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El Mundo De Los Delfines




Enviado por daniela_andreap85



    1. Definición
    2. Generalidades de los
      Delfines
    3. Respiración
    4. Peligro de
      extinción
    5. Especies
    6. El sonido de los
      delfines

    Definición

    Los delfínes son pequeños cetáceos
    con dientes (odontocetos). Generalmente el nombre de
    delfín se emplea para los de hocico largo o pico. Son
    animales
    marinos que viven en las aguas templadas de los océanos
    Atlántico y Pacífico generalmente. Su cuerpo es
    aerodinámico con pequeñas aletas.

    Generalidades
    de los Delfines

    Son animalitos que pueden llegar a medir cerca de cuatro
    metros y pueden llegar a pesar hasta 300 kilos. Viven en grupos de seis o
    más de cien individuos, se comunican entre si mediante
    diferentes silvidos. Unos a otros se ayudan y cuidan mucho a sus
    crias, las crias nacen bajo el agua, la
    madre y otros adultos la ponen a flote, sobre la superficie para
    que puedan respirar. Están provisto de dientes y pueden
    fluctuar entre los 200 y 260 dientes, son los animales mas
    juguetones que hay en el mar y se les ve dando saltos y tumbos en
    las olas de los mares. Siguen a los buques por espacio de
    centenares de millas y por rápida que sea la marcha nunca
    se quedaran resagados.

    Alimentación

    Los delfines
    recién nacidos se alimentan de la leche materna,
    como dato curioso suelen hacerlo debajo del agua.
    Después se alimentan de peces,
    calamares y de mariscos que sostienen con sus dientes
    agudos.

    Respiración

    Para respirar necesitan ascender a la superficie del
    mar, haciendo un acopio de aire que les
    permite permanecer sumergidos hasta 50 minutos y aún
    más. Durante su permanencia en el agua sus
    órganos respiratorios permanecen cerrados, de modo que
    aunque abran la boca y puedan ingerir alimentos el
    agua no
    penetra en sus bronquios

    Peligro de
    extinción

    Estos animalitos estan en peligro constante, ya que
    muchos los llegan a cazar cuando pescan el atún y no solo
    se va uno por red, hay veces que van de 10
    a 12 delfines
    incluidos con el atún. Pero no solo por eso corren peligro
    los delfines ya que también los llegan a utilizar como
    experimentos
    militares, principalmente los alemanes, o si no los utilizan para
    conocer el funcionamiento de su cerebro o de la
    ondas que
    transmiten por su medio de comunicación. Otros más bien los
    utilizan como medio de entretenimiento en los parques
    acuáticos, para sus visitantes, pero si bien el
    público se enterase del proceso por el
    cúal pasan estos indefensos animales la verdad no
    sería tan agradable como irlos a ver, un delfín no
    es simbolo de entretenimiento es más bien un simbolo de
    inteligencia
    superior que muchos de nosotros como seres humanos no hemos
    podido desarrollar.


    Especies

    Hay varios tipos de especies entre las cuales
    encontramos:

    El delfín común

    Habita en los mares cálidos y templados de todo
    el mundo, mide unos dos metros y medio de longitud y tiene el
    pico de unos quince centimetros. A veces nada cerca de la costa y
    también mar adentro, les gusta saltar fuera del agua y al
    sumergirse casí no levantan espuma.

    Los de morro de botella

    Que alcanza una longitud de más de tres metros y
    medio, nadan en bancos o grupos por el
    Atlántico y Pácifico.

    Los de Ganges

    Han perdido casí el uso de sus ojos,
    probablemente a causa de que los rios en que
    viven, el Ganges y el Indo, llevan un agua tan turbia que la
    vista les presta poca utilidad. Estos
    delfines tantean el barro con sus largos hocicos para buscar
    crustáceos y peces. Lo
    mismo que los delfines del Amazonas, los de Gnages no abandonan
    jamás el agua dulce.

    Los delfines de bandera blanca

    Viven únicamente en el gran lago Tung-Ting 1,000
    kilómetros rio arriba del Yank-Tsé en China. Con
    casí dos metros y medio de largo y un peso de cerca de 120
    kilogramos, estos delfines de color
    pálido se hallan muy lejos de su ambiente
    originario, el Océano. Casí ciegos, emplean sus
    largos y sensitivos picos para tentar el fondo del lago en busca
    de peces. Cuando se asoma fuera del agua su alta aleta dorsal
    sugiere la impresión de una bandera.

    El delfín de Risso o Grampus

    Mide hasta cuatro metros y medio. Es animal del
    Océano y uno de los más grandes. Tiene la cabeza
    redonda, chata y carece de pico.

    El sonido de los
    delfines

    (Texto de Miquel Pontes – http://marenostrum.org/vidamarina/animalia/mamiferos/cetacea/delfin/sonido.htm)

    Para comprender como pueden utilizar el sonido los seres
    humanos y los animales, tenemos que saber que las ondas sonoras se
    pueden desviar y reflejar. Si recordamos la compresión y
    expansión que experimenta el sonido alternativamente al
    atravesar cualquier elemento, aire o agua,
    estamos preparados para incorporar un concepto nuevo:
    la longitud de onda. Si medimos la distancia entre una
    compresión y la siguiente, esta distancia se llama
    longitud de onda. Cuanto mayor es la frecuencia, menor
    será la longitud de onda. Como conocemos la velocidad del
    sonido en los distintos materiales,
    conociendo la frecuencia del sonido podemos calcular su longitud
    de onda. Un objeto que sea grande en comparación con la
    longitud de onda de un sonido reflejara buena parte de este
    sonido. Estos reflejos se llaman eco. Los sonidos rodean los
    objetos que son pequeños en comparación con la
    longitud de onda. El hecho de que los objetos reflejen el sonido
    ha sido aprovechado por el hombre en
    la navegación para localizar los icebergs o el fondo, en
    la pesca
    comercial para encontrar grandes bancos de peces,
    y en operaciones
    militares para determinar la posición de los submarinos.
    Sabemos que los materiales de
    diferentes densidades reflejan el sonido; por lo tanto, en el
    océano el sonido rebota contra la superficie, el fondo y
    las masas de agua de diferentes temperaturas, además de
    los animales y las plantas. Las
    capas de agua que tienen temperaturas diferentes desvían
    las ondas sonoras que no se reflejan. De este modo, una onda
    sonora que recorre el mar se expande, es absorbida, cambia de
    dirección, es reflejada y se dispersa.
    Cuanto mayor sea la frecuencia del sonido, mayor será el
    efecto. Por este motivo, la mayoría de las sondas por eco
    de largo alcance que utilizan los barcos operan a una frecuencia
    por debajo de los 5.000 Hz. Para detectar objetos pequeños
    a distancias mucho más reducidas, los sonares operan a una
    frecuencia que escapa al alcance auditivo del hombre, es
    decir, por encima de los 20.000 Hz.

    El Sonar Vivo

    Por cada invención humana, existe un sistema
    equivalente en la naturaleza que
    supera ampliamente al del hombre en
    eficacia y
    posibilidades. Uno de ellos es eL sonar animal o
    ecolocalización. En 1938 se descubrió que los
    murciélagos emitían unos sonidos inaudibles muy
    agudos, denominados ultrasonidos (entre 40.000 y 80.000 Hz), y
    recibían ecos que les daban abundante información con respecto al entorno. Unos
    diez años después, las observaciones de un
    científico americano, permitieron el descubrimiento de la
    ecolocalización en los delfines. Al intentar capturar
    delfines para un acuario, el científico observó que
    se podía conducir a los delfines por un canal en dirección a una red. Sin embargo, a 30
    metros de la red invisible, los delfines
    cambiaban súbitamente de dirección y se alejaban.
    Pero se los podía capturar si se empleaban redes con una malla
    más grande, o redes embebidas en agua,
    donde no quedara ninguna burbuja de aire que pudiera reflejar el
    sonido. Para obtener información sobre el ambiente, los
    delfines emiten sonidos cuya frecuencia oscila entre menos de
    2.000 y más de 100.000 Hz. Podemos percibir los que son
    audibles para nosotros como una serie de golpecitos, que pueden
    darse como sonidos individuales o como una sucesión de
    sonidos unidos entre sí. El delfín, y otros
    miembros del suborden de los odontocetos, o cetáceos con
    dientes, pueden determinar no sólo la distancia y el
    rumbo, sino también el tamaño, la forma, la textura
    y la densidad de los
    objetos. Además, también pueden recibir más
    información que nosotros por el mero hecho de alterar el
    tono de uno de los golpecitos dentro de la sucesión y,
    como cada golpecito que rebota es diferente, puede hacerles
    llegar un mensaje diferente. De este modo, una sola
    sucesión de ecos produce una compleja imagen mental de
    un objeto. Existen al menos cuatro tipos de información en
    el eco: la dirección de la cual procede, el cambio de
    frecuencia, la amplitud del sonido y el tiempo
    transcurrido entre la emisión y el retorno. Mientras el
    delfín explore, determina la dirección que siguen
    los ecos que regresan y, de este modo, la orientación del
    objeto que desea examinar. Los cambios de frecuencia hablan de su
    tamaño y su forma. La amplitud del sonido y el tiempo
    transcurrido dan indicios sobre la distancia. Sólo
    recientemente hemos comenzado a comprender de qué modo se
    producen y emiten estos golpecitos y la forma en que el
    delfín percibe el eco: las emisiones de los golpecitos
    nacen dentro de la cabeza del delfín. Los sonidos se
    producen incluso mientras el animal esta bajo el agua, sin
    perdida de aire, lo cual sugiere que se recicla dentro de su
    aparato
    respiratorio. Los costados de la cabeza del delfín y
    su mandíbula inferior, que contienen una grasa aceitosa,
    son las zonas que reciben el eco. La protuberancia que tiene en
    la frente es, probablemente, el lugar donde nacen los golpecitos
    para la ecolocalización. Cuando un delfín viaja,
    por lo general mueve la cabeza lentamente a un lado y al otro,
    hacia arriba y hacia abajo. Este movimiento es
    una especie de exploración global, que le permite al
    delfín ver un camino más ancho frente él.
    Pero si le interesa un objetivo
    pequeño, como por ejemplo un pez en medio del agua oscura,
    los movimientos exploratorios de la cabeza se vuelven
    rápidos y espasmódicos: Las frecuencias bajas
    tienen largo alcance pero no son direccionales, y los golpecitos
    de alta frecuencia sirven para investigaciones
    de corto alcance y alta definición. A diferencia del
    sonido de alta frecuencia, es probable que las vibraciones de
    baja frecuencia se reciban primero en el oído
    interno. Para poder recibir
    e interpretar todos estos ecos, el cerebro del
    delfín tiene un lóbulo auditivo mucho más
    grande que nuestro cerebro. Desde luego, no hay forma de saber
    que es lo que oye el delfín. No podemos imaginarnos
    cómo se oyen la forma y la distancia de los objetos. El
    sistema del
    delfín es de una precisión sorprendente y le
    proporciona al animal mucha más información que la
    que el hombre
    obtiene con el sonar. Por ejemplo, 'Dolly', un delfín
    entrenado por la marina de los Estados Unidos,
    es capaz de recoger tres monedas que se echan al mismo tiempo en
    tres direcciones distintas; recoge la primera cuando
    todavía se está hundiendo, y halla la segunda y la
    tercera entre los sedimentos, al cabo de escasos segundos, con
    muy poca visibilidad. El lenguaje es
    la
    comunicación de pensamientos y sentimientos. El hombre
    es el único ser del reino animal capaz de comunicarse por
    medio de patrones específicos orales bien definidos,
    así como a través de sus transcripciones escritas.
    La cuestión es: ¿existen otros animales, aparte del
    hombre, que tengan un lenguaje
    según lo que nosotros entendemos?

    ¿Existe otro lenguaje?

    Sobre la tierra no
    hay ningún animal que este equipado con un cerebro
    comparable al del hombre. Pero en el mar hay varios mamíferos, incluidas orcas, los cachalotes,
    los delfines y las marsopas, cuyos cerebros son, al menos
    anatómicamente, similares al del hombre en cuanto a su
    tamaño. Son las únicas criaturas de la tierra dotadas
    de un sistema nervioso
    con la capacidad potencial para desarrollar procesos
    superiores de pensamiento.
    Los mismos animales, casualmente, poseen la capacidad de producir
    una gran variedad de sonidos. No ocurre lo mismo con el perro
    (cerebro pequeño, voz limitada), los simios (cerebro
    pequeño, voz limitada), el papagayo (voz, pero cerebro
    pequeño), y otros. Algunos delfines en cautiverio han
    modificado los sonidos que producían para imitar los
    silbidos del hombre, quizás intentando establecer una base
    para la
    comunicación entre las especies. Esta capacidad de
    manipular los sonidos resulta estimulante, pero no debemos
    olvidar que el papagayo también puede imitar los sonidos
    humanos y producirlos ante alguna señal. Se han llevado a
    cabo experimentos con
    la esperanza de demostrar que los delfines se comunican e
    intercambian ideas. Se colocaron dos delfines en tanques
    adyacentes con un 'teléfono' consistente en un transmisor y un
    receptor sumergidos uno en cada tanque. Sin el teléfono, los delfines no se podían
    escuchar, pero a través de él, las vocalizaciones
    se transmitían de un lado al otro electrónicamente,
    y podían mantener una conversación. No se
    podían ver. Los delfines intercambiaban golpecitos y
    silbidos durante la mayor parte del tiempo en que el
    teléfono estaba conectado. Cuando uno vocalizaba, el otro
    callaba. Esta conducta parece
    indicar que los delfines conversaban, tal vez se comunicaban,
    pero el significado de los silbidos sigue siendo un enigma.
    Cuando se desconectaba el teléfono, los delfines dejaban
    producir una variedad de silbidos y tan sólo
    emitían 'silbidos de identificación', que
    repetían una y otra vez. Estos silbidos son señales
    personales, que se supone permiten que los otros delfines
    reconozcan a uno en particular. Las investigaciones
    recientes han hecho pensar a muchos científicos que
    delfines son casi tan inteligentes como los perros, y por
    este motivo creen que la comunicación entre el hombre y el
    delfín nunca superará la que existe entre el hombre
    y el perro. Sin embargo, otros investigadores siguen creyendo
    que, en algún momento, hombres y delfines serán
    capaces de comunicarse a un nivel más elevado. Los nuevos
    experimentos científicos pueden darnos la respuesta, pero
    también puede ser que el hombre esté, en realidad,
    solo.

    Autora:

    Daniela Andrea Patrone

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