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La Universidad a la deriva




Enviado por jairsoto2003



    Opciones de solución para un
    barquito de papel en medio
    de la tormenta

    1. Primera
      parte
    2. Segunda parte

    Primera parte

    La universidad del atlántico navega sin
    capitán ni timonel, mucho menos tripulación abordo
    que la lleve a puerto seguro. Su
    modelo
    administrativo no responde a ningún modelo organizacional,
    la crisis
    financiera y académico- administrativa la tienen como un
    paciente con cáncer o sida al que
    tratan con acetaminofen. Lo más grave es que hay un
    silencio cómplice tanto de los miembros de la comunidad
    académica como de los de nuestra sociedad a la
    cual se debe. Hay necesidad de sacudir la estructura de
    poder desde
    sus cimientos hasta que el terreno que pisen los miembros del
    Consejo superior y de la "alta dirección de la universidad" comience a
    temblar bajo sus pies, es improbable que estén lo
    suficientemente despiertos para comprender la necesidad de hacer
    un cambio tanto
    de sí mismos como de la universidad en su condición
    de organización.

    Los patrones exitosos indican la probabilidad de
    que la existencia de presiones fuertes en áreas de alta
    responsabilidad administrativa sea la mayor
    preocupación por hacer cambios en las organizaciones
    clientelistas y burocráticas como nuestra universidad.
    Estas presiones parecen derivarse de dos fuentes
    generales: 1) factores ambientales graves como la no
    acreditación de calidad de los
    programas ni
    la acreditación institucional consecuencial del hecho
    anterior y lo peor la pérdida del respeto y
    reconocimiento de la sociedad Barranquillera, Atlanticense,
    Costeña y nacional; 2) eventos internos
    tales como huelga de los
    sindicatos
    (esto está muy lejos de que se dé), huelgas
    estudiantiles ante el no reconocimiento de sus programas, baja
    competitividad
    frente a otras universidades, tomas de jubilados, etc. Estas
    presiones recaen en áreas de responsabilidad que a los
    altos administradores les resulta muy fácil renunciar como
    reflejo de su propia incapacidad.

    Probablemente sea significativo que ocurran
    simultáneamente las presiones ambientales y las presiones
    internas. Cuando sólo se siente una de ellas o cuando las
    dos se compensan entre sí, le resulta más
    fácil a la
    administración decir que la presión no
    es más que temporal como en estos momentos, o que no tiene
    consecuencias. Pero cuando ambas existen a la vez, es más
    fácil darse cuenta de que la universidad no está
    cumpliendo su misión o
    dejó de ser universidad. Lo que sucede es que en los
    actuales momentos se engaña al profesorado, a los
    trabajadores, estudiantes y a la opinión
    pública, diciendo que este problema es como el
    fenómeno del niño que dura seis meses cada 20
    años, que el problema es el neoliberalismo
    pero no develamos que somos y hemos sido históricamente
    instrumentos de éste. Por que la "alta dirección de
    la universidad del Atlántico" ha sido la misma en los
    últimos doce años. El refrán
    continúa…es que la llegada de Uribe, es que
    heredamos un déficit que lo hemos reducido…Hasta
    que como en la canción de salsa de José A Pinares
    que por estos días esta causando furor en la
    interpretación de Gilberto Santa Rosa suceda que "el
    refrán se te olvidó".

    Lo que ha mantenido viva a esta universidad han sido dos
    cosas: 1) que ha habido presiones, pero sólo de los
    jubilados, sin el apoyo decidido de los demás estamentos y
    no ha habido solidaridad con
    ellos especialmente de los docentes y trabajadores que
    algún día tendrán su condición. Estos
    y 2) la alta formación de la inmensa mayoría de los
    profesores, a pesar de las pocas condiciones que se les dan, los
    estudiantes de nuestra universidad a cuanto eventos van son los
    primeros de la Costa Caribe. Parece contradictorio, pero a pesar
    de todos los problemas, la
    Universidad del Atlántico continúa siendo la
    primera, no solo a nivel local sino regional. No obstante, el
    oscurantismo que nos han sometido las administraciones de los
    últimos tres cuatrienios. Mientras que en el oscurantismo
    de la edad media las
    bibliotecas de
    los monasterios estuvieron vedadas, la nuestra, se ha cerrado
    sola. Pocos estudiantes la visitan, hay más funcionarios
    que libros; en una
    época como la contemporánea, en la que cada diez
    segundo se está editando un libro en
    algún lugar del mundo. La universidad es libros
    decía Don Miguel de Unamuno. Pero la nuestra está
    llena de libros viejos y desfasados. Sí los estudiantes se
    educan con bibliografías actualizadas se debe a que
    sus profesores les prestan sus libros y estos son fotocopiados o
    clonados. De este modo se nutre nuestra academia.

    En cuanto a la investigación, la universidad debe
    articularse al entorno institucional, visto a diferentes planos
    de cobertura, desde el plano inmediato más cercano,
    pasando por los planos regional y nacional, hasta el plano
    continental y mundial. El supuesto es que en ese sector existen
    áreas que demandan y consumen conocimientos y
    tecnologías (aunque hasta ahora la demanda y el
    consumo no
    estén orientados en relación con la universidad,
    sino con otras fuentes, especialmente profesionales e
    industriales y, muchas veces, del exterior). Y, dado que la
    producción de conocimientos y
    tecnologías es precisamente el objeto particular de los
    procesos de
    investigación, la Investigación en la Universidad
    del Atlántico debería vincularse estrechamente a
    esas áreas. Los usuarios de conocimientos y
    tecnologías ubicados dentro de dichas áreas
    deberían, probablemente, constituir el perfil de lector
    para el investigador en el momento en que escribe sus reportes
    finales.

    La institución y los gestores de
    investigación en la Universidad deberían analizar
    el Sector Social, identificar las necesidades de conocimientos y
    tecnologías a diferentes plazos y desde diferentes
    perspectivas y deberían jerarquizar esas necesidades en
    términos de prioridades, de magnitud de la demanda, de
    posibilidades de abordaje, etc. De ese modo la universidad
    podría especializarse en ciertas sub-áreas, en
    atención a su propia filosofía
    organizacional, a sus políticas
    y a sus propias disponibilidades. Aquí el representante
    del sector productivo sería el enlace ideal para vincular
    a la universidad con el sector al que éste pertenece. En
    este campo se debe reconocer que se ha avanzado en lo
    organizativo, pero el claustro de investigadores debe contar con
    presupuesto
    propio y con convenios interinstitucionales que garanticen el
    desarrollo de
    investigaciones que se viertan a la sociedad
    costeña que es a quien la universidad se debe.

    Pero retornando al punto inicial, aunque la
    presión fuerte puede servir para despertar la estructura
    de poder, no constituirá garantía automática
    de que la alta administración comprenda su problema y tome
    la acción correcta para resolverlo. Es muy probable que la
    alta administración, al sentirse bajo fuerte
    presión, tienda a racionalizar sus problemas
    echándole la culpa de su existencia a "ese gobierno tan dado
    a intervenir que tenemos".

    Consecuentemente encontramos una segunda etapa en los
    procesos de cambios exitosos, es decir por parte de los mismos
    actores que han generado el conflicto.
    Tendrán que hacer un alto en el camino, si se quiere
    salvar a la universidad, someter su apetito burocrático a
    un ayuno severo, a una dieta rigurosa y entregarle a la
    universidad a un verdadero hombre de
    ciencia y
    academia como un Orlando Fals Borda y darle la posibilidad de
    transformar y crear una verdadera estructura organizativa que
    permita la administración y la gestión
    de proyectos
    institucionales.

    Pero no nos adelantemos al proceso, en
    este paso vemos como la estructura de poder, desde arriba hasta
    abajo, se une al rector académico, recién llegado
    para ensamblar la información y colaborar en la
    búsqueda de la ubicación y las causas de los
    problemas. El proceso comienza arriba, y se va moviendo
    gradualmente hacia abajo, atravesando toda la jerarquía
    orgánica. Lo más frecuente es que esto ocurra en
    juntas a las que asistan todos los directivos
    académico-administrativos de dirección y de
    ejecución. Esto debería ser el compromiso de quien
    les represente ante el consejo superior, trazar en conjunto
    políticas de reordenación administrativa. Por
    ejemplo en nuestra universidad no se justifica que existan dos
    coordinaciones de matemáticas, dos de sociales cuando se
    tiene un solo programa
    acreditado, ni que los semipresenciales sean una república
    aparte, deben estar coordinadas con los mismos criterios de los
    presénciales lo que cambia es la modalidad. Se debe acabar
    la departamentalización de los docentes. Esto
    lo que ha formado es gethos o feudos, no comunidades
    académicas. No se justifican ciertas decanaturas como las
    de Ciencias
    Humanas la cual debe anexarse a la de Ciencias de la Educación. La
    primera de menos tradición con apenas menos de 1,000
    estudiantes y la segunda con la tradición de ser la
    primera facultad de la universidad y con más de 8, 000
    estudiantes casi el 60% de la población de la universidad. Asimismo las
    facultades de Dietética y Nutrición, con la de
    de Química y
    Farmacia deberían fusionarse, al igual que Arquitectura y
    Bellas Artes,. No se justifica una vice rectoría de
    extensión ni un Departamento de postgrado y hasta un
    Centro de Investigación ya que estas funciones deben
    ser adelantadas desde cada unidad académica. Y el personal
    reubicarlo. Esto solo a manera de ejercitación e ilustración.

    Es en esta etapa cuando se manifiesta el enfoque
    compartido para el poder y el cambio, (Pascual, 1988) para hablar
    de teorías
    organizativas de administración. Mediante la consulta con
    sus subordinados respecto a la naturaleza de los
    problemas, se percibe como la alta administración exhibe
    su disposición a dar a otros participación en el
    proceso de tomas de decisiones. Ciertos temas de discusión
    que antes se consideraban "tabú" o destinados solo para el
    "honorable consejo superior" se tratarían como
    áreas legítimas para la investigación
    posterior dentro de sesiones semanales de planificación en la cual cada directivo
    académico preparó una lista de ideas para la
    agenda.

    Esto parece producir beneficios adicionales a los
    meramente intelectuales que posiblemente deriven de un diagnóstico completo de los problemas de
    la
    organización, y esto se debe a que cada subordinado ve
    las pruebas que:
    a) la alta administración está dispuesta a cambiar,
    b) se está reconociendo que existen problemas importantes;
    se les está haciendo frente, y c) los niveles altos
    están valorando las ideas que proceden de los niveles
    inferiores. Esto sucedería apenas en una de las nueve
    arterias que nutrirían a la universidad. La
    representación de las directivas
    académicas.

    Una vez que se reconocen los problemas hay que tratar de
    desarrollar soluciones
    efectivas y comprometerse plenamente a implantarlas. Con
    frecuencia los procedimientos y
    las soluciones que tradicionalmente ha utilizado una
    organización mantienen su presión que es
    difícil de eliminar. Un ejemplo pleno es que los
    departamentos han debido desaparecer en nuestras universidades y
    en la nuestra aun persisten, a pesar de haberse dado un acuerdo
    del consejo superior que los suprimía (acuerdo 013 del
    2000). Siempre existe la tentación especialmente para la
    estructura de poder, de aplicar soluciones viejas a problemas
    nuevos. Consecuentemente, parece ser necesaria una cuarta fase:
    el inventario de
    soluciones nuevas y únicas a las cuales se comprometa
    intensamente la estructura de poder.

    Los cambios exitosos al interior de las organizaciones
    han enseñado que en ellos se habían hecho
    búsquedas amplias e intensas de soluciones creativas,
    dentro de las cuales, un gerente, en
    este caso, un rector comprometido con la academia, la
    investigación y la ciencia
    tome un papel activo. Es él quien logra invariablemente
    que toda la administración tome parte del aprendizaje y la
    práctica de nuevas formas de comportamiento
    que tratan de localizar y liberar los recursos
    creativos de muchas personas. Se ve a las claras que como en el
    paso anterior, el método
    para lograr soluciones se basa en el concepto del
    poder compartido según lo afirma Fullan (2001). En esta
    fase, el énfasis se hace en el uso de la
    colaboración y la participación para el desarrollo
    de soluciones de grupos para los
    problemas que se identifican en la tercera fase. La potencia de este
    modelo, tanto para la obtención de decisiones de alta
    calidad como para lograr una elevada intensidad de compromiso
    respecto de la acción ha sido demostrada muchas veces en
    las investigaciones que se han realizado para este efecto. Esto
    no es fácil decía Don Miguel de Unamuno que
    producir cambios en las universidades de este tipo
    (clientelistas y burocráticas) era como remover
    cementerios.

    Una quinta etapa del proceso es la de la
    "comprobación de la realidad". Antes de que se introduzcan
    cambios a gran escala. En esta
    fase no solo las validez de las decisiones específicas que
    se tomaron en la fase cuarta, sino también el modelo
    fundamental para la toma de estas decisiones (el poder
    compartido), cae bajo el escrutinio cuidadoso de la
    organización. En vez de no tomarse más decisiones
    grandes en la cúspide (Consejo Superior) se toman una
    serie de pequeñas decisiones que se implementan a todos
    los niveles de la organización. Además, se tiende a
    considerar estas decisiones más como experimentos que
    como decisiones finales e irreversibles. Los elementos, a todos
    los niveles de la organización, deben buscar pruebas que
    se apoyen en sus propios ambientes, es decir ahorro de
    dinero de
    esfuerzos, de trámites y sobre todo de la
    motivación y la identidad para
    con la universidad como organización, antes de juzgar los
    meritos de sus acciones. Por
    tanto, con estos esfuerzos experimentales por producir cambios, y
    la búsqueda de comprobaciones de rendimiento que los
    acompaña, puede comenzar una etapa final en la cual los
    protagonistas comprueben los resultados y reaccionen a
    ellos

    .Cada investigación que se ha realizado al
    respecto ha mostrado indicios relativamente claros de que todos
    los niveles de la organización estudiada apoyaron dichos
    cambios. Evidentemente los resultados positivos poseen un fuerte
    efecto reforzador, es decir, que las personas florecen en
    ambientes donde se les reconoce su labor. Se ve que este efecto
    de expansión ocurre a medida que se identifica un numero
    cada vez mayor de problemas, y que un número cada vez
    mayor de personas participan en su solución. El efecto
    más significativo de esta fase sea una aceptación
    mayor y más permanente, a todos los niveles, de los
    métodos
    básicos que se utilizan para producir cambio. En cada uno
    de los cambios exitosos, el uso del poder compartido se convierte
    en procedimiento
    institucionalizado y subsistente, y deja de ser método de
    "un solo golpe" que se utiliza para producir el cambio. Cuando
    haya ocurrido tal reorientación de los procedimientos para
    la toma de
    decisiones por parte de la estructura del poder (en nuestro
    caso el Consejo Superior), es seguro que la universidad no
    regresaría a su comportamiento anterior.

    Segunda
    parte

    Lo que se necesita para que la universidad del
    Atlántico cambie es una cantidad menor de intuición
    y una cantidad mucho mayor de consideración de las
    evidencias que han surgido de los estudios efectuados en esta
    área. No sería sabio tomar demasiado literalmente
    cada una de las fases que este artículo identifica
    (indiscutiblemente que sí se hace a través de una
    investigación las rechazarán, modificarán o
    elaborarán aun más), pero su efecto general sugiere
    que hagamos desaparecer algunos de los mitos
    más comunes de los cambios orgánicos y de las
    prácticas clientelistas y la visión burocratizadora
    de los directivos académicos. Según criterio de
    Greiner (2002) se necesitan cuatro acciones positivas

    1. Debemos revisar nuestros conceptos
      egocéntricos de que el cambio de las organizaciones
      depende mucho de un diseño maestro, trazado y ejecutado de un
      solo golpe por un consultor o alto administrador
      omnisapiente. Los patrones que identificamos aquí
      indican claramente que el cambio es consecuencia de varias
      acciones, algunas de las cuales se planean y otras no son
      susceptibles de planificación, y todas las cuales
      están relacionadas entre sí y ocurren a
      través de cierto plazo de tiempo. Los
      cambios exitosos comienzan con la presión, cosa que
      desde el punto de vista de la organización no es factor
      planeado. Entonces entran un poco las etapas más
      planificadas, a medida que la alta administración indica
      una serie de eventos ideados para implicar a elementos de
      más bajo nivel en el proceso de solución de
      problemas. Pero aun aquí suelen ocurrir eventos
      imprevistos, a medida que los subordinados empiezan a
      "responder" y a sugerir temas que probablemente la alta
      administración no esperaba. Además, vienen las
      etapas concluyentes, en las cuales se experimentan el éxito, y éstas se verán
      afectadas en parte por los diseños conscientes, pero con
      igual frecuencia se deberán a fuerzas totalmente ajenas
      al control de
      los planificadores.
    2. Suponemos con demasiada frecuencia que los cambios de
      las organizaciones son para "esa gente de piso de abajo", a
      quienes de alguna manera percibimos como elementos de menos
      capacidad de dirección y mucho más de
      ejecución. En contraste con esta afirmación, los
      patrones exitosos indican que es muy importante que la alta
      administración se conciba a sí misma como parte
      de los problemas que sufre la institución, y se implique
      activamente en la búsqueda de soluciones. Sí no
      hay implicación y compromiso por parte de la alta
      administración, será muy dudoso que los niveles
      inferiores comprendan la necesidad de hacer cambios o que si la
      comprenden estén dispuestos a tomar los riesgos que
      comprenden dichos cambios.
    3. Debemos disminuir nuestra inclinación a los
      enfoques tanto unilaterales como delegados para el cambio. El
      enfoque unilateral es tentador, porque sus procedimientos
      resultan fácilmente accesibles a las altas
      administraciones, pero generalmente no sirve más que
      para perpetuar los mitos y desventajas de la omnisapiencia y
      del pensamiento
      "dirigido hacia abajo". El enfoque delegado por otra parte
      aunque posee el atractivo de sus
      connotaciones"democráticas", puede impedir que la
      estructura de poder quede implicada directamente en un proceso
      que exige guía segura y apoyo de su parte al
      horizontalizar las relaciones de poder. Los hallazgos que han
      llevado a que muchas universidades latinoamericanas hayan
      salido de modelos
      obsoletos de administración o que en la practica no
      hayan tenido alguno, enfatizan el uso del enfoque más
      difícil, pero el más fructífero: el del
      compartimiento del poder. A medida que los administradores se
      unan para abrir la estructura de poder de las instituciones a un intercambio de influencias
      entre los niveles altos y los bajos, probablemente liberen
      nuevas fuentes de energía y de creatividad,
      cuya existencia jamás habían
      concebido.
    4. Se necesita que los rectores, vice rectores, decanos
      y directores de unidades académicas e investigadores,
      adopten puntos de vista menos estrechamente orientados a sus
      especialidades individuales. Es la defensa de la parcela o el
      feudo. Hace demasiado tiempo que algunos están actuando
      como si la universidad le hubiese donado un pedazo de terreno y
      hasta la gente les perteneciera. Se necesita cambiar o nos
      cambian, mucho más dialogo
      constructivo y mucho más esfuerzo en conjunto para que
      comprendamos mejor y actuemos más sabiamente en
      términos de las complejidades y los riesgos inherentes a
      los problemas tan difíciles que implica la introducción de cambios en las
      universidades vistas ya como organizaciones ante la
      acreditación institucional y la acreditación de
      calidad de sus programas.

    El gobierno actual ha asumido las recomendaciones del
    documento "hacia una agenda de transformación de la
    EDUCACIÓN
    SUPERIOR: Planteamientos Y Recomendaciones elaborado por la
    Comisión Nacional para el desarrollo de la Educación Superior convocada por el
    Presidente de la República, cuyo primer borrador data de
    1996 y del cual se han realizado varias versiones del
    documento. De éste surgió un informe
    titulado "Financiamiento de la Educación Superior
    en Colombia:
    Crédito Estudiantil y Asignación
    Directa según indicadores.
    El texto ya
    está casi listo y ha sido preparado por UDS_DEC del DNP.
    El documento abarca temas relacionados con múltiples
    aspectos de la vida universitaria: caracterización de la
    universidad, acreditación institucional,
    remuneración del docente, cobertura de la
    educación superior, modalidades de educación
    técnica y tecnológica, y relación con los
    otros niveles educativos, etc. Lo que más llama la
    atención es el tema del financiamiento de la universidad
    y el Sistema de
    Educación Superior.

    En cuanto a su financiación, el documento
    establece que en lugar de financiar directamente a las
    universidades, debe pasarse a financiar a los estudiantes a
    través de créditos educativos de tal manera que a
    partir del 2003 se otorgarán créditos a
    estudiantes para que decidan libremente si van a matricularse
    en instituciones públicas o en privadas. El cambio o la
    revolución educativa se
    concretaría así: Los derechos de
    matrícula deben pasar de ser del 5% o 10% de los
    ingresos
    totales de las universidades públicas a representar casi
    un 50 % ya que los ingresos en términos
    financiación presupuestal para aquellas universidades
    que alcancen los mayores índices en los indicadores de
    gestión tendrían derecho al 52 % nada
    más de su presupuesto. Los que conocemos bien la
    universidad del Atlántico sabemos que esto es grave. Ya
    que por concepto de matrículas no se alcanza siquiera al
    5% de su presupuesto. La universidad puede entre sus
    alternativas ofrecer becas-trabajos, en la cual el estudiante
    labora en condición de funcionario sin recibir un
    salario
    mínimo siquiera, sino una bonificación a cambio
    de su educación. De esta manera se abarataría los
    gastos de
    funcionamiento de y la relación de costos por
    estudiante que actualmente preocupa al gobierno nacional y es
    que con toda honestidad
    el estudiante universitario colombiano es de los más
    caros a nivel mundial. La universidad tendrá que optar
    por la venta de
    servicios a
    la comunidad y desarrollar los planes de desarrollo regionales
    para alcanzar la mitad de su funcionamiento.

    La preocupación aquí expuesta invita a
    los que dirigen a la universidad y a nosotros mismos en
    condición de comunidad académica a analizar los
    alcances de esta nueva disposición gubernamental y
    adecuar a nuestra universidad como una organización. Por
    ello, presentamos una forma de organizarnos que no debe ser la
    única pero al menos es la primera de la cual se tiene
    conocimiento. Es una posibilidad de que la
    universidad empiece a autodirigirse y autoregularse como
    organización.

    Como se ha visto el problema de la falta de pago es el
    efecto de esa falta de administración y de ninguna
    gestión y su solución no es la respuesta a los
    múltiples problemas del Alma Mater. Esto es apenas un
    problema coyuntural. El verdadero problema está en que la
    universidad responda a los estándares de calidad
    señalados para las universidades su cumplimiento a cada
    uno de ellos determinará su presupuesto. Además de
    tener una planta de personal adecuada y efectiva. En la que no
    sobre ni falte ningún trabajador.

    *Magíster en Administración Educativa y
    Candidato a doctor de la Newport University USA. Profesor de
    tiempo parcial de UNIATLÁNTICO.

    BIBLIOGRAFÍA

    Greitner, Larry. (2002) Models for changes in the
    organization of the official Latin American universities in the
    XXI Century. Harvard University Press

    Fullan, Michael G. (2001). The meaning of Change.
    Teachers College Columbia University Press. New York,
    N.Y.

    Pascual, Roberto. (1988): La gestión educativa
    ante la innovación y el cambio. II Congreso Mundial
    Vasco Narcea. Bilbao, España.

     

     

    POR:

    JAIRO EDUARDO SOTO MOLINA

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