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El Aborto




Enviado por estudioavila



    Con alguna frecuencia se plantea el dificultoso tema del
    aborto. Aún cuando desde el punto de vista de la
    religión y
    del derecho
    natural la cuestión no admite discusión,
    lo cierto es que representantes de varios foros y entidades y
    -paradójicamente- algunas organizaciones
    partidarias de la libertad y de
    los derechos civiles
    vuelven a postular con diferentes argumentos una defensa del
    derecho a una supuesta "libre elección". Soy contrario a
    que una norma de cualquier rango (incluso constitucional) pueda
    legitimar una conducta
    homicida. En numerosos países -no obstante- se ha
    conseguido alto nivel de impunidad.

    Hay varios puntos de vista que deberían tener en
    cuenta los defensores de la libertad antes de favorecer
    tamaña injusticia e inhumanidad, y hay otros puntos de
    vista que deberíamos ponderar aquellos que estamos
    definidamente en contra de ella.

    En primer lugar hay que reconocer que el tema que se ha
    instalado desde hace años en la mayoría de las
    sociedades, es
    polémico. Los medios de
    comunicación, los parlamentos, la Iglesia, otras
    comunidades religiosas, algunas entidades intermedias
    (profesionales o de otro tipo), instituciones
    sanitaristas y otros contingentes de personas organizadas
    expresan opiniones encontradas respecto al tema.

    Al igual que en tantas otras cuestiones, hay en la
    discusión del aborto un
    abuso terminológico. Se habla del derecho a la
    vida, del derecho a la libre elección. Se dice que los
    abortistas son defensores de la vida "con calidad". Algunos
    antiabortistas se declaran a la vez como defensores de la
    implantación de la pena de
    muerte.

    Si un niño o un adolescente de pocos años
    pretendiese comprender los pormenores de la cuestión a
    través de los términos con que ésta es
    tratada y analizada, tropezaría con dificultades
    insalvables o debería aprender algunos "códigos" de
    los adultos que llaman "libertad de elección" a lo que es
    homicidio y
    "calidad de
    vida" a lo que es hedonismo. En síntesis,
    las palabras deben ser cuidadosamente elegidas para no favorecer
    graves confusiones.

    Creo esencial implantar un avance terminológico
    de signo opuesto al de los abortistas. Postulo en concreto que
    el término "aborto" o la expresión
    "Interrupción (o supresión) de embarazo" deje
    de utilizarse para identificar a las situaciones en que es
    permitido: Deberá decirse: "Asesinato de persona indefensa
    por nacer"
    Si bien no es una expresión
    sociológicamente gratificante, tiene la virtud de ser
    ilustrativa de la conducta y -sobre todo- ajustada a la
    verdad.

    3. ¿Para qué se ha instalado el tema en la
    sociedad?
    ¿Quién y por qué está interesado en
    que una conducta delictiva sea admitida como
    lícita?

    4. Hay una desdichada y evidente realidad: La pobreza, la
    enfermedad y la marginación de enormes sectores de la
    sociedad, han traído como consecuencia el nacimiento de
    una importante cantidad de hijos no deseados y muchas veces no
    amados o ni siquiera recibidos. De criaturas física y moralmente
    defectuosas, etc. Se suma a esto el hecho de ser el aborto una
    contingencia que de todas maneras se produce en la sociedad.
    Muchas personas por ignorancia, por laxitud de conciencia
    moral o
    religiosa, por miedo, por desprecio o por conveniencia social,
    realizan su "elección" y matan (o hacen matar) a sus hijos
    no esperados o inconvenientes para su statu quo familiar o
    económico. Pero no realizan una "libre
    elección"
    , sino una elección penada por la
    ley.

    5. Como es obvio, vamos al encuentro de una
    discusión referente a dos bienes
    jurídicos que pueden merecer (y en realidad merecen)
    protección legal.

    El bien jurídico "derecho a la vida" y el bien
    jurídico "derecho a una vida digna, no mísera, no
    enferma"

    Conforme el obsceno juego
    dialéctico de los que privilegian a este último
    bien jurídico sobre el primero, la indignidad, la
    miseria y la enfermedad, justifican la supresión de la
    vida, en beneficio de la sociedad toda, y -!!Oh increíble
    cinismo!!- en beneficio del propio asesinado, que verá del
    sencillo modo propuesto por los abortistas, solucionados sus
    potenciales conflictos
    , y "curada su enfermedad".

    La literatura de ciencia
    ficción y algunos otros géneros
    literarios, son ricos en ejemplos descriptivos de sociedades
    de un futuro en el que la planificación de la vida, la
    supresión de enfermos, la prevención del
    agotamiento de alimentos y otras
    contingencias serias, justifican el dictado de leyes que vedan
    el tener hijos.

    Y no es preciso ir al futuro: Algunos países ya
    desalientan la existencia de embarazos indeseados. Muchos otros
    facilitan la comisión de homicidios de personas por nacer.
    Otras pocas naciones reprimen severamente la multiplicidad de la
    prole.

    Nadie ha "avanzado" tanto como para
    ordenar el homicidio de personas ya nacidas. Los
    hijos abandonados luego del nacimiento son recogidos y se les
    asigna una representación por jueces y asesores de
    menores. La contradicción es por demás
    curiosa.

    Si se mira de forma objetiva, el punto de vista de los
    abortistas queda involucrado en la siguiente premisa: El estado de
    "persona por nacer" es el más peligroso de todos cuantos
    toca vivir a un ser humano. Es como la guerra. Pues
    al igual que los participantes en ella, el nonato está
    expuesto a ser eliminado sin consecuencia ninguna para su
    asesino, quien solo debe limitarse a efectuar trámites
    burocráticos que lo pongan al amparo que no se
    le otorgaría si pretendiese cometer EL MISMO HOMICIDIO un
    minuto después del alumbramiento.

    Inmediatamente se lanza contra esta argumentación
    una crítica de la facción "realista" de los
    defensores del homicidio:

    ¿Por qué tanto filosofar y crear semejante
    cuestión de principios ante
    una realidad acuciante que nos muestra y nos
    "pide" que autoricemos el aborto?

    Respondo abochornado:

    Primero porque es mejor filosofar que no hacerlo. Es
    mejor "hacer" cuestiones de principios, que no
    hacerlas.

    Segundo porque es en base a principios que se construyen
    las leyes

    Tercero porque es indispensable bloquear de la manera
    más razonable y pacífica posible, los embates de
    quienes conscientes o no de su error, postulan un genocidio
    repudiable.

    Cuarto, porque al ser el aborto un factor de introducción de la violencia, su
    combate eficaz necesita un soporte de pensamiento
    profundo que permita que quienes de buena fe sostienen su
    conveniencia, regresen a la posesión de la paz
    perdida.

    Una estadística reciente del País de las
    estadísticas (Estados Unidos),
    revela que se practican aproximadamente 1.500.000 abortos anuales
    sólo en ese país.

    Las sociedades se abochornan hoy en día ante el
    holocausto nazi de los años ´40.

    Se indignan ante el recuerdo del genocidio armenio de
    1915

    Se anonadan ante las hambrunas de Biafra y Bangla Desh
    de los ´60

    Se consternan ante las purgas soviéticas de
    tiempos de Stalin

    Se empequeñecen ante los genocidios de Bosnia y
    de Rwanda

    Pero -paradójicamente- entrevén (sin
    traerlo a colación claro) en el millón y medio
    anual de abortos de EE.UU. un signo de evolución de los derechos humanos,
    pues suponen que sin esa espantosa pila de cuerpos
    exánimes, la mejor vida en sociedad, el confort, la
    comodidad y -en fin- el placer, se hubieran visto avasallados, o
    simplemente resultarían menos accesibles.

    Y a propósito: ¿Puede el lector imaginarse
    el volumen de una
    pila de 1.500.000 fetos asesinados y trozados por las manos y los
    instrumentos de profesionales que juran defender la
    vida?

    ¿Qué actitud adopta
    la sociedad ante este genocidio permanente?

    ¿Se ha instituido una casta de los desprotegidos
    más desprotegidos?

    Unas pocas citas finales que fueron publicadas hace
    pocos años en los diarios de Buenos
    Aires:

    El es uno de los mayores enemigos de la paz, porque
    abortar es hacer la guerra contra los niños.
    Si aceptamos que una madre mate a sus hijos ¿cómo
    decirles a otros que no se maten?

    Lo que se desea con el aborto es eliminar a los
    comensales del banquete de la vida, en lugar de aumentar la
    comida. Abortar equivale a tirar por la borda a los niños
    en un naufragio para que se salven los adultos.

    En el aborto se aplica la ley del mas fuerte. Es la
    prepotencia ejercida por los más fuertes en perjuicio de
    los más débiles

     

     

    Estudio Avila

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