Monografias.com > Biografías
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

Fernando de Alva Ixtlilxóchitl:



    el rescatista de las tradiciones
    prehispánicas

    1. El rescatista de las tradiciones
      prehispánicas
    2. Conclusiones
    3. Bibliografía

    INTRODUCCIÓN

    Una de las etapas menos conocidas por los mexicanos es,
    sin duda, el México
    prehispánico; de aquí que se deduzca que si bien no
    nos agrada la lectura
    –mucho menos histórica-, los elementos con los que
    podemos contar para describir un pasaje de la antigüedad
    mexicana sean nimios. Esta situación ha comprometido,
    entonces, que el
    conocimiento sobre nuestras raíces indígenas
    sólo tenga unos cuanto visos, con lo que estaremos
    expuestos a caer en malas interpretaciones sobre nuestra historia.

    Al respecto de esta literatura sobre el
    México prehispánico han existido innumerables
    plumas que han tratado de difundir sus conocimientos para dar a
    conocer el proceso por el
    que se llevó a cabo ese encuentro de dos mundos. Entre
    estos escritores localizamos a los religiosos, Sahagún,
    Motolinia, Duran, entre otros, y los participantes directos, como
    podrían ser Cortés y Bernal Díaz del
    Castillo. Este tipo de historiadores serían netamente
    españoles, mientras que otro grupo
    estaría representado por los cronistas mestizos que se
    encargaron de rescatar la historia indígena a la luz de una
    educación
    ya españolizada, como es el caso de Chimalpahin, Alvarado
    Tezozómoc y Alva Ixtlilxóchitl). Este hecho lo
    afirma Léon-Portilla:

    "En México mismo, especialmente a principios del
    XVII, varios indígenas o mestizos como don Fernando
    Alvarado Tezozómoc, Chimalpain e Ixtilixóchitl,
    descendientes de la antigua nobleza indígena,
    escribieron en idioma náhuatl o en castellano
    sus propias historias, basadas principalmente en documentos de
    procedencia prehispánica. Imbuidos ya en la manera
    europea de escribir la historia, sus imágenes
    del mundo antiguo pueden describirse, no obstante como los
    primeros intentos indígenas de defender ante el mundo
    español sus tradiciones e
    historia"

    Posteriormente se podría hacer referencia de
    historiadores que poseen ya mejores herramientas
    para hacer una historia más objetiva y que dé pie a
    la controversia, como el caso de Ignacio Manuel Altamirano en su
    Paisajes y Leyendas o,
    bien, García Izcalbaceta en sus Indagaciones…, los
    cuales crearon todo un debate en
    cuanto a que la aparición de la virgen María fue
    tan sólo una invención. Cuestión que hasta
    nuestros días continua siendo tema de estudio, ya sea por
    enigmático –poco probable- o porque uno de los
    límites
    a los que se enfrenta el historiador es la fe intocable del
    humano.

    Actualmente, podemos apreciar trabajos más
    elaborados y que también han dado pie a la crítica
    sobre la temática del México prehispánico y
    poshispánico, en este caso no podía faltar Edmundo
    O´Gorman con su Invención de América, la cual abriría el
    horizonte sobre ese manejo de la sociedad a
    través de la religiosidad, para conseguir fines
    políticos o económicos. O también podemos
    apreciar el caso de los historiadores que han buscado rescatar y
    hacer de dominio
    público los escritos y poesías
    indígenas, entre los que resaltarían
    León-Pórtilla y Garibay (aquí también
    figura O´Gorman).

    De esta forma podemos reconocer que el trabajo
    realizado por algunos personajes de oficio histórico ha
    contribuido seriamente a reconocer la historia de ese
    México que muchos creen perdido, pero que nada hacen para
    encontrarlo. En este sentido, urgiría en las aulas una
    buena dosis de historia del México Antiguo para reconocer
    cómo fue el proceso que condujo al mestizaje y no caer en
    fanatismos como el de "yo odio a los españoles porque nos
    conquistaron" o frases de ese estilo.

    Con el propósito de reconocer un episodio de esa
    historia de la que ya he hecho tanta publicidad,
    opté por escoger a un personaje que no figurará
    como español "puro" (si así puedo llamarle) y que
    tampoco contuviera elementos netamente indígenas. Por esta
    razón me incliné por leer a Fernando de Alva
    Ixtlixóchitl, que si bien tenía por descendencia el
    linaje texcocano, fue también un hombre que
    pasó por ese proceso de mestizaje, en el cual
    recibió una educación a la española, dejando
    de lado la idolatría de los dioses aztecas para
    recibir el catolicismo.

    Asimismo, Ixtlilxóchitl representa a ese linaje
    texcocano del que sobresale el rey Nezahualcóyotl como
    emisario de las buenas artes y del cual se encargará de
    rescatar los escritos y códices que mejor pueda para
    realizar una historia sobre él y enaltecerlo.

    El presente trabajo tiene como propósito reflejar
    esa función
    que Ixtlilxóchitl representa como un rescatista de las
    tradiciones prehispánicas, que si bien ya podían
    haberlo realizado los clérigos (donde resalta
    Sahagún) él expone su historia con el ahínco
    que representa hablar de los antepasados que enorgullecen tras
    memorizarlos.

    Este trabajo busca visualizar si en verdad
    Ixtlilxóchitl pugnó por el rescate de la fuentes
    indígenas para realizar una historia que los enalteciera
    o, en el mejor de los casos, los rememorara.

    EL
    RESCATISTA DE LAS TRADICIONES PREHISPÁNICAS

    A Ixtlilxóchitl se le debe gran parte de la
    historia que habla de Nezahualcóyotl, ya que es de suponer
    que tendría mayor interés en
    hacer alusión sobre este personaje por haber sido
    antepasado suyo. La obra de Ixtlilxóchitl puede
    localizarse en sus Obras Históricas, las cuales se
    traducen en la práctica a dos espesos libros que
    exponen sus historias desde el nacimiento de la cultura
    tolteca hasta la elección de Cuauhtémoc en
    Tenochtitlán. De entres estos escritos el que se refiere a
    las hazañas y creaciones del rey Nezahualcóyotl fue
    llamado "Historia de la nación
    chichimeca".

    Así, comenzaré a relatar algunos pasajes
    que Ixtlilxóchitl nos regala dentro de "La historia de los
    señores tultecas", donde describe a esta cultura como la
    primigenia del pensamiento
    indígena mexicano, por lo que abunda mucho en tratar
    acerca de su cosmogonía, la cual giraba en torno a la
    dualidad; es decir daban relevancia equitativa tanto a lo
    masculino como a lo femenino. Dentro de sus creencias los
    toltecas decían haber nacido de tal dualidad que era
    representada por dos dioses: Tonacatecuhtli y Tonacacihuatl, como
    lo definiría mejor Ixtlixóchitl:

    "Los ídolos de los tultecas que antiguamente
    tuvieron, fueron los más principales que fue
    Tonacateuhtli, y hoy en día está su personaje en
    el cu más alto, que es dedicado al sol, de este pueblo,
    que quiere decir dios del sustento y [a] su mujer
    tenían [por] otra diosa, y dicen que este dios del
    sustento era figurado al sol y su mujer a la luna, y otras
    diosas que llamaban las hermanas del sol y la luna, que
    todavía hay pedazos de ellas en los cues de este
    pueblo"

    Asimismo hace un repaso de esa leyenda en la que se
    describe las diferentes etapas por las que ha pasado el hombre en
    la conformación de sus historia, relatando, por ejemplo
    que:

    "y dicen que el mundo fue criado en el año ce
    técpatl, y este tiempo hasta el
    diluvio le llamaron Atonatiuh, quiere decir, edad del sol de
    agua, porque
    se destruyó el mundo por diluvio. (…)duró esta
    edad y mundo primero, como ellos le llaman, mil setecientos
    dieciséis años, que se destruyeron los hombres
    con grandísimos aguaceros y rayos del cielo y toda
    la tierra
    sin quedar cosa alguna"

    En estas líneas cabría reflexionar que si
    bien Ixtlilxóchitl explica una historia indígena
    americana muy alejada en espacio geográfico y pensamiento
    –según mi parecer- nos regala una serie de
    analogías que hablan sobre la similitud en el relato del
    diluvio, tal y como lo relata el Antiguo Testamento. Y no
    conforme con este anacronismo explica líneas atrás
    que también el relato se asemeja en cuanto al nacimiento
    de los hombres de un hombre y una mujer, cuando, como ya quedo
    asentado, vimos que este nacimiento se dio por dioses (o si somos
    más directos de la naturaleza,
    recordemos que Tonacacihuatl y Tonacatecuhtli son luna y sol,
    respectivamente), por lo que cuál similitud existe si
    queda asentado en el nuevo Testamento que Adán y Eva
    fueron ya humanos creados por Dios. por si esto no fuera poco
    también relata que:

    "y se escondieron y se metieron dentro de las aguas
    los más altos montes cáxtol moletltli, que son
    quince codos; y de aquí, añaden asimismo otras
    fábulas, y de cómo tornaron a
    multiplicar los hombre de unos pocos que escaparon de esta
    destrucción dentro de un toptlipetlacali, que casi
    significa este vocablo arca cerrada; y como después,
    multiplicándose los hombres, hicieron un zacuali muy
    alto, y fuerte que quiere decir, la torre altísima, para
    guarecerse en él cuando se tornase a destruir el segundo
    mundo."

    Estos párrafos no permiten la duda en cuanto a
    que Ixtlilxóchitl, quien escribía principalmente
    para los religiosos y nobles españoles, trata de moldear
    una historia indígena a los parámetros de la fe
    católica, la cual predominaba en su tiempo como un factor
    de consolidación del poder ante los
    indígenas que pretendían convertir. Y es que, lo
    vuelvo a repetir, las líneas de Ixtlilxóchitl no
    permiten margen de duda para reconocer que, o bien trata de hacer
    la moldura de la que hable, o simplemente no puede ir en contra
    de los valores
    que le fueron enseñados; es decir que su educación
    ya occidentalizada no le permitiera traer al presente las ideas
    antiguas, tal y como son para reafirmar que el catolicismo es la
    única fe del mundo. Si no es así, cómo
    explicar que Ixtlilxóchitl haga analogías tales
    como un arca de Noé y una torre de Babel en la ideología indígena.

    Más adelante, Ixtlilxóchitl relata la
    cronología de los reyes toltecas, en este apartado resalta
    su gran intelectualidad, puesto que en cada crónica que
    hace de los reinados de esta cultura, anexa –supongo que
    para una mejor ubicación cronológica- los
    personajes europeos que gobernaban al mismo tiempo que los reyes
    toltecas. Esta situación da a entender que
    Ixtlilxóchitl no era un neófito en letras y que
    posiblemente su estatus de noble le permitía el acceso a
    los libros provenientes de Europa, donde
    resaltaban los escritos griegos y la literatura religiosa
    medieval. Para ejemplificar mejor esta situación
    expondré un párrafo
    de Ixtlixóchitl narrando el tiempo de gobierno de un
    rey tolteca:

    "Cumplidos los cincuenta y dos [años]
    murió el rey Nacáxcoc, heredándole su hijo
    Mitl que fue en el año de 5 calli, y ajustado este
    tiempo con la nuestra, fue en el de 822, al sexto año de
    pontificado de Pashal romano, y el octavo año del
    imperio de Ludovico primero de este nombre y emperador romano,
    y en España,
    el rey Ramiro I de este nombre, y al primer año de su
    gobierno."

    Es así que Ixtlixóchitl da cuenta de la
    cronología tolteca hasta su decadencia. Dentro del relato
    tolteca encontramos la presencia de Quetzalcóatl, aquel
    humano o, mejor dicho semidios, a los ojos de nuestro autor, que
    proveyó a la sociedad tolteca de los conocimientos que
    llevaron a esta cultura a ser una de las más
    prósperas de Mesoamérica; él, el barbado y
    buen hombre, que prometió regresar para enmendar su culpa,
    fue el que debió incorporar la duda en los
    indígenas para no exteriorizar su rechazo a los
    españoles. Asimismo no debemos obviar al gran sabio
    Topiltzin sobre el que Ixtlixóchitl da gran
    relación.

    Ixtlilxóchitl, a pesar de la subjetividad que
    maneja en cuanto a su credo religioso, busca enaltecer, como dije
    anteriormente, la cultura prehispánica para evitar su
    olvido. En este sentido cabe exponer lo que él piensa
    sobre otros autores que manejaron, también, la historia
    del México Antiguo:

    "Muchas historias he leído de españoles
    que han escrito las cosas de esta tierra, que
    todas ellas son tan fuera de los que está en la original
    y las de todos éstos, y entre las falsas, la que en
    alguna cosa conforma es la de Francisco Gómara,
    clérigo, historiador que fue del emperador Don Carlos,
    nuestro señor, que tenga Dios en su gloria, y no me
    espantó que como son relaciones de pasada unos dicen
    cestas y otros ballestas , como se suele decir, por
    demás por decir una cosa dicen otra, hablan unos de
    pasión, otros de afición, y otros cuentan
    fábulas compuestas por palabras sucedidas y ciertas , y
    otros no entendiendo bien la lengua y lo
    que lo viejos les dicen, como a mi me ha sucedido muchas veces
    con los naturales, siendo nacido y criado entre
    ellos"

    Aquí bien se aprecia la forma en la que
    Ixtlixóchitl desea hacer la historia y, por lo tanto, el
    objetivo que
    busca al realizarla: el hecho de poner gran énfasis en los
    testimonios, habla sobre que el historiador cree que sería
    la información de primera mano y la más
    confiable, en consecuencia. Ixtlixóchitl hace patente que
    para escribir una historia verdadera es necesario tener gran
    cuenta de los hechos que conforman a la sociedad a la que se
    quiere estudiar; es decir no es viable que una persona, como
    él dice, que no sepa la lengua del lugar del que quiere
    hacer crónica o, bien, si no sabe nada sobre la población que la conforma, va a ser muy
    difícil que haga una historia que resulte veraz. En este
    aspecto estoy de acuerdo con Ixtlilxóchitl, es necesario
    estar vinculado en un buen porcentaje con aquello que se quiere
    estudiar, pues sólo esto permitirá que nos
    comprometamos con nuestro estudio y tenga una finalidad
    básica para la región o lugar donde
    vivimos.

    Regresando a los escritos de Ixtlilxóchitl es
    necesario recordar que uno de los temas por los que es más
    conocido es, sin duda, el que habla sobre Texcoco durante la
    época de Nezahualcóyotl. En su Obras
    Históricas explica qué circunstancias hicieron que
    Nezahualcoyótl no pudiera ingresar en buenos
    términos al reino de su padre Ixtlilxóchitl el
    viejo, las peripecias que tuvo que soportar durante su exilio y
    cómo fue la llegada al reino y el auge que obtuvo Texcoco
    a su llegada. Es por esta razón que creo importante hacer
    un recuento de esas líneas para darnos una idea de
    quién fue Nezahualcóyotl y qué
    significó para Mesoamérica durante su mandato. Esta
    circunstancia permitirá reconocer la inclinación de
    Ixtlilxóchitl por hacer la historia de uno de sus
    antepasados.

    Los texcocanos, durante el tiempo de
    Ixtlilxóchitl el viejo, tenían rencillas con los
    guerreros tepanecos (que vivían en una región
    cercana a Texcoco: Atzcapotzalco) por que éstos buscaban
    ampliar su territorio y Texcoco obstaculizaba sus pretensiones.
    Por esta razón Nezahualcóyotl tiene que apoyar a su
    padre en la guerra contra
    estos personas desde pequeño.

    Los tepanecas eran liderados por el jefe militar
    Tezozómoc, y a pesar de que los texcocanos eran gente
    agresiva siempre llevaban las de perder en el combate contra los
    tepanecas. Esta situación se repetía repetidamente
    y un día no favorable para los texcocanos, las huestes
    tepanecas matarían a Ixtlilxóchitl el viejo.
    El
    príncipe, por entonces, Acolmiztli tendría que
    huir después de presenciar el sacrificio de su
    padre.

    Tras su huida, líder
    tepaneca, Tezozómoc, ofrecería una recompensa para
    aquél que lograra la captura del texcocano y lo llevara
    ante él. Acolmiztli, para estos efectos, no tuvo otra
    alternativa que esconderse en los montes y tratar de sobrevivir
    en este ambiente,
    cuestión que le daría el nombre de
    Nezahualcóyotl (coyote hambriento o ayunado) tras haber
    vivido hambres y fríos. Es hasta el año de 1420
    cuando varias mujeres, entre ellas sus tías, interceden
    por él ante Tezozómoc y logran una tregua que le
    permitiría a Nezahualcóyotl vivir en la Ciudad de
    México y terminar sus estudios.

    Con la muerte de
    Tezozómoc acaecida en el año de 1427 se pensaba que
    la persecución de la cual era objeto Nezahualcóyotl
    cesaría; sin embargo al líder tepaneca le
    sucedería su hijo llamado Maxtla, el cual tendería,
    también, infinidad de emboscadas al príncipe
    texcocano. Así, pues, Nezahualcóyotl buscó
    apoyo en otros pueblos y lo encontró con el
    Itzcoátl, señor de México, que había
    sufrido de igual manera los combates de los tepanecas.

    Para el año de 1428 derrotan al enemigo y,
    según Alva Ixtlilxóchitl, Maxtla muere a manos de
    Nezahualcóyotl. A partir de este momento se lleva a cabo
    una reorganización política, que
    traería la creación de la Triple Alianza formada
    por Texcoco, con Nezahualcóyotl, Tenochtitlán, con
    Itzcoátl y Tlacopan, con Totoquiyauhtzin. Con respecto a
    este último señorío se entiende la
    anexión como una forma en la que los tepanecas
    tendrían una representación justa dentro de la
    nueva organización con el fin de evitar la
    guerra.

    En 1431, Nezahualcóyotl es declarado formalmente
    soberano de Texcoco y a partir de entonces da rienda suelta a sus
    ideas innovadoras. Con respecto a la administración
    pública: Nezahualcóyotl se sirvió de la
    división de tierras para una mejor organización.
    Así se tenían las tlatecalli (tierra del rey),
    tecpantlali (tierra de palacios), teopantlalli (tierra de
    templos, pillali (tierra de nobles y señores) y calpulli
    (tierras exclusivas del pueblo, las cuales no podían ser
    vendidas, solamente heredadas). Dentro del palacio era auxiliado
    por sacerdotes y nobles que se encargaban de aconsejarlo cuando
    sucedían problemas con
    el pueblo, el cual era regido por alguaciles. No contento con
    esto Nezahualcóyotl convocaba cada 80 días a juntas
    de discusión sobre los problemas que tenía el
    pueblo con el fin de resolverlos. Acudían a estas sesiones
    la familia del
    tlatoani, sacerdotes, nobles y alguaciles.

    En cuanto a construcción, Nezahualcóyotl hizo
    edificar grandes palacios dentro de Texcoco, de los que figuran
    los atribuidos a Huitzilopóchtli y Tezcatlipoca. El
    palacio en el que residía contenía infinidad de
    habitaciones, en la cual moraban los sacerdotes y los creadores
    de arte. Este
    edificio contenía uno de los archivos
    más grandes de documentos indígenas, así
    como un jardín botánico y los inconfundibles
    baños reales en los que el tlatoani solía
    descansar. En el año 1430 llevo a cabo, en la Ciudad de
    México, la siembra del Bosque de Chapultepec y la
    construcción de la atarjea que distribuye el agua en la
    región.

    El arte de la guerra de Texcoco es uno de los puntos
    más discutidos. Por una parte, Alva Iixtilixóchitl
    afirma que Nezahualcóyotl mató por su propia mano a
    12 reyes, participó en 30 batallas y sujeto a 44 reinos.
    En suma se entiende que Texcoco fue una gran máquina
    militar que utilizaba la guerra con el fin de extender
    territorios y dominar a los pueblos sometidos; sin embargo, por
    otra parte, Nigel Davies explica que Texcoco no tuvo esa gran
    táctica militar, puesto que Nezahualcóyotl
    dependió demasiado de la alianza con los mexicas (que si
    eran grandes guerreros) cuando llevaba a cabo batallas contra
    otros pueblos. Esto se puede entender, quizá, a partir del
    pensamiento de Nezahualcóyotl quien estaba en contra del
    sacrificio de vidas humanas o, bien, por la actitud
    estadista y diplomática que cumplía dentro de la
    Triple Alianza, lo que hacía que los mexicas fueran los
    verdaderos protagonistas en la guerra.

    Con respecto a esto último, Ixtlilxóchitl
    explica, apoyado en la poesía
    generada por Nezahualcóyotl, que concebía al Tloque
    Nahuaque como ese dios único e invisible que fomentaba
    el amor y
    estaba en contra de los sacrificios. No obstante hay que recordar
    que estas ideas fueron ya descritas por los toltecas -en
    particular por Quetzalcóatl- por lo tanto debe tomarse
    esto como uno de los elementos más a la serie del
    historiador texcocano que hace referencia al pensamiento
    católico como universalmente único e infranqueable.
    Para ejemplificarlo esta la referencia que hace
    Ixtlilxóchitl sobre la edificación del templo en
    honor a este Tloque Nahuaque:

    "(…)le edificó un templo muy suntuoso,
    frontero y opuesto al templo mayor de Huitzilopóchtli,
    el cual demás de tener cuatro descansos, el cu y el
    fundamento de una torre altísima estaba edificado sobre
    él con nueve sobrados, que significaban nueve cielos; el
    décimo que servía de remate de los otro nueve
    sobrados, era por la parte de afuera matizado de negro y
    estrellado, y por la parte inferior estaba todo engastado de
    oro, pedrería y plumas preciosas, colocándolo al
    Dios referido y no conocido, noi visto hasta entonces, sin
    ninguna estatua ni formar su figura."

    La vida íntima de Nezahualcóyotl gira en
    torno a una mujer llamada Azcalxochitzin, que él toma como
    esposa genuina mediante un acto indigno, según palabras de
    su nieto Ixtlixóchitl. Esta mujer era hermana de uno de
    sus vasallos más respetables, el cual se llamaba
    Cuacuauhtzin. Con el fin de poseer a esta mujer
    Nezahualcóyotl prepara una emboscada y mata a su vasallo.
    Sin embargo muy caro pagó este episodio, pues a partir del
    año 1446 (dos años después de la
    ejecución del vasallo) sobreviene una plaga de langostas
    que acaba con las cosechas y que es rematada con una gran helada
    en el año de 1450. Esto trajo consigo la necesidad del
    alimento y, por consiguiente, los constantes problemas con la
    población.

    José Luis Martínez en su
    Nezahualcóyotl, incluso hace referencia que la gente
    "truequeaba" a sus hijos por maíz por
    la extenuante hambruna que existía. Como consecuencia la
    Triple Alianza decide suspender el pago de tributos y,
    además, se ve en la necesidad de repartir las reservas de
    maíz para evitar conflictos.
    Ixtlilxóchitl ve esto como un castigo de los dioses por la
    reprobable acción de Nezahualcóyotl. Para el
    año de 1464 a Nezahualcóyotl le ocurrieron sucesos
    dolorosos en torno a su familia: algunos
    de sus hijos fueron muertos de diversa manera y su esposa
    original no lograba concebir el heredero que tanto ansiaba,
    aunado a esto se viene una insurrección chalca que lo mete
    en problemas.

    Agobiado por esta situación decide pedir el
    consejo de los sacerdotes, los cuales le explican que
    remediaría sus males sólo si ofrendaba una gran
    cantidad de vidas humanas a los dioses. Nezahualcóyotl
    llevó a cabo esta acción, pero los males siguieron
    presentes. A partir de ese momento vive con la duda sobre la
    eficacia de
    los dioses que adoraba y decide buscar por otro lado la verdad.
    Según esto, Nezahualcóyotl se oculta en el bosque
    de Tetzcotzinco por cuarenta días en los que rinde
    homenaje al dios no conocido (en el que pensaba ya desde hace
    tiempo) a través de poemas y
    reflexiones sobre su existencia. Al término de su
    sacrificio a Nezahualcóyotl se le resuelven sus problemas
    y entonces comienza a intuir que existe un único dios que
    es el dador de la vida.

    Es evidente nuevamente que Ixtlilxóchitl da
    rienda suelta a su fe, puesto que da a entender que las doctrinas
    o, mejor dicho, los ritos que llevaban a cabo los antiguos
    mexicanos eran obras demoníacas que debían ser
    erradicadas por la fe católica. Y es que no se discute el
    hecho de que así se expresaran casi todos los religiosos
    con respecto al sacrificio humano e, incluso, la antropofagia,
    como lo demuestra un pasaje de un relato que ofrece Fray
    Bernardino de Sahagún en su Historia general de las cosas
    de la Nueva España es que durante las fiestas en honor del
    dios Xipe Totec (Tlacaxipehualiztli), a Moctezuma se le enviaba
    un pozole con el muslo de algún muchacho sacrificado en
    honor al dios.

    Ahora si nos detenemos a pensar la utilidad que ha
    tenido, incluso hoy, la obra de Ixtlilxóchitl podemos
    expresar que sus relatos representan la nueva voz de los
    indígenas que se pagaron tras la conquista. Y es que
    aquí quisiera detenerme para realizar o, mejor dicho traer
    a la reflexión, la opinión de Luis González
    de Alba, con respecto a esos mitos que se
    generan tras la parcialidad de conocimiento
    que se tiene de nuestra historia antigua:

    "Cuando los aztecas lograron independizarse de
    Azcapotzalco, un siglo antes de la llegada de Cortés,
    resolvieron que no les gustaba la historia como estaba relatada
    en los códices de los pueblos que habitaban el valle
    mucho antes que ellos, pues el pueblo azteca no aparecía
    en tales relatos o no con la suficiente importancia.
    (…)Así que, como los nuevos ricos que se crean
    ancestros nobles, los gobernantes aztecas fueron los primeros,
    100 años antes que los españoles, en ordenar la
    quema de códices porque “dicen muchas mentiras''. Y
    reescribieron la historia con ellos en primer plano.

    Nada nos da una más exacta idea de la
    naturaleza implacable del poder que ejercían los
    aztecas, como el tributo de sangre que
    impusieron a Tlaxcala, comenta Laurette Sejourné.
    Ocurrió así: tras un sitio extenuante, Tlaxcala
    se rindió, pero “¿qué tributo
    podía exigir Tenochtitlán a una ciudad tan pobre?
    Fue entonces cuando se decretó que se convertiría
    en un campo de batalla permanente para capturar hombres
    destinados a alimentar al Sol'', una “idea ingeniosa'' de los
    aztecas. “Es indiscutible que la necesidad cósmica del
    sacrificio humano constituyó un slogan ideal, porque en
    su nombre se realizaron las infinitamente numerosas
    hazañas guerreras que forman su historia y se
    consolidó su régimen de terror'', continúa
    Sejourné en La traición a Quetzalcóatl, y
    concluye: “Parece evidente que los aztecas no actuaban
    más que con un fin político. Tomar en serio sus
    explicaciones religiosas de la guerra es caer en la trampa de
    una grosera propaganda
    de Estado

    Hemos recuperado, con creces, nuestro pasado
    indígena. Ahora falta recuperar nuestra herencia
    española, sobre la cual se asienta, nada menos, que el
    nuevo país y la nueva población emergidas no de
    la derrota, como se le ha enseñado a tantas generaciones
    de mexicanos nacidos para perder, sino de la victoria que los
    pueblos indígenas, guiados por Cortés, obtuvieron
    “en 13 de agosto, a hora de vísperas, día de
    señor San Hipólito, año de 1521, gracias a
    nuestro señor Jesucristo y a nuestra señora la
    virgen santa María, su bendita madre, amén''.
    Bernal Díaz del Castillo. Los estrategas de esa
    victoria, Cortés y sus hombres, se volvieron
    después los nuevos opresores, y así pasaron otros
    300 años: una historia muy repetida en este agobiado
    país, pero seguimos sin entenderla y cantando al
    caudillo del momento"

    Es así como la obra de Ixtlilxóchitl da la
    visión conjunta de estas dos culturas que vinieron a
    mezclarse para conformar el mestizaje. Ixtlilxóchitl no se
    deja llevar por una sola postura, en este sentido, si bien logra
    a veces embaucar con tanta flor religiosa, tambipen aporta
    grandes datos sobre la
    civilización indígena exaltándola. No se
    verá en Ixtlixóchitl esa historia que ofrece a los
    españoles como dioses auténticos, como vimos con
    González de Alba, que vinieron a conquistar a unos
    "huarachudos" torpes para la guerra, ni tampoco encontraremos esa
    historia que ofrece a los indígenas como victimas de las
    circunstancias, dóciles ante el hierro (cuando
    se ha visto con mayor presencia que la duda radicó en
    creer a los españoles los enviados, o el mismo,
    Quetzalcóatl); con lo que nos haria formarnos la mala idea
    de aborrecer "todo lo que suene a español".

    Es de esta manera que los historiadores deben contribuir
    al descubrimiento de una historia que nos acerque más a
    reconocer los verdaderos hechos. Si bien cada quien dice tener su
    "Historia verdadera", cada cual deberá decir porqué
    está seguro de lo que
    afirma; en estos tiempos está de moda aquello
    de "papelito habla", entonces debemos hacerlo valer para que
    podamos contribuir si bien con una historia completamente
    verdadera si con algo innovador que permita ampliar más el
    objeto de estudio. Es, pues, bajo este esquema que
    Ixtlixóchitl escribe su historia, él, a diferencia
    de los indígenas, estaba consciente de que iba a realizar
    una historia que iba a ser consultada y sometida a
    crítica, por esto no evadió nunca el hecho de
    describir una historia que hablara más sobre Texcoco, como
    un sucesor chichimeca, para enaltecerlo frente a la historia
    arrasante de los mexicas, como únicos portadores de
    información sobre el México antiguo.

    Ixtlilxóchitl representó ese sentimiento
    del mexicano por conocer sobre sus raíces sin dejar de
    voltear a ver la otra parte de su ser que le permite definirse
    como mexicano: la parte española.

    CONCLUSIONES

    • Las Obras históricas de Fernando de Alva
      Iixtlilxóchitl permiten reconocer los primeros
      pensamientos mestizos sobre el origen de su
      cultura.
    • Ixtlixóchitl estaba grandemente influido por
      la ideología occidental, por lo que en muchas partes de
      su escrito refleja su religiosidad; no obstante a pesar de
      quitarle objetividad ofrece una visión que puede
      someterse a discusión para ampliar el horizonte de
      conocimiento.
    • La obra de Ixtlixóchitl permite hacer una
      diferencia entre Ixtlixóchitl el viejo (padre de
      Nezahualcóyotl), Ixtlixóchitl II (hijo de
      Nezahualpilli y a la vez nieto de Nezahualcóyotl, y
      aquí radica la confusión) y Fernando de Alva
      Ixtlixóchitl (quien fue bautizado como Hernando de
      Peraleda Ixtlixóchitl).
    • La obra de Ixtlixóchitl da cuenta de los
      orígenes de la civilización mesoamericana,
      ubicando su génesis en los toltecas y sublimación
      con los aztecas tras el sacrificio de
      Cuauhtémoc.
    • La obra de Ixtlixóchitl brinda un recorrido
      sustancioso sobre la vida de Nezahualcóyotl, rey
      texcocano que refleja el auge que obtuvieron los habitantes de
      América en cuanto a poesía, construcción y
      legislación. Se habla incluso que Texcoco figuró
      como la Atenas de América.

    BIBLIOGRAFÍA

    ALVA Ixtlilxóchitl, Fernando, Obras
    Históricas (edición, estudio introductorio y un
    apéndice documental por Edmundo O´Gorman), Tomo I,
    UNAM, México, 1997, p.272-273.

    DAVIES, Nigel, El Imperio Azteca, Alianza Editorial,
    México, 1999, p. 193.

    LEÓN Portilla, Miguel, Los antiguos mexicanos a
    través de sus crónicas y cantares, FCE,
    México, 1961, p.9

    MARTÍNEZ, José Luis,
    Nezahualcóyotl, SEP-Setentas, México, 1981, p.
    13

    HEMEROGRAFÍA

    Luis González de Alba "La ciencia en
    la calle" en La Jornada, 11 de octubre de 2000

     

     

    DATOS DEL AUTOR:

    Javier Cervantes Mejía,

    Estudiante de la Facultad de Humanidades de la Universidad
    Autónoma del Estado de
    México.

    Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

    Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

    Categorias
    Newsletter