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Tendencias de compensaciones en el mercado chileno




Enviado por ignaciofernandez



    1. Resumen
    2. Tendencias de
      compensaciones
    3. Bibliografía y
      referencias

    Resumen

    Las compensaciones son descritas como una de las
    herramientas
    más efectivas para atraer y alinear a las personas con las
    metas organizacionales. El presente artículo, basado en la
    experiencia y análisis del trabajo sobre compensaciones
    aplicado a diversas empresas
    chilenas, resume las principales tendencias que se observa en el
    mercado chileno y comenta las mejores prácticas que se
    están desarrollando en nuestro país.

    Cada tendencia está descrita individualmente, por
    lo que es posible acceder a una lectura
    específica de aquellos aspectos que más interesen
    al lector. Las tendencias observadas son las
    siguientes:

    1. Evolución desde una administración tradicional a una gestión de riesgo
      compartido.
    2. Mayor manejo profesional del tema.
    3. Aplicación de sistemas
      probados de evaluación de cargos, como base de la
      equidad interna.
    4. Mejoramiento de las encuestas de
      remuneración de mercado, como eje de competitividad externa.
    5. Uso creciente de metodologías estadísticas para el diseño de estructuras
      de cargos y cálculo
      de estructuras de remuneraciones óptimas.
    6. Progresiva introducción de sistemas de renta
      variable.
    7. Diferentes políticas de posicionamiento
      de remuneraciones según nivel
      jerárquico.
    8. Crecientes estrategias de
      retención de ejecutivos y personas claves.
    9. Negociaciones colectivas decrecientes y
      reducción de remuneraciones y beneficios
      históricamente garantizados.

    Contextualización

    El estado actual
    de desarrollo de
    la mayoría de las empresas, donde progresivamente dejan de
    ser factores diferenciadores el acceso al capital, a la
    tecnología, a la información, y a los bienes de
    producción y servicios,
    parece estar mostrando algo que por obvio no se
    conceptualizó sino en los últimos años: son
    las personas el activo más relevante de una organización, quiénes generan los
    resultados o las pérdidas, y de quiénes depende en
    gran medida la sustentabilidad de una empresa.
    Actualmente, el talento mueve al capital (Ridderstrale y
    Nordstrom, 2000).

    Esta constatación se suma al hecho que la
    globalización de los negocios y su
    impacto en crecientes aumentos de competitividad, se han
    traducido en la necesidad de efectuar ajustes de costos para
    mantener un nivel de rentabilidad
    razonable, compatibilizando estos ajustes con la
    mantención de las personas que concentran el capital
    intelectual de una organización.

    Se hace necesario concordar estrategias de control de costos
    con estrategias de retención de talentos,
    exigiéndose un equilibrio
    entre los requerimientos de corto plazo y la mantención
    del negocio en el tiempo.

    Dentro de las estrategias de control de costos que
    permiten compatibilizar rentabilidad, reducción de costos,
    mantención del personal clave y
    desempeños competentes, están las estrategias de
    compensación.

    Históricamente la compensación fue vista
    sólo como una función
    administrativa de pago de remuneraciones, propia de contadores y
    cuya única exigencia era dar cumplimiento a las
    legislaciones laboral y
    tributaria.

    Incluso hoy comprobamos que existen dificultades para
    acceder a una formación profesional de compensaciones, por
    lo que ello se logra en la práctica o en estudios de
    post-grado.

    Ello se torna aún más complejo cuando son
    los profesionales de las áreas de recursos
    humanos quienes habitualmente deben tomar decisiones y dar
    las directrices sobre cómo pagar, en qué nivel, con
    qué sueldo contratar, cómo dar aumentos de sueldos,
    cómo recompensar los desempeños sobresalientes y
    cómo generar un sistema de
    incentivos.

    No obstante el desconocimiento que genera lo anterior,
    la realidad organizacional impone necesidades ineludibles y que
    se enfrentan cotidianamente: ¿cómo alinear la
    estructura de
    compensación con los valores y
    las metas del negocio?, ¿cómo atraer y mantener al
    personal adecuado?, ¿cómo pagar en forma equitativa
    y competitiva?, ¿cómo asociar claramente
    remuneración y desempeño exitoso?, ¿cómo
    estimular al personal para desarrollar nuevas competencias?, y
    ¿cómo ligar la remuneración con las
    actividades que aportan valor
    agregado? (Flannery et al, 1997).

    Subyacen a estas preguntas los 4 objetivos que
    cumplen las compensaciones y que permiten entenderla como una
    actividad profesional, y que detallamos en otro artículo
    (Fernández y Baeza, 2002). Estos objetivos son:

    • Alineamiento estratégico.
    • Equidad interna.
    • Competitividad externa.
    • Administración del
      desempeño.

    Las organizaciones
    pueden o no efectuar una gestión profesional de
    compensaciones para alcanzar los objetivos mencionados, lo que no
    elimina los efectos que ello tiene en los
    trabajadores.

    Existen efectos asociados a cómo se administren
    las remuneraciones, los que pueden gestionarse en función
    de las metas del negocio o dejarse al azar. Si ocurre esto
    último, aumenta significativamente la probabilidad de
    rotación lamentada de personal, de conflictos
    sindicales por inequidad de remuneraciones, de aumentos de costos
    de personal, y de desalineamiento entre lo que la
    organización requiere y el desempeño demostrado
    de los trabajadores.

    En Chile, antes
    de 1990, las compensaciones estaban principalmente asociadas al
    desarrollo de encuestas de remuneraciones de mercado que fueron
    usadas como el único criterio para administrar los sueldos
    y, en algunos casos, al desarrollo de bandas salariales
    según niveles de cargo, focalizándose en la
    competitividad externa de las compensaciones. A pesar que estas
    técnicas son básicas, fueron pocas
    las empresas que las usaron.

    Desde 1990 a la fecha, la gestión de
    compensaciones ha adquirido una importancia cada vez mayor. Su
    introducción fue importada desde las casas matrices de
    empresas internacionales, para luego ser incorporada a empresas
    nacionales grandes. Algunas empresas medianas están
    profesionalizando su gestión de compensaciones y en las
    pymes, donde
    mayoritariamente no existe dirección intencionada de recursos humanos,
    sólo existe trabajo administrativo asociado al
    cumplimiento legal y la liquidación y pago de
    remuneraciones.

    Tendencias de
    compensaciones

    En este contexto se pueden identificar y caracterizar
    una serie de tendencias de compensaciones, que describen la
    realidad actual y permiten pronosticar cómo se
    continuará desarrollando esta función.

    Las nueve tendencias que hemos observado en nuestro
    trabajo de compensaciones en los últimos años son
    las siguientes:

    1. Evolución desde una administración
      tradicional a una gestión de riesgo
      compartido.
    2. Mayor manejo profesional del tema.
    3. Aplicación de sistemas probados de
      evaluación de cargos, como base de la equidad
      interna.
    4. Mejoramiento de las encuestas de remuneración
      de mercado, como eje de competitividad externa.
    5. Uso creciente de metodologías
      estadísticas para el diseño de estructuras de
      cargos y cálculo de estructuras de remuneraciones
      óptimas.
    6. Progresiva introducción de sistemas de renta
      variable.
    7. Diferentes políticas de posicionamiento de
      remuneraciones según nivel
      jerárquico.
    8. Crecientes estrategias de retención de
      ejecutivos y personas claves.
    9. Negociaciones colectivas decrecientes y
      reducción de remuneraciones y beneficios
      históricamente garantizados.

    Tendencia 1:

    Evolución desde una administración
    tradicional

    a una gestión de riesgo compartido.

    El actual escenario de negocios está
    caracterizado por una dinámica incontrolable, por adquisiciones y
    fusiones de
    empresas como estrategias de aumento de participación de
    mercado y la consiguiente desaparición de los actores
    más pequeños, por sostenidos esfuerzos propios y de
    la competencia por
    lograr rentabilidades cada vez más difíciles de
    alcanzar con su efecto natural de disminución de los
    precios y
    márgenes de venta de productos y
    servicios, por esfuerzos sistemáticos de reducción
    de costos, y por una competencia crecientemente
    agresiva.

    Todo lo anterior es agravado por un crecimiento de la
    economía
    menor al esperado y presupuestado por las empresas, lo que se ha
    traducido en una percepción
    de crisis desde
    1998 a la fecha, y en un nivel de desempleo con
    tasas cercanas al 10%. De hecho, la composición de este
    desempleo ha golpeado mucho más fuertemente que la crisis
    de 1982 al segmento profesional y ejecutivo, lo que
    acentúa la sensación de dificultades dentro de
    quienes dirigen las empresas.

    Ello supone un riesgo empresarial alto e incertidumbre
    en los resultados de corto plazo, impidiendo predecir los
    resultados comerciales y financieros de mediano plazo, lo que no
    posibilita asegurar la estabilidad y sustentabilidad de las
    empresas y los trabajos en el largo plazo.

    Dentro de las estrategias asumidas por las empresas para
    enfrentar este escenario adverso está la reducción
    y control de costos fijos, y los costos de personal son una
    porción relevante de los gastos
    operacionales. Constatar la necesidad de reducir los costos de
    personal no determina la estrategia a
    seguir para hacerlo. De hecho, la estrategia más simple y
    de corto plazo implementada por muchas empresas ha sido despedir
    personal, por su impacto inmediato en los resultados.

    No obstante, otras compañías han
    visualizado la necesidad de proteger la inversión que han hecho en la selección
    y entrenamiento del
    personal con sus efectos de aprendizaje y
    capital intelectual desarrollado, manteniendo al personal
    competente. Ello supone una visión de más largo
    plazo, pues retarda mostrar una mejoría en los resultados
    pero permite mantener las fortalezas internas para dar
    sustentabilidad al negocio en el tiempo. Como la presión de
    costos persiste, la estrategia desarrollada ha sido variabilizar
    la remuneración, lo que puede ser bien o mal
    concebido.

    Variabilizar la remuneración es una tarea
    difícil por cuanto los trabajadores y sus agrupaciones
    sindicales tienden a interpretarlo como una estrategia de
    la empresa
    para mantener sus utilidades a costa del personal. Cuando alguna
    empresa
    intenta instaurar renta variable con la lógica
    de ‘una parte gana y la otra pierde’, las
    probabilidades de éxito
    son mínimas y la posibilidad de conflicto
    interno aumenta. Esta es una concepción errada de la renta
    variable y tendemos a observarla en empresas cuyos ejecutivos
    tienen una visión y administración tradicional del
    aporte de los trabajadores, en el sentido de ser la "mano de
    obra", aquella parte no estratégica ni pensante que
    sólo debe trabajar.

    Otra visión es aquella que concibe la
    rentabilidad y sustentabilidad de las organizaciones como
    dependientes del trabajo de las personas. Implica una
    visión integral de la contribución de las personas
    al éxito de la empresa, lo que significa darle un alcance
    y profundidad organizacional que institucionalice la
    gestión de las personas como una de las estrategias en las
    cuales se basan los resultados.

    Como plantea la lógica descendente del balanced
    scorecard, los resultados económicos de una empresa se
    anclan en una buena gestión con los clientes, que a
    su vez es exitosa si se asienta en eficientes procesos
    internos de trabajo, que a su vez dependen de personas
    competentes y tecnología adecuada. En palabras
    ascendentes, son las personas las que desarrollan procesos
    eficentes que permiten una gestión comercial que asegure
    buenos resultados financieros (Kaplan y Norton, 2000).

    Por lo mismo, variabilizar la remuneración no es
    en primera instancia un asunto de estrategia empresarial, sino
    que responde a una concepción antropológica del
    aporte único e irremplazable de las personas a las
    organizaciones. Se requiere migrar desde una concepción de
    las personas como mano de obra hacia un concepto de
    éstas como contribución sustancial al logro
    organizacional, que amerita una gestión de las personas
    (Fernández, 2001). Ello implica cimentar estrategias ganar
    – ganar, basadas en la marcha realista de la organización,
    y en la necesidad de compartir éxitos y pérdidas de
    resultados. Conceptualmente se requiere una alianza empresa –
    trabajadores desde el aporte del trabajo propio, en un enfoque de
    gestión colaborativa y participativa (Estévez,
    2001).

    A su vez, es necesario el desarrollo de una conciencia
    ejecutiva creciente en el comprender que la remuneración
    determina comportamientos y que la
    administración profesional de compensaciones es una de
    las herramientas más poderosas para alinear el
    desempeño de las personas con las metas organizacionales
    (Fernández y Baeza, 2002).

    Hoy se observa una creciente gestión de riesgo
    compartido, donde la incertidumbre que viven las empresas sea
    asumido tanto por éstas como por sus empleados. El
    concepto de una empresa que asegura trabajo y remuneración
    independientemente de sus resultados está dando paso a un
    escenario donde se asocia la compensación individual a la
    marcha de la compañía (Mc Adams, 1996). Ello
    significa un riesgo compartido en dos sentidos: compartir las
    ganancias, con un piso de rentabilidad para la empresa, y
    compartir las pérdidas, con un piso de renta fija para los
    empleados.

    La gestión de riesgo compartido implica fuertes
    desafíos para los ejecutivos de las empresas, sus
    trabajadores y para las relaciones
    laborales, por cuanto implica construir acuerdos y
    fórmulas de renta e incentivos variables
    estables y claros, cuyos procedimientos de
    aplicación y cálculo sean sencillos para los
    empleados, y fácilmente administrables para las empresas.
    Estos acuerdos se construyen basados en la confianza y
    credibilidad de estrategias ganar – ganar, despejando los
    fantasmas de acuerdos efímeros de conveniencia
    cortoplacista e imponiendo un desafío de cambio a los
    criterios de discrecionalidad ejecutiva.

    Lo que está en juego es la
    coherencia entre los discursos
    organizacionales sobre el nuevo rol de los recursos humanos y las
    prácticas de gestión cotidiana (Fernández,
    2002), la credibilidad de largo plazo, y la construcción de una cultura
    corporativa sólida, que en recientes investigaciones
    ha sido descrita como uno de los factores diferenciadores
    fundamentales entre las buenas empresas y las empresas
    sobresalientes en sus resultados de largo plazo (Collins,
    2001).

    Tendencia 2:

    Mayor manejo profesional del tema

    Si bien en Chile la agenda de recursos humanos
    aún es incipiente, sobre todo en pequeñas y
    medianas empresas, existe una tendencia creciente de
    profesionalización en la gestión de recursos
    humanos de varias organizaciones, concentrándose su
    accionar en empresas privadas grandes y medianas, y en algunas
    instituciones
    estatales (Acuña, 2002; Raineri, 2002).

    Esta tendencia también se replica en la
    gestión de compensaciones, constatándose que en
    variadas empresas ha crecido la conciencia de la importancia de
    las compensaciones como una de las estrategias principales para
    alinear el trabajo de
    las personas con las metas del negocio.

    Típicamente son empresas de más de 300
    trabajadores con estructuras organizacionales combinadas (por
    ejemplo, estructuras funcionales y áreas de staff;
    áreas funcionales, por negocio, producto o
    canal de distribución, y holding; staff funcional y
    áreas organizadas por procesos, entre otras) y un alto
    número de cargos diferentes, que inicialmente abordan el
    tema como una forma de reducir los problemas
    generados por:

    remuneraciones muy diferentes a cargos de responsabilidad similar y la percepción
    interna de inequidades salariales,

    por la presión de aumentos salariales,
    y

    por las necesidades de definir sueldos de
    contratación, estructurar sistemas para asociar evaluación
    del desempeño a aumentos de renta, y de administrar
    racionalmente los aumentos de remuneraciones.

    En estas organizaciones se ha evolucionado desde el pago
    tradicional, que normalmente sigue los criterios de la legislación
    laboral, el mercado, la estructura de costos o "lo menos
    posible", hacia una gestión profesional de las
    compensaciones. Se progresa paulatinamente desde "el acto de
    pagar", al "qué se quiere pagar", modificando el carácter
    instrumental tradicional de la compensación a un sentido
    estratégico.

    Esta evolución se observa en la
    conformación de áreas de recursos humanos
    multidisciplinarias, con altos niveles de
    profesionalización, y creciente formación
    conceptual e instrumental de compensaciones. Los temas ya
    asentados dicen relación con la necesidad de un pago que
    concilie equidad interna y competitividad externa, y el uso de
    herramientas profesionales de compensación, que
    describiremos más adelante.

    Se observa que algunas pocas empresas ya cuentan con
    diseños organizacionales en que existen gerencias,
    subgerencias o departamentos de compensaciones, lo que es reflejo
    de esta tendencia de consolidación y legitimación
    del tema.

    También es interesante destacar la visión
    del sentido moral de la
    compensación
    que comentan algunos ejecutivos, quienes
    consideran que mediante una gestión profesional de las
    compensaciones se vinculan valores
    organizacionales con el trabajo concreto de
    las personas (Burr, 1993). Así, el diseño del
    sistema de compensación debe ajustarse a dichos valores,
    que en general tienen que ver con pago equitativo y justo a
    responsabilidades iniciales similares, pago por resultados
    responsables, pago por desempeños excelentes y de calidad, y pago
    por metas grupales, anclando la colaboración y el trabajo en equipo
    como valores organizacionales.

    Tendencia 3:

    Aplicación de sistemas probados de
    evaluación de cargos,

    como base de la equidad interna.

    Existe una marcada tendencia en la conciencia creciente
    de asociar remuneración con la contribución de cada
    cargo a los resultados de una empresa. Ello tiene su contraparte
    en la constatación que muchas decisiones salariales
    sólo se basan en la comparación con las
    remuneraciones de mercado, lo que si bien permite mantener
    competitividad externa, también puede establecer
    inequidades de remuneración por factores
    estacionales.

    Por ejemplo, si se contrató un Contador General
    en 1996, el sueldo de mercado fue mayor al actual, por las
    condiciones de pleno empleo y las
    consiguientes mayores remuneraciones. Si se contrata a ese mismo
    contador en el 2002, el sueldo será menor y se
    instalará una inequidad interna y un potencial de
    problemas al tener sueldos diferentes de contratación en
    el mismo cargo. Este es el riesgo de pagar considerando
    sólo el criterio del mercado.

    Se desprende que la remuneración óptima es
    una correlación entre la importancia relativa de cada
    cargo en relación a los resultados organizacionales
    (equidad interna) y los niveles de remuneración del
    mercado comparativo (competitividad externa).

    Los sistemas de evaluación de cargos son
    múltiples, desde los cualitativos (ranking,
    comparación por pares) a los cuantitativos
    (comparación por factores, sistema de puntos),
    observándose una masificación del sistema por
    puntos creado por Edward Hay en 1952 (Rock, 1972). Este
    sistema permite evaluar todos los cargos a través de
    factores comunes (responsabilidad, resolución de
    problemas, competencias, y condiciones de trabajo) mediante
    matrices de puntos que arrojan un valor numérico asociado
    a cada cargo y que describe la ubicación relativa en la
    estructura
    organizacional.

    El mérito del sistema Hay es su aplicación
    probada y exitosa en muchas y diversas organizaciones de todo el
    mundo, y su pervivencia luego de 50 años de
    aplicación, lo que demuestra su efectividad y ajuste a la
    realidad organizacional.

    Los sistemas de evaluación de cargos son
    complejos y bien lo saben aquellas organizaciones que han
    intentado diseñar sus propios sistemas. Por lo mismo,
    existe una cierta resistencia en
    algunas empresas para emprender este trabajo pues se lo considera
    difícil e inicialmente costoso, sin observar las ventajas
    de equidad, transparencia, baja rotación lamentada,
    clima laboral
    favorable, y control de los costos de remuneraciones que se
    deducen de la aplicación de la evaluación de
    cargos. En otras palabras, se requiere de la voluntad política de la alta
    administración para legitimar el criterio de equidad
    interna como uno de los pilares de la gestión profesional
    de compensaciones.

    Una idea reciente respecto de evaluación de
    cargos plantea que ésta se debe efectuar ya no por
    factores como los determinados por Edward Hay, sino por la
    capacidad de agregación de valor de cada cargo a la
    empresa. Ello va en línea con la tendencia de valorizar la
    gestión de las organizaciones mediante el EVA (economic
    value added), lo que si bien resulta una idea interesante, debe
    plasmarse en sistemas de evaluación concretos, aplicables
    y eficaces en el tiempo, para no caer en la tentación de
    acoger posibles modas.

    Lo relevante es constatar la existencia y uso efectivo
    de técnicas de evaluación de cargos probadas en
    Chile, en las que se asienta la equidad interna de las
    compensaciones.

    Tendencia 4:

    Mejoramiento de las encuestas de remuneración de
    mercado,

    como eje de competitividad externa.

    Cualquier análisis de las compensaciones exige
    contar con información de mercado, para determinar el
    grado de competitividad y posicionamiento de las remuneraciones
    de cada organización.

    Las encuestas de remuneraciones disponibles en Chile son
    provistas por empresas auditoras internacionales y por algunas
    consultoras locales, quienes han introducido mejoramientos en la
    confiabilidad de la información, el tamaño de la
    muestra de
    empresas y cargos, la inclusión del efecto de la renta
    variable sobre la compensación total, la
    presentación de resultados según mercados
    específicos, y mejores análisis de la estructura de
    compensaciones.

    No obstante estos mejoramientos, existen desafíos
    a la calidad de las encuestas de remuneración. Son los
    siguientes:

    Perfeccionar la confiabilidad de la información:
    es un comentario generalizado dentro de los ejecutivos usuarios
    de encuestas de remuneraciones, que la información
    podrá ser real en cargos medios y
    administrativos, pero no así a nivel ejecutivo.
    Desafortunadamente, son pocas las empresas que entregan
    información completa respecto del nivel de
    remuneración ejecutiva y, sobre todo, de los incentivos
    variables y beneficios. Ello impide su uso confiable y
    válido en el segmento ejecutivo, donde por necesidad se
    han desarrollado otras estrategias de comparación de
    compensaciones y de retención de ejecutivos y personas
    claves. El potencial problema sigue siendo cuán
    confidencial es el uso que hacen las consultoras de la
    información entregada, por lo que ante la duda, las
    empresas entregan información parcial o no
    entregan.

    Generar encuestas de remuneraciones según
    evaluación de los cargos, para garantizar una
    homologación profesional de los mismos. El gran defecto de
    las encuestas actuales es que no gradúan la
    información de remuneraciones según el impacto y
    peso de cada cargo dentro de su propia empresa. Por lo mismo,
    junto al levantamiento de la información de
    remuneraciones, se deben desarrollar metodologías
    rápidas de evaluación de los cargos encuestados, lo
    que, si bien requiere un gran trabajo inicial, permitirá
    efectuar una homologación profesional de cargos, y no como
    se hace actualmente, que es por aproximación, con alto
    grado de error al basarse en responsabilidades genéricas
    de los cargos, y sin evaluar la magnitud del impacto de las
    responsabilidades de cada cargo en los resultados
    económicos de las organizaciones.

    Valorizar beneficios: si bien existen informes de
    beneficios, ellos son resúmenes de frecuencia estadística de presencia o ausencia de los
    mismos, y no valorizan en dinero los
    beneficios existentes o el porcentaje respecto de la
    remuneración bruta total anual. Si bien requiere trabajo
    pues exige hacer valorizaciones específicas según
    cargos, es una necesidad contar con el costo total de
    beneficios.

    Efectuar una mirada de compensación total: unido
    a lo anterior, las encuestas de remuneraciones deben entregar el
    costo total de compensaciones para cada cargo, pues es el
    criterio que usan las empresas para hacer sus presupuestos y
    manejar sus costos de personal. Se debe determinar con claridad
    el costo bruto anual de la remuneración fija garantizada,
    de la renta e incentivos variables, y de los beneficios.
    Sólo así se podrá tener una mirada de
    compensación total efectiva.

    Perfeccionar los análisis estructurales de
    compensaciones: las encuestas actuales ponen alto énfasis
    en el costo de la compensación, por sobre los conceptos y
    distribución de la compensación (qué pagar).
    Se requiere especificar cómo está compuesta la
    estructura total de compensaciones, detallando los porcentajes de
    renta fija, variable y beneficios, y abriendo cada una de estas
    variables en los haberes e ítemes de pago que las
    componen.

    Tendencia 5

    Uso creciente de metodologías estadísticas
    para el diseño de

    estructuras de cargos y cálculo de estructuras de
    remuneraciones óptimas

    El rigor metodológico y el uso de la estadística
    descriptiva e inferencial como herramienta de diseño
    de estructuras de cargos y remuneraciones, posicionan la
    gestión de compensaciones como una de las estrategias
    más confiables, de manejo cuantitativo y directamente
    relacionadas con las metas de las empresas, desde la cual el
    área de recursos humanos contribuye al éxito del
    logro organizacional.

    Las aplicaciones metodológicas en el
    ámbito de compensaciones son las siguientes:

    Encuestas de remuneraciones para mercados general y
    específicos.

    Análisis de posicionamiento de las
    remuneraciones. Los análisis más frecuentes son el
    posicionamiento total de la compañía, por
    categorías de cargo, por agrupaciones de cargos
    (ejecutivos, supervisores, profesionales y técnicos, y
    administrativos y operarios), por áreas funcionales, y el
    análisis de correlación y equidad entre el comportamiento
    de las remuneraciones internas y las del mercado
    comparativo.

    Determinación del número de
    categorías de una estructura de cargos: una vez que se
    efectuó la evaluación de cargos, es necesario
    construir las categorías de la estructura de cargos. Para
    ello se usa el concepto de incremento mínimo perceptible,
    que establece que el diferencial perceptual entre un objeto y
    otro para que sea identificable, debe ser de al menos un 15%. Por
    lo tanto, técnicamente la estructura de cargos
    tendrá tantas categorías como intervalos de 15%
    existan entre el valor máximo y el mínimo de la
    evaluación de cargos.

    Se asume el ‘pago por categoría de
    cargos’, en que se establece una misma banda salarial para
    un grupo de
    cargos con responsabilidades similares. Si bien ésta es la
    práctica generalizada, algunas empresas efectúan
    ‘pago por cargo’, en que según la
    fórmula de regresión y el puntaje específico
    de evaluación del cargo, se determina la
    remuneración óptima para dicho cargo.

    Regresión estadística como base del
    cálculo de la estructura interna de remuneraciones
    óptimas. Dado que existen 2 variables numéricas
    intervalares – puntos de evaluación de cargos y
    remuneración de mercado -, el cálculo de la
    remuneración óptima se determina correlacionando
    ambas variables. Por simplicidad, algunas empresas dividen sus
    cargos en 3 ó 4 grupos y para
    cada uno de ellos calculan regresiones lineales, no obstante lo
    técnicamente apropiado es calcular una regresión
    polinomial para todo el conjunto de datos.

    Amplitud de intervalo salarial según
    políticas de recursos humanos: si bien la
    definición de la amplitud de la banda salarial depende de
    criterios de administración, la experiencia indica que lo
    más efectivo es establecer una renta de inicio o
    contratación de entre un 75 a 80% del punto medio de la
    banda, y determinar una renta máxima que sea entre un 15 a
    25% mayor que la renta real más alta pagada a un cargo de
    la categoría, pues ello garantiza flexibilidad a la
    estructura de remuneraciones y permite aumentos de
    remuneración a quienes ganan más dentro de la
    banda.

    Uso de matrices de mérito como herramienta de
    aumento de renta fija: la matriz de
    mérito permite determinar los porcentajes de aumento
    salarial, asociando dos variables: resultado de la
    evaluación del desempeño y posición de la
    renta de una persona en
    relación a la remuneración media de su banda
    salarial (por lo que indica si está sub o sobrepagado
    respecto de la remuneración interna óptima). De
    este modo, se fijan porcentajes de aumento de remuneración
    de acuerdo al costo total compañía, que se
    distribuyen asignando los mayores aumentos a quienes demuestren
    desempeño sobresaliente y mayor subpago respecto de la
    media de su banda salarial, y así decrecientemente. Ello
    permite compatibilizar desempeño, competitividad externa y
    recuperación de las inequidades salariales.

    Planes de ajuste salarial: una vez determinada la
    estructura interna de remuneraciones óptimas, las empresas
    deben determinar quienes están sub y sobrepagados, de modo
    de implementar un plan de ajuste
    salarial contingente que combine los criterios de
    desempeño, brecha de pago, y potencial de rotación
    lamentada.

    Tendencia 6:

    Progresiva introducción de sistemas de renta
    variable.

    Al inicio del artículo comentamos el contexto
    empresarial actual y las razones por las que la
    variabilización de las remuneraciones, la
    disminución de los costos fijos de personal, y la
    compensación asociada a los resultados de la empresa, se
    constituyen en imperativos de los tiempos económicos y
    laborales que vivimos.

    Por efecto de la globalización de los negocios, la
    introducción de sistemas de renta variable es una
    tendencia mundial, tal como constatamos en el 9º Congreso
    Mundial de Recursos Humanos efectuado en mayo de 2002 en México.

    Técnicamente, se concibe la renta variable
    como:

    • Un elemento motivador y direccionador del
      desempeño de las personas.
    • Una forma de compartir riesgos y
      ganancias.
    • Una estrategia de control de costos.
    • Una forma eficaz de comprometer a las personas con
      los resultados del negocio.
    • Un factor de coherencia organizacional entre el
      discurso
      ejecutivo y la práctica de trabajo.

    Introducir sistemas de renta variable requiere
    financiarlos adecuadamente, mediante mecanismos sustitutivos de
    costos actuales. Generalmente, la renta variable se financia
    con:

    Incremento de productividad y/o
    ventas: no son
    pocas las empresas que, determinando los rendimientos y tasas
    históricas de productividad o ventas, acuerdan con sus
    trabajadores un incentivo variable por los aumentos de estas
    variables por sobre el estándar histórico. Ello
    tiene el supuesto que los aumentos son dependientes de las
    personas y su desempeño, y no deben estar asociados a
    mejorías tecnológicas ni condiciones de mercado
    inmanejables para los empleados.

    Reducciones de costo operacional: en todas las empresas,
    pero con mayor relevancia en aquellas que trabajan con
    commodities y en las que el precio tiende
    a ser inelástico en la generación de mayor demanda, uno
    de los focos es la reducción de los costos operacionales.
    Para ello se determina el costo de producción de productos
    o de procesos en algún período de tiempo, y se
    acuerda con los empleados cómo se compartirá los
    ahorros generados por una mejor operación de equipos,
    materias primas, insumos y procesos. Esta modalidad de financiamiento
    del incentivo variable, al igual que el anterior, se basa en
    contar con sistemas de
    información eficientes, claros y que gocen de la
    credibilidad de las personas afectas a la renta
    variable.

    Disminución de renta fija: quizás el
    camino más difícil es lograr acuerdos en los cuales
    los trabajadores acepten una disminución de un
    pequeño porcentaje de su remuneración fija, por la
    convicción que su trabajo permitirá alcanzar
    mayores niveles de remuneración mediante el logro de las
    metas a las que se asocia el incentivo variable. Nuevamente la
    simplicidad de las fórmulas de incentivo, el acceso a
    información confiable de gestión, y la
    percepción que los mejoramientos son dependientes del
    desempeño de personas y equipos, son los factores que
    facilitan el éxito de esta estrategia.

    Sustitución de beneficios: una práctica
    comúnmente usada en las negociaciones colectivas ha sido
    sustituir beneficios de poco uso y cobertura entre los
    trabajadores, o bien beneficios no asociados al desempeño
    (por ejemplo, asignaciones de antigüedad y de
    título), por sistemas de incentivo variable. Si bien esta
    estrategia no ha sido relevante en términos de
    disminución de costos, si lo ha sido en términos de
    cultura corporativa, pues se instala en el diálogo
    laboral las ideas de compensación asociada a
    desempeño, de variabilidad de las remuneraciones, de
    meritocracia, y empleabilidad.

    Congelamiento de los aumentos de renta fija y
    asignación del presupuesto de
    aumento real anual de remuneraciones al sistema de incentivo
    variable.

    Como se deduce, la lógica del sistema de
    incentivo variable es que los desempeños y resultados por
    sobre el promedio histórico permiten alcanzar una
    remuneración significativamente mayor ("si trabajo mejor,
    gano más"), existiendo un piso de rentabilidad de la
    compañía. En otras palabras, una vez logrados
    ciertos resultados base, se comienza a pagar el incentivo
    variable.

    Los factores que son considerados como parte de las
    fórmulas de incentivo variable se determinan en
    función de la identificación de la cadena de
    valor de cada empresa, pagándose por buenos resultados
    en los factores críticos de éxito del negocio
    (Belcher, 1991). Por lo mismo, podrán existir tantos
    sistemas de incentivo como áreas o procesos claves
    haya.

    La aplicación de la renta variable está
    extendida en áreas comerciales y productivas, donde
    existen indicadores
    medibles de resultados fácilmente obtenibles, y donde
    observamos una paulatina sustitución de los sistemas de
    comisiones por venta o bonos de
    producción, a sistemas más integrales que
    incluyen cobranza efectiva, venta proporcionada de los mix de
    productos, calidad de productos, eficiencia de
    líneas de producción, tasas de rechazo o
    devolución, costos unitarios, y accidentabilidad, entre
    otros.

    Su aplicación a otras áreas de la empresa
    es factible en la medida que se disponga de sistemas de
    información que entreguen los indicadores medibles de
    gestión que son la base para calcular el monto del
    incentivo a pagar, pues la mayor traba no está en
    determinar qué variables incentivar, sino en cómo
    medirlas (Becker et al, 2001).

    En general, el incentivo variable se ha aplicado a
    equipos directivos (Sanhueza, 2002), no obstante se observa
    algunos diseños que incorporan a todos los miembros de la
    organización. Al respecto han influido negativamente
    algunos procesos de pago de rentas variables que se han tratado
    en los medios, donde se exacerban posiciones y se connota la
    renta variable como un aprovechamiento ejecutivo de prebendas
    preferenciales. Ello queda en el inconsciente colectivo con una
    tonalidad negativa, que dificulta los acuerdos de
    variabilización de las compensaciones al interior de las
    organizaciones.

    Los factores críticos de éxito a
    incentivar están a 4 niveles: corporativo, unidad de
    negocios, grupal e individual. Si bien los sistemas actuales son
    predominantemente individuales, existe el desafío de
    trabajar por sistemas de incentivo en todos los niveles
    organizacionales, como una forma de alinear el desempeño y
    contribución individual y grupal con las metas de la
    empresa (Chingos, 1997).

    En la aplicación de los sistemas de incentivo
    variable observamos resistencias a
    incentivar por el comportamiento de los factores corporativos y
    de unidades de negocios, en personas sin autoridad
    jerárquica y que no tienen posibilidad de influir con su
    trabajo en dichos resultados. Por esta razón, los sistemas
    que hemos diseñado para personas que no ocupan cargos
    decisorios y ejecutivos, son una combinación de factores
    individuales y grupales. Aún es muy incipiente en Chile la
    metodología de ‘compensación
    por equipos’, que implica no sólo nuevas formas de
    compensación sino también nuevas formas de
    organización, como los grupos semi-autógenos
    (Gross, 1995).

    Otro aspecto a considerar en el diseño del
    incentivo variable es la periodicidad de pago del mismo. Dado que
    el objetivo es
    desarrollar una motivación
    adicional a la habitual, no es recomendable pagarlo mensualmente,
    pues a corto andar se le considerará parte de la
    remuneración mensual y perderá su efecto
    incentivador. Tampoco se debe distanciar demasiado su pago, pues
    debe existir contingencia temporal entre los buenos resultados y
    la compensación, razón por la que se constata que
    el pago trimestral del incentivo, con reliquidaciones de
    remuneraciones de los 2 meses anteriores para optimizar el efecto
    tributario, es la alternativa más elegida por las
    organizaciones.

    Tendencia 7:

    Diferentes políticas de posicionamiento de
    remuneraciones

    según nivel jerárquico.

    Una constatación que no es novedosa pero que
    constituye una tendencia general, es la aplicación de
    diferentes políticas de posicionamiento de las
    remuneraciones según las responsabilidades del cargo. Se
    observa en la práctica que a nivel ejecutivo la
    mayoría de las empresas paga percentil 75 o más del
    mercado comparativo, mientras que a niveles profesionales,
    técnicos y administrativos se paga el promedio del mercado
    o menos. La política de compensaciones imperante es
    diferenciada según nivel jerárquico.

    Uno de los efectos de esta política diferenciada
    es la gran distancia entre rentas máximas y
    mínimas, alcanzando razones de 80:1, lo que si bien es
    parte de nuestra realidad, resulta escandaloso para ejecutivos
    estadounidenses y europeos que analizan las remuneraciones
    chilenas, pues están lejos de las tasas 10:1 observadas en
    países como Canadá, Inglaterra o
    Francia.

    Otro fenómeno interesante de comentar de los
    estudios de posicionamiento de remuneraciones, es la tranquilidad
    ejecutiva cuando la organización paga globalmente en
    promedio de mercado, sin profundizar el análisis al
    comportamiento de los sueldos según áreas o niveles
    jerárquicos.

    Se observa que tiende a existir inequidad en las
    remuneraciones respecto del nivel jerárquico del cargo,
    donde si bien el posicionamiento corporativo está en el
    promedio del mercado, las rentas de los cargos de menor impacto
    están subpagados, los cargos medios están en
    promedio de mercado, y los cargos ejecutivos están
    sobrepagados respecto de la propia política de
    compensación. Es importante prevenirse de potenciales
    autoengaños producto de lo anterior, para abrirse a
    diagnosticar las inequidades existentes en algunas organizaciones
    y sus potenciales consecuencias.

    Tendencia 8:

    Crecientes estrategias de retención de ejecutivos
    y personas claves

    Cada día las organizaciones y sus ejecutivos
    tienen mayor conciencia que el valor de las
    compañías es dependiente de la gestión de
    algunos directivos y personas claves (Michaels et al, 2001). Por
    ello se están aplicando estrategias para retener a estas
    personas, lo que no se guía por los criterios de una
    estructura de remuneraciones ni por factores de competitividad
    externa.

    Este fenómeno está asociado a la
    gestión del talento dentro de las empresas, pues
    se asume que son los ejecutivos y las personas claves
    quienes concentran el capital intelectual de una
    organización (Brooking, 1997). Con las estrategias de
    retención de talentos se busca asegurar su
    desempeño exitoso, su mantención en la
    organización, y el compromiso de quiénes son
    responsables de la mayor generación de valor para una
    organización.

    Los criterios de reconocimiento para estas personas
    responde a lo que llamamos compensación emocional, es
    decir, cada ejecutivo, desde su marco personal de
    valoración, requiere ser recompensado con aquello que le
    provoque mayor satisfacción psicológica. En otras
    palabras, el análisis excede largamente lo
    económico y salarial, y está en un estadio superior
    relacionado con la satisfacción personal, el sentirse
    valorado y respetado, y la calidad de
    vida. Son las estrategias de retención y desarrollo
    las que se están adaptando a los ejecutivos y personas
    claves, y no al revés.

    Resulta interesante comentar la encuesta 2000
    de Bottom Line Business (Ashby y Pell, 2001) donde se
    pidió a una muestra de personas que priorizaran los
    factores por los cuales permanecen en sus trabajos. Las 10
    razones principales fueron:

    • Desarrollo de carrera y posibilidades de
      aprendizaje.
    • Trabajo desafiante y excitante.
    • Un trabajo con sentido y la oportunidad de
      ‘hacer la diferencia’.
    • Colegas sobresalientes.
    • Ser parte de un equipo.
    • Un buen jefe.
    • Ser reconocido por un trabajo bien hecho.
    • Entretenerse con el trabajo.
    • Autonomía y sentido de control sobre el propio
      trabajo.
    • Flexibilidad en las horas de trabajo y en la
      vestimenta.

    Lo anterior es coherente con una encuesta efectuada en
    2002 por Acción Empresarial a 461 estudiantes egresados y
    postgraduados de 7 universidades chilenas (Factores que son
    prioridad al momento de elegir un lugar de trabajo, 2002, Agosto
    18), quienes estimaron que las principales cualidades de una
    empresa para atraer a nuevos profesionales son:

    • Buen clima laboral.
    • Calidad de vida.
    • Imagen de la empresa.

    Cuando se consultó sobre lo más valorado
    de la oferta de una
    empresa, la remuneración mensual competitiva fue el factor
    más mencionado.

    Es interesante constatar que, dentro de los factores
    más valorados para ser atraído y mantenido en un
    trabajo, no aparecen mencionadas las estrategias de
    compensación, lo que indicaría que a este nivel
    operan como factores higiénicos, mientras los factores de
    retención y satisfacción de las personas claves
    tienen que ver con estrategias corporativas de gestión de
    recursos humanos, donde un paquete equilibrado de
    compensación es relevante como factor de
    contratación y, en parte, como factor de
    mantención, más no como factor de
    desarrollo.

    Así definido, las estrategias de retención
    de personas claves requieren mucho más trabajo que el solo
    diseño de estrategias de compensación, e impone
    desafíos en 3 aspectos:

    Preguntarse y determinar ¿qué es lo que
    mantiene y desarrolla a las personas claves en mi
    organización?.

    Implementar buenos sistemas de gestión de
    personas como mantenedores y promotores del capital intelectual,
    en concordancia con la respuesta a la pregunta
    anterior.

    Diseñar tantos programas de
    retención y desarrollo individual como personas talentosas
    existan, focalizándose en la comprensión humana de
    lo que cada persona valora como satisfacción
    psicológica. Ello supone desafíos de diseño,
    administración, y manejo de los efectos organizacionales
    derivados de planes individuales de desarrollo y
    compensación, que contradicen la idea colectiva de
    beneficios similares a mismos niveles de cargo.

    Si bien los factores de satisfacción son
    individuales, es interesante mencionar lo que son las
    prácticas más habituales de beneficios ejecutivos y
    de personas claves, pues necesariamente ofrecen un marco de lo
    que hacen las empresas en el mercado chileno. Los beneficios
    intangibles más usuales son:

    • Auto de la empresa.
    • Membresías a clubes sociales y
      deportivos.
    • Membresía a organizaciones
      profesionales.
    • MBA y estudios de postgrado.
    • Seguros de vida.
    • Seguros de salud.
    • Opciones por acciones
      (stock options).
    • Pasantías en las casas matrices.
    • Gastos de representación con pago de tarjeta
      de crédito corporativa de uso
      personal.
    • Becas escolares.
    • Planes de pensiones.
    • Créditos de libre disposición en UF y
      sin intereses.
    • Viajes con la
      familia.
    • Celular de libre disposición.
    • Suscripciones a diarios y revistas.
    • Tiempo flexible de trabajo.

    La forma en que se otorgan los beneficios más
    significativos demuestra la tendencia al otorgamiento de los
    mismos asociados a permanencia en la organización, por lo
    que habitualmente se devengan en un periodo medio de tiempo y, si
    la persona deja la empresa, debe pagar el saldo pendiente del
    beneficio asignado (Belcher, 1991).

    Cerrando este tema, es necesario considerar que el foco
    de las estrategias de recursos humanos sobre estas personas
    claves presenta el riesgo que los que no son considerados
    talentosos o sobresalientes pueden ser progresivamente
    desconsiderados, sin ponderar adecuadamente su
    contribución al logro organizacional.

    Tendencia 9:

    Negociaciones colectivas decrecientes y reducción
    de remuneraciones y beneficios históricamente
    garantizados

    La legislación laboral, la práctica
    empresarial, los efectos secundarios del outsourcing, las
    tasas de desempleo de los últimos años, y el temor
    a perder el trabajo, han desincentivado la afiliación
    sindical, lo que se refleja en la disminución de la
    sindicalización, que bajó de 14% en 1998 a 10% en
    2000.

    No obstante se observa una mayor instrucción de
    las directivas sindicales para comprender el esquema de riesgo
    compartido, cuyos acuerdos y efectos no son necesariamente
    comprendidos por las personas sindicalizadas, los resultados de
    las negociaciones colectivas han sido discretos para los
    trabajadores, reflejados en el menor aumento de remuneraciones
    producto de negociaciones colectivas en relación al
    crecimiento real de los sueldos en Chile, en una
    disminución pequeña pero sostenida de beneficios,
    su sustitución por renta variable, y en el aumento de las
    negociaciones sin huelga.

    Se observa un cambio desde una perspectiva
    asistencialista hacia una perspectiva meritocrática, con
    primacía de los resultados y el desempeño, donde el
    rol de la empresa ya no es garantizar la estabilidad del empleo,
    sino que aumentar la capacidad de ganancia del trabajador para
    futuros empleos, en función del desarrollo de competencias
    en el trabajo actual. Se modificó la estabilidad por la
    empleabilidad, traspasando la incertidumbre de los negocios a las
    personas, y estimulando que cada una de ellas se haga responsable
    de su carrera laboral.

    Está por evaluarse los efectos de la reforma
    laboral del 2001, las posibles nuevas leyes relativas a
    la imprescindible flexibilización laboral que acoja las
    actuales prácticas de trabajo temporal, de
    subcontratación y de jornadas parciales, y la respuesta de
    las organizaciones y sindicatos
    ante el esperado mejoramiento del escenario económico, no
    obstante la disminución de los márgenes y
    rentabilidades de la mayoría de las empresas pareciera
    indicar que la tendencia a una baja sindicalización y
    disminución de la conflictividad laboral se
    mantendrá.

    Estas 9 tendencias de compensaciones reflejan parte
    importante de la realidad organizacional y de compensaciones de
    Chile al 2002, y sirven como factores de comparación y
    evaluación a todas las empresas que estén
    vislumbrando la necesidad de efectuar una gestión
    profesional de sus compensaciones, y, a aquellas que ya la han
    implementado, les permite chequear cuáles de sus
    estrategias y prácticas están bien encaminadas o
    son perfectibles.

    El nuevo rol de la gestión de recursos humanos en
    las organizaciones actuales debe caracterizarse por un enfoque
    multidisciplinario que contemple la adaptación de los
    diferentes procesos de recursos humanos a las metas y estrategias
    claves de las empresas, ocupando la gestión de
    compensaciones un lugar prioritario y fundacional, al ser
    una de las estrategias más orientadoras, efectivas y de
    impacto contingente en el alineamiento de las motivaciones,
    competencias, comportamientos y desempeño de las personas
    con las metas organizacionales.

    Santiago, agosto de 2002

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    Ignacio Fernández Reyes

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