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Caricatura (página 2)




Enviado por t8960114



Partes: 1, 2

d) Por otro lado existen un buen número de
figurillas ridículas de época helenística
que nos recuerdan más a las máscaras y a los tipos
de la farsa griega y de la comedia nueva.

e) Cerámicas áticas del siglo V a.c. en
donde se dibujan los aspectos más embarazosos de la vida
fisiológica del individuo.

f) Diversas parodias de la Iliada o de
escenas dionisiacas representadas en la cerámica en donde lo cómico
encuentra un terreno abonado.

En todos estos ejemplos como se puede apreciar,
encontramos su fuente recurrente o bien en los poemas
homéricos o bien en el teatro, sobre
todo del de género
popular del siglo IV a.c.; siendo realmente escasas cualquier
otro tipo de representaciones, a no ser, claro está, de
las exageraciones y deformaciones que con carácter
intencionado se introducen en la pintura o en
la escultura de un personaje. De esta forma encontramos en
Grecia el
nacimiento de las dos fuentes
principales de la caricatura que se darán a lo largo de
toda la historia, esto es:

1) Escenas que conducen a la hilaridad por su tema, tal
y como aparece en la literatura (por su
contenido)

2) Escenas que conducen a la hilaridad por su
representación grotesca y deforme (por su
forma)

Por lo que se refiere a los artistas-caricaturistas del
momento, pocas son las noticias que tenemos, tan sólo
alguna referencia más o menos explícita, citada por
algunos escritores así Aristóteles cita a un tal Poson,
calificándolo de "pintor malévolo", al igual que
Aristófanes quien se refiere a él en estos
términos: "… No volverás a ser el juguete del
infame Poson…" o Luciano en su obra El Elogio de
Demóstenes, quien también lo menciona. En cuanto a
otros artistas, Champfleury cita según recoge Plinio, a
Pirálicus, Cálates, Bupalus, Ctsicolo, Atenis,
Clesides, Antífilo y Galatón. Todos ellos pintores
de cerámica y por lo tanto alejados del "Arte Oficial",
teniendo de esta forma una mayor libertad para
mostrar su ingenio. Característica esta última inherente
al caricaturista de todos los tiempos.

En Roma el bagaje
filosófico sobre lo cómico no será tan
extenso como en el caso de Grecia, pero
sí importante, de esta forma es interesante señalar
las opiniones reflejadas por Dionisio de Prusa, reivindicando el
valor moral de la
risa y de la sátira de costumbres; Plutarco, estableciendo
en la risa una función
ética y
transformando la estética de lo cómico en
rígido moralismo; Plinio, teorizando sobre lo
cómico; Fabio, siguiendo y completando el discurso
anterior; y Cicerón, recogiendo en esencia todo lo
anteriormente apuntado, entre otros.

Por lo que respecta a las obras caricaturescas del
momento, se podrían señalar varias, las cuales se
podrían agrupar del siguiente modo:

1- Pinturas cerámicas

2- Estatuillas grotescas

3- Frescos

4- Los Graffiti

4.1.- En Roma y otras
partes del imperio

4.2.- En Pompeya y Herculano

Dentro del primer grupo
encontraríamos diversos tipos de jarrones etruscos que se
hacen eco de esta temática cómica respondiendo
fundamentalmente a personajes ridículos en cuanto a forma.
En el segundo grupo
existirían una serie de representaciones
escultóricas grotescas, tal es el caso de la estatuilla
deforme de Caracalla que se conserva en el museo de Avignon,
otras serían del tipo "Maccus" (antecesor del polichinela)
y otras finalmente de carácter
pornográfico con sentido caricaturesco (Como las
estatuillas del Dios Príapo).

Dentro del tercer grupo destacarían los frescos
de Grannano (cerca de Herculano) sobre monos, de los que
Champfleury escribió que:

"…Es probable que el autor de esta obra se propusiese
en ella representar en figuras de monos a determinados sujetos
con sus propios gestos y maneras, poniendo en ridículo
costumbres de su tiempo que hoy no
conocemos …"

Por lo que hace referencia al cuarto grupo,
tendríamos en primer lugar los graffiti encontrados en las
antiguas murallas de Roma en donde la crítica al poder por
parte de las diversas facciones hostiles del momento es el
recurrente general.

Pero donde más restos se han encontrado han sido
en las ruinas de Pompeya y Herculano, tanto es así, que
incluso, dado el material existente, podríamos establecer
varios subgrupos diferentes, no obstante y por no alargar de
manera excesiva este artículo, sólo haremos
referencia a la temática original que se está
gestando: la caricatura de Religión, bien sea
ésta contra paganos o contra cristianos, que se nutre de
unos ricos y valiosos ejemplos que nos acercan a comprender el
sentir religioso popular de estos momentos: por un lado los
graffiti cristianos que atacan satirizando el culto a los dioses
paganos, éstas están en la línea de algunos
vasos cerámicos que se han encontrado, muchos de ellos
realizados por el cristiano Annio Serapiodoro; en el lado opuesto
encontramos unos graffiti bastante curiosos de carácter
anónimo que representan la ridiculización del culto
cristiano, un ejemplo de todo esto lo encontraríamos en el
sarcástico "Juicio de Salomón" (Pompeya) y
sobretodo el "Asno Crucificado" del siglo III d.c. descubierto
por Garucci en la Domus Gelotiana, que lleva inscrita la frase en
griego "Alexamenos adora a Dios", tipo de imagen que
debió de ser más o menos frecuente a tenor de los
ejemplos encontrados, hasta tal punto que Tertuliano se hace eco
de esta calumnia para criticarla .

Otro de los puntos al que tendríamos que hacer
referencia, es el relacionado con los artistas-caricaturistas de
los que nada o muy poco conocemos, tan sólo citar los
nombrados por Plinio, de esta forma podemos citar a Ludio, de
quien se dice que cultivaba el género de
las "Comica Tabella" que eran unas tablillas en donde se
dibujaban las escenas cómicas de una representación
teatral para colgarlas en las puertas de los teatros y así
servir de reclamo para los posibles espectadores. Otros artistas
citados por Plinio serán Pereico y Ctesiloco.

Si en los casos anteriores de Grecia y de Roma,
hablábamos de un aparato teórico-filosófico
que tenía en consideración lo cómico, a
partir de lo cual "nacía" una producción caricaturesca de mayor o menor
fortuna; llegados al medioevo este aparato desaparecerá,
ningún filósofo o teólogo del momento
hará referencia a él. No obstante y tal vez
supliendo a este corpus inexistente, tenemos los bestiarios y
fisiólogos medievales, en donde, y según la
creencia del momento los animales habían sido creados para
servicio del
Hombre, a fin
de que su estudio y la contemplación de sus costumbres
fuesen para el Hombre
reglas de vida o motivo de escarmiento y corrección
según las propiedades del animal que se mostraba como
ejemplo, de tal forma que era permitido por la Iglesia el uso
de animales para exonerar al público. Este es el motivo
por el que a pesar de las limitaciones técnicas
del mazonero caricaturista medieval, se abriese ante él un
gran abanico de posibilidades imaginativas.

Será en esta línea en la que estudiemos
los ejemplos satíricos que aparecen representados en los
capiteles, vidrieras o códices miniados; en donde
determinados temas como el diablo, la danza macabra,
el infierno, el Juicio Final, los vicios del Hombre, sus
pecados… etc. se convierten en claras fuentes de
inspiración para sus obras como por ejemplo:

a) La Iglesia de San
Quirce en Burgos de desenfadadísima
iconografía.

b) Las sillerías del coro de las catedrales de
Plasencia y Zamora, realizadas por el maestro Rodrigo
Alemán.

c) El enfrentamiento entre Felipe el Hermoso y Bonifacio
VIII de la catedral de Sems realizado por Pedro
Cugnieres

d) Los capiteles de la catedral de Chartres en donde
aparecen las escenas de un cerdo bailando y un asno tocando la
guitarra

e) El libro de la
Horas del duque de Berry

f) La mitología de Renard que le sirve para
ridiculizar parte de la liturgia cristiana, sirva como ejemplo
las figuras del zorro o del asno que predican desde un
púlpito mientras son escuchados por unos rebaños de
ovejas o grupos de
gallinas

g) Las ilustraciones de Ulrich Richental sobre el
concilio de Constanza en 1414

h) La procesión de las ratas del claustro de la
catedral de Tarragona del siglo XII

i) Escultura de un fraile con cabeza de zorro en la
iglesia de Nantwich del siglo XII

Entre otros muchos ejemplos que se dan en todo el Arte
Medieval.

Por lo que respecta al Renacimiento, la
evolución de la caricatura durante este
periodo viene marcada por la aparición de la imprenta, lo
que supuso alcanzar dos logros fundamentales para este
género: por un lado la posibilidad de abaratar costes, con
lo que de esta forma la caricatura se hace más asequible,
más popular. Por otro lado, la imprenta es la forma de
obtener una mayor rapidez y mayor alcance en la difusión
de las obras.

Intentando dibujar un marco
teórico en el que se desarrolla el género, tal
y como se ha venido haciendo, hemos de hacer referencia a los
escritos de Leonardo Da
Vinci, cuando recoge en su Tratado de pintura en
donde se hacen varias referencias a la caricatura, tales
como:

"…lo necesario que puede llegar a veces ser el copiar
los rasgos completos, aunque éstos sean deformes e incluso
exagerarlos, con el fin de poder oponer mejor lo bello a lo feo,
a fin de que el contraste resulte, por uno y por otro lado, un
aumento del poder emotivo…".

Nos encontramos de esta forma no ante una necesidad de
resaltar lo feo como vicio, tal y como ocurría en la
Edad Media,
sino de la utilización de lo feo con una funcionalidad
estética, esto es, de crear un contraposto
para resaltar lo bello.

En cuanto a los caricaturistas-artistas del momento,
tendríamos que señalar al mismo Leonardo Da
Vinci con sus series de bocetos-retratos cargados de un
naturalismo exagerado y a Miguel Ángel; en el norte de
Europa pintores
de la talla de El Bosco o de Durero, Holbein el Joven o Brueghel
el Viejo…etc. Aunque el más destacado como caricaturista
sea Carracci, quien hará hincapié en el tema de lo
grotesco.

En definitiva se podría señalar como es a
partir del Renacimiento
cuando, a resultas de los trabajos de los anteriores artistas,
surge la caricatura como tal, de una manera estricta atendiendo a
la acepción etimológica de la palabra, nacida del
término "Ritratti Carichi" (retratos
sobrecargados).

Llegados ya al siglo XVII, a nivel teórico
empezarán a surgir las primeras definiciones de caricatura
y los primeros estudios casi monográficos sobre el tema,
así encontramos los trabajos del Conde Mosini, en el
primero de ellos, aparece la definición del término
en cuestión como "Perfetta deformitá" en
contraposición al concepto
Renacentista-Barroco de
"Belleza ideal"; definición que se hace aún
más precisa en el segundo de sus estudios cuando la
describe como:

"Un procedimiento de
retrato, nacido de un interés realista, aunque con
finalidad cómico-fantástica"

Otro de los teóricos de estos momentos
será Baldinuci quien publicará su obra a finales de
siglo, momento en el que gracias a sus aportaciones y a las de
los autores anteriores, el Diccionario de
la Academia Italiana, en su edición de 1694
recogerá el término por primera vez
definiéndolo como:

"Especie de libertinaje de la
imaginación"

En cuanto a los artistas-caricaturistas del momento
tendríamos que señalar a figuras como
Tiépolo, Jaques Callot, discípulo de Carracci con
sus series de "Los Bohemios" y "Los Mendigos"; Stefano Della
Bella; Cornelius Dusart, primer cultivador de la sátira
política o
Bernini con las caricaturas de los cardenales.

En líneas generales podríamos decir que
estamos ante un periodo relativamente rico en imágenes
caricaturescas habida cuenta de la situación
política conformada por las guerras de
religión
en donde todo lo propagandístico ocupará un lugar
fundamental.

Durante el siglo XVIII en el terreno filosófico y
teórico destacará la figura de Francis Grose,
primer personaje que intenta codificar una serie de reglas sobre
la caricatura (Rules for Drawing caricatures). No obstante lo
más llamativo de este siglo serán las
recopilaciones de caricaturas que se llevan a cabo, en este
sentido tenemos que citar por un lado a Arthur Pond, quien en
1743 publicará en Inglaterra una
colección de caricaturas europeas, y por otro lado a Boyer
De Nimês, quien recogerá para publicar en 1792 toda
una colección de imágenes satíricas
francesas aparecidas hasta ese momento.

En cuanto a los artistas-caricaturistas, no se pueden
dejar pasar por alto figuras como Hogart , gran observador de la
vida social, quien estigmatizará la injusticia y el
envilecimiento con bromas; Rowlandson y Gillray en Inglaterra (ya a
caballo del siglo XIX, siendo famosas sus sátiras contra
Napoleón) ; Boilly, Debocourt y Grukshank
en Francia.

La ilustración en el siglo XIX viene
determinada por la invención de la litografía en
1796 por Aloys Senefelder, esto supone un giro importante ya que
hasta entonces el artista dejaba sus dibujos en
manos del grabador de reproducciones lo cual comporta un peligro
por el debilitamiento del rasgo que esto suponía; ahora el
artista trabaja directamente sobre el soporte, controlando por
este motivo hasta el último momento todo el proceso de
reproducción. Otra de las consecuencias
positivas de esta nueva técnica está en
íntima relación con la técnica utilizada por
la que se pueden abaratar grandemente los costes y conseguir una
mayor y más rápida tirada de una misma plancha,
todo lo cual motiva que los grabados resultantes mediante este
procedimiento
lleguen con una mayor facilidad a un número mayor de
personas.

Pero la característica general de este periodo
será la difusión y generalización de la
prensa,
vehículo fundamental para el desarrollo y
expansión de este género, de tal modo que es en
este siglo en donde asistimos a una mutación del
artista-caricaturista al caricaturista-periodista, esto es, a
partir de ahora el caricaturista se convierte en un periodista
que va a utilizar una serie de medios a su
alcance (la imagen por
ejemplo) para poder llegar a las masas, masas que en el siglo XIX
en su mayoría no sabe leer ni escribir, de ahí el
papel
fundamental de este medio que se convertirá en el
único capaz de utilizar un lenguaje
popular y asequible para todos.

Dada la complejidad y variedad existente entre los
diferentes piases europeos, estudiaremos la caricatura por
separado, así el primer país en el que nos
adentraremos será:

*SUIZA: La caricatura en Suiza viene caracterizada por
el trabajo de
los siguientes artistas: En primer lugar Rodolphe Teopffer, cuya
labor se sitúa a principios de
siglo destacando los defectos y vicios típicamente suizos
sin entrar en temas políticos, otro de los caricaturistas
será Adan Teopffer, hijo del anterior que destacó
por ser un pintor de escenas de costumbres, escenas que llevadas
a la exageración lo convirtieron con el tiempo en un o de
los más grandes caricaturistas suizos, sus obras como El
Doctor Festus, Monseur Vieux-Bois (el eterno amante), Monseur
Jaleet, Monseur Grefin y Monseur Cryptophone, son viva muestra de esta
representación de tipos genuinamente suizos que pueden
englobar a gran parte de sus compatriotas, formalmente utiliza un
dibujo
próximo al del inglés
Steve, bastante profundo en las imágenes centrales
contextualizadas en un paisaje bastante anecdótico
profusamente decorado de anécdotas.

Otros de los caricaturistas suizos serán
Godefroy, cuyas obras se caracterizan por su gran sencillez;
Forestier, también un gran cartelista con un sentido
bastante popular del Arte y Fontanez, caracterizado por las
sucesivas representaciones de tipos locales.

*RUSIA: La caricatura en Rusia pasa, por lo que al siglo
XIX se refiere por tres etapas fundamentales, la primera de ellas
abarca los primeros años del siglo y se caracteriza en
cuanto a tema por una crítica a la situación real
al sistema feudal en
el que se vive, a las clases dominantes represoras y
supersticiosas, en cuanto a forma, ésta estará
íntimamente relacionada; con la pintura bizantina de tal
modo que cada una de ellas tiene un aire que nos
recuerda a los iconos.

Una segunda etapa corresponde aproximadamente a los
años cincuenta del siglo, en este momento nos encontramos
ante una caricatura bastante influenciada por los modelos
europeos, aunque el dibujo
comparativamente es de una peor calidad y cuya técnica
será el aguafuerte; en el aspecto temático la
sátira ahondará más en lo político
gracias a la coyuntura del momento en donde tras el desastre de
Sebastopol (1855) aparecen nuevos movimientos
socio-políticos mucho más radicales que encuentran
en este género un cauce para sus ideas y expresiones,
estos movimientos conducirán a la reforma burguesa de 1861
que reforzará la aparición de todo tipo de
críticas al sistema
teocrático. Es en estos años cuando
aparecerá la revista Iskra
predecesora de la Revista de
caricaturas del año 1818 fundada por Veretzianev de muy
corta duración a consecuencias de la férrea
censura; en esta revista empiezan a aparecer nombres como N.
Yulev, A. Bogdanev, Voikov, Bordelli, Apollon y Danilov entre
otros que se constituyen en los primeros humoristas del siglo,
unos años más tarde surgirán otros como N.
Stepenov y A. Levedev considerados como el Daumier y el Gavarni
rusos respectivamente.

La tercera y última etapa del siglo es la que
corresponde con su última década en la que y tras
la férrea censura que se produce dada la situación
prerevolucionaria que vive el país la caricatura casi
desaparece del panorama nacional reduciéndose a
contadísimos panfletos revolucionarios.

*FRANCIA: Si
una de las formas de definir caricatura es decir que ésta
comporta exageración e intención cómica, en
Francia encontramos el más claro ejemplo que justifique
tal definición, no en vano la Francia del siglo XIX
alcanzará en este género tal desarrollo que
se convertirá en el punto de referencia obligada, por
comparación, con los demás piases
europeos.

Este desarrollo se sustenta en la tradición
cómica francesa de épocas anteriores, que ahora, en
el siglo XIX, debido al desarrollo de las publicaciones
periódicas y a la libertad de
prensa alcanza
su máximo esplendor.

De esta manera podemos observar diferentes
tipologías en la caricatura francesa, de un lado las que
nacen de la envidia, la murmuración y el odio, verdaderas
obras satíricas; de otro la crítica
política, fruto de un siglo tan polémico; junto a
estas dos tipologías también existe una tercera de
carácter popular, más rica y variada y cuya
finalidad sería la consecución de un humor
más suave que haga pensar y provocar una sonrisa en los
labios frente a las anteriores que se encaminan, en la
mayoría de los casos a conseguir la carcajada. En
definitiva se podría llegar a decir que todas las leyes de la
comicidad esbozadas por H. Bergson en 1900 ya eran trabajadas por
los caricaturistas franceses de años anteriores,
caricaturistas a los que sería difícil englobarlos
por separado en una u otra tipología dado que en mayor o
menor medida todos ellos son partícipes de algún
tipo de éstas tal y como se puede ver en las obras de:
Charles Philipon (1800-1862), Daumier con quien la caricatura
Francesa y universal alcanza su máximo esplendor, Cham
(Amadé de Noé) (1811-1879), Charles Travies
(1804-1854), Gustav Doré (1832-1883), Paul Gavarni
(1804-1866), J.L. Forain (1852-1931) heredero y continuador de la
obra de Daumier, Henri Monnier (1799-1931), Jean Pigal
(1794-1873), Eugene Lami (1800-1890), Alfred Gravin (1827-1892),
Grandrille (1803-1847), Andrè Gosset (Andrè Gill)
(1840-1885). Quienes realizaron su trabajo en los
periódicos franceses bien fuesen de carácter
general o especializados en la sátira, entre los que
destacan: Le Charivari (1832), fundado por Charles Philipon, Le
Caricature Provisoide (1838), Le Journal Pour rire (1848), Le
rire (1894).

*BÉLGICA: El caso de Bélgica, dada la
proximidad geográfica con Francia, da lugar a que las
características generales de su caricaturas sean similares
a la de su vecino país, tanto es así que muchos de
los periódicos o revistas caricaturescas francesas
circularán libremente por Bélgica, con una
salvedad: Mephistopheles de 1831, revista satírica,
primera de este género en el país y que se
adelantará incluso a Le Charivari de 1833.

*PAÍSES BAJOS: La caricatura Holandesa se
sustenta en la tradición de los caricaturistas de Flandes,
muchos de ellos pintores, quienes se dedicaban a copiar de la
naturaleza
aquello que ésta tenía de peculiar con fiel
realismo. Por
tal motivo los caricaturistas del siglo XIX se
caracterizarán por su fiel reflejo de la realidad, sus
peculiaridades, sus situaciones críticas, – que surgen de
la calle, de la plaza, en el mercado, dentro
de una familia…-
razones y circunstancias por sí solas que muchas veces
producen comicidad sin tener que recurrir a la
exageración.

Otra de las características es (a diferencia con
la Inglesa, de la que guarda un gran parecido) la ausencia de una
lección moral. En esta línea James Ensor
será el caricaturista más sobresaliente, quien sabe
recoger y fundir toda la tradición de Flandes; Sin embargo
también se ha de citar a Felicien Rops, quien
apartándose de ésta línea (y siguiendo una
influencia Francesa) se convierte en el admirador y por lo tanto
continuador de la obra de Gavarni y de H. Daumier.

*ALEMANIA: La
caricatura en Alemania surge
en el siglo XIX con Chodowiecki, quien sienta las bases de la
caricatura burlesca y fantástica que se
desarrollará en todo el siglo que estamos
estudiando.

Los caricaturistas más representativos de estos
momentos serán: Adolf Oberländer y Wilhelm Busch,
seguramente éste sea el más sobresaliente de todos
ellos, quien se caracteriza por la representación en sus
personajes marcados por una gran humildad que hace frente a la
perversidad del destino y por un cierto sentido moral y
aleccionador en su obra, algo por otra parte común en la
caricatura alemana pero que en Busch viene más
señalada; Guillermo Kaulbach, Löffer, Pablo Komewka,
Johann Gottfried, Cartel-Biaze, Richter, Reinhardt, Haranger,
Meggendeffer… Quienes trabajan en revistas como: Fligende
Blatter (1844), Kladderadatsch (1848), Simplicissimus (1896),
Piepmeier (1849), Wesper (1862), Muenchener (1848), Dorfharhier
(1848)…

*AUSTRIA: En este país debido a su proximidad con
Alemania, la caricatura será similar, cuando no
idéntica debido a que en Austria circulaban los mismos
periódicos que en Alemania, siendo los únicos
autóctonos (aunque si bien denotan una gran influencia
francesa) Kikeriki (1861) y Wiener Charivari.

*INGLATERRA: Durante los siglos XVII y XVIII la
caricatura inglesa tiene prácticamente todas las
características Holandesas debido a los muchos contactos,
sobre todo comerciales que existen entre los dos países,
ambas caricaturas durante estos siglos mantienen un contenido
moral, bastante más acusado en el lado inglés,
que irá dando paso conforme nos adentramos en el siglo XIX
a un contenido político y es en estas fechas y por este
motivo por el que ambas caricaturas comenzarán a
distanciarse habida cuenta de que las vicisitudes políticas
serán diferentes en cada uno de estos
países.

Los más
destacados

Entre los caricaturista más destacados de este
siglo cabe destacar a: Gillary, cuya obra arranca en el siglo
XVIII y se caracteriza por su alto contenido moral, Rowlandson,
también nacido en el siglo anterior, ambos sentarán
las bases del desarrollo posterior de la caricatura inglesa con
continuadores como: John Leech, John Tenniel, H.B. (Richard
Doyle), Phiz (Hablat Browne), Randolph Coldecott, Edward
Sambourne, Harry Furniss, Phil May, Francis Gould, Ape (Carlo
Pellegrini), Spy (Leslie Ward), Max (Max Beerbohn),… Todos
ellos bastante identificados con una moral burguesa. Todos
trabajarán en las revistas satíricas más
características del momento se pueden citar: Comic
Black-stone (1846), Comic History of England (1847), Comic
History of Rome (1852), Vanity Fair (1868), Punch (1841), The
Source, The Meteor, The Humorist…

*ITALIA: La
caricatura de este siglo arranca de la tradicional farsa italiana
por un lado y de otro de la tradición caricaturista del
país representada por Leonardo Da Vinci, Carraci,
Callot… a quienes nos hemos referido anteriormente. Con este
panorama es de extrañar la poca importancia que este
género tendrá en el siglo que estamos estudiando
(en comparación con otros países como Francia). No
obstante aparecen en el panorama figuras como Bartolomeo Pinelli,
Steffano della Belle quien se caracteriza por ser uno de los
primeros que en la caricatura del siglo XIX recurre a la
animalística a la cual dota de expresiones
humanas.

Por lo que respecta a las revistas satíricas hay
que señalar a L´ausino y El Mule, la primera de
ellas anticlerical y la segunda réplica católica a
la anterior.

Para terminar este apartado apuntar el auge que la
caricatura cobra a finales de siglo, con motivo de la Revolución
Francesa, convirtiéndose así este género
burlesco en verdaderos panfletos que con muy pocos medios pueden
llegar rápidamente a las masas para comunicar una serie de
mensajes revolucionarios y no sólo en la misma Francia
sino atravesando las fronteras con el afán de expandir la
revolución, de tal modo que los
países vecinos han de aumentar la censura y el control de todas
las publicaciones llegadas de Francia.

Por último nos referiremos brevemente al caso
español.

La bibliografía española sobre este
tema es francamente escasa, tan sólo existen a este
respecto una serie de catálogos, que si bien son
útiles como instrumento al investigador, no aportan nada
nuevo en la interpretación histórica.
Si nos detenemos en la bibliografía extranjera, la
situación empeora aún más si cabe: el tema
es eludido hasta en los grandes diccionarios
enciclopédicos, como si la caricatura en España no
existiese, la única salvedad en este panorama es Goya a
quien cualquier tipo de investigación lo sitúa como el
comienzo de la caricatura contemporánea en España,
introduciendo de este modo en sus "caprichos" y "Disparates" un
tipo de humorismo trágico que caracterizará
la
ilustración caricaturesca española. En esta
línea se sitúan las palabras de Bodelaire cuando
comenta:

"Goya cauchemar plein de choses inconnues de foetus
qu´ on fait au milieu des sobbats, de veilles au miroir et
d´ enfants toutes nues, pour tenter les dèmons
ajustant bien leurs bos."

Apodando así la idea de que cada país
tiene su propio humor, y el de España viene dado por la
obra de Goya, siendo por tanto su caricatura (como la de sus
seguidores del siglo XIX) una acentuación de la pintura de
carácter ya apuntada anteriormente por pintores como
Zurbarán o El Greco. Tesis de la
que más adelante nos haremos eco en las conclusiones para
analizarla y comentarla.

Por lo que se refiere a la prensa ilustrada
española del siglo XIX, ésta comienza en las "Hojas
sueltas" que como crítica a la invasión
napoleónica circulaban por España entre los
años 1808 y 1812, baste recordar títulos como: El
Arlequín de Europa, La salida
del rey ambulante y su legión devota, Napoleón trabajando para la
regeneración de España, Napoleón y Godoy,
Fiesta de toros en España o Matador corso en peligro.
Todas ellas ampliamente estudiadas en la obra de Gómez
Imaz.

Estos grabados eran anónimos y generalmente
impresos mediante el procedimiento en madera y de
tema altamente satíricos contra
Napoleón.

Posteriormente, hacia mediados de siglo las caricaturas
empiezan a aparecer firmadas, pudiéndose de este modo
completar un panorama artístico español de
este modo aparecen nombres como los de Alenza, Cilla, Sancha,
Sileno, Tovar, Montagud, Marín, Pons, Junoy, Grau, Aragay,
Marco, Francisco Ortego, Apeles Mestres, Y Rodríguez
Castelao entre otros.

Todos ellos realizan su labor artística en la
prensa Española del siglo XIX en revistas como El
Fisgón (Madrid), El Momo (Madrid), El Cascabel (Madrid),
El Duende (Madrid), El Jorobado (Madrid), Madrid Cómico
(Madrid),Valencia Cómica (Valencia), Andalucía
Alegre ,(Granada) La Guindilla (Madrid), El Látigo
(Madrid), El Avisador (Madrid), Gedeón (Madrid), Madeja
Política (Barcelona), El Tiburón (Barcelona), El
Nunci (Barcelona), La Bamba (Barcelona), Cu-Cut (Barcelona),
L´ esquella (Barcelona), El Reflejo (Barcelona) entre otras
muchas.

Caricaturistas y revistas, muchas de ellas en espera de
un estudio, que conforme un gran corpus pendiente de un trabajo
de síntesis
que saque a la luz este amplio
panorama artístico. Del mismo modo terminar
señalando cómo esta serie de revistas referidas
anteriormente se circunscriben a determinadas áreas
geográficas desconociéndose la existencia de prensa
ilustrada en otras regiones españolas, desconocimiento que
obedece más a una falta de estudios que a una realidad
determinada.

Bibliografía

http://clio.rediris.es/arte/caricaturas/caricatura.htm

 

 

Paula

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