Viruela
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epidemiológicos - Vacunas
disponibles - Estrategias de vacunación
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Es una enfermedad
infectocontagiosa virósica transmisible, de fácil
difusión y de notificación obligatoria
internacional. Es la enfermedad eruptiva más grave, pero
en nuestro país esta erradicada.
Es un virus muy
resistente a la desecación y al frío, pero es
sensible al calor, por eso
la enfermedad es más común en el invierno. Puede
vivir en estado latente
durante un tiempo
prolongado. La diseminación en el organismo humano se
realiza a través de la sangre.
Este virus fue aislado en el
año 1947. Su reservorio es el
hombre.
Esta enfermedad tiene un
período de incubación muy rápido, de 10 a 72
horas. Se inicia bruscamente con fiebre muy alta
(41°) , escaloifrío, vómitos y dolores en
diversas partes del cuerpo. Luego desciende la temperatura y
aparece una erupción de manchas rojas que al tercer
día se transforma en vesículas de líquido
claro, que al sexto día se hace purulento, al decimo
día se produce una descamación , que deja
cicatrices bien marcadas.
Existen dos tipos de viruela:
variola mayor, la típica viruela que, con una tasa de
mortalidad del 20% o más en personas no vacunadas, puede
también causar ceguera; y variola menor, una forma mucho
menos letal de la enfermedad (mortalidad inferior al 1%).Las
fuentes de
infección son las secreciones del aparato
respiratorio.
El contagio es interhumano(de
hombre a
hombre). El virus entra por los aparatos respiratorio y
digestivo, y luego se instala en las vesículas o
pústulas que se forman en la piel.
Hay contagio desde la
aparición delos primeros sintomas y durante 2 a 3
semanas.
La transmición puede
ser:
- Directa: Por via aerea. Por
las gotitas de Flügge o por contacto con las
púspulas. - Indirecta: A través de
objetos contaminados como la ropa del enfermo. o por los
virus que transportan las moscas en sus patas.
Aparece por brotes
epidémicos, pero existen focos muy importantes en la
India, a
pesarde lo cual hoy en día casi se ha conseguido erradicar
la enfermedad
- Vacunación , esta
confiere inmunidad durante varios años. - Revacunación.
- Aislamiento hasta el
desprendimiento de las costras. - Aislamientos de los contactosy
su vacunaión sistematica. - Notificación
obligatoria.
Impacto mundial de la
vacunación
Hasta la fecha, la viruela es la
única enfermedad que se erradicó por completo; el
último caso informado en el mundo se remonta a 1977. De no
haberse eliminado, la humanidad seguiría pagando un
elevado precio a este
terrible flagelo. De hecho, la inmunización con la vacuna
contra la viruela (elaborada en base a virus atenuados vivos)
probablemente resultaría fatal para muchos individuos con
problemas
inmunológicos infectados con el virus del SIDA, que
comenzó a cobrar un gran número de víctimas
a principios de
los 80. Una demora de unos pocos años en el programa de
erradicación global habría frustrado su éxito y
obligado al desarrollo de
otra vacuna para proteger a las personas con HIV.
Si no estuviera erradicada la
viruela, la OMS ciertamente la incluiría en su lista de
las seis enfermedades
infecciosas más letales del mundo. Sin el enorme esfuerzo
de erradicación y los 300 millones de dólares
invertidos en el Programa Intensificado de Erradicación de
la Viruela, este azote seguiría cobrando millones de vidas
al año y costaría a los gobiernos millones de
dólares en gastos
médicos.
La vacunación contra la
viruela se inició en 1800 en los Estados Unidos,
pero no se administró en forma rutinaria hasta principios
del siglo XX. En los Estados Unidos, se registraron un total de
21.064 casos de viruela en 1900, de los cuales 894 resultaron
fatales. Cada año entre 1900 y 1904, se atribuyeron un
promedio de 48.164 casos de viruela y 1.528 muertes a una de las
dos formas de la enfermedad (variola mayor y menor) en los
Estados Unidos.
En los Estados Unidos, se
registraron 102.791 casos de viruela en 1921, y 30.151 en 1931.
De 1932 a 1939, se informaron entre 5.000 y 15.000 casos cada
año, mientras que las tasas de mortalidad asociada
variaron entre 23 y 52 muertes. Se desataron epidemias de variola
mayor a principios de la década de 1900, luego cesaron en
1929. La cantidad de epidemias de variola menor comenzaron a
declinar en la década de 1940, y el último caso de
viruela registrado en Estados Unidos data de 1949.
Los datos de
países que experimentaron un resurgimiento de la viruela
luego de varios años de ausencia proporcionaron información valiosa sobre el impacto de la
vacunación en cuanto a la supervivencia a largo plazo. De
los 680 casos de variola mayor que se importaron a Europa, la tasa
de mortalidad de sujetos no vacunados era del 52%, mientras que
era sólo del 1,4% en individuos que habían sido
vacunados más de 10 años atrás y del 11,1%
en los vacunados por más de veinte años.
Gracias a la vacunación, la
viruela había desaparecido hacia 1900 en varios
países del norte de Europa. En 1914, las tasas de
incidencia se habían reducido en forma significativa en la
mayoría de los países industrializados.
No obstante, durante este mismo
período, entre 1910 y 1914, se desató una epidemia
en Rusia, que
cobró las vidas de 200.000 rusos y casi 25.000 habitantes
de los países europeos vecinos.
En la década de 1920, los
programas de
vacunación detuvieron la expansión de la viruela en
varios países europeos, y para la década de 1930
los únicos casos eran importados, con la notable
excepción de España y
Portugal. La viruela siguió siendo endémica en
estos dos países hasta 1948 y 1953, respectivamente. En
Canadá, la propagación de la viruela llegó a
su fin a principios de los 40, mientras que en Japón
se la detuvo cerca de 1950.
En 1966, la Asamblea Mundial de la
Salud
decidió asignar a la OMS un presupuesto anual
de 2,4 millones de dólares para organizar una
campaña para erradicar la viruela. Se esperaba que el
programa durara 10 años y cumpliera sus objetivos
hacia diciembre de 1976.
En 1967, durante el primer
año del Programa Intensificado de Erradicación de
la Viruela, se informaron un total de 131.789 casos de viruela en
44 países. La viruela se consideraba endémica en 31
de esos países, incluyendo Brasil, la mayor
parte del sub-Sahara africano, India, Indonesia, Nepal y
Pakistán. Los estudios indicarían más
adelante que sólo se informaba el 1% de los casos, y que
la cantidad real de casos anuales se encontraba entre 10 y 15
millones, de una población total de unos 1,2 mil
millones.
La viruela endémica se
erradicó de 20 países en el oeste y centro de
África en 1970, en Brasil en 1971 y en Indonesia al
año siguiente. La incidencia de la viruela se
derrumbó en forma drástica en 1972, con casos
informados en ocho países endémicos en
África y el sudeste de Asia. Por
último, se erradicó la viruela endémica del
continente asiático en 1975. La difusión de la
enfermedad se detuvo en Etiopía en 1976 y en
Somalía el 26 de octubre de 1977, fecha del último
caso natural de viruela.
Se informaron dos otros casos
luego, en 1978, por contaminación en un laboratorio.
Estos casos accidentales fueron de hecho los
últimos.
El 8 de mayo de 1980, la OMS
declaró que la viruela se había erradicado
efectivamente.
El costo general del
programa fue de 300 millones de dólares, de los cuales 98
millones se destinaron a asistencia internacional. La
erradicación de la viruela mediante la vacunación
permitió a los Estados Unidos abandonar las tareas de
prevención y tratamiento de la viruela, en particular los
programas de inmunización masiva en 1971.
En una década, este
emprendimiento sin precedentes hizo posible erradicar por
completo la viruela, enfermedad que había afectado,
desfigurado y matado a millones de personas en todos los
tiempos.
En Gran Bretaña, la
observación de que los ayudantes de establo
y las ordeñadoras eran en apariencia inmunes a la viruela
se atribuyó por lo general a la exposición
anterior a la vaccinia. Esta enfermedad, conocida
comúnmente como viruela vacuna, es una enfermedad
infecciosa caracterizada por la erupción de un rash
pustular en vacas que causa sólo síntomas de poca
importancia y lesiones cutáneas en el hombre.
Edward Jenner, un boticario y
cirujano de Berkeley, ubicado en el condado rural de
Gloucestershire, había notado que los que habían
sufrido previamente viruela vacuna demostraban resistencia
cuando se exponían a la viruela, y que esta
protección podía extenderse hasta 53 años.
Con la ayuda de su sobrino, Henry Jenner, recopiló datos
epidemiológicos de 28 individuos, los que proporcionaron
la evidencia para fundamentar su hipótesis de que la inoculación con
viruela vacuna podía prestar un servicio
enorme a la humanidad.
El 14 de mayo de 1796, tres
días antes de cumplir 47 años, Jenner
comenzó un experimento crucial. Extrajo pus de una
pústula de la mano de Sarah Nelmes, una ordeñadora
que había contraído viruela vacuna de su vaca
lechera "Blossom", e inoculó a James Phipps, un
niño saludable de 8 años, mediante dos incisiones
superficiales. El niño desarrolló una leve
enfermedad entre el 7º y el 9º día. Se
formó una vesícula en los puntos de
inoculación, que desapareció sin la menor
complicación. El 1º de julio, se inoculó al
niño con la temida viruela mediante varios pinchazos e
incisiones leves, pero no se enfermó.
Jenner publicó sus
resultados en 1798 a su propio costo, en una monografía hoy famosa titulada: "Investigación de las causas y efectos de la
vacuna antivariólica". Al hacerlo, acuñó el
nombre en latín para la viruela vacuna, variolae
vaccine.
En todas sus publicaciones, Edward
Jenner utilizó el término "vaccine" (vacuna) para
el virus y la enfermedad, sin emplear jamás la palabra
"vacunación". Este término fue utilizado por
primera vez en 1800 por Richard Dunning, un cirujano de Plymouth,
con la aprobación de Jenner. Luego, la palabra
sería adoptada por Louis Pasteur. En 1881, Pasteur
empleó por primera vez la palabra "vacuna" en sentido
general ("Le vaccin du charbon, Comptes rendus de l'Academie des
Sciences de Paris") y propuso que se emplearan las palabras
"vacuna" y "vacunación" como términos generales
durante una conferencia
internacional en Londres.
La vacunación se introdujo
en las colonias españolas del Nuevo Mundo mediante
transfusiones de brazo a brazo entre niños
huérfanos. En cinco años, la monografía
"Investigación …" de Jenner se tradujo a otros seis
idiomas: holandés, francés, alemán,
italiano, portugués y latín. Poco a poco la
vacunación reemplazó a la variolación
(inoculación de un sujeto sano con una aguja que penetra
la piel con una pequeña cantidad de pus obtenido de un
sujeto infectado con una forma benigna de viruela, dejando
grandes espacios de piel sana entre pústulas), que fue
prohibida en Gran Bretaña en 1840. La vacunación de
niños pequeños contra la viruela fue obligatoria en
1853, y se prohibió la vacunación de brazo a brazo
en 1898.
Los historiadores calculan que la
viruela apareció por primera vez en el momento en que el
hombre realizó sus primeros asentamientos
agrícolas, hace unos 10.000 años. La primera prueba
tangible de su existencia provino de momias egipcias
pertenecientes a la XVIII dinastía (1580-1350 antes de
Cristo) y la del Faraón Ramsés V (1157 A.C.). Sin
embargo, las primeras descripciones conocidas de la enfermedad no
se realizaron hasta el siglo IV D.C. en China y el
siglo X D.C. en el sudeste asiático.
La viruela no se importó a
Occidente hasta el siglo XVI. Luego siguieron epidemias
catastróficas que literalmente diezmaron las tribus de
indígenas americanos y aniquilaron los imperios azteca e
inca. La viruela se había convertido en una enfermedad
mundial. En Asia, donde era prevalente la variola mayor, las
tasas de mortalidad promedio eran del 20%, pero se elevaban al
40% o al 50% en niños menores de un año.
En Europa, a fines del siglo
XVIII, unas 400.000 personas sucumbían por viruela cada
año, y un tercio de los sobrevivientes quedaban ciegos. No
menos de cinco reyes murieron de viruela en el siglo XVIII,
enfermedad que alteró la línea de sucesión
de los Habsburgo cuatro veces en cuatro generaciones.
Hacia fines del siglo XIX, las
únicas epidemias conocidas de viruela eran de variola
mayor. La variola menor se describió por primera vez en
Sudáfrica y los Estados Unidos. Se volvió la forma
más prevalente de la enfermedad en todos los Estados
Unidos, en ciertas regiones de Sudamérica y en Europa,
así como en ciertas regiones del este y sur de
África.
En los siglos recientes, la
viruela se convirtió en una de las enfermedades más
temidas, dado que podía atacar en cualquier lugar y no
existía un tratamiento efectivo. A diferencia de la
malaria y la fiebre amarilla, la viruela no requería de un
vector, y podían desatarse epidemias en cualquier momento,
independientemente de la estación del año.
Además, las mejoras en los servicios
sanitarios y las condiciones de vida, que tenían un efecto
positivo sobre la incidencia del cólera
y la fiebre tifoidea, no tenían tal efecto sobre la
viruela.
En la época de Jenner, la
vacunación se practicaba en Gran Bretaña por
transfusión de brazo a brazo, a diferencia de lo que se
hacía en el resto de Europa. Se descubrió que la
vacuna se podía transferir sucesivamente de un individuo a
otro sin perder sus propiedades.
La Conferencia de Lyon de 1864
marcó el comienzo de la producción masiva de la vacuna contra la
viruela cultivada en cuero de
ternero, método
iniciado a principios del siglo XIX por investigadores italianos.
La vacuna se formulaba en base a pústulas que se formaban
luego de inocular al ternero en varios lugares. El extracto luego
se molía en un mortero y se suspendía en glicerina.
No fue sino hasta 1925 que se adoptaron reglamentaciones sobre
calidad de las
vacunas en
Gran Bretaña o en cualquier otro país.
A principios de la década
de 1950, Collier finalmente desarrolló un método
para producir una vacuna liofilizada activa en escala comercial.
Este desarrollo persuadió al Director General de la OMS de
que propusiera un programa de erradicación global de la
viruela en 1953. Su decisión se vio motivada por el hecho
de que la URSS había eliminado con éxito la viruela
en los 50 mediante una campaña de vacunación y
revacunación masiva obligatoria que logró una tasa
de cobertura por vacuna superior al 80%.
La decisión de organizar
campañas de vacunación masivas contra la viruela
fue tomada por la Asamblea Mundial de la Salud en 1959. Esta
iniciativa trajo aparejada la eliminación de la viruela en
varios de los países endémicos menores, pero hacia
1965 quedó claro que se necesitaba un programa mucho
más amplio e intensivo. Esto marcó el inicio del
famoso Programa Intensificado de Erradicación de la
Viruela, que se basó en dos elementos para su
éxito: un abastecimiento adecuado de vacuna de alta
calidad, seguido de supervisión y contención. Durante
este período, la OMS distribuyó 465 millones de
dosis de vacuna en 27 países. Cada año de 1967 a
1979, la OMS despachó entre 15 y 45 millones de dosis de
vacuna a los países endémicos.
Antes de 1967, la
vacunación se realizaba mediante un método de
escarificación o una técnica de presión
múltiple. El Programa Intensificado brindó la
oportunidad de desarrollar nuevos métodos.
Primero llegó la pistola de inyección, y luego la
aguja bifurcada ¾mucho más efectiva¾ que
aplicaba una única dosis de vacuna. Luego de sumergir las
agujas en un vial de vacuna reconstituida, la dosis se depositaba
sobre la piel y se realizaban 15 pinchazos verticales a
través de la gota.
En los países
endémicos, que hasta la Primera Guerra
Mundial incluían a casi todo el mundo, la vacuna
contra la viruela se recomendaba en forma universal, con una
revacunación cada 3 a 10 años. Los niños
vacunados entre los 3 y los 12 meses de edad eran la única
excepción porque a menudo no resultaba efectiva si se
aplicaba antes.
Con la mejora de las vacunas en la
década de 1920, los doctores franceses y alemanes
demostraron que la vacunación en el nacimiento era
efectiva. No obstante, a medida que declinaba la incidencia de la
viruela, se hizo cada vez menos común la
administración de vacunación inicial a
neonatos.
Lunes, 12 de Noviembre del
2001.
Prueban vacuna contra la viruela
ante temor de guerra
biológica
La firma británica de
biotecnología Acambis Plc
anunció que pronto comenzará a hacer pruebas con
una nueva vacuna contra la viruela para Estados Unidos, por el
temor de una guerra biológica tras los ataques en Nueva
York y Washington. La atención se enfocó en la
vulnerabilidad de Estados Unidos ante las armas
biológicas, después de que secuestradores
aéreos estrellaron tres aviones contra el World Trade
Center y el Pentágono la semana pasada y causaron la muerte de
miles de personas. Los ataques han dado una nueva urgencia al
trabajo de
Acambis, a la que el gobierno de
Estados Unidos pidió hacer una vacuna contra la viruela
que satisfaga los patrones modernos de seguridad,
más de 20 años después que la mortal
enfermedad fuera considerada erradicada oficialmente.
Científicos dicen que la viruela y el carbunclo
(ántrax) representan las mayores amenazas de guerra
microbiológica, pero sólo la viruela, una
erupción pustulosa de la piel contagiosa y mortal que se
acompaña de dolor y fiebre, tiene la posibilidad de
convertirse en una pandemia, o epidemia mundial. Acambis dijo que
espera comenzar las pruebas clínicas con su vacuna a
principios del próximo año. "Se está
realizando un esfuerzo mayor en este contrato, con
cerca de una quinta parte de nuestras 100 investigaciones y
con el desarrollo de personal
comprometido en el proyecto", dijo
el presidente ejecutivo John Brown. Acambis tiene que entregar
las primeras dosis de la vacuna a Estados Unidos en el 2004, pero
Brown dijo que el proceso no
puede acelerarse. "Haremos todo lo posible por satisfacer este
importante requerimiento", dijo en una entrevista. A
los estrategas militares les preocupa que algunas muestras de
virus producidas en la ex Unión Soviética ante la
Guerra
Fría caigan en manos de grupos militantes
o estados hostiles. La vacuna original contra la viruela, que
tiene su origen en el siglo XVIII, era simplemente una dosis
tomada de una pústula de una enfermedad del ganado vacuno
que, al parecer, inmunizaba a los ordeñadores. La vacuna,
que se cultiva en terneras, no satisface los requisitos modernos
de seguridad.
En el contrato de 20 años
con los Centros para el Control y
Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, Acambis
hará una entrega inicial de 40 millones de dosis de su
vacuna producida en este laboratorio.
Ciencia y
Tecnologia
Septiembre 21, 2001
21:56:49
INFORME ESPECIAL / LA GUERRA QUE
VIENE: LA UTILIZACION DE VIRUS COMO ARMAS DE ATAQUE
La viruela y la peste, dos plagas
que asolaron a la humanidad
Los primeros intentos de diseminar
enfermedades entre el enemigo se remontan a la Edad Media
· Les arrojaban cadáveres infectados en los
castillos
Enfermedades como la viruela o la
peste provocaron, en distintas épocas de la historia, estragos en la
humanidad. Sus efectos fueron terribles hasta que la ciencia
logró su erradicación. Ahora, la posibilidad,
advertida tanto en Estados Unidos como en algunos países
europeos, de ataques terroristas con armas químicas o
biológicas ha reinsertado el temor de que el mundo se vea
enfrentado a flagelos que ya se creían extinguidos. Los
primeros intentos de diseminar enfermedades entre los soldados o
poblaciones enemigas se remontan a varios siglos. En la Edad
Media los asedios militares eran rotos arrojando cadáveres
infectados sobre los muros de los castillos para provocar
epidemias y plagas. De la misma forma que antaño, pero con
instrumentos más sofisticados y eficaces, los ataques
bioterroristas podrían reinstalar enfermedades y plagas
que en la antigüedad fueron devastadoras. La viruela, esa
enfermedad que deja cicatrices en la cara y en el cuerpo y era
causada por un virus llamado el virus de la variola,
provocó estragos hasta su erradicación. El
último caso del virus tuvo lugar en Somalía, en
1977. Y en 1980, la
Organización Mundial de la Salud retiraba la vacuna
del mercado.
Según el informe Promed,
que circula de manera selecta entre médicos y
científicos, allí radica el gran conflicto que
plantea el tema de la viruela. Un ataque terrorista con este
virus, encontraría a enorme cantidad de población
desprotegida, porque al no haberse vacunado tampoco tienen los
anticuerpos. "Los beneficios y riesgos de
poner la vacuna en circulación aún están
siendo examinados", indica el Promed. Ocurre que ello
también significaría habilitársela a los
grupos terroristas. En tiempos de la epidemia, la viruela
causó estragos, especialmente entre ancianos, embarazadas
y personas con bajas defensas. Ocurre que una vez que se dispersa
es muy contagiosa. Se transmite muy fácilmente a
través de la tos y los estornudos. Con una
incubación de diez a quince días, su evolución tiene cuatro estadios:
invasión, erupción, supuración y
desecación. La más grave de sus presentaciones es
la llamada "hemorrágica negra". El Promed informa que hay
dosis de vacunas almacenadas en el Centro de Control de
Enfermedades, de Atlanta, Estados Unidos, y en el Instituto para
las Preparaciones Virales, de Kolstsovo, Rusia. El informe agrega
que no se conoce la existencia de virus de viruela en otros
países. Pero sostiene que las 15 millones de dosis
existentes en Estados Unidos están muy lejos de la
cantidad necesaria frente a un ataque terrorista. Por otra parte,
la peste es una enfermedad muy contagiosa y produce una enorme
mortandad entre los hombres y animales. Es muy
fácilmente transmisible entre regiones. Se da en tres
formas: bubónica, septicemia y neumónica. La
muerte tiene
lugar entre el 2° y 4° día después de haber
aparecido los primeros síntomas. La peste bubónica,
o negra, asoló Europa y Asia entre los siglos XIV y XVI.
Durante mucho tiempo se ha culpado a la peste bubónica de
ser la causante de la muerte de más de un cuarto de la
población europea en la Edad Media, aunque ahora
surgió la teoría
-no comprobada totalmente- de que la denominada peste negra se
dio por un virus muy parecido al ébola, que se
transmitía directamente de una persona a
otra.
Vacunas contra una guerra
biológica
Comenzarán estudios para
evitar epidemia de viruela
LONDRES (Reuters) – La firma
británica de biotecnología Acambis Plc dijo este
jueves que pronto comenzará a hacer pruebas con una nueva
vacuna contra la viruela para Estados Unidos, por el temor de una
guerra biológica tras los ataques en Nueva York y
Washington.
Viruela: una fuerte
amenaza
La atención se
enfocó en la vulnerabilidad de Estados Unidos ante las
armas biológicas, después de que secuestradores
aéreos estrellaron tres aviones contra el World Trade
Center y el Pentágono la semana pasada matando a miles de
personas. La atrocidad le ha dado una nueva urgencia al trabajo
de Acambis, a la que el gobierno de Estados Unidos pidió
hacer una vacuna contra la viruela que satisfaga los patrones
modernos de seguridad, más de 20 años
después que la mortal enfermedad fuera considerada
erradicada oficialmente. Científicos dicen que la viruela
y el carbunclo (ántrax ) representan las mayores amenazas
de guerra microbiológica, pero sólo la viruela, una
erupción pustulosa de la piel contagiosa y mortal que se
acompaña de dolor y fiebre, tiene la posibilidad de
convertirse en una pandemia, o epidemia mundial.
Comenzarán pruebas científicas Acambis dijo que
espera comenzar las pruebas clínicas con su vacuna a
principios del próximo año. "Se está
realizando un esfuerzo mayor en este contrato, con cerca de una
quinta parte de nuestras 100 investigaciones y con el desarrollo
de personal comprometido en el proyecto", dijo el presidente
ejecutivo John Brown. Acambis tiene que entregar las primeras
dosis de la vacuna a Estados Unidos en el 2004, pero Brown dijo
que el proceso no puede acelerarse. "Haremos todo lo posible por
satisfacer este importante requerimiento", dijo en una
entrevista. Estrategia de
vacunas A los estrategas militares les preocupa que algunas
muestras de virus producidas en la ex Unión
Soviética durante la Guerra Fría pudieran caer en
manos de grupos militantes o estados hostiles. La vacuna original
contra la viruela, que tiene su origen en el siglo XVIII, era
simplemente una dosis tomada de una pústula de una
enfermedad del ganado vacuno que, al parecer, inmunizaba a los
ordeñadores. La vacuna, que se cultiva en terneras, no
satisface los requisitos modernos de seguridad. En el contrato de
20 años con los Centros para el Control y
Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, Acambis
hará una entrega inicial de 40 millones de dosis de su
vacuna producida en este laboratorio.
INFORME ESPECIAL / LA GUERRA QUE
VIENE: LAS NUEVAS AMENAZAS
Bioterrorismo: el temor que crece
en el mundo tras los atentados
Son armas que pueden causar
epidemias mortales. Y revivir enfermedades como la viruela. Se
teme un ataque terrorista con ellas. Los científicos en
EE.UU. dicen que el país es vulnerable, pero el gobierno
lo niega
No es el impacto puntual de la
explosión que produce el estallido de una bomba, ni la
caída de uno o más aviones sobre un blanco
determinado. Es una enfermedad devastadora, fulminante y
dolorosa, que puede matar rápidamente a millones de
personas. Y causar un estado de pánico
público con precedentes solo equivalentes a las peores
historias de la peste negra de la época medieval. Se
introduce mediante la infección de lugares tan comunes
como las redes urbanas
de agua o los
sembradíos. O rociando aerosoles o vapores en lugares de
concentración masiva como estadios de fútbol o
subterráneos y trenes. Todas estas posibilidades, aun
hipotéticas, son las que ya preocupan a los
científicos ante indicios reales de que los grupos
terroristas podrían utilizar la guerra
bacteriológica y química para destruir
a sus enemigos. Gobiernos de Europa, América
latina y sobre todo el de Estados Unidos están en
alerta máxima, nuclear y bioquímica
tras los atentados en Nueva York y Washington, del 11 de
setiembre. Buena parte de ello se sustenta en el hecho de que los
recientes avances
tecnológicos en el área científica les
sirven también a los grupos que buscan sembrar la
destrucción masiva, indicó la Organización Mundial de la Salud. La OMS se
introdujo en el tema cuando, a mediados de semana, lanzó
un llamamiento internacional para contrarrestar mediante la
vigilancia y una rápida respuesta coordinada a intentos
bioterroristas de consecuencias devastadoras. Un ataque con
gas
sarín en 1995 que realizó la secta japonesa Verdad
Suprema en el subte de Tokio mató 12 personas de manera
fulminante y muchos de los 5.000 afectados sufren aún sus
secuelas. El pánico que ha surgido en las grandes ciudades
de EE.UU y también en Londres -en ambos lugares las
máscaras antigás cotizan en alza desde unos 30
dólares antes del atentado a casi el doble hoy-, se
alimenta de hechos contundentes. Los expertos científicos
norteamericanos admiten que el país es muy vulnerable a un
ataque de este tipo. El gobierno lo niega. El ministro de salud,
Tommy Thompson, llamó a que "la gente comprenda que
está a salvo". Y agregó hablando a la cadena CBS
que "estamos preparados para hacernos cargo de cualquier
consecuencia que se desarrolle (tras) cualquier tipo de ataque
bioterrorista". El funcionario afirmó que se han
almacenado 50 toneladas de suministros médicos y que 7.000
miembros del personal médico fueron alistados. Pero un
informe publicado por The Washington Post reveló este fin
de semana que "los médicos están pobremente
entrenados para reconocer síntomas de infección
creados por armas biológicas. Incluso muchos de los
hospitales de la nación
carecen del necesario equipamiento". Al respecto el senador
republicano Bill Frist afirmó que "frente al bioterrorismo
el primer defecto son las carencias en nuestra estructura de
salud
pública. Ello es producto de 15
años de negligencia". El peligro es además
percibido como inminente. La revista Time
informó el lunes pasado que en uno de los allanamientos
realizados por agentes especiales se encontró un manual con
instrucciones para el esparcimiento aéreo de fertilizantes
y antiparasitarios. Y el miércoles, el secretario de
Justicia de
EE.UU. John Ashcroft, aseguraba que presuntos cómplices de
los atacantes obtuvieron licencias fraudulentas para manejar
sustancias tóxicas. Estos indicios explican la
razón por la cual el presidente George W. Bush,
ordenó en las últimas semanas dos veces que se
suspendiera la actividad de los 3.000 aviones fumigadores que hay
en el país. El temor a que se arrojara una peligrosa plaga
sobre las cosechas, o que se lanzara desde el aire un virus
letal se instalaba así en la Casa Blanca. Según
informó The New York Times el viernes, Bush presiona ahora
a las empresas de
biotecnología para que desarrollen y produzcan vacunas,
drogas y otros
químicos de defensa contra eventuales ataques. Los
atentados desplomaron los mercados
internacionales, pero el golpe fue inverso para las empresas de
material bélico cuyas acciones
cerraron con fuerte alza los días siguientes. El mismo
registro
mostraron las compañías y laboratorios que trabajan
con el testeo biológico y químico. Ya en marzo, el
Centro de Control de Enfermedades advirtió que la
infraestructura sanitaria de EE.UU. es "inadecuada" para
enfrentar un ataque bioterrorista. Pero las soluciones no
son simples. "Es muy difícil hablar de medidas de
seguridad contra el bioterrorismo. Se puede enfrentar limitando
sus daños, pero probablemente su impacto será mucho
más mortal. Hay que empezar por un buen sistema de
inteligencia
para prevenir el ataque", dijo a Clarín el especialista en
Relaciones
Internacionales Khatchik Der Ghoukassian, desde Miami. Un
experimento sirvió para probar de modo elocuente los
límites
a los que se enfrenta EE.UU. En la base Andrews de la fuerza
aérea, en los suburbios de Washington, se realizó
en junio un juego de
guerra llamado "Dark Winter" (Invierno Negro). Comenzó con
un reporte inicial que alertaba sobre la aparición de un
caso de viruela en Oklahoma. Para cuando el tiempo previsto del
juego finalizó, la imaginaria epidemia se había
desparramado a 25 estados y asesinado a millones de personas sin
que nada pudiera evitarlo. Los atentados de setiembre borraron
los límites entre ficción y realidad y acrecentaron
un sentimiento generalizado de extrema vulnerabilidad. Una
muestra de esa
psicosis se vio
el miércoles pasado en Los Angeles, cuando su principal
línea de metro fue evacuada porque los pasajeros se
quejaban de irritación en los ojos y vértigo. Dos
horas después las autoridades informaban que las pesquisas
no encontraron ningún agente extraño en el aire. El
pánico ha generado situaciones insólitas: esta
semana, se acabó la penicilina que se vendía en las
farmacias de EE.UU. por el temor de la gente a un ataque del
temible ántrax. "Las armas biológicas son aquellas
que provienen de organismos vivos causantes de enfermedades.
Las
armas químicas pueden ser
sacadas también de agentes vivos pero son sintetizadas",
explicó a Clarín la doctora Norma Binsztein, jefa
de bactereología del Instituto Nacional de Enfermedades
Infecciosas, el ex Instituto Malbrán, referente nacional
en microbiología. Para la OMS, todo agente
infeccioso o sustancia química tóxica pueden ser
manipulados para su uso como arma. Binsztein dijo que hay
numerosos agentes vivos, virus y bacterias que
provocan enfermedades como por ejemplo el cólera.
Según la Organización Mundial de la Salud el
ántrax, la viruela, el botulismo y la peste (sobre todo
bubónica), son los primeros candidatos a ser utilizados
como armamento. El FBI identificó ya unos diez grupos de
sustancias químicas de alta peligrosidad. Entre ellas, los
gases
tabún, sarín y soman, agentes paralizantes como la
lewisita, el gas mostaza o el fosgeno y una decena de metales pesados y
toxinas volátiles. "Por su naturaleza,
las armas químicas tienen una aplicación limitada:
crean un problema de seguridad regional antes que global",
explicó el ensayista Gert G. Harigel en un extenso
artículo sobre este tipo de armas publicado en Internet por la
Fundación Carnegie para la Paz Internacional. "Quince
toneladas de un arma química pueden matar al 50 por ciento
de las personas que están en un área de 60
kilómetros cuadrados. Pero 10 toneladas de armamento
biológico mataría al 25 por ciento de la gente y
dejaría al 50 por ciento enfermo en un área de
100.000 kilómetros cuadrados", asegura Harigel. La
preparación para un ataque bioterrorista es muy similar al
que requiere la propagación natural de una enfermedad,
señala la OMS en un informe titulado "Aspectos para la
salud. Las armas biológicas y químicas". Aparece
allí una condición que atenuaría el interés de
los terroristas, según aseguró la doctora
Binsztein, que coincide con otros científicos en que las
armas biológicas presentan un gran peligro también
para los atacantes por su posible "efecto búmerán".
"Una vez que se dispersan no tienen barreras. Los vientos y las
comunicaciones
actuales las llevarían a infectar cualquier punto del
planeta", dijo Binsztein y remarcó que tampoco fabricar un
arma de este tipo es tan sencillo. "Se necesita conseguir el
agente biológico, un científico, un gran
laboratorio y luego condiciones especiales de temperatura y
humedad para que el virus que se lance se active". Los virus
además,
mutan. Ello es una dificultad
tanto para el médico que busca atenuar su efecto, pero
también para el que busca generar un daño.
INFORME ESPECIAL / LA GUERRA QUE
VIENE: LA UTILIZACION DE VIRUS COMO ARMAS DE ATAQUE
La viruela y la peste, dos
plagas que asolaron a la humanidad
Los primeros intentos de diseminar
enfermedades entre el enemigo se remontan a la Edad Media
· Les arrojaban cadáveres infectados en los
castillos
Enfermedades como la viruela o la
peste provocaron, en distintas épocas de la historia,
estragos en la humanidad. Sus efectos fueron terribles hasta que
la ciencia
logró su erradicación. Ahora, la posibilidad,
advertida tanto en Estados Unidos como en algunos países
europeos, de ataques terroristas con armas químicas o
biológicas ha reinsertado el temor de que el mundo se vea
enfrentado a flagelos que ya se creían extinguidos. Los
primeros intentos de diseminar enfermedades entre los soldados o
poblaciones enemigas se remontan a varios siglos. En la Edad
Media los asedios militares eran rotos arrojando cadáveres
infectados sobre los muros de los castillos para provocar
epidemias y plagas. De la misma forma que antaño, pero con
instrumentos más sofisticados y eficaces, los ataques
bioterroristas podrían reinstalar enfermedades y plagas
que en la antigüedad fueron devastadoras. La viruela, esa
enfermedad que deja cicatrices en la cara y en el cuerpo y era
causada por un virus llamado el virus de la variola,
provocó estragos hasta su erradicación. El
último caso del virus tuvo lugar en Somalía, en
1977. Y en 1980, la Organización Mundial de la Salud
retiraba la vacuna del mercado. Según el informe Promed,
que circula de manera selecta entre médicos y
científicos, allí radica el gran conflicto que
plantea el tema de la viruela. Un ataque terrorista con este
virus, encontraría a enorme cantidad de población
desprotegida, porque al no haberse vacunado tampoco tienen los
anticuerpos. "Los beneficios y riesgos de poner la vacuna en
circulación aún están siendo examinados",
indica el Promed. Ocurre que ello también
significaría habilitársela a los grupos
terroristas. En tiempos de la epidemia, la viruela causó
estragos, especialmente entre ancianos, embarazadas y personas
con bajas defensas. Ocurre que una vez que se dispersa es muy
contagiosa. Se transmite muy fácilmente a través de
la tos y los estornudos. Con una incubación de diez a
quince días, su evolución tiene cuatro estadios:
invasión, erupción, supuración y
desecación. La más grave de sus presentaciones es
la llamada "hemorrágica negra". El Promed informa que hay
dosis de vacunas almacenadas en el Centro de Control de
Enfermedades, de Atlanta, Estados Unidos, y en el Instituto para
las Preparaciones Virales, de Kolstsovo, Rusia. El informe agrega
que no se conoce la existencia de virus de viruela en otros
países. Pero sostiene que las 15 millones de dosis
existentes en Estados Unidos están muy lejos de la
cantidad necesaria frente a un ataque terrorista. Por otra parte,
la peste es una enfermedad muy contagiosa y produce una enorme
mortandad entre los hombres y animales. Es muy fácilmente
transmisible entre regiones. Se da en tres formas:
bubónica, septicemia y neumónica. La muerte tiene
lugar entre el 2° y 4° día después de haber
aparecido los primeros síntomas. La peste bubónica,
o negra, asoló Europa y Asia entre los siglos XIV y XVI.
Durante mucho tiempo se ha culpado a la peste bubónica de
ser la causante de la muerte de más de un cuarto de la
población europea en la Edad Media, aunque ahora
surgió la teoría -no comprobada totalmente- de que
la denominada peste negra se dio por un virus muy parecido al
ébola, que se transmitía directamente de una
persona a otra.
Libros
Libro: El cuidado de la
salud
Autor:
Libro: Educación para la
salud y preservación del medio ambiente