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El impacto del nuevo escenario sobre la educación




Enviado por di1950



    1. La crisis del Estado –
      Nación.
    2. El impacto de la
      Revolución Científico –
      Técnica.
    3. Medios masivos,
      informática y mercado en el nuevo
      escenario.
    4. Conclusiones.
    5. Bibliografía.

    Primera Parte.

    "En la medida en las actuales estructuras
    y culturas de la enseñanza se dejan tal cual están,
    la tarea de responder a estos cambios complejos y acelerados
    desde el aislamiento sólo creará mayores
    sobrecargas, intensificación, culpabilidad,
    incertidumbre, cinismo y abandono pasivo(…) A medida que las
    escuela
    ingresan a la era postmoderna, algo habrá que
    hacer"

    A. Hargreaves (1994)

    "Hasta que los leones tengan sus propios
    historiadores, las historias de cacería seguirán
    glorificando al cazador"

    Proverbio africano rescatado por Eduardo
    Galeano

    Introducción.

    Funes, el memorioso, cuenta Jorge Luís Borges,
    tenía el enorme problema de su incapacidad para
    generalizar. Para él un perro, visto de perfil, no era el
    mismo, que viera de frente un instante antes. Así, estaba
    condenado a vivir en un mundo desconectado, donde cada cosa, cada
    hecho, carecía de historia, un mundo de
    espacios únicos e incomunicados. Era incapaz de construir
    una imagen de la
    realidad dado que esta se le componía de múltiples
    sensaciones inconexas.

    En el campo de la educación todos
    aparecemos, en este final de siglo, contagiados un poco del
    problema de Funes, el memorioso.

    Golpeados por una realidad que cambia a un ritmo de
    vértigo, rotos o exiliados los paradigmas en
    los que nos formáramos, nos encontramos desconcertados,
    casi huérfanos de referentes.

    El optimismo y la seguridad han
    dejado paso al desconcierto, la inseguridad y
    una buena dosis de fatalismo. Estamos insertos en una cultura de
    aluvión donde los diferentes componentes han revolucionado
    nuestra cotidianidad. Muchos de esos elementos aún no se
    han conformado plenamente y están luchando por consolidar
    un espacio dentro del conjunto. Los grandes inclusores
    construidos a partir del discurso
    propio de la modernidad, se
    muestran insuficientes para cumplir su tarea frente a esta nueva
    realidad. Estamos obligados a construir un nuevo referente en un
    proceso de
    incesante, construcción, reconstrucción que
    demanda un
    esfuerzo no menor. ¿Cómo rescatar lo valioso de la
    modernidad, sobre todo, su apuesta a la racionalidad como eje del
    comportamiento, e integrarlo con aquellos
    elementos del discurso posmoderno? ¿Cómo "leer el
    mundo" y proceder a transformarlo a partir de determinados
    valores
    esenciales, en medio de un canto al "todo vale?". Estas son
    algunas de las interrogantes que habremos de
    enfrentar.

    Hoy más que nunca todos los educadores debemos
    plantearnos, como lo hiciera Reina Reyes (1969) "¿Para
    qué futuro educamos?". En tanto seamos capaces de
    construir respuestas colectivas a esa pregunta, estaremos
    construyendo un nuevo sendero. No tendrá la aparatosidad
    de las grandes autopistas pero nos permitirá avanzar hacia
    el crecimiento personal y hacia
    la construcción de una nueva realidad interna y externa.
    Nos posibilitará crear el norte de una nueva
    educación capaz de dar respuesta a los diferentes problemas que
    hoy debemos enfrentar.

    Dentro del marasmo de eslóganes que pueblan hoy
    el universo
    ideológico, hemos de retornar a las preguntas claves, a
    las primarias, aquellas que nos permiten el rastrear un sentido a
    nuestra vida y acción. Definir lo esencial y dejar de lado
    aquellos aspectos coyunturales, a partir de una adecuada
    valoración del escenario donde hemos de movernos. Tal como
    en una obra de teatro, cada
    elemento tiene un sentido que enriquece, le confiere
    significatividad y profundidad al texto, en
    nuestro caso concreto el
    discurso educativo y la acción que a él se
    asocian.

    En ese andar-construir, es necesario tener muy presente
    las palabras de Gabriel García
    Márquez, pronunciadas al recibir el Premio Nobel de
    Literatura en
    1982. "…La interpretación de nuestra realidad con
    esquemas ajenos, sólo contribuye a hacernos cada vez mas
    desconocidos, cada vez menos libres, cada vez más
    solitarios" La advertencia de García Márquez es
    sencilla pero muy difícil de llevarla a la
    práctica. Resulta un esfuerzo permanente el crear nuestra
    propia visión escapando a las redes del poder que
    procuran "vendernos" una determinada imagen de nosotros mismos y
    de nuestro entorno. En todos los campos debemos procurar vernos
    con nuestros propios ojos, comunicarnos en nuestros propios
    códigos culturales, usar los canales de nuestra identidad.

    Sigamos entonces el consejo que Tolstoi diera a un joven
    escritor: "describe bien tu aldea y estarás describiendo
    el mundo." Por eso siguiendo la indicación del viejo
    maestro, procuraremos dar una visión desde esta aldea,
    situada en este "sur" genérico, que hace referencia a las
    naciones periféricas.

    Un primer paso a dar consiste en superar la indigencia
    de teoría
    de que nos habla McLaren (1994) a que nos quieren a acostumbrar
    determinados grupos
    hegemónicos. Hemos de ser capaces de leer adecuadamente
    nuestra realidad de manera de ubicar las coordenadas que rigen el
    presente, definir el escenario y las fuerzas que lo cruzan de
    manera de podernos plantear la construcción de un nuevo
    discurso educativo. Un nuevo discurso capaz de sustentar una
    práctica nueva, una re institucionalización de la
    misma. En esa lectura hemos
    de prestar atención a los silencios. Como lo sostiene
    Barrán (1996) hemos de aguzar mucho el oído para
    escuchar las voces de aquellos que sistemáticamente han
    sido acallados por la historia y el discurso oficial, para
    levantar la voz de los sin voz.

    El presente artículo no se propone sino marcar
    algunos referentes a tomar en cuenta a la hora de construir el
    camino. Una pequeña contribución para una
    reflexión que ineludiblemente deberá ser colectiva
    y abarcar a la sociedad toda. El
    objetivo no
    puede ser otro que el trazar las grandes líneas que
    definen el nuevo escenario. Consiste en el esfuerzo por superar
    la tentación por refugiarnos en una visión
    mítica del pasado y llorarlo como el edén perdido.
    "La primera línea de defensa ante el vendaval de los
    cambios sociales es considerarlos expresión de ideas
    reformadoras ajenas al mundo educativo y aferrarse a las
    posiciones inmovilistas. Es la opción del derrotismo y de
    la amargura. Frente a ella está la alternativa de salir al
    encuentro de las transformaciones sociales e incorporarse al
    proceso de cambio" La
    segunda alternativa es sin dudas la más dura, la que
    guarda mayor dosis de sinsabores y enfrentamientos. Es
    enfrentarse a los burócratas que medran con el presente, a
    los grupos de presión
    interesados en el status quo; es ser capaces de abandonar
    mitos y ritos
    de que está poblado el mundo educativo. Sin dudas, pese a
    los costos
    señalados, es el camino que nos lleva a ser protagonistas
    de la historia y no sólo víctimas de
    aquella.

    Los primeros pasos a dar, en la dirección propuesta, consisten en analizar
    algunos elementos trascendentes que redefinen el espacio social
    en que se desenvolverá todo lo referente a la
    enseñanza. Necesariamente hemos de sintetizar y
    seleccionar aspectos, priorizando en todo momento, aquellas
    dimensiones que adquieren en nuestro país y en la
    región. Sin renunciar a aportes conceptuales y de
    experiencias que provengan de otras sociedades,
    procuraremos hacer una lectura desde nuestras particulares
    coordenadas. Intentaremos construir una genealogía propia
    que nos acerque a la realidad de este país, que en muchos
    aspectos es atípico.

    1. La crisis del
    Estado
    Nación.

    Conjuntamente con la crisis del modelo de
    estado de bienestar, asistimos hoy a una definición nueva
    del rol a cumplir por el Estado
    Nacional, tanto en el orden externo como en el interno. Esto
    tiene una trascendencia enorme para la educación, dado que
    los sistemas
    educativos surgieron históricamente de forma paralela a la
    consolidación del aparato estatal. Cuando en medio de una
    sociedad fragmentada, como era la uruguaya a mediados del siglo
    XIX, surge el intento de consolidar el Estado, se recurrió
    a la educación como uno de los instrumentos esenciales. No
    en vano el proyecto inicial
    de José Pedro Varela, contó con el apoyo de
    aquellos sectores económicos partidarios de la
    modernización de la sociedad. El antagonismo entre
    civilización y barbarie, es planteado como el nudo
    fundamental que había que resolver a favor del primero
    como condición para introducir al país en los
    nuevos circuitos
    internacionales. Este proceso fue similar en rasgos generales en
    toda la región, pero hemos de destacar que en Uruguay es
    donde se alcanzaron éxitos más permanentes.
    Respecto a este proceso J. Gimeno Sacristán (1998), nos
    expresa: "El desarrollo de
    los sistemas escolares va ligado a la formación del Estado
    moderno, amalgamando en este esfuerzo motivaciones diversas:
    preparación de mano de obra para la maquinaria productiva,
    disciplinamiento a través de procedimientos
    simbólicos no coercitivos, divulgación de una
    cultura acorde con una idea de nación,
    ideales ilustrados de liberación de los individuos a
    través de la cultura, cuidado de la infancia y
    logro de una cierta igualdad"

    A pesar de las contradicciones que llevó en
    sí este proceso "fundacional" de los sistemas educativos,
    el impulso, con el viento de la historia general a su favor, le
    permite expandirse y alcanzar un grado de penetración
    significativa. Una penetración que no ha de medirse tanto
    por el crecimiento de la matrícula, con todo lo que ello
    importa, sino por la imagen altamente positiva que reúne
    la escuela frente al conjunto social. Se crea una expectativa
    positiva del mensaje escolar que propicia así mismo, un
    campo fértil para la reproducción de aquel. A pesar de las
    carencias materiales, a
    los errores de métodos, a
    formas organizativas inadecuadas, la escuela avanza
    constantemente. Sólo tomando en cuenta lo que
    expresáramos es posible explicar dicho proceso.

    En nuestros días, sociedades como la uruguaya han
    alcanzado prácticamente el 100% de acceso a la escuela.
    Ello contribuye a profundizar aquella imagen a que nos
    referíamos anteriormente, es más, podemos afirmar
    que ese indudable éxito
    es fruto en buena parte de aquella. Por tanto cualquier
    modificación en los roles desempeñados por el
    Estado, debe repercutir necesariamente en el funcionamiento
    escolar en su conjunto. Veamos brevemente algunas de las
    modificaciones que se están procesando en nuestros
    días. Para ello plantearemos dos planos complementarios:
    el primero, a escala
    internacional y que hace referencia a una nueva distribución del trabajo y del poder a
    escala de todo el planeta y un segundo, referido a las funciones
    asumidas por el estado en lo interno de cada sociedad.

    Es mucho lo que se ha escrito y dicho sobre la
    globalización a que estamos sometidos todos en la
    actualidad. Tanto se ha dicho que el término se encuentra
    rodeado de una inmensa nube de indefinición. El concepto es usado
    mas como un recurso casi emotivo que como una categoría
    capaz de definir un momento específico de nuestra
    historia. A ello contribuye especialmente la fuerte red ideológica que
    procura proponer una sola forma de globalización y su aceptación.
    Aceptación que debe ser encarada con resignación
    por ser inevitable. Ante esto preferimos usar la expresión
    manejada por Giddens (1993) el cual nos habla de
    "mundialización". Esta expresión es definida del
    siguiente modo por el autor: "…proceso de alargamiento en lo
    concerniente a los métodos de conexión entre
    diferentes contextos sociales o regiones que se convierten en
    una red a lo
    largo de toda la superficie de la tierra". La
    mundialización hemos de concebirla como un proceso de
    estrechamiento de los lazos de dependencia que actúan en
    forma de red sobre todas las sociedades. En el pasado
    existían lazos de unión, pero en nuestros
    días estos se han multiplicado y han ganado en su
    capacidad de incidencia. Por las redes actuales, donde se
    insertan los estados nacionales, circulan fuerzas importantes que
    marcan rumbos específicos a seguir.

    Estas redes tienen su centro en la actual
    disposición de las fuerzas económicas. Encontramos
    acá una clara hegemonía de las empresas
    transnacionales las cuales imponen estrategias a
    escala mundial, modificando profundamente el cuadro general de la
    economía
    mundial. Por una parte hay una dispersión de la producción por diferentes regiones,
    implantándose un proceso de complementación
    general. Ello lleva a que casi el 80% del comercio
    internacional que se registra en nuestros días,
    corresponda a intercambios entre las grandes empresas. Las mismas
    se sirven de canales propios y hegemonizan los grandes circuitos
    financieros. Hay entonces un proceso de acumulación de
    activos
    financieros que fortalece a este sector y crea la necesidad de su
    movilización y colocación en condiciones
    ventajosas. La denominada crisis del petróleo,
    produjo el impulso inicial a este proceso de acumulación
    de activos financieros y desencadena un movimiento que
    se retroalimenta de modo permanente. Esa circulación de
    capitales hace necesario la presencia de medidas comunes a escala
    de todas las naciones de manera de facilitar la
    materialización de las ganancias. Hemos alcanzado en el
    presente un punto crucial, en opinión de J. Soros (1999).
    Resulta imposible el sostenimiento del funcionamiento capitalista
    en su forma actual sin que la "mundialización" de la
    economía sea acompañada de una
    mundialización del poder político. En la misma obra
    de Soros, también no advierte que el actual funcionamiento
    de la economía a escala mundial, es insostenible, dada la
    falta de una autoridad
    política a
    igual escala, capaz de introducir una regulación
    mínima. Ya estamos en camino a su construcción.
    Ensayos como
    la Comunidad Europea
    y acuerdos regionales que se intentan consolidar en otras partes,
    son el comienzo del camino. Recientemente España se
    ve obligada a privatizar la empresa
    "Iberia", por imposición de la Comunidad que no admite la
    presencia de empresas estatales. Estuviera de acuerdo o no el
    estado Español,
    debió acatar la decisión a riesgo de ser
    excluida o limitada en su participación en el conjunto.
    Hay otro antecedente ilustrativo y es referido también a
    España. Hacia la finalización del gobierno de
    Felipe González, la peseta fue devaluada desde el
    exterior, pese a la oposición del gobierno ibero. Estos no
    son sino ejemplos puntuales de cómo la capacidad de
    decisión del Estado – Nación, se ve limitada en el
    marco de este funcionamiento global.

    Encontramos en el campo ideológico dos bloques
    básicos, antagónicos, que se disputan la
    hegemonía, de manera de definir el camino a recorrer por
    las diferentes naciones, los de aquellos al decir de George Soros
    (1999) "fundamentalistas del mercado" y
    aquellos que, sin demasiada coherencia aún, proponen lo
    que se ha denominado pedagogía de la resistencia. La
    adhesión a uno u otro polo o el acercamiento a uno u otro,
    pauta la discusión pedagógica de este fin de siglo.
    Lo que nos debe quedar claro es que dicha polémica es
    claramente ideológico – política y apunta redefinir
    el conjunto de la educación sobre nuevos ejes.

    Queda tejida así una red de poder de enorme peso
    capaz de proyectarse a distintos planos de la realidad de las
    naciones. Basta, como lo ha demostrado la historia reciente,
    determinados movimientos financieros para que el esfuerzo de toda
    una nación o región, caiga en un pozo. Las crisis
    sucesivas de Méjico, el sudeste asiático o Rusia,
    que han hecho temblar la economía mundial son un claro
    ejemplo de lo expresado.

    El único camino aparente que se puede recorrer es
    acatar las directivas globales de los grandes centros las cuales
    se vehiculizan a través de grandes organismos crediticios
    internacionales.

    Este componente mas allá de que nos agrade o no,
    es una realidad en el mundo contemporáneo, que hemos de
    tomar en cuenta.

    No puede extrañarnos entonces que en este
    escenario, apreciemos la presencia de los grandes organismos
    crediticios internacionales, interviniendo de manera decisiva en
    la adopción
    de políticas
    sociales a escala de las diferentes naciones. A falta de una
    forma política eficiente, estos organismos buscan,
    mediante la presión financiera y una generación
    ideológico – discursiva, constituirse en el
    ejecutivo del nuevo poder. Han conseguido sustituir o subordinar
    a toda organización. La principal desplazada son
    las Naciones Unidas,
    las cuales han quedado reducidas a un simple foro o brazo armado de
    intervención en los conflictos
    regionales. La Conferencia de
    Jontiem, celebrada a comienzos de la década de los
    noventa, con el nombre de Educación para Todos,
    oficializó el giro en el terreno educativo. Paralelamente
    se comenzaron a instrumentar los planes de reformas educativas a
    partir del modelo ideado y monitoriado por el Banco Mundial.
    Nuevo elemento que hemos de tomar en cuenta a la hora de trazar
    caminos. La implantación de dicho modelo de reforma,
    conlleva la creación de organismos de dirección
    paralelos, ubicados fuera de los controles constitucionales de
    las diferentes naciones. Esto es de enorme trascendencia ya que
    cambia el relacionamiento de poderes en el propio seno de la
    sociedad nacional. Las posibilidades de incidir por los actores
    nacionales, padres, estudiantes y docentes, se ven cercenadas. No
    encuentran interlocutores en esa nueva organización. Los
    interlocutores tradicionales, han visto cercenadas sus
    atribuciones y permanecen cada vez más en una función de
    complemento. Esos nuevos centros directivos se mantienen fuera
    del marco institucional, pero marcando los pasos a dar por aquel,
    lo que las coloca en un espacio de vacío legal. Las
    autoridades tradicionales, ofician en estos casos como
    instrumentos de legitimación de las decisiones que no
    contribuyeron a crear.

    No es necesario abundar en ejemplos, ya hemos mencionado
    algunos, sobre esta tendencia que se registra en nuestros
    días. Si remarcar el hecho de que los Estados –
    Nación, aun cuando cuenten con un funcionamiento
    formalmente democrático se ven sometidos a formas de
    poderes que tienen su origen fuera de sus fronteras. Ahora el
    Estado – Nación ya no se define como el resultado de
    una determinada combinación de fuerzas sociales internas,
    sino que las mismas se integran con líneas de fuerzas de
    origen externo.

    En el plano interno, fronteras adentro, también
    encontramos cambios significativos. El modelo de "estado de
    bienestar" gestado a partir de la crisis de 1929 entra en crisis.
    Habiéndose basado continentalmente en el proceso de
    "sustitución de importaciones",
    ya muestra claros
    síntomas de agotamiento hacia la década de los
    sesenta. Todo el equilibrio que
    se gestara y que determinara una "lógica
    operativa" se tambalea dando como resultados profundos
    enfrentamientos sociales que desembocaron en una catarata de
    regímenes de fuerza que
    buscaron un objetivo claro: consolidar una nueva forma de
    funcionamiento. Dicho "nuevo orden" se basó en una
    redistribución de la renta en beneficio de los sectores
    hegemónicos, limitando los mecanismos de protesta de las
    fuerzas populares. Pasadas las dictaduras y cumplida la tarea
    represiva, las sociedades como las nuestras se enfrentan a un
    Estado que busca legitimar por mecanismos democráticos,
    muchos de los cambios introducidos por la dictadura.

    Hay dos fenómenos que importa señalar los
    cuales han transformado el desempeño estatal en el marco de sociedades
    como la uruguaya. Por una parte una elitización y
    consecuente concentración de las decisiones
    políticas, tanto a nivel del Estado como de los
    agrupamientos políticos. Ya los Parlamentos no son el eje
    de la negociación entre representantes de
    intereses diferentes sino que han visto reducido su papel al de
    simples legitimadores de acuerdos logrados fuera de su
    ámbito y sin su participación. Esto retira la
    presencia de un interlocutor del debate. En la
    resistencia a las propuestas hegemónicas en la
    educación esto tiene trascendencia y explica la presencia
    de prolongados conflictos que como en Argentina o
    Bolivia, se
    han prolongado en el tiempo, sin que
    surgiera un instrumento mediador de origen político que
    negociara una salida satisfactoria para las partes.

    El segundo elemento es el retiro de la
    participación del Estado en actividades claves del hacer
    nacional. Con el discurso de hacer más eficientes y por
    ende más baratos los servicios se
    "mercantilizaron" amplias sectores productivos. El Estado en esta
    nueva situación se retrae sobre sí mismo y deja
    aparentemente al mercado la solución de los problemas que
    su ineficiencia, impide solucionar.

    Hoy asistimos a un debate que tiene como centro
    genérico la definición de los ámbitos de
    intervención del Estado al interior de cada una de las
    sociedades. Ante la crisis de los modelos de
    "estados de bienestar", se levanta una ofensiva de los
    fundamentalistas de mercado que pretenden reducir la
    participación del Estado a su mínima
    expresión, dejando al mercado la resolución de
    todos los problemas referidos a la asignación de recursos. Esta
    contrarrevolución neoconservadora ha alcanzado una
    dimensión planetaria a partir de los planteos iniciales
    efectuados por el Comité de Santa Fe y la labor desplegada
    por los gobiernos de Reagan y Tacher.

    La educación pasa en este marco de considerarse
    un derecho fundamental del individuo, por el solo hecho de serlo,
    a ser una responsabilidad familiar – individual. Esto supone
    un cambio radical de la concepción predominante hasta
    nuestros días y en la que fuimos formados todos nosotros.
    De ahí que se rompa con una línea que caracterizara
    a la modernidad. Mientras en esta se verificaba un retroceso de
    lo privado ante la expansión de la acción estatal,
    ahora asistimos a un movimiento de corte inverso.

    Los elementos hasta acá señalados se han
    conjugado para proponer una redefinición del
    relacionamiento Educación – Estado. El centro de la
    discusión se plantea en estos momentos en el plano
    estrictamente ideológico, en medio de dos visiones macro
    de la realidad que intentan brindar diferentes "lecturas del
    mundo".

    Una redefinición de la educación que pasa
    ineludiblemente por una redefinición de la propia sociedad
    en su conjunto.

    Es necesario detenernos un momento en las consecuencias
    que puede acarrear el hecho de que se produzca el triunfo de la
    postura que sustentan los "fundamentalistas de mercado". El
    Estado al contraer su participación en el hacer cotidiano,
    ha cedido espacios a la sociedad civil y
    a formas más o menos perversa del mercado. Este hecho es
    de enorme significación cuando lo evaluamos desde el
    ángulo de la educación. Los sistemas educativos han
    surgido a partir de una participación decidida del Estado
    en su conformación, funcionamiento y control.

    La escuela, como representante genérica del
    sistema educativo
    formal, en países como Uruguay como ya dijéramos,
    ha sido fruto de la acción directa del Estado que buscaba
    afirmar la modernidad por esa vía. Ese impulso de
    modernidad se basaba en la imposición de un modelo
    cultural único, el cual se complementaba con una
    obligatoriedad y la consecuente "invasión" del área
    privada por parte del Estado. Para ello se procedió a la
    creación de una red institucional que comprendiera todo el
    territorio y se desplegaron políticas destinadas a
    materializar el pasaje de todas las personas por la misma. El
    objetivo fundamental de estas políticas era la
    formación del ciudadano, adecuándolo para su
    inserción dentro de un determinado funcionamiento social.
    Todo ello se pretende cambiar en la actualidad.

    Ese retiro del Estado, con matices significativos
    según los diferentes países, plantea una serie de
    interrogantes esenciales a los educadores. Gimeno
    Sacristán (1998) afirma: "Los supuestos del economicismo
    neoliberal insolidario, contrario a la distribución de
    riqueza en forma de pago de servicios a los que menos tienen,
    parecen apoyarse en la idea paretiana de que no cabe favorecer a
    los desfavorecidos, si con ello se perjudica a los más
    beneficiados (Ballesteros, 1989,pág 70), lo que supone una
    renuncia del liberalismo y
    un regreso a Hobbies.

    En la opción neoliberal, el Estado se retira de
    las políticas sociales activas e intervencionistas para
    pasar a ser árbitro de un juego donde
    él parece no-tomar partido, convertido en garante de la
    competencia entre
    actores, abandonando las responsabilidades de garantizar
    él directamente los servicios esenciales de
    educación, sanidad, protección, transportes, etc.
    Se pide que no sea un Estado benefactor, sino que como mucho, se
    comporte como protector de los más débiles. Deja de
    ser un instrumento de la solidaridad
    organizada que se pide asuman los ciudadanos en organizaciones de
    autoayuda, a través del voluntariado y de organizaciones
    intermedias." El contenido, la riqueza de la cita efectuada nos
    excusa de la extensión de la misma. En ella encontramos
    una magnífica síntesis
    del centro mismo del debate que debe ocuparnos. ¿Hemos de
    aceptar como válido la propuesta hegemónica?
    ¿Es este, como se nos pretende mostrar, el único
    camino que podemos recorrer? ¿Hasta dónde los
    matices nacionales introducen fisuras en el modelo general que
    posibilitan la creación de espacios alternativos? Estas y
    otras interrogantes deberán ser encaradas en el presente y
    futuro inmediato. Mas en ese intento de buscar respuestas hemos
    de evitar la adopción del mismo ángulo manejado por
    los ideólogos neoliberales, hay que escapar al
    economicismo de corte mecánico que se propone y buscar las
    respuestas desde la ética,
    desde los valores
    mismos de la democracia
    plena. Ello nos conduce directamente a la consideración de
    la dimensión política del problema, aspecto que es
    escamoteado hábilmente en determinadas
    interpretaciones.

    Como veremos más adelante, la adopción de
    la óptica
    neoliberal conduce directamente a la mercantilización de
    la educación y a la consideración de la escuela
    como una empresa. Se
    introduce así una óptica, una lógica ajena a
    su naturaleza
    pero que tiene la facultad de torcer sus objetivos,
    provocando un reduccionismo peligroso por sus consecuencias. En
    primer lugar encontramos que la lógica empresarial obliga
    a definir un determinado producto el
    cual será evaluado en función de una simple
    ecuación de inversión – resultado. Para ello el
    enfoque educativo, el propio mensaje debe ser reducido a aquellos
    elementos capaces de ser medidos. La adquisición de
    determinados conocimientos pasa a ser el centro del problema. Ya
    no se trata de la formación del ciudadano, como lo
    establecen los diferentes currículos aún vigentes,
    sino el aprendizaje de
    determinado caudal de conocimientos. No cuestionamos que este
    aspecto es un componente del proceso, pero no estamos dispuestos
    a absolutizarlo. La educación es bastante más que
    el dominio de los
    conocimientos. Debe ser el ámbito natural donde se
    construya un determinado funcionamiento del entramado
    social.

    El dejar librado a la esfera privada la atención
    de esos aspectos, que se procuran eliminar del problema,
    contribuye a acentuar las particularidades e introduce elementos
    de disociación social en el seno de las diferentes
    sociedades.

    Diferentes "lecturas" del mundo sin puntos de contacto y
    sin la posibilidad de compartir determinado "capital
    sígnico" común favorecen la guetización de
    amplios sectores. Variadas formas de marginalización se
    comienzan a manifestar. Los mecanismos de poder, que hacen que
    algunas voces tengan mayor eco que otras. La capacidad de
    legitimar a través de diferentes canales, mensajes
    particulares, lleva al surgimiento de fundamentalismos, formas de
    pensamiento
    mágico y en definitiva a enfrentamientos con diversos
    grados de violencia. La
    fragmentación de la cultura, repercute en el
    relacionamiento social entre los individuos y ello necesariamente
    desemboca en situaciones de violencia manifiesta. Es
    además un callejón sin salida, generándose
    una espiral de enfrentamientos crecientes.

    Como síntesis de este punto es posible afirmar
    que estamos asistiendo a la materialización de un nuevo
    ordenamiento del bloque hegemónico, en el sentido
    gransciano. Ello implica la modificación del
    funcionamiento político de la sociedad, impulsado desde la
    máxima estructura del
    poder, el propio Estado. No podemos esperar entonces que ello
    transcurra sin influir en un sistema educativo que formalmente se
    propuso históricamente la conformación del
    ciudadano y la determinación de un determinado
    ámbito de legitimidad de comportamientos.

    2. El impacto de
    la Revolución Científico –
    Técnica.

    El crecimiento exponencial de los conocimientos
    científicos en las diferentes áreas, así
    como su aplicación técnica a diferentes
    ámbitos, ha tenido un impacto tremendo en la cotidianidad
    de nuestras vidas. Pensemos, aquellos que ya sobrepasamos
    largamente las cuatro décadas, en las diferencias que
    podemos apreciar desde el entorno que caracterizara a nuestra
    niñez y nuestro presente. El universo
    científico se ha transformado en una suerte de "mundo
    mágico" ante el cual ya no queda capacidad de
    asombro.

    Corresponde que nos detengamos a analizar algunas
    repercusiones que tienen consecuencias inocultables sobre la
    educación. Comencemos por ver el impacto derivado del
    crecimiento exponencial de los conocimientos.

    A fin de dar una idea cuantitativa de la
    dimensión de este aspecto que manejamos, citaremos un
    informe que con
    más de una década de antigüedad, proporciona
    una visión mínima. "Entre el amanecer y el
    crepúsculo del día de hoy, igual que en todos los
    días del año, académicos y otros expertos
    habrán dado los últimos toques a unos 7.000
    artículos científicos. Pero el año
    próximo esta cifra ya habrá quedado superada. El
    número de monografías aumenta actualmente a
    razón de cerca de un 13 % anual, lo que significa que la
    información nueva se multiplica por dos
    cada cinco años y medio."

    El funcionamiento tradicional de los diferentes
    currículos ha estado basado de manera explícita o
    implícita en una suerte e enciclopedismo universalista.
    Esto ya no es posible mantenerlo. La racionalidad buscada no
    puede basarse en la acumulación de información sino
    en el procesamiento de la misma. Esto supone redimensionar
    totalmente los mensajes que proporciona la institución. La
    escuela, representante genérica de la educación
    formal, ya no es el centro difusor de conocimientos como lo fuera
    hasta la primera mitad del siglo XX. Lo que un adulto medio
    conoce en la actualidad, lo ha adquirido casi en un 80% fuera de
    los marcos escolares. Esto no desmerece la función de
    proporcionar los instrumentos básicos que posibilitan el
    aprendizaje
    extraescolar, sino que los revaloriza. Pero obliga a modificar la
    estrategia a
    desplegar por las escuelas a lo largo y ancho del mundo. Con
    respecto a esto cabe hacer una puntualización a nuestro
    juicio fundamental. Dado que resulta imposible para un solo
    individuo dominar los complejos mundos de las diferentes
    disciplinas que se despliegan en el campo de la ciencia,
    esto obliga a cambiar. El ejemplo de un Leonardo Da
    Vinci, capaz de destacar simultáneamente en
    áreas tan disímiles como la anatomía, la ingeniería y las artes, ya no es posible.
    Hoy aceptando la imposibilidad de proporcionar todo el
    conocimiento hemos de proceder a definir lo que podemos
    definir como conocimientos socialmente necesarios. La esencia de
    estos está en aquellas categorías y conceptos que
    son fundamentales para una participación creativa en el
    universo de la cultura, tomada la expresión en su
    máxima expresión. En el inicio mismo se plantea un
    problema crucial: ¿quién define ese conjunto de
    conocimientos socialmente necesarios? ¿Son los mismos para
    todas las personas? La primera interrogante pasa por el grado de
    funcionamiento democrático de la sociedad.
    ¿Cuáles serán las voces a escuchar
    distinguiendo muy claramente la participación real de la
    meramente simbólica? Eh ahí un primer punto que
    habremos de definir. A su vez ello nos aparta significativamente
    de las orientaciones establecidas por la Conferencia de Jontiem,
    donde se estableció el criterio de educación
    básica. El universo científico, con todas las
    implicancias que ello conlleva debe ser democratizado, debe ser
    realmente patrimonio de
    la humanidad y no un instrumento de dominación. No
    concebido como un mundo cerrado sino como fruto del ser humano
    sujeto a la controversia, a la construcción y
    reconstrucción permanente.

    Este crecimiento exponencial de los conocimientos nos
    obliga replantear el criterio de verdad, aspecto este en el que
    aportó de modo importante Foucault en dos
    de sus obras: "Las palabras y las cosas" y en "La
    arqueología del saber"

    El poder y el conocimiento
    se encuentran indisolublemente ligados. Foucault emplea dos
    conceptos fundamentales para explicar esta unidad, no exenta de
    vacíos y conflictos: procedencia y contingencia. El
    primero apunta a"… encontrar bajo el aspecto único de un
    carácter, o de un concepto, la
    proliferación de sucesos a través de los cuales
    (gracias a los que, contra los que) se ha formado"

    "El segundo concepto, la emergencia, podría
    definirse como el punto de surgimiento del concepto o de la
    "cosa". Constituye un escenario cruzado por fuerzas que se
    combinan y oponen y dan como resultado la "posibilidad" de que
    emerjan determinados conceptos y hechos. Estas no surgen en
    cualquier unidad espacio temporal, sino en aquella que la
    constelación de fuerzas en juego lo permiten."

    Combinando ambos elementos tenemos nuevas coordenadas a
    partir de los cuales construir nuestra imagen de la ciencia. Esta
    no debe ser concebida como construcción surgida dentro de
    coordenadas de poder determinadas.

    De modo coincidente con lo que expresáramos se
    manifiesta Jean Piaget en
    uno de sus últimos trabajos publicado conjuntamente con el
    investigador argentino, Rolando García en donde se
    relativiza la experiencia.

    "La significación asignada a un objeto en un
    momento dado, dentro del contexto de sus relaciones con otros
    objetos, puede depender, en gran medida, de cómo la
    sociedad establece o modifica la relación entre el sujeto
    y el objeto" El cómo la sociedad establece el
    relacionamiento es resultado de líneas de poder que
    entrecruzan el universo social. Para comprender esto hay que
    entender no solo lo expresado sino sus silencios. Al respecto
    Foucault afirma: "El discurso manifiesto no seria a fin de
    cuentas mas que
    la presencia represiva de lo que no dice, y ese 'no-dicho',
    sería un vaciado que mina desde el interior todo lo que se
    dice"

    De lo dicho hasta acá se desprende que uno de los
    ejes para afrontar ese mundo dominado por la ciencia y la
    tecnología
    consiste en ser capaces de analizar y de sistematizar
    información. Ya no se trata de aprender a leer y escribir,
    sino de leer y escribir para reconstruir la imagen del mundo.
    Nunca como ahora cobran vigencia las palabras de Paulo Freire:
    "Una de las grandes, sino la mayor, tragedia del hombre
    moderno, es que hoy dominado por la fuerza de los mitos y
    dirigido por la publicidad
    organizada, ideológica o no, renuncia cada vez más,
    sin saberlo, a su capacidad de decidir." Es necesaria una "…
    democratización fundamental que implica una creciente
    participación del pueblo en su proceso
    histórico"

    La mundialización de la cultura, con un traslado
    masivo de "capital sígnico" desde las naciones centrales
    hacia las periféricas, propone la necesidad de tomar muy
    en cuenta las palabras citadas de Gabriel García
    Márquez.

    Hemos de rescatar la capacidad de construir nuestra
    propia historicidad, escapando a una "historia global" que no
    hace sino llenarnos de silencios, extrañarnos ante nuestra
    propia imagen. Si como señalara K. Jaspers que uno de los
    rasgos definitorios del ser humano es el de ser un animal
    histórico, al rescatar nuestra capacidad de construir
    nuestra propia genealogía, es rescatar nuestra humanidad
    plena. Se levanta ante nuestros ojos uno de los mayores
    desafíos que ha de resolver la educación en el
    entrante siglo de modo de ponerse de cara a la nueva
    realidad.

    El viejo esquema planteado por Durkheim
    respecto a que la educación era el esfuerzo de una
    generación madura, sobre otra que no lo era a efectos de
    conservar un determinado capital cultural, se ha roto. Ya no es
    posible admitir la vieja definición según la cual
    la educación es una cuestión de autoridad. Ahora la
    autoridad derivada de la certeza, de la experiencia, se ha
    esfumado. Ahora todas las generaciones se enfrentan
    simultáneamente a los diferentes problemas y no pocas
    veces encontramos que la experiencia de vida es un elemento que
    resta plasticidad para adecuarse a las nuevas situaciones. La
    ciencia y su transformación en tecnología aplicada
    a todos los ámbitos han producido un mundo en el que lo
    único permanente es el cambio. Aquella cultura producida y
    compartida por el grupo que la
    gestaba ya es cosa del pasado. En nuestros días se produce
    un fenómeno de peligrosa partición del universo
    cultural. Ejemplo de ello es el rebrote de pensamiento
    mágico y de expresiones fundamentalistas que han
    desembocado en verdaderos baños de sangre. Eso en
    momentos en que la ciencia se eleva a su altura máxima.
    Mientras esto sucede, la elite que toma las decisiones se maneja
    en un plano simbólico inaccesible para la masa de
    ciudadanos. Son los que Robert Reich denomina "manipuladores de
    símbolos". " Se trata de un mundo que vive gracias a la
    cibernética, las tecnologías de
    punta, el vértigo de lo inmediato; un mundo en el cual la
    velocidad se
    confunde con lo inmediato en espacios sin intersticios.
    Allí reinan la ubicuidad y la simultaneidad. Los que
    operan en él no comparten con nosotros el espacio, la
    velocidad, ni el tiempo. Sus proyectos, su
    idioma y sus pensamientos; sus cifras y números; sus
    necesidades y su moneda; todos ellos nos son ajenos." El trazar
    puentes entre ambos mundos sígnicos es un desafío
    esencial para alcanzar un funcionamiento adecuado de la sociedad.
    La arquitectura
    de dichos puentes necesariamente pasan por los sistemas
    educativos. Ello propone un desafío trascendente. Nos
    encontramos acá ante uno de los elementos claves del
    escenario en donde deberá desplegarse la educación
    en los años venideros.

    Si lo hasta acá planteado sobre la
    Revolución Científico Técnica, parece
    alejado de nuestra cotidianidad, nadie podrá discutir el
    impacto que ha tenido sobre el mundo del empleo.
    Viviane Forrester (1997), se ha encargado de señalar
    algunos de los aspectos más negativos de la nueva
    situación. La supresión de puestos de trabajo, la
    descalificación de los saberes adquiridos, proponen
    problemas cruciales para todos los agrupamientos humanos. Desde
    la óptica de una lógica de mercado y la ganancia,
    hay una masa de individuos de tendencia creciente que se han
    tornado "inútiles", no necesarios para el mundo del
    trabajo. "Una mayoría de seres humanos ha dejado de ser
    necesaria para el pequeño número que, por regir la
    economía, detenta el poder. Según la lógica
    dominante, multitudes de seres humanos carecen de motivo racional
    para vivir en este mundo donde, sin embargo, llegaron a la vida."
    El desempleo, con
    sus efectos desestabilizadores, es un fantasma que recorre todas
    las naciones del planeta. Un desempleo que a diferencia de lo que
    aconteciera antes no se debe a una circunstancia coyuntural, de
    la que se podría salir en un determinado plazo, ahora
    tiende a convertirse en permanente. La desocupación estructural, propia de las
    formas de producción capitalista, tiende a incrementarse
    de modo sostenido. Ello a pesar de incrementos significativos en
    los indicadores de
    producción como el PBI, de donde es válido deducir
    que el modelo de crecimiento se desliga del trabajo. Las máquinas
    con control numérico o las directamente computarizadas
    sustituyen con ventaja a los operarios y estos ven desvalorizados
    conocimientos parcializados que incorporaron a través del
    estudio y su práctica. "De lo que se trata no es
    sólo de reemplazar el trabajo
    directo por la máquina, como en el caso de la automatización tradicional; la
    tecnología informática permite automatizar las
    plantas
    industriales, desde el diseño
    del producto hasta su fabricación, distribución y
    servicio
    posventa" Tal como surge de la cita, escrita originalmente en
    1987, el mundo del trabajo se ve y verá dominado por un
    proceso de automatización que aventaja al mejor operario y
    con el consecuente aumento de la productividad. La
    máquina no genera reclamos, no sufre de cansancio, no se
    organiza en sindicatos, no
    conlleva pago de impuestos y
    cuando ya desgastada no rinde se la elimina directamente, sin
    generar más gastos. Esta
    situación no es nueva, ya fue anticipada por Carlos Marx en El
    Capital, cuando analizó la incorporación de
    tecnología y la extensión de la jornada laboral. Ahora
    las barreras biológicas y sociales que se levantaran, se
    pueden eliminar, la máquina puede estar produciendo 24
    horas sin cesar día tras día. El problema es
    ¿qué hacemos con los operarios no necesarios?
    ¿Podemos simplemente dejarlos reducidos al paro? Se
    plantea un problema que también fuera anticipado desde
    hace mucho, en esta oportunidad por Rosa Luxemburgo (1912)Las
    ganancias deben materializarse, para ello es necesario que se
    produzca el consumo del
    producto. Se ha montado toda una industria
    destinada a incentivar el consumo de los individuos, en una
    alocada carrera de dilapidación de recursos, totalmente
    irracional. Pero de nada vale todo ese esfuerzo por crear
    necesidades y gustos determinados, si porciones crecientes del
    mercado potencial quedan fuera del circuito de demanda efectiva.
    ¿Cómo se busca solucionar esa contradicción?
    La gran válvula que se ha encontrado lo constituye lo que
    algunos autores denominan "economía subterránea".
    Aquellas actividades que no se encuentran comprendidas por las
    normativas establecidas. Es el denominado trabajo informal,
    desprotegido, es el campo de la movilización de recursos
    originados en las actividades delictivas. J. Delors decía
    en 1979 existen dos grandes mercados
    laborales: "un mercado de trabajo central, en el cual gracias a
    la ley y a las
    convenciones colectivas, la seguridad de los trabajadores
    está realmente garantizada, y un mercado
    periférico en el que se desarrollan tendencias a la
    marginalización, a la desintegración de las
    normas que
    rigen la conducta humana y
    el orden social, y que introduce factores desestabilizadores
    en nuestra sociedad."

    Para el capitalismo es
    esencial contar con la existencia de esa economía
    subterránea para mantener los niveles de ganancia en las
    grandes empresas. Pero eso a su vez desestabiliza la vida dado
    que crea situaciones de violencia, de fragmentación de la
    sociedad que derivan en enfrentamientos, más o menos
    directos, y la generación de un clima general de
    inestabilidad. En medio de esa situación encontramos que
    los diferentes grupos se aíslan del conjunto, reducen su
    participación en el hacer comunitario y se profundizan las
    distancias que separan a unos de otros. La educación queda
    presa de ese antagonismo y pierde capacidad de legitimar un
    determinado mensaje con contenidos y reglas aceptadas por todos.
    La violencia externa, ha penetrado en las aulas y adopta
    diferentes manifestaciones. No se trata sólo de la
    violencia de tipo física que es posible
    apreciar en las instituciones,
    el desinterés, el ausentismo, "la ley del mínimo
    esfuerzo", la falta de interés,
    también son respuestas a la falta de significatividad de
    la tarea. Ello es válido para todos los actores, tanto
    docentes como estudiantes. Lo formal sustituye a lo esencial y
    todo se convierte en un juego de apariencias de ritos,
    vacíos y sin significado.

    La alienación de que hablara C. Marx alcanza en
    nuestros días su máxima expresión. El
    trabajo deja de ser un elemento definitorio de la humanidad del
    ser para adquirir la imagen de una tarea sin significación
    que se debe cumplir a efectos de lograr un determinado caudal de
    recursos con los que satisfacer necesidades de consumo que buscan
    gratificar la existencia de cada uno. El criterio
    pragmático sustituye a los valores en el desempeño
    social. La vieja máxima de que el fin justifica los
    medios es
    llevada a la categoría de valor. Todo
    vale mientras me dé satisfacción. Pero esto lleva a
    la atomización de la sociedad desde el momento que no
    existe el "nosotros" y el otro es visto como cosa, como un factor
    a utilizar para mi placer. Esto que parece estar tan alejado de
    la economía, originada en aquella se proyecta a
    múltiples ámbitos de la existencia. Desde los
    más íntimos hasta los de mayor carácter
    público y esto nos obliga a replantear la presencia de los
    valores dentro del mensaje proporcionado por las
    escuelas.

    La educación por sí sola, como está
    demostrado históricamente, no es capaz de solucionar esta
    problemática, pero si debe integrarse a una apuesta
    general por cambiar esta situación. Un esfuerzo por
    reconstruir el entramado social que permita intervincular a los
    diferentes miembros entre sí. Para lo cual deberá
    capacitar para moverse en un mundo laboral de cambio permanente,
    fortaleciendo la capacidad de adaptarse de modo creativo a nuevas
    situaciones, a aprender a aprender a partir de conocimientos
    básicos, socialmente necesarios, que deberán
    democratizarse y brindarse con la mejor calidad posible.
    La escuela debe afrontar el desafío de robustecer la
    racionalidad, la capacidad de pensar de los individuos y de
    participar en la toma de
    decisiones en situaciones de incertidumbre.

    Segunda Parte.

    Medios masivos, informática y
    mercado

    en el nuevo escenario.

    La construcción del escenario general donde ha de
    moverse la educación, no puede dejar fuera a los medios
    masivos de comunicación y la informática.
    Necesariamente hemos de realizar una breve mención a la
    expansión y significación de aquellos en el
    relacionamiento social. Ambos elementos se han constituido en
    auténticos emblemas de una nueva forma de cultura que
    repercute profundamente en la vida de los grupos humanos. El
    colocar ambos elementos integrados dentro de un mismo
    capítulo es consecuencia de la propia tendencia a la
    integración que se verifica entre ambos
    campos. No lejano está el día en que computadora,
    televisor y radio se integren
    materialmente en un solo aparato que estará presente en
    todos los hogares.

    Los primeros, denominados medios masivos de
    comunicación, han revolucionado la cultura, dominando no
    sólo la palabra, oral o escrita, sino la imagen y
    diferentes tipos de sonidos. Eso les ha conferido una fuerza de
    impacto tremenda en cada uno de nosotros, al punto que ya hay
    autores que sostienen que han cambiado nuestra forma de pensar y
    modificado aspectos tales como la atención.

    Desde hace mucho tiempo se han acumulado
    críticas, por lo general por parte de aquellos no
    están insertos en los diferentes medios, que procuran
    levantar una barrera contra su difusión. Pese a ello, los
    medios han seguido penetrando en cada uno de un modo cada vez
    más eficiente. Recurriendo a una de las obras
    clásicas de Umberto Eco, diremos que el tema no se
    sitúa en la antinomia: apocalípticos o integrados.
    Hemos de penetrar en esas nuevas formas lingüísticas,
    alfabetizarnos y alfabetizar en ellas a la población, para que se haga realidad la
    premisa planteada por el sociólogo Gerónimo de la
    Sierra de politizar la democracia social y socializar la
    democracia política. Se impone trazar una unidad
    indisoluble de ambos planos de la democracia de manera de
    perfeccionarla y profundizarla.

    Tanto los medios masivos, como la informática,
    han sido decisivos para lo que denomina, quizás un poco
    peyorativamente, cultura de masas. Esta es una realidad que
    debemos aceptar. Pero dicha cultura de masas no es sino el
    aspecto exterior de un fenómeno más profundo que se
    relaciona con el funcionamiento del capitalismo y las redes de
    poder que se proyectan hacia el individuo.

    Dos son las dimensiones que nos importa destacar en este
    trabajo: uno referido a la función político –
    social que desempeñan y su capacidad para encaminar la
    forma de pensar de los individuos. Los medios masivos de
    comunicación, que sería más acertado
    mencionarlos como centros de transmisión, forman parte de
    una red que difunde básicamente ideología y publicidad. Estos elementos no
    están separados en la práctica cotidiana sino que
    se implican mutuamente. Algunas cifras aportadas en diferentes
    trabajos de investigación nos permitirán
    comprender la red de poder de la que forman parte. El 80 % de la
    información exterior que se recibe en Latinoamérica tiene como origen dos
    agencias estadounidenses. " EEUU domina el 50% o más de la
    distribución cinematográfica mundial; el 75 de la
    circulación de programas de
    televisión; el 80 % del vídeo;
    más del 85 % de los noticieros internacionales de TV y el
    89 % de los contenidos de bancos y bases de datos,
    así como las más importantes redes integradas de
    sistemas
    digitales…"

    El eje de nuestro razonamiento, ante la
    información anterior, se sitúa de este modo en los
    siguientes términos: "…el desarrollo vertiginoso de las
    comunicaciones
    dentro de la industria cultural contemporánea, las ha
    convertido en agentes principales en el proceso de
    formación y socialización de las personas y como
    instancia fundamental para la construcción de consensos,
    la reproducción o modificación del sistema de
    organización social, y la participación
    democrática de los ciudadanos en los procesos de
    toma de decisión." En la cita encontramos algunas de las
    claves que creemos necesario explorar de modo de definir el
    desafío que se le plantea a la educación y la
    definición de una política de alfabetización
    en estas particulares formas de lenguaje. La
    pregunta fundamental que hemos de plantearnos es:
    ¿cómo intervienen en el proceso de formación
    y socialización y cómo actúan como agentes
    reproductivistas de las condiciones sociales hegemónicas?
    De la respuesta que demos a esa interrogante surgirá el
    papel que asignemos a la educación en ese
    plano.

    Esa hegemonía oligopólica que ejercen los
    Estados Unidos
    sobre la generación de mensajes y legitimación de
    contenidos tiene un impacto que lo podemos apreciar en nuestro
    entorno inmediato. Han transferido su particular modo de ver el
    mundo a todos nosotros, sus hábitos y costumbres, su
    cultura se ha proyectado a escala internacional. Esto no es malo
    en sí mismo. No resulta lógico excluir las
    experiencias de otras naciones. Pero la realidad marca una
    profunda asimetría en cuanto a la capacidad de
    difusión. Su identidad así se impone como
    única, haciendo tambalear las identidades nacionales. Hoy,
    la hamburguesa Mc Donald está presente en múltiples
    países, el whisky se ha impuesto, junto
    con los refrescos cola en nuestro gusto, todos nos vestimos
    igual, todos escuchamos la misma música, vemos las
    mismas seriales, las mismas películas, etc. Pero esto que
    puede servirnos de indicador, no es lo mas importante. A
    través de esos materiales que ingresan a nuestro hogar a
    diario nos llegan múltiples estereotipos, de claro
    contenido ideológico más allá de la
    intención consciente o no de los autores. Todo ello nos
    lleva a leer la realidad con ojos ajenos, lo que como dijera
    García Márquez, nos condena a la soledad y el
    desconocimiento de nosotros mismos.

    Cada uno de esos mensajes transita por múltiples
    filtros antes de llegar a nosotros, eliminando todo aquello que
    pueda llegar a desencadenar un pensamiento crítico para la
    actual organización capitalista. El modo de vida
    americano, norteamericano, es el único válido y
    ambienta toda una industria paralela. En todo el mundo podemos
    apreciar la presencia de gorros de los Bulls, de los Lakers, etc.
    Pero insisto que ello no es sino la punta del iceberg.
    Países como Uruguay, usufructúan un lamentable
    récord, está ubicado entre aquellos países
    que menos producción nacional emplean en su
    televisión. La
    televisión nacional se ha transformado en una
    repetidora de programaciones creadas en otros marcos,
    respondiendo a otras coordenadas culturales. Eso hace que
    desplacemos los ejes de nuestra identidad
    nacional y con ello hipotecamos nuestro futuro como
    nación.

    Todos esos mensajes se vuelcan de maneras muy
    particulares en nosotros. En primer lugar, encontramos que una
    característica es la fugacidad de sus
    creaciones. Sujetas a "modas" que se suceden unas a otras
    constantemente no muestran contexto ni tampoco historia. Son
    presentados como elementos dotados de una "eternidad fugaz",
    fruto en el mejor de los casos de una genialidad individual y no
    frutos de un determinado desenvolvimiento social. El mundo de la
    música quizás sea el mejor ejemplo que podemos
    presentar. Mediante el dominio de los medios de difusión,
    una determinada voz o un tema, se impone al punto de que aquellos
    que no nos gusta, nos sorprendemos más de una vez
    tarareándolos. Esa "ola" agotada su posibilidad de
    generación de ganancias es abandonada, siendo sustituida
    por otra. Toda la cultura es transformada en un
    espectáculo destinado a llenar el tiempo y creando falsas
    identificaciones que no son sino otra rama de esta "industria".
    Los programas informativos tampoco escapan a esta lógica,
    la información y las noticias, también son una
    mercancía y son preparadas de modo de abarcar la franja
    mayor del mercado posible. La presentación de los temas se
    efectúan adecuadas a una edad mental de unos doce
    años de manera de captar audiencia lo que se traduce en
    anunciantes y consecuentemente ganancias. La realidad es
    atomizada por el ojo de la cámara y los mensajes
    están dominados por grandes cadenas que son las
    "creadoras" de realidad. Los conflictos son presentados con lujo
    de detalles en aquellos aspectos anecdóticos pero
    jamás encontraremos pistas que nos permitan comprender las
    razones que llevaron a dicho enfrentamiento. Hemos llegado al
    extremo de presenciar una guerra en
    "vivo y en directo" transmitida a escala mundial. Una guerra
    donde curiosamente no se vertió sangre, no apareció
    ninguna víctima, fue una sucesión de
    enfrentamientos "blancos". Las cámaras actúan como
    un ojo selectivo que nunca hace explícito el ángulo
    desde el que enfoca, ni el propósito que guía la
    mirada. Pero la imagen recibida, pese a esas limitaciones no es
    directa sino fruto de una sucesión de filtros que nos
    llevan al centro del problema. Es imprescindible penetrar en la
    dimensión ideológica que manejan los medios
    masivos, acción que no es carente de contradicciones y que
    como señaláramos se integra al proceso de
    acumulación de capital, propio del funcionamiento
    capitalista.

    Frente a ello nos encontramos con que la TV, como buque
    insignia de los medios masivos de comunicación, avanzan
    día a día. Estudios realizados a escala nacional
    marcan un promedio de más de tres horas diarias frente al
    televisor. Una investigación que hiciéramos en una
    escuela a la que concurrían niños
    carenciados, señalaba promedios por encima de las cinco
    horas diarias, eso antes de que penetrara la televisión.
    Cable que asegura programación las 24 hs. " Preguntar por
    qué el pueblo ve televisión, aunque mala, es igual
    que preguntar por qué como, aunque deficientemente. La
    conciencia en
    deprivación sensorial se desintegra aun con mayor rapidez
    que el organismo desnutrido. La mente tiene hambre de
    estímulos, como el estómago de calorías. Y la existencia cotidiana del
    hombre alienado es tan carente de estímulos que debe
    proporcionárselos artificialmente, a través de una
    caja electrónica"

    ¿Cabe ante la magnitud del problema resignarnos?
    ¿ Hemos de aceptar que la potencia de estos
    medios hace inútil el enfrentarlos? Considero que no. Sin
    dejar de reconocer la fuerza con que cuentan, hemos de partir de
    la base de que su poder no es absoluto, no podemos concebir un
    comportamiento mecánico a partir de las líneas de
    fuerza emanadas de los grandes medios. La distancia que separa el
    sentido encerrado en el mensaje emitido y la
    decodificación que efectúa el receptor, ha sido
    suficientemente estudiada por las ciencias de
    la
    comunicación. El contexto socio histórico del
    receptor hace que un mismo mensaje repercuta de diferente modo
    por individuos con coordenadas diferentes. Eso abre una brecha
    importante en la acción de los medios y los mediatiza en
    sus efectos. Esto que es válido tanto para la
    información como para la propia publicidad debe ser muy
    tenido en cuenta. Dotar al individuo de herramientas
    que le permitan "leer" desde su particular ángulo los
    mensajes, le proporciona autonomía. En la medida en que el
    discurso implícito, se transforma en explícito, en
    esa manera puede ser racionalizado, reconstruido
    críticamente. Esa es la gran apuesta que deben efectuar
    los sistemas educativos. Para ello lo primero es robustecer la
    cultura de los docentes, preparándolos a ellos mismos para
    el análisis, no como una suerte de moda sino como
    algo introyectado, fijado de manera firme, en su propia personalidad.
    La semiótica y, en particular, el estudio de
    los lenguajes de los medios masivos, no se encuentran presente en
    ninguno de los programas de formación y ello es un
    peligroso déficit en nuestros días. En la medida en
    que difundamos el hábito del análisis racional de
    los diferentes mensajes, en que estimulemos la conquista de la
    lógica, no como un mero ejercicio sino como una actitud
    permanente, estaremos construyendo una respuesta. Esto se debe
    complementar con un reforzamiento de los componentes
    éticos de la sociedad y de nuestra forma de ser. Etica y
    racionalidad que se deben construir a partir de la identidad
    cultural. Debemos reconquistar la capacidad de generar nuestro
    propio discurso sobre la realidad, escapando a los enunciados que
    buscan hegemonizar nuestra mente. Recordemos lo que estableciera
    Umberto Eco (1988) "No es que los enunciados reproduzcan la forma
    de los hechos, es que nos acostumbramos a pensar los hechos
    del modo como los han configurado los enunciados"

    Lo anterior nos lleva a la otra dimensión que nos
    interesa poner sobre la mesa. La influencia de los medios masivos
    en nuestra forma de pensar la realidad. Recurriremos para ello
    nuevamente al semiótico Umberto Eco, el cual hace un
    resumen de las diferentes hipótesis que se han propuesto a lo largo
    del tiempo. De las mismas nos interesa destacar algunas
    afirmaciones que recoge el autor y que hemos de tomar en cuenta.
    En primer lugar Eco recoge el pensamiento de Leibniz al afirmar
    "… cada lengua no
    sólo refleja la historia de un pueblo sino que condiciona
    su mentalidad y sus costumbres" Si admitimos esto la
    generación de mensajes fuera de nuestro marco cultural por
    partes de centros de poder que manejan un castellano
    promedio, produce efectos negativos en nuestro modo de ser,
    contribuye a un extrañamiento con uno de los instrumentos
    esenciales que posibilita la vinculación con los
    demás seres humanos con los que compartimos un espacio y
    un tiempo concreto, vivencial. Dicho razonamiento se complementa
    con lo siguiente: "Nuestro modo de ver, de subdividir en
    unidades, de comprender la realidad física como sistema de
    relaciones, está determinado por las leyes (desde
    luego no universales) de la lengua con la que hemos
    aprendido a pensar – y en este caso la lengua no es aquello
    por medio de lo cual se piensa, sino aquello con lo
    que se piensa, e incluso aquello que se piensa o por
    lo que somos pensados"

    Si las fuentes de los
    mensajes se ubica fuera de nuestras "fronteras culturales", si se
    manejan estructuras sígnicas que no responden de modo
    directo a nuestras construcciones, estamos hipotecando nuestra
    capacidad de pensar. Estamos cayendo en un ser para otro,
    profundizando nuestra alienación. La educación en
    tanto es capaz de hacer explícito este proceso, aporta la
    clave para cortar el circuito reproductivo que lo rige. Tal como
    lo afirmaba Foucault (1970), el preso desde el momento que es
    capaz de pensar la prisión, de elaborar un discurso sobre
    la misma, comienza a evadirse de los marcos de aquella. Hemos de
    evitar esos mecanismos que nos llevan a ver como naturales hechos
    que no lo son.

    Lo afirmado hasta acá se fortalece con el
    desarrollo de la informática la cual a través de
    distintos canales crean una cyber realidad que si bien cuenta con
    múltiples aspectos positivos, contribuye también al
    aislamiento del individuo. Favorece el debilitamiento de los
    vínculos sociales directos aún aquellos situados en
    los planos más íntimos. Piénsese en la
    multiplicidad de áreas que ofertan un sexo virtual,
    donde la persona se
    conecta con la máquina, sin una relación directa
    con el otro.

    El culto al individualismo pragmático, el temor
    frente a las organizaciones colectivas, presentadas como
    entidades coactivas y bloqueadoras de la realización del
    ser, forman parte sustancial tanto de la publicidad como de los
    miles de programas y films que se difunden a diario. Hace un
    tiempo un anuncio televisivo de un refresco sostenía:
    "hacé la tuya". Mas allá de la referencia puntual,
    traduce todo una forma de concebir la vida que se fija en el
    individuo.

    ¿Podemos ignorar este conjunto de factores a la
    hora de trazar las líneas de un discurso educativo?
    ¿Hemos de admitir la consideración de la cultura
    como una mercancía más, fuente de ganancia?
    Evidentemente no. Nuevamente volvamos al acápite: "algo
    habrá que hacer".

    ¿La implantación de un mercado educativo
    es solución a los problemas acá
    planteados?

    Frente a este cúmulo de problemas que se acumulan
    dentro de la esfera educativa, hay una fuerte tendencia a
    plantear, desde posiciones hegemónicas, la solución
    de una política de mercado. De modo más o menos
    directo, de acuerdo al costo
    político que ello conlleva en cada país, se camina
    en esa dirección. Se crea una línea de continuidad
    artificial entre el mundo de la economía, la
    política y la educación, reforzando y
    legitimándose mutuamente los diferentes discursos que
    se difunden en el seno social. Esta visión
    neoconservadora, negadora de la historia, se basa en una serie de
    premisas falsas, pero cuenta con una apoyatura ideológica
    – publicitaria, muy fuerte que le ha permitido ganar
    espacios en la opinión general. La negación de la
    historia mencionada es doble, por una parte por no tomar en
    cuenta el proceso evolutivo que ha llevado a la
    construcción de las presentes estructuras educativas. Por
    otra parte, no es posible mostrar que un sistema de mercado
    posibilitara el nacimiento y desarrollo de un sistema educativo
    abierto a todos los individuos, como un derecho universal. Ese
    desconocimiento, o no consideración de la historia lleva a
    cambiar radicalmente los ejes de funcionamiento, abriendo las
    puertas para el ingreso de propuestas que nada tienen que ver con
    nuestro modo de ser y de concebir la sociedad.

    Para comenzar a responder a la interrogante propuesta
    analicemos brevemente cuáles son las condiciones que rigen
    el funcionamiento de un mercado de competencia
    perfecta. Más allá de que el mismo constituye
    un modelo ideal, nos permitirá ver como se desenvuelve su
    lógica. Hemos de poner en evidencia la validez de la misma
    en cada uno de los casos. Procuraremos demostrar como dicha
    lógica presente en la concepción de mercado, no es
    aplicable al ámbito educativo a riesgo de deformarlo
    significativamente.

    En todos los casos el principio que rige el
    funcionamiento de mercado es el de maximizar la ganancia. Tanto
    los oferentes como los demandantes procuran obtener la mayor
    ganancia posible de los recursos de que disponen. Esta es la
    premisa central de todo el razonamiento. Se podría definir
    el modelo del siguiente modo: " La competencia perfecta es el
    modelo económico de un mercado que posee las
    características siguientes: cada agente económico
    actúa como si los precios
    estuvieran dados, es decir, cada uno de ellos actúa como
    un tomador de precios; el producto es homogéneo; hay libre
    movilidad de recursos, incluida la libre entrada y salida de las
    empresas productoras; y todos los agentes económicos que
    intervienen en el mercado poseen un conocimiento completo y
    perfecto" Llevemos la definición anterior a
    términos educativos. Todos los miembros de la sociedad
    concurren libremente, no existen situaciones de privilegio y
    todos pueden ingresar como productores o consumidores de un bien,
    en forma de servicio, llamado educación. Esta es
    homogénea dentro de la sociedad. Todos pueden ingresar o
    salir en el momento en que lo deseen del sistema educativo. Todos
    disponen de un conocimiento completo y perfecto de la propuesta
    educativa que se plantea. ¿Se cumplen estas condiciones,
    de modo de garantizar un funcionamiento de mercado?
    ¿Qué nos dice la realidad? La condición de
    igualdad en la concurrencia no es tal, existen diferencias
    sociales que este sistema no haría sino congelar para
    siempre. No vale el argumento de que por esta vía se
    estaría garantizando la capacidad de elección del
    individuo, potenciando su libertad. Las
    razones de la no validez son evidentes. En primer lugar la
    elección en el inicio del proceso no la hace el demandante
    directo sino sus familiares. Estos son los que determinan que
    servicio contratarán. Que pasa si mañana este
    individuo se da cuenta que lo que le fuera brindado no se adecua
    a las necesidades que planteaba. ¿Ante quien y qué
    reclama? ¿ Cómo hace para despojarse de todas esas
    prácticas que se le han incorporado? Por otra parte en una
    gran ciudad, es posible esperar la existencia de una oferta
    numerosa, pero allí donde la población se encuentre
    dispersa o no sea numerosa, se dará un panorama diferente,
    ¿será igualmente libre el individuo en este caso?
    La opción se plantearía entre escuela o no escuela,
    así directamente.

    La segunda condición, un producto
    homogéneo, ¿podemos plantearla en el campo
    educativo? ¿Bajo qué términos determinaremos
    la homogeneidad? ¿Hasta dónde esa homogeneidad que
    habrá que determinar y vigilar por parte del Estado, no
    coarta el derecho de elegir, propuesto en el punto anterior? La
    complejidad de la educación implica aspectos muy
    difíciles de ser incluidos en estándares, como
    queda demostrado por la presencia de lo que denomina "currículo oculto". En un producto
    cualquiera, pensemos en un automóvil, por ejemplo, podemos
    hacer un listado lo más completo posible de
    características a reunir, la suma de los cuales
    darán un determinado perfil de calidad del mismo. Podemos
    detallar la chapa, la forma, condiciones del motor, consumo de
    combustible, etc. ¿Ello es posible en el terreno
    educativo? Consideramos que no.

    Si la presentación de un producto
    homogéneo es una de las condiciones de la igualdad de
    oportunidades, según la óptica neoconservadora, de
    la libertad del individuo, es evidente que no se podrá
    alcanzar mediante un simple mecanismo de mercado. Sólo la
    acción de un Estado que actúe como intermediador de
    los intereses particulares, podrá desempeñar ese
    papel. La presunta homogeneidad que se busca, nunca será
    tal. Se favorecerán mecanismos de exclusión –
    selección que transformarían la
    sociedad en una serie de espacios estancos, incomunicados entre
    sí.

    Analizando otro de las condiciones incluidas en la
    definición, surge como resultado del más elemental
    razonamiento que no es posible la entrada y salida del mercado
    por parte de los "demandantes" de la educación. Si recibo
    en una compra un producto que no me satisface, puedo reclamar me
    sea devuelto el dinero
    abonado y desecho aquello que adquirí. ¿Puedo hacer
    eso con la educación? ¿Cómo se compensa el
    tiempo perdido por el alumno? ¿Cómo desecha toda
    esa practica educativa a que fuera sometido, como borra de su ser
    lo aprendido? ¿Cómo afectaría a un alumno el
    estar cambiando continuamente de centro educativo? La experiencia
    demuestra que ello no es beneficioso. Como puede apreciarse,
    más allá de las bondades supuestas por el discurso,
    la práctica demuestra lo no viable de la propuesta. En una
    situación ya no de competencia perfecta, sino en una forma
    de competencia oligopólica tal como predomina hoy, la
    capacidad de opción y libre movilidad de los demandantes,
    es más que limitada.

    Por último el mercado educativo, estaría
    dominado por el mundo de la publicidad, lo que, más que un
    conocimiento acabado de las bondades y defectos de cada una de
    las ofertas, crearía un comercio de
    imágenes. ¿Están todos los
    miembros de la sociedad en condiciones de comprender
    profundamente la naturaleza de los productos
    educativos ofertados? Consideramos que los estratos medios y
    superiores están en clara ventaja en este aspecto, con lo
    que la distancia que los separa de los sectores menos favorecidos
    se incrementará día tras día.

    Como podemos apreciar, ninguna de las condiciones
    necesarias para el funcionamiento de un sistema de mercado,
    pueden encontrarse en el terreno educativo. Por tanto la
    propuesta neoconservadora no constituye sino una apuesta a
    ampliar la base hegemónica de los grupos
    sociales dominantes.

    La pregunta clave que debe pautar toda la
    discusión es si la educación debe ser considerada
    como un derecho o como un producto, un servicio. En uno y otro
    caso la lógica que se desarrolla es particular y determina
    caminos diferentes a seguir.

    Hemos de estar en guardia no tanto de esta
    posición extrema, tal como la presenta Milton Friedman
    (1980) en "Libertad de elegir", sino en sus propuestas
    colaterales. Las discusiones sobre eficiencia,
    eficacia,
    rentabilidad,
    calidad, etc, están cruzadas de esta lógica
    mercantilista que se busca promover.

    Conclusiones.

    De modo insistente a lo largo de estas páginas
    hemos reiterado una y otra vez la palabra desafío y
    quizás sea hora de dar una explicación al paciente
    lector que nos ha seguido hasta este punto. La reiteración
    nace de que allí donde dirijamos la mirada encontramos
    necesidad de introducir cambios. Como incluíamos en el
    acápite inicial "algo hay que hacer" y ese algo debe
    comenzar por una adecuada valoración del escenario donde
    debemos desenvolvernos.

    La educación formal ha quedado anclada en el
    tiempo y necesita de modo imperioso recuperar el terreno perdido.
    En esto existe un amplio acuerdo. Ejemplo de ello es la masa de
    críticas que se vuelcan contra la institución
    educativa, pero mucho más profunda es la
    insatisfacción que encontramos en todos los actores y
    ámbitos de aquella. Hoy con las diferentes reformas
    planteadas desde los organismos internacionales y nacionales, se
    pretende revitalizar el sistema. En este plano, personalmente,
    considero que se han cometido errores mayúsculos, si bien
    todos podemos estar de acuerdo en la necesidad de cambiar la
    educación. En primer lugar se ha partido de una lectura
    parcial del problema, dejando afuera aspectos tales como la
    formación de los docentes de cara a los problemas que
    afronta la sociedad, asignaciones presupuestales insuficientes y
    la adopción de estrategias verticalistas a la hora de
    instrumentar medidas. En segundo lugar el énfasis puesto
    en la función reproductora y controladora de la
    educación, lleva a insistir en una forma
    paradigmática que ya ha sido superada por la historia de
    la sociedad.

    Estamos profundamente convencidos de que es necesaria
    una elaboración colectiva de nuevos caminos a recorrer.
    Elaboración que ha de ser flexible, capaz de permitir el
    ingreso de correcciones y cambios de rumbos sobre la marcha.
    Elaboración que debe pasar necesariamente por una
    profundización de la democracia en todos los planos.
    Democratización que ha de contemplar los mecanismos de
    legitimación en el área de a comunicación
    humana de manera de que sea posible construir consensos duraderos
    y firmes que garanticen la reconstrucción del entramado
    social. Democratización donde no existan silencios o voces
    acalladas, sino que todas tengan las mismas posibilidades de
    luchar por su espacio.

    Como es posible apreciar enfrentamos una gran
    complejidad que no es recomendable simplificar artificialmente,
    ni pretender tampoco solucionar exclusivamente a partir de la
    acción de los canales formales de educación. Se
    impone una política educativa, enmarcada en una
    política educativa global, que apueste a responder tres
    ejes fundamentales. En primer lugar el ya mencionado de
    profundización de la democracia, la defensa de la
    identidad cultural y la estimulación de la
    autonomía del individuo frente a las redes de poder en que
    debe moverse el individuo.

    Paralelamente se impone el trazado de puentes
    sólidos que vinculen la enseñanza formal con la no
    – formal de manera que todos apunten a un objetivo que
    reúna un amplio consenso. No desde la óptica de la
    modernidad, que buscaba imponer un orden pre-establecido sino un
    consenso construido democráticamente de manera permanente,
    sin exclusiones. Ello implica abrir las puertas a las diferentes
    formas culturales existentes en la sociedad. Donde la discriminación de género,
    social. étnica o política no esté presente.
    Un consenso que busque el crecimiento de cada individuo con
    independencia
    de su origen. Quizás pueda tacharse de utópico lo
    expuesto pero recordemos lo que Eduardo Galeano (1990)
    decía sobre la función de la utopía. Ella
    sirve para caminar, es un norte que ha de guiar cada uno de los
    pasos a dar, en un camino infinito.

    No considero que lo que hemos planteado agote la lectura del
    escenario, es simplemente un boceto trazado desde el "sur"
    abierto a su profundización. Pero sí estamos
    seguros que
    los temas tocados acá deben estar presentes en toda
    "lectura" de la realidad sobre la que se pretenda basar una
    transformación educativa. Como dijera Jesualdo Sosa, las
    transformaciones en la educación no deben comenzar nunca
    por los métodos sino por una definición del futuro
    que pretendemos crear. La educación es un área que
    su acción se vuelve sobre sí. Cuando pretendemos
    enfrentar el futuro vistos desde el hoy, lo estamos construyendo
    y transformándolo en presente. De una especulación
    rápidamente pasamos a una realidad.

    La metodología a emplear consiste en la
    construcción de una auténtica praxis

    El camino no es fácil pero nuevamente repito
    "algo habrá que hacer"

    BIBLIOGRAFÍA.

    A los textos que aparecen citados a lo largo del trabajo
    podemos agregar los siguientes que han sido tomados en
    cuenta.

    • Hugo Achugar. La Balsa de la medusa. (Ensayos sobre
      identidad, cultura y fin de siglo en Uruguay. Ediciones Trilce.
      Montevideo. 1992.
    • Michael W. Apple. Educación y poder. Temas de
      Educación. Paidós. MEC. Barcelona. España.
      1987
    • Michael Apple- El conocimiento oficial. ( La
      educación democrática en una era conservadora)
      Temas de Educación. Paidós. Barcelona.
      España. 1996.
    • Antoni J. Colom y Joan_Charles Mèlich.
      Después de la modernidad. Papeles de Pedagogía.
      Paidós. Barcelona España. 1995
    • Paulo Freire. La naturaleza política de la
      educación. ( Cultura poder y liberación) Temas de
      Educación. Paidós. Barcelona. España.
      1990.
    • Paulo Freire. Pedagogía de la esperanza.
      Editorial Siglo XXI. Méjico 1993.
    • Milton y Rose Friedman. Libertad de elegir. Editorial
      Grijalbo. Barcelona España. 1980.
    • Henry Giroux. Teoría y resistencia en
      educación. Editorial Siglo XXI. Méjico
      1993
    • Henry Giroux. Los profesores como intelectuales
      (Hacia una teoría crítica del aprendizaje) Temas
      de Educación. Paidós. MEC. Barcelona.
      España 1990.
    • Peter McLaren. Pedagogía crítica,
      resistencia cultural y la producción del deseo. Aique
      Grupo Editor. Buenos Aires.
      Argentina. 1994
    • Peter McLaren. Pedagogía, identidad y poder.
      (Los educadores frente al multiculturalismo) Homo Sapiens
      Ediciones. Rosario. Argentina. 1998
    • Adriana Puiggrós. Imaginación y crisis
      en la educación latinoamericana. Aique Grupo Editos.
      Buenos Aires. Argentina. 1994
    • Adriana Puigros. Volver a Educar.
    • Daniel Ulanovsky Sack. Los desafíos del nuevo
      milenio. (Entrevistas
      a las grandes pensadores contemporáneos). Aguilar.
      Altea. Taurus. Alfaguara S.A. Buenos aires. Argentina.
      1999.

     

     

     Mtro Insp. Mag. Douglas
    Ifrán

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