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Esbozos sobre la hermenéutica de Gadamer (página 2)




Enviado por gerardosdb



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En 1960, Gadamer publica su opera magna, donde
presenta un auténtico manual de
experiencias en cuanto se refiere al arte, a la
literatura y a la
historia. Es su
libro
fundamental: Wahrheit und Methode, trabajo este en el que
fundamenta su propuesta sobre hermenéutica, en la cual
permite la cohesión coherente de las cuestiones técnicas
con las perspectivas filosóficas de la
hermenéutica. "H.G. Gadamer está considerado como
la «eminencia gris» del conservadurismo
político alemán. Su figura es clara muestra de
cómo puede influir en política desde la
«apolítica» de un pensamiento". En las
últimas décadas se ha dedicado a escritos con
fuertes debates entre pensadores como Habermas, Lacque Derrida,
Popper, también se ha dedicado a escribir sus memorias.

Son muchos e importantes sus discípulos y
seguidores, con tanta importancia que se podría ir
hablando de una escuela
gadameriana.

La hermenéutica de Gadamer se presenta dentro de
un especial desarrollo
ontológico e histórico, en el que busca destacar el
acontecer de la verdad y el método
necesario para llegar a ese acontecer. En su formación fue
fuertemente influenciado por el pensamiento de Husserl y
especialmente por su maestro Heidegger.

En su propuesta filosófica hizo válidos
esfuerzos por combinar la dialéctica de Hegel y el
pensamiento clásico hermenéutico de Schleiermacher
y Dilthey, llegando a superar a estos maestros en lo referente a
la interpretación textual y dando paso al desarrollo de
la filosofía del lenguaje como eje del pensamiento
contemporáneo más reciente. "Con esa ingente obra
sitúa Gadamer una cuestión fundamental en la
problemática filosófica, y es el tema de la
hermenéutica en su alcance metodológico y
filosófico".

Como punto de partida Gadamer considera que el
conocimiento es fundamental para la existencia humana, la
persona sólo desde su propio horizonte de
interpretación, que se construye constantemente, puede
comprenderse y comprender su contexto. Para el hombre cada
conocimiento es una constante interpretación y, ante todo,
un conocimiento de sí mismo.

El hombre intenta comprender su pasado, la
originariedad del ser instalado en un punto concreto del
acontecer histórico. Este le conduce a comprender su
realidad desde una «situación hermenéutica
determinada» que se caracteriza no por un enfrentamiento
entre hombre y situación, sino por un «estar
el hombre en
ella, formando parte de ella»

Con esta perspectiva antropológica –
gnoseológica, Gadamer recoge los meritorios antecedentes
de Schleiermacher y de Dilthey y de su maestro Heidegger, y con
ello muestra que no
pretende descubrir o inventar un desarrollo de la
hermenéutica, que parte desde mismo Platón; ya
que la hermenéutica es una práctica adjunta a la
historia. "Uno de los más valiosos méritos en la
obra de Gadamer es la riqueza informativa con que presenta toda
la historia de la doctrina y práctica
hermenéuticas, desde el pensamiento antiguo, el Renacimiento y
Romanticismo,
hasta la filosofía
moderna".

Concretamente, el aporte de Gadamer con respecto a la
hermenéutica es su visión como metodología universal y forma lógica
superior que precede y comprende los métodos
particulares de la ciencia; para
Gadamer el modo de comprender humano es típicamente
interpretativo, realizando la comprensión constructiva que
traduce de una realidad captada a la propia realidad comprendida.
De allí que todo conocimiento es, a su vez,
interpretación que implica el reconocimiento de la
realidad que se comprende.

Para Gadamer el objeto de la hermenéutica
sería "explicitar lo que ocurre en esta operación
humana fundamental del comprender interpretativo…". Gadamer
entra, por lo tanto, en la línea heideggeriana, en lo que
se refiere a la comprensión y a la interpretación,
en la que se admite el concepto de
«círculo hermenéutico», subrayando que
para la comprensión del todo es necesario el comprender
las partes y para comprender las partes se ha de comprender el
todo. Proceso
anasintáctico, inductivo – deductivo, que
coactúa en la experiencia humana. "Con esto rechaza tanto
el subjetivismo como un objetivismo racionalista y
positivista".

1.3. Antecedentes en el
ámbito de la filosofía

Para continuar en esta contextualización del
aporte de Gadamer se hace necesaria la ubicación en lo que
han ofrecido autores de la hermenéutica previos.
Escritores clásicos que ya han sido mencionados, pero que
tienen influencia relevante en la obra de Gadamer y constituyen
parte fundamental de la síntesis gadameriana.

Se hace hincapié en el ámbito
filosófico de la hermenéutica porque esta corriente
ha tenido también una tendencia de importancia en la
interpretación y exégesis teológica, sobre
todo en autores cristianos.

En este desarrollo filosófico hacemos breve
mención de tres hombres de importancia para la Historia de la
Filosofía, en especial en la reflexión
hermenéutica, autores que no sólo han sido
antecesores de Gadamer sino también fuente de su
pensamiento. Estos autores son: Schleiermacher, Dilthey y
Heidegger.

1.3.1. Schleiermacher, padre de la
hermenéutica

El concepto y la
cuestión de la hermenéutica, emergen
primigeniamente, entendiendo su contextualización
filosófica actual, con el autor Friederich Schleiermacher
(1768-1834), aunque él parte realmente de la
problematización teológica de la misma. Para
Schleiermacher la hermenéutica es el arte de
comprender con más exactitud, es una doctrina
metódica que se encuentra dirigida, no a un saber
teorético, sino a su uso práctico,
específicamente a la aplicación técnica de
la interpretación correcta de un texto, sea
este hablado o escrito. "Schleiermacher, (…) intenta sobre todo
reconstruir la determinación original de una obra en su
comprensión. Pues el arte y la literatura, cuando se nos
trasmiten desde el pasado, nos llegan desarraigados de su mundo
original".

Este autor es considerado por los posteriores filósofos de la hermenéutica y del
lenguaje como el padre de la hermenéutica moderna, ya que
su aporte logró superar los límites de
la hermenéutica tradicional, dando realce a los que se
refiere a la apropiación intuitiva del autor, la
comprensión adivinatoria, el sentir-con, el compenetrarse,
el sin-tonizar, el entrar a la vida de uno. Cosa dada en una
especia de intuición global, no sólo en el campo
intelectual, sino también en el campo afectivo: "Hay que
comprender el todo para poder
comprender la parte y el elemento y, más en general, es
preciso que texto y objeto
interpretado, y sujeto interpretante, pertenezcan a un mismo
ámbito, de una manera que se podría calificar de
circular". He aquí los orígenes teóricos del
llamado «círculo
hermenéutico».

Para Schleiermacher lo referido a la comprensión
intuitiva debe ir acompañado con la comprensión
comparativa o histórica, en la combinación de ambas
se cumple la tarea hermenéutica. Mientras que la
comprensión intuitiva significa un presentir o un concebir
inmediato del sentido, la comprensión comparativa consiste
en una fusión,
por parte de la compresión de varios datos aislados.
Ambos momentos constituyen el círculo hermenéutico,
forman una unidad que exige meterse en el autor, hacerse de su
situación e intención, a su mundo de pensamiento,
de representación.

En Schleiermacher el círculo hermenéutico
se presenta definido en sus dos dimensiones fundamentales: por
una parte, el necesario pre-conocimiento de la totalidad de la
obra que se debe interpretar y, por otro, la necesaria
pertenencia de, tanto la obra como el intérprete, a un
ámbito mayor.

La exigencia introspectiva que pretende Schleiermacher
"ha sido últimamente convertida en cuestionable o al menos
relativizada por Gadamer". El mismo Gadamer afirma: "El lenguaje
es un campo expresivo, y su primacía en el campo de la
hermenéutica significa para Schleiermacher que, como
interprete, puede considerar sus textos como puros
fenómenos de expresión, al margen de sus
pretensiones de verdad". De allí que Gadamer dé
pasos más radicales y de índole ontológica
que le permita sustentar sus aportes a la
hermenéutica

.

1.3.2. Dilthey, hermenéutica e
interpretación histórica

Este autor, Wihelm Dilthey (1833-1911), centra su obra
fundamentalmente en un esfuerzo reflexivo de construir una
crítica de la razón histórica, tratando de
fundamentar la validez de las ciencias del
espíritu. Para su oferta en el
discurso sobre
hermenéutica, se remonta directamente a Schleiermacher, de
quien escribe una biografía y es capaz
de profundizar válidamente la propuesta de este, mejorarla
y lanzarla al siglo XX.

Su punto de partida está en concebir una clara
diferenciación entre las ciencias de la
naturaleza y
las ciencias del espíritu. "El objeto de las ciencias de
la naturaleza son
los fenómenos exteriores al hombre, mientras que las
ciencias de del espíritu estudian al mundo de las
relaciones entre los individuos, mundo del cual los hombres
poseen una conciencia
inmediata". Esto tiene su enorme importancia en lo que a
gnoseología se refiere, pues cada área del
conocimiento maneja realidades, conceptos y categorías
diversas, y, por ende, también exigen métodos
distintos.

Las ciencias
naturales siguen el método de la explicación y
las ciencias del espíritu el método de la
comprensión. La naturaleza se explica, pero la vida
espiritual se comprende. De aquí que para Dilthey, la
hermenéutica no sólo está referida a una
técnica auxiliar para el estudio de las ciencias del
espíritu, es para él "un método igualmente
alejado de la arbitrariedad interpretativa romántica y de
la reducción naturalista que permite fundamentar la
validez universal de la interpretación histórica".
Su afán historicista lleva a Dilthey a proponer una
hermenéutica como interpretación que se basa en un
previo conocimiento de los datos de la
realidad que se intenta comprender, sean estos históricos
o filológicos.

Como se puede destacar, Dilthey va más
allá del intento de Schleiermacher de recrear la
experiencia del autor. Para Dilthey los eventos
históricos se deben leer como expresiones concretas de la
vida; con respecto a esto Gadamer indica: "El análisis lógico diltheyano del
concepto del nexo de la historia representa objetivamente la
aplicación del postulado hermenéutico de que los
detalles de un texto sólo pueden entenderse desde el
conjunto, y éste sólo desde aquellos, pero
proyectándolo ahora sobre el mundo de la historia".
Definitivamente para Dilthey la historia es un texto que pide ser
interpretado y comprendido, de esto tomará mucho Gadamer
al momento de pretender la contextualización del autor del
texto y del interprete.

Con el aporte de Dilthey, se entiende que la
hermenéutica cumple al tomar en cuenta la
significación de los eventos
históricos. Se entiende de esta manera que cada lector en
su momento puede interpretar el pasado, ya que todos los eventos
pretéritos son efectos del espíritu humano, en
cuyas estructuras y
capacidades participa el intérprete.

El sujeto que comprende, entonces, no es concebido al
modo fenomenológico como una conciencia
pura, aséptica y neutral, sino como una conciencia que
es afectada por una experiencia vital común a lo que
subyace en la historia o en el texto y que es expresada en su
logos vivencial.

Se puede afirmar con esto, que la hermenéutica
propuesta por Dilthey permite comprender a un autor mejor de lo
que el propio autor se entendía a sí mismo, y en
una época histórica mejor de lo que pudieron
comprenderla quienes vivieron en ella.

1.3.3. Heidegger, hermenéutica de la
existencia

Cuando Martin Heidegger (1889 – 1976), orientado
por la filosofía del sentido del ser, realiza su análisis existenciario – ontológico
del hombre, esto se le convierte en una hermenéutica de la
existencia, lo que es igual a decir que es una
interpretación comprensiva de lo que es la existencia.
Heidegger es su estudio radicaliza la intuición de Dilthey
ya que el hecho de entender se eleva ontológicamente,
instalándose en la base misma de la existencia humana, ser
hombre, es comprender, significa entender. "Puesto que el
comprender y la interpretación constituyen la estructura
existenciaria del «ahí», tiene que concebirse
el sentido como armazón existenciario formal del
«estado de
abierto» inherente al comprender". Heidegger esta claro que
no se trata de una simple comprensión psicológica
de otros hombres, ni tampoco reducido a la comprensión de
las ciencias del espíritu, según Dilthey; es en
definitiva una comprensión más radical, la
comprensión del ser.

Heidegger no entiende, por lo tanto, la
hermenéutica como un método científico
– espiritual, supera por ello a Dilthey y expresa que la
hermenéutica no es una dirección dentro de la fenomenología, pero tampoco algo
sobrepuesto a ella, es para Heidegger: "un modo de pensar
«originariamente» (mediante una teoría
y una metodología) todo lo «dicho» es
un «decir»".

La esencia hermenéutica de la existencia humana
se expresa por la comprensión que el hombre tiene del
mundo y de la historia. "La ontología del ser humano intenta dilucidar
el fenómeno de la totalidad de la naturaleza en el
contexto de ser-en-el-mundo. Desde la perspectiva de dicha
totalidad es entendida la categoría heideggeriana de la
«precomprensión», que es la que, a su vez,
posibilita la «comprensión»". Se entiende
acá al primer Heidegger que analiza la existencia, su
interpretación y comprensión desde la descripción de las primeras determinaciones
del «Dasein», el «ser ahí». Dice
el mismo Gadamer refiriéndose a la propuesta de su
maestro:

En cuanto que Heidegger resucita el tema del ser y
rebasa con ello a toda metafísica anterior (…), gana frente a
las aporías del historicismo una posición
fundamentalmente nueva. El concepto de la comprensión no
es ya un concepto metódico, (…).7 La
comprensión no es tampoco, como en el intento de Dilthey
de fundamentar hermenéuticamante las ciencias del
espíritu, una operación que seguirá en
dirección inversa, al impulso de la vida
hacia la idealidad. Comprender es el carácter
óntico original de la vida humana misma.

Según la doctrina heideggeriana, el hombre
está abierto a la comprensión, eso supone su
«poder ser», acá se hace patente
también la estructura
circular de toda interpretación, es por ello que algo
particular así se muestra, si previamente se está
en posesión de un sentido de totalidad, de una globalidad,
dentro de la cual lo particular puede emerger, en cuanto
particular. Los fundamentos de la dialéctica del
círculo hermenéutica siguen presentes.

El segundo Heidegger, partiendo de su obra: El camino
hacia el lenguaje, publicada en 1959, expresa que el lenguaje,
configura la esencia del lenguaje humano y la condiciona en su
expresividad, de allí que también condicione su
interpretación o hermenéutica. Heidegger da un paso
adelante, ya la intelección no se sitúa bajo el
signo de la analítica existencial, sino bajo el signo de
la ontología del lenguaje. "La iluminación del «ser» ocurre en
el lenguaje y en el lenguaje se revela la
«intelección del ser». Por ello, en el hombre
habla la voz del ser". Vemos que en esta parte Heidegger
se concentra más bien en el acontecer del lenguaje,
intentando presentarlo a partir de su filosofía del ser.
De acá la significatividad que tiene la propuesta
hermenéutica de Heidegger en el desarrollo del pensamiento
gadameriano.

  1. La propuesta hermenéutica de
    Gadamer

Una vez contextualizada la experiencia que permite a
Gadamer hacer síntesis y ofrecer elementos para una nueva
hermenéutica, vamos a la parte central de nuestro trabajo:
presentar los aspectos y categorías centrales de la
hermenéutica gadameriana.

Gadamer, como discípulo de Heidegger, en su obra
magistral: Verdad y Método, prolonga la iniciativa
hedeggeriana, con un giro ontológico y lingüistico.
Ante la propuesta radicalmente proyectiva, de futuro, en
Heidegger. Nuestro autor complementa, con lo pretérito,
una fundamentación histórica que rescata el pasado.
El hombre no solamente va hacia…, tiende a…, si no que
también viene de… El horizonte existencial no
sólo implica la contemplación de lo que viene, sino
de lo que fue.

2.1. Fundamentos de la
hermenéutica gadameriana

El horizonte será pues el ámbito de
captación que recoge y toma todo lo que se presenta ante
el conocer, desde la condición de cada persona. "Pero el
horizonte del intérprete puede ensancharse, ampliarse
hasta su fusión con
el horizonte del objeto que se desea comprender". Para Gadamer el
comprender no es tanto una acción de alguien, cuanto
más bien insertarse en lo que se ha vivido mediante la
transmisión histórica, en la que se logra la
síntesis del pasado y el por-venir.

La comprensión para Gadamer implica
necesariamente la forma del lenguaje, como agente existencial
mediador de la experiencia hermenéutica.

El lenguaje cumple esa misión de
unir los horizontes, realizar una continua síntesis entre
lo que viene del horizonte pasado y en horizonte del presente.
Sobre esto reflexionaremos más adelante. En el pasado se
ubica el texto y la tradición, en el presente el
intérprete, con su posibilidad de comprensión y con
sus prejuicios. No se admite la intención de
fenomenología de Husserl de hacer epojé, descontar
los prejuicios; estos son importantes, aportan mucho en la
acción hermenéutica. "En realidad el horizonte del
presente está en un proceso de
constante formación en la medida en que estamos obligados
a poner a prueba constantemente los prejuicios".

Regresamos, para entrar en la reflexión sobre los
aportes concretos de Gadamer, a su tesis inicial. La manera
esencial de comprender del hombre consiste en la
interpretación, que va realizando una comprensión
antropológica o traducción de una realidad externa
a la propia realidad subjetiva. El
conocimiento, como facultad propiamente humana, implica
dialécticamente una interpretación y, sin lugar a
duda, toda interpretación humana implicará, por
ende, un reconocimiento de la realidad estudiada o que se quiere
comprender.

Por lo tanto, el objeto central de la
hermenéutica gadameriana será: "Explicar lo que
ocurre en esta operación humana fundamental del comprender
interpretativo: este se nos aparece ahora como una experiencia
antropológica, es decir, como experimento de realidad".
Para ello la experiencia dialógica de las preguntas y
respuestas es fundamental.

En la interpretación de un texto, el
intérprete se abre a un diálogo,
el texto se expresa, responde a las propias inquietudes y formula
también sus interrogantes. Ese diálogo
que puede no tener fin, también puede entenderse como
acabado cuando, intérprete y texto, alcanzan la verdad de
las cosas y esta verdad los integra, una verdad siempre referida
a las inquietudes de quien hace la experiencia
hermenéutica y de la obra, sujeto de la
hermenéutica.

Ya hemos tratado algunas categorías centrales de
la propuesta gadameriana, que fundamentan teóricamente sus
aportes: comprensión, interpretación, confluencia
de horizontes, prejuicios. Pasamos seguidamente a considerar
algunos aspectos que configuran y van dando estructura a esta
neohermenéutica.

La tradición es para Gadamer un elemento clave en
su pensamiento. El horizonte se configura en la historia, en la
que interactúan las experiencias humanas. "El horizonte no
se forma pues al margen del pasado. Ni existe un horizonte del
presente en sí mismo, ni hay horizontes históricos
que hubiera que ganar. Comprender es siempre el proceso de
fusión de estos presuntos «horizontes para sí
mismo»". Y admite Gadamer que esta fusión se da
en el constante dominio de la
tradición, ya que en ella lo antiguo y lo novedoso se
conjugan y crecen equilibradamente. No hay estancamiento, pero
tampoco supresión de la memoria del
pasado.

Entiende Gadamer que lo que se busca descubrir, en la
experiencia hermenéutica, es un acontecer histórico
y más específicamente de la tradición. La
misma funge como acontecimiento moral, que es
capaz de expresarse, decir lo suyo libremente. Se da en Gadamer
una recuperación valiosa de la tradición que
había caído, con el racionalismo y
el positivismo,
en una comprensión sin valor y hasta
peyorativa. La tradición no es considerada, por el autor
de Verdad y Método, como algo a lo que hay que
disminuirse, hacerse sumiso, renunciando a la conciencia del
presente, sino como un elemento vital que hace síntesis en
la misma forma de comprender del hombre.

La relación que se da en la experiencia
hermenéutica es imposible sin tradición, como hecho
objetivo, y
sin prejuicio, como aporte propio del sujeto; esta
relación se expresa en la forma como se transmite la
tradición por medio del lenguaje. Ante esto Gadamer
expresa:

La hermenéutica tiene que partir de que el que
quiere comprender está vinculado al asunto que se
expresa en la tradición desde la que habla lo
transmitido. Por otra parte, la conciencia hermenéutica
sabe que no puede estar vinculada al asunto al modo de una
unidad incuestionable y natural.

La manera de entender la tradición escapa a la
del movimiento
romántico, Gadamer la supera, insertándola a la
historicidad; es la tradición la que permite la conciencia
de la eficacia
histórica.

Se puede decir algo también, paralelamente a la
tradición, sobre la autoridad.
Para Gadamer la autoridad
también se introyecta en el acontecer histórico y
hermenéutico. El autor hace un esfuerzo por quitarle todo
el peso peyorativo del que se le ha cargado. Para él no es
contraria a la razón ni a la libertad,
tampoco es sinónimo de obediencia ciega o aceptar la
dictadura.

En Gadamer la autoridad tiene una connotación muy
valiosa en el campo del conocimiento y la interpretación:
"Es verdad que la autoridad es en primer lugar un atributo de
personas. Pero la autoridad de las personas no tienen fundamento
último en un acto de sumisión y de
abdicación de la razón, sino en un acto de
reconocimiento y de conocimiento…". El reconocimiento implica
valoración de los juicios y perspectivas superiores a los
propios, sea por experiencia o manejo de lo concreto y/o
lo global. Es por ello que la autoridad no es otorgada, es en
esencia adquirida, no está sujeta tanto al orden moral de la
obediencia, cuanto al orden gnoseológico del conocimiento
y ontológico de la comprensión
hermenéutica.

2.2. Cómo funge la
hermenéutica de Gadamer

Como ya se ha visto, para Gadamer comprender e
interpretar textos no está sólo referido al
ámbito científico, sino que pertenece a la misma
vivencia humana, en el mundo y en la historia. La
hermenéutica ha permitido rastrear la experiencia de la
verdad, buscarla, indagar sobre ella, como experiencia
realizativa de cada persona. Es una visión que hace de la
hermenéutica una metodología universal y una manera
lógica
que antecede u absorbe los métodos particulares de
la ciencia.
Esta visión trasciende la oferta de su
maestro Heidegger, que es su propio punto de partida. Por esto,
la hermenéutica ha pasado a ocupar un puesto relevante en
la reflexión filosófica actual.

Siendo el comprender, el carácter
óntico de la vida humana, cuando se analiza concretamente
un texto, se entiende que éste tiene un autor, con su
propia historia de vida, con su contexto histórico que lo
condiciona, con la situación en que ha vivido, se ha
desarrollado, ha crecido, se ha constituido. Esto, que se aplica
a la existencia del autor del texto, es aplicable a su vez al
texto mismo, a la obra que se deja para la posteridad y que asume
personalidad
propia. Esto permite hacer conciencia histórica del
contexto de lo que se interpreta: "El interés
histórico no se orienta sólo hacia los
fenómenos históricos, las obras transmitidas, sino
que tiene como temática secundaria el efecto de los mismos
en la historia"

El problema histórico entra, por lo tanto, no
sólo con una pretensión mensurable y positivista de
acertar un dato de la historia, sino entender el valor de la
historia efectual, como conciencia de la situación
hermenéutica en que se está.

En el acto y hecho de la interpretación
también se da una situación histórica ,
aunque sea de momento presente, donde influyen las motivaciones y
expectativas hacia el futuro que tiene el intérprete.
Quien interpreta tiene su horizonte, tiene su propio pasado y
vive una situación concreta en el momento que interpreta.
Su acción interpretadora no se separa de su realidad
vivida, de lo que es, y con ese horizonte aborda el
texto.

Existen prejuicios, precomprensiones de parte del
interprete, sobre la obra que analiza. Existen expectativas sobre
lo que se quiere lograr y arrojar con ese
análisis.

El diálogo que se dará con el texto
implica, de parte del intérprete, toda una carga de puntos
de vista, de concepciones, dadas por su momento histórico;
ciertamente diverso al del texto y al del autor del
mismo.

El mismo texto, una vez que fue escrito adquiere
personalidad,
asume independencia,
y va pasando por el devenir histórico, siendo presa de
múltiples elucubraciones que se le van
apropiando.

El texto mismo tiene su contexto, que se ensancha con el
paso del tiempo, con las
múltiples interpretaciones de que es objeto. El
intérprete debe recibir no sólo el texto tal cual,
en su presencia física, objetiva,
sino con las variadas interpretaciones que del texto se han
hecho. Puede el intérprete criticar, argumentar, pero ya
son parte del texto, se conozcan o no las mismas, ya forman parte
de la tradición del texto.

En esa realidad del autor del texto y del texto mismo y
de la realidad del intérprete se conjuga un
diálogo, como experiencia del círculo
hermenéutico que describe Gadamer. Esa vivencia
dialógica de preguntas y respuestas, entre los horizontes
que se fusionan, implican la relación hermenéutica.
"La estrecha relación que aparece entre preguntar y
comprender es la que da a la experiencia hermenéutica, su
verdadera dimensión". Esto plantea un continuo, que hace
entender el límite propio de la interpretación
humana; la comprensión será pues siempre finita e
histórica, nunca finalizada ni totalmente correcta. "Entre
la precomprensión del intérprete y el sentido del
texto se da una comunicación dialógica móvil
y siempre creciente".

2.3. Neohermenéutica
gadameriana y lenguaje

Con la reflexión de Heidegger y Gadamer, se
entiende claramente la realidad existencial del comprender
hermenéutico y de la naturaleza lingüística
del hombre. Ciertamente que, al Gadamer plantear la experiencia
hermenéutica como una ontología, no se centra
sólo en el lenguaje, pero para Gadamer el lenguaje es el
conductor eficaz que permite la experiencia de
interpretación y comprensión del acontecer de la
verdad.

En el lenguaje se da la síntesis entre la
experiencia del mundo y la realidad personal. En el
lenguaje, donde habita el ser, según Heidegger, se incluye
el contenido transmitido y ese contenido abarca la experiencia
del mundo y la conciencia histórica.

El lenguaje es pues, condición fundante y
fundamental para la experiencia hermenéutica. Experiencia
dada en el diálogo, en la conversación, en el
intercambio de ideas, por medio de habla o la escritura. "El
lenguaje es el medio en el que se realiza el acuerdo de los
interlocutores y el consenso sobre las cosas". El diálogo
se entiende pues, como un camino que permite llegar a acuerdos;
la interpretación hermenéutica de uno y otro es
compartida, como síntesis relacional,
intersubjetiva.

La experiencia de diálogo que permite a los
interlocutores situarse en el lugar del otro para comprenderlo,
es análogamente la misma que se hace al hermenéuta
abordar un texto y a su autor. Se conjugan las contradicciones,
las refutaciones, los desacuerdos, los puntos de vista. En fin,
se intercambia la vida.

El lenguaje hablado, pero sobre todo el escrito, permite
captar la vida y el aporte de otro. "En la escritura el
sentido de lo hablado está ahí, por sí
mismo, enteramente libre de todos los momentos emocionales de la
expresión y la
comunicación". Se descubre, por lo tanto que el
lenguaje es una tradición creativa, una vinculación
poética, una producción de sentido que emana de la
persona, del horizonte subjetivo del intérprete. No en
vano Gadamer lo presenta como el hilo conductor de la
ontología hermenéutica.

Vemos pues que en la propuesta hermenéutica de
Gadamer se expresa una dialogicidad circular del pensamiento, que
no cae en la condena viciosa. En Gadamer se admite el
círculo hermenéutico de la conciencia, en fidelidad
al pensamiento alemán contemporáneo; pero de manera
especial la conciencia de la existencia de la historicidad, donde
se cristalizan los existenciarios, y de la lingüicidad,
desde donde se expresan los mismos.

Conclusión

A resultado sumamente interesante el estudio un poco
más profundo de este autor, en su
contextualización, al abordar su filosofía y sobre
todo al describir su hermenéutica, hemos podido captar una
enorme coherencia, dando posibilidad de rescatar aspectos tan
importantes, que la contenporaneidad se estaban perdiendo.
Elementos tan importantes para el pensar y hacer del hombre tales
como: la tradición, los prejuicios y la
autoridad.

Propone también una interesante epistemología del mundo y de la persona con
un fuerte sustento en la ontología heideggeriana. Su
concepción de la comprensión que ofrece una
integral gnoseología, ha permitido contrarrestar esta
propuesta de hermenéutica, como forma esencial del hombre,
con las posibilidades pedagógicas que están
emergiendo emn el último siglo, entendiendo que muchas de
estas están referido unicamemente a estados
psicológicos de la conciencia, pero que se pueden ver
enriquesidas con fundamentos teóricos tan sólidos y
coherentes como el de Gadamer

Este autor da pie para no quedarse sólo en el
peligro que corre la filosofía actual de encerrase en el
análisis del lenguaje, es necesario abrir nuesvo
horizontes, nuevas perspectivas que enriquezcan el comprender
humano. No puede ser el sentido de la filosofía, el
sólo hecho de indagar, hacer metareflexiones
únicamente contemplativas de la realidad del pensamiento y
del lenguaje, se tiene que explicitar esa reflexión, y la
manera más clara de esa explicitación descansa en
la educación

Sería muy interesante revisar la experiencia
docente de Gadamer, y con ello entrever, los aportes
didácticos de quien entiende una manera de
intelección humana, de forma anasíntetica, que
funge en una continua dialéctica de inducción y deducción, comprendiendo
a su vez el todo y las partes de toda la experiencia vivida, en
la fusión del horizonte del pasado y del presente, hacia
el futuro, el la conexión de los horizontes del objeto que
se conoce, se interpreta y del sujeto que hace de
intérprete.

 

Lic. Gerardo Luis Lugo Rengifo

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