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PERIODISMO Y LITERATURA




Enviado por jorgemarin1



    1. Aspecto
      comunicacional
    2. Periodismo y
      literatura
    3. Una discusión
      histórica
    4. El escritor periodista y el
      periodista escritor
    5. Carácter
      lingüístico
    6. Los géneros
      periodísticos
    7. La búsqueda de la
      verdad
    8. Breves
      consideraciones
    9. Bibliografia
      consultada

    El periodismo
    puede ser encuadrado dentro de los aspectos básicos de
    la
    comunicación, pero también, desde un enfoque
    sistémico, se lo puede estudiar para establecer un
    acercamiento entre periodismo y
    literatura.

    El periodista utiliza el término "literatura" como
    sinónimo de bibliografía. También, por regla
    general, establece que podría encuadrarse dentro de un
    aspecto mucho más amplio: la opinión,
    contraponiéndolo al concepto de
    objetividad.

    Pero lejos de esta sutil interpretación, lo
    literario tiene bases mucho más profundas y
    significativas: 1) Desde un aspecto comunicacional, es posible
    hallar una ubicación del periodismo con relación a
    la literatura. 2) Mediante un análisis exhaustivo de los géneros,
    un orden donde se ubica el periodismo literario y la literatura
    periodística en torno a la
    noticia y la información, como modos de
    enunciación y discurso. 3)
    La historia, por su
    parte, refleja la discusión de los escritores ante la Real
    Academia Española, con el surgimiento del periodismo
    vinculado con la literatura. 4) Otro aspecto a considerar es la
    existencia de un periodista escritor y un escritor periodista. 5)
    En el estudio lingüístico, diversos autores
    establecen factores comunes entre literatura y periodismo, con un
    esquema de la problemática. 6) Otro aspecto sería
    interpretar la ambigüedad de géneros, principalmente,
    en el reportaje novelado. 7) Como último punto, se ofrece
    un punto de vista interesante en cuanto a la "búsqueda de
    una verdad" tanto en el periodismo como en la
    literatura.

    Planteada la problemática, es preciso hallar una
    correspondencia entre los distintos aspectos que conforman el
    ámbito de la discusión.

    ASPECTO
    COMUNICACIONAL

    Si se quiere diseñar un símbolo que
    represente la ubicación del periodismo entre la literatura
    y la comunicación, se elegiría a un
    árbol: las raíces, la
    comunicación (oral y escrita), el tronco, la
    literatura y las ramas el periodismo. (Ver gráfico nº
    1) Esta idea surge de las palabras de José Acosta Montoro,
    quien afirma que el periodismo y la literatura "son como la rama
    y el tronco, que no pueden vivir por separado". (Acosta Montoro,
    1973:51) Tanto la literatura como el periodismo se alimentan a su
    vez de la comunicación, ya que desde este punto de
    vista toda creación (periodística o literaria)
    puede ser considerada como una palabra global, que el lector
    llena de sentido, según su conocimiento
    de la lengua y su
    experiencia personal.

    Desde sus orígenes, la literatura siempre
    alimentó al periodismo, puesto que las noticias
    constituían un pequeño centro de la información que ofrecían los
    periódicos.

    Se pueden separar ambos lenguajes, en donde no es
    fácil encuadrar satisfactoriamente a la literatura o lo
    que se entiende por ella, o bien, al periodismo propiamente
    dicho. Aunque parezcan disímiles, tienen muchos puntos en
    común.

    ACERCA DEL PERIODISMO

    Si bien se puede incluir al periodismo dentro de los
    cánones básicos de la comunicación,
    entendido únicamente como el acto de "comunicar
    información", sería minimizar su función,
    trascendencia e importancia.

    Por periodismo se entiende la función
    social de recopilar, procesar y difundir por cualquier medio de
    comunicación (mass media) una noticia de interés
    público, con la finalidad de informar y formar, así
    como también la de persuadir y entretener. El mensaje
    periodístico, aparte de ser un hecho comunicable en el
    más amplio sentido, cumple con la función formativa
    por los juicios de valor que se
    emiten. Otra finalidad es la recreación, abarcando diversos
    géneros: humorismo, costumbres, viajes,
    ensayos,
    etcétera. "Así, pues, el periodismo incluye
    comunicación por esencia, información por
    necesidad; formación por deseo de orientar;
    entretenimiento por naturaleza; y
    todo ello dentro de una área envolvente que incluye
    estilo, técnica y representación adecuada". (Acosta
    Montoro, 1973:54)

    Los matices presentados demuestran que el periodismo ha
    surgido como una necesidad comunicacional, y su trascendencia,
    hoy día, hace que no se pueda concebir una historia futura sin
    periodismo.

    "El periodismo es la historia del presente y la
    literatura es el periodismo del pasado. Es lógico que,
    dentro del campo de la comunicación histórica,
    antes de investigar lo que hicieron los antepasados, interesen al
    hombre saber
    lo que hacen sus contemporáneos. El tiempo convierte
    en historia lo que en ‘otrora’ fue
    ‘periodismo’". (Acosta Montoro, 1973:73)

    "Sin el periodismo el hombre
    conocería su realidad únicamente a través de
    versiones orales, resúmenes e interpretaciones
    históricas y anecdotarios". (Leñero,
    1992:35)

    ACERCA DE LA
    LITERATURA

    En literatura, por regla general, se descuenta lo obvio:
    un poema, un cuento, una
    novela o una
    pieza teatral escrita; pero, ¿qué
    clasificación tendría un ensayo, una
    columna o un chimento de la farándula?

    En las tradicionales definiciones de literatura:
    "compromiso", (Sartré, 1962) "búsqueda de la
    subjetividad", (Eliot, 1959) "de la imitación de la
    realidad–mímesis", (Aristóteles, 1982) se sumaría la
    propuesta de Graciela Montes: un acercamiento entre la realidad y
    la fantasía. "La literatura es una búsqueda nueva,
    ni un sueñismo de fantasía divagante, ni el
    realismo
    mentiroso. Más bien exploración de la palabra, que
    es exploración del mundo y que incluye en un solo abrazo
    lo que suele llamarse realidad y lo que suele llamarse
    fantasía", ya que no sólo el mundo del escritor
    estará lleno de sutilezas y belleza, sino que mediante la
    "exploración de la palabra" puede fomentar en los lectores
    "nuevas búsquedas internas". (Montes, 1990:25)

    La magnitud del trabajo artístico del escritor
    estará dado por la sola circunstancia de recrear la
    fantasía dentro de lo literario para que el lector pueda
    disfrutar de un goce estético, renovado en cada lectura.

    PERIODISMO Y
    LITERATURA

    Tanto el periodismo como la literatura comparten
    aspectos en común. Se ha rescatado a la fantasía
    como elemento principal de la literatura, comprobando de esta
    manera lo expresado por Martín Vivaldi: "El literato, el
    artista creador, puede deformar la realidad exagerándola
    (en toda creación hay hipérbole)". El lector "puede
    pasar de la realidad a la fantasía, yéndose
    más allá o quedándose más acá
    del mundo circundante…" En cuanto a la creación
    periodística se establece como regla general que lo que
    mueve a la sociedad de hoy
    es la necesidad de transmitir un conocimiento
    integral, formativo y a veces de entretenimiento. El periodismo,
    aún el más profundo y revelador, tiene que
    someterse a la realidad con la mayor honradez y objetividad. "La
    literatura, la creación literaria, es un lujo, el
    periodismo es una necesidad". (Martín Vivaldi,
    1986:249)

    En gran medida, sería impreciso hablar de que el
    periodismo pueda aparecer como el hermano menor de la literatura,
    porque el periodismo es también literatura. Este nuevo
    género
    nacido de las crónicas, reportajes, artículos,
    entrevistas,
    semblanzas, etcétera, tiene matices especiales: todo
    escrito puede estar presentado con calidad y si es
    posible con belleza, ya que "el periodista escritor o el escritor
    periodista, presta dignidad literaria a cuanto informe toca con
    su pluma". (Martín Vivaldi, 1986:248)

    En casi todos los casos, la literatura puede acercarse
    al periodismo o alejarse en un doble movimiento
    para marcar distancias o aprovechar coincidencias. La
    función de la literatura es distinta a la del periodismo,
    pero el lector puede ser el mismo, incluso el autor. Cabe afirmar
    que tanto el periodismo y la literatura se presentan como aliados
    inseparables.

    PERIODISMO LITERARIO Y LITERATURA
    PERIODÍSTICA

    Por el momento, se ha incursionado en cada género por
    separado, pero se pueden fusionar tal como aparecen en la
    realidad.

    Se habla de un periodismo literario, cuando el
    género predominante es el periodístico secundado
    por la literatura, o bien, si se toma a la inversa, lo literario
    predomina ante lo periodístico. Un cuento o un
    poema pueden ser publicados en un diario; un artículo o
    una crónica pueden tener su lugar en un libro. En esta
    materia no
    existen reglas fijas, lo mismo que para la fusión
    entre ambos géneros.

    Para analizar esquemáticamente una
    clasificación de géneros periodísticos,
    Amando de Miguel (1982) presenta como propuesta la integración entre periodismo y literatura.
    (Ver gráfico nº 2) El periodismo informativo puede
    abarcar la noticia, su análisis e investigación; el periodismo literario
    puede ser clasificado como un género ambiguo, ya que puede
    presentarse a la información en primera persona
    (reportaje, entrevista,
    crónica) o muchas formas de opinión como ser:
    editorial, columna, colaboraciones espontáneas y la
    crítica, según sea el caso. En cuanto a la
    literatura periodística, el propósito principal es
    deleitar, entretener y por qué no persuadir y divulgar el
    conocimiento
    científico y la creación literaria.
    Corresponden en este caso las formas de ensayo, humor,
    costumbrismo, narrativa, tiras cómicas,
    etcétera.

    Aquí no se concluye con la polémica, la
    historia dirá lo suyo.

    UNA DISCUSIÓN
    HISTÓRICA

    En el siglo XIV, ante la Real Academia Española,
    los folletinistas formularon una polémica en torno al rol del
    periodista y su vinculación con la literatura.

    En 1845, Joaquín Rodríguez Pacheco lleva
    su discurso ante
    la Real Academia Española, defendiendo los derechos literarios del
    nuevo género: el periodismo.

    Cincuenta años después, Eugenio
    Sellés leía su discurso de ingreso a la Academia y
    se refería al periodismo como un género literario
    comparándolo con la historia, la novela, la
    crítica y la dramática. Decía: "Es
    género literario la oratoria que
    prende los espíritus con la palabra y remueve los pueblos
    con la voz; es género literario la poesía,
    que aloja la lengua de los
    ángeles en la boca de los hombres; es género
    literario la historia, enemiga triunfante de la
    destrucción y del tiempo, porque
    hace volver lo que pasó y resucita el alma de las edades
    muertas; es género literario la novela, que
    narra lo que nadie ha visto, de suerte que a todos nos parece
    verlo; es género literario la crítica, que pesa y
    mide la belleza y tasa el valor y
    contrasta la verdad y las mentiras artísticas; es
    género literario la dramática, que crea de la nada
    hombres mejores que los vivos y hechos más
    verosímiles que los reales; no ha de serlo el periodismo,
    que lo es todo en una pieza: arenga escrita, historia que va
    haciéndose, efemérides instantáneas,
    crítica de lo actual y, por turno pacífico,
    poesía
    idílica cuando se escribe en la abastada mesa del poder y
    novela
    espantable cuando se escribe en la mesa vacía de la
    oposición?" (Acosta Montoro, 1973:82)

    Tres años después, Juan Valera no
    veía tan claro el planteo. Afirmaba: "Ser periodista es,
    si duda, profesión u oficio, como ser ingeniero, abogado o
    médico. Es evidente, asimismo, que el periodista debe ser
    literato, un literato de cierta y determinada clase. Pero se
    infiere aquí, que haya un género de literatura,
    distinto de los otros, que pueda y deba ser llamado género
    periodístico? Sobre esto es lo que no estoy muy seguro aunque si
    me inclino a algo es a negar que haya tal género. Lo que
    distingue al periodista de cualquier otro escritor, poco o nada
    tiene que ver con la literatura". (Acosta Montoro,
    1973:83)

    En 1898, Isidoro Fernández Flores (Fernanflor),
    contestando al discurso de recepción en la Academia,
    argumentaba: "Se llama periodista al literato que escribe con
    frecuencia o casi a diario en un pliego o grande hoja volante,
    que se estampa periódicamente y se difunde entre el
    público, a veces por centenares de miles de ejemplares.
    Cuando se logra que estos centenares de miles de ejemplares sean
    comprados y leídos, el periodista que dispone de ellos y
    escribe, dicta o inspira su contenido, no puede negarse que posee
    un instrumento poderosísimo para influir en la
    opinión, para modificarla. El libro es un
    medio de publicidad y
    el
    periódico es otro. De ambos medios se vale
    o puede valerse el escritor, pero hay, en realidad, diferencia
    literaria entre ambos medios. De una
    serie de artículos se forma a menudo un libro y de
    fragmentos o pedazos de un libro se hacen a menudo también
    unos pocos artículos de periódicos. Tan cierto es
    lo dicho, que no hay arte de escribir
    o de hablar donde, entre los diversos géneros de discursos
    escritos o hablados, se califique al periódico
    como género aparte. Hay poesía y prosa. La
    poesía es o puede ser lírica, épica y
    dramática, con no pocas subdivisiones o especies
    híbridas como elegías, sátiras,
    epístolas y fábulas.
    La prosa puede ser didáctica o no didáctica, dirigirse a enseñar, a
    deleitar o ambos fines; puede ser narración verdadera o
    fingida, y llamarse historia, novela o cuento. En suma, y para no
    fatigar a nadie, ¿quién desconoce o ignora los
    diferentes géneros en que pueden dividirse los escritos,
    ya por los asuntos de que se trata, ya por la manera en que son
    tratados los
    asuntos? ¿Hay entre estos géneros modos de
    calificar, distinguir y separar de los otros y determinar un
    género especial que llamamos periódico?
    Yo creo que no lo hay. Al contrario, cuantos son los tonos,
    géneros y maneras de escribir, caben en el periodismo. Y
    nada hay que no puede insertarse con éxito
    en los periódicos, cuando la inserción es oportuna
    y atinada. La cuestión está en que venga a cuenta o
    a pelo lo que se inserta, presuponiendo que no es malo o tonto,
    sino que es ameno o instructivo." (Acosta Montoro,
    1973:85)

    Genial precursor de esta polémica fue Mariano
    José de Larra, quien en su conocido artículo: Ya
    soy redactor
    , escribiera: "El hecho es que me acosté
    una noche autor de folletos y de comedias ajenas y amanecí
    periodista; míreme de alto a bajo, sorteando un espejo que
    a la sazón tenía, no tan grande como mi persona, que es
    hacer elogio de su pequeñez, y vine a escudriñar
    detenidamente si alguna alteración notable se
    habría verificado en mí físico; pero por
    fortuna eché de ver que como no fuese en la parte moral lo que
    es en la exterior y palpable tan persona es un periodista como el
    autor de folletos". (Acosta Montoro, 1973:88)

    En definitiva, la Academia se pronunció ante la
    polémica cuando permitió el ingreso del periodista
    Mariano de Cavia.

    EL ESCRITOR PERIODISTA Y EL PERIODISTA
    ESCRITOR

    La imagen del
    periodista se lo confunde con la del escritor; ambas pueden tener
    puntos encontrados, ya que participan de un mismo medio.
    También, al periodista se lo confunde con el articulista
    el ensayista, el reportero, el cronista y, en muchos casos, estos
    términos son utilizados como sinónimos.

    Pero, ¿qué es ser periodista?

    Gonzalo Martín Vivaldi, por su parte, define al
    periodista como un escritor que habitualmente escribe en un
    periódico, diario, seminario o
    revista. "Para
    ser periodista, desde un punto de vista psicológico o
    caracterológico, se necesitan especiales condiciones,
    entre las que se destacan la vocación y una sólida
    preparación cultural básica, con
    especialización posterior en cualquiera de las actividades
    fundamentales del periodismo moderno. Según Verpraet el
    periodista debe poseer un triple sentido: sentido del tiempo, de
    la actualidad y del público. Y según la
    fórmula clásica de Rivarol, todo el oficio del
    periodista se resume en la siguiente afirmación: ver y
    saber, hacer ver y saber hacer. Para Ortego Costales ser
    periodista no es escribir en los periódicos. "Aquí
    –escribe– como en el manicomio, no son todos los que
    están ni están todos los que son". Y afirma: "Son
    periodistas los que traba directa y racionalmente la noticia,
    quienes la buscan, escriben, seleccionan o titulan, pero no
    quienes se reducen a una simple manipulación de la misma:
    el taquígrafo que la recibe por teléfono, el que la envía y/o repite
    por teletipo, el linotipista que la compone, el corrector de
    pruebas".
    (Martín Vivaldi, 1986:87)

    En primer término, se puede afirmar que el
    periodista es ante todo un escritor. Este aspecto se ha visto en
    el análisis presentado por los articulistas ante la Real
    Academia Española, en donde se señalaban
    fundamentalmente la visión futura del periodista, no
    siendo ajena su tarea a la de cualquier escritor.

    Es difícil o casi imposible encerrar en una
    definición la misión de
    periodista o por la que se entiende como tal. Al exponer los
    distintos puntos de vista se puede presumir que, más
    allá de los mitos y
    prejuicios, el periodista es esencialmente un profesional que
    investiga y divulga acontecimientos de trascendencia social y de
    actualidad ante los medios de
    comunicación.

    A diferencia con el escritor (literato), al periodista
    le urge el tiempo, ya que la noticia hoy, debe ser publicada,
    porque mañana perderá su vigencia y será
    simplemente una información. En cambio, el
    escritor puede disponer de todo su tiempo para escribir una
    obra.

    "El creador literario goza de absoluta libertad y
    hasta puede permitiese el lujo de escribir para él mismo
    para su propia y única satisfacción. El periodista
    trabaja contra reloj para que el mensaje interese a todos, llegue
    a todos y sea lo más útil, fácil, directo y
    comprensible para todos, como aplicación práctica
    de unas técnicas
    profesionales separadoras de la prehistoria de su
    oficio". (Aguilera, 1992:25)

    José Luis Martínez Albertos, por su parte,
    hace una clara diferenciación entre un escritor y un
    periodista, expresando:

    1. Siempre debe existir una relación, porque
      escritores y periodistas comparten un mismo instrumento de
      trabajo, que es el lenguaje,
      aunque sea con las profundas diferencias y los distintos
      objetivos
      que hemos visto en líneas generales.
    2. Dentro de los complementos del periodismo …
      (estilo ameno); cabrían siempre los
      escritores.
    3. Muchos escritores tendrán que hacer sus
      primeras armas en los
      medios de
      comunicación social, en el periodismo, como una
      escuela de
      estilo y de los gustos de hoy, sobre todo, en el terreno
      lingüístico. Según Alberto Moravia "todo
      escritor contemporáneo debe pasar por el periodismo".
      (Citado por Aguilera, 1992: 20)

    Amando de Miguel, por su parte, refleja en la postura
    psicológica que tiene un escritor, en el siguiente
    enunciado: "La primera condición para escribir bien es
    leer bien. Los que mejores han escrito eran ante todo
    omnívoros lectores. Hay algo de caníbal en el
    oficio de escribir. Si no se deglute letra impresa no se vomita
    letra impresa. Claro que el proceso
    digestivo produce también excrementos". (De Miguel,
    1982:39) Por ello, para hablar del escritor será necesario
    referirse en términos de lector.

    Si se toma por caso a Gabriel García
    Márquez, se puede afirmar que está enrolado en
    las dos profesiones: escritor–periodista o
    periodista–escritor. Comenzó la profesión de
    periodista en el diario El Espectador y luego en El Heraldo, fue
    cronista de guerra y
    visitó París y otras ciudades del mundo. Su
    vocación siempre fue la escritura,
    incluso había abandonado casi por completo sus estudios de
    abogacía para reunirse con sus amigos y discutir temas
    afines: política, literatura… y hacer
    comentarios de las obras que aparecían publicadas en
    suplementos literarios, de autores que, con el tiempo,
    llegarían a ser considerados innovadores en el
    ámbito de la creación literaria mundial. Se
    considera un omnívoro lector, procaz y constante,
    analítico en cuanto al estilo que empleaban los escritores
    contemporáneos para descubrir sus secretos y llevarlo a la
    práctica. Incluso, asegura que comenzó a escribir
    "por casualidad" sólo para demostrarle a un amigo que su
    "generación era capaz de producir escritores". Para el
    escritor colombiano, el punto de partida es una "imagen visual".
    En otros escritores "creo un libro, una idea, o un concepto. Yo
    siempre parto de un
    imagen". Para su obra maestra Cien años
    de soledad, ha utilizado como imagen la de un "viejo que
    lleva a un niño a conocer el hielo exhibido como
    curiosidad de circo" (García
    Márquez, 1993:81), y a partir de allí las
    escenas se van sucediendo, y por que no, el tiempo de producción. Tardó diez años
    para estructurar esta novela.

    CARÁCTER
    LINGÜÍSTICO

    Desde el punto de vista lingüístico, el
    periodismo se interrelaciona con la literatura. La historia de
    ambos se encuentran plagadas de ejemplos. Periodistas que dejaron
    o alteraron su oficio por el de literatos y novelistas. Hay
    periodistas que utilizan a la literatura para revivir y
    transformar en arte los hechos
    que testifican la realidad. Por otro lado, se busca un sentido a
    la realidad y un acercamiento hacia la literatura. Por ello,
    algunos novelistas incursionan en el campo de la
    información para orientar con sus ideas y observaciones
    acerca de los sucesos de actualidad. Ernest Hemingway es un claro
    ejemplo, porque siempre reconoció que la técnica
    periodística le puede ayudar a un literato joven a mejorar
    su estilo.

    Gabriel García Márquez, en su obra
    Crónica de
    una muerte anunciada, trata de ser objetiva en lo literario,
    porque está relatada como una novela que parodia un suceso
    real. Gabriel García Márquez comenta que la
    historia de esta ficción parte de un hecho real. "Cuando
    ocurrieron los hechos, en 1951, no me interesaron como material
    de novela sino como reportaje. Pero aquel era un género
    poco desarrollado en Colombia en una
    época, y yo era un periodista de provincia en un
    periódico local que tal vez no le hubiera interesado el
    asunto. Empecé a pensar el caso en términos
    literarios varios años después, pero siempre tuve
    en cuenta la contrariedad que le causaba a mi madre la sola idea
    de ver a tanta gente amiga, e inclusive a algunos parientes,
    metidos en un libro escrito por un hijo suyo. Sin embargo, la
    verdad de fondo es que el tema no me arrastró de veras
    sino cuando descubrí, después de pensarlo muchos
    años, lo que me pareció el elemento esencial, que
    los dos homicidas no querían cometer el crimen y
    habían hecho todo lo posible para que alguien se lo
    impidiera y no lo consiguieron. Es eso, en última
    instancia, lo único real en América
    Latina. Una causa posterior de la demora fue de carácter
    estructural. En realidad, la historia termina casi veinticinco
    años después del crimen, cuando el esposo regresa
    con la esposa repudiada, pero para mi fue siempre evidente que el
    final del libro tenía que ser la descripción minuciosa del crimen. La
    solución fue introducir un narrador –que por primera
    vez soy yo mismo– que tuviera en condiciones de pasearse a
    su gusto al derecho y al revés en el tiempo estructural de
    la novela. Es decir, al cabo de treinta años,
    descubrí algo que muchas veces se nos olvida a los
    novelistas: que la mejor fórmula literaria es siempre la
    verdad". (García Márquez,
    1996–a–:89)

    Otro caso notable es el de John Dos Passos, quien
    utilizó la técnica periodística para
    escribir una de sus principales novelas. Jean
    Paul Sartre, al
    efectuar un análisis de la obra de Dos Passos, en 1919,
    escribe que "se vive en el tiempo, se cuenta en el tiempo. La
    novela se desarrolla en el presente como la vida". Luego afirma
    que el escritor habla de hechos, lo que escribe de sus
    protagonistas "toma el aspecto de informaciones solamente
    publicitarias". Y agrega: "Dos Passos informa de todas las
    palabras que pronuncian sus personajes en el estilo de las
    declaraciones de prensa", relata
    las vidas de sus personajes "con la técnica del periodismo
    norteamericano". (Sartré, 1960:69)

    Para clarificar la cuestión, Henry Edgardo
    Ríos organiza una síntesis
    acerca de las diferencias sustanciales. (Ver Gráfico
    nº 3) Determina que en el periodismo será preciso
    informar y para la literatura un goce estético; para el
    contenido periodístico: la realidad, y para lo literario:
    lo real y a veces lo irreal, formulando otras consideraciones en
    cuanto al lector, la realización, el tiempo, la
    periodicidad, el espacio y el uso del idioma. (Henry Ríos,
    1983:51)

    Tanto el lenguaje
    periodístico como el literario tienen diferencias
    conceptuales, "que permiten afirmar que los textos
    periodísticos, incluso en sus aspectos más
    rigurosamente lingüísticos, son distintos del
    común de los textos literarios usuales, tal como
    éstos aparecen en la perceptiva literaria".
    (Santamaría, 1990:21)

    Fernando Lázaro Carreter realiza una
    clasificación de rasgos diferenciales, entre los que
    enuncia:

    1. Al escritor no le urgen, generalmente, unas
      necesidades prácticas inmediatas, mientras que al
      periodista le acucian.
    2. El escritor se dirige a un receptor
      universal, mientras que el periodista sabe a quién
      escribe, conoce y debe conocer el sector del público al
      que se dirige, que es el que tiene una forma de pensar acorde
      con la ideología del
      periódico.
    3. El mensaje literario actúa sin
      limitaciones de espacio y de tiempo, mientras que el
      periodista, por el contrario, disfruta de un espacio
      limitadísimo: el propio marco del
      periódico.
    4. Además, el lector de un libro no
      suele tener urgencias utilitarias inmediatas como el lector del
      periódico.
    5. El propio libro actúa en
      situación distinta para cada lector, es susceptible de
      múltiples interpretaciones. El periodista, por el
      contrario, es responsable de la interpretación
      diáfana e inmediata de sus obras, que no pueden ser
      críticas, herméticas y oscurantistas.
    6. La soledad, a veces dramática, es
      primordial para el escritor, mientras que el periodista ha de
      ser consciente de que forma parte de un cuerpo de redacción, al que compromete cuando
      escribe, y que comparte con sus compañeros y
      coordinadores la responsabilidad de la unidad que es el
      periódico". (Citado por Santamaría,
      1990:22)

    A esta interpretación puede sumarse un esquema
    comparativo entre ambos lenguajes, obteniendo como resultado una
    comparación sustancial de lo literario, que se ubica en
    el ámbito de la creación
    lingüística, mientras que lo periodístico lo
    hace con un lenguaje
    conciso, enmarcado en una realidad. (Ver Gráfico nº
    4)

    Estas características constituyen el motivo
    fundamental para el análisis del contexto estructural, que
    servirá de base para argumentar los significantes de una
    verdad en el relato, cuyos alcances se transforman por la sola
    presentación del discurso. La combinación de ambos
    lenguajes ha generado dudas en torno a su valoración, ya
    que en muchos casos como la noticia–comentario, por
    ejemplo, entra en conflicto
    cuando hace su aparición lo novelado en la
    presentación narrativa, desplazando al lenguaje objetivo hacia
    lo ideológico, convirtiéndolo en un elemento
    distinto.

    Dada las características intrínsecas de los
    géneros se argumenta una transposición de
    lenguajes: por momentos, el discurso pretende ser netamente
    informativo (periodístico), por momentos, literario. Este
    trasvase lo convierte en ambiguo, y es difícil o casi
    imposible tomar a ultranza un concepto para llevarlo a la
    práctica. A este fenómeno, Oscar Steimberg lo
    denominó "transposición" y sus rasgos son muy
    particulares. "Hay transposición cuando un género o
    un producto
    textual particular cambia de soporte o de lenguaje…" agregando:
    "vivimos en una cultura de
    transposiciones: los relatos cinematográficos, los
    distintos géneros televisivos; los géneros que
    insisten en la radio, los
    nuevos que se van creando en ella, y también los viejos y
    nuevos de la comunicación impresa, hablan de un juego entre la
    insistencia de los transgéneros que recorren medios
    diversos, así como distintas épocas y espacios
    culturales, y la de aquellos que aparecen en cada medio y le son
    específicos". (Steimberg, 1993:84)

    Un caso intermedio sería vincular al discurso y
    al texto en un
    estudio global para reubicarlo en una contextualización
    que se aproxima al concepto de género, por la cual,
    analizando este último, se puede observar los efectos que
    provoca la materialización del primero.

    LOS GÉNEROS
    PERIODÍSTICOS

    En el periodismo, los géneros ocupan un lugar
    fundamental, ya que permiten reordenar un mensaje para trasmitir
    noticias, comentarios y opinión. Han heredado ciertas
    características, siendo más "inmediata y urgente
    que en la literatura. La literatura es obra de un autor que
    firma, mientras que en el periodismo se combina en un mismo
    ejemplar de diario o el mismo telediario la labor de muchas
    personas, de las que unas aparecen y otras no. Un texto ha sido
    elaborado y reelaborado por varias manos, que permanecen
    anónimas. Y unas personas sustituyen a otras por
    vacaciones, enfermedad o simplemente necesidades de servicio. Le
    informa que ha preparado uno, otro tiene que editarlo y ajustarlo
    al espacio o al tiempo, cortando allá y quizás
    añadiendo acá, datos que el
    primero no conocía. Hay que saber por lo tanto no
    sólo qué se está diciendo, sino qué
    se está haciendo: si se está tratando una noticia,
    un reportaje, una crónica, un editorial. Los
    géneros facilitan el trabajo en
    común. Cuanto más se respeten las convenciones
    propias del género –nacidas de una peculiar
    relación entre el contenido y la forma– más
    homogéneo resultará el trabajo de
    redacción y más confianza
    adquirirá el receptor en el mensaje que llega".
    (Gómez, 1991:144)

    HACIA UN DEFINICIÓN
    INTEGRAL

    El periodismo centra la comunicación en la
    noticia y, en su entorno, nacen los géneros
    periodísticos con diferentes modalidades de
    creación lingüística, que están
    destinadas a cualquier medio de difusión colectiva, con
    miras a que se cumplieran con los dos objetivos de
    la información: relato de acontecimientos y juicio de
    valor. La interpretación de la realidad que puede ofrecer
    un periódico estará dada por una amplia gama. Lo
    fundamental, sin embargo, es que cada uno cumpla con una
    función distinta y cubra una determinada
    necesidad.

    Los distintos géneros: noticia, editorial,
    reportaje, crónica, critica, etcétera, en el
    periodismo se conjugan en una interpretación amplia.
    "Comunica lo que pasa (noticia), acerca a todo ello y lo hace
    ver, sentir y comprender (reportaje), abre ventanas para que
    lleguen impresiones de lo que ocurre en diversos lugares del
    espacio y en diversos sectores de la vida social, da cuenta del
    desarrollo de
    los actos y analiza y enjuicia las obras que se ofrecen al
    público (críticas) y recoge las diversas opiniones
    y puntos de vista bien especializados (comentarios firmados), o
    aquellos con los que la opinión reacciona ante los hechos
    que pasan y las noticias y comentarios que se publican (cartas y chistes), y
    completa el ciclo con la opinión misma del
    periódico (editorial). Todo es interpretación, de
    la noticia al editorial, pero interpretación en diversos
    grados y por distintos medios. Y cada forma de
    interpretación tiene su estilo peculiar y su
    función propia en el conjunto del periódico, que
    abarca desde la información sobre lo que pasa hasta la
    opinión sobre lo que se debería hacer".
    (Gutiérrez Palacio, 1984:17)

    Hoy, con el auge de las especializaciones se afirma que
    existen géneros en el periodismo televisado,
    cinematográfico, ecológico, radiofónico,
    etcétera, a pesar de que muchos autores opinen que este
    tipo de esquemas es aplicable desde lo gráfico a las
    distintas especializaciones.

    Por ello, José Luis Martínez Albertos
    amplía el concepto de género periodístico,
    expresando que son "las diferentes modalidades de la
    creación literaria, destinadas a ser divulgadas a
    través de cualquier modo de difusión colectiva".
    (Martínez Albertos, 1982:188)

    CLASIFICACIÓN DE
    PERIODISMO

    Para agrupar los géneros en un contexto
    histórico, es posible hallar una clasificación
    convencional de periodismo, desde el ideológico hasta el
    entretenimiento.

    El periodismo ideológico se centra, en todo el
    mundo, desde mediados del siglo XIX hasta finales de la Primera Guerra
    Mundial. Es un periodismo doctrinal y moralizador, con
    ánimo proselitista, al servicio de
    las ideas políticas
    y religiosas; se lo puede denominar "opinante", ya que se trata
    de una prensa con muy
    pocas informaciones y muchos comentarios, predominando una cierta
    mentalidad por sermonear.

    El periodismo informativo, en una segunda etapa, aparece
    hacia 1870 como un fenómeno definido y coexistente durante
    cierto tiempo con el periodismo ideológico. Entre 1870 y
    1914, va perfilándose primero en Inglaterra y
    luego en los Estados Unidos.
    Este periodismo, que se apoya en la narración o relato de
    los hechos, es una etapa en que Georges Weill la denominó
    "edad de oro de la prensa". En Europa, mientras
    tanto, se mantiene la contienda ideológica hasta finales
    de la primera guerra, pero a
    partir de 1920, la prensa de información logra imponerse
    en todo el mundo occidental. Básicamente, es un periodismo
    de hechos y no de comentarios. La modalidad literaria
    predominante es la de redactar acontecimientos con una amplia
    gama de especialidades que dan origen a otros géneros
    periodísticos informativos: el reportaje, la
    información y la crónica con sus
    variantes.

    Hacia 1945, la prensa logra un nuevo carácter:
    la profundidad. Históricamente, puede hablarse de un
    periodismo de explicación. "Como su nombre lo indica busca
    explicar, es decir, encontrar las causas y los efectos de los
    acontecimientos de la información. Este periodismo trata
    de constatar, de manera exhaustiva, el por qué y para
    qué de los hechos. Investiga el hecho de la noticia, pero
    con profundidad, así como su trascendencia. Lo analiza y
    lo interpreta, sin llegar necesariamente al comentario". (Del
    Río Reynaga, 1991:41) Surge como una necesidad
    básica de las sociedades
    afectadas de manera directa o indirecta de las confrontaciones,
    ya que se les requería una explicación a los
    fenómenos sociales que influyeron en los orígenes y
    perspectivas de los conflictos en
    particular. No se conformaban que se les informe de manera
    fragmentada e inconexa, puesto que sólo les podía
    producir cierto desconcierto y como consecuencia directa la
    desinformación, desorientación y angustia. Su
    evolución es marcada y se hace necesario
    destacar que los géneros, como el reportaje, aparecen
    aquí en forma intensificada, dando origen al reportaje de
    profundidad o interpretativo.

    La crónica, en cambio, se
    perfila como un género híbrido. Está a mitad
    de camino entre lo objetivo de
    los hechos y el comentario.

    El periodismo de entretenimiento es diferente. Se ha
    internalizado en la sociedad actual
    como una necesidad. Julio Del Río Reynaga lo ha calificado
    como un periodismo que ocupa "un lugar secundario, pero constante
    en todos los medios". (Del Río Reynaga, 1991:54) En la
    actualidad, surgen con gran auge las revistas de modas, de
    alimentación, literarias, etcétera.
    En el periodismo han aparecido secciones fijas donde tienen un
    lugar las tiras cómicas, crucigramas, horóscopos,
    recetas de cocina, belleza, etcétera. Todo pareciera
    indicar que esta nueva etapa marcaría la necesidad de una
    evasión, aunque pasajera, de los problemas
    cotidianos.

    Cabe destacar que se convive con todos los periodismos
    señalados. La opinión, por caso, se refleja en un
    comentario, una estadística, una caricatura, o
    quizás puede darse el caso de que ésta
    última sea una marcada editorial de un diario.

    De esta manera, no se puede hablar de una clase de
    periodismo propiamente dicho ni de un determinado punto de vista.
    A grandes rasgos, se diferencian uno de otros. Si los elementos
    que se presentan son datos, cifras y
    en un grado mayor la objetividad, se está en presencia de
    un periodismo informativo. Si son juicios, críticas o
    evaluaciones, prevalecerá la opinión. Si tiene un
    cierto grado de humorismo, imaginación o fantasía,
    se estaría en presencia de un periodismo de
    entretenimiento.

    Dentro de la amplia gama de géneros, se
    elegirá el reportaje para analizar la ambigüedad, ya
    que incluye la variante del reportaje novelado.

    EL REPORTAJE

    Al interrogante: ¿qué es el reportaje?,
    tendría que haber por lógica
    una sola respuesta, pero la más adecuada no
    encerraría la dimensión que realmente
    adquiere.

    Julio del Río Reynaga sostiene que "el reportaje
    no es una noticia, pero es su coyuntura. Es su fundamento y por
    lo mismo se rige por los factores que determinan el valor de la
    noticia y los elementos de interés
    noticioso. A partir de una noticia, trasciende el suceso. Busca
    lo que hay detrás de la noticia (sus causas) y más
    adelante (su proyección). Así, más que
    tratar un acontecimiento, estudia una situación, el hecho
    y su contexto. De allí que en este género se haga
    una real investigación, que es social, porque su
    objetivo de estudio es la realidad social con sus instituciones,
    grupos,
    comunidades, movimientos, patologías y las relaciones que
    establecen (conflictivos o no) de carácter
    político, económico, cultural, etcétera".
    (Del Río Reynaga, 1991:54)

    Gonzalo Martín Vivaldi lo define como un "relato
    periodístico, esencialmente informativo, libre en cuanto
    al tema, objetivo en cuanto al modo y redactado preferentemente
    en estilo directo, en el que se da cuenta de un hecho o suceso de
    interés actual o humano; o también: una
    narración informativa, de vuelo más o menos
    literario, concebida y realizada según la
    personalidad del escritor periodista". (Martín
    Vivaldi, 1986:65)

    José Acosta Montoro expresa que,
    académicamente, es una "información
    periodística o cinematográfica sobre una persona o
    materia
    determinada", agregando que "puede hacerse a través de
    otros medios de
    comunicación" y "que el problema se reduzca a la
    actualidad". (Acosta Montoro, 1973:123)

    José Luis Martínez Albertos es partidario
    en afirmar que es "el relato periodístico –descrito
    o narrativo– de una cierta extensión y estilo
    literario muy personal en el
    que se intenta explicar cómo han sucedido unos hechos
    actuales o recientes, aunque estos hechos no sean noticia en un
    sentido riguroso del concepto". (Martínez Albertos,
    1982:314)

    Al analizar las opiniones, cabe afirmar que si la
    noticia en la escala
    informativa constituye la célula
    inicial, el reportaje ocupa sin duda el peldaño superior;
    en una relación creativa, el periodista no debe
    ceñirse tan estrictamente a la narración de los
    hechos como en la crónica, sino que puede pensarlos,
    recrearlos y redactarlos con mayor libertad. Esa
    recreación y ese vuelo de la
    imaginación no incluye ficciones, debe manejarse con
    realidades. El tema puede ser temporal o atemporal, o bien, el
    interés no se pierde si no es publicado inmediatamente. La
    extensión varía con su contenido y admite técnicas
    descriptivas estilísticas que incluye, a su vez, la
    combinación con otros géneros.

    El reportaje aparece en el periodismo informativo y en
    el interpretativo. Sus diferencias están marcadas por la
    mayor o menor profundidad y las posibilidades de
    explicación o interpretación que permitan los temas
    abordados.

    FORMAS DEL REPORTAJE

    En cuanto a su estructura
    técnica, Gonzalo Martín Vivaldi (1986:65/72)
    señala cuatro tipos de reportajes:

    • El standard que es el más común:
      escribir, relatar o contar sin editorializar.
    • El factory story o relato objetivo de hechos, que se
      redacta mediante el modelo de la
      pirámide invertida.
    • El action story o relato más o menos movido o
      animado que comienza siempre por lo más atractivo,
      llamativo o impresionante para ir descendiendo, poco a poco, en
      el interés de los actos.
    • El quote story o relato documentado que describe a la
      información con más detalles objetivos,
      acompañando citas que se complementan o aclaran los
      hechos.

    En cuanto a los reportajes especiales, siguiendo los
    lineamientos de José Luis Martínez Albertos
    (1982:319 y sigtes.), se enumeran tres tipos:

    • El gran reportaje o reportaje profundo
    • Las conferencias, cómo un modo de
      interpretación analítico de los
      hechos.
    • Las ruedas de prensa y encuestas.

    Otra variante la constituye el reportaje
    novelado.

    REPORTAJE NOVELADO

    Tom Wolfe, en su obra El nuevo periodismo, (1998. Todas
    las citas se remiten a esta edición.) transita en un mundo
    que caracteriza a esta nueva corriente, nacida a fines de 1945, y
    lo sitúa en un ámbito comparable con la literatura:
    más precisamente con la novela realista.

    La idea era reunir material periodístico y luego
    ir más allá. "Parecía primordial estar
    allí cuando tenían lugar las escenas
    dramáticas para captar el diálogo,
    los gestos, las expresiones faciales, los detalles del ambiente [y]
    ofrecer una descripción objetiva completa [con aquello]
    que los lectores tenían que buscar en las novelas o en los
    relatos breves: esto es, la vida subjetiva o emocional de los
    personajes". ( 35)

    Es así que el nuevo periodismo ofrece el enfoque
    impresionista para explicar la verdad y lograr una
    participación activa del lector. Por ello, la literatura
    es el mecanismo por la cual logró crear el clima apropiado,
    ya que la base de todo argumento consiste en reflejar el realismo.

    El reportaje, utilizado por Hemingway, Ludwing,
    Steinbeck, Malaparte y Perifitte, los grandes maestros de esta
    técnica y que se citan como cultores de un género
    periodístico (literario), sigue encontrando renovadas
    expresiones.

    A esta lista debe agregarse otros ejemplos
    extraliterarios: "Desde el teatro de Arthur
    Miller en Incidente en Vicky (con la reacción de diversos
    individuos más o menos representativos ante la
    persecución de los judíos por parte de los nazis),
    al de Peter Weiss, en la puesta en escena de La muerte de
    Marat y en Indagación (en que pone en pie el proceso que
    sobre Auschwitz tuvo lugar en Frankfurt en 1964–1965,
    proceso al que asistieron, además de Weiss, Arthur Miller,
    Max Frisch y Martín Walser); desde los relatos
    históricos sobre la muerte de
    Kennedy, a las denuncias de la guerra vietnamita; desde las
    películas de Pietro Germi, al nuevo cine
    sudamericano o africano… En todos los casos se adopta el
    método de
    la representación de la realidad utilizado por el
    reportaje, aunque en las obras de creación literaria,
    dramática, histórica y cinematográfica, los
    personajes de ficción añadan aspectos que, si bien
    tienen base real, no responden a una realidad física concreta en
    nombres apellidos y lugares exactos. En la narrativa, el
    reportaje ha venido a sustituir a medios tradicionales, a los que
    ha puesto fuera de moda. Quien
    conozca obras de Upton, Sinclair, Ilia, Herenburg, Ernest
    Hemingway, Uwe Johnson, Albertine Sarrazín, Goytisolo,
    García Hortelano, Grosso y tantos otros, sabe cómo
    utilizan los novelistas el género del reportaje".
    (Gutiérrez Palacio, 1984:62)

    Gabriel García Márquez, por caso, se ha
    enrolado en las filas de El nuevo periodismo con la obra Relato
    de un náufrago, cuando se publicó como
    crónica novelada.

    Otra obra que merece destacarse es La aventura de Miguel
    Littín clandestino en Chile.
    (García Márquez, 1986) Narra la historia del
    cineasta que en el gobierno de
    Pinochet fuera exiliado a Europa y
    regresara a su país, después de siete años,
    con la cara cambiada y documentos falsos
    para filmar el documental de la dictadura.
    Esta historia fue narrada por su protagonista,
    respetándose el uso de la primera persona. La
    organización estructural estuvo a cargo del escritor
    colombiano y el reportaje fue publicado en formato
    libro.

    Tom Wolfe también se pregunta: ¿El nuevo
    periodismo es realmente nuevo? Considera que hay antecedentes
    literarios en las obras de Defoe, Richarson y Fielding. En este
    caso, al igual que Truman Capote, quien considerara a su obra A
    sangre
    fría como un nuevo género: "la novela de la no
    ficción", (59) también podría decirse que el
    nuevo periodismo puede constituirse en un nuevo género con
    antecedentes literarios, que está a mitad de camino entre
    la ficción y la realidad, que puede ser diferenciado de la
    novela realista, el ensayo, las
    biografías
    y autobiografías, y el artículo: géneros
    ambiguos que también pueden incluirse en un reportaje,
    prevaleciendo éste último en su estructura
    organizacional.

    "Wolfe veía que la literatura no renovaba sus
    contenidos ya que el nuevo periodismo podía aprovechar sus
    recursos para
    referirse a una realidad que se presentaba como realmente rica
    (el cambio de las costumbres después de la posguerra, el
    hippismo, la contracultura, la conciencia negra,
    etc.). En síntesis:
    cambios en el punto de vista de narrador, monólogos
    interiores, ironías, humor, etc., todo es válido
    como recurso para este nuevo periodismo." (Atorresi,
    1996:45)

    LA BÚSQUEDA DE
    LA VERDAD

    Al plantear la problemática entre literatura y
    periodismo, se ha podido comprobar que ambos comparten premisas,
    y establecen una transposición de lenguajes.

    Sólo faltaría enunciar: ¿Existe una
    verdad literaria y otra periodística? ¿En
    qué se diferencian?

    LA VERDAD PERIODÍSTICA

    La realidad social está supeditada, en gran
    medida, a la influencia de los medios masivos de
    comunicación (mass media), que se consideran como
    instrumentos que posibilitan una referencia ineludible en torno a
    la función política y
    repercusión masiva.

    La realidad objetivada puede percibirse en la medida que
    el hecho trasciende y se defina en un contexto social.

    La imagen, en el sentido antropológico del
    término, que se obtiene del otro, lo otro y los otros,
    llega a tomar los alcances de una interacción activa del
    sujeto–objeto–de–la–relación, es
    decir que el suceso que trasciende como noticia debe responder a
    los alcances de un interés público. Alfonso Albala
    señala, en tal sentido, que es el "condicionamiento
    expresivo del medio que hace cauce al mensaje y la vía del
    conocimiento que, para el término objeto de la
    relación periodística, supone el mensaje.
    Contrariamente a lo que ocurre en cualquier otro tipo de
    comunicación, en la que aquí nos ocupa es el
    término objeto, quien condiciona, de un modo absoluto, la
    relación periodística. El medio natural –el
    habla– es prácticamente el mismo. Cambia la
    intencionalidad como iniciativa y cambia, sobre todo, su receptor
    humano, dada la situación sociológica, desde la que
    condiciona este modo peculiar de comunicación". (Albala,
    1970:26)

    La transferencia de signos, en tal sentido, es
    multifacética, abarcativa en una integridad planetaria,
    que obliga al hombre de hoy
    a un cuestionamiento profundo en cuanto a su realidad
    contemporánea. La visión del mundo ha cambiado y
    también su propia imagen.

    En este amplio contexto, es posible hallar principios
    teóricos que permiten estudiar al periodismo como una
    compleja estructura.
    Lorenzo Gomis remarca los siguientes presupuestos
    básicos:

    1. La realidad puede fragmentarse en períodos. El
      único período que se trata de interpretar es el
      actual, y ése es precisamente el que no había
      sido interpretado todavía por el medio. Al unificar un
      período, el medio define el presente social.
    2. La realidad puede fragmentarse en unidades
      completas e independientes (hechos), capaces de interpretarse
      en forma de textos breves y autónomos
      (noticias).
    3. La realidad interpretada debe poder
      asimilarse en tiempos variables
      por un público homogéneo.
    4. La realidad interpretada debe encajar en un
      espacio (periódico) o tiempo (programación de radio y
      televisión) dados.
    5. Para que el público capte la
      realidad y tome parte en ella, los medios se valen de una gama
      de filtros o formas convencionales (géneros
      periodísticos) que van de la información pura al
      comentario polémico". (Gomiz, 1991:191/92)

    Este enunciado teórico es un mapa
    geográfico de coordenadas que intenta incursionar en el
    ritual cotidiano con instrumentos de comunicación activa
    en la vida de relación. Sin descartar la presencia de
    distintos medios y niveles de transmisión, para los fines
    del presente ensayo, se
    analizará el perfil del lector de un diario:

    • El medio se masifica hacia un público
      heterogéneo en un amplio contexto, sin que exista la
      selección previa de
      contenidos.
    • El lector centra su atención en todo aquello que el medio le
      ofrece: noticias, actualidad, cultura,
      entretenimientos, etcétera. Su mirada se focaliza en
      distintas secciones que guían su lectura.
    • La lectura no requiere de una experiencia estética previa, sino que se formula con
      un alcance ilimitado, de fácil comprensión en su
      estructuración lingüística.
    • El lenguaje periodístico cumple con normas
      básicas limitativas de enunciación.
    • El periódico centra su atención en la noticia, sin descartar la
      opinión en dos grados de interpretación: por un
      lado, se establece el acontecimiento en un ámbito
      próximo (lugar, y las personas intervinientes); por el
      otro, sitúa al hecho como noticia y lo circunscribe a
      una realidad social. En este último caso, el lector
      conoce la realidad y la evalúa de acuerdo con la
      opinión manifiesta. "La interpretación de primer
      grado nos dice qué ha pasado: es descriptiva. La
      interpretación de segundo grado nos dice qué
      significa lo que ha pasado: es evaluativa". (Gomiz,
      1974:13)

    Su percepción
    individual y su interés por la información
    estará regido por las normas que
    establecen los géneros periodísticos para hallar la
    verdad en este ámbito.

    • INFORMATIVO: El suceso trasciende por su
      carácter público dada la objetividad imperante
      como esquema interpretativo.
    • PERIODÍSTICO–LITERARIO: En un
      amplio contexto, la ambigüedad prevalece. La objetividad
      de un suceso queda remarcada y la opinión (subjetiva)
      moviliza al lector en una búsqueda plurívoca de
      significantes.
    • LITERARIO–PERIODÍSTICO: La
      realidad fluctúa en el teleorema estético
      poético. Si bien la información
      periodística esta presente, la "verdad" queda supeditada
      a los cánones que rigen en primera
      instancia.

    En esta compleja trama, el lector toma conciencia de su
    rol, satisface sus expectativas informándose del suceso,
    tomando como "verdad" ciertos aspectos que provoquen en él
    un cambio. En otros casos, la indiferencia se acentúa,
    quedando al margen de su influencia.

    LA VERDAD DE LA
    FICCIÓN

    Aunque parezca paradójico, el tema de la verdad
    en la ficción es tratado desde múltiples aspectos
    por el profesor Roberto Ferro, en su obra La ficción:
    un caso de sonambulismo teórico.
    (1998. Todas las
    citas se remiten a esta edición.)

    Establece como puntos en el discurso:

    1. Caracterizar la especificidad ficcional, ya que
      carece de marco
      teórico real, es decir que no cuenta con una
      referencia enunciativa. Siempre se consideró a la
      ficción como algo ajeno a la realidad, y desde este
      ámbito, posee una carencia implícita.
    2. En la narración de una historia, se
      definen dos aspectos: el temporal, espacio en que transcurre la
      acción, y la dimensión configurativa, donde se
      ordenan los hechos en un ámbito geográfico de
      representación. "La narración articula la
      representación temporal como un intervalo en el que el
      tiempo es figurado como si tuviera un comienzo, un medio y un
      final, lo que implica otorgarle una determinada dirección y un orden específico,
      además de aceptar, sea cual fuese la tipología
      genérica y la pertenencia discursiva, la
      figuración de una concepción lineal del tiempo.
      La afirmación de que el tiempo es lineal está en
      íntima relación con la insoslayable
      sucesión del lenguaje, con el encadenamiento
      sitagmático de los enunciados, que no tiene otra
      alternativa más que la linealidad". (59)
    3. En la enunciación del discurso, el
      aporte lingüístico conlleva una base teórica
      para enmarcar los aspectos del hablante y su operancia en el
      mundo: "La narración es una exhibición desaforada
      de que el sentido constituye la referencia; la narración
      aparece, entonces, como un ejemplo paradigmático de que
      la condición de posibilidad de producción de sentido del lenguaje
      sólo es concebible sobre el presupuesto de
      un mundo, cuya inteligibilidad está siempre dada y es
      compartida por aquellos que, sobre ese presupuesto, se
      comunican. Las aperturas lingüísticas al mundo son
      inconmensurables, lo que convierte la verdad en una magnitud
      relativa, dependiente de una configuración de sentido
      previa que las hace posible en cada ocurrencia".
      (72/73)
    4. El discurso que va más allá
      de la ficción se instaura en una realidad concreta,
      genera un ámbito de interpretación fallida en
      cuanto al esquema retórico. Lo que designa la
      apelación de lo real, en la ficción, es un mero
      recurso estético con una base verosímil. Los
      casos reales que se ficcionalizan pierden su esencia, se
      transforman en un discurso que puede ser analizado desde lo
      irreal.

    En este caso, la verdad de la ficción transita en
    un nuevo orden comunicacional. La verosimilitud, cuyos enunciados
    intentan parecerse a la realidad en una sucesión de
    imágenes que se materializan desde el
    propio texto literario y que el lector conjugará en el
    plano de lo probable, hace que lo imposible surja y la
    fantasía se torne creíble: un mundo
    paradójico de un presupuesto de integridad. Los discursos, hoy
    día, se multiplican en voces y es posible un intercambio
    de facetas donde lo extraño adquiere matices y lo
    verosímil conforma un ámbito real para que el
    lector crea en la ficción con alcances
    limitados.

    Hasta el propio realismo tiene rasgos ficcionales y
    visos de parecerse a una verdad, mediando la creación de
    un escritor que lo lleva hacia un mundo en el que se identifica
    plenamente. "Los textos literarios son esceno-grafías de
    sentido, en los que la escritura
    despliega una dimensión del componente semántico
    abierto en todo su espesor a las travesías de la
    ambigüedad puestas en juego por la
    paradoja pragmática que lo constituye: una cinta de
    Moebius en la que la escisión enunciativa mostrada se
    desliza en la insistencia inestable de la repetición".
    (81)

    Estos tópicos también pueden hallarse
    "más allá de la ficción", cuando lo real se
    instala y es imperioso su reconocimiento, más aún
    en esta época donde el mundo se globaliza y una verdad
    integra un discurso ficcional (novela), recreado desde un
    testimonio.

    Lo verosímil se impone ante una verdad sin
    concesiones: falsea la realidad.

    EL
    TESTIMONIO

    El testimonio, figura jurídica por excelencia, ha
    incursionado en los ámbitos periodístico y
    literario, cuya formulación teórica está
    delimitada por los alcances que enuncia en su discurso la verdad
    de un hecho.

    Es posible hallar en la posible definición de
    Roberto Ferro sus alcances: "El testimonio adquiere todo su valor
    en el espacio de un debate entre
    posiciones adversas. Es así como toma su sentido
    más amplio y corriente no configurando una
    categoría específica del discurso jurídico
    sino en términos de una transposición
    analógica, puesto que sus características
    constitutivas le otorgan su poder de generalización".
    (Ferro, 1998:87)

    Si bien se establece su legitimidad, existe un
    testimonio siempre y cuando se genere una comunicación
    entre el entrevistado, el entrevistador y el público, del
    cual corresponde precisar sus roles:

    1. El entrevistado comenta lo que vio, así como
      también es posible subrayar que su información
      puede ser precisa y contradictoria al mismo tiempo.
    2. El entrevistador toma el discurso oral,
      estableciendo con buen criterio un orden
      argumental.
    3. El lector tomará como verdad la
      formulación del discurso, prevaleciendo el ánimo
      de satisfacer su interés personal.

    Este criterio, lejos de ser ideal, está presente
    en todo un contenido periodístico o literario: desde los
    reportajes hasta la novelas, en una amplia variedad
    temática: denuncias, biografías,
    investigación periodística,
    etcétera.

    Sobre esta base, Roberto Ferro considera que es
    imperioso una revisión de enunciados, que es imposible
    encuadrarlo y delimitarlo como un género, a pesar del
    fragoso intento del Diccionario de
    la literatura cubana que delimita cuatro aspectos
    específicos. (Consultar la obra de Ferro, 1998:
    98/100)

    Las dudas que genera son aceptables: la
    predisposición del informante para la entrevista,
    sus miedos, su análisis crítico y opinión
    personal por el suceso acaecido. Los condicionamientos en este
    orden implican ver parcialmente una realidad: una
    aprehensión globalizada, pero no definitiva.

    El periodista o escritor (el entrevistador) debe tomar
    conciencia acerca de lo ocurrido, deberá investigar
    minuciosamente los hechos, y el testimonio se presenta como una
    alternativa discursiva que podrá utilizar como referente
    para hallar la verdad de un hecho.

    El trabajo de "desgrabar" un testimonio, o de reubicar
    las notas escritas, supone una ardua tarea. No siempre se dialoga
    con una persona que pueda reunir un amplio criterio, que recuerde
    minuciosamente los detalles, o bien que esté dispuesta
    hablar con entera libertad.

    Tomando el caso de Gabriel García Márquez,
    en Relato de un náufrago comenta el hecho entre el
    entrevistador y el entrevistado: "En veinte secciones de seis
    horas diarias, durante las cuales yo tomaba nota y soltaba
    preguntas tramposas, para detectar sus contradicciones, logramos
    reconstruir el relato compacto y verídico de sus diez
    días en el mar". (García Márquez,
    1987:9)

    En La aventura de Miguel Littín clandestino en
    Chile, la
    tensión estuvo sujeta a un "interrogatorio agotador de
    casi una semana, cuya versión magnetofónica, duraba
    dieciocho horas. Allí quedó completa la aventura
    humana, con todas sus implicaciones profesionales y políticas,
    que yo he vuelto a contar condensada en esta serie de diez
    capítulos. Algunos nombres han sido cambiados y muchas
    circunstancias alteradas para proteger a los protagonistas que
    siguen viviendo dentro de Chile. He preferido conservar el relato
    en primera persona, tal como Littín me lo contó,
    tratando de preservar en esa forma su tono personal –y a
    veces confidencial–, sin dramatismos fáciles ni
    pretensiones históricas. El estilo del texto final es
    mío, desde luego, pues la voz de un escritor no es
    intercambiable, y menos cuando ha tenido que comprimir casi
    seiscientas páginas en menos de ciento cincuenta. Sin
    embargo, he procurado en muchos casos conservar los modismos
    chilenos del relato original, y respetar en todos el pensamiento
    del narrador, que no siempre coincide con el mío…"
    (García Márquez, 1986:7/8)

    En Noticia de un secuestro,
    Gabriel García Márquez comenta una situación
    parecida. El testimonio de Maruja Pachón y su esposo
    Alberto Villamizar fue la base para realizar el primer borrador,
    cuando se habían dado cuenta de "que era imposible
    desvincular aquel secuestro de los
    otros nueve que ocurrieron al mismo tiempo en el país. En
    realidad, no eran diez secuestros distintos –como nos
    pareció a primera vista–, sino un solo secuestro
    colectivo de diez personas muy bien escogidas, y efectuado por
    una misma empresa con una
    misma y única finalidad. Esta comprobación
    tardía nos obligó a empezar otra vez con una
    estructura y un estilo diferentes para que todos los
    protagonistas tuvieran su identidad bien
    definida y su ámbito propio. Fue una solución
    técnica para una narración laberíntica que
    en el primer formato hubiera sido fragorosa e interminable. De
    este modo, sin embargo, el trabajo previsto para un año se
    prolongó por casi tres, siempre con la colaboración
    cuidadosa y oportuna de Maruja y Alberto, cuyos relatos
    personales son el eje central y el hilo conductor de este libro.
    Entrevisté a cuantos protagonistas me fue posible, y en
    todos encontré la misma disposición generosa de
    perturbar la paz de su memoria y reabrir
    para mí las heridas que quizás querían
    olvidar. Su dolor, su paciencia y su rabia me dieron el coraje
    para persistir en esta tarea otoñal, la más
    difícil y triste de mi vida…" (García
    Márquez, 1996–b–:7)

    Dada las características que ofrece el testimonio
    como discurso, es dable realizar los alcances de una "verdad"
    como fundamento intrínseco de la cuestión
    planteada.

    1. En periodismo, el testimonio se constituye en la base
      enunciativa de una verdad, dada su legitimidad, ya que se
      enmarcan en el discurso los alcances de una realidad. En caso
      de la literatura–periodística, la ambigüedad
      prevalece y está sujeta a una creencia por parte del
      lector.
    2. En literatura, todo testimonio está sujeto a
      un comparendo discursivo (género) que se presupone
      verosímil, es decir que la verdad tiene otros alcances,
      toda vez que en el enunciado teórico implica un orden
      ficcional.

    BREVES CONSIDERACIONES

    El enfoque sistémico se consigna como una
    alternativa discursiva, ya que el tema así lo exige. En
    cada caso, las opiniones fueron fundamentadas con una bibliografía que
    sirvió de base para esclarecer la constante
    dicotomía existente entre periodismo y
    literatura.

    También es lógico hallar posturas
    disímiles, como el caso de Octavio Aguilera, quien
    considera que "el periodismo no tiene nada que ver con la
    literatura" (Aguilera, 1992:18), o bien la propuesta de
    José Acosta Montoro: "El periodismo, medio de
    comunicación que se obliga por esencia al acercamiento a
    las masas, a su educación, a su
    formación, en la cultura que tiene como texto los
    periódicos, ha creado sus propios géneros directos,
    claros, terminantes, que son literatura en cuanto que propagan su
    estilo a las obras propiamente literarias, y sobre todo, en
    cuanto que se erigen en métodos
    formidables para reflejar la realidad humana". (Acosta Montoro,
    1973:126) En toda creación estética –el periodismo no es la
    excepción–, hay opiniones discordantes: no pretende
    ser una ciencia
    exacta.

    En todos los casos planteados, se ha podido observar que
    en el periodismo, la literatura se halla presente no sólo
    en aspectos que conforman los géneros, sino también
    en la preocupación por determinar su origen, su
    correspondencia y análisis que ofrece estos modelos
    discursivos. Dada sus características intrínsecas,
    se argumenta una transposición de lenguajes: por momentos,
    el discurso pretende ser netamente informativo
    (periodístico), por momentos, literario. Este trasvase lo
    convierte en ambiguo, y es difícil o casi imposible tomar
    a ultranza un concepto para llevarlo a la
    práctica.

    También, se ha puesto de manifiesto que la
    visión del periodismo en la literatura no es
    analógica, ni se puede realizar mediante comparaciones
    estilísticas. Más bien, se sumerge en una
    estructura integral, como si fueran las dos caras de la moneda,
    inseparables desde todo punto de vista.

    A pesar de que el periodismo es considerado como una
    disciplina
    autónoma, independiente, que incursiona en la sociedad con
    una fuerte influencia, lo cierto es que la literatura cumple un
    rol fundamental para diferenciar los distintos aspectos, cuyos
    principios han
    sido reflejados desde la óptica
    propia del periodismo.

    La polémica no termina con la enunciación
    del presente ensayo. Sólo faltaría esquematizar la
    visión de la literatura con relación al
    periodismo.

    GRÁFICO Nº 1

    EL ÁRBOL Y EL BOSQUE

    REFERENCIAS:

    A) COMUNICACIÓN B) LITERATURA C)
    PERIODISMO

     

    GRÁFICO Nº 2

    HECHOS
    IMAGINACIÓN

    ESPECIES

    PERIODISMO

    INFORMATIVO

    PERIODISMO

    LITERARIO

    LITERATURA

    PERIODÍSTICA

    VALORES

     

    Informar

    Orientar

    Deleitar

    MEDIOS

    Página de información en
    diarios

    Página de opinión y
    colaboradores

    Páginas literarias de diarios y
    revistas.

    GÉNEROS

    NOTICIA

    Información en tercera persona

     

     

     

     

     

    Editorial

    Columna

    Colaboración

    Crítica

    especializada

    Cartas del lector

    Artículo de creación

    Literaria

    Cuentos, etc.

    Historieta.

    Horóscopo, etc.

    GRÁFICO Nº 3

    LITERATURA

    FACTORES

    PERIODISMO

    GOCE ESTÉTICO

     

    OBJETIVOS

    INFORMAR

    REAL E IRREAL

     

    CONTENIDO

    REALIDAD

    CULTURA SUPERIOR

     

    LECTOR

    CULTURA MEDIA

    INDIVIDUAL

     

    REALIZACIÓN

    COLECTIVA

    ILIMITADO

     

    TIEMPO

    LIMITADO

    APERIÓDICA

     

    PERIODICIDAD

    PERIÓDICA

    ILIMITADO

     

    ESPACIO

    LIMITADO

    SIGNIFICADO Y

    SIGNIFICANTE

     

    USO DEL

    IDIOMA

    SIGNIFICADO

    GRÁFICO Nº 4

    PERIODÍSTICO

    • Se remarca con claridad un teleorema estético
      noético, es decir, un hecho lingüístico
      destinado a comunicar lo que pasa.
    • Existe una claridad comunicativa para una
      interpretación próxima.
    • La construcción de las frases hace que su
      estilo sea cautivante para el lector desde las primeras
      líneas.
    • El lenguaje empleado es no literal, ya que se
      aproxima a lo que se denomina lengua coloquial
      culta.
    • El lenguaje mixto posee una producción
      colectiva, que provoca la pluralidad de códigos
      concurrentes entre sí, ya que el código rector también participa
      del influjo de los códigos menores.

    LITERARIO

    • Se remarca con claridad un teleorema estético
      poético, es decir, la visión de un escritor para
      contar una historia ficcional, recurriendo a la realidad o la
      fantasía.
    • Se emplea en forma masiva sustantivos y verbos de
      gran significación.
    • Hace hincapié en provocar denuncias de
      tácticas dispersas a las que sólo adquiere
      significación expresa mediante una lectura global del
      contexto.
    • En el lenguaje
      implicado, los adjetivos y los adverbios se presentan con una
      gradación amplia (significantes).
    • La hipérbole se suma en la
      conceptualización de un estilo personal.
    • Existe una abundancia de sintagmas construidos por
      verbo más nombre para acentuar la acción
      principal.

    BIBLIOGRAFIA CONSULTADA

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    Jorge Marin

    Periodista y escritor. Cursó estudios
    terciarios obteniendo los títulos de: de Perito superior
    en periodismo, en EDAYCI (Estudio de Asesoramiento y Capacitación Integral), Buenos Aires y el
    de Técnico superior en periodismo, en el Instituto
    Superior en Ciencias de la
    Comunicación Social, Bahía Blanca.
    Cursa la carrera de licenciatura y profesorado de letras en la
    Universidad
    Nacional del Sur de Bahía Blanca. Dicta cursos en el
    Instituto José Bernardo de Bahía Blanca, en el
    área Taller literario y Comunicación oral y escrita. Fue director
    del Centro Ecológico Naturista "Por Una Vida Mejor",
    así como también de las publicaciones:
    Ecológicamente Hablando, Despertar Ecológico y
    TURIBAR. Es autor de los siguientes ensayos:
    Periodismo y literatura, enfoque sistémico en la
    novelística de Gabriel García Márquez; Villa
    Mitre, la Reina de las Villas; El mito de la
    Ecología,
    y de la obra de ficción Los cuentos de
    Germán.

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