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Energía




Enviado por sharay4



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    Indice
    1.
    Energía.

    2. Energía
    solar

    3. Colectores de placa
    plana


    5. Energía solar en el
    espacio

    6. Desarrollo de la energía
    hidroeléctrica

    7. Canal
    8. Energía
    geotérmica

    9. Energía
    cinética

    10. Energías no
    renovables

    11. Energía
    nuclear

    12. El átomo
     

    1.
    Energía.

    Capacidad de un sistema
    físico para realizar trabajo. La materia posee
    energía como resultado de su movimiento o
    de su posición en relación con las fuerzas que
    actúan sobre ella. La radiación
    electromagnética posee energía que depende de su
    frecuencia y, por tanto, de su longitud de onda. Esta
    energía se comunica a la materia cuando absorbe
    radiación y se recibe de la materia cuando emite
    radiación. La energía asociada al movimiento se
    conoce como energía cinética, mientras que la
    relacionada con la posición es la energía
    potencial. Por ejemplo, un péndulo que oscila tiene una
    energía potencial máxima en los extremos de su
    recorrido; en todas las posiciones intermedias tiene
    energía cinética y potencial en proporciones
    diversas. La energía se manifiesta en varias formas, entre
    ellas la energía mecánica. Todas las formas de
    energía pueden convertirse en otras formas mediante los
    procesos
    adecuados. En el proceso de
    transformación puede perderse o ganarse una forma de
    energía, pero la suma total permanece
    constante.

    Un peso suspendido de una cuerda tiene energía
    potencial debido a su posición, puesto que puede realizar
    trabajo al caer. Una batería eléctrica tiene
    energía potencial en forma química. Un trozo de
    magnesio también tiene energía potencial en forma
    química, que se transforma en calor y
    luz si se
    inflama. Al disparar un fusil, la energía potencial de la
    pólvora se transforma en la energía cinética
    del proyectil. La energía cinética del rotor de una
    dinamo o alternador se convierte en energía
    eléctrica mediante la inducción electromagnética. Esta
    energía eléctrica puede a su vez almacenarse como
    energía potencial de las cargas eléctricas en un
    condensador o una batería, disiparse en forma de calor o
    emplearse para realizar trabajo en un dispositivo
    eléctrico. Todas las formas de energía tienden a
    transformarse en calor, que es la forma más degradada de
    la energía. En los dispositivos mecánicos la
    energía no empleada para realizar trabajo útil se
    disipa como calor de rozamiento, y las pérdidas de los
    circuitos
    eléctricos se producen fundamentalmente en forma de
    calor.

    Las observaciones empíricas del siglo XIX
    llevaron a la conclusión de que aunque la energía
    puede transformarse no se puede crear ni destruir. Este concepto,
    conocido como principio de conservación de la
    energía, constituye uno de los principios
    básicos de la mecánica clásica. Al igual que
    el principio de conservación de la materia, sólo se
    cumple en fenómenos que implican velocidades bajas en
    comparación con la velocidad de
    la luz. Cuando las velocidades se empiezan a aproximar a la de la
    luz, como ocurre en las reacciones nucleares, la materia puede
    transformarse en energía y viceversa. En la física moderna se
    unifican ambos conceptos, la conservación de la
    energía y de la masa.

    Energía renovable
    También llamada energía alternativa o blanda, este
    término engloba una serie de fuentes
    energéticas que en teoría
    no se agotarían con el paso del tiempo. Estas
    fuentes serían una alternativa a otras tradicionales y
    producirían un impacto ambiental
    mínimo, pero que en sentido estricto ni son renovables,
    como es el caso de la geotermia, ni se utilizan de forma blanda.
    Las energías renovables comprenden: la energía
    solar, la hidroeléctrica (se genera haciendo pasar una
    corriente de agua a
    través de una turbina), la eólica (derivada de la
    solar, ya que se produce por un calentamiento diferencial del
    aire y de las
    irregularidades del relieve
    terrestre), la geotérmica (producida por el gradiente
    térmico entre la temperatura
    del centro de la Tierra y la
    de la superficie), la hidráulica (derivada de la
    evaporación del agua) y la procedente de la biomasa (se
    genera a partir del tratamiento de la materia
    orgánica).

    Las enunciaremos a continuación:
    Energía eléctrica
    Desde principios del s. XX, la electricidad
    pasó a ocupar la primera posición entre las
    energías utilizadas por el hombre. A
    diferencia de los combustibles o de la energía
    hidráulica, la energía eléctrica no se
    obtiene directamente de la naturaleza (es
    una fuente energética secundaria) ni es fácil
    almacenarla en grandes cantidades. Su producción a partir de todo tipo de fuentes
    de energía y con dispositivos que suministran potencias
    enormes (centrales eléctricas) o muy pequeñas
    (pilas) es una
    de sus grandes ventajas, además de la facilidad con que se
    convierte en las formas de energía que la sociedad maneja
    con mayor frecuencia en motores, hornos,
    lámparas, aparatos de telecomunicación, etc. Otro
    hecho importantes es que se pueda transportar casi
    instantáneamente y en grandes cantidades a largas
    distancias, con una sola condición: se debe emplear la
    corriente
    alterna, ya que si la corriente fuese continua se
    disiparía mucha energía en forma de calor por el
    efecto Joule, al no poderse usar transformadores
    para elevar la tensión de transporte y
    reducir dicho efecto. Hasta principios del s. XX, la electricidad
    se producía en pequeñas centrales, ya fuesen
    hidráulicas, aprovechando desniveles de los ríos
    próximos a fábricas, o bien térmicas
    (gas pobre) en
    las ciudades, y se utilizaban pilas o acumuladores para ciertos
    usos (telegrafía). El dispositivo fundamental de estas
    primeras centrales se basaba en una turbina y un generador (una
    dinamo), cuyo inducido era solidario del eje de la turbina; la
    fuerza
    mecánica del agua o del gas sobre los álabes de la
    turbina realizaba un trabajo (haciendo girar el eje y, por
    consiguiente, también el inducido) que la dinamo
    convertía en energía eléctrica, en corriente
    continua (ley de Faraday).
    Con la adopción
    de la corriente alterna, se pudieron alejar las centrales de los
    centros de consumo y
    ponerlas cerca de las minas de carbón o de los grandes
    ríos. Esto tuvo tres consecuencias: un cambio en el
    generador (el alternador sustituyó la dinamo), la
    instalación de grandes redes de distribución, y un aumento de la potencia de las
    centrales para satisfacer la creciente demanda.

    Básicamente, el alternador difiere de la dinamo
    en que el inducido se traslada a la parte fija (estator) y el
    inductor, a la parte móvil (rotor); para excitar el rotor
    se emplea, a menudo, una dinamo auxiliar solidaria del mismo eje
    que une la turbina con el alternador (grupo
    turboalternador). Este dispositivo se mantiene en esencia
    idéntico para todo tipo de centrales en donde la
    conversión de energía primaria a eléctrica
    se efectúe por medio de un fluido: agua
    (hidráulicas, mareomotrices), vapor de agua u otros
    (térmicas de carbón, fuel, gas y uranio,
    geotérmicas, solares), aire (eólicas) o gases de
    combustión (cogeneración). Las
    turbinas se adaptan a cada fluido y el alternador, a la potencia
    y al tipo de corriente requeridos; en general, se produce
    corriente trifásica (apropiada para la industria)
    cuya frecuencia es de 50 Hz en Europa y 60 Hz en
    América
    (una frecuencia mucho más alta elevaría las
    pérdidas por calor, debido al efecto Kelvin). El sistema
    de transporte está formado por redes interconectadas de
    ámbito continental, cuya estructura
    básica consta de líneas troncales de alta
    tensión (torres, aisladores, cables de plata, cobre o
    aluminio)
    hasta 400.000 V para grandes distancias; líneas de media
    tensión (miles o decenas de miles de V) hasta los centros
    de distribución; y redes de baja tensión (220 V o
    380 V) trifásicas y monofásicas (usos
    domésticos), radiales (rurales) o formando bucles y
    mallas, hasta la acometida del usuario, cuyos aparatos deben
    estar ajustados a la tensión y frecuencia de la corriente.
    En el primer eslabón de la red, los transformadores
    elevan la tensión de salida de la central, mientras que en
    los siguientes la van reduciendo. Para atender una demanda
    fluctuante, la red debe asegurar una carga de base constante
    (grandes centrales de más de 500 MW), así como
    incrementos de carga en horas o períodos de punta
    (centrales más pequeñas y flexibles, compra de
    electricidad a otra red).

    A lo largo del s. XX se ha ido imponiendo la centralización productiva en plantas de gran
    potencia (se suele utilizar como unidad el MW, equivalente a un
    millón de W), pero el desarrollo
    técnico y otros factores favorecen tanto el uso creciente
    de generadores transportables (pilas, grupos
    electrógenos, células
    fotovoltaicas y electroquímicas) como la
    proliferación de pequeñas unidades productivas
    (minicentrales hidráulicas, cogeneración, ciclos
    combinados).

    2. Energía
    solar

    Energía radiante producida en el Sol como
    resultado de reacciones nucleares de fusión .
    Llega a la Tierra a
    través del espacio en cuantos de energía llamados
    fotones , que interactúan con la atmósfera y la
    superficie terrestres. La intensidad de la radiación solar
    en el borde exterior de la atmósfera, si se considera que
    la Tierra está a su distancia promedio del Sol, se llama
    constante solar, y su valor medio es
    1,37 × 106 erg/s/cm2, o unas 2 cal/min/cm2. Sin embargo,
    esta cantidad no es constante, ya que parece ser que varía
    un 0,2% en un periodo de 30 años. La intensidad de
    energía real disponible en la superficie terrestre es
    menor que la constante solar debido a la absorción y a la
    dispersión de la radiación que origina la
    interacción de los fotones con la
    atmósfera.

    La intensidad de energía solar disponible en un
    punto determinado de la Tierra depende, de forma complicada pero
    predecible, del día del año, de la hora y de la
    latitud. Además, la cantidad de energía solar que
    puede recogerse depende de la orientación del dispositivo
    receptor.

    Transformación natural de la energía
    solar
    La recogida natural de energía solar se produce en la
    atmósfera, los océanos y las plantas de la Tierra.
    Las interacciones de la energía del Sol, los
    océanos y la atmósfera, por ejemplo, producen
    vientos, utilizados durante siglos para hacer girar los molinos.
    Los sistemas modernos
    de energía eólica utilizan hélices fuertes,
    ligeras, resistentes a la intemperie y con diseño
    aerodinámico que, cuando se unen a generadores, producen
    electricidad para usos locales y especializados o para alimentar
    la red eléctrica de una región o comunidad.

    Casi el 30% de la energía solar que alcanza el
    borde exterior de la atmósfera se consume en el ciclo del agua,
    que produce la lluvia y la energía potencial de las
    corrientes de montaña y de los ríos. La
    energía que generan estas aguas en movimiento al pasar por
    las turbinas modernas se llama energía
    hidroeléctrica.

    Gracias al proceso de fotosíntesis, la energía solar
    contribuye al crecimiento de la vida vegetal (biomasa) que, junto
    con la madera y los
    combustibles fósiles que desde el punto de vista
    geológico derivan de plantas antiguas, puede ser utilizada
    como combustible. Otros combustibles como el alcohol y el
    metano también pueden extraerse de la biomasa.

    Asimismo, los océanos representan un tipo natural
    de recogida de energía solar. Como resultado de su
    absorción por los océanos y por las corrientes
    oceánicas, se producen gradientes de temperatura. En
    algunos lugares, estas variaciones verticales alcanzan
    20 °C en distancias de algunos cientos de metros. Cuando
    hay grandes masas a distintas temperaturas, los principios
    termodinámicos predicen que se puede crear un ciclo
    generador de energía que extrae energía de la masa
    con mayor temperatura y transferir una cantidad a la masa con
    temperatura menor . La diferencia entre estas energías se
    manifiesta como energía mecánica (para mover una
    turbina, por ejemplo), que puede conectarse a un generador, para
    producir electricidad. Estos sistemas, llamados sistemas de
    conversión de energía térmica
    oceánica (CETO), requieren enormes intercambiadores de
    energía y otros aparatos en el océano para producir
    potencias del orden de megavatios.

    Recogida directa de energía solar
    La recogida directa de energía solar requiere dispositivos
    artificiales llamados colectores solares, diseñados para
    recoger energía, a veces después de concentrar los
    rayos del Sol. La energía, una vez recogida, se emplea en
    procesos térmicos o fotoeléctricos, o
    fotovoltaicos. En los procesos térmicos, la energía
    solar se utiliza para calentar un gas o un líquido que
    luego se almacena o se distribuye. En los procesos fotovoltaicos,
    la energía solar se convierte en energía
    eléctrica sin ningún dispositivo mecánico
    intermedio . Los colectores solares pueden ser de dos tipos
    principales: los de placa plana y los de
    concentración.

    3. Colectores de placa
    plana

    En los procesos térmicos los colectores de placa
    plana interceptan la radiación solar en una placa de
    absorción por la que pasa el llamado fluido portador.
    Éste, en estado
    líquido o gaseoso, se calienta al atravesar los canales
    por transferencia de calor desde la placa de absorción .
    La energía transferida por el fluido portador, dividida
    entre la energía solar que incide sobre el colector y
    expresada en porcentaje, se llama eficiencia
    instantánea del colector. Los colectores de placa plana
    tienen, en general, una o más placas cobertoras
    transparentes para intentar minimizar las pérdidas de
    calor de la placa de absorción en un esfuerzo para
    maximizar la eficiencia. Son capaces de calentar fluidos
    portadores hasta 82 °C y obtener entre el 40 y el 80% de
    eficiencia.

    Los colectores de placa plana se han usado de forma
    eficaz para calentar agua y para calefacción. Los sistemas
    típicos para casa-habitación emplean colectores
    fijos, montados sobre el tejado. En el hemisferio norte se
    orientan hacia el Sur y en el hemisferio sur hacia el Norte. El
    ángulo de inclinación óptimo para montar los
    colectores depende de la latitud. En general, para sistemas que
    se usan durante todo el año, como los que producen agua
    caliente, los colectores se inclinan (respecto al plano
    horizontal) un ángulo igual a los 15° de latitud y se
    orientan unos 20° latitud S o 20° de latitud
    N.

    Además de los colectores de placa plana, los
    sistemas típicos de agua caliente y calefacción
    están constituidos por bombas de
    circulación, sensores de
    temperatura, controladores automáticos para activar el
    bombeo y un dispositivo de almacenamiento.
    El fluido puede ser tanto el aire como un líquido (agua o
    agua mezclada con anticongelante), mientras que un lecho de roca
    o un tanque aislado sirven como medio de almacenamiento de
    energía.

    4. Colectores de
    concentración

    Para aplicaciones como el aire
    acondicionado y la generación central de
    energía y de calor para cubrir las grandes necesidades
    industriales, los colectores de placa plana no suministran, en
    términos generales, fluidos con temperaturas bastante
    elevadas como para ser eficaces. Se pueden usar en una primera
    fase, y después el fluido se trata con medios
    convencionales de calentamiento. Como alternativa, se pueden
    utilizar colectores de concentración más complejos
    y costosos. Son dispositivos que reflejan y concentran la
    energía solar incidente sobre un zona receptora
    pequeña. Como resultado de esta concentración, la
    intensidad de la energía solar se incrementa y las
    temperaturas del receptor (llamado ‘blanco’) pueden
    acercarse a varios cientos, o incluso miles, de grados Celsius.
    Los concentradores deben moverse para seguir al Sol si se quiere
    que actúen con eficacia; los
    dispositivos utilizados para ello se llaman
    heliostatos.

    Hornos solares
    Los hornos solares son una aplicación importante de los
    concentradores de alta temperatura. El mayor, situado en Odeillo,
    en la parte francesa de los Pirineos, tiene 9.600 reflectores con
    una superficie total de unos 1.900 m2 para producir temperaturas
    de hasta 4.000 °C. Estos hornos son ideales para
    investigaciones, por ejemplo, en la investigación de materiales,
    que requieren temperaturas altas en entornos libres de
    contaminantes.

    Receptores centrales
    La generación centralizada de electricidad a partir de
    energía solar está en desarrollo. En el concepto de
    receptor central, o de torre de potencia, una matriz de
    reflectores montados sobre heliostatos controlados por computadora
    reflejan y concentran los rayos del Sol sobre una caldera de agua
    situada sobre la torre. El vapor generado puede usarse en los
    ciclos convencionales de las plantas de energía y generar
    electricidad.

    Enfriamiento solar
    Se puede producir frío con el uso de energía solar
    como fuente de calor en un ciclo de enfriamiento por
    absorción . Uno de los componentes de los sistemas
    estándar de enfriamiento por absorción, llamado
    generador, necesita una fuente de calor. Puesto que, en general,
    se requieren temperaturas superiores a 150 °C para que
    los dispositivos de absorción trabajen con eficacia, los
    colectores de concentración son más apropiados que
    los de placa plana.

    Electricidad fotovoltaica
    Las células solares hechas con obleas finas de silicio,
    arseniuro de galio u otro material semiconductor en estado
    cristalino, convierten la radiación en electricidad de
    forma directa. Ahora se dispone de células con eficiencias
    de conversión superiores al 30%. Por medio de la
    conexión de muchas de estas células en
    módulos, el coste de la electricidad fotovoltaica se ha
    reducido mucho. El uso actual de las células solares se
    limita a dispositivos de baja potencia, remotos y sin mantenimiento,
    como boyas y equipamiento de naves espaciales.

    5. Energía solar en
    el espacio

    Un proyecto
    futurista propuesto para producir energía a gran escala propone
    situar módulos solares en órbita alrededor de la
    Tierra. En ellos la energía concentrada de la luz solar se
    convertiría en microondas que
    se emitirían hacia antenas
    terrestres para su conversión en energía
    eléctrica. Para producir tanta potencia como cinco plantas
    grandes de energía
    nuclear (de mil millones de vatios cada una), tendrían
    que ser ensamblados en órbita varios kilómetros
    cuadrados de colectores, con un peso de más de
    4000 t; se necesitaría una antena en tierra de
    8 m de diámetro. Se podrían construir sistemas
    más pequeños para islas remotas, pero la economía de escala
    supone ventajas para un único sistema de gran capacidad
    .

    Dispositivos de almacenamiento de energía
    solar
    Debido a la naturaleza intermitente de la radiación solar
    como fuente energética durante los periodos de baja
    demanda debe almacenarse el sobrante de energía solar para
    cubrir las necesidades cuando la disponibilidad sea insuficiente.
    Además de los sistemas sencillos de almacenamiento como
    el agua y la
    roca, se pueden usar, en particular en las aplicaciones de
    refrigeración, dispositivos más
    compactos que se basan en los cambios de fase característicos de las sales
    eutécticas (sales que se funden a bajas temperaturas). Los
    acumuladores pueden servir para almacenar el excedente de
    energía eléctrica producida por dispositivos
    eólicos o fotovoltaicos . Un concepto más global es
    la entrega del excedente de energía eléctrica a las
    redes existentes y el uso de éstas como fuentes
    suplementarias si la disponibilidad solar es insuficiente. Sin
    embargo, la economía y la fiabilidad de este proyecto
    plantea límites a
    esta alternativa.

    Captación activa de energía solar
    Se denomina «captación activa de energía
    solar» a la absorción de la radiación del Sol
    en forma de energía térmica útil, llevada a
    cabo mediante dispositivos mecánicos.
    Las dos mayores limitaciones de esta fuente de energía son
    el grado de dispersión en que llega a la Tierra y su
    emisión discontinua según los ciclos
    día-noche y verano-invierno. La primera
    característica impone unos sistemas de captación de
    gran superficie, capaces de seguir el curso del Sol, para
    disponer de cantidades de calor significativas, así como
    la necesidad de concentrar la radiación para alcanzar
    temperaturas medias (100-250 °C) o altas (superiores a 250
    °C). Por su parte, la emisión discontinua hace
    necesario el uso de acumuladores de calor y el recurso a otras
    fuentes energéticas auxiliares.

    Siendo, en general, la temperatura el factor decisivo en
    las aplicaciones térmicas, los sistemas de
    captación activa se dividen en tres grupos: colectores de
    baja temperatura (producción de agua caliente sanitaria y
    otros usos similares), colectores de concentración de
    temperatura media (generación de vapor y
    calefacción industrial) y centrales y hornos solares
    (generación de electricidad y algunas aplicaciones
    industriales). Excepto los hornos, todos los sistemas suelen
    operar con un agente térmico o fluido portador de calor en
    circuito cerrado.

    Central solar
    La central solar es una instalación de generación
    eléctrica por captación activa de alta temperatura.
    Convierte la radiación solar en calor y éste en
    energía eléctrica; la primera conversión se
    lleva a cabo mediante un campo de heliostatos: éstos
    reflejan y concentran la radiación solar en una superficie
    receptora que calienta un fluido portador; a través de un
    intercambiador de calor, dicho fluido genera vapor de agua a alta
    temperatura y presión,
    que, análogamente a lo que ocurre en una central
    termoeléctrica, alimenta un grupo
    turbogenerador.

    Existen dos tipos de central, según que los
    heliostatos concentren la radiación en un receptor
    único situado en lo alto de una torre (central de torre) o
    bien cada uno lo haga en su propio receptor (heliostatos
    parabólicos o cilindroparabólicos). El receptor
    debe caracterizarse por una absorción máxima de
    radiación y una reflexión y emisión
    mínimas; en las centrales de torre, se experimenta con
    receptores volumétricos consistentes en una especie de
    malla metálica o cerámica por la que circula el fluido. Este
    último, en las primeras centrales de torre, era agua, una
    sal fundida, sodio líquido, etc. Las fluctuaciones de la
    radiación solar se suelen compensar con un acumulador de
    calor. Mientras las centrales de concentradores
    cilindroparabólicos han empezado a tener una cierta
    aplicación comercial, las de torre siguen en fase
    experimental.

    Energía de biomasa
    Cantidad de materia viva producida en un área determinada
    de la superficie terrestre, o por organismos de un tipo
    específico. El término es utilizado con mayor
    frecuencia en las discusiones relativas a la energía de
    biomasa, es decir, al combustible energético que se
    obtiene directa o indirectamente de recursos
    biológicos. La energía de biomasa que procede de la
    madera, residuos agrícolas y estiércol,
    continúa siendo la fuente principal de energía de
    las zonas en desarrollo. En algunos casos también es el
    recurso económico más importante, como en Brasil, donde la
    caña de azúcar
    se transforma en etanol, y en la provincia de Sichuan, en
    China, donde
    se obtiene gas a partir de estiércol. Existen varios
    proyectos de
    investigación que pretenden conseguir un desarrollo
    mayor de la energía de biomasa, sin embargo, la rivalidad
    económica que plantea con el
    petróleo es responsable de que dichos esfuerzos se
    hallen aún en una fase temprana de desarrollo.

    Energía eólica
    Energía producida por el viento. La primera
    utilización de la capacidad energética del viento
    la constituye la navegación a vela . En ella, la fuerza
    del viento se utiliza para impulsar un barco. Barcos con velas
    aparecían ya en los grabados egipcios más antiguos
    (3000 a.C.). Los egipcios, los fenicios y más tarde
    los romanos tenían que utilizar también los remos
    para contrarrestar una característica esencial de la
    energía eólica, su discontinuidad. Efectivamente,
    el viento cambia de intensidad y de dirección de manera impredecible, por lo
    que había que utilizar los remos en los periodos de calma
    o cuando no soplaba en la dirección deseada. Hoy, en los
    parques eólicos, se utilizan los acumuladores para
    producir electricidad durante un tiempo, cuando el viento no
    sopla . Otra característica de la energía producida
    por el viento es su infinita disponibilidad en función
    lineal a la superficie expuesta a su incidencia. En los barcos, a
    mayor superficie vélica mayor velocidad. En los parques
    eólicos, cuantos más molinos haya, más
    potencia en bornes de la central. En los veleros, el aumento de
    superficie vélica tiene limitaciones mecánicas (se
    rompe el mástil o vuelca el barco). En los parques
    eólicos las únicas limitaciones al aumento del
    número de molinos son las urbanísticas.

    Parque eólico
    Un parque eólico es una instalación que dispone de
    varios aerogeneradores que sirven conjuntamente energía
    eléctrica a la red. Una gran instalación consta de
    varias decenas de aerogeneradores, de la misma potencia o no,
    distribuidos según las condiciones locales del viento, que
    se han proyectado para trabajar a barlovento (de
    «cara» al viento) y requieren un sistema de control de
    orientación del bastidor y de las palas (si son variables) o a
    sotavento (de «espaldas» al viento), sin necesidad de
    tal control; dispositivos eléctricos de cada unidad, a pie
    de torre (armario con interruptores, contactores, etc);
    infraestructura eléctrica: centralización en un
    transformador único de las líneas procedentes de
    cada unidad, o escalón intermedio de transformación
    por grupos de unidades; anemómetros o torres
    meteorológicas; y sistema de telecontrol parcial o total.
    A partir de los mapas
    eólicos, se considera que una zona donde la velocidad del
    viento es de 5 m/s durante más de 3.500 horas/año,
    es adecuada para instalar un parque eólico; dentro de la
    zona, dos factores decisivos son la rugosidad del terreno (que
    frena el viento) y las pendientes superiores a los 30° (que
    provocan turbulencias).

    Energía del mar
    Hay tres manifestaciones de la energía marina que son
    aprovechables para producir energía eléctrica: las
    olas, las diferencias de temperatura entre estratos de agua a
    distinta profundidad y las mareas. La energía
    cinética de las olas se utiliza para la generación
    eléctrica en el convertidor noruego de Kvaerner, situado
    en una costa escarpada: un cilindro hueco de hormigón, de
    varios metros de alto, en cuya boca inferior las olas ejercen
    presión sobre el aire contenido en el mismo y lo impulsan
    hacia la boca superior, donde mueve una turbina. Otras plantas,
    situadas en el mar, emplean turbinas hidráulicas
    verticales, con potencias de hasta 2 MW. En latitudes tropicales,
    el fuerte calentamiento de las aguas superficiales crea un salto
    térmico notable respecto de las aguas que están a
    centenares de metros de profundidad, y se ensayan dispositivos,
    basados en un ciclo termodinámico abierto o cerrado
    (evaporación, expansión en una turbina,
    enfriamiento y condensación de un fluido como el
    amoníaco), para obtener energía. Las únicas
    centrales marinas de potencia elevada son, hoy por hoy, las que
    utilizan las mareas: centrales mareomotrices.

    Central mareomotriz
    Una central mareomotriz produce energía eléctrica a
    partir del desnivel creado por las mareas. Este tipo de central
    utiliza la energía potencial gravitatoria del agua como
    una central hidráulica, es decir, convierte el salto entre
    la superficie del agua represada y la turbina en carga
    cinética y de presión, que, a su vez, se
    transforman en gran parte en energía de rotación y
    luego en energía eléctrica.

    La presa consiste aquí en un dique que cierra una
    bahía o estuario; en la pleamar se crea un salto de varios
    metros entre el nivel del agua exterior y el del agua interior;
    el agua exterior fluye a través de turbinas de Kaplan de
    bulbo de eje horizontal y reversibles, instaladas en el dique,
    hasta que se igualan ambos niveles; en la bajamar se invierte el
    proceso. De hecho, el ciclo que tiene lugar en la central es
    más complicado, pues intervienen esclusas para regular el
    nivel. La central de La Rance (1967), en la Bretaña
    francesa, donde subsistieron hasta la década de 1950
    algunos molinos hidráulicos accionados por la marea, sigue
    siendo la más importante instalación de este tipo
    (dique de 700 m, 24 grupos turbogeneradores con una potencia
    unitaria de 10 MW).

    Energía hidráulica
    Energía que se obtiene de la caída del agua desde
    cierta altura a un nivel inferior lo que provoca el movimiento de
    ruedas hidráulicas o turbinas. La hidroelectricidad es un
    recurso natural disponible en las zonas que presentan suficiente
    cantidad de agua. Su desarrollo requiere construir pantanos,
    presas, canales de derivación, y la instalación de
    grandes turbinas y equipamiento para generar electricidad . Todo
    ello implica la inversión de grandes sumas de dinero, por lo
    que no resulta competitiva en regiones donde el carbón o
    el petróleo
    son baratos, aunque el coste de mantenimiento de una central
    térmica, debido al combustible, sea más caro que el
    de una central hidroeléctrica. Sin embargo, el peso de las
    consideraciones medioambientales centra la atención en estas fuentes de energía
    renovables.

    Historia
    Los antiguos romanos y griegos aprovechaban ya la energía
    del agua; utilizaban ruedas hidráulicas para moler trigo.
    Sin embargo, la posibilidad de emplear esclavos y animales de carga
    retrasó su aplicación generalizada hasta el siglo
    XII. Durante la edad media,
    las grandes ruedas hidráulicas de madera desarrollaban una
    potencia máxima de cincuenta caballos . La energía
    hidroeléctrica debe su mayor desarrollo al ingeniero civil
    británico John Smeaton, que construyó por vez
    primera grandes ruedas hidráulicas de hierro
    colado.

    La hidroelectricidad tuvo mucha importancia durante la
    Revolución
    Industrial. Impulsó las industrias textil
    y del cuero y los talleres de construcción de máquinas a
    principios del siglo XIX. Aunque las máquinas de vapor ya
    estaban perfeccionadas, el carbón era escaso y la madera
    poco satisfactoria como combustible. La energía
    hidráulica ayudó al crecimiento de las nuevas
    ciudades industriales que se crearon en Europa y América
    hasta la construcción de canales a mediados del siglo XIX,
    que proporcionaron carbón a bajo precio.
    Las presas y los canales eran necesarios para la
    instalación de ruedas hidráulicas sucesivas cuando
    el desnivel era mayor de cinco metros. La construcción de
    grandes presas de contención todavía no era
    posible; el bajo caudal de agua durante el verano y el
    otoño, unido a las heladas en invierno, obligaron a
    sustituir las ruedas hidráulicas por máquinas de
    vapor en cuanto se pudo disponer de carbón.

    6. Desarrollo de la
    energía hidroeléctrica

    La primera central hidroeléctrica se
    construyó en 1880 en Northumberland, Gran Bretaña.
    El renacimiento
    de la energía hidráulica se produjo por el
    desarrollo del generador eléctrico, seguido del
    perfeccionamiento de la turbina hidráulica y debido al
    aumento de la demanda de electricidad a principios del siglo XX .
    En 1920 las centrales hidroeléctricas generaban ya una
    parte importante de la producción total de
    electricidad.

    La tecnología de las
    principales instalaciones se ha mantenido igual durante el siglo
    XX. Las centrales dependen de un gran embalse de agua contenido
    por una presa. El caudal de agua se controla y se puede mantener
    casi constante. El agua se transporta por unos conductos o
    tuberías forzadas, controlados con válvulas y
    turbinas para adecuar el flujo de agua con respecto a la demanda
    de electricidad. El agua que entra en la turbina sale por los
    canales de descarga. Los generadores están situados justo
    encima de las turbinas y conectados con árboles
    verticales. El diseño de las turbinas depende del caudal
    de agua; las turbinas Francis se utilizan para caudales grandes y
    saltos medios y bajos, y las turninas Pelton para grandes saltos
    y pequeños caudales.

    Además de las centrales situadas en presas de
    contención, que dependen del embalse de grandes cantidades
    de agua, existen algunas centrales que se basan en la
    caída natural del agua, cuando el caudal es uniforme.
    Estas instalaciones se llaman de agua fluente. Una de ellas es la
    de las cataratas del Niágara, situada en la frontera entre
    Estados Unidos
    y Canadá.

    A principios de la década de los noventa, las
    primeras potencias productoras de hidroelectricidad eran
    Canadá y Estados Unidos. Canadá obtiene un 60% de
    su electricidad de centrales hidráulicas. En todo el
    mundo, la hidroelectricidad representa aproximadamente la cuarta
    parte de la producción total de electricidad, y su
    importancia sigue en aumento. Los países en los que
    constituye fuente de electricidad más importante son
    Noruega (99%), República Democrática del Congo
    (97%) y Brasil (96%). La central de Itaipú, en el
    río Paraná, está situada entre Brasil y
    Paraguay; se
    inauguró en 1982 y tiene la mayor capacidad generadora del
    mundo. Como referencia, la presa Grand Coulee, en Estados Unidos,
    genera unos 6.500 MW y es una de las más
    grandes.

    En algunos países se han instalado centrales
    pequeñas, con capacidad para generar entre un kilovatio y
    un megavatio. En muchas regiones de China, por ejemplo, estas
    pequeñas presas son la principal fuente de electricidad.
    Otras naciones en vías de desarrollo están
    utilizando este sistema con buenos resultados.

    Presa
    Barrera artificial que se construye en algunos ríos para
    embalsarlos y retener su caudal. Los motivos principales para
    construir presas son concentrar el agua del río en un
    sitio determinado, lo que permite generar electricidad , regular
    el agua y dirigirla hacia canales y sistemas de abastecimiento,
    aumentar la profundidad de los ríos para hacerlos
    navegables, controlar el caudal de agua durante los periodos de
    inundaciones y sequía, y crear pantanos para actividades
    recreativas. Muchas presas desempeñan varias de estas
    funciones.

    La primera presa de la que se tiene constancia se
    construyó en Egipto en el
    4000 a.C. para desviar el cauce del Nilo y proporcionar
    más terreno a la ciudad de Menfis. Muchas presas de tierra
    antiguas, como las construidas por los babilonios, formaban parte
    de un complejo sistema de riego que transformaba regiones no
    productivas en fértiles vegas capaces de mantener a
    grandes poblaciones. Muy pocas de más de un siglo de
    antigüedad se mantienen en pie debido a los destrozos de las
    inundaciones periódicas. La construcción de presas
    de altura y capacidad de almacenamiento considerables, casi
    indestructibles, se hizo posible gracias al desarrollo del
    cemento
    Portland, del hormigón, y al uso de máquinas para
    mover tierra y equipamiento para el transporte de
    materiales.

    El control y la utilización del agua mediante
    presas afecta de modo importante las posibilidades
    económicas de grandes áreas.

    Diseño de la presa  
    Una presa debe ser impermeable las filtraciones a través o
    por debajo de ella deben ser controladas al máximo para
    evitar la salida del agua y el deterioro de la propia estructura.
    Debe estar construida de forma que resista las fuerzas que se
    ejercen sobre ella. Estas fuerzas que los ingenieros deben tener
    en cuenta son: la gravedad (que empuja a la presa hacia abajo) la
    presión hidrostática (la fuerza que ejerce el agua
    contenida), la presión hidrostática en la base (que
    produce una fuerza vertical hacia arriba que reduce el peso de la
    presa), la fuerza que ejercería el agua si se helase, y
    las tensiones de la tierra, incluyendo los efectos de los
    sismos.

    Cuando se valora el mejor emplazamiento para construir
    una presa, el riesgo de
    terremotos
    forma parte del análisis geológico. Además,
    los geólogos deben determinar qué tipo de terreno
    está expuesto a filtraciones y cuál puede soportar
    el peso de la presa y el agua que contendrá detrás
    de ella.

    Análisis geológicos inadecuados han tenido
    consecuencias catastróficas. Un ejemplo es el desastre
    ocurrido con la presa Vaiont, en los Alpes italianos. El 9 de
    octubre de 1963 perdieron la vida 4.000 personas cuando un
    desprendimiento de rocas
    detrás de la presa produjo una enorme ola que
    rebasó los 265 m de la estructura de hormigón. La
    fuerza de esta ola, al caer desde una altura tan grande,
    devastó varios kilómetros de valle río
    abajo. Varios factores geológicos fueron responsables del
    desprendimiento, sobre todo el debilitamiento de las paredes de
    roca, inestable en el agua embalsada.

    Altura de la presa  
    La altura de la presa está limitada por la topografía de su emplazamiento, aunque
    otros factores pueden determinar una altura máxima menor.
    Si la función principal de la presa es la obtención
    de energía la altura es un factor crítico, ya que
    la energía potencial del agua embalsada es mayor cuanto
    mayor es la altura a la que se encuentra. Si la presa es de
    contención el factor más importante es la capacidad
    de almacenamiento. El volumen de agua
    embalsada es mayor cuanto más alta es la presa. Otros
    factores son la utilidad y el
    valor de las tierras que quedarán sumergidas, y si las
    aguas afectarán a importantes vías de comunicación.

    Aliviaderos
    Después de determinar el nivel del embalse en condiciones
    normales, hay que establecer los procedimientos
    que aseguren que este nivel no se supere. Los aliviaderos son
    necesarios para descargar el excedente de agua para que
    éste no dañe la presa, la central eléctrica
    ni la ribera del río delante de la presa. El tipo de
    aliviadero más común es el derrame. Este sistema
    consiste en que una zona de la parte superior es más baja.
    Para permitir el aprovechamiento máximo de la capacidad de
    almacenamiento estas partes más bajas están
    cerradas con unas compuertas móviles. En algunas presas,
    los excedentes de agua son tan grandes que hay aliviaderos en
    todo el ancho de la presa, de forma que la estructura es una
    sucesión de pilares que sujetan compuertas levadizas. Otro
    tipo de aliviadero es el salto de agua, un canal de
    hormigón ancho, con mucha pendiente, que se construye en
    la base de algunas presas de altura moderada.

    Las grandes presas de bóveda construidas en
    cañones rocosos río abajo paredes demasiado
    inclinadas para utilizar aliviaderos de derrame. Un ejemplo de
    esto es la presa Hoover, en el río Colorado (EEUU), en la
    que se utilizan vertederos de pozo, que consisten en un conducto
    vertical que conduce agua del embalse, cuando el nivel es alto,
    hasta un conducto horizontal que atraviesa la presa y la lleva
    río abajo.

    Desaguaderos
    Además de los aliviaderos, que aseguran que el embalse no
    rebase la presa, los desaguaderos son necesarios para extraer de
    modo constante agua del embalse. El agua extraída puede
    descargarse río abajo, puede llevarse a los generadores
    para obtener energía hidroeléctrica o puede
    utilizarse para riego. Los desaguaderos son conductos o
    túneles cuyas entradas se encuentran a la altura del nivel
    mínimo del embalse. Estas tomas poseen unas compuertas o
    válvulas que regulan la entrada de agua.

    Protección contra la erosión
    Hay que evitar que el agua que se envía río abajo
    erosione la base de la presa. Para reducir la velocidad del agua
    se construyen unos embalses llamados cuencas amortiguadoras, que
    forman parte de las estructura de la presa. Existen dos tipos de
    estructura que se utilizan para disipar la energía
    destructiva que lleva el agua al caer. Uno en el que el flujo
    rápido y de poca profundidad que baja de la presa se
    convierte en un flujo profundo y lento al hacerlo pasar por una
    falda horizontal o poco inclinada de hormigón, construida
    río abajo desde la base de la presa. En el otro tipo la
    base de la presa tiene una forma que desvía el flujo, que
    baja a gran velocidad, hacia arriba y lo hace girar. Este giro
    disipa la energía destructiva del agua.

    Tipos de presa
    Las presas se clasifican según la forma de su estructura y
    los materiales empleados. Las grandes presas pueden ser de
    hormigón o de elementos sin trabar. Las presas de
    hormigón más comunes son de gravedad, de
    bóveda y de contrafuertes. Las presas de elementos sin
    trabar pueden ser de piedra o de tierra. También se
    construyen presas mixtas, por ejemplo de gravedad y de piedra,
    para conseguir mayor estabilidad. Además, una presa de
    tierra puede tener una estructura de gravedad de hormigón
    que soporte los aliviaderos. La elección del tipo de presa
    más adecuado para un emplazamiento concreto se
    determina mediante estudios de ingeniería y consideraciones
    económicas. El coste de cada tipo de presa depende de la
    disponibilidad en las cercanías de los materiales para su
    construcción y de las facilidades para su transporte.
    Muchas veces sólo las características del terreno
    determinan la elección del tipo de estructura.

    • Presas de gravedad

    Las presas de gravedad son estructuras de
    hormigón de sección triangular; la base es ancha y
    se va estrechando hacia la parte superior; la cara que da al
    embalse es prácticamente vertical. Vistas desde arriba son
    rectas o de curva suave. La estabilidad de estas presas radica en
    su propio peso. Es el tipo de construcción más
    duradero y el que requiere menor mantenimiento. Su altura suele
    estar limitada por la resistencia del
    terreno. Debido a su peso las presas de gravedad de más de
    20 m de altura se construyen sobre roca. La presa Grande Dixence,
    en Suiza, que se terminó de construir en 1962, tiene una
    altura de 284 m y es una de las más grandes del mundo.
    Tiene una estructura de hormigón de gravedad de 700 m de
    longitud, construida sobre roca.

    • Presas de bóveda

    Este tipo de presa utiliza los fundamentos
    teóricos de la bóveda. La curvatura presenta una
    convexidad dirigida hacia el embalse, así la carga se
    distribuye por toda la presa hacia los extremos; las paredes de
    los estrechos valles y cañones donde se suele construir
    este tipo de presa. En condiciones favorables, esta estructura
    necesita menos hormigón que la de gravedad, pero es
    difícil encontrar emplazamientos donde se puedan
    construir.

    • Presas de contrafuertes

    Las presas de contrafuertes tienen una pared que soporta
    el agua y una serie de contrafuertes o pilares, de forma
    triangular, que sujetan la pared y transmiten la carga del agua a
    la base. Estas presas precisan de un 35 a un 50% del
    hormigón que necesitaría una de gravedad de
    tamaño similar. Hay varios tipos de presa de
    contrafuertes: los más comunes son de planchas uniformes y
    de bóvedas múltiples. En las de planchas uniformes
    el elemento que contiene el agua es un conjunto de planchas que
    cubren la superficie entre los contrafuertes. En las de
    bóvedas múltiples, éstas permiten que los
    contrafuertes estén más espaciados.

    A pesar del ahorro de
    hormigón las presas de contrafuertes no son siempre
    más económicas que las de gravedad. El coste de las
    complicadas estructuras para forjar el hormigón y la
    instalación de refuerzos de acero suele
    equivaler al ahorro en materiales de construcción. Pero
    este tipo de presa es necesario en terrenos poco
    estables.

    • Presas de elementos sin traba

    Las presas de piedra o tierra y los diques son las
    estructuras más usadas para contener agua. En su
    construcción se utiliza desde arcilla hasta grandes
    piedras. Las presas de tierra y piedra utilizan materiales
    naturales con la mínima transformación, aunque la
    disponibilidad de materiales utilizables en los alrededores
    condiciona la elección de este tipo de presa. El
    desarrollo de las excavadoras y otras grandes máquinas ha
    hecho que este tipo de presas compita en costes con las de
    hormigón. La escasa estabilidad de estos materiales obliga
    a que la anchura de la base de este tipo de presas sea de cuatro
    a siete veces mayor que su altura. La cuantía de
    filtraciones es inversamente proporcional a la distancia que debe
    recorrer el agua; por lo tanto, la ancha base debe estar bien
    asentada sobre un terreno cimentado.

    Las presas de elementos sin trabar pueden estar
    construidas con materiales impermeables en su totalidad, como
    arcilla, o estar formadas por un núcleo de material
    impermeable reforzado por los dos lados con materiales más
    permeables, como arena, grava o roca. El núcleo debe
    extenderse hasta bastante más abajo de la base para evitar
    filtraciones.

    Construcción de presas  
    Un aspecto importante de la construcción de presas es la
    desecación y preparación de los cimientos. La
    desecación se consigue normalmente mediante una o varias
    ataguías, diseñadas para eliminar el agua del
    terreno donde se va a construir la presa. Las ataguías
    pueden ser presas de tierra o conjuntos de
    chapas de acero asentadas sobre pilotes y sujetas con tierra.
    También se deben construir ataguías a los lados del
    río para evitar el desbordamiento de su curso antes y
    después de la presa, y túneles rodeando la presa
    para conducir el agua. Estos túneles pueden aprovecharse
    cuando se haya terminado la presa. Si las condiciones
    topográficas impiden la construcción de
    túneles, la presa se debe realizar en dos etapas. Primero
    se instala una ataguía que deseca la mitad del ancho del
    río y se construye la base de esa mitad de la presa.
    Después se elimina esta ataguía y se construye una
    en la otra mitad. La construcción de grandes presas puede
    durar más de siete años; la posibilidad de que se
    produzcan inundaciones durante este periodo constituye un serio
    problema.

    El plan
    hidroeléctrico de las Tres Gargantas, en
    construcción en la cuenca del río Yangzi Jiang
    (Yang-tsê), en China, incluye una presa de 2 km de longitud
    y 100 m de anchura. Esta es la construcción más
    grande realizada en China desde la Gran Muralla; se
    extenderá 600 km río arriba, y constituirá
    el embalse más largo del mundo. El plan de las Tres
    Gargantas proporcionará energía a Shanghai y a toda
    la cuenca del río Yangzi Jiang. También
    protegerá a los 10 millones de personas que viven
    río abajo de las inundaciones periódicas que asolan
    esta zona, donde se cultivan las dos terceras partes del arroz
    que se produce en China. Además hará navegable el
    río más arriba de las gargantas. El embalse
    inundará la garganta Xiling y desplazará a 1,2
    millones de habitantes.

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