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HERMENEUTICA




Enviado por gerpas



    1. El conocimiento de la
      realidad
    2. El cientificismo
      positivista
    3. La
      Hermenéutica
    4. Bibliografia

    El
    conocimiento
    de la realidad

    Al nacer el hombre abre
    los ojos y se encuentra enfrentado a la inmensidad del Universo como
    ante una clave arquetípica con lo cual surge la eterna
    pregunta que todos nos hemos formulado desde los albores de la
    existencia humana; la eterna pregunta que no por su singular
    expresión deja de implicar una pluralidad de elaboraciones
    acerca de "¿Quién soy?"; "¿Qué hago
    aquí?"; "¿Qué es esto?"
    ;"¿Dónde estoy?" entre otras
    interrogantes.

    Los últimos estudios astronómicos calculan
    la edad del universo entre 10
    y 20 mil millones de años y un diámetro aproximado
    de 20 a 40 mil millones de años luz
    (téngase presente que un año luz es una medida
    astronómica que significa la distancia recorrida por la
    luz al cabo de un año, viajando a una velocidad de
    300.000 km/seg.). Pero de momento todos son intentos
    hipotéticos que, por cierto, aún no convencen por
    entero a la comunidad
    científica. Amén de esto, ninguna hipótesis científica se ha
    preocupado por preguntarse: ¿de dónde surgió
    todo esto?; ¿cómo se originó y
    porqué?; si el universo es
    algo en expansión, ¿qué había antes
    de que el universo
    ocupara ese lugar del espacio?.

    Por otra parte, si bien todos los libros de
    texto y los
    recientes programas
    televisivos muestran que el cosmos se rige bajo la ley y el orden e
    incluso que ha de ser factible de ser considerado como un preciso
    sistema de
    relojería, las últimas investigaciones
    indican que el universo se comporta de un modo caótico,
    donde nada en él está determinado de
    antemano.

    La más reciente teoría
    sobre la estructura del
    espacio proviene de la denominada "Lattice del espacio". De
    acuerdo a esta teoría
    "…la información de la totalidad del Universo,
    con todos sus detalles, se encuentra contenida en cada
    porción o punto del espacio. Por lo tanto, cada
    porción del espacio con la que interactuamos y que rodea a
    nuestro cuerpo contiene la información de todo el Universo… La
    primera característica de la estructura del
    espacio es entonces su capacidad de concentrar información
    en cada una de sus partes; es decir, que esta estructura es
    convergente… La siguiente característica de la estructura del espacio
    es que todos los puntos o posiciones del mismo están
    interconectados… Desde el punto de vista de la estructura del
    espacio para que ésta última sea capaz de hacer
    converger toda la información del Universo en cada uno de
    sus puntos y lograr la hazaña de la interconectividad
    total, debe poseer una conformación extraordinariamente
    compleja, capaz de vibrar a frecuencias prácticamente
    infinitas.

    A la matriz,
    enrejado o celosía del espacio se le conoce como la
    Lattice del espacio, siendo ésta la
    denominación que la Física de frontera
    utiliza para llamar a la Estructura del Espacio… Pero lo
    más extraordinario del concepto de la
    Lattice es la posibilidad de que nuestro cerebro funcione
    normalmente como un mecanismo capaz de modificar la estructura de
    la Lattice a través de la creación de los
    denominados "campos neuronales" y que éstos, interactuando
    con la Lattice, son los responsables de nuestro funcionamiento
    perceptual. En otras palabras, que el cerebro es capaz
    de producir distorsiones de la Lattice, siendo éstas lo
    que llamamos la realidad que percibimos. Puesto que el Campo
    Neuronal se modifica también por nuestro pensamiento y
    emociones, es
    posible postular que no solamente nuestros actos y movimientos
    afectan la estructura del espacio, sino que también lo
    hacen nuestros pensamientos". (1)

    Como alguna vez dijera Erwin Schrödinger: "No me
    gusta, y siento haber tenido alguna vez algo que ver con ello"; o
    haciéndonos eco de Sir Bernard Lovell: "Yo me siento como
    si de pronto me hubiese adentrado en una espesa barrera de niebla
    donde el mundo familiar ha desaparecido". Pero como dijera
    Hamlet en la
    homónima obra de Shakespeare: "Hay
    más cosas, Horacio, en el cielo y en la Tierra de
    las que sueña tu filosofía" y por eso es menester
    avanzar.

    En algún momento de su vida Francis Thompson
    expresó:

    "Por un inmortal poder,

    todas las cosas

    lejanas o cercanas,

    están ocultamente ligadas entre
    sí,

    de modo que no puedes arrancar una
    flor

    sin perturbar las estrellas".
    (2)

    Esto nos lleva a incursionar aunque someramente en los
    territorios de la Física
    Cuántica en este intento de develar, ¿qué
    es la realidad?.

    En mayo de 1935, Einstein junto con sus colegas Podolsky
    y Rose formuló lo que se conoce como "la paradoja E.P.R.",
    debido a las iniciales de sus autores. Básicamente lo que
    la paradoja E.P.R. expresa es lo siguiente: imaginemos dos
    partículas subatómicas como pueden serlo un par de
    fotones, que salgan disparados en direcciones opuestas.
    Según propone la física, ambas partículas
    forman un sistema que se
    encuentra definido por una función de
    onda única (ésta es una ficción matemática
    que representa una función de
    probabilidad,
    de todas las posibilidades que pueden sucederle a un sistema
    observado cuando interacciona con un sistema de observación, es decir, nos permite
    establecer las posibilidades de que esto o aquello llegue a
    suceder).

    Ahora supongamos que cuando estos fotones que viajan a
    la velocidad de
    la luz

    (300.000 km/seg.), en el momento en que se han alejado
    lo suficiente del punto de origen decidimos realizar un
    particular experimento: en un punto del recorrido de uno de los
    fotones colocamos un campo
    magnético que haga que esa partícula que
    avanzaba en sentido ascendente ahora lo haga en forma
    descendente; en el mismo instante, el otro fotón, viajando
    a la velocidad de la luz capta la información y
    también invierte el sentido de su trayectoria, es decir,
    si viajaba a la inversa que la anterior ahora ajusta el sentido
    de su avance pasando de un sentido descendente a realizar un
    recorrido ascendente.

    De acuerdo a Einstein y a lo comprobado
    experimentalmente, ninguna información puede viajar a una
    velocidad mayor que la luz, por ende, el cambio de la
    situación de una partícula no podría afectar
    a la otra, pues ambas viajan a la velocidad de la luz en sentidos
    opuestos, salvo que no exista una independencia
    real en cosas que se hallan espacialmente separadas entre
    sí (principio de las causas locales).

    En 1964 un físico irlandés llamado John
    Bell estableció con respecto a la anteriormente mencionada
    "paradoja E.P.R.", lo que se ha dado en llamar "desigualdad de
    Bell" o "Teorema de Bell", el cual dice que no existe nada que
    pueda llamarse "partes separadas". Todas las "partes" del
    universo están conectadas previamente de manera
    íntima y directa.

    Si mantenemos la suposición de que las "cosas"
    espacialmente separadas son independientes unas de otras
    (principio de las causas locales) (paradigma
    newtoniano de la física), los resultados de un experimento
    realizado en un lugar distante y separado espacialmente no
    debería depender ni tener relación alguna con un
    experimento que realizamos aquí.

    Dado que los fenómenos son locales por naturaleza (y por
    sentido común), Einstein a partir del experimento
    comentado sostiene que necesariamente la teoría
    cuántica tiene un fallo serio. Recordemos que para la
    física cuántica se trabaja con predicciones
    estadísticas llamadas "función de
    onda" que son funciones
    probabilísticas. En este sentido no hay nada en el
    universo de las partículas que exista sino que todo
    muestra
    tendencia a existir. Si un cambio en la
    partícula A cambia la función de onda de la
    partícula B, entonces la información que provoca el
    cambio debe viajar a una velocidad superlumínica, lo que
    para Einstein es imposible. Como él mismo manifiesta:
    "Sólo puede uno escapar a esta conclusión (que la
    teoría cuántica es incompleta), presumiendo que las
    mediciones de S, (telepáticamente) cambian la
    situación real de Sz, o negando situaciones de independencia
    real, como tales, en cosas que se hallan separadas espacialmente
    entre sí. A mí, ambas alternativas me parecen
    enteramente inaceptables". (3)

    En este sentido, el Teorema de Bell ha de demostrar que,
    o bien las predicciones probabilisticas afirmadas por la
    teoría cuántica son falsas o bien lo es el
    principio de las causas locales (independencia de los objetos
    espacialmente separados). No dice cuál de los dos es
    falso, sino solamente que uno de los dos debe serlo.

    En 1972, Clauser y Freedman realizaron un experimento
    que probó la validez de las predicciones estadísticas de la teoría
    cuántica; por lo tanto, el principio de las causas locales
    tiene que ser falso.

    Esto nos conduce a una serie de aplicaciones
    lógicas en cuanto al conocimiento
    de la "realidad".

    "El principio de las causas locales dice que lo que
    ocurre en un área no depende de variables
    sujetas al control de un
    experimentador situado en una zona separada espacialmente. Si
    esta explicación es correcta, en ese caso vivimos en un
    universo no-local ("la localización falla") que se
    caracteriza por conexiones superlumínicas (más
    rápidas que la luz) entre "partes separadas"
    aparentemente.

    Sin embargo, hay otras formas de fallo para el principio
    de las causas locales. Este principio se basa en dos supuestos
    tácitos. El primero de ellos es que tenemos la capacidad
    para determinar nuestras propias acciones, es
    decir, que tenemos libre albedrío. El segundo supuesto
    tácito es que cuando elegimos una forma de hacer las
    cosas, en vez de elegir otra, lo "que podría haber
    sucedido si…" hubiera llegado a producir resultados
    determinados. Estos dos supuestos unidos son los que Stapp llama
    determinismo contrafactual.

    El primer, supuesto (contrafactualidad) falla cuando nos
    conduce a un superdeterminismo que anula la idea de posibilidades
    de alternativa. Según este tipo de determinismo no es
    posible que el mundo jamás pudiera haber sido otro del que
    es.

    Si el segundo supuesto (determinismo) falla, acabamos en
    la teoría de los Mundos Múltiples, en la cual el
    mundo se está dividiendo de manera continua en ramas
    separadas e inaccesibles entre sí, cada una de las cuales
    contiene distintas ediciones de los mismos actores realizando
    distintos actos al mismo tiempo en
    distintos escenarios que, de algún modo, están
    localizados en el mismo sitio.

    Es posible que halla otras formas de comprender el fallo
    del principio de las causas locales, pero el hecho de que tenga
    que fracasar significa que el mundo, de algún modo, es
    profundamente distinto de las ideas que tenemos sobre él.
    (Quizás, de hecho, estamos viviendo en una caverna a
    oscuras).

    …la opción "no es posible ningún
    modelo" es la
    Interpretación de Copenhague de la Mecánica Cuántica. En 1927, el
    grupo
    más notable de físicos de la historia decidió que
    podría suceder que ni siquiera fuese posible construir un
    modelo de
    realidad, es decir, explicar la forma como son las cosas
    "realmente entre bastidores". Pese a la marea de "conocimiento"
    que nos ha invadido en el transcurso de treinta años, el
    Grupo de
    Física Fundamental, como los físicos reunidos en
    Copenhague medio siglo antes que ellos, se vio obligado a
    reconocer que tal vez no fuese posible construir un modelo de la
    realidad. Este reconocimiento es más que la
    admisión de las limitaciones de ésta o aquella
    teoría. Es un reconocimiento que se está abriendo
    paso en Occidente de que el conocimiento en sí es
    limitado. Dicho de otro modo, es el reconocimiento de la
    diferencia entre conocimiento y sabiduría". (4)

    Llegamos así a la conclusión de que
    el
    conocimiento de "la realidad" sigue siendo una
    incógnita, una pregunta que espera ser
    develada.

    ""El mundo que la ciencia
    presenta ante nuestras creencias", escribió Bertrand
    Russell en el cambio de siglo nos dice que: "Ese hombre es el
    producto de
    causas que no tienen previsión del fin para el que fueron
    puestas en marcha; su origen, su crecimiento, sus miedos y
    esperanzas, sus amores y creencias no son otra cosa sino el
    resultado de la manera accidental en que se colocan los
    átomos; ni el entusiasmo, ni el heroísmo, ni la
    intensidad del pensamiento o
    de los sentimientos pueden conservar la vida individual
    más allá de la tumba; todos los trabajos realizados
    durante las diferentes épocas, toda la devoción,
    toda la inspiración, todos los luminosos mediodías
    del genio humano, están destinados a la extinción
    en la vasta muerte del
    sistema solar, y
    todo el templo de los logros conseguidos por el hombre debe
    ser enterrado inevitablemente bajo los escombros de un universo
    en ruinas.

    "En un mundo tan extraño e inhumano" -se
    preguntaba él,"¿cómo puede una criatura tan
    impotente como el hombre
    conservar sus aspiraciones intactas?".

    En buena medida es imposible". (5)

    Esta es una postura propia del cientificismo positivista
    de la modernidad
    occidental, pero no resuelve, ni siquiera se aproxima a atisbar
    una rendija que arroje algo de luz al problema del conocimiento
    de la realidad. En el libro "Mente
    de Zen, mente de principiante" de D. T. Suzuki, en la introducción su alumno Baker Roshi
    escribió: "La mente del principiante está
    vacía, libre de los hábitos del experto, dispuesta
    a aceptar, a dudar, y abierta a todas las
    posibilidades…"

    Habiendo así arribado a esta encrucijada en
    cuanto a dilucidar la eterna incógnita de qué
    y cuál es la realidad, y cómo conocerla, es
    tiempo de dar
    cuenta de dos intentos, dos formas de aproximarnos a la realidad
    tal cual la conocemos y la concebimos: la hermeneútica y
    el cientificismo positivista.

    Hermeneútica vs.
    Positivismo

    Incursionaremos ahora en cada una de ambas concepciones,
    comenzando por la "prima donna" de la sociedad
    occidental, el cientificismo positivista, para posteriormente
    considerar a la Hermenéutica.

    El
    cientificismo positivista

    El cientificismo -que no la ciencia-,
    comienza a partir de una profunda transformación en la
    forma de concebir al mundo y a los hombres que comienza en el
    siglo XVI. Si el paradigma
    anterior creía en la existencia de un orden natural,
    divino, al cual el hombre al igual que la sociedad
    debía adaptarse, con la revolución
    científica renacentista y post-renacentista, se comienza a
    considerar al hombre como centro del universo, en tanto
    representa la máxima creación natural y poseedor de
    la llave que abre las claves del Universo: la
    razón.

    Es así como a partir de ese momento se genera una
    dualidad disociadora, que conducirá a la
    sobreacentuación de uno de los "polos" del ser humano, con
    la consiguiente fragmentación tanto de la forma de
    percibirnos y concebirnos así como del pensamiento general
    y también del desarrollo de
    nuestras disciplinas académicas y la tan extendida
    actitud
    reduccionista en el campo de la ciencia. La
    división fundamental a la que hacemos referencia es a la
    que separaba (separa), dos dominios: la mente por un lado y la
    materia por el
    otro -"res cogitans" y "res extensa" de Descartes
    subordinando la segunda a la primera. A partir de este momento se
    comienza a considerar al universo desde una perspectiva
    materialista, es decir, como una máquina, la que como tal
    funciona de acuerdo con las leyes
    mecánicas de causa-efecto. Todo en el mundo podría
    ser, a partir de ahora, explicado según la
    disposición y movimiento de
    sus partes componentes.

    Como dijera el matemático francés Pierre
    Simon Laplace: "Un intelecto que en un momento dado conociese
    todas las fuerzas que actúan en la naturaleza, y la
    posición de todas las cosas de las que se compone el mundo
    -suponiendo que dicho intelecto fuese lo suficientemente vasto
    como para someter al análisis estos datos
    abrazaría en la misma fórmula los movimientos de
    los cuerpos más grandes del Universo y los de los
    más ligeros átomos; nada seria incierto para
    él, y el futuro, como el pasado, estaría presente
    ante sus ojos".(6) "Cuando Laplace presentó la primera
    edición de su obra ("Mécanique Céleste") a
    Napoleón -así cuenta la historia-, Napoleón observó: "Monsieur Laplace,
    me dicen que usted ha escrito este gran libro sobre el
    sistema del Universo, y nunca ha mencionado a su Creador". A esto
    Laplace respondió de modo terminante: "No tengo necesidad
    de tal hipótesis"."
    (7)

    Desde el punto de vista epistemológico se
    establece una aproximación a la naturaleza, basada en el
    método
    analítico-deductivo de razonamiento, mediante el
    desmenuzamiento de los conceptos y problemas en una serie de
    fragmentos, los que serán reordenados de acuerdo a la
    lógica
    (a una cierta lógica). Por cierto que dicha
    aproximación es la que ha posibilitado el montaje y avance
    de todo el dispositivo tecnológico del que nos servimos al
    tiempo que somos sus víctimas.

    El abordaje cientificista o positivista es un modo de
    conocer la realidad que se fundamenta en la confianza del
    método,
    de un método, el "científico", para llegar a la
    "verdad". Método se entiende acá como un procedimiento
    operacionalmente definido, comprendido y aplicado en forma
    similar por todos los que de él se sirven y que por ende
    permite obtener resultados coincidentes. Así se constituye
    en un abordaje objetivante, es decir, donde se cosifica la
    realidad, entendiéndola así como "algo" sobre lo
    cual el hombre puede dirigir su "razón" mediatizada a
    través de un método, o mejor dicho, de "el"
    método.

    Este modelo positivista, cientificista,
    científico-natural o como se le guste denominar, es
    netamente abusivo, y ello por varias razones. A mi entender lo
    fundamental -y coincidiendo en esto plenamente con Gary Zukav-,
    es la falta de respeto, la total falta de respeto con que
    la criatura humana, enceguecida por la vanidad, dialoga (si a
    esta forma de conocer la realidad se la puede tratar de "diálogo"),
    con la Creación. "Nuestra conducta y
    nuestros valores se
    encuentran tan marcados por percepciones que carecen de respeto, que
    hemos llegado a no saber qué significa la palabra
    respeto". (8)

    ¿Qué es el respeto?. "El respeto se
    encuentra en un estado de
    compromiso con la Vida y en un contacto tan profundo con ella que
    va más allá de la superficie y penetra hasta su
    misma esencia.

    Respeto significa contacto con la esencia de cada cosa,
    y de cada persona, y de
    cada planta, y de cada pájaro y de cada animal.
    Significa contacto con el interior de su condición de ser.
    Incluso aunque no se pueda llegar a sentir el interior, es
    suficiente saber que la forma, la superficie, es
    únicamente un estado
    exterior, y que, por debajo de ella, se encuentra presente el
    auténtico poder y la
    esencia de lo que es una persona, de lo
    que es una cosa. Es eso precisamente lo que se honra con el
    respeto.

    El progreso se honra con el respeto. El desarrollo de
    la vida, el proceso de
    maduración, el proceso de
    crecimiento y de alcanzar la propia puesta a punto, es todo ello
    una clase de proceso al que debe uno aproximarse con respeto".
    (9)

    "El respeto es una actitud de
    honrar la vida

    Que una persona sea respetuosa depende esencialmente de
    que acepte el principio de sacralidad de la Vida, sin importar
    como defina ella lo sagrado.

    Respeto es también sencillamente la experiencia
    de que toda la Vida, por sí misma, tiene un valor".
    (10)

    A partir de esta fundamental limitación del
    abordaje científico-natural se derivan otras. Por un lado,
    este abordaje prejuzga sobre el carácter
    de lo que significa "conocer" y hasta de lo que significa la
    palabra "verdad". Por otro lado, desconoce que al interior de
    ella existen momentos de interpretación y de
    comprensión como ser la interpretación del
    significado de las fórmulas matemáticas.

    Pero, por otra parte, es innegable el amplísimo
    espectro del desarrollo tecnológico del cual la humanidad
    ha sido, es y será testigo y que ha sido posibilitado por
    la ciencia. En
    1875 el director del Patent Office
    norteamericano envió su dimisión al Secretario de
    Estado para el Comercio.
    ¿Por qué seguir? decía en sustancia; ya no
    queda nada que inventar. Menos de cien años después
    el hombre pone el pie en la Luna, piensa en la construcción de ciudades en el espacio
    sideral y en la colonización de otros mundos dentro y
    fuera del Sistema
    Solar.

    En sí el problema no radica en la ciencia y en el
    método científico en sí, sino en la
    existencia de una ciencia sin conciencia, una
    ciencia sin respeto, una ciencia prejuiciosa de sus propios
    prejuicios al decir de Gadamer. El conocimiento
    científico debe reconocer que es un
    método y no el método.

    La
    Hermenéutica

    "… encontramos a THOT, portador del corazón
    que concibe y de la voz que crea y ordena, inventor de las
    "palabras de dios". THOT, al que también se atribuye el
    origen del TAROT, llamado por tanto, en ocasiones, "el Libro de
    THOT" o "el Libro de Hermes", pues HERMES fue como llamaron los
    griegos a este dios singularisimo, voz que nos llegará, a
    través del legendario HERMES TRIMEGISTO, como
    representación máxima del "saber hermético",
    mostrando así, en el más remoto origen de los
    tiempos, ese hilo conductor que nos trae el valor de la
    palabra mágica desde la garganta de los dioses primigenios
    al conocimiento de los grandes iniciados de la edad
    moderna".(11)

    "Por un lado, si bien el hombre nomina con originalidad,
    es decir, nombra por el carácter
    particular del suceso al que se refiere … lo hace aplicando la
    rememoración de un mecanismo ya sin efecto y un verbo
    carente de poder. Por otro lado, los nombres personales no
    provienen ya de un acto nominativo que dota de identidad. Son
    nombres dados por el hombre con ese mismo verbo destruido,
    nombres que se repiten, y no representan precisa y exactamente
    aquella particularidad, aquello que de único cada ser
    tiene… La distancia con respecto a Babel se va volviendo
    infranqueable y el hombre, carente de una identidad
    automáticamente adquirida y armónica con todo lo
    creado, deberá hacer por conseguirla. Esa será, a
    partir de ahora, la máxima aspiración de todo ser
    humano: adquirir la identidad conciliadora que la pérdida
    del nombrar original le quitó. "Hacerse un nombre" en la
    vida. Como dice THIEBAUT: "Pero al repetir un nombre (… ), el
    texto, la
    razón y el sentido del nombre se hacen ya no inmediatos.
    La identidad de quien tiene ese nombre no aparece ya en el relato
    de su nombrar, sino en el ejercicio que de su identidad pueden
    hacer su vida y sus actos. Y, como veremos, al carecer de texto
    originario hemos de realizar otra forma de textualidad:
    demostrar, como don Quijote, con
    nuestros actos que somos quienes decimos ser. El decir antiguo ha
    sido ya roto en fragmentos". (12)

    "En el seno de un lenguaje
    esencial, en el que el verbo es en sí mismo creador, no
    puede darse otra cosa que una absoluta identidad entre el nombre
    y lo nombrado, pues la denominación alude a la
    misma esencia de aquello que nomina … Tras el episodio de
    BABEL, pierde el hombre el
    conocimiento del lenguaje
    esencial, que pasa de nuevo a ser monopolio de
    los dioses". (13) "No pierde el Universo sentido, sino que es
    el hombre quien pierde la clave del mismo, de su
    comprensión, quedando sumido en la ignorancia de lo que le
    rodea, en la ignorancia de su propio destino" (14) (el
    subrayado es mío). Y la Hermenéutica, es -en su
    sentido más pleno- la recuperación de la clave que
    permita al hombre volver a la Sabiduría.

    En lo referente a la Hermenéutica, si
    consideramos a Hans-Georg Gadamer vemos que no discrimina el
    hecho de que hay varias ciencias sino
    que las trata como a una, como ciencia natural sustentada e
    instrumentalizada a través de una determinada metodología. Es menester además,
    dejar claramente explicitado que Gadamer no crítica a la
    metodología científica in toto, sino
    a las extrapolaciones que la misma realiza hacia campos
    cognoscitivos que escapan del alcance de sus instrumentos y de
    sus parámetros de legitimización del
    "conocimiento". Como él mismo expresa: "Esto no excluye en
    ningún sentido que los métodos de
    la moderna ciencia natural tengan también
    aplicación para el mundo social. Tal vez nuestra
    época esté determinada, más que por el
    inmenso progreso de la moderna ciencia natural, por la
    racionalización creciente de la sociedad y por la
    técnica científica de su dirección. El espíritu
    metodológico de la ciencia se impone en todo… Lo que
    tenemos ante nosotros no es una diferencia de métodos
    sino una diferencia de objetivos de
    conocimiento.

    La cuestión que nosotros planteamos intenta
    descubrir y hacer consciente algo que la mencionada disputa
    metodológica acabó ocultando y desconociendo, algo
    que no supone tanto limitación o restricción de la
    ciencia moderna cuanto un aspecto que le precede y que en parte
    la hace posible". (15)

    En cuanto a esto concordamos plenamente con éste
    filósofo en cuanto que -y siguiendo el pensamiento
    existencialista heideggeriano-, "la comprensión es un modo
    de ser del hombre, ES el mundo, pero además, el
    mundo es un otro que se nos presenta como interpelación y
    como obstáculo".(16) Como recién mencionamos, la
    comprensión en tanto modo de ser del hombre en la historia
    requiere el tener muy presente el hecho de que la historia es
    algo que nos precedió y de lo cual no podemos escapar
    (historia efectual), y que por ende, nuestros constructos o
    cosmovisiones de la realidad están condicionados
    -más no determinados-, por la fuerza
    operativa de la tradición, la que nos "otorga" una serie
    de prejuicios con los cuales "enfrentarnos" al mundo. Es
    así que de la misma manera en que no podemos poner entre
    paréntesis a la historia tampoco podemos poner entre
    paréntesis a los prejuicios. ""Prejuicio" no significa
    pues en modo alguno juicio falso, sino que está en su
    concepto el
    que pueda ser valorado positivamente o negativamente".
    (17)

    "¿Estar inmerso en tradiciones significa real y
    primariamente estar sometido a prejuicios y limitado en la propia
    libertad?
    ¿No es cierto más bien que toda existencia humana,
    aún la más libre, está limitada y
    condicionada de muchas maneras?"(18) "…el comprender debe
    pensarse menos como una acción de la subjetividad que como
    un desplazarse uno mismo hacia un acontecer de la
    tradición, en el que el pasado y el presente se hallan
    en continua mediaci6n". (19)

    Pues "…sólo en la
    Ilustración adquiere el concepto del prejuicio
    el matiz negativo que ahora tiene. En sí mismo "prejuicio"
    quiere decir un juicio que se forma antes de la
    convalidación definitiva de todos los momentos que son
    objetivamente determinantes". (20) En este sentido el prejuicio
    opera a título de una anticipación de sentido
    históricamente "determinada", ergo, si consideramos
    así al prejuicio como "anticipación de la
    perfección" (Heidegger), nos damos cuenta que: "Una
    comprensión llevada a cabo desde una conciencia
    metódica intentará siempre no llevar a
    término directamente sus anticipaciones sino más
    bien hacerlas conscientes para poder controlarlas y ganar
    así una comprensión correcta desde las cosas
    mismas". (21)

    "El que quiere comprender un texto tiene que estar en
    principio dispuesto a dejarse decir algo por él … Pero
    esta receptividad no presupone ni "neutralidad" frente a las
    cosas ni tampoco autocancelación, sino que incluye una
    matizada incorporación de las propias opiniones previas y
    prejuicios. Lo que importa es hacerse cargo de las propias
    anticipaciones con el fin de que el texto mismo pueda presentarse
    en su alteridad y obtenga así la posibilidad de confrontar
    su verdad objetiva con las propias opiniones previas". (22) Y ese
    "texto" puede ser tanto "La Biblia"; como "Verdad y
    método" de Gadamer; como una película de James
    Bond; como la Galaxia Mesier 81 de la constelación de la
    Osa Mayor; como el discurso de un
    esquizofrénico; como las costumbres de apareamiento del
    oso polar; como …

    De acuerdo a Gadamer podemos hablar -como hemos ya
    manifestado- del mundo y de nosotros de múltiples maneras,
    el problema es que lo que se dice queda en una manera predecible,
    pero no en una definida relación con lo dicho, es decir,
    el núcleo de su planteo con respecto a la
    Hermenéutica como modo de conocer la realidad, implica que
    tener lenguaje es tener la comprensión de nosotros como
    seres finitos en la realidad infinita, que es la alteridad (yo me
    pregunto aquí, como Gadamer puede hablar de algo in-finito
    desde su peculiar finitud humana, en una palabra, como lo finito
    puede dar cuenta de la no finitud de algo, pero este es ya otro
    cantar). Para él el mundo es el todo que se contruye con
    palabras y que está dado por ellas, y es en
    el lenguaje
    que el yo y el mundo aparecen en su unidad
    ordinaria.

    En este sentido, es la lingüisticidad de nuestra
    experiencia humana en el mundo la que nos permite comprender y/o
    interpretar la alteridad en tanto que otroidad.

    Pero debemos ser conscientes que en tanto que el lenguaje es
    una construcción simbólica con distintos
    niveles de abstracción, producida por el sujeto humano, y
    en tanto que producida, objetivada, difícilmente este
    instrumento nos pueda brindar la clave última del
    conocimiento que condujo a Sócrates a
    decir: "Sólo sé que no sé nada".

    Dice Benjamín Lee Whorf: "Disecamos la naturaleza
    de acuerdo con las líneas trazadas por nuestra lengua
    materna". (23)

    "Para un barrio, la realidad, o el mundo que todos
    conocemos, no es más que una descripción.

    Con el fin de validar dicha premisa, don Juan no
    ahorró esfuerzo alguno en conducirme hasta la plena
    convicción de que mi imagen mental del
    mundo en que vivimos no es más que una mera descripción de dicho mundo, machacada en mi
    cerebro desde el momento de mi nacimiento.

    Hizo hincapié en el hecho de que todo aquel que
    entra en contacto con un niño es un maestro que le
    describe incesantemente el mundo, hasta el momento en que el
    niño llega a ser capaz de percibirlo tal como se le ha
    descrito. Según don Juan, no recordamos ese portentoso
    momento, simplemente debido a que carecíamos de todo punto
    de referencia que nos permitiera compararlo con
    algo…

    Por consiguiente, para don Juan la realidad cotidiana
    de la vida consiste en un flujo interminable de interpretaciones
    perceptuales que los individuos que compartimos una
    asociación específica hemos aprendido a realizar en
    común" (24) (el subrayado es mío). ¡Y eso
    que don Juan no leyó
    "Verdad y método" de Gadamer!.

    "Como han señalado Korzybski y los
    semánticos, nuestras palabras, símbolos, signos,
    pensamientos e ideas son meros mapas de la
    realidad, no la realidad misma, porque "el mapa no es el
    territorio"."(25)

    Por su parte, Heidegger establece una estructura de
    orden circular para la comprensión hermenéutica, a
    la que denomina "círculo hermenéutico". Partiendo
    de una comprensión previa o pre-comprensión o, por
    que no, prejuicio que nos orienta en el estudio de algo, es que
    se hace posible la comprensión de aquello que se estudia.
    Es decir, en el proceso de comprender, no se parte de nada, sino
    que se apoya en aquello que ya se ha comprendido o admitido como
    válido y/o cierto. Dice este autor: "El círculo no
    debe ser degradado a círculo vicioso, ni siquiera a uno
    permisible. En él yace una posibilidad positiva del
    conocimiento más originario, que por supuesto sólo
    se comprende realmente cuando la interpretación ha
    comprendido que su tarea primera, última y constante
    consiste en no dejarse imponer nunca por ocurrencias propias o
    por conceptos populares ni la posición, ni la
    previsión ni la anticipación, sino en asegurar la
    elaboración del tema científico desde la cosa
    misma". (26)

    De esta manera, entendemos la Hermenéutica como
    una actividad de reflexión en el sentido
    etimológico del término, es decir, una actividad
    interpretativa que permita la captación plena del sentido
    de los fenómenos.

    La Hermenéutica en tanto conocimiento reflexivo
    de la realidad opera a título de instrumento que nos
    permita recuperar la clave perdida de la sabiduría
    universal, la llave del "Liber Mundi" de los alquimistas
    medievales, y que en tanto reflexivo, ya nos está
    indicando cuál es la operación que debemos llevar a
    cabo para lograr lo que ya hemos logrado, pero que por ignorancia
    no sabemos que ya lo hemos logrado antes de lograrlo. Resumen de
    esta perogrullada es: "Sólo sé que no sé
    nada". "TAT TUAM ASI".

    BIBLIOGRAFIA

    1. GRINBERG-ZYLBERBAUM, Jacobo: "La estructura del
      espacio"; págs. 48-52 – Revista
      "Espacio y Tiempo" – Febrero 1993.
    2. HERNANDEZ, Abelardo: "Ciencia y Conciencia";
      pág. 87 – Biblioteca
      Básica de Espacio y Tiempo – 1992.
    3. ZUKAV, Gary: "La danza de los
      maestros del Wu Li"; pág. 285 – Plaza &
      Janés Editores S.A. – 1991
    4. Ibid.: págs. 299-300.
    5. ZOHAR, Danah: "La conciencia cuántica";
      pág. 19 – Plaza & Janés Editores S.A. –
      1990
    6. CAPRA, Fritjof: "El Tao de la física";
      pág. 69 – Luis Cármaco, Ed. –
      1992.
    7. Ibid.; pág. 70.
    8. ZUKAV, Gary: "El lugar del alma"; pág. 45
      – Plaza y Janés Editores S.A. –
      1990.
    9. Ibid.; pág. 46.
    10. Ibid.; pág. 47.

      y Tiempo – 1991.

    11. NAVARRETE, Javier: "El poder de la palabra";
      pág. 17 – Biblioteca
      Básica Espacio
    12. Ibid.; pág. 38.
    13. Ibid.; pág. 29.
    14. Ibid.; pág. 30.
    15. GADAMER, Hans-Georg: Op. Cit.; pág.
      11.
    16. Ibid.; pág. 337.
    17. Ibid.; pág. 343.
    18. Ibid.; pág. 360.
    19. Ibid.; pág. 337.
    20. Ibid.; pág. 336.
    21. Ibid.; pág. 335-336.
    22. Ibid.

      1982.

    23. WALSH, R. Y VAUGHAN, F. Comp.: "Más
      allá del Ego"; pág. 61 – Ed. Kairós S.A.
    24. WILBER, Ken: "El proyecto
      Atman"; pág. 49 – Ed. Kairós/Troquel S.A. –
      1990.
    25. WILBER, Ken. "La conciencia sin fronteras";
      pág. 46 – Ed. Kairós S.A. – 1989.
    26. GADAMER, Hans-Georg: Op. Cit.; pág.
      332.

     

    Lic. Germán H. PASTORINI

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