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Las armas clásicas famosas




Enviado por comomellamaste



Partes: 1, 2

    Indice
    1.
    Introducción

    2. Las Armas
    3. Aplicación de la
    pólvora

    4. Funcionamiento y
    teoría de un arma de fuego

    5. Las armas
    clásicas

    6.
    Conclusiones

    7.
    Bibliografía

    1.
    Introducción

    La siguiente exposición
    trata acerca de las armas, origen y evolución a través del tiempo,
    además de su funcionamiento. Describiré algunas
    armas clásicas que hicieron historia.

    Considero que el tema de las armas es fabuloso; para mi
    hablar acerca del poder de las
    armas es apasionante; por esta razón decidí
    estudiar sobre ellas.

    Al finalizar este tema, espero lograr causar en el
    lector un reconocimiento acerca de las armas, también
    podrá diferenciar todos los tipos de armas existentes asi
    como su funcionamiento, armado y uso defensivo u
    ofensivo.

    El tema se estructura en
    cuatro capítulos: el primero trata acerca del origen y
    clasificación; el segundo acerca de la evolución de
    las armas que funcionan con pólvora; el tercero acerca del
    funcionamiento de las mismas; el cuarto y ultimo describe 20
    armas que hicieron historia.
    Este trabajo se va desarrollando mediante series de conceptos,
    ejemplos prácticos y anexos, los cuales dan una referencia
    aun mejor que todas las descripciones dadas; claro que tiene
    límites
    los cuales giran en torno a la poca
    familiaridad que con las armas supongo, posee el
    lector.

    Planteamiento Del Tema
    La presente investigación pretende determinar:
    ¿Cuales son las armas clásicas famosas?

    2. Las Armas

    Definición de arma.

    Primero deberemos definir lo que significa la palabra
    "arma" en relacion con este estudio; y para no divagar en
    redundancias o inexactitudes, solo definiremos al vocablo arma
    como:

    "Instrumento para ofender o defenderse"
    Desde los tiempos mas remotos, las armas se han enriquecido con
    los adornos mas variados, bastando recordar las descubiertas en
    Vafio constituyendo, sobretodo, por lo que se refiere al ultimo
    periodo de la Edad Media y a
    la época del Renacimiento, un
    precioso arsenal de datos para el
    estudio de las artes. En todos los tiempos se han considerado las
    armas como el ornato mas preciado del guerrero,
    estimándose su perdida como una vergüenza para
    él. No es pues, de extrañar que entre los pueblos
    primitivos, recordando el carácter
    sagrado el hacha bipenne representada en el palacio de Minos, en
    Creta, y muy especialmente entre los germanos, se desarrollase un
    simbolismo especial, referente a ellas, que llegara a encarnar
    íntimamente en la conciencia
    nacional. El asta o dardo sirvió de cetro a los reyes de
    la antigüedad, y fue símbolo de la autoridad
    suprema y de la más elevada
    jurisdicción.

    El envió de una flecha rota equivalía,
    entre los suecos( aun en el siglo VIII) , a una
    declaración de guerra, y
    servia para convocar a todos los hombres en estado de
    tomar las armas; entre los bávaros, meter una flecha
    dentro del corral inmediato a la casa se consideraba como un
    reto. Pero, de todas las armas, la que estaba rodeada de mas
    variados simbolismos es la espada, que, a consecuencia de formar
    cruz la hoja con los gavilanes, llego a revestir cierto
    carácter religioso, efecto del cual el juramento prestado
    sobre la espada tenia tanta fuerza como el
    que se hubiera prestado al evangelio.

    El acto de ceñir por primera vez las armas era
    entre los germanos muy solemne, y desde que aquel tenía
    lugar quedaba el adolescente dentro de la juventud
    guerrera. Fue costumbre durante la antigüedad, en muchos
    sitios, enterrar al guerrero muerto con sus armas o quemarlos
    juntos; en otros, por el contrario, los hijos heredaban las armas
    de los padres y eran un estimulo para que tratasen de emular las
    virtudes de sus antepasados. Con las armas de los vencidos se
    hacían trofeos que recordasen la victoria, y los romanos
    solían colgar en los templos las armas de los caudillos
    que sometían.

    Las armas son el resultado de múltiples
    evoluciones en el campo de la defensa personal y en el
    combate. El hombre,
    siempre con su afán de poseer mas tierra, creo
    armas para pelear con sus vecinos, fue entonces cuando
    surgió el instinto de ser superior a los demás,
    competir con los demás para tener mujeres, espacio.
    También surgieron para hacer sentir seguro al
    hombre
    respecto a su debilidad física contra los
    animales
    salvajes, los cuales buscaban cazar para alimentar a sus
    crios.

    Clasificación de las armas
    Existen distintos tipos de armas que se pueden clasificar de
    acuerdo a su origen, uso, funcionamiento, etc. por ahora nos
    abocaremos a las órdenes y a las acciones que
    se realizan con las armas.
    Arma a discreción: Da a entender que el soldada puede
    llevar el arma de la manera que mas sea cómoda a el.
    Arma a la funerala: Posición del fusil con la boca hacia
    abajo. Se lleva asi en los actos fúnebres y durante el
    jueves y viernes santos.
    Arma al hombro: Indica que debe llevarse el fusil sobre el hombre
    derecho, con la culata al frente y la boca hacia arriba.
    ¡A las armas! : Voz con que se previene o advierte a los
    soldados que se armen y acudan inmediatamente a sus puestos.
    Con las armas en la mano: Estando armado y dispuesto para la
    guerra.
    Dar armas: Voz con la que el centinela da alarma para que los
    soldados acudan cuando están en guardia.
    Dar armas contra si: Suministrar medios para
    ser perjudicado
    Dejar la armas: Retirarse del servicio de la
    milicia. apartar las armas para descansar.
    Descansar las armas: ponerlas en posición de firmes.
    Estar en armas: Estar alterado un pueblo o gente con guerreras
    civiles.
    Estar sobre las armas: Estar la tropa prevenida en sus puestos
    para lo que pueda ocurrir.
    Hacer armas: Pelear cuerpo a cuerpo con otro en sitio publico;
    mover guerra.
    Hacerse a las armas: Acostumbrarse a alguna cosa a que obliga la
    necesidad.
    Hacerse sus primeras armas: Ir a la guerra; combatir por primera
    vez.
    Juegos de
    armas: Los utensilios que se necesitan para el servicio en fuego
    de las piezas de artillería a la hora de hacer frente al
    enemigo.
    Jugar a las armas: Combatir con espadas negras para ejercitarse o
    manifestar destreza con los mismos compañeros.
    Llegar a las armas: Llegar a reñir o a pelear.
    Llevar las armas: Servir en el ejército.
    Medir las armas: Pelear, reñir; contender de palabra o por
    escrito.
    Montar el arma: Prepararla para disparar.
    Pasar por las armas: Fusilar, ejecutar un sentencia de muerte pero a
    diferencia de otras; esta ejecución se realiza con armas
    de fuego.
    Ponerse en arma: Apercibirse o prepararse para ejecutar una cosa
    o alguna orden de cualquier superior.
    Ponerse en armas: Armarse o apercibirse para combatir; alterarse
    un pueblo o nación
    con guerrillas civiles.
    Presentar las armas: Hacer la tropa los honores militares a los
    reyes o jefes de Estado y demás personas a quienes por la
    ordenanza corresponde, poniendo el fusil frente al pecho,
    cogiendo por la mano derecha por la garganta y con la mano
    izquierda por encima del cajón del mecanismo, el brazo
    derecho extendido y el izquierdo doblado horizontalmente, y el
    arco del guardamonte al frente.
    Publicar armas: Desafiar a combate publico.
    Probar las armas: Tentar y reconocer la habilidad y fuerza de los
    que las manejan; poner a prueba la capacidad de las personas.
    Rendir el arma: Honor que se hace exclusivamente al
    Santísimo Sacramento. Las tropas a pie lo ejecutan
    hincando la rodilla derecha en la tierra,
    descubriéndose e inclinando el fusil hacia adelante. Las
    montadas, bajando rápidamente la lanza o el sable
    uñas abajo hasta que se punta caiga por delante del
    estribo derecho e inclinando al mismo tiempo el cuerpo sobre el
    cuello del caballo.
    Rendir las armas: Entregar la tropa sus armas a los enemigos
    reconociéndose vencida, entregarse prisionera de guerra,
    capitular.
    Tocar al arma: Tañer o tocar los instrumentos
    bélicos para advertir a los soldados que tomen las armas
    para iniciar o seguir un combate.
    Tomar la armas: Armarse para la defensa o el ataque, o para hacer
    honores, ejercicios tácticos, simulacros de
    evacuación, o simplemente la rutina diaria.
    Tomar las armas contra uno: Declararse su enemigo, hacerle la
    guerra a un oponente.
    Velar las armas: Guardarlas o custodiarlas toda una noche el que
    debía ser armado caballero, haciendo centinela sin
    perderlas de vista.
    Vestir las armas: ponérselas o ceñírselas
    para entrar en combate.
    Las armas tiene distintas clasificaciones, entre ellas esta la
    primera división que lógicamente se puede hacer
    según su objeto, en ofensivas y defensiva; en la primera
    categoría se cuentan todas aquellas que sirven para causar
    daño al adversario, desde la piedra y el palo hasta el
    cañon moderno de tiro rápido, a la segunda
    pertenecen las que tienen por objeto primordial proteger el
    cuerpo contra la acción de las armas ofensivas del
    contrario; tales como lo son, por ejemplo, el camisote de malla y
    todas las piezas que componían la antigua armadura: casco,
    coraza, brazaletes, guijotes, etc.

    Las armas ofensivas son las mas antiguas en la historia
    de la humanidad y pueden considerarse divididas en otros dos
    grupos
    principales, según que su acción se ejerza en al
    combate personal, cuerpo a cuerpo ( armas de mano), o a distancia
    del enemigo ( armas arrojadizas o de tiro). Las primeras pueden
    ser contundentes, que obran solo por el choque( el palo, la maza,
    la clava, el martillo de armas); de corte, que hieren
    únicamente con el filo( hacha de armas, alfanje,
    capilán); de punta, que producen con ella heridas
    penetrantes, y de corte y punta, que pueden indistintamente
    usarse de cualquiera de estas dos maneras ( sable, cimitarra,
    etc.). A su vez las armas de punta pueden ser de puño,
    relativamente cortas y fabricadas enteramente de acero o hierro, con
    una empuñadura o mango, que puede ser de otro metal y
    estar guarnecidas de cachas de madera,
    cuerno, nácar, etc. ( espada, estoque, espadín,
    puñal, daga, cuchillo), y de asta, que consisten en un
    palo de bastante longitud, en cuyo extremo se sujeta una cuchilla
    puntiaguda de acero.

    En esta ultima categoría se cuentan multitud de
    armas que se suelen clasificar en cinco grupos, según la
    forma del hierro en que terminan; al primero pertenecen las armas
    de moharra recta y simétrica de forma se daga (lanza,
    pica, hasta de los romanos, el chuzo); al segundo las de hoja
    larga y ancha, simétrica, de dos filos ( partesana,
    espontón, media pica); en el tercero entran las armas con
    uno o dos hierros semejantes a los de la lanza, de las que se
    diferencian por presentar prolongaciones laterales, a manera de
    garfios u orejetas ( la corcesca, las horquillas o forchinas,
    etc. ); el cuarto grupo lo
    constituyen las armas de asta, cuyo hierro es asimétrico y
    generalmente curvo, con un solo filo ( hoz de guerra), finalmente
    el quinto en el que se comprenden los hierros planos y
    asimétricos que constan de una moharra de lanza por debajo
    de la cual va montada una cuchilla en forma de media luna, que
    termina en punta o garfio por el lado opuesto ( alabarda,
    godendac flamenco, bardiche ruso). Como arma de asta puede
    considerarse también el fusil cuando tiene armados la
    bayoneta o el cuchillo.

    Las armas arrojadizas o de tiro son todas las que lanzan
    un proyectil a distancia, y a veces el proyectil mismo ( por
    ejemplo, la flecha y el venablo). Pueden clasificarse en tres
    grupos, según que obren por el esfuerzo del brazo,( honda,
    pilo, venablo, azagaya, azcona), en virtud de la tensión
    elástica de piezas de madera o metal, o de la
    torsión de nervios o cuerdas, que obran como muelles (
    arco, ballesta, catapulta, fundibulo, escorpión, etc.) , o
    bien aprovechando la fuerza expansiva de los gases de la
    pólvora (armas de fuego). Esta ultima clase, la mas
    importante para nosotros, por comprender las armas de mayor
    eficacia en el
    combate moderno, se subdividen en tres grupos principales: armas
    portátiles, que son las que un solo hombre maneja y
    transporta sin dificultad ( arcabuz, mosquete, espingarda,
    escopeta, pedreñal, fusil, carabina, mosquetón,
    trabuco, pistola); piezas de artillería, que requiere para
    su servicio el concurso de varios hombres y para su transporte
    ordinario el empleo del
    ganado, y ametralladoras que constituyen una clase de armas
    intermedia, que asemeja a las portátiles por su calibre y
    acción táctica y a la artillería por la
    índole de su servicio y transporte, sin que propiamente
    puedan confundirse con aquellas ni con esta.

    Otra clasificación puede hacerse de las armas
    según su naturaleza,
    dividiéndolas en naturales y artificiales; como las armas
    naturales se consideran los brazos y los dientes, la piedra y el
    palo; estos últimos dejan de serlo en cuanto se hace uso
    de la honda para lanzar la piedra o se aguza el palo para
    convertirlo en un arma de punta. Otra clase de armas de interés
    puramente arqueológico, es la que constituyen las maquinas
    de guerra de la antigüedad. que podemos considerar divididas
    en 2 grupos: al primero pertenecen la que eran movidas a fuerza
    de brazos (maquinas balísticas) y al segundo los carros de
    guerra, que iban a menudo armados de hoces (carros falcados), las
    torres montadas sobre los elefantes, etc. Las maquinas del primer
    grupo se subdividen a su vez en catabalisticas, cuyo modo de
    obrar era el choque (el angón, el ariete) y las
    neurobalisticas, que obraban en virtud de la fuerza
    elástica desarrollada por la torsión de cuerdas o
    nervios ( balista, catapulta, oncagro, escorpión,
    fundibulo).

    Además de las denominaciones citadas en la
    anterior clasificación, se admiten comúnmente las
    siguientes divisiones:
    Arma afilada:La que tiene el filo mas delgado que de
    costumbre.
    Arma antigua:La anterior a la aplicación de la
    pólvora contra el mismo hombre a través de las
    armas.
    Arma a prueba: La ofensiva o defensiva que ha sufrido las
    pruebas de
    reglamento para ver si en verdad cumple con las ambiciones.
    Arma blanca: De las armas usuales, toda la que no es de fuego,
    como el sable, la lanza, el fusil con bayoneta o cuchillo,
    empleado en el combate cuerpo a cuerpo.
    Arma bucanera: Fusil de gran alcance, que se uso en las guerras de
    América. Su longitud era de cinco pies y
    medio.
    Arma buida: La fuerte y puntiaguda. "asi deben ser nombrados los
    puñales de tres y cuatro filos" (Martinez del Romero,
    Memorias.)
    Arma de antecarga: El arma de fuego que se cargaba por la
    boca.
    Arma de caza: La que se emplea en el deporte cinegético.
    Arma de comercio: La
    que no es de guerra y sirve para uso de los particulares
    Arma de corte: Arma cortante. También se dice del antiguo
    espadín para traje de ceremonia de gala.
    Arma de chispa: Arma de fuego que se disparaba, mediante la
    inflamación del cebo, por el choque del acero contra el
    pedernal.
    Arma de fuste: Arma de asta.
    Arma de guerra: La que usa el ejército; se llama
    también de reglamento o de uniforme y es obviamente para
    hacer frente al enemigo.
    Arma de honor: la que se concede a alguno como premio o
    recompensa por sus servicios.
    Esta costumbre se debió a los romanos, que premiaban a sus
    soldados regalándoles armas y armaduras.
    Arma de percusión: La que se ceba con mixto fulminante,
    produciendo por golpe la explosión.
    Arma de pistón: La que se ceba con cápsula.
    Arma de precisión: La de tiro más certero que las
    ordinarias.
    Arma de retrocarga: La de fuego que se carga por la recamara.
    Arma de silex: La de chispa. También se nombre asi a las
    hachas de piedra de los tiempos de la prehistoria.
    Arma de tiro rápido: Entre las armas portátiles,
    las de repetición, y entre las piezas de
    artillería, aquellas en que el montaje permanece
    inmóvil durante el fuego y la carga se acelera todo lo
    posible mediante la adopción
    de cierres sencillos a un tiempo, del cartucho unido al
    proyectil.etc.
    Arma de vapor. Aquella en que se ha pretendido sustituir la
    accion de los gases de la polvora por la fuerza expansiva del
    vapor de agua a alta
    tensión. "Ya Arquímedes propuso lanzar el proyectil
    valiéndose de un cañon corto y utilizando la fuerza
    expansiva del vapor" (Leonardo Da
    Vinci, Memorias. S/F) .Poco después de la
    invención de la maquina de vapor hizo J Watt, en 1805,
    diversos ensayos
    encaminados al mismo fin; pero todos los medios propuestos, tanto
    para los cañones como para los fusiles ( Girad, 1814,
    Perkins, en 1823 y Bessemer), carecen de valor
    practico, por que no se ha llegado a conseguir todavía la
    producción uniforme del vapor a la alta
    tensión necesaria, en la cantidad suficiente.
    Arma de viento. Arma neumática.
    Arma doblada: Cuchillo o navaja cuya hoja se oculta en las
    cachas.
    Arma estriada: Arma rayada con rayas rectas (estrías).
    Arma falsa: La poco fuerte o floja.
    Arma galante: La que se emplea en los torneos, como la lanza bota
    y la de tres puntas.
    Arma manual: Arma
    portátil que solo necesita una persona para
    usarla.
    Arma negra: El arma de esgrima que tiene el color negro.
    Arma neumática: La que se dispara por medio de aire
    comprimido.
    Arma noble: La que no es desleal, como, por ejemplo, la lanza o
    la espada.
    Arma petraria o pedrera. La que sirve para arrojar piedras como
    la honda y la catapulta.
    Arma pirobalística: Arma de fuego.
    Arma pirófora. Proyectil hueco incendiario.
    Arma prohibida: La que esta proscrita por las leyes. Suelen ser
    las que se pueden esconder fácilmente; entre las de fuego,
    el retaco, y el cachorrillo, y entre las blancas, el estoque, el
    puñal y la navaja.
    Arma rayada: La que tiene rayas helizoidales en la superficie
    interior del cañon.
    Arma Táctica: Cada una de las grandes agrupaciones que
    constituye en los ejércitos al conjunto de los
    combatientes que tienen el mismo modo de acción en la
    lucha.
    Hasta nuestros días se han considerado como armas la
    infantería, la caballería y la artillería.
    Pero dado el concepto que
    envuelve esta palabra, nada se opone a que puedan considerarse
    también como armas las unidades de ametralladoras y hasta
    la artillería pesada de campaña, que parece ser la
    ultima creación de nuestros tiempos para las guerras
    futuras, toda vez que su empleo táctico ha de ser
    forzosamente muy distinto de lo de las tres armas tradicionales.
    Entre nosotros es muy común llamar armas general (en
    oposición a cuerpos especiales) a la infantería y
    caballería, asi como los franceses llamaban arma sabia a
    la artillería. No falta quien pretende hacer pasar por
    arma principal a la infantería.

    Todas estas denominaciones carecen de fundamento y a
    nada responden, como no sea al fin bastando e insensato de crear
    antagonismos que, si en cualquier otra clase social pudieran ser
    peligrosos, dentro del ejercito constituirían un verdadero
    crimen, Todas las armas son igualmente necesarias en la lucha y
    cada una de por si es, en momentos determinados, principal e
    irremplazable. De la sólida trabazón entre ellas y
    de la noble abnegación con que todas se sacrifican en
    ocasiones para auxiliar o salvar a las demás, depende la
    perfección interna del instrumento del ejército,
    que en manos de un general hábil, es prenda segura de la
    victoria.

    El término fusil se usa por lo general para
    referirse a un arma militar o deportiva que se dispara desde el
    hombro. El giro, provocado por efecto giroscópico,
    estabiliza el proyectil durante su avance al mantener su eje
    paralelo con la línea de vuelo. Por tanto incrementa el
    alcance y la puntería. La inclinación de las
    estrías espirales, es decir, el ángulo de giro, se
    da en número de calibres o diámetros de la bala,
    por vuelta. Por ejemplo, un fusil naval de 15,2
    centímetros con un ángulo de una vuelta cada 30
    calibres tiene una espiral que provoca una vuelta completa de la
    bala cada 4,6 metros. El ángulo de la espiral se calcula
    con mucha precisión para proporcionar el giro correcto al
    proyectil. Si la bala no gira lo suficiente tiende a dar vuelcos
    por el aire; si gira demasiado tiende a levantar la punta en vez
    de mantenerse paralela a su trayectoria. Los dos efectos provocan
    una pérdida de alcance y de exactitud.

    Origen y desarrollo
    progresivo de las armas antiguas hasta nuestros dias.
    Armas y utensilios de trabajo debieron de ser una misma cosa para
    el hombre prehistórico, como ser observa todavía
    hoy en parte en pueblos muy atrasados en la escala de
    civilización. El hecho de fabricarse utensilios de trabajo
    es peculiar exclusivamente del hombre.

    Ningún animal hace uso de ellos para la construcción de sus nidos o de sus
    madrigueras, ni para preparar sus alimentos, pues
    si bien se ha visto muchas veces a los monos emplear piedras para
    partir con ellas nueces u otros frutos análogos, debe
    tenerse presente, para no dar a este hecho un alcance mayor del
    que le corresponde, que en este caso no se trata más que
    de hacer uso de un instrumento que la naturaleza le ofrece ya
    formado, sin que él lo modifique en lo más
    mínimo.

    Aguijoneado por su misma debilidad y ante el sin
    número de peligros que le rodea, siente el hombre la
    necesidad de guarecerse y de procurarse armas con que compensar
    su inferioridad física con relación a los terribles
    enemigos que le acechan por todas partes. Para inventar armas o
    instrumentos de trabajo guióse indudablemente al principio
    por la observación de los miembros de su
    organismo, únicos términos de comparación de
    que disponía para juzgar que la eficacia de los utensilios
    que él mismo se procuraba.

    Así pues, los primeros instrumentos de que pudo
    disponer no fueron otra cosa que los objetos que encontró
    a mano, merced a los cuales pudo suplir la falta de longitud o de
    masa de sus miembros. Esta proyección de sus
    órganos, utilizando los objetos naturales que
    encontró a su alcance, se completó después,
    merced a su espíritu observador, con la imitación
    de los modelos de la
    naturaleza le ofreció pródigamente por doquier para
    fabricar sus armas o instrumentos, en ella encontró, en
    efecto, las formas fundamentales que le sirvieron para la
    construcción de la cuña, del punzón y del
    hacha, representadas por guijarros o cantos rodados depositados
    por las aguas en las orillas de los ríos. Algunas de estas
    piedras, en particular las de cuarzo y pedernal, se le ofrecen ya
    con taladros, en los que basta introducir un palo para tenerlas
    convertirlas en masas o hachas.

    La rama de un árbol le brinda con la idea del
    gancho y le da el modelo del
    martillo, de la azada y de la azuela, que se derivan de aquella.
    Distintas ramas que parten del mismo punto le ofrecen la idea de
    la horquilla, las espinas le dan la del punzón de aguja;
    tubérculos y raíces la de la maza. El modelo para
    sus armas defensivas se lo proporcionan las escamas de los
    peces, las
    corazas de los saurios, tortugas y armadillos y el
    caparazón de los cangrejos. Las armas ofensivas más
    antiguas fueron indudablemente la piedra y el palo. La primera
    arma arrojadiza fue la piedra, de tamaño no muy grande y
    de forma regular, lanzada con la mano; pero en cuanto quiso
    lanzar piedras mayores, conoció pronto la ventaja de
    escogerlas de forma de disco, que cortan con más facilidad
    al aire y alcanzan a mayor distancia.

    Estos discos fueron efectivamente empleados como arma de
    guerra por los acadíes de la antigua Babilonia y se usan
    todavía en la India; suelen
    tener un taladro ancho, antes de lanzarlos se les hace adquirir
    un rápido movimiento de
    rotación alrededor del dedo, que se pasa por el agujero;
    después se arrojan horizontalmente con fuerza. En la India
    se llaman tschakra o guiot. Los sikhs hacen uso todavía de
    discos semejantes, pero de hierro.

    Antiquísima es igualmente la combinación
    de la piedra arrojadiza y el palo, que consiste en dar un
    violento golpe con éste a la piedra lanzada con la mano
    izquierda, o en hacer una muesca en el palo por su cara superior
    y sujetar en ella la piedra de manera que al comunicar a aquel un
    violento impulso, queda suelta. Si el palo se reemplaza por una
    correa o si son varias las correas y las piedras que se ponen en
    movimiento a la vez, se forma una nueva arma arrojadiza,
    también muy antigua, que los españoles encontraron
    en uso entre los indígenas del Perú, la
    bola.

    De la misma remota época que la piedra arrojadiza
    es también la piedra de mano; al principio se usaba sin
    mango, pero pronto se puso en el extremo de un palo y se
    convirtió en martillo; más tarde las bocas del
    martillo, o por lo menos una de ellas, se tallan en bisel
    formando un filo muy agudo y se obtiene el martillo-hacha, cuyo
    tipo encontramos actualmente reproducido en el paree australiano;
    si el filo se labra en las dos bocas se forma la doble
    hacha.

    Las mandíbulas de los grandes mamíferos, armadas de poderosos dientes,
    sugieren al hombre la idea de imitar con piedras de la misma
    forma de aquellos, arma tan formidable, y así nació
    la celta (destral o hacha escocesa). Las hojas de algunos
    vegetales pudieron sugerirle igualmente las formas de los
    cuchillos de diles, de uno y dos files, del puñal y de las
    puntas de flecha y de venablo que se conservan en los museos
    arqueológicos como restos preciosos de la Edad de
    Piedra.

    El palo sirvió en los tiempos primitivos para
    golpear y para empujar o para contener con él el empuje de
    otro; al aumentar su espesor para aumentar en la misma
    proporción el efecto contundente, se convirtió en
    maza, y al adelgazarlo para hacer de él un arma de punta,
    quedó transformado en puñal o en venablo,
    según sus dimensiones.

    Dados estos primeros pasos en el camino de la
    invención de las armas, sus primeros perfeccionamientos
    condujeron a la más extraordinaria variedad de formas.
    Como arma arrojadiza apareció la honda. De la
    combinación de la pica con el hacha nació la
    alabarda; de la de la maza con la honda, la maza de bola y cadena
    y la de porra, y al pretender juntar en una misma arma el efecto
    contundente y el cortante o el punzante, se produjeron las mazas
    de cuchilla, tan comunes aún en las islas del
    Pacífico o la de punta, ya más rara.

    La espada, por lo regular de hoja ancha y corta, no
    apareció hasta la Edad de los Metales. Los
    germanos usaron en los tiempos más antiguos un arma que no
    es propiamente más que una degeneración de la
    espada, en la que la empuñadura se convierte en un asta
    sujeta transversalmente a la hoja.

    El dardo o venablo se lanzaba primeramente sólo
    con la mano; un perfeccionamiento importante de esta arma
    consistió en la invención de órganos que
    permitieron lanzarlo con más vigor y acierto. Uno de los
    más conocidos es el amentum de los romanos. Una nueva
    etapa en el desarrollo progresivo de las armas, fue caracterizada
    por la invención del arco y de las flechas, que tuvo su
    complemento en la de las máquinas
    balísticas que se usaron durante la antigüedad y toda
    la Edad Media (catapulta, balista, euthytona, palintona,
    escorpión, etc.).

    Por lo que se refiere a las armas defensivas, no cabe
    duda de que empezaron a usarse más tarde que las
    ofensivas, pues su empleo requiere un grado de
    civilización que debió de tardar mucho en
    alcanzarse. La más antigua seguramente es el escudo, que
    en su origen fue quizá una piel de animal
    arrollada al brazo izquierdo, para desviar con él los
    golpes del adversario; después debieron aparecer los
    escudos hechos con cortezas de árbol, tablas, mimbres,
    tejidos, etc.
    con las cuales no se desvía ya, sino que se recibe el
    golpe asestado por aquél. Tiénese por seguro que el
    caso apareció ya en la Edad del Bronce, constituyendo
    durante largo tiempo, punto con el escudo, todo el armamento
    defensivo de los combatientes. Más tarde se conocieron ya
    las prendas de cuerpo acolchadas con pelote y guarnecidas con
    tiras de cuero, las corazas de bronce y las de escamas y anillos
    de acero, siendo las últimas en orden cronológico
    las defensas de los brazos y piernas.

    Al atravesar los linderos del periodo histórico
    nos encontramos con el pueblo egipcio, cuyos soldados usaron como
    arma defensiva de cabeza un casco guarnecido de laminas
    metálicas; los reyes por su parte vestían casco de
    metal y loriga cruzada de tiras de cuero, o bien una
    túnica de piel de cocodrilo, o un camisote de cuero
    cubierto de laminas de bronce, y defendían el cuerpo
    además con un gran escudo. La infantería pesada o
    de línea usaba como armas ofensivas una pica corta, maza o
    hacha de armas y espada corta o sable curvo, de forma semejante a
    la de una hoz, la ligera iba armada de arco y flechas; en los
    carros de guerra, tan estimados en aquella época:
    solía montar dos soldados: uno que manejaba el arco y otro
    que guiba, llevando a la vez un escudo. Entre los Asirios,
    Persas, Medos, etc. los reyes iban también al combate en
    carros armados de arco y flechas y mas tarde de dardos y hacha de
    armas, vistiendo lo mismo que los demás guerreros, casco
    de metal o cuero y coleto de hilo relleno de pelote que andando
    en el tiendo guarnecieron de placas de hierro (a veces
    primorosamente adornadas) o cambiaron por un traje de malla de
    acero, compuesto de camisote y calzón; completaba su
    armamento defensivo un pequeño escudo redondo (rodela) con
    una aguda punta en el centro. Sus armas ofensivas fueros la
    espada de bronce, hierro o acero damasquinado; la maza, el hacha
    de dos filos, la lanza y la honda.

    Famosa por aquella época fue la caballería
    babilónica; la ligera gastaba coraza de hilo acolchada e
    iba armada de arcos; la pesada usaba casco de metal unido por
    medio de una gola de malla a la coraza de hierro, y carrilleras,
    espada y lanza; sus caballos iban bardados. Los persas tuvieron,
    a manera de la artillería de campaña actual,
    maquinas balísticas que acompañaban al
    ejército, contando además con un importante
    material de sitio ( arietes, escalas de asalto, helépodos,
    etc.) y un completo tren de puentes.

    Los griegos perfeccionaron la armadura, haciendo la
    coraza de dos piezas, peto y espaldar, unidos por correas; el
    vientre iba protegido por una prolongación del peto, los
    hombros por las hombreras; también usaron coletos de cuero
    y corazas con escamas o con anillos; las piernas se resguardaban
    con las canilleras. El casco presentó formas distintas
    según el pueblo y la época (casco beocio, frigio) ;
    el escudo fue redondo al principio (pelta) y después de
    forma ovalada, guarnecido al rededor de brone, con un ombligo
    saliente y solía llevar escudos o divisas. El arma
    ofensiva mas importante de la infantería de los griegos
    fue el chuzo o pica corta, de unos 2.5 metros de largo, que se
    empleaba como arma de punta y a la vez como arma arrojadiza; una
    correa enrrollada alrededor del asta le imprimía un
    rápido movimiento de rotación al lanzarla. Andando
    el tiempo esta arma llegó a tener 5 metros de longitud y
    se manejo con las dos manos

    para tener un mejor control del arma.
    La espada era de dos filos y no tenía mas que medio metro
    de largo. El arco era propio de la infantería ligera
    (psilitas) y se hacia de astas de animales (arco doble). Tuvieron
    también lo griegos maquinas balísticas de tiro
    rasante y de elevación: las primeras (euthytona)
    disparaban flechas y las segundas (palintona) piedras: Las
    gastrafetas, especie de grandes ballestas, venían a hacer
    el papel de
    nuestra artillería de plaza, y otra gran variedad
    equivalía a las piezas mas pesadas de hoy en
    día.

    Las armas de los romanos durante el Imperio fueron
    analogadas a los de los griegos. Para proteger el cuerpo se
    utilizo la loriga, de laminas de acero; los oficiales, los
    príncipes y las tropas auxiliares asiáticas
    llevaban corazas de escamas o de mallas; debajo de la armadura
    vestían coleto de cuero, que se abrochaba por
    detrás. El casco de cuero guarnecido de placas
    metálicas (galea), lo mismo que el de metal (cassis)
    carecían de visera, pero tenían cubrenuca y
    yugulares. La infantería de línea llevaba protegida
    la pierna derecha por las ocreas, y mas tarde por polainas de
    cuero; calzón y sandalias completaban su equipo. La
    principal arma ofensiva fue la espada, que en tiempo de Adriano
    se alargo considerablemente; hasta el siglo I se fabricaron de
    bronce y apartir de aquella fecha se produjeron de
    hierro.

    Después de la espada, el arma mas característica de los romanos fue el pilo
    (pilum). El arco, las flechas y la honda eran armas usadas
    únicamente por las tropas auxiliares ( cretenses,
    baleáricos, etc.). La caballería iba armada con
    espada y lanza, los romanos tomaron de los griegos el uso de las
    armas balísticas, que se multiplicaron en los
    ejércitos a medida que estos fueron perdiendo sus virtudes
    militares.

    Por lo que toca a los pueblos primitivos de la
    Península, sabemos por los historiadores griegos y romanos
    que los iberos solían combatir sin la cabeza cubierta de
    casco, ni capacete, y que los baleáricos llevaban
    arrollada la honda en la cabeza; después usaron cascos de
    cuero adornados con plumas, escudos pequeños y sin ombligo
    al principio, espadas cortas, jabalinas y lanzas, llenado el
    cuerpo cubierto por un tonelete corto, ceñido a la cintura
    por un ancho cinturón de cuero. Se dice que los celtiberos
    usaban un gran escudo, parecido al de los galos y un capacete de
    bronce adornado con plumas encarnadas; sus armas ofensivas eran
    un largo venablo con punta de hierro, la lanza, el puñal y
    sobre todo la espada, corta, aguda y de dos filos.

    De los lusitanos, dice Estrabon que llevaban escudos
    cóncavos de 2 pies de diámetro, capacetes de cuerda
    tejida, cotas de lienzo, polainas, como armas defensivas; las
    armas ofensivas consistían en dardos, lanzas de cobre y un
    afilado puñal. Los baleáricos marchaban al combate
    con un pequeño escudo en la mano izquierda y un fuerte
    palo, de punta endurecida al fuego, en La derecha; su arma
    predilecta era la honda, en cuyo manejo descollaban
    extraordinariamente. El arma nacional primitiva de los pueblos
    germánicos parece haber sido la framea, especie de
    venablo, que servia lo mismo como arma arrojadiza que como arma
    de corte o de punta; también fue común entre ellos
    el hacha, lo que francos hicieron tan famosa (francisca) y el
    martillo, usado por los escandinavos y por los pueblos de la
    Alemania del
    norte. La teutona o cateya de los godos, especie de jabalina,
    cuya asta estaba armada de clavos, convirtóse con el
    transcurso del tiempo en la masa de bola, denominada morgenstrn
    por los suizos y los alemanes del Mediodía.

    A su vez pueden considerarse como derivados de la framea
    el angón, la pica ,la lanza y en una palabra, todas las
    armas propiamente punzantes que se usaron en el centro de
    Europa y que
    son capaces de ser lanzadas con fuerza por el brazo para herir.
    De la lanzase derivaron mas tarde la alabarda y el
    espontón, que se usaron gasta la mitad del siglo XVIII; la
    partesana, la corcesca, el glave, etc. Al martillo se le hizo mas
    tarde una punta o pico agudo a propósito para romper las
    corazas; la maza de armas, de aristas muy agudas, servia para el
    mismo fin. La espada, que Tácito menciona como es usada en
    su tiempo por los pueblos occidentales y del norte, de Europa,
    fuera de España era
    generalmente de dos filos y sin pinta; con el tiempo se fue
    alargando y se en arma punzante. La espada de los godos, larga,
    ancha y recta, iba estrechándose desde la
    empuñadura y no tenia guardamano; desde los últimos
    años del siglo XIII comenzó a usarse en
    España el estoque, arma intermedia entre la espada y el
    puñal.

    Al terminar la Edad Media los suizos llevaban,
    además de la espada ordinaria, pendiente de un
    tahalí, un enorme espadon colgado a la espalda con
    correas, denominado flamberga o montante que se manejaba con las
    dos manos. El arco y las flechas se conservaron en toda Europa
    hasta muy entrada la Edad Media, pro en ninguna parte fue arma
    propia de los caballeros, que únicamente lo utilizaban en
    la caza; la historia nos dice que en el siglo VI los
    bávaros y francos envenenaban sus flechas para hacerlas
    mas mortíferas. Las naciones europeas donde el arco se
    tuvo en mayor estima, fueron Francia e
    Inglaterra; los
    arqueros ingleses, especialmente, gozaron de merecido renombre
    durante toda la Edad Media. A principios del
    siglo XIII apareció en Francia la ballesta, importada
    probablemente de Oriente por los cruzados, y pronto se propago al
    resto de Europa, aunque no logro en mucho tiempo proscribir el
    uso del arco, sobre todo en aquellos países donde esta
    arma había adquirido tradicional arraigo.

    El progreso de las armas defensivas fue, puede decirse,
    paralelo al de las ofensivas. De la brunia y del perpunte
    acolchados y guarnecidos de correas, reforzadas a veces por
    gruesos clavos, que se usaron algunos siglos mas tarde de la
    caída del Imperio Romano,
    se pasó del camisote de anillos o a la jacerina de
    escamas, y de estas a la cota de mallas, que se introdujo en
    Europa a principios del siglo XI; estas ultimas defensas se
    hacían siempre a prueba de flechas. Pero ya a mediados del
    siglo XIII se comenzó a sustituir las mallas en algunos
    puntos de la armadura por planchas de hierro amoldadas al cuerpo;
    este fue el origen del arnés de placas. Igualmente se paso
    de la capellina descubierta al yelmo, de forma casi
    cilíndrica, con agujeros pequeños para ver, y de
    este al almete o bacinete, con visera y celada que
    protegía el rostro del caballero contra los golpes de su
    adversario. Esta ultima evolución de las armas defensivas
    tuvo lugar después de las cruzadas, terminando a fines del
    siglo XIV, en cuya época puede ya considerarse
    definitivamente constituido el arnés de placas, que los
    dos siglos siguientes no hicieron mas que
    perfeccionarlo.

    Esta armadura, no solo era mas compleja y perfecta que
    la de mallas, sino que se fue haciendo cada vez mas gruesa, para
    resistir el golpe de los bodoques disparados por las ballestas,
    este incremento del poder defensivo impuso la necesidad de
    aumentar el efecto de las armas ofensivas que se empleaban en la
    lucha personal o cuerpo a cuerpo; de aquí nacieron el
    montante, el matillo y la maza de armas ( que llevaban pendientes
    del arzón delantero) y la pesada alabarda, armas todas que
    fueron de uso tan general en los últimos tiempos de la
    Edad Media. Pronto, sin embargo, ante el predominio que iban
    adquiriendo las armas de fuego, que habían comenzado a
    introducirse a mediados del siglo XIV, hubieron de desterrarse
    las armaduras, y con ellas desaparecieron también las
    armas ofensivas cuya existencia habían hecho aquellas
    innecesaria, lo mismo que la ballesta y todas las maquinas
    balísticas, quedando reducidas por punto general las armas
    de mano a la espada, la lanza y el sable.

    Fué el fin de una gran época para las
    armas de lucha cuerpo a cuerpo, comenzaba una nueva era en la
    guerra, la era de matar a distancia todo gracias a un
    pequeño uso de las grandes fuerzas de la física: la
    aplicación de la pólvora.

    3. Aplicación de
    la pólvora

    La Polvora Aplicada A Las Armas
    La invención o mejor dicho, aplicación de la
    pólvora a las armas de guerra, causo, pues, una verdadera
    revolución, que cambio por
    completo la manera de ser de los ejércitos, produciendo
    también honda transformación en su técnica y
    en el aspecto de la guerra. Las primeras armas de fuego fueron
    las piezas de artillería; las armas portátiles no
    aparecieron hasta la segunda mitad del siglo XV o principios del
    siglo XVI. Construidas de duelas y aros de hierro forjado;
    compuestas de caña y recamara postiza, que se unen entre
    si y con el tosco afuste por medio de cuerdas; de anima muy corta
    y disparando por todo proyectil una pelota de piedra toscamente
    labrada; tales fueron las primitivas bombardas, en las que cuesta
    trabajo reconocer el origen de la moderna artillería.
    Pronto, sin embargo, se hicieron de ánima mas larga, y al
    acabar el siglo XIV se efectuó un importante progreso al
    comenzar a sustituir la pelota de piedra por la de hierro colado,
    lo cual permitió disminuir el calibre. Afines del siglo
    siguiente se distinguen ya la bombarda trabuquera, de la que
    nació el mortero o pedrero; el pasavolante, pieza de anima
    mas larga y de menor calibre que la bombardera ordinaria; la
    cerbatana y el falconete. Otro progreso de esta época fue
    la construcción de piezas de ánima seguida, que se
    llamaron cañones.

    En Suiza apareció a mediados del siglo el
    órgano, o sea, una pieza compuesta de varios
    cañones, que podían dispararse sucesivamente, cuya
    maquina ha sido considerada como el origen de la ametralladora.
    Durante el siglo XVI se perfeccionaron las piezas de
    artillería, abandonando el primitivo sistema de
    fabricación y haciéndolas de bronce con
    muñones; pero el capricho de los fundidores hace que sea
    una tarea punto menos que imposible la de orientarse en el caos
    que forman las innumerables denominaciones, a veces muy
    pintorescas, que les dieron; hubo, en efecto: culebrinas y medias
    culebrinas, sacres, esmeriles, mosquetones, ápides,
    basiliscos, gerifaltes, sacabuches, cañones, medios
    cañones, berracos y cuartos de cañon,
    pelícanos, crepantes, trabucantes, etc. , eso sin contar
    que hubo piezas que estas podían ser comunes, legitimas,
    extraordinarias, bastardas, etc. A esta anarquía puso fin
    Felipe III a principios del siglo XVII, diciendo: "ordeno que no
    se fundan en lo sucesivo mas que cañones de batería
    y de campaña, medios cañones y cuartos de
    cañon" (Enciclopedia Espasa, 1975 pag.252) .

    En este siglo aparece por primera vez en las guerras de
    Flandes el obús; a últimos del anterior se
    había inventado la bomba. El progreso de la
    artillería se acentuó notablemente durante el siglo
    XVIII y principios del XIX con el perfeccionamiento de la
    pólvora de guerra. La introducción del rayado en 1854, con la de
    la carga por la recamara y de las pólvoras progresivas,
    represento un progreso de las modernas pólvoras sin humo y
    del actual cañon de tiro rápido.

    El cañon o culebrina de mano era transportado por
    dos hombres, que apareció a mediados del siglo XV, fue el
    precursor del fusil de nuestros días. La espingarda, que
    tuvo ya culata para apoyarla en el hombro, y la escopeta, que
    datan de principios del siglo siguiente, fueron
    perfeccionamientos sucesivos de aquel grosero artefacto, pronto
    eclipsados por el arcabuz de mecha y el de rueda, armas gloriosas
    de nuestra infantería. En 1568, el duque de Alba
    reemplazó en Flandes el arcabuz por el mosquete, cuya
    diferencia principal estribaba en ser esta un arma mas pesada y
    de mayor calibre; arcabuces y mosquetones se usaron
    simultáneamente durante largo tiempo, y para apuntar se
    apoyaban en una horquilla que se clavaba en el suelo. De la
    misma época del arcabuz son el pedreñal y el
    pistolete. Hacia la segunda mitad del siglo XVII, el arma de
    fuego se aligera, reduce su calibre, adopta la llave de chispa y,
    abandonando la horquilla, da un paso decisivo, que aumenta
    extraordinariamente su eficacia: entonces recibió ya el
    nombre de fusil.

    A lo ultimo del siglo se adopta la bayoneta; que
    convierte el fusil en arma de asta, produciendo la
    abolición definitiva de la pica, y a mediados del
    siguiente se sustituye la baqueta de madera por la de hierro, y
    el arma portátil, así mejorada, permanece
    estacionaria hasta muy entrado el siglo XIX, en que se introduce
    la llave de percusión (fusil de pistón), y con ella
    el rayado del anima, primero con estrías rectas(rifles
    ingleses), y después con rayas hezoidales, que comunicaban
    al proyectil un movimiento de rotación.

    Como la carga se efectuaba por la boca y la bala
    debía entrar holgada, era preciso, para que pudiera tomar
    las rayas, comprimirla con la baqueta contra un borde saliente de
    la recamara o contra un vástago alojado en el fondo de la
    misma, deformándola (carabinas Delvigne, Thouvenin). En
    España se adopto, en 1857, la carabina Minie, que tres
    años antes había hecho brillantemente sus pruebas
    en la guerra de Crimea; la particularidad mas saliente de esta
    arma era el culote expansivo de la bala que, al dilatarse, merced
    a los gases de la pólvora, le hacían tomar las
    rayas sin deformarse, con lo cual ganaban el arma en
    precisión y alcance. Con las primeras armas rayadas se
    usaban todavía la bala esférica; pero pronto se
    paso de esta a la cilíndrico-cónica y a la
    cilindro-ojival, que es la forma todavía hoy
    predominante.

    Otro progreso importantísimo, que vino a aumentar
    la rapidez de la carga, y por consiguiente la eficacia del fusil,
    fue la adopción de la retrocarga, innovación que , como la del rayado,
    había sido objeto de muchos ensayos largo tiempo antes de
    ser admitida oficialmente. Prusia fue la primera nación
    que resolvió este problema, adoptando, en 1841, el fusil
    Dreyse, de aguja, que hizo la campaña de Dinamarca, y
    más tarde la de bohemia (1866), cuyo éxito
    brillante se le atribuyo en gran parte. Bajo la impresión
    moral que
    produjo un triunfo tan decisivo como inesperado, todas las
    naciones se apresuraron a cambiar su armamento por otro de
    retrocarga, y entonces aparecieron multitud de modelos, entre los
    que merecen especial mención los fusiles Mauser, Martini,
    Berdan; Wetterli, Chassepot, etc.

    España reformo, por lo pronto (1867), sus
    carabinas Minie, convirtiéndolas en Berdan, y en 1871
    adopto el fusil Rémington, que ha sido indiscutiblemente
    uno de los mejores del mundo. A esta transformación del
    armamento en todos los ejércitos van unidas otras dos
    importantes mejoras: la adopción del cartucho
    metálico y la reducción del calibre que de 17 o 18
    milímetros en el fusil de chispa había descendido a
    14.5 en el Minie y a 11 mm. en el Rémington, que fue
    durante muchos años el calibre mas corriente. Pero ya,
    cuando en Europa se estaba tratando de adoptar la carga por la
    recamara para aumentar la rapidez del tiro, habían hecho
    su aparición en América los fusiles de
    repetición, que, merced a la reserva de cartuchos
    encerrada en un deposito, permiten en momentos determinados la
    ejecución de un fuego intensísimo, conservado para
    las circunstancias normales del combate la carga tiro a tiro
    (fusiles Spencer, Henry Winchester, Colt, Lee, etc.). Acogidas al
    principio en Europa estas armas con desconfianza, por el temor de
    que condujesen a un derroche excesivo de municiones y fuera muy
    difícil con ellas conservar la debida disciplina del
    fuego, fueron, sin embargo, en todas partes sometidas a experimentos,
    sobre toda desde que los turcos demostraron prácticamente,
    en Plewna, el partido que de ellas podía
    sacarse.

    Comenzó entonces para los fusiles de
    repetición, un periodo de pruebas y perfeccionamientos,
    durante el cual se dieron a conocer multitud de modelos nuevos,
    como los Kropatschek, Krag Peterson, Löwe, Mannlicher, etc.
    Entretanto, la conveniencia de aumentar la dotación de
    cartuchos que debía transportar el tirador para poder
    hacer frente al mayor consumo de
    municiones que llevaba consigo la adopción de las nuevas
    armas de fuego, impuso la necesidad de reducir aun mas el
    calibre.

    Los estudios de Hebler y Rubin demostraron la
    posibilidad de llegar en las armas de guerra, sin inconveniente
    alguno, al calibre 7 o7.5 milímetros, y esto, unido a la
    invención de las pólvoras sin humo, que permiten
    aumentar considerablemente las velocidades iniciales del
    proyectil, sin aumento considerable de las presión
    sobre las paredes del anima, y al empleo de las balas con
    envoltura metálica (de acero, cobre, etc.), que evitan el
    emplomamiento de las rayas y el consiguiente aumento de
    rozamiento y de presión interior, que podría ser
    peligroso para la vida del arma, son los principales factores que
    han contribuido a realizar la honda transformación del
    armamento portátil, que ha producido los actuales fusiles
    de tiro rápido.

    Francia fue la primera nación que entro de lleno
    por el camino que marcaban las nuevas ideas, adoptando, en 1886,
    el fusil Lebel, de 8 mm.; Austria y Alemania la siguieron dos
    años mas tarde con el Mannlicher y el Mauser
    respectivamente, del mismo calibre; Inglaterra eligió el
    Lee, de 7.7; Suiza el Schmid, de 7.5. En España,
    después de serios ensayos fue adoptado, en 1893, el
    Mauser, de 7 mm., de condiciones bastante superiores a los de las
    naciones anteriores; pero todavía son de calibre mas
    reducido (6.5mm.) el Mannlicher holandés, el Carcano
    italiano y el Krag Jörgense noruego, el Peraldi chileno (6
    milímetros).

    Por la misma época en que hacían su
    aparición en América el fusil de repetición,
    se da conocer en el mismo sitio una nueva arma, la ametralladora,
    que después de varias vicisitudes y perfeccionamientos,
    parece ser hoy capaz de prestar importantes servicios en la
    guerra, si se emplea con discreción y acierto. La
    pólvora ha constituido un importante logro en cuestiones
    militares como se ha podido notar hoy en día, todas las
    armas portátiles son el resultado de la constante
    evolución en el terreno de las armas, las ciencias
    militares y sobretodo de la balística que a influido en
    los nuevos cartuchos.

    Sistemas famosos de armas.

    Cada época existen diferentes formas de pensamiento
    las cuales cumplen con las metas que se quieren alcanzar por
    medio del progreso. Las demandas del progreso social, son parte
    de la evolución
    del hombre en nuestro andar por el tiempo y esto implica
    nuevas
    tecnologías las cuales deben surgir para el desarrollo
    social.

    En el terreno de las armas, el hombre ha progresado
    mucho, y a continuacion se describiran los sistemas famosos
    que hicieron funcionar a las armas de fuego.

    Los primeros fusiles eran cañones.
    Las primeras armas de fuego eran tan macizas y pesadas que
    podemos considerarlas como pequeños cañones a los
    que se les ponían nombres fantásticos. Empleaban
    como propulsor la pólvoras negra: el explosivo que ha
    cambiado la historia del hombre. Una mezcla de carbón,
    azufre y salitre que " olía a rayos" y que conmovió
    el mundo del combate. Simplísimas, formadas por un
    cañón de bronce o hierro burdamente sujeto a un
    soporte de madera, podían ser transportadas y usadas por
    una sola persona.

    Un arma de fuego, por simple que parezca, es una
    máquina térmica que utiliza la fuerza explosiva de
    una mezcla o de un compuesto transmitiéndola y
    dirigiéndola sobre un cuerpo sólido y redondo
    móvil. Dicho cuerpo sólido es el proyectil
    (componente de la máquina que recorre a gran velocidad
    determinado espacio y se detiene violentamente al choque contra
    el cual se ha dirigido, transfiriendo hacia él la fuerza
    que posee, desintegrándolo, rompiéndolo y
    dañándolo ). El motor de una
    máquina de estas características es el explosivo,
    siendo éste el Invento que da origen a las armas de
    fuego.

    Se ignora quien fue verdaderamente su inventor;
    probablemente se trataba de personas especialmente curiosas, con
    tendencia a la investigación experimental, tal vez
    alquimistas. En distintos lugares, tratando de comprender que era
    el fuego, se habrán dado cuenta de que mezclando diversas
    substancias se incendiaban más fácil y
    rápidamente que los tradicionales combustibles cambiando
    substancias y variando las dosis habrán observado que la
    combustión se producía cada vez
    más rápidamente, hasta encontrarse a un cierto
    punto delante de una nube de gas inflamable.
    No se trataba del diablo de las antiguas leyendas;
    había nacido un explosivo. El primero era el compuesto por
    substancias simples, fácilmente encontrables en la
    naturaleza: la pólvora de carbón de madera, azufre
    y salitre. Era la pólvora negra.

    Los chinos usaron estas mezclas
    explosivas metiéndolas en un tubo alargado, haciendo
    bellísimos fuegos artificiales; los bizantinos,
    rociándolas sobre los enemigos a través de un tubo
    largo, los europeos, más prácticos, se dieron
    cuenta que si el cañón estaba cerrado por una
    parte, por la otra expulsaba con una fuerza enorme todo lo que se
    pusiera encima de la pólvora. Habían inventado la
    artillería. No se sabe con precisión cuando haya
    acontecido esto: se conservan poquísimos ejemplares de
    estos primitivos cañones y no están datados;
    incluso las crónicas de la época son
    escasísimas, vagas e impresisas acerca de estas
    máquinas bizarras que vomitaban fuego, piedras y un humo
    diabólico. Las primeras noticias que nos han llegado sobre
    el uso de las armas de fuego se remontan a comienzos de 1300 y se
    refieren a las denominadas bombardas, aunque presumiblemente se
    usaban ya algunas decenas de años antes. Los nombres son
    tan fantasiosos, y para nosotros estrafalarios, como podamos
    imaginar: basiliscos, pasavolantes, colibrí, espingarda.
    Se trataba de pequeños cañones que, apoyados sobre
    las gradas de un castillo disparaban proyectiles de piedra,
    trozos de ametralladora, e incluso dardos contra los
    atacantes.

    Es lógico pensar que para poder mover con
    facilidad estas piezas de artillería se haya buscado
    construirlas de pequeño tamaño ligeras, hasta
    llegar especie de arma portátil o casi. Las primeras armas
    de fuego que un solo hombre pudiera llevar consigo datan de 1350
    aproximadamente, y estaban formadas por un cañón
    tosco de bronce fundido, cerrado por un extremo, encima del cual
    se realizaba un orificio que comunicaba el interior con el
    exterior del cañón.

    Posteriormente se prolongaba a través de una
    empuñadura de madera de formas diversas. El principio de
    funcionamiento ha permanecido invariable durante siglos y se le
    conoce con el nombre de "avancarga" es decir, de carga delantera.
    En el cañón se introducía la pólvora
    negra machacándola sobre un frenillo, delante de dicho
    frenillo se colocaba el o los proyectiles, se introducía
    un poco de pólvora en el orificio (llamado fogón) y
    el arma estaba lista. El conjunto se apoyaba sobre un murillo, se
    apuntaba con el cañón hacia el enemigo, se
    prendía fuego a la pólvora del fogón y se
    producía el disparo. El retroceso lo controlaba el mismo
    disparador, que tenía en mango de madera debajo de la
    axila o, si tenía los hombros robustos contra el pecho. No
    debía ser excesivo, en parte por el notable peso del
    cañón, en parte porque la pólvora negra
    tenía poca potencia, e
    incluso porque rápidamente se comenzó a colocar
    bajo el cañón, cerca de la boca, una arandela que
    la sujetaba al borde del muro. Después, en lugar del muro
    se utilizó una horquilla colocada encima de un
    bastón (lo que le daba mayor movilidad) haciéndose
    más largo el cañón para aprovechar mejor la
    fuerza de la pólvora y dirigir mejor el tiro.

    El cañón encajó en un soporte de
    madera preparado con un soporte triangular, adquiriendo
    más o menos la forma que todavía hoy se conserva.
    Con todo, el cañón estaba hecho de bronce fundido,
    por lo que, con ese material, la longitud, el espesor, el peso y
    la maleabilidad, ofrecían límites importantes que
    era necesario subsanar.

    Un pequeño cañón (ver anexo X ) que
    data de 1400: el cañón es de bronce y soporte de
    madera, uno de los primeros llamados de pedestal. Giratorio sobre
    un eje vertical sin rueda, recuerda mucho las antiguas armas de
    guerra. Armas primitivas portátiles (ver anexo X) que
    datan de 1300. De un metro de longitud, con cañón
    de apenas veinte centímetros, pesaban como mucho algo
    más de dos kilos. Otro cañón antiguo dotado
    con un perno con movimiento de elevación aunque
    todavía del tipo sin rueda.

    No se sabe con precisión cuando haya aparecido
    estos ejemplares. Existen muy pocos cañones de este tipo
    que se conservan en buen estado, completos y que nos pueden dar
    una información vital sobre éstas
    primitivas armas.

    Llego La Edad De Piedra
    Con la invención de los eslabones de piedra de
    sílice comenzó lo que podríamos denominar la
    edad de oro de las armas ligeras, ya que el económico y
    eficaz sistema permitió un gran desarrollo en su
    difusión, modificando sustancialmente el arte de la
    guerra.

    Por lo que se refiere al período en el que
    comenzaron a usarse las ramas de piedra, hay que hacer notar que
    existe un bando florentino datado en 1547 en el que se habla de
    fuego. Al tratarse de un bando legal, se especifica claramente
    que dichas armas tienen que ser de cuerda, de eslabón y de
    rueda ". Está claro que las armas de cuerda son las de
    mecha; las ruedas está claro cuales son, y las de
    eslabón, son las de piedra. En el Museo de
    Artillería de Turín existe un eslabón doble
    en el que sobre la misma plataforma existe un mecanismo de rueda
    del tipo más arcaico que se conoce y un eslabón de
    pedernal más bien tosco, seguramente de la misma
    época. Por algunos detalles constructivos, dicho
    eslabón se data en torno a 1500, las conclusiones son
    obvias. De esta forma, abandonamos las hipótesis históricas y pasamos a
    discursos
    técnicos, exponiendo con cierto detalle los tipos de
    eslabón de pedernal más comunes, en uso en Europa
    desde 1600/1700, sin darles una estricta secuencia
    cronológica, tarea, por otra parte imposible.

    El término "eslabón" que venimos usando se
    refería al principio tan solo a la pequeña
    plataforma de acero templado sobre la que se deslizaba la piedra
    para introducir las chispas. Después, el hombre
    pasó a dominar el todo y ahora indica globalmente el
    complicado acto de incendiar la carga de lanzamiento incluso
    cuando, como en los tipos más modernos, el acero ni tan
    siguiera existe, o por lo menos ya no tiene la connotación
    original. El principio sobre el que se basa el funcionamiento de
    la piedra del pedernal es en síntesis
    el siguiente. Una plataforma de hierro de formas variadas, lleva
    en su mitad posterior un garillo móvil idéntico al
    descrito para las armas de mecha, solo que en lugar de la cuerda
    inflamable, entre las pinzas tiene sujeta fuertemente una astilla
    con un borde cortante de piedra de sílice o de pedernal.
    Dicho gatillo, accionado por un fuerte muelle o lámina, se
    mantiene levantado por medio de un mecanismo de palancas o pernos
    que, cuando lo acciona el tirador, lo hace caer con fuerza hacia
    adelante y hacia abajo, describiendo una arco en forma de aro.
    Casi al final de dicho movimiento, bajo el impulso del muelle, la
    astilla de sílice golpea con gran fuerza contra la
    plataforma móvil de acero, que puede moverse hacia
    adelante. A este punto ya hay una notable diferencia en el
    movimiento de los tres gatillos, el de mecha, el de rueda y el de
    piedra.

    El gatillo de mecha se mueve lentamente y sin demasiada
    fuerza: tan solo tiene que transportar la mecha desde un punto
    muerto hasta el punto de contacto con la pólvora. El
    gatillo de rueda en realidad no se mueve; tan solo tiene que
    golpear fuertemente la pirita contra la rueda mientras esta gira.
    El gatillo de piedra se mueve a gran velocidad y con mucha
    fuerza, de tal forma que si por accidente da al tirador en el
    dedo, puede producirle un corte bastante profundo. La piedra de
    pedernal golpea contra la plataforma de acero ( a la cual,
    precisamente por esto, se le llama "batería"),
    haciéndola retirarse hacia atrás; además,
    los dos movimientos y las dos trayectorias de la piedra y de la
    batería, previstas y combinadas en conjunto producen
    durante algunos instantes y durante un pequeño trayecto un
    fuerte rozamiento. La combinación de trayectoria y fuerzas
    opuestas, estudiada milimétricamente y bien dosificada,
    hace a los eslabones más o menos perfectos, aunque sobre
    este problema lo analizaremos después. El rozamiento de la
    durísima sílice hace que salten de la plataforma
    pequeños fragmentos de acero que, incandescentes, se
    convierten en chispas. Al caer en la cazoleta que se encuentra en
    la parte de abajo, incendian la pólvora negra que se
    encuentra dentro de ella y, a través del fogón
    producen la deflagración de la carga de lanzamiento. Entre
    el sistema de piedra y el de rueda hay dos diferencias
    importantes: en primer lugar, en el eslabón de piedra, las
    esquirlas las produce el acero de la batería, mientras que
    la piedra es tan solo un instrumento; en el sistema de rueda, las
    chispas las produce la pirita, siendo la rueda, en este caso, un
    instrumento. En el sistema de rueda, las chispas las produce la
    pirita, en segundo lugar en el sistema de rueda se producen pocas
    chispas, pero ya que se producen dentro de la pólvora
    negra, en realidad son suficientes unas pocas para incendiarlas;
    en el sistema de piedra, las chispas se producen a unos dos
    centímetros por encima de la pólvora, por lo que
    para incendiarla se necesita muchas chispas y que estén
    bien dirigidas hacia abajo. Este es el principio general sobre el
    que se basa el mecanismo de piedra, veámoslo ahora en una
    aplicación práctica.

    Un tipo de eslabón que tiene un cierto
    interés en Italia es el
    llamado "a lo moderno" o " a la romana". No se comprende
    verdaderamente " a lo moderno" cuando parece que se trata de uno
    de los eslabones más antiguos y, mucho menos que se le
    llame " a la romana", cuando en roma y sus
    alrededores apenas había armeros; ya hemos dicho que la
    terminología de las armas antiguas a veces complica las
    cosas en vez de explicarlas. De cualquier forma, dicho
    eslabón está formado por una plataforma de forma
    alargada en cuya parte posterior se encuentra colocado el gatillo
    con las pinzas regulables que cortan la piedra. El eslabón
    doble (ver anexo X) se conserva en el Museo de Artillería
    de Turín, del que se hace eco el artículo, es
    único en el mundo. Un eslabón extraño e
    importante que describimos detalladamente. Se trata de un
    eslabón para fusil denominado " de carga sobre puesta";
    dicho fusil se ha perdido, conservando de él tan solo el
    eslabón. El funcionamiento del fusil es el siguiente: en
    el cañón hay dos fogones, uno delante del otro,
    cada uno en correspondencia con una cazoleta; el
    cañón de alarga introduciendo la pólvora que
    se encuentra delante del fogón del eslabón de
    piedra, después se introduce la bala y un taco eficaz;
    finalmente, se pone la pólvora en el fogón del
    eslabón y a continuación otra bala.

    Se cargan dos eslabones armando el de piedra y cargando
    el de rueda; se pone la pólvora en las dos cazoletas, se
    baja la batería del de piedra, se descubre la cazoleta del
    de rueda y se apoya el gatillo con la pirita entre las pinzas. El
    fusil está preparado, se tira del primer gatillo, el
    anterior; dispara la primera carga y sale la bala anterior,
    después, el segundo gatillo, y dispara la carga posterior.
    Simple, aunque no se comprende porque se han utilizado dos
    eslabones de distintos sistemas. Es probable que no se tuviera
    una gran fe en el funcionamiento del eslabón de rueda. De
    esta forma, caso de que fallara el tiro, se disparaba la segunda
    carga y salía todo del cañón aunque con una
    fuerza obviamente reducida. ¿Y si durante el recorrido
    dentro del cañón se inflamaba la primera carga? Tal
    vez es por esto por lo que apenas hay eslabones de carga
    sobrepuestas: todos los fusiles han reventado con lo que podemos
    apreciar que en la antigüedad no se tenía un gran
    conocimiento
    de la pólvora, sus aplicaciones balísticas y su
    enorme fuerza cuando está encerrada en presencia de
    oxígeno.

    Rotacion Mecanica Del Tambor
    A pesar de estar todavía en el campo de las armas de
    piedra de pedernal, en 1818 encontramos el primer revolver con
    sistema de rotación del tambor, ya no manual sino
    mecánico. Controlado por un muelle, es el sistema
    importantísimo patentado por Collier, el cual casi con
    toda seguridad l8
    años más tarde inspirará a Samuel Colt para
    la realización de sus revólveres con tambor de
    rotación automática. Los tubos llevan
    también cazoletas, martillos y su correspondiente muelle,
    lo que hacía rápido y seguro el cargamento del
    arma, en otros modelos, el tubo metálico era liso, lo que
    hacía que con frecuencia fuera problemática la
    alineación entre la cazoleta del tubo y del
    cañon.

    Pero dejemos aparte por un momento las armas de
    retrocarga y tratemos de examinar la particularísima arma
    de Elisha Haydon Collier: un ingenioso e interesante intento de
    revolver de piedra de pedernal mucho más serio que todos
    los intentos que le habían precedido, todos ellos meros
    prototipos, o casi. Collier americano de Boston, el 24 de octubre
    de 1818, obtuvo la patente inglesa número 4315,
    válida por 14 años para "un arma de fuego que
    combina en un solo cañón con varias
    recámaras para obtener la sucesión de descargas con
    un solo cargamento". La patente del bostoniano se basaba en una
    idea del capitán Artemus Wheeler de Concord,
    Massachussets, quien, al parecer con la ayuda de Collier,
    construyó un mosquetón de piedra con cilindro
    rotativo manual con 7 recámaras. Collier, después
    de haber ayudado a Wheeler y haber perfeccionado su idea,
    llegó a Londres en donde como hemos visto hizo patentar su
    revólver. L característica más importante de
    la patente de Collier era que no se trataba de una simple arma de
    piedra de pedernal con cilindro giratorio. Además de este
    tipo, es decir, con cilindro giratorio manual, ya habían
    aparecido anteriormente por lo que si se hubiera limitado a esto,
    Collier no habría propuesto nada nuevo. Sin embargo, su
    arma se caracterizaba por dos datos técnicos absolutamente
    originales: la rotación mecánica del tambor y el cierre
    hermético entre el cañón y la
    recámara durante el disparo. La rotación se
    obtenía mediante un muelle que iba unido al cilindro, el
    cual se ponía en tensión al girar manualmente el
    cilindro en la dirección contraria a la que asumía
    durante la fase de disparo. Para obtener el cierre
    hermético entre el cañón y la
    recámara, el borde anterior de ésta se lijaba hasta
    obtener un rebaje en el que se apoyaba la parte posterior del
    cañón, que estaba también un poco rebajada.
    Otro muelle empujaba hacia delante el cilindro para que estuviera
    firme contra el cañón. De todas formas, debido al
    retroceso, este último muelle no era suficiente para tener
    unidas las dos partes durante el disparo, por lo que para
    permitir el disparo el cilindro se bloqueaba hacia adelante
    gracias a una barrita que apoyaba contra el cilindro
    manteniéndolo unido al cañón. Hay que hacer
    observar que la barrita servía también de seguro,
    impidiendo la completa caída del martillo cuando el
    cañón y una de las recámaras no estaban
    alineadas. Además de estas cualidades, el revolver Collier
    tenía un sistema de encendido automático colocando
    en la parte superior del martillo, en una cavidad circular en la
    que se encontraba la pólvora; dentro estaba dividido en 3
    vanos, cada uno de los cuales formaba un ángulo de
    120°. Después de cargar las recámaras del
    tambor y después de que el depósito de la yesca
    estuviera lleno de pólvora negra y fina, la secuencia de
    la operación de disparo era simple. Lo primero que
    ocurría era que el cilindro se echaba hacia atrás
    para soltarse del cañón; entonces se giraba en
    sentido contrario a las manecillas del reloj para colocar el
    muelle de rotación en tensión y, posteriormente,
    soltarlo hasta que se chocara con el cañón. De esta
    forma, el arma estaba preparada para disparar; en el momento de
    armar el martillo, el cilindro giraba automáticamente
    colocando cada vez las recámaras en línea con el
    cañón; esta rotación intermitente se
    obtenía mediante un pequeño gancho unido al
    martillo, el cual normalmente se enganchaba en uno de los dientes
    situados en la cara posterior del tambor; mientras el tambor se
    echaba hacia atrás, incluso el gancho retrocedía
    llevándose consigo el tambor; en cuanto quedaba libre de
    la conexión con el cañón, el muelle de
    rotación que estaba en tensión, lo hacía
    girar sobre su propio eje. Cuando la siguiente recámara se
    encontraba en línea con el tambor, el gancho, movido por
    un taco, se liberaba del cilindro, el cual avanzaba introduciendo
    una nueva recámara en el cañón.

    Un mecanismo muy ingenioso y, seguramente, incluso
    eficaz, pero demasiado complicado. El mismo Collier
    encontró dificultades para hacerlo funcionar
    correctamente, sobre todo por lo que se refiere al sistema de
    rotación mecánico; de hecho, las armas de este tipo
    no han prosperado y pocas muestran con claridad que dicho sistema
    de rotación se aplicara en un tiempo, aunque
    después fuera eliminado. Estas modificaciones del original
    se realizaron aproximadamente entre los años 1823 y 1824.
    Collier intentó que su arma la adoptaran las fuerzas
    armadas británicas, pero su revólver, aunque
    reconocido como muy bueno en cuanto a funcionamiento, resultaba
    demasiado caro y complicado para ser usado con fines militares.
    Las armas Collier no las construyó el inventor sino que se
    encargaron a armeros de prestigio, como Nock y Mortimer, quienes
    abastecieron el mercado civil,
    además de suministrarle las tradicionales pistolas,
    trombones, fusiles de cañon estriado y liso, carabinas
    muchas de las cuales de percusión, carentes incluso de
    disparador automático.

    Una pareja de pistolas alemanas (ver anexo X) de piedra
    de perdernal de retrocarga de comienzos del siglo XVIII. Se
    cargaban mediante tubos de hierro precargados dotados de
    platillo, martillo y su correspondiente muelle. Uno de estos
    tuboscartucho se puede ver en medio de las pistolas. En la culata
    se colocaba otro tubo de reserva la cual tenía forma de
    perilla con ventanilla en la que se introducía en tubo. Se
    puede apreciar el complicado sistema y mecanismo del
    revólver –Collier tal y como aparece en la descripción que acompañaba la
    patente de 1818 en Londres.

    Con este sistema podemos apreciar la complicación
    de los mecanismo antiguos pero a la vez que marcaron una nueva
    era en el comienzo de las armas: el primer fusil de
    repetición con el cual se podría aprovechar al
    máximo la pistola para que no sea de una sola carga y con
    eso se originaría pérdida de tiempo, espacio y
    oportunidad de defenderse.

    Se había evolucionado al siguiente nivel de las
    armas de fuego cambiando el sistema primitivo de avancarga al
    nuevo sistema de retrocarga con el cual se podían dar una
    sucesión de disparos sin necesidad de volver a cargar el
    arma. El antiguo sistema de avancarga era tan complejo que
    seguramente después de unos disparos tenían que
    llevarse con un buen armero para que volviera a quedar el arma
    como estaba originalmente.

    El sistema "de tabaquera"
    La "política
    de ahorro"
    adoptada durante el siglo pasado por prácticamente todos
    los estados para obtener armas de retrocarga transformando los
    viejos fusiles de avancarga, a veces dio óptimos
    resultados como en el caso de los Enfield modificados con el
    sistema inventado por el americano Jacob Zinder, armas que
    permitían a un buen tirador disparar hasta incluso quince
    cartuchos por minuto frente a los cuatro o cinco del original
    Enfield Modelo 1853.

    Al terminar el conflicto
    austro-prusiano de l866, que se resolvió con la aplastante
    victoria de los alemanes gracias especialmente a sus fusiles
    Dreyse de retrocarga frente a los Lorenz de avancarga, en toda
    Europa dio comienzo una frenética búsqueda de un
    arma de retrocarga, la cual, en la mayor parte de los casos se
    resolvió con la transformación de las viejas armas
    de avancarga por motivos esencialmente unidos a la necesidad de
    minimizar en lo posible los gastos.

    Gran Bretaña, a finales de 1866 decidió
    transformar el viejo armamento portátil según el
    sistema patentado por el mecánico estadounidense de origen
    holandés Jacob Zinder. Dicho sistema consiste en un bloque
    de cierre de cremallera colocado en la parte derecha del arma, en
    cuyo interior se encuentra el percutor, con muelle de espiral
    inclinado unos 45°, sobre el que se abate el martillo del
    viejo eslabón cuya cabeza se ha hecho plana, el extractor
    del casquillo se acciona haciendo retroceder un poco el bloque,
    para lo cual se desliza sobre un perno de
    rotación.

    Teniendo en cuenta que esta transformación se
    realizó sobre las que probablemente eran las mejores armas
    de avancarga que había en la época, es decir, los
    fusiles Enfield P. 53, los ingleses, a fin de cuentas, hicieron
    un buen negocio. En efecto, desde que se realizaron las pruebas,
    la nueva arma demostró no sólo tener excelentes
    cualidades balísticas, más o menos como las del
    arma original, sino que también poseía una cadencia
    de tiro muy buena, pudiendo disparar hasta incluso catorce
    cartuchos por minuto.

    En este sentido, la política de ahorro en los
    costes en los que fuera posible se demostró ganadora, y
    Gran Bretaña, de esta forma, consiguió competir,
    como armamento portátil, con las otras grandes potencias.
    La sucesión de las operaciones de
    carga y de disparo de los Enfield-Snider era la siguiente: 1)
    armar el martillo, 2) con el pulgar de la mano derecha, mover
    hacia la derecha el bloque de cierre, 3) tirar hacia atrás
    del bloque para extraer el casquillo disparado y girar hacia la
    izquierda el arma para hacer que caiga la tierra, 4) introducir
    un nuevo cartucho; 5) cerrar el bloque; 6) disparar.

    El cartucho tenía el casquillo de láminas
    de latón con envoltorio exterior de papel y cebo central
    tipo Boxer. La bala era idéntica a la de Minie utilizada
    en el modelo de avancarga, es decir, cilíndrico –
    ojival con tres canalillos anulares rellenos de cera;
    había dos novedades: la cavidad posterior estaba, en parte
    ocupada por un taco de arcilla comprimida, mientras que en la
    punta había, recabada, otra cavidad rellena con un taco de
    madera que servía para retrasar el centro de gravedad y
    favorecer la estabilidad en la rotación. Posteriormente
    este cartucho fue substituido por una bala mucho más
    simple y menos costosa, ya no autoexpansiva, sino llena y apenas
    forzada en las estrías. Su utilización en el campo
    demostró el Snider (ver anexo x), aunque válido, no
    carecía de defectos tales como que el obturador,
    después de algunos tiros ya no cerraba
    herméticamente la cámara o que el cartucho
    tenía demasiado juego, lo que
    provocaba que en el momento de disparo se retuvieran
    adecuadamente los gases, o que el perno de rotación del
    bloque era demasiado débil, por lo que el cierre se
    producía exclusivamente debido al peso del bloque. En
    consecuencia, se modificaron el cartucho y el bloque al que se
    añadió una palanca pulsador para la apertura y el
    cierre, y se hizo más robusto el perno de
    rotación.

    He aquí los principales datos del fusil de
    infantería Snider: longitud total 137.2 cm.,
    cañón: 97.5 cm.; calibre 14.7 mm.; peso : 4.140 gr.
    Datos del primer modelo de cartucho (en total se distribuyeron 7
    modelos): bala de 2.85 cm.; peso 34 gr.; carga: 4.5 gr. El Snider
    fue el arma principal del ejército británico hasta
    1874, año en que comenzó a sustituirse por armas
    sistema Martíni, adoptadas en 1871. Retirados del
    ejército, los Snider terminaron dispersándose por
    todo el mundo: Serbia, Montenegro, China,
    Japón,
    Siam, Turquía, Afganistán. Incluso Francia, Holanda
    y Dinamarca adoptaron el sistema Snider, aunque mientras que el
    que utilizaron en estos dos últimos países era
    básicamente idéntico al inglés,
    el adoptado por los franceses era levemente diferente. En
    Francia, en donde se denominó "a tabatiere", es decir "De
    tabaquera", debido a que la apertura de la cubierta se
    parecía a la caja en la que se conservaba el tabaco, se
    adoptó el 16 de mayo de 1867 es decir, incluso un
    año después de que naciera el Chassepot de
    retrocarga.

    Para no pagar los derechos de patente a lo que
    sin duda Snider tenía derecho, el gobierno
    francés pensó en resucitar una vieja patente
    presentada un año antes por un armero francés, un
    tal Schneider, la cual tenía sorprendentes
    analogías con la presentada por Snider. En un primer
    momento se trataba de transformar las armas 1853 T, 1854 y
    1857-59 en fusiles de infantería, fusiles de dragones y
    carabinas de cazador. Sólo las armas que estaban en
    condiciones de conservación perfectas sufrieron dicha
    transformación, la cual no se llevó a cabo en las
    fábricas del estado ocupadísimas con la
    producción del Chassepot, sino única y
    exclusivamente en la industria
    privada bajo la estrecha vigilancia de los inspectores
    militares.

    Las armas modelo 1867 no entusiasmaron nunca a los
    soldados, aunque demostraron ser perfectamente válidas
    para el uso que se les dio, es decir de segunda línea,
    aunque en ciertos casos obtuvieron resultados muy parecidos a los
    Dreyse. Entre los defectos que se encontraron vale la pena
    mencionar el exceso de peso y la munición con su grosor,
    la poca exactitud del alza y la sensible diversidad de calibre de
    un arma a otra.

    Durante la guerra franco-prusiana, los Schneider, en
    ciertos casos, se utilizaron también en primera
    línea, en donde resultaron muy impopulares debido a varios
    motivos que se pueden resumir en los siguientes: eran poco
    prácticos para la guerra en primera línea, para la
    que en realidad no estaban previstos su uso: la munición
    resultaba con frecuencia defectuosa; había un cierto
    complejo psicológico de inferioridad en relación
    con los otros soldados franceses que tenían en
    dotación el nuevo Chassepot, mucho más
    moderno.

    Partes: 1, 2

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