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Semilogia (página 2)




Enviado por andresneme



Partes: 1, 2

Una lengua es un sistema, cada
elemento esta distribuido y organizado para accionar en forma
unificada. Saussure postula pensar el sistema de la lengua como
parte de la ciencia
general que estudia los signos, y que él llamó
"semiologia".
Afirmó al respecto: "La lengua es un sistema de signos que
expresan ideas, y por tanto comparable a la escritura, al
alfabeto de los sordos mudos, los ritos simbólicos, a la
forma de urbanidad, a las señas militares, etc. Solo que
es el más importante de esos sistemas. Puede por tanto
concebirse una ciencia que
estudie la vida de los signos en el seno de la sociedad;
formaría una parte de la psicología social, y,
por consiguiente, de la psicología general; la
denominaremos semiología (del griego semeion, signos)
…".

La obra de Saussure estudia principalmente el signo
lingüístico y establece una clasificación que
permite distinguir entre diversos aspectos del lenguaje. Saussure
está considerado el fundador de la lingüística
estructural y del estructuralismo. Sus análisis semióticos tienden a
desarrollarse en términos de pares opuestos: en primer
lugar, los estudios lingüísticos pueden ser
diacrónicos (históricos) o sincrónicos
(sobre un momento concreto. En
segundo lugar, el lenguaje
puede considerarse como lengua o como habla, es decir, como el conjunto
global de reglas sintácticas y semánticas de una
lengua determinada o atendiendo a sus manifestaciones
individuales. En tercer lugar, el signo consta de un significante y un
significado; la relación que existe entre ambos es
arbitraria y los dos dependen de una amplia red de diferencias. Estas
teorías
del significado influyeron no sólo en la
lingüística, sino también en la teoría
literaria, en la antropología y en el psicoanálisis.

La Sincronomía y la Diacronía:

Tiene que ver con la que se establece en relación con
el tiempo,
él llamo el estudio diacrónico y sincrónico
de la lengua.

El análisis diacrónico describe la evolución histórica de un idioma a
lo largo del tiempo, mientras que el estudio sincrónico se
detiene en analizar el estudio particular de ese idioma en una
determinada época o período temporal. Tomar en
cuenta y distinguir estos dos ejes lingüísticos
resulta esencial para estudiar la lengua ya que el valor de los
signos hay que considerarlo en función
del tiempo, es decir, se deben apreciar simultáneamente su
organización y uso en el sistema actual, o
sea lo que constituyen los hablantes en un momento dado, y
también la evolución de su estructura a lo largo de
los años y de las épocas históricas.

El carácter histórico y social de la
lengua, su inmutabilidad y su mutabilidad, se comprenden
aún mejor desde el punto de vista de la ley de la
sincronía y diacronía. Preferimos hablar de
lingüística sincrónica y de
lingüística diacrónica. Es sincrónico
todo lo que se refiere al aspecto estático de nuestra
ciencia, y diacrónico todo lo que tiene que ver con las
evoluciones.

Para Saussure la sincronía y la diacronía son
categorías que permiten abarcar el estudio de la lengua,
primero en su aspecto mas concreto como hecho social
dinámico en el que los sujetos hablantes son los
protagonistas (sincronía), y luego en las perspectivas
diacrónicas, es decir como un sistema en el cual se hayan
los esquemas estructurados formales, teóricos y estables
que dicha lengua fue sumiendo a lo largo del tiempo.

La Lengua y el Habla:

Partiendo de la constatación de que el lenguaje es "una
institución humana", pero sin ninguna relación
natural con su objeto concluye que su estudio solo es posible
mediante la observación directa de la lengua que hablan
las personas, esto es el habla. El habla es el lenguaje en
acción,
es la ejecución individual de cada hablante.

Otra cosa distinta es la lengua, es decir, la estructura, el
mecanismo, los códigos referenciales que usan los
individuos para hablar, sin los cuales no sería posible el
habla. Dice Saussure:

"Al separar la lengua del habla se separa al mismo tiempo: 1-
Lo que es social de lo que es individual; 2- Lo que es esencial
de lo que es accesorio y más o menos accidental"

"1- La lengua es un objeto bien definido en el conjunto
heterogéneo de los hechos del lenguaje. …

Es la parte social del lenguaje, exterior al individuo, que
por si solo no puede ni crearla ni modificarla; solo existe en
virtud de una especie de contrato
establecido entre los miembros de la comunidad.

2- La lengua, distinta del habla, es un objeto que se puede
estudiar separadamente. Ya no hablamos las lenguas muertas, pero
podemos asimilarnos perfectamente su organismo
lingüístico.

La lengua es, no menos que el habla, un objeto de la
naturaleza concreta, y ella constituye una gran ventaja para su
estudio".

Al introducir la noción de lengua y habla, Saussure
pretende eliminar también la ambigüedad que provoca
el uso de la palabra lengua, cada vez que esta deba concretizarse
en los actos del habla.

Todos los que hablan cierto idioma (español,
ingles, ruso o árabe) tienen en común una "lengua",
(un sistema), pero ella se manifiesta de diferentes modos en los
actos del "habla". La relación entre la lengua y las
palabras son muy complejas, todos los enunciados producidos al
hablar un idioma dejando de lado las variaciones individuales,
pueden ser descritos según un conjunto de reglas y de
relaciones con características estructurales comunes. En
síntesis, la lengua es la estructura y
armazón del sistema de un idioma, mientras que la
práctica delos hablantes es efectivamente el habla.

El signo es un compuesto de Significante y
Significado.

¿Qué es un Signo? El signo es una
"díada", es decir, un compuesto de dos elementos
íntimamente conexos entre sí: la
representación sensorial de algo (el significante) y su
concepto (el
significado), ambas cosas asociadas en nuestra mente: "un signo
lingüístico… une un concepto con la imagen
acústica (…), es por tanto una entidad psíquica
de dos caras"

Saussure cita el ejemplo de la palabra "árbol" para
enseñar que "llamamos signo a la combinación del
concepto y de la imagen acústica", o sea la unión
de la idea de árbol con el término
árbol.

A-R-B-O-L

significante

———————-

significado

  En síntesis, el signo
lingüístico toma como consistencia al vincular entre
sí dos aspectos de un mismo fenómeno, el elemento
fónico-acústico y el concepto asociado con
él.

La figura de Saussure resalta, en primer lugar, porque se las
suele reconocer como "el padre" de lo que hoy llamamos
"semiología", aquella disciplina que
él describió como "la ciencia que estudia la vida
de los signos en el seno de la sociedad". De él arrancan,
pues, los estudios e investigaciones
del siglo XX sobre los signos y la semiótica en general.
La presencia de su pensamiento se
dejo sentir en el campo de la semiológica bajo diversos
aspectos.

Estos son, a nuestro juicio, los principalmente aporte de su
investigación:

1.Su análisis del signo.

Si hubiere que señalar la diferencia fundamental que
existe entre Saussure y Peirce, habría que decir que el
semiólogo suizo pone atención en simplificar los principios de la
producción del signo, mientras que Peirce siempre
multiplica sus categorías.

La teoría del signo elaborada por Saussure no es tan
sólida y completa como la de Peirce, que trabajó
con mayor profundidad.

Saussure se preocupó mas en aclarar los vaivenes y las
vicisitudes que sufren los significantes lingüísticos
y que determinan la naturaleza de los signos. Fueron valiosas sus
reflexiones acerca de "los valores de
los signos". Afirmó que esos valores se
constituyen a partir de contenidos que los colocan en
relación de oposición a las demás unidades
sígnicas.

2.La lengua y el habla, como entidades sociales:

Saussure afirmó la necesidad de un enfoque
sociológico de la lengua y el habla. Al concebirla como un
fruto social, como una norma surgida de la comunidad y como una
práctica colectiva, el lingüista ginebrino
abrió su basto espacio conceptual par los estudios
lingüísticos. Ciertamente él no llega a
indagar con detenimiento la organización del habla, y
analiza con una visión histórica los discursos
sociales, pero dio pie para mirar esos fenómenos desde el
punto de vista de la conciencia
colectiva, o sea, como sistemas dependientes de factores
históricos y de las contingencias del tiempo: "…las
lenguas evolucionan".

En efecto, Saussure enseño que la antropología
de la lengua esta intrínsecamente relacionad con los
grupos
sociales; él llamó "etnismo" a ese lazo social, a
esa unidad esencial de comunidades lingüísticas que
se forjan en seno de las etnias y de la vida comunitaria.
Así describió el etnismo: "entendemos por eso una
unidad que se apoya en la relación múltiple de
religión,
de civilización, de defensa común, etc. que pueden
establecerse incluso entre pueblos de raza deferentes y en
ausencia de todo lazo político". Es una clara
alusión a lo que suele entenderse en la actualidad por
contexto cultural. A demás introdujo, entonces, las
categorías de la "sincronía y diacronía" y
asumió un punto de vista capaz de englobar mayor cantidad
de fenómenos. Él sugirió que el lenguaje
debe ser estudiado como un sistema que, teniendo un determinado
sentido en el estado
actual o en una época precisa (sincronía),
también cambia y evoluciona a medida que transcurren los
años, de manera que los sistemas de sentidos de las
lenguas adquieren nuevas configuraciones a lo largo del
tiempo(diacronía). Esta perspectiva permitiría, por
consiguiente, obtener una visión mas completa y coherente
de los sistemas de las lenguas, es decir, conocer mejor su
estructura.

Charles
S. Peirce

Filósofo y físico estadounidense, nacido en
Cambridge (Massachussets). Cursó estudios en la
Universidad de Harvard. Entre 1864 y 1884 dio clases de manera
intermitente de lógica
y filosofía en las universidades Johns Hopkins y Harvard,
y en 1877 fue el primer delegado estadounidense en el Congreso
Internacional Geodésico.

En 1861 Peirce emprendió una serie de experimentos con
péndulos que contribuyeron en gran medida a la
determinación de la densidad y forma
de la Tierra, y
también a desarrollar investigaciones sobre la
dimensión de las ondas de luz. En 1867 se
interesó por el sistema de lógica creado por el
matemático británico George Boole, y trabajó
hasta 1885 sobre la ampliación y transformación del
álgebra
de Boole.

Sin embargo, Peirce es más conocido por su sistema
filosófico, llamado posteriormente pragmatismo.
Según su filosofía, ningún objeto o concepto
posee validez inherente o tiene importancia. Su trascendencia se
encuentra tan sólo en los efectos prácticos
resultantes de su uso o aplicación. La verdad de una idea
u objeto, por lo tanto, puede ser medida mediante la investigación científica sobre su
utilidad. El
concepto fue ampliado por los filósofos estadounidenses William James y
John Dewey, e influyó de manera importante en el moderno
pensamiento filosófico y sociológico. Entre las
obras de Peirce figuran Investigaciones fotométricas
(1878) y Estudios de lógica (1883). Sus ensayos
aparecieron en 1923 en Azar, amor y
lógica, obra publicada después de su muerte.

La semiótica de Peirce hay que ubicarla en el conjunto
de su teoría de la realidad, digamos de su sistema
metafísico y de los principales puntos referenciales que
sostienen todos sus pensamientos, tanto filosóficos, como
cosmológicos. Peirce buscaba aquella universalidad de
pensamiento que le permitiera comprender la totalidad del mundo,
y para ello vio la necesidad de elaborar un sistema con
categorías lo mas ampliamente abarcativas de las
realidades conocidas y cognoscibles. Su perspectiva
semiótica tiende, pues, a ser una filosofía del
conocimiento.
"La teoría peirciana… se presenta como una
semiótica cognoscitiva, como una disciplina
filosófica que pretende la explicación e interpretación del conocimiento
humano."

La realidad como tríada

Según Peirce, toda la realidad puede ser comprendida a
partir de tres categorías que permiten unificar aquello
que es complejo y múltiple, a saber:

El primer correlato (o primeridad = "Fiertness"), es
todo cuanto tiene posibilidad de ser, real o imaginario. Esta
pura posibilidad, aunque indeterminada todavía, es la que
permite después la concreción de todos los seres.
La primeridad es lo abstracto, como sucede con las cualidades,
por ejemplo, con la cualidad de un color (lo rojo o
lo violeta antes de estar presente en un objeto concreto).

El segundo correlato (o secundidad = "Secondness"), son
los fenómenos existentes, es lo posible realizado, y por
tanto es aquello que ocurre y se ha concretizado en
relación con la primeridad: "modo de ser a lo que es en
relación a un segundo…". La actividad semiótica
es algo real y en consecuencia es un fenómeno de
secundidad. Lo segundo, pues es siempre el fin, el elemento
ocurrido, lo causado.

El tercer correlato (o terciedad = "Thirdness"), esta
formada por las leyes que rigen
el funcionamiento de los fenómenos, es una
categoría general que da validez lógica y ordena lo
real. Dice Peirce que la terceridad es el "modo de ser de lo que
es tal como es el poner en relación recíproca un
segundo y un tercero". Se trata, entonces, de la
"inter-relación" establecida con el tercer término,
o sea, la interconexión de dos fenómenos en
dirección a una síntesis, a alguna
ley que la rige, o a la que puede ocurrir si se establecen
ciertas condiciones. La tercialidad realiza por tanto, el enlace
lógico entre primeridad y secundidad, o sea, establece las
condiciones hipotéticas para que algo ocurra

El signo según Peirce

Uno de los puntos mas destacados de la semiótica de
Peirce es su peculiar concepción del signo. Las
reflexiones que hace al respecto son bastantes complejas. Peirce
aplica el signo a la tríada lógica que ya
había utilizado para indagar el resto de la realidad.

Los tres componentes del signo

La función del signo consiste en ser"algo que
está en lugar de otra cosa bajo algún aspecto o
capacidad". El signo es una representación por la cual
alguien puede mentalmente remitirse a un objeto. En este proceso
se hacen presentes tres elementos formales de la tríada a
modo de soportes y relacionados entre sí.

El representamen: Es la representación de algo,
o sea, es el signo como elemento inicial de toda semiosis. El
representamen es simplemente el signo en sí mismo, tomado
formalmente en un proceso concreto de semiosis, pero no debemos
considerarlo un objeto, sino una realidad teórica y
mental.

El interpretante: Es lo que produce el representamen en
la mente de la persona. En el
fondo es la idea del representamen, o sea, del signo mismo.
Peirce dice que "un signo es un representamen que tiene un
interpretante mental". La noción de interpretante,
según Peirce, encuadra perfectamente con la actividad
mental del ser humano, donde todo pensamiento no es sino la
representación de otro: "el significado de una
representación no puede ser sino otra
representación"

El objeto: Es aquello a lo que alude el representamen y
–dice Peirce- "Este signo esta en lugar de algo: su
objeto". Debemos entonces, entender por objeto la
denotación formal del signo en relación con los
otros componentes del mismo.

La tríada del signo se puede graficar con un
triangulo:

Para ver el gráfico seleccione la opción
"Descargar" del menú superior

Representamen Interpretante

Pongamos un ejemplo y pongamos el signo de un caballo: el
representamen corresponde a ese primer signo percibido por
alguien; el objeto es el animal aludido; el interpretante es la
relación mental que establece el sujeto entre el
representamen y su objeto, o sea, otra idea del signo.

"Un representamen es el sujeto de una relación
triádica con un segundo llamado su objeto, para un tercero
llamado su interpretante. Esta relación triádica es
tal que el representamen determina a su interpretante a
establecer la misma relación triádica con el mismo
objeto para algún interpretante"

Podemos darnos cuenta, entonces, que el signo
–según Peirce- es ante todo una categoría
mental, es decir, es una idea mediante la cual evocamos un objeto
con la finalidad de aprender el mundo o para comunicarnos. En
este juego se
produce la "semiosis" que es un proceso de inferencia propia de
cualquier persona. La semiótica es la teoría de la
práctica semiótica, de allí que el "signo"
constituya el núcleo de ese estudio teórico.

La semiótica

"La lógica, en su sentido general es solo otro nombre
de la semiótica (semiotiké), la doctrina
cuasi-necesaria o formal de los signos".

La palabra signo será usada para detonar un objeto
perceptible, o solamente imaginable, o aún inimaginable en
un cierto sentido. (…) un signo puede tener mas de un
objeto.

El signo puede solamente representar al objeto y aludir a
él. No puede dar conocimiento o reconocimiento del objeto.
Esto es lo que se intenta definir en este trabajo por
objeto de un signo: vale decir, Objeto es aquello acerca de lo
cual el signo presupone un conocimiento para que sea posible
proveer alguna información adicional sobre el mismo.

En la tríada del signo es posible ver también el
reflejo de la división triádica fundamental: el
representamen, siendo el punto de arranque de la semiosis remite
a la primeridad: el objeto a la secundidad y el interpretante la
terceridad. Desde aquí y enlazando esta categoría
con cada elemento del signo es posible obtener su división
segun la siguiente expresión triádica:

Primeridad

Secundidad

Terceridad

Representamen

Cualisigno

Sinsigno

Legisigno

Objeto

Icono

Índice

Símbolo

Interpretante

Rema

Dicisigno

Argumento

Se trata de una división del signo que toma en cuenta
su triple relación: consigo mismo, con el objeto al cual
alude y con el interpretante.

Cualisigno = Es el signo en su aspecto de cualidad (por
ejemplo el color de caballo, el tono de voz de un discurso o
poesía). Es lo general del signo, pero que
le permite subsistir en cuanto a tal, sin ser todavía la
totalidad del signo.

Sinsigno = Es la presencia concreta del signo (por
ejemplo la presencia del color del caballo en este signo L
concreto). Es lo particular del signo

Legisigno = Es la norma o modelo sobre
el cual se construye un sinsigno (por ejemplo lo que establece el
diccionario
par la definición semántica de la palabra caballo)

Peirce estableció diversas calificaciones de signo,
entre las cuales esta la basada en el tipo de vínculo que
une al signo con su referente. Y así distingue:

  •  Índices (indicios): Son signos que
    tienen conexión física real con el referente, es
    decir, con el objeto al que remiten; la conexión puede
    consistir en la proximidad, la relación causa efecto o
    en cualquier tipo o conexión. Son índices los
    signos que señalan un objeto presente o la
    dirección en que se encuentran (una flecha indicativa,
    un dedo señalando algo…); Los signos que rotulan a los
    objetos designado en otro código (el título escrito debajo
    de un cuadro, un pie de foto…); Los signos naturales
    producidos por objetos o seres vivos también son
    índices (la huella de unas pisadas, el humo como
    indicativo de fuego, el cerco de un vaso, la palidez de una
    persona…
  •  Iconos. Son signos que tienen semejanza de
    algún tipo con el referente. La semejanza puede
    consistir en un parecido en la forma o afectar a cualquier
    cualidad o propiedad
    del objeto. Son signos icónicos: Los cuadros, las
    esculturas figurativas, las fotografías, los dibujos
    animados, las caricaturas, las onomatopeyas o imitaciones del
    sonido,
    mapas,
    planos, gráficos que visualizan proporciones.
    Evidentemente la iconicidad es cuestión de grado: una
    fotografía en color de un gato es
    más icónica que una silueta esquemática
    del mismo.
  •  Símbolos. Son signos arbitrarios, cuya
    relación con el objeto se basa exclusivamente en una
    convención. El símbolo no tiene por no parecerse
    ni guardar relación con lo que designa. Los alfabetos,
    la anotación clínica, los signos
    matemáticos, las banderas nacionales. A esta
    categoría pertenece el signo
    lingüístico.

Peirce señala que la clasificación no es
excluyente. Considerado desde diversos puntos de vista, un signo
puede pertenecer a la vez a más de una de estas
categorías.

Ej.: Las huellas dactilares son índices (guardan
relación real con la yema del dedo que las produjo) y a la
vez son iconos (reproducen exactamente sus estrías), si
una agencia de detectives la escoge o la utiliza como emblema
comercial, será además el símbolo de la
agencia.

Al margen de la clasificación de Peirce, un signo puede
ser: motivado (su elección tienen alguna razón de
ser, es decir, hay una relación objetiva entre signo y
referente), la cruz como símbolo del cristianismo
es motivado o puede ser también inmotivado (cuando no hay
ninguna relación objetiva entre signo y referente), el
signo de la suma(+) como símbolo de la suma es
inmotivado.

Se presenta con características propias, las cuales
requieren un más detallado desarrollo. En
él se da la no-analogía del símbolo y
además puede descomponerse y analizarse en unidades
situadas a diferentes niveles.

Para ver el gráfico seleccione la opción
"Descargar" del menú superior

De todas las clases de signos el lingüístico es el
más importante. Existen dos formas de representar
convencionalmente el signo que, sin ser contradictorias,
corresponden a enfoques diferentes.

Hoy nadie tiene duda del gran aporte de Peirce al desarrollo
de la semiótica. A nuestro entender, son dos los aspectos
que merecen destacarse: el primero dice relación con la
coherencia y robustez interna de sus ideas teóricas, y el
segundo tiene que ver con los efectos de su pensamiento sobre los
investigadores de la comunicación.

En primer lugar cabe destacar la organicidad de la
semiótica de Peirce en relación con el conjunto de
su pensamiento filosófico. Se trata, en efecto, de una
construcción teórica perfectamente
coherente con las ideas y el contexto global de la
filosofía que la sustenta.

A partir de la segunda mitad del siglo XX las ideas de Peirce
y de Saussure dieron origen a dos corrientes: la primera ha sido
la corriente de la Semiologia surgida de las ideas
lingüísticas de Saussure, y cuyos seguidores fueron
especialmente latinos (franceses, italianos …). La base
teórica de esta corriente es la Díada del
Signo.

La otra corriente es la semiótica que se inspiró
n las ideas de Peirce, y afectó especialmente a los
pensadores anglosajones. El punto de partida de esta corriente,
como ya conocemos, es el esquema triádico y fundamenta sus
conceptos teóricos en la filosofía Peirciana,
desarrollándolos.

Roland Barthes

Crítico literario, sociólogo y
filósofo francés. Nacido en Cherburgo, La familia
vivió en Bayona hasta 1924. Barthes entre 1934 y 1947
contrajo una tuberculosis que
le obligó a pasar mucho tiempo en diversos sanatorios,
donde completó sus estudios leyendo a Marx y a
Michelet. A partir de 1948 fue lector en las universidades de
Bucarest y Alejandría, y posteriormente trabajó
como investigador en lexicología y sociología en el Centro Nacional de
Investigación Científica de París. En 1962
fue nombrado director de estudios de la Escuela
Práctica de Estudios Superiores, donde dio clases de
semiótica (sociología de los signos, de los
símbolos y de su representación), y
fue nombrado profesor de
Semiología Literaria del Collège de France en 1976.
También recibió el título de Chevalier des
Palmes Académiques. Además de crítica
literaria escribió sobre música, arte, cine y
fotografía. Barthes abordaba cada uno de estos campos con
nuevas herramientas
críticas que respondían a su siempre cambiante
trayectoria intelectual: neomarxista. Su obra ha sido considerada
por algunos filósofos alemanes como un intento de
construir una filosofía de la semiótica, cuya
identidad
reside en el reconocimiento de su singularidad.
Crítico literario, sociólogo y
filósofo francés.

Saussure se pregunta ¿Qué es el habla?
Entenderá, que el habla es toda unidad significativa
individual que sea verbal, sea visual y añade: "Esto no
significa que debamos tratar el habla mítica como si fuera
la lengua, en realidad, el mito pertenece
a una ciencia general que incluye a la lingüística:
la semiologia."

Al hablar de Barthes, nos recuerda que "Saussure
trabajó con un sistema ejemplar, el de la lengua; pero el
mito es un habla, en este reencontramos el sistema tridimensional
(…) el significante, el significado, y el signo. Pero el mito
es un sistema particular por cuanto se edifica (es decir que
existe previamente): es un sistema semiológico
segundo".

La relación entre significado y significante, se apoya
en objetos equivalentes pero no iguales; es decir, el
significante no expresa al significado. Debemos reconocer que el
significante, significado y signo son en cualquier sistema
semiológico: diferentes.

De 1957 a 1963 nuestro autor trabajó al mismo tiempo en
el análisis de la moda y en el
intento de concebir "cierta enseñanza de la semiologia", dentro de un
proyecto
fundacional de la nueva disciplina científica que dio por
resultado los "elementos de la semiología".

Barthes lo llamó "el momento de la
sistematización", aunque diez años después
desmitificara esa actividad de constitución de la semiologia como ciencia,
mantendrá intacta su aspiración de encontrar el
sistema que se esconde detrás de los conjuntos
significantes, de las formas o los conjuntos de formas.

"Semiología: Propondremos la palabra con confianza pero
también con ciertas reservas. En el sentido actual y al
menos para nosotros –data Saussure- `puede concebirse una
ciencia que estudia la vida de los signos en el seno de la vida
social… la llamaremos semiología. Tienen como objeto
todo sistema de signos cualquiera fuere su sustancia: las
imágenes, los gestos, los sonidos
melódicos, los objetos y los complejos de sustancias que
se encuentran en los ritos, los protocolos o los
espectáculos que constituyen sino verdaderos
´lenguajes´ por lo menos sistemas de
significación"

Barthes, en el mismo texto, denuncia inmediatamente una
"cierta incomodidad" causada por la idea saussureana de que la
lingüística formaría parte de una ciencia
más general: la semiologia como ciencia de los signos en
el seno de la vida social.

No está dispuesto Barthes a postergar la ciencia
lingüística a un lugar menor; fundamentalmente por
que el lenguaje verbal (el que estudian los lingüistas) es,
de los lenguajes humanos, el más amplio y completo, y
porque atraviesa todos los sistemas de significación
dotados de profundidad sociológica; y con ello "todo otro
sistema semiológico ( imágenes, gestos, objetos) se
mezclan con el lenguaje verbal; de donde la semiologia ser una
trans-lingüística que atraviesa hasta el lenguaje
interior"

Se hará necesario invertir el presupuesto
saussureano y Roland Barthes lo hace de modo contundente:

"La lingüística no es una parte, ni siquiera
privilegiada de la ciencia general de los signos, la semiologia
es una parte de la lingüística: precisamente esa
parte que se haría cargo de las grandes unidades
significantes del discurso"

L semiologia no se ocupará solo de textos, sino de todo
otro objeto, relato, imagen, etc. que se proponga como
discurso.

¿Pero de que manera se hará cargo? Barthes lo
ejemplifica con un objeto de estudio: la moda. Dirá con
insistencia "me di cuenta inmediatamente que el sistema de la
ropa era muy pobre" La ropa es un sistema de signos, pero
rudimentarios, por que en si mismos aporta pocos significados;
sin embargo, cuando el lenguaje verbal toma la moda a su cargo
hace con ella lenguajes poéticos, imaginarios,
ideológicos. Se refiere Barthes al que el sistema deja de
ser pobre cuando se analiza el discurso sobre la moda. La moda
verbalizada (escrita) en las revistas de moda constituidas de
esas sustancias mezcladas de lenguaje (sistemas
semiológicos pocos puros), sustancias
trans-lingüísticas se constituyen en el objeto de
estudio de la semiologia.

La moda, explica Barthes, "solo existe a través del
discurso que se pronuncia sobre la moda, sin lo cual se puede
reducir a una sintaxis muy rudimentaria que no tiene mas riquezas
que l del código vial: minifaldas se veían muy
pocas; en el plano de la realidad no era más que un
entusiasmo particular; casi excéntrico, pero ese rasgo se
ha convertido rápido en objeto de un discurso general,
público, y solo entonces adquirió una verdadera
consistencia social y semiológica: lo que se dice revierte
sobre lo que se lleva y lo que se ve. Creo que esta
restricción metodológica de mi propio proyecto
corresponde en grueso a la revolución
de la semiologia: los conjuntos un poco complejos de objetos no
significan fuera del lenguaje".

La semiologia deberá examinar las representaciones
colectivas no la realidad a la que esta se refiere; de la
realidad se encarga ya la sociología.

La semiologia indagará la faceta significante de las
cosas. ¿Cómo lo hará? Primero deberá
reconocer que la moda no equivale a ningún objeto real que
pueda describirse y del que se pueda hablar en forma
independiente. Segundo la moda esta en los objetos o en la forma
de describirlos. Se dirá sobre las cosas que unos zapatos
son "ideales para andar", otros "para una ocasión
especial". Así constará que el significado de esta
escritura es la prenda y que la relación entre
significante y significado constituye el signo de vestido.

El significante moda incluye: objetos (por ejemplo, camisa);
soportes (por ejemplo, cuello de la camisa); variación
(por ejemplo, cuello abierto). El significado moda es el contexto
externo (por ejemplo, camisa de lana = invierno). El signo de la
moda no es la relación entre los dos anteriores sino la
escritura sobre la moda que es donde se encuentra la
connotación.

En el modelo lingüístico saussureano el usuario
toma del "tesoro de la lengua" una palabra, y a su vez tal
palabra solo forma parte del sistema en tanto se ha poblado en el
habla. En cambio, en
sistemas como el mobiliario, el vestido, el automóvil, el
origen del sistema esta en la misma masa de usuarios (de
hablantes de Saussure) que instituyen el sistema. No solo
habrá diferencias en el origen del sistema, sino
también en el volumen de la
relación lengua / habla.

Por otra parte, con referencia a las relaciones
sintagmáticas y asociativas del lingüista ginebrino,
Barthes considera que pueden explotarse a la semiologia y
resultar allí productivas. Denominara a las primeras
sintagmas en el habla, y a las segundas sistema en el paradigma.

En semiologia cuando la materia no es
originalmente significante como ocurre con los objetos, los
íconos, y otros sistemas no-lingüísticos, la
operación de identificación de unidades
significativas es más difícil.

En el cuadro que sigue, Barthes ejemplifica las distinciones
que proporcionan un método al
semiólogo para el análisis del vestido, la alimentación, el
mobiliario, la arquitectura en
las dos dimensiones: sistemas (paradigmas) y
sintagma (habla).

El semiólogo tiene a su cargo la segmentación, la identificación de
unidades paradigmáticas, pero a demás deberá
determinar las reglas que la gobiernan. Uno podría
suponer, explica Barthes, que en los platos de un menú,
las combinaciones son en cierto sentido libre, sin embargo,
habrá que investigar en que consiste esa libertad, que
en cierta forma controlada.

  • Sobre el Signo

La naturaleza del signo semiológico frete al
lingüístico, Barthes considera que el signo
semiológico tiene también dos caras (el
significante y el significado) como el saussureano, pero se
distingue de él en el plano de la sustancia de la
expresión.

Barthes observa la existencia de sistemas semiológicos
que tienen una sustancia de la expresión, que, por su
naturaleza, no esta destinada a significar. Se trata de objetos
de uso que la sociedad desvía hacia fines comunicativos.
Los denominara funciones-signo.
Es la función de esos objetos la que se carga de sentido.
En nuestra sociedad tales objetos se encuentran estandarizados, y
deben considerarse hablas de una lengua.

Hay a demás signos cuyos soportes es una única
materia de la expresión, y en este caso, nuestro autor
propone la denominación de signo típico. El signo
verbal es un signo típico, y el signo icónico (las
imágenes) también lo es, independientemente de los
modos de producción, manual como en el
dibujo, o
mecánico como el la fotografía. También el
signo gestual es un signo típico al apoyarse en un
único soporte o materia de la expresión.

Es un error –explica Barthes- considerar a los signos
como puramente arbitrarios, ya que estos están cargados de
connotaciones. Pero esos mismos signos pueden ser utilizados de
manera diferente. Es aun posible preguntarse si existen signos
desprovistos de ambigüedad: en el sistema gestual un
puño cerrado es un signo inequívoco de enojo, pero
el mismo signo fue utilizado como saludo que significaba
compañerismo y solidaridad por
los activistas de izquierda en la década de 1930.

  • El significante

Se pueden distinguir tres niveles: El nivel de la
comunicación, el del significado, que permanece en un
plano simbólico, en el de los signos, y el de la
significancia. En el plano de los signos (el simbólico)
hay dos facetas: la intencional (lo que ha querido decir el
emisor) es un sentido claro que no necesita
interpretación: el sentido obvio; el otro sentido,
sobreañadido, es como un suplemento que el intelecto no
llega a asimilar, es huidizo, resbaladizo, es el sentido obtuso.
El significante ocupa el primer plano, el sentido obtuso se
obtiene cuando comprendemos que hay algo que no esta en la
lengua, ni en los símbolos y que si lo retiramos, "la
comunicación y la significación aun persisten,
circulan, pasan sin él, y, sigue siendo posible decir y
leer pero tampoco esta en el habla".

Algirdas Julien Greimas

El hombre
elaboró una importante teoría acerca de las
estructuras
narrativas nació en Tula, Lituania, en el año 1917.
Greimas estudió derecho. En Straburgo obtuvo su lisense en
lettres en el año 1939, y comenzó a estudiar el
dialecto provenzal. Además, inició los estudios de
doctorado que concluyeron en 1948, en la universidad de Grenbole
con su tesis sobre la
"moda". Desde 1930 y hasta 1962 realizó una impresionante
actividad académica en los más importantes centros
universitarios. Enseñó en Poitiers, París,
Turquía, en las ciudades Ankara y Estambul y en
Alejandría de Egipto, donde
se encontró en 1949 con otro gran semiólogo (Roland
Barthes) Con el que mantuvo una estrecha y larga amistad.

En el año 1956 Algirdas publicó un articulo muy
elocuente acerca de la obra de la obra de Saussure utilizando las
investigaciones de dos pensadores. Greimas coincide con Saussure
en cuanto a la importancia del concepto de sistema: "un signo
aislado no tiene significado". Sin embargo coloca el
énfasis en el lenguaje como un "ensamblaje de estructuras
de significación". Desde 1965 fue el director del
Departamento de Semántica general de L´Ecole
Practique des Hautes Etudes de París, donde se
ocupó de semiótica, semántica, y semiologia
de la expresión. Al año siguiente fundo la revista
"Langages" con Barthes y otros. Y junto con otros
semióticos fue miembro del grupo de
investigaciones semióticas de Lévi-Strauss en el
Collége de France.

Durante los años 1985-86 terminó su
enseñanza sobre los sistemas y los procesos de la
significación con el seminario de
semántica general que dictó en la Ecole des Hautes
Etudes en Sciences Sociales en Paris. Un Jueves 27 de Febrero de
1992 murió a los 75 años en el hospital
Lariboisiére de París.

¿Qué estudia la Semiótica?

La semiótica es la disciplina que intenta explicar como
se produce y como se capta el sentido. Todos sabemos que se
produce y se recepciona sentido a partir del contacto con
múltiples materias significantes. Llamamos materia
significante a cualquier cosa que en contacto con ella significa
algo para nosotros, es decir, tiene significado. Decimos que es
materia porque la producción y recepción del
sentido necesita de un soporte material que pueda ser percibido
por los sentidos.
Decimos que es significante por que esa materia, para significar
debe tener una forma y un contenido que represente algo para
alguien. Desde una prenda de vestir hasta un film, desde un plato
de comida hasta una novela, en la
medida que significan algo, son materias significantes.

La corriente semiótica desarrollado por Greimas se
ocupó de un determinado tipo de materia significante: los
discursos narrativos. Un discurso es una forma textual en la que
se relacionan distintos componentes que se articulan con una
determinada coherencia. En es articulación todos y cada
uno de los componentes del discurso van desplegando valores que,
en virtud de operaciones
específicas, están en continua
transformación. De esta forma se llama semiótica
narrativa a la semiótica que investiga la lógica
del sentido de ese tipo particular de discursos que adquieren la
forma del relato.

A esta semiótica lo que le interesa es dar cuenta de la
narratividad. La semiótica narrativa busca poder explicar
las leyes y recursos que
permiten que el contar algo se constituya en una de las formas
más importantes de constituir sentido.

¿Qué es el sentido?

Como hemos dicho, a la semiótica narrativa le interesa
poder describir y explicar como se produce y recepciona sentido,
a partir de un tipo específico de discurso que toma la
forma del relato. Lo que sucede, afirma Greimas es que el sentido
esta antes de cualquier producción discursiva. Es como si
dijéramos que vivimos naturalmente inmersos en un universo de
sentidos. Y esto presenta un problema: el sentido esta antes que
nosotros nos ocupemos de él y en consecuencia se
constituye en el fundamento de cualquier actividad humana;
entonces es anterior a la producción semiótica. Por
lo tanto, la semiótica, lo que hace es tomar ese sentido
ya dado, estudiar su lógica y producir un nuevo discurso
sobre el sentido. En pocas palabras –explica Greimas- La
semiótica no produce sentido sino que reformula el sentido
ya dado, procurando dotarlo de significación, o sea, la
semiótica trata de hacer comprensible, la estructura misma
del sentido de cualquier objeto cultural.

¿De qué está compuesto el
Sentido?

Antes de explicar el pensamiento de Greimas al respecto,
recordamos que un objeto semiótico es cualquier cosa,
cualquier producción cultural en su condición
significante. En el nivel profundo del análisis se procura
proveer al analista de las unidades mínimas que hacen
posible el sentido (semántica fundamental) y la forma como
se articulan esas unidades para producir sentido (sintaxis
fundamental).

La semántica fundamental se ocupa del análisis
del plano del contenido y se caracteriza por su alto nivel de
abstracción.

L representación visual de la estructura elemental de
la significación se hace a través de los
semiólogos denominan cuadro semiótico.
Básicamente, el cuadro semiótico es un esquema
lógico de cuatro posiciones representando según dos
ejes de términos contradictorios y dos de
implicaciones.

La diferencia que hay entre la contradicción y la
contrariedad es que el primer caso, los elementos relacionados no
pueden coexistir (blanco- no blanco), y en el segundo, si (blanco
–negro). El esquema permite visualizar tanto las
oposiciones semánticas como las oposiciones
lógico-gramaticales. Así la oposición
blanco-negro es una oposición semántica, mientras
que la oposición blanco-no blanco es una oposición
que expresa una contradicción lógica. Al mismo
tiempo este cuadro también representa:

*Las implicaciones que se dan entre los componentes
semánticos mediante el uso de dos operaciones
fundamentales, la aserción y la negación.
Así podemos decir que la aserción X es blanco, que
implica esta otra: X no es negro;

*Las contrariedades X es blanco y negro (con sus
correspondientes implicaciones subordinadas: X no es blanco y no
negro).

El cuadro semiótico de Greimas representa, en resumen
un sistema de relaciones binarias, y este rasgo de binariedad no
significa que las cosas del mundo posean este atributo, sino que
se trata mas bien de una regla de construcción de las
unidades de sentido: lo que está en relación
binaria son los rasgos elementales del sentido, que son
construidos por medio de este mecanismo.

El cuadro semiótico de Greimas sirve para expresar
visualmente la lógica que se da entre los componentes
semánticos de un relato. La relaciones de oposición
que se suceden en un relato son múltiples y
constantes.

Greimas observa que en cualquier relato pondrá en
relación componentes vinculados dentro de un mismo eje
semántico: vida-muerte, esclavitud-libertad, luminosidad-oscuridad, etc.
Dicho de otra forma el sentido se construye lógicamente a
partir de relaciones de oposición. Por ejemplo, pensamos
que en el eje semántico de los visible los conceptos de
oscuridad y luminosidad se entienden por oposición de uno
a otro. No se podría entender que significa luz, si no
hubiera oscuridad.

Blanco Contrarios Negro

 Implicación Contradictorios
Implicación

 No negro Subcontrarios No blanco

Umberto Eco

Escritor y profesor universitario italiano mundialmente
conocido por su novela El nombre de la rosa. Eco nació en
Turín el 5 de enero de 1932. Después de estudiar en
la universidad de esa ciudad, trabajó para la RAI
(Radio
Audizione Italiana) desde 1954 hasta 1959, y fue profesor de
estética en Turín entre 1956 y 1964.
Más tarde, dio clases en la Universidad de Milán
durante dos años, antes de convertirse en profesor de
comunicación visual en Florencia en 1966.

Durante esos años publicó sus importantes
estudios Obra Abierta (1962) y La estructura ausente (1968. Entre
los años 1969 y 1971 dio clases en la Universidad
Politécnica de Milán, y en 1971 pasó a ser
profesor de semiótica en Bolonia. Al mismo tiempo que sus
trabajos teóricos sobre el análisis de los signos y
los significados han influido y creado escuela en círculos
académicos, Eco se ha hecho popular a través de dos
novelas, El
nombre de la rosa (1981) una historia detectivesca que se
desarrolla en un monasterio en el año 1327, y El
péndulo de Foucault (1988),
una fantasía acerca de una conspiración secreta de
sabios. Ambas novelas se basan en los amplios conocimientos que
Eco ha ido adquiriendo sobre filosofía y literatura. El nombre de la
Rosa fue adaptada para el cine (1986) por el director
francés Jean-Jacques Annaud. En 1995 publicó La
isla del día de antes.

La semiótica consta de dos teorías, una
de los códigos y otra de la producción de signos,
de lo que se puede inferir que parte del proyecto de la
semiótica consiste en la elaboración de una
teoría general unificada.

La semiótica general es una disciplina
filosófica porque no se distrae con un sistema particular
de signos sino que postula categorías generales que hacen
posible la comparación entre sistemas. 

"Para una semiótica general, el discurso
filosófico no es ni aconsejable ni urgente sino,
sencillamente, constitutivo".

La semiótica como técnica

La semiótica "no ha de considerarse solamente como
teoría de los signos sino también como una metodología de la práctica de los
signos". Siendo la semiótica una disciplina en crecimiento
con muchas aplicaciones a espacios actuales donde se produce y
percibe sentido, es un instrumento o técnica elegido para
de análisis de infinidad de textos (perceptivos y
representados)

La semiótica es una disciplina totalizadora, abarcadora
"es una disciplina de ambiciones imperialistas insoportables, que
tiende a ocuparse de todo aquello de lo que, en épocas
diferentes y con métodos
distintos, se han ocupado las ciencias
naturales o las llamadas ciencias humanas". Entran dentro de su
objeto de estudio las entidades, objetos y los fenómenos
culturales, comportamientos sociales entre otros.

La semiótica general es para Eco "la forma más
madura de una filosofía del lenguaje tal como lo fue en
Cassirer, en Husserl o en Wittgenstein". El filósofo
contemporáneo del lenguaje —si logra superar cierta
barrera de algunos términos técnicos de la
semiótica que, en ocasiones, no se introducen con
suficiente explicación: "catacresización",
"actancial", "funtivo", etc.— descubre a lo largo de las
páginas de Eco tanto la anchura como la profundidad
histórica de su disciplina, atrofiada quizá por la
filosofía analítica de origen británico.

    Al respecto, Umberto Eco afirma:

"(…) muchas zonas de investigación pueden
considerarse hoy dentro del dominio
semiótico, ya sea porque se refieran a los procesos
más aparentemente ‘naturales’ o porque llegan
a estudiar procesos comúnmente adscritos a la zona de los
fenómenos culturales complejos".

En síntesis, el término semiótica se
emplea en general para nombrar la joven ciencia
interdisciplinaria que está en proceso de
constitución y que contiene, por una parte un inventario y una
descripción de los sistemas de signos y,
por otra parte el proyecto de una teoría general de los
signos (su naturaleza, sus funciones, su objeto de estudio).

La Investigación Semiótica reciente
El
recorrido que hemos realizado por la investigación
semiótica reciente se ajusta con precisión a la
descripción que sobre el dominio de la
semiótica ha hecho Umberto Eco en una de sus obras
más actuales:

"… si en los años sesenta se podía pensar en
vincular los miembros desperdigados de muchas investigaciones
semióticas para intentar una summa, hoy en día su
área se ha extendido tanto que (mezclándose con la
de diversas ciencias cognitivas) cualquier sistematización
nueva resultaría precipitada. Estamos ante una galaxia en
expansión, y no ante un sistema planetario cuyas ecuaciones
fundamentales se puedan dar. Lo cual me parece una señal
de éxito y
de salud: la
interrogación sobre la semiosis se ha vuelto central en
muchísimas disciplinas, incluso por parte de los que no
pensaban, o no sabían, o incluso no querían hacer
semiótica"

¿La semiótica es una ciencia o una
filosofía?

Al producir un objeto
teórico
bien definido y claramente delimitado
podremos hablar si no de ciencia, al menos, de actitud
científica e introducir las aclaraciones necesarias.

Umberto Eco identifica semiótica
general
y filosofía del lenguaje, dudando de que
puedan tratarse fenómenos de significación y/o
representación como se trata a los objetos de la
física o de la electrónica.

Sin embargo la cuestión está constantemente
tergiversada al tomar en consideración a priori de
"sistemas de signos" cuya constitución daría cuenta
de la evidencia. La semiótica se vuelve entonces una
especie de tipología de los sistemas significantes
realizada a partir de la formalización más o menos
acabada de estructuras formales extraídas
empíricamente de cada sistema. Queda claro que la vaguedad
que domina en la noción de sistema y la imprecisión
que reina, no bien salimos de los sistemas explícitamente
construídos para un uso determinado (código de la
ruta por ejemplo), no permiten la construcción de una
teoría hipotético-deductiva, por falta de
términos primitivos formalizables y con mayor razón
y con mayor motivo de reglas de la deducción que le conciernen.

De esta manera puede explicarse que, bajo pretexto de
reintroducir el tema excluído por el estructuralismo, se
haya recurrido al psicoanálisis (lo que produjo la
"semanálisis" de J. Kristeva por ejemplo). En efecto,
recurriendo al inconciente que, por construcción, es y
será siempre una virtualidad (si no una comodidad) como un
lugar oculto en el que se elabora el sentido, se disuelve todo
objeto posible en una "psicología de las profundidades"
menos accesible aún a la crítica
científica ya que pretende situarse más
allá, en la particularidad de la experiencia de un sujeto
individual. No es éste el ámbito para argumentar y
debatir acerca de esas cuestiones que necesitarían
importantes desarrollos. Sin embargo, independientemente de la
validez de los juicios que preceden, pensamos que al exhibir un
objeto para la semiótica, definido como se define todo
objeto en las ciencias empíricas, podrá ofrecerse
una alternativa al vértigo de los sistemas informes y de
los procesos misteriosos que evolucionarían a nuestro
pesar en las profundidades de nuestros inconcientes. Asumimos
nuestras responsabilidades en la pregunta 3; en verdad, para
nosotros se trata de producir a tiempo un corte
epistemológico de la semiótica entre la ciencia y
la filosofía.

¿Que es una semiótica general?

Si puede mostrarse que más allá de la diversidad
y de las diferencias aparentemente irreductibles (sobre las
cuales se funda la noción de sistemas de signos) hay una
perspectiva teórica unificante que da a cada signo,
cualquiera que sea el campo de las prácticas humanas al
cual se vincula, el mismo estatus teórico, entonces
podemos hablar de semiótica general.

Es necesario superar las diferencias observables en el campo
de los fenómenos de representación y de
significación, que los compartimentan en clases que no
tienen aparentemente ningún punto en común, para
estar en condiciones de fundar una semiótica general.
Desprenderse de la clase de los
fenómenos lingüísticos no será la menor
dificultad. En efecto, su importancia en las relaciones humanas
es tal que han dado lugar a modelizaciones profundas. Su
conocimiento ha progresado mucho, creando un importante "defasaje
espistemológico" con los fenómenos no
lingüísticos. Esta atención prioritaria dada
por la comunidad científica a los signos
lingüísticos explica el ocultamiento provisorio de la
cuestión de una semiótica general a causa de una
especia de imperialismo
de la semiolingüística.
El debate es
tanto más difícil ya que la modelización
general producida por una semiótica general, cuando se la
aplica en el campo lingüístico, aparece
necesariamente como en retroceso desde el punto de vista del
poder explicativo y plantea problemas de
retraducción muy complejos. El enfoque
peirceano
muestra que es
posible definir el signo independientemente de toda especificidad
y abre el camino hacia una semiótica general.

¿Cuáles son las condiciones de una
semiótica general?

Primeramente es necesario objetivar los fenómenos de
significación y construir a continuación un modelo
capaz de "informarlos", es decir, de darles formas.

Como ya hemos observado, hay significación desde que
alguna cosa vale no para ella misma, sino para otra. Dicho con
más precisión, su fenomenología, es decir el efecto que su
percepción produce aquí y ahora en
una mente, introduce en esa misma mente la fenomenología
de otro objeto (la que, en cierto modo, está
necesariamente latente en esa mente). El criterio de
delimitación del campo de los fenómenos estudiados
por una semiótica general no puede ser más que
éste: ¿hay una o dos fenomenologías de
objeto en la experiencia vivida por un sujeto?. Entonces, una
semiótica general aparecerá en principio como el
estudio de una relación entre dos fenomenologías.
De esto se desprende que necesitará recurrir a una
descripción de los fenómenos "ordinarios" (es
decir, en los que los objetos percibidos sólo valen para
ellos mismos). Esta descripción deberá permitir
explicitar el "acoplamiento" de esas dos fenomenologías
que se encuentran en todo fenómeno semiótico. Queda
por precisar el contenido del término "mente" lleno de
connotaciones diversas. Deberemos considerarlo sólo en su
probada capacidad para establecer, en condiciones
históricamente datadas, correspondencias entre
fenomenologías de objetos. Deberá ser a la vez
particular, puesto que deberemos describir correspondencias
efectivamente establecidas por un sujeto dado en un instante
dado, y universal, puesto que las significaciones son "mundanas",
es decir producidas "en el mundo". La mente, o al menos su
contribución al fenómeno de significación,
deberá modelizarse. Finalmente, si enumeramos los campos
del saber que deberán cooperar en una semiótica
general, encontraremos: una teoría de la
percepción, una fenomenología de los
fenómenos "ordinarios" y una modelización del
intérprete en función de su relación con el
mundo.

 

 

Andres N.

Partes: 1, 2
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