremos el acento en el
    análisis de los recursos no tributarios (de dominio
    industrial, comercial y territorial) y recursos tributarios como
    fuente de ingresos no petroleros del Estado Nacional, y como
    expresamos en el párrafo
    anterior los ingresos tributarios son aquellos que el estado
    obtiene mediante el ejercicio de su poder de imperio, es decir,
    mediante leyes que crean
    obligaciones a
    cargo de los administrados, en la forma y cuantía que las
    mismas establecen.
    La característica común de los recursos tributarios
    es su obligatoriedad por imperio de la ley en la cual
    tiene su origen, pero dicha obligatoriedad se encuentra enmarcada
    dentro de las limitaciones que emergen de la Constitución Nacional.
    En el Estado moderno constitucional y, especialmente, en la
    economía liberal, la que está fundada en los
    principios de la propiedad
    privada y de la iniciativa individual, prevalecen los recursos
    tributarios, los que son frutos del poder de imperio del
    Estado.
    Para implementar un sistema impositivo deben considerarse varios
    atributos: los impuestos deberán hacer que los individuos
    sean tratados en forma
    justa, que se minimicen las interferencias en las decisiones
    económicas y que no se impongan excesivos costos a los
    contribuyentes y/o a los administradores.
    Una de las áreas de investigación que analiza estos atributos
    es conocida como "optimal taxation". Este es un enfoque normativo
    de análisis basado en las herramientas
    de la economía del bienestar, aplicada cuando no se
    alcanza la mejor distribución del ingreso y de los
    recursos.
    Este enfoque supone que el gobierno busca maximizar el bienestar
    social y para ello debe alcanzar determinado nivel de
    recaudación. Ésta se logra con las decisiones de
    maximización de los individuos y de las firmas.
    La Gestión Tributaria (ingresos públicos) es un
    elemento importante de la política económica,
    porque financia el presupuesto
    público; Es la herramienta más importante de la
    política fiscal, en él se especifica tanto los
    recursos destinados a cada programa como su
    financiamiento. Este presupuesto es preparado por
    el gobierno central y aprobado por la Asamblea Nacional, es un
    proceso en el que intervienen distintos grupos
    públicos y privados, que esperan ver materializadas sus
    demandas. Es un factor clave que dichas demandas se concilien con
    las posibilidades reales de financiamiento, para así mantener la
    estabilidad macro económica. La pérdida de control
    sobre el presupuesto es fuente de desequilibrio e inestabilidad
    con efectos negativos insospechados. Es importante mencionar que
    los ingresos y gastos gubernamentales se ven afectados por el
    comportamiento
    de otras variables
    macro económicas, como el tipo de cambio, los
    términos de intercambio, el crecimiento del PBI, etc.
    Además la Gestión tributaria puede incentivar el
    crecimiento a determinados sectores, por ejemplo, otorgando
    exoneraciones, incentivos. De
    este modo la gestión tributaria es un elemento importante
    porque va ayudar a crecer, mantener o decrecer la economía
    en la medida que los indicadores de
    gestión se hayan llevado en forma eficiente a
    través de estrategias
    (Recaudación, presentación de la Declaración
    Jurada, para detectar el cumplimiento de los contribuyentes). La
    gestión tributaria optima es aquella en la que la
    política fiscal es estable y el Sistema Tributario
    eficiente(diseñado para nuestra realidad). Si la
    gestión tributaria es optima atrae inversión.
    Como ya se menciona, el proyecto de presupuesto manifiesta cierta
    sobrestimación en los ingresos por impuestos indirectos.
    Los ingresos por IVA, por
    ejemplo, se incrementan en un 48% en términos nominales
    con respecto al presupuesto del 2000 y en 34% en términos
    reales. Este aumento estimado en el IVA no se compagina con el
    moderado incremento en el nivel de actividad, con las decisiones
    recientes de reducir la tasa de 15,5% a 14,5%, con la
    exoneración del pago a varias zonas francas y puertos
    libres y con la debilidad institucional que viene mostrando el
    SENIAT desde hace varios años.
    Lo que parece más significativo es que aún
    sobrestimando los ingresos no petroleros, la participación
    de los ingresos ordinarios sobre el total de ingresos del
    presupuesto pone más que nunca en evidencia los peligrosos
    síntomas de fragilidad que arrastra la gestión
    presupuestaria en Venezuela. Si se incluyen los gastos sin
    asignación presupuestaria, los ingresos ordinarios
    alcanzan a cubrir sólo el 60% de los gastos del gobierno
    central, un problema ya latente en el presupuesto de este
    año (donde se aspira cubrir sólo el 75% del gasto
    con ingresos ordinarios) pero que se arrastra y se agrava para el
    año 2001. Esta extremadamente baja presión
    tributaria en medio de una bonanza petrolera es atípica en
    Venezuela.
    Mucho se compara la realidad tributaria nacional con la
    foránea al señalar, como características
    diferenciales entre esta última y aquélla, que en
    otros países se observa una carga tributaria más
    onerosa; que existe afuera un mayor poder por parte de las
    respectivas administraciones tributarias para fiscalizar a los
    contribuyentes y perseguir a los infractores; que las sanciones
    son en otros países mucho más severas, y que,
    además, en Venezuela se observa una evasión fiscal
    que difícilmente se aprecia en la mayor parte de los
    países extranjeros.
    A la luz de los textos
    legales y de las estadísticas oficiales de cada país,
    lo dicho anteriormente pareciera ser cierto. Sin embargo, al
    analizar el asunto bajo las perspectivas política,
    socioeconómica, e incluso filosófica, se evidencian
    diferencias de fondo que, sin pretender justificar lo
    injustificable, ponen de manifiesto las realidades culturales de
    cada país, dando respuesta a muchos porqué.
    Comencemos por observar las cargas tributarias que,
    contrariamente a lo que algunos piensan, no es cierto que en
    Venezuela se paguen pocos impuestos
    Al lado de los impuestos directos e indirectos, dentro de la
    actividad económica formal, ejercida lamentablemente por
    los menos (y eso no es culpa de los particulares sino de las
    políticas y de otras realidades socioeconómicas)
    existe una variada gama de contribuciones parafiscales:
    INCE, IVSS, Política Habitacional, Paro Forzoso, impuestos
    municipales, etcétera. Por si fuera poco, los
    contribuyentes deben asumir costos directos e
    indirectos relacionados con servicios públicos a cargo del
    Estado, los cuales, por la ineficacia o la inexistencia de
    éstos, son trasladados a los particulares, como es el caso
    de la vigilancia, el transporte y
    el correo.
    Ni hablar de la seguridad
    social (SSO). Si no se tiene un buen seguro privado,
    puede presentarse una enfermedad que comprometa seriamente el
    patrimonio
    personal o
    familiar. Todos sabemos de casos en los que los gastos incurridos
    como consecuencia de una enfermedad, han llegado a arruinar la
    economía de una familia en poco
    tiempo.
    Por su parte, aquellos que aspiran asegurar su vejez deben
    acudir a costosos planes de retiro disponibles en el mercado
    internacional privado, pues en la práctica, la seguridad
    social solo garantiza el cobro de los aportes del trabajador, mas
    no su retiro.
    Por último, si se agrega a todo lo enunciado la
    inflación y la devaluación crónicas como fuente de
    ingresos de los gobiernos, la carga tributaria para los
    ciudadanos y las empresas domiciliadas en el país, puede
    ser calificada como pesada.
    Continuando con las diferencias del derecho comparado en la
    legislación tributaria venezolana, con respecto a las
    atribuciones de la
    administración tributaria y a las sanciones, ambas
    incrementadas con gran esmero en la reciente reforma del Código
    Orgánico Tributario, pudiéramos afirmar que hoy nos
    encontramos en franca competencia con
    las legislaciones de otros países.

    Evasión fiscal
    El Superintendente del SENIAT, Trino Alcides Díaz,
    informó que la evasión tributaria alcanza 47%, es
    decir, un monto mayor a 4 billones de bolívares. Considera
    que la recaudación en Venezuela debería estar en el
    mismo nivel que en Chile, donde
    se obtiene por la vía impositiva hasta 20% del producto interno
    bruto, mientras que en el país sólo llega a 10%
    del PIB.
    El Banco Mundial
    podría dar asesoramiento técnico, así como
    préstamos no reembolsables, para apoyar el proceso de
    modernización de las aduanas que se
    adelanta en Venezuela, según lo informó el
    Superintendente Nacional Aduanero y Tributario, Trino Alcides
    Díaz.
    Por lo que se refiere a la evasión fiscal, debemos
    reconocer que, según las cifras oficiales, los
    índices en Venezuela son superiores a los de la
    mayoría de los países de Europa y América. En todo caso, habría que
    tener cuidado a la hora de identificar la fuente de esas cifras y
    el volumen de la
    economía informal en cada país. Pero en todo caso,
    aceptemos como válidos los criterios y los resultados
    existentes.
    A este punto es necesario hacer la reflexión que se han
    hecho en alguna oportunidad casi todos los contribuyentes en
    cualquier parte del mundo cuando tienen que pagar impuestos:
    ¿adónde va a parar mi dinero?, ¿en
    qué se invierten mis impuestos?
    De la respuesta que dé el propio contribuyente, se
    podrá inferir, por una parte, la disciplina
    fiscal que existe en ese país, y por la otra, la
    disposición de ese contribuyente a pagar impuestos.
    Si el contribuyente está satisfecho con su respuesta, se
    podrá suponer que respeta y reconoce como proba la forma
    en que se manejan los dineros públicos, y en consecuencia,
    está en buena sintonía con el pago de
    impuestos.
    Si impera la indisciplina fiscal, la falta de probidad, la
    ausencia de rendición de cuentas
    públicas, ausencia de sistemas de
    información computarizados que permitan la
    transparencia en las instituciones
    públicas y la imposibilidad del ciudadano común de
    reclamar estas situaciones, estaremos en presencia de un administrador no
    legitimado para exigir el pago de impuestos, y por ende, frente a
    un contribuyente contumaz.
    Así que, sin adherirnos a la posición de
    rebeldía de algunos frente al pago de impuestos, no
    podemos dejar de lado el derecho de poner de manifiesto como
    ciudadanos nuestro más alto rechazo a la conducta
    dispendiosa y a la visión feudal que del ejercicio del
    poder tienen y han mantenido en muchos años en este
    país, muchos de sus empleados públicos en todos sus
    niveles. Los gastos superfluos, el derroche de los fondos
    públicos por parte de la
    administración y la falta de control e información de la gestión
    administrativa pública, unidos a continuos rumores de que
    la corrupción
    flagelo que se posicionó en Venezuela desde la
    década de los sesenta (en los cuales por supuesto han
    estado involucrados altos personeros de los gobiernos
    anteriores), ha continuado creciendo, trayendo consigo una serie
    de calamidades económicas sociales morales, por lo visto
    no solo ha podido ser controlada sino que se ha desatado en estos
    últimos dos años de manera alarmante.
    Una corrupción flagrante y generalizada, echan por
    tierra
    cualquier motivación
    que trate de justificar ante la opinión
    pública la creación de nuevos o mayores
    impuestos, y merma la recaudación de los existentes.
    Pudiéramos decir entonces que al lado del principio de
    legalidad tributaria, según el cual solo por ley se pueden
    crear tributos, existe un principio de legitimidad tributaria que
    deriva del precepto constitucional basado en la justa
    distribución de las cargas públicas, debiendo
    entender por "justa" no solo la distribución, sino
    también la carga, la cual debe dar fiel respuesta al
    ejercicio, desarrollo y protección de los más
    legítimos intereses de la sociedad.
    Por lo tanto, la indisciplina fiscal deslegitima no solo al
    gobierno que la protagoniza, sino además puede quitarle
    legitimidad a los tributos.
    Y dentro de las distintas gamas del dispendio, hay derroches que
    por su futilidad son más condenables que otros. Tal es el
    caso de los cambios de nombre de organismos públicos, como
    por ejemplo el Ministerio de Hacienda, que actualmente se
    denomina Ministerio de Finanzas, e incluso se le ha cambiado el
    nombre al país. Todo ello se hace sin una razón
    válida, lo cual, además de generar costos
    inútiles, produce malestar en la comunidad,
    más aún, si luego se le pide a esa comunidad
    utilizar el papel de
    escribir por ambas caras.
    Pago impuestos para mantener un Estado que me brinde buenos
    servicios y me dé seguridad social. Pago impuestos a
    cambio de que exista una disciplina
    fiscal por parte de quienes determinan y ejecutan el gasto
    público. Pago impuestos a cambio de que me rindan
    cuentas claras y fidedignas, a las que tenga fácil acceso.
    Pago impuestos para que éstos no terminen indebidamente en
    el peculio de quienes los administran.
    Estas reflexiones tienden a contribuir con esa corriente de
    opinión
    pública que exige inaplazablemente la actuación
    eficiente y transparente de los poderes públicos, lo cual,
    entre otros beneficios, dará legitimidad a los distintos
    tributos.

    4. La Naturaleza del
    Gasto
    Público en Venezuela

    El gasto público se define como el gasto que
    realizan los gobiernos a través de inversiones
    públicas. Un aumento en el gasto público
    producirá un aumento en el nivel de renta nacional, y una
    reducción tendrá el efecto contrario. Durante un
    periodo de inflación es necesario reducir el gasto publico
    para manejar la curva de la demanda agregada
    hacia una estabilidad deseada. El manejo del gasto público
    representa un papel clave
    para dar cumplimiento a los objetivos de la política
    económica.
    El gasto público lo rigen principios que dependen de los
    objetivos que se quieran alcanzar. Gastar lo menos posible;
    Obtener el máximo beneficio posible con los recursos
    posibles; los gastos deben ser adecuados a la capacidad
    económica; Incentivar pero no inmiscuirse en la
    economía privada;
    Se origina como respuesta a las necesidades
    públicas.

    • Necesidades absolutas, propias e ineludibles del
      estado, las realiza directamente: Defensa; Seguridad y Paz
      Social; Administración de justicia
    • Necesidades relativas. Pueden ser satisfechas por
      particulares. El estado delega pero supervisa: Salud; Educación; Energía
      eléctrica; Control de
      calidad.

    Se clasifica:

    • Gastos Ordinarios (atiende el normal desenvolvimiento
      del país).
    • Gastos Extraordinarios (hace frente a situaciones
      imprevistas del estado)
    • Gastos esenciales: Primordiales para cubrir las
      necesidades del estado.
    • Gasto Compensatorio: Redunda en beneficio de la
      nación.
    • Gastos personales. Para cubrir prestaciones
      sociales o de servicio.

    Se ejecuta:
    A través de los Presupuestos o
    Programas
    Económicos establecidos por los distintos gobiernos, y se
    clasifica de distintas maneras pero básicamente se
    consideran el Gasto Neto que es la totalidad de las erogaciones
    del sector público menos las amortizaciones de deuda externa; y
    el Gasto Primario, el cual no toma en cuenta las erogaciones
    realizadas para pago de intereses y comisiones de deuda publica,
    este importante indicador económico mide la fortaleza de
    las finanzas públicas para cubrir con la operación
    e inversión gubernamental con los ingresos tributarios,
    los no tributarios y el producto de la venta de bienes y
    servicios, independientemente del saldo de la deuda y de su
    costo.
    Gasto Programable: es el agregado que más se relaciona con
    la estrategia para
    conservar la política fiscal, requerida para contribuir al
    logro de los objetivos de la política económica.
    Por otro lado resume el uso de recursos públicos que se
    destinan a cumplir y atender funciones y
    responsabilidades gubernamentales, así como a producir
    bienes y prestar servicios.
    La clasificación económica permite conocer los
    capítulos, conceptos y partidas específicas que
    registran las adquisiciones de bienes y servicios del sector
    público. Con base a esta clasificación, el gasto
    programable se divide en gasto corriente y gasto de capital. Estos
    componentes a su vez se desagregan en servicios personales,
    pensiones y otros gastos corrientes dentro del primer rubro, y en
    inversión física y financiera
    dentro del segundo.
    Gasto corriente: Dada la naturaleza de las funciones
    gubernamentales, el gasto corriente es el principal rubro del
    gasto programable. En él se incluyen todas las erogaciones
    que los Poderes y Órganos Autónomos, la Administración
    Pública, así como las empresas del Estado,
    requieren para la operación de sus programas. En el caso
    de los primeros dos, estos recursos son para llevar a cabo las
    tareas de legislar, impartir justicia,
    organizar y vigilar los procesos
    electorales, principalmente. Por lo que respecta a las
    dependencias, los montos presupuestados son para cumplir con las
    funciones de: administración gubernamental;
    política y planeación
    económica y social; fomento y regulación; y
    desarrollo
    social.
    Por su parte, en las empresas del Estado los egresos corrientes
    reflejan la adquisición de insumos necesarios para la
    producción de bienes y servicios. La venta de
    éstos es lo que permite obtener los ingresos que
    contribuyen a su viabilidad financiera y a ampliar su
    infraestructura.
    Gasto de Capital: El gasto de capital comprende aquellas
    erogaciones que contribuyen a ampliar la infraestructura social y
    productiva, así como a incrementar el patrimonio del
    sector público. Como; gastos de Defensa Nacional,
    también se pueden mencionar la construcción de Hospitales, Escuelas,
    Universidades, Obras Civiles como carreteras, puentes, represas,
    tendidos eléctricos, oleoductos, plantas etc.; que
    contribuyan al aumento de la productividad
    para promover el crecimiento que requiere la economía.
    Gasto social es un subconjunto del gasto público que
    agrupa los recursos que el Estado destina directamente para
    atender el desarrollo y el bienestar de su población. Hay diferentes criterios sobre
    las partidas presupuestarias que deben incluirse en el
    cómputo del gasto social, pero hay acuerdo respecto a
    sectores básicos tales como la educación, la
    salud y la vivienda. En este trabajo se utilizan los datos
    suministrados por la Oficina Central
    de Presupuesto (OCPRE) donde se especifican los siguientes
    sectores sociales: educación, salud, seguridad social,
    cultura y
    comunicación social, ciencia y
    tecnología, vivienda y servicios y desarrollo
    social.
    Estrategia del
    gasto en los sectores sociales: La distribución sectorial
    del gasto con relación al PIB permite analizar cómo
    el gasto se reparte entre los distintos sectores sociales y
    establecer la priorización en su distribución. La
    participación del sector educación fluctuó
    entre un mínimo 2,12 % en 1996 y un máximo 3,74% en
    1992, Esta asignación es bastante baja si se considera que
    expertos de la UNESCO establecen que el gasto en educación
    debe ser por lo menos el 6% del PIB. La participación del
    sector salud, disminuyó en 1.993 aunque se aprecia una
    pequeña recuperación en el año. El sector
    vivienda y sus servicios mantuvo su participación,
    advirtiéndose disminuciones durante el lapso 1993-1995 e
    incrementos en 1997 y 1998. Los sectores de seguridad social y
    desarrollo social mejoraron su prioridad en los dos
    últimos años.
    El análisis de la distribución del gasto social
    sectorial no permite evaluar el impacto en el progreso y
    desarrollo de un país o región, es necesario
    especificar dentro de estos sectores inversiones sociales
    eficientes en el progreso social.
    Para analizar el Desarrollo
    Humano es importante considerar las agrupaciones del gasto
    que tengan un importante impacto diferenciado en los niveles de
    desarrollo de la población (gasto social destinado a la
    inversión). En la búsqueda de esta eficiencia se
    define la prioridad del gasto social como los gastos en
    educación básica, atención primaria en salud e
    infraestructura social básica (de acuerdo a lo establecido
    internacionalmente por el Programa para las Naciones Unidad para
    el Desarrollo PNUD).
    La razón de prioridad social refleja el porcentaje de
    gasto social destinado a acciones de prioridad humana. Si bien la
    información disponible en estos momentos no
    permite el análisis de esta razón para Venezuela,
    existe bibliografía donde se resalta la inadecuada
    distribución del gasto en educación, al favorecer
    programas altamente regresivos como la educación
    universitaria descuidando la inversión en el sector
    básico, y la concentración del gasto del sector
    salud en programas de atención médica curativa de menor
    impacto colectivo, en desmedro de los recursos para atender las
    prioridades de la estrategia de atención primaria en salud
    (García, 1988) (De Venanzi, 1996). Sin embargo,
    según el nivel de desarrollo socioeconómico
    alcanzado en un momento dado por un país, será
    necesario definir indicadores
    diferentes de gasto en capital humano
    con una concepción más amplia. Si se toma en cuenta
    esta acotación, la razón de prioridad social, en un
    sentido amplio, se puede calcular con los gastos totales en
    educación y en salud (CEPAL, 1994, p. 37).
    De acuerdo con lo antes expresado, la razón
    macroeconómica del gasto en capital humano
    (educación y salud) para Venezuela, durante el
    período considerado, fluctuó entre 2,89% en 1996 y
    5,62% en 1992 y la razón de prioridad social se mantuvo en
    niveles bastante elevados, moviéndose entre el 39,9% en
    1996 y el 59,3% en 1994 (ver Gráfico No. 5.3). En 1998,
    esta razón registró un porcentaje de 52,1%. Sobre
    la base del concepto de "desarrollo
    humano", el PNUD recomienda, en general, alcanzar el valor
    del 50% para la razón de prioridad social y del 5% para la
    razón macroeconómica en capital humano
    (ibídem, p. 36).
    El elevado gasto público, en vez de contribuir a mejorar
    la situación de los más pobres, ha favorecido como
    siempre a determinados grupos de
    interés
    y amenaza ahora con alterar (como ya lo ha hecho en Argentina) los
    propios equilibrios económicos básicos. Las
    ilusiones de que puede servir para mejorar la calidad de vida y
    reducir las distancias sociales se han mostrado, una vez
    más, como un peligroso mito que
    deberíamos desenmascarar y combatir.

    Nivel y estructura del gasto público en
    Venezuela
    Los gastos planeados del Gobierno Central se reducirían
    tanto en términos reales (-2%) como en proporción
    al PIB (-1,5%); como estos ajustes son menores que los esperados
    en los ingresos ordinarios se supone que tanto el déficit
    como los requerimientos financieros del gobierno se
    incrementaran.
    De nuevo debe advertirse que un análisis más
    riguroso exige incluir las denominadas "erogaciones sin
    afectación presupuestaria" que se estima podrían
    ascender a casi 2 billones de bolívares. Considerando este
    concepto ampliado del gasto, el nivel del mismo podría
    alcanzar a casi 25% del PIB .
    Si se examina con más detalle dónde el Ejecutivo
    Nacional esta proponiendo como políticas fiscales, ajustes
    fundamentales como instrumentos de estabilización, se nota
    con claridad que estos ajustes se concentran en las
    transferencias corrientes y de capital a las regiones. Estas
    transferencias pasan a representar, en la propuesta del nuevo
    presupuesto, el 12,2% del PIB y 54,1% del total de gastos, en
    contraste con el presupuesto actual donde alcanzan el 15,1% del
    PIB y 62,5% de los gastos (sin incluir "erogaciones sin
    afectación presupuestaria")
    Cabe destacar, adicionalmente, que los gastos corrientes aumentan
    su participación relativa en la estructura del gasto en
    detrimento de los gastos de capital. La inversión directa
    del Gobierno Central sigue siendo de relativa poca importancia
    con respecto a los gastos totales (4,2 %), aunque debe acotarse
    que en términos reales, de cumplirse los supuestos
    inflacionarios gubernamentales, se incrementaría en 29
    %.
    Muy probablemente el Ministerio de Finanzas tendrá que
    corregir, aumentando el situado que se le aporta a las
    gobernaciones y alcaldías, así mismo el aumento
    salarial está muy por debajo de las expectativas del
    sector laboral.
    Téngase en cuenta que aquí tampoco se están
    incluyendo gastos adicionales que podrían financiarse con
    la transferencia de utilidades cambiarias desde el Banco Central
    de Venezuela ( BCV).
    En síntesis,
    muy probablemente, los niveles de gasto del gobierno central
    durante el 2001 terminarán siendo muy similares a los de
    este año y bastante superiores a los que se alcanzaron en
    el anterior quinquenio.

    El déficit fiscal y las necesidades de
    financiamiento
    Tanto el déficit primario como el fiscal en el 2001
    serían mayores en casi 1% del PIB a los que se calculan
    para el 2000. Si consideramos los gastos "sin afectación
    presupuestaria", el déficit fiscal podría elevarse
    hasta 7,5% del PIB. Este incremento del resultado deficitario es
    consecuencia, como ya se explicó, del insuficiente ajuste
    en el nivel de gasto ante la caída esperada en los
    ingresos ordinarios.
    Como el Gobierno prevé pagos por amortización de deuda
    pública interna y externa que ascienden a los 3,5
    billones de bolívares, sus requerimientos financieros
    estarían en el orden de 11,6% del PIB, superando en casi 3
    puntos las ya históricamente elevadas necesidades del
    2000.
    Con el objeto de cubrir las necesidades de financiamiento
    previstas, el Gobierno se plantea recurrir al endeudamiento
    público por un monto equivalente a unos 11.400 millones de
    dólares, además de utilizar recursos acumulados en
    el FIEM por un monto de unos 2.300 millones de
    dólares.
    Aunque no se han establecido metas precisas con relación a
    cuanto obtener en el mercado interno y cuanto en el externo, se
    presume que la mayor presión se
    ejercerá en el mercado financiero nacional. Esta hipótesis se basa en la aún reducida
    accesibilidad que tiene el país al crédito
    externo a costos razonables.
    Venezuela sigue siendo castigada con una elevada prima por
    riesgo, si se
    tiene en cuenta el boom que están experimentando sus
    ingresos ante la favorable coyuntura petrolera y la mayor
    estabilidad política que se ha alcanzado una vez que
    finalizó la fase crítica del ciclo político
    electoral. Es importante señalar que el stock de deuda
    interna ha crecido en forma vertiginosa, esperándose que
    se multiplique su nivel por seis en apenas tres años. Esta
    situación está planteando serios retos a la
    gestión fiscal futura por la incidencia que tendrá
    el servicio (un
    gasto rígido), sobre el nivel de egresos. Sí
    consideramos que el Gobierno puede disponer discrecionalmente de
    recursos adicionales procedentes del FIEM e, incluso, hacer que
    el Banco Central le transfiera utilidades cambiarias acumuladas
    por el instituto emisor como reservas de capital, el nivel de
    endeudamiento podría ser finalmente bastante menor al
    previsto en el Proyecto de Ley de Presupuesto.
    El gasto fiscal de Venezuela alcanzó en enero de 2002 a
    1,24 billones de bolívares (US$1=VEB 902,25), cerca de un
    9% menos que en el mismo periodo del año anterior,
    informó el jueves el banco central a través de su
    sitio web.
    El gasto fue apoyado por 1,05 billones de bolívares en
    ingresos ordinarios, lo que incluyó 172.120 millones de
    bolívares en regalías del monopolio
    estatal Petróleos de Venezuela S.A. PDVSA.
    Los impuestos a la renta contribuyeron con 288.320 millones de
    bolívares, el impuesto al valor
    agregó 431.340 millones de bolívares y los aranceles
    aduaneros aportaron 105.680 millones.
    Con los ingresos por concepto de petróleo cayendo,
    Venezuela continuó recortando el gasto público, lo
    que ayudó a que la economía creciera un 2,7% en el
    2001, menos que el 3,2% del 2000.
    El precio promedio del petróleo venezolano fue inferior a
    US$16 por barril en enero 2002, frente a los US$20,18 por barril
    del 2001 y el promedio de alrededor de US$25,91 por barril del
    2000, cuando la producción además fue mayor.
    El petróleo equivale a cerca de la mitad de los ingresos
    fiscales y a cerca del 30% del PIB del país de
    aproximadamente US$110.000 millones.

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