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MANIFESTACIONES DIGESTIVAS DEL SÍNDROME DE INMUNODEFICIENCIA ADQUIRIDA




Enviado por josecar



     

    Indice
    1.
    Introducción

    2. Desarrollo
    3. Factores microbianos

    4.
    Lesiones

    5. Conclusiones
    6. Bibliografía

    1.
    Introducción

    El SIDA es un
    trastorno de la inmunidad mediada por células,
    caracterizado por infecciones oportunistas, neoplasias malignas,
    disfunción neurológica y una variedad de otros
    síndromes. El SIDA es la
    manifestación más grave de una gama de trastornos
    relacionados con el VIH . El riesgo de que un
    individuo infectado por el VIH y no tratado desarrolle SIDA, se
    estima en el 1-2%/año durante los primeros años
    después del contagio, y alrededor del 5%/año,
    más adelante. El riesgo acumulativo oscila alrededor del
    50% durante la primera década. Casi todas las personas
    VIH-positivas no tratadas acaban por desarrollar SIDA. Es posible
    que todavía no conozcamos algunas secuelas a largo plazo
    de la infección por VIH (p. ej., otras neoplasias malignas
    y enfermedades
    neurológicas crónicas).1,3
    Las
    complicaciones gastrointestinales ocurren entre el 50 a 90% de
    los pacientes infectados por el virus de la
    inmunodeficiencia humana (HIV), y la diarrea es la
    manifestación clínica más frecuente (60-90%
    de los casos). El 30-70% de los pacientes infectados por el HIV
    desarrolla diarrea crónica en algún momento de su
    evolución (la incidencia acumulada de
    diarrea puede llegar hasta el 90% en África y en algunos
    países como Haití). La inmunidad de la mucosa
    intestinal se halla disminuida en estos pacientes. Las
    alteraciones de los linfocitos T-colaboradores y T-supresores
    contenidos en la lámina propia son similares a las que se
    pueden observar en la sangre
    periférica, provocando una disminución de la
    secreción de IgA que comporta una mayor capacidad de los
    microorganismos de adherirse a la mucosa intestinal.
    Además, suele ocurrir una disminución de la acidez
    gástrica que provoca un aumento de la colonización
    bacteriana, así como una neuropatía del sistema nervioso
    autónomo y alteraciones de la motilidad intestinal que
    dificultan el aclaramiento de los patógenos intestinales a
    través de las heces. La diarrea se acompaña a
    menudo de deficiencias nutricionales, pérdida de peso y
    dolor abdominal. En la mayoría de los casos se puede
    identificar el microorganismo causal (bacterias,
    virus o protozoos), aunque la etiología no siempre es
    infecciosa. Finalmente, varios medicamentos antirretrovirales
    (nelfinavir, ritonavir y didanosina entre otros) que se utilizan
    en las modernas pautas terapéuticas, pueden provocar
    dispepsia y diarrea como efectos
    secundarios.1,2,3.
    Las manifestaciones digestivas
    del SIDA son frecuente motivo de consulta de estos enfermos y por
    esto se ha considerado que todo profesional de la salud debe familiarizarse
    con ellas e identificar cuándo constituyen un peligro para
    la vida, pues en múltiples ocasiones hay que enfrentarlas
    en cualquier latitud donde se trabaje.

    2. Desarrollo

    En condiciones normales, el organismo humano posee
    suficientes mecanismos de defensa para combatir la enorme
    cantidad de microorganismos entéricos potencialmente
    patógenos ingeridos en cada comida. Los mejor conocidos
    como factores humanos son:
    Flora saprofita. El 99% de la flora intestinal saprófita,
    situada predominantemente en el último tramo del intestino
    delgado y en el colon, está constituida por
    microorganismos anaerobios (Bacteroides, Clostridium,
    Peptostreptococcus, Peptococcus y muchos otros). Otras bacterias,
    como E. coli, Proteus, Klebsiella y Enterococcus, representan el
    1% restante. Esta flora constituye un mecanismo de defensa eficaz
    impidiendo la colonización de bacterias
    enteropatógenas. En personas con escasa población bacteriana intestinal, como
    niños
    que todavía no han desarrollado la colonización
    entérica normal, o tras la ingesta de antibióticos
    por vía oral, los microorganismos enteropatógenos
    pueden causar infección con inóculos más
    pequeños. Asimismo, pueden seleccionarse otros
    microorganismos, como Pseudomonas, Klebsiella, Clostridium y
    Candida, que colonizan el intestino, con el riesgo de
    infección sistémica, sobre todo en el paciente
    hospitalizado e inmunodeprimido.1,2,3,4.
    Acidez
    gástrica. La mayoría de los microorganismos
    patógenos nunca alcanza el tracto intestinal debido a la
    barrera ácida
    gástrica. El pH
    gástrico normal (inferior a 4) destruye el 99,9% de las
    enterobacterias ingeridas en 30 min. Situaciones de hipo /
    aclorhidria (antiácidos, anti-H2) o en
    gastrectomizados comportan un mayor riesgo de infecciones
    entéricas (Salmonella, Shigella) y parasitarias (G.
    lamblia). Algunos microorganismos son estables en medio
    ácido (rotavirus), y otros como H. pylori pueden alterar
    la acidez gástrica incrementando la susceptibilidad del
    individuo a otros enteropatógenos. La importancia de
    mantener una adecuada acidez gástrica se ha puesto de
    manifiesto en los pacientes tratados con
    anti-H2 que tienen un mayor riesgo de
    colonización faríngea, traqueal y gástrica
    por bacilos Gram.-negativos e incluso neumonía nosocomial,
    que aquellos tratados con sucralfato, el cual mantiene inalterado
    el medio ácido gástrico.
    Peristaltismo. La motilidad intestinal es un importante mecanismo
    para el aclaramiento de microorganismos del tracto
    gastrointestinal proximal. La alteración del peristaltismo
    causada por opiáceos, anomalías anatómicas
    (fístulas, divertículos…) o patologías que
    cursen con disminución de la motilidad (diabetes,
    esclerodermia…) confieren mayor facilidad para el
    sobrecrecimiento bacteriano. El tratamiento sintomático
    con opiáceos para inhibir la motilidad intestinal en el
    curso de una gastroenteritis aguda por Salmonella o Shigella
    aumenta la probabilidad de
    bacteriemia o fiebre prolongada
    Inmunidad. En la lámina propia del intestino delgado
    (placas de Peyer) y colon existen células linfoides que se
    disponen en nódulos. Tanto la respuesta celular inmune
    como la producción de anticuerpos juegan un
    papel
    importante en la protección del huésped frente a
    las infecciones gastrointestinales. El amplio espectro de
    infecciones víricas, parasitarias, bacterianas y
    fúngicas en pacientes con SIDA resalta la importancia de
    la inmunidad celular en la protección del huésped
    frente a estos patógenos. También la inmunidad
    humoral (inmunoglobulinas G, M e IgA secretora) desempeña
    un importante papel protector. 1,3,4.
    Diversos
    componentes del moco y de las secreciones intestinales, como la
    lisosoma y la lactoferrina y quizás los leucocitos que
    exudan en la superficie de las mucosas, contribuyen a reducir la
    población bacteriana del colon. En el lactante un
    mecanismo adicional de protección es la lactoferrina no
    saturada en la leche materna
    que, al unirse al hierro,
    produce un efecto bacteriostático. 3,4.
    Los
    posibles orígenes de las infecciones oportunistas en los
    pacientes con SIDA son:
    A).-Reactivación de una infección latente adquirida
    años antes (producidas por Microorganismos
    intracelulares).
    B).-Infección exógena "de Novo", por ej.: por
    vía digestiva las infecciones por ISOSPORA belli y
    Criptosporidium; y por vía
    respiratoria la Criptococosis.
    C).-Proliferación de microorganismos saprofitos de la
    piel y las
    mucosas

    3. Factores
    microbianos

    Tamaño del inóculo: el número de
    microorganismos ingeridos capaz de causar enfermedad varía
    considerablemente de una especie a otra. En el caso de Shigella,
    Entamoeba o Giardia lamblia son suficientes de 10 a 100 bacterias
    o quistes para provocar infección, mientras que se
    requiere la ingesta de 105-108
    microorganismos para causar enfermedad en el caso de Salmonella o
    Vibrio cholerae.
    Adherencia. La capacidad para causar enfermedad por parte de la
    mayoría de microorganismos enteropatógenos depende
    no solamente de su capacidad para penetrar a través de la
    mucosa o producir enterotoxinas o citotoxinas, sino
    también de su capacidad para adherirse y colonizar la
    mucosa. Esta propiedad ha
    sido bien descrita en E. coli enterotoxigénica, la cual
    debe adherirse y colonizar el epitelio intestinal previamente a
    la producción de la enterotoxina. Las cepas
    enteropatogénicas y enterohemorrágicas de E. coli
    producen factores de virulencia que le permiten adherirse y
    destruir el borde en cepillo del epitelio intestinal. V cholerae
    se adhiere al borde en cepillo de los enterocitos del intestino
    delgado mediante adhesinas de superficie específicas.
    Producción de toxinas. La producción de una o
    más exotoxinas por diversos microorganismos
    enteropatógenos es importante en la patogénesis de
    la diarrea Las toxinas pueden estar preformadas en los alimentos o bien
    ser liberadas por el agente causal en la luz intestinal.
    Se distinguen las enterotoxinas, responsables de diarrea acuosa,
    actuando directamente en los mecanismos secretores de la mucosa
    intestinal; citotoxinas, que provocan la destrucción de
    las células de la mucosa intestinal, originando diarrea
    inflamatoria, y neurotoxinas, que actúan directamente en
    el sistema nervioso
    central o periférico. Algunas exotoxinas actúan
    por diferentes mecanismos; así, Shigella dysenteriae tipo
    1, por ejemplo, produce una enterotoxina que tiene actividad
    enterotóxica y citotóxica. El prototipo de
    enterotoxina lo constituye la toxina del cólera, que
    promueve la secreción de líquidos mediante la
    estimulación de la adenilciclasa (enzima localizada en la
    membrana basal y lateral del enterocito), que transforma el ATP
    en AMP cíclico. El aumento de AMP cíclico inhibe la
    entrada de iones sodio y cloro en las células ciliadas y
    estimula activamente la secreción de iones cloro y
    bicarbonato por parte de las células de las criptas
    intestinales. En consecuencia, por efecto osmótico,
    el agua
    difunde a la luz intestinal. No se producen cambios
    histológicos de la mucosa. Algunas cepas de E. coli poseen
    enterotoxinas lábiles, que actúan igual que las
    toxinas del V. cholerae, y otras enterotoxinas denominadas
    estables, las cuales mediante la activación de otra
    enzima, la guanilciclasa, producen una reacción de
    fosforilación de las proteínas
    en el enterocito con utilización del ATP. Ello determina
    un aumento de la secreción de cloro inhibiéndose su
    absorción. Las citotoxinas bacterianas, por su parte,
    destruyen las células de la mucosa intestinal produciendo
    el síndrome disentérico, con presencia de sangre en
    las heces. Los microorganismos enteropatógenos que
    característicamente producen estas
    citotoxinas incluyen S. disenteriae, V. parahemolyticus y C.
    difficile. Cepas enterohemorrágicas de E. coli,
    frecuentemente del serotipo O157:H7, producen también
    potentes citotoxinas estrechamente relacionadas con la toxina
    Shiga de S. dysenteriae y se han denominado toxinas Shiga-like.
    Estas cepas de E. coli se han asociado con epidemias de colitis
    hemorrágica y síndrome
    hemolítico-urémico. Por último, las
    neurotoxinas generalmente son producidas por el microorganismo
    causal fuera del huésped, provocando síntomas de
    forma precoz poco después de la ingesta. Entre
    éstas cabe destacar las toxinas de S. aureus y Bacillus
    cereus, que actúan en el sistema nervioso
    central provocando vómitos.

    Invasión. Los cuadros disenteriformes pueden
    resultar no solamente de la producción de citotoxinas,
    sino también de la invasión bacteriana y
    destrucción de las células de la mucosa intestinal
    Las infecciones causadas por Shigella y E. coli enteroinvasiva,
    por ejemplo, están caracterizadas por la invasión
    de las células epiteliales de la mucosa intestinal,
    multiplicación intraepitelial y posterior
    diseminación a las células adyacentes. Salmonella,
    por otra parte, causa diarrea por invasión de la mucosa
    intestinal, pero generalmente no está asociada con la
    destrucción de enterocitos y consecuentemente con el
    síndrome disentérico completo. S. typhi y Y.
    enterocolitica pueden penetrar a través de una mucosa
    intestinal intacta, multiplicarse intracelularmente en las placas
    de Peyer y nódulos linfáticos intestinales y
    diseminarse posteriormente a través del torrente
    sanguíneo causando fiebre entérica, síndrome
    caracterizado por fiebre, cefalea, bradicardia relativa, dolor
    abdominal, esplenomegalia y leucopenia. 1,3,4,5.,12Las
    principales causas de Gastroenterocolitis en los pacientes con
    SIDA se agrupan de la siguiente forma:
    Infecciosas:
    -Enterocolitis:
    -Enterobacterias
    -Salmonella spp.
    -Shigella spp.
    -Campilobacter spp.
    -Aeromonas spp. y Plesiomonas spp.
    -Clostridium difficile.
    -Escherichia coli.
    -Yersinia enterocolitica
    -Vibrio parahemolyticus7

    -Micobacterias:
    -Mycobacterium tuberculosis.
    -Mycobacterium avium-Intracellulare.8

    -Protozoos:
    -Cryptosporidium.
    -Microsporidium.
    -Cyclospora spp.
    -Isospora beli.
    -Giardia Lamblia.
    -Entamoeba Hystolytica.
    -Blastomcystis hominis.

    -Virus:
    -Citomegalovirus (CMV)
    Herpes Simples.
    -Astrovirus y Picornavirus.

    -Proctitis:
    -Neisseria Gonorrhoeae.
    -Clamydia trachomatis.
    -Herpes simplex.
    -Treponema pallidum.

    – No infecciosas:
    -Sarcoma de Kaposi.
    -Linfoma.
    -Idiopática.
    -Medicamentosa.

    4. Lesiones

    Lesiones bucales:
    La enfermedad gastrointestinal es una característica
    común de la infección por VIH y suele obedecer a
    una infección secundaria . La mucosa bucal además
    de lesionarse en el muguet , leucoplasia vellosa oral y sarcoma
    de Kaposi,puede mostrar Úlceras aftosas dolorosas y
    superficiales. La etiología de estas lesiones, que a veces
    producen un dolor tal que impide la ingestión de
    alimentos, es desconocida. No se conoce ningún tratamiento
    específico, aunque según algunas publicaciones,
    la
    administración de ciclos breves de esteroides en altas
    dosis o talidomida, alivia el dolor de los
    enfermos.1,3,5,9,12

    Lesiones esofágicas:
    La esofagitis suele manifestarse por odinifagia y dolor
    retroesternal y es producida por CÁNDIDA, CMV y virus del
    Herpes simplex además el esófago puede afectarse
    por el Sarcoma de Kaposi el Linfoma de la mucosa
    esofágica; al igual que la bucal , la mucosa
    esofágica puede afectarse grandes úlceras dolorosas
    de etiología poco clara. Estas lesiones se asemejan a las
    úlceras de esofagitis por CMV, pero no responden al
    tratamiento antiviral y ofrecen grandes problemas para
    la nutrición
    del enfermo.1,2,3,4,5,9.11,12

    Lesiones del estómago:
    La aclorhidria es frecuente en los enfermos con infección
    por VIH pero los problemas gástricos son algo raros.
    El Sarcoma de Kaposi y el linfoma pueden afectar el
    estómago.
    Intestino delgado y grueso.
    Las infecciones del intestino delgado y grueso constituyen los
    problemas gastrointestinales más representativos de los
    pacientes con infección por VIH.. habitualmente se
    manifiestan por diarreas, dolor abdominal, fiebre ocasional y, en
    los casos graves, adelgazamiento. Además de las
    infecciones secundarias específicas, los enfermos pueden
    sufrir un síndrome de diarreas crónicas en el que
    no se ha encontrado ningún agente específico,
    aparte del VIH; este cuadro suele conocerse como
    Enteropatía del SIDA o del VIH. Se trata de un trastorno
    clínico parecido a la Gastroenterocolitis crónica
    que cursa con diarreas de más de un mes de
    evolución. El estudio histológico del intestino
    delgado muestra una
    atrofia de bajo grado de la mucosa con una disminución de
    mitosis, lo
    que sugiere un estado de
    hiporregeneración. A menudo presentan un descenso o
    ausencia de Lactasa en el intestino delgado y Malabsorción
    con la consiguiente pérdida de peso.
    Las lesiones del Recto son frecuentes en estos pacientes, sobre
    todo las úlceras y erosiones perirrectales secundarias a
    una reactivación del virus del Herpes simplex, pueden ser
    totalmente atípicas, sin ninguna vesícula, pero
    responden bien al tratamiento con Aciclovir. Las demás
    lesiones rectales comprenden el condiloma acuminado, el Sarcoma
    de Kaposi y la neoplasia intraepitelial. Infecciones invasivas:
    Cuando el agente causal tiene capacidad invasiva el
    período de incubación y la duración de la
    enfermedad suelen ser superiores a los de las gastroenteritis
    originadas por toxinas. Es frecuente la fiebre, en ocasiones
    elevada y acompañada de escalofríos. El dolor
    abdominal presenta características cólicas y a
    menudo existe tenesmo rectal. Las heces suelen ser menos
    voluminosas y pueden tener sangre macroscópica o
    microscópica, polimorfo nucleares y/o moco. El hemograma
    suele ser séptico con leucocitosis y/o desviación a
    la izquierda. El cuadro clínico más
    característico es el de la disentería aguda causado
    por alguno de los siguientes microorganismos: Shigella,
    Salmonella, Campylobacter, E. coli invasiva, Yersinia
    enterocolitica, Vibrio parahemolyticus o por parásitos
    como E. Hystolytica. El período de incubación
    varía entre 6 h a varios días. En el caso de la
    Salmonella el cuadro de enterocolitis puede acompañarse de
    bacteriemia que con una frecuencia variable (5-40%) puede
    producir complicaciones sépticas metastásicas
    graves. La edad inferior a 1 año y superior a 50
    años y la presencia de inmunodepresión son los
    factores de riesgo más importantes de la bacteriemia.
    Algunos microorganismos producen manifestaciones clínicas
    extraintestinales, como Yersinia enterocolitica y, con menor
    frecuencia, Shigella, Salmonella y Campylobacter. Las más
    frecuentes son poliartritis migratoria, síndrome de Reiter
    y eritema nudoso. Recientemente se ha reconocido al
    síndrome de Guillain-Barre como complicación
    frecuente en el curso de la infección por Campylobacter.
    Yersinia enterocolitica es causa ocasional de adenitis
    mesentérica con dolor en la fosa ilíaca derecha y
    puede simular clínicamente una apendicitis aguda. Otras
    complicaciones descritas incluyen el síndrome
    urémico hemolítico en niños en el curso de
    una gastroenteritis por Shigella o por E. coli
    enterohemorrágica, y la aparición de abscesos
    hepáticos, y con menor frecuencia en piel, diafragma,
    pulmón y pericardio, en el curso de una colitis amibiana.
    11,12.
    Otros microorganismos con capacidad invasiva
    pueden ocasionar cuadros clínicos graves, como es el caso
    de la enterocolitis necrosante del niño (E. coli, otras
    bacterias, hongos y virus) y
    del adulto (C. perfringens). Suele afectar a recién
    nacidos de bajo peso, prematuros o con antecedentes de
    exsanguinotransfusión. La clínica se caracteriza
    por vómitos, distensión abdominal y diarrea
    sanguinolenta. Puede complicarse con perforación
    intestinal y shock séptico. La mortalidad se acerca al
    70%. En los adultos cursa con anorexia,
    vómitos, dolor abdominal, diarrea con sangre, toxemia y
    shock. Puede complicarse y ocasionar íleo
    paralítico, perforación intestinal y peritonitis.
    La mortalidad sigue siendo considerable, alrededor del 40%.
    Algunos de los pacientes que sobreviven presentan estenosis u
    obstrucción intestinal y fístulas secundarias. E.
    coli enterohemorrágica provoca diarrea con sangre como
    consecuencia de una verocitotoxina. Esta colitis
    hemorrágica cursa frecuentemente sin fiebre, puede ser
    epidémica (contaminación de la cadena de alimentos) y
    la presencia de sangre en heces sin apenas leucocitos debe
    sugerir esta posibilidad.
    La listeriosis se reconoce cada vez con mayor frecuencia como
    causa de diarrea infecciosa. Puede ocurrir de forma
    epidémica por consumo de
    alimentos contaminados. Los más frecuentes son la leche
    cruda y pasteurizada, el queso y ensaladas vegetales. Se presenta
    usualmente como enfermedad sistémica asociada a
    bacteriemia precedida de diarrea. La siembra hematógena de
    meninge o válvula cardiaca y la propensión a
    afectar al paciente inmunodeprimido explican en parte las tasas
    de mortalidad de alrededor del 20% en algunas series, por lo que
    constituye el agente patógeno transmitido por los
    alimentos que causa una mayor mortalidad.
    2,3,5,10.

    Lesiones hepatobiliares:
    Los enfermos con infección por VIH muestran diferentes
    formas de enfermedad hepatobiliar. La estenosis papilar y las
    colangitis esclerosantes se han descrito en el contexto de la
    Criptosporidiosis, infección por CMV y el Sarcoma de
    Kaposi. La enfermedad hepática puede adoptar la forma de
    lesión hepatocelular por los virus de las hepatitis,
    lesión granulomatosa por micobacterias u hongos o masas
    hepáticas secundarias a abscesos tuberculosos o peliosis
    hepática. También se ha descrito una
    infiltración grasa y se ha propuesto su relación
    con el tratamiento con nucleótidos en algunos
    enfermos.1,2,5,6.

    Lesiones pancreáticas:
    La enfermedad pancreática suele ocurrir por toxicidad
    medicamentosa, especialmente con la pentamidina y los
    didesoxinucleósidos. Hasta un 50% de los enfermos muestran
    datos
    bioquímicos de lesión pancreática y, a
    menudo, se aprecian signos de infección pancreática
    por CMV y MAC en las Necropsias. Menos del 5% de los pacientes
    muestran signos de pancreatitis clínica no relacionada con
    toxicidad farmacológica. 1,3,10

    5.
    Conclusiones

    1.-Se destaca la importancia de las manifestaciones
    digestivas en el SIDA por su alta frecuencia. Se presentan en
    más de la mitad de los enfermos y hay estadísticas que acercan estas cifras al
    90%.
    2.-La diarrea es la forma más frecuente de
    afectación del Sistema digestivo
    en el SIDA (90%) y trae como consecuencia la desnutrición y muchas otras de las
    afectaciones sistémicas.
    3.-Existe una confluencia de factores humanos y de los agentes
    biológicos que repercuten, de no ser tratados, en el
    comportamiento
    a corto plazo de la integridad de estos pacientes.
    4.-Se revisa la clasificación de los agentes
    etiológicos que producen afectaciones digestivas.
    5.-Se señala que cuando el agente causal tiene capacidad
    invasiva, el periodo de incubación y la duración de
    la enfermedad suelen ser superiores a las gastroenteritis
    producidas por toxinas.
    6.-Esta revisión sirvió para organizar las
    manifestaciones clínicas localizadas en los distintos
    segmentos del Sistema digestivo y señalar los cuadros
    más frecuentes.
    7.-Se conoce que la participación del hígado y el
    páncreas se debe, con mayor frecuencia,al uso de
    medicamentos específicos y/o a los agentes que se usan
    para controlar las enfermedades
    oportunistas.

    6. Bibliografía

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    Trabajos Publicados:- Síndrome del lóbulo
    medio.
    – Causas de abandono al tto. con intal.
    – Morbilidad y evolución en UCIM en un año de
    trabajo.
    – Arritmias: Actualización Terapeutica.
    Atención al paciente grave en: programa nacional
    de las Residencias de Medicina Interna así como las
    afectaciones del sistema endocrino metabólico.
    Medios de
    enseñanza en la educación
    superior.
    Palabras claves: SIDA, VIH, Manifestaciones digestivas, lesiones
    infecciosas, factores microbianos,

     

     

     

     

    Autor:

    Dr. José Carlos Hernández
    Aragonés.

    Medicina interna.
    Profesor asistente de medicina interna.
    Jefe del departamento de clínicas fcm "Manuel Fajardo"
    Profesor principal de medicina interna.
    Hospital cmdte. Manuel Fajardo.
    Cuba.

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