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Irlanda: historia de una opresión.




Enviado por vicente_757



    1. Los
      orangistas
    2. Represión y respuesta
      global
    3. La batalla por el "Home
      rule"
    4. Pascuas
      sangrientas
    5. El hijo de un
      español
    6. Negociaciones
    7. El Estado libre de
      Irlanda
    8. Los soldados de Su Graciosa
      Majestad
    9. El domingo de sangre (Bloody
      Sunday)
    10. Los
      niños
    11. El frente
      protestante
    12. Bobby Sands
    13. El Ejército Republicano
      Irlandés

    Desde hace 800 años, el pueblo
    irlandés vive bajo la opresión de un invasor
    extranjero, que ha saqueado, asesinado, violado y torturado a los
    irlandeses. Desde hace 800 años, el pueblo irlandés
    ha intentado, de una manera u otra, liberarse del yugo
    protestante anglosajón. Desde hace 800 años, el
    pueblo irlandés tiene un sólo grito; un grito que
    desde esta página entono también:

    Saor Éire

    (Irlanda Libre)

    Para entender el problema nos hemos de remontar al
    año 1170, cuando, con la caída de Dublín en
    manos del inglés
    conde Pembroke, se inicia la lenta agonía del pueblo
    gaélico. En 1536, después de una larga serie de
    tristes episodios, Irlanda es ya una colonia inglesa en la que el
    racismo y la
    barbarie hace décadas enteras que dictan su ley. Pero es en
    este año (1536) cuando viene a añadirse el problema
    religioso, ya que Enrique VIII rompe su sumisión a
    Roma, y dicta una
    llamada "Acta de Supremacía", que bien pronto
    tratará también de aplicar en Irlanda.

    Pese a todas las presiones, los isleños resisten.
    Irlanda, cristianizada por San Patricio, reserva de la
    espiritualidad católica durante el largo periodo en el que
    Europa
    vivió sujeta al yugo bárbaro, se identifica
    demasiado con su fe como para renunciar galanamente a ella por el
    mero capricho de un monarca extranjero. El cisma, pues, no
    prospera, y en 1569, ya bajo el reinado de Isabel I, la conferencia de
    Munster acuerda "la defensa de Irlanda y de la religión
    católica". Se traza así, por vez primera, el
    enunciado de una lucha que es la misma que anima, todavía,
    la justa rebeldía de los condados del Norte, la que
    justifica los golpes de mano del I.R.A., y que ha convertido al
    Ulster en una gigantesca hoguera.

    Isabel, como todos los monarcas posteriores, reacciona
    contra los rebeldes y ordena su aplastamiento por las armas. Y
    también, por vez primera, surge la idea de construir un
    enclave protestante en la zona más gaélica de
    Irlanda (el Ulster). Será en el siglo XVII, después
    de una serie de matanzas, cuando se empiezan a repartir miles de
    hectáreas entre colonos presbiterianos de origen
    inglés y escocés, para ir sustituyendo
    físicamente a los irlandeses. Como los colonos son
    minoría, y con el tiempo pueden
    acabar deglutidos en la masa irlandesa, tal como pasó con
    los normandos, Londres rompe hasta el último de los
    puentes, y entre los autóctonos y los forasteros, entre
    católicos y protestantes, entre los gaélicos y los
    sajones, entre los explotados y los explotadores, no habrá
    el menor contacto y se castigará duramente cualquier
    aproximación.

    En 1641, los irlandeses no pueden más. Las
    vejaciones y humillaciones les lanzan a empuñar las armas
    y consiguen deshacerse en grandes zonas de muchos colonos. Pero
    el enemigo está en la isla de al lado y envía un
    gran ejército para vengar los agravios. La guerra dura 12
    años y los irlandeses son derrotados. Cinco sextas partes
    de la población irlandesa ha muerto, los dos
    tercios del suelo
    isleño es repartido entre los colonos, y son pocas las
    casas de católicos que quedan en pié. A partir de
    ahora los irlandeses aun serán más duramente
    reprimidos, no podrán trabajar en la
    administración, ni poseer un caballo de precio
    superior a cinco libras. El clero, animador vital de la
    rebelión, será castigado. Uno de los obispos,
    Monseñor Queely, cayó combatiendo en campo abierto,
    pero otro, Monseñor MacMahon, es ahorcado… mientras
    sacerdotes, mujeres y niños
    serán vendidos en las Indias Occidentales como
    esclavos.

    Con la restauración de los Estuardos en la Gran
    Bretaña cambia un poco la situación y la cosa se
    suaviza. Jacobo II aún es mas condescendiente con los
    católicos, pero desgraciadamente es derrotado por
    Guillermo de Orange, implacable enemigo del "papismo".

    LOS
    ORANGISTAS.

    En 1689, apoyado por Luis XIV de Francia,
    Jacobo desembarca en el Eire, al frente de un ejército
    compuesto por refugiados irlandeses y tropas galas. La
    preparación de estas fuerzas es escasa, y el pueblo
    irlandés está agotado. Aun así se cerca
    Derry, ciudadela en manos de los protestantes, que no se rinden
    después de tres meses de asedio. Pero los católicos
    fracasan y para postre el propio Guillermo de Orange aparece
    mandando un cuerpo de veinte mil hombres, y en Boyne, el primero
    de Julio de 1690, acaba por completo con las fuerzas que se le
    oponían.

    Desde entonces, cada año, estos acontecimientos
    vienen siendo conmemorados clamorosamente por los protestantes
    del Ulster, y la noche del más despiadado colonialismo
    vuelve a caer sobre el Eire. Y es a partir de ahora cuando al
    movimiento de
    opresión protestante se le denominará
    también "Orangista".

    REPRESION Y
    RESPUESTA GLOBAL.

    La maquinaria represiva continuará
    desarrollándose y junto a los sajones se instalarán
    ahora numerosos hugonotes franceses, aventureros sin
    escrúpulos, funcionarios rapaces, clérigos
    fanáticos anticatólicos y toda clase de chusma. Los
    sacerdotes católicos no podrán oficiar misa, al
    católico que se le encuentre una espada se le
    ahorcará inmediatamente y se endurecerán las
    medidas contra la lengua
    Gaélica.

    Mientras, el hambre fuerza a los
    irlandeses a la emigración, pero estos siguen velando para
    que su personalidad
    no se pierda. Desafiando los atroces castigos, los padres
    enseñan a leer a sus hijos y les dan lecciones de
    historia. Los sacerdotes ofician y llevan esperanzas a los fieles
    en burla constante de la muerte. Y
    día a día, las nociones de patria, de libertad, de
    justicia y de
    religión se van entremezclando y convirtiendo en motor general de
    todas las batallas, en causa por la que luchar y
    sacrificarse.

    Los desastres británicos en la guerra de América
    del Norte hacen que la represión en Irlanda disminuya,
    pues no se puede mantener tanta presión.
    En 1778, se les permite heredar y hacer leyes, y cuatro
    años mas tarde se autoriza la enseñanza de los católicos y el
    libre ejercicio de su culto, y esto les convierte en algo
    parecido a seres humanos.

    La nueva política hace
    crecerse al movimiento irlandés, pues estos ven que los
    gobiernos británicos tarde o temprano se cansarán
    en su tarea de represión. "Si nos dan un dedo es porque
    podemos tomarnos toda la mano; si nos dan la mano es porque
    podemos tomarnos todo el brazo", piensan. Por otra parte, el
    ejemplo de las colonias que se han ido independizando abre
    ciertas esperanzas al movimiento irlandés.
    ¿Porqué no seguir la huella americana?

    En 1783, tiene lugar en Dublín una gran
    convención nacional, cuyo capítulo de conclusiones
    despierta la alarma de los protestantes. Nace como consecuencia
    de esta convención la Liga de los Irlandeses Unidos
    que, poco a poco, multiplica sus efectivos y que, en 1796, cuando
    ya suma casi medio millón de miembros, desata la
    insurrección. El nuevo caudillo independentista se llama
    Wolf Tone. Cuenta con el apoyo de una armada francesa, que
    ha zarpado de Brest, pero el mal tiempo la dispersará por
    el océano y sus cuarenta unidades no podrán
    intervenir,

    Pese a este fracaso, dos años mas tarde, en Mayo
    de 1798, se plasma otra sublevación en Dublín, pero
    los "Yeomanry", la milicia protestante, aplasta sangrientamente a
    los revoltosos. No obstante, al poco tiene lugar un segundo
    desembarco, y esta vez Wolf Tone es capturado, y se le corta el
    cuello en el calabozo adonde había sido conducido. Tone
    supo recoger el apoyo de la burguesía mas radical de la
    isla, pero no supo granjearse el apoyo de los masas campesinas,
    pues lo veía todo a través de los esquemas de la
    Revolución
    Francesa, y este enfoque le restó el apoyo de ciertos
    sectores de la sociedad
    irlandesa.

    Alertados por la escalada de insumisiones, y temiendo
    que su vecina colonia cayera bajo la férula de Francia,
    los ingleses decretan, en 1800, la "unión" entre Gran
    Bretaña e Irlanda. A la Cámara de los Lores
    irán veintiocho pares y cuatro obispos, elegidos por
    sufragio. A la de los Comunes, cien diputados. En otros
    términos, Irlanda vuelve a desaparecer del mapa, aunque
    ahora de forma mas disimulada.

    Ni que decir tiene, los representantes "irlandeses" en
    Westminster pertenecen al estrato colonizador, pero en 1828, el
    joven abogado, Daniel O'Connel obtiene un acta de
    diputado, y aunque se niega a jurar lealtad a la corona
    protestante, es admitido en el parlamento. Es el primer
    católico que entra en aquel alto organismo: su presencia
    resulta explosiva. O'Connel, además, es un gaélico
    de raza pura, un luchador firme y un patriota que cree
    arrebatadoramente en la bandera que empuña. Refundador de
    la Asociación Católica, que había
    sido disuelta anteriormente, consigue la abolición de los
    abusivos diezmos que los católicos debían pagar en
    calidad de
    tales y más tarde organiza la "Rapeal Association",
    cuyo fin no es otro que el de destruir el acta de unión
    entre Irlanda y la Gran Bretaña.

    Para llevar a cabo sus proyectos,
    O'Connel reúne asambleas multitudinarias, a las que acuden
    decenas de miles de irlandeses, que ven en el eclipse del Acta de
    Unión el remedio para sus miserias y frustraciones. El
    Domingo 8 de Octubre de 1843, en Clontarf, se esperan un
    millón de manifestantes, y Wellington, comandante
    británico, asustado, prohibe el mitin. O'Connel, ante esta
    reacción, y sabiendo que los ocupantes no vacilarán
    en disparar, lanza un llamamiento suspendiendo la
    manifestación. Esta actitud no es
    comprendida, y el famoso combatiente muere cuatro años mas
    tarde, despreciado por la mayor parte de quienes le habían
    seguido.

    En 1845 y hasta 1847 aparece una devastadora plaga, que
    destruye las cosechas de patatas: el alimento clave de la dieta
    irlandesa. El hambre es feroz y sus consecuencias fatales.
    Seiscientas mil personas fallecen y ochocientas mil emigran. Los
    campesinos se arruinan y pierden sus tierras.

    En Londres, por supuesto, no se mueve un dedo en favor
    de los damnificados, pues en realidad el conflicto les
    beneficia. Primero porque muchos se van y otros mueren, y "muerto
    el perro muerta la rabia", y el problema irlandés se
    suaviza. Y después porque una parte de esa inmigración va a parar a los centros
    industriales británicos, como Londres, Liverpool,
    Manchester, Australia, Nueva Zelanda y Canadá, como mano
    de obra barata.

    Mientras que unos se van, otros permanecen, y el viejo
    espíritu rebelde precipita una enésima
    sublevación, otra ves en Munster, que es sofocada como las
    anteriores, pero que dará al país una bandera: la
    verde, blanca y naranja, que hoy flamea sobre los
    mástiles oficiales del Estado libre
    de Irlanda y en las barricadas de Belfast, de Derry, y de todos
    aquellos lugares en los que la resistencia
    católica hace frente a los golpes de un enemigo ya varias
    veces secular.

    En 1867 tiene lugar otro alzamiento, que tampoco triunfa
    y que lleva a la cárcel, severamente condenado, al
    arzobispo católico de Dublín. Pero ya, para esos
    momentos, una nueva etapa comienza: la de la lucha por el
    "Home Rule", o lo que es lo mismo, por la autonomía
    de Irlanda; una autonomía tras la que se trasluce,
    claramente, una meta definitiva: la
    independencia
    .

    LA BATALLA POR EL
    "Home Rule".

    El primero en lanzarse a la arena política, con
    la bandera del "Home Rule" en la mano, es Parnell, que
    cuenta con una inteligencia
    lúcida, una severidad desusada y un completo
    convencimiento en la misión que
    le anima. Parnell convence a Gladstone, primer ministro y jefe
    del partido liberal, que siempre había mostrado su
    comprensión por los problemas
    irlandeses, y logra que se le quite a la iglesia
    protestante el monopolio de
    la isla. En 1886 Gladstone presenta el proyecto del
    "Home Rule", pero en un principio este será
    rechazado.

    Tras muchos obstáculos, y vencidas muchas
    aprensiones, en Abril de 1912 es aprobado el "Home Rule". El
    parlamento irlandés tendrá poderes limitados,
    quedando en manos de la corona la defensa, la diplomacia, la
    política extranjera y la política
    aduanera.

    Los británicos ya empiezan a especular con la
    partición de la isla, idea que poco a poco irá
    tomando forma.

    Mientras tanto en el Ulster los acontecimientos se
    precipitan. La región se encuentra formada por ocho
    condados, cuatro de los cuales son de mayoría protestante
    presbiteriana, dos católica, y los otros dos, compartida
    entre ambas confesiones. Pero el poder
    político y económico pertenece absolutamente a los
    protestantes. El primero de Julio de 1912 en las celebraciones de
    los "orangistas", los protestantes gritan: "Home Rule means Rome
    Rule", o lo que es lo mismo, "El gobierno propio
    es el gobierno de Roma".

    Las amenazas protestantes no son para tomarlas a broma,
    sobre todo porque disponen ya de una fuerza armada propia. Su
    creador es Edward Carson, un abogado de Dublín y
    antiguo combatiente de la guerra contra los boers. El
    ejército secreto protestante es bautizado como "Ulster
    Volunteer Force"
    ; sus efectivos ascienden a ochenta mil
    hombres, mandados por veteranos generales de las campañas
    de la India.
    Disponen de buen armamento, enfermeras, e incluso autos
    blindados.

    Lógicamente la situación no hace
    más que deteriorarse. El movimiento "Sinn Féin"
    (Nosotros mismos)
    , que agrupa a los patriotas irlandeses, no
    quiere el "Home Rule" si éste va a significar el
    desgajamiento de una región de la isla.

    Los unionistas, por su parte, continúan su
    escalada de intransigencia, y el "premier" se entrevista con
    Edward Carson para ofrecerle, como solución de momento,
    que los condados del Ulster se sustraigan al "Home Rule" durante
    seis años. Evidentemente Carson se niega. Los protestantes
    siguen levantando el tono e incluso el alcohólico lord
    Winston Churchill, alabado por su comportamiento
    "siempre" democrático, llega a amenazar al movimiento
    irlandés diciendo: "… a la fuerza
    (católica), nosotros responderemos con
    fuerza
    ".

    Para que la situación se calme, y tener
    controlados a los unionistas, los británicos mandan dos
    batallones hacia Irlanda del Norte, pero tanto los oficiales como
    los soldados, que simpatizan con los exaltados presbiterianos, se
    niegan a batirse contra estos. Y este caso de clara
    sedición no será ni el primero ni el
    último.

    El 24 de Abril de 1914, la Alemania del
    Káiser echa leña al fuego. Un barco germano
    desembarca secretamente 25.000 fusiles t tres millones de
    cartuchos, destinados a los unionistas del "Ulster Volunteer
    Force". Berlín sabe que la guerra en Europa se acerca y
    quiere crearle problemas a la Gran Bretaña.

    El 26 de Julio de 1914 se producen varios choques, pues
    los patriotas del sur también reciben armas, y como
    consecuencia hay varios muertos y heridos.

    El 2 de Agosto comienzan las hostilidades en Europa, y
    se inaugura una tregua, que habrá de durar casi dos
    años; exactamente hasta el mes de Abril de
    1916.

    PASCUAS
    SANGRIENTAS.

    En el propio campo irlandés la guerra europea
    suscita reacciones diversas. Un grupo,
    capitaneado por Redmond, decide enrolarse en el ejército
    británico para ir a luchar contra los alemanes en Flandes
    y Bélgica. Se trata, indudablemente, de una
    aberración. Visten el uniforme de sus opresores, el
    uniforme que han llevado los verdugos del Eire, para tomar
    partido en una lucha entre imperialistas. Pero el gesto,
    sintomático de la confusión llevada por el virus del
    colonialismo a la isla, tiene precedentes en todos los
    meridianos. Estos irlandeses de Redmond se alinean junto a los
    cipayos, los askaris, los gurkas, los harkis… Son la pincelada
    europea dentro de un recargado cuadro de gentes que colaboraron
    con quienes le explotaban.

    Naturalmente, una mayoría de irlandeses cree que
    su puesto no está ni con el rey Jorge V ni con el
    Káiser, sino con Irlanda. Opinan que los sucesos
    bélicos pueden favorecer a la causa de un nuevo
    alzamiento, y lo preparan activamente.

    El Lunes de Pascua de 1916, mientras las campanas de las
    iglesias llaman a los fieles a la plegaria, un grupo de
    valientes, que cuentan con pocos fusiles, salen a la
    calle.

    El golpe insurreccional, descargado por sorpresa,
    proporciona una ventaja inicial a los irlandeses. De todas las
    maneras, el balance de fuerzas es ya, desde el principio,
    negativo para los hombres del "Sinn Féin". No son
    más que setecientos o mil sin entrenamiento
    alguno, mientras que la guarnición se compone de cinco mil
    soldados. Desde el balcón principal del palacio de
    Correos, que han asaltado, Pearse proclama "el gobierno
    provisional irlandés
    " y lanza un vibrante llamamiento
    "en nombre de Dios y de las generaciones desaparecidas que nos
    han legado las viejas tradiciones nacionales
    ". La
    declaración de independencia
    lleva siete firmas. Todos ellos serán fusilados, al acabar
    los sucesos, en el patio de la prisión de
    Kilmainham.

    La reacción de los británicos no se hace
    esperar. Las órdenes de Londres son draconianas, y para
    cumplirlas, columnas de infantería armadas hasta los
    dientes salen de la base de Curragh, fuerzas de fusileros llegan
    desde Templemore, artillería pesada desde Athlone,
    etc.

    Pese a su desventaja numérica y material, los
    patriotas venden caro el suelo. Durante toda la semana se
    resiste. Todo el barrio de O'Connel Street presenta un aspecto
    dantesco bajo los incendios, las
    explosiones y el espectáculo de los cadáveres
    desventrados. Por fin, el Sábado, agotadas todas las
    fuerzas, el palacio de Correos cae.

    La última intentona para liberar a Irlanda de su
    yugo ha causado 1.351 muertos. Pero no serán los
    últimos. Diez días después del alto el fuego
    comienzan las ejecuciones sumarias. Uno de los condenados es un
    hombre de
    treinta y cuatro años, nacido en Nueva York, hijo de un
    español y
    una irlandesa, que será crucial para la causa
    gaélica. Se llama Eamon De Valera, y durante los
    combates ha mandado una fuerza de cien hombres. Sin embargo, un
    acontecimiento va a salvarle: su origen neoyorquino.

    EL HIJO DE UN
    ESPAÑOL.

    En Norteamérica, país que cuenta con
    varios millones de ciudadanos con raíces irlandesas, lo
    ocurrido en las Pascuas sangrientas y la brutalidad de la
    reacción británica, ha causado vivísima
    impresión. Y para la opinión
    pública, el "americano" De Valera es una
    víctima a la que hay que rescatar del verdugo.

    Su padre fue un español, cordobés para mas
    señas, que emigró en busca de fortuna a los EE.UU..
    Por ese entonces, la minoría hispana emigrada desde
    sudamérica a los Estados Unidos
    aún no se había instalado en Nueva York, por lo que
    el señor De Valera (padre), se encuentra en un ambiente
    cultural y religioso distinto. Como católico, encuentra en
    los barrios irlandeses las iglesias en las que puede practicar su
    culto, y será en la práctica de la Misa dominical
    en donde conocerá a su futura esposa. De su matrimonio
    nacerán varios hijos, bautizando a uno de ellos como
    Eamon. El joven Eamon bien pronto resaltará por su
    madera de
    líder,
    y en su corazón
    siempre estará presente la tierra
    irlandesa de su madre. Esta se encargará de hablarle de la
    vieja Irlanda ocupada por los británicos, y el resto lo
    hará el ambiente que se vive en los barrios y guetos
    irlandeses de Nueva York. Por lo que el joven Eamon, al igual que
    otros jóvenes con sangre
    gaélica, siempre soñará con volver a la
    tierra de su
    madre con la intención de liberarla. Y así lo hizo,
    implicándose en el levantamiento armado de la Pascua de
    1916 y cayendo prisionero de los británicos.

    Desde su celda escucha las descargas de los pelotones de
    ejecución, esperando su turno. Pero mientras tanto, en
    Norteamérica, la minoría irlandesa se moviliza,
    implicando al resto de los americanos, pues no se puede permitir
    que se fusile a un ciudadano con "nacionalidad norteamericana".
    Atemorizados por las violentas campañas que se desatan
    desde la costa del Atlántico a la del Pacífico,
    Londres acuerda la mutación de la pena de muerte
    por la de cadena perpetua.

    La cárcel, que sufre en Dartmoor, sólo se
    prolonga por un año. Los británicos, ante la
    presión popular irrefrenable, le liberan, y su prestigio
    le lleva, en el acto, a la presidencia del partido "Sinn
    Féin". Poco después obtiene un acta de diputado por
    el condado de Clare, pero enemigo de prestar el juramento
    obligatorio a la corona, jamás llegará a sentarse
    en los Comunes. Naturalmente, el caudillo hispano-irlandés
    sigue conspirando, y finalmente tiene que huir a los Estados
    Unidos pues sus enemigos quieren volver a detenerlo. En los
    EE.UU. lleva a cabo una brillante gira de conferencias para
    explicar el drama del Eire.

    En 1920, tras la aplicación de una
    amnistía, De Valera está de nuevo en
    Dublín.

    NEGOCIACIONES.

    Las negociaciones entre los patriotas irlandeses y los
    ocupantes se abren, y empiezan los primeros contactos.

    Los británicos, como los auténticos
    demócratas de todas partes, sólo saben basar su
    dominio en la
    opresión, y cuando no pueden mantener más sus
    posturas, hablan de respeto y de
    tolerancia.

    Por fin, las conversaciones dan un fruto: Irlanda del
    Sur se gobernará a sí misma y entrará en la
    Commonwealth. Evidentemente, no se trata de independencia, sino
    del "dominion". Y, lo que es peor, de la partición,
    puesto que el Ulster tendrá identidad
    distinta y propia.

    Uno de los negociadores fue Michael Collins,
    quien no tuvo más remedio que pactar la división de
    Irlanda. Collins era un antiguo combatiente y hombre de confianza
    de De Valera. Por causa del pacto ambos se enfrentaron, ya que De
    Valera nunca reconoció la división de las dos
    Irlandas. Finalmente el IRA, en una emboscada, ejecutó a
    Collins, quedando éste en el más absoluto de los
    olvidos.

    La triste "libertad", así conseguida, abre de
    nuevo las puertas de la tragedia. El IRA, el
    Ejército Republicano Irlandés, se lanza al combate
    contra el ejército colonial inglés, contra las
    fuerzas paramilitares y militares protestantes… y contra el
    ejército regular de Dublín. La guerra es dura y se
    prolongará hasta el mes de Abril de 1923.

    Mientras tanto en el Ulster, los protestantes tienen
    todo el poder político y económico, y los
    católicos pueden seguir siendo tratados como
    perros.

    EL ESTADO LIBRE DE
    IRLANDA.

    La partición de la isla es injusta, pero la II
    Guerra Mundial
    ofrece a Irlanda una nueva posibilidad de "hacer
    algo".

    Los británicos intentan que los irlandeses entren
    en el conflicto, pero De Varela se niega. Ante todo está
    la reunificación de Irlanda.

    Los protestantes del Ulster sí se implican con
    los aliados, y en los astilleros de Belfast se construyen buques
    de guerra.

    Las escuadrillas de la Luftwaffe, en sus "raids", llegan
    en varias ocasiones sobre el Ulster y bombardean diversos
    objetivos,
    entre ellos fábricas de armamento. Durante esos
    bombardeos, los comandos del IRA
    sabotean la acción de los encargados de apagar las llamas.
    La policía descubre también importantes alijos de
    armas guardados, para secundar cualquier posible desembarco
    alemán.

    El fin de la contienda señala una nueva etapa en
    la historia irlandesa. En 1945, los sindicatos
    nacionales retiran su filiación a los sindicatos
    británicos, a los que se considera extranjeros, y en 1953,
    cuando fallece Jorge VI, el Eire (Irlanda del Sur), rechazando el
    juramento de fidelidad a Isabel II, se convierte en
    República.

    Este nuevo estatuto, con todo, no modifica demasiado la
    situación, puesto que el gobierno de Dublín
    (Irlanda del Sur) se halla, cada vez más, en manos de una
    burguesía conservadora, que teme a los patriotas y
    activistas, y que pretende no sólo el apoyo de la Gran
    Bretaña, sino también el de los Estados
    Unidos.

    El 12 de Diciembre de 1956, el IRA desencadena una
    ofensiva por sorpresa contra veinte instalaciones militares,
    policiacas y estratégicas del Ulster. La ofensiva pone en
    pie de guerra a las tropas inglesas y a sus auxiliares,
    desencadenándose una vasta represión.
    Paralelamente, el Gobierno de la República de Irlanda,
    donde el IRA hace ya muchos años que se encuentra al
    margen de la ley, monta grandes operaciones para
    desarticular a los que son llamados, oficialmente, "grupos
    terroristas". Y una larga serie de miembros del IRA y del partido
    "Sinn Féin" son encerrados en el campo de Curragh. La
    policía del Ulster, mientras tanto, colabora activamente
    con la del Eire en la caza de los "terroristas".

    Aunque Dublín (Irlanda del Sur) continúa
    reivindicando, por simple rutina, sus derechos sobre el Ulster, la
    verdad es que la colaboración con Londres resulta cad vez
    más estrecha, y la dependencia -desde el punto de vista
    económico-, de día en día más grande.
    En la Gran Bretaña trabajan un millón de
    irlandeses, cuyos giros a las cajas de ahorros del Estado libre
    resultan una aportación valiosa para éste. El 75
    por 100 de las exportaciones del
    Eire van a parar a su poderoso vecino, y sólo un 10 por
    100 a los países de la C.E.

    Pero mientras Dublín, Londres y el Gobierno
    Unionista y protestante del Ulster se entienden, la
    población católica del Ulster, desde 1922, vive en
    condiciones vergonzosas, y a todo el problema nacional y
    religiosos se le añade definitivamente el problema social
    y la lucha de clases.

    A finales de 1968 se inician en el Ulster toda una serie
    de violencias que irán aumentando en los años
    siguientes, poniendo en serios compromisos a los gobiernos de
    Dublín. Estos, oficialmente, están con los
    patriotas, pero, entre bastidores, la actitud no es tan decidida.
    No obstante a medida que se radicaliza el problema, Dublín
    tiene que "mojarse", y sobre todo, porque el actual gobierno
    sólo cuenta con una mayoría de cinco escaños
    en el parlamento, mientras que el "Sinn Féin", que empieza
    a definirse como una organización patriótica de
    izquierdas y nacionalista irlandesa, robustece sus
    posiciones.

    La danza en la
    cuerda floja continúa a lo largo de todo el año
    1970, y en Agosto de 1971, cuando el terrorismo
    británico, mediante la "Ley de internamiento", provoca
    estragos en el Ulster, y Dublín sólo sabe crear
    campos de refugiados para los que quieren escapar del Norte,
    portavoces del Ejército de la Irlanda del Sur proponen
    emprender una guerra de guerrillas contra el ejército
    británico. Pero sólo será el 28 de Octubre
    de 1971, en Munnley, Eire, donde tropas irlandesas y
    británicas entablarán fuego por primera vez, debido
    a unos roces entre soldados británicos, y tropas
    fronterizas del Sur de Irlanda.

    LOS SOLDADOS DE SU
    GRACIOSA MAJESTAD.

    Agosto del 69, el conflicto se
    endurece.

    La primera vez que los soldados británicos fueron
    movilizados en el Ulster, después de la II Guerra Mundial,
    fue en 1956. La segunda, en 1969. Esta última vez, los
    soldados llegaron a mediados de Agosto, para formar una barrera
    entre los católicos y los protestantes. Los soldados en un
    principio fueron bien recibidos por los católicos, ya que
    venían como una fuerza pacificadora, pues en los
    últimos meses los protestantes habían atacado, y
    asaltado los barrios católicos de determinadas zonas,
    quemando, matando y arrasando con todo lo que se encontraron a su
    paso.

    En un principio parecía que se vivía en
    plena luna de miel. Se intentaron buscar soluciones al
    conflicto, pero al final no se llegó a ningún
    acuerdo y no se buscaron soluciones viables, y el ejército
    fue a encontrarse en el desagradable papel de punta
    de lanza dc la clase protestante.
    Desde ese momento la conducta de la
    tropa no ha podido ser mas deleznable. Pero es lógico.
    Para los soldados de su Graciosa Majestad, sajones y protestantes
    en su abrumadora mayoría, el "enemigo" se encuentra
    perfectamente claro desde el momento mismo en el que ponen el pie
    en el Ulster. El "enemigo" es, por supuesto, el irlandés,
    el católico, el feniano. El otro no, porque enarbola la
    bandera dc la "Union Jack", se declara ultraleal a la Corona y le
    aplaude entusiásticamente desde cada esquina.

    La brutalidad y salvajismo de las tropas
    británicas es bien conocida por todos, ya lo pudimos
    observar cuando lo de las Malvinas. Pero
    en Irlanda deI Norte, esa brutalidad aun recoge tintes mas
    escabrosos, y los crímenes se suceden uno tras otro, con
    el permiso de los tolerantes y demócratas de Londres.
    Las situaciones de brutalidad se cuentan por miles, pero eso si,
    siempre son "legales". Aun se puede recordar el asesinato a
    sangre fría de unos activistas dcl IRA, en el
    peñón de Gibraltar. Primero se les dio el alto, y
    después de que los activistas levantaras sus brazos e
    hicieron saber que estaban desarmados, entonces, miembros del SAS
    dispararon a placer sobre los tres combatientes irlandeses. La
    acción fue totalmente legal, y sus autores fueron
    condecorados. Así es la justicia británica, y
    así será en todos los lugares en donde se
    encuentren, ya sea en las Malvinas, en Gibraltar, o en e1
    Ulster.

    EL DOMINGO DE SANGRE
    (Bloody Sunday).

    En el Ulster, la represión siempre está
    presente, y el horror sigue reservándonos capítulos
    inéditos e impensables. Uno de esos capítulos fue
    la masacre de Derry, el día 30 de Enero de 1972. En esa
    jornada varios miles de católicos efectuaban una marcha en
    pro de los derechos cívicos. Caminaban
    pacíficamente, sin armas, pero el ejército de su
    Graciosa Majestad no estaba dispuesto a consentir que en su
    presencia se manifestasen gentes que solo pedían justicia
    y que sólo se limitaban a remachar una serie de consignas
    tremendamente cargadas de urgencia y razones: –Un hombre un
    voto
    . Pues todo el poder político estaba en manos dc
    los protestantes. –Un hombre un trabajo. Pues los
    católicos eran discriminados simplemente por su
    religión, llegando en algunas zonas a estar el 80 por
    ciento de la población parada. –Una familia una
    casa
    , ya que casi la totalidad de las viviendas estaban en
    manos de los protestantes, y las ayudas oficiales eran solo para
    estos.
    Pues bien , los soldados, sin previo aviso, dispararon, y,
    según su costumbre, lo hicieron (esa fue la respuesta dada
    mas tarde) "como respuesta al ser hostigados por armas de fuego".
    Una explicación manida y banal, ya que los únicos
    soldados heridos lo fueron por golpe de piedra y no de bala.
    Mientras tanto el espectáculo que se registraba entre los
    manifestantes era atroz. La matanza produjo 14 muertos y un sin
    fin de heridos. Desde que ocurrieron estos hechos ya ha pasado
    mucho tiempo, pero aun nadie ha sido castigado.
    Sólo el IRA se tomó la apropiada venganza, haciendo
    saltar por los aires, en la propia Gran Bretaña, uno de
    los pabellones de la unidad responsable del "Domingo de Sangre".
    Hubieron algunos muertos, más bien pocos, y la reina
    Isabel II, que estaba de gira por el sudeste asiático, no
    tardó en expresar públicamente su repulsa y
    conmiseración por lo ocurrido. Detalle curioso: las
    lágrimas reales no habían caído días
    antes por los muertos de Derry.
    Desde entonces, cada año, a finales de Enero el Sinn
    Féin organiza una manifestación que transcurre por
    el lugar dc los hechos, siendo el poder de convocatoria
    tremendamente inmenso, lo que confirma que la herida sigue
    abierta.

    LOS
    NIÑOS.

    Una de las cosas que resaltan enormemente en el Ulster,
    son los niños. En los barrios católicos, donde
    la pobreza
    hace estragos, hay niños por doquier. Es curioso ver como
    se pasean y juegan delante de las tropas británicas, entre
    los fusiles y las ametralladoras de estos, como si nada pasase.
    En muchas ocasiones son los niños los primeros que
    actúan contra las fuerzas de ocupación
    británicas. Los niños de Irlanda del Norte, los
    niños católicos de los "ghettos" del Ulster,
    ocupan, pues, una plaza en la primera linea de la
    confrontación armada y no siempre bajo condiciones de un
    riesgo
    latente, como es el caso descrito, sino, incluso, de una forma
    mas activa. Es muy normal ver a los escolares católicos
    apedrear a las tropas, e insultar a los soldados. Casi siempre
    están cantando canciones patrióticas, o simples
    cancioncillas sobre la insoportable humedad que para los huesos de los
    extranjeros, guardan
    los cementerios irlandeses. Aunque aquí eso puede parecer
    extraño, allí eso es algo normal. En Irlanda, al
    igual que antaño en España, la
    cultura
    transmitida de padres a hijos es muy importante, el temor de
    Dios, y el amor a la
    patria son inculcados desde 1a infancia, eso
    en principio y luego ya viene la cultura de combate que se vive
    día a día, pues desde que nacen oyen hablar a sus
    padres, tal vez incluso, han visto esconder armas o fabricar
    artefactos, tal vez también han llorado a parientes
    próximos muertos por el enemigo; saben, ademas, que la
    violencia es
    el único camino que les han dejado libre para salir de su
    situación discriminada y, como es lógico, apenas
    tienen ocasión de ello saltan a la brecha.
    La "minoría católica" cada vez es menos
    minoría, pues el índice de natalidad entre los
    católicos aumenta día a día, y cada vez su
    numero se acerca más al de los protestantes. Tanto es
    así, que en algunas de las manifestaciones de los
    protestantes se ha llegado a pedir que se obligue a los
    católicos a utilizar anticonceptivos. Los niños son el futuro de
    Irlanda, y los británicos lo saben.

    EL FRENTE
    PROTESTANTE.

    Dentro del frente protestante hay varias organizaciones
    que destacan.
    Una de ellas es la Orden de Orange, una organización
    fran-masónica formada por unas novecientas mil personas.
    Este instrumento del mas riguroso y fanático poder
    protestante nació en 1795. Su fanatismo
    anticatólico es bien patente, y para ellos "está
    claro" que es el Vaticano quién gobierna en Dublín
    y que si el día de mañana el Ulster se integrase en
    la República de Irlanda, las hogueras de la
    Inquisición llamearían en las calles de
    Belfast.
    A las logias de la Orden de Orange las manda un llamado Gran
    Consejo Negro Imperial, que hace y deshace carreras políticas,
    que se interfiere en los negocios y que
    mueve voluntades por medio del halago, de la presión o del
    terror. Su poder político lo ejerce a través de
    Partido
    Unionista, que domina tanto el Parlamento como el Gobierno del
    Ulster. Hijo menor protegido del Partido Conservador
    británico, el Partido Unionista se encuentra integrado por
    cuatro grupos: la burguesía industrial, la pequeña
    burguesía ciudadana, la clase obrera y 1a clase campesina.
    Como se ve, la representación no puede ser más
    amplia, y se explica porque si el unionismo, por una parte, dora
    los cuarteles de la plutocracia, por otra parte, en el campo y en
    las fábricas, actúa enfáticamente,
    eliminando del mercado del
    trabajo a los obreros y a los campesinos católicos. Y esto
    es importante en una zona en la que el fantasma del desempleo siempre
    ha sido muy tangible.
    Aunque la gran tajada, en el reparto de prebendas, se la llevan
    los barones industriales y los llamados aristócratas
    terratenientes, también los elementos de la "clase baja"
    acceden a altos
    puestos gracias a su etiqueta orangista.
    No todas las personas importantes del unionismo son orangistas,
    pero la verdad es que el orangismo está casi siempre
    presente en todas las manifestaciones del movimiento protestante
    del Ulster.
    Los orangistas, perfectamente aleccionados por su doctrina, que
    es la doctrina de unos privilegios a los que en modo alguno
    entienden renunciar, se distinguen por su falta total de realismo a la
    hora de enfocar los problemas del Ulster. Ellos, desde hace siglo
    y medio largo, han definido sus posiciones: bien y mal,
    protestantes y católicos, fieles súbditos de la
    corona y rebeldes fenianos; señores y esclavos.
    El primero de Julio de cada año salen a la calle para
    celebrar la victoria que obtuvo Guillermo de Orange sobre las
    fuerzas irlandesas, y las calles unionistas de Belfast se llenan
    de banderas británicas; ese día, el racismo mas
    anticatólico se hace presente en Irlanda, y da fuerzas a
    la razón colonial.
    El reverendo Paisley.
    Cuando se habla del ostracismo protestante, un nombre aflora
    fácilmente a los labios: el del reverendo Paisley.
    Enormemente alto, enormemente fuerte, con un vozarrón
    capaz de derribar muros, Paisley, que fue expulsado del
    orangismo. es uno de los bastiones unionistas más
    fuertes.
    Los españoles lo pudimos conocer por la TV, cuando se puso
    a insultar al Santo Padre en el momento en que este se
    disponía a hablar a los diputados de la Comunidad
    Europea.
    Paisley, que se hizo sacerdote siguiendo un curso de
    correspondencia, es el jefe de una iglesia que él mismo ha
    fundado: la Presbiteriana Libre.
    Su "misión", como é1 la llama, entró en una
    etapa trascendente en 1965, cuando, montado en un
    automóvil tapizado de pancartas, se paseó dando
    alaridos ante el Parlamento de Stormont, donde los primeros
    ministros del Ulster y del Eire celebraban una reunión
    conjunta. En aquella época la gran mayoría de los
    protestantes le trataban aún, simplemente, de
    "imbécil" incómodo o le ignoraban.
    Poco a poco, la fuerza incendiaria de sus discursos le
    hicieron ganar prosélitos. Creó en torno suyo unas
    milicias dirigidas por el mayor Bunting, un antiguo oficial dado
    de baja en el ejército británico por sufrir ataques
    de esquizofrenia.
    Editó un periódico,
    "The Protestant Telegraph", en donde se anuncian libros como el
    titulado "El terror católico, hoy", y en sus columnas se
    dice que el Gobierno de Londres pretende "regalarle" Gibraltar a
    España y las Malvinas a la Argentina.
    El reverendo Paisley se ha convertido en todo un personaje y su
    ascensión a la popularidad ha sido siempre ascendente. Su
    lenguaje
    -constelado de términos tales como "hordas
    católicas" y
    "papistas bolcheviques"- ya no hiere la buena educación de
    ningún unionista. Por el contrario, se trata de un
    modelo de
    expresión corriente y común.

    La vertiente militar de Paisley comenzó en 1966.
    Por aquellas fechas actuaba todavía la vieja
    organización "Ulster Volunteer Force", que fue prohibida
    en 1971, debido a los descarados, y múltiples asesinatos
    que cometía.
    Rápidamente, el reverendo sacó partido de la
    situación, organizando con los restos de la disuelta, dos
    milicias muy parecidas: el "Ulster Constitution Defense
    Comittee
    " y los "Ulster Protestant Volunteer". Con el
    tiempo estas milicias se convirtieron en la (UFF)
    "Luchadores por la Libertad del Ulster" y la renovada
    (UVF) "Fuerza de Voluntarios del Ulster". Estas
    fuerzas, del mas puro estilo ultraderechista, cuentan con diez
    mil hombres, y son quienes han dado solidez al virulento pastor,
    y a otras organizaciones unionistas.
    Otro personaje importante dentro del mundo unionista es Gary
    McMichael
    , líder del Partido Democrático del
    Ulster
    , próximo a la Asociación para la
    Defensa del Ulster
    .
    Estas organizaciones cuentan con numerosos crímenes a sus
    espaldas, pero de momento, como casi siempre, el "juego sucio",
    lo están haciendo, por ellos, las fuerzas regulares
    británicas, y la Policía especial para Irlanda del
    Norte (Royal Ulster Constabutary, RUC), encargados de
    restablecer el orden "británico" en la zona.

    Los Católicos "moderados".
    No todos los Irlandeses están totalmente con el Sinn Fein.
    Algunos discrepan por diferentes razones. Algunas de estas
    razones pueden estar justificadas, y otras no.
    Uno de los personajes que discrepa sin razón justa, es el
    oportunista John Hume, líder del Partido Social
    Demócrata Laborista (SDLP)
    , quien siempre habla de
    moderación, de tolerancia y de respeto. Es el elemento que
    necesitan los británicos. El colaboracionista de turno, el
    burgués radicalizado que juega a nacionalista y a
    católico, el vendepatrias que sabe jugar a dos fuegos sin
    quemarse en ninguno.

    BOBBY
    SANDS.

    Uno de los fenómenos más importantes de
    los últimos tiempos para la causa irlandesa, ha sido sin
    duda el proceso de
    resistencia que Bobby Sands llevó a cabo en las
    cárceles británicas.
    La vida de Bobby Sands no fue más que el reflejo de una
    sociedad acostumbrada a luchar, a combatir y a morir. Su caso
    conmocionó al mundo, y se convirtió en uno de los
    acontecimientos que más relanzó
    propagandísticamente al IRA, tanto a nivel nacional como
    internacional. Con su muerte, el
    IRA, y en general toda la causa irlandesa se legitimaron ante los
    ojos de la opinión pública mundial, y a nivel
    irlandés supuso un engrandecimiento de la
    organización armada, y un avance de las tesis
    militares.
    Bobby se alistó a los provisionales cuando tenía
    dieciocho años. En Octubre de 1972 fue arrestado.
    Pasó los siguientes tres años en la cárcel
    de Long Kesh, con los presos de categoría especial. Fue
    puesto en libertad en 1976 y se convirtió en activista de
    la comunidad, relacionado con el movimiento Republicano.
    Seis meses más tarde, Bobby Sands volvía a ser
    arrestado. Empezó a escribir para el "Republican
    News
    ". Sus artículos eran sacados de la cárcel
    en pequeños trozos de papel higiénico, y mostraban,
    con todo detalle, la terrible realidad de la vida carcelaria. En
    esos momentos los nuevos presos del IRA habían perdido su
    "status" de presos de categoría especial, y pasaban a ser
    tratados igual que los presos comunes. Eso hizo que los nuevos
    detenidos organizaran una protesta que pasó a ser conocida
    como los "hombres de las mantas".
    Bobby se ofreció como voluntario para la primera huelga de
    hambre, y se convirtió en el jefe de los prisioneros del
    IRA, reemplazando al histórico Brendan Hugues.
    Primero se pedía que los prisioneros no llevarían
    la ropa de prisión, ni harían ningún
    trabajo. Tras unas negociaciones con las autoridades, y cuando
    parecia que la huelga iba a terminar, Bobby declaró:
    "Se hizo claro, durante una de mis reuniones de
    'cooperación' con los funcionarios de la cárcel,
    que ellos exigían nuestra total sumisión, lo que en
    esencia significaba la aceptación del reglamento criminal
    de la prisión
    ".
    Bobby se ofreció para dirigir la nueva huelga de hambre.
    Estaba convencido de que la gente tendría que morir para
    ganar el "status" de preso político que como miembro del
    IRA se merecía.
    Mientras tanto en la calle Bobby Sands recibía el apoyo
    incondicional de su pueblo, e inesperadamente se le
    presentó a unas elecciones en la circunscripción de
    Fermanagh-South Tyrone, debido a la muerte repentina del
    parlamentario que la representaba, y con gran sorpresa para todos
    resultó elegido.
    De todas formas el gobierno de Londres no cedió, y Bobby
    continuó con su huelga. A los 50 días de no comer,
    el estado de
    Sands ya era desesperante. Ferviente católico,
    recibió la extremaunción, y finalmente,
    después de 66 días de espantosa agonía,
    Bobby murió.
    Cientos de miles de irlandeses mostraban su solidaridad, y
    los lirios de Pascua, el símbolo del levantamiento de la
    Semana Santa de 1916, comenzaron a amontonarse en su tumba. Las
    banderas republicanas, y estandartes irlandeses
    acompañaban a una inscripción que decía:
    "Bobby Sands, diputado, voluntario del IRA".
    En la calma tensa que rodeó a sus funerales quizá
    germinaba el tormentoso futuro de Irlanda.
    No fue el último en morir. Después de él, 10
    activistas mas perdieron la vida en la huelga de hambre, hasta
    que finalmente el IRA dió orden de finalizar la
    protesta.
    Bobby Sands murió, y la Thatcher ganó, por lo menos
    al principio, pues lo que no esperaba la Dama de Hierro, es que
    desde entonces el IRA, y el Sinn Féin iban a reforzar sus
    posiciones como nunca lo habían hecho hasta
    entonces.

    EL EJERCITO
    REPUBLICANO IRLANDES.

    De todas las fuerzas que concurren en el escenario del
    Ulster, la más veterana e importante es el "Irish
    Republican Army" (IRA). Los antecedentes de este grupo armado se
    pierden en la noche de la opresión inglesa. El IRA del
    siglo XVIII eran aquellos "Defenders", "White Boys" y "Hearts of
    Oak", que actuaron contra el invasor, acudiendo al único
    recurso que éste les dejaba libre: la violencia. Y se
    puede reconocer el espíritu del actual IRA en los "Irish
    Volunteers" de 1779; en los "Right Boys" de 1786; en los "United
    Irishman" de 1791; en los miembros del movimiento "Joven Irlanda"
    de 1848; en los "Fenianns" de 1867; en la Hermandad Irlandesa,
    Voluntarios Irlandeses y Ejército Ciudadano
    Irlandés, que nacen a principios del
    presente siglo como respuesta a la creación, por el lider
    protestante Edward Carson, del ejército secreto "Ulster
    Volunteers"…
    En realidad el IRA, tal como hoy lo conocemos, se funda
    tras los sangrientos sucesos de la Pascua de 1916, y, mas
    concretamente, a partir de los restos del "Irish Republican
    Brotherood
    "; la facción ultranacionalista responsable
    de aquel alzamiento y cuyos siete jefes fueron pasados por las
    armas, victimas de la represión británica. Fuerza
    admirada y honrada tras la independencia del Sur de Irlanda, que
    tanto contribuyó a alcanzar; su toma de posición
    contra quienes admiten la partición del Eire, le lleva a
    enfrentarse con el recién creado Gobierno de
    Dublín, que la acabará colocando al margen de la
    Ley. Pese a ello el Ejército
    Republicano Irlandés continuará actuando, y
    su hacha de guerra seguirá en alto mientras las tropas
    británicas sigan en tierra irlandesa.
    El IRA se irá forjando día a día,
    sufrirá giros y reveses, pero la lucha continuará.
    Cuando sus miembros salen de la cárcel, muchos vuelven a
    la organización, pues la vida solo podrá reanudarse
    cuando Irlanda sea libre, cuando la guerra contra el
    británico haya finalizado.
    El IRA, cuya popularidad es ahora inmensa, paso por un grave
    periodo entre Enero de 1970 y Agosto de 1971, cuando la
    organización se escindió en dos ramas: Los
    "oficiales" y los "provisionales". El cisma fue una
    cuestión de tipo político y generacional. Los
    "oficiales", o "rojos", hablaban de negociaciones, de calma, de
    hacer que todo el entramado de la causa
    irlandesa pasara por un socialismo de
    tipo casi marxista, mientras que los "provisionales", o "verdes",
    exigían la actuación armada inmediata y
    contundente, sin bandera política alguna; sin más
    bandera que la de la reunificación de Irlanda.
    Hacía ya algún tiempo que las divergencias de
    criterio, en cuanto a la actuación teórica y
    práctica, eran notorias en el seno del IRA. Eran tiempos
    en que todos los grupos que planteaban una lucha del estilo
    clásico de "Liberación Nacional" se
    acercaban al marxismo
    soviético, seducidos por su mensaje, que en el Eire
    también tenía connotaciones de lucha de clases,
    amén del apoyo que los soviéticos daban a este tipo
    de organizaciones. Pero el problema no se planteó
    desembocadamente hasta Enero de 1970, con ocasión del
    congreso del "Sinn Féin", partido del que el IRA es su
    brazo armado. Hasta el momento, el "Sinn Féin"
    había mantenido las tesis de que no se debía
    dialogar con el gobierno de Dublín, ni con el de Belfast,
    ni con el de Londres, por tratarse de tácitos aliados, y
    más de lo mismo. Ahora bien, una moción solicitaba
    variar de política y entrar en el juego electoral de
    Dublín, concluyendo con la doctrina abstencionista.
    Sometida a votación esa propuesta, obtuvo la
    mayoría necesaria de dos tercios, y en vista de ello
    quienes se habían opuesto a su aprobación
    abandonaron el Congreso, dando nacimiento, así, al "Sinn
    Féin"-Auténtico. Otros problemas, esta vez con los
    supuestos "marxistizantes" terminaron también en roturas y
    escisiones.

    Finalmente quedó el IRA-provisional con su
    brazo político el Sinn Féin, que primaban la
    lucha armada por encima de la política, y que es el grupo
    que conocemos hoy día como IRA, y como Sinn Féin,
    siendo estos los mayoritarios.

    Mientras que por otro lado quedó el
    IRA-oficial, que tras sufrir ciertos avatares finalmente
    se convirtió en el INLA (Irish National Liberation
    Army)
    y su brazo político el IRSP (Irish Republican
    Socialist Party)
    , de carácter
    marxista, conservando la lucha armada, y que actualmente tiene
    una pequeña implantación, realizando en algunas
    ocasiones acciones
    armadas de cierta importancia. Aunque actualmente parecen
    más preocupados en matarse entre ellos mismos, por
    problemas y diferencias en el seno de la organización
    armada.

    Y finalmente otra sección del IRA-oficial se
    convirtió en el WP (Werkers Party), que es un
    partido de izquierda irlandesa.
    Las divisiones entre los oficiales y los provisionales, y entre
    los que continuaron en el Sinn Féin, fueron llevadas a
    cabo por los mismos protagonistas, ya que la simbiosis entre IRA
    y el Sinn Féin es bien patente.
    La gran mayoría de los actuales jefes del IRA son personas
    que entraron en la organización de muy jóvenes, con
    14 ó 15 años, y que continúan en la lucha
    durante toda su vida. En muchos casos sus padres y abuelos
    también fueron del IRA, y ellos supieron recoger la espada
    que un día liberara a Irlanda de las tropas
    británicas.
    En una entrevista concedida al periodista español
    José Antonio Sierra, y que fue publicada en 1971 en "El
    Diario Vasco"
    , Joe Cahill, jefe de los provisionales
    manifestó lo siguiente:

    – "El IRA-Provisional nunca ha reconocido a
    los gobiernos de Belfast, Londres o Dublín, ni piensa
    reconocerlos en el futuro hasta que no se firme un
    auténtico tratado de paz con la Gran Bretaña,
    previa condición de la retirada de las tropas
    británicas de Irlanda y la reunificación del
    país… El pueblo irlandés continuará la
    lucha todo el tiempo que sea necesario hasta que no quede un solo
    soldado británico en Irlanda y consiga la libertad
    total… y el IRA-provisional entiende por libertad total la
    consecución de la reunificación de Irlanda y de los
    diez puntos principales del partido "Sinn Féin", es
    decir:

    1. La nacionalización de la banca y de
    las principales industrias
    del país.

    2. El establecimiento de relaciones comerciales con
    todos los paises del mundo para diversificar más nuestro
    comercio
    exterior y acabar, así, con el monopolio colonial
    económico de la Gran Bretaña.

    3. La creación de cooperativas, formadas con las industrias
    nacionalizadas por el estado y en las que todos sus
    trabajadores tendrían acciones.

    4. La nacionalización y reforma de la
    enseñanza, para acabar con el clasismo social a
    través de la
    educación.

    5. La nacionalización del suelo, en las ciudades,
    para acabar con la especulación actual y programar la
    construcción masiva de viviendas.

    6. La protección de la industria
    pesquera nacional, vital para la economía del
    país.

    7. El establecimiento gratuito de todos los servicios de
    sanidad y el perfeccionamiento de la seguridad
    social.

    8. Imposición y enseñanza obligatoria de la
    lengua irlandesa -idioma nacional- en todas las escuelas, y que
    gradualmente iría ocupando el lugar que, hoy, tiene la
    lengua inglesa.

    9. Formación de un Parlamento Nacional para gobernar
    el país, en el que estarían representados los
    cuatro consejos de la división provincial
    histórica de Irlanda: Ulster, Connacht, Leinster y
    Munster.

    10. El establecimiento de relaciones diplomáticas con
    todos los paises del mundo, sin distinción de razas,
    religiones o
    sistemas
    políticos.
    "

    El IRA cuenta con un gran apoyo entre la
    población católica, y cuando uno de sus hombres
    cae, el calor popular
    le acompaña. En los entierros los féretros son
    cubiertos por la bandera verde, blanca y naranja; cientos de
    personas hacen de escolta con armas y uniformes, gaitas
    irlandesas emiten antiguas canciones, y miles de personas
    acompañan al caído al Campo Santo.
    La Iglesia Católica ha condenado en algunas ocasiones las
    acciones del IRA, e incluso ha llegado a excomulgar a algunos de
    sus comandos. Aunque también es verdad que muchos
    sacerdotes son miembros del IRA, y que en las cárceles se
    encuentran arrestados algunos religiosos; pues el derecho a la
    rebelión, en determinados casos, se halla reconocido por
    la propia doctrina de la Iglesia, y ese derecho en el Ulster es
    incuestionable. El mismo Vaticano no ha reconocido la
    partición de la isla, y considera a Irlanda como una
    unidad desde el punto de vista religioso.
    El Sinn Féin goza de una gran popularidad, y su poder de
    convocatoria es enorme. Sus jefes siempre están en la
    primera línea, y son los encargados de dirigir al
    movimiento patriótico
    irlandés. El líder del Sinn Féin es Gerry
    Adams, quien cuenta con todo el apoyo del partido. Empezó
    militando de joven, y sus propuestas le llevaron hace unos
    años a la dirección del partido. El numero dos es
    Martin McGuinness, quien también empezó militando
    en la rama juvenil del movimiento republicano.

    CONCLUSION.

    La Causa Irlandesa es una causa justa, por tanto la
    guerra que se desarrolla en Irlanda del Norte es una guerra justa
    desde un punto de vista teológico. Los irlandeses
    están invadidos y explotados por los británicos, y
    estos no están dispuestos a marcharse por las buenas, por
    lo que la lucha armada es el único recurso que le queda al
    pueblo irlandés para hacer frente al opresor. Su lucha no
    es el invento de ningún nacionalista de turno, tal como
    pasa aquí con el nacionalismo
    Bizkaino.
    Desde siempre, y en todos los tiempos, España ha venido
    apoyando a Irlanda. Ya en tiempos de Felipe II, España
    mostraba sus simpatías por la isla, y durante toda nuestra
    historia siempre ha sido así, por muy diferentes que
    fueran los gobiernos que hubiera en España. Por otro lado
    también hay otro tipo de simpatías, pues nuestros
    dos paises son católicos, y los dos son de espíritu
    antibritánico. También hay que recordar que muchos
    irlandeses lucharon en el pasado en nuestros gloriosos Tercios de
    Flandes. Por otro lado, curiosamente hay muchos matrimonios
    mixtos entre españoles/españolas con
    irlandesas/irlandeses. También nos une el hecho de que
    ambas naciones tienen una parte de su territorio ocupado por los
    británicos, y estos no parecen dispuestos a entregarnos
    por las buenas lo que a ambas nos pertenece. Otra cosa curiosa es
    la cantidad de militares españoles que ha habido siempre
    en España con apellidos de origen irlandés, y sobre
    todo también hay que recordar que 600 irlandeses murieron
    por Dios y por España durante nuestra guerra civil en el
    bando nacional.

    Hoy en día muchos irlandeses simpatizan con ETA
    pues se creen que lo que ocurre en Euskal Herria es lo mismo que
    lo que pasa en el Ulster. Por eso se hace necesario explicar a
    los irlandeses que ETA no equivale al IRA en España, y que
    la causa "etarra" nada tiene que ver con lo que disputa el IRA
    contra los británicos. La causa etarra en Irlanda
    sería como si uno de los cuatro territorios
    históricos irlandeses quisiera separarse de Irlanda, y
    para ello matara y extorsionara a todo el que se le pusiera por
    delante. Si es verdad que el pueblo vasco está oprimido,
    pero lo está desde que las tropas liberales vencieron a
    los carlistas vascongados. Y son esos liberales los que hoy se
    esconden con sus múltiples caras y filosofías
    detrás de ETA.

    Esto nos ha de hacer reflexionar, y nos ha de hacer ver
    lo importante que es el contar con una "oficina
    internacional" en donde podamos explicar nuestra versión
    de las cosas. Herri Batasuna, la izquierda en general, e incluso
    la extrema derecha siempre han sabido que en el extranjero hay
    muchas posibilidades de explicar sus puntos de vista, de poder
    convencer, y de sacar algún tipo de apoyo de esa
    relación.
    Por eso se le hace indispensable al Patriotismo Revolucionario
    contar con un frente de propaganda
    internacional en donde pueda contactar con grupos similares a
    él, y en este caso podría ser el irlandés,
    de la misma forma que la izquierda, la derecha y la extrema
    derecha lo hacen con sus homólogos en el extranjero.
    De todas formas respecto a Irlanda nuestra posición ha de
    ser clara: Queremos una Irlanda libre.
    Por otro lado, la causa irlandesa es muy interesante para todo el
    movimiento patriótico revolucionario español, ya
    que nos puede enseñar muchas cosas. La causa es
    simplemente patriótica, y sus intereses son
    patrióticos. La táctica cambia en cada momento, y
    no se quedan anclados en posturas anticuadas. Han sabido crear
    centros culturales, asociaciones de música tradicional
    irlandesa, bares típicos, y todo un entramado en donde la
    cultura de combate, y de lucha están siempre presentes. La
    causa se transmite de padres a hijos, y el relevo siempre
    está garantizado. El amor por ta
    tierra y la patria, junto con el temor de Dios, son lo
    único importante, y no se atan a ideologías que
    más tarde o más temprano pueden perjudicar a la
    causa.
    Para finalizar este dossier vamos terminar con unas declaraciones
    que hizo Joe Cahill, líder del
    IRA-provisional al periodista español
    José Antonio Sierra:
    "Admiro al pueblo español por su coraje y por la forma
    en que luchó durante la guerra civil de 1936, en ambos
    bandos.

    España es el país de Europa que mejor
    puede comprender por qué luchamos -en lo que se refiere a
    la unidad nacional-, puesto que ustedes todavía tienen
    parte de su territorio ocupado por la misma bandera que ondea en
    el norte de Irlanda.

    Inglaterra se apoderó de Gibraltar a traición:
    expulsó a sus habitantes como hizo en el norte de Irlanda;
    admitió a una población distinta a la
    española y continuará allí, hasta que
    ustedes no la echen a la fuerza, amparándose en el derecho
    de genoveses, judíos, jubilados de las excolonias
    británicas y de la guarnición que tiene destacada
    allí para que no disminuya tanto la
    población.

    Aunque, para ustedes. esa minúscula roca, con unos
    pocos monos y 25.000 extranjeros no signifique tanto como los
    seis condados del Norte para nosotros, sin embargo el proceso
    de

    conquista ha sido casi el mismo. Y las razones para no
    dejarlos serán idénticas a las de
    Gibraltar.

    Claro que, más pronto o más tarde, como los
    ingleses son tan prácticos, tan pronto como vean que su
    posesión es antieconómica acabarán por dejar
    Gibraltar y el norte de Irlanda.
    ".

     

      

    Vicente

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