Monografias.com > Lengua y Literatura
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

El rey Zumbado, o el rescate más auténtico



    El rey Zumbado, o el rescate
    más auténtico

    1. Resumen
    2. El rey Zumbado

    Resumen

    En La Habana de los 70, Héctor Zumbado se
    reafirmaba como uno de los escritores humoristas cubanos de mayor
    solidez intelectual. Era, por supuesto, un periodista, aunque
    algunos quizás lo preferirían encasillar mejor como
    escritor costumbrista.

    En el año 2000 se le concedió a Zumbado el
    Premio Nacional de Humorismo al ser constituido éste en
    Cuba. Ello ha
    favorecido una especie de inhumación contemporánea
    de la obra pasada de Zumbado y un zumbadismo
    demodé.

    Nadie como Zumbado ha sabido abarcar con su prosa mayor
    alcance humano en la materia
    humorística cubana en los últimos cuarenta
    años.

    Como los cantantes crossovers, Zumbado gusta y recibe el
    homenaje del menos pensado.

    Él sigue siendo el rey de los escritores
    humoristas cubanos, el más auténtico rescatado,
    cuando de relato de humor se trata en Cuba.

    El rey
    Zumbado, o el rescate más auténtico

    Quienes decían conocerlo aseguraban que era
    más fácil encontrarlo en un bar cualquiera que en
    una solemne reunión de intelectuales, por los días
    en que publicó su libro
    Kitsch, kitsch… ¡bang, bang! Debe haber sido en La
    Habana de los 70, cuando Héctor Zumbado reafirmaba ser uno
    de los escritores humoristas cubanos de mayor solidez
    intelectual.

    Era, por supuesto, un periodista, aunque algunos
    quizás lo preferirían encasillar mejor como
    escritor costumbrista. Lo cierto es que, de pronto, Zumbado
    murió un día para la literatura
    humorística, sin haber físicamente fallecido,
    después de la notoriedad pública que le dieron sus
    secciones "Limonada" y Riflexiones", en el
    periódico Juventud Rebelde, convertidas luego
    en sendos libros
    homónimos.

    De alguna manera coherentemente absurda, el Zumbi
    quedó en una suerte de limbo intelectual, pues -dicen- un
    golpe accidental en la cabeza mientras estaba ebrio hizo que
    viajara, sin enterarse, de la transitoria enajenación
    alcohólica a la casi estable estolidez
    postraumática: el accidente le daño la zona
    cerebral del lenguaje. Un
    humorista sin lenguaje es como un ahorcado sin soga. Zumbado
    dejó de publicar en periódicos, revistas y libros,
    y, al mismo tiempo, se
    ausentó para siempre de los corrillos de chupadores del
    rabo de la jutía, sin que tampoco estuviera muerto de
    manera cumplida y oficial. Así pasa.

    Hoy, de una manera retrospectiva, se le venera en el
    ámbito nacional. En el año 2000 se le
    concedió a Zumbado el Premio Nacional de Humorismo al ser
    constituido éste. Su asistencia a la ceremonia para tomar
    con sus propias manos el premio, no me quita el sabor de que casi
    se trataba de un galardón honorario por la obra de toda
    una vida, algo así como con carácter
    post mortem. Era como decirle: "Nos acordamos de ti, Zumbi". Ello
    ha favorecido una especie de inhumación
    contemporánea de la obra pasada de Zumbado y un zumbadismo
    demodé.

    Según puede leerse en ‘La
    Jiribilla’
    , un periódico
    variado cubano en Internet:

    "Alguna prensa ha
    decidido rescatar parte de su obra y publicarla, por dos razones:
    dar a conocerlo a la generación más joven, y armar
    una suerte de tributo al cultivador más auténtico
    de la sátira social cubana después de
    1959."

    El artículo titulado ‘Un pez fuera del
    agua’,
    del autor Mario Vizcaíno Serrat, hace una auténtica
    justicia al
    considerar a Zumbado el más auténtico.
    Coincido con el mencionado autor en que nadie como Zumbado ha
    sabido abarcar con su prosa mayor alcance humano en la materia
    humorística cubana en los últimos cuarenta
    años.

    Como los cantantes crossovers, Zumbado gusta y recibe el
    homenaje del menos pensado. El ajedrecista mexicano MI
    Raúl Ocampo Vargas, con indiscutible vena
    humorística,
    lo ha recordado recientemente en la
    Internet, con unas "Riflexiones de ajedrez", en
    "Homenaje al centenario de relaciones diplomáticas de
    México con
    la República de Cuba", en el sitio web
    www.inforchess.com. Lo llama "maestro" y trata de emular el
    estilo zumbadesco en narraciones sobre torneos del juego ciencia.

    El cubano Zumbado es situado al parecer definitivamente
    en el Paraíso -o el Infierno, según se mire- por el
    argentino Luis María Pescetti, radicado en México,
    al censarlo y distinguirlo dentro de una muy representativa
    población de escritores humoristas de
    diferentes orillas, la mayoría de ellos difuntos o
    consagrados, de fines de siglo. En mayo del año 2000 el
    ganador del Premio Casa de las Américas 1997, con la novela
    El ciudadano de mis zapatos’, escribe que le
    "resulta difícil explicar por qué queda afuera"
    Zumbado, entre otros de la segunda mitad del siglo XX, de una
    antología de humor en la narrativa, seleccionada y
    prologada por Pescetti que la tituló ‘La Mona
    Risa’
    , publicada en México y Buenos Aires, por
    la editorial Alfaguara.

    En una "Posdata" a su "Prólogo", Pescetti
    –coautor, junto a Jorge Maronna, integrante de Les
    Luthiers, de la celebrada novela
    humorística sobre el plagio literario
    Copyright’– se lamenta de que, lo mismo que
    Zumbado, no estén en la antología J. D. Salinger,
    la novela ‘Mascaró’ del argentino
    Haroldo Conti, los ‘Ejercicios de estilo’ de
    Raymond Queneau, Saki, ‘Santos Varones’ I y
    II del español
    Luis Sánchez Polack mejor conocido como "Tip",
    Opiniones de un payaso’ de Heinrich Boll, el
    argentino Landrú, la revista
    española ‘La Codorniz’, Roald Dahl,
    "entre otros", según asegura. Es muy elocuente, en cuanto
    a la estimación que le tiene el argentino al cubano, el
    calibre de las compañías pensadas para Zumbado por
    el antologador, aunque en definitiva lo excluyera.

    Mucho más notable resulta si se advierte
    quiénes cogieron peseta, digo, cajita en la fiesta de
    Pescetti, en lugar de Zumbado. Por eso uno piensa que "le zumba"
    que haya clasificado -¡no tenían alternativa
    allá afuera que fijarse en nosotros!- la cubana
    (periodista y diseñadora de Palante) Miriam Alonso,
    como única representante de los escritores humoristas
    dados por esta isla, desde Cristóbal Colón ("Y
    coño… ¡se acabó !…", se impuso,
    histérico -no histórico-, al cartógrafo Juan
    de la Cosa, que le contradecía en que Cuba era isla,
    cuando el Almirante sabía que era continente, cuenta
    Carpentier en El arpa y la sombra) hasta Évora
    Tamayo, mientras, por otra parte, haya sido escogido más
    de un compatriota rioplatense supuestamente gracioso.

    (Quizás valga la pena conocer que los textos
    seleccionados pertenecen al humorista gráfico, cuentista y
    novelista argentino Roberto Fontanarrosa; el compositor,
    cantautor, escritor y dramaturgo uruguayo Leo Masliah; el
    también argentino César Bruto, Julio
    Cortázar; el escritor colombiano Daniel Samper Pizano;
    el escritor guatemalteco Augusto Monterroso -el del dinosaurio
    que "todavía estaba allí"-; el escritor y
    periodista español Wenceslao Fernández Flores; el
    maestro indiscutible del humorismo español Enrique Jardiel
    Poncela; el narrador, dramaturgo y articulista mexicano Jorge
    Ibargüengoitía; la cubana Alonso; el novelista,
    cuentista y articulista peruano Alfredo Bryce Echenique; el
    narrador y articulista español Juan José
    Millás; el dramaturgo, director, actor y mimo italiano
    Darío Fo; el narrador, ensayista y comediante
    norteamericano James Finn Garner; el legendario cuentacuentos del
    underground de Nueva York Spencer Holst; el periodista y narrador
    italiano (nacido por pura casualidad -¿quién no?-
    en Cuba) Ítalo Calvino; el escritor, guionista, actor y
    director de cine
    norteamericano Woody Allen; la narradora y periodista
    española Maruja Torres; el novelista, poeta, ensayista,
    dramaturgo, escritor y grabador alemán Gunter Grass, y el
    poeta, novelista y dramaturgo nacido en Irlanda Samuel Beckett.
    ¿A quién sustituir en esta lista?)

    Es indiscutible el nivel de excelencia de la selección
    de Pescetti, aunque coincidamos más o menos puntualmente
    con su gusto. Una antología es, a fin de cuentas,
    simpaticología o empaticología. Tanto para excluir,
    como lo hizo con Zumbado, como para incluir a la "palantera"
    Miriam. En honor a la verdad, a esta última la
    palanqueó el tema de su texto Los
    dinámicos
    , que juega con la intención de
    Pescetti de mostrar cómo el humor, en su vocación
    de burlarse hasta de lo canonizado, puede "desendiosar
    también a la izquierda política". La
    escritora humorística cubana hizo una descripción de una asamblea actual en Cuba,
    isla que asume el concepto de
    símbolo socialista. Pescetti se sinceriza en sus palabras
    prologales, al decir:

    ‘Pero así como se endiosa hacia arriba, se
    endiosa hacia la izquierda, un lugar menos frecuentado por los
    desacralizadores, y por eso viene tan bien Los
    dinámicos
    , un texto impecable de una autora cubana, en
    el que desnuda una asamblea (y más
    también).’

    (El texto de la cubana está incluido formando un
    bloque en que se fustiga el endiosamiento del propio Dios
    –Fo-, Carlos Marx
    –Samper-, lo políticamente correcto -Finn Garner- y
    el amor
    -Fontanarrosa, Ibargüengoitía, Monterroso-). No
    parece ocioso decir que Zumbado nunca se quedó
    detrás en lo mismo: creó muchos textos maestros en
    muchos sentidos, que también desnudan, desenmascaran y
    denuncian disparates y despropósitos, impecablemente, para
    emplear las mismas palabras del propio Pescetti. Baste referirse
    a la sección "El secreto encanto de la burocracia" del
    libro de Zumbado ‘Una de cal…’, de la
    Editorial Pablo de la Torriente Brau, a principios de los
    90, o ‘Esto le Zumba’, de la Colección
    Saeta, en 1981, aunque sobran ejemplos en sus restantes obras,
    tanto las que consiguieron el libro como las que quedaron en el
    ámbito de las páginas de los periódicos y
    las revistas cubanas de los años 60, 70 y 80 del siglo
    XX.

    Pescetti, sin embargo, no es original en la
    exclusión de Zumbado, pues esta casi empieza por su misma
    tierra, en la
    cual ni él mismo –rey de los humoristas cubanos-
    llegó a ser profeta. Lo ignoró el
    Diccionario de la Literatura Cubana, al ser
    publicados sus dos tomos por el Instituto de Literatura y
    Lingüística de la Academia de Ciencias de
    Cuba, en 1984, año para el cual Zumbado había
    publicado abundante y definitivamente, con la calidad que
    correspondía para merecer la atención de la obra de resumen y recuento.
    Por lo pronto, el escritor costumbrista más próximo
    a Zumbado en tiempo y espacio que tuvo el privilegio de ser
    considerado como perteneciente a la literatura cubana, fue Eladio
    Secades, quien –sin que ello sea un desmérito para
    su obra- sólo publicó un libro: ‘Estampas
    de la época’
    en tres tomos (1941, 1953 y
    1958).

    La profesora Ana Cairo Ballester, estudiosa de varias
    obras de escritores costumbristas cubanos, considera que en
    Zumbado, como costumbrista y ateniéndose a sus libros
    Limonada’ y ‘Riflexiones’,
    hay una "asimilación fructífera" de Secades,
    "así como un interés
    por la elegancia de estilo que recuerda a Jorge Mañach."
    Como se conoce, Mañach fue un estilista de la prosa, ya
    presente esta característica en el texto costumbrista
    analizado por la investigadora cubana: ‘Estampas de San
    Cristóbal’
    (1926). Al mismo tiempo la
    académica no asegura que el Zumbi asumiera y reconociera
    estas influencias. En una monografía
    sobre la narración costumbrista cubana neocolonial,
    publicada en 1983, Cairo hace una comparación entre las
    características de Secades y Zumbado:

    "Zumbado sí tiene en común con Secades el
    "olfato" para seleccionar temas actuales, que por supuesto
    garantizan una eficiente comunicación con los lectores, que en
    muchos casos también le suministran el asunto.
    También comparte el gusto por la greguería, el
    empleo de
    metáforas y símiles, el chiste a partir de
    asociaciones insospechadas en el mundo de los objetos y
    situaciones cotidianas, una predilección por una sintaxis
    directa, con periodos oracionales cortos y la capacidad para la
    invención de neologismos."

    A los anteriores juicios que se refieren a las
    similitudes entre los dos creadores, me permito añadir una
    distinción primordial que particulariza a Zumbado. Antes
    que un costumbrista al uso, éste es un humorista. Mi
    apreciación de las precisiones es que un costumbrista
    retrata al tipo y un humorista retrata al ser
    humano
    que está más adentro del tipo
    particular. La agudeza de las observaciones de Zumbado
    está en la propia intención satírica, de
    burlarse de lo establecido, más que en retratar
    simpáticamente cierta forma de las cosas. Es el narrador
    humorista el que adquiere su mayor desarrollo, y
    en ese sentido creó textos antológicos.

    Si en el "Prílogo" de Limonada –la
    propia variación del vocablo original "prólogo"
    privilegia el humor sobre el costumbrismo- Zumbado revela que
    "intenta hacer crítica de costumbres, especialmente
    deficiencias de temperamento, carácter y personalidad,
    de ciertas actitudes
    negativas y otros vicios heredados desde los tiempos de
    Colón…", el énfasis está en la
    crítica –sustantivo-, no en las
    costumbres –parte de una frase adverbial-. Es como
    dice Pescetti del tipo de humor que le interesa: el humor de
    Zumbado es del "que reacciona y desafía; el que nos
    confronta con la realidad; el de quien se ríe de los
    demás mostrando que hay que reírse de uno
    mismo."

    En esto pudiera decirse que, en lo estrictamente
    humorístico, la prosa de Zumbado se asemeja, entre los
    autores cubanos, mucho más a la de Enrique
    Núñez Rodríguez, que a la de Secades. El
    autor de ‘Yo vendí mi bicicleta’ se ha
    hecho asiduo de la prensa periódica y los libros, y sus
    melancólicas sonrisas, familiares a los lectores. Sin
    embargo, el humorismo literario de Núñez
    Rodríguez es más activo en la anécdota
    simpática personal que en
    el ahondamiento en el
    conocimiento humano de los demás y de sí mismo,
    si me lo permite el más longevo de los escritores
    humoristas cubanos vivos. Zumbado tuvo el tino de desaparecer del
    panorama antes de ingresar en la edad de comprometer con esos
    regodeos su habilidad estilística y el gusto popular. Por
    eso, muchos de sus trabajos publicados durante tres
    décadas pasadas siguen teniendo actualidad.

    En el aludido artículo de Mario Vizcaíno
    Serrat en La Jiribilla se estima que: "Para los cubanos
    comunes, Zumbado ha sido una especie de salvaguarda del
    espíritu nacional, gracias a una ironía fina y
    aplastante con la que descubría los males de la vida
    diaria y los exhibía en la prensa escrita. Una de sus
    virtudes fue su capacidad para captar la esencia de las cosas, lo
    mismo «de la cosa en sí que de la cosa en no»,
    para ir al fondo y, aun de lo más podrido, extraer una
    enseñanza que alegrara la vida.
    Implacable verdugo, crítico cáustico, demoledor,
    Zumbado también tenía detractores: hombres y
    mujeres que rezan un Padrenuestro antes de tomarse una cerveza, o
    ríen a media asta. Sin embargo, esos seres siempre
    anodinos disparaban su capacidad de asombro y lo hacían un
    escritor más fértil."

    Me parece una opinión certera, más
    allá de cualquier análisis. No debe temerse la apariencia
    demasiado absoluta, definitiva y tremendista que puedan mostrar
    estas aseveraciones de Vizcaíno Serrat. Además de
    su justicia indiscutida, si estuvieran dictadas más por la
    contingencia de sumarse al homenaje casi unánime de hoy a
    Zumbado, bastará con someterlas al cotejo implacable
    propuesto por Pescetti, al aducir, en su prólogo de
    La Mona Risa’, las razones que explican la
    noción humorística que lo guió:

    "El efecto cómico surge de un juego de tensiones
    entre algo que se nos presenta (…) Si no hay noción de
    un modelo, de la
    regla que se transgrede, lo cómico no se produce. (…) Lo
    que se nos propone no lo hace respetando al modelo, sino que
    intencionalmente (sino sería humor involuntario) se
    introducen cambios, desplazamientos en relación a la
    norma. (…)

    El juego humorístico es un hecho que refiere a
    otro, y con el cual guarda una relación crítica que
    se expresa con un planteamiento paródico, absurdo,
    disparatado, irónico, satírico. Genera una
    tensión entre el ideal que uno propone y un "no-ideal",
    una incongruencia, que el discurso
    humorístico denuncia. Cuánto más alto se
    haya querido mostrar, más brutal será el impacto de
    contrastarlo con una imagen de
    sí mismo que lo aterriza en un segundo. Esta risa
    irreverente, surge de desenmascarar la hipocresía, o de
    proponer reglas diferentes a las aceptadas."

    Zumbado califica con precisión según estos
    conceptos cardinales. En realidad, buscar en la prosa cubana
    otros nombres capaces de jugar al duro en la categoría
    propuesta, impone la imposibilidad de distinguir quiénes
    podrían haber clasificado mejor que él, con la
    majestad suya de caballero en la defensa de las esencias
    nacionales, sin asumir posturas solemnes, sin poses, sino,
    precisamente, con todo lo contrario, con la gracia que es
    característica popular cubana. En ello, nadie como
    Zumbado.

    Él sigue siendo el rey de los escritores
    humoristas cubanos, el más auténtico rescatado,
    cuando de relato de humor se trata en Cuba.

    Guantánamo, jueves 15 de septiembre del
    2002.

     

     

     

    Por Lic. Víctor Hugo Purón
    Fonseca

    Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

    Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

    Categorias
    Newsletter