Diagnóstico y
propuesta
- Una crisis social
enorme - Un derrumbe
Institucional - Un Estado
encéfalo-raquítico - Una gravísima
situación económica. - La
transformación
Los argentinos desde hace 192 años, intentamos
pero sin éxito,
constituir un país basado en la libertad y los
valores
morales que le dan vida, y en los valores
políticos que articularon nuestro régimen de
gobierno
representativo, republicano y federal. A pesar de ello, la
vocación de libertad nos
sigue picando, incluso a pesar de la incompetencia política, la falsa
defensa de los intereses del pueblo y la corrupción
crónica.
Todos en mayor o menor medida, hemos sido responsables
de frenar a la Argentina en su
progreso. Se ha alejado de nuestro pueblo la felicidad y la
esperanza de vivir en creciente prosperidad moral y
material.
Por lo pronto, trataré de explicar los tumores
que deterioran y nos niegan un transitar exitoso.
Argentina tiene enquistada 4 problemáticas
concretas, profundas y sostenidas :
I. Una crisis social
enorme,
II. Un derrumbe Institucional,
III. Un Estado
encefalo-raquítico, y
IV. Una gravísima situación
económica.
I. Cuando un pueblo
sufre entre sus habitantes, la lucha constante de debatirse entre
la "pobreza" y la indigencia, es un pueblo
crecientemente herido en su libertad para decidir su destino. Es
más, si la secuencia gobernante, lo ha llevado gradual y
crecientemente a una "indefensión
económica", es un pueblo al que se le hecho perder la
libertad de optar frente al mundo entre las innumerables
alternativas que ofrece la ciencia, la
tecnología
y el espíritu creador que supera las
fronteras.
Si a ello le sumamos, que la "inseguridad"
ronda desde la criminalidad cotidiana, hasta en las políticas
públicas, el agobio por la perdida gradual de las
libertades de reunirse, reclamar, transitar, trabajar, comerciar
o ahorrar, se hara cada vez más creciente, por lo tanto se
cae en la pérdida de la paz, y en lo que es peor entra a
tejer la desesperanza, por no decir la
desesperación.
II. En el
órden Institucional, podemos seguir votando durante
mucho tiempo, pero lo
cierto es que no hay "representatividad". El diseño
de nuestro sistema
político ha desgastado por completo la eficiencia y el
sentido de nuestras instituciones,
se ha deteriorado el respeto de la
ciudadanía por sus representantes. En otras palabras hay
un divorcio entre
la responsabilidad de respoder a la demanda de los
ciudadanos y la necesidad de recoger los recursos para
afrontarla. En este aspecto, la solución que aparece como
más viable, es procurar la eliminación del
"sistema electoral de listas", más conocidos como
"listas sábana", para que sea reemplazado por un sistema de
"Circunscripcion Binominales" donde cada representante sea
elegído por un número de ciudadanos que conozcan al
candidato. Que al menos sean sus vecinos cercanos. Hoy un
ciudadano termina eligiendo siempre a representantes de las
ciudades capitales, que son los que siempre entran al Congreso
porque encabezan los primeros lugares de cualquier lista de
partido. Nunca lo vio, ni lo verá en su vida, salvo una
circunstancia casual. Así de lejos estamos. En cambio, la
elección por circunscripciones permite saber por ejemplo,
que el candidato vive en un radio cercano a
nuestra zona urbana, por lo tanto es de esperar que defienda
verdaderamente los intereses de la región que lo
apoyó. En Estados Unidos,
existe desde siempre, el sistema de circunscripciones uninominal,
base de su democracia. Si
bien solo en teoría
hay dos partidos. En realidad en la Cámara de
representantes conviven 435 partidos, o sea uno por cada
legislador electo, que tiene como misión
representar los intereses de quienes lo votaron, antes que
someterse a la disciplina
partidaria.
El otro aspecto Institucional devaluado, es "la
Justicia",
que es la base de la convivencia, ha sido manipulada casi siempre
por el interés
político circunstancial, degradada en su majestad, al
punto tal de que es sospechada por el pueblo, por eso, la
consecuencia letal de este proceso a sido
la pérdida del sentido de justicia del
país. Ofende al sentido de justicia, la ausencia de
representatividad, la insensibilidad frente a la corrupción
y los corruptores, la ostentación de opulencia que lleva
la clase política. Ofende, que
el premio a una vida de trabajo sea la miseria de la vejez. Ofende
la tergiversación impune de la verdad que distingue a
quienes han confundido el noble fin de la política con un
vil negocio corporativo. De esta manera se han ido menoscabando
instituciones
fundamentales de vida nacional: desde la independencia
de los poderes hasta la esencia del concepto federal,
desde la idoneidad y la honorabilidad para ejercer la función
pública hasta la austeridad y transparencia en el manejo
de los bienes
públicos, desde la vocación democrática de
asegurar igualdad de
oportunidades hasta la vigencia insospechada del derecho a
trabajar y el derecho de propiedad y
esto depende de la solución voluntaria de que los
Ejecutivos de turno (provinciales y nacionales) dejan de
manipular el funcionamiento del Poder Judicial,
este mantendrá su independencia
y desarrollo.
Pero al que va ha robar en ejercicio de sus funciones,
necesita jueces maleables para lograr sus coartadas. Y por
más Consejo de Magistratura que haya, si de mantener ritos
se trata, estos estarán manejados
también.
III. La argentina tiene
además, un profundo problema institucional en el diseño
de su federalismo, y de su sistema económico financiero,
porque no tiene un sostén jurídico sólido,
ni tampoco se respeta el que tiene. Argentina debe recuperarse
así misma, buscando su dignidad, su orgullo, su
autoestima, y
su certidumbre. Esa solución, al Estado con
"cabeza grande" y "cuerpo raquitico", la tiene la
"descentralización real" de instituciones que
pueden servir de igual manera, con representaciones troncales en
cualquier punto del país, es decir dotar al Estado de
funcionalidad, eficiencia, y
eficacia, para
resolver los asuntos de la cosa pública a gran escala. Todos los
sistemas
democráticos se construyen de abajo hacia arriba. Lo
único que es al revez son los pozos decia Martín
Fierro. Además, la capital
política, no puede gobernar nunca al lado de los loobyes
financieros, que siempre terminan dictando e influenciando lo que
los gobiernos deben hacer. Las consecuencias estan a la vista, y
son de público padecimiento.
Es lamentable reconocerlo, pero después de un
cuadro así, quién en nuestro país puede
sentirse orgulloso de vivir en un paraje desolado y desprotegido,
donde el fracaso y las frustraciones colectivas son moneda
corriente.
Las naciones que son exitosas, tienen ciudadanos que se
sienten felices de un Estado que los protege, los cuida, les
otorga bienestar y les permite desarrollarse libremente.- La
felicidad enaltece el espíritu, por el solo hecho de
sentir y compartir el placer de convivir en una sociedad con una
organización enteramente
satisfactoria.
Alemanes, Norteamericanos, Canadienses, Italianos,
Franceses, Suecos, Españoles, Ingleses, Japoneses,
Australianos, y otros tienen razones suficientes para sentir
orgullo de pertenecer a la bandera que les da su nacionalidad. No
solamente por algunos triunfos en guerras
olvidadas, o poderío
militar. Las grandes Naciones también son grandes en la
paz, y por la fuerza
solidaria para levantarse frente algún fracaso. Cuando
compiten y logran éxitos en las ciencias y la
tecnología, sus universitarios son
reconocidos, tienen la mayoría de los premios Nobel, la
mayor cantidad de inventos proviene
de estas naciones, participan y son consultores de las grandes
decisiones del mundo moderno. Sus sistemas de
Justicia, de Educación , de
Salud, de
Defensa, de Seguridad y
Asistencia Social funcionan. Sus relaciones
Laborales son protegidas, el sistema económico es
estable y provee recursos donde
siempre prevee cubrir a pleno lo trascendente.
Demás esta decirlo, que las naciones exitosas de
este mundo, las que le ofrecen un nivel de bienestar a su pueblo
son aquellas justamente integradas con el mundo, y se nutren de
sus ejemplos, que alientan la incitativa privada, que respetan
los contratos, que
respetan el derecho de propiedad, que
son respetuosas del gobierno de la
ley. Es ese
tipo de organización, es ese tipo de sistema
económico, el que lleva al éxito a
los países.
Debe hacerse en el contexto legítimo de la
libertad responsable, en donde cada uno se hace cargo de su
destino, y hacerlo en el marco de la justicia, en el marco de la
ausencia de impunidad, de reglas preestablecidas, de la
certidumbre de que vamos a ser juzgados con independencia, con
equilibrio,
con ponderación, sin retroactividad, sin influencias. El
progreso sólo reconoce ese camino, puesto que es el que
conduce a la felicidad y al regocijo. El derecho al bienestar, es
un derecho
natural en las sociedades
avanzadas, y forma parte de las aspiraciones legitimas de un
pueblo. Es darle a cada uno la capacidad de ganarse la vida, de
mantener la cultura del
trabajo. Para ello, es necesario un liderazgo, que
imprima la exigencia de una sociedad
convencida del rumbo que quiere tomar, y darle coherencia y
sustentabilidad, a un conjunto de ideas que cubran todos los
aspectos de la vida pública. Estableciendo un gran pacto,
un estilo de organización, desandando siempre la misma
autopista, alguna vez iremos por el carril de la izquierda, otro
por el de la derecha, a veces por el centro, pero de allí
no nos salimos. Mantener la firmeza, la convicción y la
voluntad de en el dolor de la tormenta poder
soñar con ese navegar gallardo cuando sople la brisa
suave, cuando hayamos recuperado la PATRIA de todos estos
años amargos. Uno solo puede avergonzarse por el comportamiento
de su país en la medida que siente que afectivamente es su
país. Esa es la sensación actual de cada argentino
que no entiende por que su patriotismo no tiene
cuerpo.
IV. Con indicadores
que señalan que somos el cuarto país exportador de
alimentos del
mundo y con provisiones para abastecer a 300.000.000 de personas
Argentina es un país caracterizado por un desarrollo
extensivo en su producción por sobre la utilización
de la tecnología, implicando un desaprovechamiento de sus
recursos prácticamente en forma permanente, con gobiernos
que la mayoría de las veces se han caracterizado por la
falta de un modelo
económico definido y sostenido en el tiempo, sumado a
un alto grado de corrupción de la dirigencia
política, con un estado totalmente burocratizado.
Permitiendo el ingreso y salida de capitales, que aprovechando
las altas tasas de
interés y las oportunidades muy rentables de inversión de corto plazo, provocaron
profundas crisis
sociales, políticas
y económicas prácticamente en forma continuada. Con
aliados estratégicos constantes en sus dirigencias como
fueron los desfasajes en sus balanzas comerciales, el permanente
agujero fiscal sobre
la base de un gasto
público sobredimensionado y la falta de presupuestos
adecuados. Provocando concentración de poder
político en sus dirigentes y económicos en sus
empresarios, con ausencia de un organismo recaudador con
capacidad para percibir los tributos y
detectar evasiones, con un sistema tributario regresivo e
inducente a su violación, provocando en su conjunto una
pésima e injusta distribución, procurando la
acumulación de riquezas y por ende la especulación
financiera, llegando al límite tal de que la inseguridad
que convive en la sociedad ha transformado la vida de las
personas en una paranoia de tal magnitud que nos parece que todo
fuera normal
En este contexto lo que hay que entender es que lo que
corresponde aplicar son normas probadas y
aprobadas en el mundo, es decir la aplicación de el sello
que confirma o verifica la actuación de una determinada
acción , dejar de hacer experimentos y
copiar lo que hacen los países exitosos, al mismo tiempo
recrear las iniciativas individuales y el marco institucional
propicio, dándole la continuidad a las reglas de juego y que
estas sean claras y parejas, con objetivos
factibles, maduros y conscientes, con un diseño de
país ordenado, lógico, y previsible, con una
dirigencia acorde a la circunstancia, donde se repeten las
normas,
estableciendo políticas sencillas, apropiadas y adecuadas
a una realidad que es dinámica.
Con las premisas económicas de un Banco Central que
funcione en forma independiente, una política exterior
agresiva y competitiva, una política interior que defienda
los intereses de las empresas
nacionales generando confianza en la sociedad y fomento de la
inversión, con descentralización máxima de los
presupuestos
de salud, educación y vivienda,
con convenios colectivos entre empresas y
trabajadores que se acuerden en instituciones de base, con
flexibilidad laboral y
disminución de la carga previsional, con absoluto control del
gasto, simplificación de impuestos y
estricto control en su
cumplimiento y con un aparato recaudatorio con la suficiente
autonomía y decisión política de conseguir
los recursos necesarios para la ejecución de presupuestos
apropiados de manera tal que se ejecuten tal cual es su
previsión, realizando los ajustes de una manera muy
metódica y detallista haciendo las tareas con suma
prolijidad y responsabilidad, con total legitimidad en su
dirigencia e indiscutible la participación de sus
instituciones y que sea previsible de manera tal que en el corto,
mediano y largo plazo sea pronosticable para que en todo el
circuito real de la economía, familias y
empresas tengan la certeza insoslayable de que las reglas se van
a respetar.-
Para salir de perdedores, hay que organizar
disciplinadamente una salida que nos lleve a la felicidad, sin
salirse de ese diseño o camino. El debate de que
queremos ser, debe plantearse, y sea con intuiciones y
razonamientos, los planes y proyectos, deben
avizorar siempre postulados que contengan alternativas y opciones
plurales,
De una nación
decadente a una próspera, de una nación
aislada, a una integrada al mundo, de una nación riesgosa
a confiable, de una nación a la deriva, con rumbo, de una
nación con pasado distante, a futuro cercano, de una
nación excluyente, a integradora, de una nación de
vivos, a inteligentes, y de una nación demagoga, a
solidaria y socialmente eficaz.
La misión del
pueblo argentino actual es llevar a la nación argentina a
la vera de aquel otro camino de radiante y conflictuada plenitud.
Una misión de precursores. Esa argentina que es nuestro
deber promover, será mejor que la que conocemos. Para la
nación argentina, lo mejor esta por venir. Nosotros sus
precursores, no lo veremos. Y como dijo alguna vez Ortega y
Gasset: "Argentinos… a las cosas".-
Cr. SERGIO ALBERTO CABRERA
Dr. JUAN ROMEO BENZO
estudioconsultor[arroba]hotmail.com