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El conocimiento, un sueño humano



    1. Resumen

    Resumen

    El conocer y la búsqueda del conocimiento ha sido
    la gran preocupación humana, su proceso, su
    abordaje, la verdad o no de los hallazgos, la objetividad o
    subjetividad del acto cognoscitivo, han sido objeto de estudio a
    lo largo de la humanidad. ¿es posible conocer?, ¿Es
    realmente factible aprehender la realidad?. La ciencia se
    ha basado en el
    conocimiento de la verdad o al menos en la búsqueda de
    ella, ¿se ha logrado? o solo es uno más de los
    sueños irrealizables del hombre,
    disertar sobre el conocimiento es generar dudas y
    cuestionamientos sobre la ciencia y
    sobre la base en el que esta sedimentado todo su
    andamiaje.

    Palabras Claves.

    Conocimiento, objetividad, subjetividad, verdad,
    ciencia

    " He estudiado, ay, toda la
    filosofía,

    También medicina y
    juristería

    Y, lamentablemente, la teología.

    Todo lo estudié con ardiente
    afán.

    Pero, cual pobre necio me tienes
    aquí.

    Pues ahora más ignorante que antes me
    hallo.

    Me dicen Magíster y hasta Doctor.

    Y hace más de diez años que en verdad lo
    soy.

    Y con mis discípulos errante y cruzando los
    caminos voy.

    Engañándolos, porque yo mismo no se
    donde estoy.

    Y al comprender que nada podemos saber

    Mi corazón
    a punto esta de fallecer.

    He aquí porque a la magia me
    entregue:

    A ver si la boca de algún espíritu con
    poder

    me revele el misterio de un secreto saber

    y me libere de que, tras amargo sudor,

    Tenga que decir que no lo se, que nada se.

    Que yo pueda descubrir lo que el mundo

    contiene en lo más íntimo de su
    ser.

    Y pueda mirar todo su poder
    creador y honda raíz,

    Y con palabras huecas no tenga que
    contestar

    Fausto (Goethe)

    Conocer ha sido desde siempre, hasta nuestros
    días la gran preocupación del ser humano. Los
    griegos fueron, si bien no los iniciadores, los que se
    preocuparon por el estudio de la realidad y del hombre de manera
    sistemática y hasta crearon el instrumento que nos
    llevaría al pensar correcto. A Aristóteles debemos dar las gracias por
    elaborar el Organón, primer Instrumento practico para la
    aplicación del pensamiento.

    Los griegos fueron los que legaron a la humanidad los
    grandes problemas, los
    grandes conceptos, los grandes paradigmas y
    hasta las grandes tragedias. Todo nuestro presente esta
    impregnado, del olor del mar Egeo. El conocimiento y la forma en
    que el hombre lo
    obtiene, fue parte de su preocupación y aun hoy, aunque
    desterrados, siguen siendo la base de las concepciones actuales.
    Según Berckhardt Todo conocimiento objetivo del
    universo sigue
    urdiendo, hasta hoy la tela que empezaron a tejer los
    griegos.

    ¿Pero, como iniciar este discurso sobre
    el conocimiento sin antes definirlo?. La definición del
    conocimiento, del conocer ha ocupado la mente de hombres
    eminentes, de pensadores lucidos, de teóricos y
    científicos excepcionales. La tarea ha sido ardua y no ha
    sido posible un consenso respecto al mismo. Con los fines de
    aclarar el termino, al cual nos referimos, tomaremos prestado de
    la Gnoseología o Teoría del
    conocimiento, algunas ideas: Conocer es aprehender
    teóricamente los objetos, sus modos y sus relaciones. El
    conocimiento no es otra cosa que el producto o
    resultado de la actividad de conocer. Todo conocimiento implica
    por lo tanto una relación y dos elementos: el sujeto que
    aprehende y el objeto que es aprehendido.

    Sobre la naturaleza de
    esta relación Sujeto – Objeto se han presentado desde los
    tiempos de Aristóteles y Platón
    diferentes concepciones, que se han derivado, aunque con amplias
    y diversas modificaciones, de estos filósofos griegos. Estas concepciones o
    tendencias pueden agruparse en dos corrientes básicas:
    Idealistas y Realistas. Los idealistas plantean que el objeto es
    solo conocido a través de la sensación y la
    percepción, solo existe en la medida que es
    percibido (Berkeley). Descartes,
    llega mas allá, al afirmar que el pensamiento es la
    única base de certidumbre de su existencia personal:
    "pienso, luego existo". Los Realistas plantean que el objeto es
    lo que es y el sujeto tiene que aprehenderlo. El objeto se
    mantiene siempre inalterable. Para Gilson : La mayor diferencia
    entre el Idealismo y el
    Realismo
    consiste en que el primero piensa y el segundo conoce. Para el
    realista pensar es solamente ordenar conocimientos o reflexionar
    sobre su contenido, nunca pretenderá hacer del pensamiento
    el punto de partida. El idealista va del pensamiento al objeto,
    no puede saber si aquello de que parte corresponde o no al
    objeto.

    En ambas concepciones la verdad del conocimiento, tiene
    carácter diferente. Los idealista pueden
    llegar a la verdad, puesto que son ellos los que crean el
    conocimiento, para los realistas, la reflexión y la
    organización del conocimiento puede estar equivocada o
    no concordar con la realidad. Sobre la verdad y los limites del
    conocimiento, encontramos en el devenir histórico diversas
    posiciones, de las cuáles solo señalaremos a grosso
    modo dos: Los dogmáticos, que sostienen que el
    conocimiento de verdades absolutas es posible y, los
    escépticos, que plantean la imposibilidad de llegar al
    conocimiento.

    Antes de proseguir nos detendremos sobre los tipos de
    conocimiento: Conocimiento sensible, aprehende objetos reales,
    entendiendo por reales los que ocupan espacio y tiempo. Es
    proporcionado por los sentidos y la
    conciencia
    inmediata de nosotros mismos.. Conocimiento racional, aprehende
    objetos ideales o relaciones entre objetos reales. Objeto ideal
    es aquel que no ocupa espacio, ni tiempo, ( los números,
    los conceptos etc.). Este tipo de conocimiento da a la
    razón la posibilidad de captar lo ideal, sus relaciones y
    la relación de lo temporal – espacial.

    Para unos esta posibilidad del ser humano, unida a la
    capacidad de la razón para averiguar como es la realidad
    en si, independiente de nuestro conocimiento sensible, es la
    forma de conocer el mundo que nos rodea y explicarnos a nosotros
    mismos. Esta posición se denomina racionalismo y
    contrasta con el empirismo, el
    cual plantea que el único conocimiento posible solo puede
    atribuírsele a la experiencia sensible. El empirismo
    alía a la experiencia sensible la razón, pero solo
    para relacionar datos y realizar
    inducciones.

    Durante siglos se ha discutido sobre el origen del
    conocimiento, sobre la posibilidad de conocer, sobre la
    relación sujeto – objeto, y se llego a pensar, con el
    dominio del
    empirismo, que la realidad y los objetos o fenómenos que
    la componen eran susceptibles de ser aprehendidos .

    Estas ideas que impregnaron a toda la sociedad y
    particularmente a las ciencias de la
    naturaleza, vive su momento de gloria durante el siglo XIX y
    principios del
    siglo XX.

    Todavía, hoy quedan vestigios de esa
    concepción que asegura que el sujeto puede conocer al
    objeto, que podemos inferir leyes generales o
    al menos parciales de los fenómenos de la naturaleza. La
    fortaleza de esta creencia reside en el éxito
    que la aplicación del empirismo y del método
    inductivo, significó en la conquista de la naturaleza,
    empleo la
    palabra conquista, ex profeso, porque como lo señala Alan
    Watts: El hombre occidental siempre se ha sentido ajeno a la
    naturaleza, fuera de ella. Nunca se ha considerado integrado. Por
    lo tanto, su objetivo ha sido siempre conocerla para vencerla,
    comprenderla para dominarla. En fin, los resultados exitosos de
    esta concepción, los vivimos día a día y los
    avances
    tecnológicos y científicos se han dado con tal
    rapidez, que la vida de nuestros padres, nada tuvo que ver con la
    nuestra y la nuestra nada tendrá que ver con la de
    nuestros hijos. Obviamente, el éxito genera fe, y la
    creencia de que la ciencia era infalible y que el conocimiento de
    todo cuanto nos rodea era posible, se convirtió en una
    paradoja difícil de romper.

    El Siglo XX nos depara nuevas sorpresas, nuevos
    descubrimientos acabaron con el mito del
    conocimiento, con el concepto de
    causalidad, con el determinismo, que creía en la
    existencia de leyes fijas, que determinaban el estado
    futuro de un sistema a partir
    del actual, en fin, acabaron con el andamiaje que se había
    montado para la representación de la diosa ciencia y
    comienza a derrumbarse, lo que durante dos siglos se creyó
    era el peldaño de llegada, la llave mágica de
    entrada, al cuarto donde todos los misterios serian
    develados.

    Cuatro momentos históricos y coincidentes en el
    tiempo es conveniente señalar:

    1. Los descubrimientos de Max Planck y su teoría cuántica. A partir de la
      cual toda ley debe
      formularse, como ley estadística, como probabilidad,
      acabando con el determinismo.
    2. El principio de incertidumbre de Heinsenberg en el
      cual el objeto de estudio ya se modifica por el mero hecho de
      la observación.
    3. Los descubrimiento de Einstein y su teoría
      de la relatividad, donde el tiempo y el espacio dejan de ser
      absolutos y la materia
      deja de ser eterna al transformarse en
      energía.
    4. El principio de complementaridad de Niels Bohr
      donde plantea que en algunas situaciones un modelo no
      puede representar adecuadamente la realidad y por lo tanto
      necesitamos de otros modelos
      explicativos complementarios.

    Estos cuatro acontecimientos traumáticos, para el
    ser humano en general, pero particularmente para el mundo
    científico, acaban con la concepción de la ciencia
    que desde Newton
    había prevalecido. Para emular a Khun, el viejo paradigma,
    había encontrado un numero significativo de hallazgos
    anómalos, que obligaba a la construcción de uno nuevo; que
    incidiría en otra forma de ver el mundo y de plantearse la
    ciencia.

    Bajo esta nueva perspectiva, el sujeto solo puede
    aproximarse al conocimiento del acaecer, no al ser del objeto en
    si. Lo que elaboramos son modelos operacionales, no modelos
    reales de la naturaleza. Las leyes de la naturaleza son
    simplemente leyes humanas, reglas predictivas que hemos creado.
    La ciencia se convierte en mediciones, en regularidades estadísticas, nunca en certezas.

    Nos despertamos del sueño del conocimiento,
    sencillamente no podemos aprehender los objetos. Confundimos la
    realidad con la representación que de ella hicimos. La
    ciencia, para el mismo Einstein "es una creación del
    espíritu humano con sus ideas y conceptos libremente
    inventados" . El sujeto siempre ha estado
    presente en el objeto, como indica Castilla del Pino "Lo acaecido
    en todo caso es una organización categorial de la realidad"
    .Durante siglo y medio viajamos en un barco construido con tal
    abundancia de hierro, que la
    aguja del compás apuntaba solo a la masa férrea del
    propio buque y no al norte. Con un barco semejante no hay modo de
    poner la proa a ninguna meta. Navega en circulo entregado a
    vientos y corrientes. Este símil expresado por
    Heinsenberg, señala claramente la situación de la
    ciencia en el pasado reciente.

    Los cuatro descubrimientos señalados harán
    que el barco cambie de dirección, que se busquen nuevos
    instrumentos, que se señalen los limites de nuestra
    capacidad para conocer, pero, también ampliaran nuestra
    visión y nuestra perspectiva de la ciencia.

    Para cerrar citaremos nuevamente a Goethe:

    "Naturaleza tu nos circundas y firmemente nos
    sostienes en tus brazos. Impotentes somos de deshacernos de ti.
    Tampoco no es dado penetrar tus secretos, sin que sepamos
    porque y como, nos arrastras al torbellino de tu danza. Hasta
    que un día fatigados y dominados, nos desprendemos de tu
    regazo…

    Bibliografía

    Einstein A. ( 1958) La física aventura del
    pensamiento. Editorial Losada, Buenos
    Aires.

    Gergen K. (1992) El yo Saturado. Paidos,
    Barcelona

    Heinsenberg W. (1957 ) La imagen de la
    naturaleza en la física actual. Seix Barral,
    Barcelona.

    Medawar, P.B. (1970) El arte de lo
    soluble. Monte Avila editores. Caracas

    Ortiz, J. R ( 1988) Matemática y ciencia.
    UNA. Caracas

    Lalande A (1967) Vocabulario técnico y critico
    de la Filosofía . Editorial ateneo, Buenos
    Aires.

     

     

    Autora:

    Ana Isabel Hernández de Dolara
    anadolara[arroba]gmail.com

    Licenciada en Sociología de la Universidad
    Católica Andrés Bello (UCAB), Caracas, y
    Magíster en Educación Abierta y a Distancia en la
    Universidad Nacional Abierta (UNA)

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