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Sector agropecuario argentino




Enviado por nmacchi



    Su importancia en la economía nacional y
    su relación con el sector financiero

    1. Introducción
      general
    2. Visión general del sector
      agropecuario
    3. Planteo de la problemática
      estructural – situación actual
    4. Conclusiones
      finales
    5. Bibliografía
      consultada

    PRIMERA PARTE –
    INTRODUCCIÓN GENERAL

    El sector agrícola es el productor básico
    de alimentos e
    insumos para la industria y la
    exportación. La actividad agrícola
    ha perdido peso económico a lo largo de la historia. Hoy en día
    no representa más que el 10% del Producto Bruto
    mundial, porcentaje similar a su representación en el PB
    argentino. Sin embargo se dedica a las actividades agropecuarias
    el 50% de la población mundial, siendo muy variable la
    proporción existente entre los países desarrollados
    y los subdesarrollados, ya que en éstos últimos el
    90% de los trabajadores se dedican a esta actividad.

    Con el propósito de obtener un mejor desempeño de este sector es necesario
    fomentar la investigación, tecnificación, el
    acceso al crédito, la asistencia técnica, la
    comercialización y la asesoría
    técnica y financiera a pequeños y medianos
    productores.

    En este trabajo se considera que el crédito
    es uno de los principales instrumentos para el desarrollo de
    todo este proceso y de
    la actividad. Pero para que el crédito sea efectivo es
    necesario que esté acompañado de políticas
    económicas, impositivas y financieras
    apropiadas.

    Se pretendió hacer un aporte sobre la
    situación del sector agropecuario vinculado a la falta de
    inversión y tecnología, como
    consecuencia del bajo acceso al crédito, y dejar planteada
    la necesidad de crear nuevas herramientas
    que permitan el acceso al crédito hacia los
    pequeños y medianos productores a fin de estimular el
    crecimiento de las economía en desarrollo y
    buscar consolidar la industria
    agropecuaria local para hacerla competitiva a nivel
    internacional, cuidando primordialmente los intereses nacionales,
    en un esfuerzo conjunto entre el sector privado y el
    público.

    También se podrá observar que se
    mencionaron algunas experiencias y casos de Latinoamérica e inclusive de países
    desarrollados, porque Argentina no es
    la excepción en esta problemática.

    La primera parte del trabajo se corresponde a esta
    introducción. En la segunda se presenta una
    visión general del sector: características, instrumental, indicadores,
    tecnología, y una breve reseña
    histórica. En la tercera parte presentaremos la
    situación actual de acceso al crédito por parte del
    productor agropecuario en donde también se
    expondrán algunas opiniones de profesionales del sector
    financiero y de algunas asociaciones del agro para conocer sus
    visiones sobre el tema. En esta sección también se
    presentará una serie de alternativas diferentes y actuales
    con las que se ha pretendido cubrir parte de la demanda de
    crédito no satisfecha. Y en la cuarta sección se
    expondrán algunas conclusiones a partir del análisis de los datos y de la
    información expuesta y consolidada en este
    trabajo. También se dejarán planteados algunos
    interrogantes sobre el futuro de la actividad y sus
    consecuencias.

    SEGUNDA PARTE –
    VISION GENERAL DEL SECTOR AGROPECUARIO

    1. La agropecuaria ha sido la primer actividad
      económica de la humanidad. Toda la economía
      griega y romana, y la mayor parte de la economía
      feudal se basó en la producción agropecuaria. Su destino era
      principalmente el autoconsumo y sólo en
      pequeñas proporciones, se comercializaba.

      La actividad agropecuaria estuvo en la base de la
      mayoría de las economías hoy desarrolladas y en
      función de ella se desplegaron el resto
      de las actividades. La importancia del sector está
      dada por su doble función de proveer bienes
      finales fundamentales y buena parte de los insumos
      básicos de la actividad industrial.

      Su trascendencia tiende a declinar con el proceso de
      desarrollo
      económico. La diversificación de la
      actividad productiva, el reemplazo de productos
      naturales por artificiales y el manejo de los países
      industrializados, han generado esta tendencia. Sin embargo,
      aún hoy una economía es más fuerte e
      independiente cuando posee un poderoso sector agropecuario.
      Sino, cómo se explicaría que países del
      primer mundo como Estados
      Unidos o los países europeos apliquen medidas
      proteccionistas y elevados y perversos sistemas
      de subsidios a los productores agropecuarios para mantener
      los niveles de producción, con lo controvertido que se
      ha puesto este tema desde hace algunos años
      ?

    2. Importancia económica del sector
      agropecuario
    3. Características
      técnico-económicas del sector
      agropecuario

    El sector agropecuario tiene características
    técnico-económicas diferenciales. La primera
    característica específica del sector es que la
    localización de su actividad está determinada
    básicamente por la ecología. Esto
    significa que la actividad del sector no se puede alienar ni
    deslocalizar. Durante mucho tiempo este
    determinismo del medio fue indiscutible, pero con el desarrollo
    tecnológico esta situación quedó modificada
    parcialmente.

    Otra característica del sector está
    vinculada con los factores climáticos, que crean una
    situación de inseguridad
    con respecto al desarrollo de la actividad.

    Un tercer aspecto a destacar se refiere a que la
    actividad agropecuaria precisa superficie para poder
    desarrollarse. No basta con tener las condiciones
    ecológicas, sino que para que el sector agropecuario sea
    poderoso se necesita extensión territorial. Pero este
    determinismo también resulta parcialmente modificado a
    partir de la tecnología, ya que con su uso se puede
    extender la frontera agropecuaria o permitir un uso más
    intensivo de la superficie disponible.

    Otro aspecto técnico-económico es que en
    general la demanda de
    productos del
    sector crece lentamente . Además de tener una baja
    elasticidad
    precio-ingreso.

    Asimismo los productos del sector tienen una tendencia
    al deterioro de sus precios
    relativos internacionales y/o internos:

    1. por la situación de predominio o monopolio
      que en el mercado
      mundial poseen los países industrializados;
    2. por la atomización de los productores
      agropecuarios frente a los demandantes industriales
      oligopólicos, o por manejos de la política
      económica;
    3. por el extraordinario avance tecnológico de
      los países desarrollados y su política de
      subsidios que transformó en exportadores a muchos que
      antes importaban.

    Por último debe mencionarse que de las
    características técnico-económicas del
    sector agropecuario surge un patrón de asentamiento
    poblacional. Un país con cualidades agroecológicas,
    donde predominan las actividades de explotación extensiva,
    el asentamiento poblacional será muy diferente de otro sin
    estas características.

    1. El indicador más importante para medir el
      peso del sector agropecuario en una economía es la
      participación que posee en el PBI. Es una constante
      del proceso de desarrollo
      económico la declinación de la
      participación del sector en el PBI. La
      diversificación de la actividad implica una mayor
      transformación de los productos y un desarrollo de las
      actividades terciarias a tasas de crecimiento superiores a
      las del sector en cuestión. En este sentido, la
      participación del sector agropecuario en el PBI total
      es un indicador aproximado del "grado" de desarrollo
      económico alcanzado. Sin embargo se deberá
      tener en cuenta las características específicas
      de cada país y la productividad
      del sector.

      Para el caso de nuestro país, en el
      período 1900-1984 este indicador tuvo la evolución que se muestra en el
      siguiente cuadro:

      A través del análisis de una serie como la
      presentada se puede reconstruir buena parte de la historia
      sectorial.

      Un segundo indicador importante sobre la
      posición relativa del sector en el conjunto de la
      economía es la participación en la
      ocupación o en la población económicamente activa.
      Esta proporción tiende también a descender en
      el proceso de desarrollo económico, aunque con una
      dinámica inferior a la del descenso de
      la participación en el PBI.

      La evolución de este indicador puede verse
      en el siguiente cuadro, con datos que
      surgen de recientes censos de población:

      Un tercer indicador importante se refiere a la
      participación del sector agropecuario en el comercio
      exterior. Esta participación también
      depende del desarrollo relativo de la estructura. Normalmente una estructura
      atrasada exporta casi con exclusividad productos primarios
      (principalmente agropecuarios), sin ningún grado de
      elaboración, importando bienes
      finales industrializados. En la medida en que se avanza en el
      proceso de desarrollo se va produciendo una
      transformación en la estructura de comercio
      exterior. En las exportaciones disminuye la
      participación de las primarias sin elaborar y aumenta
      la participación de las manufacturas, tanto de origen
      agropecuario como de origen industrial. En las importaciones disminuyen los productos
      terminados de consumo y
      aumentan las máquinas y los equipos, los insumos
      básicos, etc.

      Una manera de medir el desarrollo relativo del
      sector agropecuario es la participación que un
      país posee en el comercio
      mundial de productos significativos. Esto permite observar la
      dinámica de la producción y las
      exportaciones del país con respecto al
      resto del mundo. Relaciones de este tipo son importantes para
      analizar la economía y la política
      económica agropecuaria, y verificar en qué
      medida las decisiones internas pueden afectar al mercado
      internacional. A continuación mostramos un cuadro de
      la participación argentina
      en el mercado mundial durante el período
      1930-1990.

      Sin embargo estas cifras no implican en su totalidad
      una baja dinámica del sector agropecuario.
      También incluyen una modificación sustancial en
      el destino de la producción. Estas estadísticas, para el caso concreto
      de nuestro país revelan que mientras en 1930 el 50%
      (promedio) de la producción tenía como destino
      el mercado externo, en la actualidad más del 80% de la
      producción queda en nuestras fronteras (datos
      estadísticos de CEPAL e INDEC).

    2. Instrumental intersectorial

      La tecnología utilizada en el sector
      agropecuario es una variable independiente fundamental, y de
      importancia creciente en la determinación del nivel de
      la oferta. La
      falta de ella o su bajo uso afecta de dos maneras:

      1. directamente al no permitir la concreción
        de rendimientos más elevados
      2. indirectamente al afectar de manera negativa la
        rentabilidad de las explotaciones y la
        oferta
        futura.

      A esta conclusión se ha llegado a
      través de innumerables estudios econométricos
      realizados.

      La importancia de la tecnología y del
      cambio
      tecnológico es creciente en la medida en que se agotan
      las tierras agrarias disponibles. Al ser la tierra
      un factor de oferta relativamente inelástica, el
      crecimiento de la oferta se vincula con las formas en que se
      combinen los componentes tecnológicos.

      En un período de gran dinamismo de la
      producción agropecuaria mundial (sobre todo en
      Europa y
      Estados
      Unidos) de acuerdo a los datos estadísticos, los
      índices de tecnología para nuestro país
      se presentaron prácticamente estancados para algunas
      producciones (ej: trigo).

      De todo lo mencionado surge la importancia de la
      tecnología como componente importante de la estructura
      económica del sector. Y aparece como fundamental en el
      período contemporáneo para nosotros por haberse
      agotado la posibilidad de desarrollo del sector sobre la base
      de la simple expansión de la frontera
      agropecuaria.

      El hecho de definir que un país tiene una
      tecnología baja de acuerdo con sus potenciales y
      necesidades nos está diciendo que algo no funciona
      bien. Que existen barreras que dificultan el cambio
      tecnológico.

      Se considera que una de esas barreras es la
      imposibilidad de acceso al crédito por parte de los
      pequeños y medianos productores agropecuarios. Es
      posible que esa tecnología venga de la mano de grandes
      productores hacia la intensificación del capital,
      pero ello puede tener importantes corolarios sobre algunos
      factores de la producción (mano de obra sin trabajo
      por introducción de nuevas
      tecnologías), y sobre algunas prácticas
      culturales.

    3. Tecnología: su importancia en el sector
      agropecuario

      La evolución del sector agropecuario
      argentino suele dividirse en dos grandes etapas
      estructurales: de 1980 a 1930, y del 1930 a la
      actualidad.

      En el primero predominó el denominado
      "modelo
      agroexportador". Durante ese período el sector se
      desarrolló a tasas cercanas al 4% anual, expandiendo
      la frontera agropecuaria e incorporando factores de
      producción: trabajo y capital.

      A partir de 1930 se empezó a hacer muy lenta
      la expansión de la frontera agropecuaria, lo que unido
      a la disminución de la demanda externa, provocó
      una baja en la dinámica del sector (ver
      participación en el PBI, la PEA y la
      participación de productos agropecuarios en el mercado
      mundial en cuadros anteriores).

      Las ampliaciones de la frontera agropecuaria y del
      producto,
      que se produjeron en pequeña escala, se
      hicieron con una reducción sustancial de la PEA del
      sector. Hubo por lo tanto reemplazo del factor trabajo por
      factores tierra y
      capital (fundamentalmente de grandes empresas).

    4. Evolución de los indicadores
      estructurales del sector agropecuario
    5. Esquema explicativo de la baja
      dinámica

    En algunos trabajos econométricos en donde se ha
    pretendido explicar el comportamiento
    de la oferta agropecuaria se mencionan algunas variables
    explicativas, entre las que aparece el factor que estamos
    considerando como uno de los más importantes: el
    crédito

    Ellos son (de acuerdo al orden de importancia que se les
    dio en los trabajos):

    1. los precios
      (vinculados a la tecnología)
    2. la tecnología (vinculada al
      crédito)
    3. el crédito
    4. el clima
      (vinculado a la tecnología)
    5. el capital (vinculado al crédito)
    6. el cambio institucional (otro factor importante
      mencionado en este trabajo, pero no desarrollado)
    7. la insuficiencia o carencia de medidas promocionales,
      que sí tuvieron otros sectores industriales (vinculado
      al apoyo institucional)
    8. las cargas fiscales que pesaron sobre el sector,
      tanto respecto de los tributos,
      como de las cargas sociales y aranceles
      (vinculado a los cambios institucionales)
    9. La información (vinculada al crédito
      y a la tecnología)

    Como se puede observar aparecen las variables que
    de acuerdo a la investigación, surgen como las más
    importantes para el desarrollo del sector: la
    tecnología, que es en muchos casos imposible
    instrumentarla sin acceso al crédito. Sin embargo
    estas variables deben ir acompañadas de
    políticas apropiadas del gobierno para estimular o
    por lo menos, facilitar el desarrollo y continuidad del
    sector.

    TERCERA PARTE

    PLANTEO DE LA
    PROBLEMÁTICA ESTRUCTURAL – SITUACIÓN
    ACTUAL

    1) Introducción

    La experiencia en materia de
    políticas de financiamiento
    agrícola en Argentina ha demostrado que se requiere un
    esfuerzo conjunto tanto del Estado como
    del sector privado para lograr que el crédito llegue a
    todos los productores, inclusive a los pequeños y a los
    medianos que son los que más dificultades tienen para el
    acceso al crédito y que en definitiva son la base de todo
    el sector.

    La exclusión de grupos
    productivos al crédito es una de las
    características del sistema
    financiero que limita el crecimiento en los países en
    desarrollo.

    Para lograr una ampliación de la cobertura del
    crédito agrícola, es necesario implementar
    mecanismos que reduzcan la diferencia de rentabilidad
    para el intermediario, entre el financiamiento
    a pequeños productores y aquel dirigido a la
    explotación agropecuaria mediana y grande. El gobierno debe
    promover iniciativas socialmente eficientes en las que tengan
    alta participación los agentes intermediarios en el
    mercado, con el ánimo de que el pequeño productor
    tenga acceso al crédito por parte de las entidades
    financieras formales.

    Teniendo en cuenta la condición
    estratégica del crédito para el desarrollo
    agropecuario, es necesario contar con una propuesta clara de
    financiación para este sector.

    Se considera que los subsidios no serían una
    solución para el problema, ya que cuando se accede al
    crédito con tasa de
    interés de mercado se fomenta un uso más
    eficiente de los recursos. Un
    aspecto importante del acceso del productor agropecuario al
    sistema
    financiero formal es su acercamiento y la familiarización
    con estas instituciones,
    lo que podría generar una mayor canalización de
    ahorro hacia
    éstas. En otras palabras, la participación de la
    banca privada
    comercial en el desarrollo agropecuario a través de
    esquemas de financiamiento se presentaría como una
    alternativa adicional de movilización del ahorro. Se
    debe tener presente que el sector rural no sólo demanda
    crédito, sino también ahorro y seguros, lo cual
    representa una alternativa interesante para los bancos.

    Hay quienes consideran errada la visión de que el
    pequeño productor tiene una baja o limitada capacidad de
    ahorro por la estacionalidad de las cosechas y los problemas
    climatológicos (entendiendo el ahorro de acuerdo a la
    definición macroeconómica, que es el ingreso que no
    se consume en el presente) . Lo que se debe considerar es
    simplemente la existencia de un desfase de los ingresos de los
    pequeños productores por razones estacionales y no una
    falta de capacidad de ahorro. Cuando a los productores se les
    provee de servicios
    financieros adecuados, es decir rentables pero considerando el
    desfase estacional de sus ingresos, ellos
    pueden responder con mayores volúmenes de
    ahorro.

    La mayoría de los agricultores desea tomar
    créditos sólo estacionalmente; si
    encuentra el ofrecimiento de crédito a tasas subsidiadas,
    lo demandarán aún sin necesitarlo. El
    crédito a tasas de mercado permite obtener una demanda
    más real de crédito, además el destino que
    se le da es más productivo, por cuanto desaparece el
    incentivo perverso de las tasas subsidiadas, que no exige
    esfuerzo de inversión con fines productivos y alienta
    el uso de los recursos hacia
    otros fines.

    Esta situación describe la necesidad de contar
    con un instrumento adecuado para permitir el acceso crediticio a
    los pequeños/medianos productores agropecuarios, pero a la
    vez permitirles operar con instituciones
    que además les ofrezcan alternativas rentables.

    Uno de los esquemas podría consistir en un
    programa de
    incentivos que
    el gobierno
    podría otorgar a la banca privada
    comercial, con una finalidad de cubrir los sobrecostos operativos
    y administrativos en que incurriría al ampliar su
    cobertura crediticia y el riesgo.

    No se trataría de un subsidio, sino de un
    incentivo que no genera distorsiones porque lo que busca es un
    uso eficiente de recursos. Se trata de financiar al productor
    agropecuario con tasas de
    interés de mercado, pero flexibilizando las
    condiciones de los préstamos, cubriendo el riesgo con
    garantías, seguros, e
    instrumentos del mercado de
    capitales.

    Sin embargo para el desarrollo de alternativas se
    requeriría un trabajo de investigación,
    análisis y desarrollo mucho más extenso.

    1. Situación actual

    Los resultados del Censo Agropecuario 2002 que el INDEC
    publicó recientemente registran algunas tendencias
    desfavorables como la desaparición de casi una cuarta
    parte de los productores agropecuarios, mientras que ha aumentado
    fuertemente la producción agregada del sector.
    Concretamente de acuerdo a las mediciones el número de
    explotaciones agropecuarias en el país se redujo de
    421.221 en 1988 a 317.816 en la actualidad. Según las
    estimaciones de la SAGPyA más del 60% de esa
    pérdida corresponde a productores
    minifundistas.

    Otro rasgo destacado es el incremento del tamaño
    de las explotaciones que se produjo durante ese período, y
    el consecuente aumento de la concentración en la propiedad de
    la
    tierra.

    Desde 1988 la Argentina prácticamente
    duplicó su cosecha de granos, pero de los datos
    mencionados surge que todo este proceso se ha logrado gracias a
    importantes avances
    tecnológicos que han realizado las grandes empresas del
    sector, en detrimento de los pequeños y medianos
    productores que no cuentan con las mismas herramientas.

    En la actualidad las grandes empresas poseen amplias
    posibilidades de inversión en maquinarias, sistemas de
    riego, fertilizantes, biotecnología, etc. Todos estos elementos
    generan brechas muy importantes entre grandes y
    pequeños/medianos productores. Las grandes empresas
    cuentan con un factor fundamental para poder invertir
    que es el acceso al crédito. Mientras que a los
    pequeños y medianos productores históricamente se
    les ha dificultado el acceso al crédito por la
    imposibilidad de cumplir con las condiciones generales que los
    bancos
    requieren y las garantías que suelen solicitar para cubrir
    las operaciones
    crediticias. Además de los elevados costos
    financieros que deben pagar en el caso en el que
    accedan.

    Los pequeños productores han tenido un acceso
    limitado al crédito debido a la falta de garantías
    que presentan; a sus bajos ingresos; a la estacionalidad de los
    cultivos, lo que genera que la cosecha se venda a precios bajos y
    a los riesgos propios
    de la actividad agrícola tales como el clima.
    Adicionalmente desde el punto de vista del sector financiero, la
    adjudicación de un crédito pequeño resulta
    comparativamente costosa teniendo en cuenta que los costos operativos
    resultan similares cuando se adjudica un crédito de gran
    valor, por lo
    tanto los costos de transacciones elevados le quitan el atractivo
    tanto al crédito como al ahorro del pequeño
    productor del sector rural.

    Observando la realidad más globalmente podemos
    identificar otros problemas que
    influyen negativamente sobre el productor agropecuario a nivel
    general en la Argentina. Pero también nótese que
    muchos de estos puntos podrían mejorarse con inversiones
    provenientes de la asistencia crediticia que en conjunto
    podrían cubrir la banca nacional y privada.

    En el marco de un seminario
    organizado por la "Fundación Producir Conservando" se
    presentó un estudio sobre el potencial de la
    producción agrícola argentina. Aquí
    sintetizaremos algunas de las limitaciones que encuentra la
    producción para alcanzar ese potencial:

    • inseguridad jurídica respecto de la validez y
      continuidad en el tiempo de las
      fórmulas contractuales.
    • Inseguridad y desconfianza sobre el valor y
      estabilidad de la moneda
    • Incertidumbre acerca del sistema
      impositivo
    • Falta de estructura de almacenaje, transportes y
      procesamiento industrial en algunos productos
    • Funcionamiento deficiente en los mercados de
      futuros
    • Elevada evasión fiscal y
      escaso control de
      la misma
    • Falta de desarrollo de instrumentos capaces de
      agregar valor y generar una más favorable comercialización de la producción,
      tales como certificados de origen, trazabilidad,
      etc.
    • Falta de desarrollo de instrumentos de promoción de las exportaciones, con un
      Estado
      facilitador de la apertura de nuevos mercados.

    A estos factores de manejo endógeno, se suman los
    factores exógenos, de los cuales el proteccionismo
    practicado por los países centrales es el
    fundamental.

    Todas estas circunstancias, sumadas a la imposibilidad
    de acceso al crédito bancario genera que los agricultores,
    en muchos casos, recurran a prestamistas informales que
    suministran créditos con tasas de interés
    más altas, lo cual lleva a presumir que no siempre la
    actividad agropecuaria está relacionada con una baja
    rentabilidad, más si se tiene en cuenta que el
    pequeño agricultor ahorra los gastos de mano de
    obra por ser una actividad de carácter
    familiar. En general el crédito informal es más
    flexible y se obtiene más rápidamente, por lo tanto
    es muy valioso para los agricultores por el manejo de su
    liquidez. Es común que entre un 70% y un 80% de los
    pequeños agricultores de un país en desarrollo no
    tenga acceso al crédito.

    3) Mediciones del sector financiero respecto del
    sector agropecuario

    En cuanto a los créditos otorgados, tanto los
    créditos a pequeños, medianos y grandes
    agricultores del país han mantenido su nivel en un
    promedio del 10% del total de la cartera de créditos
    totales.

    Las cifras relativas al porcentaje de deuda vencida del
    sector del agro durante los últimos diez años tiene
    un promedio del 28%. Aquí extractamos los últimos
    cinco años de información disponible.

    en millones de pesos

    1995

    1996

    1997

    1998

    1999

    Cartera agropecuaria

    6.480

    5.814

    6.432

    6.648

    6.387

    Cartera restante

    50.795

    54.316

    63.400

    67.941

    72.455

    Cartera total

    57.276

    60.131

    69.833

    74.589

    78.842

    Agrop/Total

    11,31%

    9,67%

    9,21%

    8,91%

    8,10%

    Morosidad agropecuaria

    29,9%

    26,2%

    24,1%

    19,9%

    25,0%

    La financiación al sector agropecuario por parte
    de las instituciones privadas, nacionales y provinciales se ha
    modificado en la última década.

    En la Argentina en 1987, los bancos públicos
    (nacionales y provinciales) asistían crediticiamente en un
    76% al agro, mientras que el resto se repartía entre los
    bancos privados y otros. En 1999, entre los bancos nacionales y
    provinciales se reparten el 61% y el resto lo cubren los bancos
    privados.

    La colocación de créditos del sector
    financiero privado para el agro, está concentrada en los
    grandes productores. Los bancos provinciales cubren
    básicamente al pequeño/mediano productor
    agropecuario (PMPA), y en la evolución podemos observar
    que la cantidad de créditos para este sector ha sufrido
    una importante caída, representada por una
    disminución del 15%.

    Esta disminución del 15% reflejaría el
    desplazamiento de recursos producido desde el
    pequeño/mediano productor agropecuario (PMPA), hacia el
    gran productor agropecuario.

    Los bancos privados no cambiaron sus modalidades de
    otorgamiento de créditos a favor del PMPA, por lo que las
    variaciones observadas no nos estaría indicando que los
    bancos privados comenzaron a darle crédito a dicho sector
    y que los bancos públicos cedieron esa cartera, sino que
    esta variación se debería a que las entidades
    financieras privadas comenzaron a otorgar más
    créditos a los grandes productores (nuevos y ya
    existentes) y que una parte de los PMPA que tenía acceso
    al crédito en 1987, en la actualidad ya no lo tienen. Uno
    de los motivos de la falta de financiación actual
    podría ser la pérdida de las propiedades,
    único modo conocido de acceso al crédito (a
    través de una hipoteca). Esto además se
    confirmaría con la nueva modalidad que se verifica en la
    actividad agropecuaria, en donde hay un elevada suba de
    arrendatarios y de mucha mano de obra agropecuaria dedicada a
    otras actividades no afines.

    1. El contenido de esta sección corresponde a
      una síntesis de opiniones de Gerentes y
      Directivos de bancos y de asociaciones del sector agro que
      brindan asesoramiento y financiamiento al sector
      agropecuario. Estos son algunas de los puntos
      comentados.

      Las heridas que el año pasado se abrieron por
      el fin de la convertibilidad fueron dramáticas para
      los productores agropecuarios y los bancos. Mientras los
      primeros se quedaron sin financiamiento, entre otros
      problemas, los segundos sufrieron la pesificación de
      sus préstamos concedidos en dólares y
      trastornos como la falta de liquidez.

      Pero la crisis
      también sirvió de marco para reflexionar sobre
      cómo hacer mejor algunas cosas. Una de ellas es acerca
      de las condiciones en las cuales debe ser evaluado y
      analizado el riesgo crediticio por más que aún
      el financiamiento no se reanudó.

      En este sentido, en los bancos se afianzó la
      idea de que el valor patrimonial de las empresas
      agropecuarias no es el elemento decisivo para considerar en
      los proyectos que
      presentan los productores.

      Desde las entidades financieras dicen que la
      garantía física es un
      componente adicional que tiene que ser estudiado juntamente
      con otros aspectos igualmente importantes.

      El factor clave es tratar de observar la viabilidad
      futura del plan del
      empresario y cuál es el flujo de fondos vinculado a
      las actividades propias de su explotación. No se trata
      de nuevas reglas. Es más, en los bancos sostienen que
      siempre se buscó la viabilidad.

      De todas modos el concepto que
      ahora interesa destacar es que el posible repago del
      crédito no debe salir de las garantías reales
      que el cliente
      pueda presentar. Por el contrario existe el convencimiento de
      que la devolución del dinero
      prestado tiene que venir de las sustentabilidad y del manejo
      financiero que surja del proyecto.

      Así la "lupa" de los bancos parece detenerse
      en la capacidad del productor para generar riqueza. Y esto es
      así porque además de no querer financiar
      proyectos sin
      base sólida, en las entidades saben que su negocio no
      es quedarse con los campos.

      "Es necesario marchar hacia un cambio en los
      criterios de evaluación del riesgo crediticio. El
      valor de la garantía es un elemento importante, pero
      no suficiente; es indispensable analizar la viabilidad
      económica del proyecto a
      financiar" dice Julio Martín, asesor del Directorio
      del Banco
      Nación en temas agropecuarios y
      consultor privado.

      Para el especialista, las entidades bancarias
      tendrán que poner a prueba indicadores que permitan
      hacer un diagnóstico en el tiempo sobre la
      capacidad de repago del proyecto.

      En ese sentido Martín se inclina por aquellas
      evaluaciones que ayuden a tener una visión amplia del
      emprendimiento que aparece como sujeto de crédito.
      ""Los análisis de prefactibilidad y factibilidad
      económica, comercial y técnica de los proyectos
      constituyen elementos fundamentales para considerar",
      remarca.

      "Además la estructura de costos y el flujo de
      fondos serán pilares principales en la evaluación. Las variaciones
      climáticas de la zona en cuestión, las
      tasaciones a valores
      técnicos de los bienes, y por supuesto, la estructura
      patrimonial comprometida completarán una serie de
      datos a tener en cuenta en este proceso evaluatorio", agrega
      el asesor del Banco
      Nación.

      Como se puede observar los criterios también
      apuntan a profesionalizar el proceso de análisis de la
      misma entidad bancaria, que ahora debería estar
      más preparada para atender la situación
      particular de los empresarios agropecuarios.

      Lamentablemente no se pudo obtener
      información del Banco Provincia. Los directivos de la
      entidad no respondieron los llamados realizados.

      Pablo Bullrich, Gerente de
      Negocios
      Agropecuarios del Banco Río, coincide en que el
      patrimonio
      no es el principal parámetro para estudiar antes de
      otorgar un crédito.

      "Además de la capacidad de repago
      también consideramos el nivel de endeudamiento de
      la empresa y
      el índice de cobertura que relaciona la
      generación operativa de fondos con el servicio
      de deuda anual que se paga", explica. Igualmente el ejecutivo
      señala que se deben analizar otros aspectos como la
      antigüedad en el negocio, el nivel de gerenciamiento, la
      capacidad comercial y técnica y hasta la pertenencia a
      asociaciones como Aapresid y los grupos
      CREA.

      El proceso de búsqueda de información
      se complementa con una visita al campo para observar
      cómo trabaja el productor. Se trata de visualizar
      aquello que no aparece en un papel
      donde se peticiona el crédito.

      "Entonces, lo ideal sería considerar el
      proyecto, porque el patrimonio
      no es suficiente como indicador de la capacidad de
      devolución. Lo importante es el flujo financiero que
      maneja el productor" argumenta Ernesto Ambrosetti, economista
      en jefe de la Sociedad
      Rural Argentina (SRA).

      Según Ambrosetti, los bancos deberían
      centrarse en el análisis de todas las actividades
      propias de la empresa del
      productor, y a partir de ahí incluir aspectos como la
      cobertura del precio, el
      riesgo climático y hasta la estacionalidad de los
      ingresos.

      "En los Estados Unidos se sigue más de cerca
      la viabilidad del proyecto. Acá ese concepto
      todavía no está bien desarrollado", indica el
      experto de la Rural.

      Alfredo Rodes, miembro del Consejo Directivo de la
      Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires
      y La Pampa (Carbap), también está de acuerdo en
      que los bancos deben mirar a las empresas según sus
      expectativas futuras y a la capacidad de generar
      riquezas.

      "Hubo un sistema bancario que no mantuvo una buena
      conjunción con la producción, porque
      sólo privilegió lo financiero con altas tasas.
      Por eso todo el crédito tiene que quedar sustentado
      sobre el flujo de fondos" describe. Mientras tanto
      Gastón Bourdieu, Gerente de
      negocios
      Agropecuarios del Banco Galicia, sostiene que es un error de
      concepto creer que los créditos se evalúan
      exclusivamente desde lo patrimonial. "Qué hubiera
      pasado si los bancos sólo se detenían a
      considerar la garantías ?", pregunta, al mismo tiempo
      que afirma: "en nuestro caso lo primero siempre fue
      considerar la viabilidad del proyecto". Él opina que
      la garantía es un accesorio más por estudiar y
      se inclina por dejar en claro que el repago del
      crédito debe salir del mismo flujo de fondos de
      la empresa.
      "Nuestro negocio no es quedarnos con los campos; sí
      que se pueda cobrar el crédito. Por eso es bueno saber
      para qué se pide y por qué se le concede,
      porque es un insumo más."

      Otro de los problemas que enfrenta la banca privada
      en materia de
      financiamiento agrícola es la falta de
      información. Para las instituciones privadas el
      conocimiento del pequeño agricultor como cliente
      resulta difícil debido a que este no posee ninguna
      información contable o financiera histórica, o
      cualquier otro sistema convencional de información que
      revele su calidad como
      cliente. Esta información sólo es preparada
      cuando solicitan un crédito al sistema
      financiero. Esta falta de información representa
      para el sector financiero bancario un alto riesgo.

      Con respecto al riesgo de incumplimiento, los mismos
      representantes de las entidades financieras sostienen que el
      pequeño productor no se caracteriza por ser un deudor
      moroso, debido en parte a que le preocupa perder sus pocos
      activos,
      ante lo cual hace lo imposible para poder cumplir con sus
      obligaciones. Por consiguiente, el
      pequeño productor, desde la perspectiva del sistema
      financiero, muestra mayor
      disciplina
      que otros deudores y por lo tanto representaría un
      buen mercado para el sector financiero.

      Sin embargo debe considerarse que esta baja
      morosidad puede ser producto de diferentes procesos
      de reestructuraciones de deudas (refinanciaciones). Existe la
      opinión que en algunos casos los productores no
      cancelan sus deudas debido a presiones derivadas
      de otros acreedores y porque en muchos casos están
      esperando un alivio de sus deudas por malas políticas
      del gobierno. La cultura de
      no pago por parte de lo prestamistas han surgido precisamente
      como resultado de estos procesos.

      La banca privada considera que un tipo de
      instrumento mediante el cual se concede un subsidio que cubre
      parte de los costos operativos, podría ser un
      mecanismo interesante por cuanto se eliminaría una de
      las principales barreras para que el productor agropecuario
      tenga acceso al crédito. Sin embargo este instrumento
      por sí sólo no es suficiente. Se requiere
      facilitar este acceso mediante una legislación
      adecuada, y que cubra los principales puntos críticos
      del sector.

    2. Opiniones del sector financiero y de
      asociaciones del sector agropecuario
    3. Aspectos legales sobre la constitución de
      garantías

    Dado el elevado riesgo crediticio que presenta el
    sector, parecería imposible pensar en otorgar
    financiación sin algún tipo de garantía,
    más allá del análisis técnico,
    económico y comercial que puedan hacerse sobre las
    empresas agropecuarias.

    El poder de una garantía actúa de la misma
    manera en Estados Unidos, Europa o Latinoamérica. Si bien no debe funcionar
    como un requisito excluyente para un análisis crediticio,
    una mejor garantía produce tasas de
    interés más bajas, períodos de pago
    más largos y sumas de crédito mayores con
    relación al ingreso y flujo de caja
    del prestatario. El problema que surge para las pymes del sector
    agropecuario latinoamericanas es que su entorno legal no permite
    que muchos bienes puedan servir de garantía de
    créditos de manera económicamente eficiente. Este
    límite para obtener créditos con garantías
    de bienes aumenta directamente los costos del
    crédito.

    Típicamente el sector del agro cuenta con bienes
    inmuebles (campos y propiedades) y algunos muebles (maquinarias,
    producción, etc).

    Sin embargo los prestamistas no aceptan en general
    garantías sobre otro tipo de bienes que no sean
    propiedades y los pequeños y medianos productores a veces
    no son ni siquiera propietarios de las tierras que explotan, o si
    poseen propiedades lo más probable es que ya se encuentren
    hipotecadas, por lo que comienza el problema de la escasez de
    garantías para el acceso al crédito.

    A ello se le suman otros factores importantes. Por
    ejemplo, la ley no
    prevé una manera simple y barata para constituir una
    garantía real contra un bien del prestatario. Y los altos
    costos de los profesionales (abogados, escribanos) llegan a veces
    a limitar completamente el uso de muchas de las figuras de
    financiamiento con garantía.

    Además el marco legal no establece claramente una
    graduación del rango de prioridad de los diferentes
    acreedores contra los bienes de un deudor. Los acreedores con
    diferentes contratos de
    garantías, y los acreedores con embargos o privilegios
    especiales por ley, muchas veces
    litigian por años respecto a su prioridad de cobro. Esta
    incertidumbre legal hace que bienes con alto valor de compraventa
    en el mercado, se conviertan en bienes casi sin valor como
    garantías para los prestamistas.

    Finalmente, la ejecución de bienes en
    garantía de créditos es lenta y cara. Solamente la
    toma de posesión de bienes en muchos países demora
    de dos a tres años, cuando se supone que un juicio
    ejecutivo no debería demorar más de un año.
    Los prestamistas conocen que estos plazos exceden el tiempo
    previsto.

    Una vez recuperada la posesión, la venta del bien en
    garantía requiere aun de más procesos judiciales
    complicados.

    Al fin de cuenta, esta leyes procesales
    colocan a la mayoría del producido de la venta del bien en
    garantía en manos de tasadores, martilleros, abogados y
    auxiliares judiciales.

    Aun figuras de garantía real híbridas en
    jurisdicciones de Código
    Civil, como el leasing, el
    fideicomiso
    financiero y la venta con retención del título de
    propiedad, no
    alcanzan a resolver el problema de ejecución. Si bien
    pueden ahorrar el proceso de venta judicial, no pueden evitar los
    pasos previos de posesión de bien para disponer de
    él.

    Para aquellas pocas pymes del agro
    afortunadas, cuyos dueños son propietarios de bienes
    inmuebles, el entorno legal latinoamericano ofrece aun mayores
    complicaciones.

    En la mayoría de los países las figuras
    legales para bienes inmuebles no van más allá de la
    hipoteca, que de por sí es una figura cara. Los costos de
    constitución pueden hacer prohibitivo el
    uso de ella.

    En general, todas la leyes
    hipotecarias en América
    Latina exigen que el bien inmueble se encuentre titulado por
    el gobierno, aun cuando los ocupantes/dueños no pueden
    obtener una hipoteca sobre su propiedad. Serían más
    apropiadas otras figuras de garantías reales que puedan
    gravar en garantía bienes inmuebles sin título de
    propiedad, o inmuebles que van a recibir título en el
    futuro, o derechos de uso o usufructo.
    Sin embargo el marco legal no ha desarrollado estas
    características más modernas sobre garantías
    reales.

    Todos estas figuras descriptas arriba serían
    totalmente aceptables como garantía para los prestamistas
    del sector financiero formal en Estados Unidos. Las limitaciones
    que tienen los países de Latinoamérica al respecto
    es que mientras las figuras de garantías normadas en la
    legislación parecerían permitir todo esto, la
    operación económica de estas leyes no lo hace. No
    importa que una ley de prenda permita que un productor
    agrícola pueda gravar una prenda sobre un tractor si al
    mismo tiempo la ley establece un proceso de prenda bajo el cual
    no se permite que el acreedor pueda recuperar el valor del bien
    en caso de incumplimiento.

    En la Argentina existe una larga lista de modificaciones
    de leyes (recientes) que han pretendido proteger a tal punto al
    deudor que terminan por ser inútiles las gestiones de los
    acreedores cuando pretenden recuperar los préstamos en
    mora en instancias judiciales (cambio en la Ley de Concursos y
    quiebras, dilatación de ejecuciones hipotecarias,
    etc).

    En definitiva, los créditos adecuados para las
    pymes del agro requieren fondos del sector privado. Los fondos
    del sector privado requieren de un entorno legal moderno y
    confiable para las relaciones entre acreedores y deudores. Pero
    cuando llega el momento de sancionar leyes, sólo el
    gobierno puede actuar.

    6) Sistemas de garantías de crédito:
    otras alternativas

    En los últimos años ha surgido un interés
    renovado en los programas de
    garantías como un mecanismo para ampliar el acceso a la
    financiación formal para las pymes, (entre las que
    incluímos al pequeño y mediano productor
    agropecuario). Casi no hay conferencia o
    reunión sobre las pymes, en cualquier país en
    desarrollo, en la que no se escuche una letanía de quejas
    de los representantes de la pequeña empresa o
    funcionarios públicos condenando la renuencia de la
    mayoría de los bancos comerciales a otorgar
    préstamos a este sector.

    Es más que evidente que el sector de las pymes es
    hoy ya considerado en toda las economías nacionales e
    internacionales como un estrato económico esencial y un
    parámetro de desarrollo del sistema económico
    actual. Una de sus fuerzas principales es el sostenimiento y la
    generación del empleo.

    Aun se sigue debatiendo si el colateral
    (garantía) o la ausencia de una forma adecuada del mismo
    es el obstáculo que impide el acceso al financiamiento
    bancario.

    Algunos argumentos dicen que la baja rentabilidad que se
    deriva de los altos costos de transacción son la principal
    causa de la escasez de créditos bancarios. No cabe duda,
    sin embargo, que el temor a la siniestralidad y la insuficiencia
    de garantías tradicionales en los préstamos a las
    pymes aparecen como elementos importantes de las decisiones de
    los bancos de no otorgar créditos al sector.

    Existe en la Argentina una limitada oferta de
    créditos destinados al agro. Tanto los bancos oficiales
    como los privados han realizado algunos intentos para tratar de
    cubrir los requerimientos del sector a partir de diversos tipos
    de garantías, pero hasta ahora se han generado
    alternativas que por sus elevados costos terminan por excluir
    (nuevamente) al pequeño y mediano productor
    agropecuario.

    No existen en la actualidad a nivel nacional o
    provincial mecanismos de promoción masivos que asesoren sobre otras
    alternativas vigentes.

    A continuación mencionaremos algunos instrumentos
    que surgen como un reemplazo de la forma tradicional de
    crédito, con los que se ha pretendido cubrir algunas
    demandas, pero que aun deben mejorar mucho en cuanto a los costos
    y al asesoramiento sobre las modalidades de uso y conveniencia de
    ellos.

    1. En los últimos 10 años el
      número de Cooperativas y Mutuales en Seguros se redujo
      de 55 a 35 y la proporción respecto al total de
      entidades aseguradoras disminuyó del 22% al 14%. Las
      Sociedades
      Anónimas concentran más de las tres cuartas
      partes de la producción total y las Cooperativas y Mutuales algo más del
      20%.

      La serie de la evolución de la
      Producción Trimestral desde 1987 tiene una clara
      tendencia ascendente, con cifras record de producción
      en seguros de vida, granizo, riesgos de
      trabajo y otros riesgos patrimoniales. Los demás
      ramos, sin constituir valores
      máximos de las series, obtienen guarismos importantes
      que permiten mantener con solidez el crecimiento del
      mercado.

      Los seguros específicos para el sector
      agropecuario comprenden básicamente los de granizo y
      los seguros multirriesgo, en los cuales se cubre
      además las contingencias de inundación, lluvias
      en exceso e extemporáneas, vientos fuertes, heladas y
      nevadas.

      De este modo se puede proteger al productor ante
      eventuales siniestros que provoquen la pérdida total o
      parcial de su producción y por ende de sus
      ingresos.

      Este tipo de garantía no está siendo
      muy usada porque no hay mecanismos de promoción que
      informen sobre las características generales de los
      seguros agrícolas. Tampoco existían estudios
      necesarios para valorizar el riesgo dependiendo de cada
      cultivo, región o cada fenómeno
      climático.

      Finalmente la sensación que tiene el sector
      es que el costo de
      esta herramienta es elevado, considerando además que a
      la prima se le deben agregar impuestos y
      gastos
      varios.

    2. Seguro agropecuario

      El fideicomiso permite aislar bienes, flujos de
      fondos, negocios, derechos,
      etc. En un patrimonio independiente y separado con diferentes
      finalidades. Se perfecciona a través de un contrato.

      Según la Ley 24.441 habrá fideicomiso
      cuando una persona
      (fiduciante) transmita la "propiedad fiduciaria" de bienes
      determinados a otra (fiduciario), que se obliga a ejercerla
      en beneficio de quien se designe en el contrato
      (beneficiario) y a transmitirlo al cumplimiento de un plazo o
      condición al fiduciante o al beneficiario.

      El aspecto distintivo del fideicomiso es la
      "propiedad fiduciaria" que es un caso de propiedad
      imperfecta, pues está limitada en el tiempo y en su
      uso (sólo para los fines establecidos).

      El fiduciario, quien maneja los bienes, podrá
      ser cualquier persona o
      empresa en el caso de fideicomisos privados. Deberá
      actuar con la prudencia y diligencia del buen hombre de
      negocios sobre la base de la confianza depositada en
      él, en defensa de los bienes fideicomitidos y los
      objetivos
      del fideicomiso.

      Los bienes fideicomitidos, constituirán un
      patrimonio separado, quedando exentos de la acción de
      los acreedores del fiduciario y del fiduciante. Las obligaciones contraídas en la
      ejecución del fideicomiso sólo serán
      satisfechas con los bienes fideicomitidos y si resultaran
      insuficientes para atender las obligaciones del fideicomiso,
      se procederá a su liquidación, la cual
      estará a cargo del fiduciario, quien deberá
      liquidar los bienes del fideicomiso, y el producido
      deberá distribuirlo conforme al orden de privilegios
      establecido.

      La quiebra
      del fiduciario no implica la del fideicomiso. Si se diera ese
      caso, la intervención del juez permitiría
      nombrar un nuevo fiduciario y transmitirle los bienes
      fideicomitidos. Si la quiebra es
      del fiduciante tampoco implica la del fideicomiso. Si
      éste transmitió una casa, en el registro de
      la propiedad esa casa figura como patrimonio fiduciario,
      aunque se aclara que la propiedad es fiduciaria.

      La ley diferencia claramente el fideicomiso
      financiero del ordinario. El financiero tiene la capacidad de
      emitir títulos valores y su fiduciario debe ser una
      entidad financiera o una persona jurídica autorizada
      por la Comisión Nacional de Valores. Puede tener ofeta
      pública de sus títulos valores por lo que
      pueden tener una cotización y un precio en el mercado
      financiero de forma tal que el público pueda acceder a
      ellos. El fideicomiso ordinario es un contrato que puede
      celebrarse entre particulares, sin la necesidad de
      intervención o autorización de ningún
      tipo.

      Otro uso que se hace del fideicomiso es el
      Fideicomiso de Garantía, por el cual los bienes
      fideicomitidos sirven de garantía para una
      operación crediticia. Por ejemplo, un deudor en vez de
      hacer una hipoteca al sacar un crédito, cede la
      propiedad y en caso de que el deudor incurra en mora el
      fiduciario deberá liquidar el bien en el mercado y el
      producido afectarlo al pago de la deuda y el remanente al
      deudor. Si todo ocurre normalmente (o sea, el deudor no
      incurre en mora), cuando se termina de honrar las
      obligaciones contraídas, se recupera el pleno dominio sobre
      el bien. En el primer caso el fideicomiso actúa sin
      recurrir a la justicia y
      ahorrándose los costos y tiempos asociados al juicio
      ejecutivo, al remate y precio de venta del bien que este
      implica.

      Teniendo en cuenta la cuasi ausencia de sistema
      financiero y la imposibilidad de las empresas agro de
      conseguir financiamiento formal, se presenta como un
      mecanismo alternativo para formalizar negocios. Sin embargo
      nos encontramos nuevamente con la traba de los
      costos.

      Para ver más concreta esta modalidad podemos
      mencionar a la Sociedad de
      bolsa del Banco de la Nación Argentina (BNA)
      Nación Bursátil, quien lanzó muy
      recientemente el primer fideicomiso de riesgo
      específico que se habilitó en el país,
      destinado a facilitar el acceso a los mercados de capitales a
      pequeñas y medianas empresas.

      El objetivo
      anunciado es reconstruir el acceso al crédito de esos
      sectores y ofrecer alternativas acordes con el marco
      jurídico postdefault, que minimicen el riesgo
      inversor.

      La sociedad bursátil también
      habilitó un programa de
      fideicomisos financieros para fondear otros proyectos de
      inversión, y un servicio
      de asesoramiento comercial para el agro, denominado
      Nación Cereales, a través de una Sociedad de
      Garantías Recíprocas (SGR).

    3. Fideicomisos
    4. Sociedades de Garantías
      Recíprocas

    Son sociedades
    constituidas con el objetivo
    principal de facilitar la gestión
    de créditos que realicen los socios partícipes,
    brindándoles garantías y asesoramiento
    técnico, económico y financiero.

    Los sujetos de este instrumento podrán ser
    únicamente las personas físicas o jurídicas
    que reúnan los requisitos para ser categorizadas como
    pequeñas y medianas empresas, con necesidades de aval
    financiero o técnico para acceder al crédito o
    participar en una licitación.

    Las sociedades
    garantes son sociedades
    anónimas constituidas especialmente para estos fines.
    Los socios protectores deben realizar aportes de capital social y
    al fondo de riesgo.

    El objeto es brindar garantías de mejor calidad que las
    que poseen las pymes para posibilitar el acceso al crédito
    en condiciones favorables y brindar asesoramiento
    integral.

    El destino de los fondos del crédito garantizado
    es amplio: proyectos de
    inversión, compra de activos fijos,
    etc. No obstante, algunas SGR no avalan operaciones de
    descubierto ni refinanciación de pasivos.

    Hay costos iniciales, de asociación y
    según la SRG un socio pyme
    deberá suscribir acciones por
    valores mínimos de entre $ 1.000 y $ 2.000. A ello hay que
    agregarle los costos de elaboración y evaluación de
    la carpeta de crédito. Los costos financieros van entre un
    2% y un 3% anual sobre el monto garantizado, además de los
    intereses bancarios y comerciales que correspondan.

    Ventajas para las pymes:

    • Tienen acceso a créditos, que sin el
      asesoramiento y la garantía de las SGR no podrían
      tener.
    • El virtud de la calidad de la garantía
      (preferida "A") las tasas bancarias cobradas por esta
      operatoria son cercanas a las que pueden lograr grandes
      empresas.
    • Análisis del acreedor más
      dinámico para atorgar crédito.
    • La contragarantía que la da pyme cubre
      entre el 50% y el 100% de la garantía otorgada por la
      SGR, que sería menor a lo que suelen solicitar los
      bancos, que va del 140% al 200%.
    • Mejora la competitividad por la disminución del
      costo
      financiero y también, por el asesoramiento profesional
      en áreas económicas y técnicas.

    Limitaciones para las pymes:

    Debido a los costos iniciales y para que el costo
    financiero sea conveniente, la utilización de este
    sistema de garantías es recomendable sólo para
    pymes que tengas las siguientes
    características:

    • Que el monto del crédito a solicitar sea mayor
      a los $ 50.000
    • Que estimen financiarse frecuentemente con esta
      opción
    • Que cuenten con una mínima estructura
      profesionalizada que permita preparar la correspondiente
      carpeta de crédito.

    No es recomendable para microemprendimiento,
    créditos de corto plazo o por uso infrecuente o
    único.

    1. Aceptaciones bancarias

    Se trata de un mecanismo de financiación de corto
    y mediano plazo que estuvo vigente hasta principios de los
    ’80. Tuvo gran difusión a partir de 1972-75 cuando
    se creó el mercado de aceptaciones bancarias con tasa de
    interés libre. En aquellos tiempos era una alternativa
    para escaparle a la regulación de tasas máximas
    para depósitos a plazo fijo fijadas por el BCRA. Luego
    este mecanismo cayó en desuso ante las múltiples
    alternativas crediticias que aparecieron en los años
    ’90.

    En la actual situación económica y
    financiera del país, las empresas necesitadas de
    financiamiento operativo no logran conseguirlo en los bancos ante
    la ausencia total de créditos y los ahorristas con
    posibilidad de invertir su dinero en
    busca de un rendimiento, no lo hacen en las entidades financieras
    por la fuerte desconfianza hacia el sistema bancario, que aun
    perdura. Este escenario hace posible el resurgimiento de las
    aceptaciones bancarias como alternativa para financiar capital de
    trabajo a empresas.

    Origen y funcionamiento: las aceptaciones bancarias se
    originan en operaciones de comercio exterior
    que involucran venta a crédito. Surge la necesidad del
    exportador de hacerse de efectivo antes del vencimiento del plazo
    o crédito que ha concedido al importador. Cuando esto
    ocurre, una de las alternativas que tienen el vendedor es
    negociar el título de crédito que documenta la
    venta con su banco. De esta forma el banco acredita fondos al
    vendedor, ya sea con recursos propios o que obtiene en el mercado
    secundario de aceptaciones bancarias, recuperando la entidad el
    crédito al exportador con el pago del importador, y en el
    caso de que los recursos provengan del mercado secundario, la
    entidad financiera avala el pago del documento.

    En el caso del financiamiento a empresas en base a
    operaciones en el mercado local, el mecanismo comienza cuando
    una empresa
    tiene una necesidad concreta de fondos. La demanda se materializa
    en la entidad bancaria, quien tratará de captar ahorros de
    particulares que tienen disponibilidad de efectivo. Cuando el
    banco logra juntar a los inversionistas, la empresa
    emitirá una letra de
    cambio a favor de los mismos, que será amortizada en
    un plazo y en una tasa de interés establecida.

    Los bancos se limitan a intermediar entre los oferentes
    y demandantes de dinero, por la certificación de las
    letra de
    cambio, por la evaluación de la capacidad de repago de
    la empresa y por establecer la tasa de descuento a la que se
    hará la transacción, cobrando una comisión
    por prestar dicho servicio. A diferencia de las operaciones de
    exportación, en ésta última
    no existe aval por parte de la entidad bancaria.

    Características:

    Plazos de pago: 30, 60 y 90 días, hasta un
    máximo de un año.

    Interés: las aceptaciones bancarias están
    íntimamente relacionadas a los proyectos de las empresas,
    por tal motivo su rendimiento se basa en el descuento que se
    aplique al momento de la negociación, no generan intereses y la
    ganancia se basa en el diferencial entre el precio pagado por la
    compra de la aceptación y el monto de la
    cancelación de la misma.

    Garantía: el patrimonio de las empresas que las
    emiten. Como cualquier instrumento de deuda, representan un
    compromiso por parte del emisor, en el que se obliga a restituir
    un monto determinado en una fecha de vencimiento dada. El banco
    no ofrece ninguna garantía bancaria por lo que es
    importante la evaluación de riesgo que realiza la entidad
    financiera sobre el emisor.

    Las aceptaciones bancarias pueden ser una de las
    alternativas de financiación de capital de
    trabajo que podrán disponer las empresas en el corto
    plazo. Seguramente el proceso se iniciará con las empresas
    de primera línea, ya que es probable que los ahorristas
    prefieran invertir inicialmente en empresas con mayor renombre
    comercial y trayectoria, por lo que por ahora no parece ser una
    opción para el productor agropecuario mediano o
    pequeño.

    CUARTA PARTE
    – CONCLUSIONES FINALES

    Para la Argentina el desarrollo agropecuario y
    agroindustrial constituye uno de los pilares que nos pueden
    posicionar con más fuerza frente
    al resto de las naciones globalizadas y que puede constituir el
    disparador natural para el desarrollo de la Argentina.

    Pero la falta de un proyecto agropecuario conjunto entre
    los sectores privados y públicos ha provocado innumerables
    consecuencias.

    En la Revista
    Línea (dedicada a los problemas del agro), se puede
    leer:

    "Es desde hace tiempo que sostenemos que el campo
    soporta una situación económica y social
    intolerable y que, durante la última década,
    expulsó productores, torturó
    psicológicamente a los integrantes de la familia
    rural, destruyó empresas y vulneró la autoestima de
    infinidad de mujeres y hombres del campo, quienes, endeudados y
    sin alternativas, fueron obligados a salir del circuito
    productivo, en muchos casos aceptando con culpa su propio exilio"
    (..)"Así llegamos a 1997, en que las ejecuciones
    por deudas alcanzaban niveles alarmantes en el agro. Desde la
    Pampa, con el rosario en la mano y las estrofas del Himno
    Nacional en sus labios, las integrantes del Movimiento
    Nacional de Mujeres Agropecuarias en Lucha impedían los
    remates de los campos y de las chacras. Y mientras que la
    desaparición de productores aumentaba en progresión
    geométrica, aquellos predicadores del modelo
    decían que para revertir la situación, ahora
    había que dedicarse a producir los denominados
    "especialitis". Así fue como, siguiendo estas
    recomendaciones algunos comenzaron a producir ranas, iguanas,
    camarones, ciervos y ñandúes, alternativas que no
    contribuyeron a solucionar los problemas de rentabilidad de la
    agricultura y
    de la ganadería"
    (..)"Es en este contexto de injusticia manifiesta que el tejido
    social del interior se resquebraja, porque los productores
    agropecuarios y los integrantes de las comunidades que dependen
    del campo sufren el desarraigo, la desaparición de su
    cultura y de
    lo que saben hacer. Expulsados de las explotaciones, ellos y sus
    dependientes, desde la pobreza
    creciente en los suburbios de las grandes ciudades, resultan
    víctimas de la degradación social y cultural del
    asistencialismo y el clientelismo político, que les acerca
    planes trabajar para desactivar los piquetes de la desocupación y la marginalidad, o
    colchones y comida a cambio de votos.
    Pero parecería que no alcanza con la enorme desocupación y la marginación que
    provocaron. Ahora siguen con el ajuste perpetuo, y con la
    imposición de mas condiciones leoninas. Porque el negocio
    de los dueños de la
    globalización no es la quiebra de la Argentina sino la
    subordinación absoluta a sus intereses. "

    Los dichos aquí volcados tienen muchas
    connotaciones políticas que no nos interesa comentar, pero
    rescatamos aquellos que hacen mención a la realidad del
    sector y al enojo que ello provoca: la pérdida de tierras,
    el desempleo, la
    marginación. Y en definitiva son todas consecuencias de
    una misma causa: falta de proyecto agropecuario nacional que
    trascienda lo técnico y lo económico.

    El tema abordado en este trabajo presenta varios
    aspectos o varias consecuencias que van de lo macroecómico
    y social a lo microeconómico y financiero

    Si bien surgió desde un enfoque financiero se ha
    podido comprobar que tiene alcances mucho mayores y es por ello
    que es un tema de debate vigente
    a nivel mundial.

    En Los países del primer mundo se plantean si
    continuar o no con los subsidios, ya que se han convertido en un
    sistema ineficiente. Mientras que en los países
    latinoamericanos seguimos discutiendo sobre las responsabilidades
    por la falta de crédito o por la falta de adecuadas
    políticas de gobierno.

    En primer lugar se pueden observar importantes
    consecuencias a nivel demográfico por el avance de la
    tecnología y la brecha de recursos entre
    pequeños/medianos productores y grandes empresas del
    agro.

    Los condicionantes naturales fueron superados por la
    disposición y uso de la tecnología. Si bien estos
    avances permiten la expansión poblacional en espacios
    otrora inhabitables, no siempre parecen ser tan
    ventajosos.

    Los adelantos tecnológicos han modificado
    sensiblemente las características de atracción de
    población de la agricultura
    que existieron en algún momento.

    El agotamiento de los suelos y la
    tecnología han provocado fenómenos de
    expulsión de mano de obra. Pero sin contrapartida de la
    demanda de trabajadores en otras áreas (urbanas, por
    ejemplo), se genera un alto grado de marginalidad
    porque aparece el desempleo y las
    migraciones hacia las grandes ciudades, creando cordones de
    villas de emergencia, dado que son poblaciones con limitados
    recursos y limitada capacitación, por lo que no se adaptan
    fácilmente a la demanda laboral de las
    grandes urbes.

    La tecnología debe ir acompañada de
    políticas proteccionistas y de desarrollo para quienes se
    han desempeñado desde siempre en la actividad
    agropecuaria.

    Para adaptarse a nuevas
    tecnologías es necesario la capacitación, pero para ello también
    se necesitan recursos. De lo contrario la tecnología pasa
    a ser un competidor de un empleado del agro y no una herramienta
    de crecimiento.

    Sin embargo deben analizarse muy bien las consecuencias
    de la implementación de nueva tecnología.
    Actualmente se está produciendo un fenómeno de
    desplazamiento de cultivos tradicionales y ganadería
    por la soja
    transgénica. Esto se debe a que los rendimientos son
    muchos más rápidos y los costos muchos menores. El
    problema es que a diferencia de otros cultivos o explotaciones,
    una vez que se utiliza la tierra para
    cultivar esta semilla, la tierra va perdiendo todos sus
    nutrientes y luego no podrá ser reutilizada. Si el sector
    del agro tuviera acceso a mayor información, quizá
    se elegirían otras alternativas menos
    perjudiciales.

    De todas formas debe reconocerse que existe una
    tendencia del ciudadano argentino a querer obtener resultados
    rápidos con el menor esfuerzo posible, y todos sabemos que
    ningún sistema puede funcionar correctamente si todos sus
    participantes están pensando individualmente y de la
    manera antes descripta…… Pero ahondar sobre este tema
    requeriría algo mucho más extenso, partiendo de
    supuestos y conclusiones que no son a las que pretendo llegar con
    este trabajo.

    En segundo lugar, podemos analizar la estructura de
    producción del país y su evolución (o
    involución). Como mencionamos en el desarrollo del
    trabajo, la trascendencia del sector agropecuario va disminuyendo
    a medida que avanza el desarrollo económico. En los
    indicadores presentados en el trabajo se
    puede observar que en la Argentina la participación en la
    economía de este sector medido en relación al PBI,
    ha disminuido notablemente y sin embargo como contrapartida la
    actividad industrial no sólo no ha crecido, sino que en la
    última década ha sido desplazada por industria
    importada. Qué ha sucedido entonces con la
    producción y el crecimiento de nuestra economía
    ?

    En tercer lugar podemos platear algunas conclusiones
    referentes al sector financiero y al marco que le da la
    economía de nuestro país. Muchas veces se ha
    escrito sobre la economía de la Argentina, como una
    realidad única, como una economía diferente,
    imprevisible. Más allá de las políticas
    económicas que el gobierno de turno pueda tomar, si la
    sociedad no las apoya o no las entiende, o no se comporta como
    racionalmente se espera que lo haga, la política
    económica puede no tener el efecto deseado o peor aun,
    podría tener un efecto contrario. Esto significa que la
    economía de un país, en gran medida, la hace el
    comportamiento
    de su sociedad. Este sería el marco para que en la
    actualidad los capitales privados gocen de grandes beneficios,
    actuando con una mezquindad no acorde con los valores de
    bien común para la sociedad, sino más bien con una
    única visión: lucro.

    El empresariado argentino ha aprendido (mal) que debe
    ganar todo lo posible hoy para cubrirse mañana en el caso
    que pase algo. Quizás esta conducta sea la
    consecuencia de vivir en una economía inestable, que hoy
    les propone enormes ganancias y mañana……… no se
    sabe.

    Sin embargo esta conducta es muy
    perversa para la economía de un país, porque el
    miedo a dejar de ganar o a perder no permite que se tomen riesgos
    propios de los negocios que se asumieron.

    Considero que la banca privada es un claro ejemplo de lo
    mencionado. Pero a mi entender el sector financiero privado tiene
    un rol social mucho más marcado que otros sectores, por
    tratarse de un sector muy importante en la Argentina y porque su
    función principal, la de otorgar créditos, es la
    bisagra que hace funcionar a una economía, por lo que debe
    asumir riesgos y no buscar sólo protección y
    "subsidios" del Estado para mantener sus recursos
    intactos.

    La percepción
    generalizada es clara: "los bancos dan crédito a quienes
    no lo necesitan" (o sea, se les otorga a quienes no tienen
    problemas con los requisitos y el riesgo para los bancos es
    bajísimo).

    Cuándo más claro se ha visto la necesidad
    de que el sector financiero cumpla con sus funciones
    primordiales, que durante estos últimos años, en
    que muchas empresas comenzaron a quebrar por la presión
    que ejercían los bancos para cobrar la deuda,
    cortándoles de un día para otro las líneas
    de crédito y generando de esta manera el quiebre de todas
    las cadenas de pago ? Acaso mucha gente no ha dejado de invertir
    sus ahorros en los bancos por la desconfianza que el sistema
    financiero ha generado con las conductas tan proteccionistas para
    con "sus" recursos y "sus" ganancias ? Pero muchas otras personas
    también vuelven a invertir allí sus ahorros porque
    no hay muchas opciones. Y entonces nada cambia. Y eso lo genera
    el comportamiento de la sociedad, que no castiga las conductas
    abusivas, a veces porque no está a su alcance
    tampoco.

    El que aparezcan otras propuestas para acceder al
    crédito con otros agentes o intermediarios financieros
    confirmarían que el sector bancario no estaría
    dispuesto a retomar su rol natural. El rol que le dio origen y
    razón de ser. No por lo menos en las condiciones
    actuales.

    El sector financiero ha sido en la Argentina
    históricamente un sector protegido y poderoso. Y los
    gobiernos en su mayoría, no han podido o no han sabido
    desprenderse de esa presión,
    por lo que si en una "lucha" alguien tiene que perder, por
    supuesto que no serán los bancos los que lo
    hagan.

    Los que perdemos somos nosotros, la sociedad, que
    permitimos quedar en manos de inescrupulosos banqueros. Gracias a
    ellos perdemos la posibilidad del acceso al crédito;
    gracias a ellos perdemos nuestros ahorros.

    Surge entonces la necesidad de desarrollar capacidad
    institucional con la perspectiva de un Estado con vocación
    para el desarrollo de políticas activas de soporte y para
    generar condiciones de certidumbre que permitan tomar decisiones
    de mediano y largo plazo.

    Esto funcionará como un incentivo para que el
    sector privado se sienta estimulado a invertir y de esa manera,
    cambiar la realidad económica de la Nación a nivel
    global.

    Por último, analizando puntualmente al sector
    financiero: los representantes del sector financiero privado son
    conscientes que durante muchos años algunos sectores han
    estado marginados de las instituciones financieras formales. Se
    considera que un problema importante han sido las normas internas,
    ya que éstas establecen requisitos que generalmente no
    pueden cumplir. En general los trámites y las
    garantías se presentan como una barrera.

    Nótese que muchos de los entrevistados opinaron
    que sería necesario analizar el flujo de fondos del
    productor para otorgar un crédito y no basar la
    decisión en las garantías. Esto evidencia que no
    importaba la rentabilidad o el cash flow que el cliente tuviera
    si presentaba garantías reales con qué respaldar
    las operaciones crediticias.

    En otros sectores y en las empresas, desde hace mucho
    tiempo se han concientizado de la necesidad de evaluar un
    crédito como un proyecto de
    inversión, midiendo las posibilidades de recupero a
    partir del flujo de fondos que el cliente tenga. Las
    garantías son accesorias a la deuda y deberían
    generarse teniendo en cuenta que debería ser el
    último recurso al cual recurrir en caso de incumplimiento
    de la deuda. Las garantías sirven para disminuir el riesgo
    por lo que no sería lógico basar la decisión
    del otorgamiento de un crédito de acuerdo a las
    garantías que se presenten.

    Sin embargo en el sector financiero recién
    parecen darse cuenta. Y esto se evidencia no sólo en sus
    declaraciones, sino en la cantidad de productores que no han
    podido acceder al crédito bancario por tener bajo
    patrimonio (sin haber evaluado nunca sus ingresos), y en las
    ejecuciones hipotecarias de campos que hay desde hace ya varios
    años.

    Ante la presencia de recursos escasos para implementar
    políticas de apoyo directo al agro, el crédito
    bancario se presenta como un instrumento importante para lograr
    la tecnificación del sector, mejorando de esta manera la
    productividad
    y los ingresos de los agricultores. Con un mayor acceso al
    crédito es posible obtener una transformación
    productiva, lo que por consiguiente aumentan las posibilidades de
    competencia en
    los mercados internacionales y se convierte en un factor de
    resistencia ante
    crisis
    económicas internacionales. Existen muchos proyectos que
    pueden ser altamente rentables, pero debido a la falta de
    financiación y de respaldo, no se pueden llevar a cabo,
    postergándose de esta manera las posibilidades de
    desarrollo.

    Jacob Yaron al referirse a los resultados de un estudio
    sobre financiamiento agrícola sostiene que de acuerdo a
    los resultados de los proyectos de crédito agrícola
    realizado por el Banco Mundial
    en 24 países "los programas
    llegaron a una minoría de la población de
    agricultores y los beneficios se concentraron, por lo general,
    entre los agricultores de mayores recursos económicos".
    Además en un estudio realizado para Costa Rica se ha
    demostrado que la distribución de los ingresos podría
    mejorarse significativamente si se eliminaran los subsidios de
    crédito.

    Debido a que una de las restricciones que existen por
    parte de las instituciones financieras es el costo
    administrativo, el gobierno debe promover y apoyar actividades
    que generen una reducción en estos costos de
    intermediación financiera del sector, ampliando la
    participación de estas instituciones. Como
    estímulos para que el pequeño productor acceda al
    crédito, el Banco Mundial
    sugiere que los programas deberían subvencionar costos de
    transacción, no las tasas de interés. Utilizar
    grupos locales en lugar de programas autoselectivos; organizar a
    los beneficiarios e incorporar incentivos para
    prestatarios y prestamistas a fin de hacer cumplir los reembolsos
    (Banco Mundial 1997).

    La prestación de servicios
    financieros rurales es una labor difícil y costosa. La
    reducción de costos de transacción requiere de
    cambios de procedimientos,
    renovación tecnológica y aprendizaje. Para
    acelerar este proceso de innovación el gobierno puede colaborar
    mediante el pago de un incentivo de una parte de los costos.
    Adicionalmente, los costos de transacciones elevados, reducen la
    viabilidad de los intermediarios y excluye a muchos potenciales
    deudores rurales del acceso a los servicios financieros
    institucionales.

    Como se mencionó en la parte inicial, uno de los
    motivos por los cuales el sector financiero comercial no
    suministra crédito al pequeño productor
    agropecuario es el alto costo operativo. Por este motivo, a fin
    de lograr un mayor acceso al crédito formal por parte de
    los pequeños productores, se debería proponer un
    instrumento que consista en que el gobierno asuma parte de los
    costos operativos, con el ánimo de que el sector
    financiero privado cumpla una función que viene ejecutando
    el Banco Nación y el Banco Provincia. Con el suministro de
    este incentivo se pretende generar un mayor acceso por parte del
    pequeño/mediano productor al crédito. Sin embargo
    en el sector agropecuario se requieren instrumentos adicionales
    que permitan un mayor desarrollo. Es decir, que esta no puede ser
    presentada como una única solución, sino que debe
    ir junto a otras instrumentaciones.

    La banca privada no tiene pleno conocimiento
    del mercado crediticio del sector agropecuario. Lo que sí
    conocen es del riesgo de la actividad agropecuaria; de la
    morosidad del sector, de la inestabilidad de los precios y de los
    riesgos naturales.

    Un programa financiero exitoso requiere de la
    acumulación de recursos de diferentes fuentes, de la
    minimización de los riesgos mediante la distribución de las operaciones a nivel
    geográfico, por sectores y actividades, el empleo de
    personal
    altamente capacitado y con experiencia en el sector, que asegure
    una adecuada asistencia financiera y tecnológica
    empresarial para otorgar eficientemente los créditos, su
    administración y supervisión. Una evaluación adecuada
    de los proyectos aumenta la probabilidad de
    recuperación de un crédito.

    Se ha considerado que el sector privado es más
    eficiente en el manejo de los recursos y aunque el sector
    público ha tenido la oportunidad de demostrar que no
    existe razón para dicha afirmación,
    infortunadamente en muchos casos no ha sido posible evidenciar lo
    contrario. Un claro ejemplo lo constituyen dos importantes
    instituciones bancarias públicas que han otorgado
    sobregiros y créditos en condiciones poco transparentes y
    presentan elevadísima morosidad en el sector disfrazada
    por reiteradas refinanciaciones. Adicionalmente estas entidades
    no están siendo fuente de financiación de los
    pequeños/medianos productores.

    Finalmente, y en un plano general, podemos
    señalar que tanto el enfoque que aboga por la
    intervención directa del sector
    público en la movilización de fondos hacia el
    sector rural, así como el enfoque que cuestiona la
    participación directa del Estado en los mercados
    financieros, incurrieron en gruesos errores para tratar de
    enfrentar y solucionar los problemas del financiamiento rural.
    Ello obliga a repensar el enfoque que en ningún caso
    significa una vuelta al pasado, sino que más bien se
    sustente en una actitud
    más reflexiva y menos dogmática, en el
    propósito de redefinir con precisión el papel del
    Estado con políticas explícitas de estímulo
    al desarrollo de los mercados
    financieros rurales.

    El problema del financiamiento agrícola requiere
    del diseño
    de una tecnología financiera y de una práctica
    bancaria que considere otros esquemas y modalidades de
    financiación adecuadas al sector.

    Sin embargo la provisión de servicios financieros
    no es necesariamente el camino más rápido y
    eficiente que se requiere para mejorar los ingresos y reducir la
    pobreza en el
    sector rural, por lo que debe ser complementado con importantes
    medidas gubernamentales.

    BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA

    Antezano Inga Carolina. 1996. "Financiamiento
    agrícola: la experiencia latinoamericana". Boletín
    CEMLA Julio Agosto 1996 – México

    Rodríguez Cuesta Ligia. 1998. "Incentivo para que
    el sector financiero privado suministre crédito al
    pequeño productor agropecuario" – Lima,
    Perú

    Banco Mundial .1997. "El Estado en
    un mundo en transformación". Informe sobre el
    desarrollo mundial.

    Banco Mundial. 1999. "Desarrollo del seguro
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    Antecedentes y temas sobre seguro
    agrícola.

    Banco Interamericano de desarrollo. 1995.
    "Préstamo chico, ganancia grande". Revista Agosto
    1995.

    Banco Interamericano de Desarrollo. 1996. "Sistemas de
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    y lecciones para América
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    Perú

    SAGPyA – Publicaciones varias sobre datos
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    Nuria de la Peña. CEAL – 2002. "Las
    pequeñas y medianas empresas y sus Garantías"
    – Washington DC

    Elaborado por:

    Noelia S. Macchi

    Lic. en Finanzas

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