La joven narrativa norteamericana entre el "realismo sucio" y el "derrumbe familiar"
Una antología de Alfaguara incluye a la
mayoría de los jóvenes escritores galardonados con
los más importantes premios de la literatura
estadounidense
En la narrativa estadounidense están surgiendo
nuevos nombres, aún desconocidos para el gran
público, muchos de los cuales ya han sido merecedores de
importantes premios, antologados y publicados por reconocidas
revistas literarias. Estos jóvenes, quienes oscilan entre
los 25 y 40 años, en su mayoría están
formados en las academias y trabajan una temática distinta
a la que frecuentaron los grandes narradores estadounidenses. Su
literatura es su mundo inmediato y el caracterizado por la
sociedad
norteamericana actual: los problemas
matrimoniales, la vida en pareja, el divorcio,
la
drogadicción y la incomunicación entre padres e
hijos.
"Habrá una vez: antología de cuento joven
norteamericano" (Alfaguara, 2002), de venta desde hace
varios meses en las librerías dominicanas, es una muestra de esa
nueva literatura. Para el colombiano Juan Antonio Merino, quien
tuvo a su cargo la selección
y traducción de los cuentos
incluidos, la narrativa norteamericana se encuentra "en una
transición, aún inconclusa, del "realismo sucio" al
"derrumbe familiar".
La gran protagonista de la narrativa de EE.UU. durante
los siglos XIX y XX, especialmente en éste último,
fue la novela,
legando importantes obras que forman parte de la literatura
universal. Sin embargo, a partir de la década de 1980, el
cuento resurge en el escenario literario, provocando un
rompimiento con la corriente y la temática tradicional de
la novelística.
Las dos grandes corrientes predominantes durante estos
dos siglos fueron el romanticismo y el
realismo, con exponentes como el extraordinario cuentista, poeta
y periodista Edgar Allan Poe
(El escarabajo de oro y La caída de la casa de Usher);
Herman Melville (Moby Dick); Mark Twain (Las aventuras de Tom
Sawyer); Theodore Dreiser (Una tragedia americana); Jack London
(La llamada de la Selva); y Erskine Caldwell (El camino del
tabaco).
A partir del primer cuarto del Siglo XX surge la llamada
"Generación Perdida", que se caracteriza por una fuerte
crítica a los valores
establecidos, al tiempo que busca
nuevas formas de expresión. Sus principales representantes
son Ernest Hemingway (Adiós a las armas y Por
quién doblan las campanas), Truman Capote (A sangre
fría); y John Dos Pasos (Manhattan Transfer). Otros
novelistas estadounidenses de la primera mitad del Siglo XX lo
han sido el Premio Nobel 1949 William Faulkner (El ruido y la
furia; Mientras agonizo y Absalón, Absalón) y el
Premio Nobel 1962 John Steinbeck (Las uvas de la ira).
Es después de los años 50, cuando el
cuento vuelve a resurgir con la denominada "Generación
Beat" o de la contracultura, cuyos autores manifiestan mayor
radicalidad que sus antecesores, hasta llegar al gran exponente
actual de este género
Raymond Carver (Vidas cruzadas), considerado el creador del
"Realismo sucio" norteamericano. Dentro de esta corriente
también se destacan Tobías Wolf (La hoguera de las
vanidades) y John Cheeser, Premio Pulitzer por una
colección de relatos.
Ahora Alfaguara nos entrega una antología de 25
cuentos de autores contemporáneos de diversas corrientes,
regiones y escuelas. Aunque los relatos son de una amplia
variedad temática, la cuestión que prima es el
individuo en su entorno inmediato, especialmente el núcleo
familiar y sus traumas.
Dos relatos, a nuestro juicio, sobresalen en este
conjunto de cuentos, sin menoscabo de los demás. "La
Punta", de Charles D’Ambrioso; y "El enemigo", de Josip
Novakovich. El primero es infinitamente triste, porque penetra en
el alma de los seres destruidos emocionalmente. La trama es la de
un niño, cuyo trabajo es trasladar borrachos hasta sus
casas, después de las frecuentes fiestas que da su madre
en su residencia de verano, donde se reúnen sus amigos.
Entre vómitos,
caídas, traspiés y confidencias, este jovencito se
entera de infidelidades, desgracias, ruinas de fortunas y amores
destruidos.
"El enemigo" es una de las narraciones más crudas
y devastadoras de esta antología. Su autor, de origen
croata, cuenta sus vicisitudes como inmigrante ilegal en Estados Unidos y
las de su amigo, un serbio, que por la lógica
de Los Balcanes, se supone que debe ser el enemigo. Hay que
recordar que en 1993 -momento en que se desarrolla el cuento- la
antigua Yugoslavia se desangraba en una guerra
étnica entre sus pobladores. Este país
multiétnico se desintegró en 1990. Originalmente
estaba formado por seis repúblicas: Croacia, Serbia,
Montenegro, Bosnia-Herzegovina, Eslovenia y Macedonia, que
permanecieron unidas bajo el mando de hierro de
Josip Broz Tito, tras cuya muerte en 1980
comenzaron los conflictos.
De los 25 cuentos del volumen, por lo
menos en ocho está presente el drama familiar: las
secuelas del divorcio, el desmoronamiento de los lazos entre
parejas y sus estragos en los hijos. En "Incursión
nocturna", de Brady Udall, la desesperación de un padre
que no puede ver a su hijo por una disposición judicial,
lo lleva al extremo de introducirse, en estado ebrio,
en la casa de su ex esposa, casada ya con otro hombre, para
ver a su vástago y entregarle la mascota que dejó
en su antiguo hogar.
"En un día como éste", Gish Jen narra los
padecimientos de un hombre perseguido por sus obsesiones y los
recuerdos de la esposa que lo abandonó. Este cuento fue
incluido en una antología de los cien mejores cuentos
norteamericanos del Siglo XX elaborada por John Updike. En "Una
cuestión temporal", Jhumpa Labari, de origen hindú
y ganadora con apenas 32 años del Premio Pulitzer 2000,
utiliza un lenguaje
cargado de una gran sensibilidad. Describe la lucha interior de
una pareja de inmigrantes que tratan infructuosamente de
reencontrar el amor
perdido.
Los problemas de comunicación entre padres e hijos quedan
retratados de manera elocuente en el cuento de John Fulton,
"Frenillo", enfocado en una familia, para la
cual desgraciadamente el culto al dinero parece
ser el único camino que conduce a la felicidad. Mientras,
en "Turbulencia", de Joshua Henkin, no hay manera de sostener un
diálogo
telefónico entre padres e hija, aunque ésta se
encuentre a punto de morir a bordo de un avión que
podría estrellarse en cualquier momento a causa de un
fallo en el tren de aterrizaje.
Como es de esperarse en una antología como
ésta, se impone la diversidad en las caracterizaciones
psicológicas de los personajes, en estilos y técnicas
narrativas, giros temáticos y
lingüísticos.
El parámetro para la selección de los
autores incluidos descartaba que fueran escritores
célebres. "El criterio -explica el antólogo- que
prevalece en el proceso de
selección es la excelencia de los textos y su capacidad de
generar asombro, relación o envidia por el hecho de no ser
el autor del relato. Preferiblemente las tres cosas".
Para apreciar un espectro más amplio de la
narrativa norteamericana, además de esta antología
de Alfaguara, recomendamos a los lectores otra publicada en 1978
por el Club de Lectores de Puerto Rico,
titulada "Narrativa norteamericana contemporánea". Se
trata de una excelente selección que abarca a los
escritores más trascendentes de la literatura moderna
estadounidense hasta ese momento.
Esa antología, coordinada por F. Gordo-Guarinos,
compila narraciones de Washington Irving, Nathaniel Hawthorne,
Edgar Allan Poe, Herman Melville, Mark Twain, Bret Harte, Ambrose
Bierce, O. Henry, Sherwood Anderson, H.L. Mencken, William Carlos
Williams, Katherine A. Porter, Dorothy Parker, Conrad Aiken,
James Thurber, Ernest Hemingway, William Faulkner, John
Steinbeck, Erskine Caldwell, John O’Hara, William Sorayan,
Eudora Welty, Richard Matheson y Ray Bradbury.
La selección, traducción y prólogo
de "Había una vez" es del colombiano Juan Fernando Merino
(1954), quien ha obtenido varios premios literarios en su
país y es ganador de siete concursos de cuentos en
España.
Es autor de los libros de
relatos.
En cuanto a los escritores incluidos en esta
antología, por lo menos diez de ellos residen en Nueva
York. Algo en común entre estos jóvenes escritores
es que en su mayoría han estudiado en prestigiosos
talleres de literatura y postgrados de literatura creativa, como
son los de las universidades de Iowa, Michigan y Stanford, donde
han podido dedicarse exclusivamente, durante un par de
años, a la producción literaria, bajo la
orientación de escritores y profesores de renombre. Sus
trabajos también han sido publicados en revistas
especializadas y varios fueron merecedores de prestigiosos
galardones como los premios Nacional de Literatura, O’Henry
y Pulitzer, entre otros. De manera, que probablemente algunos de
estos nombres pasen a formar parte del selecto club de los
grandes narradores norteamericanos del presente siglo.
(Tomado del periódico
dominicano El Caribe, del 20 de mayo del 2003)
Por
Oscar Peña