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Consideraciones generales del riesgo sísmico y plan estratégico para enfrentarlo




Enviado por raulzar



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    Indice
    1.
    Introducción general.

    2. Ajuste humano a las situaciones de
    desastre.

    3. Las cadenas de acontecimientos y sus
    interacciones.

    4. Características del riesgo
    sísmico

    5. Las variables
    cognoscitivas

    6. Riesgo sísmico y
    costos de construcción

    7. Las propuestas sobre
    prevención sísmica.

    8. Conclusiones
    Generales

    1. Introducción general.

    Desde que el hombre
    dejó de ser nómada, estableciéndose en
    sitios fijos del planeta, ha debido pagar un "tributo" a las
    comodidades, a la estabilidad y al progreso. La historia de la humanidad ha
    reflejado momentos de gran desesperación para el hombre:
    grandes pestes, tornados, fuegos incontrolables en
    importantísimas ciudades, terremotos,
    etc. Sin embargo, sistemáticamente se ha reinstalado en
    las mismas zonas o muy cercanas a ellas. Basta con recordar que
    una de las siete maravillas del mundo, el Faro de
    Alejandría, sufrió varios terremotos y
    terminó desapareciendo en 1303, pero Alejandría
    siguió adelante. En el arte y en el
    periodismo se
    han reflejado momentos históricos de desastres
    sísmicos posteriores al 1500. Existen pinturas de los
    terremotos de Jedo (Japón)
    de 1650 y 1891, de Lisboa (Portugal) de 1755, de Ischia (Italia) de 1883,
    entre otras muchas. En América, existen crónicas
    españolas sobre desastres en diversos puntos de las
    colonias. En Mendoza, el diario local reflejó el desastre
    del 20 de marzo de 1861.
    Entonces surge inmediatamente la pregunta: ¿Por qué
    existen conglomerados humanos en zonas propensas a terremotos?. A
    esto se puede responder por dos caminos:

    • Primero no existe lugar en el mundo donde exista una
      probabilidad
      nula de ocurrencia de un sismo destructivo, existen sí
      zonas con una probabilidad mucho menor que otras, pero ninguna
      está exenta.
    • Segundo puede observarse que los puntos del planeta
      que han sido más afectados por sismos
      destructivos coinciden sensiblemente con puntos
      geopolíticamente claves, donde cualquier comunidad
      buscaría naturalmente asiento por ventajas
      estratégicas y/o económicas.

    Además, muchos de los sismos destructivos han
    sido famosos por consecuencias secundarias de los mismos, como
    fue el caso del sismo de Lisboa (Portugal) de 1755 que
    incluyó un maremoto ( o tsunami) o el de San Francisco de
    1906 que concluyó en un incendio devastador que
    duró tres días y sumó el 90% de las
    pérdidas. Hablando de los terremotos, es raro que este
    tipo de desastre natural azote solo a un asentamiento humano y a
    su población. En la mayoría de los
    casos se desarrolla una cadena de acontecimientos (peligros
    asociados) que comienzan por el sismo, pero que luego puede
    tornarse en: incendios,
    contaminación de agua potable,
    epidemias, avalanchas, inundaciones, etc.
    Luego, lo importante no es la mayor o menor probabilidad de
    ocurrencia de un sismo o de cualquier otro desastre natural, sino
    más bien la forma en que la comunidad convive con el
    desastre potencial, las medidas que adopta y la importancia que
    asigna a la vida humana y a los bienes
    materiales.

    Algunos conceptos y definiciones importantes.
    Antes de revisar las consideraciones generales del riesgo
    sísmico cabe repasar las definiciones más
    importantes relativas al tema. Algunos profesionales pueden
    comprender que ciertas palabras tengan una definición
    restringida, pero en aras de ganar claridad, ello resulta
    preferible.
    En el texto
    "Mitigación de desastres en las instalaciones de salud. Evaluación
    y reducción de la vulnerabilidad física y
    estructural" preparado por la
    Organización Panamericana de la Salud, y derivadas del
    reporte "Desastres
    naturales y análisis de vulnerabilidad" (ONU-UNESCO),
    aparecen las siguientes definiciones aceptadas
    mundialmente:

    1. Amenaza: Probabilidad de ocurrencia de un evento
      potencialmente desastroso durante cierto periodo de tiempo y en un
      sitio dado. Matemáticamente la amenaza está
      expresada como la probabilidad de exceder un nivel de
      ocurrencia de un evento con cierta intensidad, en un cierto
      sitio y en cierto periodo de tiempo. Amenaza y peligro
      serán a partir de esta definición considerados
      sinónimos.
    2. Vulnerabilidad: Grado de pérdida de un
      elemento o grupos de
      elementos bajo amenaza, resultado de la probable ocurrencia de
      un evento desastroso y expresada en una escala que se
      inicia en cero (0) sin daño, y que termina en uno (1)
      que significa pérdida total.
    3. Elementos bajo riesgo: Es el conjunto formado por: la
      población, las obras civiles, las actividades
      económicas, los servicios
      públicos, las utilidades y las infraestructuras
      expuestas a una amenaza en un área
      determinada.
    4. Riesgo específico: Grado de pérdidas
      esperadas debido a la ocurrencia de un evento particular y como
      una función
      de la amenaza y la vulnerabilidad. Matemáticamente es la
      convolución [6] de la función amenaza y de la
      función vulnerabilidad y expresa la probabilidad de
      exceder un nivel de consecuencias económicas y sociales
      en un cierto sitio y en cierto periodo de tiempo.
    5. Riesgo total: Número de pérdidas
      humanas, heridos, daños a las propiedades,
      pérdidas de patrimonio
      cultural o histórico y efectos sobre las actividades
      económicas debido a la ocurrencia de un evento
      desastroso.

    De una manera más exacta, deben distinguirse los
    dos principales conceptos, que no pueden ser considerados
    sinónimos:

    • Amenaza de un sujeto o sistema es un
      peligro latente asociado con un fenómeno físico
      de origen natural o tecnológico que puede presentarse en
      un sitio específico y en un tiempo determinado,
      produciendo efectos adversos a las personas, los bienes y/o el
      medio
      ambiente.
    • Riesgo es la consideración simultánea
      de amenaza a la que se ve sometida una población y de la
      vulnerabilidad de sus bienes. Para dejar claro su esencia
      probabilística al riesgo se lo designa como potencial de
      riesgo.

    En términos generales, la vulnerabilidad puede
    entenderse como la predisposición intrínseca de un
    sujeto o elemento a sufrir daño debido a posibles acciones
    externas, por lo tanto su evaluación contribuye en forma
    fundamental al conocimiento
    del riesgo mediante interacciones del elemento susceptible con el
    ambiente
    peligroso.
    La diferencia fundamental entre la amenaza y el riesgo
    está en que la amenaza está relacionada con que se
    manifieste un evento natural o un evento provocado, mientras que
    el riesgo está relacionado con que se manifiesten ciertas
    consecuencias, las cuales están íntimamente
    relacionadas no sólo con el grado de exposición
    de los elementos sometidos sino con la vulnerabilidad que tienen
    dichos elementos a ser afectados por el evento.
    Para hacer más clara la diferencia entre amenaza y riesgo
    pueden analizarse los siguientes ejemplos:

    • Una comunidad de vecinos construyen en forma
      independiente sus viviendas. Cada vecino aplica para su
      construcción sus propios conocimientos y
      experiencias. Todos los vecinos construyen con ladrillos, pero
      algunos los asientan con mezcla y otros con barro. Cuando se
      presente el sismo destructivo las viviendas construidas con
      ladrillos y barro tienen una mayor probabilidad de sufrir
      daños. Aquí, la amenaza es la misma para todas
      las construcciones mientras que la vulnerabilidad de las
      viviendas construidas con ladrillos y barro es mayor, por lo
      cual su riesgo es mayor.
    • Sobre una mesa se ubiquen un castillo de naipes y una
      caja de zapatos. Ambos elementos que se hallan sobre la misma
      mesa la que en cualquier momento puede recibir un golpe. La
      amenaza es la potencia del
      posible golpe que resulta igual tanto para el castillo de
      naipes como para la caja de zapatos. Mientras tanto, la
      vulnerabilidad es mayor para el castillo porque los naipes
      sólo se apoyan unos a otros, al tiempo que para la caja
      de zapatos existe una "vinculación interna" mucho mayor
      (todos sus contornos están unidos o pegados). Por todo
      esto, el riesgo de derrumbarse ante el golpe es mayor para el
      castillo de naipes. Independientemente de la potencia del
      golpe, la caja de zapatos muy raramente será
      dañada.

    2. Ajuste humano a las
    situaciones de desastre.

    Ante todo, se debe entender por desastre un suceso
    infausto que altera gravemente el orden regular de las cosas y
    por el cual los damnificados resultan afectados económica
    o socialmente a tal grado que no pueden, por sí mismos,
    superar la crisis.
    Un desastre se diferencia de un accidente sobre todo por la
    magnitud de sus consecuencias y además porque siempre un
    accidente es precedido por un incidente.
    En la década de 1970, en la UNESCO se presentó una
    definición de la palabra "ajuste" en relación a los
    peligros de desastres naturales. Se dijo:
    -"Un ajuste es cualquier acción tomada, a nivel individual
    y/o colectivo (gobierno) que
    tiene por intención y/o efecto, reducir el potencial de
    daño y los daños futuros provocados por los
    desastres naturales".
    De la definición puede derivarse que el ajuste humano es
    el modo de respuesta de la población ante una
    catástrofe. Una población que se preocupa por un
    problema propone alternativas para solucionarlo mientras que una
    población despreocupada, lo menoscaba o lo ignora.
    No existe un peligro natural que esté desligado de un
    proceso de
    ajuste ya que la misma idea de peligro o riesgo implica una
    componente humana y/o económica, porque sin su existencia,
    carecerían de importancia los daños y efectos
    secundarios de los desastres naturales.
    Resulta evidente entonces que, con el objeto de definir el
    peligro sísmico, se requieren conocer:

    1. Aspectos inherentes a la amenaza:
    1. El sistema de eventos
      naturales, es decir la cadena de acontecimientos posibles en
      cada región.
    1. Aspectos inherentes a la vulnerabilidad:
    1. Tipo y densidad
      poblacional.
    2. Acciones tomadas y no tomadas por los posibles
      afectados.
    3. El valor
      económico de las actividades humanas, donde se deben
      incluir, entre otros, los tipos constructivos de los obras
      civiles e instalaciones, los mercados,
      etc.

    Para la misma UNESCO ante los peligros naturales existen
    cuatro (4) aspectos comunes y repetitivos:

    1. Todas las personas conscientes (sean expertos o
      legos) poseen un criterio o un mecanismo para enfrentar la
      incertidumbre inherente al futuro, a lo que sucederá en
      sus vidas y con respecto a sus responsabilidades. Esto es
      inherente al accionar individual y depende de las llamadas
      variables
      cognoscitivas sobre las cuales se debate
      más adelante.
    2. Todo proceso de adaptación o ajuste se
      caracteriza por un enfoque a corto plazo, orientado por la
      crisis.
    3. Siempre existe una amplia gama de medidas que pueden
      ser adoptadas para encarar el riesgo y reducir el potencial de
      daño, siendo especialmente interesante el observar que
      las medidas posibles de ser adoptadas por lo menos duplican a
      las realmente adoptadas (aún en países
      desarrollados).
    4. Quienes son responsables de aplicar las acciones para
      encarar el riesgo y reducir el potencial de daño,
      frecuentemente demuestran estar desactualizados ante las
      alternativas posibles, manteniendo las preferencias por los
      procedimientos
      conocidos y probados. Siempre las políticas gubernamentales se dirigen
      hacia dos (2) metas, que a la larga aumentan el potencial de
      riesgo y de pérdidas, como se debate más
      adelante, y que pueden resumirse en:
    1. Intentar reducir el riesgo a través de medidas
      puramente técnicas
      o estructurales.
    2. Enfrentar el desastre mediante planes contra
      catástrofe y operaciones de
      ayuda y rehabilitación, sin una política clara de
      acción previa.

    La situación de la Mendoza actual ya fue plasmada
    ante la misma UNESCO en 1968 por Edgar L. Jackson e Ian Burton
    [1], cuando analizaron las acciones de ajuste en relación
    a países en vías de desarrollo:
    -"En términos de planes contra desastres y operaciones de
    emergencia, la principal responsabilidad para enfrentar los problemas
    sísmicos es de los gobiernos locales que también
    tienen la responsabilidad final de adoptar y obligar a que se
    acaten medidas tales como códigos de construcción y
    zonificación para el uso de la tierra.
    Desgraciadamente, puede resultar extremadamente difícil
    para un gobierno local mantener una visión a largo plazo
    de la amenaza que supone el riesgo sísmico, especialmente
    en un contexto de demandas competitivas y prioridades inmediatas.
    Además, las autoridades locales abordan problemas que
    incluyen presiones derivadas del desarrollo y suelen poseer una
    planta de personal
    inadecuadamente preparado o escaso para la inspección de
    los edificios y construcciones modernas. Por esto, en síntesis,
    el problema sísmico será atendido de una manera
    más o menos casual."
    Muchos profesionales han llegado a plantear la necesidad de una
    organización gubernamental o privada (ONGs
    o fundaciones) que orgánicamente trabaje atendiendo esos
    problemas. Legalmente debería estudiarse si esto no se
    contrapone a las autonomías municipales.
    Para entender cómo las políticas gubernamentales
    tienden a aumentar el potencial de riesgo y las pérdidas
    (en general el daño), tal como se estableció
    anteriormente, pueden pensarse, sin ser restrictivos, en los
    siguientes ejemplos:

    1. Las medidas estructurales suelen reducirse a
      considerar, tras cada movimiento
      telúrico, un nuevo espectro de diseño cada vez de mayor magnitud. Esto
      conduce a desarrollos tecnológicos que permiten hacer
      frente a desastres sísmicos siempre que los mismos no
      excedan las condiciones para las cuales la obra civil ha sido
      diseñada. El potencial de pérdidas se incrementa
      debido a que se alienta la ocupación en lugar de evitar
      las zonas peligrosas. Si a esto se le adiciona que se
      incorporan técnicas de cálculo
      que consideran la ductilidad (el daño) en las
      construcciones, y que los coeficientes pueden cambiar con
      nuevos códigos, el problema se agrava (esto se conecta
      con la propuesta C-1).
    2. Existe una clara dificultad de hacer cumplir los
      códigos de construcción sismorresistente (o
      normas
      antisísmicas), especialmente por las presiones
      económicas y por la carencia de fondos para las
      inspecciones adecuadas.
    3. Ningún código de construcción es
      retroactivo, por lo cual muchas de las obras civiles antiguas
      pueden ser extremadamente susceptibles a daños y sus
      usuarios lo ignoran.
    4. El comportamiento de traslado de responsabilidad de
      muchos habitantes es otro peligro con que deben enfrentarse las
      políticas gubernamentales, el falso sentido de seguridad de
      la población cuando piensa "El gobierno se está
      preocupando por el asunto". El
      conocimiento que existirá ayuda sin mayor esfuerzo
      tiende a hacer aumentar la despreocupación para adoptar
      las mínimas medidas de seguridad individual. Un ejemplo
      actual de este comportamiento lo vemos en los barrios ubicados
      dentro del cauce natural del río Mendoza. El
      asentamiento humano (porque dista mucho de ser un barrio digno)
      vive con un falso sentido de seguridad por haberse construido
      defensas de tierra y
      asumir una ayuda municipal para el caso de un desastre. Es
      probable que ni una ni la otra soporten el paso del
      tiempo.
    5. Algunas medidas adoptadas por países
      desarrollados fueron la asistencia financiera para la
      rehabilitación o reconstrucción y los seguros
      financieros. Ambas medidas constituyen el extremo de la
      negación de la responsabilidad por parte de quienes se
      encuentran en riesgo, desplazando el peso de las
      pérdidas sobre toda la sociedad.
      Más adelante se discute el tema de los seguros. El
      conocimiento de la existencia de préstamos baratos o
      subsidios después de un desastre es la mejor forma de
      desinteresar a los propietarios o comerciantes para que tomen
      medidas preventivas por sí mismos. Un ejemplo actual,
      aunque menos dramático, fue lo ocurrido en la zona de
      Belgrano en Buenos Aires
      tras las inundaciones de Enero de 2001, en la cual la
      mayoría de los comerciantes solicitaron un subsidio para
      reinstalarse en la misma zona. La falta de tal subsidio ha
      originado una compleja red de denuncias y juicios
      contra la Ciudad de Buenos Aires por una supuesta
      responsabilidad de su parte.

    3. Las cadenas de
    acontecimientos y sus interacciones.

    Ya se ha planteado que toda prevención debe tener
    en cuenta la cadena completa de acontecimientos relacionados y
    posibles para cada región. El principal inconveniente
    estriba en las concentraciones de población ubicadas en
    zonas comprobadamente peligrosas, las cuales ya cuentan, desde un
    punto de vista legal, con un derecho adquirido. En estos casos,
    la mayoría de las políticas estructurales para dar
    respuesta al riesgo sísmico pueden contribuir poco a
    disminuir el número de víctimas, heridos y
    pérdidas económicas. Tales políticas pueden
    tender a aumentar el riesgo y asignar recursos de tal
    forma que los problemas sean exacerbados en lugar de ser
    reducidos. Desde ya se aclara que el mayor error que pudiera
    cometerse sería el de establecer como ajuste la
    inacción, porque si bien estructuralmente existen
    sólo algunas posibilidades de mejorar la vulnerabilidad de
    las construcciones existentes, pueden encararse acciones de
    ajuste relacionadas con técnicas humanitarias en casos de
    desastre.

    La complejidad del esquema de interacciones no es el
    resultado del azar ni un reflejo de la irracionalidad humana. En
    realidad, todos y cada uno de los actores sociales, en forma
    separada, pueden estar tomando decisiones de manera bien pensada,
    perfectamente sensata y adecuada. Sin embargo, analizadas todas
    las decisiones tomadas como conjunto se concluye que "El efecto
    neto de las diversas acciones u omisiones puede crear un
    potencial mayor de daños y preparar el proscenio para ese
    evento que todos están tratando de evitar: un desastre
    sísmico mayúsculo".
    Puede que un ejemplo local aclare este punto de vista. Para
    muchas familias ha sido muy difícil adaptarse a las
    políticas económicas nacionales y progresar. La
    realidad muestra que la
    sociedad se ha empobrecido, y con ello, el número de
    habitantes por vivienda sube, con lo cual el riesgo
    sísmico aumenta. Es el caso de una política
    nacional, sobre la cual, los habitantes de Mendoza poco o nada
    pueden hacer. Sin embargo, para disminuir el déficit
    habitacional, en muchos municipios se ha empezado a implementar
    planes sociales de auto-ayuda o bien usando los fondos del Fondo
    de Inversión y Desarrollo Social
    (FIDES). En estos planes, las mismas personas trabajaron en la
    construcción de su vivienda. La escasez o falta de un
    control adecuado
    (hecho que quedó resaltado al momento que el ITIEM se hizo
    cargo de las auditorías de las obras del FIDES) hace que
    existan problemas básicos (o vicios) que incrementan el
    riesgo sísmico. De nuevo, la adopción
    de una política bien intencionada, pero incompleta, nos ha
    incrementado el riesgo sísmico. Avanzando un poco
    más, para disminuir los posibles vicios ocultos en las
    construcciones, se decide emplear sistemas
    constructivos alternativos o no tradicionales (fuera de norma)
    muchas de las veces autorizados desde una plataforma
    política pero sin los análisis técnicos
    suficientes que avalen su calidad (aspecto
    este por el cual se dejó constancia ante el IPV más
    allá de la existencia de la Ley Provincial
    5547). A menos de tres años de erigidas dichas
    construcciones, presentan problemas y sus ocupantes han comenzado
    a quejarse y hasta deciden dejar de pagar las cuotas crediticias
    asignadas. De nuevo, debido a la presión
    del crecimiento, una política que pretendía
    resolver problemas ha incrementado el riesgo
    sísmico.

    4. Características del riesgo
    sísmico

    Con el fin de analizar posteriormente las propuestas de
    respuestas (o ajustes) al riesgo sísmico, se puede decir
    que las principales características de los sismos
    son:

    1. Son fenómenos relativamente raros, aún
      en las zonas de elevado riesgo sísmico.
    2. No se originan en una simple fluctuación
      extrema de condiciones ambientales normales, como es el caso de
      las tormentas de granizo, las sequías, los tornados o
      los incendios naturales.
    3. El daño producido por un sismo conmociona en
      forma general, pero afecta directamente en forma aleatoria.
      Esto es, mientras muchos productores se ven afectados por una
      gran tormenta de granizo o una inundación, se presentan
      variaciones locales significativas en los daños
      sísmicos derivados de las propias diferencias en las
      construcciones y de las condiciones locales de los suelos.
    4. Los sismos, y especialmente los locales, tienen un
      tiempo muy corto de inicio y de duración, lo cual hace
      casi imposible cualquier tipo de alerta.

    La combinación de estas características
    permiten asegurar:

    1. Pocas personas tienen una vivencia directa que
      actúe como aliento a la protección en caso de
      sismos destructivos.
    2. Muy pocas personas esperan experimentar un sismo
      destructivo en el lapso de su vida.
    3. Sólo algunas de las personas que hayan sufrido
      pérdidas severas adoptan algún tipo de ajuste,
      las otras están convencidas que nunca más
      serán afectadas.

    En una forma resumida, éstas son las variables
    cognoscitivas básicas, cuya corrección debe ser un
    objetivo
    primordial de cualquier ajuste ante eventos sísmicos, por
    tres razones fundamentales:

    • La inversión en capacitación no requiere gran desembolso
      inicial, sino más bien una pequeña pero constante
      inversión a lo largo del tiempo. Para ser más
      exactos, la inversión en capacitación decrece con
      el tiempo, sobre una base de invertir mayores sumas en las dos
      primeras generaciones y después aparece un efecto
      multiplicador por la transmisión oral
      familiar.
    • Se actúa sobre la población futura y
      sólo en forma indirecta sobre los adultos actuales,
      amortiguando el cambio
      cultural.
    • Puede ser orientada sin las presiones de un momento
      de crisis, por lo cual sus objetivos y
      recursos anuales se pueden amoldar a las condiciones
      económicas de la provincia, dependiendo de los
      resultados de los trabajos anteriores. Es aplicable una
      política de capacitación orientada por objetivos
      y resultados.

    Las obligaciones
    gubernamentales.
    Ya desde la década de 1970, según los trabajos
    presentados ante la UNESCO [7], se reconoce como objetivo
    primordial de cualquier gobierno, el mantener el nivel
    económico y social de la población bajo riesgo
    sísmico. El Artículo 42 de la Constitución Nacional de 1994 establece el
    derecho de los habitantes:

    • A la protección de su salud (aspectos
      sociales, físicos y psicológicos),
    • A la seguridad económica en relación a
      su inversión como consumidor
      (aspecto relacionado con la vulnerabilidad de las
      edificaciones), y
    • A la información adecuada (aspecto
      directamente relacionado con la necesidad de un mapa de amenaza
      sísmica).

    Por todo lo anterior, sólo son tres (3) las
    responsabilidades de las autoridades públicas en todo
    Estado
    amenazado por un desastre sísmico: Prever, salvaguardar y
    reconstruir, estableciéndose para cumplir con estas
    responsabilidades las siguientes tres (3) metas cíclicas:
    Proteger, alertar y ayudar. Las metas se dicen cíclicas
    porque todas tienen la misma importancia y están
    indisolublemente vinculadas.

    Para entender mejor cada término
    digamos:

    • El prever significa tratar de conocer lo que pudiera
      suceder, hablando en términos probabilísticos.
      Involucra aspectos tales como:
    • Búsqueda, identificación,
      análisis y estudio de las causas que producen los
      terremotos (ver propuesta E-1),
    • Análisis de las consecuencias primarias y
      secundarias de los sismos destructivos a través de la
      estimación del riesgo sísmico (ver propuestas
      A-3, B-1 y D-5),
    • Una acción preventiva continua a través
      de divulgar información y capacitar, en la medida que
      las alertas de desastre sísmico resultan técnica
      inviables (ver propuestas A-4, E-2, E-3 y E-4).
    • La Salvaguarda involucra las tareas de rescate y
      ayuda, las cuales deben ser inmediatas, preconcebidas,
      experimentadas y coordinadas, lo que implica:
    • Suficiente cantidad de personas calificadas, con
      conocimiento técnico, competencia
      para actuar y entrenamiento
      individual y grupal.
    • Suficiente cantidad de equipamientos, adecuado a las
      necesidades y condiciones del terreno.
    • Capacidad de manejo operativo en campo (realidad) y
      coordinación de personas y equipos. Esta
      logística debe involucrar a los equipos
      de rescate de víctimas, a los equipos de
      agrupación y censo de personas ilesas, a los equipos de
      reagrupamiento de familias, a los equipos de abastecimiento de
      alimentos y
      ropas y a los equipos de asignación de tareas a los
      físicamente ilesos.
    • Capacidad para reaccionar ante las réplicas de
      igual o mayor potencialidad destructiva que el sismo
      inicial.

    Además, no debe olvidarse que para sacar provecho
    de la experiencia operacional, de los adelantos
    científicos y de los cambios en las condiciones de vida y
    el medio ambiente, la política básica debe
    evolucionar continuamente para poder seguir
    siendo eficaz. (Ver propuesta A-2).

    • La reconstrucción, finalmente, es una
      actividad que debe desarrollarse en el tiempo en forma
      constante y continua, e implica la reconstrucción civil
      de las edificaciones, las carreteras y demás obras de
      ingeniería y la reconstitución
      general de las condiciones de vida (donde se cuentan la
      adopción de planes de vivienda dignos, el patrocinio de
      nuevas
      tecnologías constructivas previamente ensayadas y
      aprobadas, análisis y actualización
      automática de las regulaciones, análisis y
      replanteo en tiempo real de los planes estratégicos. ver
      propuestas B-6, B-7 y B-8).

    Oportunidades para mejorar la respuesta al riesgo
    sísmico
    Con el objeto de mejorar la respuesta al riesgo sísmico
    deben abordarse por lo menos cuatro frentes
    simultáneos:

    1. El puramente técnico: Abordando los problemas
      de la ingeniería, geología, diseño estructural,
      control de la actividad sísmica, etc.
    2. El puramente social: Analizando la labor de los medios de
      comunicación, los planes gubernamentales, los planes
      sociales, etc.
    3. El puramente legal: Desarrollando las herramientas
      legales para la zonificación de uso del suelo,
      considerar las superposiciones entre las habilitaciones
      profesionales, etc.
    4. Las interacciones entre los puntos anteriores: Las
      decisiones tomadas en respuesta a las crisis (hablando de
      sismos u otros peligros) cualquiera sea el nivel del gobierno
      que la adopte, actúa como una restricción
      importante a los tipos de acción tomadas por otros
      niveles del gobierno y por los individuos en forma aislada.
      Esta interacción o interdependencia debe tomarse en
      cuenta cuando se consideran innovaciones en las
      políticas. Así, nuevas políticas,
      coseguros ingenieriles, códigos, etc., podrían
      reducir la gama de opciones para la sociedad toda y conducir a
      disminuir, en lugar de aumentar, la efectividad de las
      respuestas al peligro sísmico.

    La comprensión de la respuesta al riesgo
    sísmico
    La realidad ha demostrado que, aún en los países
    desarrollados, el proceso de adaptación al riesgo
    sísmico se da porque ocurre una crisis tras el evento
    sísmico y no por las consideraciones racionales del
    estudio de las circunstancias ambientales o de las comparaciones
    con otras regiones con similitudes geográficas y
    socio-económicas.
    En gran medida, los tipos de respuesta dependen de los procesos
    subyacentes cognoscitivos de percepción, experiencia e
    interpretación, sin dejar de lado la situación
    socio-económica y las características de la
    personalidad de los individuos.
    El proceso cognoscitivo de percepción es el punto de vista
    individual con el cual el ser humano se esfuerza en aunar los
    hechos concretos objetivos de cada momento con las actitudes y
    mensajes
    subliminales del entorno. Es decir, la percepción del
    modo de respuesta al riesgo sísmico puede asociarse con la
    compresión del mismo evento sísmico, así
    cuando las personas no comprenden ni el peligro ni las
    consecuencias de un sismo no pueden tomar decisiones acertadas
    sobre cómo responder al mismo.

    La experiencia es el conocimiento y recuerdo del origen,
    desarrollo y culminación de situaciones vividas con
    anterioridad, en forma personal o por terceros cercanos. Las
    vivencias de terceros se transforman en experiencia propia
    sólo cuando se aseguran buenos canales de comunicación.

    La interpretación es la suma del entendimiento de
    los sucesos sísmicos y de sus conclusiones, que se
    relacionan a la experiencia, dependiendo fundamental-mente de la
    capacidad de abstracción individual y de la facilidad para
    comunicar sus resultados.
    Un ejemplo típico de cómo los procesos subyacentes
    cognoscitivos influyen en las personas, es el origen del conocido
    científico argentino nacionalizado estadounidense, Ing.
    Vitelmo Bertero, que en sus propias palabras, fue movilizado
    fuertemente por el sismo de San Juan de la década de 1940
    y en la actualidad es un investigador de referencia mundialmente
    reconocido.

    5. Las variables
    cognoscitivas

    Ya desde 1962, en estudios realizados sobre el
    comportamiento de seres humanos ante peligros naturales, se
    concluyó que:
    -"Es útil considerar al ser humano como un ser
    satisfaciente o limitadamente racional, con una fuerte
    predisposición a colocar restricciones cognoscitivas en
    sus interpretaciones". Las variables cognoscitivas son las
    variables de tipo cultural o educativo del ser humano. La
    razón de citar un estudio de comportamiento con casi
    cuarenta años de antigüedad hace resaltar el hecho
    sistemático de tomar decisiones en estado de crisis, con
    poca o ninguna previsión.
    Si bien un análisis actualizado y muy profundo de esa
    conclusión pueden surgir nuevas vías de
    acción para afrontar los problemas del accionar en
    momentos de crisis ante eventos sísmicos, el
    propósito de este trabajo no lo permite.
    Un ejemplo que aclara las anteriores palabras se presenta en las
    llamadas "falacias del apostador", entre las cuales, las
    más simples de entender, aplicadas a los eventos
    sísmicos, son:

    1. La creencia que la ocurrencia de un evento
      sísmico en un año reduce la probabilidad de que
      ocurra en los años siguientes. Esta falacia fue
      demostrada en los últimos sismos de El
      Salvador.
    2. La simple evaluación de la intensidad y/o
      magnitud de los futuros sismos sólo sobre la experiencia
      de los sismos pasados en la misma región (esta se llama
      hipótesis de disponibilidad).
    3. La negación de que dos o más sismos
      ocurrirán en el mismo sitio.

    Va perfilándose que lograría disminuirse
    fuertemente el número de víctimas y de daños
    de un sismo destructivo, cuando se rompa con las variables
    cognoscitivas naturales y se las reemplace por nuevas variables
    cognoscitivas que tengan que ver con el ajuste al riesgo
    sísmico. Para lograr esto, la capacitación continua
    de la población general es una etapa fundamental (ver
    propuesta C-4)

    Zonificación y derechos adquiridos
    Zonificar significa definir espacios geográficos que
    posean iguales características, en particular, similar
    amenaza sísmica.
    La información sobre la zonificación sísmica
    debe dirigirse a reducir la incertidumbre de la amenaza y nunca
    dirigirse a disminuir el valor venal de las propiedades ya
    construidas (ver propuestas C-2 y D-1).
    Realmente, una adecuada política pública en riesgo
    sísmico, debería plantearse de la siguiente forma,
    y hablando de un mapa de zonificación:

    • ¿Generará problemas de pánico y
      disminución del valor venal de las propiedades dentro de
      las distintas zonas, aunque no suceda un sismo
      destructivo?
    • ¿La industria
      y/o el comercio
      paralizarán las inversiones?
    • ¿Cuál será el impacto
      económico?.¿ Y el legal?.

    Además, existen cuestiones morales y
    prácticas a tratar:

    • Morales (muy profundas):
    • De no zonificar las áreas bajo amenaza
      sísmica ¿Se debería señalar al
      gobierno de turno como el responsable de las posibles muertes,
      víctimas y pérdidas económicas, que de
      otra forma podrían evitarse o disminuirse?
    • Prácticas (ejecutivas):
    • ¿Cómo el Ejecutivo (Gobierno)
      interpreta y actúa, ante una determinada
      información sobre amenaza sísmica?
    • ¿Cómo el Gobierno define su
      responsabilidad y la de los demás?
    • ¿Cómo el Gobierno define una frontera
      temporal y espacial para las decisiones acerca de la
      política sobre zonificación?
    • ¿La política de zonificación se
      basa en estudios geológicos, estructurales o
      sociales?
    • ¿Es posible realizar una zonificación
      que indique vulnerabilidad y/o riesgo
      sísmico?
    • ¿Existen métodos
      objetivos, acotables económicamente, para recuperar el
      valor venal o económico de las construcciones ubicadas
      en zonas de alto riesgo sísmico comprobado?
    • ¿La zonificación se acompaña de
      políticas y acciones reales para incrementar la
      seguridad?

    A la luz de estas
    complejas cuestiones, que abarcan mucho más que la simple
    interpretación de normas o reglamentos, parece que lo
    más apropiado es la confección de mapas de amenaza
    (sismicidad) dejando los aspectos de vulnerabilidad y riesgo
    sísmico estructural hasta tanto se tenga un adecuado
    catastro de dichas variables (ver propuesta B-6).
    Ese catastro sísmico debería ser una base de datos que
    indique la situación real de cualquier construcción
    de la provincia, ya sea pública o privada. Una forma
    podría ser una evaluación realizada por profesional
    habilitado en forma normalizada, de forma que el mismo expida un
    certificado de salud constructiva del inmueble. La
    habilitación mínima debería ser un
    título universitario de ingeniería
    civil o en construcciones y preferentemente con una
    especialización en el área de diseño
    sísmico o patologías de las construcciones. Muy
    favorable sería la asistencia de geólogos durante
    los estudios de los suelos.
    El Dr. Ing. Walter Curadelli (radicado en Mendoza) ya se ha
    expresado en favor de un certificado de condición
    sismorresistente de las construcciones, el cual podría ser
    el paso inicial para llegar al certificado de salud constructiva,
    aspecto sobre el cual se trabaja en otras provincias de Argentina.
    Además, según el Código
    Civil la vulnerabilidad estructural de una obra civil y su
    relación al valor venal, no es responsabilidad del
    Gobierno Provincial, sino del o los propietarios, constructores,
    profesionales intervinientes e inspectores. La fracción de
    responsabilidad del gobierno local o municipal, la determina el
    propio Municipio en virtud de su autonomía. Entonces, en
    primer instancia, la creación de un catastro de
    vulnerabilidad no debería poner en riesgo legal al
    gobierno de la provincia, es decir a los habitantes. Sin embargo,
    aquí hay un punto de debate que debería explorarse
    más profundamente.

    Legislación, educación y
    habilitación.
    Antes de debatir aspectos actuales que relacionan los conceptos
    de capacitación y habilitación profesional, deben
    recordarse sus significados:

    • La capacitación es aprendizaje,
      formación, instrucción, preparación o
      adiestramiento,
    • Capacitar es adiestrar a alguien para algo
      y
    • Habilitar es autorizar a alguien para realizar
      ciertos actos jurídicos.

    En palabras simples, la habilitación es la
    autorización de una persona para
    realizar ciertos actos jurídicos en los que previamente
    prueba haber sido adiestrado.
    La legislación nacional que regula las actividades
    profesionales es muy compleja e intrincada, y abarca desde la
    misma Constitución Nacional, el Código Civil, las
    diversas leyes de
    educación hasta ordenanzas municipales (ver propuesta
    C-3).
    Una cuestión actual es la oposición a la
    habilitación de los profesionales categoría "B" en
    ámbitos de proyecto,
    cálculo y dirección técnica en las
    construcciones edilicias (aunque sólo sean edificios de 3
    ó 4 pisos). De menor magnitud, aunque similar es la
    oposición a la habilitación sobre el accionar de
    los ingenieros en las etapas de proyectos de
    edificios y de los arquitectos en las etapas de cálculo. A
    este paradigma
    muchos individuos responden considerando que los profesionales
    categoría "B" no deberían actuar en el proyecto,
    cálculo y dirección técnica de
    construcciones en zonas sísmicas, basándose
    fundamentalmente en:

    1. La capacitación de los colegios secundarios es
      claramente deficiente, repitiendo la frase: "La
      educación secundaria está en crisis y los
      alumnos salen de los colegios muy mal preparados".
    2. Se fundamenta la oposición en la existencia de
      legislación diferencial de ciertos países
      desarrollados, que reservan un cargo de control permanente en
      obra a los profesionales categoría "B", siempre bajo la
      tutela de un profesional categoría "A" que funge como
      Director Técnico.
    3. Los actuales códigos de diseño
      sismorresistente incorporan niveles de complejidad y ventajas
      que raramente son aprovechados por los profesionales
      categoría "B", que mantienen mecanismos de trabajo
      similares a los empleados en las décadas de 1970 y
      1980.

    No obstante, estas son simples excusas cuyos dos ejes
    principales son:

    • La modalidad constructiva de la zona cuyana, donde la
      mayor proporción de las construcciones están
      entre uno (1) y cuatro (4) pisos.
    • La verdadera reactividad de la legislación, la
      cual actúa después de los eventos, con carácter
      muchas veces sólo punitorio o declarativo.

    Este paradigma merece un análisis muy detallado,
    no sólo desde el punto de vista legal, sino también
    del social, ya que de eliminar la habilitación de los
    profesionales categoría "B", surgen de inmediato las
    preguntas:

    • ¿Cómo se resuelve la disminución
      laboral que
      deben afrontar los profesionales categoría
      "B"?
    • ¿ Es posible crear en Argentina (o en Mendoza)
      la figura del "encargado" de obra, sin incrementar los costos de la
      construcción?
    • ¿Existe un mecanismo para resolver dichas
      habilitaciones?
    • ¿Qué pasa con los derechos adquiridos
      de los profesionales categoría "B"?

    A la luz del análisis del autor de este trabajo,
    este paradigma debería reemplazarse por el siguiente: "En
    zona sísmica se requiere que la capacitación y la
    legislación sean proactivas". En otras palabras, por lo
    menos para las zonas sísmicas, debería ser una
    necesidad que tanto el proyecto como el cálculo sobrepasen
    una etapa de revisión muy profunda. (Ver propuesta
    A-3)
    No obstante, si un profesional o una institución revisa y
    aprueba cualquier documentación técnica se convierte
    en solidariamente responsable a la luz del Artículo 1646
    del Código Civil. Por esta razón se ha hecho
    práctica corriente que los municipios ya no aprueben
    proyectos y cálculos, sino simplemente los visen,
    agregando que los visados no implican aprobaciones. Este
    mecanismo de trabajo, en contra de funcionar como un resorte de
    control, tiene el efecto de mantener el "status quo" de la
    burocracia.Resolver este problema sería una
    etapa importante en pos de disminuir la vulnerabilidad
    sísmica.
    Entonces, se propone (ver propuesta B-5) la formación de
    un "tribunal de verificación o conformidad" que
    tendría como objetivos mínimos:

    • Representar a la comunidad, por medio de una
      elección entre los profesionales
      habilitados.
    • Asesorar y alertar a proyectistas y calculistas sobre
      incumplimiento de las normas en vigencia, desde el CCSRM hasta
      las implicancias del Código Civil o Penal.
    • Recibir las explicaciones de los profesionales
      actuantes en los proyectos y cálculos.
    • Decidir sobre la cantidad, profundidad y tipos de
      inspecciones especiales que deberán ser realizados para
      la obra en la cual trabajan y presentan.
    • Establecer el nivel de vulnerabilidad de la
      construcción a fin de fijar la prima inicial del
      coseguro.
    • Constituir una etapa de formación de los
      actores asociados a la construcción de obras civiles,
      entendiendo por tales a estudiantes secundarios,
      universitarios, profesionales, inspectores, etc.

    Acerca de la constitución del tribunal
    debería pensarse en un organismo colegiado (debido a la
    desregulación profesional) constituido por representantes
    de las Asociaciones de Profesionales relacionadas a la
    construcción, un representante por cada universidad que
    expida títulos habilitantes relacionados a las
    construcciones (Ingeniería Civil, en Construcciones,
    Arquitectura,
    Geología, Agrimensura, etc.) y un representante del
    Municipio donde se ha de implantar la obra. La elección de
    los representantes de las Asociaciones de Profesionales debe
    realizarse por sorteo, limitándose la participación
    de un mismo profesional a una vez por año. La faceta
    administrativa de este tribunal debería ser coordinada y
    manejada por un registro o
    catastro sísmico provincial, y las actas que se labren con
    todas las aclaraciones, observaciones y demás novedades,
    deberían tratarse cual escritura
    pública.
    De esta forma, se generaría una forma ágil, poco
    burocrática, y nunca traumática para la
    visación de la documentación, la cual desde el
    inicio debería estar completa. Por otra parte, al tener
    que decidir sobre el tipo y profundidad de los ensayos de
    materiales, se generan los medios
    objetivos para que los inspectores de obra puedan comprobar que
    se cumplen las hipótesis
    empleadas en el proyecto y cálculo de las obras, a la vez
    que protegen tanto al profesional, obligando al cliente a
    invertir en el control de los materiales que emplea, como al
    cliente, porque acota la inversión en control, así
    cualquier control adicional derivado de la ignorancia o impericia
    del profesional, sería sólo a cargo del
    mismo.

    Las inspecciones de los materiales
    El Código Civil Argentino, en su artículo 1646,
    prevé como causales de ruina de una construcción
    los vicios del suelo (que además incluye en su
    espíritu el concepto de
    proyecto), los vicios de la construcción (que contempla
    también los errores de la documentación) y la mala
    calidad de los materiales (que considera implícita la
    habilidad de los trabajadores para su puesta en obra). Esto
    último es especialmente importante porque los
    profesionales directores técnicos de las obras poseen los
    conocimientos técnicos, o conocen los medios objetivos de
    prueba, que les permiten rechazar una partida de material que
    juzgan de insuficiente calidad o su metodología de puesta en obra.
    Por otro lado, la experiencia demuestra que la inversión
    en un adecuado control de los materiales y técnicas de
    empleo
    (auditoría de obras) puede alcanzar el 1,5%
    del valor total en obras pequeñas y disminuye con la
    magnitud de las mismas, llegando a un promedio del 0,5% (cinco
    por mil) para construcciones masivas o repetitivas. Es cuarenta
    veces más pequeño que el valor promedio de las
    reparaciones necesarias por falta de control en el empleo de
    materiales.

    Sin embargo, se puede comprobar fácilmente que la
    mayoría de los controles de materiales no se realizan para
    comprobar la calidad y homogeneidad de las diversas partidas de
    insumos, sino para cumplir con las mínimas exigencias de
    los organismos públicos o financieros. Es decir, los
    ensayos y controles suelen ser al inicio de las obras y raramente
    durante su desarrollo, excepto que se haga un uso casi exclusivo
    o masivo de un material. Además, se avecinan cambios en
    los códigos de empleo de los materiales más
    empleados en las obras civiles (hormigón y acero) pero no se
    aprecia que exista una base legal que impulse un cambio cultural
    en este sentido.

    Para dar un ejemplo específico, en Argentina se
    adoptará como código de cálculo y
    verificación de estructuras de
    hormigón el Código ACI 318 (en reemplazo del viejo
    CIRSOC 201 que es casi copia de la DIN 1045). En el ACI 318 se
    habla de "Inspección de Aceptación del
    Hormigón" por el cual se asegura que las obligaciones de
    los documentos
    contractuales se cumplan totalmente, incrementando de este modo
    la probabilidad que las estructuras sean seguras en servicio,
    tanto durante como después de la construcción.
    Estas inspecciones de aceptación incluyen inspecciones de
    aceptación de los materiales, ensayos en los mismos e
    inspección (o más bien auditoría) de las
    manos de obra empleadas. Al mismo tiempo, en base a la
    experiencia se ha demostrado (tal como lo comprueban los dos
    códigos más importantes de Estados Unidos de
    Norte América, desde 1937 para el UBC y desde 1987 para el
    BOCA) la necesidad que los códigos exijan al ingeniero
    responsable del diseño de la estructura que
    incluya entre los documentos del proyecto el listado completo de
    inspecciones especiales que requiere su obra.
    Por otro lado, desde el punto de vista del organismo de
    financiación, la inversión en control de
    calidad de materiales se ve como un simple gasto, y atentos a
    reducir costos, los limitan e incluso los desechan. Al decidir
    sobre las inversiones, estos organismos financieros deciden
    indirectamente sobre la vulnerabilidad de las construcciones y
    sobre el riesgo de la población. Ni que agregar cuando
    algunos de los profesionales son foráneos, aspecto
    factible que suceda desde 1992 con la desregulación
    laboral.
    Entonces, aprovechando la experiencia y considerando la
    filosofía actual del ACI en estructuras de hormigón
    armado, puede sugerirse que:

    • Cuando resulte aplicable, el proyectista o calculista
      estructural debe coordinar las inspecciones especiales (que
      pueden incluir trabajos de especialistas de estudios de suelos,
      geólogos, especialistas en el uso de hormigones, en
      sistemas eléctricos, sanitarios, de aire
      acondicionado, de medio ambiente).
    • Con vista a registrar y coordinar el accionar
      profesional, el proyectista o calculista estructural debe
      especificar los nivel de inspecciones especiales exigibles para
      sus estructuras, dependiendo dichos niveles del tamaño y
      complejidad de las obras, considerando que debe existir un
      mínimo que se ajuste a las exigencias legales aceptadas
      por la comuna (ver propuesta D-2).
    • Se implemente una capacitación continua de
      todos los actores intervinientes con lo cual se asegura un
      mayor cuidado en la aplicación de los códigos,
      iniciando en los funcionarios municipales, pasando por los
      profesionales y concluyendo en los obreros de la industria de
      la construcción (ver propuestas C-3 y C-4).

    Estos aspectos refuerzan la necesidad del funcionamiento
    de una instancia previa al inicio de las obras, tal como el
    tribunal de verificación.

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