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Drogas: Enemigas del ser humano




Enviado por claramariaromero



    1. ¿Qué es una droga y
      que efectos causa su consumo?
    2. ¿Qué tipos de
      drogas existen y cuales son las de uso más
      común?
    3. ¿Cuáles son las
      sustancias que más consumen los jóvenes?
      ¿Producen adicción? ¿Cómo se
      produce la misma?
    4. ¿Qué es el
      tráfico de drogas?
    5. ¿Qué riesgo tiene
      el consumo de sustancias psicoactivas en los
      jóvenes?
    6. ¿Qué es el
      síndrome de abstinencia?
    7. Marihuana: ¿Qué es
      y que efectos causa su consumo?
    8. ¿Qué son los
      inhalantes y que efectos causan?
    9. ¿Cuál es la mejor
      manera de luchar contra las drogas?
    10. ¿Qué motivaciones
      tiene un drogadicto? ¿Qué tratamientos hay para
      curarlo?
    11. Reflexiones sobre la
      familia
    12. Testimonios

    1. ¿Qué
    es una droga y que
    efectos causa su consumo?

    Con el nombre de droga se
    designa en sentido genérico a toda sustancia mineral,
    vegetal o animal que se utiliza en la industria o en
    la medicina y que
    posee efectos estimulantes, depresores o narcóticos o,
    como establece la
    Organización Mundial de la Salud (OMS), a cualquier
    sustancia que, introducida en un organismo vivo, puede modificar
    una o varias de sus funciones. A
    efectos penales, el concepto de droga
    (a pesar de las diferentes formas de actuación en el
    organismo) engloba también las sustancias estupefacientes
    y psicotrópicas, naturales o sintéticas, cuyo
    consumo
    reiterado provoca la dependencia física u
    orgánica
    , así como el deseo irrefrenable de
    seguir consumiéndolas en mayores dosis a fin de
    evitar el síndrome de abstinencia. La OMS menciona
    entre los estupefacientes el Cannabis y sus resinas, las
    hojas de coca y cocaína, heroína, metadona,
    morfina, opio y codeína; y como psicotrópicos, los
    barbitúricos, las anfetaminas y los ampliadores de la
    conciencia, como
    el ácido lisérgico, la mescalina o la
    psilocibina.

    Las características propias de las drogas hacen
    de ellas sustancias sumamente peligrosas. Los efectos que
    producen en el organismo no son siempre iguales y cambian
    según la clase de droga, por ejemplo, unas son
    estimulantes y otras, depresoras. También varían de
    acuerdo con la dosis pues la misma droga puede causar efectos
    diferentes según sea la cantidad consumida.

    Dichos efectos se relacionan con las características psicofísicas de cada
    persona y con
    las particularidades del medio en que se produce el consumo. Por
    estas razones, nunca existe certeza sino probabilidad de
    que la droga produzca el efecto buscado.

    Adicción es la necesidad imperiosa de
    consumir droga regularmente (no ser capaz de moderar el consumo o
    suprimirlo). Viene determinada por fenómenos
    psíquicos y físicos.

    Taquifilaxia es la necesidad de consumir dosis
    cada vez mayores para conseguir los mismos efectos. La presentan
    muchos fármacos porque el organismo potencia sus
    mecanismos de degradación de la sustancia, pero a las
    drogas se
    añade un fenómeno de ‘tolerancia
    psicológica.

    Los cuadros de abstinencia siempre son
    psicológicos y, en el caso de algunas drogas, son
    además síndromes físicos que pueden resultar
    mortales. Pueden controlarse con medidas terapéuticas
    sintomáticas o substitutivas (sustancias menos nocivas, de
    efectos parecidos, que se retiran progresivamente).

    2. ¿Qué
    tipos de drogas existen y cuales son las de uso más
    común?

    Existen diferentes clasificaciones para los tipos de
    droga, la que mejor las agrupa es la siguiente:

    Depresoras del Sistema Nervioso
    Central (SNC)

    • Alcohol
    • Sedantes: Benzodiazepinas (Valium,
      Emotival)
    • Hipnóticos: Barbitúricos (Luminal,
      Seconal)
    • Tranquilizantes
    • Opiáceos: (Morfina, Heroína, Demerol,
      Codeína, Bromexina)

    Estimulantes del SNC
    (Psicoanalépticas)

    • Xantinas: (Cafeína, teína, mateína;
      Anfetaminas; Cocaína, Tabaco)

    Alucinógenos
    (Psicodislépticas)

    • THC: (Marihuana,
      Hashish, Bang)
    • LSD (ácido lisérgico)
    • PCP (polvo de ángel)
    • Mescalina

    Inhalantes o inhalables

    • Pegamentos
    • Colas
    • Solventes volátiles
    • Naftas
    • Pinturas
    • Aerosoles de uso doméstico

    Las de uso mas común son los inhalantes y
    estimulantes.

    3.
    ¿Cuáles son las sustancias que más consumen
    los jóvenes? ¿Producen adicción?
    ¿Cómo se produce la misma?

    La sustancia que más consumen los jóvenes
    es el alcohol,
    seguida de cerca por el tabaco y, en
    menor proporción, las sustancias ilegales (como marihuana o
    cocaína) y por ultimo se encuentran los medicamentos
    psicoactivos (anfetaminas, tranquilizantes e hipnóticos),
    que muchas veces sobrepasan en el nivel de consumo a las
    anteriores ya que se los puede conseguir sin prescripción
    medica, ni control alguno.
    Todas estas sustancias sin excepción, producen
    adicción y dependencia.

    La adicción no es un proceso que se
    da de la noche a la mañana, es un camino muy largo que
    comienza con el llamado de la droga, es decir cuando una
    persona que se
    siente muy presionada ya sea por sus familiares o por sus mismos
    pares, sumado a esto la oferta en
    todos los lugares, estimula al consumo y sobre todo la propia
    crisis de
    crecimiento; a esta etapa le sigue la llamada aprendiendo
    el
    cambio en la cual el joven experimenta, prueba de
    todo, logra los cambios buscados, se siente bien y cambia
    levemente su conducta,
    mintiendo a veces; luego viene la etapa de buscar el
    cambio
    , agrega pastillas, prueba sustancias cada vez
    más fuertes y aunque llega a la excitación siente
    excitación y culpa, compra directamente, no espera que le
    conviden, tiene amigos nuevos, cambia de humor y vestimenta o
    apariencia, aumenta la frecuencia de consumo; entra mas tarde en
    la etapa en la que se encuentra preocupado por el cambio,
    consume cocaína habitualmente, se inyecta, compra y vende,
    hay graves mentiras, delitos, hay mas
    sensaciones de culpa y vergüenza, deja a los viejos amigos,
    deja los estudios o el trabajo,
    consume diariamente y se encuentra solo; la ultima etapa se llama
    usando droga, el joven ya esta en la adicción, se
    droga con cualquier cosa, tiene una conducta asocial,
    es violento, sufre culpa, vergüenza o depresión,
    a veces se sobrepasa en las dosis, tiene problemas
    judiciales o policiales, pone en riesgo su
    salud, se droga
    varias veces al día, está solo.

    4.
    ¿Qué es el trafico de drogas?

    El tráfico de drogas es un delito
    consistente en facilitar o promocionar el consumo ilícito
    de determinadas sustancias estupefacientes y adictivas que
    atentan contra la salud
    pública con fines lucrativos, aunque esta
    definición puede variar según las distintas
    legislaciones penales de cada Estado.

    Por tráfico de drogas se entiende no sólo
    cualquier acto aislado de transmisión del producto
    estupefaciente, sino también el transporte e
    incluso toda tenencia que, aun no implicando transmisión,
    suponga una cantidad que exceda de forma considerable las
    necesidades del propio consumo, ya que entonces se entiende que
    la tenencia tiene como finalidad promover, favorecer o facilitar
    el consumo ilícito (entendiéndose como
    ilícito todo consumo ajeno). En algunas legislaciones se
    considera delito solamente
    el tráfico, pero no la tenencia de drogas en cantidades
    reducidas a las necesidades personales del consumidor,
    mientras que otras tipifican como conductas delictivas tanto el
    tráfico como la tenencia.

    5.
    ¿Qué riesgo tiene el
    consumo de sustancias psicoactivas en los
    jóvenes?

    El uso de drogas comprometen y vulneran las actividades
    y/o metas de una sociedad. El
    consumo de drogas amenaza el proyecto de vida
    y la salud física y mental del
    que la consume, y tremendas angustias e incertidumbres en sus
    familiares y amigos. El descubrimiento del uso de drogas toma
    desprevenidos a los padres o adultos de la familia y
    entre las primeras reacciones de desconsuelo, se encuentra la de
    preguntarse que fue lo que hicieron para que algo así
    ocurriese.

    En nuestros tiempos el contacto con la droga a edad
    temprana, es cada vez más usual o sea dejo ya de ser un
    acontecimiento raro. Esta posibilidad es hoy mas grande que hace
    20 o 30 años atrás, esto se debe al gran cambio en la
    población de las costumbres, actitudes y
    comportamientos.

    6.
    ¿Qué es el síndrome de
    abstinencia?

    El síndrome de abstinencia es un conjunto de
    síntomas, malestares, dolores, trastornos mas o menos
    graves, que sufre un drogadicto si deja bruscamente de tomar la
    droga a la que esta habituado. El síndrome de abstinencia
    se presenta cuando la persona tiene dependencia física de
    la droga. La dependencia psíquica no causa malestares en
    el organismo.

    El síndrome de abstinencia no tiene los mismos
    síntomas en todas las drogas que
    producen dependencia física. Los trastornos producidos en
    una persona alcoholizada al dejar de consumir alcohol, son
    gravísimos. Este síndrome puede causar el "delirium
    tremens": este trastorno esta determinado por los ataques que
    suelen durar por lo general de tres a seis días y se
    caracterizan por alucinaciones terroríficas y temblores
    violentos. El paciente está desorientado y por lo general
    incoherente. Desde el punto de vista físico los temblores
    son tan extenuantes que este estado puede
    ser mortal, incluso con tratamiento.

    7. Marihuana:
    ¿Qué es y que efectos causa su
    consumo?

    La marihuana es una mezcla de hojas, tallos y flores de
    la planta del cáñamo, Cannabis
    sativa. Esta droga se fuma o se mastica. El ingrediente
    psicoactivo de la marihuana, el THC, se concentra en el centro de
    las flores. Ésta crece en las regiones templadas,
    obteniéndose las mejores variedades en las zonas secas,
    altas y calientes. El cultivo de la marihuana es ilegal en la
    mayoría de los países.

    La marihuana se conocía en Asia Central y en
    China desde el
    año 3000 a.C., donde se utilizaba en la medicina. En 1900
    comenzó su consumo como droga. En las décadas de
    1960 y 1970 se extendió su uso entre la juventud de la
    época. La marihuana no produce adicción
    física y su abandono no produce síndrome de
    abstinencia, pero produce dependencia psicológica. Sus
    consumidores describen dos fases en los efectos: primero
    estimulación, mareo y euforia, y después
    sedación y tranquilidad placentera. Los cambios de humor a
    menudo se acompañan de alteración en las
    percepciones de tiempo, espacio y
    dimensiones del propio cuerpo. Muchos consumidores refieren
    aumento del apetito, aumento de la percepción
    sensorial y sensación de placer. Los efectos negativos
    incluyen confusión, ataques de ansiedad, miedo,
    sensación de desamparo y pérdida de autocontrol. Se
    ha ensayado el uso de la droga como tratamiento
    sintomático del glaucoma y de las náuseas
    producidas por la radioterapia. Un cigarrillo de marihuana se
    fabrica con las partículas secas de la planta, siendo la
    cantidad de THC la que determina la intensidad de sus
    efectos.

    Entre las consecuencias inmediatas del consumo de
    marihuana figuran siguientes: aceleración de los latidos
    del corazón, y
    el pulso, enrojecimiento de los ojos, y sequedad en boca y
    garganta. La marihuana provoca alteraciones en los
    espermatozoides y es 7 veces más cancerígena que el tabaco.

    8.
    ¿Qué son los inhalantes y que efectos
    causan?

    Los inhalantes son, por lo general, sustancias
    químicas utilizadas industrialmente, que al inhalarse
    llegan rápidamente al torrente sanguíneo y al
    cerebro,
    provocando estados de intoxicación que se traducen en
    momentánea euforia.

    Dentro de la categoría de los inhalantes se
    encuentran ciertas sustancias que también son consideradas
    drogas aunque básicamente no lo sean, como el pegamento,
    los disolventes y los aerosoles (productos de
    limpieza, por ejemplo). La mayoría de las sustancias
    inhaladas (esnifadas) con intención de conseguir un efecto
    psicológico tienen una acción depresora sobre el
    sistema
    nervioso central. En dosis bajas pueden tener un leve efecto
    euforizante, pero en dosis superiores el consumidor pierde
    el control o la
    conciencia.

    Los efectos aparecen en el acto y pueden permanecer
    hasta 45 minutos. El dolor de cabeza, náuseas y mareo
    vienen a continuación. La inhalación de estas
    sustancias es nociva para la visión, el pensamiento y
    el control de los músculos y de los reflejos. A veces se
    producen lesiones permanentes y algunos aerosoles concentrados
    pueden producir la muerte.
    Aunque no es probable que se desarrolle dependencia
    física, sí aparece tolerancia en
    ocasiones. La inhalación prolongada de estas sustancias
    puede lesionar el sistema
    circulatorio y tener efectos nocivos relacionados con ese
    sistema.

    9. ¿Cuál
    es la mejor manera de luchar contra las drogas?

    La mejor manera de luchar contra las drogas seria
    legalizarlas, ya que de esa manera les seria más
    difícil a los traficantes vender las drogas a un precio
    elevado, es decir que el negocio de la droga habría
    perdido la rentabilidad.

    Pero para acabar con la droga deberían iniciarse
    campañas exhaustivas de prevención informando a los
    padres de su responsabilidad en la vida de sus
    hijos.

    10.
    ¿Qué es la drogadependencia?

    Hay un grupo especial
    de drogas que causan dependencia o adicción, son aquellas
    que pueden producir al organismo un estado de dependencia
    física, psíquica o de ambos tipos, por esta
    razón se utiliza el termino drogadependencia para
    designar al problema; depender es estar al servicio de
    algo (en este caso de la droga).

    La drogadependencia es conocida también con el
    nombre de drogadicción.

    En otro tiempo se utilizo
    el termino toxicomanía que es incorrecto porque la
    "manía de los tóxicos" que se mencionaba a principios de
    siglo, no tiene hoy ningún fundamento.

    11.
    ¿Qué motivaciones tiene un drogadicto?
    ¿Qué tratamientos hay para curarlo?

    Las motivaciones son varias: curiosidad,
    aceptación por parte de los pares, búsqueda de
    placer, desafío de autoridad,
    para sentirse más seguro o para
    "ser más hombre" o
    "más mujer".

    Es normal que frente a un dolor físico, la
    angustia de una situación difícil o a un estado de
    temor o inseguridad se
    apele a algún recurso para eliminarlos, pero muchas veces
    ese recurso suele estar dado por medicamentos que se consumen por
    decisión propia, sin prescripción medica. Influyen
    en esta conducta diversos factores: el consejo de familiares o
    amigos, la costumbre de probar remedios, la inseguridad
    ante los problemas de
    la vida.

    Para curar a un drogadicto se procede a desintoxicarlo
    con un procedimiento
    terapéutico destinado a eliminar los efectos de una
    intoxicación aguda o crónica.

    Dos principios
    básicos deben preceder cualquier programa de
    desintoxicación. Primero, el paciente debe estar
    convencido realmente de lo pernicioso de la adicción y
    debe querer rehabilitarse y estar dispuesto a esforzarse y
    sacrificarse para conseguirlo; el médico y el entorno
    familiar y social deben influirle en este sentido, pero la
    decisión firme y constante es estrictamente personal.
    Segundo, las toxicomanías son problemas crónicos,
    recidivantes, en los que la experiencia de millones de casos en
    todo el mundo ha demostrado la elevada frecuencia de la
    recaída y la necesidad de volver a iniciar la terapia; lo
    menos frecuente es la curación definitiva, por lo que se
    debe evitar desánimos, rechazos y decepciones en el
    entorno del toxicómano o alcohólico.

    Existen muchas modalidades terapéuticas, con
    importantes similitudes para las distintas sustancias. Siempre
    deben incluir dos facetas: el rechazo a la sustancia y el apoyo
    personal y al
    entorno. Se debe conseguir y mantener un potente rechazo y
    aversión hacia la sustancia nociva mediante
    estímulos psicológicos de muy distinta
    índole, tanto en el caso del paciente ambulatorio como el
    ingresado, y utilizando a veces sustancias de apoyo
    (antagonistas, como el disulfiram para el alcohol y la naltrexona
    para los opiáceos, o agonistas, como la metadona para los
    opiáceos). El apoyo para desarrollar una vida nueva,
    totalmente desligada de los anteriores círculos y
    costumbres, debe incluir las facetas personal (existencial),
    laboral,
    familiar, sexual y social (amistades).

    12. Reflexiones
    sobre la familia

    La única garantía para una vida digna,
    útil y feliz, es conservar la salud física y mental
    y aferrarse a la realidad, aunque esta no siempre sea como uno
    desea.

    El primer ambiente de un
    individuo, es la familia, esta le
    proporciona el afecto, la seguridad,
    los valores y
    los límites
    para que pueda desarrollarse como persona. Esta obra es
    continuada por el colegio, que trata de que los niños y
    adolescentes
    desarrollen sus posibilidades y descubran su
    vocación.

    La influencia de los amigos también es
    importante, a través de ellos aprende a relacionarse con
    otras personas ajenas a la
    familia.

    Finalmente tenemos a la sociedad en la
    cual cada individuo desarrolla su actividad y contribuye al bien
    común y solidario.

    Los factores que integran el contexto, pueden actuar
    negativamente y contribuir a la aparición de la
    drogadependencia.

    Si en el hogar falta afecto, generosidad, dialogo y
    respeto, si no
    brinda la oportunidad de ejercitar la responsabilidad y permitir la toma de
    decisiones, si no existen en el la firmeza y los limites, si
    no enseña a enfrentar la realidad ya tolerar y superar las
    dificultades, el contexto familiar no es el apropiado para el
    desarrollo
    psicofísico y espiritual de un joven. Se agrega a esto una
    sociedad que tiende a fomentar el facilismo, a estimular la
    búsqueda de la felicidad en el hecho de querer tenerlo
    todo a cualquier precio, por lo
    cual el contexto social es el elemento que se agrega a la
    personalidad de riesgo y a la droga, dando origen al problema
    de la drogadependencia.

    QUÉ HACER FRENTE A UNA SITUACIÓN DE
    CONSUMO DE DROGAS EN LA FAMILIA

    Es muy importante tomar en cuenta que el consumo de
    drogas se puede producir por muy diferentes causas y
    motivaciones. El deseo de evadir un problema, de experimentar
    nuevas sensaciones, de sentirse aceptado por otros, de
    sobresalir, de ser distinto, como manifestación de
    rebeldía, etc.

    Son múltiples las formas en que se manifiestan
    los problemas relacionados con el consumo de drogas. Más
    importante que saber cómo detectarlos es saber cómo
    nos estamos relacionando con nuestros seres queridos, expresando
    y demostrando cariño, física y verbalmente,
    prestándole atención, mostrando interés
    por sus preocupaciones, no ridiculizándolos, ni
    descalificándolos, no comparándolos con otros,
    valorándolos, reconociendo lo que hacen y
    lo que son, diciéndoles abiertamente lo que nos gusta de
    ellos, enfatizando lo positivo sobre lo negativo,
    respetándolos, tomando en cuenta sus opiniones y gustos,
    guardando sus secretos, haciéndoles sentirse seguros, dando
    apoyo incondicional, siendo consistentes en las normas y límites.

    QUÉ HACER SI UN AMIGO, UN FAMILIAR O CUALQUIER
    PERSONA QUERIDA TIENE PROBLEMAS CON LAS DROGAS

    Éstas son algunas orientaciones para enfrentar
    situaciones de consumo de drogas en un ser querido:

    1. Ante un problema de consumo de drogas lo importante
    es enfrentar y averiguar la gravedad del asunto. Recuerde que el
    iniciarse en el consumo de drogas constituye un riesgo y es
    importante actuar a tiempo.

    1. No buscar culpables o reprochar, ello sólo
      contribuye a que la persona se cierre y no quiera comunicar
      cuál es su situación.
    2. Es importante no compadecer, sino demostrar
      comprensión, apoyo, escuchar y saber cuánto es el
      compromiso con el problema.

    QUÉ HACER SI UN AMIGO O FAMILIAR ES
    ADICTO

    Las siguientes son algunas recomendaciones y cosas que
    debe tener presente, si se requiere ayuda
    especializada:

    • Es importante apoyar y hacer todo lo posible para que
      el afectado recurra a ayuda especializada.
    • Se debe conversar tranquilamente del asunto y dar
      espacio para que el otro se abra a la
      comunicación.
    • Ayudarlo a reconocer qué problemas ha tenido
      producto del
      uso de drogas (si ha bajado su rendimiento escolar o laboral, si ha
      dejado de hacer cosas importantes por consumir, si ha tenido
      problemas con la familia u otros
      seres queridos)
    • Es importante estimularlo o ayudarlo a buscar
      orientación especializada:

    1. Es indispensable el compromiso tanto del consumidor
    como de la familia en cualquier proceso de
    tratamiento que se intente, ya que el problema no involucra
    sólo a la persona, sino también a su
    entorno.

    2. Antes de acudir a cualquier centro de tratamiento, es
    recomendable tomar un primer contacto telefónico, de
    manera de asegurar la atención.

    3. Existen dos modalidades de tratamiento: residencial
    (o con internación) y ambulatorio (o sin
    internación)

    4. Hay muchos centros que realizan tratamiento por
    consumo de drogas, están los consultorios municipales,
    comunidades terapéuticas, programas
    especiales de las municipalidades, clínicas privadas,
    etc.

    5. Algunos centros son pagados, otros solicitan una
    colaboración por parte del usuario y otros son
    gratuitos.

    6. Es necesario que, mediante una evaluación, se determine en conjunto con
    los especialistas el mejor método de
    intervención para la persona: no todos requieren
    internación, muchas veces es recomendable un tratamiento
    de tipo ambulatorio.

    7. No existe una fórmula única: para cada
    persona existe un tratamiento útil.

    8. No todos los consumidores de drogas requieren
    tratamiento en un centro especializado, muchas veces un buen
    manejo de la situación al interior de la familia puede
    resultar mejor que cualquier tratamiento, lo importante es saber
    determinar cuándo es necesaria la ayuda
    externa.

    9. Si a los en primeros intentos se falla. Como es un
    problema complejo es probable que algunos adictos presenten
    deserciones, resistencia y
    recaídas durante el tratamiento.

    ¿CÓMO SABER SI UN AMIGO O FAMILIAR
    ESTÁ CONSUMIENDO DROGAS DE UNA MANERA
    PROBLEMÁTICA?

    Responda estas preguntas:

    1. ¿Pasa mucho tiempo encerrado en su pieza,
    baño u otro lugar, aparentemente haciendo nada?

    2. ¿Ha tendido últimamente a aislarse de
    la familia?

    3. ¿Ha cambiado bruscamente sus gustos o
    intereses?

    4. ¿Ha decaído su interés o
    dedicación en el colegio, trabajo, por sus amigos o la
    casa?

    5. ¿Ha bajado notoriamente su rendimiento en el
    colegio o tenido problemas en el
    trabajo?

    6. ¿Ha tenido frecuentes problemas de conducta
    durante el último tiempo?

    7. ¿Ha notado cambios bruscos en su estado de
    ánimo, más irritable, más impulsivo o
    aislado?

    8. ¿Parece estar menos contento o feliz en
    comparación a como era antes?

    9. ¿Se ha puesto más egoísta, menos
    preocupado por los demás o más peleador con sus
    familiares y amigos cercanos?

    10. ¿Se ha visto excesivamente confundido o
    distraído?

    11. ¿Lo ha notado más descuidado con sus
    responsabilidades en la casa o en el colegio?

    12. ¿Ha desaparecido últimamente en la
    casa algún objeto valioso, ropa o dinero?

    13. ¿Ha cambiado repentinamente sus antiguos
    amigos por otros mayores?

    14. ¿Evitan sus actuales amigos visitarlo en su
    casa?

    15. ¿Ha cambiado su presentación personal
    o forma de vestir, se ve más descuidado o
    desaseado?

    16. ¿Ha inventado con cierta frecuencia coartadas
    o excusas por no estar donde debiera haber estado?

    17. ¿Siente que ha perdido la comunicación con esta persona?

    18. ¿Ha mentido para encubrir pérdidas de
    dinero o
    cosas?

    Una respuesta "SI" a cualquiera de estas preguntas puede
    no indicar mucho, pero varias podrían ser una alerta. Es
    preciso poner atención a cualquiera de estas
    señales, ya que, aunque no signifiquen necesariamente
    problemas por consumo de drogas, pueden estar reflejando
    algún otro conflicto o
    molestia.

    Lo principal, es mantener una buena comunicación dentro de la familia y entre
    los amigos, promover la conversación, afrontar juntos los
    conflictos y
    crear un ambiente de
    confianza, de manera que si se presenta un problema de este tipo,
    todos se sientan con la libertad y el
    apoyo suficiente para expresarlo.

    ¿POR QUÉ DECIR QUE NO PARA UN
    ADULTO?

    · Todas las drogas tienen efectos
    secundarios;

    · Porque no la necesitas para pasarlo bien o para
    evitar tus problemas;

    · Puede afectar las relaciones con tus familiares
    y amigos;

    · Puede dañar tu salud;

    · Afecta tus capacidades físicas e
    intelectuales;

    · Disminuye tu rendimiento;

    · Disminuye tu capacidad de sentir y
    disfrutar;

    · Puede ser difícil controlar el
    consumo;

    · No puedes estar seguro de la
    toxicidad de lo que consumes;

    · Todas las drogas implican riesgo de
    adicción.

    TESTIMONIOS

    Rodrigo Abortiz: ex integrante de "la ley"

    Rodrigo Ignacio Abortiz Domínguez, 35
    años, casado, dos hijos. Pertenece al signo Piscis. Es
    músico y ex tecladista del grupo La
    Ley. Le gusta
    el color negro y los
    porotos. Su frustración reconocida es no haber sido piloto
    y su sueño, sentirse tranquilo. Realizó su proceso
    de rehabilitación en la Clínica ADC Cantu, en
    Cuernavaca, México, y
    ahora en Chile
    participa en grupos de
    autoayuda. Tiempo de limpieza: dos años.

    TESTIMONIO

    Cuando empiezo a tener uso de razón, yo era un
    niño bien apegado a mi mamá. Fui el quinto de seis
    hermanos y me sentía muy distinto a ellos. Era un
    niño hipersensible, como muy pa'dentro, y todavía
    lo soy.

    Esto contrastaba con la personalidad
    de mi papá y de algunos de mis hermanos que eran requete
    sociables. Existe una diferencia muy grande de edad en la
    familia: había cuatro hermanos mayores seguidos con un
    año de diferencia y después venimos los dos
    menores, con tres años de diferencia.

    Eso marcó mucho el mundo entre los grandes y los
    chicos. Cuando pendejo, la relación con mi padre era
    distante, no lo veía nunca porque trabajaba mucho. Con mi
    mamá, la relación era amplia, y yo era como su
    apéndice, estaba siempre apegado a ella. Pero esta
    diferencia, entre grandes y chicos, hizo que a los menores se nos
    tomara menos en cuenta.

    A los diez años probé por primera vez el
    alcohol. Mi familia es de sangre
    española, vasca. Existía una marcada cultura
    etílica y yo me lo tomé todo. Una vez con un
    tío que venía de España
    fuimos a Curacaví, tomamos chicha y me emborraché
    como loco.

    El alcohol me gustó al tiro, esa sensación
    de irme, de no estar y ponerme una máscara frente a toda
    una realidad que me molestaba porque no me sentía
    conforme. Me sentía distinto, ¿cachai?

    Tres años después, probé la
    marihuana y me puse a fumar harto. Luego probé la
    cocaína y el ácido. Me quedé pegado con el
    alcohol y la cocaína, básicamente porque era un
    niño con déficit atencional, situación que
    no he superado como adulto.

    La cocaína me ayudaba mucho en esa huevada, me
    ayudaba a concentrarme y a estar despierto. La cocaína fue
    mi droga de elección.

    En un principio fue la raja, porque con las drogas me
    sentía muy bien, podía evadirme y estar en el mundo
    que siempre había soñado. Creía pertenecer a
    un mundo en el que no tenía ninguna responsabilidad,
    podía pasarlo bien con tan solo estar
    ahí.

    Fueron 20 años de consumo al chancho. Igual
    estudié música y clases de
    piano con un profesor particular. Mis estudios eran un año
    muy buenos y otro año, pésimos. Los años
    buenos tenían lugar cuando dejaba de consumir drogas, y
    gracias a eso sé lo que sé de música. De lo que me
    arrepiento y me siento frustrado es de no haber aprendido
    más. Hay una época para aprender, después
    puedes seguir aprendiendo, pero no tienes la misma capacidad, el
    mismo tiempo. Empecé a los 18 años en un grupo de
    jazz rock llamado Ojo
    de Orus, y tocábamos en "El Jardín", un local
    famoso entonces.

    Al comienzo nos fue bien. Con los mismos integrantes del
    grupo fundamos después la banda Aparato Raro y nos fue
    bastante mejor, como que firmamos contrato con un
    productor y un distribuidor. Nuestras canciones empezaron a salir
    en la radio e
    hicimos dos discos. Luego, apareció el grupo La Ley y fui
    su tecladista. Mi consumo de drogas en esa época fue cada
    vez mayor, estaba muy metido.

    Mi madre murió y emocionalmente me quedó
    la cagada. Me puse a consumir como huevón, dejé
    cagada tras cagada. Tuve muchas pérdidas y mi papá
    no sabía qué hacer conmigo. Me metió a
    trabajar a una de sus empresas, aunque
    al fin y al cabo nunca dio lucro mi cero aporte en el laburo.
    Llegar tarde, drogado y con tufo a alcohol, determinó que
    perdiera la pega. Fue todo un desastre.

    Volví nuevamente al grupo La Ley, cuando tras la
    muerte en un
    accidente de moto de Andrés, uno de los músicos, me
    invitaron a integrarme. Nos fuimos de gira.

    Yo había parado de consumir durante tres
    años por susto, porque en un momento me pillaron por
    contrabando de cocaína. Yo no estaba contrabandeando, pero
    me pillaron en la casa de un traficante de gran nivel que
    sí estaba vendiendo. Quedé libre de pura cueva, y
    del susto que me llevé paré en seco el consumo de
    droga. Sólo continué chupando.

    Cuando nos fuimos con La Ley de gira a México,
    donde triunfamos en el mercado musical,
    la cosa fue cada vez más fuerte. Conseguía droga en
    cualquier lado y consumía todos los días, sufriendo
    siempre grandes depresiones. Comencé a desaparecerme de la
    casa y del trabajo. Empecé a darme cuenta de que
    tenía una cagada en la vida, pero siempre pensando
    falsamente en que yo mismo la podía solucionar.

    Decidí acudir a un siquiatra y tomar una pastilla
    mágica, como si fuera posible quitar la adicción
    con un remedio; lógicamente eso era una mentira. En ese
    entonces yo no cachaba el proceso adictivo. El siquiatra
    hacía lo que podía, pero yo estaba en un nivel de
    adicción muy avanzado. Seguía consumiendo y
    prometiendo que iba a parar. Manipulaba como loco a todo el
    mundo, incluido el siquiatra.

    Llegó un momento en que la huevada
    estalló. Con La Ley tuvimos que ir a New York a grabar en
    un estudio. Me desaparecí una semana y no hice mi trabajo.
    Cuando aparecí en el hotel, ya nadie me quería ver.
    Hablé con mi mujer y con mi
    manager, y ellos me ayudaron a decidir a internarme en un centro
    de rehabilitación. Estuve internado un mes y medio en la
    clínica ADC Cantu, en Cuernavaca, fuera de Ciudad de
    México. Luego asistí ambulatoriamente a terapias de
    seguimiento y a grupos de
    autoayuda.

    Ese fue mi hogar, mi casa, ahí nací yo
    nuevamente. Tuve mi proceso de conciencia, descubrí que
    era enfermo y que tengo una enfermedad que debo acarrear toda mi
    vida: la adicción. Aprendí que el único
    remedio son los grupos de autoayuda para dejar de consumir y
    crecer como persona. La enfermedad no es el consumo, porque el
    consumo es sólo un síntoma. Ahora trabajo todos los
    días por mi recuperación. Llevo dos años
    limpio.

    ENTREVISTA

    -¿Cómo define la
    adicción?

    -Es una enfermedad que se manifiesta en el consumo y que
    se origina por una disfunción en el sistema
    límbico. Es un problema cerebral de comunicación
    con nuestras emociones.

    -¿Qué perdió con las
    drogas?

    -Trabajo, salud, respeto,
    perdí claridad y auto aceptación.

    -¿Qué ha ganado con la
    rehabilitación?

    -He ganado claridad y tranquilidad. He ganado el respeto
    a mí mismo y he empezado a quererme como nunca
    antes.

    -¿Cómo logra su equilibrio?

    -Siguiendo las reglas y siendo obediente. Debo ir a un
    médico cada cierto tiempo y asistir a mis grupos de
    autoayuda el máximo posible. Tengo que tener ganas de
    cambiar.

    -¿Cuáles son las herramientas
    para no recaer?

    -Seguir las indicaciones, asistir a las reuniones de los
    grupos y tener constancia.

    -¿Cuál es el gran dolor que le produjo
    la droga?

    -El gran dolor fue haberme creado un mundo falso, que yo
    creía que existía, pero que no existe. La huevada
    más penca que me hizo la droga fue sacarme de la realidad
    e impedir que me diera cuenta de que debía
    cambiar.

    -¿Cuál es hoy su mayor
    felicidad?

    -Tener esperanza.

    -¿Cómo se logra ser feliz sin
    droga?

    -Aprendiendo a ver la felicidad en millones de cosas:
    los hijos, la mujer, el
    trabajo, el esfuerzo, el respeto por los demás y hacia uno
    mismo. Así, la realidad dura mucho más. Son tantas
    las huevadas que a uno lo hacen feliz…

    -¿A qué le tiene miedo?

    -A la droga. Todos los adictos rehabilitados sabemos que
    no estamos libres de recaer, porque nos puede venir el "piensa
    chueco", que es la manifestación de la enfermedad
    misma.

    -¿Cuáles son los defectos de carácter
    de un adicto?

    -El adicto es impulsivo, prepotente, lujurioso,
    etc..

    -¿Y las virtudes de un
    rehabilitado?

    -La paciencia, la humildad y la fe.

    -¿Qué les diría hoy a los
    integrantes de La Ley?

    -Les diría que puedo entender por lo que ellos
    también pasaron. Uno hace sufrir a mucha gente con esta
    huevada. Si tomaron en ese momento la decisión de echarme,
    era porque yo estaba muy mal. Ahora los puedo
    entender.

    -¿Hay resentimiento hacia
    ellos?

    -Sí. Hay resentimiento porque los entiendo, pero,
    por otra parte, igual me sentí solo, y me dejaron solo.
    Nunca más me fueron a ver, nunca más supe de ellos.
    Esa huevada sí la tengo resentida. Quizás las cosas
    se pudieron haber hecho de otra manera, aunque igual los vi y me
    reconcilié.

    -¿Tiene un mensaje para los adictos que
    están arriba de la pelota?.

    -Lo primero que les diría es que se bajen de la
    pelota, sabiendo que sí cuesta bajarse. Les diría
    que, cuando uno está empezando en la huevada, se produce
    una situación como que no vemos las pérdidas. Las
    pérdidas son el signo para darte cuenta de cuán
    enfermo estás. No hay pérdidas más grandes o
    más chicas, son todas iguales: las pérdidas son
    pérdidas. Uno minimiza tanto las pérdidas que,
    cuando está a punto de morirse, trata de cambiar. Les
    diría que no esperen estar a punto de la muerte para
    internarse en una clínica o entrar a grupos de autoayuda.
    ¡Huevones, dense una oportunidad para ser
    felices!

    Anatolio Muñoz: médico
    adictólogo

    Editorial Grijalbo.

    Anatolio Muñoz Jofré, 58 años,
    casado, dos hijos, médico adictólogo. Signo Leo, le
    gusta el verde y el tenis. Admite que su frustración es
    trabajar mucho y que su sueño es tener una clínica
    de adicciones
    más grande y con mejores recursos. Es
    propietario de la Clínica Flor de Maipo, en Buin, y un
    destacado siquiatra especializado en el tratamiento de la
    adicción. Tiempo de limpieza: toda la vida.

    TESTIMONIO

    Sin ser adicto ni alcohólico, desde que
    comencé a trabajar en alcoholismo y
    drogadicción, estoy abstemio completo hace
    17 años: no bebo ni fumo. Viví en Estados Unidos y
    tuve clínicas de rehabilitación. He viajado mucho a
    México, dando asesorías, charlas y participando en
    congresos sobre adicciones.
    Actualmente, dirijo en Buin la clínica Flor de Maipo,
    realizando terapias con adictos. Soy especialista en el
    tratamiento de enfermedades adictivas,
    certificado por "American Board" de Medicina Interna y Sociedad
    Americana del Alcoholismo,
    Cocainismo y otras Adicciones.

    Decidí dedicarme a la rehabilitación por
    un designio del destino, pero también por un
    interés social. Yo tengo una historia de alcoholismo
    familiar muy grande: el 70 u 80 por ciento de mis parientes son
    alcohólicos. Por otra parte, cuando yo tenía seis
    años, recuerdo que mi padre hablaba maravillas de unos
    médicos que trabajaban en alcoholismo, de modo que
    probablemente eso influyó para que siempre pensara en ser
    médico en adicciones. Al comienzo no me atrevía,
    hasta que finalmente me atreví, en una época en que
    la adicción era mal mirada. Me puse a trabajar en esto y
    me gustó hasta el día de hoy.

    Considero que un Centro Integral de
    Rehabilitación debe atender dos aspectos, porque existen
    formas de tratamiento secuencial, es decir, primero, la parte
    siquiátrica y después la parte
    físico-adictiva. En esto debe trabajar gente que entienda
    el aspecto psiquiátrico de la adicción.

    La diferencia de mi centro de rehabilitación con
    otros que existen en Chile es que
    seguimos la filosofía de los Doce Pasos, que es el
    corazón
    del tratamiento, aunque está mal traducido al español,
    porque en realidad se llama los Doce Peldaños. Hacemos
    hincapié en la participación intensa de la familia,
    del perro y del gato. Lo importante es que todos se involucren
    para salir adelante y crecer interiormente. Buscamos lo mejor de
    cada modalidad de tratamiento para hacer un todo
    efectivo.

    No creo que la rehabilitación sea un negocio
    rentable. Yo tengo invertido bastante dinero, pero si trabajara
    en Santiago exclusivamente en una oficina,
    ganaría más, y más todavía si
    trabajara como internista. Lo que sí sé es que
    darle alegría a la gente que se está recuperando no
    tiene precio. Así soy feliz.

    Si se lograra descubrir un medicamento que curara la
    adicción, la mayoría de los adictos y
    alcohólicos que se han recuperado bien no lo
    tomaría. El problema no es sólo tomar un
    medicamento y ya, sino lograr un cambio en el
    estilo de vida, cambiar los defectos de carácter.
    El tratamiento no es una píldora, nunca va a ser una
    píldora.

    ENTREVISTA

    -¿Qué es la adicción para
    usted?

    -Para mí es una enfermedad que tiene muchos
    componentes, uno de los cuales es el genético, aunque no
    todos los adictos y alcohólicos son genéticos. Las
    adicciones se

    originan por herencia y por
    factores de ambiente familiar.

    -¿Qué se pierde con la
    droga?

    -La espiritualidad y la
    identificación.

    -¿Qué se gana con la
    rehabilitación?

    -Fundamentalmente: espiritualidad, que es la
    relación que tenemos con nosotros mismos, con otros seres
    humanos y con un Poder
    Superior, que algunos llaman Dios.

    -¿Cómo se logra el equilibrio en
    sanidad?

    -El equilibrio comienza con la abstinencia de drogas y
    de ahí viene un crecimiento espiritual. Creo a ojos
    cerrados en las fases de los Doce Pasos de Alcohólicos
    Anónimos (AA). Esto cubre todos los aspectos
    sicológicos y psiquiátricos que han sido afectados
    por la adicción.

    -¿Cuáles son las herramientas
    para no recaer?

    -Las herramientas básicas son una vida familiar,
    espiritual, intensa, conocer su adicción bien, saber
    qué son las recaídas y cómo
    evitarlas.

    -¿Cuál es el gran dolor de un
    drogadicto?

    -Me gustaría decir la autoestima,
    pero muchos comenzaron con poca autoestima. El
    dolor es saber que algo los controla, no poder evitarlo
    y haber perdido la relación consigo mismo, el amor por la
    vida. La vida de los adictos se transforma en un
    desastre.

    -¿A qué le tiene miedo un adicto
    usando?

    -No le tiene miedo a casi nada. Sólo tiene miedo
    de perder lo poco que le queda.

    -¿Cuáles son los rasgos de
    carácter de un adicto?

    -Falta de espiritualidad, deshonestidad, ira más
    que rabia, soledad, falta de empatía, poca
    comunicación o ninguna.

    -¿Y las virtudes de un
    rehabilitado?

    -Las virtudes son enormes, comienza por rendirse y por
    un contacto gigantesco con él mismo. Las virtudes de un
    rehabilitado son mucho mayores que las de una persona que nunca
    ha estado en tratamiento.

    -¿Qué hay que hacer para paliar el
    problema de la droga en el mundo?

    -Existen muchos aspectos: el legal, la
    prohibición, meter preso al que trafique. Todos son
    problemas serios, pero debería comenzarse con la educación en las
    escuelas, con los niños y
    con los hijos de los adictos o de matrimonios
    disfuncionales.

    -¿Está de acuerdo con legalizar las
    drogas?

    -Completamente en desacuerdo, porque sería
    peor.

    -¿Qué es más importante:
    prevención, control o
    rehabilitación?

    -Es difícil responder. Hay prevención
    primaria, secundaria, terciaria. La terciaria es la
    rehabilitación. Las tres tienen que ir de la mano, pero
    ojalá fuera suficiente sólo con la
    prevención.

    -¿Quiénes son más eficaces como
    terapeutas, los adictos rehabilitados o los profesionales
    puros?

    -La experiencia de Estados Unidos
    dice que se debe tener mitad y mitad. El rehabilitado, aun cuando
    tenga muchos conocimientos sicológicos y
    científicos, es incapaz de mantener al adicto sin usar.
    Ahí debe entrar entonces gente que tiene mayores
    conocimientos: los médicos y los siquiatras.

    -¿Cuál es el error del Estado en el
    tema de las drogas?

    -Creo que se les pasó el tiempo. Hubo un momento
    en que pudieron haber hecho algo. En Chile tenemos un problema
    serio, porque este es un país de alcohólicos, de
    gente que toma tranquilizantes, pepas, y fuma marihuana en
    cantidades enormes. Están todas las condiciones para ser
    un país con serios problemas y los tenemos. En Chile se
    consume quetamina y la heroína ya llegó, aunque por
    suerte el consumo no ha cundido mucho. Debiéramos habernos
    dado cuenta hace 50 años del problema que venía. La
    verdad es que no sé como parar el problema de la
    droga.

    -En esta materia,
    ¿qué tipo de cultura
    tenemos en Chile?

    -Aquí tenemos una cultura etílica, una
    cultura de Valium, de pastillas para adelgazar o para
    engordar.

    -¿Qué importancia le atribuye a los
    padres en el proceso de rehabilitación de los
    adictos?

    -Un papel
    fundamental. Nosotros hicimos un estudio en Estados Unidos en que
    tratamos primero a los padres que a sus hijos adictos durante un
    mes. Un 40 por ciento de los pacientes adolescentes
    dejó de ir a las terapias, pero, al cambiar los padres,
    cambiaron los hijos y se estabilizó la convivencia
    familiar. La familia, el entorno, es lo más importante
    para salir adelante

    -Despídase con un mensaje para los adictos que
    están sufriendo.

    -El mejor mensaje para ellos es: un día a la vez.
    Que se levanten en la mañana y hagan un propósito
    para el día: no usar, no beber. A pesar de que ese
    día puede ser horrible, será maravilloso porque no
    han bebido, ni se han drogado. No habrán días
    peores que los del pasado, pero minuto a minuto, hora a hora,
    lograrán crecer y ser felices.

    María Cristina Navarrete: 19 años, en
    rehabilitación

    María Cristina Navarrete Suárez, 19
    años, cursó hasta Tercero Medio. Es del signo Virgo
    y su color favorito es
    el rojo. Le gustan los tomates rellenos y escribir.
    Frustración reconocida: haber perdido de los 15 a los 18
    años de edad en tonterías. Su sueño es
    capacitarse como terapeuta y ayudar a quienes buscan salir de las
    drogas. Sigue su proceso de rehabilitación en Hogares Crem
    y ha logrado permanecer 18 meses sin consumir
    sustancias.

    TESTIMONIO

    En mi familia somos cuatro: papá, mamá, mi
    hermana menor y yo. Mis familiares por parte de mamá viven
    en Chillán y tenemos muy poco contacto, mientras que con
    la familia de mi papá hay cero contacto. Mi papá es
    obrero y fue el único que salió del hoyo de
    la pobreza. De
    chica fui muy introvertida, y me gustó siempre escribir
    cuentos,
    pintar, dibujar. Me gustaba todo lo que tiene que ver con el
    arte, el
    cine, etc. A
    los siete años, mi mamá llevó a una colega y
    a su hijo a vivir a nuestra casa. El hijo tenía trastornos
    mentales y abusaba sexualmente de mí. Yo era muy
    tímida y nunca hablé de los ultrajes. Mi
    mamá parece que no se daba cuenta…

    Mi papá estuvo siempre ausente -trabajaba fuera
    de Santiago- lo que me afectó bastante, porque yo
    sentía mucho la necesidad de tenerlo; no tengo ahora una
    relación física con él, pero la
    relación emocional es muy fuerte.

    Las drogas las probé por curiosidad a los 12
    años. Mi primera experiencia fue con la marihuana, en el
    colegio, que era muy alternativo y al que incluso se podía
    ir con ropa de calle. Me pillaron, pero me dejaron condicional,
    sólo porque era excelente alumna; ellos no le dieron mucha
    importancia, y yo tampoco. A los 15 años probé el
    alcohol. Ahí me fui a pique. Consumía cualquier
    cosa que viniera y que me hiciera salir de la realidad:
    tonariles, neoprén, jarabes, cualquier cosa que me dejara
    en un estado que no me importara nada. A los 16 años tuve
    una gran depresión
    y cambios severos de personalidad.

    Por mi timidez, me refugié en las drogas. Yo era
    muy testaruda y mi mamá no sabía cómo
    controlarme. Luego me metí a punk. Estuve dos años
    viviendo en la calle, y a veces llegaba a mi casa solamente a
    comer y ducharme. Mi mamá estaba histérica yendo al
    siquiatra, mientras mi hermana menor aperraba sola. Yo estaba en
    mi mundo de Bilz y Pap.

    Ser punk tiene mucho que ver con ir contra la sociedad.
    Me junté con gente que asaltaba, que tenían lugares
    específicos donde se juntaban. En ese mundo comencé
    a conocer más drogas. Me identifiqué mucho con los
    punk, porque estaba como rebelada, tenía mucha rabia por
    muchas cosas. Siempre había sido la niña perfecta y
    me aburrí de eso, de esa pantalla. Con las drogas me
    liberé y fue como un castigo para mi familia. Les dije:
    "Déjenme tranquila, soy lo que soy". Tenía ganas de
    morirme, de desaparecer.

    A los 16 años conocí a un amigo, que
    después fue mi pololo, y llegué a estar más
    reventada que él. La onda punk es súper absorbente.
    Se maneja toda una imagen: bototos
    de milico, pelos de colores,
    chaquetas de cuero, escuchando música agresiva. En las
    tocatas, lo único que hacíamos era pegarnos:
    "pegar, pegar, que el mundo se va a acabar".

    Pero ya me sentía súper mal. Sentía
    que la gente con la que estaba no me apoyaba en nada, aunque
    siempre dentro de todas mis voladas tuve algún momento de
    lucidez en que me decía que ese trajín no era lo
    mío. Me metí en un mundo del cual no podía
    salir. Para un Año Nuevo me desaparecí cuatro
    días. Anduve por todos lados, y mi mamá,
    desesperada, salió a buscarme con los pacos. Una noche, en
    que incluso me habían pegado en la calle, llegué de
    madrugada a mi casa, entré por la ventana de mi pieza y me
    acosté en mi cama, como si nada. Entró mi
    mamá a la pieza, me vio y dijo: ¡Basta, esto no
    puede seguir!. De inmediato ella hizo contactos con comunidades
    terapéuticas y clínicas, que no podíamos
    pagar.

    Un día, a las nueve de la mañana, mi
    mamá me despertó y me dijo que íbamos a ir a
    un lugar donde me ayudarían a salir de la droga. Fui para
    no hacer más atado, porque igual no estaba ni ahí
    con ir. Me llevó a Hogares CREM, donde me dijeron que, si
    seguía así, terminaría en la cárcel,
    en un hospital o muerta. Lo pensé y dije: ¡Tienen
    razón, yo quiero seguir viviendo!. En el fondo de mi
    corazón quería salvarme, y me
    quedé.

    Al día siguiente no hubiera vuelto: era
    ¡ahora o nunca!. Tenía una angustia terrible,
    pensé que no iba poder. Ahora llevo 18 meses limpia y
    deseo ser terapeuta.

    ENTREVISTA

    -¿Qué es la adicción para
    ti?

    -Esencialmente es un escape para poder aliviar
    problemas. Es lo más fácil y se supone que lo pasai
    la raja. No se toma en cuenta que después viene el
    bajón, la depresión. La droga es el escape
    más fácil.

    -¿Qué perdiste con las
    drogas?

    -Perdí a mi familia. Yo afortunadamente no
    perdí tantas cosas exteriores. Lo que más
    perdí fue mi dignidad, las ganas de vivir, el valor de la
    vida. Eso fue lo que más me atormentaba.

    -¿Qué ganaste con la
    rehabilitación?

    -Gané todo lo que había perdido,
    gané a mi familia. Ahora me siento orgullosa de lo que
    soy. Me siento con la frente en alto y nadie me puede venir a
    decir ¡eres una drogadicta tal por cual!.

    -¿Qué hay que hacer para abandonar la
    droga?

    -Un tratamiento. De este hoyo cuesta mucho salir
    sola.

    -¿Se puede ser feliz sin
    drogas?

    -Sí, de hecho una es mucho más feliz sin
    drogas. Igual pasas por problemas, pero somos capaces de
    resolverlos. Ahora me siento feliz, porque conozco gente que
    nunca pensé que conocería, y los adoro, los quiero.
    Son mi segunda familia.

    -¿Cuál sería tu mensaje para los
    adictos activos?

    -¡Qué difícil! Creo que el primer
    paso es darse cuenta de que estás enfermo, que
    estás mal. Lo penca es que el drogadicto dice: "No, yo lo
    dejo cuando quiero", "No, sólo son unos años de
    carrete y luego lo voy a dejar". Pero uno sabe que eso no
    funciona. Hay que ser perseverante y sacarse la cresta para
    cumplir las normas. La
    voluntad es lo más importante, y el drogadicto carece de
    voluntad. El adicto se refugia, se esconde, se escapa, y por eso
    yo le preguntaría al adicto: ¿hasta cuándo
    vas a escapar?, ¿quieres morirte a los 25 o a los 30
    años, siendo infeliz? Piénsalo. Con droga somos la
    última mierda del mundo.

    Norma Butcher: madre de un adicto
    rehabilitado

    Testimonio extraído del libro "Cuerpos
    Limpios" de León Pascal.

    Editorial Grijalbo.

    Norma Butcher Skármeta, 54 años, tiene
    tres hijos y un nieto. Estudió cinco años de
    sicología. Pertenece al signo Sagitario y le gusta el
    color verde, comer guisos, los trabajos manuales y la
    decoración. Es dueña de la Corporación
    Terapéutica Internacional Procambio (Curacaví). Su
    mayor frustración derivó de la adicción que
    padeció su hijo Alejandro. Sueña con instalar un
    Centro Abierto de acogida para adictos enfermos de Sida y adictas
    adolescentes con embarazo
    precoz.

    TESTIMONIO

    Viví lo que le sucede a muchas mamás, esa
    tendencia innata a confiar. Si una no confía en sus hijos,
    ¿en quién puede confiar? Cuando se piensa que la
    libertad de
    los hijos es importante para su desarrollo,
    simplemente les damos oportunidades. A veces, las mamás
    somos poco objetivas, no sabemos que los hijos tienen problemas y
    somos ciegas por el lazo afectivo. El mundo exterior -fuera de la
    casa, de las amistades conocidas y del entorno familiar- es muy
    frío, indiferente. Si un muchacho empieza a incursionar en
    la droga nadie va a pensar que se puede dañar, cambiar su
    realidad y dañar a su familia. El joven sabe que eso es
    indebido, que está haciendo algo escondido, pero uno no lo
    alcanza a identificar.

    Se ven cambios, pero como son jóvenes, como madre
    lo atribuyes a cosas de la edad, que es flojito por la adolescencia,
    que come más por el crecimiento, que no está siendo
    ordenado porque se identifica con ídolos desordenados,
    etc. El muchacho es social, conoce a tanta gente, por aquí
    y por allá. Uno peca de ingenuidad, hasta que comienzan a
    aparecer los llamados condoritos, la farra, el mal rendimiento en
    el colegio, las mentiritas cuando dice que va a un lado y no va.
    Todo es ambiguo.

    Empiezas a darte cuenta de que tu hijo está
    cambiando mucho, que ya no es el mismo, que la
    comunicación espontánea, de persona a persona,
    comienza a dañarse. Hay como un velo entre medio que no
    deja que eso sea expedito, cercano, tibio.

    En el caso nuestro, llegó un momento en que
    Alejandro empezó con el trago, la marihuana, una especie
    de espiral sin fin. Cuando nosotros nos dimos cuenta fue como un
    chancacazo. Un día encontramos en el escritorio del
    papá una carta en la que
    nos decía que se iba por dos o tres días con una
    niña fuera de la ciudad. Era algo que nunca había
    hecho, y menos en esa forma, y que podía haberlo
    comunicado personalmente. Nos dimos cuenta de que algo no
    funcionaba, que algo no encajaba. Era inaudito que nos hiciera
    eso e inmediatamente me puse en movimiento.
    Llamé a fulanito y menganito. Descubrí que todos lo
    tapaban, lo encubrían, pero un amigo fue más
    blando, me vio desesperada y yo fui incluso amenazante con
    él. Me dio un teléfono. Llamé y casualmente
    contestó mi hijo Alejandro en muy mal estado. Le dije que
    se viniera inmediatamente a la casa.

    Llegó en condiciones deplorables, muy mal, e
    inmediatamente hice lo que los padres estiman correcto. Con mi
    marido consultamos a un siquiatra, quien nos dijo que
    había un problema de comunicación. Nunca
    habíamos tenido problemas de comunicación, porque,
    como familia, somos espontáneos, muy de compartir. Yo le
    dije: ¡Doctor, ese no es el problema: el problema es la
    droga. Mi hijo ha cambiado por la droga!. Con todo el dolor de mi
    alma, le dije también: "Es posible que mi hijo haya hecho
    una adicción con la droga".

    Apenas salimos de la oficina del
    siquiatra llamó a un reeducado, un ex adicto, quien a los
    cinco minutos estaba en la casa. Habló a solas con
    Alejandro y bastaron 20 minutos para que mi hijo decidiera
    someterse a tratamiento. Estuvo dos años en
    rehabilitación y ha cumplido ya tres años y medio
    limpio, sin consumir drogas.

    Me entregué absolutamente a él, al saber
    que mi hijo tenía problemas de poli-abuso: marihuana,
    alcohol, pepas, etc. Durante el tratamiento observé un
    cambio tajante, claro, enternecedor. Alejandro empezó a
    crecer como persona, a tener talento y estabilidad. Maduró
    emocionalmente.

    Por mi parte, viví un proceso personal muy
    interesante. Comencé a descubrir un mundo desconocido.
    Empecé a preocuparme del problema, a saber más, a
    no quedarme solamente con lo que sentía. Fui más
    allá y me involucré mucho en la comunidad.

    Fueron dos años de un proceso personal muy lindo.
    Me fui transformando poco a poco en una terapeuta. Venían
    mamás nuevas y yo las acogía, las ayudaba a hacer
    este doloroso camino. Me puse la camiseta y adquirí un
    compromiso muy grande: rehabilitar. Así, instalé
    este centro, Procambio. Sigo creciendo, sigo trabajando con los
    padres que llegan angustiados, frustrados, desesperados. porque
    no saben cómo manejar esto y no soportan lo que sienten
    internamente. En ese diálogo de
    padre a padre, yo les trato de dar paz. Trato de abrirles una
    puerta y darles un poquito de optimismo dentro de todo ese
    desastre que sienten. Les muestro que yo pasé por eso y
    que tengo a mi hijo sano. Alejandro trabaja ahora conmigo y ha
    llegado a convertirse en modelo para
    los hijos de muchos padres. He fundado otras comunidades
    pequeñas, he asesorado clínicas, hasta que hicimos
    realidad esta comunidad, muy
    grande, muy digna, muy integral.

    ENTREVISTA

    -¿Cómo definiría la
    adicción? ¿Cómo se
    manifiesta?

    -La adicción es una enfermedad crónica,
    muy difícil de manejar. La persona que la padece tiene que
    armarse de nuevo y construir mecanismos o herramientas para ser
    preventivo consigo mismo el resto de su vida. Es una enfermedad
    que se manifiesta de muchas maneras. Lo primero que ataca es la
    estructura de
    personalidad, porque la droga desorganiza las estructuras
    internas y externas. Potencia todo lo
    malo. Los síntomas son infinitos: la inmediatez, la
    impulsividad, la irreflexión, la frialdad, la callosidad
    afectiva, etc.

    -¿Qué se pierde con la
    droga?

    -Principalmente, la identidad. No
    hay un enlace entre como Žramos antes y como somos ahora.
    Existe pérdida de transparencia, de humildad,
    de la capacidad de sentir y amar. Se pierde la capacidad de
    experimentar sensaciones naturales y no
    químicas.

    -¿Qué ha significado para usted tener
    un hijo drogadicto?

    -Un dolor y un desafío muy grandes. Mi primer
    sentimiento fue preguntar ¿por qué a mí?
    Después de hacer este largo camino, puedo decir que amo
    más que nunca a mi hijo. Él ha crecido como
    persona, porque quien ha sufrido tiene después una
    capacidad de generosidad muy grande. La gente crece a
    través del dolor. Los adictos son pioneros
    generosos.

    -¿Qué es lo más importante
    durante la rehabilitación?

    -Creo que aparte de la abstinencia, saber trabajar con
    uno mismo, interiorizarse, saber identificar por qué se
    siente eso y poder modificarlo. Así se logra la
    estabilización y se evita la
    descompensación.

    -¿Cómo es posible salir de la droga?
    ¿Con dinero?

    -No, no. Se puede salir de la droga en una choza o en
    una infraestructura esplendorosa. Importante es el proceso que
    tiene que vivir la persona que padece la enfermedad, para
    encararla y lograr descubrir lo que no quiere descubrir. La droga
    daña terriblemente la autoestima.

    -¿Cuánto tiempo piensa que
    estará limpio su hijo?

    -Como es una enfermedad crónica, va a estar
    limpio todo el tiempo que él esté en
    sintonía, renueve su compromiso todos los días y
    cada día sea capaz de quererse, de cuidarse. Él
    mismo debe ser el preventivo.

    -¿Qué es más importante,
    prevención o rehabilitación?

    -Ambas cosas son importantes. Si no hay
    prevención, debe haber m'as
    rehabilitación.

    -¿Qué les diría a sus
    madres?

    -Que sean fuertes y consistentes.

    -¿Qué perdió usted con la
    drogadicción de su hijo?

    -¿Qué perdí yo? Importante
    pregunta. Perdí la ingenuidad.

    -¿Qué ha ganado con el proceso de
    sanidad de su hijo?

    -Fortaleza.

    -¿Qué papel puede
    cumplir la madre para sacar adelante a un hijo
    adicto?

    -Un papel incomparable, muy grande. Somos manos amigas
    que sacamos a nuestros hijos del pantano para que crucen por un
    puente al valle fructífero de la vida.

    -¿También tocan fondos los familiares
    de adictos?

    -Sí, tocan fondo emocional, afectivo, porque es
    como un terremoto interno, pero cuando se logra reconstruir,
    puedes hacer las cosas mejor que antes. Se puede construir
    más sólido, más bonito, más
    permanente y consistente.

    -¿Qué efectividad ofrece este centro de
    rehabilitación?

    -Somos muy buenos. Siempre existe un porcentaje de
    personas que no termina la rehabilitación, pero los que
    sí continúan el tratamiento y hacen el seguimiento
    salen adelante. Somos un centro integral de primera. Las personas
    quedan preparadas para enfrentar la vida afuera.

    -¿Qué pasará con el consumo de
    drogas en el próximo milenio?

    -Esto crece y crece, lamentablemente.

    -¿A qué le tiene miedo?

    -Tengo miedo de que la humanidad no tenga conciencia de
    todo el daño que se puede hacer la gente a sí
    misma.

    -Despídase con un mensaje para los adictos
    activos.

    -Sean fuertes, humildes. Entréguense. Sean
    capaces de pedir ayuda. Al adicto no se le rechaza como persona,
    se le rechaza por sus actitudes y si
    esas actitudes cambian, a través del tiempo, siempre van a
    ser queridos y aceptados.

    Raimundo García: publicista

    Raimundo García Mujica, 44 años, tres
    hijas. Publicista. Es un Libra. Su hobbie preferido es ver
    televisión. Le gusta la carne y el color
    azul. Tiene dos años y medio limpio.

    TESTIMONIO

    -Soy el menor de cuatro hermanos. Con mi hermana tengo
    ocho años de diferencia y tuve una infancia grata
    hasta los diez años. Después comenzaron los
    quiebres familiares, las crisis
    económicas. Mi hermano mayor desarrolló esquizofrenia, y
    eso produjo un descalabro familiar.

    Cuando mi padre anciano dejó de ser proveedor, mi
    mamá, con 22 años de diferencia con él,
    tomó las riendas monetarias del hogar. Ella, a los 40
    años, floreció como ama de casa, periodista,
    pintora. Participó en el primer programa
    literario de la
    televisión chilena. Hubo un giro interno en todo el
    quehacer hogareño.

    Mi primer contacto con la droga fue con el alcohol. A
    los siete años, en una reunión social que hubo en
    la casa, me tomé los conchos de los vasos de los invitados
    y me emborraché como piojo. Siempre contaban la
    anécdota como algo divertido. A los diez años
    bebía con un vecino amigo, y en una oportunidad entre los
    dos nos tomamon una botella de whisky. Me saqué la cresta,
    me rompí el hocico y se produjo un gran escándalo
    con mis papás. "¡Este niñito no tiene
    arreglo!", dijo mi padre.

    A los 15 años me dí cuenta del efecto que
    me producía el alcohol: se me ponían las patas como
    lana, sentía un gran relajo y una gran soltura de
    personalidad. En público me sentía muy
    participativo. Comencé a excederme en los consumos. Con un
    amigo mayor tomaba cerveza
    después de almuerzo en una fuente de soda, era una picada
    que teníamos.

    En el colegio, en el Liceo 11, tuve mi primera patota de
    amigos y experimenté una realidad nueva. Antes
    había estudiado en un colegio privado, que era una
    cúpula de cristal. En el liceo, en cambio, descubrí
    el mundo, la realidad de la calle, tenía amigos de todos
    los estratos sociales. Tuve una vida tremendamente liberal,
    pasábamos en paro, sin clases. Eran los años 70 con
    Salvador Allende como Presidente.

    Con un amigo que bailaba en "Música Libre"
    probé mi primer cigarrillo de marihuana, me volé y
    me dio mucha rabia. Boté el paquetito al canal San Carlos.
    "¡Huevón, esta huevada no puede ser, nos vamos a
    destruir la cabeza!", le dije a mi amigo. Pasó un buen
    tiempo antes de volver a fumar pitos. Con la patota nos
    juntábamos los sábados después de almuerzo.
    Ahí nos conseguíamos los ritalines, el pisco y la
    marihuana. Cada uno llegaba con los datos de las
    fiestas. Al principio, establecimos la regla de oro: siempre uno
    del grupo se tenía que mantener sano para manejar el auto
    y llevar al resto. Eso funcionó un poco al comienzo,
    porque después estábamos todos arriba de la pelota.
    Empezó a ser un consumo frecuente, entre semana y fines de
    semana, en el colegio, en el patio, en el parque, en todos lados.
    Fumábamos "zepelines". Andaba muy entretenido, a doble
    filo, me desconectaba del mundo y me cagaba de la
    risa.

    En 1973, a lo 17 años, yo no tenía plata.
    A través de mi hermana me contacté con un
    periodista, un corresponsal extranjero, y comencé a
    trabajar como camarógrafo. Las filmaciones eran
    súper estresantes. Me contacté con otra realidad
    fuerte: las manifestaciones, los tiroteos, las tomas de terreno,
    Patria y Libertad y sus amenazas. Me asusté mucho. Ganaba
    buen billete, en dólares, y me sentí grande con
    tanta plata. Ayudaba a la familia de un amigo y daba plata en mi
    casa. Ahí empezó un consumo fuerte de alcohol.
    Después de trabajar, nos íbamos a chupar al
    "Chancho con Chaleco".

    Vino el golpe de Estado.
    Tenía 18 años y decidí irme a vivir a
    Argentina,
    arrancarme por seguridad, aunque
    no pertenecía a ningún partido político. En
    el avión lo primero que hice fue tomarme un copete.
    Sentía una sensación de desolación.
    ¿Por qué tenía que irme del país? Yo
    no tenía nada que ver con lo que pasaba, sólo era
    un testigo que registraba hechos con mi cámara.
    Llegué a Argentina.
    Compartíamos una casa con una prostituta, pero nunca me
    acosté con ella; éramos sólo amigos y
    algunas veces salimos a beber. Pude volver a Chile gracias a una
    movida familiar. Fui al Diego Portales a pedir mi credencial de
    corresponsal extranjero, pero me dijeron que estaba en una lista
    negra y que nunca me darían autorización para
    trabajar. Eso duró hasta el último día de la
    dictadura.
    Trabajé clandestinamente con unos alemanes, a quienes
    vendí imágenes
    de los presos en el Estadio Nacional, imágenes
    exclusivas: fui de los primeros camarógrafos en
    filmar hechos como esos.

    A los 23 años me casé. Tuve tres hijas
    preciosas. Mi mujer comenzó a llamarme la atención
    de que tomaba mucho, que tenía tufo, y no deseaba tener
    relaciones sexuales. Una etapa muy dolorosa y sufrida fue, por
    otra parte, la muerte de mi
    hermano mayor que padecía de esquizofrenia. Un
    viernes llegó a mi casa, reclamando por su
    situación de enfermo y diciendo que lo marginaba la
    sociedad. Había dejado de tomar sus remedios. Le dije en
    broma que, si no era capaz de integrarse en la sociedad, que
    mejor se matara. Nos tomamos una botella de pisco juntos. El
    domingo siguiente se suicidó, tirándose desde un
    cuarto piso. Eso me generó un complejo de culpabilidad, me
    sentí responsable de su suicidio, aunque
    yo no era culpable de su locura.

    Al mes, mi hermana se realizó una
    operación muy simple; le dio un paro respiratorio,
    quedó en estado de coma y a los tres días
    murió. Con todo esto, mi madre se descompuso, y
    cayó con un cáncer fulminante; se entregó a
    la muerte y falleció. A los cuatro meses, mi padre, ya
    viejito, murió de pena. En un año perdí
    cuatro familiares. Esto me dejó una huella muy grande. Yo
    no lloré nunca a mis muertos. La situación
    emocional me condujo a un mayor consumo de cocaína y
    alcohol.

    ¡A la mierda con todo, voy a dedicarme a morir!,
    me propuse.

    Vino el caos. Una de mis tocadas de fondo fue obligar a
    mi mujer a tener relaciones sexuales, lo que de hecho fue una
    violación. Seguí consumiendo y consumiendo.
    La
    drogadicción ya era un hábito; empecé a
    engordar. Pasaron varios años, gané más
    plata, tuve poder y mucha inmadurez. Todos los días
    tomaba: en la casa, en la oficina, en los bares.

    Comenzó la crisis matrimonial, no existía
    comunicación. La relación con mi mujer se puso
    negra. Ella me dijo "¡No quiero más guerra,
    separémonos!". Me echaron de la casa. Lloré como
    loco. Tomé la decisión de fuga geográfica.
    En Chile me estaba muriendo. Terminé viviendo durante
    cuatro años en Colombia. A los
    dos años de vivir allá me dí cuenta de que
    empezaba a chupar a las 10 de la mañana, acostado en la
    cama. Estaba en un estado de locura, pensaba en cómo
    suicidarme y dejar un seguro de vida para mis hijas. Tenía
    un estado sicótico profundo. Existía cero contacto
    con la realidad. Vivía encerrado en el departamento con
    mucha paranoia. Me emparejé con una mina. Juntos
    consumíamos éxtasis y ácidos.
    Cada vez tenía un dolor más grande. Dolor, dolor,
    dolor. Me dí cuenta de que estaba loco y le dije a mi
    pareja que pensaba meterme a los grupos de Narcóticos
    Anónimos. Ella se subió al carro, y me dijo que
    también necesitaba ayuda. Así llegamos, un lunes a
    las seis de la mañana, a un grupo de N.A. que se llamaba
    "Pájaros Madrugadores". Luego volvimos a Chile y
    actualmente continuamos asistiendo a reuniones de
    Narcóticos Anónimos.

    ENTREVISTA

    -¿Cómo enfrenta cotidianamente su
    enfermedad?

    -Mirándome al espejo, recordándome que soy
    adicto.

    -¿Qué hace para no llegar a consumir
    drogas en casos de ansiedad extrema?

    -Al declararme y aceptarme adicto, ya tengo la
    rendición final. Se produjo una sensación de
    libertad tan grande, que hasta el día de hoy no siento
    compulsión por consumir drogas ni alcohol.

    -¿Teme que sus hijas caigan en lo mismo?
    ¿Qué hace para evitarlo?

    -Las llevé a conocer el programa de
    Narcóticos Anónimos. Pensé que eso era una
    vacuna suficiente de conciencia y que mis hijas iban a quedar
    liberadas de este cuento. Sin
    embargo, luego de mi ausencia de tantos años, me dí
    cuenta de que ya habían probado la marihuana, el
    cigarrillo y el alcohol. Una de mis hijas tiene actualmente
    problemas con drogas y está internada. Me costó
    aceptar que tengo una hija adicta, igual que yo. Estoy pegado al
    lado de ella, ayudándola a salir adelante, y sé que
    la voy a sacar de este rollo.

    -No se recomienda la relación entre adictos.
    ¿Cómo es su relación de pareja, siendo ambos
    adictos en rehabilitación?

    -Compleja. La relación entre personas no adictas
    es normal, pero entre adictos todo es anormal, se magnifican los
    problemas. Es muy difícil romper los códigos de la
    manipulación que usaba en la época de
    adicción activa.

    -¿Cuál fue el sentimiento durante su
    peor tocada de fondo?

    -Mucha pena. Un dolor enorme y un sentimiento de
    injusticia muy grande. No quería seguir sufriendo, pero ya
    no podía salir adelante. Andaba duro como
    ladrillo.

    -¿Cuáles son sus mayores
    defectos?

    -Mi genio.

    -¿Y sus virtudes?

    -Mi sabiduría de la vida luego de todo lo que me
    ha pasado. Tengo un conocimiento
    del género
    humano bastante bueno, amplio y asertivo.

    -¿Qué le diría al adicto que
    sufre?

    -Que siga sufriendo hasta que llegue el momento en que
    tome la decisión de salir adelante. El adicto que sufre es
    porque tiene la opción de la muerte, y yo le diría
    que elija la opción de la vida y se llene de
    esperanza.

    -¿Cómo solucionaría el problema
    de la drogadicción?

    -Principalmente con prevención. Como Estado no
    gastaría ni un puto peso en rehabilitación.
    Invertiría todo el presupuesto en
    educación.
    Las próximas generaciones deberían venir con el
    lavado de cabeza de que la droga es mala y mata.

    -¿Es realmente feliz?

    -Tengo momentos de felicidad, gracias a la lucidez que
    he logrado.

    -¿Cuándo fue la última vez que
    lloró y por qué?

    -Hace un mes. Salí con mis tres hijas y mi ex
    mujer a la playa. En el camino, cuando iba manejando el auto, me
    llené de pena, rabia y alegría.

    -¿Tiene un lema espiritual?

    -La respuesta la tiene uno.

    Clara María Romero

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