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Los aditivos alimentarios




Enviado por luis18



Partes: 1, 2

    Indice
    1.
    Significado


    3.
    Toxicidad

    4. Origen y
    Uso

    5.
    Razones de su uso

    6.
    Edulcorantes

    7.
    Antioxidantes

    8.
    Conservantes

    9. Cloruro sódico (sal
    común)

    10.
    Antibióticos

    11. Agua oxigenada

    1.
    Significado

    Los aditivos alimentarios son sustancias que se
    añaden a los alimentos
    intencionadamente con el fin de modificar sus propiedades,
    técnicas de elaboración,
    conservación o mejorar su adaptación al uso a que
    estén destinados. En ningún caso tienen un papel
    enriquecedor del alimento.
    En aquellos casos en los que la sustancia añadida es
    eliminada, o la cantidad de ella que queda en el alimento no
    tiene función
    alguna, no se considera un aditivo sino un agente auxiliar de
    fabricación.
    Algunos aditivos, como la sal o el vinagre, se utilizan desde la
    prehistoria.
    Las consideraciones ligadas a la protección
    de la salud
    hacen que los aditivos estén
    sometidos a un control legal
    estricto en todos los países.
    Los aditivos que más se utilizan son la sal (cloruro
    sódico), que no es considerado en general como un aditivo,
    los mono y diglicéridos (emulsionantes), el caramelo
    (colorante), el ácido cítrico (secuestrante y
    acidificante), el ácido acético (acidificante y
    conservante), el bicarbonato sódico (para las levaduras
    químicas), el ácido fosfórico y el glutamato
    sódico (potenciador del sabor).

    2.
    Clasificación

    Originalmente los aditivos fueron clasificados por su
    origen en naturales y sintéticos. Esta
    clasificación aunque lógica
    contribuyó durante algún tiempo al
    mantenimiento
    de una dualidad errónea en la que se equiparaba a lo
    natural con lo sano y a lo sintético con lo peligroso y
    que podía colocar al consumidor en una
    actitud
    equivocada.
    Actualmente, es más adecuado clasificar a los aditivos de
    acuerdo a su actividad específica según queda
    reflejado en la tabla 1. Nuestras Reglamentaciones disponen como
    obligatoria la declaración de los aditivos añadidos
    a un alimento indicando el tipo de las mismas y su número
    de identificación (F:XXX) para conocer su naturaleza de
    acuerdo a las listas positivas autorizadas dentro de cada una de
    las categorías. En este caso, se debe advertir al
    consumidor que la incorporación de aditivos autorizados a
    los alimentos es en mucho casos aconsejable y que no se debe
    considerar a estos alimentos como de una calidad inferior
    respecto a los que no los llevan.

    Clasificación de los aditivos alimentarios.
    Sustancias que impiden las alteraciones químicas
    biológicas (antioxidantes, sinérgicos de
    antioxidantes y conservantes)
    Sustancias estabilizadoras de la características fisicas (emulgentes,
    espesantes, gelificantes, antiespumantes, antipelmazantes,
    antiaglutinantes, humectantes, reguladores de ph)
    Sustancias correctoras de las cualidades plasticas. (mejoradores
    de la panificación, correctores de la vinificación,
    reguladores de la maduración).
    Sustancias modificadoras de los caracteres organolepticos
    (colorantes, potenciadores del sabor, edulcolorantes
    artificiales, aromas).

    Las principales funciones de los
    aditivos alimentarios son:

    • asegurar la seguridad y
      la salubridad
    • contribuir a la conservación
    • hacer posible la disponibilidad de alimentos fuera de
      temporada
    • aumentar o mantener el valor
      nutritivo
    • potenciar la aceptación del
      consumidor
    • facilitar la preparación del
      alimento.

    3. Toxicidad

    La toxicidad de los aditivos reside principalmente en la
    cantidad que de éstos se adicione a los alimentos. Los
    aditivos han de ser sustancias perfectamente detectables y
    medibles en los alimentos. No han de interaccionar con el envase
    y han de carecer de toxicidad.

    Aun así existen riesgos
    sanitarios asociados a la utilización de aditivos. Uno de
    ellos es la utilización de nitratos y nitritos como
    antioxidantes, con el fin de evitar la presencia de Clostridium
    botulinum en las conservas.

    Además existen otros aditivos cuya toxicidad no
    está aclarada del todo, es el caso de los edulcorantes
    tipo aspartamo, o colorantes que se han visto que producen
    alteraciones en los niños.
    Otros están prohibidos, aunque se usen fraudulentamente,
    así por ejemplo el ácido bórico, se
    utilizaba para evitar el ennegrecimiento de las cabezas de las
    gambas que se producía cuando estas llevaban mucho
    tiempo.

    4. Origen y
    Uso

    Los viejos hábitos alimenticios y el temor a
    "perderse algo" son barreras que impiden aún a la sociedad en
    general adoptar una ética
    dietética y elegir el camino de la salud a través del
    veganismo, pero incluso cuando nuestras convicciones nos permiten
    fácilmente rechazar las grasas saturadas, el colesterol y
    las demás sustancias nocivas animales, a veces
    identificar y eliminar los aditivos y colorantes de origen
    animal, suele ser mucho más complejo.

    Alargar el periodo en que los alimentos se conservan en
    estado
    óptimo para su consumo ha
    sido una de las preocupaciones del hombre desde
    tiempos remotos. La desecación, la fermentación, el empleo de
    azúcar
    o de sal y el ahumado, por citar algunas, son técnicas
    tradicionales de conservación que hoy día
    todavía se utilizan. Así, la mermelada o las frutas
    secas se mantienen en buen estado durante más tiempo que
    la fruta fresca, al igual que ocurre con la leche
    condensada con respecto a la leche fresca, con el bacalao u otros
    pescados en salazón y con los encurtidos (aceitunas,
    pepinillos en vinagre y sal, etc.) en comparación con los
    mismos alimentos en estado fresco.

    En la actualidad se ha avanzado, y hoy empleamos el
    frío (refrigeración, congelación), el
    calor
    (pasteurización, uperización…) y otros
    sistemas
    más modernos y seguros que las
    técnicas antes mencionadas ya que la sociedad de consumo,
    junto con la colaboración interesada de las industrias
    químicas, nos incita a consumir cada vez más
    productos
    manufacturados que -aunque dejen mucho que desear en cuanto a
    valor nutritivo y características originales-, garantizan
    el aspecto, y facilitan la preparación,
    conservación, almacenamiento o
    el transporte de
    tales productos, enmascarando también la falta de
    algún ingrediente o su baja calidad: colorantes para dar
    incluso al producto un
    color mejor que
    el original, emulsionantes, estabilizantes y espesantes para
    mantener la textura, antioxidantes para evitar la
    oxidación o cambio de
    color, saborizantes, para mejorar el sabor de algo
    insípido y desagradabe, y conservantes con el fin de
    retrasar su descomposición.

    Además de la relación de los aditivos con
    la industria
    alimentaria, su uso también está estrechamente
    relacionado con la proliferación de productos
    químicos: artículos de limpieza, cosméticos,
    medicamentos, textiles, pesticidas, y contaminantes de origen
    industrial, entre otros.

    Para la ética vegana el hecho de testar los
    aditivos en animales es una razón de más para
    cuestionarlos y rechazarlos, lo cual además de no
    garantizar su inocuidad los hace aún menos fiables y
    más peligrosos.

    Se entiende que los plaguicidas o pesticidas, no se
    consideran aditivos propiamente dichos sino sustancias
    contaminantes añadidas a la composición original de
    los alimentos de un modo accidental, cuya composición
    exacta se desconoce. Lo único que se puede decir es que
    los aditivos o aderezos de origen natural suelen ser más
    inocuos que los de síntesis.

    Dejando aparte los aspectos relativos a la fiabilidad de
    estos ingredientes -de importancia vital para la salud-, la
    práctica del veganismo nos reta a descubrir qué
    productos de consumo contienen sustancias animales -la industria
    alimentaria emplea unos cuatro mil aditivos distintos-, cuyo
    origen puede ser cualquier parte del cuerpo o extracto de un
    animal, (carne, músculos, glándulas,
    pezuñas, pelo, etc.); productos obtenidos de insectos como
    la abeja, o de los huevos y partes grasas de la hembra del
    insecto Coccus cacti o cochinilla, de apariencia similar a la
    garrapata, que se mata en agua caliente
    para obtener el carmín de cochinilla o colorante
    alimentario (E-120) que se utiliza principalmente en
    charcutería, yogures de fresa y bebidas
    alcohólicas; los derivados de los huevos y la leche; de
    origen mineral o sintético, o de origen totalmente
    vegetal, los únicos éticamente aptos para el
    consumo humano.

    Los productos provenientes de los animales a menudo se
    presentan bajo nombres que no reflejan la naturaleza real del
    producto, como "la jalea real", eufemismo que describe las
    secreciones glandulares de las abejas, igualmente, el origen de
    los "saborizantes naturales", o "colorantes autorizados", puede
    no ser otro que un insecto machacado, el mineral de una mina de
    carbón, o quizá una zanahoria. Hasta las pobres
    vacas han dejado de ser animales herbívoros, como
    corresponde a su naturaleza, al haber sido forzadas a consumir
    despojos de matadero mezclados con el pienso para abaratar los
    costes de producción de carne o leche.

    Pero nadie se salva de las graves consecuencias derivadas de la
    modificación de la naturaleza de los alimentos: ni las
    vacas locas, que sufren la encefalopatía espongiforme
    bovina (EEB) -por consumir harina de carne y de huesos
    infectada-, debido a la avaricia y la insensatez humana, ni
    quienes -habiendo perdido su sentido de la estética, o sentido común- ponen en
    peligro su salud y su vida siguiendo los interesados consejos de
    los "expertos" oficiales, arriesgándose a contraer la
    enfermedad de Kreutzfeldt-Jakob -el equivalente humano de la EEB
    que sufren las vacas-, u otras enfermedades nutricionales,
    alimentándose de productos contaminados procedentes de
    cadáveres de animales, que nunca debieron ser considerados
    aptos para el consumo humano.

    El peligro de los aditivos o ingredientes usados en los
    productos de consumo radica en que a menudo se trata de
    sustancias extrañas al organismo no investigadas en seres
    humanos y, aunque la mayoría sean cancerígenas en altas dosis, se desconoce
    el efecto epidemiológico de varias juntas,
    habiéndose constatado solamente las siguientes reacciones:
    asma, alergias, hiperactividad en los niños, nauseas y
    vómitos, dolores
    de cabeza, erupciones cutáneas, hinchazones, visión
    borrosa, etc. Para tratar de reducir estos riesgos y
    contrarrestar los efectos cumulativos nocivos de los agentes
    cancerígenos en los productos de consumo y en el mismo
    aire que
    respiramos, aparte de la necesidad de fortalecer nuestro sistema
    inmunológico consumiendo más alimentos frescos
    naturales, debemos acostumbrarnos a comprobar los ingredientes de
    los productos que compramos y consultar una guía europea
    de aditivos (precedidos de la letra E), para conocer su origen
    -animal, mineral o vegetal- y su composición.

    5. Razones de su
    uso

    Las razones por las que se emplean los aditivos en la
    industria alimentaria son las siguientes:
    Razones económicas y sociales:

    El uso de ciertos aditivos permite que los alientos
    duren más tiempo lo que hace que exista mayor
    aprovechamiento de los mismos y por tanto se puedan bajar los
    precios y que
    exista un reparto más homogéneo de los mismos. Por
    ejemplo al añadir al tomate en lata sustancias que
    permitan disminuir el pH, la duración del mismo se
    prolonga en el tiempo, pudiendo ser consumido en épocas
    donde la producción de tomate disminuye.

    Razones psicológicas y tecnológicas:
    El alimento ha de ser atractivo par el consumidor ya que sino
    éste no lo comprará, si no
    añadiéramos colorantes a la mermelada de fresa,
    ésta no presentaría este color rojo que la hace tan
    apetecible, sino que presentaría un color grisáceo
    debido a los tratamientos a los que se la somete. De igual forma
    los aditivos permiten realizar determinados tratamientos
    tecnológicos que sin ellos sería imposible.

    Razones nutricionales:
    En los alimentos pueden desarrollarse reacciones
    químicas que disminuyan el valor nutritivo del
    alimento e incluso generen compuestos tóxicos. Un claro
    ejemplo lo tenemos con la adición a los alimentos
    enlatados de sustancias antioxidantes, como los nitratos y
    nitritos, los cuales permiten que en estas latas no se desarrolle
    una bacteria muy peligrosa para la salud humana que es
    Clostridium botulinim, estos compuestos antioxidantes se han
    comprobado que son cancerígenos, pero si no se adicionara
    a los alimentos enlatados el riesgo de padecer
    botulismo se elevaría, por lo que los beneficios que se
    obtiene al adicionarles a los alientos es superior que el riesgo
    que se corre por adicionarlos.

    Los aditivos han de cumplir una serie de
    características para que la Unión
    Europea permita su utilización. Los aditivos aparecen
    en las etiquetas de los alimentos de la siguiente forma: e-302,
    la e significa que está legislado y permitido por la
    Unión Europea, y el número que le sigue es el
    número identificador del tipo de aditivo que
    es.

    6.
    Edulcorantes

    Los edulcorantes (E420, E421 y de E950 a E960).
    Sacarina, ciclamatos y sorbitol son los más frecuentes y
    sus efectos no se conocen perfectamente todavía, aunque no
    se consideran aptos para el consumo infantil.

    Edulcorantes bajo en caloría
    Los edulcorantes no calóricos, artificiales o naturales,
    son en este momento una de las áreas más
    dinámicas dentro del campo de los aditivos alimentarios,
    por la gran expansión que está experimentando
    actualmente el mercado de las
    bebidas bajas en calorías.

    Para que un edulcorante natural o artificial sea
    utilizable por la industria alimentaria, además de ser
    inocuo, tiene que cumplir otros requisitos: el sabor dulce debe
    percibirse rápidamente, y desaparecer también
    rápidamente, y tiene que ser lo más parecido
    posible al del azúcar común, sin regustos.
    También tiene que resistir las condiciones del alimento en
    el que se va a utilizar, así como los tratamientos a los
    que se vaya a someter.

    El uso de edulcorantes artificiales ha sido objeto de
    múltiples polémicas por lo que respecta a su
    seguridad a largo plazo. La forma más adecuada de enfocar
    esta polémica es desde la perspectiva del balance riesgo –
    beneficio. El consumidor tiene que decidir si asume en algunos
    casos un riesgo muy remoto como contrapartida de las ventajas que
    le reporta el uso de determinados productos, ventajas que en este
    caso serían la reducción de las calorías
    ingeridas sin renunciar a determinados alimentos o sabores.
    También deben tenerse en cuenta los efectos beneficiosos
    sobre el organismo de la limitación de la ingesta
    calórica, especialmente en la prevención de los
    trastornos cardiovasculares y de ciertos procesos
    tumorales. Aunque el efecto preventivo se produce
    fundamentalmente con la reducción del contenido de la
    grasa de la dieta, también puede contribuir la
    reducción del contenido energético global, y en
    este caso los edulcorantes artificiales serían una cierta
    ayuda. Por supuesto, son de gran interés
    para el mantenimiento de la calidad de
    vida de aquellas personas que por razones médicas
    tienen que controlar su ingestión de
    azúcares.

    E 952 Ciclamato y sus sales.
    Esta sustancia fue sintetizada por primera vez en 1937, y se
    utiliza como edulcorante artificial desde 1950. A partir de 1970,
    ante la sospecha de que podía actuar como
    cancerígeno, se ha prohibido su uso como aditivo
    alimentario en muchos países, entre ellos USA, Japón e
    Inglaterra. Es
    unas 50 veces más dulce que la sacarosa, y tiene un cierto
    regusto desagradable, que desaparece cuando se utiliza mezclado
    con la sacarina. Es muy estable, y no le afecta la acidez ni el
    calentamiento. Su utilización fundamental está en
    las bebidas carbónicas. También se puede utilizar
    en yogures edulcorados y como edulcorante de mesa. El ciclamato
    como tal es menos soluble en agua que sus sales, que son las que
    se utilizan habitualmente.

    El ciclamato no tiene la consideración universal
    de aditivo alimentario sin riesgos. Se han publicado trabajos
    indicando que, en animales de experimentación, dosis altas
    de esta sustancia actúan como cancerígeno y
    teratógeno, lo que significa que produce defectos en los
    fetos. También se han indicado otros posibles efectos
    nocivos producidos por su ingestión en dosis enormes, como
    la elevación de la presión
    sanguínea o la producción de atrofia
    testicular.

    Los datos acerca de
    su posible cancinogenicidad son conflictivos. El efecto
    cancerígeno no sería debido al propio ciclamato,
    sino a un producto derivado de él, la ciclohexilamina,
    cuya cancinogenicidad tampoco está aun totalmente
    aclarada. El organismo humano no es capaz de transformar el
    ciclamato en este derivado, pero sí la flora bacteriana
    presente en el intestino. El grado de transformación
    depende mucho de los individuos, variando pues también la
    magnitud del posible riesgo.

    Todos los datos acerca de los efectos negativos del
    ciclamato se han obtenido a partir de experimentos en
    animales utilizando dosis muchísimo mayores que las
    ingeridas por un consumidor habitual de bebidas bajas en
    calorías, por lo que la extrapolación no es
    fácil, y de hecho no existe un acuerdo general acerca de
    la seguridad o no del ciclamato. Desde su prohibición en
    Estados
    unidos, la principal compañía fabricante ha
    presentado a las entidades gubernamentales varias solicitudes
    para que esta prohibición fuera retirada, en base a los
    resultados de múltiples experimentos posteriores a su
    prohibición en los que no se demostraba que fuese
    cancerígeno.

    La elección, teniendo en cuenta que su presencia
    se indica en la etiqueta, corresponde finalmente al consumidor.
    Esta sustancia tiene mayores riesgos potenciales en el caso de
    los niños, a los que están destinados muchos
    productos que la contienen, ya que en ellos la dosis por unidad
    de peso es evidentemente mayor, al ser ellos más
    pequeños. También sería mas cuestionable su
    ingestión por mujeres embarazadas. El riesgo ocasionado
    por el consumo de este aditivo, caso de existir, es sin duda
    sumamente pequeño, pero existen otros edulcorantes
    alternativos cuyos riesgos parecen ser aun menores.

    E 954 Sacarina y sus sales
    La sacarina fue sintetizada en 1878, utilizándose como
    edulcorante desde principios del
    presente siglo. Es varios cientos de veces más dulce que
    la sacarosa. La forma más utilizada es la sal
    sódica, ya que la forma ácida es muy poco soluble
    en agua. Tiene un regusto amargo, sobre todo cuando se utiliza a
    concentraciones altas, pero este regusto puede minimizarse
    mezclándola con otras sustancias. Es un edulcorante
    resistente al calentamiento y a los medios
    ácidos,
    por lo que es muy útil en muchos procesos de
    elaboración de alimentos. En España se
    utiliza en bebidas refrescantes, en yogures edulcorados y en
    productos dietéticos para diabéticos.

    Ya desde los inicios de su utilización la
    sacarina se ha visto sometida a ataques por razones de tipo
    económico, al provocar con su uso la disminución
    del consumo de azúcar, así como por su posible
    efecto sobre la salud de los consumidores. En los años
    setenta varios grupos de
    investigadores indicaron que dosis altas de sacarina (5% del peso
    total de la dieta) eran capaces de inducir la aparición de
    cáncer de vejiga en las ratas.

    La sacarina no es mutágena. Su efecto en la
    vejiga de las ratas se produce mediante una irritación
    continua de este órgano producida por cambios en la
    composición global de la orina que, entre otros efectos,
    dan lugar a cambios en el pH y a la formación de
    precipitados minerales. El
    ataque continuo tiene como respuesta la proliferación
    celular para reparar los daños, y en algunos casos estas
    proliferación queda fuera de control y da lugar a la
    producción de tumores. Es interesante constatar que el
    efecto de formación de precipitados en la orina de las
    ratas se debe en gran parte o en su totalidad al sodio que
    contiene la sacarina, ya que la forma libre o la sal de calcio no
    producen este efecto.

    La sacarina no es pues cancinógena por si misma,
    sino a través de su efecto como desencadenante de una
    agresión fisicoquímica a la vejiga de la rata, que
    induce la proliferación celular. Con concentraciones en la
    dieta (las utilizadas realmente por las personas) en las que no
    exista absolutamente ninguna posibilidad de que se produzca esta
    agresión a la vejiga, el riesgo no será muy
    pequeño, sino simplemente nulo. No obstante, el uso de la
    sacarina esta prohibido en algunos países como
    Canadá. En Estados unidos se planteó su
    prohibición en 1977, pero las campañas de las
    empresas
    afectadas y de algunas asociaciones, entre ellas las de
    diabéticos, motivaron que se dictara una moratoria a la
    prohibición. La situación de la sacarina
    quedó pues inestable en Estados unidos, estando sometida a
    normas de
    etiquetado estrictas con frases del tipo "Este producto contiene
    sacarina, de la que se ha determinado que produce cáncer
    en animales de laboratorio" y
    "el uso de este producto puede ser peligroso para su
    salud".

    E 951 Aspartamo

    Es el
    más importante de los nuevos edulcorantes artificiales.
    Descubierto en 1965, se autorizó su uso inicialmente en
    Estados Unidos como edulcorante de mesa, aunque desde 1983 se
    autorizó en ese país como aditivo en una amplia
    serie de productos. Químicamente está formado por
    la unión de dos aminoácidos (fenilalanina y
    ácido aspártico), uno de ellos modificado por la
    unión de una molécula de metanol. Aunque como tal
    no existe en la naturaleza, sí que existen sus
    componentes, en los que se transforma durante la
    digestión. Es varios cientos de veces más dulce que
    el azúcar. Por esta razón, aunque a igualdad de
    peso aporta las mismas calorías aproximadamente que el
    azúcar, en las concentraciones utilizadas habitualmente
    este aporte energético resulta despreciable.

    El aspartamo no tiene ningún regusto, al
    contrario que los otros edulcorantes, y es relativamente estable
    en medio ácido, pero resiste mal el calentamiento fuerte,
    por lo que presenta problemas para
    usarse en repostería.
    El aspartamo se
    transforma inmediatamente en el organismo en fenilalanina,
    ácido aspártico y metanol. Los dos primeros son
    constituyentes normales de las proteínas,
    componentes naturales de todos los organismos y dietas posibles.
    La fenilalanina es además un aminoácido esencial,
    es decir, que el hombre no
    puede sintetizarlo en su organismo y tiene que obtenerlo
    forzosamente de la dieta. Sin embargo, la presencia de
    concentraciones elevadas de fenilalanina en la sangre
    está asociada al retraso mental severo en una enfermedad
    congénita rara, conocida con el nombre de fenilcetonuria,
    producida por la carencia de un enzima esencial para degradar
    este aminoácido. La utilización de aspartamo a los
    niveles concebibles en la dieta produce una elevación de
    la concentración de fenilanalina en la sangre menor que la
    producida por una comida normal. Cantidades muy elevadas, solo
    ingeribles por accidente, producen elevaciones de la
    concentración de fenilalanina en la sangre inferiores a
    las consideradas nocivas, que además desaparecen
    rápidamente. Sin embargo, en el caso de las personas que
    padecen fenilcetonuria, el uso de este edulcorante les
    aportaría una cantidad suplementaria de fenilalanina, lo
    que no es aconsejable. Por otra parte, el metanol es un producto
    tóxico, pero la cantidad formada en el organismo por el
    uso de este edulcorante es muy inferior a la que podría
    representar riesgos para la salud, y, en su uso normal, inferior
    incluso a la presente en forma natural en muchos alimentos, como
    los zumos de frutas.

    E 950 Acesulfamo K
    Es un compuesto químico relativamente sencillo,
    descubierto casi por azar en 1967. Es aproximadamente 200 veces
    más dulce que el azúcar, con una gran estabilidad
    ante los tratamientos tecnológicos y durante el
    almacenamiento. En el aspecto biológico, la acesulfama K
    no se metabólica en el organismo humano,
    excretándose rápidamente sin cambios
    químicos, por lo que no tiende a acumularse. Su uso se
    autorizó en Inglaterra, en 1983; desde entonces se ha
    autorizado en Alemania,
    Italia, Francia,
    Estados Unidos y en otros países, y esta incluida dentro
    de la nueva lista de aditivos autorizados de la Unión
    Europea. En España todavía no se
    utiliza.

    E 957 Taumatina
    Es una proteína extraída de una planta de
    África Occidental, que en el organismo se metaboliza como
    las demás proteínas de la dieta. Figura en el
    libro Guiness
    de los records como la sustancia más dulce conocida, unas
    2500 veces más que el azúcar. Tiene un cierto
    regusto a regaliz, y, mezclada con glutamato, puede utilizarse
    como potenciador del sabor. Se utiliza en Japón desde
    1979. En Inglaterra está autorizada para endulzar
    medicinas, en USA para el chicle y en Australia como agente
    aromatizante.

    E 959 Neohesperidina dihidrocalcona
    La denominada neoesperidina dihidrocalcona (NHDC) se obtiene por
    modificación química de una
    sustancia presente en la naranja amarga , Citrus aurantium. Es
    entre 250 y 1800 veces mas dulce que la sacarosa, y tiene un
    sabor dulce mas persistente, con regusto a regaliz. Se degrada en
    parte por la acción de la flora intestinal.

    Potenciadores de sabor
    Potenciadores de sabor (de E620 a E640). Aumentan los sabores del
    alimento -tradicionalmente se han usado: la sal, las especias, el
    azúcar y el vinagre -. El glutamato monosódico es
    el más conocido y se obtiene mediante un proceso de
    hidrólisis a partir de los cereales, la remolacha o las
    judías de soja. Se
    añaden a los productos industriales por ser
    insípidos y de peor calidad.

    Los potenciadores del sabor son sustancias que, a las
    concentraciones que se utilizan normalmente en los alimentos, no
    aportan un sabor propio, sino que potencian el de los otros
    compoentes presentes. Además influyen también en la
    sensación de "cuerpo" en el paladar y en la de viscosidad,
    aumentando ambas. Esto es especialmente importante en el caso de
    sopas y salsas, aunque se utilizan en muchos más
    productos.

    Según la OCU, los que van del E620 al E623,
    además de engañar al paladar, pueden ser
    tóxicos. Las sopas deshidratadas, los sazonadores para
    carne y pescado, los aperitivos salados, la charcutería o
    las croquetas congeladas, son los preparados que más
    glutamato contienen. Si se supera un gramo de glutamato diario
    puede sufrirse el llamado síndrome del restaurante chino,
    que provoca distintos problemas gastrointestinales, visión
    borrosa, dolores de cabeza, debilidad, diversas
    patologías, sudoración y enrojecimiento.

    Además de los aditivos hay una gran cantidad de
    productos, vitaminas o
    derivados de animales que se añaden a los alimentos y
    productos de consumo que también debemos evitar, como los
    siguientes ejemplos:
    1. La gelatina, obtenida de los huesos, cartílago y
    piel de vacas
    y cerdos, se encuentra en pastelería, dulces, yogures,
    cosméticos, en la envoltura de las vitaminas,
    película fotográfica, etc.
    2. La glicerina animal -como el glicerol E422 derivado de la
    industria jabonera -, se encuentra en las pastas de dientes,
    jabones, cosméticos, lubricantes, etc. También se
    consigue del petróleo.
    3. La vitamina A puede ser de aceite de hígado de pescado,
    yema de huevo, mantequilla, o del caroteno de las zanahorias; la
    vitamina B-12 se obtiene habitualmente de hígado animal,
    pero la sintética es vegetal, aunque viene en una
    cápsula de gelatina animal; la vitamina D se obtiene
    exponiéndose brevemente a la luz solar; la D2
    (ergo-calciferol) es vegetal y se obtiene irradiando ergosterol,
    una provitamina de las plantas o la
    levadura, pero la D3 (chole-calciferol) se deriva del aceite de
    pescado o de la lanolina, la grasa que contiene la lana de las
    ovejas. Estas vitaminas se usan en las comidas preparadas y en
    suplementos alimenticios.

    E-620 acido L-glutámico
    E-621 Glutamato de sodio
    E-622 Glutamato de potasio
    E-623 Glutamato de calcio
    E-624 Glutamato amónico
    E-625 Glutamato de magnesio
    El ácido L-glutámico es un aminoácido,
    componente estructural de las proteínas y, por tanto, al
    formar parte de ellas, se encuentra presente en todos los seres
    vivos (un hombre adulto tiene en su cuerpo alrededor de 2 Kg) y
    en casi todos los alimentos (la ingestión diaria de
    ácido glutámico por parte de una persona con una
    dieta normal es del orden de los 20 g). En forma libre se
    encuentra también en muchos alimentos, aunque en
    peque–a cantidad, especialmente en tomates y
    champiñones. Esta es probablemente una de las razones de
    que éstos sean tan útiles como componentes de
    guarniciones, salsas y sopas. También se encuentra libre
    en los peces de
    la familia de
    los túnidos, a los que confiere su peculiar sabor a carne,
    distinto del de los otros pescados, y en algunos quesos.
    Metabólicamente, el ácido L-glutámico es
    prácticamente equivalente en forma libre o combinada, ya
    que las proteínas se destruyen en el aparato
    digestivo, produciendo los aminoácidos individuales,
    que son los que se absorben. Sin embargo, solo tiene efecto sobre
    el sabor en forma libre.

    El ácido glutámico se aisló por
    primera vez en 1866, y en 1908 se descubrió que era el
    componente responsable del efecto potenciador del sabor de los
    extractos del alga Laminaria japonica, usados tradicionalmente en
    la cocina japonesa. Desde 1909 se produce comercialmente para su
    uso como aditivo alimentario. El método
    más usado es por fermentación de azúcares
    residuales de la industria agroalimentaria, siendo Japón y
    Estados Unidos los principales productores.

    El ácido D-glutámico, muy parecido
    químicamente, no tiene actividad ni como elemento de
    construcción de las proteínas ni
    como potenciador del sabor.
    Su toxicidad es mínima. A partir de experimentos con
    animales se puede deducir que la dosis letal para un hombre
    adulto sería de bastante más de 1 Kg ingerido de
    una sola vez.

    A partir de 1968 empezó a hablarse del
    "síndrome del restaurante chino", designando por este
    término una serie de síntomas (hormigueo,
    sonmolencia, sensación de calor y opresión en la
    cara,,,) de los que se acusaba a la ingestión de
    cantidades relativamente elevadas de glutamato, muy utilizado en
    la cocina oriental. En un estudio de hace 10 a–os se
    estimaba que este fenómeno podía afectar al 1-2% de
    los adultos, pero sólo a concentraciones en los alimentos
    del orden de 30 g/Kg. Además, muchas de las personas que
    alegan ser sensibles al glutamato no lo son en realidad, no
    presentando los síntomas descritos en pruebas
    ciegas. Cuando estos síntomas subjetivos se presentan,
    desaparecen rápidamente, y no van acompa–ados de
    cambios fisiológicos (temperatura
    local, presión arterial, etc.). El ácido
    glutámico no es un aminoácido esencial, es decir,
    el organismo humano es capaz por sí mismo de fabricar todo
    el que necesita a partir de otros componentes.

    Cuando la ingesta es mayor que la necesaria para la
    fabricación de proteína, se utiliza el exceso como
    una fuente de energía.
    El cerebro tiene una
    concentración de ácido glutámico libre unas
    100 veces superior a la de la sangre. No obstante, la
    ingestión de esta sustancia no le afecta positiva ni
    negativamente. Las advertencias sobre su toxicidad para el
    cerebro que se encuentran a veces se basan en el efecto sobre
    animales a dosis enormes, que extrapoladas al hombre
    representarían del orden de 1/4 de Kg de una sóla
    vez, y además inyectado. No obstante, la mayor
    sensibilidad del cerebro en animales jóvenes hace que haya
    dejado de utilizarse en alimentos infantiles en muchos paises (en
    bastantes, de forma voluntaria por los fabricantes). Tampoco
    tiene ningún efecto positivo sobre la inteligencia o
    la capacidad de estudio, como dan a entender ocasionalmente
    algunos comercializadores de suplementos dietéticos y de
    alimentos "milagrosos".

    E-626 acido guanílico, GMP
    E-627 Guanilato sódico
    E-628 Guanilato potásico
    E-629 Guanilato cálcico
    E-630 Acido inosínico, IMP
    E-631 Inosinato sódico
    632 Inosinato potásico
    E-633 Inosinato cálcico
    E-635 5'-Ribonucleótido de sodio
    Son potenciadores del sabor mucho más potentes que el
    glutamato (más de 20 veces). Se utilizan como aditivos
    alimentarios desde principios de los a–os sesenta,
    usualmente mezclados entre ellos y con el glutamato (el E-635 ya
    es en realidad una mezcla de diferentes ribonucleótidos).
    Se obtienen por hidrólisis, seguida usualmente de otras
    modificaciones químicas, a partir de levaduras o de
    extractos de carne o de pescado.
    Se utilizan especialmente en derivados cárnicos, fiambres,
    patés, en repostería y galletas y en sopas y caldos
    deshidratados, en los que aumentan la sensación de cuerpo
    y viscosidadTambién se utilizan en salsas.
    Estas sustancias se encuentran naturalmente en todos los
    organismos (incluyendo el hombre) ya que son precursores de
    sustancias muy importantes fisiológicamente, por ejemplo
    del ATP y GTP, transportadores de energía, y de los
    ácidos nucleicos, portadores de la información genética.
    Sin embargo, las personas con un exceso de ácido
    úrico deben evitar alimentos ricos en estos componentes,
    ya los contengan en forma natural o como aditivo, ya que el
    ácido úrico es el producto final de su metabolismo.
    En la carne, los peces y en algunos crustáceos el IMP se
    forma en cantidades elevadas tras la muerte del
    animal. En los arenques puede alcanzar concentraciones de hasta
    2,8 g/kg, desapareciendo luego con el transcurso del tiempo, al
    perder éstos la frescura.

    E-636 Maltol
    E-637 Etil maltol
    El maltol se forma por rotura de los azúcares,
    especialmente de la fructosa durante su calentamiento. Aparece
    espontáneamente en el procesado de algunos alimentos,
    especialmente en el tostado de la malta, de donde toma el nombre,
    pero también en la elaboración de productos de
    repostería, galletas, en el tostado del cafe o del
    cacao, etc. El etil maltol no se conoce como componente natural
    de los alimentos.

    Estas sustancias tienen olor a caramelo, potenciando el
    sabor dulce de los azúcares y permitiendo reducir la
    cantidad que debe a–adirse para conseguir un sabor dado. El
    etil maltol es alrededor de cinco veces más potente que el
    maltol. Se utilizan únicamente como aditivos directos en
    repostería, confitería, bollería y
    elaboración de galletas. Sin embargo, puede formar
    también parte de los aromas de fritos, o en los de
    caramelo que se utilizan en la elaboración de yogures,
    postres, chicles, etc. La ingestión diaria admisible es de
    1 mg/Kg de peso para el maltol y de 2 mg/Kg para el etil maltol.
    Estas sustancias se absorben en el intestino y se eliminan
    facilmente en la orina, por un mecanismo común con el de
    otras muchas sustancias extra–as al organismo.

    7. Antioxidantes
    Los antioxidantes (E300-E321) evitan que los alimentos se oxiden
    y se pongan rancios. Las vitamina C y E son antioxidantes
    naturales, aunque se suelen emplear otros sintéticos y
    más baratos como el BHA (Butil-hidroxi-anisol) o E320, y
    el BHT (Butil-hidroxitoluol) o E321 (que producen problemas
    toxicológicos), la lecitina obtenida generalmente de la
    soja, los cacahuetes, el maíz o la
    clara de huevo, los galatos, el tocoferol (vitamina E). Son
    normalmente de origen mineral o vegetal, se añaden a los
    productos de la fruta, en forma de ácido ascórbico,
    a los aceites y grasas, las patatas fritas, las galletas, los
    cereales para el desayuno, las sopas preparadas, el vino y la
    cerveza.

    La oxidación de las grasas es la forma de
    deterioro de los alimentos más importante después
    de las alteraciones producidas por microorganismos.
    La reacción de oxidación es una reacción en
    cadena, es decir, que una vez iniciada, continúa
    acelerándose hasta la oxidación total de las
    sustancias sensibles. Con la oxidación, aparecen olores y
    sabores a rancio, se altera el color y la textura, y desciende el
    valor nutritivo al perderse algunas vitaminas y ácidos
    grasos poliinsaturados. Además, los productos formados en
    la oxidación pueden llegar a ser nocivos para la
    salud.

    Las industrias alimentarias intentan evitar la
    oxidación de los alimentos mediante diferentes
    técnicas, como el envasado al vacío o en
    recipientes opacos, pero tambien utilizando antioxidantes. La
    mayoría de los productos grasos tienen sus propios
    antioxidantes naturales, aunque muchas veces estos se pierden
    durante el procesado (refinado de los aceites, por ejemplo),
    pérdida que debe ser compensada. Las grasas vegetales son
    en general más ricas en sustancias antioxidantes que las
    animales. También otros ingredientes, como ciertas
    especias (el romero, por ejemplo), pueden aportar antioxidantes a
    los alimentos eleborados con ellos.

    Por otra parte, la tendencia a aumentar la
    insaturación de las grasas de la dieta como una forma de
    prevención de las enfermedades coronarias hace más
    necesario el uso de antioxidantes, ya que las grasas insaturadas
    son mucho más sensibles a los fenómenos de
    oxidación.

    Los antioxidantes pueden actuar por medio de diferentes
    mecanismos:
    – Deteniendo la reacción en cadena de oxidación de
    las grasas.
    – Eliminando el oxígeno
    atrapado o disuelto en el producto, o el presente en el espacio
    que queda sin llenar en los envases, el denominado espacio de
    cabeza.
    – Eliminando las trazas de ciertos metales, como el
    cobre o el
    hierro, que
    facilitan la oxidación.

    Los que actúan por los dos primeros mecanismos
    son los antioxidantes propiamente dichos, mientras que los que
    actúan de la tercera forma se agrupan en la
    denominación legal de "sinérgicos de
    antioxidantes", o mas propiamente, de agentes
    quelantes
    . Los antioxidantes frenan la
    reacción de oxidación, pero a costa de destruirse
    ellos mismos. El resultado es que la utilización de
    antioxidantes retrasa la alteración oxidativa del
    alimento, pero no la evita de una forma definitiva. Otros
    aditivos alimentarios (por ejemplo, los sulfitos) tienen una
    cierta acción antioxidante, además de la
    acción primaria para la que específicamente se
    utilizan.

    E 300 ACIDO ASCORBICO
    E 301 ASCORBATO SODICO
    E 302 ASCORBATO CALCICO
    E 304 PALMITATO DE ASCORBILO
    El ácido L-ascórbico es la vitamina C. El acetato y
    palmitato de ascorbilo se hidrolizan facilmente en el organismo,
    dando ácido ascórbico y ácido acético
    o palmítico, respectivamente.
    El ácido L-ascórbico se obtiene industrialmente por
    un conjunto de reacciones químicas y procesos
    microbiológicos. Los demás compuestos se preparan
    facilmente partiendo de él.
    El ácido ascórbico y sus derivados son muy
    utilizados. Son muy solubles en agua, excepto el palmitato de
    ascorbilo, que es más soluble en grasas. La
    limitación en su uso está basada más en
    evitar el enmascaramiento de una mala manipulación que en
    razones de seguridad. En España el E-304 está
    autorizado en aceites de semillas. El acido ascórbico y
    sus derivados se utilizan en productos cárnicos y
    conservas vegetales y en bebidas refrescantes, zumos, productos
    de repostería y en la cerveza, en la que se utiliza el
    ácido ascórbico para eliminar el oxígeno del
    espacio de cabeza. El ácido ascórbico contribuye a
    evitar el oscurecimiento de la fruta cortada en trozos y a evitar
    la corrosión de los envases metálicos.
    También se utiliza el ácido ascórbico en
    panadería, no como antioxidante sino como auxiliar
    tecnológico, para mejorar el comportamiento
    de la masa. Su adición a mostos y vinos permite reducir el
    uso de sulfitos. El ácido ascórbico es una vitamina
    para el hombre y algunos animales, y como tal tiene una
    función biológica propia. Además mejora la
    absorción intestinal del hierro presente en los alimentos
    e inhibe la formación de nitrosaminas, tanto en los
    alimentos como en el tubo digestivo.

    Se ha propuesto el uso de dosis enormes (varios gramos
    diarios) de esta vitamina con la idea de que ayudaría a
    prevenir una multitud de enfermedades, desde el resfriado
    común hasta el cancer. No se
    ha comprobado que estas dosis masivas tengan alguna utilidad, pero
    sí que no parecen ser peligrosas, al eliminarse el exceso
    de vitamina C facilmente por la orina. Por tanto, las dosis,
    mucho menores, empleadas como antioxidante en los aditivos pueden
    considerarse perfectamente inocuas. Su utilidad como vitamina
    tampoco es muy grande en este caso, ya que en gran parte se
    destruye al cumplir su papel de antioxidante. La adición
    de ácido ascórbico como antioxidante no permite
    hacer un uso publicitario del potencial enriquecimiento en
    vitamina C del alimento.
    En algunos paises, entre ellos Estados Unidos, se utilizan como
    aditivos alimentarios sustancias semejantes al ácido
    ascórbico (ácido eritórbico), pero que no
    tienen actividad vitamínica. En la Unión Europea
    esta autorizado para su utilización en le
    futuro.

    E 306 EXTRACTOS DE ORIGEN NATURAL RICOS EN
    TOCOFEROLES
    E 307 ALFA-TOCOFEROL
    E 308 GAMMA-TOCOFEROL
    E 309 DELTA-TOCOFEROL
    El conjunto de tocoferoles se llama también vitamina E. No
    obstante, el uso de tocoferoles como antioxidantes en un alimento
    no autoriza a indicar en su publicidad que ha
    sido enriquecido con dicha vitamina. El más activo como
    vitamina es el alfa, pero también el gamma tiene cierto
    valor. El menos activo es el delta, que tiene una actividad
    biológica como vitamina de sólo alrededor del 1% de
    la del alfa, aunque ésta depende mucho también del
    método utilizado en su medida. Los tocoferoles
    sintéticos tienen una actividad vitamínica algo
    menor que los naturales, al ser mezclas de los
    dos isómeros posibles.

    La cantidad de estas sustancias ingeridas como un
    componente natural de los alimentos es en general mucho mayor que
    la que se ingiere por su uso como aditivo alimentario, ya que se
    utiliza a concentraciones muy bajas. Al aceite de oliva refinado
    puede añadirse como antioxidante E-307, exclusivamente
    para substituir al perdido en el procesado. Se utilizan tambien
    en aceites de semillas, en conservas vegetales y en quesos
    fundidos.

    Los tocoferoles abundan de forma natural en las grasas
    vegetales sin refinar, y especialmente en los aceites de germen
    de trigo, arroz, maiz o soja. Se
    obtienen industrialmente como un subproducto del refinado de
    estos aceites (E 306) o por síntesis química. Su
    actividad como antioxidante parece seguir el orden inverso a su
    actividad biológica como vitamina, siendo el más
    eficaz el delta. Sólo son solubles en las grasas, no en
    el agua, por
    lo que se utilizan en alimentos grasos. En las grasas utilizadas
    en fritura desaparecen rápidamente por oxidación.
    El uso conjunto de antiespumantes, al hacer menor el contacto del
    aceite con el aire, los protege en cierto grado. Son unos
    protectores muy eficaces de la vitamina A, muy sensible a la
    oxidación. Al igual que el ácido ascórbico,
    evitan la formación de nitrosaminas en los alimentos. La
    función biológica de la vitamina E es similar a su
    función como aditivo, es decir, la de proteger de la
    oxidación las grasas insaturadas. Aunque es esencial para
    el organismo humano, no se conocen deficiencias nutricionales de
    esta vitamina. No obstante, dosis muy elevadas (más de 700
    mg de alfa-tocoferol por día) pueden causar efectos
    adversos.

    E 310 GALATO DE PROPILO
    E 311 GALATO DE OCTILO
    E 312 GALATO DE DODECILO
    Se usan como antioxidantes alimentarios desde los años
    cuarenta. Su propiedad
    tecnológica más importante es su poca resistencia al
    calentamiento, por lo que son poco útiles para proteger
    aceites de fritura o alimentos sometidos a un calor fuerte
    durante su fabricación, como las galletas o los productos
    de repostería. Por su parte, el galato de propilo es algo
    soluble en agua, y, en presencia de trazas de hierro, procedentes
    del alimento o del equipo utilizado en el procesado, da lugar a
    la aparición de colores azul
    oscuro poco atractivos. Esto puede evitarse añadiendo
    también al producto ácido cítrico. Se
    utilizan, mezclados con BHA (E 320) y BHT (E 321) para la
    protección de grasas y aceites comestibles. En
    España, se utilizan galatos, BHA y BHT en conjunto, en
    aceites, con la excepción del aceite de oliva.
    También se utilizan en repostería o
    pastelería, galletas,en conservas y semiconservas de
    pescado y en queso fundido.

    E 320 BUTIL-HIDROXI-ANISOL (BHA)
    Este antioxidante sintético se utilizó inicialmente
    en la industria petrolífera. Desde los años
    cuarenta se utiliza como aditivo alimentario. Solamente es
    soluble en grasas y no en agua. Resulta muy eficaz en las grasas
    de fritura, ya que no se descompone o evapora, como hacen los
    galatos o el BHT, pasando al producto frito y
    protegiéndolo. Se utiliza para proteger las grasas
    utilizadas en repostería, fabricación de galletas,
    sopas deshidratadas, etc. Su seguridad ha sido discutida
    extensamente. No tiene acción mutagénica, pero es
    capaz de modular el efecto de ciertos carcin[ogenos sobre
    animales de experimentación, potenciando o inhibiendo su
    acción, en función del carcinógeno de que se
    trate. Esto puede estar relacionado con su actividad sobre los
    enzimas
    hepáticos encargados de la eliminación de
    sustancias extrañas al organismo, que activan o destruyen
    a ciertos carcinógenos. El BHA a dosis elevadas provoca,
    en la rata, la proliferación anormal de células en
    ciertos puntos de su tubo digestivo, y lesiones
    neoplásicas con dosis aún más altas, por un
    mecanismo no bien conocido. Las diferencias anatómicas
    hacen que esto no sea extrapolable a la especie humana, aunque la
    proliferación anormal de células se ha demostrado
    también en el esófago de monos tratados con BHA.
    Su utilización está autorizada en la mayoría
    de los paises (CE y USA entre ellos), pero no en otros, por
    ejemplo Japón. La tendencia mundial es a la
    reducción del uso de este antioxidante y del BHT (E-321).
    Usualmente se utiliza combinado con otros antioxidantes,
    especialmente con el BHT (E-321), ya que potencian mutuamente sus
    efectos. En España, las dosis máximas autorizadas
    lo son siempre considerando la suma total de estos
    antioxidantes.

    E 321 BUTIL-HIDROXI-TOLUENO (BHT)
    Es otro antioxidante sintético procedente de la industria
    petrolífera reciclado su uso como aditivo alimentario. Se
    utiliza prácticamente simpre mezclado con el BHA (E-320),
    tiene sus mismas aplicaciones, y , en general, las mismas
    limitaciones legales.
    Esta sustancia no es mutagénica, pero como el BHA, es
    capaz de modificar la acción de ciertos
    carcinógenos. Se elimina en la orina combinado a otras
    sustancias, por una vía metabólica común a
    muchos otros compuestos extraños al organismo. El BHT a
    dosis muy altas, produce lesiones hemorrágicas en ratas y
    ratones, pero no en otras especies animales. Esto puede ser
    debido fundamentalmente a que interfiere con el metabolismo de la
    vitamina K, a cuya carencia son especialmente sensibles estos
    roedores.
    El BHT, a dosis relativamente altas, afecta la reproducción en la rata, especialmente el
    número de crías por camada y la tasa de crecimiento
    durante el período de lactancia. En función de
    estos datos, la OMS ha rebajado recientemente la ingestión
    diaria admisible.

    E 512 CLORURO ESTANNOSO
    Puede utilizarsecomo aditivo exclusivamente para
    esparragós enlatados, aunque prácticamente no se
    utiliza. El estaño se absorbe muy poco en el tubo
    digestivo, lo que contribuye a su escasa toxicidad.

    8. Colorantes

    Los colorantes (de E100 a E199). De origen natural y
    artificial, utilizados en confitería, refrescos,
    pastelería, quesos, mantequilla, margarina, frutas
    envasadas, etc. Exceptuando los colorantes obtenidos de los
    insectos, como el E 120, su origen suele ser sintético:
    derivados minerales de la hulla o el
    petróleo, o natural, derivados de plantas: clorofilas,
    carotenoides, cúrcuma, etc. A pesar de las declaraciones
    de los fabricantes y distribuidores, el El0l, El0la, y el E153,
    pueden ser derivados de origen animal.

    La Organización de Consumidores y Usuarios
    (OCU) considera que los colorantes son inadmisibles,
    engañosos e inútiles.
    El color es la primera sensación que se percibe de un
    alimento, y la que determina el primer juicio sobre su calidad.
    Es también un factor importante dentro del conjunto de
    sensaciones que aporta el alimento, y tiende a veces a modificar
    subjetivamente otras sensaciones como el sabor y el olor. Es
    posible, por ejemplo, confundir a un panel de catadores
    coloreando productos como los helados con un color que no
    corresponda con el del aroma utilizado. Los alimentos naturales
    tienen su propio color, por lo que en principio parecería
    como ideal su mantenimiento a lo largo del proceso de
    transformación. Sin embargo, los consumidores prefieren en
    determinados alimentos un color constante, que no varíe
    entre los diferentes lotes de fabricación de un producto.
    La variabilidad natural de las materias primas hace que este
    color normalizado solo pueda obtenerse modificándolo de
    forma artificial. Por otra parte, muchas sustancias colorantes
    naturales de los alimentos son muy sensibles a los tratamientos
    utilizados en el procesado (calor, acidez, luz, conservantes,
    etc.), destruyéndose, por lo que deben substituirse por
    otras más estables. Otros alimentos, como los caramelos, o
    como los productos de alta tecnología aparecidos
    recientemente en el mercado como imitaciones de mariscos, no
    tienen ningún color propio, y, para hacerlos más
    atractivos deben colorearse artificialmente. El coloreado
    también contribuye a la identificación visual del
    producto por parte del consumidor, y en muchos casos un buen
    proceso de coloreado puede condicionar el éxito o
    fracaso comercial de un producto. La práctica de colorear
    los alimentos tiene una larga tradición, ya que algunos
    productos naturales como el azafrán o la cochinilla eran
    ya conocidos por las civilizaciones antiguas. También data
    de antiguo el uso incorrecto de sustancias colorantes
    perjudiciales para la salud, y su denuncia pública. Ya en
    1820, F. Accum publicó en Londres un libro denunciando el
    uso de compuestos de cobre, plomo y arsénico, muy
    tóxicos, para colorear fraudulentamente los alimentos.
    Actualmente las regulaciones legales han hecho desaparecer muchos
    de los colorantes utilizados anteriormente. Por otra parte,
    existe una cierta tendencia a utilizar cuando es posible colores
    naturales en lugar de colorantes
    sintéticos
    , motivada por la
    presión de un sector importante de los consumidores.
    Analizado objetivamente, el coloreado de los alimentos es una
    actividad "cosmética", que no contribuye a mejorar su
    conservación o calidad nutritiva, por lo que el nivel de
    riesgo aceptable para un beneficio pequeño ha de ser
    forzosamente muy bajo.

    Colorantes Naturales
    La distinción entre natural y artificial, términos
    muy utilizados en las polémicas sobre la salubridad de los
    alimentos, es de difícil aplicación cuando se
    quiere hablar con propiedad de los colorantes alimentarios. En
    sentido estricto, solo sería natural el color que un
    alimento tiene por sí mismo. Esto puede generalizarse a
    los colorantes presentes de forma espontánea en otros
    alimentos y extraíbles de ellos, pero puede hacer confusa
    la situación de aquellas sustancias totalmente
    idénticas pero obtenidas por síntesis
    química. También la de colorantes obtenidos de
    materiales
    biológicos no alimentarios, insectos, por ejemplo, y la de
    aquellos que pueden bien añadirse o bien formarse
    espontáneamente al calentar un alimento, como es el caso
    del caramelo.
    Los colorantes naturales son considerados en general como inocuos
    y consecuentemente las limitaciones específicas en su
    utilización son menores que las que afectan a los
    colorantes artificiales.

    E-100 Curcumina
    Es el colorante de la curcuma, especia obtenida del rizoma de la
    planta del mismo nombre cultivada en la India.

    En tecnología de alimentos se utiliza,
    además del colorante parcialmente purificado, la especia
    completa y la oleorresina; en estos casos su efecto es
    también el de aromatizante. La especia es un componente
    fundamental del curry, al que confiere su color amarillo intenso
    característico. Se utiliza también como colorante
    de mostazas, en preparados para sopas y caldos y en algunos
    productos cárnicos. Es también un colorante
    tradicional de derivados lácteos.
    Se puede utilizar sin más límite que la buena
    práctica de fabricación en muchas aplicaciones, con
    excepciones como las conservas de pescado, en las que el
    máximo legal es 200 mg/kg, las conservas vegetales y el
    yogur, en las que es 100 mg/kg, y en el queso fresco, en el que
    este máximo es sólo 27 mg/Kg.
    El colorante de la curcuma se absorbe relativamente poco en el
    intestino, y aquel que es absorbido se elimina rápidamente
    por vía biliar. Tiene una toxicidad muy pequeña. La
    especia completa es capaz de inducir ciertos efectos de tipo
    teratogénico en algunos experimentos. La dosis diaria
    admisible para la OMS es, provisionalmente, de hasta 0,1 mg/kg de
    colorante, y 0,3 mg/kd de oleorresina.

    E-101 Riboblavina
    La riboflavina es una vitamina del grupo B,
    concretamente la denominada B2. Es la sustancia que da color
    amarillo al suero de la leche, alimento que es la principal
    fuente de aporte, junto con el hígado. Industrialmente la
    riboflavina se obtiene por síntesis química o por
    métodos
    biotecnológicos.
    Como colorante tiene la ventaja de ser estable frente al
    calentamiento, y el inconveniente de que, expuesta a la luz solar
    o a la procedente de tubos fluorescentes es capaz de iniciar
    reacciones que alteran el aroma y el sabor de los alimentos. Este
    efecto puede ser importante por ejemplo en la leche esterilizada
    envasada en botellas de vidrio.

    Este aditivo es relativamente poco utilizado. Cuando se
    emplea como colorante no pueden hacerse indicaciones acerca del
    enriquecimiento vitamínico en la publicidad del alimento.
    En España se limita su uso en el yogur a 100 mg/kg y en
    las conservas de pescado a 200 mg/kg. En otros productos no tiene
    limitación.

    Aunque es una vitamina, y por tanto esencial para el
    organismo, su deficiencia no produce una enfermedad
    específica, como en el caso de la deficiencia de otras
    vitaminas, sino solamente una serie de alteraciones en la mucosa
    bucal que no suelen ser graves. Las necesidades de riboflavina
    para una persona normal se sitúan en torno a los 2
    mg/día. Los estados carenciales, no graves, no son
    demasiado raros. Al ser una vitamina hidrosoluble, un eventual
    exceso no se acumula, sino que se elimina fácilmente y por
    tanto no resulta perjudicial. Es relativamente poco soluble, lo
    que dificulta la absorción de dosis muy grandes. En
    experimentos con animales, la riboflavina prácticamente
    carece de toxicidad. La dosis diaria aceptable es de hasta 5
    mg/Kg de peso.

    E-120, Cochinilla, ácido carmínico
    El ácido carmínico, una sustancia química
    compleja, se encuentra presente en las hembras con crías
    de ciertos insectos de la familia Coccidae
    , parásitos de algunas especies de cactus. Durante el
    siglo pasado, el principal centro de producción fueron las
    Islas Canarias, pero actualmente se obtiene principalmente en
    Perú y en otros países americanos. Los insectos que
    producen esta sustancia son muy pequeños, hasta tal punto
    que hacen falta unos 100.000 para obtener 1 Kg. de producto, pero
    son muy ricos en colorante, alcanzando hasta el 20% de su peso
    seco. El colorante se forma en realidad al unirse la sustancia
    extraída con agua caliente de los insectos, que por si
    misma no tiene color, con un metal como el aluminio, o el
    calcio y para algunas aplicaciones (bebidas especialmente) con el
    amoniaco. Es probablemente el colorante con mejores
    características tecnológicas de entre los
    naturales, pero se utiliza cada vez menos debido a su alto
    precio.
    Confiere a los alimentos a los que se añade un color rojo
    muy agradable, utilizándose en conservas vegetales y
    mermeladas (hasta 100 mg/kg), helados, productos cárnicos
    y lácteos, como el yogur y el queso fresco (20 mg/Kg de
    producto)y bebidas, tanto alcohólicas como no
    alcohólicas. No se conocen efectos adversos para la salud
    producidos por este colorante.

    E-140 Clorofilas
    E-141 Complejos cúpricos de clorofilas y clorofilinas
    Las clorofilas son los pigmentos responsables del color verde de
    las hojas de los vegetales y de los frutos inmaduros. Son piezas
    claves en la fotosíntesis, proceso que permite
    transformar la energía
    solar en energía química, y finalmente a partir
    de ella producir alimentos para todos los seres vivos y mantener
    el nivel de oxígeno en la atmósfera. Por esta
    razón han sido estudiadas muy extensamente. Se ha dicho de
    ellas que son las sustancias químicas mas importantes
    sobre la superficie de la
    Tierra.

    Las plantas superiores tienen dos tipos de clorofila muy
    semejantes entre ellas, denominadas a y b, siendo la primera la
    mayoritaria y la que se degrada más fácilmente. Son
    químicamente muy complicadas, y solo en 1940 se pudo
    averiguar su estructura
    completa. Incluyen un átomo de
    magnesio dentro de su molécula.
    El interés por la clorofila en tecnología
    alimentaria no estriba tanto en su uso como aditivo sino en
    evitar que se degrade durante el procesado y almacenamiento la
    que está presente en forma natural en los alimentos de
    origen vegetal. El calentamiento hace que las clorofilas pierdan
    el magnesio, transformándose en otras sustancias llamadas
    feofitinas y cambiando su color verde característico por
    un color pardo oliváceo mucho menos atractivo. Este efecto
    puede producirse en el escaldado de las verduras previo a su
    congelación, en el enlatado, etc. También le afecta
    el oxígeno, la luz y la acidez, resistiendo mal
    además los periodos de almacenamiento
    prolongados.

    Las clorofilas, que en los vegetales se encuentran
    dentro de ciertos orgánulos, son insolubles en agua pero
    solubles en alcohol, con
    el que pueden extraerse. Las clorofilinas son derivados algo
    más sencillos obtenidos por rotura parcial de las
    clorofilas. La substitución del magnesio por cobre da
    lugar al colorante E-141, cuyo color es mucho más
    estable.

    Las clorofilas se utilizan poco como aditivos
    alimentarios, solo ocasionalmente en aceites, chicle, helados y
    bebidas refrescantes, en sopas preparadas y en productos
    lácteos. Su empleo está limitado, en el queso a 600
    mg/Kg, solo el E-140, y en algunas conservas vegetales y yogures
    a 100 mg/Kg.
    Estos colorantes se absorben muy poco en el tubo digestivo. No se
    ha establecido un límite máximo a la
    ingestión diaria de la clorofila utilizada como aditivo,
    ya que esta cantidad es despreciable frente a la ingerida a
    partir de fuentes
    naturales. La ingestión admisible del colorante E-141 es
    de hasta 15 mg/Kg de peso y día, debido a su contenido en
    cobre (4-6% del peso de colorante). Una cantidad elevada de cobre
    puede ser muy tóxica. Sin embargo, las dietas occidentales
    habituales son usualmente deficitarias más que
    excedentarias en cobre, por lo que la pequeña cantidad que
    puede aportar este colorante en un uso normal sería
    probablemente más beneficiosa que perjudicial.

    E.150 Caramelo
    El caramelo es un material colorante de composición
    compleja y químicamente no bien definido, obtenido por
    calentamiento de un azúcar comestible (sacarosa y otros)
    bien solo o bien mezclado con determinadas sustancias
    químicas. Según las sustancias de que se trate, se
    distinguen cuatro tipos:
    I. Obtenido calentando el azúcar sin mas adiciones o bien
    añadiendo también ácido acético,
    cítrico, fosfórico o sulfúrico, o
    hidróxido o carbonato sódico o potásico. A
    este producto se le conoce como caramelo vulgar o
    cáustico.
    II. Obtenido calentando el azúcar con anhídrido
    sulfuroso o sulfito sódico o potásico.
    III. Obtenido calentando el azúcar con amoniaco o con una
    de sus sales (sulfato, carbonato o fosfato amónico)
    IV. Obtenido calentando el azúcar con sulfito
    amónico o con una mezcla de anhídrido sulfuroso y
    amoniaco.

    El caramelo se produce de forma natural al calentar
    productor ricos en azúcares, por ejemplo en el horneado de
    los productos de bollería y galletas, fabricación
    de guirlaches, etc. El tipo I es asimilable al azúcar
    quemado obtenido de forma doméstica para uso en
    repostería.

    En España, el caramelo tiene la
    consideración legal de colorante natural y por tanto no
    está sometido en general a más limitaciones que las
    de la buena práctica de fabricación, con algunas
    excepciones como los yogures, en los que solo se aceptan 159
    mg/Kg de producto.

    Es el colorante típico de las bebidas de cola,
    así como de muchas bebidas alcohólicas, como ron,
    coñac, etc. También se utiliza en
    repostería, en la elaboración del pan de centeno,
    en la fabricación de caramelos, de cerveza, helados,
    postres, sopas preparadas, conservas y diversos productos
    cárnicos. Es con mucho el colorante más utilizado
    en alimentación, representando más del
    90% del total de todos los añadidos.

    Al ser un producto no definido químicamente, su
    composición depende del método preciso de
    fabricación. La legislación exige que la presencia
    de algunas sustancias potencialmente nocivas quede por debajo de
    cierto límite. Los tipos I y II son considerados
    perfectamente seguros, y la OMS no ha especificado una
    ingestión diaria admisible. En el caso de los tipos III y
    IV la situación es algo distinta, ya que la presencia de
    amoniaco en el proceso de elaboración hace que se produzca
    una sustancia, el 2-acetil-4-(5)-tetrahidroxibutilimidazol, que
    puede afectar al sistema inmune. También se producen otras
    sustancias capaces de producir, a grandes dosis, convulsiones en
    animales. Por esta razón el comité FAO/OMS para
    aditivos alimentarios fija la ingestión diaria admisible
    en 200 mg/Kg de peso para estos dos tipos. En España el
    uso de caramelo "al amoniaco" está prohibido en
    aplicaciones en las que, sin embargo, se autorizan los otros
    tipos, por ejemplo en ciertas clases de pan.

    Aproximadamente la mitad de los componentes del caramelo
    son azúcares asimilables. Aunque no se conoce con mucha
    precisión, parece que los otros componentes
    específicos del caramelo se absorben poco en el intestino.
    Dosis de hasta 18 g/día en voluntarios humanos no producen
    más problemas que un ligero efecto laxante. Los
    experimentos realizados para estudiar el posible efecto sobre los
    genes de este colorante han dado en general resultados negativos,
    aunque en algunos casos, debido a la indefinición del
    producto, los resultados fueran equívocos.

    E-153 Carbón medicinal vegetal
    Este producto se obtiene, como su nombre indica, por la
    carbonización de materias vegetales en condiciones
    controladas. El proceso de fabricación debe garantizar la
    ausencia de ciertos hidrocarburos
    que podrían formarse durante el proceso de
    carbonización y que son cancerígenos. Por ello debe
    cumplir unas normas de calidad muy estrictas, las que exige su
    uso para aplicaciones farmacéuticas. En la
    legislación española tiene la consideración
    de colorante natural. Como colorante tiene muy poca importancia,
    pero un producto semejante, el carbón activo, es
    fundamental como auxiliar tecnológico para decolorar
    parcialmente mostos, vinos y vinagres, desodorizar aceites y
    otros usos. Este producto se elimina por filtración en la
    industria después de su actuación, y no se
    encuentra en el producto que llega al consumidor.

    E-160 Carotenoides
    E-160 a Alfa, beta y gamma caroteno
    E-160 b Bixina, norbixina (Rocou, Annato)
    E-160 c Capsantina, capsorrubina
    E-160 d Licopeno
    E-160 e Beta-apo-8'-carotenal
    E-160 f Ester etílico del ácido
    beta-apo-8'-carotenoico
    Los carotenoides y las xantofilas (E-161) son un amplio grupo de
    pigmentos vegetales y animales, del que forman parte más
    de 450 sustancias diferentes, descubriéndose otras nuevas
    con cierta frecuencia. Se ha calculado que la naturaleza fabrica
    cada año alrededor de 100 millones de toneladas,
    distribuidas especialmente en las algas y en las partes verdes de
    los vegetales superiores. Alrededor del 10% de los diferentes
    carotenoides conocidos tiene actividad como vitamina A en mayor o
    menor extensión. Alrededor del 10% de los diferentes
    carotenoides conocidos tiene mayor o menor actividad como
    vitamina A.
    Los carotenoides utilizados en la fabricación de alimentos
    se pueden obtener extrayéndolos de los vegetales que los
    contienen (el aceite de palma, por ejemplo, contiene un 0,1%, que
    puede recuperarse en el refinado) o, en el caso del
    beta-caroteno, beta-apo-8'-carotenal y ester etílico al
    ácido beta-apo-8'-carotenoico, por síntesis
    química. Los dos últimos no existen en la
    naturaleza.

    La bixina y la norbixina se obtienen de extractos de la
    planta conocida como bija, roccou o annato (Bixa orellana). Son
    compuestos algo diferentes químicamente entre ellos,
    siendo la bixina soluble en las grasas e insoluble en agua y la
    norbixina a la inversa. Se han utilizado desde hace muchos
    años para colorear productos lácteos, y su color
    amarillo puede aclararse por calentamiento, lo que facilita la
    obtención del tono adecuado. La capsantina es el colorante
    típico del pimiento rojo y del pimentón, siendo
    España el principal productor mundial. Sus aplicaciones en
    la fabricación de embutidos son de sobra conocidas. El
    licopeno es el colorante rojo del tomate y los carotenos
    están distribuidos muy ampliamente entre los vegetales,
    especialmente el beta-caroteno, que es también el
    colorante natural de la mantequilla.

    No son muy solubles en las grasas, y, con la
    excepción de la norbixina, prácticamente nada en
    agua. Cuando se utilizan para colorear bebidas refrescantes (el
    beta-caroteno especialmente, para las bebidas de naranja), es en
    forma de suspensiones desarrolladas específicamente con
    este fin. Tienen la ventaja de no verse afectados, como otros
    colorantes, por la presencia de ácido ascórbico, el
    calentamiento y la congelación, así como su gran
    potencia
    colorante, que ya resulta sensible a niveles de una parte por
    millón en el alimento. Sus principales inconvenientes son
    que son caros y que presentan problemas técnicos durante
    su utilización industrial, ya que son relativamente
    difíciles de manejar por su lentitud de disolución
    y por la facilidad con que se alteran en presencia de
    oxígeno. Pierden color fácilmente en productos
    deshidratados, pero en cambio resisten bien el
    enlatado.

    Algunos de ellos (el beta-caroteno y el
    beta-apo-8'-carotenal, especialmente y, mucho menos, el E-160 f)
    tienen actividad como vitamina A, en la que se pueden transformar
    en el organismo. La ingestión de cantidades muy elevadas
    de esta vitamina puede causar intoxicaciones graves. Sin embargo,
    las dosis necesarias para originar este efecto quedan muy por
    encima de las que podrían formarse a partir de los
    carotenoides concebiblemente presentes como aditivo alimentario.
    La ingestión diaria admisible según el
    comité FAO/OMS es de hasta 0,065 mg/Kg de peso en el caso
    del E-160 B y de 5 mg/Kg de peso en los E-160 e y E-160 f. Se han
    descrito algunos casos, raros, de alergia al extracto de
    bija.
    La legislación española autoriza el uso del
    caroteno sin límites
    para colorear la mantequilla y la margarina, 0,1 g/kg en el
    yogur, 200 mg/kg en conservas de pescado, 300 mg/kg en los
    productos derivados de huevos, conservas vegetales y mermeladas,
    y hasta 600 mg/kg en quesos. En sus aplicaciones en bebidas
    refrescantes, helados y productos cárnicos no tiene
    limitaciones. En Estados Unidos solo se limita el uso del E-160 e
    (0,015 g/libra).

    Los carotenoides son cada vez más usados en
    tecnología alimentaria a pesar de los problemas que se han
    indicado, especialmente ante las presiones ciudadanas contra los
    colorantes artificiales. Esto es especialmente notable en el caso
    de las bebidas refrescantes. También se está
    extendiendo en otros países la utilización del
    colorante del pimentón y de la propia especia.

    Desde hace algunos años se ha planteada la
    hipótesis de que el beta-caroteno, o mejor,
    los alimentos que lo contienen, pueden tener un efecto protector
    frente a ciertos tipos de cáncer. Los datos
    epidemiológicos parecen apoyarla, pero la complejidad del
    problema hace que aún no se puedan indicar unas
    conclusiones claras, ni mucho menos recomendar la
    ingestión de dosis farmacológicas de esta
    sustancia.

    XANTOFILAS
    E-161 a Flavoxantina
    E-161 b Luteína
    E-161 c Criptoxantina
    E-161 d Rubixantina
    E-161 e Violoxantina
    E-161 f Rodoxantina
    E-161 g Cantaxantina
    Las xantofilas son derivados oxigenados de los carotenoides,
    usualmente sin ninguna actividad como vitamina A. La
    criptoxantina es una excepción, ya que tiene una actividad
    como vitamina A algo superior a la mitad que la del
    beta-caroteno. Abundan en los vegetales, siendo responsables de
    sus coloraciones amarillas y anaranjadas, aunque muchas veces
    éstas estén enmascaradas por el color verde de la
    clorofila. También se encuentran las xantofilas en el
    reino animal, como pigmentos de la yema del huevo
    (luteína) o de la carne de salmón y concha de
    crustáceos (cantaxantina). Esta última, cuando se
    encuentra en los crustáceos, tiene a veces colores
    azulados o verdes al estar unida a una proteína. El
    calentamiento rompe la unión, lo que explica el cambio de
    color que experimentan algunos crustáceos al cocerlos. La
    cantaxantina utilizada como aditivo alimentario se obtiene
    usualmente por síntesis química.

    La cantaxantina era el componente básico de
    ciertos tipos de píldoras utilizadas para conseguir un
    bronceado rápido. La utilización de grandes
    cantidades de estas píldoras dio lugar a la
    aparición de problemas oculares en algunos casos, por lo
    que, con esta experiencia del efecto de dosis altas, se tiende en
    algunos países a limitar las cantidades de este producto
    que pueden añadirse a los alimentos. Por ejemplo, en
    Estados Unidos el límite es de 30 mg/libra .

    En España, las xantofilas se utilizan para
    aplicaciones semejantes a las de los carotenoides (excepto en el
    queso), con las mismas restricciones.

    Estos colorantes tienen poca importancia como aditivos
    alimentarios directos. Únicamente la cantaxantina, de
    color rojo semejante al del pimentón, se utiliza a veces
    debido a su mayor estabilidad. Son en cambio muy importantes como
    aditivos en el alimento suministrado a las truchas o salmones
    criados en piscifactorías, y también en el
    suministrado a las gallinas. El objetivo es
    conseguir que la carne de los peces o la yema de los huevos tenga
    un color más intenso. El colorante utilizado en cada caso
    concreto
    depende de la especie animal de que se trate, y suele aportarse
    en forma de levaduras del género
    Rhodatorula o como algas Spirulina , más que como
    sustancia química aislada.

    E-162 Rojo de remolacha, betanina,
    betalaína

    Este colorante consiste en el extracto acuoso de la
    raíz de la remolacha roja (Beta vulgaris ). Como tal
    extracto, es una mezcla muy compleja de la que aún no se
    conocen todos sus componentes. A veces se deja fermentar el zumo
    de la remolacha para eliminar el azúcar presente, pero
    también se utiliza sin más modificación,
    simplemente desecado.

    Aunque este colorante resiste bien las condiciones
    ácidas, se altera fácilmente con el calentamiento,
    especialmente en presencia de aire, pasando su color a
    marrón. El mecanismo de este fenómeno, que es
    parcialmente reversible, no se conoce con precisión. Se
    absorbe poco en el tubo digestivo. La mayor parte del colorante
    absorbido se destruye en el organismo, aunque en un cierto
    porcentaje de las personas se elimina sin cambios en la
    orina.

    Ante la preocupación del público por el
    uso de colorantes artificiales, el rojo de remolacha está
    ganando aceptación, especialmente en productos de
    repostería, helados y derivados lácteos dirigidos
    al público infantil. En España se utiliza en
    bebidas refrescantes, conservas vegetales y mermeladas
    (300mg/Kg.), conservas de pescado (200mg/Kg.), en yogures (hasta
    18 mg/Kg )y en preparados a base de queso fresco, hasta 250
    mg/Kg.

    No se conocen efectos nocivos de este colorante y la OMS
    no ha fijado un límite a la dosis diaria admisible.

    E-163 Antocianos
    Son un grupo amplio de sustancias naturales, bastante complejas,
    formadas por un azúcar unido a la estructura
    química directamente responsable del color. Son las
    sustancias responsables de los colores rojos, azulados o violetas
    de la mayoría de las frutas y flores. Usualmente cada
    vegetal tiene de 4 a 6 distintos, pero algunos tienen
    prácticamente uno solo (la zarzamora, por ejemplo) o hasta
    15. No existe una relación directa entre el parentesco
    filogenético de dos plantas y sus antocianos.

    Los antocianos utilizados como colorante alimentario
    deben obtenerse de vegetales comestibles. La fuente más
    importante a nivel industrial son los subproductos (hollejos,
    etc.) de la fabricación del vino. Los antocianos son los
    colorantes naturales del vino tinto, y en algunos casos permiten
    distinguir químicamente el tipo de uva utilizado. Son,
    evidentemente, solubles en medio acuoso. El material
    extraído de los subproductos de la industria
    vinícola, denominado a veces "enocianina", se comercializa
    desde 1879, y es relativamente barato. Los otros antocianos, en
    estado puro, son muy caros.

    Los antocianos son sustancias relativamente inestables,
    teniendo un comportamiento aceptable únicamente en medio
    ácido. Se degradan, cambiando el color, durante el
    almacenamiento, tanto más cuanto más elevada sea la
    temperatura. También les afecta la luz, la presencia de
    sulfitos (E-220 y siguientes), de ácido ascórbico y
    el calentamiento a alta temperatura en presencia de
    oxígeno. El efecto del sulfito es especialmente importante
    en el caso de los antocianos naturales de las frutas que se
    conservan para utilizarlas en la fabricación de
    mermeladas.

    Se utilizan relativamente poco, solamente en algunos
    derivados lácteos, helados, caramelos, productos de
    pastelería y conservas vegetales (hasta 300 mg/kg), aunque
    están también autorizados en conservas de pescado
    (200 mg/kg), productos cárnicos, licores, sopas y bebidas
    refrescantes. Como los demás colorantes naturales, en
    bastantes casos no tienen más limitación legal a su
    uso que la buena práctica de fabricación, aunque
    esta situación tiende a cambiar progresivamente. Cuando se
    ingieren, los antocianos son destruídos en parte por la
    flora intestinal. Los absorbidos se eliminan en la orina, muy
    poco, y fundamentalmente en la bilis, previas ciertas
    transformaciones. En este momento son sustancias no del todo
    conocidas, entre otras razones por su gran variedad, siendo
    objeto actualmente de muchos estudios.

    La
    ingestión diaria de estas sustancias, procedentes en su
    inmensa mayoría de fuentes naturales, puede estimarse en
    unos 200 Mg. por persona.

    Colorantes Artificiales
    Como ya se ha indicado, el coloreado artificial de los alimentos
    es una práctica que data de la antigüedad, pero
    alcanzó su apogeo con el desarrollo en
    el siglo XIX de la industria de los colorantes orgánicos
    de síntesis; ya en 1860 se coloreaba el vino en Francia
    con fucsina; más adelante se colorearon los macarrones y
    la mantequilla con dinitrocresol, etc. En los últimos
    años la preocupación por la seguridad de los
    alimentos, y la presión del público, ha llevado a
    muchas empresas a revisar la formulación de sus productos
    y sustituir cuando es tecnológicamente factible los
    colorantes artificiales por otros naturales. Además,
    aunque en general son más resistentes que los colorantes
    naturales, los colorantes sintéticos presentan
    también problemas en su uso; por ejemplo, en muchos casos
    se decoloran por acción del ácido ascórbico,
    efecto importante en el caso de las bebidas refrescantes, en que
    esta sustancia se utiliza como antioxidante. Los colorantes
    artificiales pueden utilizarse en forma soluble, como sales de
    sodio y potasio, y a veces amonio, en forma insoluble como sales
    de calcio o aluminio, o bien adsorbidos sobre hidróxido de
    aluminio formando lo que se conoce como una laca. La
    utilización de un colorante soluble o insoluble depende de
    la forma en que se va a llevar a cabo la dispersión en el
    alimento.
    Precisamente la preocupación por su seguridad ha hecho que
    los colorantes artificiales hayan sido estudiados en forma
    exhaustiva por lo que respecta a su efecto sobre la salud, mucho
    más que la mayoría de los colorantes naturales.
    Ello ha llevado a reducir cada vez más el número de
    colorantes utilizables, aunque al contrario de lo que sucede en
    los otros grupos de aditivos, existan grandes variaciones de un
    país a otro. Por ejemplo, en los países
    Nórdicos están prohibidos prácticamente
    todos los artificiales, mientras que en Estados Unidos no
    están autorizados algunos de los que se usan en Europa pero
    sí lo están otros que no se utilizan
    aquí.

    En España la cantidad total de colorantes
    artificiales está limitada, en general, a entre 100 y 300
    mg/Kg en cualquier producto alimentario sólido,
    dependiendo de cual sea, y a 70 mg/l en bebidas refrescantes.
    Además cada colorante tiene por sí mismo un
    límite que varía según la sustancia de que
    se trate y del alimento en el que se utilice. La tendencia actual
    es a limitar mas aún tanto los productos utilizables como
    las cantidades que pueden añadirse.

    Colorantes Azoicos
    Estos colorantes forman parte de una familia de sustancias
    orgánicas caracterizadas por la presencia de un grupo
    peculiar que contiene nitrógeno unido a anillos
    aromáticos. Todos se obtienen por síntesis
    química, no existiendo ninguno de ellos en la naturaleza.
    El número de los colorantes de este grupo autorizados
    actualmente es pequeño en comparación con los
    existentes, muchos de los cuales se utilizaron antiguamente y
    luego se prohibieron por su efecto potencialmente perjudicial
    para la salud. Este hecho es importante sobre todo en los
    colorantes para grasas, siendo un ejemplo típico el
    denominado "amarillo mantequilla", utilizado hace tiempo para
    colorear este alimento. En 1918 se introdujo en Estados Unidos,
    pero se prohibió el mismo año al afectar a los
    obreros que lo manejaban. En otros países, especialmente
    en Japón, se utilizó hasta los años 40,
    cuando se demostraron incuestionablemente sus propiedades como
    agente carcinógeno. Este colorante se absorbe en una gran
    proporción y se metaboliza en el hígado. No existen
    datos que permitan sospechar que lo mismo suceda en el caso de
    los que se utilizan actualmente, que tienen como
    característica general la de absorberse muy poco en el
    intestino, siendo destruidos en su mayoría por la flora
    bacteriana intestinal. Los fragmentos de colorante que si son
    asimilados se eliminan por vía urinaria y/o
    biliar.

    Se les ha acusado de ser capaces de producir reacciones
    de sensibilidad en personas alérgicas a la aspirina,
    aunque esto solo se ha demostrado, en algunos casos, para uno de
    ellos, la tartrazina. También se les ha acusado sin
    demasiado fundamento de provocar alteraciones en el
    comportamiento y aprendizaje en
    los niños, especialmente también a la tartrazina
    (Es-102)

    E-102 Tartrazina
    Su uso está autorizado en más de sesenta
    países, incluyendo la CE y Estados Unidos.
    Es un colorante amplísimamente utilizado, por ejemplo, en
    productos de repostería, fabricación de galletas,
    de derivados cárnicos, sopas preparadas, conservas
    vegetales helados y caramelos. Para bebidas refrescantes, a las
    que confiere color de "limón". A nivel anecdótico,
    la tartrazina es el colorante del condimento para paellas
    utilizado en sustitución del azafrán.

    La tartrazina es capaz de producir reacciones adversas
    en un pequeño porcentaje (alrededor del 10%) de entre las
    personas alérgicas a la aspirina. Estas personas deben
    examinar la etiqueta de los alimentos que pueden contener este
    colorante antes de consumirlos. El mecanismo de esta sensibilidad
    cruzada no es bien conocido, ya que no existe un parentesco
    químico evidente entre ambas sustancias.
    Se ha acusado a la tartrazina de producir trastornos en
    el comportamiento
    de los niños,
    acusación que se ha demostrado que es falsa.

    E-110 Amarillo anaranjado S
    Se utiliza para colorear refrescos de naranja, helados,
    caramelos, productos para aperitivo, postres, etc. Sus
    límites legales de utilización en España son
    en general iguales o menores a los del E-102, con excepciones
    como las conservas vegetales, en las que no está
    autorizado.
    En 1984 se acusó a este colorante de cancerígeno,
    aunque esta afirmación no llegara a demostrarse.
    También se le ha acusado, como a todos los colorantes
    azoicos, de provocar alergias y trastornos en
    el comportamiento
    en niños

    E-122 Azorrubina o carmoisina
    Este colorante se utiliza para conseguir el color a frambuesa en
    caramelos, helados, postres, etc. Su uso no está
    autorizado en los países Nórdicos, Estados Unidos y
    Japón. Prácticamente no se absorbe en el
    intestino.

    E-123 Amaranto
    Este colorante rojo se ha utilizado como aditivo alimentario
    desde principios de siglo. Sin embargo, a partir de 1970 se
    cuestionó la seguridad de su empleo. En primer lugar, dos
    grupos de investigadores rusos publicaron que esta sustancia era
    capaz de producir en animales de experimentación tanto
    cáncer como defectos en los embriones. Esto dio lugar a la
    realización de diversos estudios en Estados Unidos que
    llegaron a resultados contradictorios; sin embargo, si que
    quedó claro que uno de los productos de la
    descomposición de este colorante por las bacterias
    intestinales era capaz de atravesar en cierta proporción
    la placenta. Por otra parte, también se ha indicado que
    este colorante es capaz de producir alteraciones en los cromosomas.
    Aunque no se pudieron confirmar fehacientemente los riesgos del
    amaranto, la
    administración estadounidense, al no considerarlo
    tampoco plenamente seguro, lo
    prohibió en 1976. En la CE está aceptado su uso,
    pero algunos países como Francia e Italia lo han prohibido
    de hecho al limitar su autorización únicamente a
    los sucedáneos de caviar, aplicación para la que no
    es especialmente útil y en la que suele usarse el rojo
    cochinilla A (E-124).

    En general, su uso tiende a limitarse en todos los
    países. En España, por ejemplo, se ha ido retirado
    su autorización para colorear diferentes alimentos como
    los helados o las salsas según se han ido publicando
    normas nuevas. Tampoco puede utilizarse en conservas vegetales,
    mermeladas o conservas de pescado. La tendencia parece ser en
    todo caso la de irlo eliminando progresivamente de la listas
    autorizadas para cada alimento, de tal modo que finalmente,
    aunque esté autorizado genéricamente, no pueda
    utilizarse en la realidad.

    E-124 Rojo cochinilla A, Rojo Ponceau 4R
    A pesar de la semejanza de nombres, no tiene ninguna
    relación (aparte del color) con la cochinilla
    (E-120)
    .
    Se utiliza para dar color de "fresa" a los caramelos y productos
    de pastelería, helados, etc. y también en
    sucedáneos de caviar y derivados cárnicos (en el
    chorizo, por ejemplo, sin demasiada justificación, al
    menos en España, sustituyendo en todo o en parte al
    pimentón). Desde 1976 no se utiliza en Estados Unidos. Se
    ha discutido su posible efecto cancerígeno en experimentos
    realizados con hamsters (los resultados son claramente negativos
    en ratas y ratones). Los resultados, confusos, podrían ser
    debidos a la presencia de impurezas en las muestras del colorante
    utilizadas en el test.

    E-151 Negro brillante BN
    Aunque está autorizado también para otras
    aplicaciones, se utiliza casi exclusivamente para colorear
    sucedáneos del caviar. No se permite su uso en los
    países Nórdicos, Estados Unidos, Canadá y
    Japón.

    E-104 Amarillo de quinoleína
    Este colorante es una mezcla de varias sustancias químicas
    muy semejantes entre sí. Se utiliza en bebidas
    refrescantes con color de "naranja", en bebidas
    alcohólicas, y en la elaboración de productos de
    repostería, conservas vegetales, derivados
    cárnicos, helados, etc.

    El amarillo de quinoleína es un colorante que se
    absorbe poco en el aparato digestivo, eliminándose
    directamente. Aunque no existen datos que indiquen eventuales
    efectos nocivos a las concentraciones utilizadas en los
    alimentos, no está autorizado como aditivo alimentario en
    Estados Unidos, Canadá y Japón, entre otros
    países.

    E-127 Eritrosina
    Una característica peculiar de este colorante es la de
    incluir en su molécula 4 átomos de yodo, lo que
    hace que este elemento represente más de la mitad de su
    peso total.
    Es el colorante más popular en los postres lácteos
    con aroma de fresa. En España se utiliza en yogures
    aromatizados, en mermeladas, especialmente en la de fresa, en
    caramelos, derivados cárnicos, patés de atún
    o de salmón, y en algunas otras aplicaciones.

    Aunque se le ha acusado, sin pruebas, de ser un
    compuesto cancerígeno, el principal riesgo sanitario de su
    utilización es su acción sobre el tiroides, debido
    a su alto contenido en yodo. Aunque en su forma original se
    absorbe muy poco, no se conoce bien hasta qué punto el
    metabolismo de las bacterias intestinales puede producir su
    descomposición, originando sustancias más
    sencillas, o yodo libre, que sean más fácilmente
    absorbibles.

    En esta línea se va tendiendo a limitar algunas
    de sus aplicaciones, especialmente las dirigidas al
    público infantil. En España, por ejemplo, no
    está autorizado para la fabricación de helados. A
    pesar de ello, con las limitaciones de la legislación
    española, la dosis diaria admisible puede sobrepasarse sin
    demasiadas dificultades. Ello no quiere decir que en realidad se
    sobrepase, ya que los fabricantes suelen añadir menor
    cantidad de la permitida, entre otras razones porque este
    producto no es precisamente barato, y por que un color demasiado
    intenso no resulta atractivo.

    E-131 Azul patentado V
    Es un colorante utilizado para conseguir tonos verdes en los
    alimentos al combinarlo con colorantes amarillos como el E-102 y
    el E-104. Se utiliza en conservas vegetales y mermeladas (guindas
    verdes y mermelada de ciruela, por ejemplo), en
    pastelería, caramelos y bebidas.
    Esta sustancia se absorbe en pequeña proporción,
    menos del 10% del total ingerido, eliminándose
    además rápidamente por vía biliar. La mayor
    parte tampoco resulta afectado por la flora bacteriana
    intestinal, excretándose sin cambios en su estructura. Se
    ha indicado que puede producir alergias en algunos casos muy
    raros.

    E-132 Indigotina, índigo carmín
    Este colorante se utiliza prácticamente en todo el mundo.
    Se absorbe muy poco en el intestino, eliminándose el
    absorbido en la orina. No es mutagénico. En España,
    está autorizado en bebidas, caramelos, confitería y
    helados, con los límites generales para los colorantes
    artificiales.

    E-142 Verde ácido brillante BS, verde
    lisamina
    Es un colorante cuyo uso no está autorizado en los
    países Nórdicos, Japón, Estados Unidos y
    Canadá. En España sólo se autoriza en
    bebidas refrescantes, productos de confitería y chicles y
    caramelos. Desde el punto de vista tecnológico, este
    colorante sería útil para colorear guisantes y
    otras verduras que ven alterado su color por la
    destrucción de la clorofila en el escaldado previo a la
    congelación o durante el enlatado, pero esta
    aplicación no está autorizada en España. Una
    de las razones fundamentales para la actual limitación de
    su uso es la falta de datos concluyentes sobre su eventual
    toxicidad.

    Colorantes Para Superficies

    Estos colorantes se utilizan fundamentalmente para el
    recubrimiento de grageas y confites, de chicle y de las bolitas y
    otras piezas empleadas en la decoración de productos de
    pastelería, mezclados con azúcar o con otros
    aglutinantes como la goma arábiga.

    E-170 Carbonato cálcico
    E-171 Dióxido de titanio
    E-172 Óxidos e hidróxidos de hierro
    E-173 Aluminio
    E-174 Plata
    E-175 Oro
    Algunos de ellos tienen otras aplicaciones. El carbonato
    cálcico se utiliza también como antiapelmazante,
    mientras que el dióxido de titanio está autorizado
    en España, aunque prácticamente no se use, para
    pacificar ciertos preparados como las sopas deshidratadas. En
    otros países se utiliza más ampliamente, en salsas
    y como trazador para identificar la proteína de soja
    cuando ésta se añade a la carne destinada a la
    elaboración de hamburguesas u otros derivados
    cárnicos. Los avances en las técnicas
    analíticas hacen que esta última aplicación
    esté en declive. Todos estos colorantes son sustancias
    inorgánicas. Dos de ellos, el dióxido de titanio y
    el oro, son extremadamente estables, no absorbiéndose en
    absoluto en el intestino. Los otros pueden absorberse en mayor o
    menor grado, pero la minúscula cantidad utilizada hace que
    no tengan la menor relevancia para la salud. El hierro es un
    elemento indispensable en la dieta, pero que puede resultar
    tóxico en cantidades elevadas. El aluminio también
    puede producir algunos problemas.

    E-180 Pigmento rubí
    También llamado Litol-rubina BK. Se utiliza exclusivamente
    para teñir de rojo la corteza de los quesos. El colorante
    no pasa al producto, por lo que no tiene ningún efecto
    sobre el consumidor.

    Partes: 1, 2

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