La lógica
de responder al terrorismo con
terrorismo: una cadena maldita con vida propia.
Los Dioses, por lo menos aquellos
que han logrado mantenerse autónomos de los poderes
institucionales terrenos; las Sociedades
civiles internacionales, que, como "mosca cojonera del
poder", la
punzante frase es de Saramago (1), masivas y vigorosas, como
nunca en la historia humana, se han
movilizado colgándole un no rotundo al presumible
providencial anti-terrorismo de Bush; y la ONU, hasta el
19 de marzo del 2003 la única y legítima cabeza
institucional rectora de los rumbos de la humanidad, han sufrido
una gran derrota, impotenciada, dolorosa, injusta y, en sus
consecuencias, imprevisible. Con distintos grados de responsabilidad jurídico-política, pero
igualados todos en su responsabilidad moral, los
artífices de la terrorista decisión son los mismos
que los de la gran masacre, física, cultural y
simbólica, que miope y deshonesto resultaría
denominarla guerra cuando
la enorme asimetría existente en las relaciones militares
de fuerza
vigorosamente se impone a cualquier mirada. A la cabeza de la
nueva y terrorista gendarmería mundial, el gran guerrero,
hegemonista, único, exclusivo, unilateral y unidimensional
y, por lo tanto, integrista y fundamentalista, a quien, entre sus
más célebres tesis, se le
oyó decir en Washington el 2 de octubre del 2002 :
"estamos comprometidos a trabajar en ambos lados para llevar
el terror a un nivel aceptable para todos" (2); asidos a sus
andariegos y misioneros talones cósmicos, otros dos
guerreros medianos, Inglaterra y
España,
en su historia aparentemente más racional la primera que
la segunda, tan alejados de sus pueblos, independientes y
autónomos en la coyuntura, como interesadamente
subordinados al subyugante imperio; y finalmente, plañendo
y casi mendigando cupo, un grupúsculo de guerreritos
menores, aunque, según algunos de ellos,"de corazón
grande", entre los que Colombia semeja
una esquelética y entrometida mosca aventurando el hocico
en un macrocósmico vaso de leche.
Pero, como contrapunteo, el Imperio también ha
sufrido una costosa derrotada simbólica: en definitiva,
ahora en la época del internet, cuando todos los
hombres y mujeres del mundo sin moverse de su casa hacen supervisión virtual del más
insignificante de los gobiernos, el imaginario
cósmico de una América
adalid en el mundo de las causas de la libertad, de
la democracia y
de los derechos humanos,
ha estallado en todas partes en mil astillas; ahora, con motivo
del drama de Irak, la
ciudadanía universal ha descubierto que la
representación colectiva de unos Estados Unidos
predestinados por la Providencia para asegurar la libertad de
todos los pueblos del mundo, no es si no la máscara
ideológica que esconde el rostro efectivo de un Gobierno
norteamericano exclusivamente preocupado por garantizarle la
más efectiva libertad de mercado a sus
empresas y
corporaciones multinacionales, no importa que para ello tenga que
hundir la democracia hasta su más radical negación.
En concordancia con el descubrimiento, se han ahondado los odios
racionales contra el gobierno de los Estados Unidos; con
"honrada" honradez, en Carta a Bush lo
ha reconocido así el Obispo católico de Florida,
Monseñor Robert Bowan, exTeniente Coronel y excombatiente
del Vietnam: "Señor Presidente, le señaló,
usted no contó al pueblo americano la verdad sobre por
qué somos el blanco del terrorismo, cuando explicó
que bombardeábamos a Afganistán y Sudán.
Dijo que somos blanco del terrorismo porque defendemos la
democracia, la libertad y los derechos humanos del mundo.
Qué absurdo, Señor Presidente. Somos blancos de los
terroristas porque somos odiados y somos odiados porque nuestro
gobierno ha hecho cosas odiosas. Si los mitos
acerca del terrorismo no son destruidos entonces la amenaza
continuará hasta destruirnos por completo…Ese odio
que sembramos se volvió en contra de nosotros para
asombrarnos en forma de terrorismo y, en el futuro, de
terrorismo nuclear". (3)
Pero, en el caso concreto de
Irak, qué es lo que oculta la máscara
ideológica de una libertad hemisférica, que tiene
como único garante sólo y solamente y, con
reiteración, exclusivamente a los Estados Unidos de
América?
Para darle algún enmarque teórico a la
reflexión, ayuda recoger algunos conceptos célebres
de Buhs, en internet llamados "bushismos", en relación con
los cuales escribió Umberto Eco: "En este momento, nadie
espera que los países estén gobernados por filósofos…pero, aún
así, sería bueno que estuvieran en manos de
personas con ideas claras". (4) Pues bien, en materia de
conocimiento y
de Comercio
internacional, éstas han sido algunas de sus
posiciones: el 2 de diciembre del 2002 dijo en Texas: "El
gas natural es
hemisférico. Me gusta llamarlo hemisférico porque
es un producto que
podemos encontrar en nuestros vecinos"; meses atrás en el
Primer Debate
presidencial del 3 de octubre del 2000 se había referido
así al nacionalista México:
"He hablado con Vicente Fox, el nuevo Presidente de
México-yo lo conozco-para lograr que nos envíe
gas y petróleo a
los Estados Unidos y así no depender del petróleo
extranjero"; en medio del ajetreo de la campaña electoral
no tuvo ningún empacho en afirmar: "Más y
más nuestras importaciones
vienen del extranjero", ni se puso colorado cuando le dijo a
Tonny Blair: "El problema con el idioma francés es que no
tiene una palabra para empresario", ni disimuló ignorancia
cuando le preguntó a Fernando Cardozo, Presidente del
Brasil:
"Ustedes también tienen negros? ". Finalmente, así
analizó en Washington el 3 de marzo del 2002 la
situación del medio Oriente: "Yo creo que la incertidumbre
en el Medio Oriente crea incertidumbre en la
Región".(5)
Al confrontar a éste aparentemente ingenuo e
ignorante Bush con el reingenierizado Bush actual, no queda si no
una de dos: o Bush no es tan atolondrado e intelectualmente
mediocre como lo sugieren sus "bushismos" o al frente de la
conducción de los Estados Unidos ha adquirido vida
propia la más poderosísima,
despersonalizada, institucionalizada e interesadamente
inteligente máquina de poder, que, para el caso que
nos ocupa, el de esta horrible masacre, no dudará en
traspasar los límites de
una guerra no nuclear hasta llegar al empleo de los
arsenales biológicos, químicos y nucleares si
así lo exigen, en un momento dado, las necesidades
estratégicas de la Seguridad
nacional de los Estados Unidos; no se podrá olvidar
que precisamente para eso fueron creados, para ser usados cuando
el gobierno de los Estados Unidos unilateralmente piense, imagine
y decida que deben ser utilizados. Es decir, en la actual
situación de unipolaridad del mundo, más
allá del diccionario,
de la semántica, de la política y del Derecho
Internacional, si América del Norte, para defender o
realizar su Seguridad nacional, necesita asumir acción y
metodología terroristas, no habrá
ONU que valga, aunque siempre el Imperio, así como se ha
reservado para sí el monopolio del
armamento nuclear, ex catedra definirá a quién
llamar terrorista y a quién no. De cara a una
situación así, a los humanismos, en todas sus
versiones culturales, no les quedará otra opción
que, la de, por imperativo ético, continuar en la brega
acompañados de un inmenso sentimiento de impotencia
política.
Constituye ésta la lógica de la
combinación entre una poderosa máquina de poder
así aceitada y un converso, que se autopiensa como el
Mesías de la libertad cósmica y que se imagina y
practica que parte esencial de ella es la libertad de mercado de
las trasnacionales y que siente que está moralmente
obligado a enviarle al mundo, y a Europa, sobre
todo, el mensaje de que la vulnerabilidad evidenciada por el
imperio el 11 de septiembre fue un caso fortuito, pues Estados
Unidos fueron, han sido y continuarán siendo el líder
indiscutido e incuestionable del mundo en el orden
económico, financiero y moral. Entonces, el ahora
reingenierizado Bush, Bush el converso, fugado de la
cárcel del alcoholismo y
de su pecado de conciencia de no
haber acompañado a su país en la guerra del
Vietnam, el Bush que está apelando a motivaciones
religiosas para justificar el "otro" terrorismo, el de los
Estados Unidos, y así empatarle disuasivamente a sus
contrincantes terroristas, no tendrá ningún reato
de conciencia para dar la orden, si es del caso, de vaciar sobre
el sufrido pueblo iraquíe y sobre el antiguo aliado de su
padre, el sátrapa Hussein, las diez y ocho
toneladas y media que pesa la bomba no nuclear más enorme
que se ha fabricado en la historia. Y lo hará bajo una
catarata de aplausos, genuflexiones y zalemas de todos
"bushitos", los mayores, intermedios y minúsculos que,
traicionando a sus pueblos, lo están apuntalando (o porque
han hablado, los menos, o porque se han silenciado, los
más) en distintas partes del mundo. Pero, si el Dios
protector del poder terrenalmente institucional de las
trasnacionales, el suyo, le dicta que sus intereses
estratégicos exigen ir más allá, no
tendrá la menor duda en apelar al uso del arsenal nuclear.
Al ser así, qué dirá por ejemplo, nuestro
Presidente Uribe, en forma expresa formalmente consagrado como
bushista y antiterrorista "de primera línea" por el propio
Bush y que, por apoyar la "Declaración de las Azores"
también ha desobedecido a la ONU y que, en materia de
política de relacionales internacionales, ha roto una
centenaria tradición colombiana de respeto de la
institucionalidad mundial?
Como para reiterar la apenas salida del horno tesis de
Fernando Garavito: "Lo cierto es que nuestro inefable
señor de las pestañas hizo el oso en materia grave,
y, lo que es peor, involucró al país en ese
episodio ridículo…Con el apoyo a la guerra en Irak
(no a la guerra de Irak, como dicen por ahí), la
posición internacional del país queda seriamente
comprometida. Al calificar la "Declaración de las Azores"
como "un significativo aporte"…"el gobierno entró
de lleno en la teoría
de la guerra preventiva" Que los Estados Unidos violen la
normatividad internacional "podría explicarse dentro de la
iniquidad que parece apoderarse del mundo. Pero que lo haga
Colombia, que tiene la vocación de convertirse en una de
las próximas víctimas de esa doctrina es, por decir
lo menos, un absurdo". (6)
Con un revoltijo tal de realidades e imaginarios, se
preanuncia la colección de motivaciones y de razones de
una masacre, que está causando terror mundial con la
intención de producir efectos( eso esperan sus actores y
autores) que, amplificados por los Medios de
Comunicación, puedan ser usados, en lo
ideológico, lo político y lo simbólico, para
justificar el logro de ciertos propósitos ligados a la
colonización y reconstrucción amañada de
irak; pero, precisamente, en la academia internacional la
noción de terrorismo, además de otras
especificaciones, se encuadra en la línea conceptual
terror intenso- efectos sicosociales buscados-acción
replicadora a escala de los
Medios de
Comunicación-logro de ciertos objetivos
políticos o extrapolíticos. Sólo el análisis sociológico-
antropológico sistemático, al examinar el
contenido, el peso intrínseco, así como el impacto
de cada elemento, podrá dar cuenta precisa de los
determinantes de tan terrorista decisión. Lo que en este
Ensayo se
busca resaltar es la hipótesis de que, además de la lucha
por el control
geopolítico de las reservas mundiales de petróleo y
del guerreo entre el dólar y el euro por sobreimponerse
como patrón monetario de regulación del comercio
internacional y de los mensajes simbólicos del imperio
tras el casi paralizante impacto que sobre él tuvo
él 11 de septiembre y del juego entre
líderes iluminados y del control de la oferta de
agua en la
región, que Irak posee en abundancia y del deseo de
reposicionar a su amigo Israel en oriente
y de la voluntad de Bush de apuntalar su reelección a
partir de una guerra corta, tajante y efectiva, no se puede
oscurecer la tesis de que con esta masacre, física,
cultural y simbólica, el gobierno norteamericano, al lado
de otros gobiernos, entre ellos el de Colombia, se propone ganar
terreno perdido buscando acceder a una situación de empate
con el "otro terrorismo", sin que importe que para ello tenga que
arrasar con media humanidad. Desde esta mirada, esta masacre
contra el pueblo iraquíe no es otra cosa que la más
rotunda e inhumana expresión mediática terrorista
de una guerra entre terrorismos. Entonces, la frase puesta
por la máquina de poder en la boca inocentona del
teledirigido Bush, "estamos comprometidos a trabajar en ambos
lados para llevar el terror a un nivel aceptable para todos",
pierde su apariencia bobalicona para revelar su más
profundo significado político.
Existe otro aspecto de esta masacre que, por su carácter
casi inédito, amerita ser destacado y es el relativo a los
notorios y notables esfuerzos de los Mass media por higienizar y
limpiar las imágenes
televisivas; casi se les suelta la frase: imágenes tan
higiénicas sobre el Bagdad de nuestra infancia,
sólo pueden corresponderse con unas realidades
"bélicas" igualmente limpias. Es el contrapunteo por
equilibrar la radical caída del imaginario colectivo
cósmico sobre América como incuestionable
líder de la causa de la libertad, la democracia y los
derechos humanos. Al observar la pantalla chica, uno subrepticia
y hasta subliminalmente tiende a olvidarse del inhumano drama
para quedarse lelo contemplando un trasfondo citadino
grisáceo titilante de lucecitas mientras se despliega el
más navideño juego de refinada pirotecnia. Pero,
nada o casi nada de lo más inhumanamente punzante de la
guerra: ni cadáveres arrumados, ni cuerpos destrozados,
mucho menos cuajarones de sangre y, menos
todavía, cristalizadas papillas sanguinolentas donde nada
anuncia que allí hubiese posado alguna vez algo de humano.
Solo el juego, no desagradable, de las policromadas luces de los
misiles. En esa forma, el televidente tiende a ver atrofiada toda
capacidad de crítica. Como, en agudo artículo, lo
ha destacado el profesor Eduardo Barajas: "En el sueño de
la noche de Bagdad han vuelto a aparecer lucecitas que nos evocan
los años festivos de la pirotecnia"; es la guerra
espectáculo, que no divierte, pero anestesia con la
tecnología
que tan solo levanta polvaredas cósmicas, "pero sin una
gota de sangre" lo que "borra los caminos de la compasión
y también los de la mala conciencia".(7) Pero, el inicio
de esa asepsia bélica ya la había percibido el
periodista irlandés Robert Fisk en la guerra de 1991; "en
el camino de Basora, acaba de escribir, la
televisión ITV filmaba perros salvajes
que destrozaban cadáveres de iraquíes. A cada rato,
uno de estos perros hambrientos arrancaba delante de nosotros un
brazo en estado de
descomposición y se echaba a correr por el desierto.
‘Solo para documentarlo’, me dijo el
camarógrafo. Claro. Porque ITV jamás
mostraría tales imágenes…la inmundicia y la
obscenidad de los cadáveres no puede mostrarse", no
sólo porque sea la hora del desayuno si no porque si la
televisión
las mostrara "nadie volvería jamás a respaldar la
guerra". Entonces, fue por eso por lo que en 1991 a los
iraquíes había que mostrarlos muriendo "en forma
benigna y sin heridas evidentes, sin ningún tipo de
miseria, sin rastro de mierda, moco o sangre". (8)
En el actual drama iraquíe, con las
imágenes televisivas como que se está buscando
hacer el transito "de la asepsia "a la "estética" de la guerra con la evidente
intención de velar sus razones reales, así como de
recuperar imagen
perdida.
En Colombia el Presidente Uribe todos los días
reitera la promesa de luchar contra el terrorismo sin apelar en
esa lucha a metodologías terroristas; esto no obstante, en
la actualidad, pragmática, ligeramente y quizás por
convicción, se ha encuadrado en una Alianza
estratégica internacional terrorista, orientada a combatir
terroristamente al "otro" terrorismo internacional. Es decir,
convencido se ha plegado al triángulo de los "buenos", que
juzga que su rectitud moral les permite usar el terrorismo para
combatir el terrorismo sin que nadie tenga el derecho de
cuestionarlos. Para congraciarse con la Alianza se ha plegado a
la desobediencia política de ésta al
espíritu y la letra de los ordenamientos jurídico
políticos de la ONU. El Imperio ordenó "Irak,
delenda est " y, presuroso y sumiso, el gobierno colombiano
corrió a ofrecer…nadie ha podido saber
qué…Pero, como señalara el Papa Pablo VI ,
quedando encerrados en el cuestionamiento países de
tradición católica como Salvador, Nicaragua y
Colombia , los tres "bushitos" latinoamericanos menores, " quien
decide que se han agotado todos los medios que
pone a su disposición el derecho internacional, asume
una grave responsabilidad ante Dios, la conciencia y la
historia". Contrasta esta conducta ligera y
genuflexa con la de México – tan cercano
geopolíticamente de Estados Unidos pero tan lejano ahora-
donde el derechista pero razonable Fox hizo prevalecer la
tradición mexicana en materia internacional; y qué
no decir de Chile donde
para el exsocialista Ricardo Lagos, mi profesor de Economía, la voz
interior del Allende asesinado con la participación del
gobierno norteamericano un 11 de septiembre de hace 30
años, pesó más que la voz terrorista del
Bush del 11 de septiembre del 2001.
De todas maneras, los efectos políticos,
culturales y simbólicos de esta terrorista
intervención, así como la eternamente amplificada
voz del pueblo iraquíe gritándonos a todos
"morituri te salutant", pesarán por mucho tiempo sobre las
conciencias de los hombres y mujeres del siglo XXI, los y las
inocentes incluidos e incluidas.
1. Saramago, José. Ellos y Nosotros, marzo de
2003, Observatorio Alvaro Delgado.
2. El Espectador, Revista, 9 de
marzo de 2003.
3. Carta de Monseñor Robert Bowan a Bush, Por
qué odian a los Estados Unidos?, Observatorio Alvaro
Delgado.
4. Eco, Humberto, Espectador citado.
5. idem
6. Garavito, Fernando., El Señor de las Moscas,
21 de marzo de 2003.
7. Barajas Sandoval, Eduardo. Nueva Serie de Guerra
Espectáculo", Observatorio Alvaro Delgado.
8. Fisk, Robert, "La Guerra que no vemos", marzo, 19 de
2003, Observatorio Alvaro Delgado.
Humberto Vélez Ramírez