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Curso de mecanografía (página 2)




Enviado por jorgemarin1



Partes: 1, 2

7. Ejercicios con textos breves

Una vez dominado los principios
elementales del teclado, es
necesario que el alumno tome conciencia del
texto como
organización discursiva final.
En esta serie se han incluido los siguientes: textos con
sangría y texto con columnas.
Texto con sangría: es muy común que en los textos
se utilice la sangría de primera línea, para lo
cual, se debe calcular una separación de entre 7 a 10
espacios del margen izquierdo. Este margen puede ser tabulado
para su ejecución automática.
Nota: en computación, la sangría de primera
línea (1,25 cm) se puede ejcutar en forma
automática, previa ejecución de rutas.

EL LECHERO
Siendo la leche el
primer alimento que se da a los recién nacidos, necesario
era que mi primer artículo para "Caras y Caretas" tuviese
sabor lácteo, para lo cual ningún tipo de los que
me obligaron a presentar se acomodaba tanto a mi propósito
como el de lechero.
Ya se fue el marchante de los buenos y viejos tiempos, que los
niños
esperábamos ansiosos por la yapa de leche, exigua y por
ello sabrosa, y los más grandecitos y traviesos por el
mancarrón cargado con los tarros, que le servía de
trono y sobre el cual, arrodillado y erguido el busto, marchaba a
trote de lechero, como se decía, el viejo vasco cantor y
alegre.
¡Qué famosos galopes hasta la bocacalle, con
corridas de todos los perros
vecinos!
Se fue el marchante y con él se ha ido una nota
típica de Buenos Aires y
también el arreador usado como cetro; la boina terciada
sobre la oreja; el chiripá de grano de oro cayendo apenas
sobre la bota de becerro chueca y embarrada; el tirador que era
una especie de cafarnaún en que se hallaban botones
desertores, pesos chicos con carnerito, cabellos mezclados co
flores secas, horquillas para la novia preferida -la paisana- que
le esperaba entre sus patos y gallinas, allá por
Morón o San Justo, y a veces el papelito en que la patrona
gorda, la flaca de Maipú, la vieja del Socorro, como
él designaba a su clientela, le encargaban manteca fresca
o huevos caseros para la niña y también las
milongas en vascuence, entonadas al bordear un charco suburbano,
y la original fonda de vascos donde entre copa y copa de vino se
comentaba a gritos toda la vida porteña, mirada desde la
cocina.

A otros tiempos, otros tipos.
¡Ahora tenemos el carrito con vasijas de latón,
lustrosas de puro limpias; el lechero de delantal y gorro blanco,
serio, grave, que no canta, ni ríe, ni dice chicoleos, la
manteca en panes de ilusión y la harina y el agua y la
sofisticación reinando omnipotente con sellos, patentes,
certificados químicos y tapas higiénicas!
Y ahí va la vida, siguiendo su tortuoso camino, cada
día menos pintoresca, menos nacional, diremos, pero
más arreglada a las leyes y
ordenanzas, por más que el viejo marchante desalojado diga
melancólicamente, al ver pasar uno de los carrito
triunfadores:
-¡Arodá no más… masón condenao,
que ya te llegará tu hora!
(Del libro:
Cuentos de
Fray Mocho. José Sixto Alvarez, cuyo seudónimo de
Fray Mocho se hizo famoso, nació en Gualeguaychú,
Entre Ríos, el 26 de agosto de 1858 y falleció en
1903)
Amar hasta fracasar trazada para la a
La Habana aclamaba a Ana, la dama más agarbada, más
afamada. Amaba a Ana Blas, galán azas cabal, tal amaba
Chactas a Atala. Ya pasaban largas albas para Ana, para Blas;
más nada alcanzaban. Casar trataban; más hallaban
avaras a las hadas, para dar grata andanza a tal plan.
La plaza llamaba armas, daba caza
a la dama; Blas hablaba cada mañana, más la mama
llamada Marta Albar nada alcanzaba.
La tal mama trataba jamás casar a Ana hasta hallar gran
galán, casa alta, ancha arca para apañar larga
plata, para agarrar adalas. ¡Bravas agallas!
¿Más bastaba tal cábala? ¡Nada, ea
nada basta a atajar la llamada afamada!…
Anónimo
Donde se inició el tormento, como podremos ver
después
Tres obispos, un religioso judío, un coronel del Opus y un
trío de mediocres politicuchos, siguiendo los deseos de un
trust inglés,
difundieron por televisión, y luego en letreros, el
inminente riesgo de morir
por desnutrición. Primero se pensó en un
menor rumor; Elementos nocivos, según dijeron. Pero el
pueblo se lo creyó. Todos se proveyeron de un
sólido fuste. "Queremos comer", grito persistentemente el
pueblo, profiriendo vituperios sobre jefes, ricos y poderes
públicos. Por doquier, se urdieron complots e intentos de
subversión. Los polis tuvieron miedo de los turnos de
noche. En Bourg-en-Bresse se tomó un sitio público.
En Grenoble se robó un stock: bonito, leche, kilos de
dulces, montones de trigo, pero todo podrido. En Metz perecieron
veintisiete jueces de un solo golpe en un cruce, luego se
quemó un periódico
vespertino que, según supusieron todos, se
pronunció por el gobierno. Los
rebeldes se hicieron por todo el territorio con depósitos,
docks y comercios.
Luego se metieron con los moros, con los negros y con los
judíos. Se hizo un progromo en Seine-St. Denis, en
Poitiers, en Pittiviers y en Lisieux. Después, sucumbieron
oscuros sorches, por puro gusto. Se escupió sobre un
clérigo de quien, en un bordillo, recibió el
perdón un coronel de los CRS que un chulo pinchó
con destrero cuchillo.
Murió el primero por un chorizo, el sobrino por un bollo,
el vecino por un cornusco, un tipo por un mendrugo.
Perec Georges
Texto con columnas: Los textos con columnas pueden definirse como
espacios interdependientes con una estructura
global organizada. Su lectura es de
tipo fractual. Se lee desde arriba hacia abajo y de izquierda a
derecha, desde el comienzo de renglón hasta el final
pasando a la siguiente, y así sucesivamente hasta llegar
al punto final. El número de columnas para una hoja
vertical es de tres y puede llegar a seis para las hojas
colocadas en forma horizontal o apaisada. Más de esta
cifra es inapropiado y antiestético, ya que se reduce
considerablemente los espacios.
Para organizar el ancho de columnas, es necesario tener en cuenta
dos elementos importantes:

  1. El texto debe ser abundante, calculando como base
    unos 25 renglones aproximadamente.
  2. Para escribir las columnas es necesario seguir las
    siguientes reglas de aplicación:
  1. Se toma el ancho de los espacios a utilizar. Ejem. 60
    espacios.
  2. Se divide esta cifra por el número de
    columnas. Ejem. 2.
  3. El resultado obtenido, 30 espacios, va a ser el ancho
    de la columna.
  4. Pero a esta cifra, debemos calcular la calle de
    separación: 3 espacios como máximo.
  5. De este modo se obtiene una columna de 27
    espacios.
  6. Los espacios de separación de columnas se
    distribuyen en la calle principal, es decir 6
    espacios.
  1. Para el caso de que tengamos que disponer el texto en
    3 columnas se procederá del siguiente modo:
  1. Calculamos los espacios del ancho de hoja. Ejem. 60
    espacios.
  2. A esta cifra se divide por 3. De este modo, quedan
    columnas de 20 espacios y un sobrante de uno.
  3. Se le asignan dos espacios por calle y se lo
    distribuyen en dos principales de 3 espacios.
  1. Para el caso de que las columnas tengan que ser
    distribuidas en espacios impares 59, por ejemplo, se
    tendrá que calcular del siguiente modo:
  1. Se procede a dividir los espacios por la cantidad de
    columnas (59/3).
  2. Nos queda un resultado de 19 y 2 espacios de
    resto.
  3. Se le asigna una calle de 2 espacios y se los ubica
    en el centro, adicionando los espacios sobrantes.

Nota: en el programa Word, las
columnas pueden organizarse a partir de un texto simple,
seleccionándolo previamente, y utilizando la función
Formato/Columnas, o bien, se la puede reemplazar con la
botonera.
Para lograr una capacitación integral, pensamos que los
cursos de
mecanografía, como sistema
interactivo, no ha perdido vigencia, a pesar de que se considera
pasado de moda y que su
utilidad
respondió a las exigencias de una época pasada.
En computación se utiliza el mismo teclado que el de la
máquina de escribir, y dado la actividad de un operador
redunda en un 80% de escritura para
el ingreso de datos, es
importante adquirir una habilidad que imprima una óptima
utilización de este recurso que muchas veces pasa
inadvertido.
Las lecciones del curso que implementamos, adiestran gradualmente
todos los dedos de la mano para escribir con ligereza progresiva,
facilidad y exactitud, sin cansancio y sin que haya necesidad de
mirar el teclado de la máquina, es decir, al tacto.
Después de una práctica regular, adquiere una
perfección y una velocidad
vertiginosa que no conseguiría con otro sistema.
A medida que se ejecute una práctica asidua, los alumnos
adquieran el manejo en máquinas
de escribir eléctricas y luego con el teclado de la
computadora. Su ventaja consiste en que con la presión
débil en las teclas permite escribir con menos
tensión nerviosa.
Nuestra experiencia permite asegurar que en el ámbito de
la computación se puede escribir un mínimo de 80
ppm. Comparándolo con el período anterior, se
escribía una velocidad máxima de 50 ppm. La
diferencia es para tenerla en cuenta.

8. Ejercicios de velocidad

Cono fase final, se propone una serie de ejercicios
tendientes a favorecer la velocidad de la escritura, para lo
cual, resulta indispensable que el alumno pueda ejercitar, como
paso previo, la escritura del abecedario, tres o cuatro
renglones.
abcdefghijklmnñopqrstuvwxyz
abcdefghijklmnñopqrstuvwxyz
abcdefghijklmnñopqrstuvwxyz
abcdefghijklmnñopqrstuvwxyz
El relato de la novela "Relato
de un Náufrago" está basado en el estudio de la
literalidad, manifiesta el esquema de una novela
tradicional: introducción, nudo y desenlace.
Y en cuanto al estilo empleado en la novela puede apreciarse en
su estructura general una crónica novelada. Cada
capítulo puede condensarse en una crónica. En su
estructura global puede utilizarse el modelo de
Yunque, es decir que el informe
periodístico conforma el relato introductorio y la
estructura global en una crónica con el modelo de una
pirámide normal.
El lenguaje
empleado es realista con una integración de prosa. De esta manera, se
puede catalogar como una obra atípica, ya que tiene dos
aspectos estructurales.
El término Navidad es la
contracción del vocablo latino navitas que significa
"nacimiento". A partir de este concepto, surge
un símbolo muy arraigado y complejo en su estructura.
La Navidad
no es sólo un recuerdo de un suceso
histórico. Constantemente la Liturgia Cristiana subraya
que el hecho del nacimiento de Jesucristo está ordenado a
la Redención, a la Pascua, a la Parusía.
Según la terminología de los antiguos, la Navidad
es una memoria
(misterio), cuyo centro es la muerte y
resurrección de Jesucristo, siempre presente y operante,
como alma de toda celebración litúrgica.
Alrededor de la Liturgia de Navidad se ha formado, en el decurso
de los siglos, una serie de costumbres que han contribuido a
crear un ambiente
festivo en la intimidad de las familias y en las calles de aldeas
y ciudades. Lo más importante de las tradiciones y
costumbres no es sólo el aspecto exterior, sino su
significado interior; se debe conocer por qué y para
qué se llevan a cabo para así poder vivirlas
intensamente. Se recrean: el arbolito, el pesebre, los regalos,
las comidas típicas, la decoración en general, y
los niños esperan con ansiedad la llegada de Papá
Noel y los Reyes Magos, cuyo origen se remonta a las antiguas
costumbres y ritos paganos que pueden ser investigados desde el
punto de vista histórico.
En la historia se
narran situaciones realistas, toda vez que el núcleo
narracional está sujeto a un esquema, cuyos componentes en
conflicto se
enuncian en la aventura que soportó Luis Alejandro Velazco
naufragando a la deriva con inclemencias de tiempo
desfavorables: calor durante
el día, frío por la noche y rigurosas tempestades a
mar abierto.
Luis Alejandro Velazco, en una balsa, estuvo internado en el mar
Caribe durante diez días, en medio de la soledad, rodeado
de tiburones y con una única esperanza: encontrar tierra firme.
En el mar, los minutos sumaban una eternidad; era una tortura
mirar el reloj. Permaneció largas horas escrutando el mar
tranquilo, inmenso y silencioso, pero no vio "una sola luz distinta de
las estrellas". "La balsa seguía avanzando, no
podía calcular cuánto había avanzado durante
la noche, pero todo seguía siendo igual en el
horizonte…" No perdía sus esperanzas, mientras
veía distante a los aviones de rescate, pero no se
explicaba cómo había transcurrido tanto tiempo sin
que vinieran a socorrerlo. Durante la segunda noche sintió
la presencia de un acompañante en la balsa: Jaime
Manjarrés, un marino que se había ahogado en la
tempestad. Fue su amigo confidente de varias jornadas: el
único recuerdo que lo mantenía
optimista.

9. Conclusión

Los ejercicios presentados constituyen la base
fundamental del sistema de escritura al tacto. Esta guía
es suficiente para ver que los procesos de
escritura suelen ser complejos en cuanto a su estructura.
Por último, considero importante remarcar y hacer
explícito que este sistema, lejos de ser una
práctica obsoleta, debe ser redescubierta y coexistir con
otros sistemas de
escritura (Ej. Caligrafía), a pesar de que las
tecnologías de la información/comunicación impongan nuevos recursos,
vistosos y atractivos.
Lejos de aquel mito de que la
palabra sería sustituida por la imagen, se
considera que la escritura sigue siendo algo tan elemental que
perdurará por siglos.
Si nos apropiamos de las reglas básicas de la escritura al
tacto, habremos potenciado las habilidades cognitivas, porque es
un proceso
psicológico complejo que requiere de un estudio
sistemático para lograr una velocidad en la escritura.
A pesar de que los adelantos tecnológicos perfeccionen las
herramientas,
resulta conveniente que nos adecuemos, utilizando este recurso
con eficacia. De que
nos vale tener una computadora de
última generación si escribimos con dos
dedos… Otros comentarios quedarían al
margen.

10.
Bibliografía

Basiricó José Adolfo (1992), Curso gradual
de mecanografía y correspondencia comercial, Buenos Aires,
Cesarini Hnos., 13º Edic.
Caraballo Silvina G y otros. (2000), Informática I, Buenos Aires, Santillana,
2da. Reimp.
Claverol de Bellotti Beatriz S., Collini Carlos Alberto (1987),
Mecanografía. Primer curso, Buenos Aires, Troquel,
10º Edic.
Rivera Hugo (1969), Tratado de dactilografía, segundo
curso, Buenos Aires, Giordia.

 

 

 

Autor:

Jorge Marin

Partes: 1, 2
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