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La categoría estilo de vida y su importancia para la psicología de la salud




Enviado por imayo58



    1. Los estudios del estilo de vida
      en la psicología de la salud.
    2. El enfoque personológico
      del estilo de vida y su importancia para la psicología
      de la salud
    3. Resultados alcanzados en la
      caracterización empírica del estilo de
      vida
    4. Problemas a
      investigar
    5. Conclusiones
    6. Referencias
      bibliográficas

    INTRODUCCION

    La Psicología, interesada en el estudio del
    sujeto individual de modo holìstico, ha utilizado
    frecuentemente el término estilo, (Sánchez, J.
    Sánchez, M P., 1994) precisamente porque hace
    alusión a lo típicamente individual. Así en
    la psicología cognitiva se ha utilizado para estudiar el
    pensamiento
    (estilo de pensamiento), el aprendizaje
    (estilo de aprendizaje). La
    psicología
    social se ha apoyado en el mismo para el estudio del liderazgo y la
    dirección (estilo de liderazgo y estilo de
    dirección). Por su parte la psicología de la
    salud lo ha
    utilizado para estudiar el afrontamiento al estrés
    (estilo de afrontamiento).

    Desde finales de la década del 70 y hasta
    principios de
    la actual, el estilo de vida se ha estudiado profusamente desde
    diversos ángulos. Se estudió el estilo de vida en
    relación con la orientación profesional (Cramer,
    S., 1987; Zunker, 1987; Brouw, D., 1987 y Tweed, W. y otros,
    1979), con el género
    femenino (Tamgri, S. y Jenkis, S., 1987; Burnley, C 1979;
    Rodenstsinn, J. y Glickauf-Hughes, C 1977; Willis, F., 1976),
    así como el estilo de vida familiar (Hunt, J. y Hunt, L.,
    1987; Mink, I. y Nihira, K., 1986).

    Donochew, L. y otros (1987) clasificaron los estilos de
    vida de acuerdo con el uso de los medios masivos
    de información. Castro Felipe G. y otros
    (1987) compararon el estilo de vida en drogadictos. Rosow, J.
    (1978) estudió el cambio de las
    actitudes
    hacia el trabajo en
    relación con el estilo de vida. Por su parte Barrison, B.
    (1987) propuso algunas variables para
    el estudio del estilo de vida de los hispanos en Estados
    Unidos.

    Se han desarrollado inventarios para
    el estudio del estilo de vida (Cooks, Robert y otros, 1987;
    Streppa Wheeler, M y otros, 1991). También se ha escrito
    manuales para
    la modificación del estilo de vida a través de
    vías formales (Alklen, V y Hetherington, M, 1979; Dell. ,
    1978).

    El presente trabajo tiene por objetivo
    fundamentar la importancia de la categoría estilo de vida
    para la Psicología de la Salud. Para ello se
    presentarán los resultados de la investigación referativa sobre el tema,
    donde se recogen los antecedentes y resultados alcanzados en el
    empleo de esta
    categoría en la investigación, la que nos permite
    proponer algunas líneas de investigación que a
    nuestro juicio ilustran su valor no
    sólo investigativo, sino también
    práctico.

    LOS ESTUDIOS DEL
    ESTILO DE VIDA EN LA PSICOLOGÍA DE LA
    SALUD.

    En las décadas del 70 y el 80 del pasado siglo,
    los estudios sobre el estilo de vida resultaron recurrentes en
    las publicaciones sobre la psicología de la salud. Movidos
    por la intensión de identificar los factores psicosociales
    asociados al proceso de
    salud-enfermedad, los estudios en esta dirección se
    apoyaron en los hallazgos de la epidemiología y con ello
    importaron el enfoque que esta ciencia
    utilizó en la investigación del estilo de
    vida.

    Predominaron los estudios factorialistas, que
    identificaron unidades parciales del comportamiento
    asociados a la aparición de enfermedades
    específicas, como modulador del estrés,
    hábitos de fumar y cáncer, disturbios del
    sueño, (Phillips, B. A. Y Danner, F. J. 1995); abusos de
    sustancias, estresores interpersonales y suicidio
    (Duberstein, P. R. , 1993); hábitos sexuales, estilo de
    vida y síntomas del período menopáusico
    (Huerta, R. 1995); ejercicios físicos, hábitos
    alimenticios, tabaquismo y
    muerte celular
    (Kusaka, Y. Et. Al, 1992).

    Los estudios encaminados a los cambios de
    comportamientos de riesgo y la
    promoción de salud, con mucha frecuencia
    hacen alusión al estilo de vida de los sujetos,
    reduciéndolo a los hábitos alimentarios, el
    ejercicio físico, la conducta sexual,
    el consumo de
    alcohol, etc.
    Obviamente estas unidades parciales del comportamiento forman
    parte del estilo de vida, pero no lo agotan.

    Todos estos trabajos si bien ilustran el interés
    suscitado por este fenómeno, también reflejan las
    insuficiencias teóricas que caracterizan el estudio de
    este objeto. No rebasan la mera descripción de rasgos y variables aislados
    entre sí. No se profundiza en los aspectos teóricos
    y conceptuales del estilo de vida y sus relaciones con la
    personalidad, tomándose como una categoría
    auxiliar para dirigir la atención sobre otros fenómenos. Son
    pocos los trabajos que profundizan en su naturaleza
    interna, y hasta ahora no ha sido el centro de las elaboraciones
    teóricas de los autores que han utilizado esta
    categoría.

    Para la Psicología de la Salud, resulta necesario
    trascender este nivel analítico y factorialista del estilo
    de vida. Ello no solo responde a una exigencia del desarrollo del
    conocimiento y
    de su tendencia a la integración intra e interdisciplinaria,
    sino también a una necesidad práctica. Un enfoque
    holìstico del estilo de vida, puede revelar que
    determinados comportamientos no reconocidos como factores de
    riesgo, pueden resultar disfuncionales para el sujeto por el modo
    en que se interrelacionan con otros.

    En nuestro medio el estilo de vida ha sido tratado por
    otros autores (I. Mayo, 1999 y M. Rodríguez y D.
    Zaldívar, 2001), que si bien difieren en sus
    planteamientos teóricos, coinciden en señalar la
    necesidad de tener en cuenta los constituyentes e indicadores
    del estilo de vida.

    Mayo estudia el estilo de vida en su función
    metodológica, como una vía para el estudio
    holìstico de la personalidad.
    Por su valor para la psicología de la salud, pensamos que
    resulta conveniente referenciar sus principales
    postulados.

    EL ENFOQUE
    PERSONOLÓGICO DEL ESTILO DE VIDA Y SU IMPORTANCIA PARA LA
    PSICOLOGÍA DE LA SALUD

    Una exigencia del estudio de la personalidad como
    sistema superior
    de regulación psíquica, lo constituye el estudio
    sistémico e integral de sus relaciones con el medio. La
    Psicología de la Personalidad precisa la búsqueda
    del sistema de categorías que refleje estas relaciones
    sistémicas y que al mismo tiempo, permita
    una salida práctica a las diferentes esferas de la
    Psicología Aplicada. Ello no sólo responde a la
    lógica
    interna del desarrollo de la ciencia,
    sino que es también una exigencia social.

    El enfoque personológico parte de un
    replanteamiento de la relación de lo interno y lo externo.
    Con este enfoque queda en un primer plano el estudio de la
    personalidad y su relación activa con el medio.
    Enfatizando en su papel como
    mediatizadora y a la vez transformadora de las influencias
    externas.

    En la realización de este enfoque mantienen
    actualidad problemas
    metodológicos tales como el relacionado con la unidad de
    lo cognitivo y lo afectivo; la relación entre lo
    consciente y lo inconsciente; la estructura de
    la personalidad y sus niveles de regulación, entre otros.
    Existe consenso entre los estudiosos de la personalidad en cuanto
    a su carácter
    sistémico; sin embargo, asumirlo consecuentemente
    presupone la determinación de las relaciones
    sistémicas del sujeto con el medio, o sea revelar el
    contenido psicológico de estas relaciones y su dinámica funcional.

    Estas consideraciones sugieren, como una exigencia
    metodológica, el estudio de las regularidades de la
    expresión de la subjetividad en el comportamiento,
    así como la dialéctica de "lo que soy" (lo que el
    sujeto llega a hacer de sí mismo) y "lo que me sucede"
    (circunstancias e interrelaciones en que se ve
    envuelto).

    Un enfoque personológico sobre el estilo de vida
    tiene importancia esencial para la Psicología en el
    momento actual. Desde el punto de vista teórico
    contribuiría a la integración,
    sistematización y generalización del enorme
    cúmulo de datos
    empíricos existentes sobre unidades parciales del
    comportamiento utilizadas en diversas esferas de la
    psicología. Esto permitiría también una
    representación más integral sobre las relaciones
    individuosociedad.

    El estilo de vida individual tiene importancia
    metodológica para la investigación de la
    personalidad, por cuanto una condición esencial para el
    estudio de la personalidad como un sistema, es el establecimiento
    de las relaciones –sistémicas también– con
    sistemas
    más amplios. Un estudio de la recursividad del sistema
    personalidad, no puede obviar al estilo de vida.

    Desde el punto de vista práctico, la posibilidad
    de caracterizar integralmente el estilo de vida de los sujetos
    tendría múltiples aplicaciones. Haría
    más eficaz algunas tareas profesionales tales como la
    identificación de comportamientos integrales de
    riesgo patológico no evidentes en conductas aisladas o
    unidades elementales del comportamiento.

    Para dar cumplimiento al objetivo, se
    reseñarán los referentes teóricos a partir
    de los cuales I.Mayo (1999) caracterizó las tendencias
    generales en la comprensión del estilo de vida, los cuales
    se han sistematizados del siguiente modo:

    El estilo de vida y su relación con el modo
    de vida.

    Este aspecto señala el enfoque que los diferentes
    autores dan a la relación del estilo de vida con el modo
    de vida. Observándose aquí dos tendencias
    fundamentales. La primera establece una distinción entre
    modo y estilo, donde este último se subordina al primero y
    es un subsistema de él. Coincidimos con ella. La segunda
    es la que desde la categoría modo de vida estudia aspectos
    propios del estilo de vida relacionados con su
    determinación subjetiva y el papel de lo
    psicológico (Predvechnni y Sherkovin, 1986; O. Shorojova,
    1987 B. F. Lomov, 1989). Los intentos de determinar el aspecto
    psicológico del modo de vida señalan elementos de
    valor, no obstante metodológicamente es difícil
    estudiar el aspecto psicológico de la personalidad y el
    sujeto de sus relaciones sociales desde la categoría modo
    de vida.

    El modo de vida debe ser enfocado al menos en dos
    niveles de análisis. En el nivel general, donde
    el hombre
    genérico es sujeto del modo de vida, y en tal sentido es
    objeto de estudio de la sociología y la filosofía; y el
    nivel particular, donde el individuo es sujeto, no del modo de
    vida en general, sino de su estilo de vida, como componente
    subjetivamente determinado del modo de vida.

    En el ámbito individual, las relaciones del modo
    de vida y el estilo de vida se dan a través de las
    condiciones de vida. El análisis de las condiciones de
    vida permite comprender como el modo de vida influye sobre los
    individuos de modo heterogéneo. La determinación
    social del individuo difiere de un sujeto a otro. Para cada
    sujeto concreto se
    configuran determinantes sociales muy específicos. Esto
    puede apreciarse en los diferentes niveles de acción de
    las condiciones de vida.

    Existe un nivel en que las condiciones de vida
    están dadas por el tiempo histórico y el escenario
    natural, social, cultural, económico y político en
    que se desarrolla el individuo. Son precisamente estas
    condiciones las mas estudiadas, pero no las
    únicas.

    En otro nivel encontramos condiciones de vida,
    determinadas por las primeras, pero con acción propia, de
    carácter inmediatos, mas ligadas a los subjetivo y menos
    consideradas por los estudiosos de esta categoría. Nos
    referimos a aquellas que tienen que ver con la dinámica
    familiar, la posición entre los hermanos, (hijo
    único, mayor, menor, etc.), la constitución biológica (genotipo y
    fenotipo). Ambos niveles tienen un denominador común: son
    condiciones de vida dadas al sujeto. No son ni elegidas ni
    construidas por él, actuando como determinantes objetivos de
    la formación de su personalidad y su estilo de
    vida.

    Sin embargo, también encontramos un nivel en que
    las condiciones de vida son el resultado del activismo del
    sujeto, del carácter activo de su personalidad, de su
    autodeterminación y elección individual, que el
    individuo las alcanza a partir de su desempeño social, es decir que no son
    condiciones de vidas dadas, sino creadas, pero que también
    se constituyen en determinantes externos al sujeto resultantes de
    su estilo de vida.

    Con este enfoque de las condiciones de vida es posible
    comprender el carácter de "subsistema funcional
    dinámico" del estilo de vida en la relación
    sujeto-modo de vida, así como acercar la categoría
    condiciones de vida a la psicología, destacando la
    significación que esta adquiere en sus diferentes niveles
    de análisis en relación con el sujeto.

    Es en este plano en que se encuentra el contenido
    genuinamente psicológico del modo de vida. Es en este
    nivel donde el análisis de la expresión en el
    estilo de vida de los constituyentes funcionales y
    dinámicos de la personalidad es de importancia
    metodológica.

    El estilo de vida y su relación con el
    sujeto.

    La relación sujeto-estilo de vida, o sea el lugar
    que se le asigna al estilo de vida en relación con el
    sujeto constituye una problemática observada en la
    literatura sobre
    el tema. Aquí se manifiestan dos tendencias fundamentales.
    La primera asume el estilo de vida como una cualidad subjetiva,
    de existencia interna en el sujeto (A. Adler, 1948; G. W Allport,
    1965).

    La segunda tendencia, al no reconocer la especificidad
    del estilo de vida identificándolo con el modo de vida, lo
    concibe como una manifestación externa del sujeto
    individual, (Sherkovin y Predvecnni, 1987; B. F. Lomov, 1989; O.
    Shorojova, 1987; J. Potrony, 1989; R. Pérez Lovelle,
    1989). Es característico de estos autores que sus
    elaboraciones teórica tengan carácter general, sin
    una salida a la investigación aplicada operacionalizando
    dicha categoría.

    En los últimos años se han venido
    publicando interesantes ideas sobre la especificidad
    psicológica de la categoría sujeto (F.
    González, 1995, 1997; H. Arias, 1993; 1994; 1997, 1998).
    Se ha trabajado en una diferenciación del sujeto y la
    personalidad, en los atributos funcionales de cada uno,
    así como en sus relaciones. Luego de una
    diferenciación entre las cualidades del sujeto y de la
    personalidad, así como la formulación de los
    componentes del sujeto, H Arias (1998, p. 26 y 40) diferencia los
    aportes de cada una de estas instancias en sus interacciones con
    la realidad.

    El análisis de la relación
    sujeto-personalidad-estilo de vida constituye una alternativa
    pertinente en la caracterización psicológica del
    estilo de vida. Siendo el sujeto el individuo concreto, al hablar
    de él no sólo se hace referencia a su mundo
    interno, sino también al sistema de relaciones en que se
    objetiviza su subjetividad.

    I Mayo asume que el sujeto individual existe en dos
    dimensiones: interna y externa. Las mismas se relacionan
    dialécticamente como dos partes de un todo. La
    personalidad constituye un componente de la subjetividad interna,
    mientras que el estilo de vida es la subjetividad objetivada, o
    sea la expresión comportamental externa de la personalidad
    del sujeto. Todo comportamiento es una función del sujeto,
    sin que necesariamente en él participe y se exprese la
    personalidad. Aquel comportamiento nuevo, eventual, no forma
    parte del estilo de vida y no es expresión de la
    personalidad, aunque sí del sujeto. En cambio, lo que en
    el individuo es típico, recurrente e identitario, es
    decir, forma parte de su estilo de vida, es una función
    que el sujeto ejerce a través de su personalidad. El
    estilo de vida expresa el modo en que se objetiviza el activismo
    del sujeto en relación con la sociedad y la construcción de su vida.

    Los constituyentes del estilo de
    vida

    Este aspecto da cuenta del nivel de
    profundización alcanzado con respecto a la naturaleza
    interna del estilo de vida, en cuanto a su estructura y
    funcionamiento. Al respecto se aprecian tres tendencias. La
    primera se caracteriza por el estudio fenomenológico del
    estilo de vida sin entrar a detallar en su configuración
    interna (A. Adler, 1948; G. W. Allport 1965; R. Pérez
    Lovelle, 1989).

    La segunda tendencia, fuertemente influenciada por la
    concepción filosófica y sociológica, reduce
    los componentes del estilo de vida a una sola categoría:
    la actividad vital. En esta tendencia se encuentran — como ya se
    ha visto– la mayoría de los autores marxistas que abordan
    la problemática desde la categoría modo de vida (B.
    F. Lomov 1989; O. Shorojova, 1989; J. Potrony, 1989;
    1992).

    La tercera, representada por Yu. Sherkovin, G.
    Predevechnni, 1987 y J. Roman 1989a, proponen algunos
    constituyentes que pudieran tomarse como elementos de su
    estructura interna. No obstante en el primer caso, es poco
    probable que los mismos permitan una comprensión
    sistémica del estilo de vida, así como de sus
    relaciones con la personalidad (también
    sistémicas).

    La no-determinación de los componentes de la
    estructura interna del estilo de vida como categoría de
    existencia e identidad
    propia –característico en la mayoría de los
    autores revisados–, es algo que limita considerablemente su
    investigación teórica y aplicada y su consecuente
    implementación en la práctica profesional del
    psicólogo.

    Los constituyentes personológicos son aquellos
    componentes del estilo de vida en que se expresan los contenidos
    de la personalidad. Son aquellas cualidades comportamentales de
    carácter integrativas, subjetivamente determinadas,
    gracias a lo cual permiten el
    conocimiento de la personalidad a través de su estilo
    de vida.

    A continuación se abordan cada uno de los
    constituyentes personológicos que I. Mayo (1999) para el
    estudio psicológico del estilo de vida.

    1.Sistema de actividades
    vitales

    Por sistema de actividades se entiende a la
    organización jerárquica del conjunto de
    actividades que realiza el sujeto y que expresa el sentido
    subjetivo que la personalidad le confiere.

    El sistema de actividades puede ser caracterizado por el
    contenido de los nexos con el medio reflejados en el sentido
    subjetivo que el individuo le confiere a cada una de las
    actividades que lo integran. De acuerdo con esto, las mismas
    pueden ubicarse en diferentes niveles, de modo tal que es posible
    elaborar una tipología del sistema de
    actividades.

    2.Estilo comunicativo (sistema
    comunicativo)

    El estilo comunicativo, y particularmente la calidad, amplitud
    y durabilidad del sistema comunicativo que dentro de él
    establezca el sujeto, puede ser estudiado como un constituyente
    personológico del estilo de vida. El término
    sistema comunicativo se utiliza aquí para designar la
    organización jerárquica del conjunto
    de contactos comunicativos (relaciones
    interpersonales) del sujeto que expresa el sentido subjetivo
    que la personalidad le confiere. En este sentido, el sistema
    comunicativo es el componente comportamental y esencial del
    estilo comunicativo del sujeto

    3.Sistema de roles.

    Se considera como un aspecto funcional de la
    relación individuo-sociedad que es síntesis
    por un lado de los condicionantes sociales e individuales y por
    otro de la actividad y la
    comunicación. Es una unidad funcional porque tiene
    identidad propia en relación con otras formas de
    vínculo del individuo y la sociedad como el status, las
    actitudes, los valores,
    etc. El carácter sintético está dado porque
    integra aspectos diversos como la actividad y la comunicación –a través de los
    cuales se realiza –, por un lado, y las expectativas sociales e
    individuales por otro.

    La expresión de los contenidos
    personológicos a través del desempeño de un
    rol es más marcada, auténtica y menos indirecta en
    la medida en que el mismo está en la parte más alta
    de la jerarquía, es decir, en la medida en que es
    más significativo para el individuo y ocupa un lugar
    central dentro del sistema, pudiendo expresar la existencia de
    una unidad subjetiva de desarrollo o disfuncional según el
    caso.

    De este modo la personalidad toma una posición
    activa con respecto a los roles que realiza, expresando su grado
    de aporte a la sociedad, es decir, su activismo social, marco en
    que tiene la oportunidad de identificarse como sujeto en el
    desempeño de sus roles. Partiendo de esta
    comprensión, el sistema de roles se entiende como la
    configuración jerárquica y subjetivamente
    determinada del aspecto funcional de la relación
    individuo-sociedad, que es síntesis de condicionantes
    sociales e individuales y de las actividades y contactos
    comunicativos en el sujeto.

    4. Orientación en el
    tiempo.

    La problemática del tiempo ha sido ampliamente
    tratada en la psicología, destacándose los estudios
    sobre la perspectiva temporal (J. Nuttin, D. González), la
    anticipación (B. Lomov, F. González, H. Arias) y
    los proyectos de vida
    futura (O. D´Angelo).

    La orientación temporal impregnada al
    comportamiento es un indicador del nivel de desarrollo de la
    personalidad que se expresa en la construcción del estilo
    de vida, señalado el carácter contradictorio o
    armónico de los nexos de la personalidad con su medio. Por
    orientación temporal del estilo de vida se entiende la
    expresión en el comportamiento de las dimensiones
    temporales que participan en la regulación psíquica
    del sujeto.

    5. La autorrealización personal.

    La autorrealización supone dos facetas
    indisolublemente unidas: la apropiación y la
    objetivación ( O. D´Angelo, 1983).

    Ambas facetas de la autorrealización se expresan
    en el estilo de vida, pudiéndose considerar como elementos
    caracterizadores del mismo desde el punto de vista funcional de
    sus nexos con la personalidad que lo regula; pero que a la vez
    está condicionada por él para su
    autorrealización. De este modo el estilo de vida es
    premisa y resultado del proceso de autorrealización de la
    personalidad, constituyendo un elemento de contenido, que
    califica moral,
    cultural y políticamente al sujeto del estilo de
    vida.

    Dada la complejidad de la autorrealización como
    proceso, se tomó su expresión externa, entendiendo
    por tal a las formas de comportamiento del sujeto que expresan la
    amplitud, selectividad y nivel de satisfacción del sujeto
    con la apropiación de la realidad objetiva y la
    objetivación de la subjetividad individual.

    Como producto del
    activismo de la personalidad y como resultado de su
    autorrealización, el estilo de vida se convierte en
    premisa de su propio desarrollo. Las circunstancias de la vida
    actúan sobre la personalidad a través de su estilo
    de vida, a la vez que la personalidad actúa y modifica las
    propias circunstancias a través del estilo de
    vida.

    RESULTADOS
    ALCANZADOS EN LA CARACTERIZACION EMPÍRICA DEL ESTILO DE
    VIDA

    Para su trabajo I. Mayo estudió 4 muestras de
    sujetos, sus grupos fueron de
    enfermos psicosomáticos, delincuentes, maestros y
    dirigentes. Él obtuvo lo siguiente:

    GRUPO I: Los estilos de vida encontrados aquí se
    caracterizan por su consistencia y orientación temporal
    hacia el futuro, predominio de los roles sociales con sistemas de
    actividad y comunicación amplios y predominio de los
    contenidos sociales de nivel espiritual y funcional.. Este
    grupo se
    integró fundamentalmente por sujetos sanos, maestros y
    dirigentes.

    GRUPO II: Predominio en los estilo de vida de los roles
    familiares y de pareja. El sistema de actividades y de contactos
    comunicativos es de contenido personal de nivel
    sociopsicológico. La orientación temporal es hacia
    el futuro. Predominan en la autorrealización de la
    autoobjetivación. Este grupo lo integran maestros
    fundamentalmente.

    GRUPO III: Predominio de los roles personales. En los
    sistemas de actividades y de comunicación predominan los
    contenidos individuales hedonísticos. La
    orientación temporal es hacia el pasado. El nivel de
    autorrealización es bajo con predominio de la
    apropiación. Este grupo lo integran mayoritariamente
    enfermos psicosomáticos y delincuentes.

    GRUPO IV: Los estilos de vida encontrados aquí,
    se caracterizan por la inconsistencia entre sus constituyentes
    como denominador común. Estuvo integrado por enfermos y
    delincuentes.

    La comparación de sujetos diferentes por su
    situación social del desarrollo permitió apreciar
    la acción de los componentes personológicos del
    estilo de vida. Los grupos identificados revelan una tendencia
    estadísticamente significativa en su distribución. Los sujetos más
    funcionales tienden hacia los GRUPOS I y II, III, los enfermos
    hacia el GRUPO III y los delincuentes hacia los GRUPOS III y
    IV.

    La conformación de los grupos de acuerdo con las
    particularidades comunes de los constituyentes
    personológicos del estilo de vida fue un resultado
    empírico al que se llegó sin el pre-establecimiento
    de sus características. Esto significa que no se
    modeló lo que pudieran ser estilos de vida ideales, sino
    que se describen estilos de vida concretos, con particularidades
    funcionales y disfuncionales. No obstante esto no impide que en
    un análisis cualitativo, se consideren grupos más
    funcionales que otros, como los casos de los grupos I y
    II.

    En este trabajo se coincide con algunas consideraciones
    que I. Mayo (1999) formuló a partir de los resultados
    alcanzados

    Siguiendo el modelo
    propuesto, fue posible formular el concepto de
    configuración comportamental, para hacer
    referencia a la relación relativamente estable de
    constituyentes del estilo de vida e indicadores funcionales de la
    personalidad que adquieren un sentido psicológico en la
    explicación de la función reguladora de la
    personalidad expresada en el estilo de vida del sujeto. Las
    configuraciones comportamentales pueden tener carácter
    funcional o disfuncional en la medida en que promueven o no la
    realización personal y el desempeño social
    satisfactorio y las relaciones armónicas de la
    personalidad con su medio; en dependencia del efecto positivo o
    negativo en los niveles biológicos y/o social de las
    relaciones vitales del sujeto. La disfunción puede
    alcanzar una connotación patológica o delictiva
    según el caso.

    El predominio de los roles sociales y laborales
    (trabajador, directivo, activista social) no es indicativo de
    niveles superiores de socialización de la personalidad. El ajuste
    pleno del sujeto a la sociedad y al medio específico en
    que se desarrolla, supone la armonía y equilibrio en
    el desempeño de los roles, aspecto que no se
    observó en la muestra estudiada
    y que constituye un índice de desajuste en el estilo de
    vida de los sujetos estudiados. Pudo constatarse que la
    clasificación de las actividades vitales por niveles de
    acuerdo a los nexos con el medio reflejados en el sentido
    subjetivo de las mismas resultó productiva. Las
    actividades espirituales y funcionales resultaron predominantes
    en los sujetos dirigentes y maestros funcionales. Fue en estos
    grupos donde so observó además amplitud y
    equilibrio en el sistema de actividades. En el caso de las
    sociopsicológicas y psicosomáticas resultaron
    predominantes en maestros disfuncionales, enfermos y
    delincuentes, los que también se caracterizaron por la
    estrechez del sistema de actividades.

    La caracterización del estilo de vida en los
    sujetos estudiados evidenció que el valor de los
    constituyentes personológicos no está en su
    comprensión aislada, sino en su interrelación como
    configuraciones comportamentales. Así, el predominio de
    los roles personales y de pareja, no revela ningún
    significado psicológico por si sólo, teniendo una
    significación diferente de acuerdo a la
    configuración en que participe. Cuando este indicador
    aparece asociado a las actividades de contenido
    psicosomático, y una orientación temporal hacia el
    presente o el pasado, configura un comportamiento disfuncional,
    como en los sujetos del GRUPO III.

    Sin embargo el comportamiento puede ser diferente, si la
    configuración se constituye con las actividades
    socio-políticas,
    un contenido sociopsicológico en los contactos
    comunicativos y una orientación temporal hacia el futuro.
    Este es el caso de los sujetos que ubican en el GRUPO
    II.

    Otro tanto sucede con el nivel de
    autorrealización. La insatisfacción con el nivel de
    autorrealización alcanzado tiene un sentido diferente de
    acuerdo al modo en que se configure con los constituyentes del
    estilo de vida. Cuando la misma aparece asociada al predominio de
    las actividades psicosomáticas como en los sujetos del
    GRUPO III, no significa el deseo o la aspiración a
    alcanzar niveles de desempeño social superiores, sino una
    tendencia acentuada por continuar desarrollando este tipo de
    actividades sin considerar las consecuencias futuras de este
    comportamiento. Esto es particularmente acentuado al aparecer
    vinculado a una orientación temporal presentista o hacia
    el pasado como ya se ha visto. El carácter disfuncional
    está dado en que no promueve el desempeño armonioso
    del sujeto con su entorno, no le proporciona satisfacción
    y lo conduce con frecuencia a la patología o la
    búsqueda de medios ilegales o inmorales para su
    realización en la actividad antisocial.

    Como puede apreciarse, los GRUPOS III y IV constituyen
    los de más bajo nivel de desarrollo de los constituyentes
    del estilo de vida. El hecho de que los mismos estén
    integrados por sujetos enfermos y delincuentes mayoritariamente,
    evidencia el carácter disfuncional del estilo de vida de
    los sujetos que se ubican en estos grupos. En estos casos el
    estilo de vida expresa la falta de armonía de la
    personalidad con en el medio. Las particularidades que en este
    grupo adoptan los constituyentes devienen en configuraciones
    disfuncionales.

    Lo que hace diferente la disfuncionabilidad de los
    delincuentes y enfermos psicosomáticos, no radica en la
    estructura del estilo de vida, sino en las particularidades del
    contenido. Con estilos de vida estructuralmente similares, los
    aspectos de contenido en los enfermos es socialmente aceptado,
    con la presencia de valores
    espirituales, elementos que están ausentes en los
    delincuentes. Estas diferencias condicionan un funcionamiento
    diferente. Así encontró que estructuras
    similares, promueven funcionamientos diferentes en dependencia
    del contenido que reflejen.

    La diferenciación entre la disfuncionalidad de
    enfermos y delincuentes también ha sido señalada
    por H. Arias (1998) en sus estudios sobre la anticipación.
    Este autor considera que con dificultades funcionales similares,
    las diferencias en la tendencia a enfermar o a delinquir
    estarán dadas fundamentalmente por los contenidos. Para
    este autor los que se enferman presentan contenidos socialmente
    valiosos que funcionan en ellos como patrones rígidos. En
    cambio los que cometen delitos presentan
    con frecuencia contenidos socialmente negativos que facilitan la
    actuación delictiva (pp. 144 -145).

    La metódica utilizada en los diferentes grupos
    muestrales reveló su utilidad
    práctica al permitir la caracterización del estilo
    de vida de los sujetos evidenciando sus posibilidades
    diagnósticas en varias esferas de la Psicología, lo
    que contribuye a una mayor integración del conocimiento
    entre la Psicología General y las diversas esferas de la
    Psicología Aplicada.

    Los resultados alcanzados contribuyen a demostrar que la
    contradicción entre investigación cuantitativa y
    cualitativa es falsa. Ambas son válidas en momentos y
    objetos de investigación concretos. En ese trabajo se
    inició con una primera etapa prospectiva, utilizando
    instrumentos cuantitativos, luego de haberse perfilado el modelo
    teórico, en una segunda etapa se aplicó la referida
    metódica de carácter cualitativa, combinada con
    instrumentos cuantitativos y aplicando el método del
    estudio de casos y el repport. En este momento la
    investigación se encontraba en un estadio superior en el
    conocimiento del objeto de estudio.

    PROBLEMAS A
    INVESTIGAR

    De acuerdo a los resultados descritos anteriormente
    podemos enunciar direcciones investigativas que aporten nuevas
    perspectivas a la Psicología de la Salud.

    Resultan de actualidad para la Psicología de la
    Salud la investigación del apoyo social como un elemento
    determinante del proceso de enfermar. Se estudian las redes de apoyo social, los
    tipos de apoyo, su estabilidad y su influencia en el mantenimiento
    de la salud o de modo inverso, su incidencia en la vulnerabilidad
    del sujeto ante la enfermedad.

    Un enfoque personológico del apoyo social
    podría destacar el papel del sujeto en la
    construcción de su apoyo social, su amplitud, estabilidad
    y consistencia. Estos aspectos pueden ser investigados como
    constituyentes del estilo de vida.

    Los estilos de afrontamiento también han sido
    objeto de atención en las investigaciones,
    llegando a determinarse su nexo con la aparición, curso,
    evolución y rehabilitación de las
    enfermedades, según el caso. Por ejemplo, se sabe que las
    personas con patrón A, son vulnerables a las enfermedades
    cardiovasculares, las de patrón C, tiene más
    probabilidades de contraer enfermedades neoformativas. Se han
    descrito otros estilos de afrontamiento. Sin embargo, la
    identificación de los comportamientos holísticos y
    estables en que los mismos se objetivizan, resultan de
    interés para la profundización en las
    potencialidades del sujeto para el manejo de la enfermedad. Todo
    ello resulta posible a través del estudio del estilo e
    vida. En tal sentido la investigación de los
    constituyentes del estilo de vida que actúan como estilos
    de afrontamiento resulta una alternativa
    investigativa.

    Tomado de la Epidemiología, la
    investigación de los factores de riesgo, ha sido otra
    dirección de las investigaciones en la Psicología
    de la Salud. Se dice que los factores de riesgo permiten un
    abordaje preventivo de la salud. Si embargo, las investigaciones
    en esta temática han estado
    marcadas por el positivismo.
    Su propia denominación (factor), así como la
    metodología de su investigación, son
    ilustrativas del nivel analítico y factorialista que
    caracterizan a estos estudios. Se puede afirmar que este modelo
    está agotado, pues se han establecido las correlaciones
    estadísticas entre los comportamientos de
    riesgos y las
    enfermedades con bastante precisión.

    No obstante, en un nivel más integrativo, los
    nexos funcionales entre comportamientos complejos pueden
    revelarnos particularidades disfuncionales en los sujetos, que en
    un estudio clásico de factores de riesgo, serían
    obviados. En tal sentido, los hallazgos de I. Mayo, si bien
    aportan evidencias de la pertinencia de la investigación
    en esta dirección desde el estilo de vida, requieren de
    una continuidad de estudio para poder
    identificar otras configuraciones de riesgo, así como la
    expresión de éstas en otras enfermedades. La
    categoría configuración de riesgo, introducida por
    él, a la que se hizo alusión más arriba,
    así lo infiere.

    CONCLUSIONES

    Si bien la categoría estilo de vida ha sido
    utilizada con mucha frecuencia en las investigaciones de la
    Psicología de la Salud, la misma ha tenido una
    función auxiliar. Los autores que la utilizan no se han
    detenido a definirla, establecer sus constituyentes e
    indicadores, así como sus nexos con otras
    categorías psicológicas y sociológicas como
    personalidad, modo de vida, sujeto, etc.

    Las investigaciones del estilo de vida en la
    Psicología de la Salud han tenido un carácter
    factorialista, reduciendo la comprensión del estilo de
    vida a conductas, hábitos, y comportamientos simples.
    Resulta necesario trascender este nivel de las investigaciones y
    pasar al estudio sintético y holìstico del estilo
    de vida. En este sentido, el modelo teórico para el
    estudio de los constituyentes personológicos que propone
    I. Mayo, constituye una nueva alternativa
    investigativa.

    El enfoque personológico del estilo de vida puede
    resultar útil en el estudio desde una nueva perspectiva
    integradora y holística, de los factores asociados al
    proceso de salud y enfermedad, tales como el apoyo social, los
    afrontamientos y el riesgo.

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    Dr. Israel Mayo
    Parra

    Doctor en Ciencias Psicológicas

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