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La construccion de la realidad social de Berger y Luckman




Enviado por madera



    1. Socialización primaria y
      Socialización secundaria

    El mundo de la vida cotidiana es aquel que se da por
    establecido como realidad, el sentido común que lo
    constituye se presenta como la "realidad por excelencia",
    logrando de esta manera imponerse sobre la conciencia de los
    individuos, en tanto que se presenta a estos como una realidad
    ordenada, objetivada y ontogenizada.

    La realidad de la vida cotidiana es una construcción intersubjetiva, un mundo
    compartido, lo que presupone procesos de
    interacción y comunicación mediante los cuales comparto
    con los otros y experimento a los otros. Es una realidad que se
    expresa como mundo dado, naturalizado, por referirse a un mundo
    que es "común a muchos hombres". (Berger y Luckman
    1991:39).

    Se aprehende al otro, a los sucesos, acontecimientos y
    objetos por medio de Esquemas Tipificadores, que se vuelven
    progresivamente anónimos en la medida que se alejan del
    aquí y del ahora, de la situación cara a cara; es
    decir, que el
    conocimiento se construye y reconstruye no sólo con y
    mediante los semejantes, con quienes se establece
    interacción directa, sino con los contemporáneos y
    no sólo con ellos sino con los antecesores y sucesores
    "…los que me han precedido y me sucederán en la historia total de la
    sociedad".

    El conocimiento
    circula como evidencia anónima, independiente de los
    hombres y las situaciones que lo crearon, es conocimiento o
    más bien realidad dada y por tanto posibilidad de
    existencia y reproducción de la vida cotidiana. Existe
    en tanto la expresividad humana logra concretarse, cristalizarse
    u objetivizarse, en signos, símbolos o significaciones
    agrupados en sistemas, los
    cuales son accesibles objetivamente. El sistema de signos
    por excelencia en la sociedad humana
    lo constituye el
    lenguaje.

    Es gracias al lenguaje que
    se posibilita la acumulación o acopio social del
    conocimiento "…que se transmite de generación en
    generación y está al alcance del individuo en la
    vida cotidiana", este acopio social abarca el
    conocimiento de mi situación en el mundo con sus
    límites
    y posibilidades y en el ocupa un lugar especial el llamado
    "conocimiento receta", en tanto es el tipo de conocimiento"…
    que se limita a la competencia
    pragmática…es un conocimiento que se refiere a lo que
    tengo que saber para mis propósitos pragmáticos del
    presente y posiblemente del futuro. (Berger, Luckman,
    1991:40).

    El hombre, a
    diferencia de otras especies, establece una relación de
    apertura con su ambiente
    natural y humano, lo que hace que el ser humano, después
    de su nacimiento, continúe su proceso de
    desarrollo
    biológico en interrelaciones no sólo con un
    ambiente
    natural, sino también con un orden cultural y social
    específico.

    Pero ese orden social es una construcción
    constante del hombre; no se
    da el ambiente natural, ni deriva de datos
    biológicos, no forma parte de la naturaleza de las
    cosas; existe solamente como producto de la
    actividad humana y el ser humano se considera siempre en una
    esfera de externalidad activa.

    – La
    institucionalización:

    La institucionalización está precedida por
    la habituación, en tanto que un acto sea repetido con
    frecuencia, "… crea una pauta que luego puede reproducirse con
    economía
    de esfuerzos y que ipso – facto es aprehendida como pauta para el
    que la ejecuta". (Berger y Lucjman, 1991: 64). La
    habituación posibilita que un acto se instaure como rutina
    y que, por tanto, permita restringir opciones (seleccionar) y
    torna innecesario definir cada situación de nuevo.
    Así "… la institucionalización aparece cada vez
    que se da una tipificación recíproca de acciones
    habitualizadas por tipos de actores" (Berger y Luckman, 1991:
    76).

    Las instituciones
    con, por lo tanto, objetivaciones que cumplen el papel de
    regular y orientar los comportamientos humanos "… estableciendo
    de antemano pautas que lo canalizan en una dirección determinada". Así, las
    instituciones
    se convierten en ordenadoras del mundo social, tienen fuerza
    normativa en tanto "… se experimentan como existentes por
    encima y más allá de los individuos a quienes
    "acaece" encarnarlas en ese momento… se experimentan ahora como
    si poseyeran una realidad propia, que se presenta al individuo
    como un hecho externo y coercitivo" (Berger y Luckman, 1991:
    80).

    Las formaciones sociales requieren de procesos de
    objetivación a fin de ser transmitidas a una nueva
    generación y éste es el lugar que ocupan las
    instituciones en tanto se experimentan como realidad objetiva.
    Tres momentos constituyen el proceso
    dialéctico entre el hombre
    productor y el mundo social su producto:

    – La externalización:

    Proceso por la cual las instituciones aparecen fuera del
    individuo, persistentes en su realidad "están ahí",
    existen como realidad externa "… el individuo no puede
    comprenderla por introspección: debe "salir" a conocerlas,
    así como debe aprender a conocer la naturaleza… el
    mundo se experimenta como algo distinto a un producto humano".
    (Berger y Luckman, 1991: 83).

    – La objetivación:

    Los productos
    externalizados de la actividad humana alcanzan el carácter
    de objetividad. Los significados se materializan permitiendo que
    el sujeto se vuelva accesible los conocimientos de su entorno a
    las experiencias de su práctica cotidiana.

    – La internalización:

    Es el proceso "… por el cual el mundo social
    objetivado vuelve a proyectarse en la conciencia
    durante la socialización", la internalización
    se define como" … Aprehensión o interpretación
    inmediata de un acontecimiento objetivo en
    cuanto expresa significado, o sea, en cuanto es una
    manifestación de los procesos subjetivos de otros que en
    consecuencia se vuelven subjetivamente significativos para
    mí" (Berger y Luckman: 165).

    El proceso dialéctico de construcción
    social de la realidad es resumido por Berger y Luckman así
    "La sociedad es producto humano, la sociedad es una realidad
    objetiva, el hombre es
    un producto social". (Berger y Luckman, 1991: 165).

    La integración del orden institucional "…
    puede entenderse sólo en términos del
    "conocimiento" que sus miembros tienen de él". Dicho
    conocimiento es sólo es una pequeña parte
    conocimiento teórico, también existe u conocimiento
    primario situado en el plano preteórico definido como "…
    la suma total de lo que "todos saben" sobre un mundo social, un
    conjunto de máximas, moralejas, granitos de
    sabiduría, proverbial, valores,
    creencias, mitos, etc.".
    El llamado conocimiento preteórico aporta las reglas de
    comportamiento
    institucionalmente apropiadas. (Berger y Luckman, 1991:
    168).

    En resumen, el estudio de estos autores nos permite ver
    como las representaciones sociales se construyen, se reconstruyen
    y se transmiten de generación en generación;
    encontramos de común en ellos, aunque no lo hagan
    explícito, que estas representaciones son las que, por una
    parte permiten la
    comunicación al interior de los grupos y por
    otra, determinan su identidad.

    Al ser poseedores de ciertas características, por estar éstas
    internalizadas en los grupos, las
    prácticas sociales que se desarrollan responden
    desprevenidamente a esas características, adquiriendo, , el sentido
    común, lo que en otras palabras sería dar sentido a
    lo inesperado.

    Socialización primaria y Socialización secundaria

    Internalización de la realidad.

    Socialización primaria.

    Berger y Luckman entienden a la sociedad en
    términos de un continúo proceso dialéctico
    compuesto de tres momentos: externalización,
    objetivación e internalización. Los tres
    caracterizan simultáneamente a la sociedad y a cada sector
    de ella. Estar en sociedad es participar de su dialéctica;
    sin embargo el individuo no nace miembro de una sociedad nace con
    predisposición hacia la sociedad y luego llegar a ser
    miembro de la misma; por lo tanto el individuo es inducido a
    participar en esta dialéctica. El punto de partida de este
    proceso lo constituye la internalización que constituye la
    base, primero para la comprensión de los propios
    semejantes y segundo, para la aprehensión del mundo en
    cuanto a realidad significativa y social. Esta aprehensión
    no resulta de las creaciones autónomas de significado por
    individuos aislados, sino que comienza cuando el individuo asume
    el mundo en el que ya viven otros. No sólo vivimos en el
    mismo mundo, sino que participamos cada uno en el ser del
    otro.

    Solamente cuando el individuo ha llegado a este grado de
    internalización puede considerárselo miembro de la
    sociedad. El proceso – ontogenético por el cual
    ésta se realiza se denomina socialización, puede
    definirse como la inducción amplia y coherente de un
    individuo en el mundo objetivo de
    una sociedad o un sector de él.

    La socialización primaria es la primera por la
    que el individuo atraviesa en la niñez, por medio de ella
    se convierte en miembro de la sociedad. La socialización
    secundaria es cualquier proceso posterior que induce al individuo
    ya socializado a nuevos sectores del mundo objetivo de su
    sociedad. Se advierte que la socialización primaria suele
    ser la más importante para el individuo y que la estructura
    básica de toda socialización secundaria debe
    asemejarse a la primaria. Porque comporta algo más que un
    aprendizaje
    puramente cognoscitivo dado que, se efectúa en
    circunstancias de enorme carga emocional. El niño se
    identifica con los otros significantes en una variedad de formas
    emocionales pero sean estas cuales fueran la
    internalización se produce sólo cuando se produce
    la identificación. El niño, acepta los roles y
    actitudes de
    los otros significantes o sea que los internaliza y se apropia de
    ellos. Por esta identificación con los otros significantes
    el niño se vuelve se vuelve capaz de identificarse
    él mismo, de adquirir una identidad
    subjetivamente coherente y plausible. El individuo llegar a ser
    lo que los otros significantes lo consideran.

    Afirman los autores que la identidad se define
    objetivamente como ubicación en un mundo determinado y
    puede asumírsela objetivamente sólo junto con ese
    mundo. Recibir una identidad comporta adjudicarnos un lugar
    específico en el mundo. Así como esta identidad
    subjetivamente asumida por el niño también lo es el
    mundo al que apunta esta identidad.

    La socialización primaria crea en la consciencia
    del niño una abstracción progresiva que va de los
    roles y actitudes de
    otros específicos a los roles y actitudes en general. Esta
    abstracción se denomina el otro generalizado. Su
    formación dentro de la conciencia significa que ahora el
    individuo se identifica no sólo con otros concretos sino
    con una generalidad de otros, con una sociedad, siendo esto, como
    sostienen los autores, una fase decisiva de la
    socialización, entendiendo además que el lenguaje es
    el vehículo principal de este proceso. La relación
    entre el individuo y el mundo social es como un acto de equilibrio
    continuo.

    En la socialización primaria no existe
    ningún problema de identificación, ninguna
    elección de otros significantes; son los adultos los que
    disponen las reglas del juego, porque
    el niño no interviene en la elección de sus otros
    significante, se identifica con ellos casi
    automáticamente. Por esta razón el mundo
    internalizado en esta socialización se implanta en la
    conciencia con mucha más firmeza que en los mundos
    internalizados en socializaciones secundarias. Afirman que es por
    sobre todo el lenguaje lo
    que debe internalizarse, con él y por su intermedio,
    diversos esquemas motivacionales e interpretativos, se
    internalizan, como definidos institucionalmente. En la
    socialización primaria se construye el primer mundo del
    individuo.

    La socialización primaria finaliza cuando el
    concepto del
    otro generalizado se ha establecido en la conciencia del
    individuo. A esta altura ya es miembro efectivo de la sociedad y
    está en posesión subjetiva de un yo y un
    mundo.

    Socialización secundaria

    La socialización secundaria afirman, los autores,
    es la internalización de submundos institucionales o
    basados sobre instituciones. Su alcance y su carácter
    se determinan por la complejidad de la división del
    trabajo y la distribución social concomitante del
    conocimiento. Además sostienen que ésta requiere la
    adquisición de vocabularios específicos de roles,
    lo que significa, la internalización de campos
    semánticos que estructuran interpretaciones y
    comportamientos de rutina dentro de un área institucional.
    Los submundos internalizados en la socialización
    secundaria son generalmente realidades parciales que contrastan
    con el mundo de base adquirido en la socialización
    primaria. Además los submundos también requieren,
    por lo menos los rudimentos de un aparato legitimador
    acompañados con frecuencia con símbolos rituales o
    materiales.

    Mientras que la socialización no puede efectuarse
    sin una identificación con carga emocional del niño
    con sus otros significantes, la mayor parte de la
    socialización secundaria puede prescindir de esta clase de
    identificación y proceder electivamente con la sola dosis
    de identificación mutua que interviene en cualquier
    comunicación entre los seres
    humanos.

    Los roles de la socialización secundaria
    comportan un alto grado de anonimato, vale decir se separan
    fácilmente de los individuos que los desempeñan;
    son intercambiables.

    El conocimiento en esta socialización debe ser
    reforzado por técnicas
    pedagógicas específicas, debe hacérselo
    sentir al individuo como algo familiar.

    La distribución institucionalizada de tareas
    entre la socialización primaria y la secundaria varia de
    acuerdo con la complejidad de la distribución social del
    conocimiento.

    A modo de conclusión la socialización
    primaria internaliza una realidad aprehendida como inevitable
    esta internalización puede considerarse lograda si el
    sentido de inevitabilidad se haya presente casi todo el tiempo, al menos
    mientras el individuo está en actividad en el mundo de la
    vida cotidiana, mientras que en la socialización
    secundaria, siendo su carácter más artificial la
    realidad subjetiva es más vulnerable por hallarse menos
    arraigada en la conciencia. Se señalan dos tipos de
    mantenimiento
    de la realidad, mantenimiento
    de rutina y mantenimiento de crisis, el
    primero está destinado a mantener la realidad
    interiorizada en la vida cotidiana y el segundo en las
    situaciones de crisis. El
    vehículo más importante del mantenimiento de la
    realidad es el diálogo.

    Los autores sostienen que cuando se produce una
    transformación casi total (individuo permuta mundos), la
    designan alternación, la cual requiere procesos de
    resocialización. También señalan que puede
    hablarse de un grado de éxito
    en la medida que se logra y se mantiene una simetría entre
    la realidad objetiva y la subjetiva. Inversamente la
    socialización deficiente debe entenderse en
    relación de la asimetría existente entre la
    realidad objetiva y subjetiva.

    Si a través de la socialización primaria
    el individuo se convierte en miembro de la sociedad y si es en
    ésta que el niño se identifica con los otros
    significantes en una variedad de formas emocionales, acepta roles
    y actitudes de los otros significantes, o sea que los internaliza
    y se apropia, volviéndose así capaz de
    identificarse él mismo, de adquirir una identidad
    subjetivamente coherente y plausible, y si el individuo llega a
    ser lo que los otros significantes lo consideran y si es la
    socialización primaria la que crea en la conciencia del
    niño una abstracción progresiva que va de los roles
    y actitudes de otros específicos a los roles y actitudes
    en general, (otro generalizado), siendo, además el
    lenguaje el vehículo principal de este proceso y por lo
    tanto es éste lo que debe internalizarse. Entendemos, por
    todo lo expresado, que es de suma importancia tratar de descubrir
    como se dio este proceso en los niños
    que concurren a estimulación temprana, ya que la estructura
    básica de la socialización secundaria debe
    asemejarse a la primaria.

     María Luz

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