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Arqueología




Enviado por pablomaza



    Indice
    1.
    Introducción

    2. Calendarios y cronologías
    históricas

    3. Ciclos Anuales
    4. Métodos físicos de
    datación

    5. Métodos químicos de
    datación

    6. Conclusión
    7. Bibliografía

    1.
    Introducción

    El fechado absoluto fue todo un descubrimiento para los
    arqueólogos a mediados de esta centuria. Hasta la
    década del ‘50, a pesar de los múltiples
    hallazgos arqueológicos, sólo podían hacerse
    dataciones relativas, las cuales consisten en métodos de
    seriación, dataciones lingüísticas, dataciones
    faunísticas, estratigrafía, etc., que
    todavía se siguen utilizando. Desde la revolucionaria
    revelación del radiocarbono en 1948, se han descubierto
    varios procedimientos
    para medir el paso del tiempo que han
    cambiado la historia de la
    arqueología.
    Algunos de estos métodos, los cuales son una importante
    ayuda para los distintos investigadores que se ven en la
    necesidad de fechar un determinado acontecimiento o algún
    objeto del pasado en una forma más precisa, son, por
    ejemplo, la dendrocronología, la datación
    radiocarbónica, el nuevo método
    OCR, la termoluminiscencia, la datación mediante la tasa
    de cationes, etc.
    A continuación se expondrán los distintos
    procedimientos de datación absoluta siguiendo su historia
    (cuando sea posible), su funcionamiento, su utilización en
    el campo de la arqueología y algunas observaciones hechas
    acerca de cada uno. Se ha remitido a la división de los
    métodos adoptada por Aníbal Juan Figini y
    también por Colin Renfrew y Paul Bahn.

    2. Calendarios y
    cronologías históricas

    A principios de
    siglo, antes de que aparecieran los métodos de
    datación absoluta, los científicos dependían
    casi exclusivamente de los métodos relacionados con la
    historia. Se basaban en las conexiones arqueológicas con
    los calendarios y cronologías que habían
    establecido los hombres del pasado. Estos métodos de
    datación aún hoy en día se siguen
    utilizando.
    Fueron las sociedades que
    poseyeron mayor grado de desarrollo
    técnico, las que utilizaron sus propios calendarios y
    establecieron una cronología. Por ejemplo, los romanos
    dejaron constancia de los acontecimientos en relación con
    el año de mandato de sus cónsules y emperadores,
    aunque casi siempre los remitían a la cronología de
    la ciudad de Roma. Los griegos
    basaban los cómputos en la fecha de los primeros Juegos
    Olímpicos, que están fijados en el año
    776 a. C. En Egipto, el
    próximo Oriente y la antigua China, la
    historia se registraba en base a las listas de los reyes que se
    disponían en dinastías. En Mesopotamia
    también hubo sistemas
    calendáricos. En cuanto al nuevo mundo, el calendario maya
    fue uno de los más exactos y se utilizó para
    registrar las fechas en inscripciones sobre columnas o estelas de
    piedra, erigidas en las ciudades mayas durante el
    Período Clásico (300 – 900 dC). Ahora
    está surgiendo una historia maya fechada con una
    precisión que hace cuarenta años atrás no se
    sospechaba.
    Hay tres aspectos fundamentales con respecto a las
    cronologías históricas antiguas que deben tener en
    cuenta los arqueólogos:
    1) El sistema
    cronológico debe ser reconstruido muy cuidadosamente y las
    listas de reyes y dirigentes deben ser razonablemente
    completas.
    2) La lista de reyes tiene que estar relacionada con nuestro
    propio calendario.
    3) Los artefactos, estructuras o
    construcciones a fechar de un determinado yacimiento han de ser
    vinculadas con la cronología histórica (Renfrew y
    Bahn, 1993: pág. 118 – 123).

    3. Ciclos
    Anuales

    Datación de Varvas:
    Es uno de los sistemas más antiguos para la
    determinación absoluta de edades. Fue desarrollado en el
    siglo pasado por el geólogo sueco barón Gerard de
    Geer, quien observó que ciertos depósitos de
    arcilla se estratificaban de un modo uniforme. Se dio cuenta de
    que estos estratos se habían depositado en lagos en
    torno a las
    márgenes de los glaciares escandinavos, debido a la
    fusión
    anual de las capas de hielo, que habían ido retrocediendo
    regularmente desde el final del Pleistoceno. El espesor de los
    niveles variaba de año en año, produciéndose
    un estrato grueso en un año cálido, con aumentos de
    la fusión glacial, y un nivel más fino bajo
    condiciones más frías. Midiendo los espesores
    sucesivos de una secuencia completa y comparando el modelo con las
    varvas de áreas próximas, se demostró que
    era posible vincular secuencias prolongadas entre sí
    (Renfrew y Bahn, 1993: pág. 123 – 124).

    Dendrocronología
    La dendrocronología es la datación e
    interpretación de eventos del
    pasado mediante el análisis de los anillos de los árboles. Fue descubierta por el
    astrónomo y arqueólogo americano Andrew Ellicott
    Douglass. En la década del ’30 estableció
    numerosas fechas absolutas a muchos yacimientos del suroeste
    americano (Heizer y Grahan, 1988: pág. 297). Actualmente
    la dendrocronología tiene dos usos arqueológicos
    distintos: puede ser utilizada como un medio fructífero
    para corregir las fechas radiocarbónicas y como un
    método independiente de datación absoluta.
    Los árboles producen un anillo de crecimiento por
    año, pero estos anillos no tienen el mismo espesor. El
    mismo varía por la edad de los árboles y por las
    fluctuaciones del clima. Los
    dendrocronólogos los miden y combinan y crean un diagrama que
    indica el grosor de los anillos sucesivos de un árbol
    concreto. Los
    árboles que crecen en una misma zona y que son de la misma
    especie, presentarán el mismo patrón de anillos de
    manera que se puede comparar la secuencia de crecimiento de
    troncos cada vez más antiguos para elaborar la
    cronología de un territorio.
    A diferencia del radiocarbono, la dendrocronología no es
    un método de datación universal debido a que
    sólo es aplicable a los árboles de las regiones
    exteriores a los trópicos (donde los marcados contrastes
    estacionales producen anillos anuales bien definidos), y a que
    una datación dendrocronológica directa se limita a
    la madera de
    aquellas especies que hayan proporcionado una serie directora que
    se remonte hacia atrás desde la actualidad y que la gente
    haya utilizado realmente en el pasado (Renfrew y Bahn, 1993:
    pág. 124 – 127).

    4. Métodos
    físicos de datación

    Datación Arqueomagnética:
    El campo
    magnético terrestre presenta variaciones relativamente
    frecuentes en cuanto a direcciones e intensidad. Los distintos
    archivos
    históricos les han permitido a los arqueólogos
    recrear los cambios en la dirección del norte magnético
    observados en los lugares de dichos archivos a partir de lecturas
    de brújulas de los últimos 400 años, o de
    épocas anteriores a través de la
    magnetización de estructuras de arcilla cocida de
    períodos antiguos que han sido fechadas independientemente
    (Renfrew y Bahn, 1993: pág. 145 – 147).

    Datación por Termoluminiscencia
    Los materiales con
    una estructura
    cristalina, como la cerámica, contienen pequeñas
    cantidades de elementos radiactivos, sobre todo de uranio, torio
    y potasio. Estos se desintegran a un ritmo constante y conocido,
    emitiendo radiaciones alfa, beta y gamma que bombardean la
    estructura cristalina y desplazan a los electrones, que quedan
    atrapados en grietas de la retícula cristalina. A medida
    que pasa el tiempo quedan aprisionados cada vez más
    electrones. Sólo cuando se calienta el material
    rápidamente a 500º C o más, pueden escapar los
    electrones retenidos, reajustando el reloj a cero y mientras lo
    hacen emiten una luz conocida como
    termoluminiscencia.
    La termoluminiscencia puede ser utilizada para fechar
    cerámica, el material inorgánico más
    abundante en los yacimientos arqueológicos de los
    últimos 10.000 años; también permite fechar
    materiales inorgánicos (como el silex quemado) de hasta
    50.000 a 80.000 años de antigüedad. La desventaja que
    presenta este método es que, según algunos
    especialistas, es menos preciso y confiable que el radiocarbono
    por la
    contaminación del medio para con la muestra (Renfrew
    y Bahn, 1993: pág. 135 – 137).

    Datación mediante la resonancia electrónica del "Spin":
    Éste método, relativamente reciente, permite contar
    los electrones atrapados en un hueso o una concha sin el
    calentamiento necesario para la termoluminiscencia. El
    número de electrones atrapados indica la edad del
    ejemplar. El objeto a datar se coloca en un fuerte campo
    magnético. La energía absorbida por el objeto a
    medida que varía la fuerza del
    campo magnético proporciona un espectro a partir del cual
    se puede contar la cantidad de electrones atrapados.
    La resonancia electrónica del "spin" ha ayudado a resolver
    la controversia que rodeaba la fecha de un cráneo hallado
    en 1959 en la cueva de Petralona en el norte de Grecia. Este
    método puede llegar a ser de gran ayuda para los
    arqueólogos que estudien las muestras de huesos y dientes
    que no entren dentro de la datación radiocarbónica
    (Renfrew y Bahn, 1993: pág. 137 – 138).

    5. Métodos
    químicos de datación

    Datación Radiocarbónica
    La datación radiocarbónica fue desarrollada
    inmediatamente después de finalizada la segunda guerra
    mundial, en 1947, por Willard F. Libby y sus colaboradores, y
    ha proveído determinaciones de años en
    arqueología, geología,
    geofísica y en otras ciencias (Greg
    Marlowe, 1992: pág. 9).
    Este método mide la desintegración del
    isótopo radiactivo del carbono 14
    (C14) en la materia
    orgánica. Los rayos cósmicos originan en la alta
    atmósfera
    neutrones que reaccionan con el nitrógeno del aire produciendo
    el isótopo radiactivo C14. El radiocarbono se
    distribuye homogéneamente en la atmósfera y
    participa del ciclo del carbono: los vegetales lo asimilan
    directamente de la atmósfera (fotosíntesis) y los animales lo
    asimilan indirectamente. Todos los organismos vivientes tienen la
    misma proporción de C14 que la
    atmósfera. Al morir un organismo deja de asimilar
    C14. Éste es un elemento inestable y se
    desintegra en un período de 5730 años; en ese lapso
    se reduce a la mitad. Midiendo la concentración de
    C14 del resto arqueológico que se va a datar es
    posible saber cuántos años han transcurrido desde
    su muerte.
    Varios laboratorios han adoptado ahora un método
    más radical, la espectrometría del acelerador de
    partículas (AMS), que requiere de muestras más
    pequeñas que las convencionales. La AMS cuenta
    directamente los átomos del C14 haciendo caso
    omiso de su radiactividad. Se reduce el tamaño
    mínimo de la muestra a sólo 5 – 10 mg.,
    permitiendo que se muestreen y se fechen materiales
    orgánicos valiosos. El lapso de tiempo fechable por
    radiocarbono puede aumentar, teóricamente, de 50.000 a
    80.000 años utilizando la AMS (Link, Damon, Donahue, Jull,
    1989: pág. 1 – 6).
    Libby dio por sentado que la concentración de
    C14 en la atmósfera había permanecido
    igual a lo largo de los años. Hoy sabemos que ésta
    ha variado con el tiempo, debido en gran parte a los cambios en
    el campo magnético de la Tierra. La
    dendrocronología advirtió este error y
    proporcionó los medios para
    corregir o calibrar las fechas radiocarbónicas. Antes del
    1000 a. C., los árboles estaban expuestos a
    concentraciones mayores del C14 de la atmósfera
    de lo que están en la actualidad. Mediante la
    obtención sistemática de fechas
    radiocarbónicas a partir de las largas series directoras
    del pino arista y del roble, los científicos han sido
    capaces de comparar las fechas del radiocarbono con las de los
    anillos de crecimiento, en años calendáricos, para
    elaborar curvas de calibración.
    Los laboratorios han adoptado el año 1950 como su
    presente, y todas las fechas radiocarbónicas se expresan
    en BP (before the present). Un ejemplo de datación
    radiocarbónica sería: 3700 ± 100 BP (P 685)
    (Renfrew y Bahn, 1993: pág. 127 – 135).

    (Ejemplo de curva de calibración)

    (Comparación entre el Radiocarbono y el
    AMS).

    Datación mediante la Proporción de Carbono
    Oxidable (OCR):
    El método de OCR (proporción de carbono oxidable)
    fue descubierto por el arqueólogo Douglas S. Frink en 1992
    (Frink, 1994: pág. 17).
    D. J. Killick y otros investigadores escriben acerca del tema:
    "In this technique, dried soils are measured for easily oxidized
    carbon using a wet dichromate oxidation and total carbon using a
    loss-on-ignition method. The ratio of the amount of carbon in
    these two measurement is the OCR. By obtaining OCR ratios for
    contexts dated independently by radiocarbon and historical dates,
    Frink developed an empirical relationship between OCR and
    calibrated radiocarbon dates, based on an earlier different
    empirical formula of Frink. He then further developed an
    empirical equation which he asserts can be used for dating many
    types of soil and archaeological deposits (Killick, Jull, Burr,
    1999: pág. 33).
    Este método es apoyado por Douglas S. Frink, su creador,
    quien asegura que los errores en las edades dados por los
    fechados mediante el OCR son mínimos. En cambio lo
    critican los arqueólogos Killick, Jull y Burr quienes no
    admiten que este procedimiento de
    datación absoluta sea tan confiable como afirma
    Frink.

    Datación de las Huellas de Fisión:
    El U238 se desintegra de forma natural hasta
    convertirse en un isótopo estable del plomo y a veces se
    divide en dos mitades. Durante este proceso de
    fisión espontánea, ambas mitades se mueven
    independientemente a gran velocidad,
    deteniéndose sólo tras causar grandes daños
    a las estructuras a lo largo de su trayectoria. En los materiales
    que contienen U238 este daño se registra en
    forma de trayectorias llamadas huellas de fisión. Las
    huellas se cuentan con un microscopio
    óptico. La cantidad de uranio existente en las muestras se
    determina mediante el recuento de un segundo grupo de
    huellas creadas por la fisión de los átomos de
    U235. Conociendo el ritmo de fisión del
    U238, se pude llegar a una fecha al comparar el
    número de huellas producidas espontáneamente con la
    cantidad de U238 de la muestra. El reloj radiactivo se
    pone a cero cuando se forma el mineral o el cristal, bien en la
    naturaleza o
    en el momento de su fabricación (Renfrew y Bahn, 1993:
    pág. 142).
    Se vincula con la fisión espontánea de un
    isótopo del uranio (U238) existente en gran
    cantidad de rocas y minerales, en la
    obsidiana y otros cristales volcánicos, en los meteoritos
    vítreos (tectitas), en los vidrios manufacturados y en las
    inclusiones minerales de la cerámica. Este método
    proporciona fechas útiles a partir de rocas adecuadas que
    contengan o estén próximas a restos
    arqueológicos. También es el método
    más útil para los yacimientos paleolíticos
    de mayor antigüedad.

    Datación mediante la Hidratación de la
    Obsidiana:
    Esta técnica fue aplicada por primera vez por los
    geólogos americanos Irving Friedman y Robert L. Smith
    (Renfrew y Bahn, 1993: pág. 143).
    Este método es llamado también datación por
    el cerco de hidratación o de obsidiana. Se utiliza para
    calcular edades en años. Se basa en el principio de que
    cuando la obsidiana se rompe, comienza a absorber el agua que la
    rodea para formar una capa de hidratación que se puede
    medir en el laboratorio
    determinando el grosor de las aureolas (anillos de
    hidratación) producidas por vapor de agua
    difundiéndose en superficies recién cortadas de
    cristales de obsidiana. Se puede aplicar a vidrios de entre
    10.000 y 120.000 años aproximadamente (Chronology by
    obsidian hydration, http://www.scanet.org/Inyo20.html.).

    Datación mediante Potasio –
    Argón:
    Es una de las técnicas
    más adecuadas para datar los yacimientos del hombre
    primitivo de África de hasta 5 millones de años. Se
    limita a las rocas volcánicas con una antigüedad no
    menor de 100.000 años aproximadamente.
    Se basa en el principio de la desintegración radiactiva:
    la lenta transformación del isótopo radiactivo
    K40 en el gas inerte
    Ar40 dentro de las rocas volcánicas. Conociendo
    el ritmo de descomposición del K40 (su vida
    media es de 1300 millones de años) la medición de la cantidad de Ar40
    contenida en una muestra de roca de 10 g. proporciona un cálculo de
    la fecha de formación de la roca. Lo que pone a cero el
    reloj radiactivo es la formación de la roca durante la
    actividad volcánica, que expulsa cualquier
    partícula de argón que hubiera antes.
    Las limitaciones más importantes de este procedimiento son
    que sólo se puede utilizar para fechar yacimientos
    sepultados por coladas volcánicas y que no es posible casi
    nunca conseguir una precisión mayor de ± 10 %
    (Renfrew y Bahn, 1993: pág. 138).

    Datación mediante Uranio – Torio:
    La datación mediante Uranio – Torio fue empleada por
    primera vez en 1956 sobre huesos fósiles, pero antes que
    esto había sido utilizada para datar madera.
    La datación mediante el Uranio – Torio es una
    técnica que se sirve de las propiedades radiactivas de la
    vida media del U238 y del T230. Cuando la
    suma de estas son comparadas, se obtiene una estimación de
    la edad del objeto.
    Hay varios procedimientos que pueden ser utilizados con este
    método de datación. Algunos de ellos son: la
    Espectrometría de la Dilución de Masa del
    Isótopo (IDMS), la Espectrometría de la Masa del
    Ion Secundario (SIMS), etc.
    Un problema con esta técnica son los requisitos necesarios
    para el objeto a datar, pues éste debe tener más
    uranio que torio e inmediatamente después de su
    extracción debe ser cerrada la muestra para que no se
    contamine (Cronología Absoluta,
    http://www.bibarch.com/glossary/MI-absolute-chronology.htm).

    Datación mediante la Racemización de
    Aminoácidos:
    Este método fue aplicado por primera vez a principios de
    los ‘70 y está aún en su fase
    experimental.
    Los aminoácidos, presentes en las proteínas
    de los organismos vivos, pueden existir de dos formas
    idénticas llamadas enantiómeros. Estos se
    diferencian por el efecto que causan en la luz polarizada (los L
    – aminoácidos la hacen girar a la izquierda y los D
    – aminoácidos a la derecha). Los organismos vivos
    poseen L – aminoácidos y los organismos muertos D
    – aminoácidos. La tasa de racemización
    depende de la temperatura y
    varía de un yacimiento a otro. Esta calibración se
    utiliza para datar muestras de hueso de los niveles más
    antiguos del yacimiento, que están fuera del alcance del
    radiocarbono (Renfrew y Bahn, 1993: pág. 144).

    6.
    Conclusión

    A principios del siglo 20 los arqueólogos
    sólo contaban con la ayuda de los métodos de
    datación relativa y con alguno que otro de datación
    absoluta, como es el caso de la dendrocronología. Pero a
    partir de la segunda mitad de esta centuria comenzaron a
    descubrirse procedimientos más exactos para fechar los
    restos arqueológicos.
    En las últimas décadas se han realizado revisiones
    de varios métodos, las cuales han contribuido a su
    exactitud. Los mismos posibilitan contar, en algunas ocasiones,
    con fechas exactas (por ejemplo los calendarios) y en otras con
    resultados muy aproximados o estimaciones de carácter
    probabilístico, como en el caso del radiocarbono.
    En la actualidad continúan las investigaciones
    para refinar los procedimientos de fechado absoluto de las
    muestras arqueológicas y en un futuro se estima que
    habrá formas de datación más precisas que
    ayudarán, en gran medida, a la tarea del
    investigador.

    7.
    Bibliografía

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    la arqueología de campo. Ed. Guadarrama. Madrid. 1963.
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    KILLICK, JULL, BURR. Bulletin nº 5. A Failure to
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    http://www.fortunecity.com/westwood/chanel/270/kronos/metodos.htm
    (Métodos para medir el tiempo).

     

     

     

     

    Autor:

    Pablo Agustín Maza Erice.

    Estudiante de Historia de la Facultad de Filosofía y
    Letras de la Universidad
    Nacional de Cuyo.

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