Indice
1.
Temática
2. La Socialdemocracia
Alemana.
3. Marxismo y
revisionismo
4. Opinión
personal
La socialdemocracia alemana se convirtió en el
primer partido político socialista de la historia, partiendo de
Karl Marx, el
ideólogo del socialismo
científico, y además miembro afiliado a esta
agrupación política. Desde los
comienzos, dentro de éste mismo partido había una
fracción cuasi burguesa de centro izquierda que no
tardó en plantear un revisionismo de la teoría
y terminó por provocar una escisión que
acabó por hacer que hoy día tengamos que clasificar
al socialismo como género, y
dentro de éste, al marxismo y la
social democracia
(socialismo democrático) como especies distintas.
Nada mejor para ilustrar la fractura del partido que la
"polémica Berstein-Kautsky", a principios del
siglo XX. En ella, los dos grandes dirigentes y teóricos
del marxismo realizan una discusión profunda, de carácter
mundial, en la cual discrepan, sobre temas tan importantes como
el carácter científico del socialismo, hasta
cuál tenía que ser la táctica que
debía adoptar el partido, el punto fundamental fue tratar
de dilucidar si la interpretación marxista de la realidad
era justa y correcta.
Eduard Berstein había comenzado su carrera en el partido
como marxista, ya que había sido amigo incondicional de
Marx y Engels
(he incluso albacea de este último). Sin embargo se fue
apartando de la ortodoxia, como resultado de la atención con que seguía y del modo
como interpretaba la evolución del capitalismo y
de la clase obrera en Inglaterra y
Alemania. El
movimiento que
él inició dio por llamarse "revisionismo". Sus
principales escritos revisionistas son "Socialismo teórico
y práctico" y "Socialismo democrático"; Karl
Kautsky era para muchos el marxista más ilustre de la
época, dedicó su obra "La doctrina socialista" a
refutar los postulados de Berstein, ubicándose por tanto
en una posición ortodoxa.
2. La Socialdemocracia
Alemana.
Origen: Es un partido político fundado en 1869
por Augusto Babel y Wilhem Liebknecht, ilustres figuras del
socialismo mundial, ambos marxistas. La SPD (según las
siglas alemanas) fue la conclusión de un proceso de
más de veinte años en los que el movimiento obrero
había registrado evidentes progresos. El desarrollo
industrial de Alemania había comenzado aproximadamente con
la revolución de 1848, época de grandes
conmociones en Europa
occidental. El capitalismo, impulsado por la ampliación
del mercado interno,
debida al aumento de la población, al ascenso de los salarios y a los
descubrimientos científicos y tecnológicos, fue
ocupando el lugar del artesanado tradicional, de la manufactura y
de la economía campesina cimentada en la gran
propiedad de
la tierra. La
producción se fue "socializando", en el
sentido de que eran muchos los obreros que contribuían en
la fabricación del mismo objeto, lo que suscitaba entre
ellos la conciencia de que
era inicuo un sistema en el que
esta producción social daba lugar a la apropiación
individual de esta mercancía creada. Marx y Engels
seguían desde Londres los pasos del proletariado de su
patria y trataban de orientarlo a fin de que tomara la ruta
revolucionaria. Los intelectuales que en Alemania actuaban al
lado de los trabajadores adoptaron el socialismo
científico: en 1878 el marxismo se convirtió en la
doctrina oficial del partido.
Pero ya en el partido existía una tendencia reformista
inspirada por el multifacético Fernando Lassalle, que
alcanzó una brillante carrera hasta encontrar una temprana
muerte en un
duelo, a los 39 años. El, siguiendo a Hegel,
veía en el Estado al
supremo pedagogo y organizador de la sociedad por
encima de las clases. Por ello, no podía aceptar la
tesis marxista
si esta terminaba por hacer desaparecer al Estado. Para
él lo esencial era que los trabajadores tomaran el Estado,
lo cual era posible a través del sufragio universal. Como
en la década del '60, Alemania no había alcanzado
aún la unidad nacional, Lassalle abogaba por un Estado
unitario, salido del voto secreto de los ciudadanos, que se
dedicara a realizar obras en favor de los desposeídos y
que pusiera especial ahínco en el desarrollo de las
cooperativas.
Rechazando la lucha de clases, Lassalle pensaba que para derrotar
a la burguesía el proletariado podría unirse
inclusive con el Emperador, la aristocracia y el ejército.
A poco de fundado, el partido obtuvo éxitos electorales
tan vistosos como la obtención de la cuarta parte de los
votos emitidos, así fue como la SPD fue el primer bando
socialista en enviar diputados al Reichstag (cámara de
diputados) uno de los cuales precisamente fue Babel. A la par,
sus primeros logros fueron supresión la de los impuestos
indirectos, la enseñanza gratuita, la limitación de
la jornada laboral de las
mujeres y niños,
el derecho de asociación y el fomento oficial de las
cooperativas. Empezó a tener cada vez más
importancia entre los militantes el parlamento y el significado
de la función
legislativa. Aunque había sectores que no abandonaban su
fe en la revolución, poco a poco se convirtió en
verdad lo que dijo el publicista francés Joseph Rovan en
su obra Historie de la Social-Democratie Allemande (París,
1978), que "el alma de esta organización se encontraba dividida entre
las reformas y la utopía revolucionaria".
Esta situación se aclara si se tiene en cuenta que los
integrantes del SPD eran demócratas al mismo tiempo que
socialistas, y como demócratas pensaban que una
revolución no se debe planear sino cuenta con el apoyo de
la mayoría del pueblo. También fue importante la
circunstancia de que desde el principio del partido se
estableció que podrían ingresar los pequeños
burgueses urbanos y rurales al mismo. Debe destacarse
también el papel que
desempeñó poco después la aparición
de lo que hoy se llama la aristocracia obrera. Por la alta
calificación de algunos trabajadores, en un país de
tan marcada vocación técnica como Alemania, desde
aquella época se hizo sentir la influencia de este sector,
ampliamente remunerado. En el siglo XX esa influencia
sería mayor, como explica Ardaiev en su estudio sobre el
programa de la
SPD, lo cual se ha reflejado en un aburguesamiento del
partido.
La tendencia reformista creció a la par de la
evolución del capitalismo: éste tiene que
reformarse para subsistir. El mismo Estado, después de una
política represiva en contra del joven proletariado,
resolvió, bajo el impulso férreo del canciller
Bismark, dictar medidas benéficas que iban desde la
legislación de accidentes de
trabajo, hasta las primeras regulaciones que se conocerían
en Europa sobre seguridad
social . En el fondo de la socialdemocracia existía la
contradicción. Viendo el margen favorable para las
reformas, empezó a plantearse una actitud
más conservadora. Pero al mismo tiempo, el marxismo iba
ganando adeptos en Europa y Alemania no podría escapar a
esta influencia, y fue así como en el Congreso de 1878 el
partido se declaró marxista. En ese año aparecieron
dos obras medulares: el "Anti-Duhring" de Engels y "La mujer " de
Bebel. Estos textos daban la impresión de que se
habían unificado las mentes y derrotado la influencia que
aún quedaba de Lassalle. Los acontecimientos posteriores
demostraron la fugacidad de aquella victoria. Mientras, el
capitalismo continuaba su ascenso. La indemnización pagada
por Francia como
resultado de la derrota en la guerra del
´70, acentuaba la industrialización. Los medios de
producción se concentraban y los trusts nacientes,
financiados por la banca ,
obtenían visible influjo en el poder
político. Se creía que dialécticamente a
mayor concentración de la riqueza correspondería un
mayor crecimiento del proletariado y una profundización de
su conciencia política.
En 1887 se había derrotado a Bismark en las elecciones.
Llegado el congreso de Eufurt en 1891, parecía llegada la
hora del radicalismo. Eso se reflejó en el programa
aprobado en aquél congreso, en el que se encuentran
párrafos tan ortodoxos como éste: "Unicamente la
transformación de la propiedad individual de los medios de
producción en propiedad colectiva y la
transformación de forma de producción capitalista
en forma de producción socialista, puede hacer para las
clases hasta aquí explotadas en un manantial de miseria y
opresión, convertir eso en una fuente de bienestar y
perfeccionamiento armónico universal". Pero la realidad
electoral conducía a los militantes hacia la vía
parlamentaria, una vía democrática de socialismo
alejada de posibles movimientos revolucionarios. En 1890 la SPD
había obtenido 1.427.000 votos (19,7% del total); en 1893
llegó a 1.786.000 (23,28% del padrón electoral)
para trepar en 1903 a 3.110.000 (31,7% de los votos).
Balanceándose entre las reformas y la revolución,
la socialdemocracia podía ser definida como lo hizo
Kautsky: "un partido revolucionario que no hace revoluciones". El
mismo Babel, con su gran autoridad ,
justificaba en 1891 las dos líneas al enfrentarse al
extremismo de los jóvenes: "El inmenso aflujo y la
confianza de las masas obreras, los hemos logrado solamente
porque ellas ven que nosotros obramos en la práctica en
beneficio suyo y que no nos limitamos a remitirlas al porvenir
del Estado socialista del cual nadie sabe cuándo
vendrá" Había sin embargo quienes creían que
la SPD era esencialmente un vivero revolucionario. Lenin, quien
militaba en la socialdemocracia rusa llegó a decir en 1907
que "Es la SPD alemana la que ha sostenido siempre el punto de
vista revolucionario del marxismo". Tanto Lenin como Trotsky
tuvieron siempre la seguridad , que
solo abandonaron en 1923, de que los socialistas alemanes se
tomarían el poder, lo cual era a su juicio vital para
defender la revolución
rusa .
El Movimiento Revisionista: Podemos decir que la tendencia
revisionista surge con Berstein. La base fundamental de la labor
revisionista "solo podía llevarse a cabo poniendo de
manifiesto sin reservas las lagunas y contradicciones de la
teoría. En otras palabras, la elaboración y el
desarrollo ulteriores de la doctrina marxista debe comenzar con
la crítica de la misma. Hoy la posición en que hay
que colocarse es probarlo todo fuera de Marx y Engels"
(Socialismo teórico y práctico, pág.
31).
Hubo en el seno de la socialdemocracia, luego de la
polémica de Berstein-Kautsky, una segunda controversia,
cuando Rosa de Luxemburgo en su libro "Reforma
y revolución", combatió las tesis de Berstein. La
doctrinaria política reafirmó, no solo la exactitud
de las formulaciones del marxismo, sino también quiso
hacer evidente el hecho de que para un verdadero marxista entre
"reforma y revolución" hay un vínculo
indestructible, sin que una excluya a la otra. Dijo que por medio
de la primera se avanza hacia la segunda, que entra en
acción cuando aquella se vuelve ineficaz. Es lo opuesto a
la concepción de Berstein, en que la reforma hace
inútil la revolución. Rosa de Luxemburgo
rebatió la afirmación bersteniana de que el
capitalismo tiene un asombroso poder de adaptación que lo
hace esquivar las crisis y la
pendiente que lo lleva a la ruina. Todas las medidas que
según Berstein le sirven a dicho sistema para renovarse,
por caso la formación de monopolios, el progreso en la
condición material de los trabajadores, el
perfeccionamiento de los mecanismos de crédito
, todo esto que liberaría al capitalismo del colapso
económico, tiene, de acuerdo con Rosa, un límite
intraspasable: el que hace que en ciertos momentos entren a jugar
un papel definitivo el socialismo y la revolución.
En "socialismo teórico y práctico" parece haber una
clara alusión al tema, cuando Berstein dice que "No se
trata de renunciar al llamado derecho de revolución… .
Este derecho imprescindible e inalienable no lo tocará
nadie si nos colocamos en la vida de las reformas, así
como el derecho de la propia defensa resulta inútil cuando
hacemos leyes que regulan
nuestras diferencias personales" (págs. 141-142).
Según Berstein no se trataba de abandonar el derecho a la
revolución sino había que abandonar su concepto ,
llevándolo a la órbita de las reformas. Nuestra
expositora quiso poner en evidencia que Berstein, en lugar de
situarse en las amplias avenidas abiertas por el marxismo para
analizar la evolución mundial, desandó la historia.
Aquella insistencia en que el capitalismo podía resistir
todas las pruebas ,
aquella repudiación de la lucha de clases, y el principio
reiterado de que por las buenas podían conseguir todo,
para ella no era más que el regreso o retroceso al
socialismo pre-marxista: el socialismo utópico.
Los efectos revisionistas se extendieron a todo el mundo. En
Rusia el partido socialdemócrata ruso se dividió en
Mencheviques (moderados, revisionistas) y Bolcheviques
(radicales, marxistas).
La Primera Guerra
Mundial Y La Socialdemocracia: Todavía no se apagaban
los ecos de la polémica desatada por el revisionismo,
cuando se presentaron los síntomas de la guerra mundial .
El 4 de Agosto de 1914, a tres días del inicio del
conflicto , la
SPD votó unánimemente los créditos que para conducirla pidió
el káiser. Aun Karl Liebknecht, pacifista revolucionario,
hijo de uno de los fundadores del partido, los votó para
mantener la disciplina del
partido. La tesis del internacionalismo proletario parecía
entrar en contradicción. Se hizo hincapié en el
hecho de que era conveniente para Rusia y el resto del mundo
desembarazarse de un régimen anacrónico y
sanguinario como el del Zar, aunque esto fue interpretado como
solo una excusa. De todas formas la parte más sensible del
SPD comenzó a arrepentirse y cuando llegó el
momento de conceder otros créditos, Liebknecht se
negó. En 1915 veinte diputados socialistas se pronunciaron
en contra de la guerra. El carácter imperialista de ella
era cada día más evidente, a pesar de lo cual la
SPD se negaba a reconsiderar su posición belicista. La
Segunda Internacional, que actuaba desde 1889 como coordinadora
de los partidos de izquierda, sufrió esta crisis y
prácticamente dejó de existir en 1914.
La escisión que se veía venir ocurrió en
1917, cuando los sectores de izquierda formaron el "Partido
Social Demócrata Independiente", el cual estaba compuesto
por el puñado más radical, estuvo dirigido por Rosa
de Luxemburgo y Karl Liebknecht, se lo conoció
también como "grupo
espartaco" del cual se formó luego el "Partido Comunista
Alemán".
En noviembre de 1918 Alemania se rindió ante los aliados y
concluyó así la 1* guerra mundial.
Las Reparaciones Economicas Fijadas En El Tratado De Versalles:
El 27 de abril de 1921, la comisión de reparaciones,
fijó la cifra que Alemania debía pagar en concepto
de reparaciones de guerra: 137.600.000.000 de marcos oro. La
negativa alemana a aceptar tal astronómica cifra fue
contestada con un ultimátum de Londres, el 5 de mayo de
1921, según el cual, si el Reich no reconocía esa
deuda, la flota anglofrancesa reanudaría el bloqueo de
Alemania, y la permanencia de los ejércitos de
ocupación en suelo
alemán se prolongaría sine die.
Peter Kleist escribe, a propósito de las graves
reparaciones de guerra: la suma representaba, en total, el
cuádruplo de las reservas de oro mundiales. Se
correspondía, aproximadamente, con la totalidad de los
bienes
alemanes del año 1914. Las incautaciones de las flotas
mercante y de guerra de Alemania no se dedujeron. Tampoco se
tuvieron en cuenta, en el cómputo total, el valor de las
patentes robadas a Alemania, ni los 11.000 millones de marcos
correspondientes al valor de los bienes alemanes en el
extranjero, confiscados por los vencedores ni los centenares de
industrias
desmanteladas por los franceses.
El fundamento de las reparaciones reposaba en un artículo
del tratado que echaba a Alemania toda la culpa de la guerra. Hoy
ningún historiador cree tal cosa, sino hay consenso de una
culpa concurrente, y por ende, las indemnizaciones debieron ser
compartidas aun por los aliados (algo naturalmente imposible
después de una guerra donde hay vencedores y
vencidos).
Debemos preguntarnos forzosamente si estas reparaciones, que
produjeron una gran crisis económica (acentuada luego de
1929 por la caída de la bolsa de Nueva York), no
condenaron de muerte a la república
socialdemocrática que nacería. Un gran economista
como Jhon Maynard Keynes dijo en
"Las consecuencias económicas de la paz" que las
reparaciones llevarían a la economía alemana y aun
la mundial a un peligroso proceso de inflación.
La Republica De Weimar: Al terminar Alemania con una desastrosa
derrota en la guerra se derrumbó el imperio del
Káiser, hubo un cambio
constitucional que la convirtió en república
(República de Weimar, ciudad alemana donde se reunieron
los constituyentes), y en este Estado revolucionado, la SPD
asumió el poder total: el jefe del partido Friedrich Ebert
se convirtió en el primer presidente de Alemania (fue el
primer presidente democrático del socialismo en la
historia).
El dilema fue: ¿qué hacer con el poder? ; en medio
de una crisis gigante la SPD tuvo enormes dificultades para
gobernar. Se unió con partidos burgueses, que la usaron
según sus propios intereses. El orden social siguió
casi intacto, la constitución de Weimar, era avanzada en
algunos aspectos pero no era de inspiración
socialista-marxista, no podía afectar el hecho de que la
distribución del poder económico y
cultural, seguía perteneciendo a los grandes capitalistas.
Hubo huelgas salvajes, manifestaciones monstruosas y atentados
horrendos, como los de Rosa de Luxemburgo, Liebknecht y hasta de
Ebert, que sin embargo sobrevivió (moriría luego en
1925).
Sin embargo, no podemos hacer cargar con toda la responsabilidad de la crisis a la
socialdemocracia, ya que sobre todo la posición marxista
de extrema izquierda que se había escindido en nada
ayudó a la consolidación de la República
democrática, llegando a provocar una violenta
revolución; en efecto, en Abril de 1919 los comunistas
proclamaron una república soviética, pero fueron
repelidos por el ejército del Reich. Luego el comunismo
pasó a ocupar un papel más secundario,
caracterizado por sus enfrentamientos con la policía.
Es que en realidad "había llegado el momento para los
alemanes de preguntarse por el sentido de la guerra y las
víctimas allí sacrificadas, sin embargo
sucedió lo contrario: se consideró una misma cosa
la derrota militar, y el nacimiento de la República"
(Harald Steffahn, el III Reich pág. 349). En consecuencia
resultó que ésta había provocado la
caída de la monarquía ; la República y los
socialdemocratas eran los responsables de la derrota. Olvidando
que, más allá del aval dado en el Reichstag por
este partido, la entrada en la guerra fue principalmente una
decisión del Káiser y fue éste mismo monarca
quién abdicó, cuando las tropas estaban casi
vencidas, por temor a una posible revolución comunista.
Sin embargo, resultó que los "pacifistas" y "criminales de
Noviembre" habían abandonado a su suerte y traicionado a
sus soldados (existió la leyenda de "la puñalada
por la espalda" que fue supuestamente avalada por el Mariscal de
Campo Hindemburg); esta gran mentira, se sumó (ya citado)
lo que ocurrido con las indemnizaciones del Tratado de
Versalles.
La convalidación alemana de Versalles fue vista por muchos
como la demostración de la traición de los
líderes socialdemocratas y, tal "traición", fue una
de las recriminaciones de Adolf Hitler al
comienzo de su carrera, convirtiéndose en uno de los
puntos claves de su política para exaltar los valores
nacionales, junto con la falta de respuestas del gobierno ante la
inflación, la desocupación y el empobrecimiento que se
produjeron en el país.
Su Situación En El Tercer Reich: Este oscuro
período de la historia alemana, se caracterizó por
la ausencia de partidos
políticos , ya que el canciller Hitler obtuvo
plenos poderes del parlamento y terminó por disolverlo
(luego lo reconstituyó pero solo por nacionalsocialistas).
La socialdemocracia puede jactarse de haber sido el único
partido que votó en contra de la delegación (el
23/3/1933, por 441 votos contra 94).
La Socialdemocracia En La Actualidad: En el congreso de Bad
Godesberg, en 1954, el partido decidió por una enorme
mayoría de 324 votos contra 16, borrar de su programa las
referencias al marxismo y a la lucha de clases. En dicho congreso
se hizo el reconocimiento de que la ética
cristiana es una de las bases del socialismo. La vocación
reformista del SPD adquirió así una importancia
histórica. Terminó por consolidar el revisionismo,
aunque tal vez fue más allá porque éste, al
menos nominalmente, se seguía declarando marxista,
mientras que con una reforma así el partido rompió
totalmente con el socialismo científico estableciendo una
doctrina económica social y política que propugna
una distribución más justa de la riqueza pero no
condena la propiedad privada y ve en el capitalismo un sistema
económico que debe seguir siendo desarrollado para
beneficio del Estado y sus habitantes.
De todas formas, en los últimos diez años el SPD ha
girado tanto a la derecha (aplicando políticas
neoliberales) que ha perdido contacto con su tradicional base
social, la clase obrera. Esto se vió claramente en las
últimas elecciones (2002) donde fué completamente
vapuleado; teniéndose que aliar con el partido verde de
los ecologistas para mantenerse en el poder. Por otro lado, a
trece años de la reunificación alemana, el partido
ha sido incapaz de alinear detrás suyo a la clase obrera
del este. Esto se puede ver en el hecho de que sólo tiene
alrededor de 23.000 afiliados en toda la ex-RDA, muchos menos que
en una sóla ciudad de la zona industrial de la cuenca del
Ruhr en el oeste.
*Teoría del derrumbe: Según Berstein, el
capitalismo se extinguirá por sí solo, por sus
propias contradicciones económicas. Se refiere a que
llegará un momento en el cual el desarrollo
económico acabará por crear una
situación en la que los hombres no tendrán
más remedio que introducir el socialismo. Solo una gran
crisis económica general sería el único
medio de transformar la sociedad en sentido socialista, por ese
camino transita según Berstein la evolución, es
para él una ley inevitable.
Pero no veía próximo ese derrumbe, ya que "la gran
expansión del mercado ha generado posibilidades de
equilibrio en
una medida sin igual en la época anterior… la
cartelización de las industrias ha hecho posible una
regulación de la producción de que antes no
existía, y esa regulación así como otros
factores muy diversos parece que logran que las crisis y las
depresiones de la vida económica se superen más
rápidamente que antes" (Socialismo democrático,
pág. 115).
Sin embargo para Kautsky, este ítem, que es "el punto
capital de la
crítica de Berstein" (La doctrina socialista, pág.
63), es incorrecto porque el capitalismo no provocará por
sí solo el fin de su propio sistema económico, para
él, Berstein falseó la teoría marxista en
uno de sus puntos elementales. Nuestro autor se apoya en el
"Manifiesto Comunista", cuando dice que los progresos del
proletariado en madurez y en poder son una de las condiciones
primordiales del derrumbamiento de la sociedad capitalista (ob.
sit. pág 66). Ya que, "el modo de producción
capitalista [es] el factor que empuja al proletariado a la lucha
de clase contra los capitalistas, que aumenta sus fuerzas
numéricas, su cohesión, su inteligencia,
el sentimiento que tiene de su fuerza, su
madurez política, que acrece cada vez más su
importancia económica, que hace inevitable su
organización en partido político y la victoria de
este partido, y no menos inevitable también el modo de
producción socialista, como consecuencia de esa victoria"
(pág. 70).
Sería la "rebelión de las fuerzas productivas la
que provoca la rebelión en la gente", lo que equivale a
decir que en última instancia es el proletariado (super
estructura) el
motor de este
gran cambio social, pero condicionado por la economía
(estructura). Berstein analiza, entonces, a la teoría
marxista como fatalista y no como tendencia: allí
está la principal diferencia con su discrepante.
Además parecería que caracteriza a esta
teoría como economisismo, cosa que el propio Engels, en
sus cartas,
negó; porque según éste las continuas
alusiones al modo de producción se hacían para dar
énfasis a la teoría, pero de ningún modo
podían excluirse otros factores, por más que el
más importante factor del materialismo
histórico sea el económico.
*Tendencia en el desarrollo de las clases
sociales: Para Kautsky se forman solo dos clases sociales:
los asalariados y la burguesía. Los primeros son la
mayoría de la gente, mientras que los segundos son la
minoría. Las otras clases tienden a extinguirse.
Para Berstein una opinión así es inaceptable, ya
que él interpreta, basado en sus estadísticas, que aumenta la
burguesía y no el número de asalariados. A lo que
Kautsky retruca que "si esto fuera así el socialismo no
sería más que el producto del
desarrollo de la historia, entonces se transformaría en
algo ético pero no científico", quiere decir que
solo sería producto del desarrollo
social. Berstein ofrece principalmente cifras provenientes de
Inglaterra dónde había aumentado el número
de propietarios. Sin embargo no probaba que por ello fuera una
ley general en el modo de producción capitalista. Ya que
fundamentalmente para estudiar las leyes de un modo de
producción, hay que estudiar el dominio entero,
por ello cuando se refería a Inglaterra debería
haberse referido también a las colonias que
componían por aquel entonces ese imperio y transformaban a
Inglaterra en un Estado rentista. Como decía Kautsky: "…
aumenta más… el número de empresas
económicas fundadas en el extranjero con capitales
ingleses, bancos, casas de
comercio,
fábricas cuyos directores viven en
Inglaterra, donde aumentan y se comen la supervalía
producida fuera de Inglaterra" (ob.sit. pág 125).
*Teoría de la miseria creciente: Al decir de Berstein,
Marx se equivocó en pronosticar la miseria creciente de la
sociedad capitalista, ya que "no es cierto que los asalariados
sean cada vez más miserables, porque los trabajadores de
hoy (principios de siglo XX) viven cada vez mejor".
Kautsky opina que Berstein se refiere a la miseria en
términos absolutos, o sea a la miseria física, pero Marx se
refería a la miseria en términos relativos, debe
entenderse que se refiere a la "miseria social". Lo que quiere
decir es que un asalariado tendrá siempre muchísimo
menos que un burgués comparando en períodos de
tiempo (verbigracia, puede cobrar aún más que hace
10 años por su trabajo, pero un capitalista habrá
aumentado vertiginosamente su patrimonio en
el mismo período mucho más que el asalariado) lo
que no implica que aumente la pobreza
física.
* Teoría del valor: Esta teoría que sirve para
conocer el valor de las mercaderías, fue también
cuestionada por Berstein. Tomó la postura de la escuela
neoclásica (surge a fines del siglo XIX con Yevons,
Gossen, Bohm-Bawerk, entre otros y dura hasta el nacimiento del
keynesianismo) que distinge solo un valor: la utilidad (para
Marx valor de uso) entonces el valor depende de la utilidad para
la persona, es
subjetivo, atiende sólo a las necesidades del individuo
(por ejemplo: depende de las circunstancias particulares de un
individuo, una botella de agua en el
desierto valdrá para el sediento muchísimo
más que para una persona de la ciudad). Kautsky defiende
la postura de la escuela marxista. Por tanto, cada
mercadería tiene dos valores: "de
uso", para satisfacer necesidades (igual a la "utilidad") y un
valor "de cambio" o simplemente "valor" dado por el trabajo
humano (hasta acá es igual a la escuela clásica de
Ricardo y Adam Smith)
pero Marx dice que se valúa el esfuerzo "socialmente
necesario" para darle así valor a la mercadería,
éste ultimo es el valor que se tiene en cuenta en la
circulación, en el mercado. Es por lo tanto, un valor
objetivo. Al
tomar la tesis de la escuela neoclásica Berstein rompe
totalmente con el marxismo. Además afirma que "el valor
del trabajo… es una pura imagen
abstracta… es sobre todo una teoría equivocada…
falsa… No puede darse una base científica al socialismo
o comunismo por el hecho de que el trabajador no recibe el valor
total del producto de su trabajo" (ob. sit. pág. 41).
* La cuestión del excedente de plusvalía: Para
Berstein el excedente de plusvalía es consumido por nuevos
capitalistas, nuevos empresarios. El capital se divide y no se
acumula en pocas manos. Kautsky pensaba lo opuesto: el excedente
se acumula en pocas manos, generando una acumulación del
capital, éste no se divide y se centraliza (lo opuesto
ocurrió al inicio del siglo XIX, pero no en la
época de la polémica).
* La dialéctica: De acuerdo con Berstein la
dialéctica hegeliana aplicada al marxismo (materialismo
dialéctico), constituye un obstáculo que cierra el
camino a toda apreciación lógica
de las cosas. Él propugnó el abandono de la
dialéctica y el acercamiento a Kant: "Estoy
convencido de que la democracia social necesita de un Kant que
critique las opiniones hechas y las examine con mayor
precisión; que profundice los puntos en que su aparente
materialismo es la más elevada ideología y advierta que el desprecio del
ideal, el desarrollo de los factores materiales
antes que se conviertan en omnipotentes factores de
evolución, es una autodecepción, y así
será en todo momento por la acción de quienes la
proclaman…" (ob. sit. pág. 157).
Según nuestro contradictor, no se ofrece ninguna prueba
contra la dialéctica y "aun suponiendo que Marx y Engels
no hayan sabido utilizarla, sería esto un argumento contra
ellos, pero no contra el método"
(la doctrina socialista, pág. 41). Según Kautsky
tiene valor porque sus resultados son justificados por los
hechos, por ejemplo en "el modo de desarrollo de la propiedad por
la negación de la negación" (pág. 47). Sin
embargo Berstein hace notar que cuando se hecha mano de la
teoría para predecir acontecimientos históricos se
falla, por ejemplo en la revolución alemana de 1885, a lo
que Kautsky reconoce que solo "se exageró la fuerza de la
resistencia
revolucionaria de la burguesía" (pág. 49).
* El dualismo entre el elemento científico y el
revolucionario: Según Berstein la teoría marxista
se nutre de los revolucionarios en la idea de la lucha
emancipadora de los trabajadores como si fuera una lucha de
clases política, y también toma de los socialistas
la necesidad de conocer las condiciones económicas y
sociales de la emancipación obrera, pero para él
esta combinación no significaba la supresión del
antagonismo. Para Berstein el elemento revolucionario era el que
debía ser expurgado, era este mismo elemento quien
hacía falsa e infiel a la dialéctica.
Pero, ¿qué quedará después de
quitarle el elemento revolucionario, no se le quitará
así la vida al marxismo? se pregunta Kautsky. Para
él "lo que a los ojos de Berstein aparece como un error
intelectual, como un dualismo, es precisamente… el gran hecho
histórico del Socialismo de Marx: la reconciliación
del Socialismo utópico y del movimiento obrero primitivo
en una unidad más elevada. Lo consiguió gracias al
materialismo histórico" (pág. 52). Para Kautsky hay
una unidad totalmente coherente y necesaria entre la lucha de
clases (que incluye el elemento revolucionario), y el estudio
científico que se le hace a la estructura
económica, "reconociendo las tendencias de la
evolución del modo de producción capitalista, que
empujan al proletariado a conquistar las fuerzas
económicas del capital y crean las condiciones de un modo
de producción social" (pág. 53).
* La táctica del partido: Este tema tiene relación
directa con la lucha de clases y con el tipo de política
que debía ejercer el partido. Sobre lo primero Berstein
entendió que la democracia tiene por finalidad la
supresión de la tiranía de clase, aun cuando no sea
la supresión efectiva de las mismas clases. La democracia
impide la supremacía cualquier clase, incluido el
proletariado, lo que implica anular la vocación
revolucionaria del proletariado científicamente
determinada por la forma de producción. Así, por
más que se entienda que por "revolución" se quiere
significar una labor del pueblo obrero de modificar las bases de
la sociedad mediante una forma pacífica, por ejemplo
cambiando una constitución liberal, legitimado por
vía democrática (implica abolición de la
propiedad privada al menos de los monopolios), esto no
podrá llevarse a cabo porque desde que existe el Estado
democrático no hay ninguna guerra de clases. No hay
ninguna clase superior ni relegada con alguna "misión
histórica", ya que el concepto de gobierno del pueblo
implica el de la igualdad de
derechos. En tal
orden de ideas resulta lógico que Berstein también
rechace la dictadura del
proletariado.
Kautsky, que plantea que "la democracia es la forma de soberanía de la mayoría" (ob. sit.
pág. 214), dice que la única forma de gobierno en
la cual es el proletariado la clase que debe conquistar la
supremacía es precisamente la democrática, ya que
"siendo la última de las clases sociales para destruir
todas las diferencias que separan las unas de las otras. Sin la
supremacía de la clase proletaria, no habría
supresión de clases" (pág. 215). Fundamenta su
opinión en que ni la experiencia ni las previsiones
habían demostrado hasta esa época, ni
demostrarían nunca, que las formas democráticas
hagan innecesaria la supremacía de la clase proletaria
para su emancipación. Para él, no se trataba de
negar las libertades que confiere la democracia para quitar la
mayor rudeza posible a la lucha de clases, porque "… se
trata… de saber si la democracia puede atenuar la
agravación de los antagonismos sociales que resultan de la
evolución económica hasta el extremo de hacer
inútil la supremacía de la clase proletaria. La
teoría y la práctica contestan negativamente a esta
pregunta" (pág. 217).
Sobre el tipo de política partidista concerniente a la
admisión de otras clases en el partido, Berstein se
encuentra a favor de que otras clases además de
proletarios se integren al movimiento. Ya que "no es ni
histórica ni lógica, conceptualmente correcto decir
que la empresa de la
transformación socialista de la sociedad es asunto
exclusivo de la clase obrera"
(Socialismo Democrático, pág.5).
Kautsky se muestra contrario
a esta idea ya que la inclusión de otras clases
podría afectar la homogeneidad, "Este sacrificio no le
serviría para nada" ya que si se da tal fusión
terminarían los burgueses por hacerse cargo de su dirección, y llevarían al partido a
la decadencia. De todas formas, Kautsky excluye a los burgueses,
a los capitalistas no a los pequeños burgueses, a los
aldeanos, o a los intelectuales. Para él, Berstein "no
quiere que el Partido Socialista tenga el valor de parecer como
es, sino que se convierta en otro distinto… que debiera
renunciar al principio fundamental de La Internacional: 'La
emancipación de la clase obrera sólo puede
obtenerse por la misma clase obrera' " (ob.sit. pág. 224).
Esto esta en clara oposición con la opinión de
Bestein sobre el punto sexto del programa de Eufurt, el cual
según su opinión debería decir: "… la
transformación de la sociedad… debe, en primer lugar ser
tarea de la clase obrera" (ob. sit. pág. 12). Kautsky
afirma que un partido popular en el que tengan influencia aun los
pequeños burgueses estará destinado a mantener el
'status quo' social, es decir mantener incólume la
propiedad individual y la libertad de
producción individual. En este sentido "no podrá
traspasar los límites de
la Constitución… no podrá jamás, por
más esfuerzos que haga, ser otra cosa que un partido de
reformas democrático-socialistas, expresión en que
la palabra 'socialistas' es solo una palabra sonora, pero
vacía… una palabra que a nada compromete ya. El fin de
un partido puramente proletario debe ser otro. El proletario no
tiene interés en
conservar la propiedad individual de los medios de
producción. Aun en el caso de que triunfe por las
vías pacíficas y legales" (pág.
225).
El revisionismo tuvo un profundo impacto en el partido.
Era tal vez la consecuencia de haber estado el mismo integrado
desde un primer momento por una "aristocracia obrera" o por un
pequeño grupo de intelectuales, y de medio burgueses.
Puede decirse que llegó para quedarse, porque fue ganando
adeptos progresivamente. Más allá de su certeza
ideológica hay un hecho trascendental: era un medio para
introducir reformas de fondo con el objeto de llevar al partido
hacia la centro-izquierda, esto se iba indefectiblemente a
traducir en más votos y a tener por consecuencia
más poder político en una sociedad mas bien
conservadora como la alemana.
Pero el hecho trascendental fue el alejamiento del marxismo,
principal fuente ideológica del partido en su origen, que
provocó
que el socialismo mundial se dividiese.
Así como los postulados de Berstein tuvieron una
importante base de exactitud, lo verdaderamente inexacto fue que
se haya seguido declarando marxista, cuando, después de su
tajante evaluación
a los postulados de la teoría surja claramente que no
podía ya serlo.
Considero que lo más relevante del marxismo está en
su faz económica, está en la teoría del
valor, en el análisis pormenorizado de la estructura
capitalista. Lo que se desprende de ello fue muy útil a
la ciencia de
la economía. Pero creo que en el materialismo
histórico y la dictadura del proletariado están los
puntos criticables de la doctrina.
En el aspecto científico, como ciencia
histórica, se recurre a una "ley de tendencia", la cual
muchas veces fracasa en el fin de producir, precisamente, una ley
de tendencia respecto a los futuros hechos históricos. El
objeto central está en la estructura (economía) que
condiciona a la superestructura (política,
jurídica, ideológica), pero ese "condicionamiento",
que puede ser descubierto a través de estudiar la forma de
producción y realizar las pertinentes leyes, no llega a
ser determinante; es decir, la economía influye sobre las
mentes de las personas, a través de su manera de vivir, y
luego esto llevaría a un modo de pensar o actuar tendiente
a destruir el capitalismo, pero si se quiere saber cuándo,
se concluye en que en última instancia todo radica en la
superestrutura. Se le termina dando tal valor a la
ideología que acaba siendo el motor de la historia y no la
estructura. Lo vemos en varios párrafos del libro de
Kautsky "… no podemos descubrir… el momento en que nuestra
sociedad estará lista para el Socialismo. Ese momento
depende de un número inmenso de elementos imponderables
que nadie puede calcular, cuyos motivos económicos pueden
muy bien comprobarse a posteriori; pero cuya fuerza no se puede
determinar a priori." (págs. 76-77). Otro ejemplo: " [En
la revolución de1885] la lucha que debía levantar a
la nación
entera no estalló; en parte por razones personales que
nadie podía prever" (pág. 48).
En estos casos el método marxista sólo
puede funcionar a posteriori, eso parece quitarle peso como
ciencia. Es que en estos casos, indefectiblemente la
ideología de las personas, su libertad psíquica y
espiritual, prevalece con respecto a lo económico. En
tales casos la dialéctica de Hegel es la única
prueba. Se vuelve al terreno de la especulación
filosófica y se aleja del de los hechos
fácticos.
En tales ámbitos, por más que se introduzca el
elemento materialista a la referida dialéctica, la prueba
vuelve a estar dada por lo ideológico: si "la
evolución es el resultado de la lucha de opuestos y a la
tesis se contrapone la antítesis", entonces ahí
sí el comunismo debiera de llegar. Pero vuelvo a insistir:
si queremos saber cuándo tendremos que esperar (o actuar)
dentro del proletariado para que éste se decida a imponer
el comunismo.
Un segundo punto criticable es la dictadura del proletariado, la
cual parece legitimar a la violencia para
imponer el comunismo, algo que quedaría sin embargo
zanjado si, democráticamente, los comunistas ganasen una
elección y cambiasen la Constitución
capitalista-democrática por una comunista, pero tal hecho
no es mencionado nunca por Marx y queda como un punto muy oscuro.
La historia probó que los comunistas han recurrido siempre
a la violencia.
Ahora bien, ¿qué tipo de socialismo siguió
entonces Berstein (y el partido socialdemócrata a partir
de Bad Godesberg en 1954)? Karl Kautsky y luego Rosa de
Luxemburgo responden que se retrocedió cualitativamente a
una etapa previa: el socialismo utópico. Los
utópicos fundaron sus doctrinas y también sus
propuestas y reivindicaciones prácticas sobre principios
morales y éticos, además no sostenían la
lucha de clases ni el materialismo dialéctico.
Se les achaca la "ingenuidad" de creer que el espíritu
progresista del hombre pueda
modificar la sociedad o llevarla al socialismo. No podría
calificárcelos de "utópicos", porque si entendemos
por utopía un gobierno solo posible en el plano de lo
ideal, o algo imaginario o imposible de realizar, podemos oponer
a eso todos los avances que los trabajadores han obtenido sobre
la base de la democracia social en el siglo XX, son palpables; se
considera que el estado de bienestar tiene un claro sello
socialdemócrata; se ha avanzado sobre muchas de las
injusticias del liberalismo y
se tiende a disminuir las del neoliberalismo
y la
globalización, así lo declaran varios
importantes pensadores socialdemócratas: "los capitales
deben regularse a nivel mundial… así como la
variabilidad del precio de las
monedas más importantes… hay que desarrollar
políticas neo-kantianas" (Oscar Lafontaine, 'globalización…' revista
Debate
Político, pág. 53, Madrid, 1999).
Por supuesto que en este camino los partidos
socialdemócratas han cometido, y cometen, muchos errores,
lo señalábamos cuando hicimos mención a que
una excesiva unión con partidos de derecha puede trastocar
las bases socialistas (lo que, en un principio, pasó en la
República de Weimar) y no solo por la unión a los
partidos de derecha sino también por la unión con
sectores del poder económico.
Pero al menos las sociedades que
han tratado de aplicar la justicia
social han sido aquellas dónde indefectiblemente se ha
tendido a equilibrar la brecha que el capitalismo abre entre los
grandes capitalistas y los asalariados, en tales sociedades ha
sido seguro encontrar
que los grandes capitalistas paguen más impuestos (a la
ganancia, aportes patronales, impuesto a la
herencia,
etc.) mientras que las clases media y baja paguen menos (eso
genera que el mercado se mantenga funcionando), y reciben ayuda
social. Eso ha sucedide en varios de los gobiernos
socialdemócratas del mundo.
Con respecto a la actual socialdemocracia podríamos
preguntarnos: ¿representa el ideal del socialismo que se
conforme con la existencia de un capitalismo con carácter
social? Ciertamente, la socialdemocracia no trata de destruir la
estructura económica, sino trata de combatir las
tendencias negativas del capitalismo "El socialismo
democrático ha nacido y se ha desarrollado, en una
permanente relación crítica con el capitalismo. Las
luchas por la justicia social, por la igualdad de género,
contra la discriminación, por las mejoras en la
redistribución, que definen la solidaridad,
explican esa relación crítica como razón de
ser" (Declaración de París, Internacional
Socialista, 1999).
Y aunque sin embargo, hasta el momento, todo pareciera concordar
con el análisis marxista económico, de que la
salvaje acumulación del capital provoca crisis cada vez
más grandes, están permanentemente contrarrestando
a eso las nuevas doctrinas socialdemócratas como las de
Lafontaine, Müller, e incluso las de La Internacional
Socialista, combatiendo los efectos negativos de la
globalización, y de los monopolios. Doctrinas que
quizá parezcan contradictorias con algunos de los propios
gobiernos socialdemócratas actuales (de tendencia
neoliberal), pero que marcan el progreso ideológico del
nuevo socialismo.
En síntesis,
si para el marxismo el proceso total es el siguiente: Esclavismo–
Feudalismo–
Capitalismo- Socialismo y por
último, Comunismo; para la socialdemocracia el esquema
actual del sistema de producción capitalista debe ser
conservado atemperando sus defectos. De ahí, los
razonamientos de Berstein, de no provocar la caída.
Debo concluir afirmando que la esencia del socialismo está
dada por la restricción de la propiedad privada, a fin de
ser usada ésta en función social para redistribuir
la riqueza. El socialismo, es una etapa intermedia entre dos
polos: capitalismo y comunismo; a su derecha está la
socialdemocracia, están los postulados mencheviques, a su
izquierda está el modelo
soviético que estaba inspirado por los bolcheviques,
está el modelo chino. La socialdemocracia ya no se plantea
que historicamente llegará el comunismo, si es movimiento
de transición solo el tiempo lo dirá. En cambio, el
socialismo de extrema izquierda estaba planteado como una etapa
claramente de transición, pero en rigor de la verdad,
éste nunca fue abandonado porque la URSS nunca fue
totalmente comunista: nunca llegó a desaparecer el estado,
los Koljoses (cooperativas) tenían propiedad privada,
había mercado pseudo capitalista donde los bienes eran
onerosos, etc.
Para el marxismo la restricción de la propiedad tiende
gradualmente a ser total, mientras que para la socialdemocracia
la restricción es parcial. Por lo que debemos concluir
reconociendo la existencia de dos socialismos.
Fin
Autor:
Dr. Gastón Rey.