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HISTORIA CLÍNICA PSIQUIÁTRICA




Enviado por prubi



    1. La entrevista
      psiquiátrica
    2. Tipos de
      entrevista
    3. Partes y curso de la
      entrevista
    4. Curso de la
      entrevista
    5. Elementos de la
      entrevista
    6. Situaciones
      especiales
    7. La historia clínica
      psiquiátrica
    8. Estructuración de la
      historia clínica psiquiátrica
    9. Consideraciones para
      elaborar la historia clínica

    LA ENTREVISTA
    PSIQUIÁTRICA

    La entrevista
    psiquiátrica sigue siendo nuestra principal arma en el
    quehacer psiquiátrico, a la hora de llegar a la
    comprensión y conocimiento
    de la persona que
    precisa nuestra intervención. El grado en que el paciente
    y el médico desarrollan un sentimiento de
    comprensión mútua es lo que indica el éxito
    de la entrevista.
    La función
    principal del entrevistante es escuchar y comprender al paciente,
    con objeto de poder
    ayudarle. Por otra parte, el establecimiento de una buena
    relación médico-paciente es un primer paso
    indispensable para conseguir una eficacia en el
    tratamiento, tanto si se plantea un tratamiento
    psicoterapéutico, como si se decide el uso de
    fármacos, y ésto solo se consigue mediante un buen
    contacto con el paciente, que comienza en nuestro primer
    encuentro y sigue en las sucesivas revisiones, utilizando como
    principal "prueba" la entrevista
    psiquiátrica. Cuantos más conocimientos se tengan
    de las enfermedades
    psiquiátricas, más datos relevantes
    pueden obtenerse de utilidad
    diagnóstica y terapéutica.  

    Es fundamental durante la entrevista no atender
    únicamente a lo que el sujeto nos relata, sino
    también tener en cuenta toda la transmisión a
    través de la conducta no
    verbal, por lo que es imprescindible una observación detallada de los movimientos,
    la vestimenta, los gestos del paciente, sus expresiones
    emocionales y su manera de reaccionar ante determinados temas,
    etc.

    Resumiendo, se podría decir que los principales
    objetivos de
    la entrevista psiquiátrica son:

      Obtener información sobre el padecimiento del
    paciente: Sintomatología actual, antecedentes del episodio
    actual que ayuden a clarificar posibles causas, datos
    biográficos, etc.

    1. Estudiar las actitudes y
      los sentimientos del paciente ante su enfermedad.
    2. Observar la conducta no
      verbal del paciente, que nos amplía información sobre él y la naturaleza de
      los problemas.
    3. Observar el tipo de relaciones
      interpersonales que maneja el paciente, y estudiar de
      qué forma se han alterado debido al actual
      trastorno.

    TIPOS DE
    ENTREVISTA

    No directiva

    El objetivo es
    conseguir una mínima contaminación por parte del médico,
    para lo que se realizan el menor número de preguntas
    posibles (las imprescindibles para que el paciente no interrumpa
    el hilo de la conversación). Al paciente se le ofrece un
    espacio donde expresar libremente sus vivencias y sentimientos.
    Ofrece la ventaja de aportar muchos datos sobre la
    personalidad del paciente. No es aplicable en situaciones de
    urgencia o cuando no se va a seguir un vínculo
    profesional, sino que el paciente solo consulta por algún
    problema concreto.

      Estructurada o
    semiestructurada

    Se trata de realizar una evaluación
    estandarizada de la psicopatología del paciente. Su
    objetivo
    primordial es ofrecer uniformidad en la recopilación
    global de los datos psicopatológicos (al estandarizar la
    evaluación, todos los clínicos
    podrán utilizar los mismos métodos y
    sabrán que sus evaluaciones serán idénticas
    a las de otros profesionales). Esto es fundamental a la hora de
    realizar un estudio de investigación, donde medir de forma
    uniforme y estandarizada es la única vía de hacer
    los datos comparables. En la clínica, este tipo de
    entrevista puede ser una herramienta de apoyo a la hora de
    identificar los síntomas más importantes y realizar
    un diagnóstico sindromático,
    útil a la hora de tomar decisiones concernientes a la
    medicación. Sin embargo, no obvian la necesidad de un buen
    juicio clínico a la hora de su interpretación; es
    necesaria una evaluación individualizada basada en una
    descripción narrativa del paciente y su
    conducta.

    En la práctica se usa una mezcla de ambas, ya que
    no se excluyen, sino que se complementan mutuamente. Una
    entrevista excesivamente dirigida puede implicar una falta de
    espontaneidad y llevar a un diagnóstico basado más en los
    conocimientos científicos del médico que en la
    realidad del paciente. Por el contrario, una entrevista demasiado
    libre, puede conducir a que "el médico pierda el control de la
    misma y se convierta en un mero espectador de lo que el paciente
    ofrece". En cualquier caso, el médico debe mantener
    siempre el control de la
    entrevista; si en algún momento lo pierde, debe saber
    reconocerlo y retomarlo mediante maniobras como volver a temas
    superficiales.

      PARTES Y
    CURSO DE LA ENTREVISTA

      CONDICIONES PARA LA REALIZACION DE LA
    ENTREVISTA

      Modo de acceso

    El paciente puede venir espontáneamente a la
    consulta porque cree que necesita ayuda, puede ser remitido por
    otro médico que solicita una opinión sobre la
    posible naturaleza
    psicológica de sus síntomas, o puede ser llevado de
    una forma más o menos forzado (por familiares, fuerza
    pública…), por falta de una correcta conciencia de su
    enfermedad. Todas estas condiciones deben ser consideradas, ya
    que tienen importantes implicaciones a la hora de llevar a cabo
    la entrevista.

    Lugar de la entrevista

    Lo importante es que médico y paciente se
    encuentren cómodos, asegurando en cualquier caso (consulta
    privada, institución, etc.) que quede garantizada la
    confidencialidad. Algunos profesionales sugieren que los asientos
    queden a una misma altura, de manera que ninguno de los dos quede
    más bajo que el otro, además algunos prefieren que
    no hayan muebles entre el entrevistante y el paciente, de todas
    las formas se debe guardar la seguridad del
    médico en caso de un paciente agresivo o peligroso,
    facilitando que pueda salir fácilmente de la
    habitación o que pida ayuda.

    Duración  

    Variable, según se trate de una primera
    entrevista o subsiguientes, en que el tiempo a emplear
    depende del tipo de tratamiento escogido, la complejidad del
    paciente, etc. Es así que conviene tener en cuenta que en
    psiquiatría no puede aceptarse que una consulta primera
    haya de tener una duración mayor que una de
    revisión, ya que muchas veces en estas segundas, la
    profundización en la relación
    médico-paciente puede ser mayor de lo esperado. De
    ahí que el estándar medio para todas sea más
    menos de 70 minutos. En cualquier caso, suele ser recomendable
    planificar la duración de la entrevista y transmitir al
    paciente una idea del tiempo de que se
    dispone.

    Se debe tener en cuenta que la actitud del
    paciente en relación a la puntualidad en la consulta suele
    revelar aspectos importantes de su personalidad y
    de afrontamiento de situaciones.

      CURSO DE LA
    ENTREVISTA

    Fase inicial

    La entrevista comienza indicándole al paciente
    nuestro nombre y especialidad (no se debe ceder a la
    petición de la familia de
    presentarse como un amigo o un médico de otra
    especialidad). Una vez tomados los datos personales del paciente,
    se solicita información (verbal o escrita) sobre
    quién lo ha remitido y el motivo por el cual consulta. Es
    importante insistir desde el comienzo que todo lo que el paciente
    nos cuenta es estrictamente confidencial. A continuación
    se invita al paciente a que exponga el problema que le trae a la
    consulta. En esta primera parte se debe interrumpir lo menos
    posible al paciente, limitando la intervenciones a aclarar
    algún punto del relato.

      Fase intermedia

    Una vez que tenemos una idea general del paciente y su
    problema, se pasa a realizar una historia clínica y un
    examen completo del paciente, a través de nuestra
    intervención mediante preguntas concretas, evitando
    interrogar directamente, y dando la impresión con las
    preguntas de un interés
    sincero por conocer su situación. Es fundamental la
    actitud del
    médico, ya que "la muestra de
    interés
    estimula al paciente a hablar, mientras que si éste se
    muestra
    indiferente, el paciente no tendrá suficiente confianza
    para comunicar sus sentimientos; sin embargo, si el médico
    habla demasiado, el paciente se distrae de lo que tiene en su
    mente". Se evaluará, junto a los síntomas actuales,
    el contexto familiar y personal del
    paciente, datos biográficos de interés, seguidos de
    un examen psicopatológico, asimismo se evaluará la
    necesidad de realizar otros tests psicológicos o
    biológicos.

      Fase final

    En esta última fase, en la que el médico
    ya tiene datos para formular una hipótesis de diagnóstico, así
    como una idea de la forma de ser del paciente, se le dará
    una opinión acerca de su situación, y se
    realizará un plan
    terapéutico. Este debe ser comunicado al paciente,
    dándole instrucciones cuidadosas sobre el mismo y
    asegurándose de que el paciente (y/o la familia) lo ha
    entendido correctamente. Asimismo se le ofrecerá la
    oportunidad de realizar las preguntas que estime pertinentes en
    relación a su caso.

      ELEMENTOS DE LA
    ENTREVISTA

    El instrumento principal de la entrevista es el
    médico; cada médico aporta a la entrevista
    antecedentes personales y profesionales distintos; su estructura de
    carácter, sus valores, su
    sensibilidad, etc. El entrevistante ha de ser: Acrítico,
    interesado, preocupado y amable. Pero no siempre es posible que
    el médico mantenga una absoluta neutralidad, sino que en
    algún momento puede participar de la problemática
    del paciente; es importante aprender a detectarlo y
    controlarlo.

    El paciente puede tener múltiples fuentes de
    ansiedad; está ansioso por su enfermedad, por la
    reacción del médico hacia él y por los
    problemas que
    pueda conllevar el tratamiento psiquiátrico. A lo largo de
    la entrevista, el paciente puede expresar otros afectos como
    tristeza, ira, culpabilidad, vergüenza, alegría…,
    que deberán ser abordados por el médico, indagando
    sobre los desencadenantes de tales sentimientos, ya que ello
    aporta datos muy importantes para la comprensión del
    paciente y sus problemas.

      SITUACIONES ESPECIALES

      Entrevista a familiares: Es fundamental la
    información aportada por los familiares, tanto más,
    cuanto más grave y aguda sea la condición del
    paciente. Podemos recoger datos sobre el padecimiento del
    paciente, su entorno socioambiental y los apoyos con que se puede
    contar. Sin embargo, hay que cuidar la forma de acceso, y contar
    siempre que sea posible con el paciente, ya que puede conducir a
    una ruptura de la relación médico-paciente.
    También es importante estudiar las actitudes de
    la familia
    ante el paciente y su enfermedad, y, en función de
    sus propios conflictos, el
    grado de distorsión con que nos aportan los
    datos.

      El paciente suicida: Se debe preguntar
    sobre el suicidio a
    cualquier paciente deprimido, a pacientes que den la
    impresión de desesperanza o en aquellos sujetos deprimidos
    que mejoran súbitamente. Hay que tener presente que el
    hecho de preguntar por el suicidio, no le
    da idea de suicidarse; por el contrario, puede suponer un alivio.
    La mejor forma de abordar el tema es comenzando por preguntas
    generales sobre las ganas de vivir, pasando paulatinamente a
    otras más concretas sobre la ideación de
    autoeliminación y la elaboración y la
    realización de planes suicidas. Debe escucharse y evaluar,
    y luego adoptar una decisión de tratamiento.

      La entrevista en urgencias: Presenta unas
    características especiales:

    • Se suele contar con poco tiempo, por lo que se debe
      dirigir la entrevista hacia los temas de interés, sin
      dejar que el paciente divague.
    • Deben ser tomadas en serio todas las amenazas, gestos
      o intentos suicidas u homicidas por parte del
      paciente.
    • Tras la evaluación se deben dar pautas claras
      sobre las recomendaciones terapéuticas (tratamiento
      farmacológico, derivación del paciente a servicios
      ambulatorios, etc.), aclarando cualquier duda antes de que
      abandonen la sala de urgencias.

    La entrevista telefónica: Siempre es
    preferible una entrevista personal, por lo
    que aquélla sólo se plantea, generalmente, en
    situaciones de urgencia, en las que un sujeto llama solicitando
    ayuda. En estos casos, los objetivos
    mínimos a alcanzar son:

    • Obtener datos identificativos del sujeto.
    • Identificar el problema fundamental, con especial
      atención al posible potencial auto o
      heteroagresivo del paciente.
    • Establecer un plan
      terapéutico, movilizando los recursos del
      sujeto y de su entorno para resolver la
      situación.

    El paciente delirante: El tema del delirio no se
    debe abordar de entrada, sino que se hará tras una
    valoración completa del paciente Se le debe ofrecer
    sensación de que se comprende que él cree en el
    delirio, pero que no lo compartimos.

    El paciente violento: No se debe acceder nunca a
    realizar la entrevista en presencia de armas, debiendo
    solicitar colaboración al servicio de
    seguridad para
    que se haga cargo del tema. La actitud del médico debe ser
    serena, pero poniendo en todo momento límites al
    paciente. Si la situación del paciente lo permite, se debe
    establecer una relación comunicativa, pero si el paciente
    está alejado de la realidad (por ejemplo en un cuadro
    psicótico agudo o en una intoxicación), se
    procederá a la
    administración de medicación sedante y a la
    contención mecánica en caso de que sea
    necesario.

      El paciente mutista: El mutismo del
    paciente puede deberse a un estado de
    ansiedad intensa, a una alteración de la atención por fijación en ideas
    delirantes o alucinaciones, un estado
    catatónico, un estado disociativo o una alteración
    del nivel de conciencia.
    Cuando no es posible la
    comunicación verbal, el único recurso de la
    observación cuidadosa de la actitud del
    paciente y su psicomotricidad: Posición del cuerpo, la
    expresión fisonómica, los movimientos del rostro y
    las extremidades, etc. Una vez observada la actitud general del
    enfermo, hemos de intentar la provocación de una serie de
    reacciones psicomotrices y observar la reacción a los
    estímulos afectivos, por ejemplo, a preguntas relativas a
    sus deseos de salir del hospital, o a la formulación de
    preguntas absurdas.

      En definitiva, toda la entrevista
    psiquiátrica va destinada a: La elaboración de la
    historia
    clínica, la realización del examen mental, la
    formulación de hipótesis de
    diagnóstico y el planteamiento de una estrategia
    terapéutica.

    LA HISTORIA
    CLÍNICA PSIQUIÁTRICA

     La historia clínica psiquiátrica
    podríamos definirla como el registro completo
    realizado de forma confidencial a todo tipo de paciente
    psiquiátrico que atendemos por primera vez; en donde
    establecemos un diálogo de
    tal forma que se entienda, conozca y comprenda al enfermo,
    generando así una relación médico-paciente
    de considerable valor
    terapéutico.

    Jaspers transportó a la psiquiatría el
    movimiento
    fenomenológico con lo que puso en relieve la
    necesidad de recoger en las historias clínicas
    psiquiátricas una transcripción literal de las
    expresiones del enfermo y una fiel descripción de su comportamiento, dejando de un lado los
    síntomas y las interpretaciones de los mismos, para
    obtener un completo registro del modo
    que tenía el enfermo de experimentar los síntomas
    de su mundo interior.

    En otras ocasiones se realizaban las historias
    clínicas científico-naturales centradas en la
    descripción de rasgos externos y objetivos de la
    enfermedad, lo que resultaba insuficiente; desde entonces hasta
    la actualidad se han efectuado múltiples cambios en su
    conformación.

    Para evitar posibles omisiones en la recogida de datos
    que debemos efectuar, se han confeccionado las historias
    protocolizadas, cuya ventaja supondría la uniformidad de
    criterios y posterior facilidad a la hora de elaborar el
    diagnóstico. Como ejemplo de este tipo de historias
    Vallejo Ruiloba nos menciona las siguientes:

    •   "El PSE: Examen del estado actual
      (Wing, Birley, Cooper, Graham e Isaacs, 1967), utilizado para
      valorar el estado
      mental de pacientes adultos afectados de psicosis o
      neurosis
      funcionales".
    •   "El SADS: Para evaluar la esquizofrenia y
      trastornos afectivos (Endicott y Spitzer, 1978)".
    •   "El NIMHI-DIS: Es una entrevista
      diagnóstica altamente estructurada del Instituto
      Nacional de Salud Mental
      de EE.UU. diseñada para realizar diagnósticos en
      base a los tres sistemas
      diagnósticos como son el DSM-III, RDC y los del grupo de San
      Luis".

    Ya en 1979 Seva y cols. valoraron la importancia de los
    sistemas-cuestionarios debidamente estandarizados
    para obtener homogeneidad en los protocolos
    clínicos y evitar las posibles omisiones de determinados
    aspectos de la historia clínica, me refiero a la automatización de las historias
    clínicas por ordenador. Para subsanar el inconveniente de
    la escasa elasticidad en
    las respuestas, elaboraron un cuestionario
    donde se fusionaban la rigidez y ordenación necesarias
    para su tratamiento con el ordenador y la espontaneidad y
    libertad
    inherentes en la comunicación personal
    médico-paciente. El resultado fue la Historia
    Clínica Psiquiátrica Automatizada Zaragoza, donde
    añadieron a la información codificada, un apartado
    denominado "Hoja de comentarios" para que el psiquiatra la
    rellenara libremente con lenguaje
    telegráfico, logrando personalizar y humanizar la
    información de cada uno de los 14 bloques
    codificados.

    En líneas generales, la historia clínica
    junto a la anamnesis familiar y la psicobiografía
    condicionan la vida del paciente. La enfermedad actual es resumen
    y consecuencia de lo anterior. Todo ello unido a los diferentes
    tipos de exploraciones, psicopatológica y somática,
    a las pruebas
    complementarias, diagnóstico y adecuado tratamiento,
    conformarán los principales apartados de una completa
    historia de nuestro enfermo psiquiátrico. Sin olvidar la
    importancia de los antecedentes (somáticos,
    psicosomáticos y psiquiátricos) sean o no
    patológicos.

    El orden en que se analicen estas áreas
    dependerá de la demanda del
    paciente, de su actitud y de las propias preferencias del
    psiquiatra.

      ESTRUCTURACION DE LA HISTORIA CLINICA
    PSIQUIATRICA

      1) Anamnesis

    Es donde se recogen datos de filiación, motivo de
    consulta, antecedentes personales y familiares, historia de la
    enfermedad actual. Sin embargo, este esquema varía de
    acuerdo con las diferentes instituciones
    psiquiátricas e incluso con las distintas modalidades del
    terapeuta según sea conductista, psicoanalista o
    biologista.

      Datos de filiación e identificación del
    paciente

    Nombre, edad, sexo, estado
    civil, lugar de origen y de residencia, estudios realizados,
    profesión, situación laboral y
    socioeconómica, religión,
    previsión. (Importante consignar la fecha de la
    entrevista).

    Motivo de consulta

    Lo que en realidad ha ocasionado que el paciente haya
    acudido a nuestro servicio. Si
    se rellena con las palabras del propio paciente sabremos
    cómo ha percibido los acontecimientos ya que su familia puede
    considerar el problema de forma diferente. También deben
    valorarse las circunstancias del envío, quiénes han
    sido los personajes implicados: El propio paciente
    voluntariamente, la familia, el médico de cabecera, etc.,
    y si se ha efectuado en contra a los deseos del paciente; en este
    último caso es evidente que el enfermo no estará en
    condiciones de ofrecernos información por lo que deben
    transcribirse las anotaciones ofrecidas que el profesional
    correspondiente suele remitir en una interconsulta.

    Enfermedad actual

    Desde el momento en que aparecieron los primeros
    síntomas actuales, especificando la tipología,
    duración e intensidad de los mismos y cómo han
    evolucionado con el paso del tiempo, si cursaron con
    mejoría espontánea, si ha precisado o no asistencia
    psiquiátrica previa, si ha recibido tratamiento
    psicofarmacológico (anotar el tipo de
    psicofármacos) y el efecto producido (tanto
    terapéutico como secundarios o indeseables).

    Hay que intentar precisar cuándo fue la
    última vez que el paciente se sintió medianamente
    estable y duración aproximada de este periodo
    asintomático.

    También debe indagarse sobre la
    personalidad previa a la aparición de la enfermedad,
    de qué forma se han visto afectadas sus actividades
    cotidianas y sus relaciones personales, en definitiva, valorar si
    ha habido o no ruptura en su psicobiografía.

    En el caso de que hubiera episodios anteriores, evaluar
    si fueron o no similares al actual.

    Antecedentes personales

    Además de estudiar la enfermedad actual del
    paciente y su situación vital actual, es necesario conocer
    lo acaecido desde su nacimiento hasta la actualidad. La historia
    personal se suele dividir en tres grandes partes: Período
    del desarrollo,
    infancia
    tardía y vida adulta.

    Período del desarrollo

    1. Historia prenatal y perinatal: Se analiza la
      situación familiar en que nació el paciente, si
      el embarazo fue
      deseado y planeado, el estado
      emocional de la madre durante el embarazo, si
      hubo patología materna o fetal durante la
      gestación, tipo de parto,
      condición del niño al nacer (si se puede,
      consignar el APGAR).
    2. Primera infancia (desde el nacimiento hasta
      los tres años): Se debe investigar sobre la calidad de la
      interacción madre-hijo durante el desarrollo
      psicomotor del niño (durante el aprendizaje
      del comer, control de esfínteres, etc.), y la existencia
      de problemas en esta área. Debe analizarse sobre el
      entorno familiar del infante, condiciones
      socioeconómicas, relación con sus padres y
      hermanos, etc. La personalidad
      emergente del niño es de crucial importancia, deben
      recopilarse datos además de su capacidad de
      concentración, de tolerancia a la
      frustración o de posponer gratificaciones, etc. En
      resumen, deben explorarse fundamentalmente las áreas de:
      Hábitos de alimentación,
      desarrollo temprano, síntomas de problemas de comportamiento, personalidad infantil,
      fantasías o sueños primeros o
      recurrentes.
    3. Infancia media (de 3 a 11 años): Se
      deben evaluar factores tan importantes como
      identificación del sexo, los
      castigos habituales en casa y las personas que ejercían
      la disciplina e
      influyeron en la formación de la conciencia temprana. Se
      deben consignar las primeras experiencias escolares,
      cómo le afectó la separación con la madre.
      Preguntar sobre las primeras amistades y relaciones personales.
      Dentro de la relación escolar se deben describir los
      patrones tempranos de asertividad,
      impulsividad, agresividad, pasividad, ansiedad o conducta
      antisocial. También es importante la historia del
      aprendizaje
      de la lectura y
      del desarrollo de otras habilidades intelectuales y motoras.
      Debe explorarse a la ves la presencia de pesadillas, fobias,
      enuresis, masturbaciuón excesiva.

    Infancia Tardía

    En esta etapa el individuo empieza a desarrollar la
    independencia
    de los padres mediante otras relaciones con amigos. Se deben
    establecer los valores de
    los grupos
    sociales del paciente y determinar si los padres eran o no
    figuras idealizadas. Debe explorarse la vida escolar del
    paciente, su participación en actividades de grupo,
    relaciones con compañeros y profesores. Debe preguntarse
    por hobbies, áreas de interés, etc. También
    es importante averiguar sobre el desarrollo de la identidad y de
    la vida sexual del sujeto. En resumen no se pueden pasar por alto
    las siguientes áreas: Relaciones sociales, historia
    escolar, desarrollo cognoscitivo y motor, problemas
    físicos y emocionales y

    sexualidad.

    Edad adulta

    Debe consignarse la historia ocupacional del paciente,
    la formación y prácticas requeridas, los conflictos
    relacionados con el trabajo, y
    las ambiciones y objetivos a largo plazo. Se debe explorar los
    sentimientos que tiene con respecto a su trabajo actual, las
    relaciones con compañeros, jefes o empleados, y describir
    la historia laboral
    (número y duración de los trabajos que ha
    tenido).

    También es importante preguntarle por las
    relaciones de pareja, su historia marital, la religión que posee,
    sus actividades sociales, su situación vital actual, la
    historia legal, sexual y familiar, y finalmente sobre sus
    proyecciones futuras en todos los ámbitos, sus
    sueños y fantasías.

    Antecedentes mórbidos
    personales

    Se reflejarán las enfermedades médicas
    y/o psiquiátricas previas y la psicobiografía del
    paciente.

    El conocimiento
    de la historia natural de las afecciones psiquiátricas y
    su relación con la edad y los posibles síntomas es
    importante, dado que ciertos trastornos suelen iniciarse
    solapadamente antes de que manifiesten la sintomatología
    clásica que los clasifique como auténtica
    enfermedad psiquiátrica.

    Los episodios previos, en especial los relacionados con
    acontecimientos vitales, pueden ser considerados por el paciente
    de escasa importancia, por lo que debe insistirse en ellos de
    forma más directiva debido a que difícilmente nos
    los relatará de forma espontánea; la frecuencia y
    duración de estos episodios, la edad a la que el paciente
    fue visto por primera vez por un psiquiatra, lugar de asistencia
    (urgencias, consulta, hospitalización), intervalo mayor
    entre los episodios en que el paciente se mantuvo estable con o
    sin tratamiento, nos ayudarán para la posterior
    elaboración del diagnóstico y
    tratamiento.

    Del mismo modo debe investigarse respecto a enfermedades
    físicas, intervenciones quirúrgicas, accidentes, o
    bien si ha precisado hospitalización por cualquier otra
    causa, ya que pueden constituir acontecimientos vitales
    desencadenantes de alteraciones psiquiátricas (trastornos
    adaptativos, depresiones reactivas, somatizaciones,
    etc).

    Hábitos:

    Se deben dejar consignado claramente los medicamentos
    que consume el paciente, hallan sido prescritos o no por
    algún facultativo y su forma de administración, por su posible
    repercusión en la sintomatología
    psiquiátrica (antihipertensivos, anticonceptivos, analgésicos,
    etc.).

    También es de vital importancia interrogar sobre
    el uso y abuso de sustancias, tales como tabaco, alcohol y
    drogas de toda
    índole, consignando cantidad, tiempo de uso y efectos que
    le producen.

    Antecedentes familiares

    Se recogen los datos de parentesco referidos a su origen
    familiar y núcleo familiar actual. Así mismo, es de
    considerable importancia indagar sobre historia de suicidios
    anteriores, motivo y consumación o no de los mismos, y la
    posible existencia de trastornos psiquiátricos
    (alteraciones afectivas, retraso mental, comportamientos
    extraños, etc.) en alguno de los miembros de la
    familia.

    Se debe tener en cuenta que reconocer el padecimiento de
    una enfermedad psiquiátrica o el suicidio de algún
    familiar supone una carga emocional intensa para el paciente e
    incluso para la propia familia que pueden motivar encubrir el
    evento y expresarse de formas similares a las siguientes: "no
    sabemos bien como fue", "murió en circunstancias
    extrañas", con el objetivo de eludir la
    respuesta.

    Antecedentes mórbidos
    familiares

    Se debe constatar las patologías mórbidas
    y psiquiátricas de familiares cercanos y además si
    ha habido historia de ingresos o
    institucionalización de alguno de ellos.

    Se debe preguntar sobre existencia de
    problemática alcohólica o de consumo de
    otras substancias tóxicas en el ámbito
    familiar.

      2.- Exploración
    psicopatológica

    También conocida como examen mental, es la parte
    de la valoración clónica que describe la suma total
    de observaciones e impresiones del médico acerca del
    paciente, en el momento preciso de la entrevista, ya que se debe
    considerar que el estado mental del sujeto puede variar de un
    momento a otro.

    Se debe describir el estado mental del paciente, y para
    ello es importante tener un esquema ordenado, que se ajusta de
    acuerdo a las condiciones de la entrevista, pero que de todas
    formas debe ser completo.

    A continuación, un esquema modelo para el
    examen del estado mental:

    I.- Descripción general

    1. Aspecto: Se debe describir el aspecto general
      del paciente y la impresión física general,
      postura, porte, vestimenta y aseo.
    2. Conducta explícita y actividad
      psicomotora:
      Se refiere tanto a aspectos cuantitativos como
      cualitativos de la conducta motora, así como los signos
      físicos de ansiedad.
    3. Actitud: La actitud del paciente hacia el
      examinador se describe en términos de: Cooperador,
      amable, hostil, interesado, franco, o cualquier otro adjetivo
      que pueda ser útil. Se debe consignar el nivel de
      contacto que se consigue establecer.

    II.- Humor y afectividad

    1. Humor: Se define como la emoción
      persistente y constante que exhibe la percepción del mundo del
      paciente
    2. Afecto: Es la respuesta emocional del paciente
      en el momento presente, incluida la cantidad y el rango de
      conducta expresiva.
    3. Grado de adecuación al afecto: Es el
      grado de adecuación de las respuestas emocionales del
      paciente en el contexto del tema que se está
      comentando.

    III.- Características del lenguaje

    Se describen las características
    físicas del lenguaje, en
    cuanto a cantidad, tasa de producción y cualidad.

    IV.- Percepción

    Se debe consignar cualquier alteración
    sensoperceptiva, describiendo cuál es el sentido afectado
    y el contenido de la experiencia alucinatoria o ilusoria.
    También son importantes las circunstancias que ocurren en
    la experiencia alucinatoria y el momento preciso en que
    ocurren.

    V.- Contenido del pensamiento y
    tendencias mentales

    1. Proceso del pensamiento: Se refiere a la forma del
      pensar, puede mostrar sobreabundancia como pobreza de
      ideas, deben consignarse las asociaciones de ideas y la
      continuidad de ellas.
    2. Contenido del pensamiento: Se deben pesquisar
      alteraciones de contenido, como delirios, obsesiones, fobias,
      planes, intenciones, ideas recurrentes, etc.
    3. Control del pensamiento.

    VI.- Sensorio y cognición

    Busca valorar la función orgánica
    cerebral del paciente.

    1. Conciencia: Se refiere a la capacidad de darse
      cuenta de sí mismo y del entorno. Es muy importante su
      exploración porque influye considerablemente en el resto
      del examen mental.
    2. Orientación y memoria: Se
      debe explorar la orientación temporal, espacial, la
      orientación auto y alopsíquica. Se debe
      investigar sobre la memoria
      remota, reciente, de fijación y sus
      alteraciones.
    3. Concentración y atención: Se
      refiere al esfuerzo en centrase en una determinada parte de
      la experiencia y la concentración.
    4. Lectura y escritura
    5. Capacidad visuoespacial
    6. Pensamiento abstracto: Capacidad para manejar
      conceptos, se utilizan test de
      similitudes, diferencias y refranes.
    7. Información e inteligencia: Se utiliza test como el
      Mini Mental para objetivar este punto.

    VII.- Impulsividad

    Se evalúa el control de los impulsos, para
    asegurarse de que reconoce las conductas sociales
    básicas.

    VIII.- Juicio e introspección

    El juicio se refiere a la capacidad del paciente de
    medir las consecuencias de sus actos y la introspección es
    el grado de conciencia y de comprensión del paciente sobre
    el hecho de sentirse enfermo.

    IX.- Fiabilidad

    El médico debe consignar su impresión
    sobre la veracidad y la sinceridad del paciente durante la
    entrevista.

    Con la valoración del estado mental obtenemos
    entonces una imagen precisa
    del estado emocional, funcionamiento y capacidad mental del
    paciente.

      3.- Exploración física y
    neurológico

    Es muy importante para descartar posibles causas
    orgánicas enmascaradas por síntomas
    psiquiátricos o concomitantes, en ningún caso
    debería omitirse.

    4.- Pruebas complementarias

    Físicas y psicométricas: Test
    psicológicos, neurológicos o de laboratorio
    según estén indicadas: Electroencefalograma,
    imagen de
    tomografía computada, resonancia magnética, test
    para establecer o descartar otras enfermedades, test de escritura y de
    comprensión de la lectura, test
    de afasia, test de proyección psicológica, test de
    supresión de dexametasona, análisis de orina por probable
    intoxicación, etc.

    5.- Impresión
    diagnóstica

    Una vez recogida y ordenada la exahustiva
    información aportada por la anamnesis, las pruebas
    psicológicas y somáticas y por la
    exploración psicopatológica, debemos "comprender,
    explicar, analizar e interpretar" para establecer un
    diagnóstico inicial; de ahí que no seamos
    concluyentes, puesto que dependiendo de la evolución posterior del paciente se
    podrá modificar para encaminarnos a la elaboración
    de un diagnóstico definitivo.

    Asimismo, en ocasiones nos enfrentamos a la necesidad de
    realizar un diagnóstico diferencial entre dos o tres
    orientaciones diagnósticas debido a la complejidad de la
    sintomatología, que se confirmarán con el paso del
    tiempo y las posteriores revisiones.

    En el caso de que haya habido hospitalizaciones previas,
    no debemos circunscribirnos exclusivamente al diagnóstico
    inicial sino que se debe analizar cuidadosamente el episodio
    actual para evaluar si se trata o no de la misma
    sintomatología o bien corresponde a un nuevo
    diagnóstico al que debemos realizar una
    modificación en su tratamiento de base.

    6.- Tratamiento y
    evolución

    Se reflejará el tratamiento administrado al
    paciente y el consecuente proceso
    evolutivo. En las sucesivas entrevistas
    debe valorarse si la respuesta terapéutica es favorable o
    no, si precisa sustitución de fármacos, si aparecen
    o no efectos secundarios o desfavorables y la intensidad de los
    mismos.

    7.- Pronóstico

    No en todas las historias clínicas se hace
    alusión a este apartado, sobre todo si es de poco tiempo.
    En algunas situaciones es importante hacerlo constar cuando el
    paciente lleva largo tiempo bajo nuestra supervisión, lo conocemos a fondo, ya que
    dependerá entre otras cosas de la intensidad y evolución de la enfermedad y del apoyo
    socio-familiar que dispone el paciente.

    8.- Epicrisis

    Cuando se trate de un paciente hospitalizado que sea
    dado de alta para continuar una supervisión ambulatoria, o bien deba
    derivarse a otro Centro de Salud Mental, se debe
    realizar una valoración general de la evolución del
    caso, donde se anotará de forma resumida y concreta los
    aspectos más importantes de su historia clínica,
    las disquisiciones diagnósticas, el pronóstico, los
    diferentes tratamientos empleados, así como las
    conclusiones definitivas. De esta forma el nuevo profesional que
    atienda al paciente tendrá una visión objetiva,
    general y concisa del proceso
    patológico.

      CONSIDERACIONES PARA ELABORAR LA HISTORIA
    CLINICA

    En cuanto a la forma de realizar la historia, el
    paciente no debe sentir que se encuentra frente a un
    interrogatorio al que debe contestar de la forma más
    satisfactoria posible para quedar bien. No debe sentirse acosado,
    sino que hay que dejarle que en determinados momentos se exprese
    libremente; en cambio en
    otros, incidir sutilmente para que se centre en los objetivos de
    interés.

    Nuestra actitud como médicos (psiquiatras) no
    debe caer en la "camaradería", sino que debe fusionarse la
    cordialidad y compresión con cierto matiz de
    distanciamiento adecuándolo a cada tipo de paciente; de
    este modo unas veces adoptaremos una posición directiva,
    ordenando la información de acuerdo a nuestros
    conocimientos y otras seremos más liberales y flexibles;
    no se trata de una contrariedad sino de dos posturas o actitudes
    complementarias.

    El lenguaje debe ser sencillo y asequible para que nos
    entienda, olvidándonos de los tecnicismos que pueden
    confundir al paciente. Por ejemplo, a la hora de establecer el
    diagnóstico, que es cuando se utilizan términos
    académicos, se debe explicar la denominación de su
    enfermedad, en qué consisten los síntomas y su
    posible evolución, para que el paciente no lo vivencie
    como acusación, principalmente en aquéllas
    situaciones en que es difícil que tomen conciencia de
    enfermedad.

    En ocasiones el paciente puede distorsionar voluntaria o
    involuntariamente la información que recogemos en su
    historia, omitir sucesos importantes, alterar la
    cronología de los mismos, etc., para ello es fundamental
    contrastar con algún familiar o cónyuge los datos
    obtenidos.

    Otra dificultad que en ocasiones podemos afrontar y que
    Alonso Fernández describe son los peritajes penales, donde
    es habitual que los parientes del procesado aleguen que
    éste ya padecía trastornos psíquicos cuando
    se produjo la conducta punible, con el objeto de evadir la
    responsabilidad penal.

    En algunas de estas situaciones no conseguiremos una
    reproducción absolutamente fidedigna de los
    acontecimientos que realmente han sucedido, por lo que se debe
    recurrir a nuestro juicio clínico basándonos en un
    análisis objetivo de los hechos y de la
    exploración psicopatológica incluida en nuestra
    historia.

    Para averiguar las auténticas vivencias del
    paciente, inicialmente hay que reflejarlas cómo las
    siente, no sólo cómo supone la familia o
    cómo interpretamos nosotros que sucedieron. Alonso
    Fernández nos recuerda como muchas veces la presunta causa
    del trastorno psíquico puede ser consecuencia
    biológica o psicológica del mismo, así como
    los ensayos de
    psicologizar y hacer comprensibles las manifestaciones
    psicóticas de un amigo o un familiar son frecuentes y en
    ocasiones poco certeras. Así podremos establecer una
    diferencia entre lo que el paciente dice, la familia añade
    y nosotros pensamos, registrándolo por separado e
    indicando claramente la procedencia de la fuente informante.

    De todas formas el sentido crítico médico
    debe aplicarse con rigor para seleccionar ante cada enfermo el
    material realmente importante de la historia clínica. Con
    esto no se quiere incurrir en la brevedad ya que Weitbrecht
    asegura que "no hay historia clínica psiquiátrica
    corta que sea buena". Esto se refiere a que no debemos
    extendernos innecesariamente en sus límites
    sino que debemos ser adecuadamente concisos en su
    elaboración.

     

     

     

    Patricia Rubí González

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