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¿Qué aparece si el Estado desaparece? (página 3)




Enviado por sbaudino



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"y es siempre un peligro o riesgo, un acto de valor, del que, como se observa, se retraen o intentan retraerse los tímidos y los medrosos, que quisieran estar muy seguros de lo que hacen. Y no encontrando esa seguridad por ninguna parte, resuelven esperar que los hechos mismos les digan lo que deben hacer, esto es, a que se hagan sin ellos. Después tendrán que optar o hacer por lo menos esto: acomodarse a lo acaecido."

Incluso las nociones conceptuales claras de la ideología se han difuminado: la izquierda, ayer teórica, hoy sede a la confusión, ya no es vanguardia y se permite libertades impensadas, como encarar una política de seguidismo de la clase media a la vez que define la situación actual como potencialmente revolucionaria. Si esto no fuera así no se entiende el apoyo total a los ahorristas. La cuestión es la siguiente: parece necesario interrogar tanto a los partidos políticos trotzkistas y marxistas como a algunos intelectuales favorables a los cacerolazos, para que expliquen y justifiquen como han cambiado tan súbitamente de opinión. ¿ O es que ahora consideran, con Locke o Von Hayek, que la propiedad privada es el derecho más importante, superior incluso al derecho a la vida? Porque en una situación como la actual estos dos derechos se ponen en contradicción y filosóficamente, también, la libertad y la seguridad. ¿ O no es para todos claro que los llamados al orden y a la seguridad, o a la paz, son reclamos autoritarios que en definitiva piden "mano dura"?

Los cacerolos, reafirman en sus movilizaciones que el derecho de propiedad es un derecho constitucionalmente protegido, estamos de acuerdo. Sin embargo el Estado Argentino, en su desarrollo histórico, en reiteradas oportunidades ha conculcado derechos consagrados en la Constitución Nacional. El derecho a la vida, a la identidad o todos los derechos consagrados en el artículo 14 bis no han provocado la repercusión que ha tenido en el grupo cacerolo la conculcación de los ahorros. Parecería claro que privilegian ese derecho por sobre otros que han ignorado a sabiendas, conscientemente. Actitud ideológica respetable, aunque no la compartamos, pero ¿ por qué pedirle al resto de la sociedad que haga suyo el reclamo sobre la vulneración de la propiedad privada? El "Punto Final" o la "obediencia debida" no fueron rechazados en forma pareja, ni con semejante vehemencia. ¿Podemos deducir de aquí que para los sectores medios es más importante la propiedad que la vida?

Los intelectuales y partidos de izquierda ,¿ Son ahora y para siempre defensores acérrimos del derecho de rebelión contra cualquier gobierno, incluido uno socialista?. La respuesta puede ser afirmativa, sorprendidos, hemos escuchado a respetados líderes de la izquierda afirmando que estamos en una situación tal que el poder constituyente ha vuelto al pueblo. De estas respuestas se puede desprender una análisis certero de los hechos del 20 de diciembre y del movimiento de las asambleas barriales .¿ Están analizando que hay allí una protorevolución a la que sería valedero acoplarse porque es portadora del germen del cambio? La respuesta también parece ser, en el caso de la izquierda, afirmativa.

En buena parte de los trabajos de análisis sobre los hechos de marras se deja sentado que se trata de un movimiento espontáneo integrado básicamente por los propios votantes de la alianza gobernante. El presidente dura cuatro años en funciones. Si convalidamos estas movilizaciones no corremos el riesgo de convalidar un "raro" principio que diría más o menos así: "me puedo cansar de que el gobierno que voté sea ineficiente y no cumpla las promesas preelectorales, dada esa situación, estoy habilitado a voltearlo". Realizando un acto de honestidad intelectual deberíamos reconocer que no es nada nuevo, es simplemente el mismo principio que legitimó, por ejemplo, el golpe de estado de 1976. En este sentido no podemos menos que decir que a pesar de que consideramos auspiciosa la participación política de la clase media seguimos desconfiando de ella si se la quiere presentar como un sujeto social con potencialidades transformadoras. Por lo menos hasta el presente lo único que se observa es el éxito entre los ahorristas de un actor cómico devenido representante que reclama la devolución de los depósitos fundamentando sus posiciones en la Constitución Nacional y en el "sagrado" derecho de propiedad.

6) a Conclusiones

Una vez más la oposición entre Democracia y Liberalismo

"Una teoría pluralista es, o una teoría del estado propia de un estado llegado a la unidad a través de un federalismo de grupos sociales menores, o bien sólo una teoría de la superación y del fin del estado."

La democracia moderna intenta congeniar, con éxito diverso, conceptos distintos como son igualdad y libertad, en ese orden. El liberalismo, que como afirmamos es el macroconcepto con se piensa a sí misma esta época, tiene como principio fundante la libertad, la igualdad sólo tiene sentido respecto de las oportunidades, no de los resultados. La democracia presupone homogeneidad (igualdad), el liberalismo heterogeneidad (libertad y por lo tanto desigualdad). Estas afirmaciones son reconocidas por teóricos políticos de las más diversas tendencias ideológicas así que no vale la pena profundizar más sobre ellas. Podemos deducir entonces que el gobierno del pueblo presupone una indiferenciación, propia del concepto "pueblo" y que excluye la posibilidad de grandes electores o de votos calificados de los mercados como en la actualidad. Damos por probado entonces que la mutación sufrida por la democracia Argentina a "democracia ratificadora de los mercados" es una de las causas fundamentales de la deslegitimación del Estado. No estamos realizando una defensa de las gestiones a cargo del Estado desde la recuperación democrática sino de la Idea misma de Estado como instrumento y como objetivo de lo general.

La "democracia ratificadora de los mercados" ocasionó un serio daño a las expectativas de los ciudadanos sobre la estatalidad. En efecto la aspiración de igualdad propia de las sociedades democráticas se ve seriamente afectada cuando se hace demasiado obvio que la voz de los poderosos es la única escuchada. Ni siquiera la igualdad ante ley se preservó, de hecho es cada vez más notorio para la ciudadanía que existen "distintas" legalidades según el grupo al que pertenezca el acusado o el damnificado. Es el momento de preguntarnos ¿ Desde qué teoría o justificación argumental estos actores sociales o económicos poderosos se arrogan para sí mismos este nuevo derecho ilimitado de revisión, interpretación y, en última instancia, desconocimiento del orden legal vigente, del que hemos hablado?. No cabe duda que lo hacen desde el puro poder, hacer lo que prohíbe la ley tiene ya un nombre: delito, no derecho. Es obvio que cualquier ordenamiento legal tiene un basamento común: cumplir los contratos, sino es imposible pensar la proyección en el tiempo de la socialidad. Además, el único que puede desconocer la ley, en casos límite, es el Estado, el no esta obligado por ninguna instancia superior legal.

Si se concuerda conmigo en que siempre hay soberanía, que el poder no es un lugar vacío, podríamos verificar entonces un corrimiento de la soberanía desde el gobierno hacia los actores económicos grupales o individuales. Este aserto entra en colisión con otra afirmación de principios reconocida por toda la modernidad que es la siguiente: si existe la soberanía, el pueblo es el depositario. Sólo una confusión mental, típica de los economistas, podría equiparar "pueblo" a "mercado" o, más precisamente, a actores económicos de peso en el mercado.

Sin embargo parece claro en la actualidad que cualquier intervención en el "libre juego de la oferta y la demanda" (las comillas son porque creemos haber probado que no es tan "libre" y además tampoco es un "juego") descontrola a los mercados (son varios, y como ya señalamos, de intereses distintos) y el gobierno debe acompañar las tendencias, nunca contradecirlas.

La democracia ha sufrido una profunda transformación entonces y es hora de reconocerla, el nuevo mecanismo sería más o menos así: el pueblo en elecciones decide la selección de una serie finita de dirigentes; éstos realizan propuestas que los "mercados" ratifican o rectifican, pero los "administradores" deben ser cautos a la hora de innovar pues el riesgo es siempre un descontrol de las variables económicas. Va de suyo que necesitamos un nuevo nombre para este extraño procedimiento, de allí que propusimos hablar de "democracia ratificadora de los mercados", para calificar a esta nueva forma de gobierno. La designación de un nuevo ministro de economía plantea una interesante comprobación del fenómeno que damos cuenta.. Los principales analistas económicos, llamados casi irónicamente "gurúes" -parece no llamar la atención la escasez de presencias de analistas políticos en los medios de comunicación-, realizan un discurso autoreferencial que impresiona, dicen: "si el nuevo ministro lleva adelante las medidas de ajuste que nosotros y los mercados decimos que tiene que tomar, entonces tendrá éxito y la situación del país mejorará; pero si se deja tentar por llamados populistas o politicistas, entonces los mercados dejarán de apoyarlo y su situación se hará precaria".

La pregunta obvia es: si el gobierno, que ha subido al poder con la aprobación del total de los votantes, realiza su acción para ser ratificado por una minoría selecta, ¿ seguimos en una democracia?

Nada tiene de democrática esta ratificación perpetua de los mercados, ¿para qué se convoca a los ciudadanos a elecciones en donde, como ya dijimos, deben elegir entre variadas formas del ajuste?.

Las formas políticas están estructuradas según principios, son factibles allí limitadas mixturas, en tal caso, sabemos con Rousseau o Schmitt, pero también con Montesquieu o Tocqueville que la democracia es, por lo menos en una definición acotada, el gobierno de la mayoría. Este aserto tan obvio se desnaturaliza cuando alguien fundamenta que satisfacer las aspiraciones de la mayoría del pueblo es "demagogia". Cabría decir que se trata simplemente de una opinión negativa de alguien que se cree poseedor de una "verdad" incontrastable, no sometida a opinión.

La fachada de igualdad se cae, ya no hay un democrático delantal y entonces se ve la calidad y el costo de la ropa. Esto provoca sufrimiento, dolor, pero además rencor de clase y por lo tanto, lucha. Estamos ante una multiplicidad de interese mezquinos, grupales, dentro de todas las clases, y el Estado se muestra impotente, incapaz de ordenar nada ni a nadie. El gran monstruo bíblico, "el rey de los soberbios" del libro de Job, convertido en un animalito doméstico mendicante.

6) b Multiplicidad y asambleísmo como resultados de la desaparición

Con la desentronización del Estado ha aparecido multiplicidad de expresiones tal vez inexistentes anteriormente, tal vez soterradas, pero que tienen como factor común, en este momento de su desarrollo, un convencimiento pleno respecto de sus posibilidades de acción independientemente del Estado. Las asambleas se presentan como un parlamento alternativo, los vecinos autoconvocados reemplazan funciones de seguridad que son propias de la policía, las fábricas autogestionadas realizan la doble tarea de ser obrero y capitalista, en las universidades se debaten ideas que plantean la inconveniencia de la separación entre profesores y alumnos, los planes de asistencia social son gestionados por OSC territoriales. La nueva verdad de la política reza: "todo se vota". A esto hay que sumarle un rechazo general del concepto de autoridad, la única autoridad que se reconoce es la que surge de la asamblea de los "protagonistas", que tienen los "mismos" intereses.

Sin embargo se le sigue pidiendo al Estado, pero sólo se le pide dinero para gestionar proyectos que la propia sociedad civil, dividida en numerosas agrupaciones, realizará. El Estado ya no puede hablar por todos, es más, se insiste en que cada grupo debe hablar por sí mismo, parece que la "nueva política" encuentra algo sustantivamente superior en que los individuos asociados realicen tareas particulares con objetivos autodefinidos. De allí que no resulte extraño que en las últimas manifestaciones del año en curso no haya habido oradores, y ,hasta actos separados. pues ¿ cómo pretender un discurso unificador a partir de premisas que rechazan toda unificación?, se trató simplemente de caminatas de gente que está en contra del Estado abstractamente. No hay espacio para la negociación de un proyecto común porque esto implicaría el final del asambleísmo y, necesariamente, la creación de una autoridad, tan siquiera en la forma de confederación. A la consigna que los une, "que se vayan todos", parece apropiado completarla con el "y después vemos que hacemos".

6) c El discurso de la propiedad privada

Al final del punto 5 dejamos planteada la pregunta ¿ Puede la clase media protagonizar un cambio importante en el sistema político?¿ Cuál es la significación precisa de estas movilizaciones y cacerolazos?

Es evidente que la reivindicación generalizada, " devuélvanme mi dinero" , la clase media expresa que se siente estafada en su buena fe, se siente víctima de un robo. A este fin es interesante recordar la expresión acuñada por Jorge Asís "Estado carterista", me parece de interés en la medida en que propone una identificación interesante aunque discutible: el robo en tanto acto estatal. Esta es otra huella más del triunfo ideológico menemista y no podemos coincidir, debemos señalar que el Estado no roba (acto privado ilícito)), sino que, en todo caso, expropia de acuerdo a una ley (acción pública lícita). Un Estado reformista o revolucionario no podría renunciar al recurso de la expropiación y , mucho menos prometer al pueblo un respeto absoluto por la propiedad privada, lo único absoluto para Estado –incluido el liberal- es su propia supervivencia.

Volvemos al concepto de estafa: tal acto es un delito contra la propiedad de carácter privado, y este no ha sido el caso ocurrido en la confiscación de ahorros de la clase media. Detengámonos un poco sobre este último punto. La estafa tiene un componente conceptual más que interesante: se necesita de la creencia, de la legitimidad o de cierta ingenuidad referida a la persona del estafador.

La clase media ha confiado en el discurso de la intangibilidad de sus bienes y activos personales, por eso se siente estafada, no ha tomado cuenta del origen político, público, de aquello que concibe, erróneamente como "privado".La propiedad no es la relación entre un sujeto de derecho y una cosa, es, y hoy es penosamente claro para muchos, una relación entre diversos sujetos de derecho garantizada únicamente por el Estado. Hay propiedad porque hay Estado y no al revés, nadie debería olvidarlo.

Lo que estamos viendo hoy son los resultados de la impotencia del Estado cuando la sociedad avanza irreflexivamente sobre él. El Estado en modo alguno existe para llevar adelante los fines de cada uno de los grupos o clases que integran la sociedad , a él le cabe definir qué es el interés general y como efectivizarlo. Si el estado se declara impotente o prescindente en este punto álgido y atiende, o intenta hacerlo, precariamente, todas las demandas sociales, se convierte en un poder más de los existentes, es decir, en nada. El "olvido" del Estado como realizador del interés general nos ha llevado a situaciones perfectamente evitables y por lo tanto, ridículas.

Veamos: resulta un tanto innecesario señalar que la capacidad de ahorro de unos convive y también significa la pobreza de otros. Pero todo se ha mezclado de forma surrealista y entonces, increíblemente, los intelectuales de izquierda que están apoyando a los caceroleros deben reconocer que lo hacen desde la teoría de Locke y no desde Marx. Tal vez, asistamos perplejos a la rehabilitación del marxismo clásico llevada adelante por los intelectuales del CEMA, algo de eso está ocurriendo cuando ¡ Avila ¡ es el que dice que los ahorros no se deben devolver.

6) d El movimientismo y , ¿la autonomía?

La "desaparición" del Estado trajo también una auge de la solidaridad social expresado en cientos de asociaciones que asisten la pobreza creciente. En ellas se destaca un amplio deseo de independencia del Estado o de las organizaciones políticas existentes y una supravaloración de los conceptos de autonomía y horizontalidad. Autónomos, no se sabe bien de qué, y horizontalistas porque allí, como en las asambleas barriales, también todo se discute y luego se vota.

La solidaridad social sin la mediación del Estado se convierte en beneficencia o en caridad. Los impuestos significan una redistribución de los ingresos generados socialmente, los resultados de la lucha política son decisivos para ver si la distribución de la renta nacional favorece a las clases populares o a los poderosos económicamente. Por eso pensamos que ocuparse de la pobreza sin ocuparse del Estado es beneficencia o caridad. Observamos en este punto la extraña coincidencia de los hegemónicos con los hegemonizados respecto de la falta de importancia del Estado, como si se pudiera pensar lo político ignorándolo. El CEMA( el liberalismo teórico más extremo) y los grupos movimientistas -construir más allá del estado es su consigna- coinciden en que la pobreza es una asunto de la sociedad civil y no del Estado.

¿ Cuál es el ideario político de los "movimientistas" ? Rechazan la obsesión por el poder ya que les parece falso el precepto que dice que a partir de la toma del poder todo cambiará, son buenos lectores de John Holloway cuyo último libreo tiene un título más que contundente: "Cambiar el mundo sin tomar el poder" Descreen del sistema de representación en tanto que se desconecta fácilmente (y se olvida) de los representados. Piensan que ya no tiene sentido utilizar el concepto de excluidos porque se preguntan ¿ adonde habría que incluirlos? Por supuesto que la construcción ideológica movimientista es mucho más amplia que esta acotada reseña, pero nos parece suficiente a los fines de nuestro trabajo para postular que se trata de una ideología fundamentalmente antiestatal y antipolítica, por lo menos en el sentido clásico del término política. La " polis" es algo más que la suma de grupos de la sociedad civil, si política es un término que presupone la comunidad, ¿ cómo puede ser política una concepción que descree y critica la existencia de lo común exaltando los beneficios de la multiplicidad? Las coincidencias de los "movimientistas" con el anarquismo y el liberalismo puro son más que evidentes respecto de la negación del Estado que los aglutina y del convencimiento sobre la imposibilidad-inutilidad de promover un concepto de "interés general. La crítica central que realizamos a estas concepciones es que la multiplicidad festejada no era algo que existía previamente a la desentronización del Estado, fue un hecho político producido por la acción de la "democracia ratificadora de los mercados" y el triunfo ideológico del liberalismo menemista. En nuestra terminología no entendemos como se podría pasar de la "crisis de aplicación de la norma" a la "crisis de la norma" partiendo de esas premisas ideológicas. Ignorar al Estado es, sin duda, funcional a la ideología liberal que también festeja la existencia de asociaciones libres de individuos con fines de asistencia social y expresión cultural. El Estado penetrado en su accionar de ideología liberal produjo la aparición de la pura multiplicidad social, de la pobreza absoluta para millones de argentinos y de la "necesidad" de combatirla privadamente, sólo un Estado distinto podrá revertir la situación.

Bibliografía Utilizada

Bacheler, Jean : " Los fenómenos revolucionarios ". Ediciones Península. Barcelona, 1974.

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Friedman, Milton y Rose: "Libertad de elegir". Planeta-Agostini. España, 1993.

Kelsen, Hans: " Teoría pura del derecho". Eudeba. Buenos Aires, 1983

Novaro, Marcos: Artículo " Menem y la disolución de la alteridad populista". Revista "El ojo furioso", número de invierno del 96

Schmitt, Carl: " El concepto de lo político". Editorial Struhart. Buenos Aires, 1985.

Schmitt, Carl: " Catolicismo y forma política". Editorial Tecnos. Madrid, 2000

 

 

Autor:

María Soledad Baudino

Nicolás Enrique Puente

Partes: 1, 2, 3
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