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Familia Samper Brush




Enviado por viejacata



    Indice
    1. Don
    Miguel Samper Agudelo

    2. Empresa de energía
    eléctrica de Bogotá

    3. Samper Brush &
    CÍA.

    4. La Constitución De "Samper
    Brush & Cía." – 1896

    5. Nace La "Compañía De
    Energía Eléctrica De Bogotá" –
    1904

    6. La compañía de cemento
    Samper

    1. Don Miguel Samper
    Agudelo

    La empresa que
    actualmente gira bajo la razón social de Manufacturas de
    Cemento S.A.
    tiene su origen remoto en la actividad creadora y el ejemplo de
    espíritu público que don Miguel Samper Agudelo
    legó a sus hijos, los hermanos Samper Brush, durante la
    segunda mitad del siglo XIX
    Hacia 1900, Miguel Samper estaba poniendo en operación
    una empresa de
    generación hidroeléctrica en Bogotá. En
    1909, sus hijos Santiago, Antonio y José María
    Samper Brush emprendieron la construcción de una fábrica de
    cemento. Este era un producto de
    lujo, que se importaba y se vendía por cucharadas para
    trabajos de extrema delicadeza. Cementos Samper gozaría de
    una posición de privilegio en el mercado nacional
    durante las décadas siguientes. Las sucesivas oleadas
    urbanizadoras garantizaron su crecimiento casi interrumpido,
    afectándose en forma mínima por las crisis
    económicas.
    Y que el año 1909, fue una fecha histórica para
    esta familia, debido
    que con los hijos de don Miguel Samper Agudelo iniciaron en el
    municipio de la Calera, a pocos kilómetros al nordeste de
    Bogotá, la extracción industrial de piedra caliza
    destinada a la producción de cemento, con la cual se
    abasteció la planta que inicialmente fabricó este
    producto, situada en lo que hoy es el centro de la capital. En
    esta forma nació en Colombia la
    industria del
    cemento, producto indispensable para la construcción de la
    infraestructura y para el desarrollo de
    un país. Durante este ya largo periodo la
    compañía fundada por los hermanos Samper Brush
    creció y se transformó, venciendo innumerables
    obstáculos y dificultades, hasta convertirse en la
    sociedad
    denominada hoy "Industrias e
    Inversiones
    Samper, S. A.", con cerca de 1600 accionistas, conocida
    ampliamente en el país y también, dentro de su
    especialidad, en el exterior.
    En abril de 1982 esta compañía puso en servicio el
    mayor conjunto industrial del sector privado realizado hasta hoy
    en Colombia; el costo total de
    esta grandiosa infraestructura, que consta de dos nuevas plantas, la que
    produce clinker en "la Esperanza" y la que fabrica el cemento en
    "Santa Rosa", las cuales se encuentran ubicadas en el municipio
    de la Calera, incluida su infraestructura, ascendiente
    aproximadamente a la suma de $9600 millones de pesos de los
    cuales el 20% está constituido por obras de beneficio
    directo a la comunidad.
    Al estudiar como la familia
    Samper se ha desenvuelto e involucrado en los procesos
    industriales y empresariales del país; en primera
    instancia se observa el desenvolvimiento que ha tendido su
    organización Industrias e Inversiones
    Samper S.A.; no solamente porque fueron miembros de ella, sino
    que a su vez vieron la forma como proyectar y ejecutar la
    construcción en la primera fabrica de cemento en
    Bogotá, hay que resaltar que esta actividad comercial ya
    tenia un predominio en La Sabana y así mismo en
    Bogotá, cuando comenzaron a funcionar como sí.
    De igual manera se involucro en los aspectos sociales del pais ya
    que el 18 de Octubre de 1899 Colombia sufrió lo que se
    llamo La Guerra de los
    Mil Días entre los partidos Liberal y Conservador; la cual
    fue una de las confrontaciones bélicas más cruentas
    de la historia
    nacional, siendo la batalla de Palonegro en Santander la
    más sangrienta de todas, esta se dio del 11 al 26 de Mayo
    de 1900. Mientras tanto en Bogotá, los
    Señores Santiago Samper, Hipólito Machado,
    Nicolás Buendía, Lisandro Reyes y José
    María Montoya, emulando la actuación que en
    conflictos venia haciendo una entidad
    conocida a nivel internacional, como CRUZ ROJA.
    Se dieron a la tarea de organizar unas ambulancias, con su
    correspondiente personal de
    médicos en ejercicio y practicantes, farmaceutas, mujeres
    vestidas de enfermeras y hermanas de la caridad y la ofrecieron
    al Gobierno con el
    nombre de CRUZ ROJA para socorrer a los heridos y enfermos en el
    campo de Batalla. Igualmente otros filántropos Bogotanos
    congregados en la casa de la familia Samper Brush, recogieron
    socorros, para atender a las victimas de ambos
    ejércitos.
    Mientras tanto en Bogotá, los Señores Santiago
    Samper, Hipólito Machado, Nicolás Buendía,
    Lisandro Reyes y José María Montoya, emulando la
    actuación que en conflictos venia haciendo una entidad
    conocida a nivel internacional, como CRUZ ROJA organizaron unas
    ambulancias, con su correspondiente personal de médicos en
    ejercicio y practicantes, farmaceutas, mujeres vestidas de
    enfermeras y hermanas de la caridad y la ofrecieron al Gobierno
    con el nombre de CRUZ ROJA para socorrer a los heridos y enfermos
    en el campo de Batalla.
    En 1913 el Dr. Adriano Perdomo propuso en un Congreso Medico
    Nacional reunido en Bogotá, la creación de La Cruz
    Roja Colombiana. Posteriormente Don. Joaquín Samper, el
    Teniente Coronel Luis Acevedo y el Dr. Hipólito Machado
    continuaron adelantando gestiones y así el 20 de Julio de
    1915 en el teatro Colon de
    Bogotá se inauguro la Sociedad Nacional de la Cruz Roja
    Colombiana, la cual fue reconocida por el Gobierno de la
    República de Colombia, siendo su Presidente el Dr.
    José Vicente Concha mediante Personería
    Jurídica otorgada por las Resoluciones Jurídicas
    del 22 de Febrero d
    1916 y posteriormente la del 6 de Noviembre de 1928, emanadas del
    Ministerio de Gobierno e igualmente por Resoluciones N°11792
    del 12 de Agosto de 1988 y N° 001682 del 9 de Marzo de 1993
    por el Ministerio de Salud.
    En los aspectos económicos se encontró que a
    mediados de julio se supo en Bogotá lo que ya se
    sabía de mucho antes: el gobierno era incapaz de
    reimplantar la circulación metálica, y aunque
    tuviera la capacidad, carecía de la voluntad para hacerlo;
    debido que la política que se
    manejaba en ese momento del curso forzoso llevaba la marca de lo
    irreversible.
    Lo anterior llevo a complicar las finanzas de R.
    Silva e Hijo; se encareció en más de un cien por
    ciento el precio del oro
    y de la plata, y el de las letras sobre el exterior. R. Silva e
    Hijo se encontró sin liquidez para operar y a punto de
    suspender sus pagos. José Asunción hubo de apelar
    al crédito
    draconiano de los usureros particulares. La mayoría de sus
    ventas,
    efectuadas al fiado, formaban una cartera voluminosa e
    inválida, que los bancos se negaron
    a descontar. La crisis del comercio de
    Bogotá se precipitó con el anuncio de la quiebra del
    River Plate Bank de Buenos Aires, que
    puso a temblar al mundo.
    A la confusión económica, espoleada por el curso
    forzoso y por la prohibición absoluta de estipular, se
    agregó en Colombia la tempestad política,
    desencadenada por la ruptura entre el Presidente titular, Rafael
    Núñez, y su posible sucesor, el jefe del Partido
    Conservador, general Marceliano Vélez.
    En actitud
    triunfalista, el general Vélez envió un telegrama
    jactancioso que sacó de quicio al doctor
    Núñez, quien reviró con otro telegrama para
    desautorizar el del general Vélez y excluirlo como su
    candidato a la Vicepresidencia. Don Miguel Antonio Caro, que
    detrás de su cobertura de gramático manejaba con
    sabiduría los hilos de la política, emergió
    como el nuevo candidato del doctor Núñez. El
    conservatismo se dividió en conservadores
    históricos, que seguían al general Vélez, y
    en conservadores nacionalistas, que apoyaban al señor Caro
    y a la Regeneración. La ruptura abrupta entre
    Núñez y Vélez incrementó en la
    ciudadanía los temores de una revuelta armada por parte de
    los relistas, y entre septiembre y octubre se paralizaron los
    negocios.

    En Bogotá se mantenía a flote, en creciente
    prosperidad envidiada, el almacén de
    R. Silva e Hijo; pero la pujanza comercial de Silva, si no
    lograba cobrar su cartera, sonaba a fantasía. El
    vencimiento de sus obligaciones ,
    que pasaban de los doscientos mil pesos, ladraba amenazador.
    Observemos el itinerario cronológico del endeudamiento y
    quiebra de José Asunción Silva.
    El 12 de agosto acepta tres letras a favor de Camacho
    Roldán y Tamayo, por valor de 8.
    850 francos cada una; 1 el 19 de octubre acepta una letra a favor
    de los mismos por 495. 80 francos;2 y otra por 5.934.75 francos;3
    el 22 de julio le gira a Matías De Francisco un cheque por
    $1.000;4 el 24 de octubre recibe a mutuo de Miguel Samper Brush,
    gerente de la
    firma Miguel Samper e Hijos, la suma de $2.000;5 el 27 de octubre
    gira una letra a favor de Delfín Álvarez U., en
    Honda;6 el 4 de noviembre firma en la Notaría Cuarta un
    documento por el cual se compromete a cancelarle a Manuel Samper
    Brush el préstamo de $2.000, así: $1.000 el 13 de
    noviembre y $1.000 el 30 de noviembre;7 el 7 de noviembre
    Matías De Francisco le protesta por falta de fondos el
    cheque que José Asunción le había girado el
    22 de octubre;8 el 10 de noviembre van al almacén de R.
    Silva e Hijo a notificar el protesto, por falta de pago, de la
    letra girada a Delfín Álvarez U., de Honda.
    Como el propietario, José Asunción Silva, no estaba
    presente, se notifica del protesto el dependiente del
    almacén, Julio Villar Gómez;9 el 21 de noviembre,
    José Asunción Silva rechaza el pago de una letra a
    favor de Henry Hallam y Joaquín León, de Honda, y
    declara que el almacén de R. Silva e Hijo "ha suspendido
    sus pagos".10 El 22 de noviembre, José Asunción
    otorga al doctor Francisco Montaña "poder amplio y
    suficiente para que les cobre a mis
    deudores y arregle con mis acreedores";11 el 5 de diciembre
    Joaquín Camacho Tamayo le protesta varias letras por falta
    de pago;12 el 12 de diciembre R. Silva e Hijo se reconoce deudor
    de David Migdlay, de Manchester, por la suma de 995 libras
    esterlinas por distintos pedidos de mercancías;13 el 13 de
    diciembre, José Asunción resuelve declarar la
    quiebra de R. Silva e Hijo, y el 14 envía al Banco de
    Bogotá una solicitud de revisión de la contabilidad
    de dicha firma, con el objeto de comprobar que no había
    dolo alguno en su bancarrota.14 Esta era una operación de
    rutina en tales casos, y no el preludio de una tragedia, como
    dice en tono hiperdramático don Camilo de Brigard
    Silva.15
    El 15 de diciembre, y por consejo legal del doctor Francisco
    Montaña, con el propósito de evitar que los
    acreedores de R. Silva e Hijo cayeran sobre los bienes de la
    familia, doña Vicenta Gómez de Silva
    presentó un memorial al Juzgado 3o del Circuito en
    solicitud de que se le nombrara heredera de su hija Elvira, y
    José Asunción pidió al mismo Juzgado que se
    nombrara a Julia Silva heredera de su hermana Elvira, dentro del
    proceso
    seguido para el juicio de sucesión de Ricardo Silva Frade
    y de Elvira Silva Gómez.16 El último aviso del
    almacén de R. Silva e Hijo se publicó el 17 de
    diciembre.17
    El 18 de diciembre Joaquín Camacho Tamayo le
    protestó otra letra a José Asunción, girada
    por Vengoechea y Cía. de Barranquilla, por $1.145.95, "por
    falta de pago".18 No hubo más letras protestadas en esas
    navidades infelices de 1891, año fatídico que
    había comenzado con la muerte de
    Elvira Silva y terminado con la muerte de R.
    Silva e Hijo.
    José Asunción llevó el 20 de diciembre a
    Vicenta y a Chulita a visitar el Pesebre de Antonio Espina Frade.
    El Pesebre Espina era un espectáculo portentoso.
    Bogotá no ha conocido uno semejante, ni conocerá
    otro igual. Un pesebre, animado por actores, en un escenario
    cinematográfico diseñado con ingenio soberbio, se
    convierte en vehículo de chispeante, "delicada y oportuna
    crítica social".19
    Por la noche del 20, Silva, su madre y su hermana estuvieron a
    comer en casa de los esposos Portocarrero Ponce. La anfitriona,
    Rosa Ponce de Portocarrero, pintora y colorista, anhelaba
    escuchar el juicio crítico de José Asunción
    sobre una reproducción que acababa de hacer del
    Angelus de Millé. Pasaron una velada amena, y esa noche
    José Asunción colocó en un artículo
    los conceptos que le dijera de palabra a la señora Ponce
    de Portocarrero.20
    El 22 los tres sobrevivientes de la familia Silva Gómez
    viajaron a Chantilly, donde, acompañados por Helena
    Miralla, pasaron la navidad y el
    año nuevo. Cuando se devolvieron a Bogota, el 6 de enero,
    Helena Miralla le entregó a José Asunción el
    recuerdo que escribió sobre Elvira, la noche luctuosa del
    11 de enero de 1891.21

    2. Empresa de energía
    eléctrica de Bogotá

    Los hermanos Samper Brush, hijos del consagrado
    estadista don Miguel Samper, fueron conscientes de las
    necesidades energéticas de la ciudad; no sólo de la
    necesidad de un sistema de
    alumbrado, sino de la importancia de la introducción de un sistema eficaz y
    económico de fuerza. Los
    Samper conocían muy bien tanto las antiguas experiencias
    de producción de energía en Colombia como los
    modelos de
    producción energética que se imponían en
    Europa y Estados Unidos;
    contaban con recursos propios
    para hacer los negocios con sus propias reglas, tenían la
    experiencia estratégica de sus anteriores actividades
    comerciales y la habilidad en la gestión
    heredada de años de trabajo con su padre. A través
    de la Empresa Hijos
    de Miguel Samper Brush & Cía. o la
    Compañía de Energía Eléctrica de
    Bogotá, entre otras, pusieron de manifiesto no sólo
    esa conciencia de las
    necesidades públicas y privadas, sino también la
    conciencia del empresario que vio la posibilidad de organizar un
    muy rentable negocio a la vez que prestar un importante servicio,
    y mostraron así un civismo que los obligó a
    arriesgar el capital privado en aras de la solución de un
    problema social.
    Desde la fundación en 1896 de la empresa familiar de los
    hermanos Samper Brush, pasando por la consolidación de una
    Compañía que fue modelo en el
    país, para terminar en el momento en que esta se
    unió con la competencia, la
    Compañía Nacional de Electricidad,
    para establecer, en 1927, las Empresas Unidas
    de Energía Eléctrica-EUEE.
    El sistema eléctrico implementado por los Samper, desde
    sus antecedentes en la última década del siglo XIX
    hasta 1927, año en que se constituyó una nueva
    empresa con otra forma de administración, represento una evolución tecnológica en la rama
    industrial del pais; para esto se necesitada un gran aporte de
    capital las cuales son reveladas gracias a los testimonios de las
    actas de la Junta Directiva de la Compañía y de
    algunos archivos de
    correspondencia con los más diversos remitentes,
    así como papeles comerciales, hojas sueltas y notas
    técnicas y de prensa de la
    época, década del siglo XIX hasta 1927, año
    en que se constituyó una nueva empresa con otra forma de
    administración.

    3. Samper Brush &
    CÍA.

    El inicio o el preliminar de esta empresa de gran
    importancia para el crecimiento y la importancia de la capital
    colombina comenzó a mediados del año 1892, gracias
    a Julio Jones Benítez, que había adquirido
    experiencia organizando el servicio de alumbrado por medios
    hidráulicos en Bucaramanga, propuso a la municipalidad de
    Bogotá la instalación de un sistema de alumbrado
    público y domiciliario aprovechando la fuerza del Salto
    del Tequendama mediante la instalación, en ese lugar, de
    una planta hidroeléctrica. Este modelo de propuesta
    seguramente sirvió a Santiago Samper para comenzar a
    proyectar la instalación del servicio de alumbrado
    sirviéndose de la fuerza hidráulica de la
    caída en mención.
    Ya para este momento, la ciudad y el país entero
    conocían de sobra las ventajas del alumbrado
    eléctrico que, como se vio en capítulos anteriores,
    se encontraba en un acelerado avance técnico y en pleno
    auge en las principales ciudades de Europa y Estados Unidos. Sin
    embargo, a la propuesta de Jones y a los proyectos de
    Samper ya se les había adelantado el impulso de la
    Compañía Ospina Hermanos, que fue comentado en un
    capítulo anterior. Se había tratado del contrato firmado
    por el Gobierno Nacional, en 1889, con la Compañía
    de los Hermanos Ospina & Espinosa Guzmán quienes, con
    ayuda de la banca y del
    capital de la familia Carrizosa, constituyeron luego, en 1891,
    The Bogotá Electric Light Co.
    La novedad de esta compañía radicó en que
    introdujo en la ciudad la electricidad como fuente de
    energía para el alumbrado valiéndose del calor. Sin
    embargo, el montaje del sistema resultó
    problemático, por cuanto implicó el transporte, en
    mula desde Honda, de unas turbinas que fueron las encargadas de
    la producción eléctrica. Dichas turbinas eran
    movidas por calor y el abastecimiento de carbón en la
    época no sólo fue dispendioso, sino que
    resultó insuficiente. La mala calidad y o la
    escasez del carbón obligaron a suplir ese combustible, al
    menos parcialmente, por leña que, como consecuencia de la
    importancia que adquirió en el proceso, subió de
    precio, comenzó a escasear y, lo más grave, no
    solucionó el problema de baja presión de
    las turbinas encargadas de mover los dínamos. Como la
    presión en las turbinas era baja, los dínamos
    perdían velocidad,
    bajaba el flujo y el servicio se hizo no sólo con
    permanentes oscilaciones sino que, aún más grave,
    era un servicio intermitente. The Bogotá Electric Light
    Co. se enfrentó con un público que exigió
    mucho de la empresa, con los altos costos de las
    soluciones
    previstas para responder al problema de la presión y con
    la poca rentabilidad
    del negocio. Estos factores, además de hacer tambalear la
    existencia de la Compañía, hicieron prever un
    primer gran apagón de la ciudad.
    En este panorama de crisis comenzó a circular en la
    Bogotá de 1896 la noticia de que los hermanos Samper
    Brush, liderados por Santiago, pretendían introducir un
    nuevo sistema de alumbrado eléctrico que no tendría
    su esencia en el calor del carbón que movía una
    turbina, sino en la fuerza hidráulica del río
    Bogotá, y que dicha fuerza se transportaría hasta
    la ciudad. En este momento, comenta René de la Pedraja,
    "surgió la propuesta legislativa de comprar la
    electricidad a los Samper para seguir prestando el servicio de
    alumbrado, pero era obvio que no se aceptaría"
    El rumor que circuló en la ciudad estuvo bien fundado,
    pues ya el Concejo había publicado el Acuerdo 21 de 1895
    en el que se aprobó un "contrato sobre provisión de
    energía eléctrica a la ciudad". Al hacer al Concejo
    de la ciudad el requerimiento de un permiso para instalar este
    servicio, Santiago Samper se enfrentó con la inestabilidad
    política y económica del país, con la
    incipiente labor adelantada por The Bogotá Electric Light
    Co. y con la experiencia aprendida de ese fracaso, pero sobre
    todo buscó responder, de manera oportuna y efectiva, a los
    clamores de la ciudad.

    4. La Constitución De "Samper Brush &
    Cía." – 1896

    El 22 de abril de 1896 un funcionario del Ministerio de
    Hacienda, Gutiérrez Rubio, le comunicó oficialmente
    a Santiago Samper que en el Nº 710 del Registro
    Municipal, correspondiente al 15 de febrero, se publicó el
    Acuerdo 21 de 1895, sobre "provisión de energía
    eléctrica a la ciudad" y que, como consecuencia de ello,
    tal contrato se debía elevar a escritura
    pública, a la mayor brevedad posible, por lo que
    solicitó se indicara "qué día puede
    otorgarse la escritura". Sólo hasta el 14 de Agosto de
    1896 se reunió por primera vez la Junta de Socios de
    Samper Brush & Compañía, con asistencia de los
    hermanos Manuel, Antonio, Joaquín y Santiago Samper, en
    calidad de gestores, y Abelardo Arias como comanditario. Ese
    día acordaron unánimemente 9 puntos que
    servirían de base al desarrollo de la nueva
    Compañía:
    1. Entregar a cada socio una copia simple de la escritura de
    asociación, otorgada el día anterior, la
    número 1626, del 13 de agosto de 1896, de la
    Notaría Segunda de Bogotá.
    2. Ordenar que los capitales de socios gestores se elevaran a
    veinte veces la cuota suscrita en la escritura y la de Abelardo
    Arias en diez veces, de tal manera que cada socio tuviera un
    capital de $30.000 y Arias de $5.000.
    3. Que se imprimieran en papel de C.
    Millington (Londres, 1883) los recibos de que habla la
    cláusula 5ª de la escritura.
    4. Que los capitales suscritos en la escritura y el aumento
    acordado, que los socios tenían en poder de la empresa
    Miguel Samper e Hijos, se abonaran por estos a Samper Brush &
    Compañía y se otorgaran recibos a los socios
    gestores. LA CONSTITUCIÓN DE "SAMPER BRUSH &
    CÍA." – 1896
    El 22 de abril de 1896 un funcionario del Ministerio de Hacienda,
    Gutiérrez Rubio, le comunicó oficialmente a
    Santiago Samper que en el Nº 710 del Registro Municipal,
    correspondiente al 15 de febrero, se publicó el Acuerdo 21
    de 1895, sobre "provisión de energía
    eléctrica a la ciudad" y que, como consecuencia de ello,
    tal contrato se debía elevar a escritura pública, a
    la mayor brevedad posible, por lo que solicitó se indicara
    "qué día puede otorgarse la escritura". Sólo
    hasta el 14 de Agosto de 1896 se reunió por primera vez la
    Junta de Socios de Samper Brush & Compañía, con
    asistencia de los hermanos Manuel, Antonio, Joaquín y
    Santiago Samper, en calidad de gestores, y Abelardo Arias como
    comanditario. Ese día acordaron unánimemente 9
    puntos que servirían de base al desarrollo de la nueva
    Compañía:
    1. Entregar a cada socio una copia simple de la escritura de
    asociación, otorgada el día anterior, la
    número 1626, del 13 de agosto de 1896, de la
    Notaría Segunda de Bogotá.
    2. Ordenar que los capitales de socios gestores se elevaran a
    veinte veces la cuota suscrita en la escritura y la de Abelardo
    Arias en diez veces, de tal manera que cada socio tuviera un
    capital de $30.000 y Arias de $5.000.
    3. Que se imprimieran en papel de C. Millington (Londres, 1883)
    los recibos de que habla la cláusula 5ª de la
    escritura.
    4. Que los capitales suscritos en la escritura y el aumento
    acordado, que los socios tenían en poder de la empresa
    Miguel Samper e Hijos, se abonaran por estos a Samper Brush &
    Compañía y se otorgaran recibos a los socios
    gestores.
    5. Se comisionó a Antonio Samper Brush para aceptar las
    escrituras de venta que
    otorgara Santiago Samper por el terreno que este compró en
    "El Charquito" a Raymundo Umaña y el lote que
    compró a Joaquín Reyes Camacho en Bogotá;
    los precios de
    esas compras
    serían de $10.000 y $13.000 respectivamente.
    6. Que se compraran a Santiago Samper los materiales,
    muebles y planos de "El Charquito".
    7. Se nombró ingeniero electricista de la sociedad al
    señor Giuseppe Vegnano, con asignación de $300
    mensuales en moneda nacional y los gastos de
    traslación en Europa y Estados Unidos y los de
    locomoción en el viaje que haría con José
    María Samper Brush por cuenta de la sociedad.
    8. Se nombró a Rafael González G. empleado de la
    sociedad, con asignación de $60 mensuales.
    9. Se solicitó aprobación de lo acordado a los
    gestores que no concurrieron.
    Algunos días después, el 17 y 18 de agosto,
    José María y Tomás, dos de los hermanos
    Samper que no
    habían asistido a la primera reunión de la Junta,
    aceptaron lo acordado y adicionalmente que los fondos que se
    retiraran o recibieran de la firma Miguel Samper e Hijos fueran
    depositados en una cuenta corriente en el Banco de Colombia y
    sobre este mismo se giraran los pagos por materiales que se
    compraran para los edificios, por semovientes, carros y pagos de
    empleados y obreros. Como algunos de los socios gestores
    entregarían capital en oro, se acordó que estos
    capitales serían estimados al 250% de precios sobre la
    moneda nacional, al igual que los capitales que se
    abonarían de Miguel Samper e Hijos por cuenta de los
    socios. Finalmente, José Vegnano dio instrucciones para
    que el pago de los sueldos que devengaría durante su
    permanencia en Europa y Estados Unidos se hiciera a la
    señora Vegnano, por conducto de Egidio Conti, y en lo
    sucesivo se abonaran a una cuenta corriente de la que ella
    podría retirar lo que necesitara pero siempre por conducto
    de Conti.
    Cuando el 13 de agosto de 1896 se constituyó la Samper
    Brush & Cía., los Samper ya tenían adelantados
    varios negocios en Europa, a través de la firma suiza
    Atelier de Construction Oerlikon, de manera que su
    compañía, además de introducir la
    cuestión de la fuerza hidráulica, puso a la orden
    del día la bombilla incandescente en reemplazo de las
    lámparas de arco, así como la venta de
    energía para mover motores
    eléctricos.
    Esta primera etapa de la empresa de los Samper Brush se enmarca
    en el mismo período en el que se orientó la
    economía
    nacional hacia sus desarrollos capitalistas, al menos en la
    medida en que ella contribuyó a la cimentación del
    incipiente proceso de industrialización de la ciudad de
    Bogotá, en el contexto de un Estado que
    favoreció las obras de infraestructura, por cuanto vio que
    ellas formaban parte de la base del proceso de desarrollo
    manufacturero. Es necesario atender al hecho de que este proceso
    no arrancó con el inicio del servicio eléctrico,
    pero que así mismo no se hubiera podido tornar
    dinámico sin una previa dotación de la ciudad de un
    servicio eléctrico de alumbrado, fuerza y calor.
    También se debe tener en cuenta que la introducción
    de la electricidad no tuvo en la economía nacional de la
    época una incidencia siquiera similar a la de la
    producción cafetera en el proceso de modernización
    económica, entre otras cosas, porque fue esa
    economía cafetera la que "… condujo a la
    acumulación de capital dinero en
    grupos de
    empresarios nacionales, lo cual constituyó una
    condición de industrialización, en la medida en que
    esa acumulación aportaba capital para la inversión en los primeros establecimientos
    industriales a fin del siglo XIX y los primeros decenios del XX"6
    .
    El 30 de noviembre de 1896 José María Samper
    adquirió equipos trifase con accesorios en los Ateliers de
    Construction Oerlikon y el 1º de diciembre esta empresa, en
    cartas
    dirigidas a José María Samper, residenciado en ese
    momento en la pensión Neptuno de Zurich, describió
    las condiciones y ventajas de los productos
    comprados por la Compañía colombiana. Las compras
    de Samper atendieron a la expresa solicitud elaborada por la
    primera Junta de Socios de la Compañía en la que se
    encargó a don José María y al ingeniero
    Vegnano trasladarse a Europa para hacer los contactos necesarios
    y las compras que permitieran iniciar el proyecto 7; de
    que este proceso no arrancó con el inicio del servicio
    eléctrico, pero que así mismo no se hubiera podido
    tornar dinámico sin una previa dotación de la
    ciudad de un servicio eléctrico de alumbrado, fuerza y
    calor. También se debe tener en cuenta que la
    introducción de la electricidad no tuvo en la
    economía nacional de la época una incidencia
    siquiera similar a la de la producción cafetera en el
    proceso de modernización económica, entre otras
    cosas, porque fue esa economía cafetera la que "…
    condujo a la acumulación de capital dinero en grupos de
    empresarios nacionales, lo cual constituyó una
    condición de industrialización, en la medida en que
    esa acumulación aportaba capital para la inversión
    en los primeros establecimientos industriales a fin del siglo XIX
    y los primeros decenios del XX"6 .
    El 30 de noviembre de 1896 José María Samper
    adquirió equipos trifase con accesorios en los Ateliers de
    Construction Oerlikon y el 1º de diciembre esta empresa, en
    cartas dirigidas a José María Samper, residenciado
    en ese momento en la pensión Neptuno de Zurich,
    describió las condiciones y ventajas de los productos
    comprados por la Compañía colombiana. Las compras
    de Samper atendieron a la expresa solicitud elaborada por la
    primera Junta de Socios de la Compañía en la que se
    encargó a don José María y al ingeniero
    Vegnano trasladarse a Europa para hacer los contactos necesarios
    y las compras que permitieran iniciar el proyecto.

    El último año de "Samper Brush &
    Cía." – 1903
    El inminente fin de la guerra, o por lo menos una clara
    disminución de las hostilidades, hizo pensar los Samper
    Brush que el negocio se mejoraría aún más y
    que esa condición exigía reestructuraciones. Desde
    febrero de 1903 la empresa encaró una fase de
    transición en busca de mayor fortalecimiento de su
    posición en el sector industrial. En esa perspectiva, los
    Samper comenzaron a tomar medidas que incluyeron la compra de un
    local en Las Nieves para una subestación (en la carrera
    8ª entre calles 20 y 21), la destinación de $30.000
    como contribución para la composición del camino de
    Cambao y la definición de una nueva tarifa por servicios que
    comenzó a regir el 1º de abril y según la cual
    se cobraron por una lámpara incandescente de 10
    bujías $20 mensuales, por una de 300 bujías $150,
    por una de 600 bujías $250 y por cada caballo de vapor
    $150. Sin embargo, la medida más importante que se
    adoptó en este período fue el encargo que se hizo a
    Santiago Samper de presentar un proyecto de estatutos para
    constituir en compañía anónima a la
    sociedad.
    Mientras esos estatutos se prepararon, la empresa autorizó
    al Gerente para aumentar los sueldos y
    salarios cada vez que este lo considerara necesario, oyendo
    el concepto del
    director técnico y de otro cualquiera de los socios
    gestores. Dos tablas de los jornales pagados en "El Charquito" en
    julio de 1903 nos permiten observar cuáles eran los
    niveles salariales del momento.
    Tras dar al Gerente la autorización para el aumento de los
    salarios de
    obreros y empleados, en mayo se aprobó la distribución de algunos dividendos,
    $435.600, de la cuenta "servicio de alumbrado". Dicha
    distribución se hizo de la siguiente manera 34, y es una
    muestra de la
    rentabilidad que obtenían los socios:

    Socio

    Capital $

    Dividendo $

    Manuel J. Samper

    125.000

    75.000

    Santiago Samper

    229.000

    137.400

    José María Samper

    155.000

    93.000

    Joaquín Samper

    25.000

    15.000

    Tomás Samper

    25.000

    15.000

    Antonio Samper

    1225.000

    73.500

    José Vegnano

    18.500

    11.100

    Abelardo Arias e Hijos

    10.000

    6.000

    Jorge Ancízar

    16.000

    9.600

     

    En el marco del proceso de ampliación, y luego de
    adquirir y adecuar locales para las subestaciones de Las Nieves y
    la Pila Chiquita, el Gerente propuso que José Vegnano
    viajara a Europa, por cuenta de la empresa, para comprar los
    cables necesarios a fin de establecer los circuitos de
    la Pila Chiquita, la subestación de Las Nieves y, a la
    vez, comprar otros aparatos necesarios para la reparación
    de la maquinaria hidráulica, así como otros
    objetos. José Vegnano no sólo aceptó el
    encargo, sino que propuso para director técnico durante su
    ausencia al señor Ernesto Campagnoli, quien sin mayor
    tropiezo se encargó de la esa labor; en la 34 Actas de la
    Junta de Socios de Samper Brush & Cía., 3 de mayo de
    1903.
    Como ocurrió en muchas ocasiones, las ganancias de la
    Samper Brush & Cía., también beneficiaron a
    personas e instituciones
    que poco o nada tuvieron que ver con ella. Fue así como el
    16 de noviembre de 1903 los socios aprobaron por unanimidad
    destinar "la suma de quinientos mil pesos ($500.000) para proveer
    al Ejército Nacional de las drogas y
    materiales de ambulancia que se puedan obtener con esa suma", y
    se acordó comunicar con un oficio sobre el particular al
    Presidente de la Junta Nacional de Contribución Voluntaria
    37. En ese momento la situación de Samper Brush &
    Cía. era, si no boyante, por lo menos bastante buena y se
    expresó tanto en la calidad técnica con que
    prestaba los servicios de alumbrado y fuerza o ampliaba sus
    instalaciones, como en la recurrente distribución de
    dividendos. A pesar de esto, la empresa no dejó de
    enfrentar fuertes críticas que se centraron sobre todo en
    los constantes incrementos de las tarifas.

    5. Nace La
    "Compañía De Energía Eléctrica De
    Bogotá" – 1904

    El de 1904 fue un año marcado por el
    fortalecimiento financiero de la empresa que manejaba el servicio
    de alumbrado en Bogotá. El 30 de marzo de 1904 se
    escribió el "acta final" de Samper Brush &
    Cía., se aprobó el balance final de esa sociedad y
    se estipuló explícitamente que de ahí en
    adelante "han de abrirse los libros de la
    Compañía de Energía Eléctrica de
    Bogotá" (en adelante CEEB), tomando como una de las
    primeras resoluciones la aprobación del balance de entrada
    de los libros.
    Quince días después, en las oficinas de la
    Compañía, se reunió la Asamblea General
    Extraordinaria de Accionistas, convocada por el Gerente el 8 de
    abril. A dicha asamblea asistió la totalidad de
    accionistas y se nombró a Manuel Samper como Presidente de
    la Asamblea, como escrutadores principales a Alfredo Maldonado y
    Rafael Vergara y como suplentes a Raúl Ayarza y Carlos A.
    Martín Alonso. La asamblea estableció como sueldo
    del Gerente de la CEEB el mismo que tenía en la sociedad
    Samper Brush y, retomando su política de solidaridad,
    aprobó incluir en los gastos extraordinarios el servicio
    de alumbrado del Hospital de San Juan de Dios. Entre las primeras
    resoluciones de la Compañía estuvo la compra de las
    casas Nº 1 y 3 de la calle 13, que pertenecían a
    Hijos de Miguel Samper, por 10.000 dólares, para
    establecer en ellas las oficinas de caja y contabilidad. Este
    negocio se formalizó NACE LA

    "Compañía De Energía
    Eléctrica De Bogotá" 1904
    El de 1904 fue un año marcado por el fortalecimiento
    financiero de la empresa que manejaba el servicio de alumbrado en
    Bogotá. El 30 de marzo de 1904 se escribió el "acta
    final" de Samper Brush & Cía., se aprobó el
    balance final de esa sociedad y se estipuló
    explícitamente que de ahí en adelante "han de
    abrirse los libros de la Compañía de Energía
    Eléctrica de Bogotá" (en adelante CEEB), tomando
    como una de las primeras resoluciones la aprobación del
    balance de entrada de los libros.

    Quince días después, en las oficinas de la
    Compañía, se reunió la Asamblea General
    Extraordinaria de Accionistas, convocada por el Gerente el 8 de
    abril. A dicha asamblea asistió la totalidad de
    accionistas y se nombró a Manuel Samper como Presidente de
    la Asamblea, como escrutadores principales a Alfredo Maldonado y
    Rafael Vergara y como suplentes a Raúl Ayarza y Carlos A.
    Martín Alonso. La asamblea estableció como sueldo
    del Gerente de la CEEB el mismo que tenía en la sociedad
    Samper Brush y, retomando su política de solidaridad,
    aprobó incluir en los gastos extraordinarios el servicio
    de alumbrado del Hospital de San Juan de Dios. Entre las primeras
    resoluciones de la Compañía estuvo la compra de las
    casas Nº 1 y 3 de la calle 13, que pertenecían a
    Hijos de Miguel Samper, por 10.000 dólares, para
    establecer en ellas las oficinas de caja y contabilidad. Este
    negocio se formalizó

    6. La compañía
    de cemento Samper

    La historia de esta gran empresa forma parte del
    género
    de los preliminares empresariales en la historia empresarial
    colombiana y refiere la evolución de todo un sector
    económico, que ha sido por varios años uno de los
    grandes motores de la
    economía colombiana; lo cual se observa a lo largo de la
    historia de la fábrica de Cementos Samper.
    Como antecedente inmediato de historia de una empresa cementera,
    puede citarse la obra de E. Libardo Ospina, conmemorativa de los
    cuarenta años de Cementos Argos, publicada en
    Medellín en 1974. Un estudio realizado por Santiago
    Londoño, uno de los gerente y miembro de la junta
    directiva de la empresa; en uno de los artículos que
    realizo sobre esta empresa indico que la publicación
    obedece al deseo de "mostrarle al país (…) lo que una
    empresa puede hacer por él cuando quienes la integran
    están conscientes de sus deberes para con la comunidad" el
    cual sirvió como base para este estudio.
    Hay que tener presente que a comienzos del siglo XX, cuando los
    hermanos Samper, hijos de Miguel Samper Agudelo, fundaron en 1909
    la primera fábrica para producir cemento en Colombia,
    localizada cerca de Bogotá; los hermanos Samper fueron,
    como el resto de su clan familiar, empresarios avisados e
    innovadores.
    Uno de sus factores a su favor es que contaban con el
    conocimiento suficiente para involucrarse en esta rama, ya
    que los hermanos Samper estudiaron en Europa al amparo de los
    ideales liberales; por tal razón eran defensores del libre
    cambio, de la
    libertad de
    los esclavos, del derecho legítimo a la propiedad, de
    los beneficios del trabajo, de los fueros del capital, a todos
    los cuales no dudaban en asignarles el carácter
    de derechos
    naturales del hombre.
    El espíritu innovador, inundada todo su ser, ya que
    estaban contagiados de las ideologías europeas de la
    igualdad y el
    libre mercado, lo que ejerció un gran motivante en el caso
    de la producción de cemento, si se tiene en cuenta que
    sólo sesenta años antes se estableció en
    Alemania la
    primera fábrica cementera en el mundo.
    Pero en ese momento no era fácil de abrir este tipo de
    negocios en el pais ya que este material era poco conocido a
    principios de
    siglo en Colombia, este se adquiría por importación, en sólidos toneles de
    madera y muy
    lentamente sustituyó al barro y a la arcilla, usadas para
    elaborar los adobes y las tapias pisadas. Una de las mayores
    novedades presentes en la conmemoración del centenario de
    la independencia
    fue el Quiosco Samper, construido al estilo griego, en cemento
    armado.
    Sin embargo, los empresarios no sólo enfrentaron un
    mercado escaso y las dificultades propias de la
    elaboración de un producto desconocido. Tuvieron que
    combatir la inestabilidad política resultante del
    inmediato pasado bélico y procurar la fundación de
    una ideología empresarial y laboral, tal como
    lo expresó Alberto Samper el día de la
    inauguración del quiosco: "La muestra de lo que somos
    capaces es tan grande que a todos nos ha sorprendido; y el
    asombro que nos causa y que vemos reflejado en todos los
    semblantes, redoblará el anhelo que nos domina porque las
    lideres bárbaras de las guerras
    civiles se sustituyan por las de la competencia en el trabajo
    libre de monopolios, bajo el imperio de leyes que
    garanticen la igualdad para todos".
    Para llevar a cabo la construcción de la primera planta
    hidroeléctrica de la Empresa de Energía de
    Bogotá los hermanos Samper Brush se vieron en la necesidad
    de importar la totalidad del cemento requerido en la obra. Este
    hecho, la perspectiva de futuras ampliaciones, y el
    espíritu que siempre los animó en el impulso de la
    industria nacional, dieron origen a la primera fábrica de
    cementos artificiales, que para conmemorar el centenario de la
    proclamación de la independencia de la República
    inició producción en 1910.
    Por la década de los cincuenta la empresa sufrió
    una serie de transformaciones y los ensanches que se adelantan en
    1979-82; sin dejar de lado que en 1982 la grave crisis financiera
    suscitada por el alto endeudamiento externo de la
    compañía que la tuvo al borde de la quiebra durante
    1984.
    Con el objeto de contribuir al desarrollo de modernos sistemas de
    construcción, que sustituyeran los hasta entonces
    conocidos del bahareque, la tapia pisada, el adobe, y la
    mampostería con argamasa de cal, la Compañía
    de Cementos Samper estableció una oficina
    técnica con ingenieros civiles y arquitectos cuya primera
    labor consistió en capacitar maestros de obras y oficiales
    de construcción para labores hasta entonces desconocidas
    en el medio, tales como la clasificación y lavado de
    agregados pétreos adecuados, su dosificación y
    mezcla con cemento en proporciones preestablecidas, la
    figuración y colocación de varillas de refuerzo de
    acero en concreto
    armado, la elaboración técnica de formaletas para
    columnas y vigas, etc.

     

     

     

     

    Autor:

    Carolina Gaitán Fonseca

     

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