Su importancia en la economía nacional y
su relación con el sector financiero
- Introducción
general - Visión general del sector
agropecuario - Planteo de la problemática
estructural – situación actual - Conclusiones
finales - Bibliografía
consultada
PRIMERA PARTE –
INTRODUCCIÓN GENERAL
El sector agrícola es el productor básico
de alimentos e
insumos para la industria y la
exportación. La actividad agrícola
ha perdido peso económico a lo largo de la historia. Hoy en día
no representa más que el 10% del Producto Bruto
mundial, porcentaje similar a su representación en el PB
argentino. Sin embargo se dedica a las actividades agropecuarias
el 50% de la población mundial, siendo muy variable la
proporción existente entre los países desarrollados
y los subdesarrollados, ya que en éstos últimos el
90% de los trabajadores se dedican a esta actividad.
Con el propósito de obtener un mejor desempeño de este sector es necesario
fomentar la investigación, tecnificación, el
acceso al crédito, la asistencia técnica, la
comercialización y la asesoría
técnica y financiera a pequeños y medianos
productores.
En este trabajo se considera que el crédito
es uno de los principales instrumentos para el desarrollo de
todo este proceso y de
la actividad. Pero para que el crédito sea efectivo es
necesario que esté acompañado de políticas
económicas, impositivas y financieras
apropiadas.
Se pretendió hacer un aporte sobre la
situación del sector agropecuario vinculado a la falta de
inversión y tecnología, como
consecuencia del bajo acceso al crédito, y dejar planteada
la necesidad de crear nuevas herramientas
que permitan el acceso al crédito hacia los
pequeños y medianos productores a fin de estimular el
crecimiento de las economía en desarrollo y
buscar consolidar la industria
agropecuaria local para hacerla competitiva a nivel
internacional, cuidando primordialmente los intereses nacionales,
en un esfuerzo conjunto entre el sector privado y el
público.
También se podrá observar que se
mencionaron algunas experiencias y casos de Latinoamérica e inclusive de países
desarrollados, porque Argentina no es
la excepción en esta problemática.
La primera parte del trabajo se corresponde a esta
introducción. En la segunda se presenta una
visión general del sector: características, instrumental, indicadores,
tecnología, y una breve reseña
histórica. En la tercera parte presentaremos la
situación actual de acceso al crédito por parte del
productor agropecuario en donde también se
expondrán algunas opiniones de profesionales del sector
financiero y de algunas asociaciones del agro para conocer sus
visiones sobre el tema. En esta sección también se
presentará una serie de alternativas diferentes y actuales
con las que se ha pretendido cubrir parte de la demanda de
crédito no satisfecha. Y en la cuarta sección se
expondrán algunas conclusiones a partir del análisis de los datos y de la
información expuesta y consolidada en este
trabajo. También se dejarán planteados algunos
interrogantes sobre el futuro de la actividad y sus
consecuencias.
SEGUNDA PARTE –
VISION GENERAL DEL SECTOR AGROPECUARIO
La agropecuaria ha sido la primer actividad
económica de la humanidad. Toda la economía
griega y romana, y la mayor parte de la economía
feudal se basó en la producción agropecuaria. Su destino era
principalmente el autoconsumo y sólo en
pequeñas proporciones, se comercializaba.La actividad agropecuaria estuvo en la base de la
mayoría de las economías hoy desarrolladas y en
función de ella se desplegaron el resto
de las actividades. La importancia del sector está
dada por su doble función de proveer bienes
finales fundamentales y buena parte de los insumos
básicos de la actividad industrial.Su trascendencia tiende a declinar con el proceso de
desarrollo
económico. La diversificación de la
actividad productiva, el reemplazo de productos
naturales por artificiales y el manejo de los países
industrializados, han generado esta tendencia. Sin embargo,
aún hoy una economía es más fuerte e
independiente cuando posee un poderoso sector agropecuario.
Sino, cómo se explicaría que países del
primer mundo como Estados
Unidos o los países europeos apliquen medidas
proteccionistas y elevados y perversos sistemas
de subsidios a los productores agropecuarios para mantener
los niveles de producción, con lo controvertido que se
ha puesto este tema desde hace algunos años
?- Importancia económica del sector
agropecuario - Características
técnico-económicas del sector
agropecuario
El sector agropecuario tiene características
técnico-económicas diferenciales. La primera
característica específica del sector es que la
localización de su actividad está determinada
básicamente por la ecología. Esto
significa que la actividad del sector no se puede alienar ni
deslocalizar. Durante mucho tiempo este
determinismo del medio fue indiscutible, pero con el desarrollo
tecnológico esta situación quedó modificada
parcialmente.
Otra característica del sector está
vinculada con los factores climáticos, que crean una
situación de inseguridad
con respecto al desarrollo de la actividad.
Un tercer aspecto a destacar se refiere a que la
actividad agropecuaria precisa superficie para poder
desarrollarse. No basta con tener las condiciones
ecológicas, sino que para que el sector agropecuario sea
poderoso se necesita extensión territorial. Pero este
determinismo también resulta parcialmente modificado a
partir de la tecnología, ya que con su uso se puede
extender la frontera agropecuaria o permitir un uso más
intensivo de la superficie disponible.
Otro aspecto técnico-económico es que en
general la demanda de
productos del
sector crece lentamente . Además de tener una baja
elasticidad
precio-ingreso.
Asimismo los productos del sector tienen una tendencia
al deterioro de sus precios
relativos internacionales y/o internos:
- por la situación de predominio o monopolio
que en el mercado
mundial poseen los países industrializados; - por la atomización de los productores
agropecuarios frente a los demandantes industriales
oligopólicos, o por manejos de la política
económica; - por el extraordinario avance tecnológico de
los países desarrollados y su política de
subsidios que transformó en exportadores a muchos que
antes importaban.
Por último debe mencionarse que de las
características técnico-económicas del
sector agropecuario surge un patrón de asentamiento
poblacional. Un país con cualidades agroecológicas,
donde predominan las actividades de explotación extensiva,
el asentamiento poblacional será muy diferente de otro sin
estas características.
El indicador más importante para medir el
peso del sector agropecuario en una economía es la
participación que posee en el PBI. Es una constante
del proceso de desarrollo
económico la declinación de la
participación del sector en el PBI. La
diversificación de la actividad implica una mayor
transformación de los productos y un desarrollo de las
actividades terciarias a tasas de crecimiento superiores a
las del sector en cuestión. En este sentido, la
participación del sector agropecuario en el PBI total
es un indicador aproximado del "grado" de desarrollo
económico alcanzado. Sin embargo se deberá
tener en cuenta las características específicas
de cada país y la productividad
del sector.Para el caso de nuestro país, en el
período 1900-1984 este indicador tuvo la evolución que se muestra en el
siguiente cuadro:A través del análisis de una serie como la
presentada se puede reconstruir buena parte de la historia
sectorial.Un segundo indicador importante sobre la
posición relativa del sector en el conjunto de la
economía es la participación en la
ocupación o en la población económicamente activa.
Esta proporción tiende también a descender en
el proceso de desarrollo económico, aunque con una
dinámica inferior a la del descenso de
la participación en el PBI.La evolución de este indicador puede verse
en el siguiente cuadro, con datos que
surgen de recientes censos de población:Un tercer indicador importante se refiere a la
participación del sector agropecuario en el comercio
exterior. Esta participación también
depende del desarrollo relativo de la estructura. Normalmente una estructura
atrasada exporta casi con exclusividad productos primarios
(principalmente agropecuarios), sin ningún grado de
elaboración, importando bienes
finales industrializados. En la medida en que se avanza en el
proceso de desarrollo se va produciendo una
transformación en la estructura de comercio
exterior. En las exportaciones disminuye la
participación de las primarias sin elaborar y aumenta
la participación de las manufacturas, tanto de origen
agropecuario como de origen industrial. En las importaciones disminuyen los productos
terminados de consumo y
aumentan las máquinas y los equipos, los insumos
básicos, etc.Una manera de medir el desarrollo relativo del
sector agropecuario es la participación que un
país posee en el comercio
mundial de productos significativos. Esto permite observar la
dinámica de la producción y las
exportaciones del país con respecto al
resto del mundo. Relaciones de este tipo son importantes para
analizar la economía y la política
económica agropecuaria, y verificar en qué
medida las decisiones internas pueden afectar al mercado
internacional. A continuación mostramos un cuadro de
la participación argentina
en el mercado mundial durante el período
1930-1990.Sin embargo estas cifras no implican en su totalidad
una baja dinámica del sector agropecuario.
También incluyen una modificación sustancial en
el destino de la producción. Estas estadísticas, para el caso concreto
de nuestro país revelan que mientras en 1930 el 50%
(promedio) de la producción tenía como destino
el mercado externo, en la actualidad más del 80% de la
producción queda en nuestras fronteras (datos
estadísticos de CEPAL e INDEC).- Instrumental intersectorial
La tecnología utilizada en el sector
agropecuario es una variable independiente fundamental, y de
importancia creciente en la determinación del nivel de
la oferta. La
falta de ella o su bajo uso afecta de dos maneras:- directamente al no permitir la concreción
de rendimientos más elevados - indirectamente al afectar de manera negativa la
rentabilidad de las explotaciones y la
oferta
futura.
A esta conclusión se ha llegado a
través de innumerables estudios econométricos
realizados.La importancia de la tecnología y del
cambio
tecnológico es creciente en la medida en que se agotan
las tierras agrarias disponibles. Al ser la tierra
un factor de oferta relativamente inelástica, el
crecimiento de la oferta se vincula con las formas en que se
combinen los componentes tecnológicos.En un período de gran dinamismo de la
producción agropecuaria mundial (sobre todo en
Europa y
Estados
Unidos) de acuerdo a los datos estadísticos, los
índices de tecnología para nuestro país
se presentaron prácticamente estancados para algunas
producciones (ej: trigo).De todo lo mencionado surge la importancia de la
tecnología como componente importante de la estructura
económica del sector. Y aparece como fundamental en el
período contemporáneo para nosotros por haberse
agotado la posibilidad de desarrollo del sector sobre la base
de la simple expansión de la frontera
agropecuaria.El hecho de definir que un país tiene una
tecnología baja de acuerdo con sus potenciales y
necesidades nos está diciendo que algo no funciona
bien. Que existen barreras que dificultan el cambio
tecnológico.Se considera que una de esas barreras es la
imposibilidad de acceso al crédito por parte de los
pequeños y medianos productores agropecuarios. Es
posible que esa tecnología venga de la mano de grandes
productores hacia la intensificación del capital,
pero ello puede tener importantes corolarios sobre algunos
factores de la producción (mano de obra sin trabajo
por introducción de nuevas
tecnologías), y sobre algunas prácticas
culturales. - directamente al no permitir la concreción
- Tecnología: su importancia en el sector
agropecuarioLa evolución del sector agropecuario
argentino suele dividirse en dos grandes etapas
estructurales: de 1980 a 1930, y del 1930 a la
actualidad.En el primero predominó el denominado
"modelo
agroexportador". Durante ese período el sector se
desarrolló a tasas cercanas al 4% anual, expandiendo
la frontera agropecuaria e incorporando factores de
producción: trabajo y capital.A partir de 1930 se empezó a hacer muy lenta
la expansión de la frontera agropecuaria, lo que unido
a la disminución de la demanda externa, provocó
una baja en la dinámica del sector (ver
participación en el PBI, la PEA y la
participación de productos agropecuarios en el mercado
mundial en cuadros anteriores).Las ampliaciones de la frontera agropecuaria y del
producto,
que se produjeron en pequeña escala, se
hicieron con una reducción sustancial de la PEA del
sector. Hubo por lo tanto reemplazo del factor trabajo por
factores tierra y
capital (fundamentalmente de grandes empresas). - Evolución de los indicadores
estructurales del sector agropecuario - Esquema explicativo de la baja
dinámica
En algunos trabajos econométricos en donde se ha
pretendido explicar el comportamiento
de la oferta agropecuaria se mencionan algunas variables
explicativas, entre las que aparece el factor que estamos
considerando como uno de los más importantes: el
crédito
Ellos son (de acuerdo al orden de importancia que se les
dio en los trabajos):
- los precios
(vinculados a la tecnología) - la tecnología (vinculada al
crédito) - el crédito
- el clima
(vinculado a la tecnología) - el capital (vinculado al crédito)
- el cambio institucional (otro factor importante
mencionado en este trabajo, pero no desarrollado) - la insuficiencia o carencia de medidas promocionales,
que sí tuvieron otros sectores industriales (vinculado
al apoyo institucional) - las cargas fiscales que pesaron sobre el sector,
tanto respecto de los tributos,
como de las cargas sociales y aranceles
(vinculado a los cambios institucionales) - La información (vinculada al crédito
y a la tecnología)
Como se puede observar aparecen las variables que
de acuerdo a la investigación, surgen como las más
importantes para el desarrollo del sector: la
tecnología, que es en muchos casos imposible
instrumentarla sin acceso al crédito. Sin embargo
estas variables deben ir acompañadas de
políticas apropiadas del gobierno para estimular o
por lo menos, facilitar el desarrollo y continuidad del
sector.
TERCERA PARTE
PLANTEO DE LA
PROBLEMÁTICA ESTRUCTURAL – SITUACIÓN
ACTUAL
1) Introducción
La experiencia en materia de
políticas de financiamiento
agrícola en Argentina ha demostrado que se requiere un
esfuerzo conjunto tanto del Estado como
del sector privado para lograr que el crédito llegue a
todos los productores, inclusive a los pequeños y a los
medianos que son los que más dificultades tienen para el
acceso al crédito y que en definitiva son la base de todo
el sector.
La exclusión de grupos
productivos al crédito es una de las
características del sistema
financiero que limita el crecimiento en los países en
desarrollo.
Para lograr una ampliación de la cobertura del
crédito agrícola, es necesario implementar
mecanismos que reduzcan la diferencia de rentabilidad
para el intermediario, entre el financiamiento
a pequeños productores y aquel dirigido a la
explotación agropecuaria mediana y grande. El gobierno debe
promover iniciativas socialmente eficientes en las que tengan
alta participación los agentes intermediarios en el
mercado, con el ánimo de que el pequeño productor
tenga acceso al crédito por parte de las entidades
financieras formales.
Teniendo en cuenta la condición
estratégica del crédito para el desarrollo
agropecuario, es necesario contar con una propuesta clara de
financiación para este sector.
Se considera que los subsidios no serían una
solución para el problema, ya que cuando se accede al
crédito con tasa de
interés de mercado se fomenta un uso más
eficiente de los recursos. Un
aspecto importante del acceso del productor agropecuario al
sistema
financiero formal es su acercamiento y la familiarización
con estas instituciones,
lo que podría generar una mayor canalización de
ahorro hacia
éstas. En otras palabras, la participación de la
banca privada
comercial en el desarrollo agropecuario a través de
esquemas de financiamiento se presentaría como una
alternativa adicional de movilización del ahorro. Se
debe tener presente que el sector rural no sólo demanda
crédito, sino también ahorro y seguros, lo cual
representa una alternativa interesante para los bancos.
Hay quienes consideran errada la visión de que el
pequeño productor tiene una baja o limitada capacidad de
ahorro por la estacionalidad de las cosechas y los problemas
climatológicos (entendiendo el ahorro de acuerdo a la
definición macroeconómica, que es el ingreso que no
se consume en el presente) . Lo que se debe considerar es
simplemente la existencia de un desfase de los ingresos de los
pequeños productores por razones estacionales y no una
falta de capacidad de ahorro. Cuando a los productores se les
provee de servicios
financieros adecuados, es decir rentables pero considerando el
desfase estacional de sus ingresos, ellos
pueden responder con mayores volúmenes de
ahorro.
La mayoría de los agricultores desea tomar
créditos sólo estacionalmente; si
encuentra el ofrecimiento de crédito a tasas subsidiadas,
lo demandarán aún sin necesitarlo. El
crédito a tasas de mercado permite obtener una demanda
más real de crédito, además el destino que
se le da es más productivo, por cuanto desaparece el
incentivo perverso de las tasas subsidiadas, que no exige
esfuerzo de inversión con fines productivos y alienta
el uso de los recursos hacia
otros fines.
Esta situación describe la necesidad de contar
con un instrumento adecuado para permitir el acceso crediticio a
los pequeños/medianos productores agropecuarios, pero a la
vez permitirles operar con instituciones
que además les ofrezcan alternativas rentables.
Uno de los esquemas podría consistir en un
programa de
incentivos que
el gobierno
podría otorgar a la banca privada
comercial, con una finalidad de cubrir los sobrecostos operativos
y administrativos en que incurriría al ampliar su
cobertura crediticia y el riesgo.
No se trataría de un subsidio, sino de un
incentivo que no genera distorsiones porque lo que busca es un
uso eficiente de recursos. Se trata de financiar al productor
agropecuario con tasas de
interés de mercado, pero flexibilizando las
condiciones de los préstamos, cubriendo el riesgo con
garantías, seguros, e
instrumentos del mercado de
capitales.
Sin embargo para el desarrollo de alternativas se
requeriría un trabajo de investigación,
análisis y desarrollo mucho más extenso.
- Situación actual
Los resultados del Censo Agropecuario 2002 que el INDEC
publicó recientemente registran algunas tendencias
desfavorables como la desaparición de casi una cuarta
parte de los productores agropecuarios, mientras que ha aumentado
fuertemente la producción agregada del sector.
Concretamente de acuerdo a las mediciones el número de
explotaciones agropecuarias en el país se redujo de
421.221 en 1988 a 317.816 en la actualidad. Según las
estimaciones de la SAGPyA más del 60% de esa
pérdida corresponde a productores
minifundistas.
Otro rasgo destacado es el incremento del tamaño
de las explotaciones que se produjo durante ese período, y
el consecuente aumento de la concentración en la propiedad de
la
tierra.
Desde 1988 la Argentina prácticamente
duplicó su cosecha de granos, pero de los datos
mencionados surge que todo este proceso se ha logrado gracias a
importantes avances
tecnológicos que han realizado las grandes empresas del
sector, en detrimento de los pequeños y medianos
productores que no cuentan con las mismas herramientas.
En la actualidad las grandes empresas poseen amplias
posibilidades de inversión en maquinarias, sistemas de
riego, fertilizantes, biotecnología, etc. Todos estos elementos
generan brechas muy importantes entre grandes y
pequeños/medianos productores. Las grandes empresas
cuentan con un factor fundamental para poder invertir
que es el acceso al crédito. Mientras que a los
pequeños y medianos productores históricamente se
les ha dificultado el acceso al crédito por la
imposibilidad de cumplir con las condiciones generales que los
bancos
requieren y las garantías que suelen solicitar para cubrir
las operaciones
crediticias. Además de los elevados costos
financieros que deben pagar en el caso en el que
accedan.
Los pequeños productores han tenido un acceso
limitado al crédito debido a la falta de garantías
que presentan; a sus bajos ingresos; a la estacionalidad de los
cultivos, lo que genera que la cosecha se venda a precios bajos y
a los riesgos propios
de la actividad agrícola tales como el clima.
Adicionalmente desde el punto de vista del sector financiero, la
adjudicación de un crédito pequeño resulta
comparativamente costosa teniendo en cuenta que los costos operativos
resultan similares cuando se adjudica un crédito de gran
valor, por lo
tanto los costos de transacciones elevados le quitan el atractivo
tanto al crédito como al ahorro del pequeño
productor del sector rural.
Observando la realidad más globalmente podemos
identificar otros problemas que
influyen negativamente sobre el productor agropecuario a nivel
general en la Argentina. Pero también nótese que
muchos de estos puntos podrían mejorarse con inversiones
provenientes de la asistencia crediticia que en conjunto
podrían cubrir la banca nacional y privada.
En el marco de un seminario
organizado por la "Fundación Producir Conservando" se
presentó un estudio sobre el potencial de la
producción agrícola argentina. Aquí
sintetizaremos algunas de las limitaciones que encuentra la
producción para alcanzar ese potencial:
- inseguridad jurídica respecto de la validez y
continuidad en el tiempo de las
fórmulas contractuales. - Inseguridad y desconfianza sobre el valor y
estabilidad de la moneda - Incertidumbre acerca del sistema
impositivo - Falta de estructura de almacenaje, transportes y
procesamiento industrial en algunos productos - Funcionamiento deficiente en los mercados de
futuros - Elevada evasión fiscal y
escaso control de
la misma - Falta de desarrollo de instrumentos capaces de
agregar valor y generar una más favorable comercialización de la producción,
tales como certificados de origen, trazabilidad,
etc. - Falta de desarrollo de instrumentos de promoción de las exportaciones, con un
Estado
facilitador de la apertura de nuevos mercados.
A estos factores de manejo endógeno, se suman los
factores exógenos, de los cuales el proteccionismo
practicado por los países centrales es el
fundamental.
Todas estas circunstancias, sumadas a la imposibilidad
de acceso al crédito bancario genera que los agricultores,
en muchos casos, recurran a prestamistas informales que
suministran créditos con tasas de interés
más altas, lo cual lleva a presumir que no siempre la
actividad agropecuaria está relacionada con una baja
rentabilidad, más si se tiene en cuenta que el
pequeño agricultor ahorra los gastos de mano de
obra por ser una actividad de carácter
familiar. En general el crédito informal es más
flexible y se obtiene más rápidamente, por lo tanto
es muy valioso para los agricultores por el manejo de su
liquidez. Es común que entre un 70% y un 80% de los
pequeños agricultores de un país en desarrollo no
tenga acceso al crédito.
3) Mediciones del sector financiero respecto del
sector agropecuario
En cuanto a los créditos otorgados, tanto los
créditos a pequeños, medianos y grandes
agricultores del país han mantenido su nivel en un
promedio del 10% del total de la cartera de créditos
totales.
Las cifras relativas al porcentaje de deuda vencida del
sector del agro durante los últimos diez años tiene
un promedio del 28%. Aquí extractamos los últimos
cinco años de información disponible.
en millones de pesos | |||||
1995 | 1996 | 1997 | 1998 | 1999 | |
Cartera agropecuaria | 6.480 | 5.814 | 6.432 | 6.648 | 6.387 |
Cartera restante | 50.795 | 54.316 | 63.400 | 67.941 | 72.455 |
Cartera total | 57.276 | 60.131 | 69.833 | 74.589 | 78.842 |
Agrop/Total | 11,31% | 9,67% | 9,21% | 8,91% | 8,10% |
Morosidad agropecuaria | 29,9% | 26,2% | 24,1% | 19,9% | 25,0% |
La financiación al sector agropecuario por parte
de las instituciones privadas, nacionales y provinciales se ha
modificado en la última década.
En la Argentina en 1987, los bancos públicos
(nacionales y provinciales) asistían crediticiamente en un
76% al agro, mientras que el resto se repartía entre los
bancos privados y otros. En 1999, entre los bancos nacionales y
provinciales se reparten el 61% y el resto lo cubren los bancos
privados.
La colocación de créditos del sector
financiero privado para el agro, está concentrada en los
grandes productores. Los bancos provinciales cubren
básicamente al pequeño/mediano productor
agropecuario (PMPA), y en la evolución podemos observar
que la cantidad de créditos para este sector ha sufrido
una importante caída, representada por una
disminución del 15%.
Esta disminución del 15% reflejaría el
desplazamiento de recursos producido desde el
pequeño/mediano productor agropecuario (PMPA), hacia el
gran productor agropecuario.
Los bancos privados no cambiaron sus modalidades de
otorgamiento de créditos a favor del PMPA, por lo que las
variaciones observadas no nos estaría indicando que los
bancos privados comenzaron a darle crédito a dicho sector
y que los bancos públicos cedieron esa cartera, sino que
esta variación se debería a que las entidades
financieras privadas comenzaron a otorgar más
créditos a los grandes productores (nuevos y ya
existentes) y que una parte de los PMPA que tenía acceso
al crédito en 1987, en la actualidad ya no lo tienen. Uno
de los motivos de la falta de financiación actual
podría ser la pérdida de las propiedades,
único modo conocido de acceso al crédito (a
través de una hipoteca). Esto además se
confirmaría con la nueva modalidad que se verifica en la
actividad agropecuaria, en donde hay un elevada suba de
arrendatarios y de mucha mano de obra agropecuaria dedicada a
otras actividades no afines.
El contenido de esta sección corresponde a
una síntesis de opiniones de Gerentes y
Directivos de bancos y de asociaciones del sector agro que
brindan asesoramiento y financiamiento al sector
agropecuario. Estos son algunas de los puntos
comentados.Las heridas que el año pasado se abrieron por
el fin de la convertibilidad fueron dramáticas para
los productores agropecuarios y los bancos. Mientras los
primeros se quedaron sin financiamiento, entre otros
problemas, los segundos sufrieron la pesificación de
sus préstamos concedidos en dólares y
trastornos como la falta de liquidez.Pero la crisis
también sirvió de marco para reflexionar sobre
cómo hacer mejor algunas cosas. Una de ellas es acerca
de las condiciones en las cuales debe ser evaluado y
analizado el riesgo crediticio por más que aún
el financiamiento no se reanudó.En este sentido, en los bancos se afianzó la
idea de que el valor patrimonial de las empresas
agropecuarias no es el elemento decisivo para considerar en
los proyectos que
presentan los productores.Desde las entidades financieras dicen que la
garantía física es un
componente adicional que tiene que ser estudiado juntamente
con otros aspectos igualmente importantes.El factor clave es tratar de observar la viabilidad
futura del plan del
empresario y cuál es el flujo de fondos vinculado a
las actividades propias de su explotación. No se trata
de nuevas reglas. Es más, en los bancos sostienen que
siempre se buscó la viabilidad.De todas modos el concepto que
ahora interesa destacar es que el posible repago del
crédito no debe salir de las garantías reales
que el cliente
pueda presentar. Por el contrario existe el convencimiento de
que la devolución del dinero
prestado tiene que venir de las sustentabilidad y del manejo
financiero que surja del proyecto.Así la "lupa" de los bancos parece detenerse
en la capacidad del productor para generar riqueza. Y esto es
así porque además de no querer financiar
proyectos sin
base sólida, en las entidades saben que su negocio no
es quedarse con los campos."Es necesario marchar hacia un cambio en los
criterios de evaluación del riesgo crediticio. El
valor de la garantía es un elemento importante, pero
no suficiente; es indispensable analizar la viabilidad
económica del proyecto a
financiar" dice Julio Martín, asesor del Directorio
del Banco
Nación en temas agropecuarios y
consultor privado.Para el especialista, las entidades bancarias
tendrán que poner a prueba indicadores que permitan
hacer un diagnóstico en el tiempo sobre la
capacidad de repago del proyecto.En ese sentido Martín se inclina por aquellas
evaluaciones que ayuden a tener una visión amplia del
emprendimiento que aparece como sujeto de crédito.
""Los análisis de prefactibilidad y factibilidad
económica, comercial y técnica de los proyectos
constituyen elementos fundamentales para considerar",
remarca."Además la estructura de costos y el flujo de
fondos serán pilares principales en la evaluación. Las variaciones
climáticas de la zona en cuestión, las
tasaciones a valores
técnicos de los bienes, y por supuesto, la estructura
patrimonial comprometida completarán una serie de
datos a tener en cuenta en este proceso evaluatorio", agrega
el asesor del Banco
Nación.Como se puede observar los criterios también
apuntan a profesionalizar el proceso de análisis de la
misma entidad bancaria, que ahora debería estar
más preparada para atender la situación
particular de los empresarios agropecuarios.Lamentablemente no se pudo obtener
información del Banco Provincia. Los directivos de la
entidad no respondieron los llamados realizados.Pablo Bullrich, Gerente de
Negocios
Agropecuarios del Banco Río, coincide en que el
patrimonio
no es el principal parámetro para estudiar antes de
otorgar un crédito."Además de la capacidad de repago
también consideramos el nivel de endeudamiento de
la empresa y
el índice de cobertura que relaciona la
generación operativa de fondos con el servicio
de deuda anual que se paga", explica. Igualmente el ejecutivo
señala que se deben analizar otros aspectos como la
antigüedad en el negocio, el nivel de gerenciamiento, la
capacidad comercial y técnica y hasta la pertenencia a
asociaciones como Aapresid y los grupos
CREA.El proceso de búsqueda de información
se complementa con una visita al campo para observar
cómo trabaja el productor. Se trata de visualizar
aquello que no aparece en un papel
donde se peticiona el crédito."Entonces, lo ideal sería considerar el
proyecto, porque el patrimonio
no es suficiente como indicador de la capacidad de
devolución. Lo importante es el flujo financiero que
maneja el productor" argumenta Ernesto Ambrosetti, economista
en jefe de la Sociedad
Rural Argentina (SRA).Según Ambrosetti, los bancos deberían
centrarse en el análisis de todas las actividades
propias de la empresa del
productor, y a partir de ahí incluir aspectos como la
cobertura del precio, el
riesgo climático y hasta la estacionalidad de los
ingresos."En los Estados Unidos se sigue más de cerca
la viabilidad del proyecto. Acá ese concepto
todavía no está bien desarrollado", indica el
experto de la Rural.Alfredo Rodes, miembro del Consejo Directivo de la
Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires
y La Pampa (Carbap), también está de acuerdo en
que los bancos deben mirar a las empresas según sus
expectativas futuras y a la capacidad de generar
riquezas."Hubo un sistema bancario que no mantuvo una buena
conjunción con la producción, porque
sólo privilegió lo financiero con altas tasas.
Por eso todo el crédito tiene que quedar sustentado
sobre el flujo de fondos" describe. Mientras tanto
Gastón Bourdieu, Gerente de
negocios
Agropecuarios del Banco Galicia, sostiene que es un error de
concepto creer que los créditos se evalúan
exclusivamente desde lo patrimonial. "Qué hubiera
pasado si los bancos sólo se detenían a
considerar la garantías ?", pregunta, al mismo tiempo
que afirma: "en nuestro caso lo primero siempre fue
considerar la viabilidad del proyecto". Él opina que
la garantía es un accesorio más por estudiar y
se inclina por dejar en claro que el repago del
crédito debe salir del mismo flujo de fondos de
la empresa.
"Nuestro negocio no es quedarnos con los campos; sí
que se pueda cobrar el crédito. Por eso es bueno saber
para qué se pide y por qué se le concede,
porque es un insumo más."Otro de los problemas que enfrenta la banca privada
en materia de
financiamiento agrícola es la falta de
información. Para las instituciones privadas el
conocimiento del pequeño agricultor como cliente
resulta difícil debido a que este no posee ninguna
información contable o financiera histórica, o
cualquier otro sistema convencional de información que
revele su calidad como
cliente. Esta información sólo es preparada
cuando solicitan un crédito al sistema
financiero. Esta falta de información representa
para el sector financiero bancario un alto riesgo.Con respecto al riesgo de incumplimiento, los mismos
representantes de las entidades financieras sostienen que el
pequeño productor no se caracteriza por ser un deudor
moroso, debido en parte a que le preocupa perder sus pocos
activos,
ante lo cual hace lo imposible para poder cumplir con sus
obligaciones. Por consiguiente, el
pequeño productor, desde la perspectiva del sistema
financiero, muestra mayor
disciplina
que otros deudores y por lo tanto representaría un
buen mercado para el sector financiero.Sin embargo debe considerarse que esta baja
morosidad puede ser producto de diferentes procesos
de reestructuraciones de deudas (refinanciaciones). Existe la
opinión que en algunos casos los productores no
cancelan sus deudas debido a presiones derivadas
de otros acreedores y porque en muchos casos están
esperando un alivio de sus deudas por malas políticas
del gobierno. La cultura de
no pago por parte de lo prestamistas han surgido precisamente
como resultado de estos procesos.La banca privada considera que un tipo de
instrumento mediante el cual se concede un subsidio que cubre
parte de los costos operativos, podría ser un
mecanismo interesante por cuanto se eliminaría una de
las principales barreras para que el productor agropecuario
tenga acceso al crédito. Sin embargo este instrumento
por sí sólo no es suficiente. Se requiere
facilitar este acceso mediante una legislación
adecuada, y que cubra los principales puntos críticos
del sector.- Opiniones del sector financiero y de
asociaciones del sector agropecuario - Aspectos legales sobre la constitución de
garantías
Dado el elevado riesgo crediticio que presenta el
sector, parecería imposible pensar en otorgar
financiación sin algún tipo de garantía,
más allá del análisis técnico,
económico y comercial que puedan hacerse sobre las
empresas agropecuarias.
El poder de una garantía actúa de la misma
manera en Estados Unidos, Europa o Latinoamérica. Si bien no debe funcionar
como un requisito excluyente para un análisis crediticio,
una mejor garantía produce tasas de
interés más bajas, períodos de pago
más largos y sumas de crédito mayores con
relación al ingreso y flujo de caja
del prestatario. El problema que surge para las pymes del sector
agropecuario latinoamericanas es que su entorno legal no permite
que muchos bienes puedan servir de garantía de
créditos de manera económicamente eficiente. Este
límite para obtener créditos con garantías
de bienes aumenta directamente los costos del
crédito.
Típicamente el sector del agro cuenta con bienes
inmuebles (campos y propiedades) y algunos muebles (maquinarias,
producción, etc).
Sin embargo los prestamistas no aceptan en general
garantías sobre otro tipo de bienes que no sean
propiedades y los pequeños y medianos productores a veces
no son ni siquiera propietarios de las tierras que explotan, o si
poseen propiedades lo más probable es que ya se encuentren
hipotecadas, por lo que comienza el problema de la escasez de
garantías para el acceso al crédito.
A ello se le suman otros factores importantes. Por
ejemplo, la ley no
prevé una manera simple y barata para constituir una
garantía real contra un bien del prestatario. Y los altos
costos de los profesionales (abogados, escribanos) llegan a veces
a limitar completamente el uso de muchas de las figuras de
financiamiento con garantía.
Además el marco legal no establece claramente una
graduación del rango de prioridad de los diferentes
acreedores contra los bienes de un deudor. Los acreedores con
diferentes contratos de
garantías, y los acreedores con embargos o privilegios
especiales por ley, muchas veces
litigian por años respecto a su prioridad de cobro. Esta
incertidumbre legal hace que bienes con alto valor de compraventa
en el mercado, se conviertan en bienes casi sin valor como
garantías para los prestamistas.
Finalmente, la ejecución de bienes en
garantía de créditos es lenta y cara. Solamente la
toma de posesión de bienes en muchos países demora
de dos a tres años, cuando se supone que un juicio
ejecutivo no debería demorar más de un año.
Los prestamistas conocen que estos plazos exceden el tiempo
previsto.
Una vez recuperada la posesión, la venta del bien en
garantía requiere aun de más procesos judiciales
complicados.
Al fin de cuenta, esta leyes procesales
colocan a la mayoría del producido de la venta del bien en
garantía en manos de tasadores, martilleros, abogados y
auxiliares judiciales.
Aun figuras de garantía real híbridas en
jurisdicciones de Código
Civil, como el leasing, el
fideicomiso
financiero y la venta con retención del título de
propiedad, no
alcanzan a resolver el problema de ejecución. Si bien
pueden ahorrar el proceso de venta judicial, no pueden evitar los
pasos previos de posesión de bien para disponer de
él.
Para aquellas pocas pymes del agro
afortunadas, cuyos dueños son propietarios de bienes
inmuebles, el entorno legal latinoamericano ofrece aun mayores
complicaciones.
En la mayoría de los países las figuras
legales para bienes inmuebles no van más allá de la
hipoteca, que de por sí es una figura cara. Los costos de
constitución pueden hacer prohibitivo el
uso de ella.
En general, todas la leyes
hipotecarias en América
Latina exigen que el bien inmueble se encuentre titulado por
el gobierno, aun cuando los ocupantes/dueños no pueden
obtener una hipoteca sobre su propiedad. Serían más
apropiadas otras figuras de garantías reales que puedan
gravar en garantía bienes inmuebles sin título de
propiedad, o inmuebles que van a recibir título en el
futuro, o derechos de uso o usufructo.
Sin embargo el marco legal no ha desarrollado estas
características más modernas sobre garantías
reales.
Todos estas figuras descriptas arriba serían
totalmente aceptables como garantía para los prestamistas
del sector financiero formal en Estados Unidos. Las limitaciones
que tienen los países de Latinoamérica al respecto
es que mientras las figuras de garantías normadas en la
legislación parecerían permitir todo esto, la
operación económica de estas leyes no lo hace. No
importa que una ley de prenda permita que un productor
agrícola pueda gravar una prenda sobre un tractor si al
mismo tiempo la ley establece un proceso de prenda bajo el cual
no se permite que el acreedor pueda recuperar el valor del bien
en caso de incumplimiento.
En la Argentina existe una larga lista de modificaciones
de leyes (recientes) que han pretendido proteger a tal punto al
deudor que terminan por ser inútiles las gestiones de los
acreedores cuando pretenden recuperar los préstamos en
mora en instancias judiciales (cambio en la Ley de Concursos y
quiebras, dilatación de ejecuciones hipotecarias,
etc).
En definitiva, los créditos adecuados para las
pymes del agro requieren fondos del sector privado. Los fondos
del sector privado requieren de un entorno legal moderno y
confiable para las relaciones entre acreedores y deudores. Pero
cuando llega el momento de sancionar leyes, sólo el
gobierno puede actuar.
6) Sistemas de garantías de crédito:
otras alternativas
En los últimos años ha surgido un interés
renovado en los programas de
garantías como un mecanismo para ampliar el acceso a la
financiación formal para las pymes, (entre las que
incluímos al pequeño y mediano productor
agropecuario). Casi no hay conferencia o
reunión sobre las pymes, en cualquier país en
desarrollo, en la que no se escuche una letanía de quejas
de los representantes de la pequeña empresa o
funcionarios públicos condenando la renuencia de la
mayoría de los bancos comerciales a otorgar
préstamos a este sector.
Es más que evidente que el sector de las pymes es
hoy ya considerado en toda las economías nacionales e
internacionales como un estrato económico esencial y un
parámetro de desarrollo del sistema económico
actual. Una de sus fuerzas principales es el sostenimiento y la
generación del empleo.
Aun se sigue debatiendo si el colateral
(garantía) o la ausencia de una forma adecuada del mismo
es el obstáculo que impide el acceso al financiamiento
bancario.
Algunos argumentos dicen que la baja rentabilidad que se
deriva de los altos costos de transacción son la principal
causa de la escasez de créditos bancarios. No cabe duda,
sin embargo, que el temor a la siniestralidad y la insuficiencia
de garantías tradicionales en los préstamos a las
pymes aparecen como elementos importantes de las decisiones de
los bancos de no otorgar créditos al sector.
Existe en la Argentina una limitada oferta de
créditos destinados al agro. Tanto los bancos oficiales
como los privados han realizado algunos intentos para tratar de
cubrir los requerimientos del sector a partir de diversos tipos
de garantías, pero hasta ahora se han generado
alternativas que por sus elevados costos terminan por excluir
(nuevamente) al pequeño y mediano productor
agropecuario.
No existen en la actualidad a nivel nacional o
provincial mecanismos de promoción masivos que asesoren sobre otras
alternativas vigentes.
A continuación mencionaremos algunos instrumentos
que surgen como un reemplazo de la forma tradicional de
crédito, con los que se ha pretendido cubrir algunas
demandas, pero que aun deben mejorar mucho en cuanto a los costos
y al asesoramiento sobre las modalidades de uso y conveniencia de
ellos.
En los últimos 10 años el
número de Cooperativas y Mutuales en Seguros se redujo
de 55 a 35 y la proporción respecto al total de
entidades aseguradoras disminuyó del 22% al 14%. Las
Sociedades
Anónimas concentran más de las tres cuartas
partes de la producción total y las Cooperativas y Mutuales algo más del
20%.La serie de la evolución de la
Producción Trimestral desde 1987 tiene una clara
tendencia ascendente, con cifras record de producción
en seguros de vida, granizo, riesgos de
trabajo y otros riesgos patrimoniales. Los demás
ramos, sin constituir valores
máximos de las series, obtienen guarismos importantes
que permiten mantener con solidez el crecimiento del
mercado.Los seguros específicos para el sector
agropecuario comprenden básicamente los de granizo y
los seguros multirriesgo, en los cuales se cubre
además las contingencias de inundación, lluvias
en exceso e extemporáneas, vientos fuertes, heladas y
nevadas.De este modo se puede proteger al productor ante
eventuales siniestros que provoquen la pérdida total o
parcial de su producción y por ende de sus
ingresos.Este tipo de garantía no está siendo
muy usada porque no hay mecanismos de promoción que
informen sobre las características generales de los
seguros agrícolas. Tampoco existían estudios
necesarios para valorizar el riesgo dependiendo de cada
cultivo, región o cada fenómeno
climático.Finalmente la sensación que tiene el sector
es que el costo de
esta herramienta es elevado, considerando además que a
la prima se le deben agregar impuestos y
gastos
varios.- Seguro agropecuario
El fideicomiso permite aislar bienes, flujos de
fondos, negocios, derechos,
etc. En un patrimonio independiente y separado con diferentes
finalidades. Se perfecciona a través de un contrato.Según la Ley 24.441 habrá fideicomiso
cuando una persona
(fiduciante) transmita la "propiedad fiduciaria" de bienes
determinados a otra (fiduciario), que se obliga a ejercerla
en beneficio de quien se designe en el contrato
(beneficiario) y a transmitirlo al cumplimiento de un plazo o
condición al fiduciante o al beneficiario.El aspecto distintivo del fideicomiso es la
"propiedad fiduciaria" que es un caso de propiedad
imperfecta, pues está limitada en el tiempo y en su
uso (sólo para los fines establecidos).El fiduciario, quien maneja los bienes, podrá
ser cualquier persona o
empresa en el caso de fideicomisos privados. Deberá
actuar con la prudencia y diligencia del buen hombre de
negocios sobre la base de la confianza depositada en
él, en defensa de los bienes fideicomitidos y los
objetivos
del fideicomiso.Los bienes fideicomitidos, constituirán un
patrimonio separado, quedando exentos de la acción de
los acreedores del fiduciario y del fiduciante. Las obligaciones contraídas en la
ejecución del fideicomiso sólo serán
satisfechas con los bienes fideicomitidos y si resultaran
insuficientes para atender las obligaciones del fideicomiso,
se procederá a su liquidación, la cual
estará a cargo del fiduciario, quien deberá
liquidar los bienes del fideicomiso, y el producido
deberá distribuirlo conforme al orden de privilegios
establecido.La quiebra
del fiduciario no implica la del fideicomiso. Si se diera ese
caso, la intervención del juez permitiría
nombrar un nuevo fiduciario y transmitirle los bienes
fideicomitidos. Si la quiebra es
del fiduciante tampoco implica la del fideicomiso. Si
éste transmitió una casa, en el registro de
la propiedad esa casa figura como patrimonio fiduciario,
aunque se aclara que la propiedad es fiduciaria.La ley diferencia claramente el fideicomiso
financiero del ordinario. El financiero tiene la capacidad de
emitir títulos valores y su fiduciario debe ser una
entidad financiera o una persona jurídica autorizada
por la Comisión Nacional de Valores. Puede tener ofeta
pública de sus títulos valores por lo que
pueden tener una cotización y un precio en el mercado
financiero de forma tal que el público pueda acceder a
ellos. El fideicomiso ordinario es un contrato que puede
celebrarse entre particulares, sin la necesidad de
intervención o autorización de ningún
tipo.Otro uso que se hace del fideicomiso es el
Fideicomiso de Garantía, por el cual los bienes
fideicomitidos sirven de garantía para una
operación crediticia. Por ejemplo, un deudor en vez de
hacer una hipoteca al sacar un crédito, cede la
propiedad y en caso de que el deudor incurra en mora el
fiduciario deberá liquidar el bien en el mercado y el
producido afectarlo al pago de la deuda y el remanente al
deudor. Si todo ocurre normalmente (o sea, el deudor no
incurre en mora), cuando se termina de honrar las
obligaciones contraídas, se recupera el pleno dominio sobre
el bien. En el primer caso el fideicomiso actúa sin
recurrir a la justicia y
ahorrándose los costos y tiempos asociados al juicio
ejecutivo, al remate y precio de venta del bien que este
implica.Teniendo en cuenta la cuasi ausencia de sistema
financiero y la imposibilidad de las empresas agro de
conseguir financiamiento formal, se presenta como un
mecanismo alternativo para formalizar negocios. Sin embargo
nos encontramos nuevamente con la traba de los
costos.Para ver más concreta esta modalidad podemos
mencionar a la Sociedad de
bolsa del Banco de la Nación Argentina (BNA)
Nación Bursátil, quien lanzó muy
recientemente el primer fideicomiso de riesgo
específico que se habilitó en el país,
destinado a facilitar el acceso a los mercados de capitales a
pequeñas y medianas empresas.El objetivo
anunciado es reconstruir el acceso al crédito de esos
sectores y ofrecer alternativas acordes con el marco
jurídico postdefault, que minimicen el riesgo
inversor.La sociedad bursátil también
habilitó un programa de
fideicomisos financieros para fondear otros proyectos de
inversión, y un servicio
de asesoramiento comercial para el agro, denominado
Nación Cereales, a través de una Sociedad de
Garantías Recíprocas (SGR). - Fideicomisos
- Sociedades de Garantías
Recíprocas
Son sociedades
constituidas con el objetivo
principal de facilitar la gestión
de créditos que realicen los socios partícipes,
brindándoles garantías y asesoramiento
técnico, económico y financiero.
Los sujetos de este instrumento podrán ser
únicamente las personas físicas o jurídicas
que reúnan los requisitos para ser categorizadas como
pequeñas y medianas empresas, con necesidades de aval
financiero o técnico para acceder al crédito o
participar en una licitación.
Las sociedades
garantes son sociedades
anónimas constituidas especialmente para estos fines.
Los socios protectores deben realizar aportes de capital social y
al fondo de riesgo.
El objeto es brindar garantías de mejor calidad que las
que poseen las pymes para posibilitar el acceso al crédito
en condiciones favorables y brindar asesoramiento
integral.
El destino de los fondos del crédito garantizado
es amplio: proyectos de
inversión, compra de activos fijos,
etc. No obstante, algunas SGR no avalan operaciones de
descubierto ni refinanciación de pasivos.
Hay costos iniciales, de asociación y
según la SRG un socio pyme
deberá suscribir acciones por
valores mínimos de entre $ 1.000 y $ 2.000. A ello hay que
agregarle los costos de elaboración y evaluación de
la carpeta de crédito. Los costos financieros van entre un
2% y un 3% anual sobre el monto garantizado, además de los
intereses bancarios y comerciales que correspondan.
Ventajas para las pymes:
- Tienen acceso a créditos, que sin el
asesoramiento y la garantía de las SGR no podrían
tener. - El virtud de la calidad de la garantía
(preferida "A") las tasas bancarias cobradas por esta
operatoria son cercanas a las que pueden lograr grandes
empresas. - Análisis del acreedor más
dinámico para atorgar crédito. - La contragarantía que la da pyme cubre
entre el 50% y el 100% de la garantía otorgada por la
SGR, que sería menor a lo que suelen solicitar los
bancos, que va del 140% al 200%. - Mejora la competitividad por la disminución del
costo
financiero y también, por el asesoramiento profesional
en áreas económicas y técnicas.
Limitaciones para las pymes:
Debido a los costos iniciales y para que el costo
financiero sea conveniente, la utilización de este
sistema de garantías es recomendable sólo para
pymes que tengas las siguientes
características:
- Que el monto del crédito a solicitar sea mayor
a los $ 50.000 - Que estimen financiarse frecuentemente con esta
opción - Que cuenten con una mínima estructura
profesionalizada que permita preparar la correspondiente
carpeta de crédito.
No es recomendable para microemprendimiento,
créditos de corto plazo o por uso infrecuente o
único.
- Aceptaciones bancarias
Se trata de un mecanismo de financiación de corto
y mediano plazo que estuvo vigente hasta principios de los
’80. Tuvo gran difusión a partir de 1972-75 cuando
se creó el mercado de aceptaciones bancarias con tasa de
interés libre. En aquellos tiempos era una alternativa
para escaparle a la regulación de tasas máximas
para depósitos a plazo fijo fijadas por el BCRA. Luego
este mecanismo cayó en desuso ante las múltiples
alternativas crediticias que aparecieron en los años
’90.
En la actual situación económica y
financiera del país, las empresas necesitadas de
financiamiento operativo no logran conseguirlo en los bancos ante
la ausencia total de créditos y los ahorristas con
posibilidad de invertir su dinero en
busca de un rendimiento, no lo hacen en las entidades financieras
por la fuerte desconfianza hacia el sistema bancario, que aun
perdura. Este escenario hace posible el resurgimiento de las
aceptaciones bancarias como alternativa para financiar capital de
trabajo a empresas.
Origen y funcionamiento: las aceptaciones bancarias se
originan en operaciones de comercio exterior
que involucran venta a crédito. Surge la necesidad del
exportador de hacerse de efectivo antes del vencimiento del plazo
o crédito que ha concedido al importador. Cuando esto
ocurre, una de las alternativas que tienen el vendedor es
negociar el título de crédito que documenta la
venta con su banco. De esta forma el banco acredita fondos al
vendedor, ya sea con recursos propios o que obtiene en el mercado
secundario de aceptaciones bancarias, recuperando la entidad el
crédito al exportador con el pago del importador, y en el
caso de que los recursos provengan del mercado secundario, la
entidad financiera avala el pago del documento.
En el caso del financiamiento a empresas en base a
operaciones en el mercado local, el mecanismo comienza cuando
una empresa
tiene una necesidad concreta de fondos. La demanda se materializa
en la entidad bancaria, quien tratará de captar ahorros de
particulares que tienen disponibilidad de efectivo. Cuando el
banco logra juntar a los inversionistas, la empresa
emitirá una letra de
cambio a favor de los mismos, que será amortizada en
un plazo y en una tasa de interés establecida.
Los bancos se limitan a intermediar entre los oferentes
y demandantes de dinero, por la certificación de las
letra de
cambio, por la evaluación de la capacidad de repago de
la empresa y por establecer la tasa de descuento a la que se
hará la transacción, cobrando una comisión
por prestar dicho servicio. A diferencia de las operaciones de
exportación, en ésta última
no existe aval por parte de la entidad bancaria.
Características:
Plazos de pago: 30, 60 y 90 días, hasta un
máximo de un año.
Interés: las aceptaciones bancarias están
íntimamente relacionadas a los proyectos de las empresas,
por tal motivo su rendimiento se basa en el descuento que se
aplique al momento de la negociación, no generan intereses y la
ganancia se basa en el diferencial entre el precio pagado por la
compra de la aceptación y el monto de la
cancelación de la misma.
Garantía: el patrimonio de las empresas que las
emiten. Como cualquier instrumento de deuda, representan un
compromiso por parte del emisor, en el que se obliga a restituir
un monto determinado en una fecha de vencimiento dada. El banco
no ofrece ninguna garantía bancaria por lo que es
importante la evaluación de riesgo que realiza la entidad
financiera sobre el emisor.
Las aceptaciones bancarias pueden ser una de las
alternativas de financiación de capital de
trabajo que podrán disponer las empresas en el corto
plazo. Seguramente el proceso se iniciará con las empresas
de primera línea, ya que es probable que los ahorristas
prefieran invertir inicialmente en empresas con mayor renombre
comercial y trayectoria, por lo que por ahora no parece ser una
opción para el productor agropecuario mediano o
pequeño.
CUARTA PARTE
– CONCLUSIONES FINALES
Para la Argentina el desarrollo agropecuario y
agroindustrial constituye uno de los pilares que nos pueden
posicionar con más fuerza frente
al resto de las naciones globalizadas y que puede constituir el
disparador natural para el desarrollo de la Argentina.
Pero la falta de un proyecto agropecuario conjunto entre
los sectores privados y públicos ha provocado innumerables
consecuencias.
En la Revista
Línea (dedicada a los problemas del agro), se puede
leer:
"Es desde hace tiempo que sostenemos que el campo
soporta una situación económica y social
intolerable y que, durante la última década,
expulsó productores, torturó
psicológicamente a los integrantes de la familia
rural, destruyó empresas y vulneró la autoestima de
infinidad de mujeres y hombres del campo, quienes, endeudados y
sin alternativas, fueron obligados a salir del circuito
productivo, en muchos casos aceptando con culpa su propio exilio"
(..)"Así llegamos a 1997, en que las ejecuciones
por deudas alcanzaban niveles alarmantes en el agro. Desde la
Pampa, con el rosario en la mano y las estrofas del Himno
Nacional en sus labios, las integrantes del Movimiento
Nacional de Mujeres Agropecuarias en Lucha impedían los
remates de los campos y de las chacras. Y mientras que la
desaparición de productores aumentaba en progresión
geométrica, aquellos predicadores del modelo
decían que para revertir la situación, ahora
había que dedicarse a producir los denominados
"especialitis". Así fue como, siguiendo estas
recomendaciones algunos comenzaron a producir ranas, iguanas,
camarones, ciervos y ñandúes, alternativas que no
contribuyeron a solucionar los problemas de rentabilidad de la
agricultura y
de la ganadería"
(..)"Es en este contexto de injusticia manifiesta que el tejido
social del interior se resquebraja, porque los productores
agropecuarios y los integrantes de las comunidades que dependen
del campo sufren el desarraigo, la desaparición de su
cultura y de
lo que saben hacer. Expulsados de las explotaciones, ellos y sus
dependientes, desde la pobreza
creciente en los suburbios de las grandes ciudades, resultan
víctimas de la degradación social y cultural del
asistencialismo y el clientelismo político, que les acerca
planes trabajar para desactivar los piquetes de la desocupación y la marginalidad, o
colchones y comida a cambio de votos.
Pero parecería que no alcanza con la enorme desocupación y la marginación que
provocaron. Ahora siguen con el ajuste perpetuo, y con la
imposición de mas condiciones leoninas. Porque el negocio
de los dueños de la
globalización no es la quiebra de la Argentina sino la
subordinación absoluta a sus intereses. "
Los dichos aquí volcados tienen muchas
connotaciones políticas que no nos interesa comentar, pero
rescatamos aquellos que hacen mención a la realidad del
sector y al enojo que ello provoca: la pérdida de tierras,
el desempleo, la
marginación. Y en definitiva son todas consecuencias de
una misma causa: falta de proyecto agropecuario nacional que
trascienda lo técnico y lo económico.
El tema abordado en este trabajo presenta varios
aspectos o varias consecuencias que van de lo macroecómico
y social a lo microeconómico y financiero
Si bien surgió desde un enfoque financiero se ha
podido comprobar que tiene alcances mucho mayores y es por ello
que es un tema de debate vigente
a nivel mundial.
En Los países del primer mundo se plantean si
continuar o no con los subsidios, ya que se han convertido en un
sistema ineficiente. Mientras que en los países
latinoamericanos seguimos discutiendo sobre las responsabilidades
por la falta de crédito o por la falta de adecuadas
políticas de gobierno.
En primer lugar se pueden observar importantes
consecuencias a nivel demográfico por el avance de la
tecnología y la brecha de recursos entre
pequeños/medianos productores y grandes empresas del
agro.
Los condicionantes naturales fueron superados por la
disposición y uso de la tecnología. Si bien estos
avances permiten la expansión poblacional en espacios
otrora inhabitables, no siempre parecen ser tan
ventajosos.
Los adelantos tecnológicos han modificado
sensiblemente las características de atracción de
población de la agricultura
que existieron en algún momento.
El agotamiento de los suelos y la
tecnología han provocado fenómenos de
expulsión de mano de obra. Pero sin contrapartida de la
demanda de trabajadores en otras áreas (urbanas, por
ejemplo), se genera un alto grado de marginalidad
porque aparece el desempleo y las
migraciones hacia las grandes ciudades, creando cordones de
villas de emergencia, dado que son poblaciones con limitados
recursos y limitada capacitación, por lo que no se adaptan
fácilmente a la demanda laboral de las
grandes urbes.
La tecnología debe ir acompañada de
políticas proteccionistas y de desarrollo para quienes se
han desempeñado desde siempre en la actividad
agropecuaria.
Para adaptarse a nuevas
tecnologías es necesario la capacitación, pero para ello también
se necesitan recursos. De lo contrario la tecnología pasa
a ser un competidor de un empleado del agro y no una herramienta
de crecimiento.
Sin embargo deben analizarse muy bien las consecuencias
de la implementación de nueva tecnología.
Actualmente se está produciendo un fenómeno de
desplazamiento de cultivos tradicionales y ganadería
por la soja
transgénica. Esto se debe a que los rendimientos son
muchos más rápidos y los costos muchos menores. El
problema es que a diferencia de otros cultivos o explotaciones,
una vez que se utiliza la tierra para
cultivar esta semilla, la tierra va perdiendo todos sus
nutrientes y luego no podrá ser reutilizada. Si el sector
del agro tuviera acceso a mayor información, quizá
se elegirían otras alternativas menos
perjudiciales.
De todas formas debe reconocerse que existe una
tendencia del ciudadano argentino a querer obtener resultados
rápidos con el menor esfuerzo posible, y todos sabemos que
ningún sistema puede funcionar correctamente si todos sus
participantes están pensando individualmente y de la
manera antes descripta…… Pero ahondar sobre este tema
requeriría algo mucho más extenso, partiendo de
supuestos y conclusiones que no son a las que pretendo llegar con
este trabajo.
En segundo lugar, podemos analizar la estructura de
producción del país y su evolución (o
involución). Como mencionamos en el desarrollo del
trabajo, la trascendencia del sector agropecuario va disminuyendo
a medida que avanza el desarrollo económico. En los
indicadores presentados en el trabajo se
puede observar que en la Argentina la participación en la
economía de este sector medido en relación al PBI,
ha disminuido notablemente y sin embargo como contrapartida la
actividad industrial no sólo no ha crecido, sino que en la
última década ha sido desplazada por industria
importada. Qué ha sucedido entonces con la
producción y el crecimiento de nuestra economía
?
En tercer lugar podemos platear algunas conclusiones
referentes al sector financiero y al marco que le da la
economía de nuestro país. Muchas veces se ha
escrito sobre la economía de la Argentina, como una
realidad única, como una economía diferente,
imprevisible. Más allá de las políticas
económicas que el gobierno de turno pueda tomar, si la
sociedad no las apoya o no las entiende, o no se comporta como
racionalmente se espera que lo haga, la política
económica puede no tener el efecto deseado o peor aun,
podría tener un efecto contrario. Esto significa que la
economía de un país, en gran medida, la hace el
comportamiento
de su sociedad. Este sería el marco para que en la
actualidad los capitales privados gocen de grandes beneficios,
actuando con una mezquindad no acorde con los valores de
bien común para la sociedad, sino más bien con una
única visión: lucro.
El empresariado argentino ha aprendido (mal) que debe
ganar todo lo posible hoy para cubrirse mañana en el caso
que pase algo. Quizás esta conducta sea la
consecuencia de vivir en una economía inestable, que hoy
les propone enormes ganancias y mañana……… no se
sabe.
Sin embargo esta conducta es muy
perversa para la economía de un país, porque el
miedo a dejar de ganar o a perder no permite que se tomen riesgos
propios de los negocios que se asumieron.
Considero que la banca privada es un claro ejemplo de lo
mencionado. Pero a mi entender el sector financiero privado tiene
un rol social mucho más marcado que otros sectores, por
tratarse de un sector muy importante en la Argentina y porque su
función principal, la de otorgar créditos, es la
bisagra que hace funcionar a una economía, por lo que debe
asumir riesgos y no buscar sólo protección y
"subsidios" del Estado para mantener sus recursos
intactos.
La percepción
generalizada es clara: "los bancos dan crédito a quienes
no lo necesitan" (o sea, se les otorga a quienes no tienen
problemas con los requisitos y el riesgo para los bancos es
bajísimo).
Cuándo más claro se ha visto la necesidad
de que el sector financiero cumpla con sus funciones
primordiales, que durante estos últimos años, en
que muchas empresas comenzaron a quebrar por la presión
que ejercían los bancos para cobrar la deuda,
cortándoles de un día para otro las líneas
de crédito y generando de esta manera el quiebre de todas
las cadenas de pago ? Acaso mucha gente no ha dejado de invertir
sus ahorros en los bancos por la desconfianza que el sistema
financiero ha generado con las conductas tan proteccionistas para
con "sus" recursos y "sus" ganancias ? Pero muchas otras personas
también vuelven a invertir allí sus ahorros porque
no hay muchas opciones. Y entonces nada cambia. Y eso lo genera
el comportamiento de la sociedad, que no castiga las conductas
abusivas, a veces porque no está a su alcance
tampoco.
El que aparezcan otras propuestas para acceder al
crédito con otros agentes o intermediarios financieros
confirmarían que el sector bancario no estaría
dispuesto a retomar su rol natural. El rol que le dio origen y
razón de ser. No por lo menos en las condiciones
actuales.
El sector financiero ha sido en la Argentina
históricamente un sector protegido y poderoso. Y los
gobiernos en su mayoría, no han podido o no han sabido
desprenderse de esa presión,
por lo que si en una "lucha" alguien tiene que perder, por
supuesto que no serán los bancos los que lo
hagan.
Los que perdemos somos nosotros, la sociedad, que
permitimos quedar en manos de inescrupulosos banqueros. Gracias a
ellos perdemos la posibilidad del acceso al crédito;
gracias a ellos perdemos nuestros ahorros.
Surge entonces la necesidad de desarrollar capacidad
institucional con la perspectiva de un Estado con vocación
para el desarrollo de políticas activas de soporte y para
generar condiciones de certidumbre que permitan tomar decisiones
de mediano y largo plazo.
Esto funcionará como un incentivo para que el
sector privado se sienta estimulado a invertir y de esa manera,
cambiar la realidad económica de la Nación a nivel
global.
Por último, analizando puntualmente al sector
financiero: los representantes del sector financiero privado son
conscientes que durante muchos años algunos sectores han
estado marginados de las instituciones financieras formales. Se
considera que un problema importante han sido las normas internas,
ya que éstas establecen requisitos que generalmente no
pueden cumplir. En general los trámites y las
garantías se presentan como una barrera.
Nótese que muchos de los entrevistados opinaron
que sería necesario analizar el flujo de fondos del
productor para otorgar un crédito y no basar la
decisión en las garantías. Esto evidencia que no
importaba la rentabilidad o el cash flow que el cliente tuviera
si presentaba garantías reales con qué respaldar
las operaciones crediticias.
En otros sectores y en las empresas, desde hace mucho
tiempo se han concientizado de la necesidad de evaluar un
crédito como un proyecto de
inversión, midiendo las posibilidades de recupero a
partir del flujo de fondos que el cliente tenga. Las
garantías son accesorias a la deuda y deberían
generarse teniendo en cuenta que debería ser el
último recurso al cual recurrir en caso de incumplimiento
de la deuda. Las garantías sirven para disminuir el riesgo
por lo que no sería lógico basar la decisión
del otorgamiento de un crédito de acuerdo a las
garantías que se presenten.
Sin embargo en el sector financiero recién
parecen darse cuenta. Y esto se evidencia no sólo en sus
declaraciones, sino en la cantidad de productores que no han
podido acceder al crédito bancario por tener bajo
patrimonio (sin haber evaluado nunca sus ingresos), y en las
ejecuciones hipotecarias de campos que hay desde hace ya varios
años.
Ante la presencia de recursos escasos para implementar
políticas de apoyo directo al agro, el crédito
bancario se presenta como un instrumento importante para lograr
la tecnificación del sector, mejorando de esta manera la
productividad
y los ingresos de los agricultores. Con un mayor acceso al
crédito es posible obtener una transformación
productiva, lo que por consiguiente aumentan las posibilidades de
competencia en
los mercados internacionales y se convierte en un factor de
resistencia ante
crisis
económicas internacionales. Existen muchos proyectos que
pueden ser altamente rentables, pero debido a la falta de
financiación y de respaldo, no se pueden llevar a cabo,
postergándose de esta manera las posibilidades de
desarrollo.
Jacob Yaron al referirse a los resultados de un estudio
sobre financiamiento agrícola sostiene que de acuerdo a
los resultados de los proyectos de crédito agrícola
realizado por el Banco Mundial
en 24 países "los programas
llegaron a una minoría de la población de
agricultores y los beneficios se concentraron, por lo general,
entre los agricultores de mayores recursos económicos".
Además en un estudio realizado para Costa Rica se ha
demostrado que la distribución de los ingresos podría
mejorarse significativamente si se eliminaran los subsidios de
crédito.
Debido a que una de las restricciones que existen por
parte de las instituciones financieras es el costo
administrativo, el gobierno debe promover y apoyar actividades
que generen una reducción en estos costos de
intermediación financiera del sector, ampliando la
participación de estas instituciones. Como
estímulos para que el pequeño productor acceda al
crédito, el Banco Mundial
sugiere que los programas deberían subvencionar costos de
transacción, no las tasas de interés. Utilizar
grupos locales en lugar de programas autoselectivos; organizar a
los beneficiarios e incorporar incentivos para
prestatarios y prestamistas a fin de hacer cumplir los reembolsos
(Banco Mundial 1997).
La prestación de servicios
financieros rurales es una labor difícil y costosa. La
reducción de costos de transacción requiere de
cambios de procedimientos,
renovación tecnológica y aprendizaje. Para
acelerar este proceso de innovación el gobierno puede colaborar
mediante el pago de un incentivo de una parte de los costos.
Adicionalmente, los costos de transacciones elevados, reducen la
viabilidad de los intermediarios y excluye a muchos potenciales
deudores rurales del acceso a los servicios financieros
institucionales.
Como se mencionó en la parte inicial, uno de los
motivos por los cuales el sector financiero comercial no
suministra crédito al pequeño productor
agropecuario es el alto costo operativo. Por este motivo, a fin
de lograr un mayor acceso al crédito formal por parte de
los pequeños productores, se debería proponer un
instrumento que consista en que el gobierno asuma parte de los
costos operativos, con el ánimo de que el sector
financiero privado cumpla una función que viene ejecutando
el Banco Nación y el Banco Provincia. Con el suministro de
este incentivo se pretende generar un mayor acceso por parte del
pequeño/mediano productor al crédito. Sin embargo
en el sector agropecuario se requieren instrumentos adicionales
que permitan un mayor desarrollo. Es decir, que esta no puede ser
presentada como una única solución, sino que debe
ir junto a otras instrumentaciones.
La banca privada no tiene pleno conocimiento
del mercado crediticio del sector agropecuario. Lo que sí
conocen es del riesgo de la actividad agropecuaria; de la
morosidad del sector, de la inestabilidad de los precios y de los
riesgos naturales.
Un programa financiero exitoso requiere de la
acumulación de recursos de diferentes fuentes, de la
minimización de los riesgos mediante la distribución de las operaciones a nivel
geográfico, por sectores y actividades, el empleo de
personal
altamente capacitado y con experiencia en el sector, que asegure
una adecuada asistencia financiera y tecnológica
empresarial para otorgar eficientemente los créditos, su
administración y supervisión. Una evaluación adecuada
de los proyectos aumenta la probabilidad de
recuperación de un crédito.
Se ha considerado que el sector privado es más
eficiente en el manejo de los recursos y aunque el sector
público ha tenido la oportunidad de demostrar que no
existe razón para dicha afirmación,
infortunadamente en muchos casos no ha sido posible evidenciar lo
contrario. Un claro ejemplo lo constituyen dos importantes
instituciones bancarias públicas que han otorgado
sobregiros y créditos en condiciones poco transparentes y
presentan elevadísima morosidad en el sector disfrazada
por reiteradas refinanciaciones. Adicionalmente estas entidades
no están siendo fuente de financiación de los
pequeños/medianos productores.
Finalmente, y en un plano general, podemos
señalar que tanto el enfoque que aboga por la
intervención directa del sector
público en la movilización de fondos hacia el
sector rural, así como el enfoque que cuestiona la
participación directa del Estado en los mercados
financieros, incurrieron en gruesos errores para tratar de
enfrentar y solucionar los problemas del financiamiento rural.
Ello obliga a repensar el enfoque que en ningún caso
significa una vuelta al pasado, sino que más bien se
sustente en una actitud
más reflexiva y menos dogmática, en el
propósito de redefinir con precisión el papel del
Estado con políticas explícitas de estímulo
al desarrollo de los mercados
financieros rurales.
El problema del financiamiento agrícola requiere
del diseño
de una tecnología financiera y de una práctica
bancaria que considere otros esquemas y modalidades de
financiación adecuadas al sector.
Sin embargo la provisión de servicios financieros
no es necesariamente el camino más rápido y
eficiente que se requiere para mejorar los ingresos y reducir la
pobreza en el
sector rural, por lo que debe ser complementado con importantes
medidas gubernamentales.
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Elaborado por:
Noelia S. Macchi
Lic. en Finanzas