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El hijo del pueblo – José Alfredo Jimenez Sandoval




Enviado por torres_buenrostro



    19 –enero- 1926 23- noviembre-
    1973

    1. Su vida
    2. El difícil camino hacia
      el éxito
    3. Canciones «pa´todo
      el año»
    4. No llegó el primero pero supo
      llegar
    5. Siempre fue el
      mismo
    6. Otra faceta
    7. Si nos dejas… te vamos a llorar
      toda la vida
    8. Conclusión

    PRESENTACION

    Muy Pocos son los compositores y cantantes que han
    logrado la gloria de inmortalizarse al mantenerse como figura
    estelar por muchas décadas y continuar en ese primer plano
    después de muertos.

     El 19 de Enero de 1926, en la ciudad de Dolores
    Hidalgo, Guanajuato, México,
    nació quien habría de convertirse en el mejor
    intérprete de la música ranchera, de
    México; JOSE ALFREDO JIMENEZ SANDOVAL, este grande
    exponente de la canción vernácula, para
    después fallecer en la ciudad de México el 23 de
    Noviembre de 1973.

    JOSE ALFREDO JIMÉNEZ, logro ser uno de los
    mejores compositores de música ranchera mexicana, ya que
    en sus canciones le canta a su tierra, a las
    mujeres, ha la vida, al alcohol, sin
    duda alguna, este gran compositor ha demostrado aun
    después de muerto tener una gran aceptación en
    otros países como EUA, EUROPA, JAPON,
    CENTRO AMERICA Y OTROS PAISES DE ESTE MUNDO
    , sus canciones
    han sido gravadas en varios idiomas como lo es el ingles,
    francés, portugués, etc. José Alfredo
    Jiménez no ha muerto por que sigue vivo en sus canciones,
    las cuales compuso para que el pueblo se las cante, sin duda
    alguna sigue y seguirá entre nosotros, mientras sigamos
    escuchando su obra musical, el seguirá entre nosotros, y
    el día que el pueblo le falle ese día el ha de
    llorar, como lo dijo en una de sus canciones muy conocidas que es
    el "HIJO DEL PUEBLO".

    La música de José Alfredo Jiménez
    ha deleitado a millones de personas de diferentes países
    por varias décadas; ya sea en su propia y característica interpretación, o en
    los más variados estilos, voces y arreglos de una
    infinidad de intérpretes que van, desde los más
    sencillos trovadores, hasta los más renombrados cantantes
    rancheros y baladistas internacionales.

    Con canciones sencillas y de situaciones cotidianas
    expresadas con mucho sentimiento e inspiración, ha sido
    capaz de llegar indiscriminadamente a lo más íntimo
    del corazón y
    la mente de multitudes, desde los más humildes hasta los
    más intelectuales, quienes de han convertido en más
    de alguna ocasión, en protagonistas de sus historias o
    plegarias.

    SU VIDA

    El queretano Agustín Jiménez Albo era
    químico bacteriólogo y poseía la
    única farmacia de Dolores Hidalgo, Guanajuato. Su
    profesión y negocio le permitieron sostener a 4 hijos de
    primer matrimonio y
    otros 4 que tuvo con Carmelita Sandoval, a quién
    dejó viuda en 1936.

    Esta carecía de aptitud para los negocios y
    pronto llevó la botica a la quiebra. En
    busca de mejor suerte, se trasladó con todo y sus hijos a
    la ciudad de México, donde puso casa y una pequeña
    tienda en la calle de Ciprés, ubicada en un barrio de
    clase media pobretona.

    Un lustro después, ese negocio también se
    fue pique y nada impidió la desbandada familiar.
    Concepción, la hija, se casó y fue a vivir con su
    marido. Carmelita y dos de sus vástagos, Víctor e
    Ignacio, se instalaron en Salamanca, Guanajuato, donde el segundo
    trabajó en la refinería hasta 1953.

    José Alfredo Jiménez, de 10 años al
    morir su padre, a duras penas terminó la primaria en el
    colegio Franco Inglés,
    pues prefería irse de pinta con su amigo Jorge Gabilondo
    Patiño, hijo del célebre Cri Crí, con quien
    se unía a un grupo de
    maletillas que soñaban con ser toreros.

    Desde su niñez, entre juegos
    infantiles y tareas escolares, José Alfredo mostró
    su vocación componiendo versos, perfilándose hacia
    lo que sería su profesión, su gloria y su
    inmortalidad. En 1938, el futuro compositor, quién
    tenía 14 años, se sintió atraído por
    el canto, por lo que comenzó a presentarse en los
    festivales escolares vestido de charro e incluso escribió
    las que se pueden considerar sus primeras canciones dedicadas a
    sus animales
    preferidos. Trás el fallecimiento de su padre y motivado
    por el ímpetu de querer convertir en realidad lo que
    aspiraba ser, se marchó a la ciudad de México a los
    18 años en compañía de su tía Refugio
    Sandoval. Pero al llegar a la capital, los
    problemas
    económicos comenzaron y el compositor tuvo que abandonar
    sus estudios para trabajar como mesero en el restaurante "La
    Sierra
    ". lugar en el cual alternó sus labores con la
    composición, el canto y el fútbol.

    Primero en las filas inferiores del equipo capitalino
    Oviedo, y después en el Marte, donde disputó sin
    éxito
    la posición de portero a un tal Antonio Carbajal,
    más conocido por "la Tota", quien luego
    participaría en 5 campeonatos del mundo con la escuadra
    nacional.

    El relativo fracaso futbolístico obligó al joven
    Jiménez a buscar otro futuro. Ya había trabajado
    como vendedor de zapatos y se desempeñaba como mesero en
    una lonchería llamada "La Sirena", por el rumbo de
    San Cosme. Ahí se hizo amigo de Jorge Ponce, hijo del
    dueño, así como de los hermanos Enrique y
    Valentín Ferrusca, integrantes de un trío poco
    afortunado, Los rebeldes, con quienes empezó a cantar en
    restaurantes y bares de mala muerte.

    Era 1947 y en esa época, los cantantes famosos se
    presentaban en la radiodifusora XEW. José Alfredo iba
    diariamente hasta esa estación en busca de Jorge Negrete,
    Pedro Infante, Pedro Vargas, Miguel Aceves Mejía y otras
    celebridades del momento. Se había propuesto interesarlos
    en sus canciones, que para entonces, ya sumaban decenas.
    Sólo en 1950, Andrés Huesca y sus Costeños,
    aceptaron entonar "Yo":

    "Fuiste en mi vida

    un sentimiento

    que destrozó toditita mi alma

    quise matarme

    por tu cariño

    pero volví a recobrar la
    calma"

    EL DIFÍCIL
    CAMINO HACIA EL ÉXITO

    Para fortuna de Jiménez, estaba presente Mariano
    Rivera Conde, director artístico de una famosa firma
    disquera, quien le pidió mostrarle sus canciones, varias
    de ellas inspiradas por una joven veracruzana a la que el
    músico conoció cuando ambos tenían 21
    años: Paloma Gálvez.

    La musa era cuñada del dueño de un
    pequeño estudio de grabación en el que "Los
    Rebeldes
    " iban a hacer pruebas. La
    joven se hizo amiga del "muchacho de los tristes ojos
    azules
    ", quien le platicaba de su desdichado amor por una
    pariente lejana, maestra normalista a la que su familia le
    prohibió tener relaciones con el entonces mesero. Esa
    mujer era una a
    la que casi logró conquistar, era "Ella", la que
    quiso quedarse cuando vio su tristeza, "pero ya estaba escrito
    que aquella noche perdiera su amor
    ".

    El fracaso con "Ella" fue narrado una y otra vez
    a Paloma en el desaparecido café
    Kikos de la Avenida Juárez. De manera natural, la
    desventurada historia empezó a ser
    suplida por un cortejo que, a la postre, culminaría en
    boda, en junio de 1952, con  Miguel Aceves Mejía como
    testigo. La pareja tuvo dos hijos que llevan los nombres de la
    madre y el padre.

    La mujer cuenta que soportó con estoicismo los
    frecuentes enamoramientos del compositor, el cual llegó
    incluso a casarse con la hija del cómico Manuel Medel,
    María de Jesús, con quien tuvo 3 hijos, a los que
    deben sumarse por lo menos 4 que engendró con diversas
    mujeres. Pese a todo, el matrimonio de Paloma y José
    Alfredo nunca se disolvió, sobre todo por decisión
    del mismo cantante: decía a su primera esposa que de esa
    manera garantizaba el futuro bienestar de sus hijos y
    nietos.

    Paloma fue testigo del cambio radical
    que el éxito imprimió en aquel joven tímido
    e introvertido que acabaría por transformarse en un
    hombre
    platicador y dicharachero, espléndido anfitrión de
    frecuentes reuniones ofrecidas a sus amistades de la
    farándula con quienes estableció compadrazgos.
    Motivos para festejar le sobraban. Además de "Yo",
    y "Ella", otras canciones de José Alfredo se
    impusieron en el gusto popular, como "Cuatro caminos",
    "La que se fue", "Guitarras de media noche" y
    muchas mas que fueron grabadas por Pedro Infante, Jorge Negrete,
    Lola Beltrán, Miguel Aceves Mejía, Pedro Vargas, y
    otras luminarias.

    El mismo compositor obtuvo rotundos triunfos con sus
    propias interpretaciones, trabajó en varias
    películas y grabó más de 20 discos de larga
    duración. En su libro Amor
    perdido, el escritor Carlos Monsivais seña que José
    Alfredo fue el arquetipo de una conducta que en
    el cine
    exaltó e hizo concebible al galán charro, siempre
    enamorado y mal correspondido. La verdad fue muy distinta, pues
    las regalías de sus canciones las reciben 4 mujeres que
    tuvieron hijos con él. Una mas, renunció a sus
    derechos.

    Desde luego, las críticas al contenido de sus
    composiciones fueron constantes. En especial una de las letras
    mereció la acusación de que incitaba al alcoholismo:

    "Llegó borracho el borracho

    pidiendo cinco tequilas

    y le dijo el cantinero/ se acabaron las
    bebidas

    si quieres seguir tomando

    vámonos a otra cantina… Se fue borracho el
    borracho

    del brazo del cantinero

    y le dijo qué te tomas,

    a ver quien se cae primero,

    Aquel que doble las corvas, le va a costar su
    dinero…"

    En 1955 reapareció en su vida la maestra
    normalista de quien estuvo enamorado en su juventud, pero
    esta vez fue él quien la rechazó, pero aprovechando
    el conato de romance, compuso "Tu y las nubes" "Yo
    pa´arriba volteo muy poco, tu pa´abajo no sabes
    mirar
    ". Como en todas sus canciones, Rubén Fuentes se
    encargó de convertir el tarareo en el correspondiente
    arreglo musical.

    CANCIONES
    «PA´TODO EL AÑO»

    La producción musical de José Alfredo
    Jiménez, que ha pasado a formar parte del repertorio
    tradicional de los mariachis, es muy extensa, y reúne
    temas tan inolvidables como El rey, No me amenaces,
    Amanecí en tus brazos, Paloma querida, Camino de
    Guanajuato, Cuando vivas conmigo, Corazón, Te solté
    la rienda, Caballo blanco, Pa´todo el año, Cuando
    sale la luna, ¡Qué bonito amor!, Un mundo raro, La
    enorme distancia, y muchas pero muchas más.

    Sus composiciones adquirieron una enorme popularidad
    debido tanto a la belleza de su música como a la poesía
    de sus letras, que reflejaban un sentimiento sincero y directo,
    con el que el público podía sentirse
    fácilmente identificado.

    Hacia 1960, cuenta Paloma, empezaron los conflictos
    familiares, cada vez eran más frecuentes y prolongadas las
    ausencias del compositor, que se presentaba en su casa muy
    esporádicamente, por lo general unas cuantas horas. Eso
    sí: nunca faltó a los cumpleaños de ella o
    de sus hijos, ni a los aniversarios de boda. En 1968, la bebida
    le ocasionó una muy seria cirrosis hepática. Por
    rigurosa prescripción médica, durante dos
    años llevó una vida ordenada, que le
    permitió recuperar la salud y, de paso, como
    consecuencia, tomar un segundo aire: Cantaba
    mejor y tuvo varios éxitos sonados.

    Su último idilio fue con Alicia Juárez,
    una cantante del género
    ranchero de sólo 16 años. La conoció durante
    una gira por Estados Unidos, y
    el enamoramiento, fulminante, llevó a ese católico
    de siempre, a contraer nupcias ante el ministro de una secta de
    protestantes. Se inició así una relación
    marcada por riñas constantes y los celos de este marido
    que aventajaba 27 años a su pareja.

    Su triunfo definitivo lo alcanzó en 1950,
    año en que Andrés Huesca y sus Costeños
    grabaron la canción de José Alfredo titulada
    "Yo", pieza musical que se convirtió,
    rápidamente, en el primero de una larga serie de
    éxitos.

    NO LLEGÓ EL PRIMERO
    PERO SUPO LLEGAR

    Tras su contundente éxito con su tema
    "Yo", comenzó para José Alfredo un
    frenética actividad profesional. Actuó en palenques
    y centros nocturnos de todo el país, y trabajó en
    el teatro, la
    televisión y radio, tanto en
    México como en el extranjero, al tiempo que, a
    partir de los años cincuenta, muchos de sus temas fueron
    incluidos en innumerables cintas cinematográficas, como
    Tú y las nubes. En 1950 ganó el trofeo Disco
    de Oro, creado ese mismo año por el periodista Roberto
    Ayala.

    Su relación con el mundo del cine se
    intensificó pronto, ya que el propio Jiménez
    realizó intervenciones musicales y caracterizaciones en
    muchos filmes. En 1951 participó en la película
    Martín Corona, a la que siguieron otros importantes
    títulos, entre ellos, Póker de ases y Ni
    pobres ni ricos
    (1952), Los aventureros y la fiera,
    ambas rodadas en 1954, Camino de Guanajuato (1955),
    Guitarras de medianoche, La feria de San Marcos y Mis
    padres se divorcian
    , las tres realizadas en 1957, El
    hombre del alazán y Ferias de México
    , las dos
    realizadas en 1958.

    Además del éxito logrado como
    intérprete de sus canciones, pronto los artistas y
    cantantes de moda se
    disputaron el privilegio de incluir en su repertorio las
    composiciones de José Alfredo. Así, figuras
    mexicanas de la talla de Jorge Negrete, Pedro Infante, Miguel
    Aceves Mejía, Lola Beltrán, Javier Solís,
    Luis Miguel, Pedro Fernández
    , grupos musicales
    como los Ángeles Negros, bandas como la
    Machos
    y muchos más, al igual que cantantes populares
    de proyección internacional, como la famosa
    intérprete de la canción ranchera, la
    española María Dolores Pradera, insertaron
    en sus actuaciones y en su obra discográfica las piezas de
    José Alfredo, convirtiéndolas en entrañables
    temas de siempre.

    La producción musical de José Alfredo
    Jiménez, que ha pasado a formar parte del repertorio
    tradicional de los mariachis, es muy extensa, y reúne
    temas tan inolvidables como El rey, No me amenaces,
    Amanecí en tus brazos, Paloma querida, Camino de
    Guanajuato, Cuando vivas conmigo, Corazón, Te solté
    la rienda, Caballo blanco, Pa todo el año, Cuando sale la
    luna, ¡Qué bonito amor!, Un mundo raro, La enorme
    distancia, y muchas pero muchas más.

    Por todo ello, José Y aunque trabajó en el
    cine, José Alfredo nunca dejó de escribir, (Llega
    la inspiración. Consume el cigarro. El reto es una hoja
    blanca), en especial de sus problemas personales, entre los que
    una composición que dedicó a su hermano, quien
    muriera en Salamanca, titulada "Caminos de Guanajuato",
    que a la letra dice:

    "no vale nada la vida

    la vida no vale nada/comienza siempre
    llorando

    y así llorando se acaba

    por eso es que en este mundo

    la vida no vale nada…"

    Le cantó también al desamor, pues
    triunfó innumerables decepciones, las que plasmó en
    temas como "Que te valla bonito":

    "…me cansé de rogarle…

    me cansé de decirle que yo sin ella de pena
    muero…"

    Escribió también "La enorme
    distancia
    ":

    "Estoy tan lejos de ti

    y a pesar de la enorme distancia

    te siento junto a mí,

    corazón con corazón

    alma con alma…"

    Después de alcanzar la fama José Alfredo
    también compuso canciones a mujeres de la talla de Irma
    Dorantes, "Muy despacito"; Columba Domínguez,
    "Si nos dejan"; Irma Serrano, "Te quiero, te
    quiero
    "; Lola Beltrán, "Qué bonito
    amor
    "; Irma Serrano "no me amenaces"; Lucha Villa:
    "Amanecí en tus brazos", "Debí enamorarme
    de tu madre
    "; Alicia Juárez.

    Asimismo escribió canciones dedicadas al alcohol,
    problema que padeció el compositor Alfredo ha sido objeto
    de múltiples homenajes póstumos, entre ellos los
    que sobresalen la devaluación de una estatua en la Plaza
    Garibaldi y una película, producida por Carlos Amador,
    "Pero sigo siendo el Rey", en donde fue personificado por
    Leonardo Daniel.

    En su última presentación por la televisión
    en el programa
    "Siempre en Domingo" , José Alfredo estrenó
    su composición "Gracias", el la cual se
    anticipó a su final:

    "Cómo pagar

    que me quieran a mi

    por todas mis canciones…",

    Para morir poco después, el 23 de noviembre de
    1973. Sus composiciones adquirieron una enorme popularidad debido
    tanto a la belleza de su música como a la poesía de
    sus letras, que reflejaban un sentimiento sincero y directo, con
    el que el público podía sentirse fácilmente
    identificado.

    SIEMPRE FUE EL
    MISMO

    A principios de
    1973, José Alfredo se notaba ya muy desmejorado, entraba
    en la última etapa de su vida. a pesar de eso, y de que se
    le veía triste, nunca dejó de ser el mismo: el
    inspirado compositor, en intérprete entonado, el artista
    profesional, y el empedernido bebedor.

    "Y claro, comenzó a recurrir al hospital, hasta
    donde sus compañeros del Mariachi Vargas y demás
    amigos tuvieron la oportunidad de visitarlo en cinco ocasiones. Y
    era el mismo vacilador, el cuate siempre pendiente de uno y de
    las familias, preocupado por sus hijos, por aquellos amigos que
    él sabia muy bien que algo necesitaban".

    OTRA
    FACETA

    Poca gente sabía que era también un
    ingenioso compositor de cuentos
    colorados, de chistes de
    todos los colores, que a la
    fecha son utilizados por casi todos los humoristas, o que a
    través del tiempo han pasado al poder del
    dominio
    público.

    "Y ¡ah, qué gracia tenía para
    contarlos y facilidad para inventarlos! Si estaba en alguna
    reunión y se le prendía el foco, nomás se
    paraba y comenzaba a caminar de un lado a otro, con la mano en la
    barbilla. Y de repente gritaba: ¡ya está!
    A’í les va éste… y se soltaba a contar, no
    solamente uno sino dos y hasta a veces hasta tres cuentos o
    chistes que en ese momento había compuesto".

    SI NOS DEJAS… TE
    VAMOS A LLORAR TODA LA VIDA

    Fallecido en la capital mexicana el 23 de Noviembre de
    1973 a la edad de 47 años, JOSE ALFREDO JIMENEZ mantuvo su
    reinado hasta que él quiso, fué uno de los
    compositores más prolíficos de la música
    vernácula mexicana, cuyas canciones "El Rey", La Media
    Vuelta", y "Ella
    ", entre otras, han enriquecido la
    música popular internacional.

    Ahora después de 25 años de su
    fallecimiento, el corazón y cariño de multitudes le
    han tributado su reconocimiento, consagrándolo como el
    más grande de los compositores de la música
    ranchera de México.

    "Dios lo tenga en su
    Santa Gloria, que descanse en Paz"

    CONCLUSIÓN

    La verdad es que, hasta la fecha, no ha surgido un
    compositor que se le parezca a José Alfredo, a pesar de
    que hay muchos nuevos y muy buenos. Definitivamente, el mejor a
    sido, y será, el gran José Alfredo
    Jiménez… bueno, en plan de
    comparación con Juan Gabriel, pues hay todo un desierto de
    distancia, a pesar de que el de Juárez, también
    tiene canciones muy buenas, y que es un magnífico y
    prolífico compositor

    Y en efecto, "hemos tenido muchos y muy buenos
    compositores, pero creo que las personas que ahora están
    al frente de las compañías disqueras, ni siquiera
    se imaginaban el talento que se encuentra desperdiciado, ellos
    están aferrados a ignorar, pero en cuestiones de
    música ranchera, José Alfredo "sigue siendo el
    Rey
    ".

    El Rey

    (José Alfredo
    Jiménez)

    Yo se bien que estoy afuera
    Pero el día que yo me muera
    Se que tendrás que llorar

    Llorar y llorar
    Llorar y llorar

    Dirás que no me quisistes
    Pero vas a estar muy triste
    Y así te vas a quedar

    Con dinero y sin dinero
    Hago siempre lo que yo quiero
    Y mi palabra es la ley
    No tengo trono ni reina
    Ni nadien quien me comprenda
    Pero sigo siendo el rey

    Una piedra en el camino
    Me enseño que mi destino
    Era rodar y rodar

    Y después me dijo un
    arriero
    Que no hay que llegar primero
    Pero hay que saber llegar

    Con dinero y sin dinero
    Hago siempre lo que yo quiero
    Y mi palabra es la ley
    No tengo trono ni reina
    Ni nadien quien me comprenda
    Pero sigo siendo el rey

    Realizada por:

    Juan Cervantes Jaramillo.

    Dolores Hidalgo,

     

     

     

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