Monografias.com > Psicología
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

El psicólogo organizacional




Enviado por ignaciofernandez



    1. Resumen
    2. Funciones de las
      Compensaciones
    3. Modelo de Gestión de
      Compensaciones
    4. Aportes del psicólogo
      organizacional como gestor de
      compensaciones.
    5. Desafíos
      presentes.
    6. Referencias

    Resumen

    Las compensaciones son consideradas a nivel mundial como
    una de las estrategias
    principales de la gestión
    de recursos
    humanos. En Chile, los
    psicólogos ejecutivos de recursos humanos
    hemos estado
    enfrentados a múltiples requerimientos de las organizaciones en
    este tema y nuestra formación no nos entregó los
    conceptos ni las técnicas
    para dar respuestas satisfactorias. El presente artículo
    describe las funciones de las
    compensaciones, presenta el modelo de
    gestión de compensaciones desarrollado desde la
    práctica, reflexiona sobre el aporte de los
    psicólogos organizacionales como gestores de
    compensaciones y revisa los desafíos presentes para
    quienes trabajamos en el importante tema de las
    compensaciones.

    Introducción

    El núcleo básico de cualquier sistema
    organizacional lo constituye la relación existente entre
    la persona y
    la
    organización. Si asumimos que esta relación se
    establece en la medida en que la persona aporte su trabajo a
    cambio de algo
    valioso que recibir en retribución, vemos que el concepto de
    compensación lejos de jugar un rol meramente instrumental
    se constituye más bien en un factor determinante de la
    existencia misma de la organización.

    Resulta curioso, por tanto, constatar que en la
    práctica este tema suele conceptualizarse como un mero
    problema instrumental de cuantificación monetaria de la
    remuneración y los beneficios, perdiendo la oportunidad de
    definir, posicionar, gestionar y administrar las compensaciones
    desde el lugar estratégico que le corresponde.

    La práctica organizacional indica que son los
    ejecutivos de recursos humanos quienes deben ser los expertos en
    los temas de remuneraciones y
    beneficios. Los gerentes, jefaturas y trabajadores esperan que
    estos expertos sepan con qué nivel de sueldo contratar,
    con qué criterios aumentar la remuneración fija,
    cómo incentivar mediante pago variable, cómo
    asociar desempeño a remuneración, y una
    serie de temas operativos ligados al pago contable y tributario
    de rentas.

    Los psicólogos que hemos asumido
    responsabilidades ejecutivas nos hemos visto enfrentados a este
    tipo de decisiones de remuneraciones y de asignación de
    beneficios que no se nos enseñó a administrar.
    Sobre la marcha, y mediante ensayo y
    error, se va aprendiendo a pagar sueldos y a entender el tema,
    con una sensación generalizada de ser una función
    operativa molesta, indeseada y que resta importancia al trabajo
    más propio del área.

    En ocasiones se escuchan comentarios del tipo "no
    estudié para esto" o "habrá que hacerlo, para
    más adelante trabajar los temas importantes de recursos
    humanos". Así se va construyendo un cierto desprecio por
    el tema de "remuneraciones", al considerárselo ya sea un
    tema demasiado operativo, propio de contadores y administrativos,
    o bien un tema excesivamente mercantil en términos del
    intercambio de trabajo por remuneración. Incluso se han
    planteado visiones en que la relación
    persona-organización se juzga como una
    mercantilización del vínculo (Rodríguez,
    2001), reduciendo el tema de la compensación a un mero
    problema de pesos más o pesos menos. Estas perspectivas
    son parciales y no consideran los significativos efectos
    organizacionales positivos que conlleva la compensación
    para la empresa y el
    trabajador.

    En este escenario genérico nos encontramos con
    psicólogos que no saben de compensaciones, que cargan con
    un prejuicio de desdén con el tema o una
    descalificación por la tonalidad mercantil del mismo, y
    que enfrentan gran presión
    organizacional para dar respuestas concretas frente a problemas
    cotidianos de contratación, aumentos salariales,
    negociaciones colectivas, formas de pago que tributen lo menos
    posible, despidos, o cómo motivar al personal.

    No debería sorprendernos mucho esta falta de
    formación académica en compensaciones si
    consideramos que la incorporación de la psicología en la
    lógica
    organizacional ha obedecido más a criterios
    prácticos e instrumentales que estratégicos. Es
    principalmente desde la vertiente del comportamiento
    organizacional que los psicólogos comenzamos a
    encontrar un espacio dentro de las organizaciones. Lo que
    motivó este acercamiento fue la necesidad de los
    ejecutivos para conseguir respuestas a preguntas del tipo
    ¿cómo asegurar que ingresamos personal con el
    perfil adecuado? ¿cómo mejorar las capacidades de
    las personas para hacer mejor su trabajo? ¿cómo
    motivar más al personal? ¿cómo mejorar las
    comunicaciones
    internas? ¿cómo potenciar el liderazgo de
    nuestros supervisores?

    E incluso cuando se ha creado el espacio para intervenir
    desde un punto de vista más global y estratégico en
    una lógica de desarrollo
    organizacional, la expectativa de los ejecutivos es que el
    rol del psicólogo se focalice en tratar de minimizar los
    impactos negativos que pueden llegar a generar los cambios
    implementados y ayudar a hacer más llevadera la
    transición de todo este proceso.

    La gran necesidad de ayuda existente en todos estos
    temas hace que sea fácil visualizar la urgencia de
    abocarse a ellos. De allí que no es casual que las
    universidades se preocupen de preparar al psicólogo
    organizacional para hacer frente con herramientas
    adecuadas a eso requerimientos. Pero como no se suele visualizar
    la importancia estratégica que tiene la temática de
    compensaciones y la necesidad de aportar a ella una visión
    psicológica en su definición de políticas,
    gestión y administración, en definitiva no se
    incorpora como tema de estudio en los programas
    formativos.

    Así, sin formación de pre-grado en
    compensaciones, los psicólogos hemos debido aprender en la
    práctica la conceptualización y las técnicas
    de compensación, para satisfacer lo que las organizaciones
    y nuestros jefes nos exigen. Y nos hemos encontrado con
    sorpresas.

    Funciones de las
    Compensaciones

    Las 4 funciones de las compensaciones son las
    siguientes:

    Alineamiento estratégico.

    Son las remuneraciones y beneficios un medio
    privilegiado para asociar directamente las metas y valores de una
    organización con la
    motivación y desempeño de los trabajadores. Los
    trabajadores saben "traducir" qué se les está
    pagando y qué se espera de ellos mediante su trabajo. La
    compensación es un medio de comunicación incuestionable, pues las
    inconsistencias que una persona perciba entre el discurso
    organizacional y la práctica de trabajo serán
    resuelta mediante su interpretación de lo que connota la
    compensación: el qué se paga realmente (Lawler,
    1990).

    En varias empresas hemos
    encontrado misiones organizacionales que ponderan el trabajo en equipo
    como un eje valórico central. Sin embargo, la
    remuneración es individual, no se asocia a metas de equipo
    ni variabiliza el ingreso en función de esfuerzos
    grupales. Ante esta obvia inconsistencia, el trabajador "le cree"
    a las ideas tras lo concreto: el
    pago de su sueldo.

    El esfuerzo debe estar no tanto en declarar valores sino
    en transmitirlos prácticamente mediante los pocos medios
    organizacionales que ningún trabajador cuestiona. Y la
    compensación ocupa un lugar privilegiado entre
    ellos.

    Así planteado, la compensación debe ser
    materia de
    delicada reflexión, planificación y dirección, adquiriendo un sentido
    estratégico en cuanto la organización debe
    mostrarle a sus empleados qué quiere lograr y cómo
    contribuyen ellos a alcanzar las metas globales. Este
    planteamiento contradice la creencia de algunas personas sobre el
    poder
    motivador intrínseco del dinero y la
    idea ampliamente difundida por Herzberg, quien posicionó
    la remuneración como un factor higiénico y un piso
    no motivante del desempeño laboral
    (Rodríguez, 2001).

    Resulta interesante constatar que la compensación
    tiene ambos caracteres: ligado a las satisfacción de las
    necesidades básicas no es motivante y, sobre ese punto
    individual de corte, moviliza la motivación
    hacia desempeños superiores que buscan el logro y el
    reconocimiento. Existe una parte muy motivante de la
    compensación y es relevante dejarlo establecido pues,
    además de ser coherente con lo que las personas que
    trabajan sienten, desmitifica el concepto ampliamente
    generalizado que el dinero no
    motiva (Gross, 1995).

    Esta relación entre metas de la
    organización y motivación y desempeño de las
    personas, unidas mediante las compensaciones, es la
    función de alineamiento estratégico. Si a las
    personas se les paga por aumento de producción, por ahorro de
    costos, por
    cumplimiento de metas de venta, presupuestos o
    plazos, entenderán claramente cómo deben ajustar su
    desempeño a la expectativa de la empresa y se
    reducirán las disonancias entre discurso y práctica
    de trabajo. El trabajador sabe lo que tiene que hacer y
    será tarea de las organizaciones efectuar una
    gestión profesional de compensaciones para administrar las
    competencias
    de las personas, mostrándoles en lo práctico,
    qué metas se valoran.

    A la base de lo anterior, está la dependencia del
    logro de las metas organizacionales respecto del desempeño
    de los trabajadores. Son finalmente éstos quienes lograr o
    no los resultados buscados, lo que erige a las personas como el
    activo de mayor impacto en las empresas. Como plantean
    Ridderstrale y Nordstrom (2000) es el talento lo que mueve al
    capital, por
    lo que mientras antes las organizaciones traduzcan esta idea en
    sistemas de
    compensación que alineen los desempeños y
    competencias de las personas con las metas de la
    organización, mejores resultados
    alcanzarán.

    Equidad interna.

    Otra función de las compensaciones es pagar
    según el impacto de cada cargo en los resultados del
    negocio. Para ello es necesario evaluar dicho impacto mediante
    técnicas de evaluación
    de cargos que garanticen una mirada ecuánime y
    sistemática a todos los cargos de la organización.
    Lo equitativo está en que se usa el mismo conjunto de
    variables y
    las mismas unidades de medida para ponderar la importancia
    relativa de todos los cargos. La equidad está en ello y
    no, como creen algunas personas, en que los resultados de la
    evaluación sean homogéneos.

    Se busca evaluar con la mayor objetividad, en
    función de las responsabilidades de cada cargo, el efecto
    de éstas sobre las metas organizacionales. Para ello
    existen variados sistemas de evaluación de cargos, siendo
    a nuestro juicio los sistemas cuantitativos en general y el
    sistema desarrollado por Edward Hay y Dale Purves en particular
    (Henderson, 1985), los que garantizan una medida confiable de la
    equidad interna.

    El nivel de remuneración satisface varios
    objetivos, y
    uno de ellos es pagar al inicio una remuneración
    proporcional a lo que se espera aporte una persona desde un cargo
    en particular.

    Dado que la remuneración total es la sumatoria
    de pago por el cargo y pago por resultados
    , la equidad
    interna asociada al cargo es un criterio central al momento de
    contratación de una persona, pues, ya que se desconoce su
    desempeño real, se le paga según el valor de
    sueldo asignado al cargo. Por lo mismo, la equidad es
    determinante en las rentas de ingreso de una persona. No es
    posible hacer una mirada de "sueldos iguales a cargos iguales"
    con el paso de los años pues las rentas se
    diferenciarán naturalemente según el mejor o peor
    resultado alcanzado por cada trabajador. El crecimiento de las
    remuneraciones se asocia a los méritos propios.

    Competitividad externa.

    Las compensaciones deben permitir la contratación
    y mantención del personal que la organización
    requiera. Para ello es necesario mirar al mercado y
    establecer en qué nivel de remuneración se busca
    posicionarse. Si no se paga lo que el mercado comparativo paga o
    no se administran dinámicamente las compensaciones para
    ajustarse a los aumentos de demanda del
    mercado de trabajo, la probabilidad de
    no encontrar los talentos necesitados, de rotación
    lamentada y de daño a la eficiencia
    organizacional es alta.

    Es práctica habitual en las empresas contar con
    encuestas del
    mercado de remuneraciones, para testear permanentemente su
    posicionamiento relativo. Esta práctica es
    positiva, en la medida que se comprenda que la
    remuneración debe satisfacer no sólo el criterio de
    competitividad
    externa, sino que al mismo tiempo debe
    asegurar equidad interna.

    En otras palabras, puede ocurrir que por factores de
    estacionalidad, por expansiones de cierto tipo de industrias o por
    escasez de oferta de
    algún tipo de profesional o técnico, el mercado
    aumente las remuneraciones para un cargo. Si la empresa decide
    contratar en ese momento a tal profesional y sólo se rige
    por el criterio de competitividad, le pagará el valor de
    mercado que estime pertinente. Si dentro de la empresa existe una
    persona en el mismo cargo pero que fue incorporado en un momento
    que el mercado pagaba menos renta, se asienta una inequidad
    interna y la empresa tiene un problema latente.

    Este ejemplo muestra que la
    remuneración siempre debe ser el resultado de la
    combinación de los criterios de equidad interna y
    competitividad externa, lo que destaca el error generalizado de
    muchos profesionales que creen que sólo se debe pagar por
    mercado.

    Existen matices a lo anterior para las estrategias de
    retención de ejecutivos claves, que se comportan de un
    modo diferente ya que el criterio de comparación suele no
    ser el mercado, sino lo que llamamos compensación
    emocional, es decir, si me considero un ejecutivo clave para la
    empresa, espero que me recompensen "como me merezco" y la
    organización me trate como alguien especialmente
    importante. En otras palabras, en estas situaciones de
    excepción los criteros para determinar la
    compensación son subjetivos, individuales y con acento en
    aquellos aspectos que cada ejecutivo valora. Este interesante
    tema lo abordaremos en otro artículo.

    Dirección del desempeño.

    Relacionado a la función de alineamiento
    estratégico, el diseño
    de las compensaciones debe garantizar que el desempeño de
    las personas se oriente a lo que la empresa espera. Esto le
    atribuye un carácter
    individual y de particularidad a las compensaciones, pues deben
    considerar el tipo de trabajo de la persona, los resultados que
    se esperan de su cargo y cómo recompensarle por los logros
    demostrados, tanto a nivel de remuneración como de
    recompensas no pecuniarias.

    El desempeño de las personas se concibe como el
    activo más relevante que debe administrar la jefatura, y
    debe establecer los reconocimientos y correcciones contingentes
    ante las desviaciones respecto del desempeño esperado.
    Esta idea de performance management es novedosa respecto
    de la práctica generalizada de evaluación
    del desempeño anual. Aquí se cotidianiza la
    dirección del desempeño, la que si bien tiene
    impacto final en la definición de niveles de
    remuneración, se posiciona como una estrategia de
    dirección hacia los mejoramientos del desempeño y a
    la práctica del coaching como
    soporte y apoyo a las personas (Chingos, 1997).

    Para muchas empresas el desempeño es uno de los
    criterios principales para efectuar aumentos de renta fija
    mediante matrices de
    mérito, no obstante cada día más el
    desempeño asociado a compensación se traduce en
    indicadores
    medibles del mismo y al pago de incentivos
    variables. Tal como comentan Becker, Huselid y Ulrich (2001),
    existen esfuerzos sistemáticos para objetivar indicadores
    medibles de recursos humanos, materias tradicionalmente
    difíciles de medir, que en el tiempo se espera sustituyan
    las evaluaciones subjetivas de desempeño y sus efectos
    poco estimulantes sobre la motivación de las personas, lo
    que va en dirección opuesta al direccionamiento del
    desempeño hacia las metas y necesidades
    organizacionales.

    Queda claro que el desempeño está dando
    origen a dos estrategias con fines diferentes y complementarios:
    por un lado se busca objetivar el desempeño en indicadores
    medibles para definir sistemas de incentivo variables asociados a
    resultados y, por otro, se busca establecer un sistema de
    relación supervisor-supervisado anclado en el mejoramiento
    de las competencias personales del trabajador. Es necesario que
    quienes dirigan organizaciones, en general, y los profesionales
    de recursos humanos, en particular, efectúen esta
    distinción pues permite un decidir organizacional que
    incluya la consideración de los resultados, del
    mejoramiento de las competencias, y de la empleabilidad de las
    personas.

    Resumiendo las funciones de las compensaciones, cada
    organización debe responderse preguntas claves para
    conocer cuán eficientemente está dirigiendo el
    tema, a saber:

    ¿Cómo alinea la estructura de
    compensación con los valores y
    la estrategia de negocio?

    ¿Cómo atrae y mantiene al personal
    adecuado?.

    ¿La compensación esta orientada a la
    equidad interna, a la competitividad externa o a
    ambos?.

    ¿Existe una asociación clara entre
    remuneración y medición de resultados?.

    ¿Cómo estimula al personal para
    desarrollar nuevas competencias?.

    ¿Cómo relaciona la remuneración con
    las actividades que aportan valor agregado?.

    Modelo de
    Gestión de Compensaciones

    Queda claro que la forma de diseñar y dirigir las
    compensaciones debe satisfacer los objetivos de alineamiento
    estratégico, equidad interna, competitividad externa y
    dirección del desempeño. Esto, ligado a las
    funciones generales de la administración de recursos humanos, a saber
    la obtención, mantención, desarrollo y
    desvinculación de personas, genera las técnicas y
    herramientas específicas que dan cuenta de estas ideas en
    la práctica.

    A continuación presentamos el modelo de
    gestión de compensaciones que hemos creado en nuestras
    asesorías a empresas y que dan buena cuenta de los
    requerimientos reales de las organizaciones a los profesionales
    de recursos humanos y cómo resolverlos.

    Modelo de gestión de compensaciones.

      No es materia de este artículo
    examinar en detalle la conceptualización, metodología y efectos prácticos de
    las técnicas de compensación antes mencionadas,
    sino sólo mostrar al lector la amplitud y complejidad de
    un tema altamente significativo.

    Cabe ahora preguntarse, cuáles son las ventajas
    diferenciadoras que pueden aportar los psicólogos
    organizacionales como gestores de compensación, respecto
    de otros profesionales de recursos humanos. ¿O ser
    psicólogo es indiferente para la
    administración de las compensaciones?.

    Aportes del
    psicólogo organizacional como gestor de
    compensaciones.

    Existe una estrecha relación entre
    psicología y compensación al ser esta última
    una de las formas predilectas que las organizaciones usan o deben
    usar para valorar el aporte de sus trabajadores: la
    retribución por su trabajo. Es necesario comprender las
    compensaciones y sus efectos emocionales y motivacionales en las
    personas como antecedente causal del fomento de desempeños
    laborales alineados con las metas organizacionales y la
    satisfacción de las personas.

    Al respecto es interesante invitar a una
    reflexión para relacionar el desarrollo de las teorías
    motivacionales de Maslow,
    Herzberg, Mc Gregor y Vroom con los efectos que tienen las
    compensaciones. Sin duda, es la teoría
    motivacional de Herzberg la que explica de mejor manera las
    aplicaciones organizacionales de la motivación, y permite
    visualizar los factores higiénicos y motivadores del
    trabajo, con la excepción conceptual que antes comentamos
    respecto que la compensación tiene un doble sentido:
    higiénico como satisfactor de necesidades básicas y
    motivante en relación al logro de metas y el
    reconocimiento asociado a ello.

    En este contexto, los aportes de los psicólogos
    son a nuestro juicio los siguientes:

    Administrar las compensaciones como una de las
    principales herramientas de asignación de sentido al
    trabajo. Como plantea Hopenhayn (2001) es fundamental para la
    identidad
    personal el asignar un sentido significante al trabajo propio, lo
    que se torna particularmente importante en una sociedad donde
    el trabajo se
    constituye en la principal forma de relación con el
    mundo.

    Relacionar las compensaciones personales con el sentido
    estratégico y la finalidad de una organización
    permite a las personas sentirse parte de la misma, comprender
    qué valor le asigna la empresa a su contribución,
    sentirse valorado e importante como persona que aporta, y
    reencuadrar la motivación personal en relación a la
    organización.

    De este modo se permite el desarrollo de motivaciones
    personales intrínsecas, que son las que dan cuenta de
    desempeños sobresalientes y sostenidos. Esta idea
    está lejana a la creencia del dinero como motivador
    extrínseco o, como coloquialmente se comenta, para que la
    gente trabaje es necesario "tenerles una zanahoria". Las
    estrategias extrínsecas logran resultados de corto plazo y
    sus efectos se extinguen en cuanto "la zanahoria" deja de ser
    estimulante.

    Por lo mismo, la consolidación de la profunda
    relación entre las compensaciones como expresión
    del sentido y valores de la organización y el sentido del
    trabajo individual, permitirá el desarrollo de
    motivaciones individuales intrínsecas, sólidas y
    poco permeables a las condiciones externas. Es abonar el terreno
    del sentido vital personal como mantenedor del desempeño
    laboral (Fernández, 2001).

    El proceso de atribución de sentido al trabajo
    propio responde a contenidos y temáticas individuales, por
    lo que el esfuerzo organizacional no está en pautear los
    contenidos de la motivación individual sino en establecer
    la importancia que para la empresa tiene la contribución
    de cada persona al sentido de finalidad de la
    organización, desde las responsabilidades de su
    cargo.

    Naturalmente esto pone el acento también en
    cuán claras, desarrolladas y éticamente
    valóricas son las metas de algunas organizaciones, y en la
    conciencia de los
    ejecutivos sobre su resposabilidad de asignar sentido de
    finalidad al trabajo de sus colaboradores. Todos quienes
    trabajamos buscamos asignarle un sentido existencial al trabajo
    y, en la medida que ello exista, mi compromiso, calidad de
    trabajo y persistencia del desempeño serán mejores
    que si sólo me siento cumpliendo una tarea que me cuesta
    comprender qué importancia y significado tiene para la
    empresa.

    Como plantean Peters y Waterman (1984) todos queremos
    ser importantes y ser reconocidos como los mejores, y esa
    necesidad emocional es motivación intrínseca de
    trabajo, no obstante la racionalidad nos muestra que ser siempre
    los mejores no es posible. Queda puesto el acento en la
    importancia de la consideración y el sentido existencial
    de las personas como necesidad psicológica que exige ser
    considerada, canalizada y administrada por las empresas, no
    sólo por los efectos altruistas de ello, sino por su
    relación directa con el logro de los resultados
    organizacionales a nivel del desempeño individual. No
    olvidemos que el talento es el que mueve al capital y no al
    revés.

    Ajustar las estrategias de compensación a los
    diseños organizacionales requeridos y las culturas
    laborales existentes.

    Flannery, Hofrichter y Platten (1997) plantean el
    concepto de compensación dinámica, estableciendo que las estrategias
    de compensación deber estar dinámicamente alineadas
    a los diferentes tipos de cultura
    laboral imperentes en una organización. Distinguen cuatro
    tipos de culturas laborales – cultura funcional, cultura de
    proceso, cultura basada en el tiempo y cultura de red – cada uno de las
    cuales es caracterizada por atributos laborales diferenciadores.
    Es diferente trabajar en una estructura funcional estable con
    alta especialización y división del trabajo como
    típicamente se observa en industrias y mineras, que
    hacerlo en una agencia de publicidad
    orientada a la maximización de la satisfacción
    contingente del cliente. O
    trabajar como científico de un laboratorio
    orientado a investigar nuevos medicamentos o como ingeniero de
    desarrollo de software. Pensar en
    situaciones y culturas laborales tan diferentes como las
    mencionadas, deja claro que a cada una de ellas se deben asociar
    estrategias de compensación diferentes y ajustadas al tipo
    de trabajo realizado.

    El rol del psicólogo es identificar los tipos de
    cultura laboral existentes en la organización y
    diseñar las estrategias de remuneraciones
    específicas que mejor fomentarán el
    desempeño alineado. A la base de esto está el
    concepto de ajuste y congruencia organizacional desarrollado por
    Lawrene y Lorsch (Rodríguez, 2001): a cada cultura laboral
    imperante corresponden algunas estrategias de
    compensación. O en otras palabras: existirán tantos
    sistemas de compensación como culturas laborales
    específicas hayan en una organización.

    Los psicólogos en nuestro rol de agentes de
    cambios organizacionales (Ulrich, 1997) debemos tener claro que
    cada vez que se efectúan ajustes al diseño
    organizacional, por nimios y pequeños que parezcan,
    tenemos la responsabilidad de examinar si los cambios
    generados ameritan un impacto en la cultura laboral que se
    traduzca en ajustes al sistema de compensación. Si ello no
    se hace ocurren incoherencias como las que hemos observado en
    algunas empresas en las que se estableció círculos
    de calidad o grupos de alto
    rendimiento en lógica de células
    organizacionales autoadministradas, y no se modificó las
    estructura de compensaciones. Se mantuvo la lógica de pago
    por funciones, cuando el foco se trasladó claramente al
    pago por resultados.

    Con lo anterior se desmitifica el concepto que las
    formas y estructuras de
    compensación se desarrollan sólo una vez y luego se
    mantienen. Es una necesidad organizacional ajustarlas
    dinámicamente de acuerdo a las necesidades de crecimiento
    de las empresas y al cambio de las culturas de trabajo
    imperantes.

    3. Examinar nuevas formas de compensación
    orientadas a estimular la motivación personal de los
    empleados y su transferencia hacia buenos desempeños
    laborales.

    En la misma línea de implementar estrategias de
    compensación dinámica, vemos una necesidad
    progresiva en las empresas de identificar cuáles son las
    motivaciones y las fuentes de
    valoración de las personas, pues psicológicamente
    éstas esperan que se les recompense con los medios
    más valorados a nivel personal.

    Si bien está situación se volvería
    difícil de administrar si se aplicase a todos los
    trabajadores, su implementación progresiva se hace con las
    personas consideradas claves dentro de una empresa,
    entendiendo por éstas a quienes demuestran competencias
    que garanticen del mejor modo posible la sustentabilidad de los
    factores de éxito
    de una organización en el largo plazo. Ello tiende a estar
    asociado a cargos de nivel gerencial donde el manejo de la
    incertidumbre y las decisiones de negocios
    acertadas en un escenario altamente cambiante son activos
    imprescindibles.

    Ello se asocia al cambio de los focos de la identidad
    laboral que observó Abarzúa (1994) y que dan cuenta
    que el compromiso de las personas ya no es con una empresa, una
    profesión, o un un grupo etario:
    es consigo mismo. Las personas estarán donde ellas estimen
    que necesitan estar como una forma de apropiarse de la
    dirección de su carrera personal en función del
    ideal del yo laboral.

    En otras palabras, las organizaciones deberán
    identificar y entregar las condiciones para el desarrollo de la
    carrera personal, y ser hábiles en retener a los
    más talentosos. El concepto de empleabilidad da cuenta de
    este fenómeno desde la perspectiva de las empresas: ya no
    es posible asegurar estabilidad de trabajo, por lo que se ofrece
    aumentar la capacidad de empleo de las
    personas mediante entrenamiento y
    planes de desarrollo profesional, entre otros.

    La pregunta central se mantiene: ¿qué
    motiva a las personas y cómo, mediante la
    compensación, podemos direccionar su aporte y
    desempeño hacia lo que la organización necesita?.
    Es tarea de los psicólogos investigar en sus
    organizaciones para dar respuestas culturalmente contingentes y
    significativas a estas preguntas.

    4. Aseguar equidad en las decisiones de
    compensaciones. Si bien la aplicación de las
    técnicas de evaluación de cargos y de diseño
    de estructuras de remuneraciones óptimas aseguran el pago
    de la compensación basada en la equidad interna y en la
    competitividad externa, no son pocas las ocasiones en que hemos
    estado enfrentados a la tentación de algunos ejecutivos de
    cambiar arbitrariamente la categorización de un cargo para
    pagar mejor remuneración a una persona
    específica.

    Como normalmente quien hace dichos cambios tiene mayor
    poder organizacional que el ejecutivo de recursos humanos, se
    está en el dilema de dejarlo pasar y evitarse problemas, o
    de mostrar que en el largo plazo ello generará
    dificultades mayores de administración por la inequidad
    que se incuba.

    Al respecto, un aporte importante de los
    psicólogos es mostrar los efectos de la inequidad salarial
    y su relación con las relaciones sindicales, y generar la
    distinción que es posible subir un sueldo sin alterar las
    bases equitativas de la estructura de remuneraciones. Ya
    comentamos que la compensación está compuesta de
    pago al cargo y pago por resultados, por lo que los aumentos de
    renta por contribuciones sobresalientes deben hacerse
    estableciendo políticas de crecimiento remunerativo dentro
    de la banda salarial del cargo, sin alterar la estructura de
    cargos construida técnicamente como garante de la equidad
    interna.

    Todos quienes trabajamos en organizaciones sabemos que
    los trabajadores comparan permanentemente sus remuneraciones y
    dedican tiempo a analizar cómo y qué se paga. En
    lenguaje
    común se habla frecuentemente de injusticias, criterios
    ocultos de administración de remuneraciones, poca
    consideración al trabajo de las personas y, en un
    léxico más bien sindical, menoscabo a la dignidad
    personal.

    Guste o no, ello es parte de la realidad laboral, por lo
    que la empresa responsable debe asumir estos hechos y establecer
    sistemas claros y equitativos de administración. Y la
    gestión profesional de compensaciones descrita asegura
    transparencia, equidad y establece un piso claro de relaciones
    laborales.

    Comunicar abiertamente los criterios de diseño y
    decisión de compensaciones: es una duda permanente en las
    organizaciones si comunicar o no cómo se paga. Nuestra
    experiencia indica que la gran mayoría de las empresas no
    comunica cómo está estructurado el sistema de
    compensaciones pues se tiene conciencia de los errores,
    inequidades y discrecionalidades con que se administra las
    remuneraciones. Por otro lado, y a pesar de esta conciencia, no
    se tiene la voluntad de establecer sistemas técnicamente
    eficientes y claros por la fantasía habitual que ello
    generará mayores costos de personal o una mayor
    presión sindical sobre las remuneraciones. No se detecta
    que un sistema profesional de compensaciones permite administrar
    el crecimiento normal de las remuneraciones y se pierden las
    oportunidades de alineamiento estratégico y de
    direccionamiento del desempeño de los
    emplealdos.

    Aquellas organizaciones que han implementado sistemas
    profesionales de compensación conocen los efectos
    positivos de informar abiertamente cómo se
    diseñó los sistemas de remuneraciones y de
    incentivo variable, y cuáles son las políticas de
    compensaciones.

    Dichos efectos son la reducción las disonancias
    producidas por la inconsistencia entre lo declarado por la
    organización y lo implementado en la práctica, la
    demostración de respeto por los
    trabajadores mediante la transparencia del sistema de
    compensación como una condición necesaria para un
    clima de
    relaciones laborales favorables, y el fortalecimiento del
    liderazgo y la credibilidad organizacional al saber que las
    compensaciones se están administrando claramente. Los
    trabajadores podrán discrepar de los criterios y
    políticas establecidas por la organización, pero no
    cuestionarán las intenciones de los ejecutivos, que en una
    lógica confrontacional siempre se suponen ocultas, oscuras
    y orientadas a perjudicar a los trabajadores.

    Desafíos
    presentes.

    Lo descrito implica atractivos desafíos para los
    psicólogos organizacionales chilenos, que les invitamos a
    asumir con energía para ser una aporte a sus
    organizaciones, dar una respuesta coherente a los trabajadores y
    afianzar el sentido existencial personal respecto de la
    contribución del trabajo propio.

    Ampliar el concepto de compensaciones y sus efectos
    sobre las personas y organizaciones: después de lo
    comentado resulta natural ajustar la perspectiva y la
    conceptualización de las compensaciones en aquellos
    colegas cuyo concepto anterior transitaba por la
    descalificación o la poca consideración al tema.
    Esperamos se estimule la reflexión respecto del aporte del
    psicólogo organizacional como agente de alineamiento entre
    las metas organizaciones y los desempeños de las
    personas.

    Ligar el trabajo propio a las metas organizacionales: la
    formación de pre-grado es rica en estrategias que
    ejecutivos de otras áreas califican de "blandas". Ello
    refleja una percepción
    respecto del aporte de los psicólogos en las empresas: se
    preocupan de cosas de segundo orden y no de lo más
    importante. No analizaremos los errores de consideración
    del aporte de los recursos humanos en otros profesionales, pues
    la modificación de esas ideas escapa a nuestro
    ámbito de acción. Lo que sí está en
    nuestras manos es relacionar el trabajo propio con las metas
    organizacionales, identificando cómo se puede contribuir
    en términos de resultados demostrables al logro
    organizacional.

    Es un imperativo salir de la parcela de recursos humanos
    para convertirse en hombres y mujeres de negocios, involucrados
    en todas las variables del negocio y del mercado. Los recursos
    económicos asignados a compensaciones son concebidos como
    costos que se debe atender y controlar. Y aquí existe una
    gran oportunidad de posicionarse como profesionales que manejan
    "datos duros"
    ligados a la marcha del negocio.

    Al respecto nos parece imprescindible posicionar la
    compensación como la primera estrategia de
    consolidación como ejecutivo de recursos humanos, pues es
    un tema validado y legitimado en los directores y gerentes de
    empresas. Esa legitimización permitirá credibilidad
    en el juicio experto y se abrirán opciones para
    implementar otras estrategias de desarrollo de recursos
    humanos.

    Asumir una formación profesional propia en el
    tema: dado que al 2002 las universidades no han tomado conciencia
    de la necesidad de incluir en sus mallas curriculares de
    pre-grado la formación en compensaciones, la
    responsabilidad por la formación en el tema es propia. Al
    respecto es importante mostrar a las universidades que sus
    cursos de
    pre-grado y magister deben brindar una sólida
    formación conceptual y práctica de compensaciones.
    Actualmente en algunos diplomas de recursos humanos se entrega
    una formación genérica de compensaciones, pero que
    no profundiza en la práctica de las técnicas de
    compensaciones. Se enseña qué se debe hacer pero no
    cómo hacerlo. Es decir, cuando el psicólogo
    enfrente, por ejemplo, la tarea que tener que calcular una
    estructura de remuneraciones, en la práctica no
    sabrá hacerlo y deberá improvisar.

    Formar a los equipos ejecutivos en que el
    psicólogo organizacional participa: en la misma
    línea, es responsabilidad del psicólogo ejecutivo
    de recursos humanos el socializar sus conocimientos de
    compensaciones con otros profesionales, pues es un tema de
    decisión permanente, de lato impacto, y con un nivel basal
    de conocimiento
    muy bajo.

    Demostrar rigurosidad técnica y
    metodológica: la habitualmente poco valorada
    formación estadística que recibimos los
    psicólogos, resulta ser un conocimiento fundamental para
    el trabajo de compensaciones. Los cálculos de
    correlación entre el comportamiento
    de los sueldos de una empresa y los del mercado, las regresiones
    polinomiales con que se determina la estructura de remuneraciones
    óptimas y el manejo matemático de indicadores
    estadísticos descriptivos, son base de la rigurosidad
    técnica y metodológica con que se enfrenta este
    tema. De hecho, en nuestra experiencia consultora con varios
    colegas es interesante constatar que para algunos es la primera
    vez que ponderan su formación estadística al ver
    una aplicación práctica de ella.

    Asentar la relación directa entre
    desempeño personal y compensación: otro
    desafío es perseverar en el pago por resultados, pues ello
    tiene profundas raíces en la psicología de la
    motivación humana y porque resulta éticamente
    razonable que quienes mejor uso hagan de sus talentos y mejor
    trabajen, más ganen. La garantía de equidad debe
    estar en los sueldos de contratación, pues de ahí
    en adelante es responsabilidad personal el crecimiento salarial
    mediante desempeños y aportes sobresalientes.

    Dar transparencia a la administración de las
    compensaciones, a la información hacia los trabajadores sobre
    las políticas y criterios de determinación de las
    compensaciones y, a la relación con las directivas
    sindicales en los temas de negociación de remuneraciones y
    beneficios.

    Las compensaciones constituyen un medio privilegiado
    para construir valores en la práctica organizacional, al
    ser uno de los vínculos más significativos entre
    persona y organización.

    Mediante una consciente gestión profesional de
    las compensaciones se pagará con equidad, siendo el
    trabajo un microescenario posible para demostrar solidaridad y
    equidad en la remuneración; se pagará por
    resultados, asentando el valor de la responsabilidad personal con
    el trabajo y el propio destino; se asociará los
    desempeños excelentes con sistemas de incentivo variable,
    valorando la participación de los trabajadores en
    línea con las metas de la organización; y se
    administrará y comunicará los criterios de
    decisión de compensación con claridad y
    transparencia, respetando el vínculo individual y
    colectivo de relación entre personas y
    trabajadores.

    Es tiempo que los psicólogos organizacionales
    reconceptualizemos nuestro rol como ejecutivos de
    compensación como, muy probablemente, el aporte capital de
    nuestro trabajo a la satisfacción de las personas y el
    logro de las metas organizacionales.

    Después de todo, no sólo estamos llamados
    a aportar nuestra visión psicológica para tratar de
    dar respuesta a preguntas y solucionar dificultades que surgen
    como consecuencia de la aplicación de políticas y
    decisiones ejecutivas de alto impacto en la práctica
    organizacional, sino que también poder aportar nuestro
    know how en la instancia misma de definición de dichas
    políticas y decisiones de alto impacto.

    Es hora de cambiar nuestro eje de acción
    organizacional desde dedicarse principalmente a solucionar
    problemas y administrar consecuencias, hacia asumir y jugar un
    rol importante en la definición de las estrategias
    organizacionales y sus factores causales, evitando así que
    muchos de esos problemas lleguen a generarse y
    convirtiéndonos en verdaderos gestores organizacionales.
    Como concluye Ulrich (1997) debemos posicionarnos como socios
    estratégicos de nuestras organizacionales y sus clientes
    internos.

    Referencias

    Abarzúa, E. (1994). Una tipología de las
    nuevas identidades en el trabajo en Chile. Revista de
    Economía y
    Trabajo, año II, Nº 4. Santiago, Chile.

    Becker, B., Huselid, M., & Ulrich, D. (2001). The
    Human Resources Scorecard. Boston: Harvard

    Business School Press.

    Chingos, P. (1997). Paying for performance. New York,
    NY: John Wiley & Sons, Inc.

    Fernández, I. (2001, Julio). Tendencias de
    compensaciones en el mercado chileno. Ponencia presentada en el
    XXVIII Congreso Interamericano de Psicología, Santiago,
    Chile.

    Flannery, T., Hofrichter, D. & Platten, P. (1997).
    Personas, desempeño y pago. Buenos Aires:
    Editorial Paidós.

    Gross, S. (1995). Compensation for teams. New York, NY:
    Amacom.

    Henderson, R. (1985). Compensation management. Reston,
    Virginia: Reston Publishing Company, Inc.

    Hopenhayn, M. (2001). Repensar el trabajo. Buenos Aires:
    Grupo Editorial Norma.

    Lawler, E. (1990). Strategic pay. San Francisco,
    California: Jossey-Bass Inc., Publishers.

    Peters, T. & Waterman, R. (1984). En busca de la
    excelencia. Colombia:
    Editorial Norma.

    Ridderstrale, J. & Nordstrom, K. (2000). Funky
    Business. New Jersey: Prentice-Hall Inc.

    Rodríguez, D. (2001). Gestión
    Organizacional. Santiago: Ediciones Universidad
    Católica de Chile.

    Ulrich, D. (1997). Recursos Humanos Champions. Buenos
    Aires: Ediciones Granica.

     

     

    Ignacio Fernández Reyes

    Ricardo Baeza Weinmann

     

    Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

    Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

    Categorias
    Newsletter