Fuerza y opinión
Primera parte
Quien diga que Noam Chomsky es el pensador
contemporáneo más influyente en la actualidad,
tiene razón. En su obra Miedo a la democracia
(1992), hace una insuperable revisión de medio siglo de
falsificación sistemática de los hechos, de
crímenes y de infamias fabricadas por el poder. Dice
textual, "El lenguaje es
un vehículo del pensamiento,
si falsificamos el lenguaje,
falsificamos el pensamiento", basta analizar los medios de
información masiva, para
comprobarlo.
Me he permitido, a manera de reconocimiento por su obra,
enumerar, a mi juicio los puntos más importantes que toca
en referencia al tema del control del
pensamiento a través de la propaganda. Y
agradecer por medio de éste foro, las contribuciones que ha
hecho en mi pensamiento.
En el pensamiento del siglo XVII, no obstante el avance en
la comprensión del mundo, gracias al desarrollo de
la ciencia
como tal, se reconoce que no hay en absoluto unas bases ciertas
para el
conocimiento, pero a la vez sí tenemos maneras de
lograr una comprensión fiable del mundo y de mejorarla,
para aplicarla.
Del mismo modo, en la vida normal, una persona razonable
confía en las creencias naturales del sentido
común, reconociendo al mismo tiempo, que
pueden ser limitadas o erróneas, y esperando mejorarlas o
alterarlas a medida que progresa la comprensión. David
Hume, descubrió que no había nada más
sorprendente que ver la facilidad con que los muchos son
gobernados por los pocos, y observar la sumisión
implícita con que los hombres renuncian a sus propios
sentimientos y pasiones ante los de sus gobernantes.
Cuando se investiga por que medios se produce esta
maravilla, se descubre que, dado que la fuerza esta
siempre del lado de los gobernados, los gobernantes no tienen
nada que los respalde, salvo la opinión.
Así pues, el Estado se
basa tan solo en la opinión, y esta máxima se
extiende tanto a los más despóticos como a los
más libres. El punto de vista de D. Hume explica por que
"las elites" estan tan dedicadas al control del pensamiento a
través del adoctrinamiento.
Walter Lippmann escribió, "Hay que poner al publico
en su lugar de modo que podamos vivir libres de los pisotones y
del rugido de una multitud desconcertada, cuya función es
la de ser espectadores interesados de la acción, no
participantes". Aun el gobierno
más despótico se basa habitualmente en cierto grado
de consenso, a pesar de que toda la fuerza del estado se
encuentra de su lado, y la abdicación de derechos es el sello de las
sociedades mas
libres, argumenta Noam Chomsky.
En la actualidad la apreciación de D. Hume ha sido
revisada y elaborada con una importante contribución, el
control del pensamiento es más importante para los
gobiernos "libres" y populares que para los estados militares. La
razón es sencilla y lógica,
un estado despótico puede controlar a la población mediante la fuerza, pero cuando
la pierde, se requieren otros dispositivos para impedir que las
masas ignorantes interfieran en las cuestiones publicas, que no
son asunto suyo.
La revolución
inglesa del siglo XVII suscita el despertar de la plebe en
general y a su vez el problema de cómo detenerla. Las
ideas libertarias de los demócratas radicales fueron
consideradas ofensivas por la gente respetable, estas ideas
favorecían una educación universal,
asistencia sanitaria garantizada y democratización de la
ley.
El historiador Clement Walker advirtió, "No puede
haber alguna forma de gobierno sin sus propios misterios, los
cuales deben ser ocultados a la gente corriente, la ignorancia y
la admiración que nace de la ignorancia son los padres de
la devoción y de la obediencia civil". Resulta peligroso,
insistía otro comentador histórico, que la gente
conozca su propia fuerza, la plebe no querrá ser gobernada
por un rey o el parlamento, sino por campesinos como nosotros,
que conocen nuestros deseos, y proseguía, nunca
habrá un mundo justo mientras nos hagan leyes caballeros
y señores, que son elegidos por temor y no hacen mas que
oprimirnos, y no conocen los males del pueblo.
Después de que los demócratas hubieran sido
vencidos, John Locke
comento "A los jornaleros y comerciantes, a las solteronas y a
las mozas de establo, hay que decirles que tienen que hacer, la
mayor parte de ellos no puede saber y, por consiguiente, deben
creer". Tales ideas gozan de amplia aceptación y
aplicación hoy en día, aun ésta doctrina de
Locke de que a la gente corriente debería negársele
incluso el derecho a discutir los asuntos públicos. Hoy es
puesto en la practica a través de varios medios para
protección de las operaciones del
estado por parte del análisis publico; Catalogar como secretos
de estado ciertos documentos bajo
pretexto de seguridad
nacional, operaciones clandestinas, etc.
Estas ideas sirven de marco, a propósito, en la
tarea profesional y a la responsabilidad de la comunidad
intelectual; Dar forma a los datos
históricos percibidos y a la visión del mundo
contemporáneo en interés de
los poderosos, asegurando así, que él publico
adecuadamente desconcertado, se mantenga en su lugar y cumpla con
su función de espectador.
El grueso del pueblo es una multitud atolondrada, bestias
en forma de hombres, es justo reprimirles, del mismo modo que es
justo salvar la vida de un persona "lunática" o
perturbada, incluso contra su voluntad. Si el pueblo es tan
depravado y corrupto como para conferir posiciones de poder y
confianza a gentes malvadas y que no lo merecen, ceden con ello
su poder a favor de aquellos que son buenos, aunque escasos,
Morgan (Inventing the people).
Los buenos y escasos pueden ser la pequeña
aristocracia, los industriales, el partido de vanguardia o
los intelectuales que se califican de expertos porque articulan
el consenso de los poderosos. Dirigen los imperios empresariales,
las instituciones
ideológicas y las estructuras
políticas, siendo útiles a varios
niveles. Su tarea es la de pastorear al aturdido rebaño y
mantener a la multitud en un estado de sumisión
implícita y, de este modo impedir la terrible perspectiva
de la libertad y la
autodeterminación.
Cuando los conquistadores españoles empezaron el
genocidio después del descubrimiento de
América, justificaron sus actos de terror y
opresión alegando que los nativos no eran capaces de
gobernarse a sí mismos, tal como si fueran bestias o
animales
salvajes, viendo que su comida no era más agradable y
apenas mejor que la de las bestias salvajes, y su estupidez,
mucho mayor que la de los niños y
los locos en otros países. Por consiguiente, la
intervención fue legitima (según la redacción de la historia de los vencedores),
con el fin de ejercer los derechos de protección, comenta
Todorov (The Conquest of América)
Lo mismo ocurrió en Norteamérica, limpiando
la plaga nativa, reduciéndolos de diez millones a 200 mil,
en un afán de civilizar y cristianizar, hasta que hayan
aprendido a respetar las armas de los
poderosos, pasando después a la más difícil
tarea, hacer que respeten sus intenciones.
El pensador político del siglo XVII Marchamont
Nedham, escribió, "Las propuestas de los demócratas
radicales darían lugar a que personas ignorantes, sin
cultura ni
fortuna, asuman la autoridad.
Dada su libertad, la tercera multitud eligiría a lo mas
bajo del pueblo, que se encargarían de ordeñar y
mutilar las bolsas de los ricos, tomando el fácil camino
hacia todas las perversiones, la maldad, la confusión y la
anarquía".
Lenin y Trotsky, poco después de hacerse con el
poder del estado en 1917, empezaron a desmantelar los
órganos del control popular, incluyendo los comités
de empresa y los
soviets, procediendo así a deteriorar y a vencer las
tendencias socialistas. Aquellos que subleven a la plebe y la
arrastran a asociaciones y combinaciones entre sí, contra
los hombres de gran valía, deben, por consiguiente, ser
reprimidos o eliminados.
Dicho como referencia al titulo de éste trabajo, al
imperio de los Estados Unidos de
Norteamérica, las preocupaciones relativas a los Derechos Humanos
estan correctos cuando pueden ser empleadas como arma
ideológica para minar a los enemigos o restaurar la fe
popular en la nobleza del Estado, pero no han de interferir en
sus propios intereses, tales como, dispersar y aplastar a la
insurrección, que forma organizaciones
contra los intereses de los hombres de la mejor "calidad". La
amenaza de la
organización popular que supone para el privilegio es
real en sí misma.
Puede haber un efecto de manifestación de un
desarrollo independiente bajo una forma que atienda a los males
del pueblo, y el temor de que éste "virus" pudiera
propagarse infectando a otros.
El secretario de Estado del presidente Woodrow Wilson, de
los Estados Unidos de Norteamérica, Robert Lansing,
temía que si la enfermedad bolchevique se extendía,
dejaría que el grueso ignorante e incapaz de la humanidad
dominara la tierra, los
bolcheviques estaban atrayendo al proletariado de todos los
países, a los ignorantes y mentalmente deficientes,
quienes por su numero, son llamados a convertirse en los amos, un
peligro muy real en vista del proceso de
agitación social que se esta desarrollando en todo el
mundo. Una vez mas, es la democracia, la terrible amenaza. Si el
"virus" bolchevique no era exterminado, temía, los
empresarios podrían tener que adaptarse a tener
trabajadores en sus juntas directivas, entre otros
desastres.
Los gobiernos de las personas de gran valía no deben
permitir que estos fanáticos, con sueños de
emancipación, disfruten de la libertad que ahora pretenden
destruir.
Estos temores de los hombres de gran valía del siglo
XVII se han convertido en un tema fundamental del discurso
político, de la practica empresarial y de las ciencias
sociales académicas.
El influyente moralista y consejero presidencial de asuntos
exteriores de los Estados Unidos de Norteamérica en la
época de Kennedy, quien fue, además, venerado por
el ideólogo de la política, George
Kenan, el Sr. Reinhold Niebuhr escribió; "La racionalidad
pertenece a los observadores tranquilos, mientras que la gente
corriente, no sigue mas razón que la fe, estos
observadores tranquilos, deben reconocer la estupidez del
hombre medio y
deben facilitar la fantasía necesaria y las
supersimplificaciones emocionalmente potentes, que
mantendrán a los ingenuos inocentes en el buen camino".
Como en 1650, sigue siendo necesario proteger a la persona
lunática o perturbada, a la chusma ignorante de sus
propias opiniones depravadas y corruptas, del mismo modo que uno
no permite que un niño cruce la calle sin vigilancia,
advierte Noam Chomsky.
Según los conceptos dominantes, no se produce
infracción de la democracia, sí unas cuantas
personas controlan el sistema de
información, de hecho, esa es la esencia de la
democracia. Edward Bernays, figura importante de la industria de
relaciones publicas de Norteamérica explico que "La
mismísima esencia del proceso democrático es, la
libertad de persuadir y sugerir". Lo que él denomina La
ingeniería del consenso.
Desde principios del
siglo XX, la industria de las relaciones publicas, en Los Estados
Unidos de Norteamérica, ha dedicado enormes recursos para
educar al pueblo, en lo que respecta a las realidades
económicas de la vida, con el fin de asegurar un clima favorable
para los negocios. Su
tarea es la de controlar el pensamiento publico, que constituye
el único peligro serio al que se enfrenta la empresa,
observo un ejecutivo de AT&T hace mas de veinticinco
años. Y hoy el Wall Street Jornal describe con entusiasmo
los esfuerzos concertados del mundo empresarial, para cambiar las
actitudes y
valores de los
trabajadores a gran escala, con
talleres de la nueva era y otros dispositivos
contemporáneos de adoctrinamiento y estupefacción
creados para convertir la apatía del trabajador en lealtad
a la empresa.
Edward Bernays dice nuevamente; "La manipulación
consciente e inteligente de los hábitos y opiniones
organizadas de las masas es un elemento importante en una
sociedad
democrática… Son las minorías inteligentes las
que precisan recurrir continua y sistemáticamente al uso
de la propaganda". Estas minorías comprendieron hace
tiempo que esta es su función.
Walter Lippman describió una revolución en la
practica de la democracia cuando, la fabricación del
consenso se ha convertido en un arte altamente
consciente y en un órgano regular de gobierno que se hace
llegar a las mayorías. Constituyendo un proceso natural
cuando no se puede confiar en la opinión publica. En
ausencia de las instituciones y de la educación,
mediante las cuales, el entorno esta bien informado que las
realidades de la vida publica destacan muy claramente frente a la
opinión egocéntrica, los intereses comunes eluden
por completo a la opinión publica, y pueden ser manejados
únicamente por una clase especializada, cuyos intereses
personales van mas allá del ámbito local, y pueden
así, percibir las realidades. Estos son los hombres de
gran valía, los únicos capaces de desarrollar la
gestión
social y económica.
Lippman prosigue y comenta en primer lugar que, el papel asignado
a la clase especializada, a los expertos, a los hombres
responsables, a los que tienen acceso a la información y a
la comprensión, idealmente deberían tener una
educación
especial para ejercer un cargo publico y deberían
dominar los criterios para resolver los problemas de
la sociedad. En la medida en que tales criterios puedan hacerse
exactos y objetivos, la
decisión política, que es su dominio, entra de
hecho, en relación con los intereses de los hombres. Los
hombres públicos, además, han de dirigir la
opinión y asumir la responsabilidad de la formación
de una opinión publica sólida. Ellos inician,
administran, establecen y deberían ser protegidos de
observadores ignorantes y entrometidos, del publico en general,
que es incapaz de lidiar con la esencia de los problemas.
En segundo lugar, prosigue Lippman, es la labor del
publico, que debe ser limitada. No corresponde al publico juzgar
los méritos intrínsecos de una cuestión u
ofrecer análisis o soluciones,
sino simplemente, en ocasiones, poner su fuerza a
disposición de uno u otro grupo de
hombres responsables. El publico no razona, investiga, inventa,
convence, negocia o establece, por el contrario, actúa
solo poniéndose del lado de alguien que esté en
situación de actuar ejecutivamente, una vez que ha pensado
sensata y desinteresadamente en el asunto en cuestión. Es
precisamente por este motivo que, hay que poner al publico en su
lugar. La multitud aturdida, que da golpes con los pies y ruge,
tiene una función, ser el espectador interesado en la
acción, mas no el participante. La participación es
deber de los hombres responsables.
Esta filosofía política de democracia
liberal, argumenta Chomsky, presenta una inconfundible semejanza
con el concepto
leninista de un partido de vanguardia que conduce a las masas a
una vida mejor, que no pueden concebir o construir solas. En
realidad, la transición de una postura a la otra, del
entusiasmo leninista a la celebración de los Estados
Unidos, ha demostrado ser bastante fácil a lo largo de los
años. Ello no es sorprendente, pues estas doctrinas tienen
origen similares, la diferencia decisiva reside en, una
valoración de las perspectivas para el poder, a
través de la explotación de la lucha popular de las
masas o del servicio a los
actuales amos. La clase especializada tiene la oportunidad de
gestionar los asuntos públicos en virtud de su
subordinación a aquellos que tienen el verdadero poder, en
nuestras sociedades, que son los intereses empresariales, los
dueños del capital, las
transnacionales.
El influyente científico político Harold
Lasswell explico en la Encyclopaedia of the Social Sciences, que
cuando las elites carecen del requisito de la fuerza para obligar
a la obediencia, los administradores sociales deben recurrir a
una técnica totalmente nueva de control, en gran parte a
través de la propaganda, añadiendo, debemos
reconocer la ignorancia y estupidez de las masas y no sucumbir a
dogmatismos democráticos acerca de que los hombres son los
mejores jueces de sus propios intereses. No lo son, y debemos
controlarlos por su propio bien.
El mismo principio guía a la comunidad empresarial,
otros han desarrollado ideas similares y las han puesto en
practica en las instituciones ideológicas: las escuelas,
las universidades, los medios de
comunicación populares, los diarios de la elite, etc.
Un desafío a estas ideas genera agitación,
incomprensión.
Recopilado y elaborado por:
Lic.en Psic. Arturo Falcón Becerril