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la Comunidad Económica Europea




Enviado por ssoniazarai



    1. El aumento de la masa de
      capital global en funciones opera desde la segunda mitad del
      siglo XX un cambio cualitativo en la organización del
      capital.
    2. Los Estados nacionales no
      constituyen una condición  "sine qua non" para el
      despliegue internacional del valor.
    3. Los Estados nacionales
      están condenados a ser económicamente
      neutralizados por las exigencias irresistibles de la magnitud
      del capital global  en constante
      crecimiento.
    4. Referencias históricas
      de la contradicción entre la tendencia a la
      internacionalización de las relaciones capitalistas
      plenas en Europa.
    5. Aspectos de la
      contradicción en junio de 2001
    6. La Política Agraria
      Común en la CEE

    1.-El aumento de la
    masa de capital global
    en funciones
    opera desde la segunda mitad del siglo XX un cambio
    cualitativo en la
    organización del capital.

    En nuestra polémica con la C.C.I.,  
    afirmamos que las condiciones del movimiento de
    los capitales a nivel mundial no son las mismas que hasta la
    segunda mitad del siglo XX, porque el cambio de cantidad en la
    masa de capital global en funciones ha venido operando desde
    entonces un cambio cualitativo en el proceso de la
    acumulación. Hasta la segunda postguerra mundial, la masa
    del capital global acumulado en el centro capitalista no
    había alcanzado el punto de sobresaturación
    permanente, lo cual explica el desarrollo
    desigual y la división internacional del trabajo no solo
    entre ramas de distinta composición orgánica del
    capital al interior de los distintos países, sino entre
    países. La sobresaturación y exportación permanente de capitales del
    centro a la periferia determinada por el desarrollo de la
    fuerza
    productiva del trabajo en la etapa del capitamismo tardío,
    si bien mantiene el desarrollo desigual entre ramas de la
    producción -que hace a la esencia y
    legalidad de la reproducción ampliada- sí muestra ya la
    tendencia histórica a la equipararación del
    desarrollo
    económico entre países y a eliminar la
    división internacional del trabajo vigente durante la
    etapa temprana. Tal es -a nuestro modo de ver- el corolario de la
    ley general de
    la acumulación capitalista que presentamos a modo de
    síntesis crítica de la
    concepción estancacionista crónica sostenida por
    los compañeros de la C.C.I. Así lo decimos en el
    último párrafo
    del documento:

    <<Por todo lo dicho hasta aquí , ya no
    se trata, pues, de saber si los países dependientes se
    desarrollan o no. De lo que se trata es de demostrar
    estadísticamente si se verifica la tendencia a la
    universalización de la producción y uso de
    tecnologías de última generación a nivel
    planetario -que es lo que, a nuestro juicio, está
    previsto en la lógica del capital según la
    teoría de Marx-, o si,
    por el contrario, el capital excedente de las metrópolis
    imperialistas clásicas fija históricamente el
    subdesarrollo relativo en los países de
    su periferia, como piensan los teóricos del
    estancamiento. En tal sentido, se trata de saber si en la
    actual etapa tardía del proceso histórico de la
    acumulación capitalista, esa tendencia prevista
    científicamente por Marx ha alcanzado ya su
    verificación empírica, o sea, si las estadísticas sobre el desarrollo
    tecnológico relativo de las distintas fracciones del
    capital en el contexto de espacios económicos comunes,
    como es el caso del Mercosur,
    confirman o no la tendencia a la uniformidad del desarrollo
    desigual a nivel planetario, es decir, a la formación de
    una sóla tasa de ganancia media que rija el comportamiento del capital social global
    mundial. Esta es la esencia de la llamada globalización y para nosotros no hay duda
    de que la lógica del capital va irresistiblemente en esa
    dirección, y en el sentido cada vez
    más evidente, necesario y realmente posible, de la
    revolución socialista
    universal.>>


    2.-Los Estados
    nacionales no constituyen una condición  "sine qua
    non" para el despliegue internacional del valor.

    Las distintas intensidades de trabajo y la diferente
    composición orgánica de los capitales que expresan
    el progreso desigual de las fuerzas productivas bajo el capitalismo,
    constituyen un fenómeno que se verifica entre las
    distintas fracciones del capital que interactúan con plena
    libertad en el
    espacio económico restringido al interior de cada
    país, y esto no impide sino que determina y explica la
    formación de las tasas de ganancia media en esos espacios
    restringidos. Pero la restricción que fragmenta el
    despliegue del valor no está determinada
    políticamente por los distintos Estados nacionales, sino
    al revés: la insuficiente masa de capital en funciones
    respecto de su rédito medio al interior de cada
    país, explica y da sentido a los modernos Estados
    burgueses nacionales.

    En este sentido, los Estados nacionales no constituyen
    una condición inherente o "sine qua non" para el
    despliegue internacional del valor. Parecieron serlo, sin duda,
    en la etapa temprana de la historia de la
    acumulación, cuando la magnitud del capital global en
    funciones era todavía insuficiente para apoderarse de la
    masa disponible de trabajo explotable en cada uno de ellos. En
    ese momento, la unidad de los diversos capitales no podía
    ser sino política y nacional.
    Pero en la etapa tardía, esta unidad tiende a ser cada vez
    más eminentemente económica e internacional. Al
    tornarse permanentemente excedentarios dentro de sus bases
    nacionales de formación, los distintos grandes capitales
    nacionales acentúan su tendencia a la trasnacionalidad y a
    su unidad política multinacional. Ante esta nueva realidad
    actual, los Estados nacionales tradicionales tienden
    paulatinamente a perder entidad y competencias,
    gravitando cada vez con más fuerza la necesidad de
    organizaciones
    políticas y legalidades supranacionales que
    fiscalicen el proceso de acumulación en espacios
    económicos cada vez más amplios que comprenden
    distintas nacionalidades. Según esta línea
    materialista histórica de razonamiento, los aparentes
    límites
    políticos al despliegue de los distintos capitales
    nacionales, son en realidad los límites económicos
    transitorios que el capital social global se pone a sí
    mismo para saltar ulteriormente sobre ellos.

    Si esto es así, no se trata de seguir en la
    evidencia empírica de la "realidad actual" capitalista
    desde los tiempos de Bujarin, donde las barreras de los distintos
    Estados nacionales a la circulación de los valores
    bajo la forma de mercancías y capitales, daba
    todavía más la impresión de que "la
    internacionalización de la vida económica" no
    podía superar la tendencia inversa "a la
    nacionalización de los intereses capitalistas". A la
    luz de lo que
    está ocurriendo ahora tampoco se trata ya de prever lo
    contrario. Se trata de reconocer el avance tangible de la
    sociedad
    capitalista hacia la resolución histórica de esa
    contradicción dialéctica.

    3.- Los Estados
    nacionales están condenados a ser económicamente
    neutralizados por las exigencias irresistibles de la magnitud del
    capital global  en constante crecimiento.

    Para prever, es necesario pensar las contradicciones
    desde el punto de vista del polo dominante, en este caso,
    según la ley general de la acumulación capitalista
    presidida por el desarrollo incesante de las fuerzas productivas.
    Esto es lo que hizo Marx en el prólogo de El Capital,
    cuando -anunciando la idea que la muerte le
    impidió desarrollar- dijo que "El país
    industrialmente más desarrollado no hace sino mostrar al
    menos desarrollado la imagen de su
    propio futuro".. Si -tal como se ha venido confirmando hasta hoy-
    es el valor económico en la base material de sociedad civil el
    que impone su ley de desarrollo a las superestructuras
    políticas e ideológicas del sistema,
    según la lógica de la ley general de la
    acumulación no hay ningún impedimento
    histórico-político absoluto al cumplimiento de la
    tendencia objetiva del capital hacia la formación de una
    tasa de ganancia media universal, no ya en base al desarrollo
    desigual entre Estados nacionales o multinacionales, sino entre
    ramas de la producción de plusvalor y conglomerados de
    empresas. Con
    esto no queremos decir que los Estados nacionales estén
    condenados a desparecer en lo que tienen de esencial, como
    maquinarias represivas, pero si que tienden a ser
    económicamente neutralizados por las exigencias
    irresistibles de la magnitud del capital global de la sociedad en
    constante crecimiento. De no ser así, parafraseando a Rosa
    Luxembourgo deberemos aceptar que la idea del internacionalismo
    proletario será siempre algo contingente que jamás
    podrá pisar "el suelo
    granítico" de la necesidad histórica
    objetiva.

    4.-Referencias
    históricas de la contradicción entre la tendencia a
    la internacionalización de las relaciones capitalistas
    plenas en Europa.

    Aproximadamente a principios de la
    década de los setenta, Jean-Jacques Servan-Schreiber,
    fundador del semanario francés L'Express y, por entonces,
    miembro del gabinete del presidente Valéry Giscard
    d'Estaing, publicó "El desafío americano". Este
    intelectual orgánico de la burguesía
    insistió allí en la urgencia de culminar lo que la
    burguesía europea había iniciado a principios de la
    década de los cincuenta con la creación de la CECA
    (Comunidad Económica del Carbón y del Acero). Para
    salir al paso de Schreiber, Ernest Mandel escribió "La
    respuesta socialista al desafío americano", donde
    concluyó en que la resolución de la
    contradicción entre la tendencia a la
    internacionalización de las relaciones capitalistas plenas
    en Europa, y su contraria a mantener esa plenitud restrigida a
    los respectivos Estados nacionales de ese continente,
    dependía de los intereses capitalistas en pugna, siempre
    que en esta dialéctica política no terciara la
    acción revolucionaria del proletariado, de ahí el
    título de su réplica a Schreiber.

    El planteamiento de Mandel supone un progreso evidente
    respecto de Bujarin. El mismo avance que habían hecho las
    fuerzas sociales productivas al interior del capitalismo. Pero en
    esto Mandel procedió a hipostasiar el sentido de la
    relación dialéctica, poniendo el principio activo
    de su resolución no en la forma-valor de las fuerzas
    productivas, en la irresistible tendencia objetiva a su
    despliegue internacional, sino en su manifestación, en la
    competencia, en
    la lucha interburguesa. Por eso su previsión no fue tal
    por contingente, esto es, que puede ser y, al mismo tiempo, puede no
    ser.

    5.- Aspectos de la
    contradicción en junio de 2001

    Hoy estamos asistiendo a las alternativas de esa
    aparente y supuesta contingencia a través de la cual se
    cumple necesariamente la ley del valor a escala
    planetaria. Por ejemplo, en la disputa al interior del partido
    conservador británico, donde la "Dama de Hierro" lidera
    en minoría la anacrónica corriente contraria a que
    "el imperio" renuncie a su soberanía económica aceptando
    reemplazar la Libra Esterlina por el Euro. Aunque, bien vistas
    las cosas, este orgullo imperial inglés
    trasnochado, puede que no sea más que un elemento de
    negociación para un más aventajado
    status, tanto del capital inglés que intenta elevar el
    precio de su
    integración a la UE, como de la burocracia
    política correspondiente al interior del nuevo Estado
    multinacional en formación.

    Otro tanto parece estar ocurriendo en Francia. Bajo
    presión
    del nacionalismo
    gaullista, Jospin acaba de propugnar la construcción del Estado multinacional
    europeo sin deshacer del todo los Estados miembros. En cambio,
    los burócratas políticos alemanes, mas "libres" que
    sus homólogos franceses e ingleses, no manifiestan
    semejantes reparos nacionalistas y sostienen el proyecto
    internacionalista más avanzado y deletéreo de la
    categoría de Estado nacional, proponiendo que la UE
    elabore su propia Constitución y que la Comisión
    Europea se convierta en un verdadero Poder
    Ejecutivo, a la vez que apuesta por una segunda cámara
    parlamentaria que asumiría funciones del actual Consejo de
    Ministros de la UE. Esta segunda cámara, en la que
    estarían representados los Estados (similar al Bundesrat o
    Senado alemán), tendría competencias exclusivas en
    materia
    presupuestaria, incluida la Política Agraria Común
    (PAC), la de mayor peso en la Unión. A la vez, siguiendo
    el esquema existente entre el Ejecutivo y los länder en ese
    país, la burocracia alemana propone que los Gobiernos
    europeos recuperen competencias que hoy están en manos de
    la Comisión Europea, como las políticas sobre
    fondos estructurales o ayudas regionales. Así, las
    iniciativas alemanas para profundizar en la construcción
    europea, tienen contradictoriamente como contrapartida el recorte
    de competencias a la Comisión aunque pase a llamarse
    Ejecutivo.

    6.-La Política
    Agraria Común en la CEE

    Ciertamente, el interés de
    la burocracia alemana favorable al práctico
    desmantelamiento de la Política Agraria Común,
    supone una renacionalización en este sector de la
    explotación del trabajo social en
    Europa. Esto parece contradecir lo dicho hasta aquí, ya
    que la burguesía más poderosa y solvente de Europa
    debiera ser la menos indicada para enrocarse tras sus fronteras
    nacionales. Pero es que, a pesar de su alto desarrollo
    tecnológico aplicado al trabajo rural -por encima de la
    media europea- la agricultura
    alemana sólo contribuye con el 2% al PBI del país,
    de ahí que siga siendo un importador neto de productos
    agrícolas; casi un tercio de su consumo
    alimentario proviene de otros países. Y dado que la
    Política Agraria Común se basa en la estrategia de
    aumentar el plusvalor industrial, la U.E. debe combinar la
    necesidad económica de reducir el "precio de
    intervención" de los alimentos con la
    necesidad política táctica de subsidiar a los
    capitalistas agrarios marginales cuya productividad
    genera ganancias que por poco no alcanzan a justificar sus
    costos de
    reproducción. Por lo tanto, es obvio que Alemania sea
    uno de los países que menos cargas financieras soporta en
    materia de subsidios rurales.

    Bajo estas condiciones, a diferencia de países
    como Portugal, Grecia,
    Irlanda, España o
    Italia, para la
    burguesía alemana es tan posible como menos oneroso e
    interesante, contribuir a la PAC limitándose a solucionar
    el problema dentro de su propio país. Más aun si se
    tiene en cuenta que Alemania ha venido siendo hasta ahora la
    principal fuente de financiación de los fondos de
    cohesión social de la UE., dado que los recursos
    comunitarios provienen en su mayor parte del Impuesto sobre el
    IVA, y cada
    Estado miembro contribuye según la aplicación de un
    tipo fijo único a su respectivo PNB. Esto explica que, por
    lo menos desde 1997, los burócratas políticos
    alemanes sean los que más han venido presionando en el
    Parlamento y la Comisión, para que se reduzcan las
    aportaciones de su Estado nacional a las arcas comunitarias en el
    más abultado capítulo presupuestario de la UE., el
    agrario. Contra lo que pudiera parecer, la construcción de
    Europa no gira hoy tanto en torno al Euro
    como a la PAC.

    De ahí el contencioso actual entre Alemania y los
    países actualmente más pobres, como España,
    Irlanda, Portugal y Grecia, ante la prevista ampliación de
    la Comunidad Económica a los países del Centro y
    Este de Europa, algunos de ellos todavía más
    pobres. Dado que en la Agenda 2000 se aprobó que los
    "receptores netos" de fondos comunitarios serían aquellos
    países cuya renta per cápita estuviera por debajo
    de la media comunitaria, al ingresar países más
    pobres, la media europea descendería y países como
    España quedarían por encima, con lo que
    dejarían de percibir el montante de las ayudas actuales
    pasando a ser "contribuyentes netos". Esta "realidad actual" del
    capitalismo explica el contencioso de junio entre Schröder y
    Aznar, así como el "no" de Irlanda a la ampliación
    de la UE en el reciente referendum.

    Ante las presiones alemanas para que se le libere
    parcialmente a su Estado nacional de las cargas presupuestarias
    comunitarias que considera excesivas, Aznar, presidente del
    gobierno español,
    ha respondido amenazando con vetar la moratoria (hasta el 2006)
    reclamada por Alemania, respecto a la libre circulación de
    los asalariados pertenecientes a los países menos
    desarrollados que el reciente tratado de Niza prevé
    incorporar a la UE. España chantajea en la seguridad de que
    los alemanes no están en condiciones económicas de
    soportar el súbito torrente migratorio de los nuevos
    países comunitarios -en su mayor parte atraido por el
    más alto nivel de vida en Europa- sin que peligre no
    sólo su aventajado "standing" económico, sino la
    propia estabilidad política del actual proyecto europeo
    inducido por la ley del valor. Este incidente hispano-aleman se
    solucionó a favor de los intereses del más fuerte.
    Pero aun poniéndonos en el peor de los supuestos desde la
    perspectiva política que se perfila en Europa, el mayor de
    los retrocesos posibles no sería más que un
    incidente en la irresistible tendencia secular a la
    unificación política de los burgueses europeos, que
    ese ha de ser el resultado cueste lo que cueste.

    La PAC es "robusta" y no está "amenazada" por las
    crisis
    actuales, declaró en junio  Gregor Kreuzhuber,
    portavoz del comisario europeo de Agricultura, Franz Fischler,
    estimando que "la reforma de la PAC es un proceso permanente y no
    puntual". ¿Qué quiere decir esto hablando en plata?
    Que a mediano plazo el panorama del agro en Europa apunta a la
    subsistencia de un irrisorio sector gran burgués eficiente
    en una franja de productos selectos muy caros, mientras que la
    mayor parte de la población se alimentará con los
    importados de otras partes del mundo que disponen de una
    agricultura natural competitiva. ¿Qué pasará
    con la ya escasísima población agraria europea
    basada en la propiedad
    territorial? Que seguirá disminuyendo hasta desaparecer
    como tal, cuando los alimentos sean productos industriales cuasi
    puros y la renta territorial deje de gravitar significativamente
    sobre los precios, como
    es el caso hoy día en los EE.UU. Mientras tanto, se
    suceden desgraciados episodios que sumen a numerosas familias de
    agricultores pobres en la desesperación y el suicidio.

    Desde 1990, el empleo
    agricola en Europa disminuyó un 24 % al mismo tiempo que
    se aceleró el proceso de concentración de la
    propiedad territorial. Las ayudas selectivas a instancias de los
    fondos de cohesión social de la PAC, consisten en dividir
    las dificultades para dominarlas mejor, aislando
    políticamente a las burguesías agrarias marginales
    con subsidios insuficientes que renuevan su esperanza sin torcer
    el curso hacia su expropiación o fusión
    irremediable. Pandemias como la de las vacas locas -que tuvo su
    causa en un productivismo agrícola genocida- aceleran este
    proceso. La unión internacional de los grandes capitales
    europeos es ya incompatible con la reminiscente base social
    campesina en que cabalgó el sueño imperial de los
    Bonaparte. No es casual que Joseph Bové, este desaforado
    pequeño burgués agrario, productor de leche de oveja
    en el sur de Francia, sea la cabeza más visible y
    emblemática del movimiento
    "antiglobalización".

    7.-Conclusión

    Al contrario de lo que todavía estaba oculto en
    tiempos de Bujarin, la realidad actual del capitalismo parece
    confirmar que la tendencia hacia la internacionalización
    de la vida económica sobrepuja la resistencia de
    las fracciones burgesas nacionales más débiles que
    se resisten a prescindir de sus propios Estados nacionales. Si el
    proletariado no toma conciencia y
    procede a autorganizarse internacionalmente a tiempo para
    convertir las actuales contingencias del capitalismo
    tardío en posibilidad real de lo necesario desde la
    perspectiva social del comunismo; si su
    parte consciente no es capaz de adelantarse poniendo desde ya su
    voluntad política en función de
    la previsión científica marxista cada vez
    más en trance de convertirse en "actualidad real" del
    capitalismo, es probable que la humanidad pase antes por las
    "horcas caudinas" de una nueva guerra
    devastadora entre bloques de capitales internacionalmente
    unificados en torno a monedas como el Euro y el
    dólar.

     

      

    Sarai

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