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Odisea y Perspectiva de la Fuerza Armada en Perú (página 2)




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Para finalizar, solo tengo que decirles que cada
capitulo esta escrito, de modo que podamos entender claramente
los diversos sucesos y variables que
están inmersos en el tema de las relaciones civiles
militares. Sin que esto tenga intención alguna de ser una
exposición de un experto. Pues si su
inquietud es encontrar que esto fuera así, lo mejor seria
sugerirle que usted se desentienda de este ensayo y de
las reflexiones que encierran y pensar: "bueno, todo esto esta
muy bien para alguien que este interesado en un tema
político o en asuntos militares" y de ese modo perderte la
oportunidad de tener una aproximación al apasionante tema
de las relaciones civiles militares en el Perú.

Capitulo 1

BREVES APUNTES HISTÓRICOS: Fuerza Armada y su
odisea política

"Cualquier evaluación de las Fuerza Armada peruanas
en el actual escenario es subjetiva sin una adecuada
perspectiva histórica"

La historia de la Fuerza Armada en el
Perú*, se remonta a cientos de años. Por
ser la nuestra, una sociedad cuya
historia eminentemente se caracterizo por la dominación y
la opresión de los diversos grupos de
poder, entre
ellas los líderes o aquellos encargados que tuvieron bajo
su comando nuestra Fuerza Armada. Así como también
los constantes conflictos
territoriales con nuestros vecinos, cuya lógica
inferencia a este hecho, ha sido la Fuerza Armada quien han
librado las más grandes batallas en contra del enemigo. A
fines del siglo pasado, como consecuencia del desastre ocasionado
con la guerra con
Chile, se
genera una reestructuración de las Fuerza Armada. En este
momento histórico es cuando aparece en la escena militar
un nuevo paradigma que
viene a cambiar las formas y métodos de
lucha.

En el Perú, el cambio de la
doctrina militar fue similar al paradigma
científico descrito por Thomas Kuhn en su clásico
estudio La Estructura de
la Revolución Científica. Quien parte
definiendo el concepto de
paradigma como:

"Un esquema de interpretación básico, que
comprende supuesto teóricos generales, leyes y técnicas
que adopta una comunidad. La
aparición de un determinado paradigma afecta la estructura de
un grupo que
practica un modelo
científico".

Khun describe también, como los paradigmas
nacen y cambian. Esencialmente, cuando proveen soluciones a
los problemas que
muestran un mal funcionamiento del modelo vigente, tal como
ocurrió con el modelo de doctrina militar vigente antes de
la primera guerra
mundial. En donde las diversas escuelas de pensamiento
militar competían entre sí para solucionar los
cabos sueltos de los paradigmas
enfrentados. En el caso latinoamericano los paradigmas militares
preponderantes eran de la escuela francesa
y prusiana. Estos planteamientos tenían una importante
aplicación a la realidad de la Reforma Militar Peruana de
ese entonces en sus diversas dimensiones estructurales. Para cuyo
fin el Perú confió su visión militar a la
escuela francesa,
modelo que termina imponiéndose al interior del
ejército empleando como medio de adoctrinamiento las
escuelas y centros de formación creados por los mismos
franceses. A partir de la cual aparecen nuevas formas de aprendizaje y
nuevas formas de comando y sobre todo nuevas conceptualizaciones
en cuanto al rol del ejército y de los militares. Esta
situación implico importantes contradicciones en las
formas de hacer y de pensar, derivadas de la
teoría
militar en unos casos y en otras de la practica al interior de
los cuarteles, trayendo como consecuencia la
reestructuración del Ministerio de Guerra y
Marina en 1903.

Así, la doctrina militar francesa se
extendía y se acentuaba, trayendo como consecuencia de
ello la
organización y en algunos casos la generación
de tensiones políticas
y el consecuente divisionismo militar que evitaba su
aplicación, ya que "los oficiales peruanos, imbuidos en
las teorías
de acción social… y de defensa nacional… encontraban
difícil explotar todos los recursos de la
nación
y la total inteligencia
de sus hijos en el contexto de un país
políticamente inestable".

En tal sentido, el militarismo peruano será
orientado durante mas o menos durante veinte años por la
escuela francesa, doctrina militar venida de Europa y que tuvo
como su más distinguido exponente al Coronel Oscar R.
Benavides, quien en 1914 encabeza un golpe de estado
contra el presidente Guillermo Billinghurst, "demostrando que el
ejercito no iba a ser obediente y sumiso servidor del
estado",
poniendo de manifiesto que un ejercito más profesional
estaba ingresando al terreno político.

Frente a esta situación la clase política peruana no
presento ninguna obstáculo ni lucha alguna, muy por el
contrario buscaron aliarse con algunos militares. De todas ellas,
merece destacarse la dictadura de Augusto B. Leguía
conocido también como el oncenio de Leguía, quien
busca el apoyo de algunos militares para derrocar a José
Pardo logra "preparar su propia base de apoyo, empleando para
ello, en forma por demás, astuta, ascensos y nombramientos
selectivos, muchos de los cuales se hacían fuera de las
fechas programadas". Esta dictadura fue de tal magnitud, que paso
por alto la corrupción de sus colaboradores castrenses,
mientras que sus opositores eran perseguidos, encarcelados y
exiliados, trayendo como consecuencia la desmoralización
de un sector de militares.

Mientras esto sucedía por el lado de un grupo de
militares aliados con Leguia, por el otro lado al interior de los
cuarteles se estaba generando un golpe de estado
liderado por el Teniente Coronel Luis Sánchez Cerro, quien
luego de que asumiera el comando de un batallón en
Arequipa, obtiene el respaldo de oficiales superiores y
subalternos para terminar con la politización de las
Fuerza Armada, demostrando una vez mas que las Fuerza Armada aun
no habían adquirido un sentido corporativo sólido,
después de tres décadas de iniciado dichas
reformas.

La primera decisión que tomará el Teniente
Coronel Sánchez Cerro luego de hacerse del poder es llamar
a elecciones y declarar ilegal al APRA. Este tipo de
acontecimientos es la que caracterizará en lo sucesivo a
nuestro país, por lo cual a partir de 1930, la verdadera
historia peruana debemos buscarla fundamentalmente, en la vida y
el accionar de los militares y los civiles, ya que estos dos
sectores, de mil formas han buscado apropiarse del poder y
construir los destinos del Perú. Masterson al respecto
sostiene que:

"Durante gran parte de las décadas posteriores a
1930, los militares peruanos ocuparon Palacio de Gobierno,
buscando a la vez forjar una identidad
profesional en medio de un proceso
político que condenaban cada vez más".

Y refiriéndose a la actitud
militar frente a los civiles sostiene:

"A principios de los
años sesenta, los militares peruanos, como sus colegas
sudamericanos, se consideraban más capaces para gobernar
su nación
que los políticos civiles, a quienes veían como
pleitistas y faltos de visión".

El APRA en los cuarteles.

En esos momentos de nuestra historia es cuando aparece
la figura de Víctor Raúl Haya de la Torre, quien
liderará e iniciaría con sus seguidores una
férrea oposición y combate al Teniente Coronel
Sánchez Cerro y luego al General Oscar R. Benavides, para
cuyo fin generarían y emplearían como estrategia
sublevaciones de personal militar
y naval en esfuerzo de capturar el poder político.
Generando un resquebrajamiento de la disciplina
militar y provocando gran tensión y una profunda
frustración entre los militares. Esta estrategia es la
que caracterizará en lo sucesivo a las relaciones de los
apristas con los militares, debido a que la orientación
política de los apristas siempre fue contraria al modo de
pensar de muchos líderes militares, por ser una amenaza a
la existencia misma de las instituciones.

Para la difusión de su
posición política, los apristas desde sus inicios
emplearon un sistema
"asolapado" de cooptación de algunos militares. Sistema que se
acentuaría y se implementaría abiertamente en el
quinquenio 85-90 durante el gobierno de Alan García y que
llegara a su límite durante el gobierno de Alberto
Fujimori.

Una primera reacción a este modo de actuar del
APRA lo vamos encontrar durante el gobierno militar de Luis
Sánchez Cerro, quien luego de hacerse de la banda
presidencial en 1931, lo primero que hizo fue aliarse con algunos
elementos militares y policiales para hacer frente a aquellos
miembros comprometidos con el APRA e iniciar una purga al
interior de la Fuerza Armada y Policía, en donde
también se incluiría a elementos no comprometidos y
con buen hoja de servicio.
Nombrando a cambio de ellos a sus mas allegados y leales
compañeros. Situación que generaría un
descontento generalizado entre los miembros subalternos y
consecuentemente una baja moral e
incomodidad.

Esta nueva coyuntura en las relaciones civiles militares
a inicio de la década del 30, estará caracterizada
por la persecución y el enfrentamiento en forma permanente
de los apristas con Sánchez Cerro, hasta el día de
su muerte de este
ultimo en 1933 en manos de un joven aprista. Situación que
generaría en el APRA la reputación de partido
radicalmente violento.

La historia mas violenta entre militares, lo encontramos
justamente en esta década, con el enfrentamiento de los
sanchecerristas y el nuevo gobierno de Oscar R. Benavides, debido
al cambio de política frente a la oposición, en
donde se permitió al APRA reingresar a la actividad
política. Sin embargo los apristas persistirían en
acciones
subversivas hasta la promulgación de la Ley Nacional de
Emergencia en 1935.

Sin embargo, el gobierno militar de Benavides
llegaría a su fin de la misma forma como había
empezado el régimen de Sánchez Cerro, en medio de
un ambiente de
violencia y
conspiración civil militar.

De esta indecorosa salida tampoco lo salvaría el
mismo método que
vinieron empleando los diversos gobiernos civiles y militares en
relación a las Fuerza Armada, me refiero a que los
continuos gastos en las
Fuerza Armada no colmaron el descontento de la oficialidad, que
se había manifestado sumamente violenta durante toda la
década (ya que) el surgimiento de la masa política
y de un conflicto de
clases
sociales, a principios de los
años treinta, precipito muchas de estas revueltas dentro
de las Fuerza Armada.

El conflicto de
1941

Después de una década caracterizada por
fuertes gastos militares,
la moral de
los oficiales continuaba baja, debido al indeseable recuerdo de
las frustraciones como consecuencia de la ineficacia de la Fuerza
Armada frente a los eventuales conflictos en
la que participo, motivo por el cual se había generado un
descontento frente a la pasividad de los gobiernos civiles frente
a las agresiones externas y a la falta de carácter
para tomar la decisión de desarrollar una
guerra.

Esta situación generaría presión a
los gobiernos civiles para la compra de mayor arsenal y armamento
moderno. Este pedido se concretaría durante el gobierno de
Prado.

Una manifestación a gran escala de este
descontento al interior de los cuarteles, lo vamos encontrar
durante el conflicto del 1941 con el Ecuador, en donde
las hostilidades se van a realizar a gran escala contra las
posiciones enemigas. Superando con facilidad y en forma
aplastante al enemigo que se encontraba dispuesto a ingresar a
una solución diplomática antes que los militares
peruanos tomaran territorio enemigo.

Este exitoso triunfo de la Fuerza Armada peruana,
ayudara a revertir ese nefasto recuerdo de anteriores
frustraciones y elevar la moral del
soldado peruano. Situación que tratara de aprovechar el
APRA y el presidente Prado como una ventaja política, tal
como nos tienen acostumbrado muchos gobiernos hasta la
fecha.

Este conflicto finalizaría con la firma del
Protocolo de
Río de Janeiro. Protocolo que
acercaría a civiles y militares, ya que este éxito
militar será complementado por el éxito
de la diplomacia civil.

Esta alegría al interior de los cuarteles no
duraría mucho tiempo, debido a
que se estaba promoviendo a todos los oficiales que participaron
en dicho conflicto al grado inmediato superior, como recompensa a
su exitosa participación y como agradecimiento del
gobierno a su sacrificada labor. Situación que generara un
descontento generalizado en aquellos que no tuvieron la
oportunidad de participar en dicho conflicto por encontrarse de
servicio en
una región militar que no implicaba la
participación directa en dicho suceso.

El manejo de los ascensos que en un principio tenia la
intención de servir como premio, en el corto plazo se
convertiría en un instrumento de manipulación de
los ascensos cimentado en el manejo político del gobierno
de turno, que como es lógico acentuará el
descontento en aquellos oficiales no comprometidos en asuntos del
gobierno.

Esta situación se agravara durante el gobierno de
José Luis Bustamante y Rivero y sus aliados apristas
quienes intentaran emplear una estrategia que lo concretaran
durante su época de gobierno 1985-1990. Esta estrategia no
era otra cosa que la cooptación de los militares y dar
libre accionar a su viejo anhelo político de "las
tentativas del APRA por obtener el apoyo militar a través
de la manipulación de ascensos y salarios,
contribuyeron a mantener la división de la oficialidad…
esto llevo a que la desconfianza en sus superiores de acrecentase
y algunos de los mas radicales de este grupo comenzaran a
complotar para derrocar al gobierno"

El primer intento de la
implementación de esta estrategia se concretara en el
año 1945 cuando la coalición de izquierdistas
incluido el APRA, llevaran al poder una vez más a
José Luis Bustamante Rivero. Y cuarenta años
después a Alan García Pérez.

"Hechos y no palabras"

Con este lema Manuel Odria, dará el golpe militar
al gobierno de José Luis Bustamante Rivero en 1948 y tras
convocar a elección presidencial, se hará elegir
presidente por seis años. Su bandera de lucha para tal
accionar será su intento de controlar la escasez de
alimentos, la
agudización de los problemas
socio económicos, la inflación y sobre todo la
inestabilidad política liderada por apristas y derechistas
apoyados por algunos mandos militares, quienes se encontraban
enfrascados en una lucha sin cuartel por derrocar el gobierno de
turno y hacerse del poder; es cuando nace la figura de este
militar combatiente del conflicto del 1941.

En esta situación y al pasar los años, a
fines de la década del 40e inicio del 50: El gobierno
militar encabezado por Manuel A. Odria había comenzado a
abrirse paso la lucha contra la actividad subversiva de los
apristas, quienes hasta hace algunos años habían
planificado un golpe militar a Bustamante Rivero; este proceso se
da en medio de una crisis política principalmente porque
al interior de las Fuerza Armada los apristas habían
ganado adeptos y estos militares no estaban dispuesto a apoyar
las acciones de arrestos y deportaciones de militantes apristas,
motivo por el cual se genera una confrontación de
intereses entre odristas y sectores apristas.

Frente a esta incertidumbre, el General Manuel A. Odria
busca ganar el apoyo de la población sumida en la pobreza, a
través de programas de
obras publicas, entre las que destaca la construcción de los hospitales generales y
de las grandes unidades escolares; así como también
la expansión de la cobertura de seguridad
social para todos los obreros del país entre
otros.

En 1951, se funda el Centro de Altos Estudios Militares
(CAEM), en el cual se plantean los siguientes objetivos:

"1) definir una doctrina de guerra nacional; 2)
incorporar los principios básico de esa doctrina al
entrenamiento
de oficiales de ejercito destinados a asumir puestos de alto
mando; 3) estudiar los asuntos fundamentales de la defensa
nacional y su relación con los problemas nacionales
básicos; 4) desarrollar sistemas de
educación
e instrucción para el Ejercito; y 5) supervisar la
instrucción de coroneles como una forma de prepararlos
para su ascenso a generales de brigada".

Con la fundación del Centro de Altos Estudios
Militares (CAEM) se inicia la etapa de la influencia de la
línea difusora de la doctrina de la guerra total
desarrollada por Eric Von Ludendorff, quien a sostenía que
los "militares se fueron convenciendo en el curso de la guerra,
que ellos tenían que dirigirla, porque los civiles eran
incapaces de hacerlo… y que en la guerra moderna existen
factores no militares, como económicos y
sicológicos, que tienen una importancia clave. Y que la
guerra involucra también a toda la población civil, debiendo contar
además, con la movilización de todos los recursos del
estado en función de
sus objetivos".

En tal sentido, de acuerdo a esta doctrina
y a sus partidarios, entre ellos el General José del
Carmen Marín fundador del CAEM. A través de este
centro de estudios buscaran formar a sus participantes en la
doctrina que impulsaba "la concentración absoluta del
poder militar y político en un General en jefe y la
subordinación de la política estatal a las
exigencias militares".

La lucha por el poder se reiniciara al finalizar su
primer gobierno del General Manuel A. Odría, quien
convocara a elecciones presidenciales en 1956 en donde
haría su aparición Fernando Belaunde, y la vuelta a
la escena política del APRA al aliarse con su antiguo
perseguidor (Manuel Prado), quien a la vez recibe el apoyo de
Odria a cambio de asegurarse "que no se haría investigaciones
sobre la corrupción de su gobierno". En esta contienda
electoral saldrá electo Manuel Prado, cuyo gobierno
llegaría a su fin en 1962 como consecuencia de un golpe
militar y la anulación de las elecciones presidenciales de
ese año, en la que había ganado el APRA liderado
por Víctor Raúl Haya de la Torre.

Es importante señalar que a inicios de la
década del 60, mientras el Perú vivía el fin
de un gobierno civil apoyado por el APRA. La convocatoria a
nuevas elecciones presidenciales del año 1963, por primera
vez estaba viendo en acción a dos partidos con amplio
apoyo, el APRA y Acción Popular buscaban hacerse de la
presidencia y del Congreso. Sin embargo, a esta fiesta
democrática, paralelamente se estaba celebrando el IV
Congreso del Partido Comunista, en donde empezaba a destacarse
las posiciones políticas de Abimael Gonzáles
(Presidente Gonzalo), quien estaba sentando las bases
políticas del Partido Comunista Peruano sobre la
línea roja y adhiriéndose a las posiciones de Mao
en la lucha entre el marxismo y el
revisionismo. Abimael Gonzáles estaba forjando una
"fracción roja" en Ayacucho, con ideas claras de que el
Partido Comunista Peruano se había constituido para tomar
el poder y que su accionar debía basarse en la teoría
marxista del modelo Comunista de China.

Así mismo, es de importancia resaltar un aspecto
que se hará más evidente en dicha década. Me
refiero a la estructura
organizacional y el comportamiento
militar de la Fuerza Armada cuyo modelo de comportamiento
organizacional se va caracterizar por "las influencias
familiares, los contactos políticos y otros criterios no
institucionales ni académicos, (que juegan) un importante
papel en el
proceso de ascensos", y que hasta cierto punto se hará una
"tradición" característica hasta nuestros
días.

La corrupción como inestabilidad de un
gobierno

En la elección presidencial de 1963,
Fernando Belaúnde se impondrá a Haya de la Torre y
una de los temas que se hará más evidente durante
el gobierno civil de Belaunde será la corrupción de
sus altos funcionarios, especialmente militares miembros del
gobierno, quienes se habían constituido en la organización contrabandista mas protegida
de un gobierno civil, quienes se habían caracterizado por
ingresar al país ilegalmente una elevada cantidad de
bienes y
autos.
Situación que se hizo evidente pero que fue callado de
inmediato por el gobierno de Fernando Belaunde y principalmente
por los apristas quienes veían amenazado su triunfo en las
próximas elecciones de 1969, al percibir una amenaza a la
estabilidad política del país frente a la amenaza
de un eventual golpe de estado por parte de los
militares.

Así mismo, paralelo a estas actividades de
corrupción y de amenazas de golpe de estado. Otro tema que
ingresaría al debate
será lo referente a la "pagina once" del contrato de la
Internacional Petroleum Compañy, en donde se estipulaba el
precio de
venta del
petróleo. Situación que generara una
inestabilidad política al interior de Acción
Popular, a tal punto que Belaunde ordenaría la
reestructuración del partido expulsando a algunos de sus
partidarios que a su vez generaría un violento
enfrentamiento entre acción populistas.

Ante esta inestabilidad política y ante una
eventual incapacidad de gobernar de Fernando Belaunde, es cuando
surge la figura del General Juan Velasco Alvarado, quien ejecuta
un golpe de estado en 1968. Golpe de Estado que ya lo
tenía preparado en sociedad con
otros militares.

Retorno al Militarismo y Aparición de
Montesinos

Con la toma del poder por parte de los
militares en 1968, el Perú ingresara a una nueva era de
gobierno militar, caracterizado por su intento de acabar con la
oligarquía peruana que hasta ese entonces había
estado inmerso en el poder. Los militares transformados en reyes
filosóficos, se lanzaron a la tarea de gobernar y cambiar
la sociedad. Ostentaban una inmensa confianza en si mismos, que
no condecía necesariamente con los hechos.
Situación que cambiaría el rol de las Fuerza Armada
en cuanto a su rol social, ya que su nueva misión
estará orientada a contribuir al bienestar social y no
solamente a la defensa nacional. Motivo que los llevaría a
denominar su gobierno como un "Gobierno Revolucionario de la
Fuerza Armada". Reafirmándose con esto el ancestral anhelo
doctrinario de los militares de que solo la Fuerza Armada
podía salvar al Perú, doctrina que era
enseñada en el CAEM.

En estas actividades el rol del Servicio de Inteligencia
ya era sobresaliente, ya que esta institución jugara un
rol protagónico en los preparativos del golpe de estado
del General Velasco Alvarado y en la posterior
implementación de políticas de desarrollo y
defensa nacional bajo la dirección de los militares. Actividades que
serian la confirmación una vez más de la usual
desconfianza de los militares hacia los políticos civiles
tal como lo ocurrido en los años 30. Durante la
preparación del golpe militar el Servicio de Inteligencia
Nacional se constituirá cono institución clave.
Esta se encontraba bajo el comando del General Mercado
Jarrín uno de los hombres mas poderosos en el Perú
además del General Velasco, quien cuando en 1973 asumiera
el cargo de Ministro de Guerra y Comandante General del Ejercito,
una de las primeras acciones que haría será ordenar
a su ayudante de apellido Valdez que llamase a su ahijado de
matrimonio
Vladimiro Montesinos, destacado en el cuartel "Bolívar" de
Pueblo Libre, Lima. Para tomarlo como su hombre de
confianza.

Montesinos, en esa fecha un joven oficial y estudiante
de derecho en la Universidad
Nacional Mayor de San Marcos. Se había graduado como
alférez de artillería en 1966. Octavo entre catorce
artilleros de la promoción "Centenario del Combate del Dos
de Mayo".

Ya en su puesto de hombre de
confianza, su primer trabajo será prepararle al premier la
tesis "El Rol
de las Fuerzas Armadas en una Sociedad de Transición", que
sirvió de base para una exposición
que hizo Mercado
Jarrín en el centro Cívico de Lima. El trabajo de
Montesinos fue una adecuación de otro similar publicado en
Chile un par
de años antes, pero para Mercado fue una excelente labor
de su ahijado.

Durante el gobierno militar, el Perú inicia la
compra de armamento a la Unión Soviética y luego de
arribar los últimos tanques y helicópteros rusos.
El Perú resultaba tener mas armamento soviético que
Cuba, por lo
cual era preocupación de la CIA, de la inteligencia
chilena y de investigadores saber la lista exacta del armamento.
Tal como lo evidencia el arribo de Luigi Enaudi a
Lima.

"Enaudi quería saber hasta que punto los
regímenes militares "revolucionarios" –con sus
reformas populistas y cargadas de revanchismos- podrían
ser la trinchera que detuviera la infiltración comunista
en el hemisferio sur, coincidiendo con oficiales de Mercado
Jarrín, que consternados veían la
inclinación pro soviética de Fernández
Maldonado, Leonidas Rodríguez Figueroa, Pedro Sala Orozco,
José Graham Hurtado, Javier Tantalean Vanini, Jorge
Dellepiani Ocampo, Alberto Jiménez de Lucio, Guillermo de
Marco del Pont y otros".

Y quien mejor que Montesinos para "vender" esta información, pues la persona que
había manejado la compra del armamento era el General
Mercado Jarrín y tras él cargándole su
maletín con los documentos
clasificados su ahijado de confianza.

El General Mercado Jarrín el último
día de 1974 pasó al retiro y fue relevado por el
General Morales Bermúdez. Sin embargo antes de abandonar
su puesto quiso asegurar a sus colaboradores más cercanos
en puestos que los favorecieran, ofreciendo a Vladimiro
Montesinos enviarle a un curso avanzado a la Escuela Superior de
Guerra a Brasil. Este para
sorpresa del General Mercado Jarrín no acepto, porque, le
dijo, quería continuar con sus estudios de
derecho.

El gobierno militar del Velasco se caracterizara por la
implementación de políticas nacionalistas y por la
nacionalización de las empresas
privadas, y por la entrega de tierras a los campesinos con el
lema "la tierra debe
ser de quienes las cultivan".

Luego de deponer al diminuido general Velasco Alvarado
en agosto de 1975. El general Francisco Morales Bermúdez
se proclamara como presidente de la Republica en la "segunda
fase" del gobierno militar, quien va intentar alentar la
actividad privada y reabrir la economía peruana a
los mercados
internacionales, así como también va buscar la
transición hacia un gobierno civil. En este intento
reinicia su aproximación con el APRA, aproximación
que seria aceptado por Haya de la Torre y que lo llevaría
incluso a ganar las elecciones para presidir la Asamblea
Constituyente

Mientras esto sucedía en el medio
político. En 1976 Luigi Enaudi, como reconocimiento por su
"colaboración" y por sus conocimientos sobre el manejo de
la Fuerza Armada en el Perú, le hará llegar a
Montesinos una invitación de la
organización RAND Corporation, para participar en un
ciclo de conferencias en Washington. Sin pedir permiso a su
comando Montesinos falsifico documentos y el 5 de setiembre de
1976 viajo a los Estados Unidos
con la finalidad de dar conferencias sobre la situación
política del Perú como se lo había pedido
Enaudi. En Washington es visto por el general Miguel Ángel
de la Flor, entonces delegado ante la Junta Interamericana de
Defensa (JID), quien dio cuenta a Lima:

"El Capitán Montesinos tiene contactos con el
departamento de Estado y va dictar dos conferencias, una en la
CIA y otra en la Academia de Guerra"

A su retorno a Lima Montesinos fue detenido
por orden del general Arbulu y confinado a una celda del servicio
de Inteligencia y luego en el Cuartel Bolívar. El
ejército le abrió un proceso judicial en la Zona de
Guerra del Tribunal Militar. Supuestamente había entregado
documentos secretos sobre compra de armamento soviético a
la CIA; sin embargo solo se le acuso por delitos de
desobediencia falsedad

Se determino que Montesinos había cometido
espionaje en agravio del estado y fue condenado a seis
años de prisión. Sin embargo, el Tribunal de la
Sala de Guerra determino sentenciarlo a dos años de
prisión. Por el "beneficio de 2 por 1", salio libre a los
18 meses.

Luego de salir de prisión, Montesinos
lograría un corto retorno al centro del poder, como asesor
del primer ministro, el general izquierdista Jorge
Fernández Maldonado, quien será removido a los
pocos meses, junto con todos los otros generales
"progresistas".

Así mismo, paralelo a estos sucesos y mientras el
General Morales Bermúdez se encontraba en busca de
apertura y del modo de hacer frente a la crisis. En el IX Pleno
Ampliado de julio de 1979, Abimael Guzmán Reynoso y sus
seguidores de Sendero Luminoso tomaban el acuerdo de iniciar la
lucha armada, guiados por las consignas: "Abajo el nuevo gobierno
reaccionario y por el gobierno de los obreros y campesinos", ya
que las reformas implementadas por Velasco Alvarado no
habían surtido el efecto planificado en diversas regiones
del país, tal como era el caso en el departamento de
Ayacucho.

Belaunde y sus "tecnócratas"

Luego de permanecer en el exterior durante
todo el tiempo que duro
el gobierno militar. En 1980 Fernando Belaúnde luego de
presentarse como candidato a las elecciones presidenciales
saldría electo, dejando en carrera a sus competidores
apristas y pepecistas.

El segundo gobierno de Fernando Belaúnde se va
caracterizar por "el establecimiento de una política
económica neo-liberal, laissez faire, esbozada por
flamantes "tecnócratas" y empresarios de clase media que
conformaban su gabinete".

Pero esta nueva política
económica no encontrara los objetivos anhelados, pues
tal parece que estos "tecnócratas" se olvidaron de
considerar el análisis global de la materia prima
y del precio de las
exportaciones,
asociado a la agobiante inflación que se empezaba a hacer
sentir cada vez más. Este gobierno se caracterizará
por masivas huelgas de profesores y de trabajadores estatales y
por la falta de control de la
situación económica y de la deuda externa,
que cada vez era más fuerte la presión
por parte del Fondo Monetario Internacional

Un punto resaltante que podemos extraer de las
relaciones civiles-militares de esa época, es la que se
dio durante el conflicto de la Cordillera del Cóndor, en
donde el presidente adopto una actitud de
liderazgo para
hacer frente al Ecuador.

Sin embargo por otro lado, paralelo a estas actividades,
Sendero Luminoso ya estaba tomando posición en diversas
zonas de la sierra peruana, y estaba realizando actividades de
guerrilla sustentada en su forma principal de lucha. Esta forma
principal de lucha era la lucha armada, y la forma principal de
organización era la formación de
ejércitos; y el camino que estaban siguiendo era el de
cercar las ciudades desde el campo, a través de la guerra
no convencional. Estrategia que no era otra cosa que la
militarización de sus miembros sustentados en un plano
ideológico, que harían frente a los policías
y militares peor pagados de América
Latina.

En tal sentido diré que, el Perú a lo
largo de estos años, a sufrido una inestabilidad
política, en donde los civiles y militares guiados por
diversos intereses ha hecho de este país lo mejor que se
les ocurrió. De donde se desprende una constante lucha por
el poder y por deseos de sometimiento del uno a otro. En estos
años hubo hitos importantes que han marcado profundamente
la historia de este país, de lo cual no queda otra cosa
que vivir hoy lo que ellos hicieron.

Capitulo 2

EL TERRENO
PROPICIO: El desastre económico, político y social
del Perú

"Si los civiles no se ponen
de acuerdo en un asunto tan esencial, como que la democracia
es el único terreno apropiado para dirimir sus
discrepancias, difícilmente se puede pedir a los
militares respeto por
la misma"

En 1985, cuando el Perú vivía
crónicos problemas económicos y cuando el terrorismo ya
tenia presencia en muchos lugares del país, es cuando hace
su aparición Alan García liderando al APRA, quien
pondrá a su máxima expresión la "estrategia
del camaleón" para hacerse del poder, como lo
advirtió en 1962 el entonces Ministro de Marina,
Vicealmirante Tirado Lamb cuando afirmaba que "para el APRA todas
las tácticas son validas cuando hay apetitos; la aparente
rectificación de filosofías y métodos no
los incomoda si ese es el camino mas fácil para alcanzar
sus objetivos… (los apristas que) originalmente bebían
de la fuente del comunismo,
habían hecho cambios en sus programas
políticos solo por conveniencia".

Así mismo, es en este periodo cuando se inicia el
sistema de cooptación de los miembros de las Fuerza
Armada.

Por tanto en el presente capitulo me limitare a citar
estos dos aspectos: La desastrosa estrategia del gobierno
aprista; y la inoperancia frente al terrorismo. Ya
que los demás aspectos tales como la
hiperinflación, desempleo,
corrupción, etc. de esta funesta historia peruana es
conocida y frente a lo cual en las elecciones presidenciales del
2001, Alan García evidenciaba con desparpajo su
arrepentimiento, para un pueblo que lamentablemente olvida
pronto.

Sendero: sus admiradores y detractores

Un fenómeno iniciado el 17 de mayo de 1980, en un
lejano caserío de Chuschi, es la que va ser en parte el
inicio de esta nueva etapa dialéctica de
intervención civil militar en el gobierno peruano, y para
ello es necesario recordarle a aquellos lideres que carecen de
memoria
histórica, ya que ellos fueron parte de esta arquitectura de
desgobierno y corrupción, emitiendo discursos de
admiración a asesinos y delincuentes, tal como lo
evidencia el siguiente discurso del
entonces presidente de la republica en un congreso de su partido
realizado en la ciudad de Ayacucho en el año
1988:

"Yo digo compañeros, que ojala nuestra presencia
en Ayacucho sirva para entender esto que es lo fundamental. Estos
tiene mística, nosotros tenemos mucha sensualidad. Estos
tienen mística, estos mueren uno tras otro gritando
asesinos a los que los matan, como ocurrió en Lurigancho.
Así mueren. Como no vamos a admirar a esto
compañeros. Yo si. En términos internos y nuestros,
siento admiración. Como no tuviéramos ese tipo de
militantes, compañeros".

Esto es una muestra de los
múltiples discursos de
admiración que se profesaba por parte de un gobierno, ya
que citarlos todos abarracaría muchos tomos y
desviaría la razón del presente texto.

También en esa época surgieron una serie
de analistas políticos profesionales, de quienes llama
mucho la atención su profundidad y racionalidad de
sus opiniones en torno al
fenómeno, el periodista Gustavo Gorriti en un articulo
titulado "Sendero: ¿Qué hacer?", tipifica al
movimiento de
la siguiente manera:

"Me parece claro que sendero es una organización
guerrillera que utiliza acciones terroristas. Las cuales son
parte de un conjunto mucho mas amplio, cuidadosamente
planificado, de recursos insurreccionales divididos en etapas
programáticas, cuyo fin es la toma del poder, para no
soltarlo jamás".

Continua.

"El peligro de que sendero supere la curva de
vulnerabilidad, es muy alto. Y si hoy el derrotarlo es tarea de
romanos, puede llegarse paulatinamente a una situación de
pesadilla en la que, sin saber como hemos llegado ni de que
manera, nos encontremos con que la guerra se ha vuelto la
preocupación suprema de todos, todos los
días"

En el mismo articulo cuando se refiere ante la
posibilidad de un eventual golpe militar dice:

"En todos los casos, el resultado seria de desastre
total, y sendero anotaría entonces su mayor victoria. El
campo quedaría desbrozado para la lucha entre dos
tiranías. La una eficaz; la otra, no. Seria permitir que
Sendero logre lo que ha buscado desde el primer momento:
reproducir aquí los términos de la lucha entre
comunistas y el Kuomingtang".

Sin embargo lo que más nos llama la atención es que termina recordando que la
primera medida que deben tomar los representantes del orden, y
más aun, los responsables de la conducción
política del país, si es que se pretenden derrotar
al fenómeno mencionado, es de reconocerles la
condición de movimiento
eminentemente político.

Así mismo, por el lado de la izquierda extremista
encontramos a políticos formados en el Movimiento
Revolucionario Estudiantil (MIR), posteriormente ligados a la
Izquierda Unida de los años 80, y hoy conspicuos miembros
de la "Comisión de la Verdad", vamos a encontrar a Carlos
Iván Degregori, Enrique Bernales Ballesteros y Carlos
Tapia García, quienes mas que analistas en busca de la
verdad, sus comentarios evidenciaban mas simpatía y
admiración de los grupos
terroristas tal como lo evidencian sus escritos.

"Yo digo que es necesario un acuerdo nacional que
sea en las bases sociales, en los protagonismos históricos
de las masas explotadas y en el realismo de
aquellos que, no pertenecieron al pueblo, tengan el suficiente
patriotismo y el corazón de
peruanos para reconocer sus errores y ser partidarios de un
acuerdo nacional".

Continuando con su comentario sobre el tema de la
violencia,
incluso llega a afirmar que "los mecanismos de orden social de
comienzos de los 80 ya no sirven más", en clara
alusión a que los patrones de control social
eran obsoletos y que se tenia que volver a fundar un nuevo
país. ¿Acaso estaba de acuerdo con la denominada
"Sociedad de Nueva Democracia" propuesta por Sendero
Luminoso?

Posteriormente, en 1983 aparecen los puntos de vista del
antropólogo Carlos Ivan Degregori en el hoy desparecido
diario de Marka, quien evidenciaba el antecedente de haber
trabajado como profesor durante 10 años en la Universidad
Nacional San Cristóbal de Humanga, en donde enseño
Abimael Guzmán Reynoso y supuestamente cuna del origen de
Sendero Luminoso. Quien además de declarar
públicamente su adhesión a la línea que
orientaba la Izquierda Unida, en sus artículos le reconoce
el carácter
político a Sendero Luminoso.

En 1989, Enrique Bernales y Carlos Ivan Degregori,
abandonaron Izquierda Unida y pasaron a conformar una nueva
agrupación política, La Izquierda Socialista, en la
cual seguirán manteniendo sus mismas apreciaciones sobre
Sendero.

En cuanto a Carlos Tapia, fue declarado
simpatizante de las guerrillas de 1965 en Perú. En los
años 70, integro el movimiento Iniciación de Lucha
Armada (ILA), que propugnaba Abimael Guzmán Reynoso. Se
dice que se enamoro perdidamente de la belleza de Augusta la
Torre, cuando preparaba su tesis "El
Latifundio de Soccos Vinchos", con la que se graduó de
ingeniero agrónomo en la Universidad San Cristóbal
de Humanga. Su alejamiento del "Presidente Gonzalo" se
debió a que éste le arrebato la novia y se caso con
ella.

Y si viramos un poco nuestra investigación hacia algunos militares,
vamos percatarnos que ellos si sabían lo que significaba
ese fenómeno, prueba de ello lo tenemos en las palabras
del General Mercado Jarrín:

"Estamos en guerra, esto es una guerra ya… es una
guerra indudablemente atípica, es una guerra cuya
finalidad es cambiar el sistema, la captura del poder… se trata
de cambiar el sistema y no solo de cambiar el régimen y
eso es lo que no se vio desde el comienzo… lo que quieren es la
captura del poder para cambiar el sistema imperante… mediante
tres elementos fundamentales que son: la ideología, el partido y el ejercito. Creo
que ellos tienen la ideología, tienen el ejercito y
están construyendo el partido, de manera que estamos en
guerra".

A esto agregaríamos las palabras del ex
presidente de la Republica, Francisco Morales Bermúdez,
quien analizando lo que en apariencia eran "abigeos" para
algunos, sostenía:

"Sendero es el movimiento de subversión
terrorista más potente nacido en el continente americano.
Para vencerlo debemos construir un Grupo de Tarea
Contrasubversivo Unificado, conformado por militares,
politólogos, lingüistas, sociólogos,
geógrafos y otros
especialistas, que se dediquen a diseñar una estrategia
desde que nace el día hasta que muere el
sol".

Ante estas contradicciones entre civiles y militares
para hacer frente a un fenómeno que estaba acabando con un
estado, también encontramos un sector de militares con
opiniones aparentemente fuera de foco o de desesperación
ante la incontrolable que se tornaba este fenómeno. Una de
las opiniones que evitaba la participación de las Fuerza
Armada en este proceso de lucha y que planteaba acciones que
ejecutarían los policías materializados en la
formula teórica "60 x 3". Es el ex Ministro del Interior,
General Luis Cisneros Vizquerra, quien
sostenía:

"Para que las fuerzas policiales puedan tener
éxito, tendrían que comenzar a matar a senderistas
y no senderistas porque esa es la única forma como
podrían asegurar el éxito. Matan 60 personas y a lo
mejor allí hay tres senderistas… y seguramente la
policía dirá que los 60 eran
senderistas".

Sin embargo, además de todo lo expuesto
también encontramos posiciones que cargaban contra la
incipiente democracia que se estaba generando en el Perú
en esos años, como es el caso del entonces aprista Javier
Valle Riestra quien aducía que las raíces de este
fenómeno se centraba en la:

"virtualidad antes que en la virtud, de "sendero", ya
que sendero había puesto "en evidencia la entraña
reaccionaria, meramente ficticia y lírica de la llamada
democracia en el Perú, por que si uno analiza la
institucionalidad burguesa del Perú… vemos que, por
ejemplo el Poder
Ejecutivo en el Perú ha actuado y actúa
despóticamente ¿por que? Porque en el Perú
hay una tradición dictatorial, porque hay una
tradición militarista que no ha comenzado el 28 de julio
de 1980. Se remonta mas atrás y esa tradición
militarista y policíaca goza de impunidad, por que
jamás la democracia castigó; hay una educación en los
jueces, en los policías y en los militares, totalmente
antidemocrática".

Un video lo confirmo
esta posición antidemocrática, cuando Vladimiro
Montesinos en 1998 le daba "recomendaciones" para que Javier
Valle Riestra como Presidente del Consejo de Ministro diera su
mensaje ante el congreso. Montesinos prácticamente en esa
oportunidad le elaboró el discurso al
demócrata cuando le dijo:

"El numero uno del país no es pues que se
restablezca el Tribunal Constitucional… ¿Qué
cosa quiere el hombre de
Huaycan?… ¿Que cosa quiere el hombre de
Villa El Salvador?… Nosotros tenemos que pensar en esa gente,
por que es el Perú profundo… hablas de habeas corpus,
hablas de democracia, pero la gente dice: yo no como con la
democracia".

Tal como lo evidencian los políticos, militares
senderologos y demás "expertos". Vamos encontrar en la
década del 80 una serie de posiciones contradictorias
entre civiles y militares para hacer frente a este
fenómeno terrorista, muestra de que el
Perú vivía sumido en un caos y desgobierno total,
sin mencionar el índice de corrupción al interior
del gobierno de turno.

¿Quién debía hacer frente a este
fenómeno?

Ante esta incertidumbre e incapacidad de hacer frente a
esta situación y al desgobierno reinante durante el
gobierno de Alan García caracterizado por "generar
borracheras en los cuarteles militares" es donde se reafirma el
pensamiento
militar, en donde "los militares se fueron convenciendo en el
curso de la guerra (con sendero), que ellos tenían que
dirigirla, porque los civiles eran incapaces de
hacerlo".

Ya que esto era una situación hasta cierto punto
común en el hemisferio, especialmente en Chile,
situación que ponía en evidencia una vez mas que
los ejércitos eran frecuentemente empleados por los
gobiernos como fuerza de represión interna, cuando no eran
ellos mismos los que suplantaban a los gobiernos. Los
acontecimientos sucedidos durante el gobierno aprista y la
amenaza de la toma de las ciudades por sendero. No nos colocaba a
nosotros los civiles en una posición para adoptar un punto
de vista de poder frente a este fenómeno, debido a que las
Fuerza Armada se había constituido dentro de la esfera
política, como un ente que aseguraba seguridad de la
democracia, seguridad
engañosa claro esta. Una prueba de esta tesis, en su
texto
Montesinos y Las Fuerza Armada, Rospligliosi describe la
existencia de un Plan de Golpe
dirigido hacia el gobierno de Alan García, la misma que
fue elaborado por un grupo de militares.

Nuestras fuentes nos
señalan que este plan fue conocido
como el "Plan Verde", y coincide con lo señalado por
Rospligliosi:

"Se trata explícitamente de un plan de gobierno
para instaurar un régimen militar de largo aliento, que
transforme al país y lo convierta en una potencia.".

Sin el afán de justificar el plan ni
cosa por el estilo, creo que a la existencia de un plan no
debía sorprendernos en la situación como se
encontraba el Perú, como consecuencia de la ineptutud y la
falta de eficacia para
hacer frente a esta situación, en donde los principales
lideres civiles se encontraban inmersos en frases de elogio a los
terroristas, los militares aun mas se estaban convencido de que
ellos eran los indicados para hacer frente a esta
situación.

El punto de partida es que el país se
había tornando ingobernable debido a "la experiencia APRO
SUBVERSIVA, y que las Fuerza Armada son la única
organización estructurada, con fines y objetivos
definidos, y capacitada para hacerse cargo de
país".

De lo expuesto en el presente capitulo y en el capitulo
que lo antecede y sobre la base de un mínimo de
formación científica, podemos llegar a la
conclusión que los repentinos golpes militares en el
Perú no son mas que la ruptura de los eslabones
débiles de la misma cadena, y que se da cada cierto
tiempo; tiempos y espacios coyunturales, donde se dan la mano las
voluntades políticas de los civiles.

Capitulo 3

FUJIMORI "EL
SALVADOR": Apoyo incondicional

"La corrupción en
las altas esferas es imposible en un país donde la
autoridad
del Estado emana de la figura del gobernante. Estos gobernantes
pueden carecer de legitimidad, pero no pueden ser
corruptos"

El fenómeno Fujimori

Cuando uno aborda el tema Fujimori, lo primero que
resalta es la quiebra del
sistema democrático. Sin embargo para entender la magnitud
de este proceso nefasto para el Perú, primero debemos
realizar un análisis de las formulas tradicionales que los
partidos
políticos evidenciaban frente al pueblo. Formulas que
se caracterizaban por la carencia de un discurso
pragmático que preconizara la eficacia y dureza
para resolver los problemas inmediatos y cotidianos que
estábamos viviendo en esos años. Frente a lo cual
lo único que encontrábamos eran discursos
ideológicos trasnochados, aburridos y repetitivos que lo
único que encontraba era el rechazo unánime por
parte de los grandes colectivos desilusionados.

El ciudadano peruano quería seguridad, mano dura
contra el terrorismo, fin de la hiperinflación, fin de las
inagotables colas por adquirir un kilo de arroz o una lata de
leche, sin
olvidar por supuesto mejores servicios
públicos, sueldos decentes y un nivel de vida
respetablemente admisible.

Ante esta situación, cualquier político
demagogo que proponía mano dura frente a la
corrupción y paralelo a esto ofrecía trabajo, era
un potencial candidato para hacerse del triunfo en las elecciones
de 1990. Tal como lo hizo Alberto Fujimori sin un plan de
gobierno.

La Reaparición de Montesinos

A fines de la década de los 80
cuando el gobierno del APRA llegaba a su fin, múltiples
fuentes nos
señalan que Vladimiro Montesinos ya estaba laborando como
analista en el SIN, y también se desempeñaba como
abogado que tenia como negocio resolver casos como la matanza de
Cayara donde se encontraban comprometido el General José
Valdivia Dueñas y otros miembros del ejercito, a quienes
los exculparía y por lo cual recibiría una
felicitación directa del General Enrique López
Albujar.

Tal como evidencian los datos, en ese
tiempo, Montesinos ya era conocido en el foro como defensor de
narcotraficantes, pues había arrebatado de la
prisión a Evaristo Porras (a) "El Ministro", importante
cabecilla de la red que unía el
Cartel de Cali con el narcotráfico en el Perú, quien luego
de ser "trasladado a un hospital, se fugo previo soborno y escapo
del Perú a bordo de una
avioneta". Su caso
llagaría a su fin con la "perdida" del expediente luego
que Montesinos asumiera su defensa.

Así mismo, Montesinos estaba defendiendo casos de
narcotráfico como el caso "Villa Coca",
cuyo principal acusado era Reynaldo Rodríguez López
(a) "El Padrino" y el General José Jorge Zárate
compadre de "El Padrino", quien había sido Comandante
General de la Policía de Investigaciones y
quien desde su alto puesto policial había encubierto las
ilícitas operaciones del
narcotraficante Rodríguez López.

En este proceso judicial Montesinos también
centraría su defensa en el entonces Coronel Antonio Kevin
Vidal Herrera, quien fue su compañero en la Escuela
Militar de Chorrillos y de donde fue separado por bajo
rendimiento. Montesinos consigue que sea exculpado y según
dicen, le da trabajo en su estudio jurídico y estando ya
en el poder, lo reintegra a la situación de actividad para
que trabaje en el Servicio de Inteligencia Nacional.
Posteriormente Vidal herrera es ascendido a General –por
cierto con el apoyo del Montesino- y destacado a la
DINCOTE.

Dentro de estas múltiples
actividades de Montesinos al "servicio" del gobierno de Alan
García, es donde ya se nota un rol protagónico de
los miembros del SIN y de Montesinos, quienes eran parte en
algunos casos de los planes siniestros para ejecutar
órdenes basados en interés
particulares del gobierno aprista, tal como lo demuestra la
siguiente cita:

"El General Díaz al parecer recibió
ordenes del propio Alan García para vincularse con
Fujimori cuando todavía era candidato y ayudarlos en
cierto aspectos".

Y tal parece que el General Díaz a su vez
recurrió a Vladimiro Montesinos para que le apoye en el
cumplimiento de la misión
asignada por el gobierno aprista.

En busca de un Salvador

Como era de esperar los analistas
confluían en la idea que en las elecciones generales de
1990 se definiría el derrotero del país para los
próximos 15 años. Por un lado, el gobierno aprista
de Alan García Pérez concluía a duras penas
con su mandato, cabalgando sobre una hiperinflación de
más de 5 mil por ciento, cifra tan sólo comparable
con la situación de Alemania y
Japón
después de la Segunda Guerra
Mundial. Agravaba aún más el panorama, la
pérdida de la institucionalidad en el país, la
corrupción, el desgobierno en gran parte del territorio
nacional y el desmoronamiento de la izquierda peruana legal y de
todos los partidos
políticos tradicionales. Sobre la sociedad
pendía la amenaza de los grupos terroristas: Partido
Comunista del Perú "Sendero Luminoso" y el "Movimiento
Revolucionario Túpac Amaru" (MRTA) que habían
intensificado sus acciones armadas en todo el territorio
nacional, causando pánico y zozobra.

En estas circunstancias, algunas personalidades que
ingresaban al terreno político, como el doctor Hernando de
Soto y el escritor Mario Vargas
Llosa, aglutinaron tras sí a una nueva
generación, que decepcionada de los partidos tradicionales
(Acción Popular, Partido Popular Cristiano, Democracia
Cristiana) formaron el "Movimiento Libertad", que
se opuso a la aventurera tesis aprista de Alan García de
estatizar la banca. Luego,
aliados con el Partido Popular Cristiano y Acción Popular
conformaron el Frente Democrático (FREDEMO) que
lanzó como candidato presidencial al laureado escritor
Mario Vargas
Llosa, quien se lanzó a una campaña honesta y
didáctica sobre lo que le esperaba al
país tras el descalabrado gobierno del APRA. Para
enfrentar la hiperinflación, explicaba Vargas Llosa a la
nación, había que ser valientes y aplicar un
"supershock" económico. Desde su tribuna, enfrentó
a los políticos corruptos contribuyendo a liquidar la
institucionalidad de los partidos políticos. Mario Vargas
Llosa fue en esas circunstancias un político honesto y
claro, como tal vez ninguno otro lo ha sido antes o
después en la historia peruana.

En la otra cara de la medalla teníamos al APRA
que lanzó la candidatura de Luis Alva Castro, la Alianza
Electoral Izquierda Unida con Henry Pease, la Izquierda
Socialista con Alfonso Barrantes y otros grupos pequeños
más, entre los que estaba el movimiento independiente
Cambio 90 que presentaba una fórmula presidencial liderada
por Alberto Fujimori Fujimori. En esos días la Constitución del año 1979
permitía que la cabeza de lista sea candidato
también al Congreso, por lo que Fujimori también
era el primero en la lista de candidatos al Senado, que al
parecer era su máxima aspiración política en
ese momento.

El pueblo vio y vivió entonces una campaña
muy tensa, extenuante y polarizada: Todos contra el FREDEMO y
Vargas Llosa. Día a día las encuestas
subían a un contendor y bajaban a otro. Primero siempre
estaba el escritor, lo que estaba en juego era el
segundo puesto, pues según las leyes nacionales
habría segunda vuelta si el ganador no lograba el 50%
más uno de los votos válidamente emitidos. Al final
los votantes se inclinaron por Mario Vargas Llosa que obtuvo 43%
de los votos y ¡oh sorpresa! un desconocido Alberto
Fujimori, que con una sencilla campaña electoral
valiéndose de la
comunicación más elemental sobrepasó en
las últimas semanas a Alva Castro, Henry Pease y Alfonso
Barrantes obteniendo un 39% de votos que lo ponían camino
a Palacio de Gobierno.

Cuentan los personajes que en ese momento rodeaban a
Fujimori que el segundo lugar los cogió de sorpresa, la
aspiración del movimiento Cambio 90 en ese momento era
tener presencia parlamentaria y nada más. No obstante, el
pueblo peruano, pueblo sufrido y decepcionado puesto en el
momento de tensión entre la espada desenvainada de los
grupos terroristas y la pared de los partidos políticos
tradicionales que sólo ofrecían más de lo
mismo, había vuelto los ojos con esperanza hacia el
descendiente de japoneses que se presentaba como una alternativa
a todo, al FREDEMO y su "shock económico" alucinante, a la
falta de decisión de los grupos de izquierda y a los
apetitos de poder de los grupos dominantes. Fue precisamente ese
momento, en que se presentó ante Alberto Fujimori el
Capitán (r) Vladimiro Montesinos. Según cuenta
Francisco Loayza en su libro "El lado
oscuro del poder", fue él quien presentó a
Montesinos con Fujimori quien había sido denunciado
públicamente por el FREDEMO por el delito de
tráfico de terrenos que subvaluaba las compra-ventas de
inmuebles para pagar menos impuestos. Ante
su incapacidad de solucionar este inconveniente de su asesorado,
Loayza recurre a Montesinos, quien se presentara una
fórmula salvadora que limpiaría de polvo y paja a
Fujimori, dejándole expedito para la segunda vuelta
electoral en la que contó tácitamente con el apoyo
del APRA y la Izquierda Unida, cuyos electores votando contra
Vargas Llosa lo encumbraron a la primera magistratura del
país.

Por supuesto, y como todos vaticinaban Fujimori
resultó electo presidente en la segunda vuelta y haciendo
uso del cargo de Jefe Supremo de las Fuerza Armada de inmediato
dispuso el pase al retiro de varios almirantes que habían
manifestado su apoyo a Mario Vargas Llosa, entre los que se
encontraba el Comandante General de la Marina y Presidente del
Comando Conjunto de la Fuerza Armada Almirante Alfonso Panizo
Zariquey. Evidenciando así una actitud que lo
caracterizaría durante todo su gobierno; el deseo de
contar solo con militares leales a su causa.

Muchas fuentes señalan que en esta
decisión ya estaba la mano de Vladimiro Montesinos, quien
ya se había ubicado en la asesoría del Servicio de
Inteligencia, sistema que hasta ese entonces en apariencia era
muy sencillo y desarticulado.

Sin embargo, durante esos años Sendero
había logrado expandir sus acciones violentas, frente a la
cual la Fuerza Armada y policial no podían hacer frente ya
que sin lugar a dudas tal como ahora podemos comprobar, la mayor
falla de la acción militar contra Sendero Luminoso fue el
deficiente sistema de inteligencia con la que cada instituto
armado tenia. Ya que en esa época cada sección de
inteligencia se mostraba renuente a compartir su información de inteligencia e incluso la
referida a actividades terroristas, por lo que los esfuerzos de
recopilación, elaboración, análisis-producción y difusión se duplicaban
y se invertía mayor tiempo y dinero sin la
efectividad anhelada

Dentro de su larga lista negra de Montesinos, tal parece
que lo único que resalta es su "mérito" de haber
organizado un verdadero sistema nacional de inteligencia, desde
donde desplegó sus campañas psicosociales de
amedrentamiento y chantaje a la oposición política,
realizando espionaje telefónico a todo aquel que se
involucraba en política (fuera opositor o partidario),
así como también a miembros de las Fuerza Armada a
partir del grado de coronel o equivalente. Tendió sus
hilos y desplegó sus agentes tanto civiles como militares
hacia la captura del poder político, militar y
económico del país.

Paralelo a estas actividades Alberto Fujimori estaba
recurriendo a los tecnócratas del FREDEMO y hasta
nombró algunos ministros de la Izquierda Unida y del APRA,
quienes a decir de ellos no pertenecían a esos partidos,
pero sus actos hoy demuestran una vez mas que tal parece que
estos políticos se adecuan muy rápido a los cambios
de la
globalización y que nunca pertenecieron a mas partido
que sus intereses personales les oriente.

El "shock", una primera señal.

Al fin se impuso la tesis fredemista del
"shock" económico y el Ministro Juan Carlos Hurtado
Miller, salió la noche del 6 de agosto de 1990 a dar el
discurso mas traumático que recordamos los peruanos en los
últimos tiempos; ya que en pocos minutos, absolutamente
todo había cambiado en el Perú, las calles
lucían abandonas tal como lucen en las películas de
vaqueros del oeste; el polvo y el silencio trataba de dar algo
así como un mensaje de animo para sobrevivir esta
"hecatombe" que a todos nos había cogido por sorpresa. De
las organizaciones
políticas y sociales ni que decir, pues no tuvieron
capacidad de respuesta frente a semejante situación. Era
el inicio de un gobierno autocrático.

En los días posteriores al Fujishock, los
peruanos nos mirábamos uno a otros sin atinar a situarnos
en la realidad, pues no sabíamos si la "vida es
sueño" o que la vida es una pesadilla que recién
comenzaba a manifestarse a plenitud. Nos sentíamos
perplejos, no decíamos nada, no podíamos hacer
nada, pues nos sentíamos impotentes e incapaces de
enfrentar esta nueva situación. Fue como un trauma
colectivo, que ponía en evidencia una vez mas "Trauma de
Conquistado" que el pueblo peruano y muchos otros de América
Latino aun no superan hasta hoy y que es un blanco perfecto para
los interés
personales de los dictadores civiles y militares.

De esta impotencia es lo que Vladimiro Montesinos y sus
analistas se dieron cuenta, de que un alto numero de peruanos
tenían y tienen hasta hoy la mentalidad de derrotados y
que buscan la vía mas fácil para sobresalir y que
no iban a hacer ni decir nada, mientras se les este dando migajas
a través de operaciones
psicológicas bien planificadas emitidas a través de
los medios de
comunicación comprados para tal fin, mientras la
dictadura y la corrupción se apropiaban del
país.

Mientras tanto, en el parlamento todo era discursos sin
fondo a lo que políticos tradicionales nos tenían
acostumbrados, frente a quienes el gobierno de Fujimori tuvo que
enfrentarse debido a que tenia como barrera a un Congreso hostil
en el que no tenía mayoría. En donde las
iniciativas del Ejecutivo eran encarpetadas y/o
postergadas.

Había que cambiar esta situación y una vez
más Vladimiro Montesinos se presentó como el
salvador de la situación, había llegado a sus manos
el plan de golpe (conocido como "Plan Verde", la misma que fue
preparado por los militares para acabar con el gobierno de Alan
García) que llegaría a ejecutarlo a fin de
fortalecer el gobierno de Fujimori.

El golpe civil-militar

La idea de autogolpe que para cualquier
demócrata hubiera parecido descabellada y negable, fue
bien recibida por Fujimori dada su tipo de personalidad y
su falta de cultura
democrática. Acción que se llevaría a cabo
con el apoyo de la Fuerza Armada y se concretaría
clausurando el Congreso y cesando a los parlamentarios en sus
funciones el
día 5 de abril de 1992. Fujimori según la
legislación peruana y sobre todo prescindiendo de la
cúpula militar y de su asesor Vladimiro Montesinos
tenía otros caminos legales para llegar al mismo resultado
del golpe sin alterar el orden constitucional, ya que tal como se
apreciaba la situación, pudo haber esperado la
decisión de los congresistas de remover tres gabinetes
ministeriales, o en el mejor de los casos, concertar con los
grupos parlamentarios que le otorgaran una mayoría, lo
cual lo vio lejano por la intransigencia de estos
políticos tradicionales y por el factor tiempo. Llegando a
optar por el camino de la intransigencia, del rompimiento del
orden democrático y de la alianza con los militares y
Vladimiro Montesinos, que desde entonces verían reforzada
su situación de privilegio frente al poder civil al contar
con el apoyo ilimitado del presidente para la lucha contra
Sendero Luminoso y el MRTA.

El pretexto para tamaño delito contra la
democracia en el Perú fue la lucha contra el terrorismo,
la reforma judicial y la profunda crisis económica
heredada del gobierno apristas, que agobiaban a la
población. No obstante la poca o casi nula resistencia de
los peruanos al golpe de estado, fue caracterizado por el apoyo
mayoritario de quienes buscábamos un medio fácil
para salir de la crisis, situación que fue respaldado en
sus inicios por el gobierno norteamericano y respaldado por la
OEA, quien se
encargo de convalidarlo, con el respaldo inicial de Gross Spiel y
Baena Soares.

En el ámbito nacional, esta falta de respaldo
también se hizo evidente por desinterés de un
elevado número de parlamentarios que no apoyaron al Ing.
San Román, cuando se nombro como presidente constitucional
de la republica en el Colegio de Abogados de Lima. Quienes
además de no apoyar al Ing. San Román, se
presentarían a las elecciones para representantes al
Congreso. Comportamiento
de los "demócratas" como Lourdes Flores, Henrry Pease,
Fernando Olivera, Carlos Ferrero y muchos otros que participaron
y avalaron la consolidación de la dictadura en el
Perú. ¿Cuando se dieron cuenta estos
políticos que el Perú estaba bajo la gestión
de un dictador?

Transcurría un año de incertidumbre
política cuando la comunidad
internacional presionó al gobierno y Fujimori tuvo que
convocar a nuevas elecciones para la Asamblea Constituyente en
enero de 1993, en donde obtendría el apoyo mayoritario del
pueblo peruano y consecuentemente el control del "Congreso
Constituyente Democrático" con 48 de los 80
escaños. Apoyo de una población que centraba sus
esperanzas en un gobierno que estaba desarrollando una lucha
eficaz al terrorismo, a la hiperinflación y paletamente
estaba ofreciendo mano dura frente a la corrupción y
desgobierno en la que se encontraba el Perú. Fujimori y su
gente consiguió una mayoría en la constituyente, y
un nuevo movimiento gobiernista se había formado
denominado Cambio 90-Nueva Mayoría, que proclamaba nuevos
perfiles de líderes exentos de ambición
política, que se reclamaban auténticos defensores y
promotores del pueblo, entre ellos los más destacados
fueron Carlos Torres y Torres Lara, Ricardo Marcenaro,
Víctor Joy Way, Jaime Yoshiyama y Martha Chávez
Cossio. Proclamaron postulados que nunca cumplieron, como aquel
que señalaba la no reelección de parlamentarios, la
elección congresal por distritos electorales, el respeto a la
decisión popular mediante referéndum o plebiscito;
el tribunal constitucional y otras más que aseguraban la
verdadera participación popular y la vida
democrática. Mientras tanto, el aparato de Montesinos y la
cúpula militar llevaban a cabo su "proyecto
nacional" de acuerdo a lo señalado en el "Plan Verde" ya
habían colocado sus piezas claves en otro poder del
Estado: el Poder Judicial
con la finalidad

de quedarse en el poder por treinta
años.

Sometimiento del Poder Judicial

El Congreso Constituyente creó en
forma transitoria la Comisión Ejecutiva del Poder Judicial
con el pretexto de reformarlo y hacerlo más eficiente para
que el pueblo tenga acceso a una verdadera justicia. En
las cárceles del país, un 65% de los presos no
estaban sentenciados y muchos purgaban carcelería por
encima de las penas que hubieran podido corresponderles por los
delitos
cometidos. La verdadera intención era, como se ha
demostrado en varios casos después, tener un Poder
Judicial sometido a la dictadura y al servicio de la
corrupción representado por Fujimori y Montesinos. En
mayor medida a éste último que desde mucho antes ya
conocía los vericuetos de la justicia
peruana. No es de sorprender en este contexto, que uno de los
actos del golpe del 5 de abril fue sustraer de los archivos de
Palacio de Justicia expedientes que hasta ahora no han podido ser
inventariados ni hallados, pero que se suponen son de conocidos
cabecillas del narcotráfico. Asimismo crearon la
Comisión Ejecutiva de la Fiscalía, cargo en el que nombraron a
Blanca Nélida Colán, en reemplazo de Pedro Mendez
Jurado, al que cesaron por opinar en contra del autogolpe de
1992. El hecho más saltante del compadrazgo de
Montesinos-Colan se hace mas evidente cuando ésta en vez
de acusarlo, en más de una oportunidad salía en los
medios de
comunicación brindando declaraciones a favor de
Vladimiro Montesinos y del gobierno mismo, tal como
sucedió con la denuncia sobre los elevados ingresos de
Vladimiro Montesinos detectados en la Superintendencia Nacional
de Administración Tributaria
(SUNAT).

Hecho que genero la
creación en 1997 durante la
administración de Jorge Baca Campodonico del llamado
Registro
Único de Contribuyente Sensible (RUC Sensible), que no era
otra cosa el "proteger" a los contribuyentes para que
ningún funcionario emita informe alguno de
aquellos que se adecuaron a este sistema. A la cual
rápidamente se adecuaron 420 personalidades entre las que
figura el ex presidente Valentín Paniagua, Carlos
Boloña Bher, Luis Alva Castro, Jorge del Castillo, Jorge
Santistaban Noriega, Delia Revoredo de Mur, Ana Luisa "Anel"
Towsend Diez Canseco, Jorge Mufarech, Francisco Tudela y otros
entre los cuales por supuesto se encontraban Alberto Fujimori y
Vladimiro Montesinos. ¿De que se protegían
"señores"? ¿Por qué Delia Revoredo no hizo
la interpretación autentica de las normas
tributarias en donde se señala que todos los
contribuyentes tenemos los mismos derechos?

Con todas estas actividades y con gente puesta en
lugares claves del aparato del estado y del ejercicio del poder.
El plan ya estaba iniciado y la estrategia podría
graficarse de la siguiente manera: Los nombres de algunos de
ellos podrían variar con los años, pero lo que no
variaba era la estrecha relación que mantenían los
que ocupaban estos importantes puestos con el "asesor" Vladimiro
Montesinos, que había logrado su lealtad ya sea por la
afinidad de ideas (en muy poquísimos casos) o por la
vía del chantaje y/o la prebenda. El plan del copamiento
del poder se había realizado y se había acabado con
las instituciones
y la democracia en el Perú, pues los poderes del Estado ni
las instituciones castrenses ya no eran autónomos ni
cumplían con las funciones que la
Constitución y las leyes nacionales e
internacionales les habían conferido.

Por otro lado, se intensificó la lucha contra
Sendero Luminoso y el MRTA, y se trazó una nueva
estrategia* en la que las rondas campesinas
estimados en mas de trescientos para 1993 y "organizadas desde
mediados de los ochenta, en su mayoría de manera
espontánea" en las zonas rurales y las organizaciones
urbanas populares jugarían un gran papel en la
derrota de los grupos armados, lograron lo que en trece
años no habían logrado ni la Fuerza Armada ni los
gobiernos, hacer involucionar la subversión. No obstante,
el gobierno y su coro en el parlamento le dieron todos los
laureles a Vladimiro Montesinos como artífice de la nueva
estrategia. Recién ahora, se ha podido conocer, gracias al
General (r) Arciniegas que estas políticas ya estaban en
pleno efecto cuando ocurrió el golpe del 5 de abril de
1992, y que se debió al esfuerzo colectivo del Ejercito,
sus generales y soldados que habían enfrentado durante
más de 10 años a estas agrupaciones terroristas; ya
que la "gran parte de este esfuerzo militar ha descansado en los
mas de cincuenta mil conscriptos que servían en el
Ejercito, la gran mayoría jóvenes de clase baja y
residentes de pueblos jóvenes".

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