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EL PARTIDO LIBERAL MEXICANO (página 2)




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6. El origen de la propiedad
privada

Siguiendo a Proudhon, Ricardo afirma que la propiedad
privada es resultado del robo.
Las invasiones, las guerras de
conquista, las revoluciones políticas,
las guerras para dominar los mercados, los
despojos llevados a cabo por los gobernantes a sus protegidos son
los títulos de la propiedad territorial, títulos
sellados con la sangre y con la
esclavitud de
la humanidad; y este monstruo origen de un derecho absurdo,
porque se basa en el crimen, no es un obstáculo para que
la ley llame sagrado
ese derecho, como que son los detentadores mismo de la tierra los
que han escrito la ley.

La Propiedad Privada
Al igual que los comunistas ortodoxos, es decir, los marxistas,
los anarquistas como Ricardo vieron en la propiedad privada, la
causa de todos los males económicos, sociales y
políticos de la humanidad: La propiedad territorial se
basa en el crimen, por lo mismo, es una institución
inmoral. Esta institución es la fuete de todos los males
que afligen al ser humano. El vicio, el crimen, la prostitución, el despotismo, de ella nacen.
Para protegerla se hacen necesarios: el ejercito, la judicatura,
el parlamento, la policía, el presidio, el cadalso, la
iglesia, el
gobierno y un
enjambre de empleados y de zánganos, siendo todos ellos
mantenidos precisamente por los que no tienen un terrón
para reclinar la cabeza, por los que vinieron a la vida cuando la
tierra estaba
ya repartida entre unos cuantos que se la apropiaron por la
fuerza o entre
los descendientes de esos bandidos que han venido
poseyéndola por el llamado derecho de herencia.

Violencia
El primer dueño apareció con el primer hombre que
tuvo esclavos para labrar los campos, y para hacerse dueño
de esos esclavos y de esos campos necesitó hacer uso de
las armas y llevar la
guerra a una
tribu enemiga. Fue pues, la violencia el
origen de la propiedad territorial, y por la violencia se ha
sostenido desde entonces hasta nuestros días.

El Capital
Siguiendo a Marx, Ricardo le
explica a los trabajadores mexicanos el origen y la esencia de el
Capital: El
Capital, según la Economía
Política, es trabajo acumulado. La maquinaria, los
edificios, los buques, las vías férreas, son
trabajo acumulado, esto es, obra de trabajadores intelectuales y
manuales de
todas las épocas hasta nuestros días y por loi
mismo no se ve la razón por la que ese capital deba
pertenecer a unos cuantos individuos.

El salario del
esclavo moderno
Proletarios, tenéis derecho a algo más que la
limosna que os dan poir vuestro trabajo, porque el Capital es de
todos, hombres y mujeres, ancianos y niños.
El salario, por lo tanto, es un ultraje; el la cadena de los
libres, la cadena que es preciso quebrantar para que la palabra
ciudadano deje de ser ultraje por aplicársele a verdaderos
esclavos. Si eso se hace, se habrá obtenido la libertad
económica.

Consecuencias de la propiedad privada
Detrás de las rejas de esos pudrideros de carne y de
espíritu que se llaman presidios, miles de infortunados
pagan con la tortura de su espíritu las consecuencias de
ese crimen elevado por la ley a la categoría de derecho
sagrado: la propiedad territorial. En el envilecido de la casa
pública, miles de jóvenes mujeres prostituyen su
cuerpo y estropean su dignidad, sufriendo igualmente las
consecuencias de la propiedad territorial. En los asilos, en los
hospicios, en las casas de expósito, en los hospitales, en
todos los sombríos lugares donde se refugian la miseria,
el desamparo y el dolor humano sufren las consecuencias de la
propiedad territorial hombre y mujer, ancianos y
niños. Y presidiarios, mendigos, prostitutas,
huérfanos y enfermos levantan los ojos al cielo con la
esperanza de encontrar más allá de las estrellas
que alcanzan a ver, la felicidad que aquí les roban los
dueños de la tierra. Y el rebaño humano,
inconsciente de su derecho a la vida, se encorva ante la tierra
con que la naturaleza les
obsequió, perpetuando con su sumisión el imperio de
la injusticia.
Lo que hoy llamamos crimen, no es otra cosa que el resultado
directo o indirecto de causas que tienen su raíz en la
desigualdad económica que resulta del principio de
propiedad privada o individual. La desigualdad económica
produce la miseria, y esta empuja a los que no tienen bienes de
fortuna, a tomar, de donde lo hay, lo que necesitan para no morir
ellos de hambre ni dejar que mueran los suyos. A eso es a los que
ley llama robo, y ese delito,
así como el fraude, actos
cometidos en contra del llamado derecho de propiedad, son los que
dan el mayor contingente de (prisioneros a las prisiones),
pudiendo asegurarse que casi el noventa por ciento de los
reclusos de los presidios son individuos que violaron la ley
empujados por circunstancias económicas.

La abolición de la propiedad privada
La abolición de la miseria se obtendrá cuando el
trabajador se haga el propósito de desconocer el derecho
de propiedad… tomando posesión de todo cuanto existe. N
o paguéis contribuciones al gobierno, no paguéis la
renta de las casas que ocupáis; tomad las haciendas para
trabajar la tierra en común, haciendo uso de la excelente
maquinaria que tienen los burgueses; quedáos con
fábricas, talleres, minas, etc. Así
acabaréis con la miseria.
Como la autoridad o
gobierno, se encuentra basada en la propiedad privada, ambas
deben ser eliminadas para que una no engendre a la otra. No se
necesita otra cosa para triunfar, que desconocer el derecho de la
propiedad individual y dar el golpe de gracia a la
autoridad.

El Pensamiento
Anarquista De Ricardo (II)
La Autoridad
Después del capital, el segundo enemigo de los
trabajadores es la autoridad, cuya expresión máxima
es el gobierno.
¿Para qué sirve, pues, la autoridad ? , la
autoridad sirve, trabajadores para humillarlos a cada paso, para
apalearlos, para ametrallarlos cuando pedís unos cuantos
centavos de aumento de vuestro salario o la disminución de
unos cuantos minutos de las largas horas de trabajo. La autoridad
sirve para echaros el guante y encerraros en presidio por el
delito de ser pobres; pue$ bien sabeis que vuestros amos pueden
cometer toda clase de excesos sin pisar nunca los umbrales de una
cárcel. La autoridad sirve para asegurar a vuestros
verdugos el disfrute político de lo que os roban en
vuestro trabajo.
La autoridad no hace falta más que para sostener la
desigualdad social. ..es necesaria solamente para perpetuar el
sistema social
basado en la desigualdad económica.
La autoridad garantiza al rico vivir en el ocio y condena al
pobre al rudo trabajo ya la abyecta miseria. El burgués,
necesita que haya autoridad, pues de lo contrario, tendría
que tomar el arado, la garlopa o el martillo para ganarse su
subsistencia y la de su familia.
Pero el pobre, ¿Para qué necesita la autoridad? La
autoridad nunca ha sido buena con él; la autoridad ha sido
para el desheredado, la madrastra huraña, castigadora y
malvada, castradora de voluntades… La autoridad fue
instituída para cuidar los bienes materiales de
la clase rica que se veían amenazados por los
hambrientos.

Los que no tenemos un terrón donde reclinar la
cabeza, no necesitamos autoridad. Por el contrario, la detestamos
porque ella arrebata de nuestras filas a los más vigorosos
de nuestros hermanos, para amontonarlos en los cuarteles y
hacerlos empuñar las armas en favor de la
burguesía, y enseguida nos cobra contribuciones para
mantener esos soldados y todo ese enjambre de funcionarios
grandes y chicos que forman lo que se llama gobierno.
Somos nosotros, los desheredados los que no tenemos nada que nos
roben, los que estamos obligados a pagar los gastos que
origina el mantenimiento
de la autoridad, cuando lo justo sería que esos gastos
fueran pagados por los beneficiados, que son los
burgueses.

Gobierno
El gobierno, cualquiera que sea su forma, republicano o
monárquico, no puede estar jamás del lado del
pueblo. EL GOBIERNO TIENE POR MISION CUIDAR LOS INTERESES DE LOS
RICOS…
No confiemos a ningún gobierno la solución de
nuestros problemas. Los
gobiernos son los representantes del capital y, por lo mismo,
tienen que oprimir al proletariado.
Para los anarquistas todos los gobiernos son malos, pues
defienden los intereses de la minoría social parasitaria,
es decir los capitalistas y sus aliados y socios, los integrantes
del clero católico romano.
La historia no
registra en sus páginas el nombre de un gobernante que
seriamente se haya preocupado por salvar al pueblo de la miseria
y la tiranía, la historia de la humanidad cuenta ya varios
miles de años. Por ella sabemos que el gobernante, el rico
y el sacerdote de cualquier religión han sido los
aliados inseparables, confabulados en todos los tiempos para
tener al pueblo en la esclavitud.
Es una ilusión figurarse que el gobierno es la
representación del pueblo. El gobierno es la
representación de la clase capitalista. El pueblo
trabajador no hace otra cosa que nombrar como gobernante a quien
las clases ilustradas y ricas quieren imponer. Es en los bufetes
de los abogados, en las oficinas de los comerciantes y de los
dueños de negociaciones de todas clases donde se escogen
los hombres que han de tener por misión el
gobierno del país, y de esos bufetes, de esas oficinas no
pueden salir hombres pertenecientes a la clase trabajadora, sino
simples burgueses cuyo interés no
es otro que prolongar la agonía de los humildes que
refrenar la ansia de libertad y de justicia de
los proletarios, que tener en la ignorancia y en la miseria a los
trabajadores, convencidos de que el hombre se
envilece por la miseria y el sufrimiento y un hombre envilecido
no piensa en su redención.
En miles de años se ha dado un solo caso en que un
gobierno haya puesto la mano sobre los bienes de los ricos para
entregarlos a los pobres, por el contrario, donde quiera se ha
visto y se ve que el gobierno hace uso de la fuerza para reprimir
cualquier intento del pobre para obtener una mejora en su
situación. Acordaos de Río Blanco, acordaos de
Cananea, donde las balas de los soldados del gobierno ahogaron,
en las gargantas de los proletarios, las voces que pedían
pan; acordaos de Papantla, donde la metralla y la
fusilería del gobierno diezmaron a los enérgicos
habitantes que se negaban a entregar a los ricos las tierras que
les daban la subsistencia.
Por último, la solución no sólo consiste en
derrocar al gobierno sino que es necesario recuperar las riquezas
detentadas por los ricos, evitando así, de raíz, el
surgimiento de otro gobierno que reinstaure la propiedad privada.
El gobierno es el gendarme del capital, el torvo polizonte que
cuida las cajas fuertes de las aves de
rapiña de la banca, del
comercio y de
la industria,
para el capital tiene sumisiones y respeto; para el
pueblo tienen el presidio, el cuartel y el patíbulo.
No esperemos nada bueno del gobierno que llegue a implantarse
después de esta revolución. Si queremos libertamos, obremos
por nuestra cuenta tomando posesión de la tierra para
trabajarla en común, y armémonos todos para que si
alguna tiranía quiera arrebatamos nuestra dicha, estemos
puestos a defenderla.

7. El Clero
Politico

El tercer enemigo de los trabajadores, el clero
político, es el más peligroso por encontrarse
emboscado, cubierto por el velo religioso que oculta los
intereses terrenales de este grupo social,
que a lo largo de la historia
universal siempre ha estado alIado
de los explotadores y opresores de los pueblos.
N o es una casualidad que todo el primer período liberal
de los opositores a la dictadura
porfiristalo hayan dedicado a la denuncia ya la crítica,
al papel
reaccionario del clero católico mexicano, al que la
tiranía le había dado alas de nuevo, como si no
hubieran existido las Leyes de Reforma
en nuestro país.
Los liberales mexicanos de este siglo, encabezados por Camilo
Arriaga, al publicar su primer manifiesto en contra del clero
católico mexicano, de paso invitan al pueblo a organizar
clubes liberales ya reunirse en el primer congreso liberal, en el
que la mayoría de los delegados se manifestaron como
jacobinos, comecuras.
Detrás del anticlericalismo se encontraba el
enfrentamiento político en contra de la dictadura
porfirista en el seno de los liberales se encontraba ya, el
gérmen de los futuros teóricos, organizadores y
dirigentes del ala más radical de los liberales, nos
referirnos a los magonistas, que en los primeros años de
este siglo se encontraban preparándose y afilando las
armas teóricas para las futuras batallas no solo contra el
clero reaccionario, sino sobre todo contra la tiranía
capitalista comandada por el gobierno de Porfirio
Díaz.

El pensamiento anarquista de Ricardo (III)
La constitución
Mientras que en su etapa
liberal Ricardo Flores Magón defendió la Constitución de 1857, en su período
anarquista de 1911 en adelante, se volvió el más
fiero crítico no solo de esa Constitución, sino de
toda Ley, pues según él todo el sistema
jurídico está al servicio de
.los explotadores y opresores políticos de los
trabajadores.
Todo revolucionario, dirá Ricardo es un ilegal; dentro de
la Ley y del orden puedes ir a la esclavitud, nunca ala libertad.
Es practicando la ilegalidad, es trastornando lo que la ley llama
orden como se conquista la emancipación. y no puede ser de
otra manera: la Ley obliga a que respetemos las instituciones
políticas y sociales que nosotros creemos malas, porque de
ellas derivan la pobreza, el
crimen y la esclavitud. Si queremos pues, cambiar esas
instituciones políticas y sociales que nos esclavizan por
otras que garantizan nuestra libertad y nuestra felicidad,
tenemos que forzosamente desobedecer el mandato de la ley que nos
obliga a respetar las instituciones existentes, y esa
desobediencia trastorna el orden.
Por eso todo revolucionario sincero, honrado y valiente debe ser
un ilegal. y el revolucionario que proclama respetar la ley y el
orden es un farsante.
Ose es legalista, y entonces, hay que confundirse con la masa de
carneros que sufren con paciencia todas las humillaciones del
actual sistema, o se es ilegalista, irrespetuoso, desobediente,
revolucionario.
El ladrón capitalista utiliza las leyes que él
mismo escribió, para impedir que los trabajadores
recuperen el producto de su
trabajo: La Constitución es vuestro peor verdugo, la
Constitución prohibe terminantemente que se ataque el
derecho de propiedad de los ricos.
La Constitución es bella en sus palabras, pero solo
beneficia a quien tiene el poder
económico y el poder político. La
Constitución es utilizada por la clase rica según
su conveniencia. Si es a su favor para castigar a los
trabajadores la usan para encarcelar a los pobres y desempleados
y si es para castigar a los funcionarios y poderosos se convierte
en una mercancía fácil de adquirir y de violar
impunemente.
Una de tantas mentiras oficiales es afirmar que vivimos en un
régimen de derecho, cuando en realidad es lo contrario,
vivimos bajo una dictadura de los capitalistas, ya que la
propiedad privada es la base de todas las explotaciones, de todas
las tiranías.
La Constitución no fue escrita para emancipar a la clase
trabajadora sino para garantizar a la burguesía el
disfrute pacífico de sus rapiñas y dar a la
autoridad el prestigio y la fuerza moral que
tanto necesita para ser obedecida y temida.
La Constitución es burguesa porque sirve en forma
eficiente a los capitalistas y sus fieles servidores los
gobernantes. Ellos sí se benefician de ella, mientras
ustedes proletarios no podéis disfrutar de los derechos, garantías y
privilegios que al ciudadano concede la Constitución del
57 por la sencilla razón de que sois pobres. No
podéis ejercitar el derecho de escribir y de hablar,
porque no habéis tenido la oportunidad de educaros y de
instruiros como los han tenido los hijos de la burguesía,
y aún cuando fuerais aptos para hablar y escribir sobre
cualquier tema, tendríais que amoldaros a los gustos de
vuestros señores, pues si alguna vez hablaseis en contra
de las leyes y de las Instituciones existentes, y vuestra
palabra, o vuestro escrito pusieran de alguna manera en peligro
la tranquilidad o los bienes del sacerdote, del rico o del
representante de la autoridad, bien pronto ahogarían en
vuestras gargantas las palabras y encadenarías vuestras
manos, para que no hablaseis ni escribieses. Veis pues, que esos
derechos o libertades, son una mentira cuando los que tratan de
ejercitarlos son miembros de la clase trabajadora.

8. El Sistema
Electoral

Desde que existe el sistema electoral en la época
moderna capitalista, siempre ha beneficiado a los ricos, pues son
ellos, por medio del gobierno quienes han
controlado los comicios para perpetuarse en el poder. Si no ganan
utilizan todas las triquiñuelas para no perder el poder
político y el último de los casos tienen todas las
policías y el ejército para imponer a su candidato
burgués derrotado por el pueblo, y si es necesario, pueden
quemar las boletas electorales para que no haya posibilidad de
demostrar el fraude cometido por los gobernantes.
Y en cuanto al derecho electoral ¿ Qué bien os
reporta el nombrar a las autoridades? ¿No sabeis que la
autoridad tienen que respetar el odioso libraco llamado
Constitución Política de los
Estados Unidos
Mexicanos, el libraco que remacha vuestras cadenas, el libraco
que os hace esclavos ?
Si peleáis por ganar el voto sereis como dice Mirabeau
más estúpidos que las reses, porque siquiera esos
dignos animales no
eligen al carnicero que ha de degollarlos.
Ir a votar cuando las elecciones están controladas por el
gobierno, no beneficia económicamente a los trabajado-
res, pues ¿ Qué gana el proletariado con el hecho
de depositar en las urnas una boleta electoral en la que ha
puesto el nombre de la persona que
formará parte del gobierno? En su casa no habrá
más pan por el mero hecho de que elija a Carranza o a
cualquier otro hombre; ni su compañera ni sus hijos
podrán usar vestidos limpios y confortables.

Los pobres no tienen otro derecho que el de firmar las
boletas electorales y de llevarlos a la casilla, pero sin conocer
a punto fijo las cualidades de las personas que tienen que
elegir, a quienes solo conocen por lo que de ellas dicen los
propagandistas de las clases directoras. El derecho de votar se
reduce, en tales condiciones a la tarea de firmar .Con ello los
trabajadores y los pobres en general, nada ganan, como sea el de
cambiar al amo, amo que no va a trabajar en beneficio de los
intereses de los pobres, sino en beneficio de las clases altas de
la sociedad, pues
éstas fueron las que en verdad hicieron la
elección.
No es el voto, el derecho de pensar ni el de reunión, ni
de ninguna otra de las facultades políticas que dan las
leyes lo que da de comer al trabajador. El derecho de votar es un
sarcasmo. Aquí, en los Estados Unidos tenemos la prueba de
ello. El pueblo de esta nación
ha tenido siempre el derecho de votar, y sin embargo las
miserables barriadas de Nueva York, de Chicago, de San Luis de
Filadelfia, y de todas las grandes cuidades americanas, son
testigos elocuentes de la ineficiencia del voto para hacer la
felicidad de los pueblos. En esas barriadas, cientos de miles de
personas se pudren física y moralmente
en covachas infectas, y en toda la nación, todas las
mañanas, cuatro millones de seres humanos salen de esas
mansiones de la mugre y del hambre a buscar trabajo para volver
alas covachas con un mendrugo de pan para la mujer y para
los hijos, pero como no encuentran trabajo, regresan con las
manos vacías y apretándose el estómago, para
reanudar al día siguiente la penosa peregrinación
en busca de amos a quienes alquilar sus brazos, y llegados el
tiempo de las
elecciones, esos hambrientos se apresuran afirmar una boleta
electoral para encumbrar a otro gobernante que les
continúe apretando el pescuezo.
Si tenemos este ejemplo a la vista ¿por qué hemos
de empeñarnos en conquistar una facultad ilusoria como es
la de votar? ¿Por qué no mejor dedicar todas
nuestras energías a la conquista de la tierra que es la
fuente de todas las riquezas y que, en manos del pueblo
aseguraría a todos la vida, les daría, por lo
mismo, la independencia
económica y como consecuencia de eso, la verdadera
libertad?

El pensamiento anarquista de Ricardo (IV)
La patria
Los proletarios no tienen patria, escribió Marx, y Ricardo
apoyando esta tesis
afirmó: El pobre no tiene patria porque nada tiene, a no
ser su mísera existencia. Son los burgueses los
únicos que pueden decir: Esta es mi patria, porque ellos
son los dueños de todo. Los pobres son el ganado encerrado
en los grandes corrales llamados naciones, y j oh ironía!
a ese ganado se le obliga a defender la patria, esto es, la
propiedad de los burgueses, y al caer por millares en los campos
de batalla, donde se deciden vulgares querellas de patrias de la
política, gritan los jefes: "todo por la patria".
Los hombres que agonizan en la tierra que no es suya; los
trabajadores que pierden la sangre en las fábricas ajenas;
los mineros que socavan las minas de otros; todos los que
trabajan para beneficiar al burgués, ¿qué
patria tienen? Si la patria es la tierra en que nacimos, esa
tierra debe ser de todos, pero no es así, esa tierra es la
propiedad de unos cuantos, yesos pocos son los que ponen el fusil
en nuestras manos para defender la patria. ¿No
sería más lógico que, siendo ellos los
dueños de la patria, fueran sus manos las que
empuñaran el fusil y no las manos de los que no tienen
más tierra que la que pueden recoger en los zapatos?
La patria, proletarios, es algo que no es nuestro, y, por lo
mismo en nada nos beneficia. La patria es de los burgueses, y,
por eso, a ellos únicamente beneficia. La patria fue
inventada por la clase parasitaria, por la clase que vive sin
trabajar, para tener divididos a los trabajado- res en
nacionalidades y evitar, o al menos entorpecer por ese medio su
unión en una sola organización mundial que diera por tierra
el viejo sistema que nos oprime.

9. El desorden
capitalista

Si todas las cosas estuvieran bien arregladas, si toda
criatura humana tuviera que comer, tuviera donde resguardarse de
la intemperie sin tener que pagar alquiler de casa, en una
palabra, si todos, con un rato de saludable trabajo al día
tuvieran lo necesario para vivir con decencia y sin incertidumbre
por el porvenir, entonces no habría nadie que se atreviera
a decir: yo soy más que tú, i
obedéceme!.
Entonces habría orden porque habría armonía.
Nadie tendría que disputar a otro, nadie tendría
envidia a nadie. Todos seríamos hermanos y saldrían
sobrando el polizonte, el soldado, el juez, el carcelero, el
verdugo y el gobernante. Saldría sobrando, porque
conquistada la armonía entre los seres humanos por la
conquista de la libertad económica el parasitismo de los
funcionarios no tendría ya razón de ser .
Los funcionarios públicos no son, como se cree, los
guardianes del orden. El orden es la armonía, no necesita
guardianes, precisamente porque es orden. Lo que necesita
guardianes es el desorden, y desorden escandaloso, vergonzoso y
humillante para los que no nacimos para esclavos, es el que reina
en la vida política y social de la humanidad.
Desorden es que una clase social pese sobre toda clase social,
pues no debe existir más que una sola clase, la de los
productores, esto es, la de los trabajadores, la humanidad se
convertirá en clase trabajadora, cuando la tierra y la
maquinaria pertenezcan a todos, pues entonces todos
tendrán que trabajar para comer .

Para mantener el desorden, esto es para mantener la
desigualdad política y social, para mantener los
privilegios de la clase alta y tener sometida a la clase baja, es
para lo que se necesita los gobiernos, las leyes, los polizontes,
los soldados, los carceleros, los jueces, los verdugos y toda una
caterva de altos y pequeños funcionarios que chupan las
energías de los pueblos de la tierra. No es para proteger
a la humanidad para lo que existen esos funcionario, sino para
tenerla sometida, para tenerla esclavizada en beneficio de los
que se han dado maña para retener hasta hoy la tierra y la
maquinaria.
No; es el orden, no es la esclavitud de una parte de la humanidad
por otra parte de ella, sino la libertad de toda la especie
humana. Al orden burgués, los mexicanos contestamos con
nuestra rebeldía. Contra ese orden gritamos; j muera el
orden! Porque es un orden que maniata la libre iniciativa del ser
humano, porque es un orden de cuartel o de presidio.

Las Carceles
La inmensa mayoría de la población de las cárceles
está compuesta de individuos que han cometido delitos contra la
propiedad: robo, fraude, falsificación, etc., mientras una
pequeña minoría de delincuentes se encuentran
prisioneros por delitos contra la persona. Abolida la propiedad
privada, teniendo todas las facultades de escoger un trabajo de
su agrado, pero útil a la comunidad;
humanizando el trabajo en
virtud de que no se efectúa para que el patrón
acumule riquezas, sino para satisfacer necesidades, de- vueltos a
la industria los miles y miles de brazos que hoy acapara el
gobierno en sus oficinas, en los cuarteles, en las prisiones
mismas; puestos todos a trabajar para ganar el sustento, con la
ayuda poderosa de la maquinaria de toda especie, se
necesitará trabajar solamente dos o tres horas diarias
para tener de todo en abundancia. ¿Habría entonces
quien prefiriese el robo para poder vivir? El hombre, aún
el más perverso, gusta siempre de atraerse la estima de
los demás, de estar bien con los demás.

Esto puede observarse hoy mismo, a pesar de que el medio
en que vive la humanidad embota los mejores instintos de la
especie, y si esto es cierto ¿por qué no admitir
que el hombre sería mejor en el seno de una sociedad
libre?
En cuanto a los delitos contra las personas, en su mayor parte
son el producto del medio malsano en que vivimos. El hombre vive
en constante sobreexcitación nerviosa; la miseria, la
inseguridad de
ganar el pan de mañana; los atentados de la autoridad; la
certidumbre de que se es víctima de la tiranía
política y de la explotación capitalista; la
desesperación de ver crecer a la prole sin vestido, sin
instrucción, sin porvenir; el espectáculo nada
edificante de la lucha de todos contra todos, que nace
precisamente del derecho de propiedad privada, que faculta a los
astutos y a los malvados a amasar capitales explotando a los
trabajadores, todo eso, y mucho más, llena de hiel el
corazón
del hombre, lo hace violento, colérico y lo precipita a
sacar el revólver 0 el puñal para agredir, a veces
por cuestiones baladíes. Una sociedad en la que no exista
esa brutal competencia entre
los seres humanos para poder satisfacer todas las necesidades,
calmaría pasiones, suavizaría el carácter
de las personas y fortalecería en ellas el instinto de
sociabilidad y solidaridad que
son tan poderosos que, a pesar de la secular contienda de todos
contra todos, no han muerto en el ser humano.

La Moral Burguesa
Adelantándose a Wilhelm Reich, crítico de la moral
sexual burguesa, Ricardo, en 1914, ya era un feroz denunciador de
la moral de los capitalistas y gobernantes: El estupro, la
violación de mujeres, el adulterio, producto son
igualmente del sistema social que combatimos, en que una falsa
moral hace hipócritas a los hombres y mujeres en sus
relaciones sexuales, y esa hipocresía conduce a histerismo
ya aberraciones que no existirían en un medio de libertad
y de igualdad en
que el hombre y la mujer se unieran libremente, sin otro
interés que la satisfacción de ese conjunto de
necesidades morales y físicas que se llama amor. Pero
lejos de esta satisfacción, libre de necesidades
naturales, encontramos en la sociedad actual mil trabas al amor,
debidas unas a preocupaciones sociales a preocupaciones
religiosas otras ya dificultades económicas las
más.

El pensamiento anarquista de Ricardo (v)
La
educación escolar burguesa
Las escuelas
oficiales educan al pueblo en el sentido de hacer de cada hombre
un sostenedor del sistema actual… enseñan al niño
a admirar la destreza con que algunos hombres saben sacar
provecho del sudor y la fatiga de sus semejantes, para
convertirse en reyes del acero, del
petróleo y
de las otras cosas. En la escuela se
enseña al niño que el ahorro y la
laboriosidad son el origen de las grandes fortunas que dejan
boquiabiertos a los imbéciles, cuando la experiencia
demuestra que solo las malas artes, la violencia y el crimen
pueden acumular la riqueza en las manos de un hombre.
En las escuelas de gobierno y en las particulares también,
se enseña al niño a venerar un trapo de determinado
color al que hay
que defender, aunque no tenga un palmo de tierra de patria; se
enseña al niño a considerar al gobernante como aun
individuo que resume en sí al poder de todo un pueblo,
cosa que es una solemne mentira, porque el gobernante no
pertenece más que a la clase privilegiada, cuyos intereses
defiende, intereses que, por lo demás, son diametralmente
opuestos a los de la clase proletaria.

Con una educación así,
se forman esclavos, pero no hombres libres.
El pueblo necesita educación, pero distinta ala
educación oficial, cuyos programas han
sido sugeridos o dicta- dos por los interesados en perpetuar la
esclavitud de los pobres en beneficio de los audaces y de los
malvados. La educación de las masas, para que sea
verdaderamente provechosa y vaya de acuerdo con la conquista que
ha logrado hacer el pensamiento humano, es preciso que
esté a cargo de los trabajadores, esto es, que ellos la
costeen y sugieran los programas educacionales. De este modo se
conseguirá que la juventud
proletaria entre de lleno ala vida, bien armada de las ideas
modernas que darán ala humanidad el suspirado bien de la
justicia social.
Al lado de la educación proletaria debe estar la
unión de los trabajadores, y así, con la
unión solidaria de los explotados y su educación se
logrará romper para siempre la cadena maldita que nos hace
esclavos a los pobres y amos naturales a los ricos; el salario, y
se entregará la humanidad al disfrute libre e inteligente
de todo cuanto han podido acumular las generaciones anteriores y
que está actualmente en poder de un reducido número
de modernos negreros.

La Revolucion Social
A diferencia de Madero, Carranza, Obregón, etc., Ricardo
Flores Magón en artículo publicado un día
antes del levantamiento armado del pueblo mexicano, es decir el19
de noviembre de 1910, definió claramente a los trabajado-
res en qué consistía una verdadera
revolución social, un cambio radical
que no se llevó acabo en nuestro país y que hasta
el día de hoy sigue siendo la tarea histórica de
los explotados y oprimidos.
Debemos procurar los libertarios que este movimiento
tome la orientación que señala la ciencia. De
no hacerlo así, la revolución que se levanta no
serviría más que para sustituir un presidente por
otro presidente, o lo que es lo mismo un amo por otro amo.
Debemos tener presente que lo que se necesita es que el pueblo
tenga pan, tenga albergue, y tenga tierra que cultivar; debemos
tener presente que ningún gobierno, por honrado que sea,
puede decretar la abolición de la miseria. Es el pueblo
mismo, son los hambrientos, los desheredados, los que tienen que
abolir la miseria, tomando en primer lugar , posesión de
las tierras que, por derecho
natural, no pueden ser acaparadas por unos cuantos, sino que
es la propiedad de todo ser humano. No es posible predecir hasta
donde podrá llegar la obra reinvindicadora de la
próxima revolución; pero si llevamos los luchadores
de buena fe el propósito de avanzar lo más posible
por ese camino; si al empuñar el Winchester vamos
decididos no al encumbramiento de otro amo, sino ala
reinvindicación de los derechos del proletariado; si
llevamos al campo de la lucha armada el empeño de
conquistar la libertad económica, que es la base de todas
las libertades, que es la condición sin la cual no hay
libertad ninguna; si llevamos ese propósito encauzaremos
el próximo movimiento popular por un camino digno de esta
época; pero si por el afán de triunfar
fácilmente; si por querer abreviar la contienda quitamos
de nuestra tendencia el radicalismo que la hace incompatible con
la tendencia de los partidos netamente burgueses y conservadores,
entonces habremos hecho obra de bandidos y asesinos, porque la
sangre derramada no servirá más que para dar mayor
fuerza a la burguesía, esto es, a la casta poseedora de la
riqueza, que después del triunfo pondrá nuevamente
la cadena al proletariado, con cuyo sacrificio, con cuya sangre,
con cuyo martirio ganó el poder.

Preciso es, pues, proletarios y desheredados, que no os
confundáis. Los partidos conservadores y burgueses os
hablan de libertad, de justicia, de ley, de gobierno honrado, y
os dice que cambiando el pueblo los hombres que están en
el poder por otros, tendréis libertad, tendréis
justicia, tendréis ley, tendréis gobierno honrado.
No os dejéis embaucar. Lo que necesitáis es que os
asegure el bienestar de vuestra familia, cosa que no hará,
ni se los dará ningún gobierno. Sois vosotros los
que tenéis que conquistar esas ventajas, tomando desde
luego posesión de la tierra, que es la fuente primordial
de la riqueza, que tomarla vosotros y la tierra no os la
podrá dar ningún gobierno i …porque la ley
defiende los derechos de los detentadores de la riqueza:
tenéis que tomarla vosotros a despecho de la ley, a
despecho del gobierno, a despecho del pretendido derecho de
propiedad; tenéis que tomarla vosotros en nombre de la
justicia natural, en nombre del derecho que tiene todo ser humano
a vivir ya desarrollar su cuerpo y su inteligencia.

Cuando vosotros estéis en posesión de la
tierra, tendréis libertad, tendréis justicia,
porque la libertad y la justicia no se decretan; son el resultado
de la independencia económica, esto es, de la facultad que
tienen un individuo de vivir sin depender de un amo, esto es, de
aprovechar para sí, y para los suyos, del producto
íntegro de su trabajo.
Así pues, tomad la tierra, la Ley dice que no la
toméis, que es propiedad particular , pero la ley que tal
cosa dice fue escrita por los que os tienen en la esclavitud, y
tan no responde a una necesidad general, que necesita el apoyo de
la fuerza. Si la ley fuera el resultado del consentimiento de
todos, no necesitaría el apoyo del polizonte, del juez,
del carcelero, del verdugo, del soldado y del funcionario. La ley
os fue impuesta, y contra las imposiciones arbitrarias apoyadas
por la fuerza, debemos los hombres dignos responder con nuestra
rebeldía.

El Comunismo
Anarquista
Para Ricardo Flores Magón, la solución a todos los
problemas actuales de la humanidad, solo será posible
cuando los trabajadores de todo el mundo recuperen las tierras y
fábricas y todas las riquezas que ellos mismos han
producido, para luego continuar trabajando y repartiéndose
entre sí todo lo producido.
Complemento del futuro comunismo social en que no habrá ya
parásitos capitalistas y curas corruptos traidores a
Jesús, será la desaparición de todo gobierno
compuesto por una minoría burocratizada y defensora de
ricos empresarios que ya no existirán, con la consecuente
organización de todos los ciudadanos en comisiones
rotativas de corto plazo, en la que vigilará la honestidad de los
que les toque dichas comisiones.
Hasta el día de hoy, no existe ningún país
en el que se haya aplicado el comunismo anárquico pero
estamos seguros, como
dijo Ricardo poco antes de ser asesinado, que si la especie
humana llega alguna vez a gozar de verdadera fraternidad y
libertad y justicia social, deberá ser por medio del
anarquismo.

 

 

 

Autor:

Humberto Escobedo Cetina

 

Partes: 1, 2
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