- Fármacos utilizados en
la terapéutica de la hidatidosis - Cirugía
- Drenaje
percutáneo - Terapéuticas
alternativas en estudio - Conclusión
- Bibliografía
Introducción
La Equinococosis humana o hidatidosis es una zoonosis
causada por las formas larvales del cestodo del género
Echinococcus, cuyas formas adultas se encuentran en el intestino
delgado de los cánidos.
Dentro de las cuatro especies del genero
Echinococcus dos tienen interés
médico, E. granulosus y E. multilocularis, causantes de
Hidatidosis quística e Hidatidosis alveolar en humanos
respectivamente.
Los cánidos infectados con la forma adulta del
parásito liberan huevos viables al medio ambiente
con sus heces. Los humanos adquieren la hidatidosis al ingerir
accidentalmente estos. Dentro del tracto digestivo y favorecido
por la acción de enzimas
gástricas y pancreáticas y los cambios en el
pH, se libera
la oncósfera o embrión hexacanto, que penetra la
mucosa del intestino delgado y gana la circulación portal.
En un 50-70% de los casos las oncósferas quedan retenidas
en el filtro inicial constituido por los sinusoides
hepáticos, localizándose preferentemente en el
lóbulo hepático derecho; un 20-30% sortea este
primer filtro y se aloja a nivel pulmonar y el resto de las
oncósferas, un 10%, se ubica a nivel óseo,
encefálico, cardíaco y esplénico
(1).
A nivel de los capilares hepáticos y pulmonares
el parásito se desarrolla hasta el estadio de larva
hidátide y debido a la reacción inflamatoria
inespecífica generada por el tejido circundante, se
desarrolla el quiste hidatídico (1).
Estos quistes crecen de 5 a 10 cm. durante el primer
año y pueden sobrevivir años. Los síntomas
generalmente están ausentes y en muchos casos los quistes
son detectados accidentalmente en estudios de imágenes.
Cuando los síntomas se presentan, frecuentemente se deben
al efecto de masa ocupante que generan los quistes
(1).
Dadas las características estructurales y de desarrollo de
los quistes (lento crecimiento, desarrollo
tardío, ubicación, etc.) las posibilidades
terapéuticas son escasas. Durante muchos años el
único tratamiento disponible era el quirúrgico. A
partir de la década del `70 comenzaron a utilizarse los
benzimidazoles, fármacos con actividad
antihelmíntica, intentando disminuir los riesgos
quirúrgicos (ruptura de quiste) así como detener el
desarrollo del quiste. En el caso de quistes inoperables
(difícil acceso, quistes multiloculares) o de pacientes
con contraindicaciones quirúrgicas, comenzaron a
desarrollarse técnicas
menos invasivas complementándose estas últimas con
agentes quimioterápicos.
A lo largo de este trabajo describiremos los métodos
terapéuticos que se utilizan actualmente, y aquellos que
aún se encuentran en investigación.
Fármacos utilizados en la
terapéutica de la hidatidosis
Resulta importante comprender que la estructura del
quiste hidatídico define la elección
terapéutica, tanto quirúrgica como
farmacológica. Los quistes se encuentran rodeados por una
envoltura fibrosa de tejido conjuntivo (adventicia) que es
producida por la reacción inflamatoria del tejido
circundante (ciertos parénquimas como el hueso, al no
desarrollar este tipo de respuesta no desarrollan adventicia).
Dentro de esta cápsula de tejido conjuntivo el
parásito produce una capa acelular de aproximadamente
50mm. de espesor compuesta por mucopolisacáridos y
proteínas, recubierta en su interior por
una capa de células
germinales (germinativa). Estas células se
diferencian a parásitos inmaduros (protoescólices)
que permanecen anclados a la capa germinal o dentro del fluido
quístico. Estos protoescólices son capaces de
formar nuevos quistes si se diseminan en el hospedador
intermediario mediante la ruptura del quiste o durante la
cirugía. La pared del quiste es capaz de ejercer transporte
activo y absorción y secreción selectiva. Todo esto
demuestra que una droga debe
penetrar las tres capas del quiste para resultar efectiva
(2).
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