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Televisión escándalo (página 2)




Enviado por jupama_2000



Partes: 1, 2

Pero el grado de crudeza que alcanzaron las imágenes
transmitidas, estimulada por la competencia, fue
limitando la capacidad de asombro de los espectadores; lo que no
disminuyó fue su necesidad de espiar en las vidas ajenas,
pero ese "endurecimiento del ojo" propiciado por la
situación a la que hacíamos referencia al comienzo
del párrafo
requirió, para la satisfacción de dicha necesidad,
historias que no tuvieran el carácter
previsible del género y que estuviera más al nivel
de la realidad, conflictos más cotidianos. Adquieren
entonces un rol protagónico los Talk Show, donde se
exponían en público conflictos personales; en un
comienzo con la intención solucionarlos y estimulando la
sensibilidad de los espectadores. Con el correr del tiempo, y
siempre atendiendo a las necesidades comerciales, los conflictos
que se presentaban suscitaban fuertes discusiones en
cámara. Estos son los primeros vestigios de la
televisión a la que hacemos referencia.

Se diseminaron entonces en el espacio televisivo estas
producciones que comenzaron a ser sospechadas en lo que respecta
a la verosimilitud de los conflictos; la cantidad y la
reiteración disiparon el interés inicial; se
echó mano, en consecuencia, a las figuras intocables,
merecedoras hasta entonces de la devoción de la tele
– audiencia, personalidades dueñas de un prestigio
brindado por los medios que ocultan sus facetas personales,
cotidianas. Es justamente ese lado oculto lo que estimula la
curiosidad del espectador que disfruta de quebrar la
inaccesibilidad a las cuestiones cotidianas de las personalidades
mediáticas.

Pero hay algo que podemos agregar, no es la anterior la
única característica referente de la
televisión escándalo, esta utiliza además
como material casos policiales retomando todas aquellas versiones
que la investigación descarta por falta de
pruebas
¿De qué manera capta el interés de
público? estimulando el imaginario social, dándole
crédito
a las hipótesis que circulan en la sociedad, satisfaciendo
de esta forma su necesidad de protagonismo que le está
vedado en otros campos.

En el extremo final de esta competencia por la Cuota de
Mercado, juegan un rol destacable los Reality Show, programas en
los que se hace convivir a un grupo de
personas, siendo estos observados permanentemente por
cámaras permitiendo a los espectadores acceder a la
intimidad de los participantes.

Mecánica de los programas

Programas del
espectáculo

Decíamos que la nueva forma de aumentar la Cuota
de Mercado era desmitificar a las personalidades
mediáticas. En pos de este objetivo los programas del
espectáculo preocupados en un comienzo por develar
detalles de la vida privada de estas personalidades, en lo que se
refiere a amoríos
y cirugías, nuevos trabajos y eventuales peleas de
cartelera, encontraron un nuevo recurso, poner en la palestra los
conflictos personales en los que ellas estaban
inmersas.

¿De que manera se logra esta atención? Es
necesario en primer lugar detectar un problema que será a
partir de ese momento de dominio
público. Lo que es en primera instancia un rumor se
podrá confirmar con una entrevista con
el involucrado. La negación del mismo a esta instancia es
uno de los principales fertilizantes de la noticia. Como por lo
general se basan en conflictos de relaciones, el segundo factor
importante es la voz del antagonista, situación que
generará un cruce de opiniones que estimulará a
ambos a aumentar la ponzoña de los comentarios. Agotado
este recurso, salen a escena aquellas personas que dan su
opinión, positiva o negativa, sobre el caso y los
involucrados lo que genera dos bandos. Se abre aquí otra
problemática tomando importancia los conflictos entre los
grupos
formados.

Suele suceder que a alguno de los involucrados le
moleste algún comentario realizado por el periodista lo
que genera un nuevo conflicto que puede desembocar en reacciones
violentas que aportan más material al programa y mayor
interés de la audiencia, que como dijimos, más se
involucra en el relato (justificaré más adelante
porqué utilizo este término) cuando más
grandes son los conflictos, y cuando más se puede conocer
de esa faceta oculta.

Desde la construcción discursiva – y
aquí entra la justificación del término
relato – se realiza una fragmentación de la noticia,
y se dilatan los tiempos para completar la información,
que se puede prolongar por semanas, aumentando de esta manera el
clímax hasta su desenlace. Esta dilatación es
coherente con las necesidades de captar a la audiencia, que,
cumple además, con la función de distraer la
atención de otros temas relacionados con los
acontecimientos que afectan la vida de los ciudadanos.

Otro recurso característico es manejar la
ambigüedad del lenguaje,
desde la entonación y la simplificación en los
adelantos y títulos, generando de esta manera una falsa
expectativa de lo que se va a decir. Lo imprevisible radica en
las respuestas de los involucrados en el escándalo, pero
cuando esto falla se echa mano a este último
recurso.

La última estrategia a la
que haré referencia al describir las
características de este tipo de programas, es el posicionamiento
por parte de los periodistas con una mirada sobre la realidad
acorde a las del público, en la mayoría de los
casos.

Los Talk
Show

En orden de aparición estos son los primeros
productos audiovisuales que intentan romper la naturaleza irreal
de las telenovelas, la formula repetida del género antes
mencionado a pesar de la identificación con los personajes
y las situaciones, no satisfacían las necesidades
voyeuristas de los espectadores. Estas situaciones y personas
están más próximas a la vida cotidiana, son
presentadas como el "reflejo" de la realidad, estas representan
conflictos que pudieran suceder en la familia de
cualquier espectador; son, ante todo, la legalización de
la intromisión en la vida privada.

¿Cómo funcionan los Talk Show? Como en el
caso de los programas de espectáculos se recurre a la
confrontación de las partes en conflicto. A diferencia de
los anteriores el conductor toma el rol de un aparente mediador
pero este también representa la mirada de la
mayoría del público y expone "su" postura ética
frente a la actitud de los
participantes. La principal función del conductor es
generar conflicto y lo hace realizando una lectura
manipuladora de la realidad sentimental de los invitados. Aportan
a la generación de enfrentamientos los participantes de la
tribuna, que, como ya lo dije, cumplen el rol de representantes
del público que solo puede participar de la
discusión a través de llamados telefónicos.
No es este terreno adecuado para conjeturas pero cabe sospechar,
a la luz de los
intereses comerciales, y al cambio de
roles de la gente de la tribuna a participante del conflicto, de
un programa a otro – denunciado repetidas veces por los
programas que critican la televisión – que todo lo
que ocurre en el interior del programa es solo una farsa, o que
lo es la postura ética de la tribuna, dándole la
función de recurso de fuerza de
choque. Lo que facilita este intercambio es la fugacidad de la
información que circula en el medio televisivo.

A diferencia de los programas anteriores los bloques no
sirven en este caso para atrapar al público dilatando el
desenlace, el punto del clímax se logra en el interior de
los mismos cuando la discusión llega a extremos
dramáticos, son precisamente las caídas de
tensión el momento propicio para la tanda.

Reality
Show

Este tipo de programa es el último de los
representantes de la televisión escándalo que se ha
instalado en la circulación mediática, la
generalidad del último término es adecuada pues no
se agota en la emisión televisiva, todas las instancias
del relato – nunca mejor utilizado y veremos porqué
– aparecen en los demás medios – radio, prensa
gráfica, internet

El principal objetivo de este tipo de programas es
generar enfrentamiento entre los participantes, y el primer
recurso que facilita esta construcción es la posibilidad
que tiene cada uno de acceder a un premio lo que genera
competencia, protagonistas y antagonistas.

Ya podemos vislumbrar el porqué de la idea de
relato, pero la construcción del espació llega
más allá. Tenemos la sinopsis antes de consumirlo,
un grupo de personas de edades homogéneas, deberán
convivir en una casa, y tendrán como misión
administrar y hacer funcionar un bar. Semanalmente, entre los
participantes, se elegirán dos candidatos y el día
viernes "por decisión del público" uno de ellos
dejará el programa. La misma metodología se utilizará hasta el
último programa en que uno de los participantes se
llevará el premio.

El casting permite la selección
de un grupo heterogéneo de personalidades que favorece dos
situaciones, futuros encuentros conflictivos por la convivencia,
e identificación de los espectadores con el participante
más a fin a su personalidad.

El éxito
de estos programas no radica en la posibilidad de espiar la vida
de este grupo de personas, salvo en determinadas
patologías, el voyeur disfruta de espiar situaciones, la
acción conflictiva, erótica, conspirativa,
más aún cuando sabe que no comete delito como en
este caso; la audiencia consume entonces la edición de las
situaciones que acabo de nombrar, mostrando las líneas
narrativas que se van formando con el devenir del programa y que
permiten prever desenlaces.

En este tipo de programas se dilata la
información, y en el final de bloque se utiliza un gancho
para el próximo, y aún uno más fuerte para
el próximo programa. En cada emisión se logra,
gracias a la manipulación de esa realidad una introducción un nudo con un punto
máximo de clímax y un desenlace, y lo que funciona
de gancho es que lo que ya sabemos tendrá consecuencias en
la relaciones internas. A la vez, estas emisiones son breves
capítulos de una historia mayor, el logro del
objetivo final, el premio.

Función
comercial y función sociológica de la
Televisión Escándalo

Si bien ambas funciones
persiguen objetivos
diferentes, como ya veremos, tienen una estrecha
vinculación.

El conflicto entre dos o más personas es
garantía atención de un espectador, pues rompen con
la naturalidad cotidiana de las normas
establecidas. Una pelea entre un taxista y un colectivero se sale
del normal funcionamiento del orden público, y por lo
general nos sentimos identificados con uno de los personajes; una
discusión de una pareja abre una puerta a la intimidad de
esas vidas, vedada en otras circunstancias a nuestra mirada; una
situación de arrebato callejero nos sitúa como
espectadores de un relato que comienza con un estado inalterado,
un desequilibrio (el robo) la confirmación del equilibrio (la
voz de alerta) el intento de restablecer el equilibrio (la
persecución) y la recuperación del equilibrio
(resignación de la victima o la aprensión del
ladrón, también podemos sentirnos identificados.
Todas estas situaciones funcionan a la vez como bálsamo a
nuestras preocupaciones, tan acuciantes en estos momentos,
alejándolas por un momento de nuestro pensamiento, y
cumplen a la vez la función de catarsis de nuestra
violencia;
pero a la vez, el encontrarse en el escenario de la
acción, por la sorpresa, por el miedo o por la culpa no
nos permite que ellas cumplan su función
terapéutica (reconozco la frialdad de estas palabras y me
hago cargo de tomar el papel de
espectador de las injusticias)

Reconociendo estas necesidades y conflictos, el medio
televisivo nos las ofrece para que cumplan su función en
la tranquilidad de la casa, con el tiempo necesario para
contemplar la escena – previa introducción del
periodista o conductor – alejados del peligro, y
dándonos la posibilidad de indignarnos ante la injusticia
y condenar nuestra indiferencia, juicios y reflexiones que
morirán con el devenir de las noticias tan efímeras
como la anterior.

A cambio de este favor, el medio reclama extrema
atención y fijeza en la señal pues cualquier
ruptura de esta continuidad tendrá como consecuencia
perderse de detalles tan necesarios para el relato que se
está construyendo; mientras tanto, en el lapso de esta
espera, el espectador conocerá las bondades de tal o cual
producto
dedicado a esa determinada audiencia que el género
convoca. Es esa presencia frente al televisor, medida

con datos
estadísticos, lo que le permite al auspiciante confiar en
la fuerza de la publicidad para aumentar sus ventas.

Hasta aquí la función comercial de la
Televisión Escándalo ¿Pero dónde
entra la función sociológica y como se vincula con
la comercial? Hice referencia en este apartado a las
preocupaciones que ocupan a los ciudadanos, y es precisamente la
oferta
mediática la que los aparta de estos pensamientos. Vale
acotar además que son los mismos medios con su
manipulación sensacionalista de las noticias, fugaz, y
poco profunda – en función del acontecimiento que
impacta, y en consecuencia vende – lo que favorece a este
desconcierto. El medio funcionaría como causante y remedio
de este estado anímico.

Es en este punto donde puedo aplicar el concepto Aparato
Ideológico del Estado, que, recordemos, es un instrumento
que utiliza el estado para
poder someter a los ciudadanos, ejerciendo sobre ellos una
violencia simbólica, legitimando el orden social
establecido y naturalizando las situaciones que pueden ser
atendidas desde otros ángulos afectando de esta manera al
poder hegemónico.

La función sociológica de la
Televisión Escándalo, como un antídoto
escapista de la realidad construida de manera sensacionalista,
aleja la atención del ciudadano de los temas que
conciernen a sus condiciones, limitando o extinguiendo su
necesidad de reclamar esa información, pudiendo de esta
manera el poder hegemónico actuar sin oposición
hasta la manifestación de las consecuencias,
situación que provocará un estallido aplacado por
los Aparatos Represivos del Estado, en que la violencia ya no es
simbólica

Conclusión

Quiero a modo de cierre, terminar de redondear la
condición que concierne a nuestra televisión
aplicando la teoría de los campos de Bourdieu. El propone
en esta teoría, que un campo es un espacio determinado
donde coexisten y luchan un conjunto de fuerzas, una es el poder
hegemónico que establece la reglas de funcionamiento del
campo y trata de perpetuarse en su poder como la única
alternativa. Goza de un importante capital
simbólico,

constituido por el apoyo social. A la vez existe una
serie de fuerzas que intentan subvertir ese orden y que
podrán instaurarlo cuando su capital simbólico le
de el suficiente respaldo a tal fin.

Creo que el poder hegemónico que regula el
funcionamiento de los medios, tiene como estrategia la
incorporación de productos de carácter transgresor
a su orden, pero que solo se utiliza en pos de una segmentación del mercado, y que será
necesario plantearse, antes que nada un proyecto de
país, para que ese nuevo orden responda e incluso critique
su funcionamiento sin priorizar los interese comerciales sobre
los de formación, entretenimiento e
información.

 

 

Autor:

Juan Pablo Manara

Guionista y Libretista de TV. y
radio

Comunicador Audiovisual

Partes: 1, 2
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