Quien pertenece al ámbito educativo como docente,
discente o directivo ha tenido que enfrentar alguna vez la
disyuntiva de evaluar la orientación humana del proceso
profesional y formativo o dejar esta tarea al vaivén de
las circunstancias.
Pensar la pertinencia y articulación académica de
la Formación Humana para los futuros profesionales es
comparable a la labor del arquitecto que diseña los
espacios de su su obra definitiva, o con la intencionalidad del
artista que dimensiona el estilo e impronta que posteriormente le
dará a su pintura ,
elementos imperceptibles y tácitos para quien aprecia la
obra final del arquitecto o del artista, pero que resultan
constitutivos protagónicos, siempre presentes y
definitivos en cualquier obra emprendida como desafío y
proyección.
Así como el arquitecto o el artista, cualquier
institución educativa define su identidad , su
pensamiento y
su orientación profesional de lo humano, como el
fundamento y perfil de sus egresados. La Formación Humana
es el desafío asumido por las instituciones
universitarias en un contexto sociocultural actual, donde es
palpable una actitud
generalizada de desesperanza, desilusión y escepticismo
del hombre consigo
mismo.
Desesperanza y sinsentido de un joven universitario que esta
dentro de una cultura donde
la muerte de
Dios, la muerte del
hombre y de la vida campea sobre un agnosticismo
científico, un utilitarismo e inmediatismo práctico
que desdibuja horizontes humanos. Dentro de este sinsentido y
ausencia de una visión para muchos jóvenes en
proceso de capacitación y conocimiento ,
la formación humana se ofrece como obstinado, quijotesco y
terco desafío que reafirma la fe en el hombre y su
dignidad, en la búsqueda del bien y la capacidad infinita
de construírlo a partir del conocimiento y la
transformación social,de la convicción
esperanzadora en una sociedad
tecno-cientifíca, humanizada y comprometida con el
desarrollo a
escala
humana.
Aunque el término "formación" tiene un significado
equívoco, dando origen a varias acepciones; para algunos
puede dar la impresión de rigidez, unidireccionalidad, dar
forma, moldear desde lo externo; ante todo y en este caso, el
vocablo " formación" se concibe como el proceso
cualificador del estudiante donde se estimula la autonomía
del espíritu, la capacidad analítica, reflexiva y
autodidáctica, permitiéndole ubicarse en su
contexto sociocultural, y proporcionándole elementos para
que adquiera una identidad, una estructuración
axiológica, un compromiso personal y una
auto-reflexión de su propio saber.
La Formación Humana asume una mirada distinta de la
Universidad y del
proceso cualificador del futuro profesional; distinta porque
aborda al joven desde sus diversas dimensiones integradoras como
ser humano: su cultura y contexto, su ser y hacer en el mundo, su
trascendencia, su alteridad, sus potencialidades y sus carencias,
su capacidad cognitiva, crítica, su identidad, su
dimensión comunicativa, reflexiva y conceptual, política y ética ,
condiciones que llevan necesariamente a una visión
integral de la persona
universitaria. Estas dimensiones antropológicas ofrecen la
introyección de competencias
reflexivas, analíticas, de afrontamiento y
transformación profesional, y a su vez
señalarán a mediano y largo plazo, una diferencia y
ventaja comparativa del egresado. Estas se dínamizan,
fundamentan y potencializan a partir del criterio institucional
que desde su visión y misión
concibe el imperativo ineludible, propio de aquellas
instituciones de educacion
superior que profesan el humanismo
cristiano, que con coherencia, honestidad y
respeto asume su
compromiso educador y transformador social, haciendo posible la
creación y desarrollo de espacios, procesos y
condiciones que permiten al joven universitario, en forma
complementaria a su capacitación y obtención de un
saber especifico, de un conocimiento experimental o
científico.
La Formación Humana acepta el desafío de formar un
profesional, no sólo para el funcionalismo ,
el adiestramiento
frío y calculado, el saber pragmático que capacita
exclusivamente en el hacer; sino que por el contrario quiere
formar cualitativamente desde lo axiológico y actitudinal
dándole un sentido responsable a la capacitación
recibida, todo ello desde una concepción integradora del
ser humano que sabe ser y hacer, pensar, valorar, conocer, crear
y gestar, razonar, producir, y también convivir.
Quienes dirigen los procesos de la formación humana en la
universidad asumen como tarea suya el propiciar y fortalecer
procesos de enseñanza –aprendizaje que
permitan acrecentar lo cualitativo en el futuro egresado, lo
mismo que los elementos actitudinales y conceptuales de su ser
para proyectar sus interacciones laborales hacia: La
dimensión comunicativa, la alteridad, la trascendencia, su
pertenencia social y cultural, su individualidad y sociabilidad,
su interioridad y sensibilidad, su capacidad crítica y de
afrontamiento, su dimensión ética y su responsabilidad
social profesional.
También es misión de la "trans-formación
humana" crear conciencia
social, política y ecológica, de tal forma que los
destinatarios de un proceso educativo puedan asumir actitudes y
compromisos de civilidad, de responsabilidad y pertinencia por su institucion,
su comunidad y su
profesion.
Ahora bien: ¿qué condiciones y caracter
ísticas específicas requiere el proceso
académico para que la Formación Humana sea
pertinente?.
Se pueden señalar como fundamentales e imperativas,
más no únicas las siguientes:
- Identidad.
- Integración.
- Orientación axiológica .
- Alteridad interdisciplinaria.
Identidad: todo lo que distingue a un grupo humano
con respecto a su pensamiento, forma de actuar, vivir o
interactuar, lo identifica. Toda organización educativa señala su
identidad a partir de la claridad, coherencia y compromiso que
tengan sus miembros con relación a la misión y
visión institucional; la identidad hace parte del
estilo y forma de ser, de presentarse ante el mundo. Cada
profesional como cada institución tiene el deber y el
derecho de ir conformando su identidad que lo distinguirá
y lo presentará ante el medio profesional para bien o para
mal.
Por otro lado, tener una identidad de lo humano implica
necesariamente ir formando al alumno en la multiple
condición de conciencia axiológica,
antropológica, cultural, ecológica, cívica y
espiritual.
En particular la U.S.B. asume el espíritu del hombre, del
testimonio, del renovador cultural, del maestro de Asís,
como modelo,
referencia y paradigma
integrador, iluminador e identificador
academico–institucional expresado en cada uno de sus
procesos y acciones, en
la búsqueda y cumplimiento de su proyecto
educativo bonaventuriano, con relación a su ser
universitario, su ser católico, su ideal franciscano.
Integración académica: existe
consenso general acerca de que se requieren profundas
transformaciones para mejorar la calidad y equidad
académica. Una de ellas será la de disminuír
la brecha entre el campo de la formación científica
con la humanística, y acercar el campo experimental con el
hermeneutico-social.
La integración académica se manifiesta en la medida
en que haya voluntad de establecer una nueva dinámica de trabajo para propiciar espacios
comunes de encuentro entre los estudiantes, profesores y
administrativos, de diseñar espacios convergentes para
abordar y construír conocimientos multi e
interdisciplinarios, donde se posibilite la alteridad
comunicativa de personas, perfiles profesionales y
conocimientos.
El pensador francés Edgar Morin señala la necesidad
de enseñar la integralidad y el carácter
holístico del ser humano, necesidad que se hace evidente y
explícita en sus dimensiones física,
biológica, psíquica, cultural, social,
histórica, las cuales unidas a la interioridad, la
comunicación, el afrontamiento, la alteridad, la
trascendencia y la creatividad,
se convierten en los componentes y capacidades de la unidad
compleja que es la naturaleza
humana, unidad psico-somatico–social y espiritual, que hoy
requiere urgentemente su reivindicación, pues tanto
el
conocimiento como la persona han sido fragmentados y
divididos. La condición humana ya no puede seguir
polarizada y atomizada.
El mismo pensador francés citado, hace ver la necesidad
de disminuír la brecha epistemológica impuesta por
el paradigma racionalista cartesiano que separa y aleja
tajantemente el sujeto del objeto, lo cualitativo, de lo
cuantitativo, la sensibilidad, de la razón, la existencia,
de la esencia, separación que cada vez crea escisiones
más profundas entre las ciencias
humanas y sociales por un lado, con las ciencias exactas
analíticas y experimentales, por el otro, divorcio
epistemológico que ha formado hoy un caótico y
nefasto paradigma cultural en la educación
superior , generando el modelo de la disyunción entre
las disciplinas, la federalización de los conocimientos, y
que, por ende está desconociendo la imperiosa urgencia de
construír el paradigma de la conjunción entre las
disciplinas.
Con respecto a la integralidad, Morin recuerda a Pascal cuando
afirma que "Todas las cosas, siendo causadas y causantes,
ayudadas y ayudantes, mediatas e inmediatas y todas sostenidas
por una unión natural e insensible que liga las más
alejadas y las más diferentes, creo imposible conocer las
partes sin conocer el todo y tampoco conocer el todo sin conocer
particularmente las partes".(Pascal. Pensamientos, Ed. Antropos,
1970, citado por Edgar Morin en Los siete saberes para la
educación
del futuro, Unesco, 1999, pag. 24).
Se agrega en este sentido que lo humano se ha dislocado, pues su
dimensión biológica, incluyendo el cerebro
está encerrado en los departamentos biológicos; sus
dimensiones síquica, social, religiosa, económica,
están relegadas y separadas la una de la otra, en los
departamentos de Ciencias Humanas, sus caracteres subjetivos
existenciales, poéticos se encuentran acantonados en los
departamentos de literatura y poesía
. La filosofía que es por naturaleza, una reflexión
sobre todos los problemas
humanos, se volvió a su vez un campo encerrado en
sí mismo. Los problemas fundamentales de la existencia son
evacuados de las ciencias. El debilitamiento de la percepción
de lo global conduce al debilitamiento de la responsabilidad
individual (cada uno tiende a responsabilizarse solamente de su
tarea especializada…. como nuestra educación nos ha
enseñado a separar, compartimentar, aislar y no a ligar
los conocimientos, el conjunto de éstos constituye un
rompecabezas ininteligible (cft. Edgar Morin – siete
saberes, pag. 26 y 27 ed. Seix Barral, Barcelona).
Del juicio objetivo hecho
por Morin a la orientación formativa de la
Educación actual podemos deducir sin esfuerzo alguno la
necesidad de trabajar en pro de una nueva visión
profesional,que no defina al egresado por lo racional, lo
técnico, lo utilitario, sino también por su
competencia
creativa, comunicativa, lúdica, cultural, su competencia
de liderazgo
comunitario, y por su sensibilidad y compromiso con lo humano. De
ahí que, conscientes de que en la Universidad coexisten
simultáneamente dos campos, el formativo y el
científico, el
experimental–analítico–cuantitativo y el
hermeneutico–humano–cualitativo, no necesariamente
implica su mutua exclusión, su repulsión,
desconocimiento o separación tajante. Hoy más que
nunca la Universidad deberá dejar de lado la
disyunción y abrirse a la conjunción compleja con
respecto a estos dos campos.
Sólo disminuyendo la disyuntiva, la escisión
antropológica y cognitiva, podremos rescatar lo
holístico, lo sistémico del ser humano, del ser
profesional y del ser universitario.
Desde la perspectiva humanista franciscana se asume la certeza de
estar acercando e integrando la razón y la fe, lo
analítico yexperimental , con lo cualitativo y
hermenéutico, donde lo holístico, sistémico
y complejo tienen plena vigencia.
Orientación Axiológica: la orientación
axiológica en la educación superior tiene su
razón de ser precisamente porque son los valores
éticos los que le dan sentido y direccionalidad al
quehacer profesional. Pensar lo axiológico en la
educación superior implica pensar en la posibilidad
inherente que tiene todo ser humano de construír a partir
de su proceso de desarrollo y desde el ethos humano, su
conciencia, vivencia y práctica del bien, expresado en sus
acciones y decisiones diarias, en sus principios y
valores .
La educación superior tendrá que preguntar a cada
profesional al servicio de
qué bienes y
qué valores está trabajando su profesión,
cuál es el tipo de valor que
busca como finalidad última el derecho, la medicina , la
ingeniería , la arquitectura ,
la
administración , la pedagogía , la psicología y/o
cualquier otra profesión. Lo cierto es que toda actividad
humana y profesional está traspasada por el inevitable
carácter moral del
actuar del hombre; de aquí que se pueda afirmar sin temor
que, lo axiológico y lo ético es una realidad
intrínseca suya, que los estamentos educativos no pueden
evadir o esquivar.
Como afirma Mackena J. E n su obra "Educación y
Ética" : lo único que se determina, entonces,
permanentemente en todo proceso educativo es la eticidad o
moralidad. La educación debe corresponder a una
educatividad profesional, desde el punto de vista del
conocimiento exigido por los tiempos y también de las
exigencias o responsabilidades éticas per se. Esta actitud
de moralidad profesional permite dar un sentido único, el
cual, debe resolverse en bienes humanos, que no pierdan
jamás el fin para el cual nos educamos.
De otra forma, la educación pierde su significado;
más grave aun, se abre la posibilidad de que el proceso
enseñanza–aprendizaje se dirija a fines que van a
cualquier parte. El hombre puede darse a sí mismo su
propio sentido, pero el sentido de algunos puede ser aniquilar,
dominar, discriminar y avasallar social, económica,
política o culturalmente a otros.
Sólo una educación que busque adecuarse a lo que el
ser humano es en esencia, podrá ser realmente
formativa.
Alteridad Interdisciplinaria: para lograr la formación de
lo humano en el contexto de la educación superior
necesariamente se tendrá que trabajar en pro de la
alteridad interdisciplinaria. La alteridad significa en primer
lugar oposición a una mirada totalitaria, única y
cerrada a un conocimiento que se autoconcibe como el exclusivo,
privilegiado o alternativa que no concibe otra opción
cognoscitiva. Si de esta forma es entendida una disciplina ,
las demás sobran o actúan a manera de vasallos, se
genera una visión determinista y excluyente que discrimina
y separa poniendo en desigualdad de condiciones a otras
disciplinas y conocimientos que buscan desarrollarse en el medio
universitario y viéndose obstaculizados los procesos
investigativos interdisciplinarios por la prepotencia de algunas
disciplinas sobre otras.
La alteridad interdisciplinaria aboga por la actitud de apertura
a otras disciplinas, que aunque no sean directamente afines a la
propia pueden tener sentido y aporte al futuro profesional,
pueden abrir nuevas posibilidades y centros de intereses a partir
de la identificación de nódulos, puntos de
convergencia y temáticas comunes que pueden nutrir a
varias disciplinas y varios profesionales simultáneamente,
dejando de lado la actitud reflactaria de aislamiento y
disyunción.
La alteridad interdisciplinaria supone aceptar dentro del entorno
universitario la existencia y presencia de "lo otro" y el otro
conocimiento, la otra profesión, la carrera diferente a la
mía como igual posibilidad y legítimo espacio para
crear e interactuar como profesional. Es una opción por la
apertura a la comunicación al otro profesional, a la otra
carrera, al otro lenguaje , al
cambio y lo
distinto.
Como la estructura que
sostiene los cimientos de la obra del ingeniero, como el diseño
hace parte esencial del trabajo del arquitecto , como el boceto
constituye la idea del artista, del mismo modo la pertinencia de
lo humano en la educación superior marca y determina
la realización y logro, tanto en el trabajo del
personal directivo y docente, como también en el discente;
sin duda esto implica un asunto que no se puede pasar por alto ni
mucho menos se puede dejar a la deriva de las mareas educativas
del momento
Finalmente, quien escribe aspira a que dichas consideraciones
puedan ser pistas de discernimiento en la toma de
decisiones institucionales y elementos claves para una
auténtica voluntad y sincero compromiso si se quiere, una
educación superior con pertinencia en lo
humano.
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Resumen:
El autor presenta la formación humana como constitutivo
fundamental en los procesos de enseñanza–
aprendizaje de cualquier pénsum académico en la
educación superior. Describe las condiciones que hacen de
lo humano algo pertinente a la dinámica universitaria como
puntal del desarrollo
humano, social, cultural y organizacional.
Igualmente hace énfasis en las diferentes crisis y
rupturas epistemológicas que vienen produciéndose
en la educación superior.
Palabras y expresiones claves:
Pertinencia, Formación Humana, identidad,
orientación axiológica, alteridad
interdisciplinaria, educación superior, calidad,
cualificación, disyunción, conjunción,
pragmatismo.
Autor:
Luis Fernando Sánchez
Especialista en Gestión
Educativa, en gestión de la calidad Universitaria,
Estudios en filosofia,teologia,
administración.
Universidad de San Buenaventura.
Medellín- Colombia