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México de 1928 a 1934




Enviado por ivan_escalona



    1. Presidencia de Emilio Portes
      Gil
    2. Partido Nacional
      Revolucionario
    3. IX Convención de la
      Confederación Regional Obrera
      Mexicana
    4. Convención obrero
      patronal
    5. Rebelión
      escobarista
    6. Fin del conflicto
      religioso
    7. Autonomía
      Universitaria
    8. Elecciones de
      1929
    9. Presidencia de Abelardo
      Rodríguez
    10. Candidatura de Lázaro
      Cárdenas
    11. Primer Plan
      Sexenal

    El período comprendido entre los años 1928
    y 1934 y conocido con el nombre de Maximato, por ser Plutarco
    Elías Calles la máxima figura, se caracteriza por
    una inestabilidad de la vida oficial. Tres presidentes se suceden
    en este tiempo: el
    primero es Emilio Portes Gil, de carácter
    provisional y llamado a convocar elecciones para el
    período constitucional que dejara vacío el
    asesinato de Alvaro Obregón, presidente electo; el
    segundo, Pascual Ortiz Rubio, presidente constitucional elegido
    por el Partido Nacional Revolucionario para el período de
    1930 a 1934 y que solamente permanecerá en la presidencia
    dos años y meses; a su renuncia le sucede Abelardo
    Rodríguez, que gobernará hasta finalizar el
    período que correspondía a Ortiz Rubio. Durante el
    llamado Maximato, y sobre todo bajo la presidencia de Ortiz
    Rubio, la crisis
    política
    se hace permanente. En estos seis años se refleja con
    claridad la intención de Plutarco Elías Calles por
    manejar la situación política del país, cosa
    que logrará en la medida en que cada uno de los
    presidentes lo permita.

    Presidencia de Emilio Portes
    Gil

    El 30 de noviembre de 1928, el licenciado Emilio Portes
    Gil rindió la protesta de ley como
    presidente provisional en el Estadio Nacional, en presencia de
    sesenta mil ciudadanos. En su libro quince
    años de política mexicana, Portes Gil
    destacaría que "el hecho de que llegara al poder un
    civil, sin arreos militares y sin las características de caudillo a que la
    nación
    se había ya acostumbrado, despertó en todos los
    sectores un hondo sentido de optimismo y de fe". Consecuente con
    las palabras pronunciadas en su discurso de
    toma de posesión, de no introducir grandes modificaciones
    en la política, no efectuó cambios notables en su
    gabinete. Portes Gil es tal vez quien tuvo mayor autonomía
    con respecto al Jefe Máximo, pues Calles permaneció
    en Europa siete
    meses de los catorce que duró su gestión. Sin embargo, el mismo Portes Gil
    reconocería que era un deber de amistad y lealtad
    informarle de los altos preparatorios a la toma de
    posesión y, desde luego, de las personas que
    integrarían su gabinete todas las cuales tendrían
    la aprobación de Calles. Posteriormente, ya en la
    presidencia, el jefe Máximo fue consultado por él
    en todo asunto de trascendencia. Portes Gil señaló
    que jamás creyó que fuera una falta aprovechar su
    larga experiencia y su colaboración militar en momentos
    difíciles, como, por ejemplo, en el caso de la
    rebelión escobarista. No obstante, el hecho es que Portes
    Gil fue el presidente que gobernó con mayor libertad.

    Partido Nacional
    Revolucionario

    Durante la presidencia de Emilio Portes Gil tuvo efecto
    uno de los acontecimientos políticos con mayor
    trascendencia: la fundación de un partido oficial, el
    Partido Nacional Revolucionario (P.N.R.) El 1 de septiembre de
    1928, Calles leyó su último informe
    presidencial ante el congreso de la Unión, en el que
    proclamaba el fin del caudillismo para
    dar paso a la era de las instituciones.
    En el mismo mensaje declaró que no buscará la
    prolongación del mandato, pero que al mismo tiempo,
    según daba a entender, no quedaría como un simple
    espectador de los acontecimientos políticos de
    país. El mensaje de Calles aceleró la
    formación del nuevo partido. Correspondió a Portes
    Gil, como uno de los primeros actos de su gobierno,
    constituir el Partido Nacional Revolucionario en calidad de
    partido oficial. La idea de fundar este partido obedecería
    a varias razones. Entre todas la de fusionar en un solo partido a
    la mayoría de los elementos revolucionarios y,
    además, disciplinar las tendencias de los pequeños
    organismos regionales, ya que cada uno de ellos creía
    enarbolar la bandera de la revolución. Pero la principal función
    del Partido Nacional Revolucionario consistiría en
    organizar y llevar a cabo las elecciones, tarea que antes estaba
    encomendada a la secretaría de Gobernación. Con
    anterioridad a la formación del partido oficial, los
    desórdenes motivados a consecuencia de las campañas
    electorales eran muchos, puesto que cada grupo se
    atribuía siempre el triunfo electoral y esto terminaba, en
    la mayoría de los casos, en levantamientos armados. Portes
    Gil señaló que la idea de formar un partido le
    parecía excelente, ya que "salvaría a México de
    la serie de trastornos" que ocurrían ante cada
    elección presidencial. El P.N.R, instaló sus
    oficinas el 4 de diciembre de 1928. Su primer Comité
    Directivo estuvo integrado por Plutarco Elías Calles como
    presidente, Luis L. León como secretario y Manuel
    Pérez Treviño en función de tesorero. El
    comité Directivo del Partido Nacional Revolucionario
    convocó el 5 de enero de 1929 a la gran convención
    que se efectuaría en la ciudad de Querétaro, a fin
    de discutir el programa y
    estatutos de dicha organización y designar al candidato
    presidencial. La convención se inauguró el 1 de
    marzo. Por decreto presidencial se dispuso que se descontara a
    todos los empleados públicos siete días de sueldo
    al año para mantenimiento
    del Partido y que estos empleados fueran considerados como
    miembros activos del
    mismo.

    IX Convención de la Confederación
    Regional Obrera Mexicana

    El 3 de diciembre de 1928, tres días
    después que el licenciado Portes Gil tomara
    posesión de la presidencia, la Confederación
    Regional Obrera Mexicana inauguró, en él Teatro Hidalgo,
    su IX Convención Nacional. En la sesión del
    día 4 se hallaba el ex presidente Plutarco Elías
    Calles muy identificado con la central obrera porque había
    una interdependencia de fuerzas. Calles necesitaba a la C.R.O.M.
    y ésta necesitaba de él. Durante la sesión
    ese día, Morones, líder
    de la central obrera, y sus compañeros atacaron
    fuertemente al presidente de la República
    culpándole de las percusiones sufridas por la
    confederación. Asimismo le presentaron varias exigencias y
    aprovecharon la convención para rechazar los cargos que
    contra los dirigentes del Partido Laboral se
    habían hecho en relación con el asesinato del
    general Obregón. Todo esto se dijo ante la presencia y el
    silencio de Calles.

    Los convencionistas acordaron retirar a sus delegados de
    la convención Obrero Patronal que se llevaba a cabo
    paralelamente; decidieron igualmente que los miembros de la
    C.R.O.M. que ocupasen puestos públicos renunciasen a ellos
    y, por último, abandonar el Teatro Hidalgo – por ser
    propiedad del
    gobierno – y continuar sus sesiones en el Tivoli de
    Elíseo.

    Después de esta asamblea prevaleció en los
    circuitos
    políticos un clima de
    interdumbre, en tanto se esperaba la respuesta de Calles y de
    Portes Gil. En la sesión de las cámaras, del 7 del
    mismo mes, acordó que diputados y senadores fueran en masa
    a hacer patente su adhesión al ejecutivo. De todas partes
    de la República se recibieron muestras de apoyo al
    presidente. Aprovechando la agitación que produjo en el
    país el rompimiento con los líderes de la C.R.O.M.,
    algunos elementos militares, descontentos con Calles desde tiempo
    atrás, trataron de provocar un rompimiento definitivo
    entre éste y el presidente. Portes Gil aseguró que,
    inclusive, se le llegó a manifestar que Morones, Calles y
    otros militares "estaban planeando la forma de derrocar al
    gobierno provisional por medio de un cuartelazo". La actitud de
    Calles y de Monroe fue examinada por la cámara en sesiones
    tan violentas que casi salieron a relucir las armas. El
    diputado Aurelio Menrique lanzó duros ataques en contra
    del general Calles y le acusó de estar de acuerdo con los
    líderes de los trabajadores para minar al gobierno de
    Portes Gil, suscitando con estos las disputas que eran de
    esperar. Calles, obligado a tomar una posición,
    declaró que nada tenía que ver con las opiniones
    expresadas en la convención de la C.R.O.M. y que se
    había hecho mal uso de su presencia en ella, puesto que en
    lugar de desarrollar temas sociales, se examinaron temas
    políticos, en los que no tomó participación.
    La prensa del 8 de
    diciembre de 1928 anunció que "Plutarco Elías
    Calles no volvería a ser ni intentará ser
    jamás un factor público en México". Y
    reprodujo parte de una entrevista
    concedida por el jefe máximo en donde se afirmaba que "a
    pesar de sus grandes ideales de unir a la familia
    revolucionaria, haciendo un análisis de la situación producida
    en los últimos días, Calles encuentra que tal vez
    no sea el indicado para dar cima a esa obra y por ellos vuelve a
    la condición del más oscuro ciudadano de la
    República".

    La jefatura del Partido Nacional Revolucionario fue
    asumida por el General Manuel Pérez Treviño en
    sustitución de Calles, quien renunció a ella
    después de las declaraciones citadas.

    Convención obrero
    patronal

    Otro acontecimiento importante que tuvo lugar durante la
    presidencia provisional de Portes Gil fue la Convención
    Obrero – Patronal, reunida para estudiar el proyecto del
    Código
    Federal del Trabajo y el seguro obrero. La
    convención empezó sus sesiones en noviembre de
    1928, cuando Portes Gil era todavía secretario de
    Gobernación. A ella asistieron cerca de trescientos
    representantes y la otra de patronos, además de los
    técnicos nombrados por la secretaria de Industria,
    Comercio y
    Trabajo.

    Emilio Portes Gil manifestó después que
    abrigaba "el propósito de iniciar por primera vez en
    México un ensayo de
    democracia
    funcional, tendiente a provocar una mejor comprensión…
    que debe nombrar a trabajadores y patronos en su lucha por el
    mejoramiento económico de las clases que representaban".
    En el transcurso de la convención, uno de los puntos que
    suscitó mayores debates fue el de "arbitraje
    forzoso", puesto que se estipuló que las juntas de
    arbitraje deberían contar, como elemento imparcial, con la
    representación del gobierno. Esto fue un motivo de
    desconfianza para el pintor David Alfaro Siqueiros, que se
    demostró contra, y en desconfianza para Vicente Lombardo
    Toledano, quien estaba a favor. Cuando la convención
    terminó sus labores, se nombró una comisión
    mixta de obreros y patronos que tendrían por objeto
    formular el proyecto definitivo del Código de Trabajo que
    se enviaría a las cámaras para su
    aprobación. Dicha comisión estuvo instalada en las
    propias oficinas del Palacio Nacional y fue presidida por Portes
    Gil. El proyecto de Ley se terminaba en mayo del año de
    1929.

    La Ley Federal del
    Trabajo tivo vigencia hasta 1931. En ella se definía
    con detalle la duración de la jornada de trabajo y se
    hacía referencia al trabajo
    infantil y al de la mujer,
    estipulando que a igual trabajo correspondía igual
    salario. Por
    esta les se solucionaron una serie de demandas latente desde el
    inicio de la Revolución en el Congreso Constituyente de
    1917.

    Rebelion escobarista

    El día 3 de marzo de 1929, paralelamente a la
    convención del Partido Nacional Revolucionario
    estalló un levantamiento armado en los estados de
    Veracruz, Sonora, Chihuahua, Nuevo León y Durango,
    encabezado por los generales José Gonzalo Escobar,
    Jesús M, Francisco R. Manzo, Fausto Topete, Marcelo
    Caraveo y otros militares. El jefe del movimiento fue
    le general Escobar. En su Plan de
    Hermosillo manifestaba que se desconocía a Portes Gil como
    presidente de la República y a todas las autoridades que
    no hubieran reconocido el movimiento. Asimismo se invitaba al
    pueblo mexicano para que secundara tal protesta armada, "como la
    única forma de amputar los fatídico males que
    agobian a nuestra patria, lo hacemos con el conociendo de que se
    ha agotado toda esperanza de mejoría mientras Plutarco
    Elías Calles siga dirigiendo sin ningún derecho la
    nación" Los sublevados reconocían como su candidato
    presidencial al licenciado Gilberto Valenzuela. Caso todos los
    militares que participaron en dicho movimiento obraron con dolo,
    pues, al mismo tiempo que se levantaban en armas, enviaban
    mensajes a la presidencia en los que hacían patente su
    lealtad y acusaban, a su vez, a personas que no tenían
    participación alguna en el movimiento armado; tal fue el
    caso de Jesús M- Aguirre, que acusó de actos
    sediciosos a Adalberto Tejeda, gobernador de Veracruz.

    Inmediatamente después de tenerse noticia del
    levantamiento, el presidente pidió a Calles que se
    presentara en las oficinas del Castillo de Chapultepec y se
    encargaría internamente de las secretarias de Guerra y
    Marina para combatir a los rebeldes. En titular de la
    secretaría era el general Joaquín Amaro, quien por
    motivos de enfermedad se encontraba ausente. En La Prensa del 4
    de marzo de 1929, Portes Gil informó a la nación
    sobre los acontecimientos. Al explicar el motivo de la
    sublevación advirtió que "la falta de causas para
    este movimiento es absoluta, así como inconsistente el
    pretexto de imposición que se invoca". Ese mismo
    día, los gobernadores y jefes del ejercito enviaron
    mensajes para manifestar su adhesión al presidente de la
    República. La revuelta duró cerca de tres meses. Se
    levantaron en armas un número aproximado de treinta mil
    hombres. El saldo fue más o menos de dos mil muertos, y
    los gastos en
    armamentos, destrucción de vías férreas,
    saqueos, etc., ascendieran a sumas consideraciones. Una vez
    sofocado el levantamiento, la, mayoría de los generales
    sublevados emigraron a los Estados Unidos,
    aunque el gobierno fusiló a algunos de ellos. La figura
    del general Calles creció ante la opinión
    pública después de su participación como
    jefe del ejército leal al gobierno, pues la rápida
    solución del conflicto
    sería en parte atribuida a su actividad.

    FIN DEL CONFLICTO RELIGIOSO

    Cuando en agosto de 1928 Portes Gil se hizo cargo de la
    secretaría de Gobernación, en la primera entrevista
    que tuvo con el presidente Calles le habló de que el
    problema más urgente por solucionar era el religioso, pues
    de imperiosa necesidad era resolver el conflicto con el clero
    católico, ya que, como expresó en sus Quince
    años de política mexicana, "una lucha de
    carácter religioso… resultaba una lucha inconveniente
    para el país". Como secretario de Gobernación,
    Portes Gil comenzó a dar instrucciones a los gobernadores
    de los estados para que determinara con la arbitrariedades que se
    cometían en algunas entiendas con el pretexto de hacer
    cumplir las leyes. Ya en la
    presidencia de la República intervendría en el fin
    del proceso del
    asesino del general Obregón, José de León
    Toral, y en el de la madre Conchita. El primero fue sentenciado a
    la pena de
    muerte, y la segunda a veinte años de prisión.
    Los abogados defensores recurrieron a un último intento
    por salvar a León Toral y pidieron el indulto
    presidencial, el cual les fue negado. Producto de
    ello fue que le tren en que viajaban el presidente y su familia fueran
    dinamitado. La comitiva presidencial resultó ilesa, pero
    murió in individuo de la tripulación del tren. Los
    responsables fueron detenidos. José de León Toral
    fue ejecutado el 9 de febrero y el cadáver entregado a sus
    familias. Su entierro abrió la posibilidad de hacer a su
    costa una verdadera manifestación; la policía y los
    bomberos tuvieron que intervenir porque se presentaron choques
    entre los dolientes y los policías, con un saldo de varias
    personas heridas y algunas aprehensiones. Este fue el
    único incidente provisional de Portes Gil, motivado por
    sus asuntos de carácter aparentemente religioso. Ya antes
    de 1929 se realizaron gestiones para dar fin a la difícil
    situación creada por el conflicto religioso y por el
    cierre de los templos. Algunos representantes del clero
    católico de los Estados Unidos se habían
    entrevistado con Calle y con Obregón; pero le tocó
    Portes Gil, como presidente de la República, poner fin a
    aquella situación. El 2 de mayo de 1929, el arzobispo
    Leopoldo Ruiz y Flores hizo a la prensa norteamericana
    declaraciones sobre la necesidad de revisar las leyes mexicanas
    para terminar con el conflicto religioso y del deber que
    tenían los católicos de obedecer a las autoridades
    civiles. Estas declaraciones hicieron que se realizaran arreglos
    para el regreso al país del obispo Pascual Díaz y
    del arzobispo Leopoldo Ruiz y flores, parece que autorizados por
    el Vaticano, para tratar oficialmente del asunto religioso con e
    presidente de México. En aquellos mismos días
    comenzó el regreso de varios prelados mexicanos. Las
    pláticas entre las dos partes se iniciaron muy
    amistosamente en el Castillos de Chapultepec. Los jerarcas
    eclesiásticos fueron entrevistados al salir de la primera
    sesión y, al decir de los periodistas, se negaron a hacer
    declaraciones. El 22 de junio, en declaraciones a la prensa
    nacional y extranjera, Portes Gil anunció que el conflicto
    entre el clero y el gobierno terminaba con decir para ambos. La
    reanudación de cultos fue anunciada para días
    después. La entrega de los templos se efectuó
    después por riguroso inventario y en
    ella intervino directamente la procuraduría general de la
    nación, que enervó a los representantes del clero
    católico las iglesias que podían abrirse al culto,
    ya que muchas de ellas se habían dedicado, por decreto
    presidencial, a otros usos d carácter social, como
    bibliotecas,
    escuelas, etc. La primera misa se celebró en la
    basílica de Guadalupe el días 27 de junio de 1929.
    Después de terminados arreglos se amnistió a todos
    los que se encontraban todavía en rebeldía,
    principalmente en los estados de Jalisco, Michoacán,
    Colima, Durango, Guanajuato, Aguascalientes y Querétaro.
    Sin embargo, tales arreglos no dejaron satisfecho a
    nadie.

    Autonomía Universitaria

    La autonomía universitaria de la Universidad de
    México, asunto revuelto y debatido desde que se reabriera
    en 1920, se alcanzó finalmente en 1929. A principios de ese
    año hubo un pequeño incidente de la Escuela Nacional
    de Jurisprudencia
    y Ciencias
    Sociales: la oposición contra el nuevo reglamento de
    exámenes ordenado por la Rectoría, pues
    habría tres exámenes escritos al año en
    lugar de uno oral. El problema cobró la facultades fueron
    a la huelga. Pronto
    comenzaron a suscitarse conflictos
    entre maestros y alumnos. En consecuencia, el rector, licenciado
    Antonio Castro Leal, dictó enérgicas medidas
    disciplinarias. El resultado fue que se unieran a la huelga todas
    la escuelas superiores de la ciudad de México, así
    como algunas de enseñanza media. En vista de que los actos
    de violencia
    entre estudiantes y autoridades fueron cada vez más
    frecuentes, el rector de la universidad se dirigió al
    titular de la secretaría de Educación
    Pública, Ezequiel Padilla, a fin de solicitar
    garantías para imponer el orden. El 25 de mayo, en
    declaraciones a la prensa, Portes Gil indicó que los
    edificios universitarios serían entregados a los
    estudiantes y les cursó una invitación para que
    llevaran ante él un pliego petitorio. El pliego
    constó de diez punto. Los cinco primeros estaban dedicados
    a pedir las renuncias y sustituciones de autoridades de la
    secretaría de Educación Pública, de la
    universidad, gubernamentales y de la policía; los cinco
    restantes solicitaban la reestructuración del Consejo
    Universitario y de la forma de gobierno de facultades y escuelas.
    En vista de que algunas escuelas decidieron reanudar las clases
    cuando las fuerzas públicas abandonaron los edificios
    universitarios, el Comité de Huelga, encabezando por
    Alejandro Gómez Arias, quiso que se prosiguiera la huela
    hasta conseguir la autonomía. Por este motivo los
    estudiantes se posesionaron del edificio de la rectoría
    para afirmar su renuncia. Al no encontrarlo, retuvieron con ellos
    al secretario de la Universidad. En la sesión del 4 de
    junio se otorgó al Ejecutivo para dictar una ley que
    creara la autonomía universitaria. Ezequiel Padilla
    habló sobre la necesidad de concederla. El proyecto de Ley
    Orgánica de la Universidad, enviado al Congreso para su
    aprobación, estipulaba la forma de gobierno de la
    Universidad, el subsidio que se le otorgaría y el
    número de instituciones que la formaban. La ley fue
    expedida l 10 de julio de 1929 y el 31 de ese mes se
    instaló el Congreso Universitario, nombrándose como
    rector al licenciado Ignacio García Téllez. En
    realidad, la autonomía quedaba bastante registrada por la
    intervención del presidente de la República. Fue
    Abelardo Rodríguez quien decidió darle un
    autogobierno más completo y entregarle un patrimonio. La
    nueva ley Orgánica de la Universidad Autónoma de
    México se aprobó el 1 de octubre de
    1933.

    Elecciones de 1929

    A fines de 1928 comienza la agitación por la
    designación del candidato presidencial. El primero en
    quien se pensó fue en el licenciado Aarón
    Sáenz, que había sido un destacado obregonista.
    Todo hacía suponer que era el hombre
    designado por Plutarco Elías Calles. Para diciembre de
    1928, la candidatura de Sáenz, entonces gobernador de
    nuevo León, gozaba de fuertes apoyos entre revolucionarios
    y gran mayoría de organizaciones
    políticas, por ejemplo, Partido Nacional
    Agrarista, que lanzaba su candidatura. Sin embargo, el candidato
    debía ser postulado dentro del recién establecido
    Partido Nacional Revolucionario, del que el propio Sáenz
    fue miembro fundador. Mientras tanto, el ingeniero Pascual Ortiz
    Rubio, que había sido embajador de México en
    Brasil, fue
    llamado por Porte Gil para ocupar un puesto en su gabinete. Antes
    de entrar al territorio nacional, Ortiz Rubio fue entrevistado
    por un grupo de políticos que influyeron en él para
    aceptar su candidatura a la presidencia. Así, pues, a su
    llegada a México, se entrevistó primero con Portes
    Gil y después con Calles, en la ciudad de Cuernavaca.
    Posteriormente, Ortiz Rubio anunció al presidente que no
    podía aceptar el puesto que se le ofrecía en el
    gabinete por haber aceptado su postulado a la candidatura
    presidencial. En virtu de que tanto Ortiz Rubio como Aarón
    Sáenz era precandidatos del Partido Nacional
    Revolucionario, el 29 de febrero de 1929 se reunieron con Manuel
    Pérez Treviño, presidente del comité
    organizador del Partido y se comprometieron ante la
    República a respetara los acuerdos que tomaría la
    convención.

    El respaldo de Calles a Sáenz era bastante
    conocido, pues detrás de varias de las agrupaciones que
    los apoyaban se encontraba la figura del Jefe México.
    Sería grande la sorpresa de muchos al llegar a la
    convención y darse cuenta de que no sólo la actitud
    de Calles hacía la candidatura de Sáenz
    había cambiado de polo antes de la llegada de Ortiz Rubio
    a la convención existía una visible mayoría
    saenzista; pero ya los líderes que apoyaban a Ortiz Rubio
    dejaban entrever que algunas delegaciones de Saénz lo
    abandonarían. Por otro lado, el comité organizador
    estaba compuesto por ortizrubistas. Sáenz se retiró
    de la convención acusado al comité organizador de
    P.N.R. de falta de neutralidad y de haberle hecho una injusta
    oposición. En declaraciones a la prensa del 3 de marzo,
    Sáenz culpó a Pérez Treviño de haber
    ejercido una fuerte oposición . En declaraciones a la
    prensa del 3 de marzo, Sáenz culpó a Pérez
    Treviño de haber ejercido una fuerte presión
    sobre los delegados al advertirles que su candidatura no era
    grata a los elementos oficiales. También denunció
    que se estaba preparando una imposición peor que la de
    Bonillas. Pérez Treviño respondió que no se
    había violado la neutralidad, y que si Sáenz se
    retiraba era por falta de "espíritu cívico". La
    convención continuó lanzando fuerte ataques al
    candidato en desgracia, a quien tildó, entre otras cosas,
    de traidor. El 4 de marzo, después de ser elegido Pascual
    Ortiz Rubio como candidato a la presidencia, finaliza la
    convención. La candidatura de un personaje político
    poco conocido como Ortiz Rubio parecía ofrecer la
    posibilidad de que seguiría un nuevo político en el
    país. La oposición estuvo representada, sobre todo,
    por José Vasconcelos, quien hizo una brillante labor como
    secretario de Educación Pública durante la
    presidencia de Obregón. Posteriormente lanzaría su
    candidatura para ser gobernador del estado de
    Oaxaca; pero al ser derrotado se exilió voluntariamente
    del país. La candidatura de Vasconcelos fue apoyada por el
    Partido Nacional Antirreleccionista, formado en su mayoría
    por veteranos de la revolución de 1910. Sus partidarios se
    unieron los descontento de los círculos gobernantes; es
    decir, las fuerzas que se oponía la clase gobernante se
    agruparon en torno al
    candidato de la oposición. Sus partidarios fueron grupos de la
    clase media de las ciudades de empresa,
    intelectuales y estudiantes de la generación de 1929. Al
    atacar al candidato de la oposición los ideológicos
    del gobierno usaron la acusación socorrida. El mismo
    Vasconcelos, en sus intervenciones durante la gira electoral,
    daba mas importancia a la renovación ética del
    país, en palabras poco comprensibles para las masas
    populares. Al parecer carecía del sentido político
    indispensable para atraer a grandes contingentes de partidarios.
    Sus discursos se
    caracterizaban por un claro desconocimiento de la realidad
    nacional y nada decían que interesara a los campesinos o a
    los obreros. Por otro lado, entre sus colaboradores se contaba
    buen número de elementos reaccionarios. Vasconcelos
    inició su campaña electoral desde los Estados
    Unidos. Una vez en territorio nacional, lo haría en la
    ciudad de Nogales, en donde dirigió al pueblo mexicano su
    primer discurso como candidato a la presidencia. En algunos
    lugares tuvo numeroso público y los sectores antes
    mencionados se movieron a su favor. La gira por toda la
    República del candidato del Partido Nacional
    Antirreleccionista tuvo ciertas contrariedades. En algunos
    lugares, como en Guadalajara, se registraron desagradables
    incidentes cuando sus partidarios fueron apedreados y
    encarcelados. EL problema más serio tuvo lugar en el
    jardín de San Fernando de la Ciudad de México,
    durante un mitin celebrado por los vasconcelistas. El mitin fue
    interrumpido por simpatizantes de Ortiz Rubio. Más tarde
    se produjo un choque entre los partidarios de los dos candidatos,
    del que resultó muerto el estudiante Germán del
    Ocampo y otra persona
    más, así como algunos heridos. En todos estos
    incidentes Portes Gil hizo declaraciones a la prensa, en las que
    condenaba los hechos, y en le caso de México, se hicieron
    consignaciones. A principio de noviembre, Vasconcelos se
    trasladó a Mazatlán para esperar el resultado de
    las elecciones. Como se temía un atentado, se
    solicitó una escolta, que fue decretada por el presidente.
    El 2 de diciembre efectuadas las elecciones, el candidato
    cruzó la frontera para dirigirse a los Estados Unidos. El
    10 de diciembre aparece el plan de guerra vasconcelistas,
    redactando en la ciudad, redactando e la ciudad de Guaymas, en el
    que invitaba al pueblo a levantarse en armas. Pero cosa curiosa
    en un revolucionario que invita al pueblo a levantarse en armas;
    el plan de guerra de Vasconcelos terminaba diciendo que el
    "presidente electo" se dirigía a los Estados Unidos para
    regresar en el momento en que hubiera un grupo de gente armada
    dispuesta a apoyarlo. El partido comunista también tuvo su
    propio candidato, el general Pedro Rodríguez Triana, quien
    pasó realmente inadvertido. El candidato que propusieron
    los escobaristas fue el Lic. Gilberto Valenzuela, antiguo
    ministro plenipotenciario en la Gran Bretaña. A su llegada
    a México, en diciembre de 1228, Portes Gil le
    ofreció un puesto en la Suprema Corte de Justicia,
    cargo que rechazaría para aceptar su candidatura a la
    presidencia. Los discursos de su campaña se caracterizaron
    por la dureza de sus ataques a Calles. No participó en la
    elecciones debido a su unión con los
    sublevados.

    Las elecciones presidenciales se efectuaron el 17 de
    noviembre de 1929, registrándose en ellas algunos
    trágico acontecimientos. En la ciudad de México
    hubo muertos y heridos. La documentación fue entregada por los jefes
    de casilla electorales al Congreso de la Unión, y el
    día 28 de diciembre se declaró presidente electo al
    Ingeniero Pascual Ortiz Rubio, quien tomó posesión
    de la presidencia el 5 de febrero de 1930 en el Estadio Nacional.
    En esta ocasión leyó un discurso en el que
    expresaba cuál sería su programa de gobierno. Antes
    de la toma de posesión circularon rumores de que le
    presidente sufriría un atentado, por lo cual el camino que
    discurría del Palacio Nacional al Estadio estuvo
    totalmente vigilado por policías y militares; sin embargo,
    durante la ceremonia no sucedió absolutamente nada. Ortiz
    Rubio regresó al palacio, donde tomó la protesta a
    los miembros del nuevo gabinete; en él figuraba Portes Gil
    como secretario de Gobernación. Cuando el presidente
    salía del palacio acompañado por su familia fue
    herido por un individuo llamado Daniel Flores, partidario de
    Vasconcelos a la Cruz Roja. El atentado hizo que en el futuro se
    tomara toda clase de precauciones. El ingeniero Ortiz Rubio, como
    ya se dijo antes, estuvo alejado del país durante
    años y no tenía no el
    conocimiento ni la
    personalidad suficiente para imponer su propias
    opinión. Durante su presidencia, la figura de Calles en la
    vida política fue definitiva; la claudicación del
    presidente ante el Jefe Máximo fue casi total. EL gabinete
    – palabra que el mismo Ortiz Rubio importó del
    Brasil – fue de imposición callista, y Calles mismo
    asistía a sus sesiones sin tener representación
    oficial alguna. Fue él quien impuso su punto de vista
    sobre la reforma
    agraria, en el senos de que ésta era un fracaso tal
    como se había entendido hasta entonces, ya la que
    había que poner fin. Su argumento fue la necesidad de dar
    garantías al capital para
    terminar con la desconfianza existente. Ortiz Rubio tuvo que
    ceder y llegó incluso a decretar la detención de la
    reforma agraria en algunos estados. Uno de los hechos más
    interesantes ocurridos durante la gestión de Ortiz Rubio
    se dio en el ramo de relaciones exteriores. El 27 de septiembre
    de 1930 se publicó un documento en el que definía
    la oposición de México en materia de
    reconocimiento de gobiernos de otros países. Este
    documento es conocido como "Doctrina Estrada", porque su creador
    fue el secretario de Relaciones Exteriores, Genaro Estrada. La
    base de esta doctrina reside en que México no reconoce ni
    desconoce gobierno, sino que "se limita a mantener o reiterar,
    cuando lo crea procedente, a sus agente diplomáticos…".
    El nacimiento de esta doctrina fue consecuencia de algunos
    cambios de regímenes ocurridos en ciertos países de
    América
    del sur. Durante varios meses la autoridad del
    presidente fue casi nula y el malestar se percibía en
    todos los circuitos. La huelgas se sucedían unas a otras y
    en algunos estados hubo problemas con
    los campesinos. Incluso tuvo lugar un intento para resucitar el
    conflicto religioso. El gobierno dictaba las medidas más
    contradictorias de Estado. Las crisis políticas
    llegó también a alcanzar al Partido Nacional
    Revolucionario, pues durante el tiempo en que se mantuvo Pascual
    Ortiz Rubio en el poder hubo varios cambios de presidentes del
    partido. Fue en esa época, el 31 de enero de 1931 cuando
    Luis Cabrera dictó una conferencia en la
    Biblioteca
    Nacional sobre El balance de la Revolución, La
    consecuencia de tales palabras fue el obligado destierro del
    conferenciante. La permanente crisis política que
    caracterizaría al gobierno de Ortiz Rubio y las presiones
    desde distintas partes obligarías, el 2 de septiembre de
    1932, a presentar su renuncia ante el Congreso de la
    Unión. Renuncia que fue un tanto ambigua, ya que no
    expresaba los verdaderos motivos que le llevaban a tomar tal
    decisión. Sólo manifestó sus deseos de que
    no hubieran desunión entpÅ los revolucionarios y
    adujo problemas de salud. En realidad, la
    salida de Ortiz Rubio de la presidencia demostró las
    contradicciones internas de la familia revolucionaria y puso de
    manifiesto la anormal situación creada por la
    intervención de Calles en todos los asuntos del Ejecutivo.
    No obstante, el presidente del Partido Nacional Revolucionario
    trató de presentar el problema como si únicamente
    fuera debido a la capacidad o incapacidad de una sola
    persona.

    Presidencia de
    Abelardo Rodríguez

    Inmediatamente después de la renuncia de Ortiz
    Rubio se convocó a reunión en la Cámara de
    Diputados a fin de designar al nuevo mandatario. Pérez
    Treviño acudió y a título de presidente del
    P.N.R. emitiría unas palabras sobre la necesidad de
    demostrar que México estaba preparando para democracia. A
    continuación dio los nombre de cuatro candidatos para la
    presidencia: Alberto Pani, Joaquín Amaro, Abelardo
    Rodríguez y Juan José Ríos.

    En la tarde de aquel mismo días, 3 de septiembre,
    se reunieron los diputados y los senadores miembros del bloque,
    procediéndose a la elección. Resultó electo,
    por mayoría de votos, el general Abelardo
    Rodríguez, presidente interino asta completar el
    período que correspondía a Ortiz rubio. Ese mismo
    días, en el recinto de la Cámara de diputados,
    tomó posesión de la presidencia. Con Abelardo
    Rodríguez como presidente, la situación
    política del país no experimentaría
    ningún cambio
    fundamental. El general Calles continuó siendo el hombre fuerte.
    En el aspecto social y como consecuencia de las medidas dictadas
    por el régimen anterior, se agudizaron tanto los problemas
    en las centrales obreras u campesinas que en 1933 estallaron
    serios enfrentamientos de grupos de campesinos e los estados de
    Veracruz y Jalisco. Del mismo modo, en los centros fabriles las
    huelgas se hacían cada vez más frecuentes. El
    gobierno se vio obligado a dar algunos pasos conciliatorios,
    como, por ejemplo, establecer el salario mínimo
    industrial. No obstante, esto sólo aminoró los
    graves problemas económicos y sociales que afectaban al
    país. En cuanto a la educación cabe
    decir que en esos años hubo serios debates en torno a las
    reformas del artículo 3º de la Constitución. Narciso Bassols, ministro de
    Educación durante aquel tiempo, trató de implantar
    la "educación
    sexual", que no era más que una "higiene", en un
    sentido más amplio. Sin embargo, el nombre que se le dio
    ocasionaría a Bassols una gran impopularidad. Se
    organizaron manifestaciones de padres de familia en las que se
    acusó al secretario de Educación de "enemigo de los
    niño" y se pedía se renuncia, la cual
    presentó en 1934. Posteriormente, en los debates del
    primer Pan Sexenal, se discutiría sobre la
    orientación de la educación.

    Candidatura de
    Lazaro Cardenas

    En un ambiente
    político de constante problemas surge la candidatura de
    Lázaro
    Cárdenas, secretario de Guerra con Abelardo
    Rodríguez, y cuya candidatura fue proclamada en la ciudad
    de Guadalajara por un grupo de políticos. No obstante,
    parece que en aquélla no era del todo del agrado de
    Calles. En el mes de mayo de 1933 se rumoreaba que los candidatos
    del Partido Nacional Revolucionario, o sea los de Calles, eran
    Manuel Pérez Treviño, Carlos Riva Palacio y
    Lázaro Cárdenas. Sin embargo, cuando el hijo de
    Calles, Rodolfo, habló de la cámara de diputados de
    la candidatura de Cárdenas, la mayoría de los
    políticos supuso que era el hombre designado por el jefe
    máximo. Calles, al darse cuenta de la aceptación
    prodigada al General Cárdenas, dio en ese momento el
    silencio como respuesta. Posteriormente se eliminaron los otros
    candidatos y Calles se decidió por la candidatura de
    Lázaro Cárdenas. Con esta elección se
    agudizaron las contradicciones en el seno de los círculos
    gubernamentales y se evidenció la correlación de
    fuerzas existentes dentro del Partido, pues, aunque muchos
    seguían siendo partidarios de Calles, había ya
    elementos de oposición. Al decir de Shulgovski en su libro
    México en la encrucijada de su historia. "la candidatura de
    Cárdenas era prueba de una profunda crisis del
    régimen callista. Se trataba de un acuerdo obligado". A
    medida que se acercaba la convención del P.N.R., esta
    candidatura tenía mayores posibilidades, pues estaba
    apoyada por fuerzas que deseaban triunfar.

    Primer Plan
    Sexenal

    La segunda convención del Partido Nacional
    Revolucionario efectuada en la Ciudad de Querétaro
    tenía como finalidad postular al candidato para el
    período presidencial de 1934 – 1948 y formular un
    plan que sirviera como programa de gobierno al nuevo presidente,
    que, según las reformas hechas a la Constitución,
    duraría seis años en e ejercicio del poder.
    Lázaro Cárdenas fue electo como candidato. En el
    proyecto del primer Plan Sexenal hubo serias discusiones, sobre
    todo en los aspectos educativo y agrario. El Plan Sexenal fue
    sugerido por Calles; ser primer gran párrafo
    está dedicado a exaltar la actitud política del
    Jefe Máximo. Sin embargo, ya en las discusiones del
    proyecto era evidente la presencia de algunos radicales que se
    salían del círculo callista. El Plan Sexenal era,
    más que un programa político, un plan de reformas
    económico – sociales; pero, en él estipulaba
    además la intervención del Estado en los renglones
    más importantes, como el agrario, el industrial, el
    sindical y el educativo. En el campo económico se
    orientaba principalmente hacia el nacionalismo.
    En las discusiones sobre política agraria la voz central
    fue la sostenida por Graciano Sánchez, quien hizo una dura
    crítica a la forma en que se había efectuado la
    reforma agraria. Sánchez señalaba las lamentables
    condiciones en que todavía se encontraba muchísimos
    campesinos, la forma en que gran número de revolucionarios
    se habían apropiado de haciendas. Las respuestas a estos
    ataques fue dada por Luis. L. León, que había sido
    secretario de Agricultura y
    el cual dijo desconocer los hechos observados. Al finalizar las
    discusiones se concluyó diciendo que la reforma agraria
    únicamente llegaría a su fin cuando se hubiera
    satisfecho completamente las demandas campesinas. Pero si en la
    discusión sobre materia agraria hubo políticos
    radicales, en la industrial alcanzaron conclusiones reformistas
    pues sólo se habló de impulsar una industria
    nacional junto a la extranjera ya existente. Al referirse al
    sindicalismo
    se habló de la
    organización de centrales obreras, cuya
    actuación estaría limitada por el Estado; lo
    cual no lo hacía representante real de los intereses de
    los trabajadores. Se proponía también la
    contratación colectiva tuvieron las reformas al
    artículo 3º constitucional. El concepto de
    educación laica fue rechazado y en su lugar se
    habló de la necesidad de crear una ideología que unificara a los mexicanos
    bajo intereses comunes y no individuales. Las reformas al
    artículo 3º fueron aprobadas por el Congreso. Con
    esto nacería la educación socialista, que,
    además de excluir toda doctrina religiosa,
    organizaría la enseñanza de tal forma que la
    juventud
    tuviera un concepto exacto "del universo y de la
    vida social". Aun cuando el Plan Sexenal no tuviera uniformidad
    en su conjunto y resultaba utópico en virtud de la
    situación económica de México, habría
    de servir como plataforma para las reformas sociales del
    régimen de Cárdenas.

     

     

     

     

     

    Autor:

    Iván Escalona M.

    Estudios de Preparatoria: Centro Escolar Atoyac
    (Incorporado a la U.N.A.M.)

    Estudios Universitarios: Unidad Profesional
    Interdisciplinaria de Ingeniería y Ciencias
    sociales y Administrativas (UPIICSA) del Instituto
    Politécnico Nacional (I.P.N.)

    Ciudad de Origen: México, Distrito
    Federal

    Fecha de elaboración e investigación: Noviembre de 1998

    Profesor que revisó trabajo:
    Adrián Gutiérrez (Profesor de Historia del Atoyac y
    alias: Chico Homo)

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