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LA ETICA



    1. Carácter histórico
      de la moral.
    2. Origen de la
      moral
    3. Desarrollo histórico de
      la moral.
    4. El progreso
      moral
    5. Los problemas prácticos
      morales
    6. Los problemas
      éticos
    7. La ética y su
      relación con otros campos del
      conocimiento
    8. Lectura para
      reflexionar
    9. Moral y
      educación.
    10. La urgencia de mi
      situación concreta
    11. El porvenir de la
      ética
    12. Reafirmando los
      contenidos
    13. La moral
    14. Subjetivismo y objetivismo
      axiológicos
    15. Los valores
      morales
    16. El juicio
      moral
    17. Conciencia
      moral
    18. Las concepciones de la libertad
      y sus vínculos con la moral
    19. El deber
      moral
    20. La moralización del
      individuo

    Iniciemos nuestro estudio de la ética utilizando
    el ejercicio de la reflexión sobre el siguiente hecho:
    Héctor López, es un experto montañista, va
    caminando sin prisa por un sendero acompañado por sus
    hijos, de pronto advierte que a pocos pasos hay muchas personas y
    al mismo tiempo escucha
    una voz angustiante de una persona que pide
    auxilio.

    Al acercarse a las personas, le señalan a un
    excursionista que esta en peligro. De inmediato, da instrucciones
    e inicia el descenso para ir en pos de auxiliarlo, al ir a poca
    distancia descendiendo, oye que la persona en peligro es un
    asesino y violador de menores; esto lo hace desistir y prefiere
    regresar y continuar caminando con sus hijos. El excursionista
    cae al precipicio y muere.

    ¿Cuál es tu opinión a cerca del
    comportamiento
    de Héctor? ¿Apruebas o repruebas su conducta?.

    Lo que acabas de leer es un hecho moral porque
    la conducta de Héctor fue consciente y libre. La mayor
    parte de los actos realizados por los humanos son morales. Y al
    conjunto de los actos morales y de las normas que se
    relacionan con ellos se les llama moral. La moral es el
    campo de estudio y el hecho de la ética, porque sobre ella
    reflexiona ésta.

    Consideramos conveniente, antes de todo iniciar con el
    problema del hecho moral precisando algunos conceptos
    así:

    Hecho es todo lo que acontece, ejemplos: la
    erupción de un volcán, el juego de fut-
    bol, las sangrientas, batallas del medio oriente, el asesinato de
    Luis Donaldo Colosio, pueden considerarse hechos, ya se ha
    mencionado que un hecho es todo lo que acontece. Puede ocurrir
    que pensemos que el asesinato de no debió realizarse, que
    no es justo que en el medio oriente no se encuentre la paz y se
    estén muriendo constantemente personas que son inocentes,
    como el atentado terrorista a las torres gemelas del centro
    mundial de comercio en
    Nueva York, y a las instalaciones del Pentágono al ser
    bombardeadas y destruidas utilizando aviones comerciales
    piloteados por gente suicida, muriendo en el acto cientos de
    personas. Es cierto que ante unos hechos, nos indignamos, nos
    enojamos, y deseamos que no hubieran ocurrido, o los consideramos
    inapropiados o injustos. Ahora podemos establecer otra
    definición:

    Cuando nos pronunciamos sobre la bondad o maldad de un
    acontecimiento. De un acto, de un comportamiento, esto que ocurre
    es un hecho moral.

    El objeto de la ética, el campo de estudio de la
    ética es el de la moral, entendido como el conjunto de las
    normas y de los actos de conducta libres y conscientes. La
    ética al investigar este campo, se propone estudiar sus
    problemas
    fundamentales. Éstos se llaman problemas éticos y
    son el objeto formal de la ética.

     CARÁCTER HISTORICO DE LA
    MORAL.

    Adolfo Sánchez Vázquez señala: si
    "por moral entendemos un conjunto de normas y reglas de
    acción destinadas a regular las relaciones de los
    individuos en una comunidad social
    dada, el significado, función y
    validez de ellas no pueden dejar de variar históricamente
    en las diferentes sociedades[2]"

    Así como unas sociedades suceden a otras,
    así también las morales concretas, se suceden y
    desplazan unas a otras. Es por ello que podemos hablar de la
    moral de la Antigüedad, de la moral esclavista, feudal, de
    la moral burguesa, etc. La moral es un hecho histórico, y,
    por tanto, la ética la considera como un aspecto de la
    realidad humana que cambia con el tiempo. "La moral es
    histórica porque es el modo de comportarse un ser,
    el hombre, que
    es por naturaleza
    histórico, es decir, un ser que se caracteriza por estar
    haciéndose, o auto- produciéndose constantemente en
    el plano material, práctico, su vida espiritual". Algunas
    doctrinas éticas ignoran el carácter
    histórico de la moral y se cae en concepciones
    ahistóricas. De este modo, el origen de la moral se
    sitúa fuera de la historia, fuera del hombre real.
    Ante esto en el campo de la reflexión ética, sigue
    tres direcciones:

    1.      Dios como origen o
    fuente de la moral. Las normas morales surgen de una potencia supra-
    humana, por lo tanto las raíces de la moral están,
    fuera del hombre mismo.

    2.      La naturaleza como
    origen o fuente de la moral. La conducta humana
    moral, sería un aspecto de la conducta natural,
    biológica. Darwin llega a
    afirmar que los animales conocen
    casi todos los sentimientos morales de los hombres: amor, odio,
    felicidad.

    3.      El hombre como
    origen y fuente de la moral. Un hombre dotado de una esencia
    eterna e inmutable.

    ORIGEN DE LA
    MORAL

    La moral surge cuando el hombre deja su naturaleza
    puramente natural, y adquiere una de carácter social,
    cuando forma parte de una colectividad, esta relación es
    inseparable de otra

    Vinculación la que los hombres para subsistir y
    protegerse mantienen con la naturaleza que les rodea, y a la cual
    tratan de someter, ésta se expresa, ante todo, en el uso y
    fabricación de instrumentos, en el trabajo
    humano.

    Con el trabajo, los hombres primitivos tratan de poner
    la naturaleza a su servicio, su
    trabajo cobra necesariamente un carácter colectivo, y el
    fortalecimiento de la colectividad se convierte en una necesidad
    vital. Surgen así una serie de normas, no escritas, de
    aquellos actos de los miembros de la colectividad que benefician
    a la comunidad. Lo bueno y lo malo viene a ser parte esencial de
    la colectividad, se establece una línea divisoria, deberes
    y obligaciones,
    trabajar, luchar contra el enemigo, por lo que las

    Cualidades morales como la solidaridad,
    ayuda mutua, amor a los hijos, etc., responden a los intereses de
    la colectividad, pero además existen aquellos que no
    responden a la colectividad los vicios como: la cobardía,
    ocio, egoísmo. Sánchez Vázquez en su obra a
    cerca de la ética, enfatiza que: la justicia
    responde a los intereses, así que existe la justicia
    distributiva, la igualdad, la
    reparación del daño a la colectividad, ojo por ojo,
    este tipo de justicia fortalece la unión de los miembros
    de la colectividad.

    Aquí no se conoce la propiedad
    privada, la división de clases, por lo que la moral es
    única y válida para todos los miembros de la
    colectividad, las demás colectividades son consideradas
    extrañas, sus enemigos.

    Todo miembro de la tribu, actúa de acuerdo a los
    intereses y creencias de la mismo, no hay lugar para el interés
    personal, el
    grupo nulifica
    al individuo, circunscrito a la costumbre, mito, religión, este tipo
    de moral es poco desarrollada, ya que sus normas y principios se
    1aceptan, sobre todo, por la fuerza de la
    costumbre y la tradición[3].

     

    DESARROLLO HISTÓRICO DE LA
    MORAL.

    Sánchez Vázquez, comenta dentro de las
    características de la moral y de los
    cambios histórico- sociales que; "el aumento general de la
    productividad
    del trabajo (como consecuencia del desarrollo de
    la ganadería,
    la agricultura y
    los oficios naturales), así como la aparición de
    nuevas fuerzas de trabajo (al ser transformados los prisioneros
    de guerra en
    esclavos), elevó la producción material, hasta el punto de
    disponer de productos que
    podían guardarse porque ya no se requerían para
    satisfacer las necesidades inmediatas. Con ello se crearon las
    condiciones para que surgiera la desigualdad de bienes entre
    los jefes de familia que
    cultivaban las tierras comunales y cuyos frutos se
    repartían hasta entonces por igual de acuerdo con las
    necesidades de cada familia".

    Con la apropiación de los bienes de
    producción por parte de unos cuantos o la existencia del
    reparto en pocas manos, se inicia una desigualdad, y un
    enfrentamiento, ya que se inicia la apropiación de los
    bienes y productos y dándose la división entre
    aquellos que tienen todo y de aquellos que no tienen nada.
    Sánchez V.; señala que desde el punto de vista
    económico, se convirtió en una necesidad social el
    respeto a la vida
    de los prisioneros de guerra, los cuales se convirtieron en
    esclavos. La división entre esclavos y hombres libre se
    fue marcando al paso del tiempo. La propiedad, sólo fue la
    de los hombres libres, lo que permitió que quedaran al
    margen del trabajo que requería un esfuerzo físico.
    El trabajo físico terminó por convertirse en una
    ocupación indigna de los hombres libres, y ésta era
    sólo para los esclavos, los cuales vivían en
    condiciones espantosas. Su esfuerzo físico fue en Roma la base de
    la gran producción, la construcción de grandes obras y el
    desarrollo de la minería
    fue posible gracias al trabajo forzado de los esclavos. No eran
    considerados personas, sino objetos, y como tales sus
    dueños podían comprarlos, venderlos,
    jugárselos e incluso matarlos.

    La división de la sociedad antigua
    en dos clases antagónicas se tradujo, en una
    división de la moral. Con la separación del
    régimen de la comunidad primitiva, desapareció la
    unidad de la moral. Ésta dejó de ser un conjunto de
    normas aceptadas conscientemente por toda la sociedad. De hecho,
    existían dos morales: una dominante, la de los hombres
    libres, la única que se tenía por verdadera, y la
    de los esclavos que internamente rechazaban los principios y
    normas vigentes. La moral de los hombres libres era una moral
    efectiva, además tenía su fundamento y
    justificación teórica en las doctrinas
    éticas de los filósofos de la antigüedad, en
    especial Sócrates,
    Platón
    y Aristóteles, la moral de los esclavos nunca
    alcanzó un nivel teórico. Aristóteles
    consideraba que unos hombres eran libres y otros esclavos por
    naturaleza, y que esta distinción era justa y
    útil.

    En algunos estados esclavistas, como el de Atenas, la
    moral se halla vinculada estrechamente con la política como intento
    de dirigir y organizar las relaciones entre los miembros de la
    comunidad sobre bases racionales. De ahí la
    exaltación de las virtudes morales cívicas (
    fidelidad y amor a la patria, valor en la
    guerra, dedicación en los asuntos públicos sobre
    los asuntos particulares, etc.

    Con el hundimiento del mundo antiguo, cuya base la
    esclavitud,
    surge una nueva sociedad, cuyos rasgos se perfilan en los siglos
    V- VI de nuestra era, y se prolongaría aproximadamente
    durante diez siglos. Es la sociedad Feudal, cura
    característica es la división de dos clases
    sociales fundamentales: la de los señores feudales, y
    la de los campesinos siervos, los primeros eran los poseedores
    absolutos de la tierra y
    tenían una propiedad relativa sobre los siervos de por
    vida. Éstos eran vendidos y comprados con las tierras a
    las que pertenecían, y no podían abandonarlas, a
    cambio de su
    trabajo podían disponer de una parte de los frutos de su
    trabajo, aunque tenían una situación
    difícil, en comparación con los esclavos, los
    siervos tenían formalmente el reconocimiento que no eran
    cosas, eran seres humanos.

    El hombre de las villas ( artesanos, pequeños
    comerciantes, etc.) estaba sujeto también a la autoridad del
    señor feudal, y estaban obligados a ofrecerle servicios a
    cambio de su protección. Cada señor feudal se
    hallaba en una relación de vasallaje voluntario, respecto
    a otro señor feudal más poderoso al que
    debía ser leal a cambio de su protección militar, y
    así en forma de pirámide hasta llegar al más
    poderoso: el rey o emperador o el Papa. La iglesia estaba
    en ese sistema, ya que
    también tenía sus feudos. La iglesia era el
    instrumento del señor supremo o Dios, al que todos los
    señores feudales de la tierra
    debían vasallaje, por lo que ejercía un poder
    espiritual indiscutible en toda la vida de la época
    feudal.

    La moral feudal estaba impregnada de un contenido
    religioso, dicho contenido aseguraba cierta unidad moral de la
    sociedad. Además se daba una pluralidad de códigos
    morales. Así, había un código
    de los nobles, caballeros, códigos religiosos, de gremios,
    de universitarios, etc.

    Los siervos no tenían códigos, la clase
    social dominante: el de la aristocracia feudal caballeresca se
    distinguía, como la de los hombres libres de la
    antigüedad; por su desprecio al trabajo físico, y su
    preferencia a la guerra y al ocio.

    Un verdadero noble debía ejercitarse en las
    virtudes caballerescas: montar a caballo, cazar, manejar la
    espada, componer versos a la bella dama, jugar ajedrez, etc.
    El culto al honor tenía como las más despreciables
    prácticas: que consistía en el valor en la guerra
    que era acompañada de crueles hazañas, la lealtad
    al señor con frecuencia era acompañada por la
    hipocresía, la traición, el derecho de pernada, o
    el derecho a impedir la boda de una sirva. La moral caballeresca
    partía de que el noble, por el hecho de serlo, por su
    sangre,
    tenía ya una serie de cualidades morales que lo
    distinguían de los siervos. La nobleza de la sangre,
    tenía ya de por sí una dimensión moral, en
    tanto que los siervos, por su origen, no podían llevar una
    vida verdaderamente moral[4].

    Al interior de la sociedad feudal fueron
    originándose nuevas relaciones sociales a las que
    habría de corresponder una moral; es decir un nuevo modo
    de regular las relaciones entre los individuos, entre ellos y la
    comunidad. Surgió una nueva clase social: la
    burguesía, poseedora de nuevos medios de
    producción ( manufacturas y fábricas), que iban
    desplazando a los talleres artesanales, y a su vez, fue surgiendo
    una nueva clase de trabajadores libres, que se vendían o
    alquilaban durante una jornada de trabajo, estos eran los
    asalariados o proletarios, que vendían una
    mercancía, su capacidad o fuerza de trabajo, que tiene la
    propiedad de producir un valor superior al que se paga por usarla
    (plusvalor, o valor no remunerado.

    Los intereses de la nueva clase dominante, exigía
    mano de obra libre, así como la liberación de
    trabas feudales para crear un mercado
    único nacional y un Estado
    centralizado, que terminara con la fragmentación
    económica y política. Es este nuevo sistema
    económico social, que alcanza su expresión a
    mediados del siglo XIX, en Inglaterra, rige
    como ley fundamental
    la ley de la producción del plusvalor, este sistema
    sólo funciona si asegura beneficios, lo que exige que a su
    vez, que el obrero sea considerado un hombre económico, es
    decir, como medio o instrumento de producción.

    La economía se rige,
    ante todo, por la ley del máximo beneficio, y esta ley
    genera una moral propia. El culto al dinero y la
    acumulación de mayores beneficios constituye para que
    surjan en las relaciones entre los individuos: el espíritu
    de posesión, egoísmo, hipocresía, cinismo,
    explotación, y el exagerado individualismo, cada cual
    confía en sí mismo, busca su propio bienestar.
    Formándose en la sociedad un campo de batalla, en la que
    se da una guerra de todos contra todos.

    Es así como la moral individualista y
    egoísta responde a las relaciones de la nueva clase
    social. De los métodos de
    explotación del capitalismo
    clásico que eran brutales, en nuestro tiempo, se
    pasó a los métodos científicos y
    racionalizados, como el trabajo en serie, la operación
    laboral se
    divide y se convierte en monótono, mecánico,
    impersonal y agobiante. Al existir una elevación en las
    condiciones materiales de
    vida últimamente se ha basado en una pretendida
    humanización o moralización del trabajo. Ahora se
    inculca la idea de que, como ser humano, es parte de la empresa, y ha
    de integrarse a ella.

    Una nueva moral, verdaderamente humana, implicará
    un cambio de actitud hacia
    el trabajo, un desarrollo del espíritu colectivista, la
    anulación del espíritu del tener, del
    individualismo, del racismo,
    comprenderá, asimismo, un cambio radical en una nueva
    actitud hacia la mujer y la
    estabilización de las relaciones familiares. En suma,
    significará la realización efectiva del principio
    kantiano que exhorta a considerar siempre al hombre como un fin y
    no como un medio. Una moral así sólo puede darse en
    una sociedad en la que, debe superarse la explotación del
    hombre, que la relación de los hombres con sus productos y
    los individuos entre sí, pierdan el carácter
    enajenante. Estas condiciones necesarias son las que se dan un
    una sociedad socialista. La nueva moral no puede surgir sino se
    dan una serie de condiciones necesarias; económicas,
    sociales y políticas[5].

    EL PROGRESO
    MORAL

    Se plantean las cuestiones: ¿ Existe el progreso
    moral?; en tal caso, ¿que se entiende por progreso moral?.
    La moral dominante de la sociedad capitalista, no presenta formas
    estacionarias y definitivas. El mismo sistema de contradicciones
    de la sociedad capitalista, dará lugar, al interior del
    sistema, a reivindicaciones de tipo histórico y social por
    parte de las clases trabajadoras. En este sentido sí es
    correcto hablar de progreso moral. No será lo mismo una
    explotación burguesa salvaje, que una explotación
    burguesa racional. De igual manera, ciertas, sociedades
    esclavistas de la antigüedad, son superiores a la moral de
    las sociedades primitivas, ya que al suprimir el canibalismo,
    respetar la vida de los ancianos, de los prisioneros, no cabe
    duda que históricamente han venido a significar un
    progreso moral.

    El desarrollo histórico del hombre en su vida
    social y en sus hábitos de vida y formación de las
    distintas sociedades anteriores, vemos que han existido de manera
    sucesiva tipo de morales que, pertenecen a un distinto tipo de
    sociedades que se formaron, que han ido evolucionando en sus
    principios y sus normas, desde la, concepción de lo bueno
    y lo malo, lo obligatorio y lo no obligatorio, lo justo lo
    injusto, lo perfecto y lo imperfecto.

    Un progreso moral no se da, al margen de los cambios
    radicales de carácter social, significa que el progreso
    moral no puede separarse del paso de una sociedad a otra,
    así por ejemplo, el paso de la sociedad primitiva a la
    sociedad esclavista hace posible, a su vez, el acceso a una moral
    superior, no debemos ver de modo simplista en todo progreso-
    histórico- social un progreso moral, es necesario
    caracterizar lo que se entiende por progreso histórico-
    social: hablar de progreso con relación al cambio y
    sucesión de formaciones económica- sociales, es
    decir, sociedades consideradas como un todo en lo que se articula
    unitariamente estructuras
    diversas: de tipo económico, social y espiritual, se habla
    de su progreso considerando la historia de la humanidad en su
    conjunto.

    El hombre es, ante todo, un ser práctico,
    productor, transformador de la naturaleza, conoce y conquista su
    propia naturaleza, la mantiene y enriquece,
    transformándola con su trabajo, el hombre produce
    socialmente, contrayendo determinadas relaciones sociales.
    Así, el tipo de organización social y el grado de
    participación de los hombres en su praxis- social pueden
    considerarse como índice o criterios del progreso
    humano.

    El hombre produce espiritualmente: ciencia,
    derecho, educación, arte, cultura, etc.,
    siempre con el sello peculiar de un enriquecimiento o paso de un
    nivel a otro en la actividad espiritual
    correspondiente.

    Se puede hablar de progreso histórico en: la
    producción material, la
    organización social y de la cultura. El progreso
    histórico es producto de la
    actividad productiva, social y espiritual de los hombres, dentro
    de esa actividad el individuo participa como ser consciente, sin
    embargo el progreso no ha sido hasta ahora el producto de una
    actividad concertada, consciente.

    El progreso histórico a escala universal,
    no es igual para todos los pueblos y todos los hombres, debido a
    múltiples factores, como la situación
    geográfica, situación cultural, educativa,
    religiosa, social, etc.

    El progreso histórico- social puede tener
    consecuencias positivas o negativas desde el punto de vista
    moral, sólo los individuos o grupos
    sociales que realizan determinados actos de un modo
    consciente y libre, pueden ser juzgados moralmente[6].

    Es muy certera la afirmación de Sánchez
    Vázquez cuando afirma que el progreso moral se mide, por
    la ampliación de la esfera moral, esto es que la moral
    regula las relaciones que antes eran regidas por normas externas,
    (el derecho, la costumbre), ejemplo: el matrimonio
    forzoso.

    Por el mayor grado del carácter consciente y
    libre de la conducta de los individuos, de los grupos y por su
    mayor responsabilidad de ambos en su comportamiento
    moral, cuando los intereses personales y colectivos tienen una
    adecuada articulación y afinidad, es decir cuando existe
    una conjugación de los intereses de cada uno con los de la
    comunidad, y que se logre el libre desenvolvimiento de cada
    individuo y el libre desenvolvimiento de la comunidad.

    El progreso moral consiste pues, en la negación
    radical de viejos valores, en la
    conservación dialéctica de algunos de ellos o en la
    incorporación de nuevos valores y virtudes morales,
    sólo se da sobre la base de un progreso histórico-
    social que condiciona dicha negación, superación o
    incorporación.

     LOS
    PROBLEMAS PRÁCTICOS MORALES

    Se manifiestan como lo señala Adolfo
    Sánchez Vázquez: En la vida cotidiana se dan las
    relaciones de unos individuos con otros y surgen problemas
    cómo: ¿debo cumplir la promesa X que hice ayer a mi
    amigo Y, a pesar que hoy me doy cuenta que su cumplimiento me
    producirá ciertos perjuicios? ¿Debo decir la verdad
    siempre, o hay ocasiones en que debo mentir?, ¿debe el
    especialista X, decirle a su paciente Y, que tiene una enfermedad
    incurable avanzada y que su existencia es sólo de unos
    cuantos días?, el alumno que hizo trampa en el examen
    final, ¿debe de ocultar su falta o de decir la verdad?,
    ¿debo de denunciar a mi mejor amigo, ya que fue el autor
    intelectual de un secuestro?

    Todos los casos anteriores que aparecen como
    interrogantes, surgen como un parte- aguas, donde la conducta de
    las personas sufre una serie de cambios sea positiva o
    negativamente, es decir que son problemas que pertenecen a la
    moral práctica , es decir, problemas que surgen en las
    relaciones afectivas, de manera cotidiana, y que sus
    consecuencias afectan de manera directa, primero a la persona que
    los experimenta y se irradian hacia los demás.

    En la problemática que se plantea en la vida
    diaria, los individuos se enfrentan a la necesidad de ajustar su
    conducta a normas que se tienen por más adecuadas o dignas
    de ser cumplidas. Estas normas son aceptadas íntimamente y
    reconocidas como obligatorias; de acuerdo con ellas, los
    individuos comprenden que tienen el deber de actuar en una u otra
    dirección. En esos casos se dice que el
    hombre se comporta moralmente, y en ese comportamiento suyo se
    pone de manifiesto una serie de rasgos característicos que
    lo distinguen de otras formas de conducta humana. Acerca de este
    comportamiento, que es el fruto de una decisión reflexiva
    y, por tanto, no puramente espontáneo o natural, situemos
    a un individuo en un caso especial por ejemplo:

      Paseando por una de las playas de la isla en la
    que una inoportuna tormenta con su correspondiente naufragio le a
    mantenido solo por más de 20 años. Lleva su loro al
    hombro y se protege del sol gracias a la sombrilla fabricada con
    hojas de palmera que le tiene justificadamente orgulloso de su
    habilidad. Piensa que, dadas las circunstancias, no puede decirse
    que se las halla arreglado del todo mal.

    Ahora tiene un refugio en el que se protege de las
    inclemencias del tiempo y del asalto de las fieras, sabe
    dónde conseguir alimento y bebida, tiene ropa que le
    abriguen y que él mismo se ha hecho con elementos
    naturales de la isla, los dóciles servicios de un
    rebañito de cabras, aves, etc. En
    fin, que sabe cómo arreglárselas para llevar
    más o menos su buena vida de náufrago solitario.
    Sigue paseando Robinsón y está tan contento de
    sí mismo que por un momento le parece que no echa nada de
    menos. De pronto, se detiene con sobresalto. Allí, en la
    arena blanca, se dibuja una marca que va a
    revolucionar toda su pacífica existencia: la huella de un
    pie humano.

    ¿De quién será? ¿Amigo o
    enemigo? ¿Quizá un enemigo al que pueda convertir
    en amigo? ¿Hombre o mujer?¿Cómo se comunicará con
    el o ella?¿Hablará el mismo
    idioma?¿Qué trato le dará? Robinsón
    está ya acostumbrado a hacerse preguntas desde que
    llegó a la isla y a resolver los problemas del modo
    más ingenioso posible: ¿qué
    comeré?¿Dónde me
    refugiaré?¿Cómo haré
    fuego?¿Cómo me protegeré del
    sol?¿Cuánto tiempo estaré?¿Me
    rescatarán?¿Alguien más vivirá en la
    isla?¿Qué tipo de fieras habrá?. Pero ahora
    la situación no es igual porque ya no tiene que
    vérselas con acontecimientos naturales, como el hambre o
    la lluvia, ni con las fieras salvajes, sino con otro ser humano:
    es decir, con otro Robinsón o u otros o Robinsonas. Ante
    los elementos o las bestias. Él ha podido comportarse sin
    atender a nada más que a su necesidad de
    supervivencia.

    Se trataba de ver si podía con ellos o ellos
    podían con él, sin otras complicaciones. Pero ante
    seres humanos la cosa es distinta, ya no es tan simple. Debe
    sobrevivir, desde luego, pero ya no de cualquier modo. Si
    Robinsón se ha convertido en una fiera como las
    demás que rondan por la selva, a causa de su soledad y su
    desventura, no se preocupará más que de sí
    el desconocido causante de la huella es un enemigo a eliminar o
    una presa a devorar. Pero si aún quiere seguir siendo un
    hombre. Entonces se las va a ver no ya con una presa o un simple
    enemigo, sino con un rival o un posible compañero, en
    cualquier caso, con un semejante.

    Mientras está solo, Robinsón se enfrenta a
    cuestiones técnicas,
    mecánicas, higiénicas o incluso científicas.
    De lo que se trata es de salvar la vida en un medio hostil y
    desconocido. Pero cuando se encuentra con la huella humana en la
    arena de la playa empiezan sus problemas éticos, ya no se
    trata solamente de sobrevivir, como una fiera, ahora tiene que
    empezar a vivir humanamente, es decir, con otros o contra otros
    hombres, pero entre hombres. Lo que hace humana a la vida es el
    transcurrir en compañía de humanos, hablando con
    ellos, pactando y mintiendo, siendo respetado o traicionado,
    amando, haciendo proyectos y
    recordando el pasado, desafiándose, organizando juntos las
    cosas comunes. La huella que encuentra en la arena pertenece a un
    miembro de la tribu de caníbales que pretenden
    comérselo.

    Así, pues, tenemos por un lado actos o modos de
    comportarse de los hombres ante ciertos problemas que llamamos
    morales, y, por el otro, juicios con los que dichos actos son
    aprobados o desaprobados moralmente. Pero a su vez tanto los
    actos como los juicios morales presuponen ciertas normas que
    señalan lo que se debe hacer.

    Se puede señalar que los juicios morales son
    aquellos en los que nos pronunciamos sobre la bondad o maldad de
    actos pasados, presentes, como es malo mentir en cualquier
    momento Héctor no debió haber mentido a sus
    padres.

     LOS
    PROBLEMAS ÉTICOS

     Se caracterizan por su generalidad. Si al
    individuo concreto se le
    plantea en la vida real una situación dada, el problema de
    cómo actúa de manera que su acción pueda ser
    buena, o sea, valiosa moralmente, tendrá que resolverlo
    por sí mismo con la ayuda de una norma que él
    conoce y acepta íntimamente. Es inútil que recurra
    a la ética con la esperanza de encontrar en ella, "el
    quehacer en cada situación concreta[7]". La ética
    podrá decirle, en general, lo que es una conducta sujeta a
    normas, o en que consiste aquello que es lo bueno, que persigue
    la conducta moral, dentro de la cual entra la de un individuo, la
    de todos.

    Definir qué es lo bueno no es un problema moral
    que corresponda resolver a un individuo con respecto a cada caso
    particular, sino que es un problema general de carácter
    teórico- ético que toca resolver al investigador de
    la moral, es decir, al ético. Así,
    Aristóteles se plantea, en la Antigüedad Griega, el
    problema teórico de definir lo bueno.

    EL MÉTODO DE
    LA ÉTICA

    Uno de los métodos utilizados en su estudio son:
    la Inducción, consiste en partir de lo
    particular hacia lo general; sus partes son: la observación, la comparación y la
    experimentación, de los distintos hechos concretos de la
    vida humana para formular normas morales de validez
    universal.

    La deducción es el otro de los métodos,
    consiste en que de una ley ya establecida se deducen normas de
    conducta particular.

     EL CAMPO DE LA ÉTICA

    Los problemas éticos se caracterizan por su
    generalidad, y esto los distingue de los problemas morales de la
    vida cotidiana que son los que nos plantean las situaciones
    concretas.

    La ética es teoría,
    investigación o explicación de un
    tipo de experiencia humana, o forma de comportamiento de los
    hombres el de la moral, pero considerando en su totalidad,
    diversidad y variedad. Lo que en ella se diga acerca de la
    naturaleza o fundamento de las normas morales ha de ser
    válido para la moral de la sociedad griega, o para la
    moral que se da efectivamente en una comunidad humana concreta.
    Esto asegura su carácter teórico, y evita que se le
    reduzca a una disciplina
    normativa.

    El comportamiento moral se presenta como una forma de
    conducta humana, como un hecho, y a la ética le
    corresponde dar razón de él, tomando como objeto de
    su reflexión la práctica diaria de la moral de la
    humanidad en su conjunto. En este sentido, como toda
    teoría, la ética es explicación de lo que ha
    sido o es, y no simple descripción.

    La ética parte del hecho de la existencia de la
    historia de la moral: es decir, arranca de la diversidad de
    morales en el tiempo, con sus correspondientes valores, normas y
    principios. Como teoría, no se identifica con principios y
    normas de ninguna moral particular, ni tampoco puede situarse en
    una actitud indiferente ante ellas.

    Al igual que otras ciencias, la
    ética se enfrenta a hechos. El que éstos sean
    humano implica, a su vez que se trata de hechos valiosos. Pero
    ello no compromete en absoluto las exigencias de un estudio
    objetivo y
    racional. La ética estudia una forma de conducta humana
    que los hombres consideran valiosa, y, además,
    obligatoria.

    La ética al tratar de definir lo bueno rechaza su
    reducción a lo que satisface mi interés personal,
    propio, es evidente que influirá en la práctica
    moral al rechazar una conducta egoísta como moralmente
    valiosa. Por su carácter práctico, en cuanto
    disciplina teórica, se ha tratado de ver en la
    ética una disciplina normativa, cuya tarea fundamental
    sería señalar la conducta mejor en sentido moral.
    Esta caracterización ha conducido en él pasado a
    olvidar su carácter teórico. Muchas éticas
    tradicionales parten de la idea de que la misión del
    teórico es, en este campo, decir a los hombres lo que
    deben hacer, dictándoles las normas o principios a que ha
    de ajustarse su conducta, convirtiéndose así en una
    espacie de legislador del comportamiento moral de los
    individuos.

    La tarea fundamental de la ética es la de toda
    teoría: o sea, explicar, esclarecer o investigar una
    realidad dada produciendo los conceptos
    correspondientes.

    La ética es teoría, investigación o
    explicación de un tipo de experiencia humana, o forma de
    comportamiento de los hombres: el de la moral, pero considerado
    en su totalidad, diversidad y variedad.

    El valor de la ética como teoría
    está en lo que explica, y no en prescribir o recomendar
    con vistas a la acción en situaciones
    concretas.

    Como toda teoría es explicación de lo que
    ha sido o es, la conducta del hombre. No le corresponde dar
    juicios de valor acerca de la práctica moral de otras
    sociedades, o de otras épocas, pero si tiene que explicar
    la razón de ser de esa diversidad y de los cambios de la
    moral; es decir, ha de poner en claro el hecho de que los hombres
    hayan recurrido a prácticas morales diferentes e incluso
    opuestas.

    Al igual que otras ciencias, la ética se enfrenta
    a hechos. El que sea de origen humano, implica que se traten de
    hechos valiosos. La ética estudia una forma de conducta
    humana que los hombres consideran valiosa y, además,
    obligatoria y debida[8].

    DEFINICIÓN DE LA ÉTICA

    Los problemas teóricos no se identifican con los
    problemas prácticos, tampoco puede confundirse la
    ética y la moral.

    La ética es la teoría o ciencia del
    comportamiento moral de los hombres en sociedad. Es ciencia de
    una forma específica de conducta humana.

    La definición subraya, el carácter
    científico de la disciplina, o sea, se responde a la
    necesidad de un tratamiento científico de los problemas
    morales, la ética se ocupa de un objeto propio,
    constituido por un tipo peculiar de hechos humanos.

    Como ciencia, parte de cierto tipo de hechos tratando de
    descubrir sus principios generales. Aunque parte de datos
    empíricos, no puede mantenerse al nivel de una simple
    descripción de ellos, sino que los trasciende con sus
    conceptos, hipótesis y teoría.

    En cuanto conocimiento
    científico, la ética ha de aspirar a la
    racionalidad y objetividad plena, y a la vez ha de proporcionar
    conocimientos sistemáticos, metódicos y, hasta
    donde sea posible, verificables..

    Las proposiciones de la ética deben tener el
    mismo rigor, coherencia y fundamentación que las
    proposiciones científicas.

    Los principios, normas o juicios de una moral
    determinada no tienen ese carácter. No hay una moral
    científica, pero si hay o puede haber un conocimiento
    de la moral que pueda ser científico. La ética no
    es la moral, y por ello no puede reducirse a un conjunto de
    normas y prescripciones; su misión es explicar la moral
    efectiva, y, en este sentido, puede influir en la moral
    misma.

    Su objeto de estudio lo constituye un tipo de actos
    humanos: los actos conscientes y voluntarios de los individuos
    que afectan a sí mismo y a los demás, a grupos o a
    la sociedad en general.

    La ética y la moral se relacionan, veamos desde
    sus orígenes etimológicos: moral procede del
    latín mos o mores "costumbre", en el sentido de conjunto
    de normas adquiridas por hábito. Tiene que ver con el
    comportamiento adquirido, o modo de ser conquistado por el
    hombre. Ética proviene del griego ethos, que significa
    "modo de ser" o "carácter", "costumbre", el modo de
    conducta no responde a una disposición natural, sino que
    es adquirido o conquistado por hábito.

    LA
    ÉTICA Y SU RELACIÓN CON OTROS CAMPOS DEL
    CONOCIMIENTO

    La ética trata de dar explicación en forma
    objetiva a la conducta moral, se ve en la necesidad de recurrir a
    otros campos del saber, es decir la moral no se explica por
    sí misma: requiere del auxilio de otras disciplinas del
    conocimiento a fin de que sus explicaciones tengan cierta
    importancia, como productos de investigaciones y
    reflexiones interdisciplinarias. Todo tipo de conocimiento
    científico- social que aspire a tal, deberá tener
    una metodología de investigación,
    abierta al conjunto multidisciplinario, dialógico,
    inclusive, polémico que requiere la
    ética.

     LA ÉTICA Y
    SOCIEDAD

    Si afirmamos que la conciencia y la
    moral fáctica, no han surgido de la nada, sino que se
    nutren siempre de un entorno social e histórico,
    habrá que indagar sobre la naturaleza lógica
    de equis determinaciones para aceptarlas, criticarlas o
    rechazarlas. ¿Por qué la moral que se dice o
    proclama como buena en cierta estimativa de la sociedad, no es la
    misma moral que se practica?¿Dónde están las
    fallas de este tipo de contradicciones?’Por qué,
    siendo nuestra sociedad, en general, tan católica, en un
    gran sector de la población, actos tan reprobados en la
    conciencia moral cristiana, como el aborto y la
    corrupción
    practicados en amplios sectores de la población, hoy por
    hoy, florecen y se desarrollan en forma alarmante?¿Se debe
    acaso a que la moral cristiana se asume de palabra y no de
    hecho?¿Por qué tal moral, en muchos casos resulta
    estéril, al no resolver tan inmorales comportamientos de
    acuerdo con el sentir general?¿No será, más
    bien que se tendría que afirmar, que la relación
    moral- sociedad, es súper compleja y difícil y en
    consecuencia, debería estar en condiciones de plantear el
    problema ventilando unas relaciones múltiples, de sistema
    y subsistemas sociales, materiales, y culturales, que pueden ser
    capaces, si no de destruir, sí de reducir la marcada
    inmoralidad vigente en nuestra sociedad?.

    La conducta moral, siempre es un hecho de la vida
    social: familiar, cultural, política, etc. Así, se
    puede afirmar que los individuos no inventan ni la sociedad ni su
    moralidad. El propio comportamiento individual, es determinado
    por la vida del hombre en sociedad; cultura, creencias, odios,
    amores, tienen su origen en el complejo de las diferentes
    prácticas sociales. Un individuo fuera de la sociedad y de
    la historia, no se podría decir que actúa moral o
    inmoralmente. La moral y sus prácticas es un
    acontecimiento de los seres humanos que viven en sociedad, un
    individuo aislado, el ejemplo de Robinsón Crusoe, no se
    podría decir que actúa bien o mal, ya que no
    habría quien lo dijera.

    La realidad es que no sería posible vivir en una
    sociedad y al mismo tiempo, no pertenecer a ella.

    ÉTICA Y FILOSOFÍA

    La filosofía es una ciencia. Independientemente
    que los científicos pretenden restringir el área
    sólo al de las ciencias experimentales como (la Física, la Química, etc.), la
    filosofía, por su parte, es también una ciencia, de
    acuerdo al concepto de
    Aristóteles, "Ciencia es un conocimiento cierto de las
    cosas por sus causas". En consecuencia, un conjunto de
    conocimientos está en el nivel científico cuando
    apunta a las causas de lo que se estudia, sea el fenómeno
    físico, sea el origen del universo. La
    filosofía no tiene otra pretensión, sino la de
    investigar el fondo mismo del universo, las condiciones que hacen
    posible su existencia, las causa que de hecho han originado las
    cosos de este mundo. El instrumento de la filosofía es la
    razón. Sólo con la razón se pueden descubrir
    las causas de las cosas, la filosofía es la más
    universal de todas las ciencias. Trata absolutamente de todos las
    cosas, no hay un solo ser que se escape al horizonte propio de
    las investigaciones filosóficas, tanto los seres
    materiales, como los espirituales, los números, los
    hombres, las máquinas;
    todo es tema propio de la filosofía. Precisando que
    solamente estudia las causas supremas de todas las cosas, se
    puede decir que la Filosofía es el
    conocimiento científico de las esencias y de los
    primeros principios de todo ser, o sea, de las causas supremas
    de todos las cosas. Es en esa profundización hasta la
    esencia de las cosas, en donde reside principalmente el
    carácter filosófico de la Ética. Que estudia
    los actos humanos en cuanto a su bondad o maldad, es decir,
    profundiza en la esencia, por lo que al ser la ética una
    rama de la filosofía como tal participa de las
    características de la filosofía, las dos
    están en el plano científico y las dos son
    racionales.

    La ética como tarea científica de
    explicación, no se puede considerar tan solo como un
    capítulo de la filosofía especulativa, tradicional
    y metafísica. En este terreno, la
    ética, en su afán científico de
    explicación considera la naturaleza, condiciones y
    fundamentos de la moral, como fenómeno que ocurre en la
    vida afectiva, real. La ética responde hoy a una total
    racionalidad empírica. No se justifica ya, una
    ética casuística, ni especulativa. Si la moral es
    inseparable de la actividad práctica del hombre, material
    y espiritual, la ética no puede dejar de tener nunca como
    fondo la concepción filosófica del hombre que nos
    da una visión total de éste como ser social,
    histórico y creador. Toda una serie de conceptos que la
    ética maneja de un modo específico como los de
    necesidad, libertad,
    responsabilidad, conciencia, valor, presuponen una
    reflexión y esclarecimiento filosófico.

    ÉTICA Y PSICOLOGÍA

    Actualmente se entiende por psicología al estudio
    científico de los fenómenos mentales y de la
    conducta del individuo, ¿de qué manera pueden
    relacionarse con la ética los fenómenos
    psíquicos que afectan al individuo concreto y que son
    estudiados por la psicología?, Como ciencia de lo
    psíquico, la psicología ayuda a la ética al
    establecer la importancia de las leyes que rigen
    la
    motivación interna de la conducta del individuo,
    así como al mostrar la estructura del
    carácter y de la
    personalidad. Además de examinar los actos
    voluntarios, la formación de hábitos, el origen de
    la conciencia moral y el de los juicios morales. La
    explicación desde el punto de vista de la
    psicología de la conducta humana permite comprender las
    condiciones subjetivas de los actos de los individuos.

    La psicología como ciencia que atiende a los
    problemas subjetivos internos de la conducta, resulta de
    sobremanera necesaria para la ética, para determinar en
    cada caso los correspondientes grados en que se manifiesta la
    responsabilidad moral y la libertad de las personas. ¿De
    qué manera puede a su vez la ética hacer
    contribuciones a la psicología? A través de
    la
    educación, de la formación humanística
    que encierran sus reflexiones, necesarias en los terapeutas para
    que éstos puedan ofrecer a sus pacientes, que carecen de
    dicha formación, una mejor interpretación del
    sentido de su vida.

    La teoría de Sigmund Freud
    (1856-19399), su gran descubrimiento es el inconsciente, que
    consiste en un conjunto de representaciones y energías que
    por algún motivo, han sido reprimidas a una zona de la
    personalidad
    donde permanecen desconocidas para el propio agente moral, pero,
    sin embargo, continúan influyendo en la vida consciente,
    antes de Freud no se
    hablaba del inconsciente sino de una manera oscura, y nunca se
    desarrolló, la clasificación, la etiología
    respecto a este. Además propuso un método, por el
    cual se puede rastrear y descubrir el inconsciente de una
    persona. Este es el psicoanálisis que, en síntesis,
    consiste en asociaciones libres, de imágenes,
    palabras y recuerdos. El psicoanálisis es el hilo
    conductor que poco a poco va sacando a la luz aquello que
    molesta y que se encuentra en la zona inconsciente.

    El psicoanálisis, ha tenido importancia en la
    ética porque sus concepciones de la vida mental, al
    ampliar el campo de la conciencia del sujeto, propiciaron que los
    valores
    morales provenientes de la tradición judeo- cristiana,
    fueran clarificados en cuanto a la significación que
    tienen como influencia para la adquisición de
    patologías.

    ÉTICA Y ECONOMÍA

    La economía como ciencia cuyo objeto de estudio
    son las leyes generales de la producción,
    circulación, distribución y consumo de los
    bienes, es una ciencia estrechamente ligada con la ética,
    pues la organización que se adopte, la organización
    política y social que se constituya para organizar todos
    los factores que intervienen en la producción,
    habrá de repercutir en la formación moral de los
    individuos. De los aspectos abordados por la economía
    está el ejemplo: el carácter de la propiedad, sus
    funciones y
    limitaciones, naturaleza y clases, etc. La tecnología con las
    que se transforman los recursos
    naturales para satisfacer necesidades; la división del
    trabajo como consecuencia de la industrialización, etc.
    Repercuten profundamente en la vida moral de la sociedad. La vida
    familiar ha sufrido grandes cambios en la medida en que se ha
    visto afectada por los medios masivos de comunicación, la publicidad ha
    estereotipado muchas formas de vida. El egoísmo
    individualista que engendra la competencia en el
    mercado en la industria, la
    racionalidad económica y la impersonalidad de la sociedad
    moderna amenazan muy seriamente su unidad y
    coherencia[9].

    Max Weber
    (1864-1920) estudió las relaciones de la ética
    protestante y el espíritu del capitalismo, mostró
    que los factores económicos son fundamentales en las
    formaciones sociales, pero no determinantes; en este caso, una
    estructura económica discurre por el cauce de ciertas
    creencias religiosas y el espíritu que las
    anima[10].

    La clase capitalista de la actualidad tienen el lema "
    el negocio es el negocio", todo lo miden por este rasero, tanto
    en el amor, como
    en la guerra o la empresa comercial
    e industrial[11]

    ÉTICA Y SOCIOLOGÍA

    La sociología como ciencia de los hechos
    sociales de la convivencia humana, de las relaciones
    específicas que mantienen los hombres entre sí,
    desde el punto de vista de su realidad objetiva, la
    sociología es una ciencia que ayuda de manera importante a
    la ética. La vida del ser humano es multifacética;
    religiosa, moral, política, artística,
    psíquica, etc., pero toda la vida humana es ante todo
    social. De ahí la importancia de conocer, lo más
    objetivamente posible, las características que adoptan las
    diferentes instituciones
    sociales como la familia, la
    escuela, el estado, los
    centros de trabajo, la iglesia, dentro de los cuales el individuo
    se desenvuelve y fuera de las cuales su vida como ser humano
    sería imposible.

    La influencia del medio familiar, por ejemplo,
    especialmente en nuestra infancia, es
    extraordinariamente importante para la integración de los valores
    morales y el desarrollo de la conciencia. La realidad social
    está formada por todos y cada uno de los individuos que la
    integran.

    Somos individuos, y como tales, estamos obligados a
    responder de nuestros actos hasta el límite en que nuestra
    conciencia es capaz de intervenir en ellos.

    LA MORAL Y SU RELACIÓN CON:

    EL DERECHO

    En las posibilidades de las relaciones existentes en la
    vida real, encontramos que, el hombre tiene una gran diversidad
    de formas de conocer su realidad y su entorno social, ya que de
    manera cotidiana está manipulando, sea a la manera de
    redescubrirlo, manipularlo, reconstruyéndolo,
    contemplándolo, etc., esto responde a una gran variedad
    específica de sus necesidades humanas reales. El hombre va
    enriqueciendo su conducta con diferentes modos de comportamiento
    que, con el tiempo, adquieren rasgos propios y
    específicos.

    Existe la creencia de que la ética y el derecho
    son comunes como parte de la conducta social del hombre, ya que
    estos comportamientos se encuentran sujetos a normas que regulan
    las relaciones entre los individuos. Se llega a afirmar que la
    moralidad deviene o se transforma en derecho, es decir, las
    prácticas morales de importancia y trascendencia social,
    llegan a convertirse en derecho, en normatividad de conductas de
    observancia obligatorias. En un plano más académico
    y analítico, también se afirma que el derecho, la
    normatividad jurídica, no solamente no tiene que ver con
    la moral práctica, sino que inclusive se opone a ella.
    Así, se asegura que una cosa es la conducta moral, y otra
    la conducta jurídica; en tanto que el derecho, opera al
    margen y, a veces, en contra de la moral practicada.

    En la aplicación de las normas del derecho
    encontramos que no exigen un convencimiento interno por parte del
    individuo, el sujeto debe cumplir la norma jurídica, aun
    sin estar convencido de que es justa, la aplicación de
    ésta, es externa, ya que dispone de un mecanismo o aparato
    estatal, capaz de imponer la observación de la norma o de
    obligar al sujeto a comportarse en cierta forma.

    Las normas jurídicas están codificadas
    formal y de manera oficial, mediante: códigos,
    constituciones, reglamentos, leyes etc., la esfera del derecho la
    encontramos en la regulación de las relaciones, entre los
    hombres dentro del Estado. El derecho, esta relacionado, a un
    aparato coercitivo, ligado necesariamente a la aparición
    del Estado. Y sólo existe un derecho o sistema
    jurídico único para toda la sociedad, aunque dicho
    sistema no tenga el respaldo moral de todos sus miembros,
    así pues, en la sociedad dividida en clases
    antagónicas sólo existe un derecho, ya que
    sólo existe un Estado.

    La aplicación de las normas morales es diferente
    ya que se cumplen a través del convencimiento interno de
    los sujetos, y por tanto exigen una adhesión muy personal
    a estas normas, nadie ni nadie puede obligarnos a cumplir la
    norma moral, lo que quiere decir que no existe ningún
    mecanismo coercitivo externo, que pueda pasar por encima de la
    voluntad personal, auque la sanción de la opinión
    pública, con su aprobación o
    desaprobación, nos mueve a actuar en cierto sentido. Las
    normas morales no se encuentran formalmente codificadas, ya que
    estas pasan de generación en generación, con sus
    respectivas modificaciones e innovaciones, se considera que la
    esfera de la moral es la más amplia de todos los diversos
    comportamientos, ya que si se quebrantan las diversas normas de
    otros tipos de comportamiento, también son quebrantadas
    las normas morales.

    Se puede anexar que el derecho y la moral regulan las
    relaciones que surgen entre los sujetos, mediante sus respectivas
    normas: postulando una conducta obligatoria o debida, las normas
    de ambas tienen el carácter de imperativos, exigen que se
    cumplan, que lo individuos se comporten en cierta forma, ya que
    responden a una misma necesidad social, regular las relaciones de
    los hombres con el fin de asegurar la unidad y el orden social,
    la moral y el derecho tienen cambios, al cambiar
    históricamente el contenido de su función social,
    así como varía la moral de una época a otra,
    o de una sociedad a otra, así también sucede con el
    derecho.

    LA RELIGIÓN

    La moral y la religión tienen una relación
    en la medida que pueden coincidir, las religiones se preocupan por
    moralizar al hombre. Se puede decir que todos las religiones
    contienen, implícita o explícitamente un
    código moral. "Los Diez Mandamientos", son la
    expresión clásica de esta relación entre
    moral y religión.

    En la religión, la norma moral tiene un origen
    religioso, sobrenatural; es ahistórico, (fuera de la
    historia) quiere decir: que no depende de los sucesivos cambios
    que se producen en la vida real.

    Él filosofo Risiere Frondizi, señala que,
    la moral de origen divino, es una moral negativa, ya que ocho de
    los diez mandamientos señalan prohibiciones, las normas no
    deben tener sólo señalamientos negativos, sino
    también un sentido positivo.

    La relación que hay entre moral y
    religión, no significa que la moral misma se dé
    necesariamente dentro de una actitud religiosa, los ortodoxos son
    solidarios con la frase del escritor Dostoyevsky "Si Dios no
    existiera, todo estaría permitido".

    Como demuestra la historia de la humanidad, la moral no
    sólo no tiene su origen en la religión, sino que es
    anterior a ésta. Durante miles y miles de años, el
    hombre primitivo vivió sin religión, pero no sin
    ciertas normas que regulaban las relaciones entre los individuos
    y la comunidad, y aunque de manera primitiva, tenían ya un
    carácter moral.

    Una de las tendencias del hombre contemporáneo
    consiste en separar la moral de la religión. La moral, se
    piensa, debe ser autónoma. El hombre no necesita
    justificarse ante Dios, sino ante sí mismo.

    "La religión, formando una conciencia del mundo,
    puede muy bien servir de base a un sentido más estrecho de
    nuestra mutua pertenencia a la comunidad y, de este modo,
    coincidir con un código moral puro. Pero lo que no
    podrá continuar haciendo es dictar una moralidad
    autoritaria puesto que, así sublimada, no será ya
    capaz de seguir definiendo preceptos morales para las ocasiones
    concretas de la vida[12]"

    LA POLÍTICA

    Aristóteles, en su obra Política,
    Libro I,
    Capítulo I, señala " es evidente la razón
    por la cual el hombre es un animal político, aún en
    mayor grado que las abejas y cuantos animales viven en
    asociación. La naturaleza, como decimos, no hace nada en
    balde. Sólo el hombre, entre todos los animales, posee el
    uso de la palabra; la voz ( no la palabra) se les ha concedido
    también a los animales, porque es el signo del dolor y del
    placer. Todos los animales están organizados para
    experimentar sentimientos de dolor y de placer y dárselo a
    entender a unos y otros; pero la palabra tiene por objeto hacer
    comprender lo que es útil o perjudicial y, por
    consiguiente, justo e injusto. Lo que distingue singularmente al
    hombre es su conocimiento del bien y del mal, de lo justo y de lo
    injusto, como todos los sentimientos cuya comunicación
    constituye precisamente la familia del Estado". En el orden
    natural el Estado, está por encima de la familia y por
    encima de cada individuo, porque al no poder bastarse a sí
    mismo cada individuo aislado, la naturaleza inclina a todos los
    hombres a tal asociación, hablar del hombre
    político, es decir que tiende a vivir en sociedad, en el
    Estado, el hombre tiende a vivir en, por y para la sociedad; en,
    por y para el Estado.

    La moral regula las relaciones entre los individuos y la
    comunidad, la política comprende las relaciones entre
    grupos humanos, la actividad de las clases o grupos a
    través de organizaciones (
    partidos
    políticos), expresando abiertamente la actitud de
    conquistar el poder estatal, o el mantenimiento
    y ejercicio del mismo.

    Los sujetos participantes en la política son
    individuos reales, participan como miembros de un grupo social
    determinado, al actual defienden los intereses comunes del grupo
    social correspondiente en sus relaciones con el Estado, con otras
    clases sociales, con otros pueblos, con otras
    naciones.

    La política y la moral son formas de
    comportamiento que no pueden identificarse. Ni la política
    puede absorber a la moral, ni esta puede ser reducida a la
    política, existen dos posiciones extremas acerca de las
    relaciones entre estos comportamientos:

    1.      Moralista abstracto:
    esta clase de individuo juzga los actos políticos
    sólo con criterio moralizante. Aprueba, sólo los
    actos que pueden ser alcanzados por medios puros, que no
    intranquilizan la conciencia moral, esta posición conduce
    a una reducción de la política a la
    moral.

    2.      Realismo
    político: es hacer de la política una esfera
    autónoma, y no limitarla a los buenos deseos, aquí
    es la búsqueda de ciertos efectos a cualquier precio,
    cualesquiera que sean los medios a que haya que recurrir, esta
    postura en el terreno de la política internacional,
    origina el egoísmo nacional, sobre cualquier otro
    objetivo, y a la justificación de cualquier medio para
    satisfacerlo; la agresión, la presión,
    la violencia, la
    violación de todos los derechos, etc.

    El hombre es un ser social, forzado a desenvolverse
    siempre individual y socialmente, con su interés tanto
    personal como colectivo, no puede dejar de actuar, a la vez moral
    y políticamente. La moral y la política se hallan
    en una relación mutua, pero la forma concreta que adopte
    esa relación, dependerá del modo como en la
    sociedad, se den las relaciones entre lo individual y lo
    colectivo, o entre la vida pública y la
    privada.

    El hombre actual no puede renunciar a la moral, ya que
    ésta siempre responde a una necesidad social; que es
    lograr la cohesión entre los sujeto socialmente, y tampoco
    por lo menos en un futuro previsible a la política, ya que
    ésta también responde a una necesidad social. Pero,
    en una sociedad superior, sus relaciones han de caracterizarse
    por ser concordantes sin la pérdida de su ámbito
    propio y muy particular. Por tanto, ni renuncia a la
    política a favor de la moral, ni excluye a la moral a
    favor de la política.

    La política, intenta regular las relaciones no ya
    del individuo y las demás personas, sino las
    interdependencias entre grupos humanos.

    Platón imagina tales relaciones en su obra la
    República, obra concebida como proyecto de un
    estado perfecto. En ese estado existen tres estamentos:
    filósofos-reyes (de ambos sexos), los guardianes, los
    campesinos y artesanos. Cada estrato de la sociedad tiene una
    función y una virtud propias. De tal suerte, los
    filósofos-reyes deben dedicarse a gobernar; se distinguen
    por su sabiduría y conocimiento. Los guardianes, un
    ejército profesional, se dedican a llevar a cabo las
    órdenes de los gobernantes y a defender la patria en el
    caso de una guerra; su virtud específica es la
    valentía. Los campesinos y artesanos se encargan de
    sostener económicamente a todo el estado, ya que los otros
    dos estamentos no reciben ninguna recompensa económica por
    su trabajo; deben cultivar la moderación. Al cumplir cada
    estamento con su propia tarea sin entrometerse en las de los
    otros estamentos, se da la justicia que es, según
    Platón, la virtud política por
    excelencia

     LA CIENCIA

    El problema de las relaciones entre ciencia y moral
    puede plantearse en dos planos: 1. – con respecto a la naturaleza
    de la moral. En este plano se trata de determinar si cabe hablar
    del carácter científico de la moral: 2. – con
    respecto al uso de la ciencia. En
    este plano, cabe hablar del papel moral
    del hombre de ciencia o de la actividad del
    científico.

    La primera cuestión ya se ha visto al definir a
    la ética como ciencia de la moral. Se agrega un aspecto
    más señalando que las ciencias son un conjunto de
    proposiciones o juicios acerca de lo que las cosas son; enuncian
    o indican lo que algo es. Sus enunciados no tienen un
    carácter normativo, es decir, no señalan lo que
    algo debe ser. En cuanto ciencia, la ética también
    es un conjunto de enunciados acerca de un objeto propio, de un
    sector de la realidad humana que se denomina moral. De este
    objeto de la ética forman parte, las normas y los actos
    morales que se ajuntan a ellas. La ética nos dice
    qué es la norma moral, pero no postula o establece normas
    específicas, estudia un tipo de conducta la del hombre
    real, el que establece determinadas normas de conducta. La moral
    responde a la necesidad social de regular en cierta forma las
    acciones de
    los individuos en una comunidad dada; no es, por tanto, la
    necesidad de aprender lo que algo es, es decir, de conocerlo, lo
    que determina la existencia de la moral. La moral es ideología, o sea, un conjunto de ideas,
    normas y juicios de valor, junto con los actos humanos
    correspondientes, que responden a los intereses de un grupo
    social. Una moral basada en un tratamiento científico de
    los hechos morales, y que, por tanto, tenga en cuenta las
    posibilidades objetivas y subjetivas de realización que el
    conocimiento ético le puede mostrar, no será
    ciertamente científica por su estructura, ya que
    ésta será siempre normativa, pero sí
    podrá basarse en el conocimiento científico que le
    brindan la ética, y junto con ella la economía, la
    historia, la psicología, la antropología, etc., es decir las ciencias
    que estudian la realidad humana.

    La segunda cuestión se refiere al contenido moral
    de la actividad del científico; o sea, a la
    responsabilidad moral que asume: 1. – en el ejercicio de su
    actividad, 2. – por las consecuencias sociales de ella. En el
    primer caso el científico ha de poner de manifiesto una
    serie de cualidades morales cuya posesión asegura una
    mejor realización del objetivo fundamental que preside su
    actividad que es: la búsqueda de la verdad. Entre esas
    cualidades morales, propias de todo verdadero hombre de ciencia,
    figuran de manera principal la honestidad
    intelectual, el desinterés personal, la decisión en
    la defensa de la verdad y en la crítica de la falsedad,
    etc., pero, en nuestra época, que se caracteriza por la
    enorme elevación del papel de la ciencia en el progreso
    tecnológico, el contenido moral de la actividad
    científica se precisa y enriquece aún más.
    El uso de la ciencia puede acarrear grandes bienes o terribles
    males a la humanidad. Si se aplica con fines bélicos,
    puede convertirse en una gran fuerza de destrucción y de
    exterminio del mismo ser humano. En cuanto que la ciencia no
    siendo ideológica por su estructura puede estar al
    servicio de los fines más nobles, o de los más
    perniciosos para el género
    humano, el científico no puede permanecer indiferente ante
    las consecuencias sociales de su labor, es decir al uso que se
    haga de sus investigaciones y descubrimientos. La ciencia por su
    uso y por las consecuencias de su aplicación no puede ser
    separada de la moral, pero la calificación moral no puede
    recaer sobre el contenido propio e interno de ella, ya que la
    investigación científica en cuanto
    tal es neutra moralmente.

    LECTURA PARA
    REFLEXIONAR:

    ¿QUÉ NOS OFRECE LA SOCIEDAD
    ACTUAL?.

    El progreso económico, científico,
    técnico y político- social en nuestros días
    ha propiciado el surgimiento de la sociedad del bienestar, del
    consumo, de la abundancia. Nuestra sociedad nos presenta un
    amplio abanico de perspectivas y ofrece un amplia gama de
    posibilidades:

    1.      Posibilidades de
    riquezas. La publicidad y los medios de
    comunicación, diariamente nos presentan una enorme
    variedad de bienes y riquezas: los lujos de la elite, las grandes
    mansiones, los lujos automóviles; de los artistas, de los
    millonarios, el reconocimiento y fortuna de abogados,
    empresarios, deportistas, políticos, etc.

    2.      Posibilidades de
    oficios y profesiones. Nos ofrecen toda una serie,
    prácticamente indefinida, de carreras y empleos:
    ingenieros, técnicos, psicólogos, médicos,
    pintores, deportistas, economistas, artesanos, etc.

    3.      Posibilidad de comprar:
    en el mercado en general nos presenta infinidad de objetos de uso
    y compra: perfumes, ropa, alhajas, electrodomésticos,
    automóviles, etc.

    4.      Posibilidades
    lúdicas. La publicidad nos informa de los más
    extraordinarios y seductores espectáculos y actividades,
    de manera constante nos ofrecen viajes,
    excursiones, deportes,
    películas, etc.

    Aquí es donde se presenta los problemas
    prácticos – morales, ya que la sociedad al
    presentarnos tantas posibilidades, exige, también, enormes
    sacrificios, muchas personas encuentran bienestar y
    satisfacciones; más aún para otras, nuestra
    sociedad se convierte en un doloroso sufrimiento.

    Resultado que cuanto mayores sean nuestras aspiraciones,
    mayores pueden ser nuestras frustraciones, así
    ¿cómo acertar en nuestra
    elección?¿Cómo no perderse entre la variedad
    de alternativas?, Un joven sabe que debe estudiar; pero,
    ¿debe renunciar al deporte, al cine a ganar
    algún dinero?, No se puede hacer todo, pero,
    ¿cómo elegir entre ser ingeniero, deportista, o
    artista?¿Y si elijo ser deportista y fracaso?, Estas
    frustraciones recaen en las posibilidades de elección por
    lo que afectan a la persona en primer lugar y a los demás
    con los que convive.

    MORAL Y
    EDUCACIÓN.

    El mundo está cambiando a un ritmo potencial. Si
    queremos enfrentar exitosamente el desafío que constituyen
    los inquietantes cambios en ciencia, tecnología, comunicaciones
    y relaciones sociales, no podemos quedarnos con las "respuestas"
    del pasado; debemos confiar en los "procesos" que
    generan los nuevos problemas. El cambio se sucede tan
    rápidamente que las respuestas, conocimiento,
    métodos y habilidades se vuelven obsoletos casi en el
    momento en que los dominamos.

    Esta situación no sólo implica elaborar
    nuevas técnicas educacionales, sino establecer una nueva
    meta. En el mundo que cotidianamente nos enfrentamos, el objetivo
    de la educación debe desarrollar individuos abiertos al
    cambio y con una verdadera capacidad de resolver la constante
    problemática que se presenta. Sólo dichas personas
    pueden enfrentar de manera constructiva las diferentes
    situaciones, donde los problemas prácticos – morales
    surgen con mucha mayor rapidez que las soluciones o
    respuestas. Es imposible concebir una moral sin pensar en la
    educación; ya que el ser humano no nace con determinada
    moral, sino que dentro de su proceso de
    desarrollo en la sociedad, se construye como agente moral, y la
    calidad de su
    construcción moral depende en gran medida de la calidad de
    educación que ha recibido.

     LA
    URGENCIA DE MI SITUACIÓN CONCRETA

    O MI COMPROMISO ÉTICO

    "La gente siempre está culpando a las
    circunstancias. En este mundo triunfan aquellos que se levantan y
    buscan las circunstancias que sean y, si no las encuentran, las
    fabrican"(Bernard Shaw).

    Es muy fácil decir que las cosas están
    como están por culpa de los gobernantes o de la crisis, o de
    la sociedad, o del sistema. Constantemente estamos
    justificándonos para evadirnos de nuestras obligaciones
    morales, desplazando las responsabilidades hacia entidades
    abstractas u organismos que nada soluciona.

    Se ha visto, sin embargo, que el hombre es un ser
    incierto, tiene varias posibilidades de acción moral, y es
    esta condición la que precisamente le provoca el conflicto:
    ¿Qué hacer? ¿Cómo
    responder?.

    El hombre que se contenta siempre con lo que hay, no
    está haciendo valer su condición de persona, es
    decir, de sujeto autónomo en desarrollo de sus
    potencialidades.

    Sabemos que el hombre no "tiene" la libertad; estamos
    condicionados por todos los frentes: política, cultural,
    socialmente; hasta nos "ordenan" lo que tenemos que pensar y que
    desear, como se constata, por desgracia, en los medios de
    comunicación.

    Sin embargo, el hombre si sabe lo que es la libertad y
    siente en sí mismo la aspiración hacia
    ella.

    Esta aspiración es la que le impulsa a la
    acción; por ejemplo, la búsqueda de justicia, para
    que todos alcancen la misma posibilidad de ser libres.

    No basta, por otro lado, con ponernos una etiqueta y
    conformarnos: "Es más fácil ser "humanitarios" que
    dar a nuestro País lo que le corresponde. Es más
    sencillo ser "Patriotas" que hacer de nuestra propia comunidad un
    sitio más agradable para vivir. Cuesta menos ser
    "líderes sociales" que tratar a nuestras propias familias
    con amor y comprensión. Cuanto menor es el foco de
    atención, más ardua es la tarea"
    (Sydney J. Harris).

    EL PORVENIR DE LA
    ÉTICA

    "Don Quijote
    discurría con la voluntad, y al decir "¡yo sé
    quién soy!", no dijo sino "¡yo sé
    quién quiero ser!". Y es el quicio de la vida humana toda:
    saber el hombre lo que quiere ser. Te debe importar poco lo que
    eres, lo cardinal para ti es lo que quieras ser.

    (M. de Unamuno, Vida de don Quijote y
    Sancho).

     Hablar de un "porvenir" en relación con la
    ética encierra varias dificultades. En primer lugar, por
    la condición misma de la ética, que nada tiene que
    ver con las maravillas o desgracias que nos esperan en el futuro
    sino con lo más prioritariamente inaplazable: el uso
    actual de la libertad. La moral, como la vida a la que sirve y a
    la que da sentido, nunca puede ser dejada para más tarde.
    La política, por ejemplo, es una inversión a más o menos largo plazo,
    que supedita la actividad presente a determinados beneficios
    futuros: la legitimación de los sacrificios hoy necesarios
    o de la utilización actual de la violencia proviene del
    mañana que, como resultado de todo ello, vamos
    conquistando. Pero la ética trata de la
    intervención oportuna en el momento crítico, de la
    elección que calibra y decide entre las propuestas del
    presente, no para ganar el mañana sino para dar sentido al
    hoy: lo que cuenta no es lo que más tarde se tendrá
    sino lo que ahora se quiere. El sujeto libre no busca el
    ejercicio moral nada distinto y posterior a sí mismo. Sino
    seguir mereciendo la confianza y el amor propio racional que se
    profesa. Ninguna institución futura le dispensará
    de continuar experimentando la urgencia sin excusas de la
    opción presente.

    Referirse al porvenir de la ética parece dar por
    supuesto que se avecinan nuevos valores fundamentales y que cabe
    esperar (sea con temor o con esperanza) un nuevo tipo de
    moralidad. Los hábitos eróticos, las
    ideologías políticas, las relaciones familiares,
    las posibilidades creadoras o destructoras de la ciencia
    aplicada, todo ello en vías de acelerada
    modificación, darán lugar a códigos de
    conducta distintos a los usados por nuestros padres y no digamos
    por nuestros abuelos. Lo que ayer producía
    escándalo, hoy es moda
    disfrutada sin escrúpulo; comportamientos que ayer eran
    tenidos por normales y hasta edificantes, hoy parecen impropios o
    brutales. En este sentido un estudio sobre el porvenir de la
    ética podría ser algo así como una escala
    futurológica que intentase prefigurar los usos cuya
    valoración va a experimentar un alza y aquellos que
    decaerán paulatinamente en el aprecio
    público.

     REAFIRMANDO
    LOS CONTENIDOS:

     1.      ¿
    Qué se entiende por Ética?

    2.      ¿ Cuál es
    el campo de la Ética?

    3.      ¿ En que
    consiste un problema Moral?

    4.      Escriba dos ejemplos de
    problemas prácticos- morales

     5.      Señale la
    diferencia entre un problema Ético de un problema
    Práctico- Moral

     

    6.      Indique cuales ciencias
    se relacionan con la Ética

     7.      ¿
    Cómo surge la Moral?

     8.      ¿
    Cómo se mide el progreso Moral?

     9.      ¿
    Cómo se relaciona la Moral y el Derecho?

     10. ¿ Cómo se relaciona la Moral y
    la Ciencia?

     11. Escribe tu propia reflexión/ comentario
    acerca de cada una de las Lecturas de Reflexión

     Realice un cuadro comparativo de las
    características de la Moral; primitiva, esclavista,
    feudal, capitalista y socialista

     Cuadro comparativo de
    características de la Moral

    Primitiva

    Esclavista

    Feudal

    Capitalista

    Socialista

      LA
    MORAL

     LOS VALORES

    La ética estudia los valores, es decir, todo
    aquello que las personas desean, consideran importante de hacer o
    conformar su manera de ser ( su personalidad. Los seres humanos,
    por ser libres, vamos formando nuestro carácter, es decir,
    la manera habitual de ser y hacer, mediante nuestros actos, la
    formación del carácter presenta una doble
    dimensión: en primer lugar, con cada acto elegimos una
    entre varias posibilidades, como ejemplo; en este momento puedo
    poner atención a las clases o utilizar mi tiempo para
    escribir algo que me interesa, o no poner atención, ni
    respetar el tiempo de otros, o fastidiar al maestro o a mis
    compañeros, etc., en segundo lugar con cada acto
    configuramos la conducta habitual: quien roba se hace
    ladrón, quien miente se convierte en mentiroso, quien
    estudia se convierte en estudiante. Haciendo el mal, adquirimos
    hábitos negativos (vicios) y nos hacemos personas
    negativas o viciosas; haciendo el bien adquirimos hábitos
    positivos (virtudes) y nos hacemos personas buenas, correctas o
    virtuosas.

    En el proceso de elección y el hacer se nos
    presenta siempre la posibilidad de elegir entre varios actos
    posibles. Esta elección ha de basarse, a su vez, en una
    preferencia.

    Al hablar del término valor cuyo uso se extiende
    hoy a todos los campos de la actividad humana, incluyendo la
    moral. Corresponde a Carlos Marx el
    mérito de haber analizado el valor económico
    ofreciéndonos con ello los rasgos esenciales del valor en
    general. Veamos el problema del valor con respecto a un objeto
    económico como: la mercancía, es en primer lugar un
    objeto útil, satisface determinada necesidad humana. Tiene
    una utilidad para
    nosotros y, en ese sentido, posee un valor de uso. La
    mercancía vale en cuanto podemos usarla y el objeto
    útil no podría ser usado, y, por tanto, no
    tendría un valor de uso, si no poseyera ciertas
    propiedades sensibles o materiales.

    Para que un objeto tenga un valor de uso se requiere
    simplemente que satisfaga una necesidad humana, sea natural o
    producto humano. Cuando estos productos se destinan no
    sólo a ser usados, sino ante todo a ser cambiados se
    convierten en mercancías, y, entonces, adquieren un doble
    valor: de uso y de cambio. El valor de cambio de la
    mercancía es indiferente a su valor de uso; o sea, es
    independiente de su capacidad para satisfacer una necesidad
    humana determinada, sólo un objeto útil puede tener
    un valor de cambio.

    El valor de cambio, como el de uso sólo lo posee
    el objeto en su relación con el hombre, como una propiedad
    humana o social suya, aunque esta propiedad valiosa no se
    presente en el objeto(en la mercancía) con la claridad y
    transparencia con que se da en ella el valor de uso.

    El valor de cambio como el de uso, no existe, por tanto,
    en sí, sino en relación con las propiedades
    naturales, físicas, del objeto que lo soporta, y en
    relación también con un sujeto, el hombre social,
    sin el cual tal objeto no existiría, potencial ni
    efectivamente, como objeto valioso.

    La teoría que fundamenta los valores se le llama
    axiología. El hombre siempre a estudiado
    los valores, aunque no con el nombre y sistematicidad con que en
    la actualidad se realizan. Ya los grandes filósofos como
    Platón y Aristóteles, estudiaron con amplitud
    entidades como la justicia, el bien, la responsabilidad, la
    moderación, la libertad, etc., a las cuales las
    designaremos como valores morales.

    La historia de la
    filosofía reconoce como iniciadores formales de la
    axiología a los filósofos del siglo XIX, Hermann
    Lotze y Friedrich Nietzsche,
    difundieron como señala Francisco Larroyo, las frases que
    se emplean en nuestro tiempo por ejemplo: validez del valor,
    tabla de valores, trasmutación de valores, y
    otros.

    Max Scheler estableció una escala
    jerárquica de valores:

    1.      valores sensibles, como
    lo agradable y lo desagradable

    2.      valores vitales, como
    la salud,
    enfermedad, vejez,
    muerte

    3.      Valores espirituales,
    que comprenden los valores estéticos ( lo bello y lo feo),
    valores jurídicos ( lo justo y lo injusto), valores
    ligados al ejercicio de nuestro conocimiento.

    4.      El grado más
    alto coloca Scheler los valores religiosos, como lo sagrado y lo
    profano.

    5.      La acción
    ética para Scheler, consistirá pues, en la
    realización de los valores según esta misma
    jerarquía, los valores inferiores son sacrificados, cuando
    sea necesario, por los de rango superior. El sentido de la vida
    humana consiste para él, en la realización de los
    mismos. Ello es posible mediante la facultad estimativa. Max
    Scheler subraya el carácter absoluto y trascendente de los
    valores. Según él, los valores son siempre los
    mismos, lo que cambia es el hombre histórico, que altera
    su orden respectivo. Pero los valores están ahí, y
    se descubren al igual que la verdad. Cuanto más valiosa es
    la persona, más abierta se encuentra a los
    valores.

    La mayoría de las personas no sabe qué son
    los valores: pero reconoce lo valioso de los objetos, pues los
    valora y se decide, al elegir o tener preferencia más por
    unos que por otros.

    Los valores no existen por sí mismos, al menos en
    este mundo: necesitan de un depositario en qué descansar.
    Se nos presentan por tanto, sólo como cualidades de esos
    depositarios: la belleza de un trofeo, la hermosura de la rosa,
    la utilidad de una herramienta, la armonía de una
    escultura, en lo anterior existe cualidades para la existencia
    misma del los objetos, el volumen, el peso,
    la exactitud, la extensión, como ejemplo. Ninguno de estos
    objetos podría existir a la falta de esas cualidades. Son
    cualidades que los objetos comparten con los demás objetos
    y que ellos mismos poseían antes de que se les incorporara
    un valor.

    SUBJETIVISMO Y
    OBJETIVISMO AXIOLÓGICOS

    A finales del siglo XIX el tema acerca de valores
    cobró suma importancia, debido sobre todo a la obra de
    Friedrich Nietzsche, tiempo después, surgieron dos clases
    de opiniones contrapuestas respecto a la realidad del
    valor[13]:

    LOS SUBJETIVISTAS AXIOLÓGICOS

     Defienden que no existen cosas valiosos por
    sí mismas, ni tampoco valores, sino que todos los valores
    son creados o inventados por las personas, es decir, valioso es
    lo que los seres humanos consideran como tal, por tanto el
    subjetivismo, traslada el valor del objeto al sujeto, y lo hace
    depender del modo como soy afectado por la presencia del objeto.
    Como representantes de esta corriente sitúan a los
    siguientes filósofos:

    1.      Nietzsche.,
    Reaccionó contra las ideas platónicas y contra la
    moral cristiana, defendió que los valores morales son
    valoraciones subjetivas, es decir, que los valores dependen de
    las preferencias individuales y colectivas y se encuentran
    sometidos a las modas y los caprichos humanos.

    2.      Meinong., Afirma que
    una cosa tiene valor cuando nos agrada y en la medida en que nos
    agrada.

    3.      Ehrenfels., En cambio,
    rechaza el sentimiento de agrado como fundamento del valor.
    Según el mismo, si el fundamento del valor fuera el
    agrado, sólo podrían ser valiosas las cosas
    existentes, sin embargo, consideramos también como
    valiosas las cosas que no existen; como la justicia perfecta, la
    felicidad total, la democracia
    plena. Para este filósofo el fundamento del valor reside
    en nuestro deseo o apetito, valiosas son las cosas que deseamos o
    apetecemos y porque las deseamos y las apetecemos[14].

     Los subjetivistas tienen razón al sostener
    que no hay objetos valiosos de por sí, al margen de toda
    relación con el sujeto, y más propiamente, con un
    sujeto que valora.

    Los subjetivistas no tienen razón al descartar
    por completo las propiedades del objeto, sean naturales o las
    creadas por el hombre, que pueden provocar la actitud valorativa
    del sujeto. ¿Cómo podría explicarse que
    distintos objetos susciten diversas actitudes
    valorativas en un mismo sujeto, aunque ello no quiera decir que
    la relación sujeto- objeto tenga un carácter
    estrictamente individual? Es evidente que la existencia de
    propiedades objetivas distintas contribuyen a despertar
    reacciones diversas en el mismo sujeto, el modo de ser afectado
    el sujeto no puede ser reducido a una reacción puramente
    individual sean modas, caprichos, agrado personal o desagrado,
    nuestro apetito, gusto o estado psíquico.

    LOS OBJETIVISTAS AXIOLÓGICOS

     Sus antecedentes históricos son lejanos ya
    que los encontramos en Platón en su doctrina
    metafísica de las ideas. Lo bueno y lo bello existen
    idealmente, como entidades inmutables, intemporales y absolutas
    que existen en sí y para sí, independientemente de
    cómo se plasmen en las cosas empíricas, temporales,
    mudadizas y relativas, e independientemente también de la
    relación que el hombre pueda mantener con ellas
    conociéndolas o intuyéndolas. Para los defensores
    de esta corriente valorar consiste en descubrir
    valores.

    En esta corriente encontramos dos concepciones
    distintas.

    1.      Para Max Scheler y
    Nikolai Hartmann., Los valores son independientes, tanto de los
    sujetos que valoran como de las cosas y los bienes en que se
    encuentran. Los valores son entes ideales, objetivos y
    absolutos, existentes en sí y por sí, que poseen
    una esencia propia y una existencia ideal.

    2.      Otros filósofos
    pertenecientes a muy diversas corrientes filosóficas, como
    Maritain, Ortega y Gasset y casi todos los
    neoescolásticos, sostienen que no existen valores
    independientes en sí, sino objetos reales e ideales (
    bienes), que por ser bienes poseen valor y se presentan a las
    personas invitándoles a su realización, o sea los
    valores son los propios seres reales e ideales en tanto en cuanto
    se presentan como bienes a las personas.

     Las tesis
    fundamentales del objetivismo, pueden sintetizarse de la
    siguiente manera: separación radical entre valor y bien, y
    entre valor y existencia humana.

     LOS VALORES
    MORALES

    Los valores morales únicamente se dan en actos o
    productos humanos. Sólo lo que tiene una
    significación humana puede ser valorado moralmente, pero,
    a su vez, sólo los actos o productos que los hombres
    pueden reconocer como suyos, es decir, los realizados consciente
    y libremente, y con respecto a los cuales se les puede atribuir
    una responsabilidad moral. En este sentido, se puede calificar
    moralmente la conducta de los individuos o de grupos sociales,
    las intenciones de sus actos, y sus resultados y consecuencias,
    las actividades de las instituciones sociales, etc.

    Un producto humano puede soportar varios valores, aunque
    uno de ellos sea el determinante. Así, por ejemplo un
    poema puede tener no sólo un valor literario,
    histórico, sino también político, o moral.
    Es legítimo abstraer un valor de esa gran formación
    de valores, pero a condición de no reducir un valor a
    otro.

    Puedo juzgar un poema por su valor literario o
    político, pero siempre que no se pretenda deducir de esos
    valores su valor propiamente histórico. Quien condena un
    poema desde el punto de vista moral, no dice nada que afecta a su
    valor histórico, simplemente está afirmando que en
    dicha obra no se realiza el valor moral que él considera
    que debiera realizarse en ella.

    Un mismo acto o producto humano puede ser valorado, por
    tanto, desde diversos ángulos en cuanto que en él
    se encarnan o realizan distintos valores. Pero, aunque los
    valores se conjuguen en un mismo objeto, no deben ser
    confundidos. Esto se aplica de un modo especial a los valores
    morales y no morales. Hay que tener presente que los valores
    morales sólo se encarnan en actos o productos humanos, y,
    dentro de éstos, en aquellos que se realizan libremente,
    es decir, consciente y voluntariamente.

     LO NORMATIVO Y LO FÁCTICO

    Si por moral se entiende como: un conjunto de normas,
    aceptadas libre y conscientemente, que regulan la conducta
    individual y social de los hombres.

    En la definición encontramos: normas y
    conducta.

    1.      Lo referente a normas (
    normativo), está constituido por las normas o reglas de
    acción, e imperativos que enuncian algo que debe
    ser.

    2.      Conductas
    (fáctico), o plano de los hechos morales, constituido por
    ciertos actos humanos que se dan efectivamente, es decir, que
    son, independientemente de cómo creamos que debieron
    ser.

     En el terreno normativo se encuentran las reglas
    que postulan determinado tipo de comportamiento: "respeta la
    propiedad ajena", "no adquieras cosas robadas", "obedece a tus
    padres", "sé solidario con tus amigos" etc.

    En el terreno de lo fáctico; están todas
    las acciones concretas, el acto X de Juan que obedece a sus
    padres, el acto por el cual María muestra su
    solidaridad con su amiga Rocío, el acto de Pedro no
    aceptar comprar objetos robados etc.

    Estos actos se ajustan a determinadas normas morales y
    justamente porque pueden ser puestos en una relación
    positiva con una norma, en cuanto se ajustan a ella o la ponen en
    práctica, cobran un significado moral, son actos morales
    positivos o moralmente valiosos. Se puede considerar otro tipo de
    actos: el incumplimiento de una promesa dada, la falta de respeto
    entre los compañeros del grupo, los actos irrespetuosos
    hacia las autoridades, etc., éstos no se consideran actos
    morales positivos en cuanto están quebrantando las normas
    morales, pero no por ello dejan de ser de la esfera moral. Lo
    normativo se encuentra, a su vez, en relación con lo
    fáctico, ya que toda norma, establece algo que debe ser,
    un tipo de comportamiento que se considera el adecuado, apunta a
    los hechos, ya que implica una exigencia de hacerlo. Lo normativo
    existe para ser realizado, lo cual no quiere decir que se realice
    necesariamente, establece una conducta que se considera adecuada,
    es decir, que debe de hacerse, aunque en la realidad no se cumpla
    la norma, pero, el que no se cumpla la norma no invalida su
    exigencia de realizarla, las normas se dan y valen
    independientemente del grado en que se cumplan o no. Las normas
    deben de cumplirse, y los hechos se relacionan con las normas a
    realizarse.

     ESTRUCTURA DEL ACTO MORAL

    ¿Qué es un acto moral?,
    ¿Cuáles son las condiciones o requisitos que
    reclama un acto moral?, ¿Cuáles son los elementos
    esenciales que conforman al acto moral?.

    El acto moral implica todo un proceso en que sé
    interrelacionan una serie de elementos o pasos, se puede definir
    como: " es el proceso mediante el cual un sujeto moral realiza un
    comportamiento susceptible de ser valorado bajo un sentido moral
    ( bueno o malo)".

    Los requisitos para efectuar un acto moral son: la
    libertad y conciencia del sujeto. Un acto adquiere su
    calificativo moral cuando se realiza en una forma libre y
    consciente. La libertad es una condición fundamental y
    necesaria en el acto moral. Según John Dewey, en su obra
    Teoría de la moral, los requisitos que debe poseer una
    sujeto para realizar un acto moral son:

    1.      debe saber lo que
    está haciendo

    2.      debe escoger ese acto
    por él mismo (libertad)

    3.      debe ser el acto moral
    la expresión de un carácter formado y
    estable

    4.      El acto debe ser
    voluntario, manifestar una elección como expresión
    de la tendencia y disposición general de la
    personalidad.

    Los actos que realizamos en la vida diaria, son
    insignificantes en forma aislada, pero son importantes en su
    conjunto, como señala Dewey: "si un hombre que tuviera que
    acudir a una cita importante por la mañana, sé
    rehusa a levantarse de la cama por pura pereza, la calidad moral
    indirecta de ese acto, en apariencia automático,
    sería evidente. Se realiza un gran número de actos
    que parecen triviales en sí, pero que en realidad son
    apoyos y puntales de otros actos, en los que están
    presentes consideraciones morales definidas. La persona que
    pasara por alto completamente la conexión de la gran
    cantidad de actos más o menos rutinarios con el
    pequeño número de aquellos que tienen una clara
    consecuencia moral sería una persona totalmente
    irresponsable e indigna de confianza".

    Siguiendo la estructura que presenta Adolfo
    Sánchez Vázquez, se pueden distinguir los
    siguientes elementos que integran el acto moral.

    1.      Primer elemento del
    acto moral es el sujeto moral. Es el individuo dotado de
    conciencia moral, es un ser concreto, ubicado en una determinada
    circunstancia histórica y social, por ello también
    se le llama sujeto real.

    2.      Motivos o intenciones.
    Cuando nos preguntamos qué es lo que nos lleva a actuar o
    perseguir un determinado fin. Se puede decir que un mismo acto
    puede realizarse por diferentes motivos: buenos o malos,
    conscientes o inconscientes. Pero, en todo caso, los motivos
    inconscientes están fuera del mundo moral, por lo que, el
    acto moral, se centra solamente en los motivos conscientes del
    sujeto. Las teorías
    motivistas o de las intenciones consideran que lo bueno de una
    acción descansa en los motivos de un sujeto. Como
    representante está Kant.
    Según la teoría motivista, se puede hablar de los
    actos que son realizados con buenas intenciones, pero cuyos
    resultados no son por diversas circunstancias, buenos o
    positivos.

    3.      Conciencia del fin que
    se persigue. Es aquello que se entiende como la
    anticipación ideal del resultado que se pretende alcanzar.
    Este momento del acto moral es vital para cualquier sujeto,
    puesto que todavía no se ha realizado efectivamente,
    pudiendo, así, orientarlo hacia un sentido u otro.
    Así por ejemplo: dos alumnos visitan a un compañero
    de clase que está enfermo:

    • El primero espera que su visita reconforte y apoye
      moralmente a su compañero.
    • El segundo, espera que mediante su visita, su
      compañero (enfermo), que es el líder
      de los estudiantes, lo tome en cuenta para poder ocupar una
      cartera política en el estudiantado.

     4.      Decisión.
    La decisión le otorga al acto moral su carácter
    autónomo y voluntario, ya que la decisión debe ser
    la expresión de la propia voluntad y responsabilidad del
    sujeto, y no de la voluntad ajena ( heteronomía.
    Definiendo la decisión como la capacidad que tiene el
    sujeto para actuar por sí mismo, en concordancia con lo
    que cree que es la mejor elección o alternativa

     5.      Elección.
    Implica una elección entre varios fines posibles. En un
    acto moral uno siempre se pregunta ¿cuáles son los
    fines preferibles para llevar a cabo el acto moral?, Dewey
    señala un ejemplo de elección "Una persona va abrir
    una ventana porque siente necesidad de aire fresco;
    ningún acto podría ser más "natural",
    más moralmente indiferente en apariencia. Pero recuerda
    que su acompañante es un minusválido muy sensible a
    las corrientes de aire. Ve ahora su acto bajo dos aspectos
    diferentes, dotado de dos valores distintos y tiene que hacer una
    elección. Cuál es el fin adecuado: la
    satisfacción de un placer personal o la
    satisfacción de las necesidades de otro?"

    6.      Medios. El empleo de los
    medios adecuados no puede entenderse cuando se trata de un acto
    moral, en el sentido que todos los medios sean buenos para
    alcanzar un fin o que el fin justifique los medios. Un fin
    elevado no justifica el uso de medios más bajos, como
    aquellos que contienen el tratar a los hombres como cosas o meros
    instrumentos.

    7.      El resultado. El empleo
    de los medios permite alcanzar, el fin, el resultado deseado. El
    acto moral se consuma en el resultado, o sea, en la
    realización del fin perseguido[15].

    8.      Las circunstancias. Es
    otro ingrediente del acto moral, entendiendo a éstas como
    las diversas situaciones que rodean al acto moral, una forma de
    enumerar las circunstancias de acuerdo a Austín Fagothey
    son a través de preguntas:
    ¿quién?¿Cuándo?¿Cómo?¿A
    quién?¿Con qué medios?¿Por
    qué?¿Conque
    frecuencia?¿Dónde?

    CIRCUNSTANCIAS

    MEDIOS

     DECISIÓN ELECCIÓN

    MOTIVOS

    CONCIENCIA DEL FIN QUE SE PERSIGUE

    SUJETOS MORALES

    En el acto moral concurren una serie de elementos o
    momentos; Todos ellos deben ser cumplidos de manera positiva para
    que nuestro comportamiento sea moralmente bueno en una forma
    plena.

    LAS NORMAS MORALES.

     Cuando analizamos la historia vemos que el ser
    humano, en todas las épocas y en todas las sociedades, ha
    desarrollado principios morales, de acuerdo con los cuales ha
    intentado regular las conductas personales y sociales. Estos
    principios morales han ido variando con el transcurso del tiempo:
    los deberes y los derechos aceptados por unos pueblos eran
    rechazados por otros. Con frecuencia, en una misma sociedad
    encontramos aciertos morales y errores aberrantes.

    Como ejemplo, en la Grecia de
    Pericles, al mismo tiempo se intentaba desarrollar un sistema
    político democrático, y se aceptaba la existencia
    institucional de la esclavitud, en la actualidad se habla de
    globalización comercial, política,
    cultura, libertad, mientras tiene lugar las guerras
    intestinas, la muerte
    sé seres humanos por falta de alimentos,
    pobreza
    extrema, etc.

    Los seres humanos han sido capaces de imaginar y dar
    vigencia social a las más variadas formas morales. ;
    parece evidente que, basándose en unos u otros principios
    o en unas u otras costumbres, todas las sociedades se han visto
    obligadas a regirse por determinadas normas de moral, en lo que
    respecta a todos los actos humanos de determinada
    sociedad.

    Los éticos han advertido que se comprenda bien
    qué es una norma si se compara con el concepto de ley
    natural, en el lenguaje
    cotidiano, se utiliza, el concepto de ley al referirse a la norma
    moral. ¿En qué se diferencian las leyes naturales
    de las normas o leyes morales?.

    Sobre la ley natural se han expresado muchas
    definiciones, todas ellas tienen en común lo siguiente: la
    ley es una relación constante entre los hechos. La ciencia
    se ocupa de las relaciones constantes e invariables entre los
    hechos, y a este tipo de relaciones se les llama leyes. La
    palabra ley (en griego nomos) significa mandato, imperativo. Se
    llama así la relación permanente entre los
    fenómenos, debido a que es forzosa. Una
    característica esencial de la ley es que se trata de un
    juicio que señala relaciones constantes entre los
    fenómenos. Y esto se basa en el principio de causalidad
    que sostiene que a determinadas condiciones corresponden
    necesariamente determinadas consecuencias. Por ejemplo, si arrojo
    una moneda al aire, sé de antemano que ésta
    tenderá a caer y no a quedar suspendida en el espacio, en
    virtud de la ley de la gravitación. La ley no admite
    excepciones, no dice que unos cuerpos caen y que otros no caen;
    su carácter de ley radica en que señala una
    necesidad.

    Podemos preguntarnos ¿Acaso la norma moral es
    semejante a la ley natural?, ¿La norma moral
    también expresa una necesidad causal?. Se observa que la
    norma moral se dirige a seres capaces de cumplirla o no
    cumplirla. Si no se piensa en un margen de libertad, entonces la
    norma moral es imposible, ¿Qué caso tendría
    prescribir la norma "los hombres deben ser veraces", si
    éstos fueran necesariamente veraces?. La norma moral se
    distingue de la ley natural en que no expresa una relación
    constante o necesaria, sino que descansa en el supuesto de la
    libertad. Por su finalidad las leyes naturales y las normas
    morales se diferencian porque las leyes son explicativas. El
    científico no hace juicio de valor, sólo se
    pregunta a qué leyes obedecen ciertos fenómenos. La
    función de la ley consiste en explicar un hecho con base
    en la relación que éste guarda con otro. En cambio,
    las normas morales son prácticas, no tratan de explicar
    sino de provocar, de suscitar un comportamiento que se considera
    adecuado o valioso. Las leyes naturales necesitan ser comprobadas
    por los hechos, deben ser verificadas en la
    experiencia(carácter a posteriori de las leyes. En cambio,
    la comprobación empírica no existe en el orden
    normativo(carácter a priori de las normas morales, la
    validez de la norma moral es a priori.

    Las normas morales son interiores. Para satisfacer estas
    normas, es indispensable que el obligado esté consciente
    de que debe acatarlas: en caso contrario, sólo
    habrá cumplimiento legal, pero no moral. Si una persona
    aplica la norma "respeta a los ancianos a su conducta externa,
    entonces sólo estará cumpliendo con una norma de
    trato social.

    Las normas morales son unilaterales: porque
    únicamente obligan, pero nadie tiene derecho a exigir su
    cumplimiento. Si fueran bilaterales, se convertían en
    normas jurídicas.

    Las normas morales no son coercibles. No se pueden
    cumplir mediante la fuerza. El obligado debe acatar la norma de
    manera individual, natural y espontáneamente.

    Las normas morales son autónomas. El sujeto moral
    es su propio autor, porque surgen de su propia
    naturaleza.

    EL JUICIO
    MORAL

    Continuamente emitimos juicios sobre el comportamiento y
    los actos de los demás. Con frecuencia, nos convertimos en
    jueces de los demás, y nos pronunciamos sobre la
    honestidad o la deshonestidad del comportamiento
    ajeno.

    En otras ocasiones intentamos dar razones que convenzan
    a las personas que nos rodean de que nuestros actos han tenido
    que realizarse así y no de otra manera.

     EJERCICIO A MANERA DE INTRODUCCIÓN:

     a)     Lorena le
    mintió a sus Papás

    b)     Está en lo
    correcto

    c)      No está bien
    mentirle a los papás

    d)     Cada cual hace lo que
    puede

      ———–

    a)     El atentado terrorista a las
    torres gemelas de Nueva York mató a miles de
    personas

    b)     Fue una acción
    correcta

    c)      Es el acto terrorista
    más negativo y repulsivo

    d)     Las venganzas a través
    del terrorismo son
    venganzas políticas

     En cada uno de los
    bloques anteriores consta de cuatro juicios. Las expresiones
    precedidas por la letra a de estos ejercicios no son juicios
    morales. Las expresiones precedidas por las letras b, c, y d,
    sí son juicios morales

    Decir Lorena mintió a sus Papás no es
    más que expresar un hecho acontecido, del que podemos
    tener cierta constancia. Es, por tanto, un juicio de experiencia
    (empírico), si lo hemos comprobado. Puede incluso, ser
    falso, por razón de que Lorena no haya mentido, pero, en
    cualquier caso, es un juicio que se refiere exclusivamente a un
    hecho que ha podido ocurrir o no. Decir el atentado terrorista a
    las torres gemelas de Nueva York, mató a miles de
    personas, es un hecho comprobado, nos lo han transmitido los
    testigos y sobrevivientes del suceso, lo han documentado los
    medios masivos de comunicación, lo ha verificado el
    gobierno, etc.,
    este juicio se refiere a un hecho ocurrido.

    Los juicios b, c y d no se refieren a juicios ocurridos,
    sino a la consideración que para nosotros tienen tales
    hechos.

    ¿Cómo son posibles los juicios morales?,
    ¿Qué es lo que hace que en un momento determinado
    podamos pronunciarnos sobre la bondad o maldad de un acto?, Se
    puede afirmar que los juicios morales son posibles por el Sentido
    Moral. Es el conjunto de esquemas, normas y reglas que hemos
    adquirido a través de nuestra educación, familia y
    medio
    ambiente, y que mantenemos en el momento de emitir un juicio
    moral, si revisamos nuestra propia historia individual, podremos
    recordar, con facilidad, lo que a lo largo de ella se nos ha
    trasmitido, un conjunto de reglas o normas morales, pautas de
    conducta. ¿Pero quién nos las ha trasmitido?. En
    primer lugar, nuestra familia, luego, las instituciones
    educativas en las que hemos estado, también la propia
    sociedad en la que vivimos y de la que dependemos.

    Se nos ha dicho continuamente lo que es bueno y lo que
    es malo, o, lo que, nuestros educadores consideraban bueno o
    malo, ante este aprendizaje y,
    ante esas normas de conducta hemos podido tener tres
    actitudes:

    Rechazo, Indiferencia, Aceptación.

    Rechazo, cuando la norma o normas que se nos han
    trasmitido no nos han convencido y, tras un razonamiento y una
    crítica, hemos decidido olvidarlas, rechazo
    también, cuando por cansancio o saturación hemos,
    sin más, prescindido de ellas. Rechazo, también,
    cuando las hemos sustituido por otras.

    Indiferencia, cuando la norma o regla no nos dice nada,
    y volvemos la espalda a su contenido. No es un rechazo efectivo,
    pero tampoco una aceptación consciente.

    Aceptación, cuando esa norma o normas,
    constituyen lo que podríamos llamar nuestro equipaje
    moral. El conjunto de reglas que hemos mantenido, conservado, con
    las que crecemos, caminamos por la vida y que constituyen lo que
    en un principio hemos llamado sentido moral[16].

    CONCIENCIA
    MORAL

    El término conciencia puede utilizarse en dos
    sentidos: uno general, el de la conciencia propiamente dicha, y,
    otro específico, el de la conciencia moral. El primero es
    el que encontramos al expresarnos como: "Lorena a perdido la
    conciencia", "Oscar no tenía conciencia de la gravedad de
    sus hechos", con estas expresiones concuerda la de "tomar
    conciencia de nuestros actos", que equivale a tomar conciencia de
    nuestros actos o de lo que estamos haciendo. En todos los casos,
    el conocimiento o reconocimiento de algo, y el tener conciencia o
    ser consciente es comprender algo que está sucediendo o
    también registrar su existencia y ponerse a cierta
    distancia de lo real, además la conciencia anticipa
    idealmente en forma de proyectos, planes o fines, lo que va a
    suceder. Y, en este sentido, se dice que "Oscar no tenía
    conciencia de la gravedad de sus hechos; es decir, no anticipaba
    idealmente lo que podía sucederle.

    En el segundo sentido del término conciencia es
    el específico de conciencia moral, que nos expresamos de
    la manera siguiente: "mi conciencia me dice", "la voz de mi
    conciencia", etc.

    La conciencia moral sólo puede existir sobre la
    base de la conciencia en el primer sentido, y como una forma
    específica de ella.

    La conciencia moral no la posee el individuo desde su
    nacimiento ni se da tampoco en el hombre al margen de su
    desarrollo histórico, y de su actividad práctica
    social. La conciencia moral es, por tanto, en la forma en que la
    conocemos ya en tiempos históricos; es decir, convertida
    en una voz interior o juez interno de nuestros actos.

    LAS CONCEPCIONES
    DE LA LIBERTAD Y SUS VÍNCULOS CON LA MORAL

    Aristóteles (siglo IV a. C.) pensaba ya que para
    que haya una acción moral es preciso que junto a la
    acción voluntaria ( libertad de la voluntad), haya una
    libertad de elección, ambas estrechamente
    vinculadas.

    Los actos propiamente morales sólo son aquellos
    en los que podemos atribuir al individuo una responsabilidad no
    sólo por lo que se propuso realizar, sino también
    por los resultados o consecuencias de su acción. El
    problema de la responsabilidad moral se halla estrechamente
    ligado, a su vez, al de la necesidad y libertad humana, pues
    sólo si se admite que el agente tiene cierta libertad de
    opción y decisión cabe hacerle responsable de sus
    actos. No basta, por ello, juzgar determinado acto conforme a una
    norma o regla de acción, sino que es preciso examinar las
    condiciones concretas en que aquél se produce a fin de
    determinar si se da el margen de libertad de opción y
    decisión necesario para imputarle una responsabilidad
    moral.

    ¿Cuándo puede afirmarse que un individuo
    es responsable de sus actos o se le puede eximir total o
    parcialmente de su responsabilidad?. Aristóteles
    señalaba ya dos condiciones fundamentales:

    1.      Que el sujeto no ignore
    las circunstancias ni las consecuencias de su acción; o
    sea, que su conducta tenga un carácter
    consciente.

    2.      Que la causa de sus
    actos esté en él mismo, y no en otro agente, que le
    obligue a actuar en cierta forma, pasando por encima de su
    voluntad; o sea, que su conducta sea libre[17].

    Existen condiciones que eximen al sujeto de la
    responsabilidad moral:

    1.  LA IGNORANCIA.

    Si sólo podemos hacer responsable de sus actos al
    sujeto que elige, decide y actúa conscientemente, es
    evidente que debemos eximir de responsabilidad moral al que no
    tiene conciencia de lo que hace, es decir ignora las
    circunstancias, naturaleza o consecuencias de su acción.
    No basta decir que se ignora las circunstancias para eximir de
    una responsabilidad[18]. Es necesario agregar que no sólo
    no las conocía, sino que no podía ni estaba
    obligado a conocerlas. Sólo así su ignorancia le
    excusa de la responsabilidad correspondiente. Sin embargo, debe
    preguntarse: ¿la ignorancia es siempre una
    condición suficiente para eximir de la responsabilidad
    moral?, Veamos el siguiente ejemplo: un conductor que va
    manejando en una carretera tras largas horas al volante choca con
    otro vehículo descompuesto en una curva, provocando graves
    daños personales y materiales, puede decir en su defensa
    que no vio el vehículo ( es decir ignoraba su presencia),
    a causa de la luz de los faros de su auto que era débil.
    Esta excusa no es moralmente aceptable, ya que pudo y
    debió ver al coche averiado si hubiera revisado las luces
    de su auto, antes de iniciar el largo recorrido, aquí el
    conductor ignoraba, pero pudo y debió no ignorar. La tesis
    de que la ignorancia exime de responsabilidad moral tiene que ser
    precisada, pues hay circunstancias en que el sujeto ignora lo que
    pudo haber conocido, o lo que estaba obligado a
    conocer[19]

    1.  COACCIÓN EXTERNA

    La segunda condición fundamental para que pueda
    hacerse responsable a una persona de un acto suyo es que la causa
    de éste se halle en él mismo, y no provenga del
    exterior, es decir, de algo o alguien que le obligue contra su
    voluntad a realizar dicho acto[20]. En cuanto que la causa del
    acto está fuera del sujeto, escapa a su poder y control, y se le
    cierra la posibilidad de decidir y actuar de otra manera, no se
    le puede hacer responsable de la forma que ha actuado veamos el
    siguiente ejemplo: en su centro de trabajo un empleado lleva con
    extremo cuidado un frasco de vidrio
    conteniendo una fórmula química peligrosa, y en ese
    momento inicia un movimiento de
    tierra de gran intensidad, y él cae al suelo y se rompe
    el frasco cuando otros compañeros pasan corriendo,
    provocando que varios de ellos sean alcanzados por el
    líquido contenido en el frasco, provocándoles
    serias lesiones, ¿El empleado es responsable moralmente
    del hecho?. Es obvio que las causas externas influyeron en
    él. La causa de su acto estaba fuera de él, por lo
    que no se considera responsable. La coacción externa exime
    aquí de la responsabilidad moral. Ya señalaba
    Aristóteles, la coacción exterior puede provenir no
    sólo de algo, circunstancias extrañas, que obliga a
    actuar en cierta forma contra la voluntad del sujeto, sino de
    alguien que consciente y voluntariamente le obliga a realizar un
    acto que no quiere realizar, es decir, que el agente no ha
    escogido ni decidido. Ejemplo, si alguien secuestra a Pedro y
    obligan a su Padre a robar para pagar el rescate. Aquí la
    coacción externa es tan intensa que no queda margen o si
    queda, es demasiado escaso, para decidir y actuar conforme a la
    voluntad propia.

    2.  COACCIÓN INTERNA.

    Si el individuo no es responsable de los actos que
    tienen su causa fuera de él, ¿lo será, en
    cambio, de todos aquellos que tienen su causa o fundamento en
    él mismo?. ¿No pueden darse actos cuya causa
    esté en el interior del sujeto, y de los cuales no sea
    responsable moralmente[21]?

    Un individuo normal es responsable moralmente de un acto
    realizado cómo ejemplo: un robo, pero no lo es por el
    contrario, un cleptómano que roba por un impulso
    irresistible. En este último caso, el sujeto no es
    conciente, al menos en el momento en que realiza dicho acto. Tal
    vez posteriormente, cuando lo ocurrido ya sea irremediable, el
    sujeto adquiera conciencia de todo ello, pero incluso así
    no podrá garantizar no volver a hacer lo mismo bajo un
    impulso irresistible o una motivación
    inconsciente. Los psiquiatras y psicoanalistas conocen muchos
    casos de este género, es decir casos de individuos que
    realizan actos que tienen su causa en ellos mismos, y que, sin
    embargo, no se les puede considerar responsables
    moralmente.

    LIBERTAD

    Sánchez Vázquez, señala tres
    posiciones fundamentales a propósito de la
    libertad:

    1. "Si la conducta del hombre se halla determinada, no
    cabe hablar de libertad y, por tanto, de responsabilidad
    moral.

    2.Si la conducta del hombre se halla determinada, se
    trata sólo de una autodeterminación del Yo, y en
    esto consiste su libertad. La libertad es incompatible con toda
    determinación exterior al sujeto ( de la naturaleza o la
    sociedad)

    3. Si la conducta del hombre se halla determinada, esta
    determinación, lejos de impedir la libertad, es la
    condición necesaria de ella. Libertad y Necesidad se
    concilian"[22].

    Lo que señala la primera posición, el
    determinismo absoluto rechaza la existencia de la libertad. En
    esta forma extrema, hay quien afirma: " todos estamos
    programados, incluso, los programados, para no estar
    programados". Lo sepamos o no: todo comportamiento es causal. Si
    lo que yo decida o determine tiene una causa: realmente, no hay
    libertad, Laplace afirmaba: "todo está causado: la
    absoluta necesidad y la absoluta libertad". Sin embargo, nosotros
    sabemos, que el hombre, no es un mero juguete de las causas; el
    hombre también puede ser causa, con su conciencia y su
    práctica, puede transformar o modificar el mundo. Sabemos
    que el hombre es un producto histórico y social, pero
    también tenemos experiencia de que el hombre,
    también, hace la historia; hasta podría
    revolucionar la historia. En el terreno de la práctica
    política, socialmente, no cabe el determinismo absoluto.
    Si realmente, todo estuviera causado no tendría caso
    pensar en la libertad, y mucho menos, en la responsabilidad y
    obligatoriedad moral.

    La segunda posición, el libertarismo. Se afirma
    en esta posición, ser libre significa decidir y obrar como
    se quiere[23]; o sea, poder actuar de modo distinto de
    cómo lo hemos hecho si así lo hubiéramos
    querido y decidido. Contradice la idea de que todo esta
    determinado causalmente. Así en el terreno de la moral, se
    es absolutamente libre respecto de las causas.

    La dialéctica de la libertad y de la necesidad,
    constituye una auténtica superación a los
    planteamientos anteriores. Kant se refiere a la existencia de dos
    mundos distintos: a) por una parte el mundo natural,
    empírico, el mundo de las necesidades; y por otra parte,
    b) el mundo de los "nóumenos", mundo de la libertad, reino
    ideal, inteligible, donde no rigen las relaciones causales de las
    que forma parte el hombre como ser moral. Así, Kant,
    entiende la libertad como autodeterminación del yo, o
    "causalidad por la libertad" que concilia con la causalidad
    propiamente dicha, experimentada por decirlo así. La
    ética kantiana, es una ética formal, ideal que se
    puede cifrar en el imperativo categórico: " obra de tal
    manera que tu actuación, pueda convertirse en una norma
    válida universalmente". Al separar Kant la realidad, en
    dos mundos, el de los nóumenos y el de los
    fenómenos, no es posible que con tal formalismo se pueda
    dar una auténtica conciliación entre el mundo
    empírico y el mundo moral.

    En la historia de la filosofía, se reconocen tres
    intentos importantes para superar el problema de la libertad y la
    necesidad:

    a)     El filósofo
    holandés, Baruch Spinoza, llegó a considerar que el
    hombre, como parte de la naturaleza, está sujeto a leyes
    de necesidad universal, a las que no puede escapar. La
    acción del mundo exterior, produce en el hombre un estado
    psíquico de "pasión o afecto". Si el hombre no
    puede dejar de estar sometido a este tipo de determinaciones
    universales, ¿cómo puede el hombre ser libre? La
    libertad, no se puede pensar, sin tomar en cuenta la necesidad.
    Entonces, ser libre es tener conciencia de la necesidad y
    someterse conscientemente a la necesidad. La libertad humana,
    consiste en: "el conocimiento, en tener conciencia de la
    necesidad objetiva". Por esto, los esclavos, ciegos ante el
    sometimiento a la naturaleza, no son libres. Esto significa que
    Spinoza, plantea el problema de la conciliación en
    cuestión, como un problema teórico, como un
    problema de conciencia, de saber; que dista mucho de pensarse en
    términos de la relación efectiva, real, social, que
    tiente el hombre frente a él. Tal solución
    teórica, no resuelve el problema. Spinoza se queda a la
    mitad del camino e la solución al problema de la
    libertad[24].

    b)     Hegel,
    pensará que "la libertad es la necesidad comprendida",
    pero considera que la libertad, está en relación
    con la historia, donde la libertad depende del nivel del
    desarrollo del espíritu en la historia de la humanidad,
    donde el espíritu se expresa o se realiza. La voluntad,
    para Hegel, es más libre mientras más conoce y, por
    tanto, cuando su decisión se basa en un mayor conocimiento
    de causa[25].

    c)      Para Carlos Marx y Federico
    Engels, el problema de la libertad es una cuestión no
    sólo asunto teórico, el desarrollo de la libertad
    se halla, ligado al desarrollo del hombre como ser
    práctico, transformador o creador, es decir, se halla
    vinculado al proceso de producción de un mundo
    humano.

    La libertad es conciencia de necesidad e historicidad;
    la libertad es dominio del
    hombre sobre la naturaleza y sobre su propia naturaleza; no puede
    hablarse de la libertad, al margen de la historia y de la
    sociedad; es la acción del hombre sobre la naturaleza y de
    la historia, el criterio acertado para hablar objetivamente de
    libertad[26].

    EL DEBER
    MORAL

    Deber y obligación se relacionan tan
    estrechamente que no es posible concebir el uno sin la otra y
    viceversa. Si hay deber, habrá obligación: si hay
    obligación, habrá deber. Esto no quiere decir que
    ambos vocablos sean sinónimos o por lo menos
    análogos(semejanza. El deber no es una relación de
    exigencia como la obligación, consiste en la acción
    u omisión que se presenta como exigida por la
    obligación.

    En otras palabras, el deber es el contenido de la
    obligación, es decir, aquello que obliga la norma. Por
    ejemplo, si Pedro prestó a Oscar diez mil pesos por un
    año, entonces para Oscar hay una obligación y un
    deber, derivados de ese hecho y de la norma moral que dice:
    "Debes devolver lo prestado".

    La conducta moral es una conducta obligatoria, o
    conducta debida, que sobre la base de ciertos códigos
    sociales, ha de asumir el individuo. La voluntad del individuo es
    libre, su acción u omisión es producto de su
    decisión interior, como respuesta al código de
    conducta moral establecido. El deber es lo exigido por la
    norma.

    LA OBLIGACIÓN MORAL

    La obligación moral, supone la libre
    elección, sobre la base de una obligatoriedad, una
    necesidad o causalidad, que no suprima la libertad de
    acción moral[27].

    Por ejemplo alguien tiene a un familiar en el hospital
    en estado grave, ese alguien, tiene la opción de visitarlo
    o de irse de vacaciones fuera de la ciudad. Moralmente
    estaría obligado a visitar a su familiar; tendría
    él deber de visitar a su familiar y no salir a vacaciones.
    Aquí se da el hecho de la obligación moral, en
    tanto que, se puede elegir libremente por realizar una cosa o la
    otra. Lo que me determina a actuar libremente, es mi propia
    conciencia. La determinación del acto moral, es de tipo
    interno, personal, libre en los precisos contextos de
    responsabilidad y conducta debida. El factor personal está
    a la base de todo acto moral; a diferencia del derecho, donde la
    exterioridad, de la ley, norma la conducta del sujeto.

    Lo que moralmente es obligatorio, lo establece la
    sociedad, mediante códigos generalmente implícitos,
    pero manifiestos de la conducta moral que tenemos
    obligación de asumir y cumplir; la obligatoriedad,
    está dada socialmente y su cumplimiento o
    transgresión no anulan la conducta debida o el deber
    moral.

     AUTONOMÍA MORAL

    Autonomía viene del griego (autos:
    sí mismo; nomos: ley) significa la actitud de la persona
    que se da leyes a sí misma

    Los seres humanos son siempre responsables de su vida
    moral y no pueden nunca renunciar a esta responsabilidad. Por
    tanto, con mayor o menor iniciativa, con mayor o menor sentido
    crítico y con mayor o menor originalidad, siempre es la
    persona singular y concreta quien se ve obligada a decidir, es
    decir, a elegir entre una u otras normas, entre unos u otros
    actos, entre esta o aquella manera de ser y, en el fondo de su
    conciencia, siempre se le revela al ser humano su responsabilidad
    moral.

    ¿Qué se entiende por autonomía
    moral?. "El principio de la autonomía, dice Kant, es no
    elegir de otro modo sino de éste: qué las
    máximas de la elección, en el querer mismo, sean al
    mismo tiempo incluidas como ley universal", para este
    filósofo, la autonomía de la voluntad es el
    principio supremo de la moral.

    El comportamiento autónomo es aquel que se rige
    por sí mismo con arreglo a una ley universal o imperativo
    categórico. La autonomía no implica solamente obrar
    en concordancia con la buena voluntad requiere, de un trasfondo
    de libertad que le permita al hombre elegir tanto un buen
    comportamiento como uno malo.

    Al hablar de libertad y de autonomía, las
    modernas investigaciones antropológicas van poniendo de
    relieve la
    existencia de condicionamientos y de limitaciones más o
    menos ocultos e inconscientes como los siguientes:

    Marx hizo hincapié en que las situaciones
    económicas y materiales condicionaban fuertemente nuestra
    autonomía moral. Por ejemplo, ni se piensa lo mismo ni se
    lleva idéntica conducta residiendo en una mansión
    que residiendo en una casa de interés social; pero quienes
    viven en una residencia, como quienes viven en una casa de
    interés social, lo hacen por cuestiones económicas,
    en consecuencia, las concepciones morales de los que poseen
    riqueza tienden a ser distintas a las de los que no poseen
    riqueza (casas de interés social)

    Ratzel puso de relieve la influencia del medio
    geográfico ( el clima, la
    naturaleza del suelo, el régimen de lluvias, la
    comunicación, etc) en las instituciones, en la cultura
    y en la conducta de las personas, donde las ideas, la conducta y
    la forma de vida de los habitantes son completamente distintas de
    un lugar respecto al otro.

    Freud descubrió que las fuerzas instintivas, y
    las frustraciones y conflictos,
    inconscientemente, poseían una influencia en nuestra
    conciencia psicológica y en nuestra conducta
    moral.

    Las personas siempre se encuentran condicionadas y
    limitadas por innumerables elementos físicos,
    biológicos, psicológicos, sociales,
    económicos, etc., y, en consecuencia, nunca podrán
    poseer una plena y absoluta autonomía, ni una plena y
    absoluta libertad.

    HETERONOMÍA MORAL

    Heteronomía viene del griego (héteros:
    otro; nomos: ley) significa la actitud de la persona que recibe
    leyes por parte de otros. La heteronomía se establece,
    como dice Kant, cuando la voluntad es forzada conforme a la ley,
    por alguna otra cosa a obrar de cierto modo; en la
    heteronomía la ley no surge como expresión de la
    propia voluntad.

    En una moral de carácter heterónomo la
    obligación moral es impuesta desde afuera, ya sea por
    otros individuos o por tradiciones, costumbres y leyes ajenas o
    extrañas al individuo mismo.

    ALGUNAS FORMAS DE HETERONOMÍA MORAL: LA IGLESIA,
    EL ESTADO Y LAS TRADICIONES

    Cuando la obligación proviene de la Iglesia,
    según la ética religiosa la autoridad, la
    obligación, proviene de Dios, garante y juez supremo de
    todo orden moral. Sólo en Dios se encuentra el principio
    de la obligación moral. Cuando a Abraham se le aparece un
    ángel y le ordena sacrificar a su primogénito,
    éste tiene que obedecer sin poner en tela de juicio el
    mandato divino.

    Cuando la obligatoriedad emana de la fuerza del Estado.
    Los filósofos que defienden la supremacía y
    glorificación del Estado por encima de los individuos,
    serían los que apoyarían este tipo de
    heteronomía. Por ejemplo, Maquiavelo , cuya
    doctrina estuvo encaminada hacia el fortalecimiento del Estado.
    Su libro El
    Príncipe, es en general un tratado con el fin de
    proveer al gobernante de un arte que le permita establecer y
    mantener el poder, para evitar discordias intestinas, para prever
    y prevenir conspiraciones.

    Thomas Hobbes piensa
    que el hombre es malo por naturaleza, (" el hombre es un lobo
    para el hombre"), para frenar la innata tendencia hacia el poder,
    propia del hombre, es necesario crear un Estado fuerte y
    despótico que mantenga a raya a los individuos y que
    impida, a toda costa, una guerra de todos contra
    todos.

    Cuando la obligatoriedad proviene de la tradición
    y la sociedad. Aquí el individuo adopta un comportamiento
    irreflexivo, aceptando sin discusión los dictados de la
    sociedad, la costumbre o la moda, aunque éstos sean
    absurdos.

     LA REALIZACIÓN DE LA MORAL

    No basta aprender o conocer los valores morales, es
    necesario realizarlos, asimilarlos para ponerlos en
    práctica. Al hablar de realización es la
    encarnación o plasmación de los principios, valores
    o normas en una sociedad dada no solo como actividad individual,
    sino colectiva, es decir, no sólo como moralización
    individual, sino también como un proceso social en que las
    diferentes relaciones, organizaciones e instituciones sociales
    desempeñan un papel decisivo

     LOS PRINCIPIOS MORALES

    La realización de la moral, en cada época,
    es inseparable de los principios fundamentales, o reglas
    básicas de conducta que rigen en una sociedad determinada
    en su conjunto, representan a la comunidad social. No se trata de
    principios morales hechos de manera teórica, aunque pueden
    apoyarse de las teorías éticas, se trata de
    principios que van tomando forma en la misma actividad
    práctica social y rigen efectivamente el comportamiento de
    los miembros de la sociedad, así como en la actualidad el
    principio del individualismo, es fundamental en nuestra moral. Es
    así porque el que rija un principio básico como
    éste, y no-uno distinto, como el colectivismo, no responde
    por tanto a razones puramente teóricas, como
    prácticas, sociales, ya que la moral responde a la
    necesidad social de regular las relaciones entre los hombres en
    una comunidad determinada, y esta regulación se hace de
    acuerdo con los intereses concretos de un sector social, o de una
    sociedad entera. Estos principios tienen, pues, un doble
    carácter; primero responden a una determinada necesidad
    social, y segundo, por ser fundamentales, sirven de base a las
    normas que regulan el comportamiento, en una sociedad dada, en
    cierta dirección.

    Los principios morales básicos surgen en
    relación con determinadas necesidades sociales,
    también pueden ser objeto de una elaboración
    teórica con el propósito de justificar su
    necesidad, o a justificar su validez. Así la labor de los
    ideólogos que presentan al individualismo egoísta
    como un principio moral acorde a la naturaleza del hombre. El
    principio moral básico queda desligado así de las
    necesidades sociales que lo inspiran y de las condiciones
    sociales concretas a que responde, a la vez que se oculta su
    carácter histórico y transitorio.

    En épocas de crisis social como la nuestra,
    entran también en crisis ciertos principios morales que
    eran básicos hasta entonces. La crisis de unos principios
    determinados se resuelve al sustituirlos por otros que respondan
    a las nuevas exigencias sociales. Sin embargo, mientras no se
    crean las condiciones sociales necesarias para la
    realización de los principios que han de sustituir a los
    anteriores, puede surgir una situación de confusión
    o incertidumbre por algún tiempo.

    En la actualidad los asuntos que interesan a los
    jóvenes (educación
    sexual, relaciones afectivas entre padres e hijos, noviazgo,
    etc.), no pueden abordarse, en el terreno moral, bajo los
    principios que han regido en una moral feudal, o hace doscientos
    años.

    Estos principios no pueden servir hoy en día para
    abordar los asuntos mencionados, ni los problemas morales de la
    explotación del hombre por el hombre, racismo, violencia,
    etc. Amplios sectores de la población no aceptan ya los
    viejos principios morales que sirven para cubrir con una capa
    moral la miseria, la opresión, la discriminación, etc.

    La realización de la moral como plasmación
    de los principios morales, plantea, la necesidad de ponerlos en
    relación con las condiciones sociales a que responde, con
    los intereses que los inspiran, y con el tipo concreto de las
    relaciones
    humanas que pretenden regular.

     LA
    MORALIZACIÓN DEL INDIVIDUO

    El acto moral comprende, que exista conciencia y
    libertad en la actividad de los sujetos. Por ello, en sentido
    propio, sólo tienen un carácter moral los actos de
    los individuos, y actos colectivos como seres conscientes libres
    y responsables, ya que se trata de actos planeados conjuntamente
    y realizados conscientemente en común por diferentes
    individuos. El verdadero agente moral es el individuo, pero el
    individuo como ser social, por ello la realización de la
    moral es una actividad individual, pero a su vez dada la
    naturaleza social del individuo, no se trata de un quehacer
    meramente individual. No lo es tampoco porque los principios,
    junto con las normas que determinan su comportamiento moral
    responden a necesidades e intereses sociales.

    El modo de actuar moralmente el individuo, o su
    comportamiento moral en una situación dada, no es algo
    totalmente espontáneo o imprevisto, sino que se halla
    inserto como una posibilidad en su carácter. Es decir, su
    modo de decidir y actuar no es casual, sino que responde a una
    manera suya de reaccionar hasta cierto punto constante y estable
    ante las cosas y los demás sujetos. Esto significa que no
    podemos separar la conducta del individuo de su condición
    de miembro de la sociedad ni tampoco de ciertas formas
    genéricas o sociales del comportamiento individual,
    debemos ver en él formas propias, originales y, a la vez
    relativamente estables de comportarse a las que responde su
    conducta moral. Estas formas propias, mutuamente ligadas entren
    sí, que forman una totalidad inseparable, constituyen el
    carácter de una persona.

    En carácter se forma, bajo la influencia del
    medio social, "sí es formado sobre un modelo
    autoritario tiene como punto de partida no el amor paterno, sino
    la familia autoritaria.

     

     

    josé guadalupe de la fuente
    aguilar

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