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Estrategias colectivas de los civiles en zonas de guerra




Enviado por maurogood



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    Indice
    1.
    Introducción

    2. Antecedentes
    3. Interdependencias e
    interacciones

    4. El modelo de Morris (2000)
    y los juegos de interacción local

    5.
    Conclusiones

    6. Referencias
    Bibliográficas

    1.
    Introducción

    El instinto de conservación de los individuos que
    habitan las zonas de guerra -el medio más hostil de todos-
    se agudiza a medida que se intensifican los combates y las
    presiones de uno y otro bando; muchos permanecen arraigados a su
    tierra y otros
    huyen, en busca de alguna oportunidad para seguir viviendo y no
    ser víctimas de un enfrentamiento entre terceros.
    La barbarie se apodera de estas regiones a través del
    despliegue de un poderío
    militar que obliga a sus habitantes a pensar en que sólo
    tienen dos opciones: quedarse o abandonar la zona en donde viven.
    No es difícil deducir que una de las razones por las
    cuales estos sujetos se ven presionados a elegir entre ambas, es
    la amenaza continua a su supervivencia como individuos, pero en
    sentido más limitado y un poco menos general, se trata de
    "razones instrumentales y prácticas asociadas al deseo de
    sobrevivir y de usar oportunidades económicas disponibles"
    (Salazar, 2001). Esto quiere decir que los civiles en medio del
    conflicto
    deben idear continuamente formas de prolongar su existencia
    misma, a partir de las posibilidades que ofrece una región
    o zona afectada, lo que implica detenerse un poco para examinar
    su situación y las opciones que ahí se generan para
    continuar existiendo.

    Es clara la consideración de los civiles como
    posible enemigo interno o potencial colaborador por parte de
    quienes ejercen el control a
    través de las armas en las
    zonas a las que me he referido. Lo económico y lo social
    quedan subsumidos a los objetivos
    militares de seguridad,
    defensa y consolidación de un proyecto
    político, mientras los no armados deciden qué
    hacer.

    A la hora de tomar la decisión, tanto razones
    económicas, políticas,
    de sueños o de objetivos individuales, no dejan de ser
    importantes para quienes, por cualquier razón, deben
    soportar el ambiente de la
    guerra; pero cuando se trata de conservar su propia vida,
    abandonar o permanecer es una disyuntiva que debe ser asumida
    individualmente y a pesar de todo. El tiempo para
    resolverla es cada vez más corto, pues el continuo
    accionar de los enfrentamientos y del conflicto mismo, implica la
    reacción inmediata de unos individuos que deben
    reconstruir a cada instante (casi con el transcurrir de las
    horas) sus expectativas en torno a las
    condiciones en que se va a encontrar el territorio en el que
    están establecidos, luego de decidir si permanecer o no
    allí. Es decir, deben evaluar constantemente y durante
    períodos muy cortos, la posibilidad de seguir viviendo. De
    esta forma el grado de incertidumbre se incrementa.
    El costo de
    oportunidad de la elección incluye entonces, además
    de las oportunidades económicas que ofrece el territorio,
    las probabilidades de supervivencia en medio de las
    confrontaciones armadas.
    El acceso a la información juega un papel
    importante. Esto es, la forma como se reduce la incertidumbre y
    cómo se contrarrestan los efectos sufridos por la guerra
    mientras se toma una decisión definitiva: en una instancia
    inicial, el individuo prefiere permanecer en el sitio donde hasta
    el momento se ha sostenido a salvo (ya que es ahí donde el
    acceso a la información para tal efecto resulta menos
    costoso), pues es su propio entorno y esto hace que se tenga una
    ventaja en la construcción de expectativas en este
    sentido. No obstante, el costo de la información necesaria
    para permanecer se incrementa a medida que aumenta el peligro de
    habitar en la zona. Se trata de sobrevivir al menor costo posible
    y para ello, los ciudadanos -muchos en medio del fuego cruzado-
    deben tener en cuenta una acumulación previa, no
    sólo de ingresos y de
    bienes
    materiales,
    sino de conocimiento
    de su entorno social, económico y político
    adquirido a lo largo de su estadía en un espacio cuyas
    condiciones no son las mismas que cuando decidieron establecerse
    en él, sino que han ido cambiando y cada vez con mayor
    frecuencia. Con el correr del tiempo, para ellos es más
    difícil sortear situaciones y esto los obliga a corregir
    sus expectativas sobre las posibilidades de seguir su vida
    allí, donde están sus tierras y su propia historia, y las de
    reconstruirse en otro lugar.

    Es así como la decisión depende de
    circunstancias propias del tiempo en el cual debe tomarse. Hablo
    de aquellos factores que van más allá de lo
    económico visto como la percepción
    de un ingreso que el agente debe racionalmente usar para
    maximizar su utilidad
    particular. Es decir, del desconocimiento casi total del futuro
    inmediato (que este tipo escenarios supone y que
    indiscutiblemente afecta lo sicológico y lo social de
    manera directa), producto de
    una permanente presión
    ejercida por quienes combaten, sobre quienes deben examinar si es
    viable continuar ocupando un lugar donde podría peligrar
    su existencia.
    El ingreso (asumido como la mínima certeza de que la zona
    y su entorno brinden la posibilidad de adquirir los bienes y
    servicios
    necesarios para vivir, dada su función de
    utilidad individual) y la incertidumbre (vista como la amenaza a
    la supervivencia dentro de dicha zona en un tiempo t y partiendo
    de la percepción que tiene el individuo del territorio en
    el que se encuentra) son las dos variables que
    van a determinar la permanencia del agente no armado en estos
    territorios llamados inestables o en disputa, que deberán
    mantenerse en condiciones favorables para él por lo menos
    hasta el período siguiente o, de lo contrario, se
    verá obligado a abandonar.

    Modelar la probabilidad de
    permanecer o no en una zona donde un conflicto armado se torna
    crudo, es el objetivo
    central de este trabajo.
    La elección final, en un tiempo t-1, de otros individuos
    bajo condiciones idénticas, se introduce al peso de la
    información en el momento de definir el modelo. Esto
    quiere decir que los individuos ubicados en un territorio
    inestable sostienen relaciones tanto con agentes armados como con
    desarmados. Entonces, para decidirse, los civiles no sólo
    toman información que es producto de la negociación de su propia vida con
    militantes de uno y otro grupo, sino
    que también son fruto del aprendizaje de lo
    que otros, en similares circunstancias, han elegido. Dichas
    relaciones serán definidas como la influencia que la
    sociedad, o un
    grupo específico, ejerce sobre el individuo en la toma de
    sus decisiones y son conocidas como interacciones. En este
    sentido, se trata de describir los efectos derivados de los
    comportamientos de sujetos económicos, situados en zonas
    de guerra, en condiciones de interdependencia.

    Este trabajo es esencialmente teórico y
    está dividido en tres partes, la primera de ellas
    comprende la revisión bibliográfica de algunos
    modelos que
    abordan los conflictos
    armados desde la perspectiva de quienes se consideran sus
    protagonistas principales, es decir, de ideólogos,
    estrategas militares y gobernantes. Posteriormente se centra en
    la modelación alternativa (nueva economía social) que
    exponen, entre otros, Durlauf &Young (2001) y que se basa en
    las interacciones de agentes a partir de la pertenencia a
    grupos
    sociales determinados, para finalmente, introducir el modelo
    de Stephen Morris (2000), desde el cual se propone, a
    través de los llamados juegos de
    interacción local, una forma de encontrar la probabilidad
    de abandono o permanencia de civiles en una zona de
    guerra.

    2.
    Antecedentes

    La teoría de
    juegos ha hecho grandes avances en el estudio de la teoría
    de conflictos: Roemer (1985) plantea un modelo económico
    de la revolución
    rusa. Son dos jugadores (Lenin y el Zar) que compiten por "el
    apoyo por parte de coaliciones de la población". El grado de apoyo popular de
    cada uno determina la probabilidad de una revolución
    que uno de los dos jugadores (Lenin) busca maximizar mediante una
    estrategia
    política
    de redistribución del ingreso y el otro (el Zar) minimizar
    por medio de la represión. El modelo conduce a dos
    estrategias de
    equilibrio que
    maximizan la utilidad de ambos jugadores: muestra que una
    solución para juegos de este tipo es que el Zar mueva
    primero, es decir, la revolución ocurre luego de las
    acciones que
    efectúa el agente represivo. El propósito general
    de este modelo es mostrar que las revoluciones podrían ser
    vistas como un fenómeno susceptible del análisis racional. Más
    específicamente su propósito sería
    racionalizar lo que de otra forma podría parecer un
    comportamiento
    ideológico de los dos antagonistas mencionados. El autor
    afirma que "la ideología de un agente es una
    limitación al momento de escoger una estrategia factible
    para alcanzar su objetivo", pues una ideología impone un
    obstáculo al uso debido de los recursos para
    lograrlo. Por tanto, este artículo es una forma diferente
    de pensar en ideologías; ya que asume que ambos jugadores
    no las tienen (o están incluidas en su objetivo
    estratégico) en el sentido de que ninguno se comporta de
    manera desinteresada para alcanzar el beneficio. Lenin busca
    maximizar la probabilidad de revolución y el Zar
    minimizarla. Sin embargo, cada uno de ellos encuentra su
    óptimo como si se comportaran bajo el efecto de sus
    ideologías. Mientras Lenin propone progresivas
    redistribuciones del ingreso, el Zar anuncia penalizaciones o
    sanciones para los miembros de la población que se unan a
    la anunciada revolución si ésta no llegase a
    ocurrir.

    Roemer, en su análisis trata de mostrar que el
    Zar exitoso tenderá a tener una ideología que le
    permita minimizar la probabilidad de revolución, mientras
    el líder
    revolucionario es el único cuya ideología no lo
    compromete a usar estrategias que cualquier desinteresado
    optimizador usaría. Finalmente, existe un par de
    estrategias de equilibrio que maximizan las utilidades de los
    jugadores, ocurra o no la mencionada
    revolución.

    Por su parte, Grossman (1999) introduce un modelo que
    muestra una teoría económica de la
    revolución como "la manifestación de la rivalidad
    cleptocrática". Para él, la probabilidad de una
    revolución exitosa radica en factores estocásticos
    como la habilidad del líder revolucionario potencial en
    una determinada organización, y es la habilidad misma la
    que define la efectividad esperada del grupo revolucionario con
    respecto a quienes la contrarrestan (ejército de derecha).
    Tres jugadores: Gobierno,
    líder insurgente y obreros y/o campesinos. Los dos
    primeros luchan por el poder, definido como el derecho de
    explotar a los campesinos y a sus familias, quienes son los
    miembros productivos de la sociedad. Los agentes siguen reglas
    "cleptocráticas", definidas por el autor como las que
    maximizan la riqueza esperada de su "clientela" (que incluye a
    los actuales dueños de la tierra, del
    capital y la
    clase parásita como la corte real, gobernantes y
    élite militar). Para extraer ingresos adicionales de los
    productores, este tipo de regla permite el despliegue de
    soldados, cuya función es disuadir el revolucionario
    potencial, líder de la
    organización, o reprimir la revolución si
    ésta llegase a ocurrir.
    Según el modelo, el líder revolucionario potencial
    es un empresario que recluta, despliega y recompensa insurgentes.
    De este modo intenta maximizar la riqueza esperada de sus
    colaboradores ("clientela"). Una revolución en esta
    teoría es un intento de derrocar las reglas actuales y
    volcarlas en favor del líder revolucionario y su gente. En
    otras palabras, tratar de establecer nuevos derechos de propiedad,
    subir al poder a una nueva clase dirigente, o a ambas al
    tiempo.

    En este análisis se modela la efectividad
    esperada de los insurgentes, con respecto a los soldados, como
    una variable aleatoria que puede depender de factores
    estocásticos como la destreza del líder
    revolucionario para organizar la insurrección, así
    como la habilidad del actual gobierno para neutralizar
    revoluciones y disminuir la ayuda internacional para ambos
    bandos.
    Dada una serie de condiciones, se fijan las funciones a
    maximizar. En primer lugar, por parte de las familias, las cuales
    tienen un ingreso esperado que, a grandes rasgos, es el costo de
    oportunidad de dedicarse a la producción para el mercado, de ser
    soldado, ser insurgente y dedicarse a la producción
    casera. El resultado va a depender de las elasticidades de cada
    una de estas variables con respecto al ingreso esperado, mientras
    el líder revolucionario potencial deberá maximizar
    una función que representa la riqueza neta esperada de sus
    colaboradores.
    Por último se analizan las decisiones del gobierno
    reinante, que deberá maximizar una función
    compuesta por la riqueza bruta esperada de su "clientela" en el
    período de su gobierno.

    Uno de los principales aciertos de Grossman es el
    hallazgo de la probabilidad de ocurrencia de una
    revolución exitosa. La función, que depende
    solamente de las estimaciones de los factores estocásticos
    que determinan la efectividad esperada de los insurgentes,
    muestra que se gastan más recursos en disuadir
    revoluciones que no ocurren que cuando se llevan a
    cabo.

    El equilibrio del sistema se
    encuentra en el nivel óptimo de gasto militar que disuade
    al grupo insurgente.
    Gorbanef y Jácome (2000) aplicaron el modelo de Grossman
    al caso colombiano. Encontraron que el esfuerzo defensivo del
    gobierno crece si se incrementa la habilidad o capacidad de
    gestión
    del líder. Concluyen también que el gasto militar
    es inversamente proporcional a la utilidad del ocio, por lo que
    afirman que "el salario que gana
    un insurgente debe ser superior a la utilidad del ocio para
    mantener la actividad subversiva". Para ellos el tamaño
    del PIB es
    directamente proporcional a los ingresos de ambos líderes,
    pues un aumento de la producción Nacional incrementa los
    ingresos tanto del gobierno, por ingresos disponibles para la
    guerra, como para el líder insurgente a través de
    "ingresos tributarios".

    Estos avances muestran el conflicto armado desde una
    óptica
    que apunta a desarrollar las estrategias de sólo algunos
    de sus actores. Es decir, muestran los resultados de equilibrio o
    desequilibrio de los actores armados y cómo su
    búsqueda racional de beneficio conlleva a situaciones
    cuyos efectos son sufridos por la población civil. En este
    sentido es importante tener en cuenta que esta última debe
    sortear situaciones dentro de la guerra, y como ya
    mencioné, se ven obligados también a elegir una
    estrategia de supervivencia, donde se trata de escoger entre
    quedarse o abandonar el área dentro de la cual su
    integridad se encuentra amenazada. Para resolver esta
    cuestión, es pertinente modelar el comportamiento de
    individuos que actúan bajo una racionalidad que sobrepasa
    los límites
    del individuo maximizador, pues es su vida la que está en
    juego y ella
    no solamente depende de los elementos clásicos de una
    función de utilidad individual a maximizar
    (restricción presupuestaria, gustos, preferencias, etc.,),
    sino que también intervienen variables que estructuran
    decisiones dentro del conjunto de una población, donde los
    sucesos históricos y el entorno social pueden provocar
    fenómenos de coherencia entre los individuos que conforman
    la misma y pueden ser capaces de determinar unívocamente
    el resultado final de un determinado proceso.

    3. Interdependencias e
    interacciones

    Steven N Durlauf & H. Peyton Young (2001), proponen
    un camino para resolver situaciones en las que "los individuos
    están influenciados por las elecciones de otros". La
    propuesta metodológica de estos autores pone de manifiesto
    la necesidad de la llamada nueva economía social, de
    modelar un sistema socioeconómico como un conjunto de
    individuos heterogéneos. Para ellos el seguimiento de los
    intereses propios e individuales, conlleva a resultados que son
    socialmente subóptimos debido a las externalidades creadas
    por decisiones de tipo particular. Este tipo de modelos, en cuyos
    procesos el
    tiempo es irreversible, son capaces de incorporar heterogeneidad
    y dependencias cruzadas entre individuos. A través de
    mecanismos de interacción, se muestra cómo, gracias
    a que los agentes toman decisiones sucesivas unas de otras,
    existe un mecanismo de retroacción que involucra las
    decisiones pasadas de unos agentes, en las elecciones futuras de
    otros. Más precisamente, se trata de un sistema en el que
    la información de salida vuelve, en parte, como
    información de entrada en un momento posterior del
    tiempo.

    Los autores efectúan varios ejercicios que
    muestran cómo los métodos
    basados en interacciones pueden proveer resultados concretos; han
    sido usados para interpretar fenómenos tales como hijos
    por fuera del matrimonio
    (out-of-wedlock births) y tasas de abandono de escuelas
    secundarias (high school dropout rates), casos donde las
    decisiones individuales reflejan el deseo de seguir el
    comportamiento de un grupo de referencia y donde no precisamente
    se entra a un juego en el que se busque una ganancia
    específica, de un bien o de un ingreso en
    particular.

    Una formulación inicial ilustra el panorama de
    modelación. Quiero plantear así el contexto formal
    de la disyuntiva a la cual se enfrentaría un individuo en
    circunstancias de guerra y los factores que influyen en su
    decisión. Siendo consiente de que es sólo una de
    las formas de hacerlo, finalmente se resolverá en
    términos de probabilidades.
    Como primera medida, se hace necesario partir de una
    función individual, que va a determinar la decisión
    de abandonar o no la zona donde está ubicado el
    agente:

    ε=f (Y,q );
    Es una función continua en el tiempo, donde el ingreso Y=f
    (yt–yt-1),
    quiere decir que el individuo evalúa su ingreso actual
    (mínima certeza de que la zona y su entorno brinden la
    posibilidad de adquirir los bienes y servicios necesarios para
    vivir, dada su función de utilidad individual) y lo
    compara con el del período anterior, y q =incertidumbre en t, definida
    como la amenaza a la supervivencia dentro de un territorio
    inestable, en un tiempo t y partiendo de la percepción que
    tiene el individuo del territorio en el que se encuentra en ese
    momento. Entonces, –1 Y 1 y
    0 q 1. Y[-1,1] porque se
    están evaluando las pérdidas en términos de
    "ingresos negativos", es decir, la diferencia entre el ingreso
    del período anterior y el actual, podría arrojar
    valores
    menores que 0.

    p si Y>0 ^ q 0,5

    ε = y

    np si Y0 ^ q
    >0,5

    Donde p significa permanecer y np no permanecer en la
    zona. El valor 0 es
    arbitrario. Sin embargo, representa el costo de oportunidad
    mínimo para la decisión. Esto quiere decir que
    existe un ingreso de reserva y un grado de incertidumbre que van
    a determinar la elección del individuo.

    En detalle, se tienen estas situaciones:

    1. Si Y>0 ^ q 0,5 ε=p.
    2. Si Y0
      ^ q > 0,5
      ε=np.
    3. Si Y<0 ^ q 0,5 ε=np.
    4. Si Y

    0 ^ q
    >0,5 ®
    ε= np.

    Para los casos 3. y 4. existen preferencias
    lexicográficasque suponen un ordenamiento de la
    elección, por tanto, el peso relativo de cada variable
    aquí, está definido por el individuo mismo y el
    nivel de amenaza a su supervivencia. El valor que tome la
    incertidumbre, entre 0 y 1, equivaldrá a la
    percepción que se tenga en ese instante sobre el grado de
    dicha amenaza, o sea que la variable q variará según la intensidad
    de los combates o hechos de violencia
    causados por el recrudecimiento del conflicto en la zona. Esto
    significa que a cada una de las "zonas rojas" los individuos
    asignan un grado de incertidumbre que las identifica según
    sus condiciones y su entorno; caracterizándolas a su vez
    como un territorio inestable (más adelante, el escenario
    de las interacciones).

    Encontrar las posibilidades de abandonar y/o de
    permanecer en las zonas de conflicto, con un ingreso esperado y
    una incertidumbre percibida, se vuelve interesante si,
    además, para encontrar una regla de decisión, se
    tienen en cuenta el peso relativo de la acción escogida
    por alguien en un ambiente similar) (u), la información
    (i) (aprendizaje) acumulada y la riqueza (s). El incremento en el
    valor de estas variables haría cambiar la incertidumbre a
    la inversa, esto es, la última variable obedece al ahorro
    monetario a lo largo de los períodos, que para
    simplificar, permanecerá en céteris páribus,
    al igual que la comparación que realiza el individuo del
    ingreso presente con el del período anterior, con el de
    otra zona o el del "history peak", que hace referencia al punto
    más alto del pasado (pues considero que es tarea de un
    análisis clásico de maximización estática).
    Las dos primeras están relacionadas con el grado de
    conocimiento que tiene el individuo de su hábitat, el
    lugar de beligerancia. Así, las variables u e i,
    serán las determinantes, ya que, por lo ya anotado hasta
    aquí, son las de mayor peso en la escogencia
    final.

    Puede verse que se trata, más que de mostrar una
    estadística sobre si se quedan los civiles
    o no, de hallar, como ya he anotado, la probabilidad de que
    ocurra un evento determinado cuando depende de otros que han
    sucedido partiendo de una acumulación previa, tanto en
    conocimiento y percepción, como en bienes materiales.
    Además no es difícil intuir que mientras los
    individuos se ven involucrados en situaciones de elevada zozobra,
    tratan de disminuir la probabilidad de morir. El ingreso
    monetario es una condición necesaria y no suficiente para
    tal objetivo.

    Cadenas de Markov
    Las cadenas de Markov son una buena alternativa para modelar la
    probabilidad de que ocurra un evento cuando depende del evento
    inmediato anterior. Las series de eventos de este
    tipo tienen memoria,
    "recuerdan" el último evento y esto condiciona las
    posibilidades de los eventos futuros. Esta dependencia del evento
    anterior distingue a las cadenas de Markov de las series de
    eventos independientes, como tirar una moneda al aire o un
    dado.

    En la figura 2.1 se muestra el proceso para formular una
    cadena de Markov. El sistema, compuesto por una sucesión
    de estados (generador de Markov) produce uno de n eventos
    posibles, Ej, donde j = 1, 2, . . . , n, a intervalos
    discretos de tiempo (que no son necesariamente iguales). Las
    probabilidades de ocurrencia para cada uno de estos eventos
    dependen del estado del
    generador. Este estado se describe por el último evento
    generado. Aquí, el último evento generado fue
    Ej, de manera que el sistema se encuentra en el estado
    Mj.
    Para el caso que me ocupa, hay dos eventos posibles, entonces, j
    = (p, np); Permanecer (p) o no permanecer (np) en el lugar. Por
    lo que el sistema tendría dos estados posibles
    Mj = (p, np).
    En la figura 2.2. P(p⃒Mj) y P(np
    ⃒Mj) son la probabilidad de transición
    del estado Mj al estado p o al estado np. Es una probabilidad
    condicional. La importancia de esta modelación radica
    entonces, en saber el estado actual y las probabilidades de
    transición de un estado a otro.

    Probabilidades de transición (permanecer –
    no permanecer)
    Una forma de describir una cadena de Markov es con un diagrama de
    estados como el que se muestra en la figura 2.3., donde
    se ilustra un sistema de Markov con los dos estados posibles que
    he planteado: p y np. La probabilidad condicional o de
    transición de moverse de un estado a otro se indica en el
    diagrama (Figura 2.3).
    El paso siguiente es encontrar la Matriz de
    transición, que implica hallar la probabilidad de que un
    individuo decida permanecer o no en una zona con determinadas
    características económico-sociales,
    políticas y culturales. Se trata pues, de hallar la
    probabilidad de que el individuo (sistema) arroje un estado,
    producto de algún tipo de coordinación entre individuos o de
    convenciones formadas en el tiempo. Si existe tal
    coordinación con respecto a la decisión sobre el
    camino a seguir, es importante saber la naturaleza del
    juego a resolver, es decir, no se trata de la lucha entre dos o
    más jugadores maximizadores por un premio o pago
    específico, sino de encontrar la posibilidad de ocurrencia
    de un evento en un proceso, cuando existen dos alternativas
    posibles.
    Es preciso entonces caracterizar los estados; es decir,
    establecer la diferencia entre p y np en
    términos de su estructura
    misma y de las implicaciones que tiene un escenario de guerra,
    partiendo de que las condiciones previas a la decisión de
    permanecer o no dentro de una zona en conflicto, son producto de
    unas circunstancias previamente consideradas por el agente.
    La permanencia en un territorio determinado, a pesar de la
    guerra, depende del grado de confianza que éste le genere
    al individuo. Si decide no abandonar el área significa que
    le proporciona una mínima certeza de poder sobrevivir
    ahí. La alta probabilidad de continuar en una zona
    determinada, para el individuo, es la representación de un
    territorio estable.
    Por el contrario, abandonar un lugar que no proporciona la
    confianza necesaria para continuar en él, significa que el
    individuo se encuentra en un territorio inestable o con alto
    grado de incertidumbre. A pesar de esto, es posible encontrar
    pobladores en este tipo de territorios. Entonces, no se tiene una
    señal para coordinarse sobre alguna estrategia, por lo que
    es preciso suponer que el peso de las variables u e i
    (introducidas anteriormente en ) en la decisión es mayor. Se trata
    de

    individuos cuyas elecciones en el tiempo se ven
    influenciadas por las elecciones de toda una población,
    que aunque heterogénea, está habitando un espacio
    homogéneo denominado territorio inestable y está
    dividida en dos: quienes se coordinan para decidir quedarse y
    quienes lo hacen para abandonar la zona de conflicto.

    Es evidente que más que una variable que
    influencia el comportamiento de un modelo, lo que implica el peso
    relativo de la acción escogida por alguien en un ambiente
    similar (u) es la aparición de un fenómeno social;
    pues a la luz de las
    interdependencias (Durlauf & Young, 2001) varios autores
    intentan dilucidar, entre otras, patologías sociales como
    el crimen (Case and Katz 1991; Glaeser, Sacerdote, and Scheikman
    1996; Glaeser and Scheinkman, capítulo 4), embarazos en
    adolescentes,
    tasas de abandono de colegios (Crane 1991) y de fumadores (Jones
    1994); la contribución de la nueva economía social
    al entendimiento de este tipo de fenómenos está en
    su explícito análisis del papel de las influencias
    grupales en la determinación de comportamientos
    individuales y, a su vez, de la formación de influencias
    grupales a partir de interacciones entre individuos. Las
    interacciones incluyen la evaluación
    de los procesos de acuerdo al peso que tienen en su historia, los
    pequeños eventos históricos, los procesos de
    aprendizaje y memorización influyen en los estados del
    sistema. La complejidad de este tipo de sistemas hace que
    sus resultados sólo se puedan predecir a través de
    la observación de más de uno de los
    estados de la secuencia anterior. La interacción
    actúa sobre las probabilidades de transición
    internas del proceso, alterándolas irremediablemente a lo
    largo del tiempo. No se asume aquí un comportamiento
    maximizador o racional, sino que sólo se requiere un
    comportamiento homogéneo de las unidades decisivas en el
    tiempo.
    La condición heterogénea de los civiles implica
    que, además de sus particulares características
    político-sociales, los elementos poblacionales de una zona
    en conflicto están atravesados por componentes culturales
    que afectan las decisiones de un individuo que, como tal,
    está limitado por su entorno. Esto puede inducir a
    múltiples equilibrios del comportamiento promedio de una
    comunidad que
    se encuentre inmersa en la guerra. La interdependencia supone
    que, en lo que hagan, los miembros de una población pueden
    llegar a comportarse relativamente de forma similar. A su vez,
    esta indeterminación introduce el papel de la historia,
    las convenciones y las normas
    sociales.

    Aún así, podría asumirse que la
    decisión de abandonar o quedarse es perfectamente
    predecible a través del producto de un problema
    común de maximización de una función de
    utilidad individual, pero esto requeriría perfecto
    aprendizaje de los determinantes del comportamiento de cada
    actor, es decir, serían necesarias muchas matrices de
    transición entre individuos que se enfrentan a la misma
    decisión. Además de que cada uno conozca el
    resultado de todas las confrontaciones. Por esto, considero que
    es más razonable modelar este tipo de comportamientos como
    una variable aleatoria, histórica, que refleje la
    heterogeneidad que no es observable a la hora de
    decidir.

    Un sencillo ejemplo inicial introduce lo que más
    adelante será la formalización del problema que se
    ha venido desarrollando:
    Suponiendo que cada individuo tiene 2 vecinos enfrentados a la
    misma disyuntiva, definir si permanece o no en un territorio,
    para cada uno, depende de lo que haga su colindante. Los posibles
    comportamientos de los agentes son permanecer y no permanecer.
    Quedarse en el lugar resultaría ventajoso si y sólo
    si al menos uno de sus dos vecinos continúa ahí en
    el momento t-1(gracias al efecto de la interacción), es
    decir, justo antes de tomar la decisión. Dadas las
    condiciones de la guerra, abandonar el territorio podría
    ocurrir sin previo aviso (para el ejemplo, se supone
    también que cada uno de los habitantes podría
    guardar lealtad a uno de los grupos
    combatientes, por lo menos hasta el estado siguiente),
    manteniendo constante su stock de riqueza (s) y la
    información acumulada (i). Quiere decir entonces, que no
    puede saberse a ciencia cierta
    en qué momento uno de los vecinos no va a continuar
    viviendo allí.

    i) En un momento t (repartido al azar a lo largo del
    tiempo T) el individuo "sale" a cerciorarse si sus
    compañeros aún habitan su casa y decide lo que va a
    hacer. Ahora hay tres posibilidades: los dos vecinos se han ido,
    los dos permanecen ahí o uno de los dos se ha retirado.
    Independientemente de la actitud
    adoptada hasta el momento, el civil en circunstancias de guerra
    se comporta así: continúa en la zona si sus
    semejantes lo han hecho; abandona el lugar si ambos ya lo
    abandonaron; tira una moneda al aire (o se fija en el valor de Y
    y de θ, definidas las preferencias
    lexicogrαficas) para decidir, si sσlo uno de los dos
    se ha ido. ii) Cada individuo se adapta a la situaciσn de
    uno de sus dos vecinos. La elecciσn del vecino
    al que se va a adaptar es doblemente al azar, pues se realiza en
    un momento t y con el lanzamiento de una moneda, por ejemplo, uno
    de los dos lados de la moneda haría que se comportara como
    su compañero de la izquierda sin contar con lo que hizo el
    de la derecha y tampoco con lo que él mismo haya decidido;
    con una señal de coordinación ocurriría algo
    parecido.

    Visto así, cada civil en medio de las
    confrontaciones armadas es un componente de un subsistema
    (interacción local) que desempeña funciones
    concretas dentro de un macrosistema, o sea que cada individuo es
    una unidad de decisión. En este sentido, cada tripleta de
    vecinos, a su vez, es un sistema local, cuyo estado es definido
    en cada momento del tiempo por el conjunto de acciones elegidas
    por los individuos que depende, además del grado de
    amenaza a su supervivencia (θ) y de las condiciones de
    calidad de
    vida en las que se encuentra ιl y su
    entorno (Y), de la elecciσn de sus vecinos. Se tiene
    entonces hasta ahora un sistema con dependencia de estados (state
    dependent), ya que para prever su comportamiento futuro, basta
    con conocer la configuraciσn actual, o la
    descripciσn completa del estado actual del
    subsistema o del sistema local que representan los individuos.
    Esto significa que la historia no interviene en la
    determinación de los resultados del proceso que implica el
    pasar de un estado a otro (de permanecer a no permanecer y
    viceversa). Se tendría así la Matriz 2.1.de
    probabilidades de transición, donde con (+) se
    señala al individuo que permanece en la zona y con (-) al
    individuo que la ha abandonado. En la primera fila se indican las
    ocho configuraciones posibles del sistema local que conforman los
    tres vecinos, que también se han llevado a la primera
    columna.

    Puede notarse que sólo el individuo central es el
    agente decisivo en cada momento del tiempo.

    A

    + + +

    B

    – – –

    C

    + + –

    D

    – + –

    E

    – + +

    F

    + – –

    G

    + – +

    H

    – – +

    A +++

    B – – –

    C ++ –

    D – + –

    E – – +

    F + – –

    G +- –

    H – – +

    1

    0

    0

    0

    0

    0

    0

    0

    0

    1

    0

    1

    0

    1

    0

    1

    0

    0

    0.5

    0

    0

    0

    0

    0

    0

    0

    0

    0

    0

    0

    0

    0

    0

    0

    0

    0

    0.5

    0

    0

    0

    0

    0

    0.5

    0

    0

    0

    0.5

    0

    0

    0

    0

    0

    0

    0

    0

    0

    0

    0

    0

    0

    0.5

    0

    0.5

    0.

    Su elección depende de las elecciones realizadas
    por sus vecinos de la derecha y de la izquierda. Con A, B, C,
    D…, H se han representado las posibles configuraciones;
    los coeficientes de la matriz se refieren a la probabilidad de
    que la configuración de partida de la fila se transforme
    en una de las configuraciones de la columna (por ejemplo,
    partiendo de la configuración de la fila C no hay
    probabilidad de pasar a las configuraciones A, B, D, E, G, H;
    existe una probabilidad de 0,5 de pasar a la configuración
    F; y una probabilidad de 0,5 de que la configuración no
    cambie).
    Ahora bien, debe haber una especie de mecanismo de
    retroacción que permita dinamizar los estados e introducir
    las interacciones. Esto puede verse en la Figura 2.4., donde el
    individuo N tiene como vecinos a N-1 y a 1.
    Los vecinos se encuentran representados en la línea
    horizontal, las líneas verticales describen el transcurso
    irreversible del tiempo. Las flechas horizontales repartidas al
    azar (tanto en el tiempo como entre los vecinos) muestran las
    opciones de los civiles. La flecha que señala a la derecha
    significa que quien toma la decisión debe adecuarse a la
    actuación de i + 1; la flecha hacia la izquierda que se
    adapta a i -1; ninguna flecha, que la elección es la misma
    que ha realizado el individuo en el período inmediatamente
    anterior.
    Existen dos configuraciones posibles del sistema de las que ya no
    es posible salir o estados atractores (convenciones): aquella en
    la que todos han decidido permanecer y aquella en la que todos
    abandonan el territorio, la posibilidad de acabar en uno de ellos
    depende de la proporción de individuos que se retiren de
    la zona y de los que se queden en ella. Esto significa que a
    diferencia de lo que ocurría en el sistema local (donde la
    información suficiente para prever el estado final era la
    referente al estado inmediatamente anterior al estado final), en
    el macrosistema la información necesaria para predecir el
    resultado final depende de la configuración de partida. El
    pasado influye sobre el desarrollo del
    proceso, determinando por probabilidad el resultado final,
    también a largo plazo. Cada decisión tomada en cada
    momento por cada subsistema modifica el estado del
    macrosistema y, por lo tanto, las condiciones futuras de
    elección de los agentes decisivos.
    Es evidente que en cada momento, a través del estado del
    macrosistema, las elecciones realizadas en el pasado influyen en
    las elecciones realizadas en el presente, con un mecanismo que
    lleva al sistema hacia un estado final de equilibrio.

    Partes: 1, 2

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